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ESCUELA DE MAESTROS _________________

CLASE 4

CÓMO ENSEÑABA JESÚS

Jesús sin duda era práctico y sencillo , y sus mensajes aunque parezcan simples eran
profundos .

Tenemos que saber que Jesús modificaba su estilo conforme a la audiencia . Frente a un
pecador siempre se mostró con amor y misericordia , no confrontando , en su mensaje estaba
la gracia ( favor ) de Dios .

En. 2do lugar frente a los discípulos fue un maestro que les marcó el rol , el compromiso y el
privilegio de ser discípulos .

En 3er lugar frente a los religiosos , fue terminante , les mostraba que ellos no practicaban lo
que ellos exigían a otros .

5 puntos que marcan el estilo de Jesús:

1- Jesús lograba conectarse con la gente


2- Jesús cautivaba desde el primer momento
3- Jesús procuraba la participación de las personas
4- Jesús ilustraba sus conceptos con historias , objetos , parábolas etc.
5- Jesús usaba continuamente la repetición.

Siempre enseñaba con parábolas para ser entendido por la gente común; las parábolas eran la
primera expresión de su mensaje. Las parábolas llevaban a pequeñas ideas.

Por ejemplo, la parábola del “Buen samaritano” es un sermón en su composición. El “Hijo


pródigo” enseña perdón; la parábola de “Los talentos” instruye sobre responsabilidad personal,
etc.

Cuando Jesús predicaba la narrativa tomaba todo el peso del mensaje.

La analogía era otro de los métodos utilizados por Jesús: cuando hablaba de luz y sal, casa en
la roca y la arena, pastor y ovejas, aguas vivas, viñas, puertas, etc.

Jesús comparaba y contrastaba imágenes familiares: el sabio y el necio, ovejas y cabras, luz
y tinieblas, rico y pobre, joven y viejo, etc.
PRINCIPIOS Y PRÁCTICAS DEL MAESTRO

Las multitudes no se cansaban de escuchar a Jesús. En ocasiones los sorprendía la noche y


aun así la gente se gozaba con sus enseñanzas. En más de treinta años de ministerio he
conocido pocos maestros que no se vuelvan tediosos ¡al cabo de una sola hora!

¿Qué podemos aprender de cómo enseñó Jesús?


Él es el maestro perfecto, la más clara ilustración de la forma en que Dios se comunica con las
personas. Su ministerio es el modelo perfecto de cómo transmitir la verdad eterna a personas
pecadoras e imperfectas. Una de las mejores inversiones que podemos hacer en nuestros
ministerios es la de estudiar su estilo de enseñanza, para luego imitarlo.

Ningún maestro debe olvidar que el contenido del envase es más importante que el envase

mismo. Por ello, una parte esencial de nuestro proceso de aprendizaje debe ser entender cómo
hizo Jesús para «envasar» el contenido de manera que fuera atractivo y comprensible para las
multitudes.

JESÚS LOGRABA CONECTARSE CON LA GENTE

Jesús constantemente interactuaba con los individuos en formas muy personales. Gran parte
del contenido de los evangelios no es más que el registro de esos intercambios que Jesús tuvo
con individuos y pequeños grupos. Su ministerio a las multitudes fluía de esas relaciones
individuales. De esta observación se desprende entonces un principio importante: cuanto más
sentida es la conexión entre las personas y el maestro, más eficaz será la comunicación.

Uso la palabra «sentida» porque esta conexión es emocional y subjetiva. Una máquina puede
ser excelente y eficaz, pero si no está enchufada (conectada), no funcionará, no será más que
un objeto que ocupa espacio inútilmente. De la misma forma, un maestro puede tener un
excelente mensaje para compartir, con tremendo potencial para cambiar las vidas, pero si no
logra conectarse con la gente, lo que comparta con ellos va a tener muy poco impacto

sobre sus vidas.

Debemos preguntarnos, entonces, ¿qué es lo que hace que las personas perciban una

conexión entre ellos y el maestro?

A. Apertura del maestro hacia las personas.

Cuanto más acceso tengan las personas al maestro, más llegará el maestro a ellos. En otras
palabras, el grado de apertura que tienen las personas a las enseñanzas del maestro está
directamente relacionado con la accesibilidad que ellos perciben de parte del maestro.

Si las personas sienten que pueden hablar con usted, hacerle preguntas, compartir sus
problemas y ser comprendidos, se creará en ellos una gran apertura a las enseñanzas que
usted les comparte. Jesús siempre demostró esta apertura: aceptaba que las personas le
hiciesen preguntas, le trajesen sus niños, lo invitaran a cenar y le compartieran sus
necesidades. Vemos en él una franca disposición a escuchar a los que estaban a su alrededor.

B. Amor del maestro por las personas.

El fundamento de la observación que a cabo de compartir radica en un principio aún más


profundo: cuando el maestro demuestra, con palabras y hechos, que está más interesado en
las personas que en lo que va a enseñar, la gente responde al mensaje de otra forma.

Es decir, el amor del maestro por sus alumnos pesa más que sus actividades de enseñanza. A
la mayoría de las personas no les interesa tanto nuestros «programas» como la relación que
podamos sostener con ellos. Recordemos que nuestro programa de enseñanza es para el
beneficio de ellos, no para cumplir un currículo o cubrir un tema predeterminado. Jesús
constantemente manifestó su amor profundo por las personas tomando el tiempo necesario
para escucharlos e involucrarse en la resolución de sus problemas.

C. Interacción del maestro con las personas.

Cuando la comunicación se da en ambas direcciones —del maestro a los alumnos y de los


alumnos al maestro— la gente responde mejor. Jesús nunca estaba tan ocupado como para no
tener tiempo para esta interacción, la cual formaba una parte esencial de su ministerio. Una
realidad que vemos en Jesús es que tomaba tiempo para cenar con las personas, para estar en
sus casas, y conversar con ellos fuera del «aula».

D. Identificación del maestro con las personas

Jesús usó el lenguaje del pueblo: escogía sus ilustraciones de la realidad cotidiana del pueblo.
Su mensaje nunca dejó en las multitudes la impresión de que era un hombre sofisticado, dado
a complejidades que estaban alejadas del mundo de ellos. He observado que cuanta mayor
educación posea una persona, más fácil se le hace complicar el mensaje y confundir a las
personas con temas que tienen poca relación con su experiencia cotidiana. El resultado de esto
no es mayor profundidad, sino mayor confusión en torno de la Palabra.

E. Interés del maestro en las preocupaciones de las personas.

Jesús no solamente se preocupó por las personas, sino que también mostró interés en lo que
formaba parte de sus vidas. Así lo hizo con Pedro al sanar a su suegra. Cuando las personas
ven en su maestro una genuina preocupación por la totalidad de sus vidas, responden
activamente a sus enseñanzas, porque se sienten apoyadas.

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