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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS


ECONOMÍA AGROPECUARIA

TRABAJO EXTRACLASE
Integrantes:
• Sanmartin Nely
• Torres Carolina
• Trujillo Joffre
• Urena Luis
• Vera Adonis
• Zambrano Steven
• Zapata Mercedes
Fecha: 12/01/2021
Curso: 8VO Semestre “A”
Docente: Econ. Jessica Quezada.
Grupo: #6

METODOLOGÍA DE CADENAS PRODUCTIVAS


UNIDAD IV. ETAPAS DEL DISEÑO DE UNA ESTRATEGIA DE COMPETITIVIDAD.

1. CADENAS PRODUCTIVAS
CONCEPTO DE CADENAS PRODUCTIVAS
Las cadenas productivas son conjuntos estructurados de
procesos, se constituyen por agentes económicos
interrelacionados y por una sucesión de operaciones de
producción, transformación y comercialización de un
producto o grupo de productos en un entorno determinado.
La cadena productiva es el proceso que sigue un producto o
servicio a través de las actividades de producción, transformación e intercambio, hasta
llegar al consumidor final.

Tipos de cadenas productivas

• Cadena completa. Es una cadena productiva, compuesta por todos los elementos
(proveedores de insumos, sistemas productivos, agroindustria, comercialización,
mayorista y minorista y consumidores finales).
• Cadena incompleta. Es una cadena productiva con uno o más de los
componentes anteriores.
• Cadena integrada. Es una cadena productiva cuyo producto se constituye en
insumo para otra cadena.

Utilidad de la cadena productiva

La idea de una cadena productiva está centrada en las actividades necesarias para
convertir la materia prima en productos terminados y venderlos y, del valor que se le
agrega en cada eslabón.

Importancia de las cadenas productivas

Las cadenas productivas involucran todos los eslabones de la actividad desde los
fabricantes de insumos, maquinaria y equipos, hasta el producto final, sin dejar de lado la
parte de la comercialización, dado que el consumidor se constituye en el último eslabón.
La cadena identificada permite localizar los productos, procesos, las empresas, las
instituciones, las operaciones, las dimensiones y las capacidades de negociación, las
tecnologías y las relaciones de producción

El manejo de la cadena productiva también dependerá del tipo de mercado al cual vaya
dirigido. Las cadenas completas que tienen todos los eslabones desde los proveedores de
insumos, sistemas productivos, agroindustria, comercialización mayorista y minorista y
consumidores finales, generalmente relacionan la agricultura familiar comercial con la
agro-industria o los supermercados, mientras que las cadenas cortas incluyen un reducido
número de eslabones y se basan en la construcción de relaciones de confianza entre los
actores. En esta, normalmente, tienen mayor presencia los agricultores familiares en
transición, es decir, aquellos que combinan producción para el autoconsumo con
producción para el mercado, especialmente aquel en que participan directamente los
productores: la venta en mercadillos estables, venta a domicilio o ventas en la explotación
agraria.

Aporte de las cadenas productivas al desarrollo económico territorial rural

Las cadenas productivas han hecho un aporte positivo al desarrollo económico territorial
en zonas rurales, entendido ese desarrollo como el mejoramiento de las condiciones de
vida de la población, sustentadas en cambios hacia modelos de desarrollo más
incluyentes, basados en una mayor equidad en el acceso a oportunidades (capacitación,
condiciones de mercado, financiamiento), recursos (suelo, agua), medios de producción
(maquinaria, equipos, procesamiento para mayor valor agregado, infraestructuras), poder
(información, conocimiento, negociación, participación en decisiones).

Dentro de los principales aportes de las cadenas se pueden poner en relieve los siguientes,
entre otros:

• Visibilización del peso de las cadenas y los territorios.

La visibilización de las cadenas ligadas a un territorio les facilita ganar peso político y
económico a través del reconocimiento productivo.

• Potenciación de las reservas productivas locales.

A través del análisis participativo de cadenas productivas se pueden identificar los niveles
actuales de productividad existentes, cuáles son los nudos críticos que detienen su
despegue, en relación a problemas de mercado, tecnológicos, de capacitación o de
financiamiento.

• Dinamización de la economía y del empleo en el territorio.

El fomento a las cadenas productivas estimula el crecimiento económico, basado en un


mix de articularse a demandas de mercado crecientes con la vocación productiva actual y
potencial; es potestad de los actores que lideran el proceso darle una orientación más
inclusiva, en el sentido del acceso a oportunidades, recursos, medios de producción,
distribución de los beneficios

• Orientación de las infraestructuras y educación hacia la producción.


Los resultados que se desprenden del análisis de cadenas permiten a los actores públicos
priorizar las infraestructuras básicas para la producción, en función del peso específico
de su aporte al PIB territorial, pero también por su impacto social, lo cual es clave si se
sabe que los recursos son limitados

• Inserción del territorio en circuitos económicos nacionales/globales.

La inserción de los actores productivos del territorio rural en cadenas con compradores
fuera del mismo permite el acceso a mercados más grandes que estimulan la oferta local,
la innovación tecnológica tanto para incrementar productividad, como para mejorar la
calidad y la logística

• Contribución a la reducción sostenible de la pobreza.

El incremento de la productividad, calidad, volumen de producción, reducción de costos


unitarios, mejores condiciones de acceso al mercado, mecanismos más transparentes de
precios, menores costos de transacción, una logística más eficiente, certificaciones y
sellos para mercados de nicho, facilitan la obtención de mejores ingresos a nivel de
pequeños productores

• Fortalecimiento de la asociatividad y del tejido social local.

La eficiencia y efectividad de las cadenas productivas necesita la asociatividad, en todas


sus formas, no solamente la unión de los pequeños productores, sino entre ellos con los
otros actores en las cadenas y con los actores indirectos privados, así como con el sector
público en el nivel subnacional y del gobierno central

• Fortalecimiento de la identidad territorial.

Las cadenas productivas son también parte de la identidad cultural territorial, Así, ser
“ganadero” o ser “maicero” forman parte sustancial de la cultura, de hecho, la producción
es su sustrato material también. Un desarrollo adecuado de las cadenas debe contribuir a
fortalecer esa identidad cultural desde la dimensión productiva, pero en interrelación con
los otros elementos de la misma, como el carácter solidario de las relaciones humanas, el
amor a la naturaleza, el cuidado por los niños, las expresiones artísticas relacionadas con
la actividad productiva, en la gastronomía, el turismo, la recreación y la educación.

Desarrollo económico rural en el Ecuador.

1. El desarrollo rural en cuestión.


El desarrollo rural en el país tiene más de tres décadas de experiencias y pocos resultados
visibles. En efecto, si tomamos como indicador central la disminución de la pobreza, tal
como se plantea en casi todos los objetivos de los proyectos, se constata que ésta ha
continuado creciendo, lo que es un indicador de la poca efectividad de las intervenciones
públicas y privadas en desarrollo rural3. La hipótesis que desarrollamos en este trabajo
es que el desarrollo rural, tal como se ha venido implementando es una política que ha
topado techo y que no es más útil para cambiar las condiciones de la población rural más
pobre.

Las principales críticas a los proyectos de desarrollo rural tradicional impulsados tanto
desde el Estado como desde las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han sido
principalmente tres: se trata de enfoques sectorialistas, proyectistas y productivistas. No
se considera que la realidad rural es más compleja y dinámica de lo que frecuentemente
se admite, así, no existen únicamente actividades agropecuarias sino también otras como
el comercio, servicios, artesanía, construcción, etc., que responden a los niveles de
vinculación mercantil y de articulación regional de las zonas campesinas. De allí que los
enfoques sectorialistas (agropecuarios), son inoperantes especialmente cuando se aplican
en zonas de campesinos pobres o con pocos recursos. Los enfoques proyectistas, buscan
a toda costa cumplir con las metas diseñadas o programadas y no se ajustan a los ritmos
y procesos reales existentes en la sociedad rural. Las prioridades están dadas desde el
escritorio y en la mayoría de los casos no responden a las necesidades de los productores
rurales sino a las modas en boga del qué hacer en materia de desarrollo rural. Finalmente,
los productivistas, se centran en los resultados económicos por sobre cualquier otra
dimensión y para ello no importan los medios a utilizarse ni la efectividad de los mismos.
Esta es, por ejemplo, la medida con que se trabaja en la “transferencia de tecnología”: un
limitado número de ensayos, unas cuántas giras de observación, para finalmente
demostrar que se cumplió con el objetivo de un componente productivo del proyecto.

Estos enfoques dejan de lado el problema de la sostenibilidad que tal como se la acepta
actualmente, no incluye solo la dimensión ambiental, sino también la económica y la
social (Martínez Valle, 1997). A pesar de que se han realizado algunos intentos de trabajar
en la dimensión ambiental y económica, muy poco se ha hecho en la social, no obstante
existir buenas condiciones para ello, dado el incremento del nivel organizativo formal en
el ámbito rural sobre todo de la sierra. El desarrollo rural debería ser sostenible en el
sentido más apegado a la palabra, es decir que cuando se termine el financiamiento de un
proyecto, las acciones más importantes puedan seguir implementándose sobre la base de
la misma dinámica de los productores rurales y de sus organizaciones. Yo no encuentro
muchos ejemplos de proyectos sostenibles en el caso ecuatoriano.

Aunque no se ha logrado procesar toda la rica experiencia en desarrollo rural que existe
en el país, es evidente que donde más se han concentrado las acciones de desarrollo rural
estatal y privado, sorprendentemente, más se ha acentuado la pobreza entre la población
campesina. El caso paradigmático es sin duda Chimborazo, zona tradicional de
intervención de la Reforma Agraria y de la Misión Andina en los años 60, el Desarrollo
Rural Integral (DRI) en los años 70, el Programa Nacional de Desarrollo Rural
(PRONADER) y por supuesto de un gran número de ONG durante los 90. Según estudios
recientes, el 33 % de las ONG existentes en el ámbito nacional se concentran en esta
provincia y dentro de ella, el 20 % se ubican en el cantón Riobamba. A pesar de ello,
Chimborazo exhibe los índices más altos de pobreza (Bretón, 2001). El desarrollo rural
implementado con los paradigmas anteriormente señalados al parecer ya no es más
aplicable en el país.

DESARROLLO ECONÓMICO RURAL EN AMERICA LATINA

La evolución de la política macroeconómica y el desmantelamiento, más o menos


profundo según el caso, de los instrumentos tradicionales de apoyo al sector agropecuario,
sin que se hayan puesto en su lugar otros de igual o mayor eficacia, son parte esencial de
este desempeño insatisfactorio. Las brechas sociales entre la ciudad y el campo se han
mantenido y, en algunos países, se han ampliado. Al mismo tiempo, nuevos desarrollos
en los frentes de la democracia, en especial la descentralización y la participación
ciudadana, el cambio en las concepciones de la vida local que aquéllas implican, e
iniciativas aún dispersas de apoyo al desarrollo de los pequeños productores rurales, han
abierto puertas promisorias, sobre las cuales es posible construir una nueva política de
desarrollo rural en la región.

En términos de desarrollo agropecuario, el balance de esa etapa del desarrollo


latinoamericano dista mucho de ser insatisfactorio, tanto desde el punto de vista del
crecimiento y el aumento de la productividad como, especialmente, del desarrollo
institucional. El comportamiento de los precios es una consecuencia de los factores de
reducción que se espera predominen en la próxima década, especialmente el aumento de
la productividad.
Se proyecta que a fines de este siglo la población rural representará solo el 10 % de la
población total de ALC (América latina y el caribe), aunque en las zonas rurales se seguirá
concentrando gran parte de los recursos naturales de que depende la región para su
crecimiento. Sin embargo, si se considera el continuo rural-urbano, u otras formas de
definición de lo rural, así como los municipios pequeños o con menor densidad
poblacional, hay países en que hasta el 60 % de su población es considerada “rural”.

La pobreza opera como un mecanismo de reproducción de las brechas entre lo urbano y


lo rural que afecta el acceso a servicios básicos, salud, educación e infraestructura, entre
otros.

La bioeconomía, como enfoque de desarrollo y un nuevo paradigma tecno-económico de


producción y consumo, requiere que en ALC se construyan las condiciones políticas,
económicas y ambientales propicias para su desarrollo, tales como las siguientes:

a) La reformulación del papel de la agricultura en la economía y la sociedad.

b) El desarrollo de nuevos conceptos tecnológicos (por ejemplo, el de biorrefinería).

c) El cambio en las relaciones tecnológicas en cuanto a escala y requerimientos de


inversión.

d) El desarrollo de estándares para nuevos productos y para productos con calidades


diferentes, e) el cambio hacia un modelo económico más circular.

f) La consideración de la dimensión ambiental y la necesidad de internalizar costos y


externalidades en las decisiones de inversión y en los mercados.

Los países de ALC enfrentan un escenario mundial complejo, con menor crecimiento
económico, mayor volatilidad, restricciones comerciales y con la necesidad de actuar
frente al cambio climático.

Las proyecciones indican que el dólar probablemente se mantendrá fuerte en los próximos
años frente a los valores alcanzados a comienzos de la presente década, lo que podría
generar un impacto negativo en la inflación en varios países, en especial en aquellos que
son importadores de alimentos.

Las proyecciones para 2050 sugieren una escasez adicional de recursos naturales para la
agricultura, sea por su degradación o por la competencia creciente con otros usos, que,
sumada a regulaciones más estrictas, podría limitar la producción de alimentos y aumentar
sus costos.

Si se tiene en cuenta que casi un tercio de los alimentos producidos se pierde o se


desperdicia, hay un gran margen para reducir la presión sobre los recursos naturales
simplemente disminuyendo las pérdidas y los desperdicios a lo largo de la cadena.

La economía rural tiene un gran potencial para crear empleos decentes y productivos, así
como para contribuir al desarrollo sostenible y el crecimiento económico. Sin embargo,
aunque representa una proporción significativa del empleo y la producción en muchos
países en desarrollo, se caracteriza de forma generalizada por la existencia de un elevado
nivel de pobreza y de graves déficits de trabajo decente. De hecho, este es el contexto en
el que se sitúa casi el 80 por ciento de la población pobre del planeta.

La promoción del trabajo decente en la economía rural es fundamental para erradicar la


pobreza y garantizar que se satisfagan las necesidades nutricionales de una población
mundial en crecimiento. Este principio se reconoce en la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, que propugna una mayor atención al desarrollo rural y, en particular, a la
agricultura y la seguridad alimentaria.
Bibliografía
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/1602-Texto%20del%20art%C3%ADculo-5477-1-
10-20101012.pdf
https://core.ac.uk/download/pdf/268579414.pdf
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-
TipologiasYModelosDeCadenasProductivasEnLasMipymes-5983147.pdf
http://www.congope.gob.ec/wp-content/uploads/2014/08/Cadenas-Productivas-y-
Desarrollo-Economico-Rural-en-Latinoamerica.pdf

https://www.flacso.edu.ec/portal/files/docs/artlmcapital.pdf

https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/1661/S3381D249_es.pdf?sequence
=1&isAllowed=y&fbclid=IwAR0Sf5JL76Ya1FsoAuko2xUP7LcYN2hmMp1oKeCvGb
W77DSluKNtzRylB5w

http://repositorio.iica.int/bitstream/handle/11324/8214/BVE19040295e.pdf;jsessionid=8
FC62BEC57E4D5664B5EED3CD1818B77?sequence=1&fbclid=IwAR2HaDsDwJvB
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