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Voces: DERECHO A LA DIGNIDAD - DERECHOS PERSONALISIMOS - DERECHO AL

OLVIDO - BUSCADORES DE INTERNET

Título: El derecho al olvido en el universo digital y el libre desarrollo de derechos


fundamentales en Argentina

Autor: Colantuono, Camila G. - Silvera, Antonella R.

Fecha: 29-jun-2021

Cita: MJ-DOC-16038-AR | MJD16038

Producto: MJ

Sumario: I. Introducción. II. La dignidad humana y los derechos personalísimos en los


medios de difusión. III. Circunstancias históricas del derecho al olvido. IV. El derecho al
olvido en Argentina. V. Consideraciones finales.

Por Colantuono Camila G. (*) y Silvera Antonella R. (**)

RESUMEN

Los avances tecnológicos actuales han generado que la mayoría de las actividades cotidianas
de las personas se desarrollen en diversas plataformas digitales. Así, los datos personales de
los ciudadanos son conocidos por una gran parte de la sociedad, no solo nacional, sino
también internacional.

En este contexto, la problemática jurídica surge ante la colisión y delimitación entre el ejercicio
de los derechos personalísimos y la libertad de expresión, en conjunto con el derecho a la
información. Y, asimismo, en la posibilidad de favorecer el control de los individuos sobre los
datos que desean olvidar transcurrido un tiempo determinado.

Por lo mismo, este documento tiene como propósito, exponer y analizar el derecho al olvido en
el universo digital en nuestro país, el cual aún no posee la autonomía y la regulación normativa
que debería en los tiempos que corren.

«Mis noches están llenas de Virgilio; haber sabido y haber olvidado el latín es una posesión,
porque el olvido es una memoria, su vago sótano, la otra cara secreta de la moneda» - Jorge
Luis Borges. «Elogio de la sombra»; 1969.

I. INTRODUCCIÓN
El desarrollo de nuevas tecnologías, la creación y avance de las redes sociales junto con los
impulsos cibernéticos y la obtención de información a través de la web; han planteado la
necesidad de alcanzar un equilibrio entre la libertad de expresión y la difusión de la
información, en contraposición con la protección de datos personales.

En la actualidad, Internet y la tecnología en general, forman parte de la gran mayoría de las


actividades cotidianas de las personas.Desde el consumo de noticias hasta las relaciones
laborales, personales y comerciales; las diversas plataformas digitales han transformado el
modo de interacción entre los individuos y con ello, han surgido problemáticas vinculadas con
la privacidad, la intimidad y el honor, ante la posibilidad de que exista información pública que
pueda afectar negativamente el libre accionar de una persona y su dignidad.

Es que, cada vez que se ejecuta una búsqueda en línea o incluso un posteo en alguna
aplicación o red social, la intimidad queda completamente vulnerada. Basta con ingresar el
nombre de una persona en la web, y posiblemente se encuentre la mayor parte de los datos
que se deseaban obtener; o tan solo realizar una búsqueda sobre un tema específico, para que
rápidamente, la misma sea visualizada en diferentes plataformas virtuales a las que
probablemente jamás se haya accedido. «Googlear» se ha convertido en un medio sencillo
para obtener cualquier cantidad y tipo de información, en cualquier momento y lugar que se
desee, sin clasificar el resultado de lo que se busca.

Así las cosas, el dilema se plantea ante la contradicción que surge entre lo que se desea
compartir - o no - en un momento determinado y lo que se desea olvidar de ello, una vez que
ya ha sido difundido. De este modo, el derecho al olvido responde al temor creciente que
poseen los internautas de controlar su reputación en Internet y en diversos medios de difusión
tecnológicos, sumado a la preocupación de proteger la información personal que se almacena
sobre ellos en los mismos y que, debido a los avances tecnológicos actuales, se divulga cada
vez con mayor rapidez.

Es por ello que, en este contexto, se manifiesta la necesidad de crear un derecho que, por un
lado, le devuelva al individuo el control sobre su información y lo que desea o no exponer sobre
su privacidad; y que, por el otro, le permita desprenderse de aquello que no desea forme parte
de su imagen pública y personal en un determinado momento.Así, el derecho al olvido surge
como una garantía para la protección de datos sensibles que puedan afectar el honor, la
intimidad, la privacidad y la reputación de una persona en el «universo digital».

II. LA DIGNIDAD HUMANA Y LOS DERECHOS PERSONALÍSIMOS EN LOS MEDIOS DE


DIFUSIÓN

A partir de la aparición de los diversos medios de difusión masiva, ha persistido la creciente


contradicción existente entre el Derecho a la Intimidad y el Derecho a la Información; la cual no
ha hecho más que profundizarse con los avances tecnológicos actuales, generando un debate
sociopolítico, doctrinario y jurisprudencial, tanto en la esfera nacional como en la internacional.

En el marco internacional, el primer texto que reconoce y positiviza el derecho a la intimidad


fue la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, mediante su art. 12(1), Y a este,
le continuaron tratados internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Humanos
Civiles y Políticos en 1976 (art. 17)(2) y la Convención Europea para la Protección de los
Derechos Humanos y Libertades Fundamentales en 1950 (art. 8)(3); que regularon de
diversas formas, el derecho a la privacidad y la libertad en cuanto al manejo de la información
personal.

Los dos primeros fueron incorporados en el art. 75, inc. 22 de nuestra ley fundamental como
tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional; mientras que el
último fue signado por los miembros del Consejo de Europa, tomando en consideración la
Declaración Universal de Derechos Humanos en miras del respeto a las libertades
fundamentales de las personas.

No obstante, previo a la reforma de 1994, nuestra Constitución Nacional ya había contemplado


el derecho a la intimidad y a la privacidad mediante su art. 19; al disponer que «Las acciones
privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los
magistrados.Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe».

Con ello, se le otorgó protección jurídica a un ámbito de autonomía individual constituido por
los sentimientos, hábitos y costumbres, relaciones intrafamiliares y personales, entre otros;
que pertenecen a la esfera privada y particular de las personas y que asimismo comprenden lo
que se denominan, derechos personalísimos.

Estos últimos representan aquellos derechos innatos e internos del hombre, cuya privación
aniquilaría su personalidad y, en consecuencia, su dignidad; por la que, a su vez, se derivan
otros derechos como la intimidad, la imagen, la identidad y el honor (4), entre otros (5).

Ahora bien, a pesar de que la existencia de estos derechos no era desconocida en nuestro
país, no siempre se consideró necesario legislar al respecto. En este orden de ideas, al
momento de redactar el Código Civil, en su nota al art. 2312 (6), Vélez Sarsfield no consideró
los derechos personales como un bien in jure, sino más bien como la causa de generar uno
externo susceptible de ser indemnizado en ocasión de un daño; pero, sin embargo, previó las
consecuencias a la vulneración de los mismos por medio del art. 1075, por el cual estipulaba
que «Todo derecho puede ser materia de un delito, bien sea un derecho sobre un objeto
exterior, o bien se confunda con la existencia de la persona».

En la actualidad, el Código Civil y Comercial de la Nación, reconoce y legisla expresamente la


existencia y relevancia de los derechos personalísimos, a través del capítulo 3 sobre
«Derechos y actos personalísimos». Y, asimismo, prevé la protección de la vida privada ante
quienes perturben la intimidad ajena por medio del art.1770 (7).

Sin perjuicio de ello, la progresiva - e imparable - universalización de la tecnología e Internet,


genera desafíos constantes para el Derecho, cuya legislación no llega a cubrir la recurrente
vulneración a los derechos personalísimos en virtud de la enorme capacidad de almacenaje
que posee la web, que permite localizar cualquier dato con extrema facilidad y en cuestión de
segundos.

Por otro lado, muchas veces, son los mismos usuarios quienes voluntariamente deciden
realizar la publicación de datos personales en Internet u otra plataforma, compartiendo
fotografías familiares, vacacionales, eventos futuros o grupos; que, si bien pueden eliminar en
el momento que deseen, nada impide que otro usuario los haya almacenado y/o difundido.
En otras ocasiones, simplemente brindan información personal al acceder o crear cuentas en
buscadores como Google, que poseen completo acceso a sus datos (fotos, contactos,
historiales de búsqueda, audio y video, entre otros) una vez se han aceptado las condiciones
de uso, que son obligatorias y excluyentes para poder utilizar sus servicios.

Es así que emerge el derecho al olvido, como aquel que reúne todos aquellos derechos
personalísimos en un solo concepto y que, a su vez, les permite a los ciudadanos evitar la
difusión de información personal a través de plataformas digitales cuando la publicación no
cumple con los requisitos de adecuación y de pertenencia (8), y perjudica su imagen y
reputación.

III. CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS DEL DERECHO AL OLVIDO

El derecho al olvido ha estado presente en la doctrina jurídica y jurisprudencia de diversas


maneras.Ello en razón de que, en principio, solo se trata de una fórmula más concreta y
didáctica de legitimar restricciones a libertades y derechos internos del sujeto; tales como la
honra y la intimidad; que los Estados, como Argentina, han denominado derechos
personalísimos, pero que, sin embargo, presentan alcances y dinámicas muy diferentes según
el país y su tradición jurídica.

De este modo, la comprensión de la libertad de expresión y del derecho a la intimidad y


privacidad en Estados Unidos difiere de Europa, por ejemplo, cuyos Estados aseguran un
mayor desarrollo en cuanto a la regulación del derecho al olvido (9).

Ello se debe a que dicho concepto, cobró especial interés y relevancia primeramente en
Europa (10), mediante la incorporación expresa del mismo en la Propuesta de Reglamento

General de Protección de Datos Personales de la Comisión Europea, en el que se contem pla


el derecho a ser olvidado en virtud de la cancelación de datos personales en Internet, pero
excluyendo otras versiones más clásicas como la vinculada con la resocialización de los
condenados por delitos penales, y la protección de la privacidad en general. Y previo a ello, en
el «Caso Google» de España, de fecha 13 de mayo de 2014 por el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea (TJUE) (11), quien consideró que determinados usuarios poseen el derecho de
solicitar a los motores de búsqueda como Google que eliminen los resultados de consultas que
incluyan datos personales, como su nombre; siempre y cuando, dichos resultados sean
considerados inadecuados, irrelevantes o excesivos, y a su vez, se hayan desarrollado en un
periodo de tiempo que exceda al razonable, y por lo cual se pierda el factor de interés público.

En este orden de ideas, en cuanto al avance de este derecho se refiere, Francia es,
probablemente, el país donde mayor intensidad ha cobrado la protección de la privacidad frente
a la libertad de expresión y el derecho a la información.De este modo, en la Sentencia del 4 de
octubre de 1965, el Tribunal de Gran Instancia de Sena dio lugar al reclamo presentado por
una ex amante del asesino en serie Henri Landru, a quien se había hecho mención en una
película sobre acontecimientos que correspondían a un período muy antiguo y dramático de su
vida privada, que pretendía dejar atrás (12). Criterio que, a su vez, mantuvo en casos
posteriores.

Por su parte, en Italia, el derecho al olvido ya era mencionado por la jurisprudencia en el año
1958, y cuatro décadas más tarde, se reconocía en forma expresa, refiriéndose al «justo
interés de cada individuo de no estar indefinidamente expuesto a datos que afectan
negativamente su honor o reputación, relativa a la reiterada publicación de una noticia
divulgada en el pasado» (13); nuevamente se observa la influencia del tiempo como
procedencia para el derecho al olvido.

Dichos casos demuestran la forma general que adopta la tradición jurídica continental europea
en virtud de los acontecimientos relacionados a la materia en análisis; la cual difiere - como se
ha mencionado - con la práctica jurídica que puedan tener países del continente americano,
como Estados Unidos y Argentina.

IV. EL DERECHO AL OLVIDO EN ARGENTINA

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los sistemas jurídicos europeos tuvieron una notoria
evolución centrada en la valorización de los derechos de la personalidad como elementos
estructurales del ordenamiento jurídico. Estos mismos, luego fueron reconocidos como
derechos humanos y finalmente se incorporaron a diversos tratados internacionales de la
materia.De este modo, se contemplaron como imprescindibles, derechos innatos de las
personas en virtud de su vida, salud, honor, intimidad, libertad de expresión, entre otras
cuestiones.

Todo ello, ha obligado a comprender las disposiciones legales de un modo más amplio,
considerando y balanceando intereses contrapuestos; que en el tema que nos ocupa incluyen,
por un lado, el derecho del individuo a vivir sin interferencias injustificadas que limiten sus
derechos y su autonomía; y por el otro, la resistencia que debe existir entre la posibilidad de
limitar la libertad de expresión y asimismo el derecho a la información, especialmente en
situaciones en las que se ve involucrado el interés público (14).

Ahora bien, como es de esperarse en el mundo globalizado en el que nos encontramos,


aquellas cuestiones no pasaron desapercibidas para el resto de los Estados, quienes debieron
adaptarse junto a ellos a los cambios jurídicos y sociales que se presentaban desde aquella
época.

Por su parte, EE. UU, amplió la protección dada a la libre difusión de información y valoró la
concepción de la privacidad de un modo más restrictivo que el europeo, vinculándolo al
derecho de propiedad. Así, la solución dominante en el sistema americano parece haber sido
adoptada en el caso «Brisco v. Reader's Digest Association, Inc», donde se consideró como
legítima la publicidad realizada sobre el autor de un delito acaecido hacía once años atrás
como consecuencia de la comisión de un nuevo ilícito, que había hecho recobrar el interés
público de la noticia; imperando dicho factor por sobre el resto de los derechos afectados (15).
Luego, en 1937, el New Yorker publicó un artículo sobre la vida adulta de William J.Sidis, a
quien se lo conocía desde niño por su destacable intelecto; dando origen a un reclamo por
invasión a la privacidad, que el Tribunal de Apelaciones de Nueva York desestimo al
considerarlo un tema de gran interés para los ciudadanos, al tratarse de una persona pública
(16).

En el caso de nuestro país, no existe normativa que específicamente regule al derecho al


olvido como tal, sino que más bien se encuentra implícito a través de los derechos
personalísimos, a los que se ha hecho referencia en el segundo apartado.

No obstante, la derivación más cercana se encuentra en la ley N° 25.326 conocida como «Ley
de Protección de Datos Personales»; la cual tiene como finalidad la protección integral de los
datos personales asentados en diversas bases de datos, en miras de garantizar el derecho al
honor y a la intimidad de las personas, así como también el acceso a la información que sobre
las mismas se registre, conforme el art. 43 - tercer párrafo - de la Constitución Nacional (17).
Y por la que, a su vez, se deja un indicio de dicha materia al fijar un límite temporal en el que
los datos personales van a poder ser utilizados para luego ser destruidos cuando dejen de ser
necesarios a los fines para los cuales fueron recolectados (18).

En este orden de ideas y bajo una interpretación restrictiva, en agosto de 2020, la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal en los autos caratulados «Denegri,
Natalia Ruth C/ Google Inc. S/ Derechos Personalísimos: Acciones Relacionadas» Expte. N°
50016/2016. Juzg.N° 78; admitió parcialmente el reclamo del actor, al considerar que no se
estaba cercenando el derecho a la libertad de expresión e información, sino que se estaba
protegiendo la honra y reputación de una persona en virtud de un hecho acaecido más de
veinte años atrás y que carecía de interés público en la actualidad.

De este modo, el derecho al olvido no solo se plantea como una expresión de los derechos
personalísimos al honor, la intimidad, privacidad, entre otros, que poseen los ciudadanos; sino
también en el derecho a que las personas posean un control sobre sus datos personales,
cuando estos no forman parte del interés general luego de un tiempo determinado. Y es que,
tal como se expresa en el fallo precedente, no se intenta vulnerar el derecho a la información y
la libertad de expresión, sino que se busca un equitativo equilibrio entre lo que se puede
compartir y lo que representa una vulneración al honor y la reputación de un individuo.

V. CONSIDERACIONES FINALES

El derecho al olvido en Argentina como categoría autónoma, aún es muy reciente y cuenta con
un precario desarrollo doctrinario y jurisprudencial; lo cual representa un obstáculo para
quienes desean poseer el control de la información personal que circula sobre ellos en las
plataformas digitales; ya sea en la web, radio o televisión.

El objetivo detrás de este concepto es favorecer la posibilidad de las personas de dejar atrás
aquel pasado que desean olvidar y que no representan la imagen o personalidad que poseen
en la actualidad.Sin embargo, los avances tecnológicos actuales y la rapidez con la que se
divulga la información, sumado al carácter de permanencia que estos poseen (no existe límite
de tiempo en el que los datos desaparezcan del alcance de los usuarios); provocan que
constantemente se vulneren derechos personalísimos, que, en definitiva, derivan en el derecho
al olvido.

Lo antedicho no quiere decir que no se puedan postear datos personales cuando estos
representen el interés general, o que no sea posible difundir ciertos datos que muchas veces la
misma persona hace públicos voluntariamente, puesto que se ampara la libertad de expresión
y el derecho a la información; sino que, al mismo tiempo, existe el derecho a que no se
divulgue información personal que pueda afectar derechos íntimos y personales de los
ciudadanos, y que a su vez, hayan ocurrido en un momento que no identifica su vida actual. Y
allí es donde surge el derecho a olvidar.

Es que, tal como se ha expuesto al comienzo del documento, haber sabido y haber olvidado,
recordar y olvidar; son una posesión, dos caras de una misma moneda, y ambos constituyen
un derecho.
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(1) Artículo 12 de la DUDH: «Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su
familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques»

(2) Artículo 17 del ICCPR: «Derecho a la privacidad y su protección ante la ley».

(3) Artículo 8 de la Convención: «1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión.
Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar
informaciones o ideas, sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin
consideración de fronteras.El presente artículo no impide que los Estados sometan a las
empresas de radiodifusión, de cinematografía o de televisión a un régimen de autorización
previa (.)».

(4) Particularmente, el honor, puede verse especialmente comprometido al ser relacionado con
«el buen nombre» que posee una persona a partir de su comportamiento social e individual.
Así, existe un honor interno o subjetivo, que es el valor que el propio sujeto le asigna a su
personalidad, conforme diversos aspectos (moral, profesional, social, entre otros); y un honor
objetivo o externo, que es el atribuido por los demás para valorarlo. Ambos aspectos son
objetos de protección legal, tanto en el ámbito del Derecho Civil como del Dere cho Penal.
(Cando Cuesta, Edgar Xavier. «El derecho a la imagen personal en la normativa ecuatoriana,
las repercusiones jurídicas que provocan su uso y aprovechamiento». Universidad de Cuenca,
Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales; Cuenca - Ecuador, 2020; Pág. 34).

(5) MATTERA, Marta del Rosario: «Derechos personalísimos: afectación simultánea de


imagen e identidad (precedentes jurisprudenciales y doctrinarios y el nuevo ordenamiento)», en
«Estudios de Derecho Privado: comentarios al nuevo Código Civil y Comercial de la Nación».
Facultad de Derecho Universidad de Buenos Aires; 2009. Pág. 218.

(6) Nota al art. 2312 del Código Civil: «Hay derechos y los más importantes, que no son
bienes, tales como ciertos derechos que tienen su origen en la existencia del individuo mismo a
que pertenecen, como la libertad, el honor, el cuerpo de la persona, la patria potestad, etc. Sin
duda, la violación de estos derechos personales puede dar lugar a una reparación que
constituye un bien, jurídicamente hablando; pero en la acción nada hay de personal: es un bien
exterior que se resuelve en un crédito. Si, pues, los derechos personales pueden venir a ser la
causa o la ocasión de un bien, ellos no constituyen por sí mismos un bien in jure».

(7) Artículo 1770 del Código Civil y Comercial de la Nación:«Protección de la vida privada. El
que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y publica retratos, difunde correspondencia,
mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o perturba de cualquier modo su intimidad,
debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una
indemnización que debe fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del
agraviado, puede ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si
esta medida es procedente para una adecuada reparación».

(8) ADLE MONGES, Yeimy Rossana: «Derecho al olvido»; publicado en la Obra: REVISTA
Jurídica UCA LAY REVIEW. Universidad Católica «Nuestra Señora de la Asunción»; Facultad
de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas; Buenos Aires; 2017. Pág. 2
(9) LETURIA I. Francisco J.: «Fundamentos jurídicos del derecho al olvido ¿Un nuevo derecho
de origen europeo o una respuesta ante colisiones entre ciertos derechos fundamentales?
Revista Chilena de Derecho, vol. 43 N°1; Chile; 2016. Pág. 92.

(10) Muchos autores sostienen que el origen del derecho al olvido se encuentra en el caso
Melvin vs. Reid de 1931; donde la actora Gabrielle Darley, realizó una demanda a los
responsables de filmar una película inspirada en ella y en la cual utilizaron su nombre
verdadero e hicieron alusión a su pasado como prostituta. El tribunal de Apelación de California
hizo lugar a su demanda conforme la libertad individual y en razón de que se trataba de hechos
que habían transcurrido hacía tiempo y la actora deseaba olvidar (Tardivo,

María F. «Derecho al olvido»; Universidad Empresarial Siglo XXI; Buenos Aires; 2018. Págs.
14-15).

(11) LETURIA I. Francisco J., Op. Cit. Pág. 92.

(12) LETURIA I. Francisco J., Op. Cit.

(13) Sentencia de la Corte de Casación de 9 abril de 1998, N° 3679; citada en Leturia I.


Francisco J. Op. Cit. Pág. 94.

(14) LETURIA I. Francisco J., Op. Cit. Pág. 96.

(15) Briscoe v. Reader 's Digest Association, Inc., 4 Cal.3d 529, referenciado en Leturia I.
Francisco J. Op. Cit. Pág. 94.

(16) LETURIA I. Francisco J., Op. Cit.

(17) Artículo 1 de la ley N° 25.326.

(18) Artículo 26, inc. 4: «Sólo se podrán archivar, registrar o ceder los datos personales que
sean significativos para evaluar la solvencia económico-financiera de los afectados durante los
últimos cinco años. Dicho plazo se reducirá a dos años cuando el deudor cancele o de otro
modo extinga la obligación, debiéndose hacer constar dicho hecho».

(*) Abogada. Universidad Católica de La Plata. Trabajos de investigación «Tribunales


Ambientales y el Acceso

a la Jurisdicción»; «El derecho argentino en la

literatura gauchesca. La puja entre el derecho consuetudinario

gaucho y el nuevo derecho argentino en el período 1853 -

1880»; «Derecho y Tecnología».

(**) Investigadora en Proyecto de la Universidad Católica de La Plata.

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