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DE LA DISTORSIÓN A LA PRODUCCIÓN

REDACTADO POR:
Samuel Mateo Avellaneda Umaña – 1530045300
Juan Diego Naranjo Ubaque – 153004322

CURSO:
Ética.

UNIVERSIDAD DE LOS LLANOS.


PROGRAMA MERCADEO-FCE
V/CIO-META
2022
DE LA DISTORSIÓN A LA PRODUCCIÓN

“Sin autoconciencia no hay responsabilidad, y sin ella no hay posibilidad de justicia o

injusticia” (Dussel, E. 2015. Pg 2).

En el pasado, cuando los mercados y los conceptos de mercadeo apenas iban tomando un

valor agregado y finamente estructurado, los oferentes eran quienes ponían las reglas del

juego en los segmentos o nichos de mercado sobre los que se quisiese trabajar, hoy en día

este escenario se ha convertido en un «espacio de interacción, donde los productores y

emisores no solo deben seducir a los destinatarios sino justificarse racionalmente». Este

pensamiento nos permitió entender que el concepto de consumo «se construye de la

racionalidad integrativa y comunicativa de una sociedad». Cuando se habla del consumo

como «Un momento del ciclo de producción y reproducción social», se habla de un

contexto que da apertura al pensamiento de que el consumo es un concepto que acobija

muchísimos más conceptos complementarios; que varía desde el contexto antropológico no

solo las necesidades o los gustos definen la conducta del consumo, sino, también abarca

otros sistemas sociales colectivos como cuando este se expresa por medio de la

racionalidad sociopolítica interactiva, que nos habla de la reproducción del consumo por

medio de prácticas sociales. Desde este momento ya sabemos que el consumo es «un
conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los

productos» y un «escenario de disputas… por lo que la sociedad produce y por las

maneras de usarlo» (Boivin, M. Rosato, A. Arribas, V. 2004). Cuando se toma esta

perspectiva holística de lo que es el consumo y su psicología es valido pensar en este como

un concepto que se correlaciona inherentemente con la producción de los bienes y servicios

que las personas viven para consumir, si no existiera una producción no existiría un

consumo y si no existiera un consumo no existiría una producción (El consumo sirve para

pensar; N. García Canclini; 2004). Ya es bien sabido como la distorsión que se da a las

necesidades del humano con el fin de impulsar a la economía da como resultado en muchas

ocasiones un consumo desenfrenado, irresponsable e irracional, sin embargo, si se retoma

con la concepción del consumo como un hecho ligado a la producción. ¿Existe una

distorsión similar a la que se da en el consumo en la producción de bienes y servicios?

Es importante empezar por definir lo que es y no es la ontología, para ser concisos es vital

entender que el comportamiento del ser humano siempre ha sido influenciado por la

práctica, la moral y lo ético, la ontología se da a relucir cuando hacemos un llamado «a la

reflexión acerca del mundo cotidiano como totalidad del sentido práctico» y pues bien,

basándonos en la totalidad del físico y filosófico de la ciencia: Thomas Kuhn, en su libro La

estructura de las revoluciones científicas, nos habla de cómo puede la realidad presentarse

en diversas perspectivas desde el sentido común, para el hombre todo esto se presenta en

una realidad interpretada por el mismo en el que construye un significado subjetivo de su


mundo coherente. Alfred Schutz en La construcción significativa del mundo social, nos

profundiza más acerca del tema.

La ontología no es lo mismo que la meta-física, su diferenciación está dada por qué la

ontología es la referencia al mundo desde una vista crítica dada por la praxis, mientras que

la mesta-física es el realismo ingenuo. Esto podemos entenderlo cuando el autor comunica

que «por ontológico se entiende el mundo, la comprensión del ser, la moral fundamental»,

y aquí viene tomando de nuevo un papel relevante de la ética y la moral para la práctica de

la interdisciplinaridad, es necesario referenciar que «el sentido moral… viene dado por la

comprensión práctica previa de la totalidad del mundo moral… El sentido de cada acto

estaba fundado en la totalidad de la concepción moral de la existencia», comprender el ser

es una puerta para la práctica de muchas disciplinas, aún más par el mercadeo que debe

tener en cuenta la antropología y la psicología que acarrea entender el consumidor para

ofrecer de manera eficiente lo que queremos ofertar bajo unas buenas prácticas éticas y

morales, esto lo podemos reafirmar con «ello es la razón fundamental, ontológica por

excelencia, apertura constituyente del resto» y «La moral es así el momento práctico

ontológico presupuesto en toda la existencia humana», donde resalta la gran importancia

de la moral en cualquiera de las actividades que incluyan la comprensión del ser humano

(14 Tesis de la Ética; Enrique Dussel; 1886).

En este mismo orden de ideas, cuando se aborda en el contexto anteriormente planteado

sobre distorsiones en un entorno basado en la producción de bienes y servicios para el

consumo humano es necesario cuestionarse que prácticas que están siendo hoy permitidas

deberían considerarse como inmorales, y, por lo tanto, ser inaceptables en la sociedad

actual.
Un claro ejemplo de esto es la realidad del trabajo de producción en la industria textil,

muchas veces relacionadas con el lujo que no se inmuta por la labor casi semejante a un

sistema de esclavitud para que las personas puedan llevar orgullosamente una marca

adornando su cuerpo que casi que ofrece una religión o una filosofía de vida, escapularios,

estatuas para idolatrar, y otros productos que nos da para pensar sobre el orden social y las

interacciones que tenemos respecto a los demás, como los gastos que consideran necesarios

los creyentes de rituales o celebraciones, como lo son aniversarios de los santos, días

sagrados y demás actividades que implican un gastos financiero en los que la sociedad hace

un esfuerzo por organizarse de manera racional, ya podemos nuevamente afirmar que el

consumo «es el conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y

los usos de los productos» (El consumo sirve para pensar; N. García Canclini; 2004). En

lugares como India, donde los horarios de costureras se aproximan a las 12 (doce) horas del

día y los horarios no sobrepasan los 52 euros al mes ($ 254.000 COP aproximadamente); en

donde las condiciones laborales son deplorables y la salud de los trabajadores no es un

factor relevante mientras se este produciendo, escenarios como la muerte masiva

ocasionada por la inseguridad de la infraestructura de los antiguos edificios en las que los

trabajadores realizan sus labores son hechos lamentablemente comunes en industrias donde

el eslabón marginado de la cadena de compensación es quien genera el producto. En una

fabrica manufacturera textil en el año 2018 de Nueva Delhi, India, un incendio cobro la

vida de 43 trabajadores y dejo otros 64 heridos por deficiencias en la infraestructura del

edificio (Jain R; La Vanguardia; 2017).

Realidades como esta se presentan en todas partes del mundo, reflejando como detrás de los

productos que consumimos existen historias que dan espacio a la reflexión y al


remordimiento, exhibiendo las consecuencias del consumo desenfrenado e irracional que

son hoy día la representación vivida del modelo económico abusivo del que hacemos parte;

estableciendo finalmente como la distorsión en los procesos de producción SI existen para

cumplir con la demanda de necesidades ya distorsionados, reforzando aún más la estrecha

relación que existe entre el consumo y la producción.

Ahora bien, y, por último, como naturaleza del ser humano a lo largo de la historia estamos

en constantes cambios y evoluciones que nos permiten concebir ideas del mundo de una

manera diferente relativamente, lo que quiere decir que nuestra existencia siempre será de

algún modo definida por la temporalidad. El concepto de temporalidad el autor lo plantea

de manera que reconoce el ser humano «desde un mundo presente de un pasado, retenido

en ese presente y abierto a un futuro», aunque parezca un juego de palabras podemos

desarrollar esta idea como: la existencia del ser humano basada en un tiempo presente pero

que tiene el pasado para proyectar un futuro basado en ambas, es por esto que en la lectura

mencionan que de manera continua los seres humanos estamos «pasando de un horizonte a

otro».
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

➢ Schutz, A (1993). La construcción significativa del mundo socia. Recuperado de:


https://www.um.es/tic/LECTURAS%20FCI-I/FCI-
I%20Tema%205%20texto%20c%202.pdf

➢ García Canclini, Néstor (s.f). El consumo sirve para pensar pp. 255 - 260. En:
Constructores de otredad. Una introducción a la antropología social y cultural.
Recuperado de:
https://drive.google.com/file/d/12rpr_ps9qLarsAOmn7CzU4rw8eekp9Ul/view?
usp=sharing.

➢ Kuhn, T. (1962). La estructura de las revoluciones científicas. Recuperado de:


https://www.um.es/tic/LECTURAS%20FCI-I/FCI-
I%20Tema%205%20texto%20c%202.pdf.

➢ Dussel, Enrique (2015). 14 tesis ética - 1ra ed. Buenos Aires. Tesis 2 La ontología
práctica fundamental. Recuperado de:
https://drive.google.com/file/d/1ZQlqFnmRFmKxa6ekXj4CN07byRnTki43/view
?usp=sharing.

➢ Cortina, Adela (s.f) Ética y moral. Recuperado de:


https://www.youtube.com/watch?v=EYpV6H26GY.

➢ https://ropalimpia.org/noticias/adidas-paga-menos-de-042-euroshora-por-
producir-indumentaria-olimpica-en-indonesia/

➢ https://www.lavanguardia.com/cultura/20180111/434198848911/machines-
dura-realidad-fast-fashion-industria-textil-india.html

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