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LAS VIAS PROCESALES PARA PROTEGER LA DIGNIDAD DIGITAL

Bárbara Virginia Peñaloza1

I. Introducción
La irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación y, principalmente,
el surgimiento de las redes sociales, han revolucionado la forma de comunicarse y de expresarse
a nivel mundial. El acceso a estas plataformas permite el ejercicio pleno de la libertad de
expresión; las ideas y opiniones pueden traspasar cualquier frontera, incluso la del lenguaje y,
con sólo tener un usuario y una contraseña en alguna de red social, cualquier persona puede
acceder a cualquier tipo de información, incluso aquella que es falsa.
Pareciera que en el entorno de las redes sociales no hubiera límites, mucho menos
censura de ningún tipo, cada usuario puede expresarse como lo desee, no necesita más que
conectarse a la Red y escribir sus ideas u opiniones o compartir alguna fotografía o algún video.
Ahora bien, no era difícil prever que esta libertad absoluta traería consecuencias
aparejadas, y no del todo buenas. La creatividad de algunos usuarios ha traspasado los límites
de la ética, la moral e incluso de la ley. Es que una libertad sin límites implica necesariamente la
vulneración de derechos o la violación a la ley, incluso la comisión de ciertos delitos.
Así, se han dado casos en los que esta libertad ilimitada ha debido ser acotada por
las propias plataformas, ante casos de abierta discriminación, xenofobia, incitación al odio,
violencia explícita o actos de terrorismo.
Incluso, al menos en Argentina, el Tribunal Supremo ha reconocido que en casos
como estos las plataformas, sin necesidad de que intervenga la justicia, pueden eliminar
unilateralmente esos contenidos, limitando así la libertad de expresión.
Sin embargo, en las redes sociales se advierten vulneraciones a otros derechos, en
publicaciones que, prima facie, no parecieran ser contrarias al Derecho. Así, se han dado casos
de vulneración a los derechos de la propiedad intelectual y ataques a la dignidad de la persona
humana. Ocurre que en estos casos, la ilicitud no resulta palpable y, por ello, la Corte Suprema
ha requerido que, ante vulneraciones de esta naturaleza, debe ser la justicia la que determine la
necesidad de su eliminación, y no dejar librado a la voluntad de los usuarios y de las plataformas
la restricción a la libertad de expresión.
Respecto a la vulneración de la propiedad intelectual, en el derecho argentino podrá
recurrirse a la Ley 11.723 que, aunque se encuentre próxima a cumplir 90 años desde su entrada
en vigencia, sigue siendo aplicable aún a situaciones que surgen en un entorno impensado para
el legislador de 1933. Por ello, ante un ataque a la propiedad intelectual, el afectado podrá recurrir
a la justicia penal y/o a la civil y, en este último caso, seguir las reglas procedimentales previstas
en la mencionada ley.
El problema se presenta en los casos de afectación a la dignidad digital de la persona
humana, que se produce al vulnerar derechos personalísimos como la intimidad personal o
familiar, la imagen, el honor, la identidad o la reputación. Si bien estos derechos tienen una
protección expresa en el Código Civil y Comercial y la dignidad humana goza de protección
constitucional y convencional, procurar procesalmente la misma no es un camino fácil de
transitar. En primer lugar, el afectado se encontrará en la disyuntiva que implica el sistema de
competencias en un país federal como el argentino, luego de dar con el juez competente, deberá
elegir correctamente la acción procesal mediante la cual canalizará su pedido de protección.
La elección de ambos extremos, competencia y acción procesal, dependerá de
distintos factores a considerar. Dado que en el entorno digital el tiempo es tirano, errar en dicha

1Artículo publicado en EL DERECHO INFORMÁTICO, vol. 1, dirigido por Guillermo Zamora, 1° edición,
Buenos Aires, Hammurabi, 2020, pág. 263.
1
elección se traducirá en una vulneración permanente y tal vez eterna a la dignidad, con el daño
moral, psicológico e incluso material que ello implicará.
En estas líneas se intentará acercar al lector un recuento de las vías procesales
existentes en el sistema jurídico argentino y, particularmente, en el sistema procesal civil
recientemente diseñado en la provincia de Mendoza, a los fines de que pueda conocer las
opciones previstas para procurar una protección efectiva en un plazo acorde al entorno digital, lo
que hoy se presenta como un gran desafío para los operadores del Derecho.

II. Dignidad Digital


Se hace necesario, en primer término, analizar el derecho a la dignidad digital y,
necesariamente, enfrentarlo al derecho a la libertad de expresión, puesto que, dado el conflicto,
y llevado este a los tribunales, será tarea del juez ponderar2 ambos derechos, de igual jerarquía
constitucional y convencional.
Establece el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
La Agencia de los refugiados para la ONU, ha brindado una definición sencilla de la
dignidad humana, expresando que es el derecho que tenemos todos los seres humanos a ser
valorados como sujetos individuales y sociales, con nuestras características particulares, por el
simple hecho de ser personas. Agrega que la dignidad supone, además, el derecho a ser
nosotros mismos y a sentirnos realizados, lo que se manifiesta en la posibilidad de elegir una
profesión, expresar nuestras ideas y respetar a los demás.3
Explica al respecto Lamm (2015) que la persona merece que se le reconozca, respete
y tutele su dignidad, la que deriva del hecho de ser, ontológicamente, una persona. El respeto
por la dignidad de la persona comienza por reconocer su existencia, su autonomía y su
individualidad; de allí que se la considere inviolable.4
Por su parte, Gros Espiell (2003) expresa que la dignidad es, además, el objeto de
un derecho específico: el derecho a la dignidad.5
Lo cierto es que la dignidad de la persona es el fundamento de los derechos
humanos, inclusive, tal como se expresó antes, el derecho de las personas a expresar sus ideas,
esto es, la libertad de expresión.
En el derecho argentino la dignidad humana surge de los Arts. 14, 19 y 33 de la
Constitución Nacional, además, luego de la reforma de 1994, también surge del artículo 75 inc.
22, que le da jerarquía constitucional, entre otros, a la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana

2 La tarea esencial del intérprete consiste en “medir” el peso de cada derecho en esa serie de condiciones
fácticas dadas y decidir en consecuencia; esta operación es precisamente la ponderación. Se trata de
establecer –nunca en abstracto, sino en cada supuesto específico- una jerarquía axiológica entre los principios
en conflicto, es decir, una relación valorativa establecida por el intérprete mediante un juicio de valor, como
consecuencia de tal valoración, en principio desplazar al otro y será, pues, aplicable. (ALEXY, Robert, “Teoría
de los Derechos Fundamentales”, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, “Epílogo a la Teoría de
los derechos fundamentales”, Centro de Estudios Registrales, Madrid, 2004. Citado por BRODSKY, Jonathan
M. en “Publicaciones injuriantes en Internet. Entre la libertad de expresión y la protección de los derechos
personalísimos”, La Ley, 12/06/2018, AR/DOC/913/2018.
3 https://eacnur.org/blog/derechos-humanos-articulo-1/, consultado el 28 de agosto de 2019.

4 Lamm, Eleonora, Comentarios a los arts. 51 a 61. Código Civil y Comercial de la Nación comentado.

Directores Gustavo Caramelo; Sebastián Picasso; Marisa Herrera. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Infojus, 2015, pág. 124.
5 Gros Espiell, Héctor. La Dignidad Humana en los Instrumentos Internacionales sobre Derechos Humanos.

Anuario de Derechos Humanos. Nueva Época. Vol. 4. 2003. Instituto de Derechos Humanos. Facultad de
Derecho. Universidad Complutense de Madrid. Pág. 197.
2
Sobre Derechos Humanos y la Convención de los Derechos del Niño, las cuales consagran
expresamente el derecho a la dignidad, en sus artículos V, 12, 11 y 16 respectivamente.
Con la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial (en adelante CCyC) en el
año 2015, producto del proceso de constitucionalización y convencionalización del Derecho
Privado, que se ve reflejado en dicho cuerpo legal, el reconocimiento se declara expresamente
en el artículo 51, al consagrar la inviolabilidad de la persona humana y el derecho al
reconocimiento y respeto de su dignidad.
Por su parte, en el artículo 52 se detalla de qué manera puede verse afectada la
dignidad y el derecho que le asiste a la víctima de una afectación de esta naturaleza, así,
establece que la persona humana lesionada en alguno de sus derechos personalísimos6, es
decir, su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o identidad, o que de cualquier
modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y reparación
de los daños sufridos.
Finalmente, el artículo 53 del CCyC se refiere especialmente al derecho a la imagen,
y exige el consentimiento expreso de la persona para captar o reproducir su imagen o su voz de
una persona, excepto en los siguientes casos: a) que la persona participe en actos públicos; b)
que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario, y se tomen las precauciones
suficientes para evitar un daño innecesario; c) que se trate del ejercicio regular del derecho de
informar sobre acontecimientos de interés general.
El derecho a la imagen ya se encontraba protegido por el artículo 31 de la Ley 11.723
de Propiedad Intelectual, aún vigente y que establece que el retrato fotográfico de una persona
no puede ser puesto en el comercio sin el consentimiento expreso de la persona misma.
La diferencia que radica entre la protección del derecho a la imagen que brindan
ambos cuerpos normativos está dada en que la ley de Propiedad Intelectual protege el derecho
a la imagen de usos con fines comerciales, por el contrario, el CCyC lo hace partiendo de
considerar el uso sin consentimiento de la persona como una afección a la persona humana, sin
requerir ningún ánimo de lucro por parte de quien vulnera este derecho personalísimo.
Habiendo transitado este breve recuento de la recepción y protección de la dignidad
humana en el Derecho argentino, puede decirse que la dignidad digital equivale al respeto de
derechos personalísimos tales como la intimidad, imagen, honor e identidad de las personas en
la Red.
También puede decirse que la dignidad digital es el derecho de toda persona a
autodeterminar su intimidad en Internet, de forjar su identidad digital, e incluso el derecho de no
figurar en Internet

III. Ataques digitales a la dignidad


La casuística de ataques en el entorno digital a la dignidad humana ha ido
multiplicándose en los últimos años. Es de suma importancia, como primer paso en el camino de
protección de este derecho constitucional, detectar el origen de la afección, que puede
encontrarse en una relación familiar que se ha roto, en una relación contractual frustrada o en
una laboral que también ha llegado a su fin.
Además, es importante determinar si el hecho en sí mismo encuadra en una conducta
típica o si sólo se trata de un ilícito civil.
Por ello a continuación se brinda una enumeración, que de ninguna manera pretende
ser taxativa, de los tipos de ataques que se observan en la realidad y en la jurisprudencia. Es

6 Según Julio Rivera, los derechos personalísimos constituyen una inconfundible categoría de derechos
subjetivos esenciales, que pertenecen a la persona por su sola condición humana y que se encuentran
respecto de ella en una relación de íntima conexión, casi orgánica e integral (Rivera, Julio C., Instituciones de
Derecho Civil. Parte General, Cap. XVIII: Derechos Personalísimos, Bs. As., Abeledo Perrot, 2010, pág. 704)
3
importante tener en cuenta que en ciertos casos las conductas pueden relacionarse entre sí y
pueden encuadrase en distintos tipos penales, o el ataque puede consistir en la suma de
conductas que se detallan a continuación, constituyendo un acoso a la víctima, conducta que
como se verá, no está tipificada como delito en la legislación penal argentina.
a) Escraches
Según la Real Academia Española, “escrache” es la manifestación popular de
protesta contra una persona, generalmente del ámbito de la política o de la Administración, que
se realiza frente a su domicilio o en algún lugar público al que deba concurrir.7
Esta palabra fue recientemente incorporada en el diccionario de la RAE, y es un
término acuñado en Argentina y Uruguay. El Diccionario de Americanismos de la RAE, se refiere
al escrache de la forma en que es utilizado en ambos países y lo define como una manifestación
popular de denuncia contra una persona pública a la que se acusa de haber cometido delitos
graves o actos de corrupción y que en general se realiza frente a su domicilio o en algún otro
lugar público al que deba concurrir la persona denunciada.8
Si bien el significado hace referencia a que la víctima de esta práctica suele ser una
persona pública o relacionada a la política, recientemente personas que no son públicas también
sufren el embate de los “escrachadores”.
En el caso de personas públicas, o de situaciones de interés público, tales como
actos de corrupción o la comisión de delitos graves, como aquellos de lesa humanidad, la acción
de escrachar podría relacionarse con el ejercicio de la libertad de expresión e, incluso la libertad
de prensa. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha expresado que “la libertad de
expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es
indispensable para la formación de la opinión pública y para que la comunidad, a la hora de
ejercer sus opiniones, esté suficientemente informada. Es por eso que es posible afirmar que
una sociedad que no esté bien informada no es plenamente libre. La libertad de expresión es por
lo tanto no sólo un derecho de los individuos sino de la sociedad misma”.9
En estos casos, aun cuando los dichos que conlleve el escrache podrían ser
tipificados como una injuria o una calumnia, los artículos 109 y 110 traen como causal de
justificación, es decir, no son antijurídicas, las expresiones referidas a asuntos de interés público
o que guardasen relación con un asunto de interés público, así como tampoco las que no sean
asertivas.10
A ello puede agregarse, si los dichos se vierten en la Red, que la libertad de expresión
conlleva el derecho a la información del que gozan todos los ciudadanos e Internet, hoy en día,
es el medio por excelencia para ejercer ambos derechos, de allí que el acceso al mismo haya
sido declarado como un derecho humano por la ONU.11
En nuestro país, la ley 26.032 referida al Servicio de Internet, prevé expresamente
que la búsqueda, recepción y difusión de información e ideas de toda índole a través del servicio

7
https://dle.rae.es/?id=GJqqqUO, consultado el 28 de agosto de 2019
8
http://lema.rae.es/damer/?key=escrache, consultado el 28 de agosto de 2019
9
Corte, IDH, OC 5/85, La Colegiación Obligatoria de periodistas, de 13-11-85, párr. 70.
10
En la causa por querella penal por injurias y calumnias iniciada por un actor escrachado por el “Colectivo de Actrices
y Técnicas platenses por el Aborto Legal”, N° 3794/18, que tramitara en el Juzgado Correccional N°2 de La Plata, Buenos
Aires, el juez titular del mismo, Eduardo Eskenazi, consideró inadmisible una demanda por calumnias e injurias,
entendiendo que "que las mismas no configurarán aquel delito cuando las expresiones calumniosas, deshonrantes o
desacreditantes se hayan proferido en el marco de un tema que guarde relación con un asunto de interés público"
11 Mediante la resolución A/HRC/20/L.13, del 29 de junio de 2012, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización
de las Naciones Unidas encomendó la promoción, protección y disfrute de los derechos humanos en internet,
reconociendo, en lenguaje de derechos humanos, el derecho de acceso y empleo del internet para todas las personas.
Adicionalmente, exhortó a los Estados para que promuevan y faciliten el acceso a internet y la cooperación internacional
encaminada al desarrollo de los medios de comunicación y los servicios de información y comunicación en todos los
países.
4
de Internet se considera comprendida dentro de la garantía constitucional que ampara la libertad
de expresión.
Ahora bien, fuera de estos casos y en el entorno digital, se observa que la acción de
escrachar también se lleva a cabo contra personas que no son públicas y también se realizan
manifestaciones, ya sea referidas a personas públicas o privadas, que son falsas, es decir, que
denuncian hechos que nunca han ocurrido en la realidad, relacionándose ello con las llamadas
fake news (noticias falsas).
Al respecto sostiene Vaninetti (2019), que las noticias falsas son una expresión de
toxicidad informativa que busca producir el efecto contrario: la desinformación. El objetivo de las
mismas, dice, es generar reacciones para orientar y desviar opiniones, como conductas, ya sea
en áreas tan disímiles como en el consumo de ciertos productos y servicios con la finalidad de
obtener ganancias económicas afectando la imagen o reputación empresarial, hasta incidir en
procesos electorales, perseguir la inestabilidad institucional o afectar el honor personal,
profesional, o la imagen pública de una persona.12
Cabría preguntarnos entonces si la libertad de expresión supone, además del
derecho a acceder a la información, el derecho a la desinformación.
Por otro lado, y como ya se mencionara, el escrache también ha sido utilizado en los
tiempos que corren contra personas privadas. Hay casos, en los que una persona, por despecho,
odio o venganza, “escracha”, difama, calumnia o desacredita a otra, y a ello se suma la
colaboración de los usuarios de redes sociales que comparten o realizan comentarios a las
manifestaciones injuriantes, difundiéndose masivamente una publicación de esta naturaleza, o
lo que se conoce como “viralización”.
El escrache también es utilizado como un medio para hacer justicia por mano propia.
Denunciar o demandar queda como una opción secundaria, producto del descreimiento
generalizado en el Poder Judicial. El escrache es instantáneo, la condena social se obtiene con
un solo click, no entiende de sobreseimiento o de doble instancia, mucho menos ofrece la
posibilidad de defensa. Por ello, y aún en los casos en los que las acusaciones pudieran ser
verdaderas (en la mayoría no lo son), las personas ya no optan por denunciar o demandar, pues
aducen que la justicia es lenta y está corrupta. Por el contrario, la publicación en una red social
es inmediata y efectiva, no hay condena más expedita.
El escrache masivo ha sido usado con la excusa de visibilizar problemáticas como el
abuso sexual o la violencia de género. Así, se han creado perfiles en redes sociales a los fines
de que quien lo desee, exprese allí hechos relacionados con estos flagelos, que pueden o no ser
ciertos, pero que siempre tienen un victimario con nombre y apellido y que, en general, no son
hechos denunciados en la Justicia.13
Este tipo de manifestaciones, además de poder configurar el delito de injuria o de
calumnia, y aun no siendo típicas, siempre implican una afección a la dignidad de la persona
humana, razón por la cual configuran un ilícito civil, en tanto y en cuanto suponen una violación
al principio alterum non laedere (“no dañar a otro”, que luego de la entrada en vigencia del nuevo

12 Vaninetti, Hugo A. “Las noticias falsas (fake news) y la libertad de expresión en Internet, La Ley, 28/02/2019.
13 En el mes de diciembre de 2018, en Argentina, como consecuencia de una denuncia de abuso sexual contra un
conocido actor que se hizo pública, se produjeron una serie de escraches en distintas provincias, de manera masiva, bajo
los hashtags #miracomomepongo y #almachoescracho. En las redes sociales podían observarse videos de mujeres
relatando sucesos vejatorios; se abrieron “hilos” en Twitter en donde cientos de usuarias denunciaban con nombre y
apellido, a veces desde el anonimato a hombres y adolescentes. Hubo dos casos de suicidio de hombres escrachados, y
el daño provocado es irreparable, aún muchos nombres han quedado relacionados a términos como abusador, golpeador,
manipulador, entre otras manifestaciones injuriantes. Fueron pocos los casos de abuso llevados a la Justicia para que
efectivamente fueran investigados.
5
CCyC incluye el deber no agravar el daño que ya se produjo –artículo 1710-)14 y quien sufre un
menoscabo en su dignidad puede reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos.
b) Amenazas, extorsión (sextorsión) y chantaje
Existen casos en los que el escrache o la afección a la dignidad son utilizados para
cometer los delitos de amenazas, extorsión y chantaje.
Las simples amenazas se encuentran tipificadas en el artículo 149 bis de Código
Penal (en adelante CP), que reprime con prisión de seis meses a dos años al que hiciere uso de
amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas. En este caso la pena será de uno
a tres años de prisión si se emplearen armas o si las amenazas fueren anónimas.
La coacción también se encuentra tipificada en el artículo 149 bis CP, en su segunda
parte, allí se reprime con prisión o reclusión de dos a cuatro años al que hiciere uso de amenazas
con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad.
El artículo 149 ter CP trae agravantes al delito de coacción, entre ellas, se prevé una
pena más elevada cuando las amenazas son anónimas.
La naturaleza de la amenaza, tanto en el delito de amenaza simple como en el de
coacción, ya sea simple o agravada, es indistinta, el mal amenazado entonces puede ser moral,
lo que sí es necesario es que sea grave, de manera que puedan causar en la víctima un temor
fundado.
Por su parte, también los ataques pueden encuadrar en el delito de extorsión o en el
de chantaje. Estos se encuentran tipificados en los artículos 168 y 169 CP respectivamente.
El artículo 168 CP reprime con reclusión o prisión de cinco a diez años, al que con
intimidación obligue a otro a entregar, enviar, depositar o poner a su disposición o a la de un
tercero, cosas, dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos.
El artículo 169 CP, específicamente, reprime con prisión o reclusión de tres a ocho
años, el chantaje, es decir, al que por amenaza de imputaciones contra el honor o de violación
de secretos, cometiere alguno de los hechos expresados en el artículo precedente.
Estos delitos, que atentan contra la libertad individual o la propiedad de la persona,
también pueden afectar su dignidad. Se observa en la práctica profesional que, en ciertos casos,
el mal amenazado consiste en “escrachar” a la víctima, en difundir mensajes privados o imágenes
o videos íntimos. Además, suelen darse en su forma agravada, puesto que, en ocasiones, las
amenazas llegan como mensajes de texto anónimos o mensajes privados de redes sociales
desde perfiles apócrifos. Esta práctica es la que ha dado en llamarse “sextorsión”.
Según Lamperti (2017), la sextorsión o extorsión sexual es una forma de explotación
sexual en la cual una persona es chantajeada con una imagen o video de sí misma desnuda o
realizando actos sexuales, que generalmente ha sido compartida mediante sexting. La víctima
es coaccionada para tener relaciones sexuales con alguien, entregar más imágenes eróticas o
pornográficas, dinero o alguna contrapartida, bajo la amenaza de difundir las imágenes originales
si no accede a las exigencias del chantajista.15
Un ejemplo de los delitos aquí descriptos puede encontrarse en el caso conocido
como “Camus hacker”, como se conocía a Emmanuel Carlos Ioselli, quien obtuvo fotos íntimas
de varios famosos (sobre cómo las obtuvo la Justicia no se expidió en la causa) y luego las filtró
por redes sociales.16

c) Difusión no consentida de imágenes

14 Artículo 1717 CCyC: “Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no esta
justificada”
15 Lamperti, Sabrina B. El Rastro Digital del Delito. Cap. 2 Aspectos legales. Los delitos informáticos.

Universidad Fasta Ediciones. Mar del Plata. Marzo 2017. Pág. 150
16 Tribunal Oral Nº 6, “Ioselli, Emanuel Carlos” por extorsión en concurso real por amenazas coactivas”,

2/12/15.
6
Como ya se adelantó, esta conducta suele ser el mal amenazado en los delitos que
se describieron anteriormente. Sin embargo, lamentablemente, en ocasiones la víctima se ve
expuesta aún sin saberlo.
Hoy en día, en relaciones de pareja, es común el sexting. Se trata de un anglicismo
que proviene de la unión entre sex y texting, y consiste en una práctica muy difundida entre
adultos, y también entre adolescentes, que se traduce en el envío de fotos y videos íntimos en
el contexto de una relación de pareja, de manera consentida y voluntaria. Entre adolescentes la
práctica se conoce como “pasar el pack”.
El intercambio o producción de contenido íntimo es consensuado, si no lo fuera, y
quien obtuvo el contenido lo hizo accediendo indebidamente a un sistema o a un dato informático
de acceso restringido, tal accionar podrá encuadrar en el tipo del artículo 153 bis CP, que pena
con prisión esta conducta.
El conflicto surgirá cuando quien tenga en su poder ese contenido, rompe el lazo de
confianza, en el caso que lo hubiera obtenido con el consentimiento de la víctima, y lo publica,
ocasionándole a la víctima un profundo daño a su dignidad personal.
En estos casos, se trata de contenido que puede consistir en imágenes, video, e
incluso de audios o conversaciones íntimas, que nunca estuvo destinado a ser difundido
públicamente, perteneciendo al ámbito privado de la víctima, a quien le asiste la protección
prevista por la Constitución Nacional, los artículos 51, 52 y 53 del CCyC.
En virtud de este plexo normativo, la víctima tiene la posibilidad de obtener protección
a su derecho a la imagen e intimidad en la justicia, con fundamento principalmente en el
consentimiento, puesto que, por más que se haya prestado el consentimiento para ser
fotografiada o filmada, este de ninguna manera puede considerarse tácitamente otorgado para
su difusión.17
Sumado a ello, siendo las principales víctimas de la difusión no consentida de
imágenes, mujeres que se ven expuestas por sus propias ex parejas18, puede considerarse dicho
accionar como una forma de violencia de género.19
En este sentido, el artículo 6 inc f) de la 26485, prevé como una modalidad de
violencia de género la violencia mediática contra las mujeres, considerando como tal la
publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio
masivo de comunicación que, de manera directa o indirecta, injurie, difame, discrimine, deshonre,
humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres.

17 Artículo 55 CCyC: “Disposición de derechos personalísimos. El consentimiento para la disposición de los


derechos personalísimos es admitido si no es contrario a la ley, la moral o las buenas costumbres. Este
consentimiento no se presume, es de interpretación restrictiva, y libremente revocable”.
18 Ver, por ejemplo, el caso “T. M. E. c. Google Inc. s/medida autosatisfactiva”, del Juzgado de Primera

Instancia de Familia de Rawson, del 26-11-13 (ED Digital 73914; MJ-JU-M-82809-AR | MJJ82809 -
MJJ82809). Se ordena cautelarmente a la empresa demandada el inmediato y urgente bloqueo en su
buscador de Internet, en virtud de los diferentes enlaces que aparecen en él vinculando a la actora con
fotografías íntimas, datos personales, así como comentarios injuriantes sobre su persona e intimidad que
fueron subidos por una expareja sin su consentimiento.
Asimismo, recientemente se conoció el caso de una trabajadora española, empleada de la empresa IVECO,
que decidió quitarse la vida tras difundirse por Whatsapp entre los empleados de la empresa, un video sexual
que cinco años atrás había grabado con un compañero de trabajo y con el que ya no tenía relación alguna.
El hombre la extorsionaba para que reanudaran la relación sentimental.
https://elpais.com/sociedad/2019/05/29/actualidad/1559112195_230127.html (consultado el 31 de agosto de
2019)
19 Artículo 4º Ley 26.485 entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que, de

manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de
poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como
así también su seguridad personal.
7
Ahora bien, aunque en materia civil este accionar ilícito trae aparejadas
consecuencias, en materia penal nada se ha previsto expresamente.
Se han presentado proyectos de ley para tipificar este accionar como delito, pero
ninguno ha llegado a ser aprobado.
El Anteproyecto de Código Penal pretende tipificar esta conducta en el artículo 493,
imponiendo prisión al que sin autorización de la persona afectada difundiere, revelare, enviare,
distribuyere o de cualquier otro modo pusiere a disposición de terceros imágenes o grabaciones
de audio o audiovisuales de naturaleza sexual, producidas en un ámbito de intimidad, que el
autor hubiera recibido u obtenido con el consentimiento de la persona afectada, si la divulgación
menoscabare gravemente su privacidad. Prevé además como agravantes los casos en los que
el hecho se cometiere por persona que esté o haya estado unida a la víctima por matrimonio,
unión convivencial o similar relación de afectividad, aun sin convivencia; cuando la persona
afectada fuere una persona menor de edad; o si el hecho se cometiere con fin de lucro.
Finalmente, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mediante ley 6128 (2019), se
tipifica como contravención la difusión no autorizada de imágenes o grabaciones íntimas.
Establece el artículo 71 bis que quien difunda, publique, distribuya, facilite, ceda y/o entregue a
terceros imágenes, grabaciones y/o filmaciones de carácter íntimo sin el consentimiento de la
persona y a través de cualquier tipo de comunicación electrónica, de trasmisión de datos, páginas
web y/o a través de cualquier otro medio de comunicación, siempre que el hecho no constituya
delito, es sancionado con una multa o días de trabajo de utilidad pública y hasta con arresto.
Es destacable que expresamente se ha establecido que no podrá alegarse el
consentimiento de la víctima en la generación del contenido como defensa a la realización de la
presente conducta. Sin embargo, al finalizar el artículo, se agrega una última oración que versa:
“No configura contravención el ejercicio del derecho a la libertad de expresión”. Claramente la
difusión no consentida de contenido íntimo, jamás puede considerarse un ejercicio legítimo de la
liberta de expresión, por lo que posiblemente esa última oración pueda entorpecer la protección
de la víctima, pues la defensa del victimario siempre intentará justificar el accionar en la libertad
de expresión.
d) Acoso digital o ciberbullying.
En algunos supuestos, las conductas descriptas, sumadas incluso a la suplantación
de identidad y el delito de falsa denuncia (artículo 245 CP), se efectúan conjuntamente contra
una misma víctima, de manera prolongada en el tiempo.
Ello constituye en verdad un hostigamiento, intimidación u acoso constante para
quien lo padece, provocando, además de un daño moral, un daño psicológico, presentando las
víctimas trastornos de ansiedad, ataques de pánico, insomnio, e incluso afecciones cardíacas.
El acoso digital o ciberbullying, difundido entre niños y adolescentes, también se
traslada al ámbito adulto. Existen casos en los que, por un tiempo prolongado, el victimario
hostiga de diversas formas a su víctima, movido por el despecho, la venganza, el odio, la envidia
o la obsesión. Así, hay casos en los que se realizan denuncias falsas en la justicia, se crean
perfiles en redes o blogs utilizando la identidad de la víctima, se colocan sus datos personales
en sitios webs de servicios sexuales o de ofertas laborales para que terceros se contacten con
la víctima, se difunden imágenes íntimas, falsas acusaciones, en redes sociales o en medios de
prensa, o el envío permanente de mensajes o llamadas.
En Argentina, a diferencia por ejemplo de España y Perú, el acoso u hostigamiento
no está tipificado como delito, tratándose cada acción que sea típica como un delito autónomo,
que terminan siendo investigadas por distintas fiscalías y en raras ocasiones los expedientes se
acumulan por su conexidad.

8
En el Código Penal español20, en el artículo 172 ter, luego de la reforma de 2015, se
castiga con la pena de prisión de tres meses a dos años o multa de seis a veinticuatro meses al
que acose a una persona llevando a cabo de forma insistente y reiterada, y sin estar
legítimamente autorizado, alguna de las conductas siguientes y, de este modo, altere
gravemente el desarrollo de su vida cotidiana:
1.ª La vigile, la persiga o busque su cercanía física.
2.ª Establezca o intente establecer contacto con ella a través de cualquier medio de
comunicación, o por medio de terceras personas.
3.ª Mediante el uso indebido de sus datos personales, adquiera productos o
mercancías, o contrate servicios, o haga que terceras personas se pongan en contacto con ella.
4.ª Atente contra su libertad o contra su patrimonio, o contra la libertad o patrimonio
de otra persona próxima a ella.
Agrava la pena cuando el ofendido fuere pareja o ex pareja y las penas se acumulan
con las que pudieran corresponder a los delitos en que se hubieran concretado los actos de
acoso.
El Anteproyecto de Código Penal argentino no tipifica el acoso, en tanto este se
encuentra en tratamiento, sería una excelente oportunidad legislativa para incorporar el acoso
digital como un delito.
IV. Elección de la vía procesal más adecuada
Elegir adecuadamente la vía procesal adecuada para proteger derechos vulnerados
en un entorno en el que el tiempo es tirano es fundamental. Junto con la vía procesal elegida
también se deberá determinar el juez competente y la legitimación sustancial tanto activa como
pasiva.
Todo dependerá del hecho de que se trate, de lo que el afectado persiga conseguir
accediendo a la justicia, de la prueba con la que se cuente y del conocimiento que se tenga del
agresor.
Asimismo, el factor económico deberá tenerse en cuenta también, pues son procesos
judiciales que requieren la intervención de profesionales especializados, principalmente en lo que
a la prueba digital respecta.
Previo a analizar cuál será la vía más adecuada, es necesario tener en cuenta que
en algunos casos será posible acudir a la intimación extrajudicial en pos de frenar el
agravamiento del daño. Esta es una posibilidad que debe aprovecharse, puesto que puede llegar
a ser la forma más eficiente, económica y rápida de obtener un resultado favorable.

20 Con una redacción similar, el Código Penal peruano, desde 2018 incorpora por Decreto legislativo 1410,
entre otros delitos perpetuados en el o mediante el entorno digital, el acoso en el artículo 151 A: El que, de
forma reiterada, continua o habitual, y por cualquier medio, vigila, persigue, hostiga, asedia o busca establecer
contacto o cercanía con una persona sin su consentimiento, de modo que pueda alterar el normal desarrollo
de su vida cotidiana, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de uno ni mayor de cuatro
años, inhabilitación, según corresponda, conforme a los incisos 10 y 11 del artículo 36, y con sesenta a ciento
ochenta días-multa. La misma pena se aplica al que, por cualquier medio, vigila, persigue, hostiga, asedia o
busca establecer contacto o cercanía con una persona sin su consentimiento, de modo que altere el normal
desarrollo de su vida cotidiana, aun cuando la conducta no hubiera sido reiterada, continua o habitual. Igual
pena se aplica a quien realiza las mismas conductas valiéndose del uso de cualquier tecnología de la
información o de la comunicación. La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro ni mayor de siete
años, inhabilitación, según corresponda, conforme a los incisos 10 y 11 del artículo 36, y de doscientos
ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa, si concurre alguna de las circunstancias agravantes: 1. La
víctima es menor de edad, es persona adulta mayor, se encuentra en estado de gestación o es persona con
discapacidad. 2. La víctima y el agente tienen o han tenido una relación de pareja, son o han sido convivientes
o cónyuges, tienen vínculo parental consanguíneo o por afinidad. 3. La víctima habita en el mismo domicilio
que el agente o comparten espacios comunes de una misma propiedad. 4. La víctima se encuentre en
condición de dependencia o subordinación con respecto al agente. 5. La conducta se lleva a cabo en el marco
de una relación laboral, educativa o formativa de la víctima.”
9
Sin embargo, en casos en los que la víctima sufre un verdadero acoso digital, intentar
un arreglo extrajudicial puede llegar a constituir una pérdida del preciado tiempo con el que se
cuenta para evitar que el daño se torne irreversible.
a) Legitimación sustancial pasiva y activa
La vía procesal que vaya a elegirse dependerá, como se explicó antes, entre otros
factores, de quién accione en la Justicia y contra quién lo haga.
Partiendo de la legitimación sustancial activa, según el sujeto que accione se
determinará el derecho aplicable, pues si se trata de una persona menor de edad, o de una
mujer, existen leyes y convenciones internacionales que las protegen especialmente.
Si la víctima del ataque a la dignidad fuera una niña, adolescente o una mujer, y dicho
ataque fuera una modalidad de violencia de género ejercida por una ex pareja de la víctima,
resulta de aplicación lo establecido por la ley 26.485 de Protección Integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonales. Así, sea cual fuere el procedimiento que se inicie, deberán respetarse
las reglas establecidas en el Título III de dicha ley, entre ellas deben tenerse en cuenta el derecho
a la gratuidad de las actuaciones judiciales y del patrocinio jurídico preferentemente
especializado; a obtener una respuesta oportuna y efectiva; a ser oída personalmente por el juez
y que su opinión sea tenida en cuenta; a recibir protección judicial urgente y preventiva cuando
se encuentren amenazados o vulnerados cualquiera de los derechos enunciados en el artículo
3º de ley, la dignidad entre ellos; a la confidencialidad de las actuaciones; y la amplitud probatoria
para acreditar los hechos denunciados, teniendo en cuenta las circunstancias especiales en las
que se desarrollan los actos de violencia.
Por otro lado, y respecto a la competencia, establece que el/la juez/a interviniente
podrá disponer las medidas preventivas que estime pertinente, aun cuando no sea competente.
En el caso de que la víctima sea una persona menor de edad, será aplicable la ley
26061, de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. En virtud de la
misma, el procedimiento que se inicie, sea cual fuera su naturaleza, deberá ser guiado en todo
momento por el interés superior del niño (artículo 3 de la ley y de la Convención de los Derechos
del Niño), teniendo en cuenta que cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las
niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros.
Además, en algún momento del procedimiento de que se trate, se deberá otorgar una
audiencia a la víctima menor de edad para ser oída, siempre que su madurez le permita
expresarse, y su opinión debe ser tenida en cuenta al momento de resolver.
Por otro lado, en virtud de lo establecido por el nuevo CCyC21, si la persona menor
de edad cuenta con madurez suficiente o ya es adolescente (mayor de 13 años), edad en la que
se presume que cuenta con suficiente autonomía, podrá intervenir en un proceso conjuntamente
con los progenitores, o de manera autónoma con asistencia letrada, e incluso podrá accionar
contra sus propios progenitores, si son ellos los que atacan su dignidad, mediante la asistencia
letrada de un abogado del niño.22

21 Artículo 677.- Representación. Los progenitores pueden estar en juicio por su hijo como actores o
demandados. Se presume que el hijo adolescente cuenta con suficiente autonomía para intervenir en un
proceso conjuntamente con los progenitores, o de manera autónoma con asistencia letrada.
Artículo 678.- Oposición al juicio. Si uno o ambos progenitores se oponen a que el hijo adolescente inicie una
acción civil contra un tercero, el juez puede autorizarlo a intervenir en el proceso con la debida asistencia
letrada, previa audiencia del oponente y del Ministerio Público.
Artículo 679.- Juicio contra los progenitores. El hijo menor de edad puede reclamar a sus progenitores por sus
propios intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la edad y grado de madurez suficiente y
asistencia letrada.
22 Peñaloza, Bárbara V. “Dignidad digital de niños y adolescentes: protección de sus derechos personalísimos

e Internet”, Revista de Derecho de Familia y de las personas, Año XI, N° 4, mayo 2019, La Ley, pág. 126.
10
Respecto de la legitimación sustancial pasiva, ella en gran medida determinará la
competencia23. Habrá que analizar si se conoce al autor del ataque y si será posible accionar
contra el mismo, o si, por el contrario, se accionará exclusivamente contra el buscador o la red
social mediante la cual se ha atacado la dignidad de la persona humana.
Asimismo, la acción puede ser cautelar o puede iniciarse un procedimiento ordinario
para reclamar daños y perjuicios.
La Corte Nacional ha tenido en cuenta que, como principio general, para que proceda
el fuero federal debe tratarse necesariamente de archivos de datos interconectados en redes
interjurisdiccionales, conforme lo estipulado por el inciso b) del artículo 36 de la ley 25.326, en
cuanto dispone que será competente la justicia federal en aquellos casos en que los archivos de
datos se encuentran interconectados en redes interjurisdicciones, nacionales o internacionales24.
Por ello, cuando se demande a los buscadores o a las redes sociales para reclamar
la eliminación o bloqueo de algún contenido, deberá interponerse la acción en la justicia federal.
Por el contrario, cuando lo que se reclama es la reparación integral por
responsabilidad civil de los perjuicios ocasionados por un ataque a la dignidad digital, la Corte
Nacional, ha entendido que es competente la Justicia Nacional en lo Civil -y no el fuero federal-
para entender.25
Cuando la acción se intente contra el atacante, será competente el fuero ordinario.
Finalmente, cabe agregar respecto de la legitimación sustancial pasiva, contra quién
debe entablarse la demanda cuando se acciona contra buscadores o redes sociales, puesto que
se tratan de empresas internacionales con domicilio en el exterior, pero que cuentan en nuestro
país con filiales que las representan, como Facebook Argentina S.R.L., Yahoo de Argentina
S.R.L. o Google Argentina S.R.L.
Aquí también influirá el objeto del reclamo. Si lo que demanda es la reparación
integral por los daños y perjuicios causados en razón de un ataque a la dignidad por no haber
adoptado el buscador o la red social una conducta diligente una vez que se haya tomado
conocimiento de un contenido lesivo en sus plataformas, conforme a la doctrina sentada por la
CSJN en el leading case “Rodríguez, María Belén c/ Google Inc.” (Fallos: 337:1174), deberá
accionarse contra la empresa matriz (Facebook Inc. o Google Inc. por ejemplo).
Ahora bien, cuando lo que se persigue es la declaración del carácter lesivo o ilegal
de ese contenido por la autoridad judicial, mediante una medida precautoria, y la consiguiente
notificación judicial de la sentencia que así lo declare, justamente en cumplimiento de la citada
doctrina, serán legitimadas pasivas las filiales.

23 También influye la naturaleza del hecho. Por ejemplo, si se trata de una violación de correspondencia (art.
153 bis CP), es competente la justicia federal: “Atento que las cuentas de correo electrónico y de ‘facebook’
constituyen una ‘comunicación electrónica’ o ‘dato informático de acceso restringido’, en los términos de los
artículos 153 y 153 bis del Código Penal, según la ley 26.388, cuyo acceso sólo es posible a través de un
medio que por sus características propias se encuentra dentro de los servicios de telecomunicaciones que
son de interés de la Nación (artículo 2 y 3 de la Ley 19798), opino que debe ser el juez federal quien continúe
conociendo en las actuaciones (conf. Competencia 351, L. XLVIII in re ‘Jutton, Juan Carlos s/ denuncia delito
c/ la seguridad pública’, resuelta el 20 de noviembre de 2012)” (dictamen del Procurador General de la Nación
al que se remitió la CSJN). CSJN. “Díaz., Sergio Darío”. Competencia Nº778 XLIX. 24/6/2014
24 (CSJN, “Svatzky, Betina Laura contra Datos Virtuales S.A.”, 03.05.2005, Fallos: 328:1252)
25 En la acción de daños y perjuicios derivados de la difusión, utilización, promoción y comercialización por

internet de la imagen física y nombre de la actora vinculada con actividades de contenido pornográfico, como
el sustento de la demanda reposa en una reparación integral por responsabilidad extracontractual derivadas
de actos ilícitos enmarcadas en el ámbito de dicho fuero, es competente la Justicia Nacional en lo Civil -y no
el fuero federal (CSJN, “Solaro Maxwell, María Soledad c. Yahoo de Argentina S.R.L. y otro”, Fallos: 332:47);
así lo ha entendido también la jurisprudencia del fuero federal (Cám. Fed. Apel. Salta, “J., C. R. c. Google”,
04.07.2011, AR/JUR/30406/201; C.N. Civ. Com. Federal, Sala I, “Z., S.K. c. Yahoo”, 20.02.2007,
AR/JUR/228/2007; Sala III, “Bluvol c. Google”, 29.09.2009, AR/JUR/55851/2009).
11
Observando el Derecho Comparado, atento no tener en Argentina una norma
expresa que dirima esta cuestión, debe mencionarse la Sentencia de 13 de mayo de 2014,
Asunto C-131/12 “Google Spain S.L., Google y Agencia Española de Protección de Datos
(AEDP), Mario Costeja Gonzalez”, en la que la Gran Sala del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea se expidió sobre la legitimación pasiva de Google Spain S.L. 26
El 5 de marzo de 2010, el Sr. Costeja González, de nacionalidad española y
domiciliado en España, presentó ante la AEPD una reclamación contra La Vanguardia Ediciones,
S.L., que publica un periódico de gran difusión y contra Google Spain y Google Inc. Esta
reclamación se basaba en que, cuando un internauta introducía el nombre del Sr. Costeja
González en el motor de búsqueda de Google (en lo sucesivo, «Google Search»), obtenía como
resultado vínculos hacia dos páginas del periódico La Vanguardia, del 19 de enero y del 9 de
marzo de 1998, respectivamente, en las que figuraba un anuncio de una subasta de inmuebles
relacionada con un embargo por deudas a la Seguridad Social, que mencionaba el nombre del
Sr. Costeja González.
Mediante esta reclamación, el Sr. Costeja González solicitaba, por un lado, que se
exigiese a La Vanguardia eliminar o modificar la publicación para que no apareciesen sus datos
personales, o utilizar las herramientas facilitadas por los motores de búsqueda para proteger
estos datos. Por otro lado, solicitaba que se exigiese a Google Spain o a Google Inc. que
eliminaran u ocultaran sus datos personales para que dejaran de incluirse en sus resultados de
búsqueda y dejaran de estar ligados a los enlaces de La Vanguardia
Mediante resolución de 30 de julio de 2010, la AEPD desestimó la reclamación en la
medida en que se refería a La Vanguardia.
En cambio, se estimó la misma reclamación en la medida en que se dirigía contra
Google Spain y Google Inc. A este respecto, la AEPD consideró que quienes gestionan motores
de búsqueda están sometidos a la normativa en materia de protección de datos, dado que llevan
a cabo un tratamiento de datos del que son responsables y actúan como intermediarios de la
Sociedad de la Información. Google Spain y Google Inc. interpusieron sendos recursos contra
dicha resolución ante la Audiencia Nacional.
Sobre este particular, procede recordar, en primer lugar, que el considerando 19 de
la Directiva 95/4627 aclaraba que «el establecimiento en el territorio de un Estado miembro implica
el ejercicio efectivo y real de una actividad mediante una instalación estable», y «que la forma
jurídica de dicho establecimiento, sea una simple sucursal o una empresa filial con personalidad
jurídica, no es un factor determinante».
El TJUE, en este caso, conocido también por haberse reconocido el llamado
“Derecho al Olvido”, sentó la doctrina luego receptada por el RGPD, aprobado el 14 de abril de
2016.
(Allí resolvió que) “no se discute que Google Spain se dedica al ejercicio
efectivo y real de una actividad mediante una instalación estable en España.
Además, al estar dotada de personalidad jurídica propia, es de este modo una filial
de Google Inc. en territorio español, y, por lo tanto, un «establecimiento», en el
sentido del artículo 4, apartado 1, letra a), de la Directiva 95/46. 28
50 Para cumplir el requisito establecido en dicha disposición, es necesario
además que el tratamiento de datos personales por parte del responsable del

26 http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?docid=152065&doclang=ES, consultado el 1 de
septiembre de 2019.
27 Relativa a la Protección de Datos Personales, hoy reemplazada por el Reglamento General de Protección

de Datos (RGPD).
28 Hoy art. 4, inc 16 del RGPD.

12
tratamiento se «lleve a cabo en el marco de las actividades» de un establecimiento
de dicho responsable situado en territorio de un Estado miembro.
51 Google Spain y Google Inc. niegan que éste sea el caso, dado que el
tratamiento de datos personales controvertido en el litigio principal lo lleva a cabo
exclusivamente Google Inc., que gestiona Google Search sin ninguna intervención
por parte de Google Spain, cuya actividad se limita a prestar apoyo a la actividad
publicitaria del grupo Google, que es distinta de su servicio de motor de búsqueda.
56 En efecto, en tales circunstancias, las actividades del gestor del motor de
búsqueda y las de su establecimiento situado en el Estado miembro de que se trate
están indisociablemente ligadas, dado que las actividades relativas a los espacios
publicitarios constituyen el medio para que el motor de búsqueda en cuestión sea
económicamente rentable y dado que este motor es, al mismo tiempo, el medio que
permite realizar las mencionadas actividades.
60 De lo anterior se deduce que procede responder a la primera cuestión
prejudicial, letra a), que el artículo 4, apartado 1, letra a), de la Directiva 95/46 debe
interpretarse en el sentido de que se lleva a cabo un tratamiento de datos personales
en el marco de las actividades de un establecimiento del responsable de dicho
tratamiento en territorio de un Estado miembro, en el sentido de dicha disposición,
cuando el gestor de un motor de búsqueda crea en el Estado miembro una sucursal
o una filial destinada a garantizar la promoción y la venta de espacios publicitarios
propuestos por el mencionado motor y cuya actividad se dirige a los habitantes de
este Estado miembro.”
Si bien, como ya se dijo, en Argentina no existe una ley que defina la legitimación
pasiva, sí existe un primer antecedente que, siguiendo lo resuelto por la Gran Sala del Tribunal
de Justicia de la Unión Europea, la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza,
en “P., A. E. c/ FACEBOOK ARGENTINA S.R.L. s/ MEDIDA AUTOSATISFACTIVA” (24/05/2019)
rechazó el agravio planteado por la demandada. Entre los fundamentos es dable resaltar los
siguientes:
“(…) la participación de Facebook Argentina S.R.L. está circunscripta por ser la
representante en nuestro territorio de Facebook, legitimada pasiva de la presente
acción.
En ese contexto, Facebook, más allá de las estructuras de representación y
formas sociales adoptadas por la empresa para cada país, se encuentra constituida
comercialmente en nuestra República como Facebook Argentina S.R.L., quedando,
en consecuencia, sometida a la legislación argentina.
Por lo expuesto, Facebook Argentina S.R.L. no puede eludir las mandas
judiciales impuestas alegando que carece de facultades para ello, por lo que la firma
debe hacer conocer y cumplir las resoluciones judiciales notificadas al domicilio por
ella constituida en el país (en el mismo sentido: Cámara de Apelaciones en lo Civil
y Comercial de Salta, Sala III, del 17 de agosto de 2017, en autos caratulados “P.,
J. A, vs. P., J. I, Incidente”) (CÁMARA FEDERAL DE LA PLATA SALA II, en autos
N° FLP 25923/2017, caratulados: “Q., H. A. c/ Facebook Argentina S.R.L. s/ Amparo
Ley 16.986”, de fecha ocho de mayo de 2018).”
Por lo que, cuando lo que se persigue es la eliminación de contenido lesivo, serán legitimadas
pasivas las filiales que los buscadores o las redes sociales hayan establecido en territorio argentino, a los
fines de que estas pongan en conocimiento a las empresas matrices de la existencia de contenido lesivo
en sus plataformas, declarado tal judicialmente. Ello supone rapidez y economicidad en la notificación, lo
que se traduce en una respuesta judicial efectiva en tiempo razonable.
b) Caminos procesales posibles
Dependiendo del hecho y del objetivo de la víctima del ataque, las opciones
procesales vigentes son múltiples. En primer lugar, habrá que determinar si el hecho puede
tipificarse como delito, pues en ese caso podrá recurrirse a la Justicia Penal, sin perjuicio de las
acciones civiles que puedan corresponder. Además, debe tenerse en cuenta que las leyes

13
procesales penales, en general, admiten el ejercicio de la acción civil dentro del procedimiento
penal.
b.1) Justicia penal
Como se adelantó en el párrafo anterior, el ataque a la dignidad puede llegar a ser
tipificado como delito y, dependiendo del delito de que se trate, podrá la víctima acceder a la
justicia por vía de denuncia o mediante querella penal.
Ello dependerá si se trata de un delito de acción pública o de acción privada.
El artículo 73 de CP expresa que son acciones privadas las que nacen de los de
calumnias e injurias y de violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157. Por
lo tanto, corresponderá
 Denuncia: Cuando el ataque se realice efectuando alguno de los delitos de
amenzas, coacción, extorsión, chantaje o falsa denuncia (artículos 149 bis y ter; 168, 169 y 245
CP). Asimismo, por violaciones a derechos de propiedad intelectual, específicamente uso
indebido de imagen (artículo 31 Ley 11.723), ya que la ley remite al artículo 172 del CP. En estos
casos interviene el Ministerio Público Fiscal en la investigación.
 Querella Penal: Cuando el ataque constituya injuria, calumnia o violación de
secretos. El procedimiento de querella dependerá de lo establecido por los códigos procesales
penales de cada provincia argentina. En el caso de Mendoza, el Código Procesal Penal en sus
artículos 421 y 424 inc. 4, junto a la querella, se puede interponer demanda por daños y
perjuicios, que será resuelta en la misma sentencia.
b.2) Justicia Civil
No se pretende en estas acotadas páginas profundizar sobre cada una de las
acciones procesales civiles que podrían ejercerse. Se partirá del conocimiento que el lector ya
tenga respecto de la articulación de las mismas y sólo se procurará realizar un análisis
comparativo entre las posibilidades procesales a los fines de echar un poco de luz respecto de
qué acción podría ser más adecuada dependiendo del cada caso concreto.
El análisis previo, de acuerdo a la situación de hecho a la que se enfrente el abogado,
al momento de elegir la vía procesal a iniciar es fundamental, pues de ello dependerá en gran
medida la eficacia procesal, el acceso a la justicia y el derecho del afectado a obtener una
sentencia en un plazo razonable, en la era de la inmediatez que imponen Internet y las redes
sociales.
 Acción de amparo
Si bien la ley nacional de amparo N° 16986 data de 1966, es con la reforma de 1994
que esta acción se incorpora en el artículo 43 de la Constitución Nacional, constituyendo una
acción de derecho procesal constitucional.29
Según Camps (2018), el amparo surge para dotar de eficacia procesal al sistema
tuitivo de los derechos constitucionales, entre ellos, la dignidad de la persona humana, y los
derechos personalísimos que la conforman.30
El autor señala que el amparo fue un mecanismo que permitió que se adopten
medidas judiciales idóneas para evitar daños derivados de amenazas a derechos
constitucionales, cuando en otros ámbitos procesales, esas medidas no podían ser conseguidas
mediante proceso autónomo de conocimiento alguno.

29 Artículo 43: Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro
medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma
actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y
garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
30 Camps, Carlos E. “El amparo como vía más eficaz para la protección de derechos, hoy”. SJA 31/01/2018.

AR/DOC/4305/2017.
14
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el amparo es siempre una vía de excepción
y jamás podrá brindar una solución resarcitoria.
Sumado a ello, deben considerarse los requisitos establecidos por la legislación
nacional y provincial para su interposición. En el caso de Mendoza, el Código Procesal Civil,
Comercial y Tributario (en adelante CPCCT), establece que la acción debe interponerse, en los
casos que prevé, dentro de los quince días corridos a partir de la fecha en que el afectado tomó
conocimiento del hecho, acto u omisión que repute violatorio de sus derechos constitucionales.
Además, la posibilidad de producir prueba es muy reducida, dada la brevedad de los plazos en
los que el juez debe resolver el caso.
Es de destacar que el Juez o Tribunal, a petición de parte y con el objeto de afianzar
la garantía constitucional afectada y siempre que exista riesgo de daño irreparable, podrá ordenar
las medidas innovativas o de no innovar idóneas, las que se cumplimentarán en forma inmediata,
sin perjuicio de su ulterior notificación.31
Si el caso encuadra en los supuestos de excepción establecidos por la ley, no ha
transcurrido el plazo legal para interponer la acción, y no exista otro camino procesal adecuado,
esta vía resultará idónea para la protección de los derechos personalísimos.32
 Acción de Hábeas Data.
Con la reforma constitucional de 1994, también se incorpora esta acción en el artículo
43 de la Carta Magna, el que, en su parte pertinente, establece que toda persona podrá
interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad,
que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer
informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de
información periodística.
Por su parte, el artículo 33 de la ley 25.326, de Protección de Datos Personales,
establece que la acción de protección de los datos personales o de hábeas data procederá para
tomar conocimiento de los datos personales almacenados en archivos, registros o bancos de
datos públicos o privados destinados a proporcionar informes, y de la finalidad de aquéllos.
También procede cuando se presuma la falsedad, inexactitud, desactualización de la información
de que se trata, o el tratamiento de datos cuyo registro se encuentra prohibido en la presente ley,
para exigir su rectificación, supresión, confidencialidad o actualización.
Es decir, es la vía procesal idónea para ejercer los derechos conocidos como “ARCO”
(acceso, rectificación, cancelación y oposición), previstos en la citada ley.
Nótese que procede respecto de datos que consten en registros o bancos de datos
públicos, o los privados destinados a proveer informes. ¿Pueden considerar a las redes sociales
y buscadores dentro de estos últimos registros privados? Difícilmente los constituyentes de 1994
y el legislador de 2000 hayan tenido en miras a las redes sociales y buscadores cuando se
refirieron a dichos tipos de registros, dependerá del criterio judicial considerarlos como registros
destinados a dar informes.33

31 Artículo 222 XI Código Procesal Civil, Comercial y Tributario de la provincia de Mendoza.


32 Al respecto pueden consultarse Autos Nº 152.628 “PROTECTORA ASOCIACION CIVIL DE DEFENSA DEL
CONSUMIDOR C/FACEBOOK INC. P/SUMARIO". 2° Juzgado Civil. Primera Circunscripción. Mendoza, 11
de mayo de 2010. “Ulanosky, Alejandro Marcelo y Otra c/ Facebook Argentina S.R.L. S/ Amparo contra actos
particulares”, Sala II de la Cámara Federal de Córdoba, 15 de abril 2014. CÁMARA FEDERAL
DE LA PLATA, SALA II, en autos N° 25923/2017, caratulados: “Q., H. A. c/ Facebook
Argentina S.R.L. s/ Amparo Ley 16.986”, de fecha ocho de mayo de 2018
33 Al respecto ver “F., H. y Ot. en Rep. Hijas Menores c/Facebook Argentina SRL. s/ Habeas Data” la Cámara

Federal de Rosario Sala B (julio 2015).


15
Por lo pronto pareciera que el hábeas data no sería la vía más idónea para casos de
violación de derechos personalísimos en redes sociales o buscadores, pues ciertamente existen
vías procesales más idóneas y ello implica deber agotarlas antes de recurrir a esta acción.
Asimismo, el ejercicio de esta acción nunca podrá afectar el secreto de las fuentes
de información periodística.
Se advierte que se reducen los casos en los que procede esta acción.
Sumado a ello, la ley establece que el procedimiento para ejercer esta acción,
además de las disposiciones de la ley, se rige por el procedimiento que corresponde a la acción
de amparo común y supletoriamente por las normas del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, en lo atinente al juicio sumarísimo.
Por lo que resulta aplicable todo lo que se señaló anteriormente.
En el caso de Mendoza, el nuevo código procesal, en su artículo 223, establece que
toda persona podrá interponer acción de amparo para tomar conocimiento de los datos a ella
referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados
destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión,
rectificación, confidencialidad o actualización de aquéllos.
Aquí debe hacerse una apreciación especial respecto de la competencia, pues el
artículo 36 de la ley de Datos Personales, como se dijo, establece que será competente para
entender en la acción de hábeas data el juez del domicilio del actor; el del domicilio del
demandado; el del lugar en el que el hecho o acto se exteriorice o pudiera tener efecto, a elección
del actor. En estos casos, el procedimiento regirá de acuerdo a la norma procesal de cada
provincia.
Sin embargo, establece la competencia federal: a) cuando se interponga en contra
de archivos de datos públicos de organismos nacionales, y b) cuando los archivos de datos se
encuentren interconectados en redes interjurisdicciones, nacionales o internacionales.
Como puede observarse, esta es una acción específica que sólo será idónea en los
casos establecidos en la ley, siempre y cuando no exista una vía judicial más adecuada.
 Medida autosatisfactiva
Esta medida puede ser analizada dentro de lo que algunos autores han dado en
llamar “pretensión informática cautelar”, en la que pueden encuadrarse situaciones que no
toleran un tránsito procesal extendido en el tiempo y reclaman una respuesta útil para ser
eficaces. Aquí encajan pretensiones informáticas que se vinculan con la dinámica de distribución
de contenidos a través de Internet, cuando se considera que esta propalación viola los derechos
de las personas.34
Las denominadas medidas autosatisfactivas son de creación doctrinaria y
jurisprudencial, y no han tenido una recepción legislativa. Surgen como respuesta a ciertas
situaciones que requieren de tutela jurisdiccional urgente. Si bien no encuadran propiamente
dentro del esquema legal de las medidas precautorias, han sido asimiladas a ellas como un tipo
de medida cautelar genérica.
Han sido definidas como soluciones jurisdiccionales urgentes, autónomas,
despachables "inaudita et altera pars" y mediando una fuerte probabilidad de que los planteos
formulados sean atendibles".35
Como importan una satisfacción definitiva de los requerimientos de su postulante,
son autónomas y no dependen para su vigencia y mantenimiento de la interposición simultánea

34 Camps, Carlos E. La pretensión cautelar informática. Cápitulo XIV, Tratado de Derecho Procesal
Informático, Tomo II, 2da ed. Ed Abeledo Perrot. Buenos aires, 2019
35 Conclusiones del XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal, realizado en Corrientes en 1997, ídem.
C.Civ y Com. Rosario, Sala 3, mayo —5-997— M. L. N. c. R. C., LA LEY, 1997- F, 433; Peyrano, Jorge W.
"Reformulación de la teoría de las medidas cautelares: tutela de urgencia. Medidas Autosatifactivas").
16
o ulterior de una acción principal para evitar su decaimiento, diferenciándose por ello de las
medidas cautelares.
Peyrano (2010) sostiene que se trata, más que de una cautelar, de un proceso
abreviado que, por razones de urgencia, busca la aceleración de los tiempos procesales y tiende
a satisfacer la petición jurisdiccional.36
Es por estas características que se exige un altísimo grado de certidumbre de la
pretensión, para desembocar en un decisorio definitivo.
Tramitando esta acción inaudita parte y no requiriendo la interposición de ninguna
otra acción, el derecho de defensa de la contraparte no encuentra plena vigencia, pues no tendrá,
como ocurre en las medidas cautelares, un proceso principal en el que pueda ser ejercido.
Esta acción ha sido elegida a lo largo del país para solicitar la eliminación de
contenidos de redes sociales y buscadores que causan un daño. Por lo general se han iniciado
directamente contra los responsables de estos sitios. En general, los mismos, al ser notificados
de la sentencia que recae en la medida autosatisfactiva, interponen un recurso de apelación, y
en la segunda instancia se ventilan cuestiones tales como la legitimación sustancial pasiva y se
cuestiona la decisión del juez que declara dañino cierto contenido, apelando a la libertad de
expresión como defensa principal.37
Ello desvirtúa la celeridad procesal de este tipo de medidas, pues el recurso de
apelación es concedido con efecto suspensivo, de manera que mientras se discuten en cámara
los extremos señalados, el contenido sigue vigente, causando daño.
En verdad, esta acción puede considerarse adecuada como vía para dar
cumplimiento a la notificación judicial que se requiere en virtud de la doctrina de la CSJN en el
caso Rodríguez, María Belén c/ Google Inc., específicamente en los considerandos 17 y 18, en
virtud de la cual, para que el buscador o la red social puedan llegar a responder por un contenido
que les es ajeno, deben haber tomado efectivo conocimiento de la ilicitud de ese contenido, y no
haber adoptado un actuar diligente.
A los efectos del efectivo conocimiento requerido para la responsabilidad subjetiva,
es exigible la comunicación de una autoridad competente. Fuera de casos en los que las ilicitudes
sean manifiestas, en los casos en que el contenido dañoso exija un esclarecimiento que deba
debatirse o precisarse en sede judicial o administrativa para su efectiva determinación, cabe
entender que no puede exigirse al buscador o a la red social que supla la función de la autoridad
competente ni menos aún la de los jueces. Por tales razones, en estos casos corresponde exigir
la notificación judicial o administrativa competente, no bastando la simple comunicación del
particular que se considere perjudicado y menos la de cualquier persona interesada.
De manera que el afectado por una publicación que daña su dignidad debe recurrir a
la justicia para que esta declare al contenido lesivo y notifique judicialmente tal resolución. La
medida autosatisfactiva se presenta como la vía más idónea para ello, debiendo el buscador o

36Peyrano, Jorge "Medidas Autosatisfactivas". Ed. Rubinzal Culzoni, 2001 p. 13


37Juzgado de 1ra. Instancia en lo Civil y Comercial de Salta de 8va. Nominación “M.L.P. en rep. de la menor
F. C c/ Redes sociales Twitter, Whatsapp, Facebook, Google, Yahoo y/o usuarios de Twitter s/ medida
Autosatisfactiva de 14/03/2013.
Cámara Federal de Rosario, Sala A, en autos Nº 11252/2014 caratulados: “FINOCCHIO,
HECTOR C/ FACEBOOK ARGENTINA SRL S/MEDIDA AUTOSATISFACTIVA”, de fecha 17/06/14.
CNACyC, Sala I, causa N° 3.545/15. “S.R.M. c/ Facebook Argentina SRL s/ medida autosatisfactiva”
del 20/10/15.
JUZGADO FEDERAL DE MENDOZA 2, autos N° 15588/2018, caratulados: “P., A. E. c/ FACEBOOK
ARGENTINA S.R.L. s/ Medida Autosatisfactiva”, septiembre de 2018.

17
la red social adoptar de manera urgente las medidas necesarias para eliminar la publicación, de
lo contrario, si no despliegan un actuar diligente, serán responsables por ese contenido.
Ello por supuesto no obstará al ejercicio del derecho de defensa por parte de los
responsables de adoptar un actuar diligente, pero ello no puede suspender dicho accionar. Es
decir, si desean cuestionar la medida podrán hacerlo mediante apelación, pero el recurso deberá
ser concedido con efecto no suspensivo (o devolutivo).
 Acción Preventiva de daños.
Peyrano (2002) define a la acción preventiva como aquella que persigue evitar el
acaecimiento, repetición, agravación o persistencia de daños, patrimoniales o morales,
potencialmente posibles, conforme al orden normal y corriente de las cosas, a partir de una
situación fáctica existente; existiere o no algún vínculo jurídico preexistente con el legitimado
pasivo de ella. De tener éxito, se traducirá, por lo general, en una orden de hacer o de no hacer
que busque revertir o modificar la situación fáctica que genera el riesgo de daño (o de
persistencia o repetición) que justifica su promoción.38
Entre las conclusiones de las XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil sobre
Prevención del Daño se aprobó por unanimidad que: “La pretensión preventiva es genérica,
autónoma de dar, hacer o no hacer. No tiene carácter excepcional ni subsidiario; tampoco exige
que exista una vía judicial más idónea.”
Al respecto, Lorenzetti en el Considerando 34 de su voto en disidencia, del ya
mencionado leading case Rodríguez, María Belén c/Google Inc., aclaraba que la tutela
preventiva es autónoma de la resarcitoria y no condicionada a la procedencia de ésta ni al
ejercicio de una pretensión adicional de condena por los perjuicios ya inferidos.
Agrega además que la protección preventiva opera con independencia de una nueva
efectiva configuración de daño en la esfera jurídica del titular, pues la sola amenaza causalmente
previsible del bien jurídico tutelado habilita su procedencia.
El CCyC delimita esta acción en el art. 1711 y establece que procede cuando una
acción u omisión antijurídica hace previsible la producción del daño, su continuación o
agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución. En su parte final la
norma dispone que, a diferencia de la obligación de resarcir, no es exigible la concurrencia de
un factor de atribución de responsabilidad.
La acción preventiva, según surge del artículo que la consagra, puede perseguir tanto
la evitación del daño, así como también puede buscar impedir que continúe el perjuicio o que se
agrave.
La violación al deber de prevención debe ser antijurídica, pero no requiere que sea
imputable. La norma se desinteresa de los factores de atribución contemplados en el código: la
culpa y el dolo contenidos en el artículo 1724 CCyC y los objetivos (riesgo, garantía, abuso del
derecho, entre otros) del artículo 1722 CCyC. El sistema del código intenta una solución rápida
y efectiva para el fin preventivo, lo que resultaría incompatible con la exigencia de un factor de
atribución de responsabilidad.
El artículo 1712 CCyC dispone que están legitimados para reclamar quienes
acreditan un interés razonable en la prevención del daño. La norma es amplia; se trata de juzgar
cuando existe un interés razonable para pedir judicialmente la cesación de una actividad. Puede
tratarse de la posible víctima del daño aún no acaecido.
Finalmente, el artículo 1713 CCyC prevé que la sentencia que admite la acción
preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria,
obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda; debe ponderar los criterios de menor

38Peyrano, Jorge W. La acción preventiva: modalidad a tener presente si se quiere un sistema jurisdiccional
en sintonía con la hora actual, en JA 2002-II-992.
18
restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la
finalidad.
Como punto de partida, puede afirmarse que la acción preventiva siempre persigue
una tutela inhibitoria, en razón de que con ella lo que se persigue es justamente inhibir una
conducta antijurídica que pueda causar un daño o que, habiéndolo causado, de permitir que la
conducta se siga ejerciendo, el daño pueda agravarse.
Esta inhibición debe imponer un deber de prevención de cumplimiento posible, es
decir, no debe suponer sacrificios desmedidos, conductas heroicas ni un peligro excesivo o
injustificado para el principio de libertad que el art. 19 de la CN consagra.39
Ahora bien, con base en el texto del artículo 1713 CCyC citado, se ha interpretado
que existe la posibilidad de ejercer dos tipos de acciones, una de carácter definitivo y otra de
orden provisorio. Pero ambas tendrán carácter preventivo.
Sobre lo que no hay consenso en la doctrina aún es respecto a qué vía procesal es
la más adecuada para canalizar esta acción sustancial.
Lo Giudice (2018), en su análisis de las Conclusiones de las XXVI Jornadas
Nacionales de Derecho Civil sobre Prevención del Daño, resume las posturas que hay al
respecto, apuntando que algunos consideran que la vía apropiada es el juicio ordinario, mientras
que otros entienden que debe adoptarse el proceso más acotado que exista en cada jurisdicción.
Luego cita a Peyrano, quien explica que el proceso sumarísimo podría ser una vía adecuada
mientras no se regule un proceso propio y se considere necesario bosquejar un nuevo tipo de
procedimiento cognitivo más ajustado a las singularidades de esta acción. Esto es justamente lo
que se ha regulado en la provincia de Mendoza, un proceso propio, con posibilidad de optarse
por un procedimiento de conocimiento, como se verá en el próximo apartado.40
El artículo 3 del CPCCT de Mendoza ha reglamentado la acción preventiva.41
En primer lugar, es importante señalar que metodológicamente se ha incluido esta
acción dentro del Libro Primero, TIt. I, Cap. II, que regula las Pretensiones y Acciones Especiales.

39 XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil sobre Prevención del Daño.


40 Lo Giudice, Diego. Análisis de las conclusiones de las XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil sobre
Prevención del Daño. El Derecho. Buenos Aires, miércoles 16 de mayo de 2018. ISSN 1666-8987. Nº 14.407.
AÑO LVI. ED 277
41 Artículo 3 del CPCCT de Mendoza: 1.- Quien ostente un interés razonable en la prevención de un daño,

estará legitimado para deducir la acción preventiva prevista por las normas de fondo, ofreciendo toda la
prueba sobre la previsibilidad del daño, su continuación o agravamiento. Será competente el Juez del lugar
en donde el daño pueda producirse.
2.- El Juez meritará sumariamente la petición y resolverá si la admite o la rechaza sin más trámite, mediante
auto que será apelable.
a) En caso de ser admitida y si se conociere el legitimado pasivo, se le dará traslado por tres (3) días, quien
al evacuarlo deberá ofrecer toda la prueba. Vencido dicho plazo deberá emitirse pronunciamiento sobre la
admisión de la prueba, la que se sustanciará en una sola audiencia a celebrarse dentro de los tres (3) días.
b) Si se desconociese el legitimado pasivo, el Tribunal directamente se pronunciará sobre la prueba, la que
deberá rendirse en un término no mayor de tres (3) días.
c) Rendida la prueba, se llamará autos para sentencia, la que se dictará en el término de tres (3) días y será
apelable en igual plazo, por quien ostente interés legítimo.
d) En el caso previsto en el inc. b) la sentencia será publicada por los medios establecidos por este Código a
fin de garantizar su mayor publicidad. La sentencia se presumirá conocida a los cinco (5) días de la última
publicación.
e) En situaciones de suma urgencia y de gravedad manifiesta, el Juez podrá ordenar inmediatamente las
medidas necesarias para evitar el daño. La revocación de tales medidas podrá ser solicitada por quien
acredite interés legítimo, y en tal supuesto, el Juez fijará inmediatamente una audiencia a la que convocará a
los interesados. Concluida la misma, resolverá por auto en el plazo de tres (3) días.
3.- En los casos b) y e) deberá exigir el Juez contracautela suficiente.
4.- La resolución que se dicte será apelable en el plazo de tres (3) días, en forma abreviada y sin efecto
suspensivo.
5.- El interesado podrá optar por encausar su pretensión preventiva por la vía del proceso de conocimiento.”
19
Se destaca la cuestión metodológica pues no es un dato menor: la acción de tutela
preventiva no ha sido tratada dentro de ninguno de los tipos de procedimientos que regula en
otros artículos el código procesal, es decir, le ha otorgado a esta acción, junto a la Acción
Declarativa, un trámite especial y diferente al de las medidas precautorias y preventivas; al de
los procesos de conocimiento (aunque existe la opción de imprimirle este trámite); al de los
procesos de garantías constitucionales (Amparo y Hábeas Data) y a los procesos de estructura
monitoria.
Se advierte así que el legislador ha optado por un procedimiento ágil, acorde con la
tutela que pretende brindar, puesto que, ante la inminencia de un daño, o del agravamiento del
mismo, una respuesta pronta es elemental, de lo contrario una acción de esta naturaleza, en
muchos casos, perdería virtualidad.
La acción preventiva mendocina se diferencia de las medidas precautorias, en tanto
no se vincula a ningún proceso judicial, pues persigue un fin en sí misma, por lo que no
dependerá de ningún proceso y no se requerirá ejercer ninguna otra acción, sin perjuicio que se
admita en doctrina que se puede ejercer una acción de daños y perjuicios pero que no
dependerán procesalmente entre sí.
Otra diferencia sustancial radica en que, en el ejercicio de la acción de tutela
preventiva, no se requiere acreditar ni la verosimilitud del derecho ni el peligro en la demora. Ello
también la diferencia de la ya analizada medida autosatisfactiva.
Por otro lado, al no depender de otro proceso, pueden tener un resultado definitivo,
distinto a las cautelares, que son siempre provisionales, pues mantienen su vigencia mientras
subsistan las circunstancias que las sustentaron.
Finalmente, tanto las medidas cautelares como las autosatisfactivas, pueden
sustanciarse inaudita parte, lo que también es posible en el procedimiento previsto en el artículo
3.II CPCCT, que, si bien prevé un traslado al legitimado pasivo cuando se lo conozca, en casos
de suma urgencia y gravedad manifiesta, pareciera poder prescindir del mismo.
Si bien podría considerarse que cualquier afección a la dignidad humana es grave y
requiere de atención urgente, puede afirmarse que hay casos más apremiantes que otros, como
podrían ser casos de violencia de género simbólica42, casos en los que las personas afectadas
sean personas menores de edad43 y/o padezcan de alguna discapacidad44.
En suma, esta facultad que se brinda al juez como director del proceso, podría ser
ejercida en casos en los que se vea afectada la dignidad digital de personas en situación de
vulnerabilidad45.
En lo que a prueba refiere, la legislación de fondo no requiere la probanza de factor
de atribución alguno, ello simplifica el proceso probatorio.

42 Exte. nº 19160-17 –“XXX s/ Supuesta adolescente en riesgo”, Juzgado de Paz de Santa Lucía, Corrientes,
30/06/2017, publicado en www.eldial.com
43 Juzgado de 1a Instancia en lo Civil, Comercial y Minas Nro. 2 de Mendoza, 11/05/2010, “Protectora

Asociación Civil de Defensa del Consumidor c. Facebook Inc.”, LLGran Cuyo 2010 (junio), 481; DFyP 2010
(septiembre), 272.
44 “Si las pruebas aportadas dan cuenta de la existencia de publicaciones efectuadas por los demandados en

las que se menciona a un adolescente, que además padece una discapacidad, y a su entorno familiar,
precisando datos que permiten su directa identificación, corresponde admitir la medida autosatisfactiva
intentada por la Asesoría de Incapaces y ordenar el cese de la publicación de datos personales, imágenes
y/o videos de aquel y prohibir su difusión en el futuro, ello para preservar su intimidad y así
protegerlo de posibles daños que esta situación pueda generarle” (sent. del 10/08/2017 • G.A. D.;
Fiscalía Penal de Prof. Salv. Mazza c/ G., A.; A., F. s/ Violencia familiar • DFyP 2018 (febrero),
237 con nota de Ana Clara Ahargo • AR/JUR/50687/2017).-
45 “…toda persona que se encuentre en situación de vulnerabilidad es titular de una protección especial en

razón de los deberes especiales cuyo cumplimiento por parte del Estado es necesario para satisfacer las
obligaciones generales de respeto y garantía de los derechos humanos…” (Corte IDH, “Sentencia de Ximenes
Lopes vs. Brasil”, 04/07/2.006, 103)
20
El código procesal mendocino exige ofrecer toda la prueba sobre la previsibilidad del
daño, su continuación o agravamiento al momento de interponer la acción. Lo mismo se exige al
momento de contestar el traslado de la demanda. Se puede inferir que, puede acudirse a
cualquiera de los medios de prueba que ofrece el artículo 176 del código de forma, siempre que
sea idóneo y pertinente.
Teniendo en cuenta que se trata de un procedimiento en el que los tiempos serán
acotados (la prueba admitida se sustancia en una sola audiencia), deberá meritarse cada caso
y la conveniencia o no de ir por esta vía acotada o encausar la pretensión preventiva por la vía
del proceso ordinario (opción habilitada por el apartado 5 del artículo 3 CPCCT), teniendo
especialmente en cuenta los medios de prueba que serán necesarios sustanciar para sustentar
la acción. En el caso que se optara por canalizar la pretensión preventiva por el proceso ordinario,
podrá interponerse una medida cautelar que persiga la paralización del daño hasta tanto recaiga
una sentencia definitiva.
La provincia de Mendoza ha dado un gran paso al incorporar esta acción de tutela
preventiva. Como se expresó, ya la Corte Suprema de Justicia de la Nación había reconocido la
pertinencia de una acción de esta naturaleza para tutelar los derechos personalísimos
vulnerados en Internet, aún antes de la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial.
Se celebra el acierto de haberle otorgado un trámite propio, distinto al de las medidas
precautorias o los procesos de garantías constitucionales. Es que ciertamente la finalidad que
persigue es otra.
En los casos traídos a análisis, en su gran mayoría, lo único que persiguen las
víctimas de estos ataques a su dignidad es el freno al accionar dañino, es decir, que se elimine
el contenido, para que se deje de compartir y que, de alguna manera, se limpie su nombre, por
ejemplo, mediante la retractación pública (o por el mismo medio) del agresor. Por ello, una
prevención definitiva tutela efectivamente el derecho de la víctima y evita la continuación del
daño, evitando también la litigiosidad en este tipo de conflictos que se están generando en
Internet, pues si el agresor cesa en su conducta antijurídica, puede sortear posibles reclamos
futuros de daños y perjuicios.
 Acción Daños y perjuicios
Finalmente, ya sea que se haya elegido previamente alguna de las vías procesales
penales y/o expeditas de las ya analizadas, siempre será procedente la acción resarcitoria por
daños y perjuicios. Así lo habilitan los artículos 52 y 1770 CCyC. Este último establece la
responsabilidad civil de quien arbitrariamente se entromete en la vida ajena y publica retratos,
difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o perturba de
cualquier modo su intimidad. Por dichas acciones debe ser obligado a cesar en tales actividades,
si antes no cesaron, y a pagar una indemnización que debe fijar el juez, de acuerdo con las
circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede ordenarse la publicación de la sentencia
en un diario o periódico del lugar, si esta medida es procedente para una adecuada reparación.
Un proceso ordinario será más largo, pero permitirá la producción de pruebas que en
las otras vías analizadas son más acotadas. Además, en este proceso deberá probarse el factor
de atribución.
Dado que, como se dijo arriba, este proceso insumirá más tiempo, es recomendable
recurrir a una medida cautelar o incluso a la acción preventiva, para evitar que el daño continúe
agravándose.
V. Conclusiones
Los ejemplos jurisprudenciales que puedan brindarse para ilustrar la problemática de
vulneración de la dignidad digital son ínfimos en relación a la cantidad de casos que pueden
conocerse fuera de los tribunales. El uso inescrupuloso que algunos usuarios hacen de Internet
y las redes sociales para dañar, en el afán de ejercer una nueva especie de justicia por mano

21
propia que se traduce en una condena digital, sin tener la víctima siquiera la posibilidad de
defenderse, es inaceptable en un Estado de Derecho.
Pocos acuden a pedir asesoramiento a un abogado y aun haciéndolo, no consiguen
una tutela efectiva de sus derechos. En muchos casos porque enarbolando la bandera de la
libertad de expresión se desjerarquiza la dignidad humana, otras veces no se brindan respuestas
por formalismos procesales, que dejan a los afectados a la deriva, agravándose el daño que han
padecido, ya a nivel institucional.
Por ello en la Sociedad de la Información en la que estamos insertos, es necesario
un Derecho Procesal adecuado a los tiempos que corren y jueces capacitados que conozcan las
problemáticas digitales que padecen los ciudadanos y que principalmente entiendan que en
Internet una respuesta tardía jamás será justa.
Del análisis realizado respecto de las vías procesales hoy disponibles en las
legislaciones de fondo, puede arribarse a una primera conclusión: los mecanismos procesales
existen, es sólo cuestión de elegir el adecuado y luego hacerlo funcionar, procurando la
efectividad procesal de la vía elegida y el respeto a las garantías procesales de todas las partes
del proceso.
Para ello es indispensable un cambio de paradigma en la concepción de la dignidad
humana en el entorno digital. Debe abandonarse la perspectiva desde la que se analizan los
ataques digitales a la misma y así dejar de pensar estos casos como atentados a derechos
personalísimos aislados. Un escrache no ataca el “buen nombre” o la reputación de una persona,
sino que atenta directamente contra la dignidad de la misma y de su entorno familiar.
También debe tenerse presente que es de la dignidad humana que dependen todos
los derechos humanos, incluido el derecho a la libertad de expresión. Quien sufre un ataque
digital a su dignidad también ve afectada su libertad de expresión, pues la opinión que se forma
respecto de la misma en quienes acceden a esa información falsa, implica una forma de censura
previa para la víctima, puesto que ya nada de lo que diga en el afán de defenderse del ataque
será considerado como válido, ya que quien lo difamó ha definido su identidad digital, y esta ve
truncados dos derechos humanos fundamentales, el de defensa y el de expresar la verdadera
versión de los hechos.
De allí la importancia de que el juzgador que deba ponderar entre dignidad y libertad
de expresión comprenda la magnitud del hecho que tiene enfrente, comprenda que quien llama
a las puertas de la Justicia ya ha sufrido una condena social, producto a veces de la sed de
venganza, de odio u obsesión, o como consecuencia de una persona que ha eludido la ley y ha
decidido ejercer una justicia por mano propia. Sea cual fuera el caso la Justicia no puede tener
como válidas ninguna de estas conductas, absolutamente contrarias al Derecho.
Otro punto a considerar por el juzgador será el del tiempo, para ello deberá ser
consciente de que en la Red todo es inmediato, y en segundos un daño a la dignidad digital
traspasa cualquier frontera territorial. Por ello la respuesta debe ser, si no inmediata, urgente, de
lo contrario la eficacia procesal de la sentencia se desvanecerá y se privará a la víctima de su
derecho a una sentencia en un plazo razonable.
Sentado ello, resta arribar a ciertas conclusiones en materia de derecho sustancial
penal. Es aquí donde estas palabras finales podrían adoptar un tinte más crítico, puesto que no
fue objeto del presente analizar las normas procesales civiles y penales, federal y provinciales
en lo que a materia probatoria digital respecta. Lo que sería objeto de un trabajo mucho más
extenso dedicado sólo a ello.
Como se fuera adelantando entre párrafos anteriores, el legislador penal debe dar
respuestas a conductas que se ejecutan en la sociedad y que no tienen una consecuencia legal,
así, por ejemplo, se hace indispensable tipificar conductas como la suplantación digital de
identidad, la difusión no consentida de imágenes íntimas y el acoso digital. Asimismo, y dado el

22
auge que las calumnias e injurias tienen en los tiempos que vivimos, la pena que se impone a
estas debe ser más severa.
VI. Bibliografía
1. Brodsky, Jonathan M. en “Publicaciones injuriantes en Internet. Entre la
libertad de expresión y la protección de los derechos personalísimos”, La Ley, 12/06/2018,
AR/DOC/913/2018.
2. Camps, Carlos E. “El amparo como vía más eficaz para la protección de
derechos, hoy”. SJA 31/01/2018. AR/DOC/4305/2017.
3. Camps, Carlos E. La pretensión cautelar informática. Cápitulo XIV, Tratado
de Derecho Procesal Informático, Tomo II, 2da ed. Ed Abeledo Perrot. Buenos aires, 2019
4. Gros Espiell, Héctor. La Dignidad Humana en los Instrumentos
Internacionales sobre Derechos Humanos. Anuario de Derechos Humanos. Nueva Época. Vol.
4. 2003. Instituto de Derechos Humanos. Facultad de Derecho. Universidad Complutense de
Madrid. Pág. 197.
5. Lamm, Eleonora, Comentarios a los arts. 51 a 61. Código Civil y Comercial
de la Nación comentado. Directores Gustavo Caramelo; Sebastián Picasso; Marisa Herrera. - 1a
ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Infojus, 2015, pág. 124.
6. Lamperti, Sabrina B. El Rastro Digital del Delito. Cap. 2 Aspectos legales. Los
delitos informáticos. Universidad Fasta Ediciones. Mar del Plata. Marzo 2017. Pág. 150
7. Lo Giudice, Diego. Análisis de las conclusiones de las XXVI Jornadas
Nacionales de Derecho Civil sobre Prevención del Daño. El Derecho. Buenos Aires, miércoles
16 de mayo de 2018. ISSN 1666-8987. Nº 14.407. AÑO LVI. ED 277.
8. Peñaloza, Bárbara V. “Dignidad digital de niños y adolescentes: protección
de sus derechos personalísimos e Internet”, Revista de Derecho de Familia y de las personas,
Año XI, N° 4, mayo 2019, La Ley, pág. 126.
9. Peyrano, Jorge W. "Reformulación de la teoría de las medidas cautelares:
tutela de urgencia. Medidas Autosatifactivas").
10. Peyrano, Jorge "Medidas Autosatisfactivas". Ed. Rubinzal Culzoni, 2001 p. 13
11. Peyrano, Jorge W. La acción preventiva: modalidad a tener presente si se
quiere un sistema jurisdiccional en sintonía con la hora actual, en JA 2002-II-992.
12. Rivera, Julio C., Instituciones de Derecho Civil. Parte General, Cap. XVIII:
Derechos Personalísimos, Bs. As., Abeledo Perrot, 2010, pág. 704
13. Toller, Fernando M., Libertad de prensa y tutela judicial efectiva. Estudio de
la prevención judicial de daños derivados de informaciones, La Ley, Buenos Aires, 1999 p.468.
14. Valente, Luis Alberto, La función preventiva y la tutela judicial efectiva en
materia de derechos personalísimos, consultado en www.pensamientocivil.com.ar el 05 de
marzo de 2019
15. Vaninetti, Hugo A. “Las noticias falsas (fake news) y la libertad de expresión
en Internet, La Ley, 28/02/2019.
16. XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil sobre Prevención del Daño.
VII. Jurisprudencia
1. Juzgado de 1ra. Instancia en lo Civil y Comercial de Salta de 8va. Nominación
“M.L.P. en rep. de la menor F. C c/ Redes sociales Twitter, Whatsapp, Facebook, Google, Yahoo
y/o usuarios de Twitter s/ medidaAutosatisfactiva de 14/03/2013.
2. Cámara Federal de Rosario, Sala A, en autos Nº 11252/2014 caratulados:
“FINOCCHIO, HECTOR C/ FACEBOOK ARGENTINA SRL S/MEDIDA
AUTOSATISFACTIVA”, de fecha 17/06/14.
3. CNACyC,Sala I, causa N°3.545/15. “S.R.M. c/ Facebook Argentina SRL s/
medida autosatisfactiva” del 20/10/15.

23
4. JUZGADO FEDERAL DE MENDOZA 2, autos N° 15588/2018, caratulados:
“P., A. E. c/ FACEBOOK ARGENTINA S.R.L. s/ Medida Autosatisfactiva”, septiembre de 2018.
5.
6. Cámara Federal de Rosario Sala B “F., H. y Ot. en Rep. Hijas Menores
c/Facebook Argentina SRL. s/ Habeas Data”, julio 2015
7. 2° Juzgado Civil. Primera Circunscripción. “PROTECTORA ASOCIACION
CIVIL DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR C/FACEBOOK INC. P/SUMARIO", Mendoza, 11 de
mayo de 2010.
8. Sala II de la Cámara Federal de Córdoba, “Ulanosky, Alejandro Marcelo y
Otra c/ Facebook Argentina S.R.L. S/ Amparo contra actos particulares”, 15 de abril 2014.
9. CÁMARA FEDERALDE LA PLATA, SALA II, en autos N° 25923/2017, carat
ulados: “Q., H. A. c/ FacebookArgentina S.R.L. s/ Amparo Ley 16.986”, de fecha ocho de mayo
de 2018
10. CSJN, “Svatzky, Betina Laura contra Datos Virtuales S.A.”, 03.05.2005,
Fallos: 328:1252
11. CSJN, “Solaro Maxwell, María Soledad c. Yahoo de Argentina S.R.L. y otro”,
Fallos: 332:47
12. Cám. Fed. Apel. Salta, “J., C. R. c. Google”, 04.07.2011, AR/JUR/30406/201;
C.N. Civ. Com. Federal, Sala I, “Z., S.K. c. Yahoo”, 20.02.2007, AR/JUR/228/2007
13. C.N. Civ. Com. Federal, Sala III, “Bluvol c. Google”, 29.09.2009,
AR/JUR/55851/2009
14. Gran Sala del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Asunto C-131/12
“Google Spain S.L., Google y Agencia Española de Protección de Datos (AEDP), Mario Costeja
Gonzalez”,13 de mayo de 2014
15. CSJN. “Díaz., Sergio Darío”. Competencia Nº778 XLIX. 24/6/2014
16. CSJN, ‘Jutton, Juan Carlos s/ denuncia delito c/ la seguridad pública’, resuelta
el 20 de noviembre de 2012
17. Tribunal Oral Nº 6, “Ioselli, Emanuel Carlos por extorsión en concurso real por
amenazas coactivas”, Causa 4786, 2-12-15,
18. “T. M. E. c. Google Inc. s/medida autosatisfactiva”, del Juzgado de Primera
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MJJ82809 - MJJ82809)
19. Corte, IDH, OC 5/85, La Colegiación Obligatoria de periodistas, de 13-11-85,
párr. 70.
20. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala M, en “K., S. F. c. Google
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21. CSJN, "Pérez Redrado, Hernán c/ Google lnc. s/ daños y perjuicios", del
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23. Juzgado de 1a Instancia en lo Civil, Comercial y Minas Nro. 2 de Mendoza,
11/05/2010, “Protectora Asociación Civil de Defensa del Consumidor c. Facebook Inc.”, LLGran
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Mazza c/ G., A.; A., F. s/ Violencia familiar • DFyP 2018 (febrero), 237 con nota de
Ana Clara Ahargo • AR/JUR/50687/2017). -
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que tramitara en el Juzgado Correccional N°2 de La Plata, Buenos Aires

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