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Still With You - Lily Del Pilar
Still With You - Lily Del Pilar
Se suponía que Jeon Jungkook fue enviado a ese domicilio solo para una
inspección de rutina. Una vecina del lugar había reportado hacia algunas
horas un olor nauseabundo proveniente desde la casa de al lado.798
Los antecedentes recopilados por la telefonista del caso, eran de una señora
que rondaba los sesenta años. Según su vecina, la última vez que la vio, fue
en la iglesia hace ya más de una semana. Vivía sola, no parecía tener
familiares y solo era visitada por unas amigas de la iglesia en raras
ocasiones. Con el evidente sobrepeso que declaró la vecina a la telefonista,
no era tonto pensar en un posible ataque al corazón.5
Tenía los brazos cruzados en el asiento del copiloto y la vista clavada afuera.
Llovía, no muy fuerte, pero lo suficiente para resultar molesto.83
—No sabemos si está muerta —dijo Jeon Jungkook, por fin apagando el
motor.133
—Mal olor de hace días, nadie la ha visto por una semana, vive sola, tiene
obesidad... no sé, a mí me parece más claro que el agua. Deberían haber
mandado a los forenses en vez de a nosotros.332
El barrio era de clase media. Casas con ante jardines no cercados y una
terraza como antesala a la puerta, de madera y todas con el mismo diseño.
Tres pisos de alto, el último parecía ser un entretecho, que tenía una ventana
redonda y pequeña para darle luz al espacio.37
Ella los recorrió con la mirada antes de dirigir su atención a la casa vacía,
que tenía las luces apagadas a pesar de que no quedaba más que una franja
de atardecer.3
Claro, por lo mismo les habían lanzado esa inspección de rutina. A diferencia
de Jungkook que llevaba solo cuatro meses de servicio, Jimin iba por el año.
Ambos, como bien dijo la señora, demasiado jóvenes.2
—Olor a muerto —corrigió ella—. Ahora no se siente por la lluvia, pero era
insoportable.91
—Entiendo —dijo Jungkook.1
Por el rabillo del ojo, se fijó en Jimin que recorría el jardín vecino con mirada
tranquila, solo rutina para ambos.18
—He tocado la puerta un par de veces en la semana pero nadie salió. ¿Está...
muerta? —quiso saber.151
—¿No crees que es un poco extraño que esté tan cubierto el patio? —
preguntó con desconcierto—. El barrio es tranquilo y nadie tiene rejas.315
—Tal vez le gusta la privacidad —dijo Jungkook, sin embargo, lo que decía
Jimin sí que era acertado.2
¿Una mujer que vivía sola, que jamás había sido visitada por nadie, y que
tenía el patio trasero techado? Ninguna historia normal comenzaba con ese
preámbulo.334
Todavía silencio.3
—La gente compra estos cerrojos tan malos... —se quejó, mientras abría la
puerta con el hombro.155
—Te lo dije —se quejó Jimin, sacando un pañuelo para cubrir su boca.1
Él se dirigió hacia allá evitando tocar algo que pudiera entorpecer la escena.1
—¿La mataron?1
—Tal vez no, pero alguien estaba con ella en la data de muerte.1
Él se encogió de hombros.1
—Eh, no me mires así. Yo antes no era tan rarito. Esto —Apuntó la cocina—,
ver demasiado de esto hace que se te trastoque el cerebro.190
Empequeñeció la mirada.
Pareció querer refutarlo, pero al final terminó saliendo con paso airado.2
No fue hasta que el ruido de sus pasos se perdió tras salir de la casa, que el
silencio volvió a ser ensordecedor a su alrededor.1
Colocándose de pie y estirando las rodillas, echó una inspección a las tazas
sucias en el lavaplatos. Eran dos. La casa por dentro estaba cuidada pero por
fuera no. La mujer parecía no haber muerto sola.1
1.1K
2
Agudizó el oído para intentar captar de dónde provenía el ruido. No parecía
ser del segundo piso, se escuchaba un tanto más alejado. Posicionando la
mano en su arma de servicio, dio unos pasos hacia la escalera. Se detuvo
apenas escuchó la queja alta de Jimin desde afuera.42
—Jefe —decía en broma—, ya los llamé y dicen que dos horas, están
ocupados con un asesinato en...79
—Oh, por Buda —jadeó Jimin, con los ojos abiertos de par en par—, ¿está el
asesino en la casa?419
—¿La saco?480
—No, solo mantente atento, vamos a rastrear el primer piso para ver si está
despejado o...
—¿Dos asesinos? —musitó—. ¿No deberíamos llamar a los refuerzos y
esperar a que lleguen? Si me pasa algo hoy, Yoongi morirá de tristeza. Hoy es
nuestro cuarto aniversario y debía llegar temprano a casa, generalmente me
prepara una cena y...752
Un gato con mucha obesidad para lograr hacer crujir la madera de esa
manera. Un gato de por lo menos cincuenta kilos.223
Volvieron a ingresar, esta vez con pasos más suaves y atento, sus miradas
recorriendo las esquinas de la casa y abriendo habitaciones para revisar
dentro: alacena, muebles lo suficientemente grande para esconder a alguien,
cocina, baño, sala de estar, comedor.25
Estaba despejado.1
Jungkook le hizo una seña a Jimin para apuntarle el segundo piso, quien
asintió y ambos subieron. Arriba solo había un pasillo y tres puertas, dos a la
izquierda y una a la derecha. Jimin se fue a la izquierda, por lo que Jungkook
abrió la que le correspondía alzando su pistola.
Nada.10
Era un cuarto. Una gran cama de dos plazas con volantes, muy anticuada
para la época. Era de fierro. Dos veladores y un escritorio que daba hacia la
ventana. Notó que el techo del patio se alzaba desde la mitad de ella. ¿Quién
pedía un techo el cual cubría la mitad de la ventana de tu cuarto...?27
Entonces, fue cuando lo volvió a escuchar.
Salió al pasillo, Jimin ya había revisado una de las puertas, todavía faltándole
una. También estaba contemplando el techo sobre sus cabezas.1
Era un adolescente.278
Pero no podía dejarlo ahí, no podía bajar al segundo piso e ignorar su estado
a la espera de que llegase alguien más experimentado para saber cómo
manejar la situación de manera profesional y correcta. Y es que Jungkook
realmente no sabía lo que estaba haciendo y todos sus movimientos podrían
desencadenar algo malo. Pero simplemente no podía quedarse sin hacer
nada.10
—Jimin, no subas —pidió con la voz más suave y controlada que podía
emitir—. Está aterrado.
A simple vista, por lo delgado que estaba, le pareció que rondaba la edad de
un adolescente, no más de diecisiete años. Pero se equivocaba, debía
bordear los diecinueve años tal vez. Por Buda, ¿qué hacía alguien de su edad
encerrado en un altillo?76
Maltrato.
Secuestro.92
Se imaginó lo peor, porque solo lo peor podría conllevar una escena así.
Lo vio terminar de arrastrarse por el colchón en el suelo, todavía con los pies
por delante y los brazos estirados, moviéndolos para detenerlo. Las lágrimas
caían sin control por sus mejillas. Su avance se vio interpuesto al colisionar
contra la esquina del entretecho, quedando sin lugar de escape. Su pecho
subiendo y bajando en el más terrible y profundo pánico.130
¿Por eso el chico estaba ahí? ¿Se habría quedado encerrado? ¿Pero en qué
circunstancias? ¿Quién era ese muchacho? La vecina no había mencionado
parientes, su único hijo estaba muerto. ¿Sería otro hijo?56
—No, quédate ahí. —Meter a una segunda persona, que además era otro
hombre (por muy inofensivo y tierno que pareciera y fuera Park Jimin) no
era una buena idea, solo haría que el muchacho se sintiera más amenazado.
Ese era el territorio de él, no de Jungkook ni mucho menos de Jimin. 25
¿Cuánto tiempo llevaría encerrado ese chico ahí? ¿Y quién sería? A diario
desaparecían tantos jóvenes, que perfectamente podría ser alguno de ellos.
Un escalofrío le recorrió la columna vertebral, de pronto sintiendo la
necesidad de hacer algo, lo que fuera. No podía seguir viendo esa mirada
grande y limpia, llena de profundo terror. Parecía muerto de hambre.37
Notó que la mirada del chico barría sus labios y que su entrecejo se fruncía,
la cabeza un tanto ladeada. Lo vio apretar un poco más las piernas contra su
pecho, su vista otra vez en la barrita de cereales.31
Jungkook le sonrió.155
Ninguno de los dos se dio cuenta en ese momento que habían roto la
primera barrera entre ambos: la de la desconfianza.
798
3
Jungkook consideró lanzarle la barra de cereales a la cama, pero, si lo hacía,
estaría perdiendo una gran oportunidad para que el chico confiara en él y le
permitiera acercarse más. Así que, con la barra todavía en alto, dio un
pequeño paso, su mirada enganchada en la reacción del chico. Lo vio
estremecerse un poco y apretar sus piernas más hacia él. Pero no le pidió
que retrocediera, eso debía ser bueno. Dio otro paso, y otro, y otro hasta que
ahora estaban separados por menos de dos metros.135
—Ten —le dijo, meciendo el paquete entre sus dedos para que oscilara.7
Como la vez anterior, los ojos del chico se desviaron a sus labios el tiempo en
el que le tomó pronunciar esa pobre palabra.174
Captó el movimiento de sus labios con la cabeza ladeada. Esta vez, no asintió
pero tampoco se negó, sus enormes ojos pendientes de todos sus
movimientos.62
Sintiendo las piernas un poco entumecidas por la posición, se movió
lentamente hacia adelante, apoyando las rodillas en el suelo para estirarse y
alcanzarlo con su mano por delante. El movimiento fue rápido y repentino,
Jungkook no lo vio venir hasta que el chico estuvo casi encima suyo
quitándole el cereal. Luego, como si nada hubiera ocurrido, volvió a
encogerse en su rincón, el paquete pequeño afirmado contra su pecho, que
se movía a gran velocidad.567
El recelo aún brillaba en la mirada del chico. Pasaron lo que pareció una
eternidad en la misma posición sin moverse, ambos siguiendo el movimiento
del otro. Lento, los dedos del chico fueron al borde del paquete y empezaron
a abrirlo con manos torpes.
Con mucha tranquilidad, Jungkook lo observó intentar abrirlo una y otra vez.
Jungkook supo que no sería capaz de hacerlo por si solo, temblaba mucho y
parecía muy desesperado, además de que era de esos envoltorios difíciles de
abrir a los que, generalmente, Jungkook le terminaba aplicando sus dientes
frontales para despedazarlo.5
—¿Ya no lo quieres? —le preguntó, los ojos del chico siguiendo sus labios.90
Dudó unos segundos, apegando otra vez sus piernas desnudas contra su
pecho. Recién Jungkook estuvo lo suficientemente relajado para notar la
ropa ligera del chico, cubierto nada más que con una camiseta grande que
apenas si llegaba a la altura de su ropa interior oscura, dejando al
descubierto unas largas piernas.
—Estoy bien.
Se le erizaron los pelos de la nuca al verlo afirmarse el estómago con los ojos
cerrados, arrastrando sus piernas hacia si mismo para formarse un ovillo.2
El chico abrió los ojos de par en par, dando un brinco del susto, todo sus
músculos en tensión y sus sentidos en alerta máxima.7
Jungkook rápidamente alzó las manos y bajó los hombros para verse lo más
pequeño posible, a pesar de que solo por dos centímetros no llegaba al
metro ochenta.204
Sabía que era una promesa vacía porque, apenas llegase el escuadrón de
rescate de víctimas junto al sicólogo, lo sacarían del caso rápidamente y todo
lo que pudiera averiguar de ese chico sería lo que lograse sacarle a otros
oficiales.207
—Usted, oficial.54
Todo lo que Kim Taehyung conocía del mundo exterior, era lo que alcanzaba
a divisar por la ventana del altillo, pasando horas enteras escondido detrás
del visillo blanco observando hacia afuera. Cuando era pequeño, el cartero
pasaba todos los días a las nueve de la mañana por su calle entregando
cartas; con los años, ese anciano hombre de ojos pequeños, dejó de pasar y
luego muchas personas diferentes entregaban los paquetes a cada casa.328
Y, por último, también sabía que los niños regresaban a sus casas entre las
tres y cuatro de la tarde, con sus grandes mochilas golpeando en sus
espaldas al corretear adelante o detrás del otro, pero finalmente esos niños
crecieron al igual que él y ya no corrían, demasiado distraído en sus
celulares.124
Celulares.
Precioso.
Pero ya no la tenía, se recordó. Él llevaba meses sin ser bonito porque había
estado muy enfermo y por eso su abuela se había ido para siempre. No era
bonito, entonces no tenía a alguien bonito que lo quisiera. Hasta que unos
ojos bonitos como los de un corderito lo observaron por la puerta abierta de
la trampilla. Y Kim Taehyung volvió a sentirse otra vez bonito porque
alguien precioso había ido por él.
1.5K
5
Recién entonces, notó que había incumplido con otra norma del protocolo.
Ni siquiera se presentó.172
Maldición.2
Frunciendo un tanto el ceño, Jungkook tiró de sus manos unidas para llamar
su atención.
Entonces una risita oxidada y torpe, escapó desde él. Murió tan rápido como
llegó, la expresión del muchacho un tanto temerosa mientras se llevaba una
mano a sus labios y se los cubría, dándose un ligero golpe en ellos. Luego,
había desviado de nuevo su atención hacia la trampilla. Jungkook notó que
tenía las mejillas un tanto sonrojadas.340
—No me iré a ningún lado —lo tranquilizó. Y se tuvo que aguantar una
maldición mordiéndose la lengua, porque eso casi había sonado como otra
promesa—. Solo necesito acomodarme.77
Solo porque podía, y porque sería una larga noche para Jeon Jungkook, se
burló.
Lo cierto era que Jungkook y Seokjin, más conocido como Jin, no era la
primera vez que hablaban. Ambos se conocían desde que Jungkook tenía
once años, cuando un Jin de dieciséis años fue presentado por su hermana
como su novio. Kim Seokjin era su cuñado. Y ya legalizado, porque su
hermana y él llevaban casados dos años.875
En el trabajo, eso sí, les gustaba tratarse como desconocidos, porque les
divertía y porque no les gustaba que sus vidas personales interfirieran con el
trabajo.59
—Jeon, en serio necesito que bajes para poder subir y tener contacto.
—¿Cómo?19
—Que no me deja ir, me tiene sujetado por el brazo. Soy como su osito de
peluche.382
—Ey —lo llamó, sin siquiera pestañear para no alertarlo con algún
movimiento.
Pero nada.109
Lo ignoró.
Movió el brazo para golpear suavecito al chico. Jungkook se tocó los labios
para que se los mirara.115
Como venía haciendo desde que Jungkook tuvo su primer contacto con él,
sus ojos atentos siguieron el movimiento de su boca. Lo vio formar un ligero
puchero y luego esconder parte de su rostro bajo la manta. Le dijo, sin
palabras, que seguía con frío.55
Sin palabras.
Ahí lo entendió con toda certeza. Lo que al principio confundió con terror, no
era lo único que le ocurría al muchacho.37
—¿Sucede algo?
1.4K
Él no entendía por qué su abuela lo hacía subir hasta el tercer piso cuando
alguien venía, pidiéndole bajito que no hiciera ningún ruido, porque él era su
pequeño y hermoso tesoro y la gente era mala y ella no quería que se lo
llevaran lejos. Al principio se quejaba y lloraba todas las horas que pasaba
ahí encerrado, con el tiempo él solito empezó a subir corriendo a encerrarse
cuando alguien tocaba el timbre de la casa.646
Pero eso fue en el pasado, en ese pasado donde Taehyung podía escuchar
todo y sabía cuándo hacía ruido o no.
Todo eso fue antes de que Taehyung escapara de la casa para ir a jugar con
unos niños en la plaza. Todo eso fue antes de que su abuela lo fuera a buscar
y lo castigara sin videojuegos. Todo eso fue muchísimo antes de que
Taehyung nunca más pudiera escaparse de la casa, porque su abuela
mantenía la puerta con llave y las llaves siempre colgando de su cintura.350
Eso fue antes de la terrible fiebre que le vino a los días de jugar con esos
niños.112
Y por mucho que esperó días, después semanas y finalmente años, Taehyung
simplemente no volvió a escuchar la voz de su abuela nunca más.
753
7
A los seis años, llevaron a la escuela de Jungkook un contingente policial
para presentarse con los pequeños y hablarles sobre la labor policial. Con
sus trajes azules y gorras de la misma tonalidad, a Jungkook le pareció lo
más fascinante que había visto en su corta vida. Su decisión tras ese día, fue
inmediata: quería ser oficial de policía.386
Pero esa paliza física no se comparaba con ese golpe emocional que recibió
al encontrar a ese chico encerrado en esa casa. Comprender al final que no
podía comunicarse con él por su sordera, le hizo querer estrellar su cabeza
contra la pared por no haber tomado ese curso de lengua de signos. Ni
siquiera sabía decir hola.308
—Sí —suspiró.
—¿Y el grito?53
—Lo siento.1
Y como si estuviera pegado a Jin para saber lo que ocurría, se escuchó la voz
quejosa de su amigo.
—¡Idiota infeliz, casi me matas del susto! Date cuenta que si yo muero,
Yoongi también morirá de pena, ¿lo entiendes? Ocupa esas dos neuronas de
conejo que tienes y...722
La transmisión se cortó.87
El escuadrón singular había entrado en acción, por suerte Hoseok esa tarde
patrullaba al otro lado de la ciudad. Pero Daegu era más un pueblo grande
que una ciudad, por lo que Jungkook no se sorprendería si Hoseok aparecía
en escena. Ya media estación de policía debía saber que Jungkook estaba
encerrado en un tercer piso con una víctima de presunto secuestro.195
—Debe ser sensible a los sonidos agudos. —Hubo una pausa—. Necesito que
lo bajes, debemos llevarlo al hospital infantil.
Otra pausa.
Jungkook estiró sus piernas a un costado del chico, copiando su posición. Sus
zapatos embarrados, quedaron a la altura de los tobillos del muchacho.
Tenía los pies grandes y, por la forma que lograba rodear casi todo su bíceps
al afirmarlo, sus manos también lo eran. Sin embargo, de tronco era un poco
más corto que Jungkook.
—Debe medir más de 1,75 pero creo que menos de 1,8 —habló por radio—.
Cabello castaño claro, ojos grandes y color... no sé, está muy oscuro y se ven
diferentes con esas luces rojas y azules. Y creo que esto es importante
agregar, pero...
—Es... —se medio ahogó con su saliva—, es muy guapo. Tal vez por eso está
aquí.728
—Claro.30
Jin no agregó nada más, lo que hizo que la incomodidad fuera aún mayor en
Jungkook, sintiéndose terrible por fijarse en la belleza de una víctima
encerrada en un entretecho que padecía frío y hambre.72
—¿Cómo?
—Me costó darme cuenta que era... sordo porque, mm, sabe leer los labios. O
eso creo. Pero me entiende. Si está mirándome, logra entender lo que le
pregunto.9
—Y agua y comida.
—Hyung —llamó a Jin por la radio—, creo que podré bajar con él.
—Sí.
—No te vamos a subir las cosas que preparamos —le explicó—, para no
asustarlo otra vez.
—Subiéndolas.141
A los pocos segundos, escuchó ruidos en la escalera que subía al primer piso
y luego el ático crujió cuando comenzó a subir hasta donde estaban ellos.
Dos mantas que venían con aluminio por fuera, se asomaron por la apertura.
Se volvió a escuchar el crujido de los pies bajando, solo que esta vez se
detuvieron en el segundo piso.
—El oficial Jung estará esperando por ti en el segundo piso —avisó Jin.96
—Ok.
—Sí.17
Pero el muchacho seguía moviendo la cabeza, ahora con los ojos cerrados.
—Eso es, bonito —lo apremió Jungkook con cariño—. Eres un chico
precioso.1.3K
Sus hombros fueron los que primero temblaron, luego le siguió la mueca en
su boca que contenía el llanto dentro de él. Finalmente vinieron los
estremecimientos por todo su cuerpo.
Apenas logró captar el cabeceo positivo antes de que los brazos del
muchacho se aferraran a su cuello, tirando de él con tanta fuerza y
desesperación, que Jungkook solo pudo abrazarlo por la cintura para
afirmarlo mejor. Cerró los ojos y ambos se quedaron así todo el tiempo que
fue necesario.
330
8
Kim Taehyung solo había hablado con tres personas en toda su vida: su
abuela, el niño con el que jugó en el parque y consigo mismo. Cuando se
sentía solito en el ático, ya sin poder escuchar las conversaciones que tenía
su abuela con esa gente en el primer piso, se sentaba frente al espejo que
estaba en un rincón y fingía tener una larga e interesante conversación
consigo mismo.650
Algunas veces era un rey de la dinastía Kim, otras veces un corriente chico
que asistía por primera vez a la escuela. Sin embargo, quien más le gustaba
ser frente al espejo, era ser ese chico con el que jugó en el parque. Él, Kim
Taehyung, se sentaba mirando al espejo y hablaba, para luego esperar a que
su reflejo le respondiera.450
Porque, a pesar de los años, seguía pensando que ese día en el parque había
sido el mejor día de su vida, incluso mejor que sus cumpleaños cuando su
abuela le cocinaba un pastel y lo llenaba de besos diciéndole bonito y que lo
amaba tanto, tanto, tanto que le dolía en el corazón pensar en él.122
Por eso, cuando dejó de escuchar y ya no pudo oírse nunca más así mismo
pronunciar el nombre de su amigo, dicho nombre quedó enterrado y
empolvado en una parte de su inconsciencia, en ese rincón olvidado y
escondido en su memoria, a la espera de que una brisa corriese por el lugar y
desempolvara ese viejo recuerdo.170
"Mi nombre es Jeon Jungkook, Oficial Jeon", leyó en esos labios, saboreando
el nombre en su propia lengua como si le perteneciera a él, a Kim Taehyung.
Y es que en cierto punto lo hacía, o así al menos Kim Taehyung lo creía.553
Bonito.7
Entonces se lanzó al cuello del Oficial Jeon, abrazándolo con los trece años
de anhelo que tenía ese recuerdo.388
Bonito.7
Notó que el chico levantaba el rostro con curiosidad hacia Hoseok. Bastó que
la mirada de ambos se encontrara, para que el muchacho volviera a esconder
su rostro en ese lugar seguro, enterrando tanto la nariz en su piel que
Jungkook sintió cada aliento proveniente de él. Continuaba temblando un
montón.393
Hoseok terminó de acercarse, abriendo la boca para decir algo, pero se
contuvo, su expresión preocupada y entristecida. Finalmente, colocó la
manta sobre la cabeza del muchacho, cubriéndolo por completo de los ojos
ajenos.2
Uno al lado del otro, empezaron a bajar al primer piso donde se paseaba
gente cubierta de plástico blanco, tomando huellas y toda la evidencia que
pudieran recolectar. Jungkook les dio un saludo con la cabeza al verlos
detenerse para mirar al bulto plateado entre sus brazos.2
—¿Está muy mal? —quiso saber Hoseok antes de llegar a la puerta—. Creo
que lloré un poquito cuando me enteré de lo que ocurría.647
Daegu era una ciudad muy pequeña e igual de tranquila, nunca pasaba nada
en ese gran pueblo pero si sucedían, venían dos o tres de golpe. Esa noche
era una de esas, por eso el poco personal disponible. Había ocurrido un
asesinato al otro lado de la ciudad al intentar asaltar una casa, y pocos
minutos después él había encontrado al chico en el ático. Jungkook solo
esperaba que el tercer golpe no viniera.3
—Hay mucha gente fuera —advirtió Hoseok antes de abrir la puerta para
que Jungkook pasara.
Notó que aún estaba lloviendo, la lluvia ligera mojando apenas a los vecinos
curiosos que desbordaban el antejardín de la casa ese aburrido domingo. En
un lugar como Daegu que nunca nada sucedía, encontrar a un chico
encerrado en un altillo junto a la muerte misteriosa de una vecina, era un
momento que nadie se quería perder.93
—En vivo desde Canal Daegu. Oficial Jeon, ¿lleva en sus brazos al asesino de
Kim Sun Hee?340
Necesitando dejar al chico para poder salir de ahí y tomar aire frío, limpio,
espacioso, se inclinó para dejarlo sobre la camilla y que así pudiera ser
atendido. Recibió un terrible tirón de pelo cuando el muchacho se negó a
que lo soltara, soltando uno de esos quejidos oxidados que ahora Jungkook
comprendía por qué sonaban así.175
Lo ignoró.
Con la ayuda del paramédico que quedó, quitaron la manta que cubría la
cabeza del chico. Los ojos del muchacho recorrieron el lugar, pestañeando
con fuerza y viéndose desorientado por dónde se encontraba y por la luz. Su
mirada se clavó en el paramédico, luego en Jin y finalmente otra vez en
Jungkook. Parecía apunto de sufrir un ataque de pánico.
Jungkook lo intentó una vez más. A penas hizo el amague de inclinarse para
dejarlo, la respiración del muchacho se volvió errática y superficial, sus uñas
clavándose en el cuero cabelludo de Jungkook con tanta fuerza que le sacó
un jadeo de dolor.181
Jin chasqueó la lengua, detrás suyo había una gran conmoción entre los
vecinos, el camarógrafo que intentaba grabarlos y los policías. La voz de
Jimin se alzaba aguda y estridentes sobre las demás.3
—¿Y qué querías que hiciera, hyung? —se quejó Jungkook superado—. Es un
chico, es joven, yo también soy joven, no sabía qué hacer, yo solo hice lo que
consideré mejor y...9
Cerró con fuerza los ojos y volvió a abrirlos, sentía a un animal muerto en la
boca. Tenía demasiada sed y un dolor punzante en la cabeza.5
Un vaso de agua apareció sobre él. Tomó asiento contra las almohadas para
poder afirmarlo, bebiéndose en tres tragos el contenido. Recién entonces
notó quién estaba con él: era Yoongi.362
—El chico todavía está sedado —respondió Yoongi con esa calma que lo
caracterizaba.
—¿Qué cena?17
—La de aniversario.
—Ah.741
Eso le sacó una sonrisa ladeada a Yoongi, quien se apartó el flequillo negro
de su frente pálida.58
—¿Ayer?
—Llevas durmiendo unas doce horas. —Entonces corrió las cortinas que
rodeaban su cama—. Son las ocho de la mañana.191
—¿Estás seguro? Creo que puedo convencer a ese residente Kim para que
me ayude si así...64
—Estoy bien.
Yoongi lo aceptó.
—Te advierto que Jimin lleva doce horas volviéndose loco y no ha dormido
nada, no está en su mejor estado emocional.9
—¡No vuelvas a hacer algo así! —se quejó—. No dormí en toda la noche por
la preocupación, bastardo egoísta. Arruinaste mi cena de aniversario, ¿y
sabes cuánto tiempo tendré que esperar para otra?192
—Mira, niño, cuidado con lo que dices, que sabes que esa palabra es un tema
sensible.
—¿Prometido? —se rió.87
Jungkook vio a Jimin poner los ojos en blanco y sacarle la lengua a quien era
su cuñado. Y pensar que Jimin tenía dos años más que Jungkook. Pero
Seokjin les sacaba cinco y tres años, y aún así estaba sacando a Jimin del sofá
para recostarse en él. Triunfante, y con Jimin pasando a ocupar los pies de la
cama de Jungkook, abrió una libreta.31
Se llevó las manos al regazo y jugó con sus dedos, manía suya para evitar
destrozarse las uñas con los dientes.27
—Podría significar...
—Comparte ADN con Kim Sun Hee, la mujer que encontramos ayer.95
—¿Es su hijo?25
—Kim Sun Hee solo tiene un hijo registrado: Kim Minho. Pero aparece
fallecido hace quince años en un accidente automovilístico. Quedó
irreconocible, su auto se incendió al chocar. Lo reconocieron por sus placas
dentales, ¿de lujo, no?297
—¿Y otros parientes? ¿Kim Sun Hee tenía alguna hermana o hermano?
¿Algo?
—Nada, hija única casada con otro hijo único. El marido muerto hace veinte
años. Trabajaba en la fábrica de Daegu. Murió por aspirar gases tóxicos. Pero
eso no es extraño, en ese tiempo no existían medidas de seguridad para los
trabajadores.2
—¿Está sola?
—A lo que voy, Jungkook —habló Jin con mucho tacto—, es que el chico no
existe en el sistema. Posiblemente nació en esa casa y se quedó toda su vida
en esa casa. Jamás fue registrado su nacimiento, no fue a la escuela, ni
siquiera ha ido al doctor. Nunca.151
—¿Nunca?2
Claro que lo sabía, había tenido clases de historia de los M-Preg tanto en la
escuela como en la academia de policía.69
El primer caso conocido de un M-Preg era del año 1929. Un hombre, con un
abultado vientre, había llegado al hospital de Daegu de esa época. Murió en
la camilla por septicemia. En la autopsia, descubrieron que presentaba
órganos masculinos y femeninos ambos desarrollados, en este último
portando un bebé de seis meses de gestación. El caso quedó enterrado hasta
el año siguiente cuando, también en Daegu, otro hombre, con síntomas
similares, fue atendido por el único doctor en la ciudad. El 1 de septiembre
de 1930, el doctor Park ayudó a nacer al primer hijo gestado por un
hombre.340
A las horas, Kim Seungri daba a luz al segundo hijo concebido por un hombre
en el mundo. Considerado un ente demoniaco por la sociedad, Kim Seungri
pasó lo que restó de su vida encerrado en un laboratorio. Fue fecundado
catorce veces, de ellas cinco con embarazos exitosos. Durante décadas, todo
lo que se supo de los embarazos masculinos, fue por los conocimientos
adquiridos en la experimentación con Kim Seungri, que terminó muriendo
por una infección en su sangre.424
En los siguientes cinco años, descubrieron que un M-Preg feliz y sano, podía
presentar ciclos de calor hasta tres veces en el año; encontraposición a un
M-Preg triste y malnutrido, que dejaba de producir la hormona "preg"
incluso por años.101
No fue hasta los noventa que los M-Preg pasaron a ser el descubrimiento
más importante en el último siglo, sus embarazos pasando a tener la
categoría de prioridad nacional. Eran, para Corea del Sur, los pequeños
tesoros de Daegu.198
Tuvo que pasar otra década de protestas en favor y en contra, para que
finalmente el 1 de junio de 2001, se promulgara en Corea del Sur la Ley
19.734 que en su Artículo 1 modificaba el Código Penal, introduciendo el
principal cambio: pena de muerte para quien matase, violase o utilizase a un
M-Preg para fines científicos u otros. Entonces, todos los laboratorios fueron
clausurados, dejando en libertad los pocos M-Preg que todavía se
encontraban en confinamiento.157
La voz de Jin trajo a Jungkook a la realidad otra vez.76
—Entonces sabes que los M-Preg eran perseguidos por el Gobierno Coreano
para encerrarlos en sus laboratorios. Esto pasó, Jungkook, hasta que se
promulgó la Ley en el 2001, pero no fue hasta el 2007 que lograron cerrar
todos los laboratorios de investigación M-Preg. —Jungkook asintió
pequeñito—. El hijo muerto de Kim Sun Hee era un M-Preg que estuvo tres
años encerrado en un laboratorio como sujeto de estudio. El chico que
descubriste en el ático, tiene unos dieciocho años y está emparentado con
Kim Sun Hee. Kim Minho murió hace quince años.306
—Posiblemente —aceptó.
—¿Por eso...? —La cabeza de Jungkook iba a toda velocidad procesando las
palabras y hechos expuestos por Jin—. ¿Por eso Kim Sun Hee lo mantuvo
encerrado? ¿Por su padre?290
El cielo era azul porque era la piscina de los ángeles, unos tremendos
nadadores pero también muy obedientes que debían respetar sus horas de
dormir, por eso apagaban las luces a cierta hora y el cielo se oscurecía, al
igual que su cuarto cuando su abuela le apagaba las luces tras levantar su
mano con los dedos gordo, índice y meñique alzados para señalarle lo mucho
que lo quería.545
Y no podía salir jamás, porque, lo más bonito que tenía Kim Taehyung, era
algo que existía en su interior.71
—Tu corazón es precioso, TaeTae, pero no es lo más bonito que hay en ti. Es
algo que está más abajo de tu corazón.198
Tomó asiento en su cama para mirarla otra vez en la silla frente a él.
—Lo siento, TaeTae, pero no me estabas mirando. —Ella se apuntó los labios
para que Taehyung no se perdiera lo que iba a decir—. Y no, tampoco son
tus piernas.11
"¿Mi ombligo? Pero es feo, abu, y mi dedo huele mal cuando me lo rasco".941
Eso le sacó una carcajada a su abuela que Taehyung no podía escuchar, pero
sus ojos se curvaban en las esquinas de la misma manera como lo recuerda
Taehyung al hacerla reír.36
Taehyung lo meditó.
"No, ya no".16
—Tu papá te llevó ahí durante nueve meses antes de que nacieras.124
"Pero los bebés los trae el señor que reparte las cartas, abuela".384
Su abuela le tocó la rodilla dos veces, Taehyung sabía lo que significaba así
que volvió a mirarla.
—De tener bebes, Taehyung —lo corrigió—. Muy poquito hombres pueden
tener bebés como tu padre.31
Ella sonreía.
"Ok".35
336
12
Desde que Jeon Jungkook llegó al cuerpo policial de Daegu, cada vez que
existía algún problema que involucrase a un animal, le encargaban el caso.
Por eso, por mucho que deseó permanecer al lado del chico en el hospital,
los días se fueron acumulando y finalmente fue obligado a regresar a la
rutina, con una promesa vacía que sería avisado si el muchacho despertaba.
Jungkook no era tonto -tampoco brillante- pero sabía que nadie le avisaría
cuando despertaran al chico porque Seokjin había dado la orden de
desvincularlo del caso.38
Por eso, tras cuatro días del suceso, a Jungkook le dieron el encargo de
dirigirse al ex reformatorio de Daegu, ya que habían dado el aviso de una
camada de cachorros lanzados dentro de una bolsa.184
Jimin dio una patada contra el suelo y lo apuntó con el dedo, clavándoselo en
el pecho.
—Vamos, súbete. Necesito que escales la reja, creo que yo puedo saltarla.
—Jimin-ssi, súbete.67
Jungkook lo levantó más; por su estatura y contextura, Jimin era incluso más
liviano que el chico.2
El chico.
—Tirándote, Jimin-ssi.7
Y se tiró.96
Pero nunca fue recogido por Jungkook, porque en ese momento la radio en
su cinturón comenzó a sonar.731
Sonido de interferencias.79
—Sí, Seokjin me pidió que te llamara. Han... ellos le han despertado pero...
me dijo que no estaba bien. Volvieron a sedarlo.246
—Seokjin dice que estará durmiendo como una media hora, ¿alcanzas a
llegar?
—Pero, Jungkook...68
—La vecina que llamó dijo que el llanto venía del patio trasero, el cual
conecta con el suyo. Solo debes ir a verificarlo y llevarlos a la veterinaria.
Ponlos a mi cuenta, ¿ok?
—Jungkook.
—Jungkook.15
—Estarás bien.15
Y había acelerado por la calle, dejando a Jimin detrás de las rejas que
afirmaba con las manos.145
Se movió por los pasillos del hospital hasta llegar a la puerta que estaba
buscando. Seokjin se encontraba fuera con los brazos cruzados y apoyado
contra la pared, parecía esperarlo.
Jungkook suspiró.
—¿Qué sucedió?
—¿Cuántas veces?
—Tres.34
Entonces la puerta se abrió y por ella salió un residente con gafas, quien
también era uno de los compañeros de vivienda de Jungkook: Kim
Namjoon.272
—Jungkook-ah —lo saludó, a pesar de que esa madrugada ambos habían
tomado desayuno juntos. Más bien, Jungkook se devoró una banana
mientras Namjoon corría del primero al segundo piso buscando sus gafas
favoritas; Jungkook no tuvo corazón de decirle que sus lentes los había
encontrado destruidos en la casa de Roko, uno de los tres perros que
componía la manada personal de Jungkook y que sus compañeros de piso
supieron aceptar.20
—Porque, ¿sabes dónde encontré mis gafas favoritas del mundo entero? En
el hocico de Roko. Debemos poner límites, Jungkook, te he dicho que los
perros no pueden entrar a mi habitación, ese es el límite.63
Nam paseó por alrededor del suero, comprobando niveles y ajustando otros.
—Hace unos minutos que se le quitaron los sedantes, debería despertar en...
Como si se enterara que estaban hablando de él, las pupilas, bajo sus
párpados, se movieron de derecha a izquierda, reaccionando. Se quejó casi
sin sonido, estirando los brazos. Al levantar la cabeza, continuaba viéndose
torpe y desorientado, como un oso saliendo de hibernación tras un largo
invierno.225
Los brazos del chico rodearon el cuello de Jungkook. Por el impacto del
movimiento no controlado, Jungkook cayó de espaldas en la cama con el
muchacho sobre él todavía negándose a aferrarlo.334
Por el rabillo del ojo, Jungkook podía divisar la desaprobación saliendo como
olas de energía de Seokjin. Así que, si bien a Jungkook no le molestaba pasar
otra década más así abrazado al él, le dio un golpecito en la espalda baja. El
chico alzó la cabeza.34
—Él nos entiende —explicó Jungkook a ese Park Bogumn—, puede leer los
labios.293
Otra vez en su asiento, Bogum movió los brazos al hablar en voz alta para
que los demás entendieran.
Jungkook lo intentó.
—¿Kim Taehyung?
No era feliz.61
Hace muchos años que había dejado de ser ese niño obediente y feliz, que
solo buscaba la aprobación de su abuela y se consolaba con su amor.
Con la misma frecuencia que lloraba, miraba por la ventana del tercer piso.
Horas enteras detrás del visillo observando a la gente vivir mientras él
continuaba en esa casa, sin amigos, sin padres, sin hermanos, sin nunca
poder amar a alguien y ser amado con la misma intensidad. Tenía a su
abuela, claro que la tenía, pero hacia tiempo que ella había dejado de ser
suficiente para él. Los días donde la amaba cada uno de ellos, en el pasado.
Ahora la odiaba más que la amaba, y ese sentimiento podrido y oscuro en él
era el que lo hacía llorar.113
No así.
No en esa casa.+
Solo que no tenía muy claro si Taehyung sabía leer y/o escribir, pero de las
esperanzas se vivían y, ey, se dijo (porque esa tarde estaba repleto de
optimismo), el chico sabía leer los labios y había sido capaz de casi crear una
nueva forma de comunicación con su abuela, por lo que leer y escribir
debían ser un mero trámite para él.328
Por Buda.222
Tal vez fuera buena idea esa de hacer un lavado de autos como le propuso
Hoseok en broma, todo con tal de recibir más ingresos.68
—Roko, sit —ordenó. Pero claro que Roko jamás fue capaz de seguir
órdenes.208
Jungkook tuvo que afirmar un vaso sobre la mesa de centro cuando Roko
pasó moviendo su cola y lo golpeó. El dios de la destrucción versión perro, el
alma gemela de Nam.125
No fue hasta que dejaba su regalo en lo más alto de una estantería para que
Roko no lo alcanzara, que se percató de las dos personas que estaban
sentadas en el sofá: Namjoon y Hoseok. Y ambos parecían estarlo esperando.
Es más, ¿qué hacían ambos en la misma casa a la misma hora? Que dos de
ellos coincidieran en el mismo espacio era de por sí un milagro, que
estuvieran los tres daba miedo.47
Una suerte que recibiera cierto ingreso extra con el subarriendo de la casa.
Esa había sido la casa de su abuela, era una herencia familiar. Y, si bien no
estaba a su nombre sino que al de su padre, él se la había entregado para que
pudiera vivir en ella. Con diecinueve años, apenas en la mitad de su
formación para ser policía, Jungkook descubrió lo costoso que era mantener
una casa solo con el sueldo de medio tiempo como vendedor.
La cuarta habitación, que era utilizada para amontonar la ropa sucia de los
habitantes de esa casa, seguía vacía: nadie más aceptaba ir a vivirse con
ellos. Primero, porque ninguno de ellos era el ser más ordenado del
universo; la última vez que alguien fue a visitar la habitación en arriendo, se
había encontrado a Nam corriendo por la casa en toalla mientras perseguía a
Roko, que había robado su ropa interior. Segundo, solo seres necesitados y
desesperados aceptarían compartir sofá con la manada de Jungkook; no era
necesario contar otra anécdota de sus perros para dar énfasis en eso...
aunque todavía no olvidaba el día que Pequeña se había robado la
hamburguesa de Hoseok y luego vomitado en su regazo; era el primer día
que Hoseok vivía con él.349
—Ok.12
Sacó a Betsy del sofá, recibiendo un gruñido como protesta. La cola blanca de
la gata se perdió en la escalera.15
—¿Cómo?
Hoseok y Nam se dieron una mirada que entre ellos se dijo de todo, pero que
ninguna onda expansiva de comunicación y entendimiento le llegó a
Jungkook.1
—Lo sé...2
—No solo eso. Él es humano, Jungkook, uno lleno de carencias y defectos que
tú no podrás llenar. No es lo mismo que un animal maltratado. Kim
Taehyung nunca va a olvidar lo que ha sido toda su vida hasta ahora, porque
eso es todo lo que lo compone en el día de hoy como persona.74
—Hyung...
—Con él no podrás... ¿cómo decirlo para que no suene mal? —Tomó aire—.
Con él no podrás ayudarlo y luego apartarlo de tu lado porque simplemente
encontraste otro acto de caridad o, peor, te aburriste o cansaste de cargar
con una responsabilidad así, porque lo es, lo será, Kim Taehyung
posiblemente es una responsabilidad que no sabrás cómo asumir y
sobrellevar sin ahogarte en el proceso. Él ya depende emocionalmente de ti,
tal vez después mejore... como también puede que no y esa codependencia
solo escale a mayores rangos. Necesitamos que pienses un poco en las
consecuencias.239
Sabía que estaba llorando un poco cuando por fin encontró esa voz suya que
se había perdido en algún rincón de esa casa.2
—Sé que solo quieres ayudarlo. Pero, Jungkook, algo que he aprendido de ti
estos dos años, es que eres uno de los hombres más sensibles y afectivos que
he conocido y sé, sabemos cuánto te afecta algo y lo mal que puedes quedar
después.56
—Hobi tiene razón, Jungkook-ah —habló Nam—. Solo tienes 21 años para
estar tomando una responsabilidad así, ¿por qué no se lo dejas a Seokjin? Él
sabrá mejor que todos qué hacer.90
—¿Qué cosa?
Tragó saliva.
—Que Kim Taehyung no se siente una responsabilidad para mí —replicó
bajito.73
—No quise... —Hoseok tomó aire. Entonces sus ojos se clavaron en el regalo
morado que continuaba sobre la estantería a las espaldas de Jungkook—.
Ese regalo era para Taehyung, ¿cierto?240
Esa noche Jeon Jungkook se fue a dormir tras llevarse el regalo consigo.
Mientras miraba el púrpura brillar por la luz de la luna, cerró los ojos, de
pronto sin saber si su decisión lo haría arrepentirse más adelante, en ese
tiempo futuro donde el fervor de sus emociones confundidas ya se hubiese
extinguido.
111
15
La puerta trampilla del tercer piso se podía abrir solo de un lado por una
única razón: Kim Taehyung. Cuando se era una persona fiel a la iglesia como
la abuela y tocaba asistir a misa todos los domingos por la mañana, de
alguna manera debías ingeniártelas para mantener dentro de casa a una
persona que quería salir.72
Porqués.71
Muchos porqués a los que Lara solo tenía una única respuesta.
—Porque no.196
Pero se había aprobado la Ley en el 2001, su pequeño podría ser libre y feliz
allí afuera.
Torturado.80
Usado.73
Embarazado.338
Si ella lo protegía, así, tal cual lo estaba haciendo, no tendría que revivir la
historia de ver a su hijo siendo abierto en medio de la cocina para dar a luz
un bebé que nunca quiso. No se vería en la desesperación de poner todos sus
ahorros en las manos de un doctor que pudiera guardar su pequeño
secreto.221
Porque tal vez, solo tal vez, amaba a Kim Taehyung demasiado, con mucha
intensidad y también con mucho daño.
16
El paquete morado, impecablemente envuelto que dejaba traslucir una caja
rectangular no demasiado pequeña, estaba sobre el centro de su escritorio
mientras Jeon Jungkook, sentado en la punta de su silla giratoria, apoyaba
ambos brazos a un costado de él con el mentón sobre sus manos. No hacía
más que contemplar el regalo con su bonita cinta morada, preguntándose si
acaso tendría que ir a devolverlo, pregunta que se venía haciendo desde que
se llevó el obsequio de su casa para llevárselo a la oficina.
Era uno de esos días lentos, donde todo lo que se tenía que hacer, se había
hecho, a excepción del papeleo, porque eso siempre podía esperar otro día.88
Igual de aburrido que él, Park Jimin se paseaba por la comisaría. Primero
pasó con un paquete de papas fritas, luego con un helado, ahora se estaba
devorando un chocolate. Todo porque la ansiedad lo consumía. Llevaba ya
seis horas sin cruzar palabras con Jungkook y esa pelea unilateral al único
que le estaba afectando, era así mismo; Jungkook, por otro lado, seguía con
su mente en las nubes observando el paquete frente a sus ojos.88
Jimin admitía que se moría de curiosidad por saber lo que había comprado,
pero no iba a preguntar, no iba a ser el primero en hablar cuando Jungkook
todavía le debía una disculpa por haberlo dejado abandonado y encerrado
en el ex reformatorio y no haber ido por él hasta tres horas después, ¡tres!91
"Es que estaba con el chico", recordó a su amigo dientón diciéndole, "Se
llama Kim Taehyung".46
Para cuando Park Jimin pasó con un paquete de galleta, Jungkook habló.
Pero le hubiera gustado poder, claro que sí. Tal vez por eso no era capaz de
simpatizar mucho con Kim Taehyung, a pesar de que entendía, en serio que
sí, que él era una víctima y que no merecía ser el dueño de tanto
resentimiento por parte de Jimin. Sin embargo, existían emociones primarias
más fuertes que si mismo, y lo que sintió Jimin al enterarse que ese chico en
el ático era un M-Preg, era uno de esos sentimientos detestables.145
Y pena.2
Un momento, cierto.26
—Pues ya no más.
Jimin se estiró por sobre la mesa y lo agarró por la chaqueta para sacudirlo,
mientras Jungkook se reía como un idiota.80
El señor carraspeó.
Los tres se dieron una rápida mirada, de pronto en alerta por lo que aquello
podía significar.
Jungkook alzó una ceja, desviando la atención hacia su amigo. ¿Cuándo había
sucedido y por qué se estaba recién enterando de eso? Lo habían sacado del
caso como policía, eso Jungkook lo sabía pero creía que era amigo de Hoseok
antes de ser su superior.20
—Yo era el maestro que llamaba para arreglar cosas —explicó el señor.
Él asintió.
—¿Por qué no nos dice su nombre? Pase por aquí para que hablemos —lo
invitó Hoseok a su oficina.5
—Escuchaste al jefe.
—Pero, Jimin-ssi.11
—No te comportes como un niño sino quieres que te traten como uno —le
advirtió.61
—¿Y es cierto?
—He pensando mucho esto —estaba diciendo Lee Son—, para recordar
cuándo podría haber ocurrido.
Hizo rápidos cálculos mentales. Taehyung debía tener cuatro años (cinco
años en Corea) para ese entonces.8
—... y a mí eso me pareció raro —¿Qué cosa? Demonios, por Jimin parecía
haberse perdido algo importante—, porque ¿quién querría un techo que
cubre la mitad de tu ventana?
—Pero de igual manera lo construimos con los chicos. Lara tenía reglas por
ese tiempo, que no nos parecieron extrañas porque siempre ha sido muy
reservada, ¿entiende? Solo podíamos ingresar a su casa si ella nos autorizaba
antes.
—¿Antes? ¿Cuánto?
—Sí, pero vivimos en Daegu, aquí nunca pasa nada extraño, jamás
podríamos habernos imaginado que era porque tenía un niño dentro —se
excusó—. De vez en cuando escuchábamos el llanto y gritos de un niño,
sonaban como pataletas, pero creíamos que venían de la casa vecina... el
domingo entendí que no.146
Él asintió.
—Nació mi hijo menor el año que le construí ese techado en el jardín, con
eso pagué el hospital.3
Taehyung desde por lo menos los cuatro años que vivía en esa casa.
Jungkook cerró los ojos y apoyó la frente sobre el vaso para tomar aire. Al
abrirlo, Jimin lo estaba mirando con preocupación, él continuaba oyendo y le
hizo un gesto para que también lo hiciera.
—Dice que unos años más tarde, la vio en la calle con un niño —le resumió
Jimin a máxima velocidad—, que la notó porque solo la había visto fuera
para ir a la iglesia los domingos por la mañana.19
—¿Cómo era?
—Un tiempo después de verla con el chico en la calle... tal vez unas dos
semanas o algo cercano. Tal vez el hijo del doctor Jeon sepa más.411
No sabía.20
Lo cierto es que no recordaba mucho de esa época, solo que había estado
súper enfermo. Tendría que llamar a su papá para preguntarle él debía saber
qué acontecía en la vida de Jeon Jungkook en esa época.124
Por Buda.117
No lo podía creer.
—Toda su vida —jadeó Jungkook en desconcierto, el nudo en su garganta
viniendo y yéndose—. Toda su vida en esa casa. Y yo lo conocía, Jimin. Yo lo
conocía de antes, ¿por qué no lo recuerdo?
Hizo girar la caja entre sus dedos, observando las ventanas del hospital
preguntándose si debía o no, si entraba o no, si iba donde él o no. Sentía un
tirón hasta en las mismas entrañas. 3
El tirón en sus entrañas fue mucho más doloroso, pero ni ese dolor se
comparaba con el que sentía en el pecho. Verlo así, ajeno a ese mundo actual,
intentando hacer algo tan simple como espiar en un hospital porque se
aburría, le acarició todos los botones sentimentales a Jungkook. El día
anterior se había marchado con la angustia aferrándose como lepra a su
espalda, el pensamiento constante de un Taehyung llorando le carcomía la
cabeza.
Pero no.
Estaba bien.
Al llegar a su lado, movió una mano sobre su rostro para captar su atención.
Taehyung dio un enorme salto, un gemido rasposo escapando de su boca. Lo
observó llevarse la mano al corazón al mismo tiempo que se volteaba a
mirarlo.126
—¿Y Seokjin?
Una vez dentro, Taehyung se sentó en la cama. El chico era una mezcla entre
emoción y estrés, los sentimientos contraponiéndose en él. ¿Sería porque no
podía comunicarse con Jungkook y eso le frustraba?
—Sé que te cuesta comunicarte con nosotros —comenzó diciendo. ¿Por qué
su voz temblaba?—. Y yo me pregunté... tal vez con esto se te haría más fácil.
Y le tendió el regalo.
Como había estado concentrado leyendo sus labios, le tomó unos segundos
en captar el paquete morado que Jungkook le tendía. Lo recogió con el
entrecejo fruncido y la cabeza ladeada en confusión. Entonces, Taehyung lo
alzó frente a su cara y sacudió con una fuerza brutal.367
—Ábrelo. Es tuyo.
Los dedos largos, que habían estado jugueteando con el moño que rodeaba
la caja, se paralizaron. La incredulidad brillando en su rostro para luego
pasar a un sentimiento peor: dolor, anhelo, todo aquello entremezclándose
en esos labios fruncidos, en esos ojos grandes y aguados, en el temblor en su
mejilla, incluso en el movimiento casi imperceptible que tuvieron sus
orejas.86
Tras lo que pareció una eternidad para Jungkook, porque conejo impaciente
siempre, Taehyung por fin sacó la caja que era morada al igual que todo lo
demás. La alzó en el aire y la hizo dar vueltas en sus manos, una
pequeñísima arruga formándose entre sus cejas.51
Taehyung estaba llorando con cada parte de ese corazón que por diecinueve
años esperó aquello, con ese anhelo y esas noches en velas, por todas esas
veces que lloró simplemente pidiendo pidiendo algo así.188
Lloró como nunca lo había hecho en su vida.358
Lloraba de felicidad.
—Taehyung...
"Gracias".124
"Gracias".
Enseñarle a utilizar las cosas más escenciales tras conectarlo al Wifi del
hospital, fue mucho más fácil de lo que Jungkook pensó.
—Y así es como se ocupa Kakaotalk —le dijo, los ojos de Taehyung clavado
en sus labios—. Podrás enviarme mensajes cuando quieras.97
Taehyung tardó diez minutos tras la pantalla, donde Jungkook solo se dedicó
a reírse y animarle mientras lo veía batallar con el teclado y fruncir el ceño
cada vez más y más. Pero no se rendía, tampoco le pedía ayuda, demasiado
ensimismado en lo suyo.40
17
El celular de Jeon Jungkook vibraba en el bolsillo de la chaqueta en
intervalos de tiempo no definidos. Una vez, se detenía, le seguía otra
vibración, pausa y otra vez, en un bucle que a los veinte minutos le había
devorado la batería casi completa, mientras intentaba prestarle atención y
tomar nota al reclamo del señor frente suyo, que estaba quejándose contra
su vecino porque, a consideración de él, la casa de al lado tenía un jardín
horrible y eso arruinaba la estética de todo el vecindario.251
—Tendría que revisar con ellos si existe una Ordenanza Municipal que
estipule aquello —explicó Jimin—. Solo con eso el ayuntamiento tendría la
potestad de obligar a un vecino a arreglar su jardín o multarlo de negarse a
obedecer. Por lo mismo, y como le comentamos, eso debe verlo directo con
el departamento de Aseo y Ornato.77
—La gente cree que las multas son un juego de niños —refunfuñó.
Pero Jungkook no le estaba escuchando, había sacado el celular para
comprobar que seguía con batería. Todas sus notificaciones le pertenecían a
la misma persona: Kim Taehyung.206
Hace una hora atrás, al dejarlo en el hospital para acudir al llamado policial,
le había insistido que le escribiera todo lo que quisiera. Tal vez debió poner
algunos límites, pensó al ver la cantidad de notificaciones.3
—¿Por qué te ríes mirando tu celular? Te ves idiota y das miedo —dijo Jimin,
ambos habían llegado hasta la patrulla de policía.377
—Kim Taehyung me envió un mensaje —se burló Jimin con voz aguda y
batiendo las pestañas como loco.380
JK:
"Jejejeje"1.1K
Feliz, volvió a guardar el celular, con eso debería bastar. Luego recordó que
el chico posiblemente nunca había leído una risa escrita y no sabría por qué
le estaba mandando tantos "je" consecutivos.267
Taehyung:
"No entiendo eso. ¿Se rompió tu celular?".885
Jk:
"Los jejejeje significan que me estoy riendo".63
Taehyung:
(Emoji del corazón con labios)
"Eres muy gracioso, Jungkook, me gustas mucho.
Haces que mi corazón brinque".1.7K
—¿Qué te pasó?32
Ahora eran las orejas de Jimin las que tomaban una coloración roja.
—Eso suena como un fetiche sexual terrible, Park Jimin, no sabía que te iban
las cosas raritas. Cada día me sorprendes más.263
—Ya olvídalo, idiota —se quejó, regresando a su celular puesto que ninguno
tenía mucho que hacer hasta que terminase su turno en una hora.
Hizo tamborilear los dedos sobre la pantalla sin saber cómo responder, ¿qué
se le podía decir a alguien sin filtro social que confundía los "me gusta" de
gustar una persona en plan amoroso y los "me gustas" por ser un humano
decente?9
JK:
"Me alegro agradarte".411
JK:
"Tú también me gustas".549
Enrojeció de vergüenza. No, no, no podía enviarle eso. Además... no, no iba a
pensar en eso.130
JK:
"Eres tierno".117
No, tampoco.107
Terminó envíandole otro emoji del conejo con una galleta en su cabeza,
ambos riéndose de manera nerviosa. Porque era así como se sentía con
Taehyung, un poquito nervioso, un poquito ansioso, un poquito
emocionado.216
—¿Taehyung?
—Jungkook...
—¿Le pasó algo?
—Solo una hora. Y es mi vida, ¿está bien? Yo sé lo que hago, ayer los escuché
y tomé mis decisiones. Mías. Pueden opinar todo lo que quieran, pero
seguiré siendo yo quien las tome.261
—A verlo.
Tuvo que tomar aire para controlarse, porque sabía que, en efecto, el
culpable de la situación había sido él y nada más que él.
—No vengo por eso —aclaró—. Efectivamente hubo una confusión, pero no
esa. El celular es de Kim Taehyung.
—Pero él...
Al ritmo que iba quedaría amonestado o, peor, sin trabajo y con seis cuotas
pendientes de pago.31
—¿Qué haces aquí, Jungkook? —quiso saber Seokjin con voz cansada—.
Estás fuera del caso y —comprobó la hora— también fuera de turno.59
—Sí, yo también, por eso es que estoy aquí. Yo, no tú. Solo yo debería estar
aquí —lo rependió.195
—Lo siento.
Lo escuchó tomar aire, luego comenzó a hablar más para si mismo que para
Jungkook.
—Ahora lo sé, pero me hizo plantearme muchas cosas al pensar que lo había
robado. —Entonces se tocó el mentón con aire pensativo—. Es como un
rompecabezas de cinco mil piezas sin instrucciones: no sabes por dónde
comenzar ni cómo hacer encajar sus piezas en este gran desorden. —Su
mirada ahora estaba sobre Jungkook que, de manera disimulada, se había
acercado a Taehyung—. No puedo comunicarme con él, no responde a
ninguna de mis preguntas, tampoco a Park Bogum pero contigo... contigo
incluso parece frustrarse por no hablar.80
—Pero...
—¿Sí, Jungkook?
—¿Por qué? —quiso saber, esa pregunta rondándole por la cabeza hace
días—. ¿Por qué no habla? Se supone...
—Se supone que solo es sordo —terminó Seokjin por él—. Es mutismo
selectivo.219
—¿A veces?
—¿Cómo lo...?
—Eso serviría de mucho, Jungkook —dijo Seokjin con voz aliviada—. Podría
averiguar... —Dudó—. Los médicos necesitan averiguar sobre su
hipoacusia.55
Jungkook frunció las cejas. Al acercarse para dejar el celular sobre la mesita
de noche, aprovechó para observarlo.
—No sabía que la fiebre te podía hacer eso —comentó con cierto pánico.115
—¿Qué cosa?
—Yo lo sé, pero... no dejo de pensar que... ¿no todos hacemos eso?
¿Aferrarnos mucho a alguien hasta hacerle daño?72
No quedó más tranquilo con esas palabras, pero lo dejó estar, de pronto
distrayéndose por el movimiento casi imperceptible de Taehyung. Lo
observó atento esperando algo, que despertara, que le sonriera bonito y que
Jungkook pudiera decirle que estuviese bien y tranquilo, porque nadie le
volvería a quitar su celular.5
Jungkook se paralizó.17
—¿La meningitis?317
Se escuchó ruido del otro lado del teléfono, como si alguien se estuviera
acomodando.
—Sí —contestó con cierta duda—. ¿Por qué? ¿Te sientes mal?88
—Papá —lo cortó Jungkook—, solo quiero saber si recuerdo bien algo o no.
—¿Qué cosa?
—Ah, sí, cuando tenías como siete u ocho años. Pero no fue tan grave, tu
padre es un buen doctor después de todo.372
Jungkook gimió en miseria.
Enfermo, apoyó la espalda contra la pared del baño y se fue deslizando por
ella hasta quedar sentado sobre la baldosa fría. Con el celular afirmado por
su hombro, se llevó las manos a la cabeza y apoyó la frente en sus rodillas.22
—Sí, pero, hijo, te dije, yo atendí a todos esos niños y todos son ahora
hombres sanos como tú.93
—¿Jungkook?
De ese Taehyung tonto, sordo, inútil, malo, él era muy malo por haberlo
deseo, por habérselo pedido, por habérselo gritado, Taehyung era malo
porque nunca pudo ser un chico bueno, ese muchacho bueno que su abuela
le pedía que fuera.102
Tonto, inútil.
Otro golpe.
Imbécil.
Imperfecto.
Él ya no era bonito.19
Por eso se merecía eso, lo sabía, lo sabía de la misma manera que lo había
pedido.
Su culpa.
Malo.
19
Jungkook se despertó por su celular vibrando en la mesita de noche.
Asustado y desorientado, prendió la luz a su costado y agarró el teléfono
todavía medio dormido. ¿Qué habría ocurrido? ¿Una emergencia? ¿Un
accidente en la carretera...? Estaba ya levantándose para ponerse el
uniforme a máxima velocidad, cuando notó las notificaciones de Kakaotalk.19
Taehyung:
"Hola, Jungkook".44
Jungkook comprobó la hora en su reloj, eran las 2:05 am. ¿Por qué le estaba
escribiendo a esa hora? Recordó lo ocurrido la tarde anterior.
JK:
"Hola, Taehyung.
Estás despierto".23
Taehyung:
"Jejeje, por supuesto, bobo.
No podría escribirte si estuviera dormido".753
JK:
"Me refería a que despertaste bien...
Quiero decir.
¿Te sientes mejor?
Taehyung:
"Sí.
Jungkook, tengo que contarte algo".79
JK:
"Dime".62
Taehyung:
"¿Quieres que te llame por teléfono? Pero yo no puedo hablar, Jungkook, no
puedo decírtelo".374
JK:
"Me refiero a...
Puedes escribirme para contarme".
Taehyung:
"No te enojes, por favor".61
JK:
(Emoji de desconcierto)
"Pero no estoy enojado, Taehyung".55
Taehyung:
"Pero lo vas a hacer cuando te cuente".145
JK:
"Yo nunca me enojo, Taehyung".51
JK:
"Y nunca me enojaría contigo".15
Taehyung:
"En la tarde me quitaron el celular.
Yo intenté explicarles que era mío pero nadie me entendía.
Nadie me entiende".349
JK:
"Supe lo que pasó, Taehyung. Y te fui a ver".
Taehyung:
"¿Viniste a verme?
¿A mí?".68
JK:
"Claro que a ti, ¿a quién más?".
Taehyung:
"¿Por qué?".
JK:
"Porque me preocupo por ti".33
Taehyung:
"¿Te preocupas por mí?
Pero yo ya no soy bonito.
¿Por qué entonces te preocupas por mí?".433
¿Bonito? ¿Qué tenía que ver ser bonito con tener amigos? Inquieto por eso, a
pesar de la hora, le escribió un rápido mensaje a Seokjin para que averiguara
más sobre eso. Su instinto, ese que tan desarrollado tenía, le decía que ese
comentario escondía más que explicaba.
JK:
"Porque eres mi amigo".26
Taehyung.
"¿Amigo?".211
JK:
"Sí, somos amigos, ¿o no quieres serlo?".
Taehyung:
"Nunca he tenido un amigo".7
JK:
"Ahora lo tienes.
Además, tú y yo somos amigos desde pequeños, ¿lo recuerdas? En el
parque".80
Taehyung:
"Claro que lo recuerdo, bobo, yo recuerdo todo".633
JK:
"Seokjin también quiere ser tu amigo".
Taehyung:
"Él está aquí conmigo".118
JK:
"¿Y qué hace Seokjin en el hospital a esta hora?".
Taehyung:
"No lo sé".2
Taehyung:
"Quería saber cómo me encontraba".
JK:
"¿Pudiste hablar con él?".
Taehyung:
"Bobo, yo no puedo hablar.
Tiene una pizarra y le escribí.
Me dijo que mi letra era bonita.
Me gusta Seokjin".777
JK:
"¿Ves?
Ahora tienes dos amigos que se preocupan por ti".
Taehyung:
"¿Qué hacen los amigos?".156
JK:
"Se ponen sobrenombres ridículos".52
Taehyung:
"¿Ridículos?
Yo solo quiero llamarte hyung.
Nunca he conocido a nadie que pudiera decirle así". 71
Para Jungkook era extraño que alguien lo tratase como hyung, pues sus
amigos siempre habían sido mayores, nunca nadie lo llamaba hyung a él.69
Pero se sentía bien serlo, ser el hyung para alguien más, sobre todo si ese
alguien era Kim Taehyung.16
Taehyung:
"¿Qué más hacen los amigos?".3
JK:
"Se enseñan cosas".537
Taehyung:
"¿Qué tipo de cosas?".179
JK:
"Se enseñan a confiar, a superar, a entender, a ser paciente.
Te pueden enseñar muchas cosas".81
Taehyung:
"¿A amar también?".
JK:
"A amar también".1
Taehyung:
"¿Tú me enseñarás?".260
JK:
"Claro, Taehyung, solo si tú quieres".19
Taehyung:
"Yo quiero.
Quiero que me enseñas a amar".470
<<Taehyung escribiendo...>>
Taehyung:
"El doctor Seokjin me enseñó algo".57
JK:
"Muy bonito".78
Taehyung:
"¿Eso es todo lo que hacen los amigos?"18
JK:
"También se preocupan por el otro, se cuentan sus miedos y secretos como
también sus sueños y esperanzas, aunque también pueden hablar
boberías".73
Taehyung:
"¿Boberías?".
JK:
"Sí, como...
No he lavado ropa hace dos semanas y hoy me queda mi última muda
limpia".227
Taehyung:
"Jejejeje.
Pero debes lavar tu ropa, Jungkook.
Mi abuela no me habría dejado amontonar mi ropa tanto tiempo.
Ella era muy ordenada".274
JK:
"¿Tu abuela te exigía muchas cosas?
La mía siempre me pedía que me cortara el cabello".95
Taehyung:
"¿Mi abuela?
Ella solo quería que yo fuera un buen chico.
Pero yo no podía".
JK:
"¿Por qué no podías?"
Taehyung:
"Porque yo fui malo".210
JK:
"¿Sí?".
Taehyung:
"Ya no quiero estar más enfermo".106
JK:
"Tienes que comer mucho y hacer lo que te piden los doctores en el hospital.
Ya verás que vas a mejorar y no estarás enfermo".
Taehyung:
"Yo solo quiero ser bonito otra vez".121
JK:
"Taehyung, eres precioso".115
Taehyung:
"No, antes lo era.
Ahora no.
No soy bonito.
Tengo que irme".239
JK:
"Duerme bien".2
Taehyung:
"Jungkook".
JK:
"¿Sí?".
Taehyung:
"Si vuelvo a ser bonito, ¿me vas a querer?".296
JK:
"No tienes que ser bonito para ser querido, Taehyung.
Te vamos a querer por cómo eres y no por cómo te ves".72
Taehyung:
"Pero yo deseé algo malo.
Soy malo".423
20
Puede que Jungkook estuviera violando mil códigos de caballero al estar
haciendo eso, pero llegó a un punto de reflexión consigo mismo donde
comprendió que, cuando se trataba de Kim Taehyung, existían cosas más
importantes. Por eso esa mañana de sábado se dirigió hasta el domicilio de
su hermana.62
Fue recibido por abrazos y comida preparadas por Jeon Suni. Siempre era
bueno ir hasta allá para ser mimado y alimentado como el glotón que era.
Tras tomar desayuno y pedirle a Seokjin si podían hablar, se encerraron en
la oficina de su casa. Jungkook, un tanto reticente al inicio, le mostró el
celular donde tenía la conversación que tuvo con Kim Taehyung, ¿por qué
seguía sintiendo que estaba traicionándolo?26
—¿Tú crees que se debe sentir culpable por la muerte de su abuela? —quiso
saber Jungkook, cuando Seokjin dejó el celular a un lado y se quedó
reflexivo.
—Se puso a llorar, estaba muy triste y también tan confundido. Intenté
hablar con él... o sea, he logrado comunicarme con él mediante una pizarra,
pero no quiso usarla para responderme, solo se golpeaba el pecho y luego
hacía esto. —Seokjin se pasó una y otra vez la mano por la cara—. Park
Bogum me dijo que esa señal significa culpa y que se estuviera golpeando el
pecho, era para decir...
—Mi culpa.245
—Sí.
—Placebo.291
—Eso es lo extraño, porque Kim Sun Hee sufría de presión arterial alta y
recibía tratamiento. El frasco de pastillas que encontraron en la escena, el
que debía contener su medicina, no las tenía, solo eran pastillas de
placebo.271
—¿Para qué necesitas saberlo? ¿En serio crees que él las cambió? Podría
haber sido ella o... no sé, una equivocación.
Jungkook abrió la boca para refutar pero se quedó sin argumentos porque,
claro está, que su instinto le dijera que Kim Taehyung no se sentía como
alguien malo, no era un argumento convincente.
—Un sociópata —comenzó hilando su idea—, ¿habría planificado una
muerte y luego cometido el error de encerrarse en un ático? Ilógico que
alguien capaz de cambiar la medicina de otra persona, planificando eso por
meses, haya también cometido el error de encerrarse por equivocación en
ese ático. Él habría... muerto, si yo no lo hubiera encontrado.136
—¿Y qué podemos hacer? ¿Puedo hablar con él por Kakaotalk con
normalidad? Tal vez ayude.
—Ayer no hacía más que darle vuelta a todas mis palabras. Yo no hablo así
contigo.
—Libre.
—¿Vamos entonces?
—¿Al hospital?
—Ajá.263
—¿A quién?9
—A Taehyung.
Pero Jungkook no podía detener el hilo de sus pensamientos ahora que los
había activado.51
—No, Jungkook.25
—Y tengo animales. Cinco. Y sabes que los tratamientos con animales para
las terapias psicológicas traen excelentes resultados.
—Sí, pero...29
—Eso fue innecesario, hyung, no sería lo mismo. Pero debes admitir que mi
idea no es mala.73
Del impacto de la noticia, se tropezó con sus propios pies, afirmándose del
pasamano de la escalera para no caer rodando por ellas. Jin continuó
subiendo sin importarle nada. Jungkook se apresuró a subir saltando de tres
en tres los escalones.114
—Las cosas pueden cambiar de aquí a cuando tenga el alta médica, pero lo
pensaré.
—No tendrá que ocuparla realmente —explicó Jin—. Solo podrá escribir y
borrar, nada más allá de eso.
Taehyung asintió con la cabeza y bajó la mirada, apretando las piernas más
cerca de su pecho. ¿Sería por lo de ayer...? Por supuesto que era por lo de
ayer. Merecía ese título de bobo impuesto por Taehyung.
—¿Qué sucede?
Taehyung:
"Bobo, no me diste los buenos días."
970
Lo vio fruncir los labios y después dar una afirmación, seguro y brusco,
molesto.101
—Wah, Jungkook-ah, es demandante como Park Jimin con Yoongi —se burló
su amigo.548
Jungkook todavía sonrojado, le dirigió una pregunta muda a Jin para saber si
el comportamiento consentido de Taehyung era aceptable.
Otra afirmación.
—¿Cuáles?
Taehyung:
"Mi película favorita es Always.
Mi dorama...
Tengo muchos, hyung.
Escalera al cielo.
Bajo la lluvia.
Jardín secreto.
Descendientes del sol.
Goblin.
789
—Te voy a presentar Netflix —comenzó diciendo Jungkook con voz ahogada.
No había sido buena idea acercarse tanto cuando Taehyung debía leer sus
labios para entenderle.25
—Nam, déjalo —intervino Jin—, que esto me está ayudando para escribir
todo un perfil de comportamiento ante un enamoramiento.788
—Cada vez que te metas a Netflix te va a aparecer esto. —Le apuntó los
cuatro perfiles creado—. El conejo es mío, el koala es de Namjoon, la ardilla
es de Hoseok-hyung... ¿lo conoces cierto? —Taehyung dio un afirmación
silenciosa—. Y el oso es tuyo, te puse TaeTae.178
No entendió por qué, pero eso le sacó una sonrisa nerviosa que intentó
cubrir con la mano, afirmándose un poco los labios con los dedos para dejar
de hacerlo. Jungkook le dirigió una mirada curiosa a Jin para ver si él
también lo había visto.16
—Tu sonrisa es... —No quiso decirle bonita, porque había notado que
Taehyung tenía alguna clase de complejo con esa palabra— linda.
Lo vio bajar la mirada y jugar con las sábanas, haciendo círculos con el dedo
índice.70
Jungkook se iba a poner de pie para darle espacio, porque ya había seis
personas en esa habitación, cuando la mano de Taehyung voló hacia su
brazo para afirmarlo.6
—Es solo para que puedas comer —le aclaró Jungkook.
Haciendo lo solicitado, salió otra vez del cuarto a la misma vez que el técnico
en computación terminaba de probar la plantilla de textos, indicando que
estaba listo para ser usado. Jin también lo despachó, quedando solo los
cuatro.1
Otro suspiro. Se llevó un pedazo de pollo a la boca. Lo vio mascar dos veces y
tragar con dificultad, su expresión de disgusto lo decía todo. Sin embargo, se
llevó otro bocado a la boca y otro. Nam parecía sorprendido.
—Pensé que iba a ser una batalla —comentó—, con los batidos ya lo era.
Entonces se había terminado de comer todo y beberse el vaso de agua,
alzando la mirada hacia Jungkook pidiendo una aprobación en silencio.
Jungkook llegó una mano a su cabeza y enredó sus dedos con los mechones
de cabello, apartándole el flequillo de la frente.86
Y el:
El segundo de ellos, usado cuando Taehyung era bueno, un muy buen chico y
hacía todo lo que su abuela le pedía. De pequeño, porque dejaba de insistir
en salir a la calle, dejaba de llorar, dejaba de suplicarle que por favorcito le
trajera un amigo. De más grande, cuando Taehyung, ahogado por la culpa,
iba al cuarto de su abuela y le suplicaba perdón y, en pequeñito y encogido,
le preguntaba si podía dormir con ella esa noche.194
Por eso, Taehyung intentaba ser un buen chico, lo intentaba siempre con
todas sus fuerzas.1
Luego, tocó la escuela de policía y aprender una pila de leyes que lo hacían
quejarse una y otra vez. Pero hace unos seis meses había egresado de la
academia y, de nuevo, fue de esos uniformados que, si bien no podía bailar
sobre una mesa porque profesional ante todo, sí lo estuvo haciendo en su
mente mientras iba a recibir el diploma.189
Pero después ingresó a trabajar y leer era una de las principales cosas que
hacía. Esa vida donde se la pasaba en la calle resolviendo crímenes y
deteniendo a los malos, era ficticia porque pasaba mayor parte de su tiempo
haciendo papeleo. Y todavía no se había acostumbrado a eso cuando llegó lo
último.4
Kim Taehyung.
Si alguien le hubiese comentado hace un par de años, que iba a pasarse una
tarde de domingo con YouTube abierto y haciendo gestos con las manos, se
habría reído. Pero ahí estaba, un domingo a las tres de la tarde, intentando
aprender los signos básicos de la lengua de signos para intentar
comunicarse mejor con Taehyung.462
En un milagro concedido para cuatro personas que trabajaban en turnos
rotativos, Hoseok, Nam, Yoongi y Jimin habían logrado coordinar día libre y
se dedicaban a gritar en la sala frente a la televisión, porque sus dos equipos
favoritos eran rivales. Yoongi y Jimin por un lado, Hoseok y Nam por el otro.
¿Y el de Jungkook? El de él había quedado eliminado en octavos. A pesar de
eso, podría estar con ellos en la sala bebiéndose una cerveza, pero sus
prioridades habían cambiado hace exactamente una semana.158
En cierto punto, lo hacía por culpa, porque consideraba que lo mínimo que
podía hacer tras ser el culpable de su dificultad para comunicarse, era
intentar entenderlo para hacer su vida un poco más fácil. Pero en otro cierto
punto, que era mucho más grande, lo hacía porque así lo quería, realmente
quería saber más de él, deseaba llegar al día de poder entenderlo,
comprenderlo, ayudarlo a que otros también lo entendieran y
comprendieran.53
Sin embargo, el estudio nunca fue el fuerte para Jungkook y tras dos horas
metiendo información a su cerebro de vacaciones, se rindió por el día.109
De Kakaotalk.11
De Kim Taehyung.256
—Ah.169
Jin no logró contestar nada más, porque había alejado la cámara para dar un
mejor ángulo de visión y apareció Taehyung con su pizarrita. Tenía una letra
preciosa, cada hangul hecho a la perfección como un estudiante practicando
caligrafía. Se sonrojó al leer el texto.99
Era cierto, Jungkoook efectivamente había fallado... otra vez. Pero esa
mañana fue despertado por el escándalo de Roko ante la llegada de
visitantes, y después fue envuelto en esa espiral con sus amigos, donde
tomaron desayuno y luego prepararon almuerzo para ver posteriormente el
partido. Y debido a su mañana agitada, olvidó por completo saludarlo. Era el
peor, ¿y así se había ofrecido a prestar ayuda?
Jungkook enrojeció. Él era la persona más limpia del universo, solo que se
había quedado sin tiempo. Entre pasar al hospital, andar rescatando
animales, comprando celulares, papeleo y las patrullas, el día se hacía
nada.33
—Dice que quiere verte lavar tu ropa. —Era un poco ridículo si uno se ponía
a pensar que Taehyung no lo podía oír, así que hacer eso era innecesario,
pero Jin bajó la voz para agregar lo siguiente—. Parece que le gustan las
cosas poco fascinantes a tu chico... con razón le gustas tú.813
Ignoró el último comentario, aunque Jin tenía razón porque ¿qué había de
fascinante en ver a otra persona lavar la ropa? Tal vez simplemente eso: una
escena absolutamente aburrida y normal era lo que le interesaba.100
Y en una esquina.
<<Bobo>>.422
—Fuera, Roko —dijo Jungkook, empujando los treinta kilos por la espalda
para moverlo y sacarlo de ahí.17
Había alcanzado a moverlo un metro cuando escuchó ese sonido que le puso
los pelos de punta: gastado, oxidado, forzado y desgarrador, olvidado por el
tiempo.
—¡NO!825
Con los ojos abiertos de par en par, se enderezó hacia la cámara para
encontrarse con la misma expresión de conmoción de Jin. A su lado, con ojos
grandes y brillantes y la pizarra apretada con fuerza contra su pecho, estaba
Taehyung observando a la cámara. Anhelo y dolor, ambos sentimientos
entremezclados en su rostro formando una pintura de confusión en sus
labios, en sus cejas, en sus ojos.3
—No —dijo.390
—No.
—Se llama Roko. Puedes venir a verlo a mi casa cuando mejores y salgas del
hospital, Taehyung.
Cuando contó que solo había hablado con tres personas en su vida,
incluyéndose a sí mismo en la ecuación, era cierto. Con la cuarta, jamás lo
hizo.64
Solo omitido.
24
La mirada de Jungkook estaba centrada en la boca de Jimin, observando el
pequeño movimiento que hacía el labio inferior al curvar cada palabra. Se
acercó unos centímetros más. Empequeñeció la mirada concentrado, cada
parte de su atención en observar cómo se movían. No, no entendía. Se acercó
otro centímetro más, de pronto estaba recibiendo un golpe en la frente que
lo mandó hacia atrás, su espalda golpeándose contra la puerta y su costado
chocando con el manubrio.176
—No sé cómo lo hace Kim Taehyung para leer los labios, es imposible.21
—Ayer me pasé dos horas viendo videos en YouTube, ¿y sabes lo único que
recuerdo hoy? Cómo saludarlo. Al ritmo que voy, es más probable que logre
encontrar una operación para ayudarlo, que aprender a comunicarme con él
a su manera.86
—No, es imposible.1
Jungkook alzó las cejas y movió los labios para pronunciar una palabra
muda.
Esa semana a ambos les tocaba el turno de madrugada, que empezaba a las 4
am hasta las 12 pm. Recién estaba saliendo el sol en Daegu, lo que indicaba
que ya serían las siete. Creyendo que ya era una hora prudente para hacer
eso, sacó su celular para enviar un mensaje.
JK:
"Buenos días, Tae".1
Porque podría haber olvidado dos veces una promesa, pero Jeon Jungkook
jamás olvidaba una tercera.66
Taehyung:
"JUNGKOOK.
BUEN DÍA".449
JK:
"Taehyung, tienes activada la mayúscula.
Se desactiva apretando dos veces esa tecla que tiene una flecha hacia arriba".
50
Taehyung:
"Seokjin hyung me enseñó.
Dijo que era para expresar emoción.
Y yo estoy emocionado, hyung.
Hoy no lo olvidaste".475
JK:
"¿Qué cosa? Porque... creo que lo olvidé".160
Taehyung:
"Saludarme, bobo".6
JK:
"Ah.
Lo siento, todavía estoy medio dormido, las mañanas no son lo mío.
¿Y qué haces despierto tan temprano?"2
Taehyung:
"El desayuno es a las seis aquí".95
JK:
"¿Ya comiste?".
Taehyung:
"Por supuesto, el desayuno es a las seis y son las siete, bobo".
348
JK:
"Yo todavía no como nada :c"490
Taehyung:
"¿Por qué no?"
JK:
"Estoy trabajando en el turno de cuatro de la mañana a las doce.
Con Jimin estamos esperando a que abran la cafetería".3
Taehyung:
"¿Y tienes mucha hambre, hyung?".
JK:
"Muchísima.
Jungkook está triste :C".588
Taehyung:
"No estés triste, por favor".307
JK:
"Siempre me traigo una banana cuando tengo este turno, pero Roko me la
robó hoy :c".295
Taehyung:
"Tengo una banana aquí. Puedes venir a buscarla si quieres".1.3K
JK:
"¿Me regalarías algo tan preciado como comida? 😳".993
Taehyung:
"Por supuesto, hyung.
Tú me gustas mucho.
Quiero que estés contento.
Tú me haces estar feliz".
422
JK:
"Espera por mí".149
—¿Entonces?
Sintió sus orejas calientes, por lo que se llevó las manos a ellas para
cubrirlas.34
—¿Estabas leyendo mi conversación?
—Sí, ¿y qué?84
—Sé que siempre has sido limpio y ordenado, pero nunca has separado tu
ropa por color y por eso ya has teñido dos uniformes de rojo. Y ayer...
—Oh, nada, ignórame, solo pienso en voz alta... o tal vez no y solo estoy
diciendo la verdad.108
Jungkook decidió que su mejor respuesta en ese momento era justamente no
responder y guardar silencio.
—De hecho, tengo que pasar a otra parte antes —dijo intentando sonar
desinteresado.
—¿Dónde?
—Por ahí.
—En vista que también tengo que ir a ese "por ahí", necesito saberlo.
—Al hospital.
—Ah, sus hijos serán tan bonitos cuando los tengan. ¿Puedo ser el
padrino?557
—Ojalá que salgan más parecido a él que a ti. Ambos sabemos que él es el
guapo y simpático de la relación.210
—Jimin...
—Podrían ponerle Taekook, ya sabes, por Taehyung y Jungkook, ¿acaso
habrá un tío más brillante que yo?549
Por suerte, Jungkook no tuvo que escuchar más comentarios, porque había
estacionado en el hospital y se bajó a toda velocidad soltando un simple...1
Los pasillos del hospital estaban muy transitados a esas horas. Enfermeros,
doctores y auxiliares entrando y saliendo de habitaciones realizando sus
rutinas de mañana. Logró abrirse camino sin que nadie lo detuviera por
andar a esa hora por ahí, por suerte siempre podría hacer pasar su visita
como una inspección de rutina.26
—Hola —lo saludó. Cerró la puerta con suavidad para no ser detectado por
terceros y caminó hacia él.
—Oh, gracias.2
Como que Jungkook había olvidado su excusa para pasar por ahí.94
<<Viniste>>.95
Tomó asiento tan cerca de él, que Taehyung tuvo que encoger las piernas
para no terminar con ellas aplastadas. Quedaron separados casi únicamente
por las piernas en posición india de Taehyung, las sábanas desordenadas
entre ambos y el teclado sobre ellas, que ahora nuevamente estaba siendo
azotado por los dedos bruscos y emocionados de su dueño. Al concluir, hizo
girar su dedo índice para que Jungkook se volteara.
Sus labios se curvaron hacia abajo con tristeza, estaba otra vez negando.
Él comenzó a jugar otra vez con sus dedos, nervioso y tímido. Asintió
suavecito.
—¿Por qué? ¿No te gustan los perros?
Notó que sus manos empezaban a temblar sobre su regazo. Tragó saliva
nervioso, sus pestañas moviéndose rápidamente como si contuviera el
llanto. Negó suavemente. Jungkook no quiso preguntar el porqué, entendía
que esa mirada de pánico solo podía conllevar una historia triste detrás.
Pero Jungkook estaba dispuesto a enseñarle, con ayuda de sus gatas Betsy y
Pequeña, que los gatos podían ser igual de maravillosos que los perros, solo
debía enseñarle.116
—He estado aprendiendo a leer los labios —le informó— como tú.3
Porque Taehyung ahora lo estaba observando con las cejas alzadas, como si
no creyese en sus capacidades; bueno, Jungkook tampoco.1
—No —le dijo entrecortado, llevando las manos unidas hacia su pecho al
punto que Jungkook terminó inclinado hacia adelante.254
—¿No qué?
—Noooo.262
Taehyung apretó con un poco más de fuerza sus manos, enterrando un tanto
los dedos en el dorso de Jungkook. Dio un largo suspiro cansado y entonces...
Lo hizo.
—S-su-su... no...513
Con miedo de que estuviera teniendo otro ataque, y sin las capacidades para
ayudarlo, tocó el timbre para llamar a alguien. Yoongi apareció corriendo a
los pocos segundos.
—Yo solo...
—Olvídalo —dijo, al ver el pánico en él—. Está bien, Jungkook —le aseguró,
acercándose—, no es el primero que ha tenido ni será el último tampoco. Es
un largo camino.6
25
Así que, deslizándose lentamente en sus rodillas y manos, salió del cuarto
solo abriendo la mitad de la puerta y pasó por esa rendija cuidando no
golpearse.
Uno.
Dos.
Tres.
Volvió a esconderse, cerrando los ojos con miedo, esperando a que su abuela
fuera por él para retarlo.
Sí, debería.
Jungkook apartó a Tocino sobre él cuando la alarma sonó. Si bien Tocino era
de raza pomerania y era un peso pluma en verdad, no era bonito despertarse
con un perro sobre el pecho medio cortándole la respiración. Se quedó
haciéndole cariño a su cabello largo con aire adormilado. Tocino no era un
perro muy amistoso y, ante su negatividad de que alguien lo tocase, había
terminado siendo parte de la manada de Jungkook al no poder ponerlo en
adopción. A pesar de que ya lo tenía hace dos años, tras encontrarlo medio
muerto de hambre y demasiado cerca de la carretera, Tocino seguía siendo
en extremo desconfiado; era un caso típico de un animal abandonado por un
dueño al cual todavía le era fiel.220
Escupió un poco sobre la mesa cuando observó la selca enviada por Kim
Taehyung.336
Llegaron sus tostadas de nutella con banana para Jungkook y cereal sin
azúcar para Jimin.2
Jimin se comió una cucharada de leche y cereales, hablando con la boca llena
y apuntándolo con la cuchara.42
—Lo sé.
—¿Qué cosa?
Frustrado consigo mismo, se sacó la gorra de policía y se pasó las manos por
el cabello.13
—Con Kim Taehyung nunca será nada fácil —dijo de pronto Jungkook.186
Pero realmente lo hacía en algún punto, y ese punto era algo que Jungkook
todavía no entendía.
Recordando que tenía otro mensaje pendiente por leer, agarró su celular
olvidado en la mesa y lo leyó.
Jungkook se acercó casi saltando como un conejito. ¿Qué podía decir? Era un
niño de papá.257
—Papá —dijo.
—Pero mira lo enorme que te has puesto —comentó su papá con orgullo.
Ambos eran una versión envejecida del otro. Llevaban un año completo sin
verse.40
Jungkook bajó la mirada sin responder. Ambos llegaron por fin al coche
patrulla.3
—Tiene que ser ahora —le contestó él— si quieres que vaya a verlo hoy.
—El domingo pasado hubo una denuncia por malos olores —comenzó, ya
pareciéndole una eternidad de ese día—. Eran por el barrio donde teníamos
la casa familiar. Al llegar, encontramos a Kim Sun Hee muerta en la cocina. Y
en el ático, había un joven que llevaba toda su vida encerrado en esa casa.
Tenía sentido, sus padres debían bordear la edad de Kim Sun Hee.17
—Un testigo —explicó Jungkook—. Es una larga historia, pa. Solo sé que lo
contagié de meningitis y eso al parecer le ocasionó la hipoacusia. Si te llamé
no fue por ausencia de doctores, es porque tú manejaste mi caso y el de los
demás chicos, tal vez podrías ayudarnos a llenar un poco su historial médico
porque no sabemos nada de él.40
—Porque no habla —no era una pregunta, pero aún así Jungkook la
respondió.
Así que bastó que se reuniera con la directora del hospital para contarle
sobre su reaparición por ahí, para que le aceptaran su solicitud sin muchos
problemas.
—Kim Taehyung es un libro en blanco, si crees saber algo de su pasado,
bienvenido sea.
—¿Cuándo no la he tenido?
—Algo así.
Jungkook se acercó buscando una mirada que Taehyung seguía evitando. ¿Y
ahora qué le había hecho?39
—Hola —lo saludó, inclinándose un poco—. ¿Por qué estás enojado conmigo
hoy?
Jungkook se sonrojó.
Luego apuntó a su padre para que Taehyung lo notara, recién sus ojos
abriéndose un poco en temor al verlo, encogiéndose de inmediato en la
cama, recogió sus piernas hacia su pecho. Le acomodó las sábanas, porque si
bien era su padre, seguía siendo la piel de Taehyung la descubierta.114
—Él es el mejor doctor. —Su vista estaba de nuevo en su padre, ahora con
un pequeño fruncimiento en sus cejas. Tocó su rodilla—. Necesito que él te
revise, ¿ok?
—Sí, es...
—Alguien debió decirme en el pasillo, hablé con mucha gente esta última
hora.718
Jungkook no le quedó más que aceptarlo porque, ¿de qué otra forma podría
saberlo?257
Pero Jungkook no terminaba de entender por qué eso le agradaba más que le
molestaba.58
—Eh —le costó un poco hallarse en sus ideas—, Taehyung lee los labios.
—Sí, creo...
—Bien, eso es lo primero. Lo segundo, es que lleva muchos años padeciendo
de hipoacusia, posiblemente sus resultados no sean muy significativos
porque su cerebro tal vez no sea capaz de procesar las estimulaciones
eléctricas del implante coclear. Posiblemente intenten con audífonos
potentes antes del implante.88
Debajo iba con ropa interior que alguien debió conseguirle. Jungkook de
pronto se vio con una urgencia de no mirarlo, luego regañándose
mentalmente porque ¿con qué fin? Taehyung no tenía nada que no hubiera
visto en sí mismo y-282
Taehyung seguía soltando una risita ronca y entrecortada cada vez que se
movía el aparato por el borde inferior de su ombligo.31
Al finalizar, le limpió la piel con una toalla de papel. Ambos notaron que
Taehyung seguía observando los suspensores de su padre con interés.303
Leer eso activó todos los botones correctos en Kim Taehyung. Asintiendo
fehacientemente, estiró los brazos uniéndolos por delante del pecho como si
dijera "por favor".
Lo era.1
27
Si la abuela había solicitado que el techo terminara a la mitad de su ventana,
era por algo. Sentada en el escritorio de su habitación, lo observaba tomar
sol en el patio por una rendija: lo suficientemente grande para que
ingresaran unos rayos de sol, lo suficientemente pequeña para que los
vecinos no vieran a la criatura que descansaba sobre una manta.61
Kim Sun Hee jamás había sido de animales, pero su pequeño se lo había
pedido tanto que, cuando finalmente se lo trajeron la noche anterior, no fue
capaz de regresarlo y lo aceptó. Esa mañana, cuando Taehyung bajó a la
cocina todavía con expresión a adormilada, se lo entregó. Y de solo ver su
rostro contraído por las lágrimas, supo que había tomado una buena
decisión. Tras tomar desayuno, le había permitido ir a jugar al patio con el
gatito. Mientras, ella lo vigilaba desde el segundo piso.
Todo parecía bien, no era más que un niño conociendo por primera vez en su
vida el tacto de un animal. Parecía en serio muy sorprendido por el pelaje y
la capacidad del gatito por querer atrapar un hilo descosido de su suéter.
Muy bien.
Era tan obediente que muchas veces se preguntaba por qué estaba siendo
tan aprensiva con él.
No entendía.
Realmente no lo hacía.
El cuerpo del gatito cayó al suelo, recién entonces pareció ver que no se
movía como hace unos minutos.3
—¿Qué hiciste? —le volvió a exigir mientras lo sacudía por el brazo—. ¡Lo
mataste!422
Pero Taehyung no reaccionaba, observándola con sus enormes ojos casi sin
expresión.
Volvió a sacudirlo una tercera, cuarta y quinta vez, buscando una respuesta
que no era brindada.46
Y entonces lo pensó.
Tal vez no estaba criando a un pequeño niño obediente, tal vez solo estaba
criando a un pequeño monstruo ante su incapacidad de enseñarle el mundo.
705
28
—Deja de ser tan goloso, conejo glotón, y vamos, solo tenemos diez
minutos.1
—¿Qué te duele?
—El estómago.631
—Uf, la muerte te espera al otro lado, amigo. —Y luego, hablando más serio,
le dijo—. ¿Quieres que te vaya a dejar? Puedo decirle a Hoseok lo que pasó.5
—Pero...
—¿Qué sucede?
Él volvió a asentir.
Intentó disculparse.
Dudó unos segundos, luego, todavía sentado, movió el celular un poco hacia
la derecha para que Jungkook pudiera observar la pantalla desde su posición
recostado, cuando lo cierto es que Jungkook solo era capaz de mirar su perfil
de tabique alto y su cabello castaño claro cayendo por alrededor de su rostro
hasta el borde de los ojos. Tenía un cuello largo que quedaba al descubierto
por completo por la camisola de hospital, además de que una franja de piel
en su espalda quedaba expuesta por los nudos sueltos con que se había
amarrado la bata. Se le marcaban todavía las vértebras de la espalda, le
quedaban unos seis kilos por subir para recién llegar a un peso normal
bajo.36
Jungkook jugó con uno de esos nudos de su parte posterior sin que
Taehyung se diera por enterado. De reojo lo observaba concentrado jugar,
de vez en cuando le apuntaba algo en la pantalla para que Jungkook le
prestara atención y lo felicitara. Le encantaba que Jungkook lo felicitara, al
parecer, porque sus mejillas de pan se volvían gorditas de perfil al sonreír
tras leer sus labios.131
Era agradable.1
No se sentía mal.
Ni incorrecto.220
Ni inadecuado.
Lo había conocido hace menos de dos semanas, pero sentía una vida entera
entre ellos. Tal vez, pensó mientras se le cerraban los ojos sin poder
contenerse, los años transcurridos desde la primera vez que se vieron hasta
la segunda, no quedaron congelados.
Se despertó con un portazo.
Desorientado, miró para todos lados con los ojos inyectados en sangre.135
—La hora de visita ya terminó, son casi las ocho de la noche —anunció
Yoongi.5
—Sí, me dijo que se había enfermado del estómago pero que ya se sentía
mucho mejor. —Lo vio poner los ojos en blanco mientras le hacía un gesto al
auxiliar para que dejara la comida—. Le dije que no se comiera esos restos
de cena del refrigerador, llevaban días esperando ser tirados a la basura. No
me sorprende que ahora no pueda levantarse del baño.385
—Son unos dulces para Taehyung —admitió, sabiendo que le pedirían que
se los llevara porque Taehyung estaba en un tratamiento y no podía andar
comiendo esas cosas.
—Te traje un regalo —le dijo. De inmediato, sus ojos se iluminaron—. Son
dulces de primavera, pero hoy solo te puedes comer uno.
Seokjin de inmediato interfirió moviendo ambas manos para captar su
atención.
El chico se lamió los labios con expresión atenta y después asintió con
decisión.
—He aprendido que él es muy literal para seguir órdenes —escuchó que
Seokjin decía—. Es muy obediente pero también muy astuto. Al parecer,
"desobedecer" de alguna forma una órden directa de su abuela, le daba
cierta seguridad y control sobre sí mismo. Así que debes ser como un
abogado redactando un contrato si quieres que no haga algo, porque o sino
va a encontrar la manera de salirse con la suya. Posiblemente se hubiera
comido todos los dulces a las doce de la noche.177
Y sabiendo que tenía una conversación pendiente con él, prefirió dejarla
para al otro día. La cabeza todavía le dolía, estaba demasiado cansado y
sabía que necesitaba de todo su intelecto para hablar con alguien tan astuto
como su papá.14
Al otro día, Jimin no apareció a trabajar. Y por mucho que Jungkook lo
esperó hasta pasada las cinco de la mañana, Jimin no llegó.
29
Jungkook se lo había prometido, y era una promesa que no esperaba fallar
dos veces para recién cumplirla en la tercera oportunidad. Solo que nunca se
imaginó que realmente tuviera que cumplirla cuando ese día, en broma,
Jimin le solicitó ir a su departamento si un día no aparecía a trabajar. La
preocupación lo empezaba a agobiar, más cuando lo llamó a su celular y no
contestó. Deseaba no haber tenido que llegar hasta ese punto, de preocupar
a Yoongi cuando ya le quedaba tan poco para finalizar su interminable turno
de cuarenta y ocho horas, pero tuvo que hacerlo.68
—¿Jungkook?
—¿Qué sucede?
—¿Jungkook?
—¿Sí?
—Hyung... no pienses eso. Además... ¿no está con su hermano? Ayer lo vi.1
Todo lo que podía estar saliendo mal esa mañana, lo estaba haciendo.4
Una vez.
Dos veces.
Tres.
Cuatro.1
Cinco.242
Pasó por el living y fue directo a una de las habitaciones, que permanecía con
la puerta junta. La empujó. En medio de la cama, estaba Park Jimin.151
—Viniste —lo escuchó jadear muy, muy bajito—. No... quería... estar solo.711
Pensó en llamar a una ambulancia pero estaban a solo diez minutos del
hospital si él conducía.6
Condujo encendiendo las luces rojas y azules para así saltarse los pocos
semáforos que lo separaban del hospital. Afirmando el celular con una mano,
marcó a Yoongi. Contestó apenas timbró una vez.
—Reventé tu puerta. Está medio inconsciente por el dolor. Lo llevo a
emergencias. Llego en menos de cinco. —Yoongi no contestó—. Yoongi,
necesito que me digas si entendiste.
—S-sí.364
Cortó.2
—¿Papá?7
—¿Cómo sabes...?20
—Jungkook, necesito entrar —pidió su papá otra vez—, yo mejor que nadie
lo conoce.
—No eres médico general desde hace dos años —insistió Jungkook—.
Jubilaste.82
—¿Qué está sucediendo? —preguntó Yoongi casi sin voz—. ¿Qué es lo que se
supone que sabes que en su historial médico no aparezca?365
Entonces los ojos de su padre, que por primera vez en su vida le parecieron
tan desconocidos, giraron de Jungkook hacia Yoongi.1
—No lo sé, te estoy preguntando si tiene eso —respondió su papá con voz
cortante.
Jungkook solo se encontró asintiendo apenas.
—Lo es.330
—Lo es. Park Jimin es un M-Preg. Yo escondí su condición cuando nació, fui
el director del hospital entre 1994 y 2007.815
—¿No quería...? —Se cubrió el rostro con las manos y los hombros le
temblaron. Jungkook no sabía qué hacer, desde que conoció a Min Yoongi
hace más de cuatro años cuando Jimin y él apenas se estaban haciendo
amigos en la academia, Jungkook no creyó que Min Yoongi fuera una
persona de lágrimas. Eso lo había creído hasta esa mañana. Porque ahora,
cuando el reloj anunciaba las seis y quince de la mañana, Yoongi lloraba
desconsolado en esa camilla vacía en la sala de emergencias.
30
No se necesitaba anestesia general para realizar un aborto quirúrgico. En el
caso de una mujer, solo se aplicaba anestesia local en el cuello uterino; en el
caso de un M-Preg, se aplicaba la epidural para realizar un procedimiento
similar a una cesárea pero menos invasiva, solo una pequeña incisión sobre
el útero para extraer los restos retenidos del aborto espontáneo. Por tanto,
mientras esperaba en el quirófano, anestesiado y sin dolor, Park Jimin
lloraba observando la tela divisoria entre su parte superior e inferior.316
Su bebé.56
Que ya no estaba.20
Pero que anheló durante veintitrés años, ese mismo anhelo que llegó a
puerto y se hundió en un segundo.86
Para cuando salió de pabellón, el primer rostro que observó nada más cruzar
las puertas abatibles fue el de Yoongi.5
Tras ellos, ingresó su amigo Seokjin quien se sentó en su cama y le pidió que
lo observara, algo que a Tae realmente le costó porque el desconocido le
parecía más interesante en ese momento. De reojo, leyó que se llamaba Park
Jimin, que estarían juntos unos días y que debía ser comprensivo porque
Park Jimin estaba triste.225
Triste.13
Triste.8
Tae había estado triste, muy triste, tan triste que lloraba siempre. Sin
embargo, esos días encerrado en el ático esperando a que esa tristeza se
extinguiera con él, parecían tremendamente lejanos ahora. Muy, muy
lejanos.1
Pero recordaba.
Así que prestó atención cuando su amigo Seokjin le contaba que Jimin
acababa de perder a su bebé.70
Regalos.
Tae podría compartir uno de sus chocolates con Jimin, porque ayer, cuando
Tae se comió uno de esos dulces color rosa, él podría jurar que así sabía la
felicidad.144
Felicidad.
Sí, Tae iba a darle ese chocolate, encontraría a su bebé y así Park Jimin sería
bonito otra vez.597
<<Cuarto de aseo
Ingreso solo a personal autorizado>>.70
Oh, ese era un gran lugar para empezar, si Tae se quisiera esconder en el
hospital, definitivamente ese sería un sitio que escogería. Se metió ahí antes
de que lo descubrieran. Era una habitación grande. Rebuscó entre los
estantes y detrás de las cajas. ¿Dónde estaría el bebé de Park Jimin? ¿Y de
qué porte sería? Tae solo había visto bebés en la televisión y no eran más
grandes que los brazos que los sostenían, así que, estirando sus propios
brazos, intentó medir un bebé con ellos. Definitivamente podía caber en una
de las tantas cajas que se guardaban ahí.317
Era Jungkook.241
Tae le sonrió y luego le hizo una seña para que se le acercara, apuntándole la
caja. Si recibía ayuda, más pronto lograría encontrar al bebé perdido de Park
Jimin. Sin embargo, Jungkook no se estaba moviendo de la entrada. Notó que
le decía algo a alguien pero no alcanzó a leerle los labios. Finalmente,
mientras Tae seguía esperándolo de cunclillas, Jungkook ingresó y se
arrodilló frente a él.2
Taehyung:
"No estoy escondido, bobo.
Park Jimin perdió a su bebé.
Lo estoy buscando, debe estar escondido en alguna parte".1.1K
La mirada de Jungkook parecía triste. ¿Por qué estaba triste? ¿Tae había
escrito algo malo? Él no quería que su Jungkoook estuviera triste. Se
comenzó a sentir nervioso. Y es que no entendía y ese era el problema, no
entendía ni nadie lo entendía a él. 15
—El bebé de Park Jimin no está perdido. —Ladeó la cabeza sin entender,
recordando a Seokjin diciéndole que Park Jimin había perdido a su bebé. Tae
no había entendido mal, ¿o sí?—. Jimin estaba embarazado de su bebé pero
lo perdió. Y con eso, Tae, nos referimos a que... su bebé murió.76
Muerte.
Sacudió la cabeza.
No, no, Tae no podía pensar en eso, no podía porque recordaba, lo hacía, y de
la misma forma que la recordaba en el suelo, recordaba lo que había hecho, y
no podía, porque él estaba bien ahora, lo estaba o por lo menos se esforzaba
en estarlo.108
Tae se puso de pie con las piernas entumecidas. Iba a ordenar el desorden,
cuando sintió que la mano de Jungkook acariciaba la suya. Asustado por el
revoloteo en su corazón, se encogió un poquito pero no lo soltó. Le gustaba
la mano de Jungkook, tenía los dedos un poco más cortos que los de Tae pero
era cálida y confiable, un poco áspera en algunas partes. Le gustaba la
sensación de esos dedos entrelazándose con los suyos, de la misma manera
que a Tae le gustaba acariciar la piel del dorso de Jungkook con la yema de
sus dedos cuando se encontraban así, con las manos unidas.57
Querido.
Como se había acostumbrado esos días, espió entre las cortinas para ver si
dormía o no. Esa mañana el sofá estaba vacío, Tae había visto a el enfermero
Yoongi irse hace una hora. Park Jimin dormía. Con cuidado, se acercó y le
dejó el chocolate en la almohada. Estaba retrocediendo, cuando una mano lo
agarró por la muñeca.7
—Gracias.576
Lo hizo.
Una vez.
Dos.
Tres.
Sí, sí, Tae podía hacerlo como le enseñaron. Él, después de todo, era
inteligente, su Jungkook y Seokjin siempre se lo decían.74
Alzó las manos, se sentó recto en la cama y se giró hacia Jimin.
Entonces Tae pensó que no necesitaba nada más en el mundo que esa
sonrisa en Park Jimin y esa caricia de su Jungkook.
32
Sh, le pidió. Taehyung notó que la puerta del cuarto de su abuela estaba
entreabierta.66
Esa fue la primera vez que Tae estuvo tan cerca de la cuarta persona que
conoció en su vida.
33
El día que ingresaron a Park Jimin en el hospital, Jungkook esperó por horas
a que su padre regresara a casa. Ya era pasada la medianoche y, a pesar que
solo le estaban quedando tres horas de descanso, Jungkook no se rindió; en
ese momento, existían cosas más importantes que dormir.
Cuando el reloj anunciaba las 00:23 am, la puerta principal crugió al ser
abierta. La casa estaba en silencio, Nam en turno y Hoseok visitando a unos
amigos, por lo que Jungkook aguardó a que su padre llegase al living para
comenzar. Tomando a Tocino en los brazos, se puso de pie y giró hacia la
puerta. Su padre, con expresión igual de cansada que la de él, le saludó.39
—¿Tienes soju en esta casa? —Al ver que Jungkook asentía, continuó—.
Abramos unas botellas mientras conversamos.150
—Fui escogido para ser el director del Hospital de Daegu por una razón.
—Yo tenía 46 años cuando naciste, tal vez muy viejo para ser padre de mi
segundo hijo pero todavía joven para asumir como director de Hospital. Era
el año 75 cuando se descubrió sobre los ciclos de calor en los M-Preg. Yo en
esa época tenía unos veinticuatro años y estaba finalizando la carrera de
medicina. —Entonces Jungkook lo vio tragar fuerte, apretando el vaso entre
sus dedos con un poco de fuerza. Casi sin voz, agregó—. No me juzgues, por
favor.243
—En ese tiempo la experimentación con los M-Preg no estaba mal... en ese
tiempo la experimentación con lo que sea y con quién sea, no estaba mal. Y
nosotros como estudiantes de medicina, por obligación, debíamos tener un
semestre en uno de los laboratorios en Daegu. —Su padre contuvo la
respiración y bajó la mirada—. Era horrible. Los M-Preg eran usados como
contenedores... como objetos que podían ser violados una y otra vez.402
El silencio fue tal que Jungkook tuvo que carraspear para encontrar su
propia voz.
—Murió, Jungkook, como todos en ese lugar. Él... murió cuando yo estaba en
turno en el laboratorio. —Abrió otra botella y se sirvió un nuevo vaso,
apoyando la espalda contra la pared a su lado. Se veía triste y miserable, un
hombre viejo recordando sus pecados de hace décadas—. Y yo no podía... tal
vez no pudiese ayudar ni al 1% de los M-Preg que estaban en ese lugar, pero
con salvar a uno... ya estaba haciendo algo. Entonces, planifiqué todo y logré
liberar a uno. Y luego simplemente no pude detenerme y estaba terminando
la carrera de medicina e ingresando a trabajar a uno de los laboratorios.176
—Papá...
—Pero entonces tu abuela enfermó y regresé a Busán, eso fue antes de que
yo volviese otra vez a Daegu, me la trajese conmigo y le comprase esta casa.
Pero como te decía, estuve en los laboratorios desde el 78 al 86. Una
experiencia que al día de hoy me hace vomitar de solo recordarlo... ¿pero
sirvió? Sirvió, Jungkook, porque yo tenía información. Sabía las familias con
M-Preg donde sería más probable que naciera otro M-Preg... pero también
cometí grandes errores. Me movía en círculos peligrosos y los del Gobierno
habían comenzado a sospechar de mí desde el 82 cuando falsifiqué un acta
de nacimiento.200
—¿Cómo?
—Yo no era el único que intentaba hacer algo por los M-Preg en los
laboratorios. Era un movimiento grande y con contactos, pero que debía
moverse despacio o todo se iba a desmoronar. Cuando falsifiqué el acta de
nacimiento de un M-Preg haciéndolo pasar por un hombre normal, hubo
algo que a mis superiores no les terminó de cuadrar. Pero ellos no tenían
idea de que, al otro doctor que le solicitaron la revisión, era también uno de
los nuestros. Logramos que el recién nacido fuera sacado de los laboratorios,
porque la experimentación solo estaba autorizada con los M-Preg.32
Jungkook intentó procesar la historia tan rápido como podía, pero entre el
sueño y el soju no lograba hacer reaccionar a sus neuronas.
¿Por qué a Jungkook se le hacía conocido ese nombre...? Oh, santa mierda.7
—Sí.
—Pero entonces...
—Kim Sun Hee Lara solo era una mujer incapaz de tener hijos que llevaba de
sus veinte intentándolo. Hicimos pasar a Kim Minho como su hijo, fue
incluso ingresada al Hospital de Daegu. Pero mientras yo regresaba a Busán
en el 86, conocía a tu madre y me casaba con ella, dejando en cero mi
actividad porque podía delatar a toda la red si era imprudente, Kim Minho
enfermó y fue ingresado al hospital. No fue atendido por ninguno de los
doctores de la red, por lo que Kim Minho quedó registrado como M-Preg.213
—Luego en el 94 mi nombre fue escogido por la red para ser el director del
Hospital de Daegu. Yo llevaba años permaneciendo de bajo perfil, por lo que
estaba lejos de ser un sospechoso para el Gobierno. Y necesitaban uno de
nosotros como director para ayudar a ocultar nacimientos M-Preg. No
podíamos hacerlos con todos, pero escogíamos. Estudiábamos a las familias
y veíamos sus probabilidades de concebir un hijo M-Preg. Si eran altas, no
podías esconder a ese M-Preg recién nacido porque sería sospechoso. Así
que escogíamos con mucho cuidado los casos de M-Preg que podríamos
esconder.12
—¿Y tienes una lista? Deben existir más casos como Jimin que a la actualidad
no conocen su condición.6
—¿Lista? —se burló su padre sin humor—. Si hacíamos una lista, esta podría
ser encontrada y arruinaría la vida de aquellos M-Preg que escondíamos. No,
no, una lista era imposible. Solo intentábamos recordar cada cual los casos
que esconió. Los padres también eran avisados.
—¿Y Taehyung? ¿Cómo esta historia se liga con el hecho de que supieras que
era un M-Preg? Acaso... ¿tú asististe su nacimiento?
—¿Entonces...?
—Cuando te dije que yo había atendido a todos los niños que contagiaste de
meningitis, fue cierto. Solo que llegué tarde a uno de ellos.143
—Porque la Ley ya había sido aprobada y Kim Taehyung ya tenía unos cinco
años. Podía hacer muchas cosas, pero no sacar de la nada un acta de
nacimiento porque ya no involucraba al hospital. Cuando nace un niño, el
hospital realiza el acta de nacimiento pero son los registros civiles
gubernamentales los que validan la inscripción. Con cinco años, no podía
sacar un acta de nacimiento y pasarla al registro civil sin causar una alerta
terrible.23
—¿Por qué? ¿No era más lógico que le pidiera ayuda a los que ayudaban a
esconder M-Preg?26
La botella vacía resbaló de los dedos de su padre y cayó con estrépito sobre
la mesa. Ninguno de los dos se alteró.4
—No era así —aceptó su padre—. Hicimos lo que pudimos dada nuestras
limitaciones. Revisamos la casa lo mejor que pudimos sin levantar alertas en
la policía. Pero no encontramos nada. No supe lo que había ocurrido con Kim
Taehyung hasta que me llamaste.3
—Oh, no, claro que no, solo es un don que tienes para encontrar cosas que
no estabas buscando. Y encontraste a un pequeño tesero.238
—Taehyung no es un tesoro.5
—Oh, hijo, eso lo sé mejor que tú. —Entonces, una sonrisa estaba bailando
en la labios de su padre—. Pero Kim Taehyung es un M-Preg precioso.
Siempre he querido tener nietos M-Preg, ¿por qué no le cumples el deseo a
tu padre viejo y...?1.2K
Jungkook se puso de pie de inmediato.
34
No supo qué lo hizo despertar, pero Kim Taehyung estaba abriendo los ojos
ese lunes por la madrugada antes de que fuera la primera ronda matutina.
La luz de la habitación estaba apagada, dejando entrever apenas una rendija
que se filtraba por la puerta. Las cortinas de Park Jimin ya no se encontraban
cerradas y Tae podía divisar a la perfección lo que ocurría en la otra cama.
No, Tae comprendió. Él había visto eso en los doramas y en las películas, se
estaban besando. Park Jimin, con los brazos entrelazados por la parte
posterior del cuello de Yoongi, lo tenía sujeto contra él mientras la cabeza de
Yoongi eclipsaba casi por completo la de Park Jimin. Ambos estaban con los
ojos cerrados y sus bocas se movían sobre la otra como si estuviesen
tocando una melodía en conjunto.311
Apretó los dedos de los pies con el corazón alborotado, porque, lo que estaba
viendo, era a la vez uno de esos besos que se daban en los doramas, pero a la
vez no. No era ese toque de labios apretados que Tae siempre notó
incómodo, era un baile de labios que mordían, jalaban y saboreaban
mientras se formaban sonrisas de vez en cuando. No era incómodo y
tampoco apretado.254
Era...
Bonito.27
Tae quería sentirse así de bonito, bonito como esa sonrisa que no dejaba de
formarse en los labios besados de Park Jimin. Bonito como esa conexión que
existía entre ambos.26
Bonito.2
Cerró los ojos con fuerza ante la sola idea, cambiando de posición en su
camilla para hacerse un ovillo y darle la espalda a Park Jimin y Min Yoongi.
De pronto, en su cabeza proyectándose a un Jungkook con una luz sobre él...
no, no, cambio de imagen. Jungkook con un muérdago sobre él y levantando
la mirada, luego sonriendo y observándolo a él, a Kim Taehyung que lo
esperaba... ¿con un vestido? No, no, si a Tae ni siquiera le gustaban los
vestidos.466
Se quejó en su mente y giró otra vez en la cama con los ojos cerrados, ahora
recostado de espalda.
No tenía la capacidad para imaginarse algo así porque solo había leído y
visto en televisión a hombres y mujeres besándose. No como lo que acababa
de ver con Yoongi y Jimin, nunca a dos hombres haciendo eso.147
Soltó un grito y agarró sus mantas y se cubrió con ellas hasta su cabeza,
haciéndose un ovillo de vergüenza.7
¿Qué le pasaba?48
Se llevó una mano a su corazón acelerado e intentó respirar con cuidado, así
como Seokjin le había enseñado, pero no podía quitarse de la cabeza a su
Jungkook.135
No podía.18
Un beso de su Jungkook.228
Era tan inocente que muchas veces a Jungkook le daba miedo. No miedo por
los pensamientos de Taehyung, sino que más bien miedo porque Tae no
estaba preparado para un mundo tan malo y cruel. Se iban a aprovechar de
él y esa idea de pronto lo enloquecía. Necesitaba que alguien le enseñara. Y
Jungkook podía ser esa persona, podía ser quien le mostrara el mundo de la
manera más amigable posible. Prepararlo, hacerlo fuerte.127
Y tal vez por eso lo estaba consintiendo tanto y es que, si había algo que le
mejoraba el día a Jeon Jungkook, era observar las mejillas de Taehyung
ponerse cada vez más y más rellenitas. Por eso el domingo, al fijarse que solo
le quedaba una barra de chocolate, pasó por la tienda de conveniencia y se
llenó los bolsillos de dulces para meterlos de encubierto al hospital. Casi se
estaba convirtiendo en un contrabandista profesional de comida.175
Del baño se escuchaba un gran alboroto, por lo que dedujo que Jimin
intentaba tomar una ducha con ayuda de su novio, porque Yoongi tampoco
se veía por ninguna parte. Taehyung, que ya le habían quitado el suero,
estaba de pie frente a la ventana. Sus manos estaban apoyadas contra el
vidrio al igual que su frente, parecía muy concentrado observando a la gente
ahí abajo.
Notando que ya no estaba solo, Taehyung volteó la cabeza un tanto hacia él,
sus mejillas de pronto sonrojadas. ¿Le había dado vergüenza ser descubierto
fisgoneando?91
Eso pareció avergonzarlo todavía más. Se cubrió el rostro con las manos y
luego se dirigió a su cama, le gustaba esconderse tras las sábanas cuando no
sabía cómo enfrentar un sentimiento nuevo.190
—Con una tarjeta de crédito podrías comprar muchas monedas. Si tan solo
tuvieras un millón de monedas, podrías adquirir ese molino y cosechar más
rápido, porque venderías el trigo molido y eso te daría más moneditas para
comprar más semillas.15
¿Lo peor?28
Que se veía tan convincente con las manos unidas frente a él con un puchero
en la boca, mientras movía los hombros en un extraño baile de súplica, que
Jungkook se la habría entregado de haber tenido cupo en ella. Pero no tenía,
se había gastado todo comprando el celular morado en seis cuotas, y no
podría endeudarse hasta pagar su tarjeta dentro de unos días cuando le
depositaran el sueldo.91
Antes de que Taehyung pudiera cubrirse otra vez con las manos, Jungkook
se las afirmó con delicadeza, jugando con sus dedos largos para que no se
sintiera intimidado.
—Puedes hablar conmigo. —Taehyung rodó los ojos y Jungkook, a pesar de
que solo lo escuchó pronunciar un par de veces un "no", podría jurar oír su
"yo no puedo hablar, bobo"—. Llevo días practicando la lectura de labios.
Soy muy bueno, en serio.66
Estaba de más decir que era un pésimo mentiroso, pero Taehyung no tenía
por qué enterarse que Jungkook todavía no encontraba la diferencia entre
banco, barco, manto, manco y similares.112
Jungkook se llevó una mano a los labios con poco disimulo y se los tocó, ¿no
sería que se le había quedado pegado en un diente un pedazo de alga del
kimbap que se comió antes de pasar al hospital? O peor, un pedazo de
Kimchi.169
Abrió la puerta y-
—¡Santa mierda!163
Pero Jungkook, ahora horrorizado por otro motivo, seguía ahí sin moverse.
—¿Me acaban de arrojar una esponja con las secreciones corporales de Park
Jimin? —jadeó.431
—Sal de aquí o te tiraré algo peor que eso —advirtió Min Yoongi.
Tal fue el escándalo de Park Jimin, que pronto estaba ingresando medio
personal médico a la habitación. Seokjin entre ellos, el cual rápidamente fue
hacia Taehyung, que continuaba en posición india sobre la cama sin
enterarse de nada.
—¿No? Pero si siempre está desesperado de que vengas a verlo —se burló
Seokjin—. Algunas veces incluso te prepara algo en el computador para que
puedas leerlo.113
—Le estaba preguntando a Seokjin por ti —le contó—. Quería saber si estás
enojado conmigo.
Leyó Jungkook.
Otra vez la mirada baja y tímida, ahora sus dedos jugueteando con las teclas
como si quisiera arrancar una.
Taehyung negó con tanta rapidez que terminó tirando el teclado al suelo.
Escuchó que Seokjin daba un largo suspiro y se acercaba a recogerlo con una
advertencia.
Y Tae se veía tan triste tras escribir aquello, que una vez más Jungkook se
sintió como la mierda por no ser capaz de entenderse con ese chico. La
frustración era como una capa pesada sobre sus hombros.51
Pero los ojitos de Tae estaban grandes y brillantes y Jungkook no era capaz
de arrepentirse de soltar esa información, por mucho que Seokjin le gritara
después. Tenía unos ojitos de cachorrito que parecían encerrar mil galaxias
en ellos.30
—¿Te gustaría conocer a Roko? —quiso saber Jungkook, a la misma vez que
Seokjin se acercaba para agarrarlo por un brazo y sacarlo de la habitación.
Pero ¿quién se podría haber imaginado que Park Jimin era un M-Preg no
registrado y además que estaba embarazado? Por lo que había hablado con
Yoongi, al parecer había estado de casi dos meses. Justo por la fecha cuando
Jungkook recibió por error el mensaje de texto de un Jimin muy deseoso por
chuparle todo a su novio. Un ciclo de calor, había estado experimentando un
ciclo de calor sin saberlo.164
—Que mañana será un importante día para Taehyung, que podría ser muy
triste o muy maravilloso.
Nam asintió.
—Sí, él no lo sabe, así que no le digas, Jungkook. Pero sí, mañana llegará un
especialista de Seúl que tu padre recomendó para ponerle unos audífonos.
Quieren intentar con ellos antes de ver la posibilidad de los implantes
cocleares. Por eso programamos su salida al parque mañana. En el caso que
salgan muy mal los audífonos... necesitamos animarlo con algo.113
—¿A qué hora? Necesito hablar con Hoseok para pedirle permiso y así...
—Lo sabemos —dijo Jimin—. Todos los sabemos, por eso te están contando,
¿ok? Solo respira y-53
Kim Taehyung lo estaba besando, y con ello notó que su boca caliente estaba
un tanto entreabierta contra los labios de Jungkook por su inspiración de
nervios.13
Nam fue el único que se acercó apresuradamente para examinar a Tae, que
ahora se afirmaba la cabeza con ambos brazos y se retorcía en la cama tanto
por dolor como por vergüenza. Jungkoook, que continuaba con sus manos
sobre el regazo y los labios mojados por el beso, casi recibió una patada de
Taehyung.190
Tae se quedó quieto unos segundos leyendo los labios de Nam y después
soltó un chillido igual de entrecortado y oxidado que siempre. Entonces, sus
ojos se desviaron hacia Jungkook y agarró su almohada, cubriéndose el
rostro con ella y volviéndose una bolita de vergüenza.191
—¿Qué... pasó? —logró jadear Jungkook sin fuerzas, las alertas estallando en
su cabeza como una sirena de incendios.287
—Acabas de ser besado —informó Jimin, quien se llevó la mano al pecho con
dramatismo—. Dios mío, no pensé que esto fuera a ocurrir tan pronto. —Y
luego le estaba dando un golpe coqueto a su novio—. Corrompimos a un
inocente, Yoongi.727
—Hyung, solo nos estábamos besando con Yoongi... solo eso y... no, nada
más, ridículo, ¿cómo se te ocurre...? Y nada... creo que nos vio.58
—No te hagas la víctima —lo acusó entonces Seokjin—, que tú algo tuviste
que hacer para que esto ocurriera.104
Jimin iba a responder a la misma vez que Seokjin, cuando Nam dio un
aplauso y los mandó a silenciar.
Dio una pataleta y movió la cara para poder respirar cuando sintió que las
manos de Nam ya no examinaban su nuca. Lo primero que vio, fue a Park
Jimin aplaudiéndole con una sonrisa.1
—Muy bien, Taehyung —leyó en sus labios—. Yo voy a enseñarte todo lo
que sé sobre cómo conquistar a un hombre heterosexual. A mí me funcionó,
y ya verás que a ti también.1.6K
Muy bien.
Muy bonito.
36
Jeon Jungkook debía esperar hasta el último día hábil del mes para recibir su
paga. Estaba a martes veintisiete, por lo que todavía le quedaba estirar su
inexistente dinero tres días más. Siempre vivía de la línea de crédito la
última semana, luego recibía su sueldo, pagaba sus deudas, se quedaba con
menos de la mitad, vivía dos semanas con lo que le quedaba, se volvía a
endeudar y así, en un círculo vicioso que padecían todas las personas de
clase media. Pero él era lo suficientemente orgulloso para no pedirle ayuda
económica a su adinerado padre, porque se enorgullecía en ser
económicamente independiente y porque, vamos, él ya le había regalado la
casa de su abuela, no podía ni iba a pedirle más.102
Por eso Jungkook sabía que debía empezar a ordenar sus finanzas y dejar de
andar regalando su dinero como si le sobrase. Sin embargo, era martes y
estaba de malhumor porque Hoseok se había negado a darle el día libre y
estaba sin compañero de ronda, así que por supuesto que se merecía
comerse uno de esos panqueques con nutella que vendían en el cuarto pisos
del centro comercial.93
Dos minutos más tarde, Jungkook salía de la tienda con la chaqueta en una
bolsa de papel con un lazo morado, ahora su línea de crédito marcando
números todavía más rojos.280
Con la bolsa colgando del brazo, se fue a comer los panqueques. Y mientras
lo hacía, se preguntó ¿por qué seguir las normas? Sí, Hoseok le dijo que no
podía darle la mañana libre, pero no iban a existir dos momentos en su vida
donde pudiera ver a Kim Taehyung probando por primera vez un audífono.
Él, de pronto comprendió, no quería ni iba a perderse la carita sonriente de
Taehyung ese día.204
—Pensé que Hoseok no te había dado permiso —comentó Seokjin con las
cejas alzadas, contemplaba el espectáculo sin mucho desimulo.
—¿Y cómo...?
—La verdad es que me alegro que estés, está siendo difícil para Taehyung.
Ha llorado mucho.137
Con su brazo libre, rodeó los hombros de Taehyung para apegarlo un poco
más a su cuerpo.37
—Él realmente está encariñado con tu hijo —escuchó que comentaba el otro
doctor.58
Agarrando su rostro con las manos, lo apartó con suavidad, los ojos de
Taehyung abriéndose, sus pestañas mojadas por las lágrimas silenciosas.17
—Vamos, precioso, no estés triste, debería ser un día feliz para ti.318
Entonces, como todo un chico valiente, lo dejó ir y Tae asintió con decisión
hacia su padre y el otro doctor. Jungkook aprovechó de dar un paso atrás
para darle espacio, permaneciendo lo suficientemente cerca para ayudarlo
en caso de lo peor. Si tenía que arrancarle el auricular con los dientes si este
le estaba causando dolor, por Buda que Jungkook lo haría.184
—Por eso logró escuchar cuando grité ese día —musitó Jungkook más para
sí mismo que para el resto—, yo estaba sentado a su izquierda.158
Esas ocasiones eran extrañas dentro de casa, donde vivía parte de su día en
completo silencio, pero aumentaban de encontrarse tomando sol en el patio,
donde captaba el estruendo de un avión volando sobre su cabeza o de una
música bajita proveniente de la casa vecina.34
Pero luego los años pasaron y vivía más dentro de casa que fuera, por lo que
esas ocasiones se volvieron una novedad para Taehyung, como cuando
apegaba su oído izquierdo a una tarjeta musical y lograba captar el tono
agudo de una canción navideña.15
Volvió a gritar, esta vez más fuerte, el sonido retumbando dentro de él,
oyéndose, escuchándose como no lo había hecho durante semanas.
—No te atrevas a volver a hacer eso en tu vida, Taehyung —leyó que ella le
ordenaba, su brazo de nuevo en alto.155
—¿Me entendiste? —Lo sacudió por el brazo—. ¡Tú no puedes gritar! ¿Acaso
quieres que te escuchen los vecinos y te lleven? ¿Ah? ¿Eso es lo que
quieres?82
Ningún sentido.
38
Cuando Taehyung comenzó a llorar, cubriéndose el rostro con las manos y
un puchero terrible en los labios inclinados hacia abajo, Jungkook no supo
qué hacer. Observando a los demás habitantes de la sala, ninguno parecía
siquiera estar respirando a la espera de que continuara esa historia
fraccionada. Ninguno se atrevía a hablar por miedo de que Taehyung los
escuchara, y tampoco ninguno se acercaba a consolarlo porque no sabían si
efectivamente pudiese oírlos, y no querían asustarlo tocándolo de forma
sorpresiva.64
—Taehyung —intentó una vez más Seokjin. Jungkook dudaba que, aunque la
prótesis funcionase, Tae pudiese oírlo. Parecía estar en un pozo profundo en
sus pensamientos, un pozo oscuro y alejado de la realidad que no sabían
cómo sacarlo—. ¿Nos escuchas?
Tal vez Jin tuviese métodos más convencionales que otro profesional
aprobaría, pero Jungkook no podía seguir esperando ahí hasta que su amigo
hiciera reaccionar a Tae. Moviéndose al principio con torpeza, como un
robot oxidado por el tiempo, se sentó sobre la cama; una vez ahí, lo demás
simplemente fluyó. Afirmó sus muñecas con suavidad sin apartarlas, solo
tocándolas para hacerle saber que alguien estaba ahí para ayudarlo a no
continuar cayendo en ese pozo sin fin.
Jungkook se giró hacia su padre y el Doctor Lee, siendo este último quien
pidió en voz muy baja:
Una pequeñísima arruga se formó entre sus bonitas cejas. Jungkook volvió a
intentarlo, esta vez alzando la voz y pronunciando cada palabra con más
calma, recordando a su padre mencionar que Taehyung podría oír con los
audífonos pero tal vez con algo de distorsión.
Jungkook se giró con sus ojos redondos como dos círculos perfectos.
—Debe oír con una pequeña distorsión —aclaró—, por eso pudo entenderte
la segunda vez cuando hablaste más lento.
—¿Sí?
—¿Por qué no nos habla? —quiso saber Jungkook con cierta frustración.
—Creo que está pidiendo que digas su nombre —dijo el Doctor Lee.24
—Taehyung.
Una diminuta y tímida sonrisa adornó otra vez los labios enrojecidos de
Taehyung.406
Taehyung se golpeó la oreja con un dedo, muy cerca del auricular. Jungkook
repitió.
Y luego.
—Doctor Lee.
Aquello hizo que se activara una reacción en cadena. Con ese presentimiento
que Jungkook tenía tan bien entrenado, agarró la bolsa con la chaqueta roja
y luego corrió hacia afuera, siendo seguido de cerca por Seokjin y su padre.
Solo alcanzó a divisar la cabellera castaña de Tae perdiéndose al bajar por
las escaleras.
—¿A dónde irías si has pasado toda tu vida en una casa? —Jungkook hizo
rodar sus engranajes oxidados—. Tenía un techo... posiblemente... la lluvia.22
—Si lo vas a hacer —le dijo—, hazlo antes de que lleguen tus doctores.124
—Pero se va a resfriar —se quejó bajito Seokjin— y ya quedó sordo por una
enfermedad, no quiero pensar...
Su padre, sin aliento, había llegado a ellos acompañado del otro doctor.
—El audífono —se quejó su padre viendo al chico quedar cada vez más y
más empapado frente a la mirada de esos cuatro hombres.51
—Resisten un poco de agua —dijo sin cuidado el Doctor Lee— y si no, tengo
una docena de audífonos conmigo.392
Y apareciendo por el rabillo del ojo, un Roko cubierto de barro corrió por el
patio del hospital, claramente había saltado por la ventana abierta del auto
aburrido de esperarlo. Al notarlo, corrió con toda su potencia hacia él,
Jungkook preparándose para recibir el impacto de una pequeña mole de
treinta kilos estrellándose contra él. Las patas embarradas de Roko
quedaron estampadas en el antes limpio uniforme de Jungkook, ladrando
contento de haberlo encontrado.49
Ese era uno de los pocos comandos que Roko entendía y obedecía. Partió
corriendo hacia Kim Taehyung, ladrando como loco y dando vueltas a toda
velocidad alrededor del chico, el barro y el agua estrellándose en Taehyung
desde todas las direcciones. La mano del chico se disparó directo hacia Roko,
agachándose para acariciarlo y quedar a la altura de la cabeza del animal.
Parecía estar llorando un poco, sus labios inclinados hacia abajo en ese
puchero triste que Jungkook tantas veces presenció. Con su mano grande
enredada tras las orejas de Roko, se acercó hasta que su oído izquierdo
estuvo pegado al cuello del perro.161
Notó que su padre y el Doctor Lee se acercaban un poco más para ver mejor
a Taehyung, sus espaldas entrando en el campo de visión tanto de Jungkook
como de Seokjin.1
—¿Sí?
—Sobre Taehyung.
—¿Por qué?
—Ah, sí, ya hablé con él respecto a eso. —Su mano se apoyó en el hombro
ancho de Jin y lo apretó—. Yo también tenía la misma desconfianza.238
—Haber una explicación —terminó Seokjin por él. Todavía paralizado por el
impacto, Jungkook lo vio encogerse de hombros—. ¿Pero no es ese tu dicho?
—Que una historia siempre tiene dos versiones a menos que una esté
muerta.426
Lo último que vio Taehyung de ellos dos, fueron las luces del automóvil
perdiéndose al final de la calle.
40
A Jungkook también, aunque eso era algo que todavía le costaba aceptar. No
porque tuviese reparos en los sentimientos que pudiesen nacer en él, sino
más bien por la persona por la cual pudiesen nacer esos sentimientos.
Taehyung era un niño. Se veía como un mayor de edad, pero sus
pensamientos, sentimientos y comportamientos distaban de esa realidad. Y
eso era lo que le ocasionaba un conflicto moral.80
Entonces Jimin se movió en la cama para hacerle señas a Taehyung al
observarlo abandonar la toalla en el suelo, quedando todavía con el cabello
húmedo. Jimin esperó a que Taehyung lo estuviese mirando para hablar.
Soltó lo primero que le pasó por su cabeza, tal vez porque era lo que se venía
cuestionando hace días.
—Es un niño.31
Pensó lo mismo que hace un rato Jimin expresó y Jungkook no fue capaz de
admitir: Era el ser más hermoso de la vida.176
—¿Te molesta? —Negó—. ¿Te duele? —Otra negación—. ¿No escuchas bien?
Abrió la boca un tanto frustrado y la cerró incluso antes de que una palabra
se formara en su lengua.
Pero si Tae tenía una sonrisa dibujada en sus labios mientras su nariz
desaparecía entre los pliegues de la ropa, ¿por qué entonces lloraba contra
su chaqueta?23
Jungkook alzó las cejas, colocándose la parte superior del pijama por la
cabeza.
—¿Qué cosa?
—Tu sabes que ahora el gobierno se enorgullece por lo bien que cuida y se
preocupa por sus tesoros de Daegu.24
Jin se sentó en el borde de la cama y se dejó caer hacia atrás con toda
confianza. Observando el cielo raso, continuó.1
—Ajá —dijo con voz desanimada—. Hace dos semanas, cuando se enteraron
los del gobierno sobre el M-Preg encerrado en el ático, estuvieron apunto de
llevárselo a Seúl para darle ellos mismos un tratamiento especial en el
Hospital de Seúl. Solo no lo hicieron porque no sabíamos hasta qué punto la
estabilidad emocional y mental de Taehyung pendía o no de un hilo. Así que,
averiguaron que era yo quien seguía el caso como sicólogo, y me solicitaron
despejar mi agenda.132
Jin bufó.
—¿Se lo van a llevar a Seúl? Pero no pueden, él necesita estar aquí, estar
bien, esta es su ciudad...
—Y nada lo ata aquí —corrigió Jin—. No conoce Daegu y toda su familia está
muerta, tampoco puede regresar a esa casa donde lo encerraron toda su
vida.212
—Pero no.19
—¿Y?
No se hizo de rogar.
Y todavía con el shock recorriéndole por las venas, Jin le dio un golpe en la
espalda para que reaccionara.
—Hyung, ¿qué...?23
41
Tal como lo mencionó Jin, ocurrió. Jungkook se encontraba terminando su
horario laboral en la comisería realizando un montón de papeleo atrasado,
cuando recibió la llamada telefónica de Nam. Su voz se escuchaba torpe por
el sueño producto de ser despertado antes de que finalizaran sus diez horas
de descanso continuo.5
—¿Y eso dónde te deja a ti? —quiso saber Nam, de fondo un ruido terrible.
—En el living.139
—No puedo hacer que mi papá se vaya a un hotel, sigue siendo su casa por
mucho que yo viva en ella.42
Jungkook hizo una mueca. No, su padre no iba a captar esas indirectas
porque estaba interesado en Taehyung en un punto que Jungkook todavía no
averiguaba. Sabía que tenía una conversación pendiente con él, sin embargo,
Jungkook había hablado con su almohada y comprendió que podría obtener
más información de un Sehun confiado que de uno alerta al ser descubierto
en sus mentiras. A la larga, pensó Jungkook, sus conversaciones se volverían
más descuidadas y podría sonsacarle algo más.72
Nam gruñó.15
—Los M-Preg siguen siendo sus sujetos de estudios, Jungkoook, solo que
esos estudios ahora son realizados de una manera más creativa. Como por
ejemplo, ¿entiendes que desde hoy nosotros pasamos a convertirnos en otro
experimento para ellos? No van intervenir mucho, pero sí lo suficiente con
tal de lograr que otro de sus preciosos M-Preg quede en gestación. Como ya
no pueden encerrarlos y violarlos, recurren a otras tácticas para llegar al
mismo fin.432
Jungkook alzó ambas cejas, agarrando un lápiz para jugar con él.
—No, no, algo así de ruin no, recuerda que se sienten orgullosos por lo bien
que cuidan a sus M-Preg. Y ese "buen cuidado" implica mucho dinero de por
medio, Jungkook. Así que... no, no solo tú, tanto Hoseok como yo podríamos
empezar a recibir ofertas tentadoras para que... nos esforcemos en tener
algo con Tae.438
—Hoseok y yo no, pero ellos sí. Empezará como un posible ascenso para
Hoseok, una beca de estudios para mí. Y, bueno, para ti sería... no sé, pagar
esas monstruosas deudas que tienes en tus tarjetas de créditos. —Nam hizo
un sonido de afirmación—. Ajá, van a buscar el punto débil de cada uno con
tal de que empecemos a ver con tentación a Taehyung.314
Jungkook tuvo que tomar aire para poder controlarse, fregándose los ojos
con cansancio.
—¿Cómo...?
—Es algo que nos veíamos venir hace días. —Cambió de carpeta y
continuó—. ¿Cuándo se muda con nosotros?
—Mañana.
—Y zapatos.
Tampoco en eso.
—Y ropa interior.105
—¿Y Taehyung?
—Haciendo turnos como loco —dijo—. Me darán de alta hoy así que ayer
cambió turno y además se va a tomar unos días de vacaciones, quiere estar
conmigo por lo menos una semana. ¿Acaso no tengo al mejor novio del
mundo?436
—Jungkook, ¿tendremos que tener otra charla sobre tus gastos sin límites?
—¿Para qué otra cosa se necesita ropa, Jimin-ssi? ¿Para cocinarla será?196
—Por ahí.
—¿Por ahí...?
—¿Muchas... cosas? ¿Qué más que lengua de señas podría estarle enseñando
un intérprete de lengua de señas?23
—Estoy siendo serio. —Jimin se llevó una cucharada con jalea a la boca y
después lo apuntó con el utensilio metálico—. Taehyung es un chico
atractivo, solo tus ojos de conejo no lo notan.81
Jimin comenzó a reírse, raspando el pote plástico hasta que no quedó ningun
resto de comida.
—¿Y eso cómo lo sabes? Llevas... no sé, unos días aquí ¿y ya te sabes todo de
él?
Dejando el pote vacío en la mesa, Jimin se dejó caer contra las almohadas,
una sonrisa de satisfacción bailándole en los labios.17
—Solo diré que tengas cuidado, Jungkook, le enseñé todas las tácticas que
utilicé para conquistar a Yoongi. En vista que llevo de novio cuatro años con
él, puedo asegurar que mis tácticas son infalibles. Tiembla, conejito,
tiembla.876
—Jimin...
—Sí, Nam me pidió que fuera pronto a casa porque alguien del gobierno
necesita hablar conmigo.
—Claro que le diré que viniste a verlo, pero estará muy triste por no verte
hoy.
—Dile que no esté triste, por favor, si pronto vivirá en mi casa. —Eso casi
sonaba como un sueño, o tal vez una pesadilla, de eso todavía no estaba
seguro. Seguía con un mal presentimiento, simplemente no quería a su padre
y a Tae en la misma casa.297
—¿Y, Jimin-ssi?
—¿Sí?
—Me alegro que estés mejor. —Haciendo contacto visual con él, continuó—.
Recuerda que este solo es un traspié para que cumplas tu sueño.180
Jimin se despidió de él con lágrimas en los ojos.202
De camino a casa, Jungkook hizo una enorme lista mental de lo que tendría
que hacer antes de que Tae se mudase con él. Al llegar a su destino estaba al
borde del pánico tras comprobar la enorme cantidad de tareas pendientes.
Tal como le mencionó Nam en un mensaje de texto hace unos minutos, había
una mujer esperándolo. Era bajita y delgada, el cabello largo y negro
cayéndole por la espalda. Llevó una mano al frente para un apretón de
manos apenas Jungkook se detuvo a unos pasos de ella.36
—Entonces, debe saber que hace seis años el gobierno creó esta subdivisión
en el Departamento de Justicia para velar y cuidar de los M-Preg que
tengamos registrados.
—Ajá.9
—Queremos lo mejor para él, por lo mismo buscamos un entorno sano para
que Taehyung...26
—Sí...
—A ver, espérate —pidió Jungkook por tercera vez en ese día—. ¿De qué
dinero está hablando?66
—El pago por parte del gobierno por el cuidado y bienestar de Kim
Taehyung. Él es un caso especial, por lo que notará que los honorarios son
muy altos para compensar que...47
—Pero no lo quiero.
—¿Sabe qué? Pueden meterse su sucio dinero por el culo. —Y cerró con un
portazo.592
"Hola"
42
—Solo serán unos días —les recordó Jungkook, los tres contemplando la
partida de ambos autos.
—¿A qué hora tienes que irte al hospital por él? —quiso saber Hoseok.
Fue en búsqueda de la bolsa con ropa que Hoseok le ayudó a elegir el día
anterior. En vista de que a Tae le gustaban los suspensores que su papá le
regaló, le compraron un par más junto a unas corbatas coloridas ya que
Jungkook había notado su fascinación por las corbatas extrañas. El conjunto
terminaba con unos zapatos embutidos, ninguno de los dos queriendo
arriesgarse con un zapato cerrado que le pudiese ir pequeño.126
—Eso díselo a tu perro, la última vez intentó subirse a la mesa para robarnos
la caja de pizza —se quejó Nam.176
—Hola —lo saludó Jungkook, esperando escuchar otro "hola" torpe y seco
producto de una voz sin uso. Sin embargo, Taehyung solo le sonrió chiquito,
jugando con el celular entre los dedos. Parecía estar dividido entre las ansias
y la tristeza. Decidido a animarlo, Jungkook alzó la bolsa y se la dejó en el
regazo.25
—Ah —dijo Jin sin alterarse—. Por cierto, ya dejé a tus perros en mi casa, tu
hermana no estaba feliz de recibirlos.291
—¿Y los zapatos te quedan bien? —Asintió otra vez como respuesta justo
cuando Jin ingresaba al cuarto con los ojos casi por completo cerrados.
—Se ve como...
—Mi padre —aceptó Jungkook.326
—Pero le queda bien —siguió Jin. Alzó la voz para que Taehyung lo
entendiera—. Taehyung, esa corbata de corazones es hermosa.70
Avanzaron por el pabellón transitado, luego por las escaleras hasta llegar al
primer piso. Taehyung se detuvo unos segundos contemplando las puertas
de vidrio a unos metros, retorciendo las manos con ansiedad. Entonces tomó
una inspiración y de pronto esos dedos largos estaban rodeando el bíceps de
Jungkook, afirmándose a él como un flotador en el medio de un mar que
anunciaba una tormenta.6
—Tómatelo con calma, Taehyung —le pidió Jin. Continuó cuando la atención
del chico estuvo en él—. Lo hablamos, ¿lo recuerdas? Nadie nunca más te va
a encerrar. Taehyung es libre para hacer lo que desee.89
Y otra vez.
"Taehyung es libre".82
Era un niño.196
—¡Más!359
Y Jungkook repitió.
Taehyung se puso de pie y fue directo a Jungkook, agarrando una vez más su
bíceps con ambas manos. Jungkook sintió que Taehyung amasaba el músculo
como un gatito, sus ojos distraídos recorriendo hasta la última mota de
césped de ese pobre parque.152
Taehyung, que casi iba colgando por la ventana, se acomodó con un suspiro
y solo apoyó la cabeza sobre sus manos unidas, el cabello yendo en todas
direcciones por el viento que lo desordenaba. Jungkook notó de reojo que
cerraba los ojos unos instantes y luego volvía a abrirlos, recorriendo la calle
de aquí para allá intentando no perderse nada del recorrido, su boca
abriéndose un poco al pasar por frente la piscina de la ciudad y ver los
toboganes de agua alzarse en el cielo. Los apuntó soltando un chillido y
girándose hacia Jungkook, interrogándolo con las cejas arriba.72
En una costumbre que le tomaría meses perder, e incluso tal vez nunca lo
hiciera, Taehyung siguió las palabras con la mirada en sus labios. Asintió tras
notar que la última palabra moría.
El sol ya casi se había puesto del todo en el horizonte, por lo que la casa
apenas era visible, sin embargo, Taehyung se encontraba absorto
contemplando los dos pisos, las paredes azules, las ventanas mal pintadas de
blanco, la maleza en el jardín, el perro que ladraba y rasguñaba con las patas
el vidrio del living y, entonces, sonrió, sacándose el cinturón y bajando a
toda prisa.
—¡Roko, no! —gritó Jungkook, pero obvio Roko no hizo caso y acortó los
metros de distancia que lo separaban. Se tiró sobre Taehyung sin una gota
de compasión, sus patas grandes apoyándose en su estómago y casi
mandándolo al suelo por el impacto. Jin corrió hacia ellos aplaudiendo para
espantar a Roko, como si eso alguna vez fuera a servir con un perro como
ese.92
Ingresaron a casa sin contacto físico directo, era una de los puntos que Jin les
solicitó respetar. Taehyung, por ahora, solo se sentía bien con la
aproximación de Jungkook y un tanto con Jimin, con el resto todavía se
colocaba en posición defensiva y crispada, estresada y alerta, bordeando ese
pánico que hoy querían evitar.
Para suerte de Jungkook, dentro de casa estaba mucho más ordenada que al
partir. Le presentaron el living compuesto por una enorme televisión, un
sofá largo y dos pequeños, junto a ello el comedor. La cocina con su mesa
solitaria, que no le prestó demasiada atención. En el cuarto de lavado
contempló cada detalle del lugar, fijándose en el detergente que usaban, el
suavizante, la secadora, la enorme lavadora, hasta intrusió en los cajones
donde guardaban todo lo que molestase en casa.70
—Antes Taehyung se encargaba de lavar la ropa —habló bajito Jin para que
el mencionado no escuchara—. Para él es un rol importante que lo hizo
sentirse útil por muchos años. Solo si se comienza a interesar en lavar, les
pediré que lo dejen encargarse de eso. Pero tiene que ser una decisión que
nazca de él, ¿está bien?8
—Este es de Jungkook.20
Era una habitación un tanto pequeña con una cama de plaza y media con
mantas oscuras. Tenía una televisión colgada de una pared y un closet
blanco que cubría toda la otra muralla. Las cortinas combinaban con las
sábanas.50
El padre de Jungkook se les unió a la hora cuando solo quedaba pizza de piña
en la mesa, ya que a nadie, excepto a Taehyung, parecía gustarle esa extraña
combinación.208
—Pero si la pizza de piña es la más sabrosa —dijo su padre con una sonrisa
a Taehyung.593
Los relojes anunciaron las diez y veinte de la noche, cuando Jin decidió que
Tae se encontraba lo suficientemente tranquilo para irse. Se despidió de Tae
recordándole que podía escribirle un mensaje a cualquier hora.7
El silencio se instaló en la casa nada más la puerta se cerró tras Jin,
Taehyung había apagado la televisión por accidente al despedirse. Jungook
notó su expresión cansada y su mirada somnolienta. Debía estar cansado
tras ese gran día repleto de emociones contradictorias.1
—¿Estás cansado?14
Taehyung asintió una tercera vez, pero siguió sentado. Entonces Jungkook lo
entendió.
—¿No quieres ir solo? —Él bajó la mirada, apenado. Su afirmación fue débil
y triste—. Si te acompaño, ¿te irías a dormir?159
—Dentro de tu closet hay una caja donde podrás guardar tu ropa sucia hasta
que la laves —le aclaró.
Tras ordenar todo, Tae se acostó en la cama y tapó hasta la cintura, alisando
las mantas a su alrededor.
Se quedó unos segundos en el pasillo por si Taehyung iba tras él, pero no
captó ningún ruido proveniente del interior. Posiblemente se encontraba
demasiado cansado como para siquiera preocuparse por algo más que
dormir.130
Más tranquilo, bajó al primer piso y sacó el colchón inflable que estaba en el
cuarto de lavado. Con Roko bostezando y vigilándolo del sofá, Jungkook
estiró el plástico en el suelo del living. Era un colchón inflable antiguo, por lo
que no era de esos modernos que se enchufaban a la corriente y se inflaban
solos, así que sacó el bombín y empezó a inflarlo con una lentitud
exasperante. Al ritmo que iba, prefería dormirse en el suelo. Le estaba
doliendo los brazos, por lo que se estiró para tomar aire y alzó la mirada.67
Taehyung estaba sentado en el primer escalón. Con el ruido del bombín y sus
resoplidos por el esfuerzo, ni siquiera lo había oído acercarse.55
Se quedó observándolo sin pestañear por tan largo tiempo que Jungkook se
cuestionó sus palabras. Iba a disculparse y pedirle que olvidara su idiotez,
cuando Taehyung finalmente asintió juntando las manos sobre su pecho: por
favor, le decía.153
No supo si logró entenderle hasta que Taehyung obedeció y cerró los ojos
con una sonrisa bailándole en la boca. Jungkook se quedó mirándolo, sin
embargo, demasiado pronto un ojo de Taehyung se abrió otra vez para
comprobarlo si continuaba ahí.371
Debió haberse dormido unos minutos porque al abrir los ojos, Taehyung
parecía estar durmiendo profundamente. Con mucho cuidado, y la cabeza
atontada por el sueño, se bajó de la cama y cerró la puerta tras él.84
Entonces Taehyung asintió, uniendo las manos frente a él: por favor, le
pedía.
Oh, demonios.12
Había olvidado que él no dormía con pijama. Dio un suspiro, pensando que el
chico merecía saber eso antes de dejarlo acostarse con él.
Lo vio levantar un poco las mantas y hundirse en ellas hasta que solo sus
ojos quedaron al descubierto. Sus largas pestañas revolotearon y finalmente
cubrieron esa mirada grande y tan expresiva. Jungkook se quedó
observándolo el tiempo suficiente para notar que su cabeza se acomodaba
mejor en esa almohada que compartían, en su nariz escondiéndose más en la
manta y en su pecho sosteniendo el aire en los pulmones cada vez más
tiempo.7
Comprendió que estaba dormido y entonces Jungkook se permitió hacer lo
mismo, su cabeza acercándose un poco más a la de Taehyung hasta que
finalmente el mundo desapareció a su alrededor.
43
Jungkook generalmente tenía el sueño pesado, podía pasar una locomotora
por el lado de su oreja y ni siquiera subiría un nivel en el pozo profundo de
sus sueños. Pero el movimiento en su hombro era insistente y un tanto
doloroso, los dedos enterrándose en su piel desnuda. Atontado, abrió un
párpado hinchado por el sueño, la cabeza de Hoseok flotaba sobre su rostro.
Entonces sintió algo haciéndole cosquillas en el cuello y un brazo rodeando
su cintura, descansando justo donde terminaba su ropa interior.256
¿Con quién...?5
Medio recordó sus últimos instantes despierto la noche anterior, medio no.12
—Sí, eso.90
Se le cerraron los ojos otra vez, se estaba durmiendo cuando los dedos
volvieron a enterrarse en su hombro.
Se volvió a dormir cayendo en ese sueño profundo del que tanto le costaba
salir.
Se despertó por segunda vez, pero la noche ya había quedado atrás y por
detrás del visillo notaba el cielo rosado rompiendo la oscuridad para
convertirse en un amanecer precioso.
Un gemido.855
Acaso...1
¿Era él quién había gemido? ¿Era su propia garganta emitiendo ese sonido
bajo y privado o había sido la gastada y mal usada de Taehyung?115
—¿Tae? —balbuceó.26
—¿Tae, qué sucede? —insistió, aunque él solo negó con la cabeza, su frente y
cabello rozando accidentalmente sus pezones.95
Jungkook apretó los dientes. No fue hasta que volvió a cambiar de posición
que sintió una humedad persistente contra su cadera derecha.363
¿Sería...?11
Oh.34
Oh, demonios.75
Acercó su boca para hablar despacio, en la casa reinando un silencio que solo
era roto por los sollozos avergonzados de Tae y el de ese plástico rozando
contra sus pieles y suelo.4
—Tae, está bien —susurró bajito pero lento, cada palabra tomándose su
tiempo en ser modulada por su lengua—. Está bien, en serio. Es normal.148
A su lado.29
Pero normal.79
Lo cierto es que Jungkook sentía solo un poco húmedo, más como pre-semen
que una corrida completa... Dios, ¿qué estaba pensando? ¿No debería estarse
volviendo loco y persiguiéndose la cola en ese momento? No se lo podía
creer, un chico había tenido una erección contra su cadera y de paso
contagiado una erección a él, y casi se lo estaba tomando bien. Casi.
6
Dios, Jin.
¿Cómo le iba a explicar a Jin que Tae acababa de tener una especie de
despertar sexual a su lado? De primeritas le iba a cuestionar por qué estaban
pasando la noche juntos, de segundo pediría que se llevaran a Tae lejos de él,
lo más lejos, a Seúl posiblemente, lo que mandaría al demonio los pequeños
pero enormes avances que Tae estaba teniendo.2
Los enormes ojos de Tae, ahora más abiertos por su confesión, brillaban por
las lágrimas contenidas.1
—Vamos, no llores. Mira, mejor vamos al baño y te bañas y verás que te
sentirás mejor.
Tiró de él tras suyo y fueron al baño. Una vez dentro, Jungkook lo dejó
apoyado contra el lavado, mientras buscaba toallas limpias en el mueble al
lado de la puerta. Le pasó una y él se quedó con otra.
Cuando bajó con una muda de ropa para sí, encontró el colchón aplanado y
Taehyung con una toalla afirmada a su cintura, el agua goteando de su
cabello y juntándose con otro millón de gotas en su pecho. Llevaba su pijama
apretado y arrugado contra su estómago.171
Tragó saliva.
Tenía que decirle a ese chico que no se podía andar paseando así por la
vida.82
Oh, demonios.
44
Solo había dormido con su abuela y en contadas ocasiones, ocasiones que
eran más típicas y menos ocasionales en su niñez, y luego ocasiones que
fueron más ocasiones extrañas que normales cuando creció, porque Kim
Taehyung solo le pedía dormir juntos cuando se sentía mal, cuando habían
peleado y Tae no dejaba de llorar, cuando se sentía solo y le llegaba la idea
detestable que sería libre si su abuela moría y el pensamiento lo dejaba
enfermo, temblando y mal, tan, tan mal que sentía la necesidad de ir a su
cama y acurrucarse a su costado sintiendo todavía ese calor que deseaba a
veces que desapareciera.132
Y Tae quería ser besado por Jungkook, quería sentir sus dedos de los pies
encogerse y a su corazón latiendo tan fuerte que casi, solo casi, se podría
jurar escucharlo en los oídos.222
Por eso se estaba esforzando y diciéndose que no debía temer de las cosas
ocasionales. Sin embargo, la noche llegó y, con ello, esos temores que Tae
estuvo tragándose durante el día.
Para cuando Jungkook le preguntó si quería dormir con la luz apagada, dijo
que no cuando habría deseado decir que sí. Cuando le preguntó si quería que
cerrara la puerta, dijo que sí cuando habría deseado decir que no, que la
dejara entreabierta porque no soportaba la idea de quedarse encerrado otra
vez.354
Bajó una segunda vez sabiendo que no subiría una tercera. Podía dormir en
el sofá o tal vez no dormir nada, solo no quería estar en un cuarto. No quería,
ni podía, ni pretendía. Por eso se quedó a un costado de la cama de
Jungkook, observando el brazo desnudo que descansaba sobre su cabeza. Y
de pronto esos ojos redondos que a Tae le recordaban a un conejito, estaban
en él y se sintió ridículo, chiquito y asustado, ansioso y aproblemado, porque
en ese momento pidió por su abuela y así poder encogerse a un costado de
ella, sentir su calor y cerrar los ojos diciéndose que todo estaría bien, que
esos sentimientos feos en su corazón se irían en la madrugada y él volvería a
ser bonito.2
—¿Tienes frío?
Bien.
Bonito.228
Se relajó.
Jungkook apenas se movía al respirar.
Estaba calientito.
Bien.
Y de pronto lo notó.43
Tae tenía una erección que pronto empezó a gotear mojándole los
pantalones, sus dedos apretándose tan fuerte en la cadera de Jungkook como
si quisiera enterrar sus uñas ahí.
Por supuesto que Tae sabía qué eran las erecciones, él no era un bobo. Él lo
había leído en sus libros de biología. Las erecciones aparecían en los
hombres para embarazar.334
Pero Tae no debería tener erecciones, se dijo. No, no, él no debía, él era un
M-Preg y ellos eran infertiles, no podía dejar embarazado a nadie porque la
naturaleza era sabia. Por eso Tae no debería tener erecciones, nada en él era
correcto y todo iba mal y disfuncional. Era sordo, era enfermizo y tenía
erecciones cuando no debía, cuando despertaba o cuando estaba solo. ¿Por
qué tendría una si no podía embarazar a nadie?262
A Jungkook.
Pero Jungkook solo le repetía que era normal y que él también se había
despertado con una erección. ¿Una erección...? Eso quería decir que,
¿Jungkook se estaba preparando para embarazarlo? ¿A él? ¿A Kim
Taehyung?675
Pero Jungkook seguía insistiéndole en que era normal, que Tae era normal.
No, no, Jungkook continuaba medio dormido y por eso decía esas cosas,
porque nada de eso era normal o sus libros de biología lo habrían dicho,
pero no, ellos dejaban claro que las erecciones ocurrían en los hombres para
permitirse liberar su semen y embarazar. No hablaban de despertarse con
erecciones o de tener alguna por sentirse calientito al lado de alguien. No
hablaban del deseo de ser tocado ni de la necesidad casi enloquecida de
frotarse. No, no hablaban nada de eso porque eso no era normal, era algo
que solo debía ocurrirle a Tae y Jungkook solo lo estaba haciendo sentir
bien.159
Así que mientras Tae intentaba jugar a Granjitas encogido en el sofá con
Roko a su lado, Jungkook se apoyó contra la pared y lo meditó. Lo meditó
muchísimo, tanto que posiblemente se le fundió una neurona porque no se
podía creer que estuviera subiendo a su cuarto y despertando a su papá.339
—Él sabe mucho, solo que se limitan a cosas que se pueden aprender
leyendo. No entiende los sentimientos y posiblemente... su sexualidad. ¿Es
sobre eso? —Jungkook asintió con suavidad—. Por supuesto que es
ignorante en ambos temas porque son conceptos que desarrollamos en
sociedad. Comprendemos los sentimientos porque estamos expuestos a los
sentimientos de otros, de la misma manera que sabemos de sexualidad
porque vemos y aprendemos de esos otros. Él no tuvo ninguna de las dos.136
—Nadie debe haberle explicado que no era malo. Y los libros escolares, que
debe haber utilizado para estudiar, solo hablan del sexo como un medio para
reproducirse, todo asociado a la continuidad de la sociedad pero nunca
referido al placer personal. Debe sentirse horriblemente confundido.29
—Papá...2
—Me voy.251
—Papá, si tan solo crees que yo le voy a poner una mano a ese chico...
—Decía para dormir —se burló su padre—, pero está claro que otros
pensamientos rondan tu cabeza.336
—Lava la ropa con él —sugirió su papá al verlo deprimido—, haz algo que lo
haga sentir cómodo y útil.196
Almorzaron comida coreana que Jungkook pidió y pagó con el sucio dinero
del gobierno, porque su sueldo ya no existía y se le había hecho tarde para
cocinar. Tras pasar tantas horas encerrado en el cuarto de lavado, Taehyung
volvía a encontrarse más animado.133
—Te conté en el hospital cómo eran Hoseok y Nam, ¿lo recuerdas? Siempre
se la viven viniendo y yéndose, es como los doramas que ves, ¿no te parece?
Taehyung se llevó una mano a la boca y golpeteó sus labios con la punta de
los dedos con aire pensativo. Después estaba asintiendo y colocando en la
televisión un dorama en Netflix como le enseñó, el cual apuntó con
insistencia. Por lo que leyó en la descripción, era de una residencia de
estudiantes universitarios.178
<<Taehyung:
Con caramelo>>273
Jungkook asintió.
Taehyung partió corriendo a buscar sus zapatos, que los había dejado en su
ropero el día anterior. Se cambió sus pantuflas por los zapatos que pisó en
los talones y bajó corriendo, llegando al primer piso con la respiración
acelerada.13
Llamó a Roko con un silbido que hizo a Tae ladear la cabeza registrando el
sonido. Roko apareció corriendo en el living y salieron a la calle, sin
necesitar correa porque Roko era un salvaje un tanto civilizado y no le
interesaba meterse en pelea de perros.305
El sol de pasada las cinco de la tarde seguía siendo brillante y acariciaba sus
mejillas heladas. Con su brazo enganchado, avanzaron por la calle
deteniéndose cada dos pasos porque Tae quería acariciar el césped, arrancar
una flor que sobrevivió el invierno, pisotear las inexistentes hojas cafés que
quedaban y rozar con los dedos los troncos de los árboles. El mundo entero
le parecía una maravilla, incluso las grietas en la vereda que, si Jungkook no
mal analizaba, evitaba pisar. Su boca colgaba abierta cada vez que transitaba
un auto por la calle o al registrar algún sonido agudo que rompía el silencio
de esa tarde de sábado.116
La tienda de conveniencia fue otro mundo. Tae recorrió los pasillos tocando
todo lo que le interesó y echando productos en la canasta que Jungkook
portaba hasta que esta estuvo repleta con tonterías. Entonces se había
acercado al estante repleto de cajas de huevos y agarró uno suelto para
examinarlo de cerca, fue ahí que quedó el desastre.140
Jungkook prometió pagarle por eso también, solo para que se quedara
callado y se alejara. Tae continuó en medio del desastre con los zapatos
embarrados en yemas y claras. Lo tomó de la mano para tirar de él y sacarlo
de ahí. Con las piernas débiles, caminó tras Jungkook con la mirada baja.
Fueron a la caja y Jungkook pagó por las cosas que se llevarían, por el millón
de huevos rotos y dio una buena propina al muchacho para que limpiara en
silencio.194
Afuera los esperaba Roko. Regresaron a casa esta vez con un Tae pisando las
grietas de la vereda y ya no interesándole cortar las inexistentes flores en el
camino. Jungkook apretó sus manos unidas para sacarlo de sus
pensamientos.64
—El chico de la tienda hoy cenará un delicioso y enorme omelet de huevos
—bromeó. Pero Tae no se lo tomó así, sus ojos, que ya se encontraban
brillantes, empezaron a soltar las lágrimas retenidas.309
Sintió que se encogía más, los brazos de Tae yendo con timidez a su cuello
hasta sujetarse a él. Continuó llorando bajito, porque claro que Tae no
lloraba por los huevos, ese accidente solo reactivó el problema de la
mañana.185
Con un suspiro, Jungkook bajó las manos y tiró de los muslos de Tae para
alzarlo en brazo. Extrañado, Tae se alejó unos centímetros para contemplar
su rostro, la expresión congelada en sorpresa al igual que las lágrimas.
Después sus piernas estaban rodeando la cadera de Jungkook para
sostenerse, la nariz enterrándose otra vez en su cuello haciéndole cosquillas
con el aliento.749
—Lo que sucede es que estás cansado —habló Jungkook con voz segura y
confiada—. Dormimos muy poco y estás agotado, por eso tus emociones
están tan descontroladas. Deberías dormir.21
Pero Tae se afirmó todavía más a él, estrechando incluso más las piernas a
su cintura. Y entonces una única y cortante palabra escapando de esos
labios.8
—¡No!162
—Vamos, los niños pequeños y consentidos deben dormir siesta a las seis de
la tarde.170
—¡No!22
Intentó desengancharse para por lo menos dejar de sentir los zapatos contra
sus riñones, pero Tae, decidido a no soltarse, apretó otra vez las piernas en
su cintura y se acomodó mejor en su regazo, pasando a llevar la entrepierna
de Jungkook en un movimiento involuntario e inocente.575
Piensa en...142
Solo en algo.
En cualquier cosa.232
Algo que le hiciera olvidar esos escalofríos que seguían bajando por su
columna y en esa tirantez que empezaba a sentir en las entrañas y que sabía
podrían llevar a un mal lugar si seguía por ese camino.30
Santo Dios.323
...inclinándose hacia atrás para observarlo, quedando tan cerca que ahora su
aliento acariciaba la mejilla derecha de Jungkook.1
Jungkook dio una larga inspiración y se dejó caer contra el respaldo, siendo
mantequilla derretida en el sofá.79
Se puso de pie y fue a la cocina, dando el agua helada y metiendo las manos
bajo el chorro. Se pasó los dedos ahora fríos por las mejillas.
235
<<"Llámame por tu nombre"1.5K
226
—Tae, ¿por qué no vemos mejor una de Disney? No sé, El Rey León me
parece una buena idea.448
Elio estaba tocando el piano en la tv. Tae alzó ligeramente los brazos,
siguiendo de manera distraída las notas como si fuera él quien las estuviera
tocando. Se preguntó si sabría tocar el piano o ese era otro de sus tantos
sueños frustrados.31
Se estaba relajando por fin cuando a Elio se le ocurrió meterse la mano
dentro del pantalón. Se puso en tensión de inmediato, buscando el control
entre ambos. Antes de que lograse encontrarlo, Elio fue interrumpido
matando en seco la escena.274
No es que Jungkook le quisiese prohibir ver ese tipo de películas, solo que
Tae podía quedar traumado si absorbía toda la información de golpe.16
Mientras Elio y Oliver llegaban a una laguna secreta, Jungkook pensó que
debía relajarse porque claramente él est-255
Jungkook se puso en tensión otra vez, de reojo comprobando que Tae había
levantado un tanto la cabeza con curiosidad y seguía las imágenes casi sin
pestañear.32
Elio se acercó a Oliver con su lengua juguetona lamiendo los labios del rubio,
comenzando con un beso esquivo que iba y venía.134
—Oh, qué lastima —dijo en voz alta para que Taehyung alcanzara a
escucharlo, ambos solo iluminados por el farol anaranjado de la calle ante el
atardecer ya finalizado—. Creo que se cortó la luz de la casa. Una pena, no
podremos terminar la película.493
—¿No quieres dormir? —quiso saber Jungkook solo para rellenar el silencio
incómodo con algo, porque Tae estaba cambiando otra vez de posición.7
Pero él continuaba riéndose, más pareciendo un niño que robó un dulce que
un joven que acababa de lamerlo. Se veía muy complacido consigo mismo, su
expresión divertida y traviesa.53
Golpeándose las canillas con los muebles y con Roko haciéndolo tropezar en
la oscuridad, Jungkook se dirigió hacia la escalera sosteniendo la mano de
Tae. No se iba a arriesgar a dar la luz y que Tae insistiera en seguir viendo la
película, ya podría terminarla cuando recibiera clases de educación sexual.2
Llegaron a la habitación de Tae. Jungkook sacó el celular y activó la
aplicación de linterna, apuntando hacia adentro.
Pero Tae estaba negando con la cabeza y cruzando los brazos en el pecho.
—A dormir ahora.18
Él mismo debió haberse dormido mucho antes que Tae, porque se despertó
con un pequeño sobresalto. El reloj de la mesa de noche anunciaban las diez.
Demonios, se durmió tres horas ahí, era el peor guardián de la historia.125
Tal vez fue por el estado de alerta en el que se durmió, porque se despertó
de golpe nada más escuchar un pequeño ruido en el piso inferior. Se puso de
pie y fue al cuarto de Tae encontrando la cama vacía. Con el corazón en la
mano, bajó corriendo. ¿Se habría ido? ¿Habría salido de la casa? ¿Se...?
Como Tae no se movió ni respondió, estiró los brazos y los encajó por debajo
de su cintura y rodillas.5
Jugó con el borde del pijama, tentando la piel de la espalda que dejó al
descubierto.182
Un suspiro suave, bonito, bajito e involuntario.
Una sonrisa adormilada bailó en su boca, estirando los labios para besar el
hueso de la clavícula, la ropa del otro cosquilleandole en la barbilla.281
Kim Taehyung con la cabeza hacia atrás, exponía su largo cuello y clavícula,
que moría en la v tras la tela azul.
—Qué demonios...38
Uno.
Dos.
Tres.28
Veinte minutos tardó Jin en llegar a la casa, siendo recibido por un eufórico
Roko que intentó romperle los pantalones nada más ingresar. Taehyung
continuaba encerrado en su cuarto. Jungkook estuvo golpeando y
llamándolo hasta la llegada de Jin, sin querer ni pretendiendo ingresar
imponiendo su autoridad por sobre la decisión de Taehyung: la de no
abrirle. Y es que Taehyung vivió una vida entera a merced de las órdenes de
su abuela anteponiéndose a las de él, y Jungkook no repetiría la historia. Si
Taehyung no quería abrirle, bien, le tocaría a Jungkook respetarlo. Taehyung
debía aprender a que tenía el derecho de decir algo y al resto a solo
aceptarlo.83
—Es lo mejor.
—Y creo que será mejor que salgas de la casa por unas horas.
—No sé, búscate un lugar, una cafetería, eres policía. ¿Dónde desayunas
cuando te toca la ronda de madrugada?41
—Ve allá.
—Pero, hyung...
—Ya, pero...
Tal vez sí sería bueno ir a ese restaurante a tomar desayuno. Y luego a beber.
Sí, a beber un domingo a las ocho de la mañana, pero necesario. Muy
necesario.67
Sin embargo, estaba solo en eso, y ya no era un bebé conejo para estar
teniendo esas dudas existenciales de adolescente. Así que se fue a tomar
desayuno cuestionándose su vida completa a las siete de la mañana.92
A las ocho estaba buscando otro sitio abierto para pasar el rato, lo cual era
bastante difícil si uno se ponía a pensar que era domingo y que Jungkook
buscaba una entretención que se daba más en la vida nocturna. Estuvo a
nada de ir a una tienda de conveniencia para ir a comprarse unos soju e ir a
bebérselos en una plaza solitaria. ¿Era de borracho beber un domingo tras
tomar desayuno? No, pero se acercaba bastante.56
Paseó por las calles vacías.
Bueno, estaba Irene, aunque ella no era precisamente una amistad, más bien
amiga con derechos pero más derecho que amiga. Era mayor que Jungkook
por seis años y tenían un mutuo acuerdo de placer, donde ambos ganaban
orgasmos y felicidad instantánea sin los estigmas y repercusiones.1K
Jugó con el celular meditando si llamarla o no, hace ya un par de meses que
no la veía. Además, la última vez que le habló fue al responderle una historia
en Instagram hace dos meses y no podía tomar esa interacción como una
charla propiamente tal.1
Se jaló unos pelos de la patilla con los dedos en una mala costumbre que
tenía, y luego se subió a la camioneta diciéndose que dos horas fuera de casa
era suficiente.2
Llegó a casa cuando los relojes marcaban casi las nueve de la mañana.
Ingresó con mucho cuidado, como si en cualquier momento pudiese llegarle
alguna clase de proyectil a la cabeza. Nervioso, se sacó los zapatos y avanzó
por el pasillo. Desde el comedor provenía una voz clara y bien modulada,
que explicaba con calma algo.
Jin, a la cabecera.
Un tipo desconocido.
Y Taehyung.
Sí.71
Media hora más tarde, tras tirar las latas vacías en el contenedor del parque
y dejar a Roko en la puerta de la casa, se encontraba bajando del taxi,
subiendo el ascensor y besando a Irene en la entrada.746
Con el cabello mojado por la ducha y la mente nublada por la botella de vino
que navegaba por sus venas, Jungkook agarró su olvidado celular. La
pantalla le anunció que eran las siete de la tarde y que tenía más de veinte
mensajes y quince llamadas perdidas.155
Jungkook, ya terminamos.
15.31.2
Ya puedes regresar.
15.47.
Contesta.
17.02.
Contestaaaaaaaaaaa.
17.18.59
Contesta.
18.15.
JUNGKOOOOOOOOOK.
18.48.
Te aviso que llamaré a tus compañeros sino respondes antes de las ocho.
18.49.
Ya me echaron de la cama.
18.57.142
Gracias por todo.
18.59.47
Con un suspiro, abrió la otra conversación que marcaba más de cinco horas
desde que el único mensaje fue enviado.3
Taehyung:
Jungkook :c950
Ella, que iba solo con bata, le alzó una ceja interrogante.9
Casa.
Su casa.
Irene regresó al minuto con un suéter grueso y unos jean. Era realmente
guapa, del gusto completo de Jungkook.342
Gustos.
Era increíble cómo podían variar.139
—¿Por qué siento que no te veré por largo tiempo? —habló Irene.54
—Nunca nos hemos visto con regularidad —se defendió, aunque no sabía el
porqué se sentía atacado cuando un ataque precisamente no era.
—No, pero siempre uno de los dos terminaba llamando al otro... y creo que
ahora no ocurrirá.
—Solo es diferente.99
Familiares.
Cómodos.
Vacíos.
Frente a sus ojos, todavía afirmando parte de su ropa, estaba Taehyung con
el entrecejo fruncido.867
Hizo que lo soltara para enderezarse en el asiento. Bajó del coche tras
despedirse rápidamente de Irene con una falsa promesa que pronto la
llamaría. Las luces del auto se perdieron en la calle, mientras que Taehyung
regresaba a la casa donde lo esperaba Jin.
—Por cierto, todavía le quedan clases pero por lo menos sabe lo básico.114
¿Pero qué...?68
Un bufido.
—¿Por qué?
—¿Porque salí?125
Tuvo el valor de poner los ojos en blanco, como si estuviera diciendo tamaña
idiotez. Luego apuntó otra vez afuera. Sin embargo, Jungkook no se enteraba
de nada, el vino en sus venas tampoco ayudaba a que su cerebro despabilara.
Ahora solo quería morirse sobre su colchón y no ser interrumpido hasta
mañana cuando su alarma sonase a las nueve, muchas gracias.39
Taehyung:
¿Quién es esa mujer?820
Jungkook alzó la mirada y la clavó en él, que había vuelto a cruzar los brazos
en el pecho. Leyó una vez más el mensaje y de nuevo lo observó.2
Esperen.
Taehyung...
Debió tocarle una fibra sensible, porque esa simple pregunta lo hizo
reaccionar. Abrió la boca con indignación y después se puso de pie, yéndose
directo a la escalera sin responderle. Jungkook lo frenó antes de que llegase
al primer peldaño.53
Taehyung volteó la mirada, poniendo los ojos en blanco. Ese pequeño chico
que nada sabía del mundo, realmente le había volteado la mirada.73
—No.48
—¡No!
—¡Shhh!456
—...amiga q-2
—¿Taehyung?
—Sí, pero...
—Estamos nosotros.
—Y vivir escondido igual que ahora y lejos de la única persona que conoce
en el mundo. —Viendo que el otro bajaba la mirada para observar al
cachorro juguetear entre sus piernas, lo intentó una vez más—. Ya lo hemos
hablado y analizado desde todos los puntos. Kim Taehyung debe seguir en
esa casa con Lara si queremos que no le suceda algo peor.201
—Pero tal vez tendría unos años felices —se quejó el otro.13
—Pero no queremos que tenga solo unos años felices, ¿no? Queremos que
sea libre, por eso estamos haciendo esto. No, Kim Taehyung primero debe
alcanzar la mayoría de edad y hacer que el mundo lo conozca antes de que el
gobierno lo haga, solo así no podrán hacerlo desaparecer.88
—Solo nos queda esperar hasta que cumpla los 19 años, 20 en edad
coreana.228
—¿Y de qué serviviría? Lara no lo dejará salir de esa casa aunque llegase a la
mayoría de edad.
No, no, mejor iba a dibujarle algo. Sí, eso, y luego colaría la hoja por la rendija
bajo la puerta.60
Entonces el ruido bajito de un pomo siendo girado con cuidado y unos ojos
apareciendo por la rendija entreabierta. Jungkook le sonrió y apuntó la
comida en el suelo, totalmente antihigiénico pero hermoso en la misma
proporción.
—¿Cenamos?47
—¿Te gustó? —quiso saber, tendiéndole unos palillos y unos de los ramen
no picante porque la tarde anterior aprendió que no lo toleraba bien.40
No quiso despertarlo, así que se levantó con cuidado y caminó fuera del
cuarto. Cuando Jin llegó y Jungkook pudo irse a trabajar, Taehyung todavía
dormía.
Se quitó los zapatos tan solo llegar a casa escuchando el ladrido de Roko
proveniente del segundo piso. Primero oyó sus uñas rasguñando contra el
suelo y bajando las escaleras, seguida de cerca por un par de pisadas
apresuradas. Roko llegó a su lado tirándosele encima y aullando por cariño.
Al segundo, apareció Taehyung en las escaleras. Se detuvo un único segundo
en el último peldaño para tomar inspiración y después estaba lanzándose a
sus brazos, apretándolo con fuerza, casi siendo estrangulado de paso.176
—No sé cuál de los dos te extrañó más —se burló Jin desde el sofá, se notaba
que lo estaba esperando para largarse a casa—. Nam ya regresó del hospital,
pero se durmió tras comerse un bol de cereales en estado zombie, así que no
quise dejarlo solo, todavía es pronto para eso.106
Jungkook asintió como pudo ya que todavía tenía esos brazos de tentáculos
estrangulándolo por el cuello. Le pellizcó con suavidad cerca de las costillas
para que lo soltara.40
Como Jin continuaba mirándolos con expresión extraña, Jungkook puso los
ojos en blanco mientras le daba una palmada amistosa en la espalda a Tae.15
—Ajá. —Jin agarró sus cosas y enfiló a la puerta—. Solo me voy tranquilo
porque confío en ti.1
¿Dijo "no" las suficientes veces? Esperaba que sí y que no se anularsen entre
ellos.1
Tae puso los ojos en blanco, las aletas de su nariz moviendose en una
inspiración consternada. Jungkook alzó las manos.6
—Ok, ok, sabes lo que son los novios, eres un chico inteligente, no te enojes
conmigo.57
Como permanecía ofendido por su cuestionamiento, Jungkook se aclaró la
garganta y masajeó la nuca.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Sie-75
—Hola, pasen.
—¿Pero?
Jungkook se llevó una mano al pecho con falso horror, lo que le sacó una
risita baja a Taehyung, que seguía la conversación escuchando a Jungkook y
leyendo los labios de Jimin, al no entenderlo demasiado bien por la distancia.
—¿Park Jimin admitiendo que no quiere ver nunca más a Min Yoongi? Jamás
creía q-
No es que eso fuera algo que Jungkook supiera por cultura general, más bien
fue Taehyung quien lo corregió en un mensaje de texto hace unos días
cuando llamó roedor al emoji de conejo rosado que tanto le gustaba usar.
Jungkook ni siquiera sabía qué era lagomorfo antes de eso. ¿Ahora?
Tampoco podía decir que era un experto, si bien Tae le envió veinte
mensajes explicándole la familia de los lagomorfos, Jungkook solo aprendió
una cosa: que los conejos no eran roedores.276
—No confío.8
—Yoongi no habla.402
—Te diría que fuéramos a beber algo —dijo de pronto Yoongi tras tan
extenuante silencio—, porque pareces necesitarlo pero...
—Creo que no lo pensé mucho —al final admitió—, esto hubiese sido más
fácil con unos tragos encima. Pero no, ya bebí ayer, no puedo... no puedo
simplemente intentar olvidarlo con alcohol.
—Sí.
—Pero ya no.91
—Evidentemente.475
Volvió a guardar silencio, cruzando una pierna por sobre la otra afirmándose
el talón con los dedos y moviendo el pie con impaciencia. Se mordió el labio
y dio un largo suspiro.
—Yo... tú... pero antes de Jimin solo te gustaban las mujeres, ¿no?
—Es que necesito saber cómo fue... cómo te sentiste, qué pasó... no sé, solo
saber... algo.52
—Yoongi...
—Porque existen sentimientos que uno no dominará por mucho que lo
intente y eso es lo doloroso porque no podrás controlarlo, solo no.
—Nunca fue un tema para mí, Jungkook, así que no me cuestioné que me
estaba enamorando de un hombre, solo de alguien.414
—Ya veo.
—¿Importa eso?
—Importa, Jungkook.
—Es un niño.256
—No porque tenga una incapacidad, solo es por falta de experiencia dada su
circunstancia.156
—¿Entonces?
—¿Qué dices?
—Tú lo dijiste: lo dejarías. ¿Por qué tendrías que dejarlo si es una decisión
que debe partir y morir en él? Estar en pareja implican compromisos,
Jungkook, y también dejar cosas de lado por el bienestar de ambos. Él debe
aprender a vivir, toda su vida alguien decidió por él y eso es algo que sucede
hasta el día de hoy. Incluso vino a visitarnos porque tú se lo dijiste.144
Y entonces lo supo.
Le enseñaría lo bonito de ser amado sin condiciones.
49
Jungkook no podía dormir. Con las manos cruzadas sobre el estómago,
contemplaba el cielo de su habitación recostado en el pequeño colchón.
Estaba atento a las respiraciones de Taehyung, esperando a que se volvieran
más pausadas a medida que el sueño lo invadiese. Pero no era así, mantenían
el mismo ritmo que las suyas y eso significaba que ninguno de los dos estaba
durmiendo, Jungkook porque era incapaz de no pensar en la conversación
con Yoongi y Taehyung porque esperaba que Jungkook se durmiese para
pasarse a su colchón.365
Taehyung se quedó casi sin pestañear medio minuto, sus ojos recorriendo la
expresión de Jungkook desde todos los ángulos. Luego, soltó el aire y
pestañeó, asintiendo y abriendo la boca como si quisiera decir algo, quejarse,
protestar, reclamar. Entonces cerró la boca y frunció el ceño, desconcertado
lo que pareció una eternidad. Lamiéndose los labios, por fin lo dijo.
—¿Yo no a ti?
—Pero no todos serán así, Tae —susurró con un suspiro—. Por eso necesito
que entiendas que nadie puede tocarte sin tu previo consentimiento, ¿ok? Si
yo te toco de cualquier forma, incluso en el brazo, y tú no quieres, debes
decirlo.177
—Yo...129
—Tú...6
—Tú.
Su tono de voz debió haberlo alertado porque estaba otra vez regresando a
su parte de la cama y moviendose para arrastrar sus piernas contra el pecho,
protegiéndose físicamente de una molestia emocional.
—¿No?
Él tragó saliva.
—¿No?
—¡No!354
—¿Pero y si insiste? Tú dijiste que no, pero sigue tocándote así. —Y hundió
los dedos en su melena. Taehyung cerró los ojos unos segundos,
inclinándose hacia la caricia.57
—No.290
—Pero tal vez un día querrás besar a alguien —Taehyung estiró las piernas,
moviéndose otra vez más cerca de él— y para hacerlo, puedes preguntarle
directamente para estar seguro o...281
Y entonces lo hizo.84
Los labios de Tae tocaron los suyos en un roce ligero que le mandó
escalofríos por la columna vertebral. Con los dedos enterrados en la cintura
de Tae, Jungkook dio un suspiro contra esa boca, su corazón latiendo tan
rápido que podía escucharlo contra sus oídos.431
Se quedaron así, rozando simplemente sus labios con los ojos todavía un
tanto abiertos para buscar la mirada del otro. La palma de Jungkook se
deslizó hasta apoyarse contra la espalda de Tae y presionó tantísimo hacia
adelante para terminar la ya inexistente distancia entre ambos cuerpos.173
Agradable.
Cálida.
Familiar.8
—¡No!89
—¿Qué te parecen unos huevos con arroz? —Al ver el puchero que se
formaba en sus labios, continuó—. Te prometo que estos no se caerán.271
Tae empequeñeció la mirada y entonces se estiró hacia él, su boca cálida
chocando contra la mejilla de Jungkook al mismo tiempo que esos dientes se
clavaban en su piel.118
¿Pero por qué esa idea seguía apretando los botones (in) correctos en
Jungkook?132
Tae rodó por la cama y cayó al suelo, gateando por la madera en busca de
unos calcetines que le terminó robando a Jungkook. Con los dos pies
cubiertos, se los mostró con total orgullo, solicitando así su recompensa.
Acomodándose en el borde de la cama, Jungkook se inclinó para dejar su
espalda libre y al alcance.140
—Súbete.101
Primero unos dedos cosquillearon en el cuello de Jungkook, luego unas
piernas jugueteando en su cintura, hasta que el pecho estuvo posicionado
contra sí. Sintió los latidos acelerados del corazón de Tae chocar contra los
suyos, que buscaban ir al mismo ritmo mientras Tae apoyaba su mejilla en la
nuca de Jungkook y se acomodaba mejor, anudando sus piernas y brazos
como un koala.136
Sujetándolo por la parte posterior de los muslos, se puso de pie. Tae se fregó
a su espalda, moviendose unos centímetros para lograr un mejor agarre, su
corazón latiendo tan fuerte que Jungkook podía sentir cada latido contra sus
costillas. Con el aliento cosquilleandole en el borde de la oreja, salieron del
cuarto y bajaron las escaleras, Jungkook siendo cuidadoso de que no se
golpeara con el borde que separaba el primer y segundo nivel.15
—Tienes una... ¿por qué tienes una mordida en la mejilla? —quiso saber,
después su atención dirigiéndose al diablillo que asomaba la cabeza por el
hombro de Jungkook—. Mira, mejor no voy a preguntar cómo llegaron a
eso.430
—Tienes un punto.246
Un puchero apareció en sus labios, pero soltó el amarre de sus piernas y las
dejó caer, todavía colgando del cuello. Jungkook supo que eso sería el mayor
espacio que conseguiría, así que, arrastrando un cangrejo tras suyo, fue por
los huevos y se posicionó frente a la cocina.77
Se quedó tanto rato en silencio que ninguno de los dos imaginó que
respondería.
—Oni-gi-ri.290
—Yo también me sorprendí de eso —dijo Jungkook—. ¿Será tan grave por su
falta de uso?201
Nam se tocó el mentón observando a Tae tomar asiento a su lado para que
Jungkook pudiese terminar de cocinar.
—No, es solo su voz. Tienes tono de voz muy bonito y poderoso, Tae.386
Con las manos desnudas, al solo tener un par de guantes, le enseñó a Tae la
posición de su cuerpo para dar un golpe utilizando el centro de sí mismo
para una mayor potencia. Las patadas fueron otro caso, Tae insistía en
apenas rozar el saco a pesar de los consejos de Jungkook para que levantara
más la pierna.44
Para cuando llegó Jin, Jungkook entendió que se le había hecho súper tarde.
Fue a bañarse a toda velocidad y partió al trabajo.
¿De su casa? Pero cómo, si desde ahí siempre se oían solo ladridos.
Ingresó a casa.
—Jungkook, dos cosas —comenzó diciendo Jin en voz baja, aunque Jungkook
dudase que alguien más que ellos pudiese oírlos con al alboroto que tenía
Tae en la sala—. Taehyung estuvo practicando todo el día algo, así que... solo
reacciona como tú cuando lo diga, ¿ok? Lo otro —continuó antes de que
pudiese interrumpirlo—, tenemos planeado que hoy salga solo de la casa.61
—¿Solo?
—Claro, campeón —se burló Nam—. Jin pasa todo el día con él y no lo veo
colgándose de su espalda.163
—Nosotros vamos a estar cocinando algo para comer —atajó Jin—. Por eso
tú eres el único que podría traernos las palomitas. Estaríamos muy
agradecido si fueras por nosotros.
Un segundo.
Dos.
Él solo.
Jin lo afirmó mientras Taehyung avanzaba con total seguridad, sus pasos
decididos y su mente puesta en un destino fijo.5
—¿Cómo pudiste no darle dinero? —se quejó—. ¿Con qué pretendes que
pague?45
Jungkook bufó.
Demonios.45
Oh, pero claro que esa era una orden que no iba a ingresar en el cerebro de
Jeon Jungkook en ese momento. Así que, acomodándose mejor el gorro para
que su rostro quedase parcialmente cubierto, dio un paso.
—Yo diría que hoy parece más una liebre —continuó Nam riéndose.221
—Pero...26
—Sí, pero...
—Se va a resfriar.
—¿Es tu hijo?112
—No, pero...
Bastó con que Jin aflojara el agarre lo suficiente para que Jungkook
aprovechara la oportunidad y partiera corriendo a toda velocidad, una risa
un tanto infantil escapando de su boca.146
—¡Hyung, no podrás...!9
¡Paf!1
—... el árbol.871
El golpe fue brutal y certero, el aire escapando con un suspiro de sus
pulmones dejándolos vacíos y ardiendo, obligando a que su adolorido y
maltratado tórax se recuperase rápido del impacto. Con el culo en el suelo y
la nariz también latiéndole, Nam llegó hasta él seguido por Jin.38
—Eso te pasa por usar esos espantosos gorros —se quejó Jin, quien también
usaba uno de esos espantosos gorros.8
Ah, perfecto.
—Estoy aquí.158
Apartó la mirada del vidrio para verificar que sí, efectivamente Hoseok se
encontraba en la entrada con Roko a su lado.
—Creo que eso debí preguntárselo antes de planear esto. —Jin rodeó los
hombros tensos de Jungkook, ambos continuaron espiando hacia dentro de
la tienda—. Pero mira el lado positivo, ese pobre cajero no lo va a estafar
tras ver a Hoseok mostrar cincuenta veces su placa de policía.305
—¿Tú crees?
—Eso lo dices porque mi hermana debe estar desesperada por los pelos.9
Y Jungkook también, se le hacía raro solo ser perseguido por Roko en la casa
y no por tres perros que aguardaban fuera de la puerta del baño cuando se
duchaba. Tamborileó el manubrio con impaciencia.11
Taehyung, al que le habían explicado que se llevarían a los otros dos perritos
consigo esa noche, aguardaba a un lado con expresión nerviosa y un tanto
expectante.
—Tocino es pequeño —decía Jungkook avanzando por el camino a la puerta
principal—. Es un poco gruñón y desconfiado pero lo amarás. Y Mantequilla
es viejo, por lo que pasa casi todo el día durmiendo. Es de color café
amarilloso, por eso Hoseok le puso ese nombre.46
Seguido del viejo Mantequilla, apareció el pompón que era Tocino. Su pelaje
gris oscuro, que se asemejaba demasiado al negro, y con manchas cafés,
brillaba bajo las luces de los faroles. Levantaba un poco las patas de adelante
al ladrarles, quedándose de pronto en silencio y deteniendo su avance en
seco.97
—¡Tan!
51
Arrodillado a un costado de la cama de Kim Taehyung, se encontraba la
cuarta persona que conoció en su vida. Llevándose una mano a los labios, le
pidió silencio con ese simple gesto. Todavía adormilado, Taehyung se apoyó
en los codos para observarlo mejor. El hombre buscó algo a sus pies y
entonces le mostró lo que parecía un pompón de un gris oscuro con manchas
café por el estómago y hocico.174
Era un perrito.38
Con los ojos abiertos de par en par, lo observó dejar el pompón peludo sobre
el enredo de sábanas porque Kim Taehyung lo que no tenía era un buen
dormir. Con sus patitas pequeñas y con torpeza y tropiezos, avanzó por el
colchón para acercarse a la mano estirada de Taehyung, que seguía reposada
en la cama.
Se quedó observándolo con el corazón latiéndole tan fuerte que casi, solo
casi, podía escucharlo en sus oídos. El temor lo paralizaba, mientras
apartaba al cachorro cuando este intentaba acercársele para jugar.
Y es que Kim Taehyung no quería jugar con él, tocarlo, abrazarlo, acariciarlo,
tomarlo.39
Pero de pronto...
Tragó.
Era pequeño.
Muy pequeño.
Y él no lo quería.
No, él no lo quería.
Kim Taehyung quería que se lo llevaran, lejos, muy lejos de sus manos, muy
lejos de él, muy lejos porque él era malo, muy malo y-175
El perrito tiró del borde de su pijama, justo ahí donde terminaba su muñeca.
Intentó hacerlo que se detuviera, pero insistía y jalaba con todas sus fuerzas,
a penas sí moviendo el brazo de Taehyung de su posición.
—Tan.120
Y otra vez.
—Tan.11
Y fue historia, Taehyung amó a ese pequeño animal con esa fuerza de
sentimientos que solo podría guardar una persona privada de ese
sentimiento por años.
Se volvió su amigo.
Su único amigo.121
Y por fin pudo desplazar al fondo de su memoria ese recuerdo del único
chico con el que habló en su vida, mandándolo a esa caja fuerte de memorias
olvidadas y no usadas, porque ya no lo necesitaba, no necesitaba sentarse
frente a un espejo para fingir que hablaba con alguien que no era él, porque,
escondido en el ático mientras su abuela salía, él podía sentar a Tannie en un
banco y fingir que conversaban, aunque en la realidad ninguno de los dos lo
hacía.84
Eran iguales.38
Y todo fue hermoso por ese tiempo, Taehyung volvía a encontrarse tranquilo
y, con ello, su abuela también.
Por eso, ninguno de los dos se preparó para el desastre que ocurriría una
mañana de verano cuando Taehyung jugaba en el patio trasero de la casa
con Yeontan. Taehyung, sentado en una silla, tiraba una pelota a lo lejos y
Tannie a veces sí, a veces no iba por ella.
Entonces cuando Tan alzó las orejas y ladeó la cabeza prestándole atención a
un sonido que Taehyung era incapaz de captar, Tae no alcanzó a prevenir su
corrida torpe pero veloz hacia la barrera de madera que los separaba con el
exterior. Extrañado, se puso de pie demasiado tarde, justo para verlo
arrastrarse por un agujero pequeño que se había formado bajo la cerca ante
las abundantes lluvias de ese año.127
Supo que ella le dijo algo, pero Taehyung no podía prestarle atención, yendo
a la puerta principal y agarrando el pomo con ambas manos para empezar a
tirarlo con desesperación, buscando abrirlo cuando realmente este siempre
estuvo cerrado con dos vueltas de llaves.1
Él necesitaba salir, salir, salir, ir tras de Yeontan, traerlo a casa, a sus brazos,
consigo, porque no creía ser capaz de soportar otra vez ese encierro en esa
soledad.165
Tiró con más fuerzas y más y otra vez, hasta que su abuela lo jaló para que se
soltara.1
—Quédate aquí, iré por él. Pero necesito que te quedes aquí y me esperes,
¿me entiendes?
Y luego el borde del sofá rozaba tras sus rodillas y estaba tomando asiento
con un cuerpo paralizado por el dolor, el pánico y la ciencia cierta que volvía
a encontrarse solo en ese lugar. Arrastrando las piernas contra su pecho,
observó a su abuela partir.
Por detrás de la ventana del living, donde Taehyung pasó sentado horas sin
sentirlas, observó la mañana convertirse en mediodía, en una tarde calurosa
y finalmente en una noche con una brisa que apenas mecía los árboles allá
fuera, pero que no lograba, y nunca logró, alcanzar a Taehyung.
Y un mes.
Sin embargo, cada tarde regresaba con la misma expresión de tristeza y con
los brazos vacíos, explicándole con calma que si se lo pedía, le traería otro
perrito a casa pero que por favor -por favor, Taehyung, mi vida- dejase de
llorar.
Yeontan no regresaría.290
Y es que Taehyung no podía culparlo por haber alcanzado esa libertad que
por años él también deseó, y que también olvidó con la misma facilidad ante
un corazón contento y tranquilo por tenerlo a él, pero que ahora volvía a
resurgir en su mente como un cosquilleo molesto que lo tenía observando a
su abuela con ojos muertos cuando tomaban desayuno, cuando almorzaban,
cuando ella intentaba hacerle sonreír con una broma ridícula, cuando se iba
a dormir con ella porque no lo soportaba, no soportaba ese sentimiento
oscuro y podrido que crecía dentro de él, que lo hacía temblar y pedir que se
apagase ese calor que desprendía el cuerpo débil y viejo de su abuela que
dormía a su lado.27
Tal vez, solo tal vez, si ella moría Taehyung podría salir y buscar a
Yeontan.137
Esos tal vez que Taehyung veía cada vez con más probabilidad y menos con
horror. Y mientras ocurría, lloraba porque él, Kim Taehyung, se fue por un
camino sin vuelta atrás.
158
52
Era bueno tener a su compañero de rondas de regreso, pensó Jungkook
mientras su amigo y colega se acomodaba en el asiento de copiloto para
comenzar una nueva semana de trabajo, sus mejillas rechonchas
frunciéndose en disgusto al notar que su uniforme azul se ensuciaba de
pelos, pelos que estaban en ese asiento desde que subió a Roko a la patrulla
para llevarlo al hospital.77
—No, es solo que ¿sabes cuánto tardo en sacarle los pelos a la ropa? Una
eternidad.39
Eso le sacó una sonrisa malévola a esos labios engrosados, que ahora se
veían un tantísimo más anchos porque Park Jimin había subido un par de
kilos en su encierro. A Jungkook le parecía enormemente tierno volver a
encontrarse con esas mejillas, a veces Jimin estaba tan delgado que olvidaba
que existían.112
Si bien Park Jimin regresó la semana pasada tras la licencia por operación,
solo fue asignado a trabajo de escritorio hasta esa tarde.
—Porque sí, no seas ridículo —se quejó Jungkook aunque de malhumor, mal
no existía.78
—Entiendo, entiendo —aceptó Jimin—, debes llevar las cosas lentas con él.
Bueno, tampoco es tan malo, si igual la lengua consuela mucho... oh,
espérate, eso sonó súper feo... no, no, retira eso de feo, porque es cierto, la
lengua sí consuela. 306
—¿Y cuánto tiempo llevan con eso de los besitos de niños de cinco años?9
—Un mes.480
—Por eso debes enseñarle tú, idiota. —Jimin le dio un golpe en la cabeza—.
¿Cómo Taehyung pudo contratarte a ti como profesor?4
—Es que ustedes son todos iguales. Juran que si solo se dan unos besitos
locos con otro hombre, siguen manteniendo su tóxica heterosexualidad.
Pero, amigo, no. En el momento en que ese chico empezó a gustarte porque
era justamente un hombre, tu heterenormalidad se fue al tarro de la
basura.285
Masajeándose el cuello tenso, Jungkook se defendió.2
—¿Y ya las terminó? —quiso saber Jimin, sacando de la chaqueta una barra
de chocolate.1
—¿Entonces?
—¿Entonces qué?
—Bueno, ¿recuerdas que te conté que Tocino nunca fue Tocino sino que era
Yeontan y le pertenecía a Taehyung?247
Llevándose las manos al rostro, su grito fue ahogado tras sus palmas. Era un
hombre maduro, profesional, malote... sí, claro.157
Se quedaron unos segundos en silencios antes de que Jimin atacase otra vez
con la artillería más pesada en su arsenal.
—Yeontan.1
—... duerme entre ustedes y tú, oh pobre hombre sufrido, no puede sacar al
pobre Tocino...
—Tannie.73
—... del medio. ¿Acaso Tocino...?
—Tan.39
—¡¿Cuántos nombres tiene ese pobre animal?! ¿Cómo es que no sufre de una
crisis de identidad? Con razón duerme con ustedes, si ni siquiera debe saber
que es un perro.1.2K
—Y creo que tampoco has visto porno gay —insistió Jimin, picándole ahí, en
las costillas, llegándole al corazón, en ese lugar donde dolía.302
—No —aceptó.7
¿En qué parte de esa saturada casa él podría ponerse a ver porno y mucho
más porno gay? Pasaba todo el día en el trabajo, luego regresaba a casa y era
seguido lo que restaba del día por tres perros y Tae. No, no había posibilidad
de que Jungkook entretuviera la mente en eso.3
—Jimin...5
—De segunda, tienes que prepárarle y usar tus dedos, no puedes entrar en
seco a menos que lo quieras dejar cojeando una semana. Y en serio te voy a
golpear en las bolas si veo un día a ese pobre chico cojeando.327
—Jimin...
—Tercero, te vas a meter por un lugar hecho para sacar cosas. Así que debes
decirle que se prepare, no debe hacerlo siempre si hay confianza, pero por lo
menos la primera vez sí.237
—Jimin...
Cubriéndose las orejas rojas con las manos, Jungkook fulminó con la mirada
a su amigo.7
—No soy ignorante. Las mujeres también tienen ese tipo de sexo.217
Ambos lo dejaron estar aunque Jimin por supuesto que iba a contratacar
otro día, no podía dejar a su ignorante amigo acostarse con otro chico sin
saber lo mínimo.
—Por cierto, Jimin, ¿cómo has estado con todo lo tuyo? —quiso saber.
Ninguno de los dos tuvo que dar una mayor introducción ni contexto para
entender a qué punto iba direccionada la pregunta. Jimin se encogió un tanto
de hombros, jugando con un bolsillo del pantalón, abriendo y cerrando el
cierre.
—Solo llevándolo.
Eso le sacó una risa ante un recuerdo privado compartido con Yoongi.46
—Créeme que Yoongi lo intenta todos los días... algunas veces dos por día.491
—Oh, sí, eso —lo escuchó soltar un largo suspiro—. No tendré otro por
varios meses, he estado en contacto con tu papá y me explicó las cosas un
poco mejor. Es abrumador esto de ser un M-Preg recién titulado.
Jungkook se rascó el mentón con aire distraído, pensando que en ese último
mes apenas si se envió mensajes con su papá.
¿Por qué nunca buscó su fotografía? Debería existir una, sí, sí, debería existir
algo en el sistema. Antes de meditarlo más veces, escribió su nombre en la
computadora.25
Minutos más tarde, regresaba a casa con la ilusión de mirar una vez más esa
carita sonriente a la cual tanto se acostumbró en el transcurso de dos meses.
Admitía que no sentía una pizca de vergüenza ante lo mucho que disfrutaba
de ver a Taehyung corriendo hacia él para abrazarlo fuerte, enterrando el
rostro en su cuello para olfatearlo como si se creyese Yeontan. Pero eso no
era lo único que le gustaba, le encantaba también que fueran de la misma
estatura, que pudiese mirarlo directo a los ojos cuando hablaban, y que no
fuera frágil, que su delgadez se hubiera marchado para dar paso a una
pancita que quedaba al descubierto si alzaba los brazos y su camisa se
escapaba del agarre del pantalón.277
Por eso, al llegar a la casa y sacarse los zapatos escuchando las uñas de Roko
acercándose por el pasillo, esperó a que Taehyung fuera también por él.
Extrañado al no oír sus pasos por la casa y solo siendo recibido por Roko,
agudizó el oído.
El patio trasero.
Fue hacia allá encontrándose con Jin y Taehyung sentados en la hamaca que
Jungkook estuvo colgando durante cinco horas el fin de semana pasado; él,
digámoslo de manera sencilla, no era un experto con las herramientas.
Además que tampoco ayudó a su concentración tener a Taehyung tomando
el sol con las piernas desnudas en una manta en el descuidado jardín.97
Su boca se frunció y las palabras salieron de sus labios con mucha más
facilidad que en el pasado, todavía un poco oxidadas y torpes, con muchas
pausas entremedio, pero ya no temerosas de ser pronunciadas.4
—Jungkook —protestó Tae, esta vez su nombre sonando rasposo en esa voz
baja por el enojo.104
¿Se podía morir de eso? No estaba seguro, pero se sentía como una lenta y
caliente agonía.3
—Ese día solo te contamos que era un M-Preg igual que tú y que su nombre
era Kim Minho. Pero no te dijimos... no te dijimos que nunca pudiste
conocerlo porque él... él murió cuando tú eras todavía chiquito. Debías tener
unos cuatro años cuando ocurrió.52
—¿Cómo?27
Y fue en ese momento que el pequeño mundo de Kim Taehyung, ese que por
fin comenzaba a entender y aceptar, se derrumbó. Porque ahí, en una hoja
impresa y arrugada entre sus manos, estaba el cuarto hombre que conoció
en su vida.1K
Y era su papá.
53
Lo recordó inclinado sobre él en el medio del pasillo, un dedo sobre su boca
sonriente, su cabello oscuro y ondulado coronando un rostro que, por esos
años, no se asemejaría en nada a la infantil expresión de Kim Taehyung. Una
barra de chocolate oscilante en su mano y una solicitud de silencio en los
labios.6
Esa misma cabeza oscura, que por primera vez en su vida veía, inclinada
hacia su abuela prestándole atención a algo que Kim Taehyung era incapaz
de escuchar, sus oídos ya apagados por ese tiempo. Entonces, esa mirada
opaca encontrándose con la de él por sobre la coronilla de su abuela, una
copa acariciando esa boca entreabierta.27
"Nadie lo sabrá".458
No pudo.13
Simplemente no pudo.
54
—Sí, hace como dos horas. Yo estaba mirando por la ventana y vi a Tocino
casi ser atropellado, así que fui por ellos. El grande no quiso entrar. —Hizo
un gesto hacia su casa—. ¿Voy por ellos?
Jungkook volvió a girar la mirada hacia la entrada oscura de su casa,
llevándose la mano de inmediato al arma de servicio que colgaba del cinto.35
—¿Puedo pedirte un favor? ¿Te puedes quedar con ellos unos minutos más?
—Sí, señor.48
—Puedes regresar dentro, iré pronto por ellos, ¿está bien? Pero no salgas
hasta que tu mamá regrese.
—No —interrumpió Jungkook—. Llama a Jin y pregúntale si está con él, tal
vez se lo llevó hoy.
—Puede que hayan ingresado a robar o... no lo sé, tal vez solo se les quedó
abierta a Taehyung o a Jin. —Tomó aire intentando buscar calma donde no
existía tal sentimiento—. Ahora ingresaré, tendré cuidado.45
—No, no, no, no me cuelgues —pidió Jimin—. Yoongi, llama a Jin por favor y
pregúntale si Taehyung está con él. —Y a Jungkook—. Me quedaré en línea,
la dejaré en silencio... solo por las dudas.
Un paso, dos.
Sangre.551
La olió en un papel que tomó del suelo, ese característico y enfermizo olor
un poco oxidado. Lo apuntó con la linterna, observando el color rojo en la
hoja blanca. La dejó en la mesa y avanzó por el pasillo, sus ojos recorriendo
los lugares oscuros que su linterna no alcanzaba a iluminar. Le dio la espalda
a la sala de estar llegando al pasillo con ambas puertas cerradas.23
La tina vacía.
Dio un suspiro que ni siquiera supo que estuvo conteniendo, las piernas
débiles, sus ojos registrando posibles rastros de sangre por la baldosa, por el
suelo, por el pasillo, pero nada. Nada en el baño. El corte no debía ser grave,
no había tanta sangre en la cocina. 1
¿Pero qué?
No recibió respuesta.
Una cama desordenada con ropa lanzada en todas direcciones como si una
bomba se hubiera estrellado en el centro. El dueño no se encontraba. Su
mirada se dirigió hacia el espacio bajo la cama. ¿Y si...?122
Se subió al colchón, sus botas sucias manchando las sábanas de su
compañero. Dejando el celular a un lado y boca abajo para evitar la luz, se
inclinó por el borde.
Nada, debajo de la cama no había nada, al igual que dentro del closet.
Se llevó otra vez el celular al hombro para sostenerlo contra su oreja, yendo
despacio hacia el cuarto de Hoseok. Tampoco nada, solo una cama
perfectamente ordenada pero sin nadie a la vista, tampoco bajo la cama ni en
el ropero.15
Por favor, pidió mientras giraba el pomo, que Taehyung se encontrase vivo,
que solo estuviese durmiendo en el centro de esa cama que compartían.
Por favor...11
Abrió la puerta.15
Abrió el ropero de la habitación solo por las dudas, revisó también bajo la
cama.
Y no se equivocaba.
Y esperó.
—Pers...
Era Roko.399
—Ángeles que se apiadan de mí, por todo el amor que le tengo a Yoongi, casi
me da un....246
—No... está —se escuchó balbuceando ahogado, preocupado, un tanto
descuadrado y desconectado de la situación, como si fuera otro Jungkook
quien la estuviese viviendo—. Taehyung no está en la casa.
—Con Jin estamos yendo para allá —dijo más calmado, su voz sonando tensa
y triste—. Taehyung tampoco está con él. Lo dejó hace unas dos horas en tu
casa.279
La sangre en la cocina.
Una simple caminata no explicaba nada de eso, por mucho que se hubiese
perdido intentando regresar... pero si era así, si él realmente se fue por sus
medios, ¿dónde se encontraba perdido? ¿Dónde se había ido y por qué?
Taehyung era un M-Preg que estuvo encerrado diecinueve años en una casa,
que no conocía el mundo, que no tenía a nadie, que nadie sabía dónde
estaba, que salió sin su celular y que básicamente no lo conocían más allá de
eso, impidiéndole hacer un historial sicológico que pudiera darles indicios
de dónde podría haberse metido. ¿Dónde iba una persona que no conocía al
mundo exterior?43
¿Y si...?73
Jungkook se quería matar, golpearse contra la pared por haberlo dejado solo
durante dos horas, por haberse demorado, por no haberlo protegido
mejor...83
¿Pero acaso no era ese pensamiento enfermizo el que buscaron evitar con
Jin? Porque fue esa clase de preocupación y sobreprotección la que llevó a
Taehyung a una vida privada de libertad.2
Sin embargo, mientras observaba el vaso con sangre y seguía el rastro hacia
la cocina, Jungkook deseó haberlo restringido tal vez un poquito más hasta
que lo hubieran preparado mejor.13
—Ingreso yo.
Ambos dirigieron la mirada hacia la casa, la cual se encontraba casi igual que
hace dos meses, las únicas diferencias eran un cordón policial amarillo en la
escalera de entrada para restringir el ingreso y un candado instalado en la
puerta para asegurarla. Parecía una eternidad desde que se encontró ahí, y a
la misma vez un tiempo tan efímero y cruel en su rapidez.18
—Pero por esa misma razón que mencionas es que deberíamos esperar al
equipo.7
—A ver, recién tú mismo dijiste que era un ridículo por pensar que alguien
estaría armado.2
—Cuarenta.164
Jin apretó los dientes pidiéndole paciencia al cielo, dejando entrever que se
negaría o que detestaba la idea.
Entonces, sacó su arma de servicio y le quitó el seguro. Esa noche tal vez la
necesitaría.52
Una vez dentro, se puso en cunclillas unos segundos, alzando la pistola con la
linterna sujeta sobre el cañón utilizando ambas manos para afirmarla.
Existía un silencio sepulcral en la casa, pesado, denso, ese silencio tras la
muerte que anunciaba un habitante que no existía realmente.54
Al salir otra vez al pasillo, su mirada subió hacia la trampilla que separaba el
segundo piso del entretecho. Dejando su pistola en el cinto por unos
segundos, agarró el fierro de metal que terminaba en gancho y tiró de la
entrada, las escaleras cediendo de inmediato.2
Pero si no estaba en esa casa, que era el único sitio que conoció en su vida
entera, ¿dónde se había metido?19
No quedaba nada.
Pero Jin estaba igual de impaciente y alterado que él, moviendo la cabeza
con incredulidad, intentando, realmente esforzándose por pensar en otro
momento, en otro sitio donde Taehyung podría haber huido.6
—¿Por qué está ocurriendo esto? Se supone que estaba bien, estaba bien, Jin,
¿por qué huyó?
Entonces, mientras Jin recibía una llamada de Jimin indicándole que había
recorrido seis cuadras a la redonda de la casa de Jungkook sin encontrar
nada, Jungkook solo pudo pensar en una persona que podría saber algo más
que ellos.40
Con las manos temblando y la impaciencia cosquilleando en su lengua
afilada, lo llamó.
Jungkook cerró los ojos con fuerza e inclinó la cabeza, apoyando la frente en
el borde del manubrio mientras sentía la mano de Jin acariciándole la
espalda.2
Jungkook cerró los ojos incluso más, aguantando las lágrimas que apretaban
contra sus párpados para ser liberadas. De pronto se sentió un niño
pequeño, ese mismo que se acurrucaba en el regazo de su padre cuando
estuvo tan enfermo y él le acariciaba y besaba la cabeza hasta que se
durmiera.93
—Yo...
—Me dijiste que Minho no era hijo de Lara, pero mentiste, mentiste porque
los exámenes dicen que Taehyung comparte ADN con Lara. ¿Cómo podrían
compartirlo de no ser parientes?28
—Y me sigues mintiendo.
—No te estoy mintiendo, te estoy diciendo la verdad. Es imposible,
genéticamente es casi imposible que Lara pudiera tener un hijo M-Preg
cuando ni ella ni su marido tienen historial familiar de esa mutuación
genética.11
—El exámen...
—Sé lo que me dijiste del exámen —lo cortó su padre—. ¿Sabes la cantidad
de veces que yo solicité la modificación de uno para cubrir a un M-Preg? No
sé qué pasó ni por qué lo cambiaron, pero lo hicieron y lo voy a averiguar,
Jungkook, lo haré, te lo prometo y te contaré todo.320
—Ocupa un poco ese maravilloso cerebro que tienes, hijo. ¿Qué sacaría yo
mintiendo con eso? ¿Qué gano?235
Jungkook no fue capaz de responder porque esa era una pregunta que se
venía haciendo desde que habló con Jin, pregunta a la que era incapaz de
darle una respuesta lógica. Porque no la existía, ¿qué sacaba su padre
mintiendo con eso? ¿Qué?61
—Si quieres podemos hacerle una prueba de ADN a Tae, podría... no sé,
mover algunos contactos para que hicieran otra prueba... aunque está la
posibilidad de que se hayan desecho de las muestras obtenidas en la
autopsia de Lara... en verdad, no lo sé, tendría que averiguarlo, solo confía en
mí, ¿puedes?78
—¿Pa'?
—¿Sí, hijo?
—El gobierno aprendió hace mucho tiempo que les conviene tener a un M-
Preg libre que a uno estéril encerrado en un laboratorio.1
—¿Entonces...?
—¿Ellos...?
Jungkook asintió chiquito antes de recordar que estaba hablando con él por
teléfono.3
—Gracias —jadeó.
—Sí —contestó él—. Lara debe encontrarse ahí, ¿no todos terminan en ese
lugar ya sea en un cajón o en una urna tras la cremación?
—Lo iré a buscar ahí —logró musitar Jungkook antes de cortar, dejando caer
el celular en su regazo con los dedos entumecidos.2
Debió haberlo previsto porque todo eso no fue más que una crónica
anunciada de un posible quiebre emocional. Pero con Jin habían estado tan
seguros que se encontraba bien ante la mejoría del día y su buen ánimo... que
no lo pensaron y fue ahí el error de ambos, error que tenía esta clase de
repercusión.26
Sacó el celular de Taehyung del bolsillo, el morado brillando bajo la luz del
coche como un mal recordatorio de que su dueño no se encontraba con él.
Abrió el historial de búsquedas en Naver.
Se puso en marcha sin pensárselo más, era la única pista que de momento le
podría indicar el posible paradero de Taehyung.
Pequeño.
Muy pequeño.
Pero si era así, ¿cómo esa noche era incapaz de encontrar a Taehyung?190
Con las manos cruzadas sobre el pecho, Jeon Jungkook tuvo que contenerse
para no hacer una locura. Él no era ni por lejos una persona agresiva, pero
existían instantes donde seriamente debía contenerse para no hacer una
idiotez con consecuencias terribles. Esa noche era una de esas veces donde
lo llenaba ese sentimiento irracional y potente, que le nublaba la mente con
el único propósito de querer patear esa tumba y escupirle al nombre de Kim
Sun Hee Lara por haberle hecho tanto mal a Taehyung. Se contuvo solo
porque Jin le estaba hablando, afirmándolo por el brazo para contenerlo,
notando que un pensamiento malo pasaba por su cabeza.30
Apenas pudo asentir, su vista ardiente clavada en ese nombre, sus labios
fruncidos en una furia que parecía no tener fin.
—Si Taehyung se fue por sus medios, lo encontraremos las próximas horas,
bastará que mostremos su fotografía en la televisión con una recompensa a
su nombre.12
—Lo sé. —Jin dio un largo suspiro—. Personas dañadas como Taehyung
siempre regresan a los lugares donde fueron dañados. Por eso tengo un
escuadrón escondido vigilando la casa por si aparece. Y lo hará, Jungkook,
aparecerá.120
¿Por qué la vida era tan cruel con las personas que menos merecían conocer
la maldad del mundo?139
—Diga.
—¿Dónde?
—¡No! —gruñó Jin—. Nadie se acerca, ¿me oyeron? Soy el sicólogo a cargo
del caso y él es un paciente inestable. Yo ordeno y ustedes obedecen, ¿está
claro?361
Jungkook rodeó el capó del coche y abrió la puerta del piloto, Jin subiéndose
antes de que lo dejase abandonado en medio de un oscuro y vacío
cementerio.71
—Tal vez vio una carta dirigida a su abuela... no sé, Jungkook, no lo sé. Por
ahora solo enfoquémonos en ir por él.33
—Se encuentra solo —recordó Jin—. Por favor, entiéndelo, solo ingresaré
yo.91
Jin la estaba recibiendo cuando una voz aguda y femenina los interrumpió.
—Creo que es a ustedes quien se les perdió algo —informó Solar con voz
molesta.48
—¿Una persona que se marchó por sus medios se nos puede perder como si
fuera un objeto? No, princesa, Kim Taehyung no es un objeto que se nos
perdió.384
Notó que la mujer apretaba los puños a los costados, mientras Jin seguía la
conversación con aire preocupado, solo recién decidió intervenir.
¿Existía algo que esa mujer no supiera? Tal vez hasta conocía la talla de
condones de Jungkook para descontinuarlos en las farmacias.507
—En serio me fascinaría seguir con esta conversación —ironizó Jin—, pero
debo ingresar a...
Y este movimiento, donde puso en jaque a Jin y Jungkook, era uno de esos.
—Pensemos en Taehyung —susurró Jungkook—. Hoy solo pensemos en
Taehyung.
Con las manos apretadas en puños, Jin fulminó a la mujer con la mirada. Dio
una inspiración profunda para contenerse y destrabó la mandíbula, una vena
latiéndole en la sien.14
Sin una palabra más, Jungkook recuperó la linterna y se dirigió hacia la casa,
percatándose que la cinta amarilla ahora se encontraba cortada. Al acercarse
a la ventana, notó un poco de sangre en el vidrio. Taehyung debió cortarse al
colarse por los bordes irregulares. Solo pidió que no necesitara puntos.
—¿Taehyung? —lo llamó con la ciega creencia que podría oírlo cuando el
audífono solo le permitía captar voces a los pocos metros.
Se coló por el agujero, teniendo cuidado con su pierna donde su ropa se
rasgó. Una vez dentro, se dirigió hacia la escalera escuchando con claridad
que el ruido provenía desde el segundo piso. Subió los peldaños de dos en
dos, guardando la linterna en el bolsillo y yendo hacia el cuarto infantil.
—¿Taehyung?66
Ahí estaba.51
Con el corazón acelerado, dio un vistazo al resto del ático para comprobar si
se encontraba solo. Lo estaba.
—No.259
Las lágrimas habían regresado y bajaban por sus mejillas, esas mismas que
ahora se encontraban rellenas y en el punto perfecto para ser apretadas y
besadas.17
Cuando estuvo con las manos y rodillas contra el piso, volvió a alzar la
mirada. Formó una sonrisa pequeña, pidiendo que por favor esta no
temblase como lo hacía el resto de su cuerpo. En el transcurso de esos
segundos, su mente se llenó de posibles conversaciones. Decidió evitar las
que pudiesen llevar a Tae a un conflicto emocional, eligiendo la más neutra
de ellas.
—Mío.260
—¿Tuyo?
—Mío —repitió.70
Taehyung se llevó otra vez la mano al pecho, ladeando la cabeza un tanto por
la confusión. Solo recién, con un haz de luz cruzando por la ventana e
iluminando sus mejillas, notó que las tenía manchadas por barro, como si se
hubiera fregado el rostro con las manos sucias en tierra.1
Casi de manera violenta, negó con la cabeza, los ojos cerrados, las pestañas
una vez más brillando en esas lágrimas que no lograba contener dentro de sí.
—No —dijo, sus labios rojos e irritados, temblando, siendo machacado luego
por los dientes frontales—. Tuyo, no mío.172
—¿Pero acaso no duermes conmigo todos los días?
—Sí.
—Sí.
—No digas eso, por favor... soy yo el que no merece a alguien como tú.50
Con las mejillas aplastadas por las palmas de Jungkook, su boca continuó con
ese puchero pronunciado.
—Yo...
—Soy malo.160
—¿Por qué dices que eres malo? Podría ayudarte a entender si me cuentas.
—Acariciandole el labio con el pulgar, le sonrió chiquito—. Habla conmigo,
pequeño.58
Pero Taehyung negó con poca resistencia, sus ojos de nuevo inundados en
lágrimas que parecían no querer detenerse jamás. Apenas Jungkook notó
que una bajaba por su mejilla, se acercó para besarle sus párpados cerrados
y luego en la punta de la nariz roja y acalorada por llorar.118
—Eres precioso para mí. Y para Jimin, tu amigo Jimin. Y para Jin. Y para Nam.
Y para Hoseok. Y para Yeontan. Eres precioso e importante para todos
nosotros.126
—¿Soy... importante?101
—Pero...
Le acarició las mejillas, apartando un poco más el cabello del rostro para
contemplar su expresión mejor.
—Sí, a ti.
—¿Por qué?
—¿A mí?
—¿Por qué viniste aquí, Tae? ¿Olvidaste algo? Podrías habernos dicho y te
habríamos acompañado.
—No —musitó, su "no" sonando más bien como "nu"—. Tae se fue porque
Jungkook... Jungkook es bueno y me va a dejar... él es bueno y yo malo y... y él
se irá si sabe.209
Soltó una de sus mejillas para afirmarle ambas con una mano, frunciendo sus
labios como un pollito. Le sacudió un poco la cabeza.18
—Creí que habíamos dejado claro eso, no eres malo y no te voy a dejar.
—Pero...
—Hablemos —lo interrumpió Jungkook—. ¿Por qué dices que eres malo?
¿Por qué dices que me iré?
No por última vez en esa noche, sus ojos volvieron a inundarse de lágrimas.
Entonces bajito y acongojado, con tristeza y dificultad, confesó eso que lo
venía torturando desde hace más de dos meses.+
No necesitaba cerrar los ojos para imaginárselo, era una escena que
posiblemente nunca olvidaría: a su abuela en el suelo afirmándose el pecho
mientras la casa se inundaba con ese olor a quemado por una comida nunca
finalizada en la cocinilla, su mirada de pronto encontrándose con la de
Taehyung pareciendo adolorida y triste, como si comprendiese que ese sería
su final mucho antes que el resto. Tirada ahí en medio de esa cocina
sintiendo una agonía que desgarraba su corazón y un remordimiento
indescriptible retorciéndole las entrañas, había buscado una miserable
palabra que susurrar para ser perdonada por un pecado que cometió por
años.16
Lo siento por lo que le hizo y lo que continuaría, como también lo siento por
ese daño que vendría tras su muerte. Pero también ese lo siento porque para
Tae posiblemente nunca existiría un tratamiento que lo curase en su
totalidad. Y por último, ese lo siento por ser la responsable de esa
fragmentación en alguien que se suponía amó con su vida.118
Y entonces ocurrió, su boca se abrió apenas y Tae tuvo que aguantar el llanto
en su pecho para poder escucharlo, porque necesitaba hacerlo, oírlo decir
que era un monstruo y, como tal, debía permanecer en ese ático donde
siempre debieron dejarlo podrirse hasta la muerte.59
—Yo...
—Quería irme.1
—Yo... llevé...1
Pequeño.65
—Pastillas —confesó.46
—¿Sus pastillas de la presión? —Él asintió sin mucho ánimo—. ¿Le llevaste
sus pastillas para que se las tomase? —Él volvió a asentir—. ¿Pensabas que
con eso podrías ayudarla?1
—Querías ayudarla al llevarle las pastillas, ¿no? —No contestó, aún así
Jungkook continuó—. Sí, sé que no funcionó, pero ese no es el tema. Querías
ayudarla con eso y es lo importante. ¿Por qué sigues creyendo que no lo
hiciste?21
—Murió.
Él negó con tan efusividad que se mareó un poco, tomando una inspiración
al finalizar.
—No.
—Si crees que eso no fue una ayuda, ¿entonces qué es lo que pensabas hacer
y no hiciste?
Pero él estaba negando otra vez, porque no, no lo necesitaba porque él solo
apretaba el nombre de Jungkook en su celular y de inmediato lo llamaba. Él
esa noche debió apretar el nombre de la ambulancia en el teléfono de la
cocina y una llegaría a salvar a su abuela, pero no lo hizo, no lo hizo, no lo
hizo, no lo hizo.121
—No lo sabes, es el 119. ¿Puedes repetirlo con esa fabulosa memoria que
tienes?415
—Si algún día te pasa algo o me pasa algo a mí y estamos solos, debes llamar
siempre a ese número. 119, no lo olvides nunca, por favor.205
—Pero sea la primera o la segunda opción, toma tiempo. Mucho tiempo, Tae.
Aunque los servicios de emergencia hubiesen logrado encontrar tu
dirección, lo primero es mandar una patrulla de policía solo para
inspeccionar... sí, una patrulla como la mía. Nosotros verificamos la casa y el
vecindario para averiguar por qué se realizó la llamada y nadie respondió a
las preguntas de la telefonista. —Tomó aliento antes de continuar—. A lo
que voy, Tae, que no solo hubiésemos llegado tarde para ayudar a tu abuela,
sino que además hubiésemos llegado con el equipo incorrecto. No existía
manera que tú pudieses ayudarla. Tú no eres culpable de nada. No podrías
haberla ayudado porque ella te quitó las herramientas para hacerlo, porque
te mantuvo encerrado, te impidió aprender y a comunicarte con alguien que
no fuera ella.209
Silencio, uno que ni siquiera era roto por su respiración superficial.
Sintiendo un cosquilleo confuso en su cerebro, intentó entenderlo, intentó
procesar las palabras, intentó, vaya que lo intentó.
¿No lo era?369
Apenas lograba respirar correctamente cuando sintió otra vez las manos de
Jungkook tocándole los muslos, acariciandole desde la rodilla hasta la cadera
por sobre la tela.120
—No eres malo, Tae, ¿me entiendes? Nunca fuiste malo. Nosotros pudimos
haberte ayudado a comprenderlo antes y no tras dos meses... debiste
hablarlo con Jin, debes confiar en él, es bueno y amable y está para ayudarte
a que entiendas las cosas que eres incapaz de comprender debido a tu vida
de encierro.
Jugueteando con sus manos sobre el regazo, se esforzó por decir aquellas
palabras.
—Pero... yo deseé...23
Tae no tuvo que continuar para que Jungkook supiera lo que quiso
confesar.21
—Una cosa es desear algo malo, otra es realizar algo malo. No eres una mala
persona por desear algo malo alguna vez, lo haces cuando cedes a ese deseo
y lo vuelves una realidad. Quiero que entiendas que tus capacidades eran
limitadas y aún así intentaste ayudarla a pesar de lo que te hizo. ¿Y eso es
algo que haría una persona mala? No, solo una con sentimientos
preciosos.158
Entonces, todavía sin poder entenderlo y aceptarlo, se apuntó el pecho, la
cabeza ladeada en confusión.
Bonita.2
¿Eso quería decir que Tae era bonito de nuevo? Porque él no era malo,
entonces era bonito. Sí, deseó cosas malas, pero Jungkook le dijo, él se lo dijo,
Tae no era una persona mala. Él deseó, sí, lo hizo, pero él intentó ayudar, él
le llevó las pastillas, lo hizo demasiado tarde, pero lo hizo, lo hizo, lo hizo y
eso no lo volvía una persona mala.84
Era bonito.192
Así de bonito.
Tan bonito.72
Se apresuró a negar, porque Tae se sentía triste, siempre se sentía triste ahí,
tal vez un poco menos cuando tuvo a Yeontan, pero siempre así. No supo que
podría sentirse de otra manera hasta que esos bonitos ojos brillantes y
redondos se asomaron por la rendija del entretecho y lo sacaron de ahí.47
—No eras feliz, ¿cierto? —continuó Jungkook—. ¿Pero eres feliz con Hobi,
Nam y conmigo? —Él se apresuró en asentir—. Entonces tu hogar está con
nosotros, no aquí.82
Pero Tae no se estaba moviendo, solo estiró los brazos cerrando y abriendo
las manos hacia él con un puchero en los labios. Notó que una sonrisa
aparecía en la boca de Jungkook.264
Y a pesar de que Taehyung conoció dos significados muy diferentes para esa
palabra, nunca era uno malo con Jungkook, siempre era bueno, siempre
significaban cosas buenas, como acurrucarse con él en el sofá, como ser
cargado en sus brazos, como dormir con él. Le gustaba, a Tae le gustaba que
Jungkook le dijera consentido porque eso siempre significaba algo bueno
para él.
Y entonces Tae se permitió echarle una última mirada a ese lugar en el qué
pasó tantas horas encerradas, contemplando por última vez ese espejo con
el que habló durante tantas horas.
La última.334
Lo cierto es que podía olerse esa tierra que apartó de la lápida intentando
leer los nombres. No, él no quería irse a dormir sucio con Jungkook, porque
quería que lo abrazase y besase hasta dormir.71
¿Ruido? ¿Por qué harían ruido si las duchas nunca eran ruidosos? 307
No entendía, Tae muchas veces no entendía cuando la gente hablaba. Pero
no lo importaba, por lo menos ahora podía escucharlos hablar de esas cosas
que no entendía.27
Al llegar al baño, Tae dejó caer los pies al suelo y se detuvo frente a
Jungkook, ahora alzando los brazos para que pudiese quitarle la camiseta.7
Jungkook suspiró.
—¿Te puedo tener más consentido? —Pero seguía sonriendo cada vez que lo
decía.318
Ahora era Tae el que daba un largo suspiro. Derrotado, jugueteó con el cierre
para bajarse los pantalones.
—¡Pero avísame cuando hagas eso! —se quejó Jungkook, girándose nada
más ver que las manos de Tae se metían entre su piel y la ropa interior para
bajar todo de una vez.124
Y así de desnudo.261
Sus narices se rozaron, ambos con una estatura exacta que alineaba todos
los puntos correctos en sus cuerpos.8
Y entonces Tae se inclinó hacia él, cruzando los brazos por su cintura y
acercándose, de pronto la mano de Jungkook yendo a la barbilla de Tae e
inclinando su cabeza.45
—Te voy a besar —esa fue la única advertencia que recibió Tae antes de que
sus bocas se encontrasen a medio camino.487
Y Tae por fin pudo poner en práctica lo que Jimin le venía enseñando en
secreto por videollamada hace semanas.
58
Jeon Jungkook estuvo angustiado, angustiado a un punto que no lo notó
hasta que sintió la piel cálida y suave de Taehyung bajo sus manos,
ignorando ese mal sentimiento hasta que pudo sentirlo contra él, apretado y
vivo, reconfortable y familiar, receptivo y bonito ante su toque. Y solo en ese
momento fue capaz de respirar con normalidad y tranquilidad, sintiéndose
en paz mientras cerraba los ojos un único instante antes de volver a abrirlos
para afirmar su barbilla y girar su rostro hacia él, contemplando sus mejillas
de pan manchadas en restos de lágrimas y tierra seca, sus párpados
enrojecidos e hinchados, los labios inflamados e irritados y su pequeña y
bonita nariz roja en la punta.84
Solo sentía cosas bonitas con él, tan hermosas como sentirlo respirar contra
su rostro mientras ambos cuerpos se apegaban, ambos igual de necesitados
por más toques, por más roces, por más del otro, uno de ellos controlándolo
mejor que el otro, pero ambos igual de erráticos.152
Sus bocas se encontraron a medio camino y Jungkook cayó por ese agujero
sin fin, cada roce sepultándolo un poco más en él. Su pecho era plano y se
apoyaba contra el suyo, y Jungkook debió encontrarlo extraño o tal vez un
poco desagradable, porque distaba en su totalidad con la curvatura suave de
una mujer. Y eso precisamente era lo que lo volvía loco, pero no loco en esas
malas razones, solo en las buenas, con su cabeza girando y queriendo,
buscando más y solo un poco más de ese contacto, de ese pecho plano contra
el suyo mientras esos brazos largos se enredaban tras su cuello y tiraban de
Jungkook de la misma forma que Jungkook lo hacía con él.259
Él solo esperaba no tocar el suelo nunca más, continuar por siempre en esa
nube arrastrada por ese cuerpo contra él.72
Jungkook jamás creyó que un cuerpo pudiese encajar con tanta perfección
con el suyo. Ambos de estaturas similares, sus pechos se rozaban a la misma
altura, sus bocas directas y sin diferencias al igual que sus miradas, sus
narices rozando apenas cuando Jungkook movía la cabeza de Tae para
inclinarlo más, para que el contacto fuera más profundo, más caliente, más,
solo más y más.162
Pero las piernas de Tae eran ligeramente más largas que las suyas y
Jungkook podía sentir esa entrepierna rozando sobre la suya, una vez
primero y luego una segunda, dejándolo sin aire jadeando contra esa boca
hambrienta, mientras intentaba recuperar el aliento y la estabilidad en sus
rodillas, de pronto débil, de pronto emocionado, de pronto eufórico porque
Tae le respondía, le acariciaba el cabello de la nuca con los dedos
mandándole escalofríos por la columna vertebral.75
No era ni por lejos el beso con la mejor técnica porque era torpe e
impaciente, pero era el mejor que Jungkook recibiría en su vida, porque era
producto de una boca tan ansiosa como la suya aunque mucho menos
experta; su inexperiencia opacándola con calor, con ansias y euforia y la
cabeza de Jungkook solo giraba sin control.80
Cuando dio por terminado el beso, la succión que hizo Tae contra su boca
buscando que no se alejase, le resonó en los oídos. Y de pronto estaba
sonriendo contra los otros labios con los ojos cerrados y sus narices
rozándose. Bajó su otra mano y la unió a su compañera en esa cadera que
apretaba tanto que posiblemente dejó marcas. Acarició su espalda de arriba
a abajo, intentando controlar los latidos de su corazón que continuaban con
ese errático y doloroso bombeo.122
Volvió a besarlo, esta vez corto y preciso, y apretó un poco más sus dedos en
la cadera para captar su atención. Con pereza y reclamos chiquitos
escapando de esa boca traviesa, sus párpados se movieron apenas una
rendija, sus pupilas nubladas y dilatadas convirtiendo en negro esos iris ya
de por sí oscuros. Apretó una vez más la piel, sacándole una risa baja
mientras Tae se corría hacia un lado para escapar.98
—Oye, tú —comenzó diciendo tras encontrar su voz que, por suerte, no se la
robó la lengua de Taehyung—. ¿Cómo es que sabías responder un beso?289
Y una bonita y coqueta sonrisa curvó sus labios, y Jungkook ni siquiera sabía
que alguien como él podría verse así de travieso y feliz. Se encogió de
hombros, la mirada de Jungkook siendo distraída unos segundos por tanta
piel desnuda.31
—Jimin —confesó.176
—¿Y entonces?
Ahora esas mejillas de pan estaban sonrojadas y Tae le dio un golpe suave en
el pecho, un puchero apareciendo en su boca. Jungkook lo besó otra vez
porque ¿podía hacer algo más que eso? En serio quería devorárselo a besos
siempre, en cualquier momento, ante cualquier cosa que hiciese, porque
todo era tan maravilloso en él.62
—Ese Jimin... —suspiró Jungkook. Claro que ese enano era el culpable de
todo. ¿Pero culpable? Tal vez le enviaría un ramo de flores como
agradecimiento.386
—Espalda —dijo.1
Lo siguiente que sintió, fue una esponja en las manos y, al bajar la mirada, se
encontró con la espalda de Tae que terminaba en un trasero más pequeño
que el de una mujer, pero no por eso menos atractivo. Tragó saliva, porque
Tae lo estaba observando por el hombro con los ojos expectantes y
expresión impaciente y un tanto insegura.687
Estuvo tanto tiempo ensimismado en eso, que apenas sí notó que Tae había
cortado el agua y que salía de la ducha, todavía maravillosamente desnudo.
Jungkook desvió la vista hacia el suelo, colocándose de pie al notar que ya
había cogido una toalla y que esta llegaba hasta los tobillos al ser enrollada a
la cintura.80
Pero Tae lo detuvo con las manos en el pecho, negando un poco con su
cabello mojado que formaba pequeñas gotas que caían de esos mechones y
se esparcían por su clavícula.27
Jungkook se dio un ligero vistazo, notando que llevaba todo el día con esa
ropa y que estaba sudoroso y sucio por su carrera desesperada por
encontrarlo.13
Antes de que Jungkook pudiese siquiera moverse, las manos de Tae estaban
sobre él, primero tirando su chaqueta al suelo, luego su corbata. Sus dedos
en cada botón, sacándolos del ojal con paciencia y seriedad, entonces su
camisa también se encontraba en el suelo, ahora esos mismos dedos
acariciando con suavidad el pecho de Jungkook con una expresión
maravillada.229
Y sus dedos recorrieron sus costillas y los hombros, bajando por los brazos y
deteniéndose en las marcas de dientes que tenía en el antebrazo.1
Y solo cuando su espalda desnuda estuvo otra vez frente a sus ojos,
Jungkook dio otra vez el agua y se terminó de desnudar, los pantalones y
calzoncillos formando parte de ese desorden de ropa que existía en ese
cuarto pesado y caliente por el vapor.
—Tae...
Buscó esa voz suya que se perdió en algún punto de esa ducha y-
—Mira, solo toco porque sé que no estoy interrumpiendo nada —Ese era
Namjoon—, pero me comí tres ramen y con los nervios de la desaparición de
Tae... en serio necesito ocupar el baño, pero así como, en serio lo necesito
ahora. Ahora como en un... ya, así como en los próximos cinco segundos.509
—¡Ya salimos!
Tras terminar de lavarse y al abrir una vez más los ojos, Tae se encontraba
en la misma posición que antes con el agua escurriéndole por las mejillas y
cabello. Su expresión era tan miserable, que no pudo evitar soltar una
carcajada y pellizcarlo.
Agarrando sus ropas tiradas por el suelo junto con los zapatos, salieron del
cuarto de baño cubiertos por una nube de vapor. Las cejas de Nam, que los
esperaba sentado en la escalera, se alzaron hasta el cielo al ver a Jungkook
mojado.85
Subieron al cuarto donde Yeontan, más conocido como Tocino, los esperaba
en el centro de la cama. Sacando ropa interior y una camiseta, Jungkook
habló.
—¿Tae? —De inmediato tuvo la atención del chico, quien por suerte ya
llevaba puesta su ropa interior—. Tannie no puede seguir durmiendo entre
nosotros.298
Abrió un poquito la boca con la indignación marcándose en sus facciones.
—No te puedo dar besitos si Yeontan nos está mirando. ¿Quieres que él nos
vea haciendo eso?306
—Tocino...
—Pero...
—Uno —debatió.79
—¿Un beso?
—Bobo no entiende.188
Recostándose mejor contra las almohadas, Jungkook hizo un gesto con las
manos para que continuase.
—Última.
Y después apartó las mantas al lado de Jungkook como si creyese que estaba
escarbando en la tierra y se metió bajo ellas apegándose a su costado y
atrayendo a Yeontan a su pecho. Y entonces, mientras se acomodaba en la
misma almohada de Jungkook, alzó la mirada hacia él.
—¿Jungkook?
—¿Sí?
Sus dedos jugaban nerviosos sobre el cuerpo peludo de Tannie, que ya se
había dormido hecho un ovillo sobre el pecho de su dueño. Notó que la
lengua de Taehyung aparecía para lamerse los labios, en un gesto que
acostumbraba a hacer cada vez que se sentía así, nervioso y un tanto
preocupado.18
—¿Sí?
—Sus besos.32
—¿Tae...? —logró musitar, luego los labios de Tae estaban sobre los suyos,
su boca mordiéndole y pidiéndole permiso para que esa lengua curiosa e
invasora saliera a jugar con la suya. Lo hizo, ambas saludándose a medio
camino en una pelea caliente que llevaban distendiendo hacia más de un
mes.361
Podía sentir la nariz del chico rozándole la barbilla, mientras saboreaban el
labio superior del otro hasta que Taehyung capturó el de Jungkook entre los
dientes y tiró de él con una sonrisa malvada.185
—¡Taehyung! —protestó Jungkook, con su boca todavía siendo presa por ese
diablillo.49
Dejándolo libre, Tae apoyó los codos sobre los muslos y posicionó la barbilla
entre sus manos abiertas, con los dedos jugueteando contra sus mejillas
formando una flor con su rostro.5
El afectado intentó poner los ojos en blanco, en serio que quiso enojarse
aunque fuera medio segundo con él. No le fue posible, así de sencillo,
Jungkook todavía no adquiría la habilidad de molestarse con alguien como
Kim Taehyung.29
—¿No?
Jungkook alzó las cejas. Si bien Taehyung llevaba hablando con más
regularidad desde hace dos meses, aún se le hacía extraño cuando le seguía
una conversación o quería debatirle algo, ya que siempre buscaba cortar las
discusiones con un encogimiento de hombros para después guardar silencio.
Generalmente solo respondía a preguntas directas y para quejarse bonito
con Jungkook, usando muchos pucheros y movimientos de hombros en
protesta; más que eso, ni siquiera lo intentaba, por eso Jungkook
aprovechaba cualquier deseo, por ínfimo que pareciese, para incentivarlo a
contestar aunque fuera con un simple monosílabo.2
—¿Pero...? —insistió.19
—Nu.169
Desanimado, porque Tae había empezado a jugar con la tierra bajo sus pies
moviéndola con un dedo para dibujar una sonrisa, Jungkook flexionó su
cuerpo para agarrarse del fierro y descolgó las piernas, lanzándose al suelo
con cuidado para no golpear a Tae, que ahora lo observaba con una pequeña
"o" en su boca entreabierta.80
—Duele.44
—Jungkook miente.
—¿Por qué?
Jungkook fue hacia la camiseta tirada sobre la hamaca, que Taehyung dejó
arrugada al sentarse sobre ella, y se la colocó por la cabeza, escuchando de
inmediato una protesta baja. Al girarse hacia él, lo encontró aún de cunclillas
con un puchero marcado en esa boca consentida suya.74
Suya.187
—No... Jungkook le hace eso a Tae y... y a Tae le duele y no se puede sentar,
¿ok?1.2K
—¿Acaso tengo que hacer que Yoongi te enseñe a usar esos dedos que
pareces ocupar solo para sacarte los mocos?525
—Pero si...
—¿Quieres que convenza a Tae para que sea el activo y así te enteres de lo
que se siente que un animal como tú no sepa ocupar los dedos?383
—No, no, Tae, olvida eso —pidió Jungkook acercándosele para llevárselo de
ahí.80
—Aléjate, animal. 51
Pero claro que Jimin no lo quería escuchar, ahora girándose otra vez hacia
Tae y hablándole con seriedad mientras lo afirmaba por los hombros.
—Prohíbido tocarlo hasta que aprendas que tus dedos no son un taladro.328
Exasperado, y porque Tae continuaba observando el saco de boxeo con la
cabeza ladeada y el entrecejo fruncido, pareciendo preguntarse cómo la
oración de Jimin involucraba a un posible meter con golpear un saco de
boxeo, Jungkook dio un largo suspiro y se cruzó de brazos.
—No, idiota, Tae solo se está quejando por las clases de defensa personal
que le doy —explicó.
—Sí, ah.55
Como muy rara vez ocurría en personas con turnos rotativos como los de
ellos, habían logrado encajar sus horarios disfuncionales para así tener esa
tarde libre con la idea de compartir unas horas, algo que no ocurría desde
hacia más de dos meses. Al ingresar a casa, se encontraron al resto ya
ubicados en los sillones. En la entrada de la casa yacía una caja de transporte
con las dos gatitas de Jungkook, Betsy y Pequeña, que maullaban fuerte.
Jungkook se acercó de inmediato, apenas notando que Tae se paralizaba en
el pasillo con los ojos clavados en los mininos.72
—Mis pequeñas —las saludó Jungkook, metiendo un dedo entre la reja para
acariciarle la cabeza primero a una y después a la otra—. Por fin regresaron
con papá.202
Habían retrasado ese encuentro todo el tiempo posible, tanto Jin como
Jungkook percatándose que Taehyung tenía una especie de trauma con los
gatos. Las últimas dos semanas, viendo que el día del reencuentro ya no
podía ni debía postergarse más, incentivaron que Tae viese videos de gatitos
e intentase acercarse a alguno que encontraban en la calle, todo con el fin de
prepararlo para ese instante. Jungkook incluso había cambiado su alarma
convencional por una de unos gatos ronroneando y maullando, era de lo más
irritable pero con tal de familiarizar a Tae con esos sonidos, él incluso sería
capaz de ponerlos como música para dormir.173
Sin embargo, nada pareció ser suficiente porque las gatas se encontraban en
casa y Taehyung ni pestañeaba observando la jaula. Jin se acercó a Tae,
Jungkook escuchándolo conversar con él en voz baja para darle aliento y
explicarle con calma que no existía mucha diferencia entre lo que vieron en
videos con la realidad.
Dejando a Betsy en el suelo, que era más agresiva que Pequeña, le hizo un
gesto a Taehyung para que se le acercara. Él se negó moviendo la cabeza, sus
manos jugando nerviosas con su camiseta. Jungkook le señaló el sofá a su
lado.2
Tae continuó con los pies atascados, negando una y otra vez en silencio.
—Con Yoongi podríamos llevarnos otra vez a las gatitas —intervino Jimin,
nervioso y preocupado. Su novio y él ocupaban uno de los sofás pequeños,
Jimin sentado a horcadas en el reposabrazos, sus manos entre las piernas
con Yoongi acariciándole la espalda en un gesto inconsciente para
calmarlo.85
—No, no —atajó Jungkook, otra vez apuntándole el sofá a Tae para que se
acercase—. Tae es súper valiente y fuerte, no es alguien que se rinda con
facilidad, ¿cierto, pequeño?37
Pero Tae continuó con las manos en alto sin atreverse a tocarla. Jungkook
estiró su brazo y jugueteó con las orejas a Pequeña para animar a Tae, el
ronroneo aumentando y escuchándose fuerte y potente, completamente
complacida por encontrarse una vez más en su hogar. Y entonces Tae había
apartado la mano de Jungkook al agarrar a Pequeña y acercarla a su oído
malo, apretando su mejilla contra la gatita, cerrando los ojos y apretando y
apretando un poco más y más, sus dedos largos incrustándose en el cuerpo
diminuto, quedándose aislado del mundo y no notando que la gata le mordía
las manos, que había dejado de ronronear y que ahora solo gruñía y lo
atacaba en la búsqueda desesperada de ser liberada de ese agarre mortal.349
—Yo... maté.148
Jungkook y Jin se dieron una mirada significativa. Así que eso era lo que Tae
no quiso contarles cada vez que sus conversaciones se dirigieron hacia ese
punto. Como el chico parecía a punto de llorar una vez más, Yoongi encontró
su voz, que al parecer su novio no se robaba entre besos, y habló.20
—Yo una vez maté un pollito, Tae. Estaba en la granja de mi abuelo y era la
primera vez que tomaba uno.En ese tiempo era un niño y no sabía que debía
medir mi fuerza porque sostenía a un animalito que tenía un cuellito no más
grueso que un hilo. Pero como no sabía, lo apreté mientras le hacía cariño y
no me di cuenta de que lo había asfixiado hasta que su cuerpo se puso rígido
en mis manos. Pero el punto, Tae, es que no fue intencional, yo no quería
dañar a ese pollito, de la misma forma que tú tampoco quisiste dañar a ese
gatito, ¿o me equivoco?699
Jungkook tomó asiento en el reposabrazos del sofá para pasar un brazo por
la espalda de Tae y así acariciarle el cuello, masajeándoselo para eliminar
esa tensión nerviosa que tenía agarrotado a su cuerpo completo, todavía
temblando por esa adrenalina que ya no era bombeada a su sistema.13
—Yo quería... oír —al final admitió, su voz ronca saliendo en apenas un
susurro audible.55
Jungkook volvió a darle una mirada significativa a Jin, porque Tae no parecía
mucho más calmado tras las palabras de Nam.
—Exacto, Tae no sabía. Pero ahora que lo sabes, ¿lo harías? —cuestionó Jin
con seriedad.
—Y bueno, Jin trajo comida y nosotros pastel y soju, mucho soju para que
bebamos y nos embriaguemos. —Y entonces se dirigió a Tae—. ¿Quieres
descubrir qué es emborracharse hasta vomitar, Tae? Tu amigo Jimin te
enseñará. Y si vomitas, no importa, tu novio lo limpiará por ti.651
Jungkook solo pudo suspirar, porque Tae estaba sonriendo bonito otra vez
mientras Jimin lo tiraba hacia la mesa donde tenía un montón de bolsas y le
entregaba una botella a Tae.20
—Yo que tú tengo cuidado —advirtió Yoongi con buen humor—, porque
Park Jimin se pone a bailar a la tercera botella y no creo que sea una clase de
baile que Tae debería aprender todavía.240
Los demás reían jugando UNO, Tae intentando comprender las reglas, sin
embargo, no hacía más que colocar mal las cartas una y otra vez, y después
otra vez tras las explicaciones de sus amigos. Al comprobar su expresión
confundida y sus intentos por bajar cartas erróneas en cada turno, Jungkook
tomó asiento en el sofá tras suyo y lo ayudó a jugar; más bien, Jungkook
jugaba por él, Tae demasiado concentrado y ocupado acariciando las piernas
de Jungkook como para prestarle atención a unas cartas. Con su nariz
olisqueando la rodilla desnuda de Jungkook y la mirada desorbitada en un
punto muerto de esa piel, Nam se rió.198
Jungkook puso los ojos en blanco, sus manos bajando al cuello de Tae para
hacerle masajes.6
Ignorándolo, porque claro que no recordaba ese momento pero sí que vio un
video que le envió Jin de esa noche, tosió un poco y comprobó las cartas de
Tae, las que cayeron al suelo cuando su dueño se puso de pie, de paso
golpeándolo en su afán por levantarse. Parecía una tortuga volteada,
arrastrándose unos centímetros de rodillas y después apoyando los codos en
el reposabrazos del sofá para usarlo como soporte. Jungkook lo ayudó
colocando sus brazos bajo las axilas, de pronto sintiendo una mezcla entre
pena y ternura por él, porque Kim Taehyung se tambaleaba un poco y se reía
nervioso observando el suelo, pareciéndose cuestionarse la vida misma.
Chocó con el sofá largo antes de llegar al pasillo.58
—¿Necesitas ayuda?
—Tae es grande —avisó, luego caminó con paso furioso hacia el baño y se
encerró en él con un portazo no tan gentil.14
—Eso es porque ese conejo odioso lo trata como un niño —se quejó Park
Jimin, que se encontraba recostado a un costado de Yoongi en el sofá de tres
cuerpos—. Y te dijo que era grande... claramente lo desperdiciarás como
pasivo, Jungkook. —Se empezó a reír solo, afirmándose el estómago y
revolcándose a un costado de su novio, mientras todos lo observaban sin
reaccionar—. Ay, soy tan gracioso.539
Todos olvidaron sus cartas del UNO, total las de Jungkook/Tae permanecían
en el piso.
Jimin lo apuntó con un dedo acusador, solo que Jungkook estaba a unos
veinte centímetros de esa posición.
—Sí, ¿y qué?
—No lo voy a dejar estar —replicó Jimin, estirando las piernas y jugando con
ellas en el aire, jurándose en medio de un espectáculo y no recostado en un
sofá, ebrio y balbuceando al hablar—, porque mi primera vez fue horrible,
¿cierto, Yoongi? Se lo conté cuando nos conocimos.
—Él y yo también lo somos pero con sexo. Con Tae yo no busco eso, es como
mi hermano pequeño y compañero del alma.196
—No sabía que uno podía tener dos compañeros del alma —bromeó Nam
solo para molestarlo, porque si existía algo gracioso en la vida, era un Jimin
borracho con los ojos rojos y empequeñecidos diciendo todo lo que le pasase
por la cabeza.26
—Puedo tener todos los compañeros del alma que quiera —balbuceó Jimin,
alzando un brazo en el aire y sentándose recto—. Pero el punto de esta
conversación... espérate, ¿cuál era...? Ah, no, no, ya recordé. El punto es que
no quiero que a Tae le ocurra lo mismo que a mí... yo solo era un inocente
cordero de dieciocho años... como digo, Tae y yo somos tan pero tan
parecidos y almas separadas al nacer, que incluso nos pasó lo mismo a la
misma edad...49
—Tae tiene diecinueve —lo provocó Nam— y que sepamos sigue siendo
virgen... ¿lo sigue siendo, JK?134
Silencio incomodísimo.82
—Que eres un maldito, ¿sabes que apareciste en mi vida solo una semana
después de eso? ¿No podías haber cronometrado mejor nuestro destino, ah?
Tienes suerte que tras eso no hubiese renunciado a los hombres para
siempre o... o... esto —Apuntó a ambos— no estaría ocurriendo, ¿y qué sería
tu vida sin mí, Min Yoongi? ¿Qué?180
—Jimin...1
—¿Quién más que yo te cantaría una nana para hacerte dormir cuando
tienes pesadillas?137
—Pero...8
—¿Quién te llevaría el papel higiénico al baño cuando gritas que se te
acabó?437
—Jimin.
—Solo yo, Min Yoongi —finalizó afirmando a su novio por los hombros y
sacudiéndolo—. Así que no te atrevas a terminar conmigo, Min Yoongi. Y
además, ¿sabes algo?
—¿Qué, Jimin?2
Jimin puso los ojos en blanco acurrucándose mejor contra su novio mientras
Nam los observaba con las cejas alzadas.
—¡Taehyung! —chilló.1
—No solo —arrastró las palabras volviéndose casi ininteligible—. Tae solo,
no.32
—El piso gira —dijo, sus manos acariciando la baldosa como si con eso
pudiese estabilizarlo otra vez.163
Como respuesta, Tae estiró los brazos y los enredó en el cuello de Jungkook,
hasta borracho seguía siendo su bebé consentido. Cuando fue a afirmarlo
por debajo de las rodillas, Tae negó con la cabeza.
—Tae es grande.118
Así que empujando a Jungkook por el pecho para que se recostase contra el
respaldo, se subió a su regazo con las piernas colgando por un costado del
sillón y se acomodó contra él, su cabeza quedando apoyada contra el
hombro de Jungkook y bostezando un poco en cansancio, ignorando los
músculos tensos bajo él.86
—Mira, habla por ti, porque yo pobre precisamente no soy —acotó Jin.321
Pero eso fue lo último que escuchó Tae al cerrar los ojos, mientras subía los
pies para encajarlos en ese diminuto espacio entre las piernas de Jungkook y
el sofá, y sentía una mano metiéndose por debajo de su camiseta, los dedos
acariciando su piel de la espalda de arriba abajo y-56
Se despertó cuando estaba en la cama. Todavía mareado, alzó un poco la
cabeza justo cuando Jungkook lo acomodaba en el colchón y sacaba los
brazos encajados bajo él. Al estirarse para alejarse de la cama, un brazo de
Taehyung salió disparado bajo esas mantas que acaba de acomodar y lo
afirmó por el borde de la camiseta.2
Tae no lo soltó, incluso tirando más hasta que las rodillas de Jungkook
colisionaron contra el colchón para evitar caerse.
—Jungkook, ven —susurró Tae bonito, su voz bajita y grave rozando como
una caricia en sus oídos.
—Bueno.817
—Jungkook más.27
—¿Ah, sí?
Y una vez más Jungkook se volvió a preguntar por qué eso lo volvía loco, por
qué su cabeza continuaba inclinándose en esa posición cada vez que los
labios de Taehyung se encontraban con los suyos y Jungkook redescubría
que sus manos solo tocarían un torso delgado y plano y no curvo y lleno
como el de una mujer. Se preguntó, no por primera vez, si ese efecto
enloquecido, dominante y persuasivo que cosquilleaba y conquistaba su
mente se debía al ser un hombre, o simplemente porque era Kim Taehyung
quien lo besaba.90
Debía ser por Tae, pensó mientras esa boca se abría bajo la suya y Jungkook
era absorbido por esa cavidad caliente y húmeda que atrapaba su lengua y
jugaba con ella encontrándose con otra igual de curiosa.
Lo hizo.280
—¿Puedo? —preguntó.2
Y Jungkook se moría por hacerle de todo, por eso lo besó, sus bocas
encontrándose en medio de esa oscuridad, la brisa que ingresaba por la
ventana abierta apenas acariciandoles las pieles acaloradas mientras las
piernas de Tae continuaban estiradas a los costados de la cadera de
Jungkook, acomodándolo mejor entre ellas con cada segundo que ese beso
se distendía, flexionando las rodillas y moviendose hasta que Jungkook
quedó completamente recostado contra su cuerpo.13
Otro movimiento de Tae, quien alzaba las caderas para repetir eso que lo
hacía curvar su espalda de manera involuntaria y apretar los dedos de los
pies, sus manos yendo a la espalda ancha de Jungkook para apegarlo más a
él, porque podía no tener experiencia pero tenía instintos y ellos le pedían
que moviera la cadera para aumentar la fricción y él lo hacía y repetía.112
Por favor, mientras buscaba la boca de Jungkook queriendo otra vez ese roce
contra él, porque su cabeza también giraba aunque no entendiese ni la mitad
de lo que ocurría ante su inexperiencia y al encontrarse borracho de alcohol
y de deseo.8
Llevando ahora su otro brazo hacia adelante, Taehyung solo pudo ver que se
afirmaba a un fierro del cabezal de la cama mientras la otra mano lo sostenía
por el muslo, apretando su músculo como si quisiera romperlo.253
Y entonces se movió.99
—Más fuerte.555
—Voy a estornudar.860
Luego nada, solo una masa sonriente y derretida contra el colchón que se
acurrucaba contra Jungkook, al que le habían fallado los brazos. Y Tae estaba
siendo aplastado por setenta kilos pero no podía importarle menos.8
Ambos lo eran.
Jungkook y él.
Más bonito que en toda su vida, ese bonito que solo Jungkook lograba en él. 7
Y mientras los ojos se le cerraban, pensó que si todo eso no era más que un
sueño y él todavía se encontraba encerrado en ese ático, pedía no despertar
nunca.713
60
Kim Taehyung se ubicaba a los pies de Jungkook mientras los dedos de este
jugaban con su cabello. Su cabeza estaba inclinada hacia un costado y
pestañeaba con dificultad, no enfocando demasiado bien lo que sucedía a su
alrededor. El décimo vaso que Jimin le había entregado de soju se
encontraba todavía lleno a un costado, olvidado por esa memoria confusa y
borracha.91
Los demás reían jugando UNO, Tae intentando comprender las reglas, sin
embargo, no hacía más que colocar mal las cartas una y otra vez, y después
otra vez tras las explicaciones de sus amigos. Al comprobar su expresión
confundida y sus intentos por bajar cartas erróneas en cada turno, Jungkook
tomó asiento en el sofá tras suyo y lo ayudó a jugar; más bien, Jungkook
jugaba por él, Tae demasiado concentrado y ocupado acariciando las piernas
de Jungkook como para prestarle atención a unas cartas. Con su nariz
olisqueando la rodilla desnuda de Jungkook y la mirada desorbitada en un
punto muerto de esa piel, Nam se rió.198
—Muy cierto —intervino Yoongi, que cuando bebía recordaba que no solo
su novio tenía la capacidad para hablar—, pero llegan más pacientes así por
las drogas que por el alcohol, la inconsciencia de las drogas es más fuerte.27
—Eso es porque no viste a Jungkook cuando cumplió los diecinueve años —
dijo Jin—, su hermana y yo tuvimos que arrastrarlo a casa de tanto que
bebió.121
Jungkook puso los ojos en blanco, sus manos bajando al cuello de Tae para
hacerle masajes.6
Ignorándolo, porque claro que no recordaba ese momento pero sí que vio un
video que le envió Jin de esa noche, tosió un poco y comprobó las cartas de
Tae, las que cayeron al suelo cuando su dueño se puso de pie, de paso
golpeándolo en su afán por levantarse. Parecía una tortuga volteada,
arrastrándose unos centímetros de rodillas y después apoyando los codos en
el reposabrazos del sofá para usarlo como soporte. Jungkook lo ayudó
colocando sus brazos bajo las axilas, de pronto sintiendo una mezcla entre
pena y ternura por él, porque Kim Taehyung se tambaleaba un poco y se reía
nervioso observando el suelo, pareciéndose cuestionarse la vida misma.
Chocó con el sofá largo antes de llegar al pasillo.58
—Baño —contestó.
—¿Necesitas ayuda?
El Tae borracho no se tomó bien su ofrecimiento. Frunció el ceño y se giró.1
—Tae es grande —avisó, luego caminó con paso furioso hacia el baño y se
encerró en él con un portazo no tan gentil.14
—Eso es porque ese conejo odioso lo trata como un niño —se quejó Park
Jimin, que se encontraba recostado a un costado de Yoongi en el sofá de tres
cuerpos—. Y te dijo que era grande... claramente lo desperdiciarás como
pasivo, Jungkook. —Se empezó a reír solo, afirmándose el estómago y
revolcándose a un costado de su novio, mientras todos lo observaban sin
reaccionar—. Ay, soy tan gracioso.539
Todos olvidaron sus cartas del UNO, total las de Jungkook/Tae permanecían
en el piso.
Jimin lo apuntó con un dedo acusador, solo que Jungkook estaba a unos
veinte centímetros de esa posición.
—No lo voy a dejar estar —replicó Jimin, estirando las piernas y jugando con
ellas en el aire, jurándose en medio de un espectáculo y no recostado en un
sofá, ebrio y balbuceando al hablar—, porque mi primera vez fue horrible,
¿cierto, Yoongi? Se lo conté cuando nos conocimos.
—Él y yo también lo somos pero con sexo. Con Tae yo no busco eso, es como
mi hermano pequeño y compañero del alma.196
—No sabía que uno podía tener dos compañeros del alma —bromeó Nam
solo para molestarlo, porque si existía algo gracioso en la vida, era un Jimin
borracho con los ojos rojos y empequeñecidos diciendo todo lo que le pasase
por la cabeza.26
—Puedo tener todos los compañeros del alma que quiera —balbuceó Jimin,
alzando un brazo en el aire y sentándose recto—. Pero el punto de esta
conversación... espérate, ¿cuál era...? Ah, no, no, ya recordé. El punto es que
no quiero que a Tae le ocurra lo mismo que a mí... yo solo era un inocente
cordero de dieciocho años... como digo, Tae y yo somos tan pero tan
parecidos y almas separadas al nacer, que incluso nos pasó lo mismo a la
misma edad...49
—Tae tiene diecinueve —lo provocó Nam— y que sepamos sigue siendo
virgen... ¿lo sigue siendo, JK?134
Silencio incomodísimo.82
—Que eres un maldito, ¿sabes que apareciste en mi vida solo una semana
después de eso? ¿No podías haber cronometrado mejor nuestro destino, ah?
Tienes suerte que tras eso no hubiese renunciado a los hombres para
siempre o... o... esto —Apuntó a ambos— no estaría ocurriendo, ¿y qué sería
tu vida sin mí, Min Yoongi? ¿Qué?180
—Jimin...1
—¿Quién más que yo te cantaría una nana para hacerte dormir cuando
tienes pesadillas?137
—Pero...8
—Solo yo, Min Yoongi —finalizó afirmando a su novio por los hombros y
sacudiéndolo—. Así que no te atrevas a terminar conmigo, Min Yoongi. Y
además, ¿sabes algo?
—¿Qué, Jimin?2
Jimin puso los ojos en blanco acurrucándose mejor contra su novio mientras
Nam los observaba con las cejas alzadas.
—¡Taehyung! —chilló.1
—No solo —arrastró las palabras volviéndose casi ininteligible—. Tae solo,
no.32
—El piso gira —dijo, sus manos acariciando la baldosa como si con eso
pudiese estabilizarlo otra vez.163
Como respuesta, Tae estiró los brazos y los enredó en el cuello de Jungkook,
hasta borracho seguía siendo su bebé consentido. Cuando fue a afirmarlo
por debajo de las rodillas, Tae negó con la cabeza.
—¿Quieres caminar?
—Tae es grande.118
Tras encontrarse de pie y tras estabilizarse contra el lavamanos, Tae tomó la
mano de Jungkook y fue él quien tiró del otro para salir del cuarto de baño.
Al llegar a la sala, los demás se encontraban metidos en una conversación
que Jungkook no lograba ni captar ni entender, tampoco pretendiendo hacer
una de las dos. Volvió a tomar asiento en el borde del sillón para que Tae
tomase asiento en el cojín en el suelo entre sus piernas. Sin embargo, Tae
estaba observando a Jimin sentado en el regazo de Yoongi y de pronto se
estaba preguntando por qué no, por qué él no podía hacer eso, por qué no
cuando Jimin sí, por qué no cuando le gustó tanto acostarse sobre Jungkook
esa vez que lo cargó tras llorar.122
Así que empujando a Jungkook por el pecho para que se recostase contra el
respaldo, se subió a su regazo con las piernas colgando por un costado del
sillón y se acomodó contra él, su cabeza quedando apoyada contra el
hombro de Jungkook y bostezando un poco en cansancio, ignorando los
músculos tensos bajo él.86
—Mira, habla por ti, porque yo pobre precisamente no soy —acotó Jin.321
Pero eso fue lo último que escuchó Tae al cerrar los ojos, mientras subía los
pies para encajarlos en ese diminuto espacio entre las piernas de Jungkook y
el sofá, y sentía una mano metiéndose por debajo de su camiseta, los dedos
acariciando su piel de la espalda de arriba abajo y-56
Tae no lo soltó, incluso tirando más hasta que las rodillas de Jungkook
colisionaron contra el colchón para evitar caerse.
—Jungkook, ven —susurró Tae bonito, su voz bajita y grave rozando como
una caricia en sus oídos.
—Bueno.817
—Jungkook más.27
—¿Ah, sí?
Y una vez más Jungkook se volvió a preguntar por qué eso lo volvía loco, por
qué su cabeza continuaba inclinándose en esa posición cada vez que los
labios de Taehyung se encontraban con los suyos y Jungkook redescubría
que sus manos solo tocarían un torso delgado y plano y no curvo y lleno
como el de una mujer. Se preguntó, no por primera vez, si ese efecto
enloquecido, dominante y persuasivo que cosquilleaba y conquistaba su
mente se debía al ser un hombre, o simplemente porque era Kim Taehyung
quien lo besaba.90
Debía ser por Tae, pensó mientras esa boca se abría bajo la suya y Jungkook
era absorbido por esa cavidad caliente y húmeda que atrapaba su lengua y
jugaba con ella encontrándose con otra igual de curiosa.
Todavía con las rodillas en el colchón y con su cuerpo formando una curva
para no encontrarse con el de Taehyung bajo él, cortó el beso que resonó en
sus oídos. Pero Jungkook tenía sus pensamientos tan atontados por ese
alcohol ingerido por él que saboreaba en su lengua y por el que acababa de
degustar en el propio Tae, que no se lo cuestionó demasiado, solo
alcanzando a comprobar si había o no cerrado la puerta del cuarto.20
Lo hizo.280
—¿Puedo? —preguntó.2
Y Jungkook se moría por hacerle de todo, por eso lo besó, sus bocas
encontrándose en medio de esa oscuridad, la brisa que ingresaba por la
ventana abierta apenas acariciandoles las pieles acaloradas mientras las
piernas de Tae continuaban estiradas a los costados de la cadera de
Jungkook, acomodándolo mejor entre ellas con cada segundo que ese beso
se distendía, flexionando las rodillas y moviendose hasta que Jungkook
quedó completamente recostado contra su cuerpo.13
Otro movimiento de Tae, quien alzaba las caderas para repetir eso que lo
hacía curvar su espalda de manera involuntaria y apretar los dedos de los
pies, sus manos yendo a la espalda ancha de Jungkook para apegarlo más a
él, porque podía no tener experiencia pero tenía instintos y ellos le pedían
que moviera la cadera para aumentar la fricción y él lo hacía y repetía.112
Por favor, mientras buscaba la boca de Jungkook queriendo otra vez ese roce
contra él, porque su cabeza también giraba aunque no entendiese ni la mitad
de lo que ocurría ante su inexperiencia y al encontrarse borracho de alcohol
y de deseo.8
Llevando ahora su otro brazo hacia adelante, Taehyung solo pudo ver que se
afirmaba a un fierro del cabezal de la cama mientras la otra mano lo sostenía
por el muslo, apretando su músculo como si quisiera romperlo.253
Y entonces se movió.99
—Más fuerte.555
—Voy a estornudar.860
Y Jungkook se rió contra su boca, aumentando el ritmo y solo necesitó otros
dos empujones más y Tae sentía que estornudaba, siendo absorbido por una
sensación similar a esa, una de liberación y alivio pero más fuerte, mucho
más fuerte y demoledora, que le hizo cerrar los párpados, ponerlos los ojos
en blanco tras ellos mientras enterraba sus uñas en la espalda de Jungkook,
cerraba sus piernas alrededor de la cadera con fuerza y temblaba, cada
músculo estremeciéndose en una liberación que dejó su mente sin
pensamientos, solo centrado en ese movimiento que persistió mientras las
olas de felicidad recorrían su columna y esa boca de Jungkook no
abandonada la suya, devorándolo y llevándoselo a ese mundo brillante que
estallaba tras sus párpados.95
Luego nada, solo una masa sonriente y derretida contra el colchón que se
acurrucaba contra Jungkook, al que le habían fallado los brazos. Y Tae estaba
siendo aplastado por setenta kilos pero no podía importarle menos.8
Ambos lo eran.
Jungkook y él.
Más bonito que en toda su vida, ese bonito que solo Jungkook lograba en él. 7
Y mientras los ojos se le cerraban, pensó que si todo eso no era más que un
sueño y él todavía se encontraba encerrado en ese ático, pedía no despertar
nunca.713
61
Lo pensó, lo meditó, lo pensó, lo meditó y volvió a hacerlo una vez más, lo
buscó en internet y volvió a meditarlo, queriendo recapacitar y detener ese
hilo de pensamientos que comenzaban en un cementerio, necesitando
averiguarlo, verlo, comprobar que existía la tumba y leer su nombre en ella,
porque ansiaba respuestas, saber si ese nombre fue grabado en la lápida o si
solo se estaba confundiendo, solo volviéndose loco sentado ahí en el silencio
mientras Roko tiraba de su pantalón y le ladraba, comprendiendo que algo
malo, muy malo, horriblemente mal iba con él, y es que justamente eso
ocurría, sucedía algo terrible en esa cabeza suya.127
Lo pensó una vez más e intentó tranquilizarse, aniquilar esas ideas que le
molestaban e insistían, persistiendo y demandando espacio en su mente.
Solo que él no podía, no podía dejarlo estar de la misma manera que no pudo
soltarla ese día. Porque todas esas veces, cada una de esas veces, siempre fue
su papá.166
Y entonces notó que una figura corría hacia él, recuperando el aliento a unos
pasos de distancia, la mano alzada pidiendo tiempo y la cabeza inclinada. Sin
embargo, Taehyung sabía quién era, por eso no se sorprendió cuando alzó el
rostro, ese mismo que observó la tarde anterior en esa fotografía entregada
por Jungkook.132
—Logré alcanzarte.142
—Y cabeza.
—¿Tener resaca?
—Duele... y no es así...
—¿No es así en esos doramas que tanto ves? —Continuó tras escuchar un
"ajá" por parte de Tae—. Por supuesto que no, ellos solo actúan.51
Como respuesta, Taehyung se quejó con los ojos cerrados y la boca fruncida.
—Jungkook, no mire.291
—¿Y en el sofá? Acostémonos ahí, así estamos cerca del baño por si quieres
vomitar otra vez.
Y ese mismo Jungkook que lo dijo, pensó que podría morir de amor porque
no era posible que solo una persona, un chico tan sencillo y dulce como lo
era Tae, podía causarle ese revuelo en su corazón. Lo quería demasiado,
cada pequeña cosa que hacía lo consideraba la perfección, lo más hermoso,
lo más bonito, lo mejor. ¿Dejaría algún día de sentirse así o ese sentimiento
solo crecería hasta eclipsar todos los sentimientos que tuvo en el pasado por
otras personas?172
Porque ni caso que en ese momento lo fuera a besar en la boca tras verlo
vomitar.235
Pero sus palabras contradijeron sus acciones, porque Tae se lanzó en los
brazos de Jungkook casi tirándolo dentro de la tina. Jungkook alcanzó a
afirmarse de la cortina, de paso rajándola quedando con la mitad de ella
tendida en el suelo y la otra colgando del fierro.24
Se quedaron paralizados con la cortina medio cubriéndolos.
Pero Tae se veía tan relajado recostado con la mejilla sobre su clavícula, que
Jungkook dejó estar sus prejuicios preconcebidos y lo abrazó por la espalda,
posicionando ambas manos sobre su cadera y le acarició la piel desnuda, de
arriba abajo y luego en reversa.72
Debió dormirse porque lo siguiente que sintió fue una mole de destrucción
bajando por la escalera. Abriendo los ojos desorientados y sintiendo un peso
un tanto asfixiante sobre él, intentó apoyarse en sus codos solo para recibir
un gruñido de queja. Tae, todavía recostado entre sus piernas, gimió bajito y
se movió, escondiendo la nariz en su cuello para ocultarse del sol mañanero
que ya ingresaba por la ventana de la sala de estar.5
Y en la escalera, la mole que pisó cada escalón con fuerza: Kim Namjoon.191
Fue en ese momento, que su mirada bajó del rostro de Jungkook al cuerpo
inconsciente sobre él. Notando de inmediato aquel movimiento, Jungkook
alzó las piernas y bajó las manos posicionándolas sobre el trasero de Tae,
intentando cubrir todo lo que podía de él.241
Sin darle espacio a responder, fue directo al baño. Nada más abrir la puerta,
jadeó.
—Oh, no. —Esperen, eso había sonado muy falso—. Esa Betsy no aprende,
de seguro perseguía una polilla.294
Como todavía era temprano para almorzar, pero tal vez un poco tarde para
un desayuno propiamente tal, Jungkook despertó a Tae y lo hizo subir al
cuarto todavía medio adormilado, porque sentía un dolor en las costillas
cada vez que la mirada de Nam viajaba hacia las manos de Jungkook que
continuaban protegiendo el trasero de Tae, y después comenzaba a reírse
con maldad, dandole un sorbo a su café y una cucharada a sus cereales.238
Sin perder el tiempo, fue por unas barras energéticas y unos vasos con jugo,
ese sería su desayuno hasta que algunos de ellos se decidiera a cocinar algo,
lo cual era bastante poco probable y con posibilidad terminasen pidiendo
algo y pagándolo a medias.
—Jungkook, de nuevo.666
Claro está, él continuaba con las barras de cereales en la boca por lo que solo
atinó a cerrar la puerta con el pie y a darle al botón de cierre con el codo,
justo en el instante que ese pecador llamado Kim Taehyung abría las piernas
como una invitación demasiado tentadora.690
—Ven.88
Esta vez sí que se le cayó el desayuno al piso, logrando apenas dejar los
vasos en la mesita de noche antes de jadear un:
Y ese pobre e infeliz Jungkook solo tragó saliva. Podía escuchar a uno de sus
compañeros de casa paseando en el primer piso y a otro subiendo las
escaleras, ¿y Tae quería que repitieran? ¿Quería que lo besara, se fregase
contra él y lo escuchase gemir bonito? ¿Gemir cuando el resto de la casa ya
no se encontraba borracha?274
—Pero...
—No importa.67
—Compórtate.205
—Nu.188
—Debemos comportarnos.
—Porque esto que hacemos —susurró bajito, todavía sus bocas rozándose—
, es algo privado. De ambos, solo tuyo y mío. Y el resto no quiere
escucharnos.189
—¿Bonito?33
Nunca había escuchado esa definición para el sexo, tal vez sucio, caliente,
excitante; nunca bonito.178
Dijo las cosas precisas para derrumbar las pocas e inestables barreras que
Jungkook alzaba entre ambos para evitar otro encuentro como el de la noche
anterior. Escuchando que sus amigos paseaban por la casa conversando
entre ellos y a los perros ladrando cuando su dispensador automático de
comida (cinco cuotas sin interés) les daba una de sus cuatro raciones del día,
Jungkook mandó todo al carajo.245
Moviendose, hizo girar a Tae entre sus brazos para que ambos quedasen uno
frente al otro en esa cama ancha que permanecía con las mantas arrugadas
bajo ellos. Logró agarrar una punta de la sábana y los cubrió a ambos hasta
la cintura. Llevó una mano hacia Tae y la deslizó hacia abajo por la piel de su
vientre, viéndolo contraerse a su paso. La mirada de Taehyung buscó la de
Jungkook, su expresión un poco extraña, un poco inquieta, un poco
sorprendida.75
Se besaron los pocos segundos que Tae logró soportar los movimientos y
giros de la muñeca de Jungkook, volviendo a sentir esa sensación de
aparente estornudo que solo finalizaba en fuegos artificiales estallando en
sus terminaciones nerviosas, para pasar a una nube de humo que soltaba su
mente incendiada. Y luego todos sus sentimientos quedaban en calma, en ese
silencio y tranquilidad que ni en una década de sordera pudo apreciar, era
un silencio tranquilo y para nada abrumador, donde solo quedaba la calma
de una felicidad instantánea.27
—Porque te quiero.300
—¿Sí?
Un día.
Una semana.
Un mes.
Tres.
Cuatro.108
Solo debía ser paciente, una habilidad que Jeon Jungkook carecía, y esperar
un descuido.
Si tenía suerte, sonrió al ver que Kim Taehyung abría la puerta y dejaba que
ese perro fuese a pasear solo, ese segundo descuido podría suceder pronto.
Y él se lo llevaría lejos.440
Muy lejos.25
Taehyung balbuceó algo que no logró entender, luego bajó los restantes
escalones y fue hacia él, Yeontan siguiéndolo con el pelaje tan desordenado
como su dueño. Se notaba que ambos habían dormido una siesta
maravillosa.24
—Te extrañé —susurró Tae contra su oído, la voz baja y melosa, los brazos
sobre sus hombros para abrazarlo y tirar de él hasta que no quedó espacio
entre ambos.125
Jungkook puso los ojos en blanco con buen humor y se llevó un pedazo de
cerdo enlatado a la boca.155
Taehyung se acomodó mejor detrás suyo, pasando sus piernas por alrededor
de la cadera de Jungkook y cruzando los tobillos sobre su regazo, casi
tirándole el plato de la mano.2
—¿Me necesitas más que esas personas que podría ayudar si voy a
trabajar?60
Sintió que el cuerpo de Taehyung se paralizaba detrás suyo, las manos, que
empezaban a rodear su cintura, se paralizaron contra los costados,
apretando y tirando de su ropa.
—No seas egoísta con tu Jungkook, hay más gente que me necesita.40
Eso le sacó una carcajada cuando no debía. Solo que... todo lo que hacía Tae
le parecía maravilloso, hasta esos celos consentidos que experimentaba rara
vez.
—Promesa.357
Recostado en su pierna formando una "c" que rodeaba su cuerpo casi por
completo, vio que Tae movía los dedos de los pies contra el cojín del sofá. Se
los afirmó y bajó la vista hacia esa carita triste e insegura que se apoyaba en
su muslo.2
—Pero Jungkook podría ayudar a otro Tae y... y ahí existiría otro Tae para
Jungkook y Jungkook no regresaría a mí.327
Paciencia.188
Jungkook realmente nunca fue paciente hasta Tae, era de los que se tendían
a frustrar con facilidad y a lanzar las cosas lejos por lo mismo. No era capaz
de esperar y aguantar, la impaciencia ganando en él con esas ansias
demoledoras que no sabía cómo controlar... pero eso, antes de Tae. Con él
había descubierto una impresionante capacidad de control y paciencia que
jamás creyó que podrían existir en él, era un poco impresionante que
siguiese descubriendo otras facetas de sí mismo, que se ligaban
directamente a una persona o situaciones en particular.12
—Bueno, Tae no es tan grande —aceptó—. Pero sigo sin querer comer.287
A las pocas horas, era seguido por toda la casa por un Tae ansioso y
nervioso. Lo esperó sentado sobre la tapa del baño al tomar la ducha, lo
acompañó al cuarto al vestirse y ahora se encontraba en el pasillo
retorciéndose las manos con nerviosismo mientras Jungkook se lavaba los
dientes. Nam, que había regresado de visitar a una amiga y quien no tendría
turno hasta en dos días más, intentaba cocinarse algo y el ruido de ollas y
sartenes siendo maltratados resonaba en la tensión de la casa.317
Un beso sucio, mojado y caliente, que dejó las rodillas de Jungkook débiles y
a su cerebro en hibernación, preguntándose el porqué debía ir a trabajar si
podía continuar por esa línea con Taehyung, alzarlo en brazos, pedirle que le
rodeara la cadera y sentarlo sobre la secadora y escuchar bajito y bonito
suplicarle por más, porque Tae parecía no tener suficiente de Jungkook
como el mismo Jungkook parecía no tener suficiente de él.99
Sin embargo, se separó de ese cuerpo caliente y se acomodó la erección con
la mano, que punzaba de manera dolorosa.216
—Claro, nada.18
—Lo sé, lo sé —lo cortó—. Me lo has dicho un millón de veces. No nos pasara
nada, ¿cierto, Tae?360
Pero Tae solo bufó, frotando su rostro contra los omoplatos de Jungkook.
—En la vida uno no siempre tiene todo lo que quiere, Tae —aseguró Nam
con buen humor—. ¿Por qué no vemos una película juntos? Tu eliges.42
Eso puso de mejor humor a Tae, quien soltó su agarre lo suficiente para que
Jungkook se girase y le diera un beso de despedida, apretándole las mejillas
al notar su puchero.
—¿Hoy la luna está más cerca de la tierra y eso afectó los campos
magnéticos o algo así? Porque entre los comportamientos extraños de Tae y
tú, me voy a quedar sin neuronas intentando entender qué les sucede.89
—¿Lo entiendes?
Él se encogió de hombros.
—¿Entonces? —insistió.
—Solo...
—¿Solo?
—Hace unas dos semanas. Al principio pensé que solo... solo estaba siendo
paranoíco, sabes que con este trabajo uno empieza a ver sospechas y maldad
donde no la hay... pero luego persistió esa sensación de que estoy siendo
observado.
—Lo haré. Solo que... pensé que eran imaginaciones mías, no quería alertarlo
por algo que solo podría estar imaginándome yo.
—Jimin, confía en tu instinto. Además debes recordar que eres un M-Preg y...
ya sabes.
—¿Mm?
Novio.324
Casi era una locura, una locura tan grande como la que sentía en ese
momento por regresar y dormir durante horas siendo asfixiado por los
brazos y piernas de su novio que padecía de un pésimo dormir, que hablaba
de vez en cuando entre sueños o despertaba observando sus pies en vez de
su rostro dormido.63
No, no lo había hecho, eso fue lo primero que pensó nada más ingresar a la
casa. Hecho un ovillo en el sofá con Yeontan a su lado y Roko a los pies, se
encontraba Tae con los ojos entrecerrados por el cansancio. Tenía grandes
ojeras y expresión miserable, la cual se iluminó apenas lo vio aparecer por la
puerta. Colocándose de pie de un salto, sonrió enorme y estiró los brazos
hacia él, saltando sobre Jungkook al acercarse por un abrazo. Fue rodeado
por sus brazos y piernas, quedando su rostro enterrado contra el cuello de
Tae.287
¿Así cómo Jungkook podría aceptar que debería verlo partir algún día?246
—Nu —dijo Tae, apretando las piernas contra su cadera para no dejarlo ir.1
Riéndose suavecito contra esa clávicula que tanto le fascinaba, se lo llevó al
baño con Roko corriendo alrededor de ellos. Jungkook terminó tomando una
ducha con Tae, Roko y Yeontan esperándolo con impaciencia a que
terminase. 30
A los minutos, mientras rodeaba a Tae con los brazos y este le pasaba una
pierna sobre la cintura para apegarlo más a él, Jungkook saboreó la emoción
de estar cayendo en ese agujero interminable llamado enamoramiento. Y lo
dejó estar, relajando su cuerpo completo para ser arrastrado más y más
profundo, hasta desear no tocar fondo jamás.18
La otra mañana fue incluso más complicada que la anterior. Tae no quería
soltarlo para levantarse, sumado a eso que sentía su piel un poco acalorada
bajo su tacto. Algo ligero, pero lo suficiente para alarmarlo. ¿Estaría
enfermándose?239
—No importa.7
Pero Jungkook cambió la posición de sus manos y las deslizó por debajo de
la camiseta de Tae, tocándole la piel de la espalda y notando que
efectivamente estaba más caliente. Podía deberse al calor de esa tarde de
verano que ya marcaba temperaturas que superaban los 30º, pero si era así
¿no debería encontrarse Jungkook también afiebrado?171
—¿Eh? No.
—Igual.
—No —dijo.
—No hambre.21
—Pero...
—Está muy caluroso. Solo tardaré diez minutos, podrás sobrevivir sin mí,
¿cierto?499
Tae puso los ojos en blanco con dramatismo y después hizo un gesto con la
mano para que se marchara, su expresión triste y enojada. Jungkook se
quedó observándolo unos segundos desde la puerta con el entrecejo
fruncido, a continuación salió.1
65
Creo que alguien me ha estado siguiendo, fue lo primero que pensó Jeon
Jungkook con la mirada clavada en las gotas de sangre que bañaban el piso
de la cocina, luego continuando por la silla volteada aparentando una posible
lucha en ese lugar. No otra vez, fue lo segundo que pensó dando una vuelta
en redondo sin sentido, su corazón acelerándose y latiendo con tanta locura
y desesperación que podía escucharlo bombear la sangre al resto de su
cuerpo.15
Entonces, se movió.
Ahí estaba.926
Sentado en la cama, tenía un espejo de mano frente a él comprobando un
sector de su rostro con el entrecejo fruncido. Pero estaba bien, estaba a
salvo. El alma le regresó al cuerpo con un golpe, las piernas débiles y
temblándole al acercársele con un nudo en la garganta.40
—¿Tae?7
—Tae no sabe pero quiero más —dijo con un poco de torpeza y dificultad
cuando Jungkook finalmente lo dejó en el suelo otra vez.7
—Estás bien —susurró, los ojos de Tae de inmediato deslizándose por los
labios de Jungkook.5
—Obvio, bobo.127
Estrechó los dedos sobre su piel para hacerse la idea que esos veinte
aterradores segundos solo fueron parte de su imaginación y nada más que
eso.26
—Te llamé y no respondías —protestó Jungkook entonces.
Tae frunció el ceño unos segundos observando sus labios y después apuntó
al audífono que se ubicaba sobre la mesita de noche, ladeando el rostro para
mostrarle su oído izquierdo desnudo.74
—Tae sin —respondió con cierta torpeza nacida de una voz que no podía ser
escuchada por su dueño.
—Solo estabas sin audífono —susurró, el alivio siendo como una capa densa
sobre él—. ¿Por qué estabas sin él?
—Listo.25
Jungkook le besó bajo el lóbulo sacándole otra risita. Ah, qué alivio sentía al
escucharla.1
Apretando sus hombros, hizo presión hasta que Tae terminó nuevamente
sentado sobre la cama con expresión confusa.
Tae asintió pequeñito y subió los pies a la cama, deslizándose por ella hasta
que su espalda rozó el respaldo.
—Jimin, necesito que vengas con urgencia —pidió nada más oír su voz—.
Alguien intentó ingresar a la casa hoy.
—¿Tae...?
—Está bien. Solo necesito que lo cuides un rato mientras salgo a buscar
pistas por los alrededores de la casa.307
Tras escucharlo aceptar que llegaría dentro de nada, colgó y llamó a Hoseok,
contándole casi exactamente lo mismo que a Jimin, solo agregando que
estaba solucionando el problema y que Jimin vendría a vigilar a Tae.
—Si hacemos eso, más personas se enterarán de lo fácil que resultó ingresar.
No, no, por favor, que quede entre nosotros. Además, una denuncia de
allanamiento de morada cuando no hubo robo ni daños a terceros... es una
denuncia inútil.56
Con mucho más lentitud, y musitando palabras bonitas y con tono bajito y
tranquilo, movió las manos hasta su hocico. Roko se quejó y se echó para
atrás, sin embargo, eso le bastó a Jungkook para comprobar que tenía la
boca rota y que la sangre de la cocina posiblemente provenía de él, de seguro
le habían dado una patada para que soltarse el agarre.636
Se le retorció el estómago ante la imagen de su pequeño siendo golpeado,
mientras Roko, todavía chillando, se arrastraba hasta debajo de la mesa y se
hacía un ovillo ahí. Debía llevarlo al veterinario, lo haría apenas llegase Jimin
y lograse revisar el patio.45
—Tengo a un tipo, le pediré que se pase por la casa en unos minutos. ¿Dijiste
que había rastro de sangre?
—No entres a la cocina —le pidió a Jimin nada más ingresar a la casa—,
encontré unas huellas y viene un detective para llevárselas y analizarlas.
Necesito que se las entregues sino estoy cuando llegue.
—¿Algo como qué? Por una allanamiento sin robo no van a detener a nadie.
—Siempre puedo darles una paliza para que aprendan a no meterse con la
gente que amo.322
Se levantó apenas, con la espalda curvada en miedo y la cola entre las patas.
Le acarició el lomo caminando a su lado, susurrándole palabras de consuelo.
Lo ayudó a subir a la camioneta, porque si bien a simple vista parecía no
tener otro problema físico, seguía afectado sicológicamente por el ataque.
Los animales eran mucho más parecidos a las personas de lo que la gente
creía, sobre todo con las mascotas que se encontraban más humanizados y
tomaban comportamientos propios de sus dueños.141
La doctora Jung era quien siempre atendía a Jungkook cuando llegaba con
alguna de sus tantas mascotas, o también con las que rescataba de la calle. Al
verlo aparecer en la entrada con Roko en brazos, este negándose a bajar de
la camioneta al darse cuenta cuál era el destino de dichoso paseo, se acercó
rápidamente a saludarlo.21
—Sala dos —le dijo. No fue hasta que caminaban a ese sitio, que continuó—.
No te veía hace meses por aquí, incluso pensé que te habías cambiado de
veterinaria.
Jungkook casi sintió pena por ella. La última vez que vino a su consulta, ella
lo había invitado a salir. Pero claro, a los días Taehyung apareció en su vida y
su doble faceta de rescatista animal se redujo a cero por falta de tiempo, así
que justo coincidía su desaparición en la clínica veterinaria con su invitación
a salir. No hacía falta aclarar que la rechazó, no porque no le gustase la
doctora Jung Wheein o no la encontrase atractiva, sino que lo hizo porque
era una excelente veterinaria y él no quería asistir a otro recinto, cosa que
hubiese ocurrido de aceptar. Hasta Taehyung, Jungkook no había podido
involucrarse amorosamente con alguien por más de unas semanas.160
—Wheein —suspiró—, no, no fue por ti. Solo estuve ocupado y no he
rescatado animales los últimos meses.10
—Noto a simple vista que solo se hizo una herida en la lengua, y que no
necesitará puntos. ¿Quiere que le hagamos unos rayos para ver fracturas en
su mandíbula?
Mientras se llevaban a Roko a otra sala, Wheein se quedó con él. Sentada tras
su escritorio, jugó con sus manos con nerviosismo, viéndose pequeña y
ansiosa. Entonces, Jungkook se vio en la necesidad de decirlo, notando que la
doctora se estaba dando valor para invitarlo una vez más.136
—Algo escuché. —Y entonces tomó aire y cuadró los hombros—. ¿De dónde
es ella?
—Es un él —especificó.399
—No, no —se apresuró a responder con rapidez Jimin—. Solo que... Tae está
preguntando mucho por ti.59
—Nam —dijo al contestar—, necesito que revises a Tae, está extraño. Pero si
no puedes, iré al hospital y...
—Solo que hoy intentaron ingresar a la casa y... Tae está bien, solo que está
un poco afiebrado y ahora tengo la loca idea de que lo drogaron o algo así
para llevárselo.1
Nada más ingresar y cerrar la puerta tras de sí con Roko en brazo, porque
todos en esa casa parecían comportarse de manera consentida con
Jungkook, escuchó el escándalo de alguien corriendo por el segundo piso y
después bajando por la escalera. Alcanzó a dejar a Roko en el sofá antes de
que Tae se le tirase encima, abrazándolo con tanta fuerza que Jungkook
terminó soltando una protesta. Tras ser liberado de ese agarre asfixiante,
llevó las manos al rostro de Tae y lo acercó, observándolo con más
atención.20
—Porque está sin apetito, tiene un poco de temperatura y no hace más que
buscar tu contacto —terminó Jimin por él.197
Sintió que los dedos de Tae se deslizaban bajo su camiseta para abrazarlo
por la espalda y que tocaban la piel de su abdomen.
—¿Entonces?
—¿Eres imbécil?811
—¿Qué hice ahora? —se quejó con un hilo de voz, los labios de Taehyung
habían encontrado una zona especialmente sensible en su nuca.57
—Jungkook, Tae está en un ciclo de calor.309
—No, es que es imposible, todos me dijeron que por lo menos tardaría unos
diez meses en estar lo suficientemente recompuesto para sufrir un ciclo de
calor —balbuceó enloquecido, los dedos de Tae ahora tocando sus costillas
bajo la camiseta.34
—¿Todos?1
—Mi papá, Nam... y... y los doctores en el... hospital —se ahogó cuando Tae
atrapó su lóbulo con los dientes y se rió contra su oído.113
—¡Lo ves! —chilló, ahora los dedos de Tae subiendo por sus pectorales.197
Afirmó esas manos traviesas sobre su camiseta para que detuviera aquella
exploración, estaban frente a Park Jimin, por el amor a su pudor.44
Si bien Jungkook había logrado sujetarle los brazos a Tae para que dejase de
tocarlo, este continuaba detrás suyo demasiado cerca de la piel expuesta de
su cuello y Tae era un chico que sabía aprovecharse de las oportunidades
que le daba la vida, rozándole ese sector con la punta de la nariz y besando y
lamiendo, dejando un rastro húmedo hasta el borde de su cabello. Sin poder
concentrarse en la historia de Jimin, tiró de él y lo posicionó delante,
cruzando sus brazos contra su pecho y abrazándolo de esa forma, dejándolo
preso de movimientos.124
—El otro día estaba borracho —continuó Jimin como si fuera de pronto
ciego—, pero recuerdo que les conté mi primera vez. Bien, ese chico me
gustaba y mucho, y de pronto vino este sentimiento de apego y de querer
contacto con él y ya no me importó que pudiese desecharme como basura
después de eso, porque yo solo quería estar con él y... bueno, ya sabes cómo
terminó aquella situación. Luego de eso, conocí a Yoongi y todos esos
comportamientos fueron menos volátiles porque yo era una persona más
estable emocionalmente y-
—Tae —interrumpió Jungkook, reprendiendo al chico entre sus brazos que
ahora apoyaba la mejilla contra su hombro e intentaba besarlo—, dame un
minuto, ¿ok? Estoy hablando con Jimin algo importante.91
—Darle un orgasmo.439
—Sé serio.11
—Jimin-ssi —gruñó.50
—¿Ah, sí?
—Te dije que no. Es como estar muy caliente... excitado y listo por dos días.
Ya sabes, como en la adolescencia cuando descubres la masturbación y uno
pasa todo ese día encerrado en el cuarto tocándose hasta que te irritas la
piel. Es una cosa así. Estás súper excitado aunque consciente y conoces tus
límites. No es como si fuéramos a cogernos a cualquiera con tal de aliviar el
ciclo de calor, así que quita esa cara de mono celoso e idiota que arrastras.238
—El punto, conejo idiota y celoso, es que tu chico no se va a morir por tener
un ciclo de calor. No es doloroso aunque sí enormemente frustrante.
—Claro, tan frustrante que por eso le enviaste un "te voy a chupar hasta
dejarte seco" a Min Yoongi.541
—Solo si me da Alzheimer.157
—Tú mejor vete a comprar condones y lubricante que los vas a necesitar
hoy.3
—Porque no quiero que nuestra primera vez sea por un ciclo de calor.212
—Tienes razón. Tae nunca ha estado bajo los efectos de "preg" y nunca la
había producido, puede que le afecte más que a mí. Pero igual compra
condones y lubricantes, los vas a necesitar cuando termine su ciclo, ¿no?2
—No lo voy a hacer, no me voy a acostar con Tae hasta que esté preparado
—insistió.
—No, no, no, no —dijo a toda velocidad, luego comprendió el error—. Digo
sí. Digo no... quiero decir que sí, voy a dormir contigo.
66
En los laboratorios existían actores que trabajaban como guardias con el fin
de engañarlos, pero eso era algo que Kim Minho no supo hasta mucho
después. Cuando se vivía en un ambiente horrible como lo eran los
laboratorios, de pronto cualquier muestra de empatía, por mínima que
pareciese, podía destruir las pocas e inestables barreras de aquellas
personas encerradas, donde el engaño y la sinceridad se entremezclaban en
sus mentes y apenas lograban diferenciarse ambos sentimientos por una
línea delgada, que se volvía difusa y confundible ante la desesperación y
ansias de sostener una mano amiga.69
Eso era lo que pensaba Kim Minho meses después observando otra línea,
pero esta roja y larga que iba de su muñeca al codo y que el doctor Jeon
limpiaba con cuidado entre los puntos que él mismo le colocó cuando fue
llamado para salvarlo. 208
—Va muy bien, Minho —dijo con su voz suave y amable.
Amable.2
Y eso era otra de las tantas cosas que destruían la poca y frágil estabilidad
mental que Minho había logrado establecer en esa misma cantidad de meses.
Observando la cicatriz roja y horrible que tenía en el antebrazo, se preguntó
no por primera vez si podría reabrirla para dejar que esos hilos rojos
drenasen para siempre ese mal que habitaba en él.
Un hijo.
Por eso Minho solo podía odiarlo mientras Sehun le afirmaba las muñecas y
le susurraba bajito que se tranquilizara, que encontrarían una solución.
Juntos, ambos. Y solo recién pudo respirar. Recostado todavía en la cama,
observó al doctor y después a su mamá que lloraba casi con la misma
intensidad que él.47
Odio.
—Por fin podremos estar juntos —le estaba diciendo con cariño al niño
como si pudiese entenderlo—. Mi pequeño Jungkook y yo.93
Y Jeon Jungkook observó a su padre con sus grandes ojos brillantes, quien se
reía completamente ajeno al desastre mental que era Kim Minho en el
mismo sitio.
—Para ti, mi otro pequeño —le dijo entonces, sacando una chocolatina y
entregándosela a Minho con la misma sonrisa amable que tenía para todo el
mundo.351
No fue hasta que Sehun desapareció en la cocina, que Minho estiró un dedo y
rozó la punta de la nariz de Jeon Jungkook.
Fue un golpe bajo pero constante. Tac, tac, y luego otra vez tac, tac. Ladeando
la cabeza con confusión, levantó la vista del celular y la clavó en Tannie
sentado a sus pies. Y entonces otra vez tac, tac. Girándose para comprobar
tras su espalda, lo vio. Su mano enguantada golpeando el vidrio para llamar
su atención, deteniéndose en el momento que la mirada de Taehyung
conectó con la suya.210
—Pero Tae nunca ha tenido uno —recordó que Jin le explicó hace unos
meses.
Taehyung, como dijo, no era un bobo, solo que la mayoría del tiempo no
entendía las cosas que Park Jimin decía. Distraído, desbloqueó el teléfono
para enviarle un mensaje a Jungkook y contarle que ya lo extrañaba
muchísimo aunque solo llevase diez minutos fuera. Notó entonces que en la
conversación existía un texto nuevo enviado por él, uno de Kim Taehyung
para Jeon Jungkook pero que el Tae real no se lo había enviado
personalmente.
Taehyung:
Cuando llegues voy a chuparte la polla hasta dejarte seco. 1.5K
—Lo siento, fui yo. Es que se viene riendo de eso hace meses, necesitaba mi
venganza. —Dejó la carcajada a un lado cuando notó que Tae no
reaccionaba—. Jungkook tarda meses en leer los mensajes que le envían,
puedo eliminarlo si quieres.89
—A Tae no.
A Tae le gustaba mucho que Jimin le llamase bebé aunque hace años que
hubiese dejado de ser uno.110
—A Tae le responde —contestó todavía con esa constante sensación de
estar perdido. Observó otra vez su celular, el mensaje ahora marcado en
azul. Se lo mostró a Jimin—. ¿Ves? Jungkook siempre lee a Tae en
segundos.273
Todo.340
Notó que las mejillas de Jungkook volvían a sonrojarse y que sus manos,
ahora libres al depositar la bolsa de compras en la mesa de cocina, se
cerraban en puños tras la espalda de Tae como si evitara el contacto con la
piel afiebrada del otro.
—Jimin —contestó Tae con simpleza, su boca estirándose otra vez para
besarlo.
—Ese idiota...1
—Chuparte.1K
—¿Qué?30
Jimin le enseñaba muchas cosas a Tae, y todas ellas le habían gustado a Tae.
Así que, si Park Jimin le contaba a Tae que podía hacer cosas maravillosas
con su boca si tanto Jungkook como Tae querían, entonces Tae le creía y
quería probarlo.46
—Pequeño, él solo te hace decir cosas que ni siquiera sabes de qué van.1
—Lo sé, pero créeme que no entiendes por completo lo que puso Jimin en
ese mensaje.77
—Tae sabe.151
—¡Park Jimin!232
Los brazos de Jungkook engancharon a Taehyung por debajo de las axilas y
tiraron de él hacia arriba.
—Te creo, pequeño, te creo. Solo... no vuelvas a hacer eso en público, ¿ok?14
—Nam necesita revisarte para comprobar que todo esté yendo bien, ¿ok? —
informó Jungkook.
—No.55
—No.63
—Tae.
—Tae no quiere.
—No quiero.
—Lamento decir esto —comenzó diciendo Nam con tranquilidad—, pero esa
actitud es claramente un comportamiento de alguien que está pasando por
un ciclo de calor. No de alguien que estará, sino que de alguien que
directamente está en uno.95
—Pero...
Sintiendo que Jungkook se movía entre sus brazos, los nudillos de este
rozando la cadera de Tae mientras buscaba su celular en el bolsillo del
pantalón corto. Tae le prestó atención porque siempre le gustaba escuchar la
voz del doctor Sehun que tan amable y paciente era con Tae.
—Hola, hijo —logró oír la respuesta del doctor Sehun ante la cercanía que
tenía con Jungkook.
—Hola, pa'. Lo siento si molesto, te llamaba porque... bien, creemos que Tae
está en un ciclo de calor.20
—El síntoma que siempre será constante en los M-Preg, es la falta de apetito
que aparece uno o dos días antes de un ciclo.
—Desde ayer.
—¿Qué?
Jungkook se movió bajo los brazos de Tae y luego la voz de Sehun se oyó alta
y clara y no lejana y entrecortada.
—No, no me quiere.
Otra carcajada, ahora una que provenía directo desde el pecho de Jungkook,
las vibraciones recorriendo la oreja derecha de Tae.
—Sehun es un bobo —aceptó con buen humor el doctor—. Pero era otra
pregunta.
—Solo Jungkook.17
—¡Tae!
—¿Es normal el que no quiera ser tocado por nadie? —continuó Jungkook—.
Park Jimin dijo que a él no le ocurría con tanta intensidad como a Tae.
—Porque seguimos siendo por esencia animales, hijo. —Hubo una pausa—.
A Tae deben quedarle unas horas de ciclo de calor, solo debes contenerlo un
tiempo más.86
Tae enganchó los brazos tras su cuello, pidiéndole en silencio que le sujetara
por los muslos para ayudarlo a engancharse a su cadera. Las manos de
Jungkook, una ubicada en su nuca y la otra en su cintura, bajaron a la vez y se
encontraron ambas en el mismo lugar. Cerrándose sobre su trasero, Tae
soltó un jadeo complacido a la vez que daba un brinco y se sujetaba a su
cadera, cruzando las piernas tras Jungkook y estrechando los muslos hasta
que sintió la propia erección de Jungkook latiendo contra su muslo derecho
en sincronía a la suya.183
Los besos de Tae fueron desde el espacio que quedaba al descubierto por la
camiseta entre el cuello y el hombros, hasta detrás del lóbulo de Jungkook,
tirando de él y capturándolo contra los dientes haciéndolo rodar en la
lengua. Jungkook se quejó, medio tropezando en la escalera, abandonando
su trasero unos segundos para afirmarse del pasamanos y evitar que ambos
cayesen por ella. Luego estaban otra vez en él, apretándolo y rozando con los
dedos el borde del pantalón para colarse debajo, ahora la palma rozando la
tela de la ropa interior.22
El corazón de Tae latía como un loco contra su pecho y estaba seguro que
Jungkook sería incluso capaz de sentirlo contra el tórax. Entonces la puerta
cerrada del cuarto colisionó contra la espalda de Tae, y Jungkook tanteó la
manilla para abrirla, perdiendo parte del soporte cuando cedió y Jungkook
los arrastró a ambos dentro.2
Lo dejó caer en el centro de la cama, Tae quedando como una estrella de mar
a la espera que Jungkook se le uniera y le hiciera esas cosas que hacían a su
cabeza girar hasta sentir que la vida se le iba entre esos dedos que solían
sujetar su erección.188
—No podemos, pequeño. Necesito que estés fuera de tu ciclo para que
sigamos.2
Tae se quejó.
—Te voy a ayudar —prometió Jungkook, ahora sus labios deslizándose hacia
la frente sudada de Tae y besándola con tanto cariño que el estómago de Tae
dio un brinco de emoción—. Pero de otra manera.186
Y entonces, tomando una de las manos de Tae, la hizo bajarla hasta que Tae
sintió que sus propios dedos acariciaban su erección que latía y que ya
humedía su ropa interior en ese deseo tan poco contenido.6
Pero Jungkook no le hizo caso, sujetando por encima la mano de Tae, obligó
a esos dedos tercos a abrirse y que así terminasen de colarse bajo la tela.
Cuando la yema rozó la piel de su erección, Tae jadeó tomando aire, ahora la
boca de Jungkook otra vez subiendo y capturando sus quejidos porque
parecía fascinarle devorarle, tragarse con sus labios esas exclamaciones que
subían en intensidad.5
Y esta vez Tae no se hizo de rogar una segunda vez. Tirando hacia abajo su
ropa con la ayuda de la muñeca, liberó su erección y la rodeó de inmediato
con los dedos, la mano de Jungkook apretando sobre la de Tae para que la
cerrase con mayor presión. Y si bien no se acercaba a lo que estaba
acostumbrado a sufrir y a sentir si Jungkook lo hacía, era suficiente para
quitarse esa picazón de calor que venía molestándolo desde el día anterior.
Jungkook lo apretó por la espalda, sus dos enormes manos colándose bajo la
ropa interior hasta que afirmó su trasero desnudo y apretó, Tae de
inmediato chillando y cerrando los ojos, su mano subiendo y bajando a más
velocidad pero aún así no logrando alcanzar el abismo que percibía a lo
lejos.1
—¿Pero sabes qué es mejor que eso? —continuó Jungkook, esos dedos suyos
apretando su trasero y sintiendo que uno de ellos curioseaba cada vez más
cerca del borde mientras Tae aumentaba la velocidad de su propia mano,
girando la muñeca como Jungkook lo hacía y dejaba a Tae babeando y
poniendo los ojos en blanco—. Lo mejor sería ponerte de rodillas y tu bonita
carita contra la cama. ¿Te gustaría eso? Abrirte así, mientras giras tu cara
hacia mí y me pides que te ayude.721
Y justo cuando el dedo de Jungkook rozaba su entrada, acariciandole solo un
par de veces, Tae abrió la boca y gimió, sus labios deslizándose y lamiendo la
piel expuesta de Jungkook. Sintiendo que su mano se manchaba con su
semen, su cerebro se desconectó del mundo por medio minuto, los fuegos
artificiales estallando en su cerebro y tras los párpados, su cuerpo
volviéndose mantequilla contra la cama, contra el pecho de Jungkook, contra
esas manos curiosas que no abandonaban su trasero.47
Y entonces llegó la tranquilidad, una que no sentía desde que empezó ese
calor infernal, y con ello vino un sueño terrible que dejó sus articulaciones
destruidas y su mente esponjosa, una risita floja escapándosele de lo labios y
uniéndosele a la de Jungkook.
Pero Tae solo pudo ronrear, demasiado feliz y complacido para pensar en
otra cosa.8
Sin embargo, bastó solo tres horas para que ese calor intenso quemase una
vez más sus entreñadas con tanta insistencia y fuerza, que Tae parecía no
haber recibido un orgasmo instantes antes. Buscó a Jungkook entre el calor
del anochecer y de su propio cuerpo, queriendo besarlo y acariarlo, mientras
las manos de Jungkook bajaban otra vez por su espalda.16
Esta vez Jungkook parecía menos activo y reticente a que volviese a ocurrir
algo entre ellos, a pesar de las insistencias de Tae por besar la línea de su
mandíbula, su oreja, su cuello y bajaba por su cuerpo, Jungkook apenas
sujetándolo de los brazos para volver a tirarlo hacia su boca para besarlo y
capturar su lengua curiosa. Pero luego Tae otra vez abandonaba sus labios e
marchaba por su piel hacia el sur, nunca logrando alcanzar un territorio más
allá del ombligo porque Jungkook tiraba de él de inmediato con manos
insistentes y desesperadas, mientras sus pupilas se dilataban y las mejillas
se le sonrojaban ante la mirada confusa de Tae.
Sin embargo, algo que caracterizaba a Tae era su torquedad, avanzado hacia
el sur del cuerpo de Jungkook una y otra vez, hasta que sintió que Jungkook
lo sacaba de la cama, lo cargaba en brazos y bajaban al primer piso, todo el
trayecto Tae distrayéndolos con besos y caricias que hacían a Jungkook
quejarse y gemir en miseria, tropezándose con los escalones y paredes hasta
que estuvieron por fin en el baño.98
Y cuando Tae se estaba quitando la ropa para bañarse con él, Jungkook dio el
agua y un chorro congelado cayó sobre su cabeza. Cualquier rastro de
erección y calor, desapareciendo al instante. La mente se le aclaró al
instante, temblando y quejándose cuando Jungkook también se metió bajo el
chorro y lo sujetó para que ambos se quedaran bajo él el tiempo suficiente
para poner su piel sonrojada y helada bajo el tacto.288
Temblando con violencia, Jungkook por fin cortó el agua y observó a Tae,
que se abrazaba así mismo para buscar algo de calor en ese frío infernal. La
mandíbula se le estremecía y la ropa, que ni siquiera le quitó, se le apegaba
al cuerpo igual que el cabello al casco.13
Después de eso, lo único que pudo pensar fue en dejar de sentir frío, por lo
que no se quejó demasiado cuando Jungkook lo recostó en la cama y se
acomodó a su lado, abrazándolo y trayéndolo hacia él. Todavía temblando y
estremeciéndose, y sintiendo el cuerpo desnudo de ambos solo cubierto por
la ropa interior, cerró los ojos, cansado y con frío.132
Se despertó al amanecer con los besos de Jungkook en sus mejillas, en la
punta de su nariz, en sus ojos todavía cerrados, en sus oídos, en su
mandíbula que la delineó con cuidado hasta encontrar su boca y entonces
ambos se fundían en un beso descuidado y sucio, sus dientes entrechocando
un par de veces en su afán de acercarse, de tener más del otro, de encontrar
la lengua ajena y atraparla, devorarla, queriendo tragársela para después
regresarla.96
Tae tampoco sentía esa fiebre insoportable y constante dentro él. Existía el
calor, sí, pero este se concentraba en su entrepierna que volvía a latir y
despertarse tras los besos acalorados con Jungkook.5
—Tengo hambre —se quejó Tae, de pronto sintiendo el estómago vacío por
tres días sin alimentos.57
—Jungkook —pidió.
—Va doler un poco al principio —susurró contra él, ahora su mano bajando
por el estómago contraído de Tae hasta su ropa interior y tirando de ella
hacia abajo, dejando libre su erección que de inmediato sujetó con dedos
firmes, comenzando el movimiento de arriba y abajo, girando la muñeca en
una técnica que Tae no supo replicar hace unas horas—. Pero te prometo
que te haré sentir bien luego.232
Pero eso era algo que a Tae realmente no le preocupaba, sabía que Jungkook
lo haría sentir bien, Jungkook nunca lo hacía sentir de otra forma.2
—¿Te gusta?100
—Más.
—Más fuerte.292
Y entonces cuando sintió que la punta de uno de esos dedos rozó un punto
sensible dentro suyo, casi dio un brinco para después quedarse desarmado
contra la cama, su cabeza yendo hacia atrás y levantando la cadera
automáticamente, alejándose un tanto de la almohada que estaba bajo su
trasero precisamente para eso.3
—De nuevo —logró balbucear cuando Jungkook encontró otra vez ese lugar
y Tae solo podía suspirar y jadear, tirando de su labio apresado por su
propios dientes mientras se perdía en esas sensaciones que para él no tenían
nombre y que eran tan desconocidas, pero a la misma vez tan bien
recibidas.8
—Jungkook —exigió.
—¿Seguro, Tae? —pidió, colocándose sobre él, sus labios juntos a los de Tae
nuevamente, el aliento acariciándole las mejillas y la erección rozándole esa
entrada que Jungkook estuvo dilatando con los dedos.96
Pero Tae no podía evitar esa tensión que empezaba a apoderarse de su parte
inferior.
Tae dejó caer los brazos en la cama y apoyó los tobillos en ella también,
quedando en la clara posición de estrella de mar, un poco entregado a lo que
fuese hacerle Jungkook, solo aceptando la intromisión con la expresión
contraída y ya no sintiendo la cabeza girarle en círculos por el placer.16
—Todavía no empieza.266
—Ah.921
Pero Tae ahora mismo solo podía pensar que la invasión era terrible, apenas
aguantando el deseo de cerrarse alrededor de Jungkoook para sacarlo de él.
El sexo, descubrió Tae, no era nada como se lo habían describido en sus
clases. Y tal vez eso se debía en parte a que Jungkook era más grande que
esos actores de esos videos que le mostraron a Tae, y por eso esos otros
actores no se quejaban mientras Tae sentía que su espalda baja estaba
siendo dividida en dos. Pero eso realmente no lo sabía, así que se dejó estar
en esa posición de estrella de mar azotada contra una roca, estrella de mar
que posiblemente estaba muerta o agonizando en dolor.310
Tae no supo realmente cuánto tiempo estuvieron así, solo que en un punto el
dolor se había esfumado y ya solo se dedicaba a observar a Jungkook apretar
los dientes.8
Eso le sacó una carcajada a Jungkook que lo hizo estremecerse sobre él,
enterrando la frente en el hombro de Tae. Pero antes de que la risa acabase,
la mano de Jungkook se deslizó hacia la perdida e inexistente erección de
Tae y empezó a acariciarla, la comezón regresando a él y la tirantez en su
entrepierna también a medida que Tae iba recuperando el deseo y con ello
su erección, hasta que se encontró nuevamente encogiendo los deditos de
los pies y gimiendo contra la boca de Jungkook, exigiendo y demandando
una vez más su propia placer.37
Jungkook entonces tiró de los muslos de Tae y los hizo subir un tanto para
cambiar el ángulo, sintiendo entonces que se introducía incluso más al punto
que Tae se preguntó si acaso lograría acariciarle el ombligo por dentro.254
Estuvieron unos segundos así, hasta que Jungkook se movió y salió de él,
dejándolo con una sensación casi de abandono.
Tae cerró los ojos, la respiración acelerada y las articulaciones destruidas,
sentía que nunca más podría moverse, solo siendo arcilla en las manos de
Jungkook. Y luego Jungkook había regresado a él y lo abrazaba y besaba y
Tae no podía sentirse más querido, pensando solo medio segundo en sus
diecinueve años anteriores. Y entonces las lágrimas habían regresado y se
refugiaba en el pecho de Jungkook, esta vez Tae sobre él mientras se
aferraba a su piel y lloraba, las manos de Jungkook tocándolo y consolando
junto a sus palabras siempre bonitas.126
—Por favor, ámame —le suplicó pequeñito e inseguro, desesperado por ese
sentimiento cálido que Jungkook le daba en cada toque.566
—Ya lo hago.514
Y Tae recién pudo tomar una inspiración que venía conteniendo desde hace
diecinueve años.8
No era la primera vez que Kim Minho cargaba en brazos a su hijo Kim
Taehyung. No era la primera, pero recién se convertía en la segunda y estaba
experimentando el mismo ataque de pánico de aquella primera vez cuando
se lo entregaron ensangrentado y llorando, su rostro enrojecido y
haciéndose oír como si quisiera anunciarle al mundo entero que estaba ahí,
sano y salvo pero que ese mismo mundo no tendría el privilegio de
conocerlo porque Minho permitió que viviese encerrado en una casa, su
descompuesta mente creyendo en sus inicios que eso sería lo mejor para él,
porque Minho intentaba no repetir la historia y había hilado una nueva
aunque quizás con el mismo final horroroso.154
Pero lo tenía otra vez en sus brazos, siendo solo unos dos centímetros más
grande que la primera vez que lo cargó, sus pestañas ya largas cubriendo sus
ojos mientras que ese puchero constante, que no desaparecería con los años,
se hacía más pronunciado al mover la boquita pidiendo comida y cariño.122
Pero eso era algo que Minho no hacía bien desde que se lo llevaron en esa
camioneta blanca. Cerró los ojos y las manos le temblaban, solo atinando a
entregarle a su bebé a su amigo que se apresuró en recibirlo, Minho de
inmediato derrumbándose contra la mesa de la cocina y apoyando la frente
en ella, sudando frío y sintiéndose enfermo, la bilis subiéndole y bajándole
por la garganta.119
La vida ocurrió, eso era el principal problema de Minho. Sin embargo, solo
negó, ahora apoyando la mejilla contra el frío de la mesa mientras observaba
a Sehun alejarse con Kim Taehyung en brazos e iba hacia Jungkook, que
todavía se sostenía al mueble con sus piernitas de dos años.185
Y por eso, al notar que Minho se encontraba mejor que en años, Sehun le
entregó el teléfono a Minho para que hablase con su mamá y entonces
escuchó la voz angustiada de ella, contándole que ya había faltado cuatro
domingos a misa y sus amigas insistían en ir ese fin de semana a cuidarla en
su enfermedad ficticia.19
Sí, la única manera de mantenerlo escondido, así tal cual se lo pidió Minho
hace dos meses cuando se lo entregó en la cocina y lloró, suplicándole que lo
alejasen porque no quería verlo.
—Vale —aceptó.
Sin embargo, cuando Kim Taehyung comenzó a llorar en esa cocina, Minho
solo pudo taparse los oídos también queriendo llorar y ser abrazado por
Sehun, ser contenido de alguna forma por ese hombre que en algún punto se
había vuelto casi un padre para él.172
—¿Ya llegamos?140
Y su sonrisa.61
Esa grande y simétrica, perfecta y bonita que adornaba sus labios desde esa
mañana cuando Jungkook le contó esa noticia que planificó por días con su
amigo Park Jimin:26
—Iremos a la playa.313
Y verlo así de feliz y pleno, solo podía llenarle el corazón con buenas
energías sobre todo si consideraba que las últimas semanas no fueron
demasiado buenas para la estabilidad mental de Jungkook. A pesar de que
instaló un equipo completo de seguridad en la casa para proteger a Tae de
otro asalto, la inquietud continuaba pesando y condensándose dentro de él
con cada día de tranquilidad que transcurría. Y es que las huellas que
Jungkook visualizó y capturó esa tarde hace semanas atrás, de nada
sirvieron. La decepción todavía era potente en él al recordar la llamada del
detective.11
Después de ese fiasco tuvo que aceptar que, por mucho que fuese policía, su
vida no era un serie de televisión donde esos hallazgos llevaban al culpable
sin mayor dificultad.23
Con la nariz aleteandole para captar su esencia, movió la cabeza hasta que
también la sacó fuera de la ventana con los ojos abiertos de par en par a
pesar de que el viento le chocaba de frente.1
—¡Huele! —jadeó.125
Descendiendo la velocidad, Jungkook comprobó rápidamente el GPS para
ver cuánto faltaba.
No tardó en alcanzarlo, Tae no tenía un estado físico bueno ante sus años de
encierro y limitación de movimientos, por lo que creció con músculos no
muy resistentes a los esfuerzos físicos, además iba con unas sandalias negras
que nunca se quitaba, incluso las combinaba con calcetines si es que de
pronto le daba frío. Una de esas mismas sandalias la encontró olvidada por
su dueño en uno de los peldaños, agarrándola y acercándose a Tae que
tomaba aire en un tramo más adelante afirmándose las costillas con
expresión adolorida. Y tras él, el mar de color azul coronado por una playa
de arenas no muy finas, el paisaje bordeado por el acantilado donde quedaba
la cabaña. Sacó el celular para tomarle una foto, capturando el momento
exacto de una distraído Tae contemplando la inmensidad del océano
mientras aún se afirmaba las costillas con Tannie en brazos. La colocó de
inmediato de fondo de pantalla.314
A los minutos continuaron su camino con más calma, una que duró solo
hasta que alcanzaron la arena. Las chanclas de Tae salieron volando hacia
cualquier lado, su dueño tirándolas lejos para sacárselas y así por fin tocar
con los pies la arena caliente y áspera que lo hizo estremecerse, los brazos
recogidos contra su pecho aplastando un poco a Tannie. Sus ojos eran
enormes y brillantes al mover las piernas y enterrar los dedos, entonces otro
temblor lo recorrió.70
—Es... —balbuceó.
—Sí y es...
Jungkook alcanzó a detenerlo antes de que abriese los ojos. Tendió las
manos y le apartó los restos de las pestañas con los pulgares, dejándole las
mejillas de pan sucias porque así le parecía el ser más adorable de la vida.54
—Ahora sí —avisó.
De rodillas, se arrastró por la arena hasta que estuvo posicionado casi sobre
Jungkook, su rostro feliz y con arena en las mejillas y labios mojados por
lamerlos. Con su felicidad eclipsó todo el mundo alrededor de ambos.2
—Jungkook no es bobo.61
—¿Ya no soy bobo? —lo provocó apartando un mechón que se deslizaba por
sus ojos y lo sostuvo lejos—. ¿Entonces qué soy?39
—Jungkook mío.441
—Así que escalé de nivel para ti.26
—Voy, Tae —le avisó por si ya no fuera obvio que avanzaba hacia él.
—Entiérrame —pidió exaltando, ahora las manos yendo otra vez a la arena y
moviéndola como un perrito.346
—¿Agua?2
Y tuvo razón, pensó Jungkook al que Tae se quitaba la camiseta por la cabeza
y la lanzaba en la arena, su pecho compacto subiendo y bajando mientras
emprendía una carrera acelerada al mar medio tropezando al quitarse los
pantalones cortes. Solo con ropa interior, llegó a la orilla y frenó de golpe,
entonces comprobando a Jungkook que continuaba al lado del intento de
agujero que estuvo haciendo con Tae.17
Jungkook se puso en movimiento justo cuando Tae daba el último paso para
llegar al límite del mar donde olas pequeñas e inofensivas se deslizaban y
retrocedían por la arena húmeda. Primero metió un pie solo tocando el agua
con los dedos, luego estremeciéndose de manera exagerada y llevando las
manos al pecho cruzándolos sobre él.11
Los minutos que vinieron, con la ropa mojada hasta los muslos por
acompañar a un chico que conocía por primera vez el mar y que no sabía
nadar, se las pasó observando a Tae aletear y tirar agua para todos lados,
mojando principalmente a Jungkook y riendo, la carcajada resonando en ese
lugar donde solo estaban ellos dos y una mascota que corría en la orilla
desesperado por no alcanzarlos pero demasiado miedoso para ir con
ellos.132
—Pero, Jungkook —hizo pucheros alzando la mano para cubrirse los ojos
del sol que le llegaba directo.2
Tae puso los ojos en blanco y bufó, volviendo a subir otro tramo de escalera.
Así que mientras Tae se recostaba en el único sofá de la cabaña frente a una
televisión con una chimenea a un costado, Jungkook sacó las maletas del
auto y se las llevó al cuarto matrimonial que ubicado a un costado de la
cocina. Al pasar de regreso para ir a buscar la comida que trajo y ponerse a
cocinar algo, notó que Tae se había dormido en el sofá todavía cubierto de
sal y restos de arena, aunque por lo menos con el cabello y ropa interior
seca. Agarró una manta del cuarto y la tendió sobre él, el cabello de Tae tieso
y convertido en un nido de pájaro sobre su cabeza. Yeontan, que ayudó a
subirse al sofá para que se acurrucase al lado de su dueño, no se encontraba
en un mejor estado.31
Tras bañarse para quitarse los restos de sal y arena, Jungkook abrió la caja
con mercadería que se trajo de Daegu. Lo primero que notó, es que había
más comida de la que dejó lista esa mañana antes de subirla al auto. Un
paquete de harina y levadura, crema y mostacilla comestible para decorar. Y
unas velas con dos números: 22. Su mirada fue hacia el ovillo en el salón y
regresó a las velas. ¿Cuándo Tae habría guardado todo eso?228
Con una sonrisa bailando en los labios, porque quien cumpliría años el día
siguiente era Jungkook, escondió las cosas en la caja para que Tae no supiera
que Jungkook había descubierto su sorpresa de cumpleaños.304
Y entonces, cuando menos se lo esperaba, el mundo se le vino encima solo
con una simple notificación que hizo vibrar a su celular.
Jin:
¿Recuerdas que hace unas semanas inscribimos a Tae en la escuela de artes de
Daegu?
Jungkook:
¡¿Quedó?! 😱364
Jin:
Sucedió algo mejor que eso... para Tae.
Jungkook:
¿Algo mejor?
Jin:
Me contactaron de un programa de artes.
Es en una universidad.
Y quedó.129
Jin:
Pero es en Seúl.839
Y si bien Jungkook siempre supo que ese momento llegaría algún día, jamás
imaginó que sería tan pronto ni mucho menos que dolería así.23
Jin:
Lo siento, Jungkook.295
70
Nervioso, errático, confundido y ansioso, era así como se sentía Minho
sentado en ese comedor que por años fue su casa. Con los hombros curvados
hacia adelante y moviendo la pierna de arriba a abajo, observaba a su mamá
intentar darle de comer a un Kim Taehyung de tres años, la cuchara
oscilando frente a su rostro regordete con mirada grande y brillante.6
Mordiéndose las uñas hasta que se le hizo doloroso, tomó valor y dijo:
—¿Al jardín?
—Sí —aceptó.
Minho se pasó la mano por el cabello, exudando tanta ansiedad que Minho
juraba olerse, sentirse, una ola de energía oscura saliendo de él para repletar
esa cocina hasta que casi se hacía irrespirable e insoportable estar sentado
en esa silla.
—La Ley ya fue aprobada —balbuceó, repitiendo esas palabras que Sehun le
dijo la tarde anterior.
"La Ley ya fue aprobada, Minho. Tae no necesita seguir en esa casa. Entre
más tiempo continúe como un anónimo, mayor problemas tendremos para
sacarlo luego del encierro".112
—Sí, pero...
Moviendo los labios, se los lamió y buscó en su cerebro algo sensato para
expresar esos pensamientos que giraban en su cabeza como un torbellino
que amenazaba con destruirlo todo.
Porque desde que Kim Taehyung había nacido, Minho vivía más en la casa de
Sehun que en la suya. Las razones, eran claras.
—Sí —dijo con rapidez—, pero quería hablar de Tae y de que la Ley...
—Sí, pero...
—No quiero que le pase lo mismo que te pasó a ti, ¿no entiendes? 118
—Ahí lo veremos.244
A los minutos se encontraba fuera de esa casa en la que vivió durante casi su
vida. Paseó por las calles de Daegu sin rumbo, la cabeza repleta de ideas, una
peor que la otra. El viento helado le pegaba de frente, removiendo las
ondulaciones fuera de su rostro y Minho volvió a comerse las uñas hasta que
sintió el sabor metálico estallar en sus pupilas gustativas.15
Entonces, alguien lo detuvo, u brazo siendo sostenido por dos hombres más
bajos que él, ambos presentando de inmediato unas tarjetas identificadoras
que decían Gobierno de Corea del Sur. El pánico como una explosión en su
interior, el jadeo angustiado escapando de sus labios congelados. Y tiró,
buscando con desesperación luchar contra ese agarra que se volvió un poco
más rígido contra su brazo.159
Sin embargo, ninguno lo sujetó por los pies para arrastrarlo ni tampoco
visualizó alguna camioneta estacionándose en la calle a un costado de ellos.
Solo estaban los tres.27
—Hombre, tranquilo —dijo uno de ellos al verlo llorar con las manos en el
suelo y los hombros temblando—. No vinimos para llevarte.
Protegerlos.
Sí, claro, eso no era algo que Minho fuese a creerles jamás.1
No, no podían, ellos no podían saber que aquel examen fue falseado por ese
médico infiltrado, examen que marcó a Kim Minho como infértil
permitiéndole entonces abandonar los laboratorios. Porque si sabían, si solo
se enteraban de ello, entonces su Tae...
Sabrían de él.
Y su Tae...100
—No sé quién le habrá contado esa mentira de mí —lo cortó Minho, apenas
colocándose de pie sintiendo las rodillas adoloridas—, pero ese exámen no
es falso, soy un M-Preg infértil y por eso me liberaron.
—Envíe la cita.
Horas más tarde lloraba sentado en el sofá de la casa de Sehun que en algún
momento de su vida también se convirtió en la suya. Jungkook jugaba con
unos bloques a sus pies junto a su hermana Suni, ambos luchando para
quedarse con el ferrocarril de legos. Sin embargo, apenas Jeon Jungkook
escuchó que Minho se sorbía la nariz entre lágrimas, el pequeño alzó la
cabeza y se giró hacia él, dejando en el olvido el ferrocarril por el que tanto
luchó.
—Mino no llore —pidió en un susurro suave, sus piernas cortas moviéndose
con apuro hasta llegar a él, apoyándose en esas rodillas que continuaban
sucias. Aguantándose otro llanto, acarició la melena oscura y lacia del
pequeño.205
[+18]850
Lo recibió el Apocalipsis.43
—¿Qué haces? —quiso saber inspeccionando la fuente que tenía una masa
pegajosa y con grumos, la sonrisa apareciendo al comprender lo que Tae
estaba preparando.
—Este chico siempre arruinando todas las sorpresas —escuchó que Jin
exclamaba.129
¿Por qué continuaba cayendo por ese abismo sin la capacidad de ponerle un
freno a la caída? No lo entendía, pero tampoco buscaba hacerlo. Por eso,
cuando cruzaron la entrada de la cocina y se encontraron fuera del campo
visual de la cámara del celular, agarró a Tae por las mejillas y lo atrajo hacia
él, devorando su boca apenas se encontraron a medio camino.67
Los ojos de Tae se abrieron enormes y pronto sus orejas estaban tomando
una coloración roja al igual que sus mejillas, ahora su mirada esquiva y baja
al morderse el labio inferior con timidez.6
Con los labios mojados, se giró para regresar dentro del desastre que era la
cocina. Jungkook aprovechó para darle una nalgada.274
A los minutos, tras tomar una ducha y de revisar los cincuenta mensajes de
Jimin hablando de todo y a la vez de nada, pero contándole en síntesis que
llegarían en cuatro horas a la cabaña, dejó de escuchar ruido en la cocina al
punto que volvió asustarse, agudizando el oído para captar algún
movimiento que le dijese qué ocurría con Taehyung.38
Y entonces, una cabeza castaña clara se estaba asomando por la entrada del
cuarto, sus párpados caídos y dedos nerviosas.
—¿Sí, pequeño?23
Tae dio un largo suspiro y se pasó las manos por el cabello, pareciendo más
triste que estresado, como si de paso estuviese cuestionándose hasta su
existencia.
Se puso de pie corriendo, esta vez con ropa interior cubriendo su dignidad.
Se dirigió hacia la entrada de la cocina y se apegó a la pared, solo sacando la
cabeza del escondite para espiar lo que estaba ocurriendo en ese lugar.3
Tae estaba haciendo pucheros bonitos y meciendo los hombros como si con
eso la masa fuese a cocinarse.8
—¡Jungkook, cierra los ojos! —pidió con una sonrisa tan grande que los ojos
se le curvaban en las esquinas.
Notó que tenía sus pestañas húmedas cuando al fin abrió los ojos para
observar a Tae, encontrándose con uno de esos queques pequeños que trajo
como merienda y que ahora estaba cubierto de crema batida y decorado con
mostacilla comestible, dos velas apretujadas en el centro marcando un
número:99
—Un deseo —ordenó Tae—. No, no, tres deseos. Tres porque Jungkook es
bueno y merece tres deseos.534
Volvió a cerrar los ojos, más para contener las lágrimas dentro de sí que para
pensar en lo que quería. No necesitaba tres deseos, solo le bastaba que se le
cumpliera ese que venía dándole vueltas por la cabeza desde el instante
mismo que encontró a ese chico encerrado en un ático hace ya seis meses.51
Y sopló con todas sus fuerzas, sus pestañas revoloteando cuando sintió un
beso en la mejilla de parte del dueño de todos sus sueños cumplidos.86
—Gracias.
—Iba a preparar un pastel pero Tae falló —explicó con los labios un poco
caídos—. Era en el microondas y no pude y Jin dijo que el horno no y Tae se
rindió.70
Dándole otra mascada al queque, le sonrió.12
Justo cuando le estaba dando la última mordida, Tae estiró las manos y
acarició el abdomen desnudo de Jungkook, apartando un poco las mantas
desordenadas que cubrían su regazo. Con el dedo índice y de al medio,
avanzó por su piel como si sus músculos fueran una escalera.100
—¿Puedo chupártela?1.9K
—¿Por qué quieres tanto esto? —logró jadear sin aire cuando pudo tragarse
el último pedazo de su pastel de cumpleaños.1
Pero ya venían en esos hace unas semanas y Tae era realmente receptivo en
el sexo, gimiendo y rogándole siempre por más hasta que quedaba con las
piernas temblorosas y una sonrisa boba dibujada en sus labios.278
Por suerte se había bañado esa mañana, pensó mientras dejaba que su
espalda se recostase una vez más contra las almohadas y Tae captaba de
inmediato la invitación, sus manos grandes y bonitas yendo de inmediato
hacia las mantas que lo apartaban del regazo de Jungkook, las cuales apartó
hasta que estuvieron recogidas y hechas un desastre a los pies. Y entonces,
esas mismas manos bonitas que Jungkook era incapaz de no mirar, se
dirigieron hacia su ropa interior y tiraron de ella, el estómago de Jungkook
de inmediato apretándose y conteniendo el aliento en sus pulmones ante la
anticipación del movimiento.115
Sintió la tela de su ropa interior rozar sus muslos y más abajo, siendo
lanzada lejos por Tae, que ahora apoyaba las manos sobre sus muslos, los
dedos extendidos y casi cubriéndole el músculo por completo. Se relamió
una vez más los labios con anticipación, la mirada de Tae bajando hasta la
entrepierna de Jungkook. Acercándose por un beso, Jungkook sintió que la
mano subía por el costado de su pierna y se cerraba en su semi erección,
jugueteando con ella como Jungkook le enseñó. Lo masturbó solo unos
segundos, Jungkook no parecía necesitar más cuando se trataba de Kim
Taehyung.103
—Sabe a Jungkook —dijo por fin, ahora observando con atención la punta
rosada que brillaba por su propia saliva. Tae la encontraba bonita, era un
poco redonda y de un color que a Tae le gustaba mucho. Y se notaba
blandita, tan blandita que siempre le picaban un poco los colmillos y-504
—¡No, no, no, los dientes no, Tae! ¡Los dientes no!1.1K
En fin, esa mañana los dos regalos de Kim Taehyung para Jeon Jungkook no
salieron como Tae lo había planificado.301
Por eso, decidió buscar un tercero. Nada más ver que Jimin aparecía en el
borde de la escalera y gritaba el nombre Tae, que intentaba enterrarse en la
arena por quinta vez consecutiva en esos dos días, corrió hacia los peldaños
y los subió, abrazando a su amigo en la cumbre. No tardó mucho más para
contarle atropelladamente todas sus desgracias.
—Nu.1
Jimin pestañeó con lentitud hacia él, una expresión de dolor apareciéndole
en el rostro tras analizar aquello.57
—Me provocó.362
—Tae...2
Fue así que en la noche llegaron a ese recinto ubicado a casi una hora de la
cabaña. Yoongi, elegido por su novio como el conductor designado, era el
único que no bebía mientras la euforia navegaba por las venas de Taehyung
y hacía a su cabeza girar, el sonido de la música resonando en su audífono y
amplificando para él, siendo incluso capaz de sentir las vibraciones del bajo
en su pecho, haciéndolo mover los brazos siguiendo el ritmo mientras se
apoyaba contra Jungkook, que se inclinaba hacia él para acercar su boca al
audífono.
Y luego estaban en la mesa y otro vaso aparecía frente a Tae, que se tomó
apresurado y partió nuevamente a la pista arrastrando ahora a Jimin,
bailando uno frente al otro y haciendo morisqueta y movimientos graciosos
que hacían reír a Tae.6
Pero Tae se negó a ir, demasiado ido para tomar asiento y obligarse a
permanecer quieto cuando todo en él quería estar en movimiento. Se quedó
bailando solo, apenas rodeado por un par de parejas, el ruido de música y
conversaciones entremezcladas.2
—Lo sé.
La mirada de Jimin fue de Tae a Jungkook, pestañeando con dificultad para
entender.4
—No hay nada que entender, solo míralo, está bien y feliz —respondió
Jungkook.246
Los ojos le ardían al notar la sonrisa de Tae morir, ahora viéndose un poco
desconcertado.65
—Solo... espera.102
—Supe ayer.
Tae por fin había logrado ganar distancia y se alejaba para volver a bailar
solo, el tipo siguiéndolo de inmediato.49
Eso mandó a callar a Jimin el tiempo suficiente para que los tres observasen
al tipo arrinconar a Tae contra unas mesas vacías, ahora la expresión de Tae
bordeando la molestia y el pánico. Jungkook se contuvo solo un segundo
más, solo un segundo más...
Y entonces el puño de Tae se estrelló contra el pómulo del tipo, con fuerza y
precisión. Jungkook se puso de pie de inmediato, de paso volteando su vaso
y fue hacia él, agarrándolo para sacarlo de ahí. Tae, todavía alterado y con el
rostro rojo por la furia, luchó contra Jungkook unos segundos hasta que notó
quién era y se relajó lo suficiente para recordarse respirar.470
—Yo le dije que no —balbuceó Tae, todavía con las revoluciones al tope y
temblando un poco por la bajada de adrenalina.173
—Mañana no...227
Pero los gemidos y jadeos no eran algo que pudiesen aguantar del todo bien,
igual que el sonido de las pieles entrechocando y de las palabras bajitas y
quejosas de Tae porque era inexperto y no lograba encontrar ese botón de
nervios que Jungkook accionaba y-
—¿Por fin terminaron? ¡Diooos, solo quiero dormir un poco! ¿Es tanto
pedirles?
72
Minho lo pensó, lo meditó por días, días que se acumularon en semanas y
finalmente en meses, comprendiendo tras ello que Kim Taehyung no sería
libre a menos que su madre Lara se viese forzada a hacerlo. Y eso fue lo que
planeó: cómo obligar a Lara a sacar a Tae de esa casa. Porque si bien ella le
había prometido que tendrían esa conversación si los laboratorios cerraban,
cada vez que Minho iba a verla en secreto por las noches, Lara se negaba a
responder sus cuestionamientos.
Tae ya tenía seis años y continuaba encerrado en ese pequeño mundo que
para él consistía en todo lo que alguna vez conoció. Los laboratorios, ya casi
todos clausurados. Podía ser libre, y Minho lo cuidaría desde las sombras
todos los años de vida que fuesen necesarios. Podría estar al aire libre,
conocer el mundo y ser conocido por este, y ser amado, amado de una
manera que todavía no experimentaba y que jamás lograría experimentar si
continuaba entre esas cuatro paredes.2
Y Minho no entendía, fue algo que no comprendió por días y meses hasta que
tuvo que hacer algo. Y entonces, lo comenzó a planificar, y en ese mismo
entonces Sehun lo llamó pidiéndole que cuidase a Jungkook, porque se había
contagiado de meningitis, una enfermedad que, si bien Sehun mantenía
estable con tratamientos, necesitaba ser constantemente monitoreada, algo
que Sehun no podía hacer ese día.87
Por supuesto que aceptó, y fue a esa casa que no visitaba hace tiempo y se
reencontró con Jeon Jungkook que había crecido mucho y que estaba tan
bonito como la última vez que lo vio, a pesar de las ojeras y la mascarilla que
cubría su rostro para evitar más contagios.35
—Hola, pequeño, ¿te acuerdas de mí?
Lara.
Esa era una información que Minho manejaba, porque también estuvo meses
mordiéndose las uñas frente a la casa cada domingo preguntándose si debía
hacerlo, si debía ingresar y llevárselo consigo.55
Pero no. No, no, Minho malo, no podía hacer eso, Sehun se lo había pedido.28
Pero Minho no quería eso para él, no quería que pasase de una vida de
encierro a una donde pasaría escondido con un padre que legalmente estaba
muerto y enterrado en el cementerio de Daegu. Minho quería y deseaba que
Kim Taehyung tuviese amigos, que fuese al colegio, que tuviese una vida
normal y sabía que su mamá era la única que podía darle eso.21
Kim Sun Hee Lara podía darle una vida normal y hermosa y perfecta y no
quería, no quería y Minho no entendía. Sí, él se lo pidió, se lo pidió por años,
pero ya no quería eso, no quería no quería, pero su mamá no entendía y solo
le repetía una y otra vez que esperase un par de años más cuando fuese
seguro para que Tae saliera.36
Solo que Minho no se creía con la capacidad de esperar más, y tampoco iba a
hacerlo.
Los labios irritados y sonrojados de Tae por sus besos hicieron un puchero.
—No, bobo.
Algo llamado sexo mañanero. Y es que Kim Taehyung dentro de dos horas
sería internado en el Hospital de Daegu para su operación de implantes
cocleares, porque su plaza en la Universidad de Seúl había descuadrado por
completo la planificación que tenían para Taehyung, obligándose a adelantar
la operación y retrasar por lo menos cuatro semanas su ingreso a la
universidad.167
Así que estaban un poco atascados, al punto que Jungkook habló con Hoseok
para que le concediese unas vacaciones sin sueldo y con ello lograr estar a su
lado los primeros meses. Pero solo unos meses, solo para ayudarlo a
adaptarse a la gran ciudad, luego sabía que tendría que regresar a Daegu
porque Tae nunca lograría terminar de desarrollarse como persona, como
ente individual e independiente, si Jungkook continuaba rondándole y
estrechando ese lazo de co-dependencia emocional que Tae había
desarrollado por él.101
—Bueno.1
Lo amaba.200
Jimin estaba con ellos junto a Yoongi, que sería el enfermero encargado de
Tae posterior a la operación. Ahora mismo, le sonreía de manera agradable a
Tae mientras le pedía el brazo y le colocaba una cinta sobre el codo,
apretándolo lo suficiente para palpar la vena con el dedo índice y de al
medio, sacándole la tapa a la jeringa e introduciéndole la aguja metálica.95
Como el exhibicionista que era, solo esperó que Yoongi saliera del cuarto con
el carrito de implementos, para lanzar los zapatos bajo la cama y pasar su
camiseta por sobre la cabeza. El largo suspiro de Jimin como fondo.
Se quedaron hablando entre los tres a la espera que Tae fuese llamado a
pabellón. Cuando había transcurrido eso de una hora en aquella habitación,
Yoongi ingresó nuevamente al cuarto esta vez con una expresión
preocupada. Jimin se colocó de pie de inmediato y fue hacia él, tocándole la
sien para apartarle un mechón oscuro que no molestaba.318
—¿Pasa algo, amor?21
Los ojos de Yoongi fueron a la puerta cerrada y luego a Tae y Jungkook que
se encontraban todavía en la cama, Tae contra las almohadas y Jungkook a
los pies.
—Creo que no podremos operar hoy a Taehyung —dijo nada más ingresar—
, en estos casos se recomienda esperar y volver a reagendar la cirugía.23
—¿Un año? —cuestionó Jimin—. ¿Por qué mi Tae debería esperar un año si
está aquí listo?71
El Doctor Lee revisó su plantilla metálica con papeles y después otra vez a
los presentes.11
Yoongi no necesitó más que eso. Salió del cuarto de inmediato y regresó en
lo que duró un suspiro con el carrito con jeringas y frascos, el mismo que
utilizó instantes antes para sacarle sangre a Taehyung. Acomodó todo en su
lugar y le pidió a un paralizado Jimin que se subiera la manga de la camiseta.
Pero Jimin no estaba mucho mejor que Jungkook, por lo que se limitó a
pestañear sin entender pidiéndole a su novio en silencio más explicaciones
porque en ese momento su cerebro no se enteraba de nada. Y a pesar de que
Yoongi se inclinó hacia Jimin para susurrarle aquello al oído, Jungkook fue
capaz de escucharlo de igual forma.41
—Para hacer nuevos exámenes.28
—Es imposible... sin ciclo es... es imposible y Tae... y Tae tuvo el suyo hace
dos meses.117
Abrió la boca para decir algo más, siendo interrumpido de inmediato por el
mismo doctor.
—Pero debió tener uno. Pedí que repitieran los exámenes y volvieron a salir
iguales, Jungkook, y...
Y es que la culpa era primordial a todas ellas, esa culpa pesada y oscura,
negra y poderosa que se aferraba a su espalda con garras largas y le
susurraba al oído que acababa de quitarle una vez más la libertad a una
persona que no la tuvo nunca, alguien que recién comenzaba a saborear lo
bonito de ella, alguien que empezaba a apreciarla y vivirla, experimentarla y
sentirla por primera vez.283
No era justo.
Otra vez un silencio pesado que solo siendo interrumpido por la puerta del
cuarto al abrirse.
—Voy a cancelar la cirugía pero con la excusa de que Tae tuvo una crisis y
que no pudimos amnestesiarlo —informó el doctor Lee—. Necesito que se
contacten con su sicólogo.22
Una de las manos del doctor Lee estaba sobre el hombro de Jungkook y lo
apretaba un poco, tal vez para darle ánimo, tal vez para hacerlo reaccionar,
posiblemente para ambas cosas.2
Tomó aire.
Las manos de Jungkook se apretaron incluso más contra sus propias rodillas
como si quisiera molerlas con los dedos.
Tuvo que tragar para evitar vomitarse los zapatos en ese momento,
sintiéndose descompuesto y mal, enfermo, terrible y horriblemente
enfermo. Volvió a tragar saliva y se obligó a meterle aire a sus pulmones
deficientes porque este no era su momento, tenía que reaccionar,
comportarse y asumir que le había destrozado el futuro a Tae.92
Su Tae...148
Su Tae que tenía un futuro brillante por delante, lleno de planes y ahora
nada. Se suponía que debían irse a Seúl en un mes y que Jungkook estaría
con él unos meses, ayudándolo a adaptarse a su nueva libertad, esa bonita y
perfecta libertad donde por fin viviría en base a sus decisiones y no a la de
otros.7
Y ahora, nada.50
Amarrado para siempre a una vida que dependería de él, afianzando ese
estado de co-dependencia emocional y mental.
Jungkook apartó los puños de sus ojos y vio a el mundo borroso y repleto de
manchas, notando apenas que Tae continuaba paralizado en la misma
posición de hace minutos y que su piel canela había perdido su bonito color
pasando a un blanco enfermizo y casi fantasmal.
No era justo, no debía estar ocurriendo así, así no, así no.
Pero ya pasó.2
Y ya está, simplemente ya está porque lo recordó y no le quedó más que
aceptar la nueva realidad.14
Estiró la mano para agarrar la de Tae y entrelazó sus dedos con los suyos,
notando que estaba helado y que temblaba nervioso. Tae parecía haber
estado esperando ese contacto, porque se aferró a él con desesperación y
fuerza. Y Jungkook solo pudo sumarle otro malestar a su mente anestesiada
y confundida.45
Girándose hacia él, se encontró con sus ojos muy abiertos y su labio inferior
sobresaliente e inestable, que se estremecía con sus respiraciones
entrecortadas. Y se veía tan pequeño y temeroso, tan inocente y corrompido
por él.1
Volteándose otra vez hacia Jimin y Yoongi, admitió esa verdad en la que cayó
en cuenta hace unos instantes.
La espalda de Jimin se paralizó, sus ojos yendo hacia Tae y luego a Jungkook.
—A mí me rechazó un emparedado ese día —recordó.
—Pero creo que ese día no comió nada —balbuceó Jimin—, solo que pensé
que era porque estuvo todo el día intentando enterrarse en la playa.
—¡Basta!
Tae se movió tras suyo y bajándose de la cama. Todavía cubierto con esa
bata de hospital que dejaba al descubierto la piel de su espalda y parte de su
ropa interior, se posicionó frente a Jungkook y estiró los brazos, colocándose
entre su amigo y su novio.
—Pero, Tae...
—Tae...
Ese mismo chico que hace seis meses no hablaba y se escondía bajo las
mantas si alguien ingresaba a su habitación en el hospital, cuadró la espalda
y alzó la voz.11
—¡Fuera!276
—Jungkook, no llore...145
Pero Jungkook no podía dejar de hacerlo, las manos de Tae yendo a su rostro
y apartando las lágrimas con movimientos torpes y desesperados.1
Estrechándolo todavía más cerca para llenarse con el olor de Tae, acarició su
vientre con la punta de la nariz cerrando los ojos y permitía que las lágrimas
escapasen y mojasen la camisola de Tae.
A los minutos, lograron guardar las cosas de Tae otra vez en la maleta y salir
del hospital con un examen negativo y unos sueños destruidos bajo sus
zapatos.81
Estuvo llamando a Jin el resto de la tarde siendo enviado al buzón de voz una
y otra vez. Con Tae caminando nervioso por la casa y observando a Jungkook
sin atreverse a hablar, al final se terminó refugiando en el patio trasero,
nervioso y confundido, angustiado y ansioso.45
Pero Jungkook, demasiado ensimismado en encontrar a Jin para que lo
ayudase a tener la conversación con Tae que explicarle todo lo que estaba
sucediendo, no pudo notar que estaba haciendo más mal que bien dejándolo
en la ignorando. Y por eso volvió a llamar a Jin una y otra vez hasta que se
rindió y marcó a su hermana.9
—Jin no me contesta.6
—Jungkook...
—Te quiero —le susurró contra el oído que portaba el audífono, el cuarto
audífono desde que empezó a utilizarlos.4
Pasando sus manos por la cintura de Tae, lo abrazó por la cintura y besó su
nuca sudada. Asustándose un poco por el contacto, Tae se giró entre sus
brazos y lo observó sorprendido, sus ojos recorriendo los párpados
hinchados de Jungkook y luego su boca. Se acercó y lo besó suavecito, solo
un roce que no duró más que un suspiro.52
—Te prometo que te explicaré todo —dijo Jungkook tragando con fuerzas—,
solo que estoy esperando a Jin porque no me creo capaz de hacerlo yo.
El resto de la tarde, Jungkook siguió llamando a Jin. Pero por mucho que
insistió, no lo logró. Y entonces llegó la noche y un ansioso Tae y un triste
Jungkook se fueron a dormir, Tae buscándolo bajo las sábanas y abrazándolo
y apegándose a él, besándole el rostro mientras Jungkook cerraba los ojos
porque no lograba contener sus lágrimas cada vez que observaba a Tae
sonriéndole confundido y nervioso.143
Tae se durmió intranquilo y con un puchero en los labios, en tanto Jungkook
contemplaba el techo, las sábanas enrolladas en la cintura. Agarró el celular
bajo la almohada y se bajó de la cama con cuidado para no despertarlo. Sus
pasos apenas se escucharon en la casa al ir al primer piso, tanto Hoseok
como Namjoon en turno esa noche.
Sentándose en el sofá con Roko a su lado, hizo girar el celular entre los dedos
con un nudo terrible en el estómago. Encendiendo la tv y dejándola en
silencio, hizo girar el celular una vez más hasta que detuvo el movimiento y
marcó a la única persona a la que siempre recurría al llorar.
Sorbió su nariz.
—Sí.14
Su labio tembló y tuvo que morderlo unos instantes para dejarlo quieto el
tiempo suficiente para hablar.
—Jungkook...
—No, hijo...5
—Jungkook —dijo bajito y suave su papá, esa misma voz que utilizó para
hablarle cuando Jungkook recibió una paliza en el colegio y terminó llorando
en la enfermería—, yo podría hacer algo, ¿lo sabes, cierto?301
—Escúchame bien —le pidió ahora con un tono serio—. Solo ofreceré esto si
Tae es quien lo decide, solo Tae y nadie más que Tae, porque tú no tienes
opinión en esto.581
—¿Qué cosa?
—Puedo viajar a Daegu y darle una pastilla a Tae... y luego hacerlo pasar por
una apendicectomía, ¿lo entiendes?463
—Entiendo —musitó.
—Quiero que quede claro que esto es solo una decisión que implica a Tae y
únicamente a él. Creo haberte criado bien y no pensaré en que lo
presionarás a aceptar esta salida porque eso es lo que tú consideras mejor
para él.251
—Quiero, pero... solo no quiero que sufra porque se le obligó a seguir con su
embarazo. Tae y su salud mental son más importantes.283
—No lo sé —admitió.7
Pausa.
—Jungkook —lo detuvo su padre—. Creo que el error que estás cometiendo
es esperar y no hablar con él. ¿Tienes idea del desastre emocional que le
estás ocasionando ahora? Tae es la persona más perspicaz e inteligente que
he conocido y debe saber que está pasando algo pero tú no le dices qué.
Puede que incluso se esté culpando y pensando que hizo algo malo, ¿no lo
pensaste?137
—No.27
—Debes hablar con él. Basta con que seas compresivo y paciente, nada más
que eso, no se necesitas un título universitario para conversar con tu
pareja.92
—Jungkook.
Se afirmó la cabeza con su mano libre y la dejó caer, cerrando los ojos con
fuerza apretando el celular contra su oído como si quisiera grabárselo contra
el rostro.
—No se suponía que debía ocurrir esto... se suponía que Tae debía irse a
Seúl, ir a la universidad, conocer gente, tener experiencias y ser libre. Y
luego, solo si él así lo quisiera... regresaría a Daegu y tal vez regresaría a mí y
formaríamos una familia. Eso se suponía que debía pasar, no esto, no esto.244
Entonces, Jungkook comenzó a llorar con un puño apretado contra sus ojos
como si con eso pudiese evitar las lágrimas. Con los hombros temblándole y
la cabeza inclinada hacia adelante, sintió que los cojines del sofá se hundían
a su lado. Al voltear la mirada con el celular todavía contra su oreja, se
encontró la expresión más triste en el rostro de la persona que más amaba
en el mundo. Sentado sobre sus piernas flexionadas y las manos en sus
propios muslos, Tae lo observaba con la mirada brillante y grande, la cabeza
un tanto ladeada en confusión.124
—¿Jungkook me va a dejar?217
—No, no, no, no...
Pero Tae negó con la cabeza, cerrando los ojos con las mejillas ya mojadas y
sonrojadas.
—No quiero irme, por favor, seré bueno... seré bonito... por favor, Jungkook,
seré bueno —suplicó desesperado.435
—No digas eso, Tae... hay tanta gente maravillosa en tu mundo ahora.80
—Tae es bonito.23
Un beso.
Otro beso.
—No quiero una vida sin Jungkook —susurró Tae antes de caer en un sueño
intranquilo.118
Y Jungkook tampoco quería una vida sin Tae, solo que tal vez lo entendió
demasiado tarde.
74
Un beso cerca de la oreja y un aliento caliente haciéndole cosquillas en el
cuello, luego unos labios tocando la piel de su mandíbula y subiendo por ella
hasta encontrarse con la boca ansiosa de Tae que todavía formaba ese
puchero de protesta por ser despertado. Entonces, Tae abrió los ojos y se
encontró con el rostro de Jeon Jungkook eclipsando su mundo completo,
sintiendo de inmediato el dolor y la irritación en sus párpados. A pesar de
eso, sonrió porque a Kim Taehyung le encantaban esas mañanas donde era
despertando por susurros de cariños y besos por parte de su Jungkook.131
Protestando todavía medio dormido y bonito, notó que solo llevaba ropa
interior y una camiseta, y que se encontraba recostado en el centro de la
cama de dos plazas. Tae no recordaba haberse ido a dormir ahí, su último
recuerdo consciente el de Jungkook prometiéndole que no lo dejaría nunca
mientras lo abrazaba en el sofá.22
Tae siempre estaba mejor de estar Jungkook cerca, para Tae era incluso un
poco bobo que Jungkook le hiciera esa clase de preguntas.2
—Sí —dijo, a pesar de que apenas lograba observarlo porque sus ojos
estaban cansados y terriblemente irritados por dormirse llorando. En el
limitado espacio que le quedaba entre los brazos de Jungkook, se estiró
como una gatito tras una larga siesta.48
Jungkook volvió a acercarse a él, sus labios colisionando con sus párpados,
besando primero uno y después el otro, la sonrisa reapareciendo en Tae de
inmediato. Estirando las manos, Tae tocó el vientre desnudo de Jungkook,
sus dedos curiosos rozándole el ombligo y más arriba por los pectorales
hasta que acariciaban ese cuello que Tae tan reconfortante encontraba.26
—¿Jungkook, sabes?
—¿Más abajo? —se rió Jungkook, ahora su boca acariciando uno de los
pezones de Tae—. ¿Así de abajo o más?165
—S-sí.
Tae se estiró bajo el cuerpo de Jungkook y puso los ojos en blanco con un
puchero.
Girándose para buscar su mirada, Tae se acercó hasta que su frente tocó la
de Jungkook y cerró unos momentos los ojos, porque él no era un bobo y
notaba el cambio en el ambiente, pasando de uno relajado a uno más
melancólico y tenso. Se le hizo un nudo en el estómago, sintiendo otra vez un
peso en el pecho que no lo dejaba respirar bien.65
—¿Qué cosa?
El desconcierto fue tal que opacó la crisis de nervios que dominaba el cuerpo
de Tae.
—Creo que es tarde para eso. No tendrás ciclos por varios meses.1
—¿Mm?
—Porque estás embazarado. 48
Tae asintió lentito y con duda, porque eso era algo que entendía, todo lo
demás relacionado a esa noticia era lo que no lograba comprender: por qué
Jungkook lloraba, por qué Jimin estaba enojado, por qué todos parecían
pendiente de eso.39
—No estoy triste realmente por eso, sino por la circunstancia donde se dio
todo.
—Un hijo puede ser maravilloso pero también una enorme responsabilidad
que dura todo una vida —comenzó a explicar de apoco, con tacto pero a la
misma vez con dificultad—. Y eso se debe a que alguien dependará de
nosotros para siempre, porque necesitará que lo cuidemos, lo amemos, le
enseñemos...38
—¿Por qué?
—No eres una responsabilidad para mí, Tae. Lo hago porque te quiero, solo
porque te quiero muchísimo.5
—Pero no entiendo.
—¿Osito?
—Osito —repitió.283
—¿Por qué? Jin dijo que Tae puede aprender a pintar en Daegu.
—¿Por qué?4
—Pero Jungkook quería enviar lejos a Tae para eso... y Jungkook no iba a ir
con Tae.91
Jungkook tardó unos instantes en afirmar con lentitud, pasando la mano por
su cabello con angustia.
—Pensé que era lo mejor para ti, lo siento.
—No quiero hacer esas cosas si Tae no tiene a Jungkook con él.188
Tae comprendió que algo malo debió haber dicho porque la expresión de
Jungkook volvía a ser triste como la tarde anterior cuando Tae estuvo
plantando y Jungkook lloró abrazado a su espalda. Y Tae no quería que
Jungkook volviese a llorar, solo que no entendía qué hacer para evitar eso y
hacerlo feliz otra vez.
No entendía, no entendía.
—No quiero que hagas lo que yo quiero, quiero que hagas lo que tú
quieres.87
Con los ojos cerrados para aguantar las lágrimas de desesperación que
comenzaban a formarse tras sus párpados, Tae asintió chiquito y con
inseguridad.5
—Okey —aceptó.
—¿Mm?
—Necesito que me digas si crees que Osito será mucho, Tae, solo dime y
veremos juntos lo que haremos, ¿está bien? Cualquier cosa que digas, estará
bien para ambos, ¿okey? Pero para eso necesito que me lo digas y confíes en
mí. Yo no te dejaré jamás por lo que decidas, estamos juntos en esto.150
Lamiéndose los labios, Tae tomó una inspiración y cerró los ojos con tanta
fuerza, que Jungkook terminó acariciandole el rostro para que lo relajase.
—No ahora, pequeño, piénsalo unos días... todavía tenemos tiempo. Piénsalo
mucho y dime si crees que será mucho para ti.
—Piensa en tu futuro y... dime si te lo imaginas con Osito o sin él, dime
cuáles son tus sueños y si te molesta o incómoda que Osito esté en ellos. Por
lo demás... —Los labios de Jungkook aterrizaron contra la frente de Tae y
susurró las siguientes palabras contra su piel—. Jin te lo explicará mejor en
unas horas.19
—Okey.
—¿Tae?
O eso se suponía.638
Por eso en sus inicios no pudo entender cuando días más tarde, tras regresar
de su turno de madrugada, se encontró a Tae llorando en el jardín
afirmándose el estómago con ambos brazos y la rosas, que estuvo plantando
con tanto esfuerzo durante días, aplastadas bajo sus rodillas. Y de sus labios
temblorosos, solo una única palabra repetida:118
—Osito.330
—Osito.5
—Tae, ¿qué... ?
Minho intentó mentir, en serio que intentó decir la mentira que se formara
en su lengua y se colaba entre sus labios entumecidos, pero no pudo, su
garganta cerrada y su boca fruncida en pena y disgusto.
Asi que el mundo podía llamarlo egoísta pero a Minho no le importaba que
esos niños pudiesen salir afectados con tal de ayudar a Taehyung, por eso
permaneció en silencio con la mirada baja porque no podía mentirle a
Sehun, aunque tampoco quería decirle la verdad y que lo odiase por eso, ya
suficiente odio tenía dentro de sí mismo como para recibir más.118
Sin embargo, bastaron solo cuatro días para que Minho comenzase a
arrepentirse de no haberle confesado la verdad a Sehun. Al séptimo, se
odiaba por haber planificado algo así.
Tik, arriba.
Tok, abajo.56
Y nuevamente.
—Llegó otro niño contagiado al hospital —gruñó Sehun nada más cortar—.
Con este van seis.12
Sehun suspiró.
—Seis —mintió.61
—¿Estás seguro?
No, porque Minho mentía, nunca fueron seis, eran siete y solo Minho sabía
quién era ese niño que faltaba. Pero Sehun no lo estaba mencionado, no le
estaba contando que Lara había llevado a Tae al hospital y por eso Minho no
era capaz de respirar y dejar de destrozarse las uñas hasta que probó el
sabor metálico en su boca.10
Sin embargo de pronto comenzaba a entender que Tae no iba a salir nunca
de esa casa, tal vez ni vivo ni muerto.
—Se supone... se supone que ella debía llevarlo al hospital —se escuchó
balbucear.111
Tuvo que morderse el labio inferior para detener el movimiento terrible que
había embargado a su mandíbula inferior.
Sehun no necesitó más que eso, fue a la puerta y agarró su chaqueta junto a
un maletín y una mascarilla.
Ni todas las veces que fue violado y encerrado en una habitación en los
laboratorios, Kim Minho sintió un dolor similar cuando Sehun llegó dos días
después diciendo que Tae había perdido la audición por culpa de la
meningitis no tratada. Ni siquiera fue capaz de llorar mientras Sehun
relataba las dos noches que pasó en esa casa cuidando al pequeño, ni
tampoco pudo reaccionar cuando Sehun le acarició el cabello y le prometía
que haría algo para que Tae saliera de esa casa, pero que debían ser
pacientes y astutos y que ahora no era el momento para eso por el
movimiento anti M-Preg que estaba sufriendo Corea del Sur a raíz del cierre
de los laboratorios.99
Entumecido por dentro y sintiendo que había muerto por segunda vez en su
vida, Minho solo logró balbucear una aceptación chiquita y débil, patética y
enfermiza porque ese sentimiento de culpa, ese que experimentó por
primera vez ese día, duró dentro de él todo su vida.1
Y fue así que Minho pasó una vida completa esperando a que el momento
fuese adecuado, un año más difícil que el anterior, horas completas fingiendo
que no le interesaba Tae mientras se sentaba en el comedor de esa casa en la
que vivió durante dieciocho años y observaba con disimulo a los alrededores
para comprender que las ventanas estaban selladas con pegamos, que Lara
comenzaba a llevar las llaves de la casa atadas a la cintura y que de vez en
cuando, solo en raras ocasiones, lograba escuchar un pequeño ruido de
madera crujiendo sobre sus cabezas. Y si tenía suerte, observaba un rostro
pequeñito y bonito asomarse por el borde de la escalera para desaparecer de
inmediato cuando ambas miradas se encontraban.124
Y si bien Minho podría haberse llevado a Tae en todas esas oportunidad que
ingresó a esa casa, porque Lara cada año estaba más vieja y grande, no lo
hizo porque Sehun se lo había prohibido y Minho ya no confianza en sus
decisiones, gracias a ellas había condenado a Tae a una vida de encierro y
luego a una de silencio.
—Será lento, pero es lo mejor —le dijo Sehun entonces—. Nos dará el
tiempo suficiente para que Jungkook salga de la academia. Pero cuando
llegue el momento, tendremos que pedirle ayuda a Hoseok.1K
Jugando con el frasco de pastillas en las manos, Minho hizo esa pregunta a la
que le venía buscando una respuesta positiva durante años.
Pero pasó, lo que Minho temió toda su vida desde que sostuvo entre sus
brazos a Kim Taehyung, ocurrió.
Pero Tae no quiso marcharse con él, llorando y rogándole que no lo alejase
de Jungkook, que solo quería a Jungkook, que estaba bien con él porque
Jungkook era bonito y lo quería.131
Pero Jungkook no era bonito, pensó Minho al recordar a Tae huyendo por las
escaleras y luego sintiendo los dientes de ese perro cerrándose en su pierna
y apenas logrando escapar por la ventana de esa casa. No era bonito porque
le había hecho eso a su Tae, no lo era, no lo era, no lo era por mucho que
Sehun lo intentó convencer de lo contrario. Ese niño bonito y atento,
siempre preocupado de Minho, solo se había convertido en otro monstruo
en ese mundo repleto de ellos.453
De igual manera confió porque era un idiota que no aprendía y por mucho
que su mente le gritó que hasta un ángel se podía convertir en un demonio,
Minho decidió confiar en la única persona que nunca lo había engañado:
Sehun. Y si Sehun decía que Tae estaría bien con Jungkook a pesar de estar
en un ciclo de calor, Minho confiaría en él.
Y ahora, su hijo estaba embarazado igual que le pasó a Minho. Y todo eso que
intentó evitar por años, finalmente había ocurrido.54
Porque tal vez, se dijo mordiéndose las uñas y llorando al observar que la
puerta de la casa de Jungkook se abría esa madrugada, ellos como M-Preg no
podían luchar contra su destino: el de ser engañados, violados y
embarazados.191
Ignorando las llamadas telefónicas de Sehun por días, esa misma cantidad de
días que Minho vigiló esa casa, esperó y volvió a esperar porque Minho
podía ser enormemente paciencia y también terriblemente astuto, mucho
más que Jeon Jungkook y sus cámaras. Para una persona que llevaba muerto
quince años, y por lo cual su vida se convirtió una constante huida, no le fue
difícil notar el ángulo de cada una de ellas y comprender que, si saltaba al
patio del vecino y de ese al de ellos, no sería captado por ninguna.117
Esperó hasta que no tuvo que hacerlo más porque Tae finalmente se quedó
solo.98
Saltó primero al jardín del vecino, pisando con suavidad y moviendose por
alrededor de la casa hasta que llegó al patio trasero. De ahí, saltó al de
Jungkook.17
Saltó la reja y se acercó por el costado, Tae demasiado atento a lo suyo para
notar la respiración acelerada de Minho, sus rodillas temblorosas y sus ojos
grandes y atentos siguiendo sus manos que plantaban con tanta dedicación
una de las tantas rosas que ahora empezaban a adornar ese feo jardín.
—Te juro que no te voy a hacer nada —prometió, alzando las manos y
cayendo de rodillas a unos pocos metros de él—. Te juro que no... solo
vengo... yo vengo a conversar.83
Las manos de Tae por fin abandonaron la tierra y se apoyaron sobre sus
muslos cubiertos por un pantalón café corto, que dejaba al descubierto sus
largas piernas que empezaban a tener una tonalidad un tanto más oscura. Y
a pesar de la notable ansiedad que recorría su cuerpo y el obvio miedo que
dominaba su mirada, no se veía triste, no estaba llorando, no tenía
moretones oscuros en sus muñecas. Sus tobillos también estaban libres de
heridas y magulladuras, al igual que toda ese resto de piel que Minho
alcanzaba a divisar.130
—Lo siento por asustarte la otra vez —comenzó diciendo Minho, sus manos
aterrizando en la tierra bajo suyo—. Yo solo... yo solo... —Su voz se perdió,
sus ojos cayeron hacia el vientre de Tae—. Yo solo quería evitar eso.2
Tae continuaba sin hablar, solo cambiando de posición lo suficiente para
esconder parte de su abdomen con los brazos. Y entonces esa hilera de
pensamiento que venían gestándose dentro de Minho por días, escapó entre
sus labios en un monólogo poco coherente y repleto de desesperación y
angustia en partes iguales.
—Pero te embarazó.
—Abu decía que cuando dos personas se querían mucho, tenían hijos. —
Entonces, Tae se encogió de hombros—. Y Jungkook me quiere y yo quiero a
Jungkook, así que está Osito.538
—Sí. Jungkook le dijo a Tae que podían hacer algo si yo no quería a Osito
pero yo... —Su voz se perdió unos segundos, de pronto sus ojos clavados en
las rosas que acababa de aplastar—. Yo amo a Osito y yo no quiero... Minho
nunca quiso a Tae pero yo sí voy a querer a Osito y no quiero que Osito
termine encerrado igual que Tae.1.2K
En medio de ese rosal medio destruido, Minho comenzó a llorar una vez
más, inclinándose tanto que su rostro quedó enterrado en el pecho de Tae y
luego más abajo, sus manos desesperadas afirmándose a sus delgados
hombros mientras lloraba y pedía disculpas una y otra vez por todas esas
equivocaciones que tuvo durante años y que todavía no lograba asumir ni
remediar.
Porque todo lo que le había ocurrido a Kim Taehyung, era por su culpa y por
su incapacidad de aceptar un amor que siempre estuvo en él.16
Y ese error era algo que Minho nunca podría perdonarse, a pesar de que
dijese una y mil veces...
—Lo siento.
E intentase explicarse.
—Esa historia que te conté en el ático ese día... era yo, era yo y eras tú... era
yo quien no pudo cuidar a su hijo y era tú ese hijo... éramos nosotros y, por
favor... por favor, por favor, perdóname, perdóname, perdóname...154
—Siempre te he amado.342
Por primera vez desde que ambos compartían la misma cama, Kim
Taehyung no se encontraba abrazando, acariciando o besando a Jungkook.
Recostado sobre su espalda y con las piernas fuera de las sábanas, observaba
su celular con expresión concentrada aunque relajada mientras sus pies
jugaban entre ellos como si buscase consolarse y tocarse de manera
inconsciente. Extrañado, Jungkook cambió de posición para apoyarse en su
costado izquierdo y observar lo que hacía su novio.70
—¿Qué ves? —quiso saber, su mano yendo hacia el vientre de Tae y levantó
su camiseta unos centímetros para descansar su palma directa sobre su
piel.311
—Cosas —respondió.144
—¿Qué cosas? Debe ser algo importante si por esa razón estás ignorando a
tu Jungkook.181
—Pero todavía es pronto para eso, pequeño —logró musitar Jungkook con
su pecho doliéndole.122
Ahora era Tae quien daba un suspiro y dejaba caer el celular contra su
pecho, volteando el rostro lo suficiente para observar de soslayo a Jungkook.
—Porque Tae quiere que el nombre diga todo lo que siento cuando pienso
en Osito.448
Había pasado una semana exacta desde la cachetada que Jungkook recibió
de él, esos días transcurriendo tensos entre ambos y en silencio, por suerte
días lentos y sin trabajo, donde su tiempo de rondas a solas se había
reducido a cero hasta esa mañana. La tensión era palpable por una
conversación y una disculpa pendiente entre ambos, esa que podía
reconstruir su amistad de pronto tan fragmentada por opiniones que
distaban de la otra.56
De haber sido una pregunta dirigida para él, Jungkook se habría limitado a
responder un "bien" seco y cortante. Sin embargo, no quería que la amistad
entre Jimin y Tae se viese afectada por la pelea de ambos, así que se obligó a
dejar el rencor atrás y hablar.31
—Oh, no, Jungkook... —logró musitar, sus ojos yendo hacia abajo como si
estuviera apunto de comenzar a llorar.243
—Jungkook...
—No, Jungkook...3
—Así que de manera inconsciente asoció todo como algo bueno, porque se
supone que yo quiero a Osito y...618
—¿Y no quiso?
—Lo hicimos, claro que lo hicimos pero no es algo que Tae logre entender
porque nunca lo ha vivido. Tae ve el mundo con bastante simpleza. —Y
entonces Jungkook le estaba dando un golpe al manubrio y activando la
sirena, algo que hizo saltar a ambos en sus asientos—. Lo siento... lo siento,
yo...101
—Le dice Osito, Jungkook, no creo que vaya a aceptar un aborto jamás.138
—Lo sé.
—Que Buda o Dios, quién sea que esté allá arriba, nos ayude para que Tae no
pierda a Osito o sino...345
—Lo sé.
—Y estaré yo también.
—Puede que lo segundo pero estará... o por lo menos lo obligaré a ser un tío
presente, que esto le sirva para aprender cuando le toque ser papá. Pero el
punto, Jungkook, es que Tae no estará solo, podrá seguir creciendo como
persona a su ritmo si lo ayudamos, solo necesitará más ayuda de lo normal,
pero, ey, mi mamá me crió solo y mira lo decente que salí.219
—Los conejos no cacarean, ellos... solo hacen algo que no sé, ¿roer?140
—Sí, ojalá Osito salga al papá Tae y no al papá Jungkook —bromeó Jimin.143
Se quedaron otra vez unos segundos en silencio cada uno absorto en sus
pensamientos, ahora el humor de ambos mucho más ligero.2
—Sí.
—¿Y Tae ya sabe?
—Me hizo comprarle unas boinas porque dijo que no podía asistir a una
clase de artes sin una de ellas.422
—Es un bebé.195
Tras finalizar su turno a mediodía, Jungkook fue arrastrado a una tienda por
su compañero de rondas. Nada más ingresar, sus piernas se frenaron en seco
en la entrada, sus ojos ahora recorriendo las estanterías altas y cada rincón
de ese sitio decorado con tonos pasteles: era una tienda de bebés. Ropita de
todos los tamaños colgada en ganchos, cunas, sillas, asientos para el
automóvil, y de pronto Jungkook se estaba dirigiendo hacia un mameluco no
más grande que sus manos unidas y tocando la tela con expresión contraída
y un nudo en el estómago.256
No por primera vez desde que lo supo ya hace una semana, se preguntó si
sería Osito como le decía Tae o una Osita escondida.71
O tal vez un M-Preg, así tal cual a Tae.173
Estuvo dando vueltas por la tienda y revisando los precios de las cosas, de
paso agradeciendo haber terminado de pagar el celular de Tae porque era
obvio que su tarjeta terminaría llorando en un tiempo más. Jungkook,
simplemente, no sería capaz de decirle que no a Tae y si él quería dos cunas
para Osito, Jungkook no sabía cómo pero le compraría dos cunas a Osito.200
A los pocos segundos regresó Jimin con las manos detrás de la espalda y una
expresión traviesa.4
—La otra vez te dije o no te dije que yo sería el mejor tío del mundo, ¿no?6
—Si le llevo esto a Osito, ¿crees que Tae me perdone por golpearte?51
Sin embargo, nada más escucharlos ingresar con los ladridos de Mantequilla,
Yeontan y Roko haciendo eco en la casa ante la felicidad del regreso de un
amo amado, Tae se volteó de inmediato en la silla hacia Jungkook. Entonces
su mirada se había clavado en Jimin y su expresión ilusionada y emocionada
se fue borrando hasta tener otra vez un entrecejo fruncido.124
—Tae ama a Osito —escuchó Jungkook que Tae le contaba a Jimin al igual
que hace dos días cuando se lo encontró llorando en el jardín.53
—¿Pero qué...?
No alcanzó a terminar, porque Jin se estaba pasando las manos por el cabello
y caminando por el jardín sin césped casi con manía.
—Los exámenes...
—¿Entonces?
—Lo sé, lo siento, pero lo de Osito fue de él, Tae le puso así porque quiso,
porque lo ama.
—Ay, Jungkook.41
Por eso, con Jimin y Jin todavía dando vueltas por la casa, Jungkook coordinó
una hora al médico para el día siguiente. Y al irse a acostar esa noche y Tae
continuaba acariciando sus propios pies leyendo nombres en el celular,
Jungkook hacía casi lo mismo pero con otra búsqueda en internet.
Embarazos sicológicos.197
Como bien le explicó esa noche Nam con amabilidad y preocupación, los
exámenes de sangre para detectar un embarazo solo buscaban la aparición
de la hormona "gonadotropina coriónica humana", ya que esta era una
hormona que aparecía tanto en la sangre como en la orina de las personas
embarazada tras los 10 días de una concepción. Era así de simple la
detección de un embarazo, por lo mismo no era efectivo ante un embarazo
sicológico que llegaba a generar tanto los síntomas como la hormona en la
persona que padecía aquello.128
A la otra tarde, todos sus amigos estaban en ese pasillo del hospital
esperando a que Tae fuese llamado. Cada uno de ellos con expresión
preocupada a excepción de Tae. No le habían contado porque Jin les explicó
con calma y seguridad que no iban a preocupar y asustarlo por algo que
todavía no era un hecho.21
Así que cuando el nombre de Tae fue pronunciado por una mujer de estatura
media con expresión amable, Jungkook y él se pusieron de pie.99
Hoseok y Nam repitieron la palabra, en tanto Jin los siguió porque iba a
ingresar con ellos.31
—No veo a Osito —escuchó que Tae decía con el entrecejo fruncido.640
—Ese no es Osito —insistió Tae, frunciendo tanto el ceño que las cejas casi
se tocaban entre ellas—. Ese es un punto.429
La doctora se rió con buen humor, Jungkook sintiendo que iba a desmayarse
del alivio, Jin percatándose de ello porque sostenía a Jungkook por el
hombro y luego decía suavemente que él esperaría fuera porque eso era un
momento privado. Sonriéndole para darle ánimo, Jin salió del cuarto dejando
a un todavía paralizado Jungkook y a un desconcertado Tae que ahora
estaba sacando su celular.45
Y por fin Jungkook pudo relajarse y dejar de apretar las manos de Tae,
soltándose de él lo suficiente para inclinarse un poco más adelante para
observar mejor el monitor. Pero Tae continuaba con el puchero en los labios
sin convencerse que ese punto era su tan amado y esperado Osito.83
Tae estaba asintiendo con tanta fuerza e impaciencia que se llegó a levantar
un poco de la camilla. Los dedos de Jungkook viajaron hasta su cabello y lo
apartó de su frente, sonriéndole suavicito cuando Tae se giró a observarlo,
quien acarició la palma de su mano con la nariz en una muestra de cariño
silenciosa.5
Jungkook cerró los ojos unos instantes y sintió que Tae se movía en la
camilla, luego sus labios acariciando su mejilla en un beso.2
—Osito está bien —repitió Jungkook, más para sí mismo que para su
novio.17
—Estoy bien —asintió Jungkook y por primera vez desde hace una semana,
realmente ese estado se acercaba bastante a la realidad.2
El resto de sus amigos los esperaba afuera cuando la consulta terminó. Jin
debió haberles contado a todo lo ocurrido, porque sus expresiones eran
relajadas y Jimin se apresuró a tirar de Tae en un abrazo y tocarle el
estómago mientras ambos se reían, el ambiente bajando en tensión. Porque
si bien tener a Osito traía más complicaciones que no tenerlo, y por medio
segundo Jungkook pensó que aquello era lo mejor, tener a Osito era la
primera decisión que Tae realmente tomaba sobre su futuro, por mucho que
fuese la más complicada de sobrellevar con los años.152
Con lentitud los demás regresaron a sus rutinas. Nam se dirigió a su turno, al
que se había escabullido para estar ahí al igual que Hoseok, Jimin y Yoongi
yendo por el pasillo tomados de la mano, el parloteo incesante de Jimin
disminuyendo en intensidad hasta perderse en el ascensor. Quedando solo
con Jin, este le acarició a Tae el cabello y lo felicitó por lo bien que estaba
llevando todo.
—Tae quiere ver a los niños porque Osito será un bebé como ellos.272
En el parque solo habían tres niños con sus padres vigilándolos desde las
bancas que lo rodeaban. Y en una de ellas, una madre cargando en el pecho
un bebé que no debía tener más de unos meses. Tirando de Tae tras él, que
se había distraído con los juegos y le decía a Jungkook que se quería
columpiar hasta alcanzar el cielo, se sentó al lado de la mujer tras saludarla.
Ubicó a Tae entre ambos, tomando asiento con una protesta porque estaba
ahí y no en un columpio.5
Su voz se perdió de golpe porque los dedos curiosos del bebé, que tenían tan
cerca a Tae, se estiraron hasta agarrar uno de los mechones largos de su
cabello y tiraron de él. Los ojos de Tae se abrieron enormes, su cabeza
yéndose más cerca del niño para evitar el dolor. Cuando la madre del bebé se
dio cuenta de ello, fue a separar los deditos regordetes de su bebé para que
soltase a Tae.83
La mujer arrugó el entrecejo sin enterarse de nada, sobre todo cuando Tae
hizo un puchero todavía observando al bebé.
Y en ese instante los ojos de Tae se abrieron enormes otra vez y estiró la
mano para tocar la nariz del bebé que tenía una burbuja de saliva en la boca.
—¿Osito? —se rió la mujer ahora siendo incapaz de ignorar a esos dos
desconocidos que observaban a su bebé con tanta atención—. ¿Es un
hermano o sobrino?58
—¿Suyo?
—No, la abuela me encerró. Jin dijo que eso no es amor, la abuela no quería a
Tae entonces no es familia.88
—Porque ella...2
Sonriendo, movió el abrigo café de Tae lo suficiente para poder deslizar sus
manos por la cintura y atraerlo hacia él, sus labios uniéndose en medio de
aquella conmoción con los estudiantes pasando por su alrededor
conversando sobre sus clases y entrega de trabajos atrasados. Tae fue el
primero en apartarse, arreglándose otra vez la boina negra sobre la cabeza y
moviendo un mechón castaño claro fuera de su frente.5
No pudo evitarlo, le dio otro beso sonoro que lo hizo sonrojarse todavía
más.27
La campana sonó desde dentro del edificio y todos los estudiantes, portando
algunos grandes lienzos, corrieron hacia las puertas para no llegar tarde. La
impaciencia le ganó a Tae y comenzó a dar brincos pequeños.
—Tae no es bobo.220
Y tras eso, se acercó para darle un beso rápido en la mejilla y después estaba
corriendo entre los demás estudiantes hacia el edificio, su boina negra
desapareciendo por fin tras las puertas de roble.75
Tae no iba a cursar una carrera completa en la escuela de artes, solo iba a
tener unas clases en particular para adaptarse y aprender, la posibilidad de
ingresar oficialmente no sería hasta el año entrante y solo si a Tae todavía le
interesaba. Por lo mismo, Jungkook se quedó dando vueltas por la ciudad e
incluso pasando a comer algo al departamento de Jimin. Regresó por Tae
cuando el cielo ya se tornaba naranja y en pocos minutos se oscurecería por
completo. Se quedó esperándolo apoyado contra la puerta de su camioneta
observando a su celular.
—Tae —gritó.6
—¡Jungkook!5
Entonces estaba corriendo hacia él, afirmándose la boina con una mano para
que no se le volara y en el otro brazo sostenía el cuadro, sus zapatos
resonando en el cemento al llevarlos mal puestos y pisados en los talones.
Finalmente llegó hasta Jungkook y se acurrucó contra su pecho, los brazos
de Jungkook de inmediato estrechándolo en una brazo apretado y sincero,
bonito y repleto de sentimientos mientras Tae todavía sostenía su creación
en la mano.70
Al separarse, Tae dio un paso hacia atrás.
Jungkook solo notó lo que parecía una pintura bastante abstracta de una
persona, unos ojos grandes con una nariz y labios prominentes. Estaba
firmando con el nombre de Vante.342
—Ya verás que serás el más popular y todos querrán ser tu amigo —lo
tranquilizó.36
—¿Pero y Osito?51
—Bueno... sí.16
Jungkook por fin había encontrado la palanca del asiento y lo tiró hacia atrás,
dejando todo el espacio que le permitía la camioneta entre sí mismo y el
manubrio. Sus manos también bajaron hacia su cinturón y se lo quitó con
impaciencia, observando de reojo que Tae se deslizaba los pantalones por
las piernas largas mientras se reía como un diablillo haciendo una
travesura.62
—La ropa interior también fuera —pidió Jungkook— y ven, móntame.967
—Bésame.137
—Te amo.261
Porque Jungkook lo amaba con tanta intensidad y con tanto miedo que sus
ojos picaron y se encontró a duras penas aguantando las lágrimas. Lo amaba
con una fuerza con la que siempre temió, con esa potencia que hacia un
tiempo a Jin le preguntó.98
Y solo por un segundo, ese que duró un suspiro al ambos correrse y Tae
quedar recostado sobre su pecho con expresión complacida, Jungkook se
preguntó en qué terminaría su relación y si finalmente él se quedaría con un
hijo y con un corazón destrozado observando a la distancia a Tae reconstruir
otra vida, esa que él mismo decidiría de principio a fin y la cual no estaría
condicionada por esos sentimientos de dependencia emocional nacidos
únicamente a raíz de años de encierro.263
Por eso cuando comenzó a llorar contra su hombro, Jungkook no fue capaz
de explicarle a su carita preocupada qué ocurría. De pronto aquella oración,
la misma que Tae le pronunció sin problemas hace unos días, se atascó en su
garganta pero no murió en sus pensamientos.7
"Por favor, no me dejes", solo que Jungkook jamás pudo decírselo y luego
solo fue demasiado tarde para hacerlo.
78
Jungkook se imaginó que aquello ocurriría y por eso intentó postergar ese
encuentro el tiempo que fuese necesario para asegurarse de que la decisión
de Tae fuese la definitiva. A la otra madrugada cuando salía a trabajar a las
cinco de la mañana todavía sintiendo mariposas en el estómago y la mitad de
su cerebro entumecido por la noticia, se encontró a esa mujer ya
esperándolo fuera de la casa.38
Frunció los labios en disgusto y siguió caminando pasando por al lado de ella
sin saludarla.
—Vengo de parte del Gobierno para darle las felicitaciones por tan hermosa
noticia.384
—Apúrate —ordenó.12
—Pero eso es por el cuidado de Kim Taehyung, este plan es para... ¿Osito?448
Escuchar el apelativo cariñoso con el que llamaban a su hijo le puso los pelos
de punta, su mente de inmediato pasando de la molestia a la alerta máxima.
Apoyando una mano al costado del rostro de Solar, se le acercó hasta que sus
alientos se combinaban y la chica intentaba alejarse apretando su cráneo
contra el vidrio.115
—Las únicas malas intenciones que noto, son las de ustedes al catalogarlo
como una cosa donde solo les preocupa que logre la concepción.18
Pero los días fueron acumulándose entre ellos al igual que las noches de
conversaciones entre Jungkook y Tae, ambos tendidos en el sofá o en la cama
hablando de todo y a la vez de nada, principalmente de Osito mientras
Jungkook le subía la camiseta y acariciaba su estómago en sus inicios con esa
blandura que a Jungkook le fascinaba encontrar con los labios hasta
finalmente comenzar a tomar una forma pequeña y más redonda bajo su
boca.143
—Estoy bien —le diría entonces—, es solo Osito diciéndome que está
creciendo bien.345
Pero otra tarde llegaba y Tae volvía a aparecer con otro puchero y con ganas
de querer llorar.12
Bajó la velocidad del coche para girarse a observarlo unos segundos, tenía
los brazos cruzados sobre el pecho. No se notaba que bajo esa camisa blanca
y ese abrigo, escondía una diminuta, todavía súper chiquitita, curva en su
vientre que la mayoría del tiempo se encontraba acariciandola con aire
protector y otras tantas veces con aire distraído, un movimiento más
involuntario que consciente.20
—¿Yo? Nooooo.468
—Sí, háblale tú a uno de tus compañeros y verás lo fácil que será hacer
amigos.75
Tae dejó caer los brazos y apoyó uno de manera protectora más abajo, sus
ojos abiertos por el desconcierto.
—Porque me da vergüenza y miedo.227
—Promesa de meñique.97
Pero a la otra tarde, Tae volvió a salir con la misma expresión consternada y
triste que Jungkook llevaba apreciando consecutivamente hace dos meses.48
—¿Y? —preguntó nada más abrazarlo y darle un beso que resonó en sus
oídos.
Sin embargo, el día crítico no llegó hasta que faltaban dos semanas para el
cumpleaños número veinte de Kim Taehyung y el espíritu festivo se
respiraba en el aire. Las bajas temperaturas bordeando a la ciudad de Daegu
al punto que la respiración de las personas se condensaba frente a sus
rostros, los pronósticos del tiempo anunciando por primera vez en diecisiete
años agua nieve que caería sobre ellos en los próximos días.71
Por eso Jungkook no se imaginó que ocurriría algo esa tarde al finalizar su
ronda de servicio y regresaba a casa. Había alcanzado a sentarse en el sofá
con sus tres perros a los pies y Betsy en el hombro, cuando su celular
comenzó a sonar interrumpiendo el silencio de la casa vacía. Arrugando el
entrecejo, sacó el aparato de uno de los bolsillo de su chaqueta de policía y
leyó la pantalla.
Era Jin.
Contestó de inmediato.
—¿Aló?
Un suspiro.
Jungkook se puso de pie, tirando al suelo a Betsy de paso. Yendo por las
llaves de la camioneta y medio colocándose los zapatos con el celular contra
el hombro, preguntó.36
—¿Qué sucedió?
Los minutos que Jungkook tardó en estacionarse fuera de ese edificio rojo
con puertas enormes de roble, se le hicieron eternos. Los pasillos dentro
eran de techo alto y de piso de mármol. Sería un sitio bonito de no ser
porque Jungkook lo odiaba un poco al ver a Tae cada día regresar con la
misma contradicción de emociones: feliz porque estaba haciendo algo que
quería, triste porque lo estaba viviendo solo.34
Pero antes de que Jin pudiese explicar mejor la situación, Tae estaba
hablando.
—Tae no es un monstruo porque los monstruos no son amados por nadie y
Jungkook me ama, entonces no soy uno, no lo soy.501
—Tae...
—Estoy bien.6
—¿Qué cosa?
Tae volvió a asentir, sus ojos grandes y un tanto asustado pero no estaba
llorando.
Jungkook le dio un beso en la boca y agarró la boina que le tendía Jin para
volver a colocársela, apartando los mechones de su frente para dejar al
descubierto su frente.4
Sin embargo, tras subir a la camioneta y pasar a comer helado a pesar del
frío y tomaban asiento en una banca del parque, la mano libre de Jungkook
acariciando el estómago de Tae quien volvió a sacar el tema.
—Yo entiendo que soy diferente pero Jin dice que todos somos diferentes.16
Cerrando los ojos en ese instante, cayó en cuenta que él, Jeon Jungkook, iba a
ser padre.238
Papá.75
Pero por primera vez, ese te amo no iba dirigido a Tae, era para su hijo.
79
Diecisiete años desde la última vez que precipitó agua nieve sobre la ciudad
de Daegu, casi veinte desde que los habitantes de la misma lograron apreciar
una nevazón lo suficientemente abundante para cubrir las calles de blanco,
ese manto suave y esponjoso que escondía tejados y jardines y que incitaba a
las personas a abandonar la cama en medio de la noche para hundirse en
ella. Por eso, una persona que vivió una vida entre cuatro paredes como era
el caso de Tae, no conocía más que por televisión aquel fenómeno de la
naturaleza tan bonito pero tan extraño para un lugar ubicado tan al sur de
Corea como lo era Daegu.147
Cuando el 24 de diciembre comenzó a nevar a las once de la noche, Jungkook
no se dio por enterado. Acurrucado contra el cuerpo cálido de su novio,
dormía plácidamente mientras era estrangulado por aquellos brazos que lo
rodeaban hasta que no existía espacio entre ambos cuerpos. Por eso, cuando
alguien lo movió por el hombro e intentó despertarlo repitiendo su nombre,
Jungkook solo pudo soltar un ronquido.75
—Jungkook.
Logró balbucear algo, abriendo apenas un ojo para notar que Namjoon lo
había volteado en la cama y ahora contemplaba el techo y, muchísimo más
cerca que eso, estaba el rostro somnoliento y ojeroso de su compañero de
casa.4
Sintió que Tae se apegaba más a su cuerpo, la nariz del chico haciéndole
cosquillas en el cuello de lo cerca que estaba. Y contra su cadera, Jungkook
sentía el borde de ese vientre redondeado por su hijo. 55
—¿Qué? —balbuceó con su mente aún en sueños, muchas gracias. Solo logró
moverse para tocar la piel de Tae, sus dedos bordeando dicha redondez y
sonriendo un poco al palpar los casi cuatro meses que ya tenía.200
Terminó de abrir los ojos notando el frío que le congelaba la nuca porque
Namjoon había corrido ambas cortinas, dejando al descubierto el vidrio
congelado. Por la dirección en la que apuntaba el cuarto de Jungkook, la luz
de la calle iluminaba tenuemente los copos de nieves blancos y bonitos que
iban cayendo del cielo negro.
—Estaba ya nevando cuando salí del turno —le comentó Nam al notar que
Jungkook se movía para sentarse en la cama y así observar mejor el paisaje
de afuera. Entonces, los ojos de Nam se estaban dirigiendo al ovillo a su lado,
la cabeza de Tae apenas siendo visible entre el desorden de mantas—.
Despierta a Tae, creo que querrá verla. Voy a preparar chocolate caliente
para cuando regresen, hace demasiado frío afuera.255
—Tae, despierta.
Tae se volvió a quejar, sus labios frunciéndose un poco. Era ver despertar a
un gatito pequeño tras una siesta.61
—Está nevando.
Sus ojos se abrieron de golpe, un poco desconcertados por el sueño aunque a
la vez enormemente atentos.1
—¿Ah?
—Está nevando.
Tae otra vez comenzó a buscar en el ropero, tirando al suelo la ropa que le
molestaba y haciendo un gran desastre hasta que encontró una bufanda y un
gorro y se lo puso a toda velocidad. Completamente listo a excepción de los
zapatos, dio brincos emocionados a su lado.
—Debes estar calientito para que Osito también lo esté —le recordó
Jungkook, subiéndole entonces la bufanda hasta que solo quedaron visibles
sus ojos emocionados.125
Bastó con que Jungkook abriera la puerta de la casa para que fuera
empujado tanto por Roko como por Tae, ambos igual de ansiosos y
desesperados por conocer la nieve.13
De rodillas sobre la nieve, Tae se sopló los dedos tiesos por el frío hasta que
Jungkook se quitó los guantes y fue hacia él.10
Y vio la hora.
—Jungkook, ¿qué...?
Y así, en medio de ese manto blanco y con los copos de nieve que
continuaban cayendo sobre ellos, Tae afirmó a Jungkook por las mejillas y se
quedó observándolo casi sin pestañear, la respiración estancada en sus
pulmones. Y por primera vez, como lo era esa primera nevazón y esa
primera navidad juntos, Tae dijo dos palabras que venía escuchando hace
tiempo por parte de Jungkook pero que jamás se atrevió a responderlas de la
misma forma, demasiado temeroso de decirlas y que sucediese algo porque,
la única y última persona que las había escuchado, ahora estaba muerta.25
—Tae...
—Te amo.501
Esas palabras Jungkook las volvería a escuchar tres veces más ese día: al
tomar una ducha una hora más tarde y ambos entraban en calor con el agua
cayendo sobre sus cabezas como esos copos de nieves ya derretidos, cuando
Jungkook le entregaba una taza de chocolate caliente tras cambiarse de ropa
y finalmente al sentarse junto a Hoseok y Nam en medio de la sala de estar
con un único árbol artísticamente decorado por Tae.
Sentado detrás de Tae y rodeándolo por los brazos y besando de vez en
cuando su nuca a pesar de los ojos en blanco de sus amigos, Jungkook le hizo
entrega de su regalo. Por eso, al abrirlo y vieron aparecer lo que parecía una
pequeña boina que iba a juego con una escocesa que Tae tenía, ni Nam y
Hoseok lograron entender el porqué los ojos de Tae se llenaban de lágrimas
y se encogía un poco en sí mismo llorando suavecito y casi en silencio,
secándose una y otra vez las mejillas con las muñecas.1
—Tú dijiste que querías que Osito tuviese una boina igual que la tuya,
¿no?461
—¿Jungkook?
—¿Sí?
Y lo dijo de nuevo.
Desde ahí, se volvió casi una necesidad querer cumplirle cada pequeño
deseo que Tae le confesase. Por eso, Tae no entendió cuando unos días
después fue Hoseok quien fue a buscarlo a la escuela de artes, el
desconcierto siendo pesado y denso en su mente confundida.
30 de diciembre
Hoy es tu cumpleaños
¡Felicidades!287
No, se dijo Tae bajando la mirada, su abuela estaba muerta y sus cumpleaños
ya no tenían por qué ser iguales a esos diecinueve anteriores.7
Jungkook lo había olvidado y ya está, y tal vez incluso fue su error, porque
Tae debió decirle que estaba de cumpleaños esa mañana. Pero no lo hizo, no
se lo contó al ser despertado por los besos de Jungkook ni al tomar
desayuno, a pesar de que los ojos de Tae estuvieron en todo momento
observando el enorme calendario existente en la cocina, el mismo que cada
día marcaba con una x para contar los días que faltaba para el nacimiento de
Osito, el mismo que tenía un enorme circulo rojo sobre el 30 de diciembre
que ponía claramente:
—No llores, Tae... Jungkook solo... no sé, cuando llegue de su turno... solo ha
estado ocupado.33
Tae asintió con tristeza, secándose las lágrimas con las muñecas y sin mucha
delicadeza. Hoseok le entregó un pañuelo desechable y le acarició el cabello
para darle algo de consuelo.
—Tae, no es algo contigo, solo que estas épocas son complicadas para el
cuerpo policial, solo es eso. No llores, por favor, Jungkook te quiere
muchísimo y verás que te tendrá algo hoy. 45
Para cuando llegaron, Tae seguía secándose las lágrimas y dando suspiros
chiquititos, intentando convencerse una y otra vez que solo era un
cumpleaños, que Jungkook se acordaba de todo lo que decía y que solo
estaba ocupado y por eso lo olvidó, que siempre podrían celebrarlo
mañana.56
Bajándose del coche cabizbajo y pensativo, no notó que una cortina se movía
al verlo aparecer, tampoco alcanzó a oír con ayuda de su audífono que
dentro se escuchaba una gran conmoción, los ladridos de Roko perturbando
el ambiente tranquilo del barrio al ver a todos correr por la sala de estar de
la casa y refugiarse tras algún mueble.272
Hoseok abrió la puerta dejando que Tae pasase primero, empujándolo con
suavidad por la espalda para hacerlo ingresar. El grito de todos resonó tan
fuerte que hizo interferencia en el audífono de Tae, inclinándose un poco
hacia la izquierda por el impacto.1
—¡Feliz cumpleaños!223
A las horas y cansado por estar de pie, Tae se recostó unos segundos sobre el
cuerpo de Jungkook y cerró los ojos, en su memoria todavía grabado a todos
cantándole el cumpleaños feliz y al pastel morado en las manos de Jimin con
unas velas que formaban un veinte. Le dolían los pies y la espalda baja, por
lo que apoyó la barbilla en el hombro de Jungkook y dejó que sus manos le
acariciasen la cintura, masajeándole lo músculos adoloridos por sobre la
ropa y recibiendo besitos en la mejilla. Tae casi ronroneó al sentir el aliento
caliente haciéndole cosquillas en el oído.
—No, Jungkook, solo quiero abrazo —se quejó al sentir que se alejaba.5
—Vamos, vamos, tienes invitados que atender. Además, debo ir a buscar más
alcohol a la cocina.42
Protestando, Tae se soltó de Jungkook con pereza y lo dejó ir. Solo alcanzó a
estar unos segundos solos en ese rincón de la casa porque sus dos
compañeras se le acercaron de inmediato, ambas sonriendo, ambas siendo
bonitas y simpáticas con Tae. Gracias a ellas, la escuela volvía a ser un lugar
agradable.
—Ah, sí. Jungkook quiere mucho a Tae. Jungkook es precioso para mí y para
Osito.32
Eso era lo que pensaba Tae esa noche al irse a la cama y se recostaba sobre
Jungkook a pesar de que Osito intervenía entre ambos, volviéndose la manta
favorita que Jungkook podría tener. Y mientras besaba a Jungkook por todo
su rostro afirmándolo por las mejillas para que no pudiese escapar de él, Tae
se detuvo el tiempo suficiente para apoyar cada brazo al costado de su
cabeza y quedarse mirándolo casi sin pestañear.7
—Pero será Osito, Tae está seguro, estoy súper seguro de eso, Jungkook, te lo
prometo.28
—¿Tan seguro como para hacer una apuesta?40
Asintiendo con una sonrisa, Jungkook aceptó a pesar de que hace mucho
tiempo había decidido que quería que Osito, o tal vez Osita, llevase el
apellido Kim. Antes de que Tae pudiese agregar una palabra más, la puerta
de la sala se abrió y por ella ingresó la doctora Hani, la misma que hace tres
meses le había confirmado que Osito existía y que parecía estar todo bien
con su hijo.2
—Así que —empezó diciendo con buen humor—, ¿quieren saber el sexo de
Osito?166
—¿Y qué dice el papá Jungkook? —quiso saber la doctora Hani con los ojos
enfocados en la imagen grisácea de la pantalla.70
80
Fue una brillante pero fría tarde de finales de febrero cuando Nam se
posicionó frente a todos interrumpiendo en seco la película que veían en
conjunto. El primero en reaccionar fue Hoseok, lanzándole una almohada a
la cabeza y quejándose para que se apartara porque tapaba el televisión. El
segundo fue Jungkook, arrugando el entrecejo y preguntando qué sucedía.
Finalmente Tae se enderezó en el asiento, su mano posicionada en ese
vientre redondo y todavía pequeño de seis meses, era una bonita curvatura
que quedaba escondida tras las camisetas anchas que Tae había comenzado
a robarle a Jungkook.180
Bastó solo otra semana más para que Hoseok tomase también una decisión y
golpease la puerta del cuarto de Jungkook, asomándose dentro con actitud
un poco nerviosa y cabizbaja. Ingresó a la estancia tras escuchar la voz de su
amigo y tomó asiento en el borde de la cama mientras observaba a Tae dejar
a un lado su celular para prestarle atención.163
—Osito nacerá en menos de dos meses —comenzó diciendo, su voz pausada
y baja— y serán una familia. Creo que es el momento que yo también
parta.713
Pero antes de que algunos de los dos pudiese reaccionar a la noticia, una
diminuta sonrisa se dibujó en el rostro de Hoseok y continuó.
Salió a los minutos del cuarto con la misma tranquilidad con la que ingresó.
Solo que las cosas cambiaban y, tal como les dijo Hoseok, Jungkook y Tae
estaban a meses de ampliar su pequeña familia a un número impar y, por
eso, decidieron no deprimirse por la partida de ambos amigos, no prestarle
atención al silencio que ahora reinaba en la casa ni mucho menos al orden de
la cocina ante tan poca población flotante. Decidieron centrarse en lo bonito
y pensar en que pronto esas cuatro paredes volverían a llenarse de caos y
comidas a las tres de la mañana.
—Mira, Jeon Jungkook —comenzó diciendo con forzada calma—, ¿no crees
que he sido lo suficientemente paciente?95
Extrañado, Jungkook solo atinó a levantar la vista del papeleo que intentaba
completar.
—¿Mercurio-qué?32
Jungkook suspiró.
—Es algo que dice Tae. No me mires así que yo tampoco lo entiendo.159
Dando un largo suspiro, Jimin se movió alrededor del escritorio hasta que
estuvo detenido a un lado de Jungkook y pateando su asiento para alejarlo
de los papeles.
—Bien, entonces no fui el elegido. Lo siento por mal pensar sobre la relación
que teníamos.275
—¿Qué?8
—Ese discurso habría sido muy bonito... ¡si tuvieras media neurona en ese
cerebro de conejo que tienes!94
—¿Cómo se te ocurre siquiera esa idea, animal? ¿Crees que dejaría a Yoongi
por ti?223
—Ah.422
—Ah.232
—¿No tienes nada más que decir?1
—Te prometo que seré el mejor padrino del mundo entero y Yoongi la mejor
madrina.811
—¿Ahora qué? —quiso saber con exasperación porque, entre más tardase en
hacer ese papeleo, más demoraría en ir a casa para estar con Tae. Quería ser
mimado por su novio antes que se fuese a sus clases en la escuela de artes,
¿era tanto pedir?32
—¿Para Osito?
—Claramente para ti no.103
—Mm, bueno...
—¿Tienen ropa, pañales, cuna, el coche, la silla del auto? Eso es lo básico.40
—Sí, pero...
Una larga hora Jungkook tuvo que soportar a Jimin regañándolo por lo
descuidado que estaban siendo, que podían tomarse las cosas con calma
pero que Osito estaba a la vuelta de la esquina y ni un pañal tenía para ser
mudado.9
—¿Acaso ese pobre niño va a vivir solo con los zapatos que yo le regalé y la
boina de la navidad?355
Por eso esa tarde de sábado Jungkook arrastró a Tae hasta una tienda,
decidido a no salir de ella hasta por lo menos tener comprada las cosas
básicas que Jimin le anotó en una lista y amenazó de comprarlas él mismo si
Jungkook regresaba el lunes contándole que todavía le faltaban cosas.
Pasaron una hora completa observando cunas y dicidiéndose por alguna,
Tae repitiendo una y otra vez que él había investigado y ninguna era lo
suficientemente buena para Osito. Cuando Tae se negó a comprar el último
modelo de cuna disponible en la tienda, Jungkook se lo llevó a un rincón
apartado de las dependiente que los estaban atendiendo.29
—Tae, mi amor, entiendo que investigaste y dices que ninguna cuna te gusta,
pero Osito va a nacer en dos meses y no puede dormir en el suelo.212
—Por eso debemos salir hoy de esta tienda con una cuna u Osito dormirá en
el piso.14
—Pero, Jungkook...
Dando el mismo suspiro largo que Tae, le tocó la barbilla para instarlo a que
le devolviese la mirada.
—¿Qué sucede, Tae? Esto no es por la cuna, ¿cierto?66
—Tae quiere... yo solo quiero que sea todo perfecto para Osito, es
importante para mí.200
—Nada va a ser perfecto, Tae, solo debe ser bonito para nosotros.
—Pero bonito...
—Bonito es sinónimo de precioso —dijo Tae con voz suave—, pero precioso
no es sinónimo de perfecto porque lo bonito depende de quién lo mire. Tae
entiende, yo entiendo ahora.139
—¿Ese fue...?34
Sin embargo, esa noche cuando llegaron de la tienda con dos cunas, porque
al final Tae no pudo decidirse entre dos de ellas y Jungkook ya poco le
importaba cuántas cunas se llevasen con tal que Osito tuviese donde dormir,
Tae habría preferido no insistir tanto en que Osito era demasiado tranquilo
porque esa tarde parecía estar teniendo una fiesta con su vejiga.238
—¿Ocurre algo?5
Pero Tae no tuvo que contestar porque Osito estaba pateándole, o tal vez
cabeceándole, los pulmones y era tan doloroso como maravilloso. Jungkook
se le acercó de inmediato al notar su expresión contraída con ojos aguados,
sentándose a un costado suyo y levantándole la camiseta de la misma forma
que Tae lo hizo instantes antes.2
Bastó con que Jungkook pusiese una mano sobre el vientre de Tae para que
Osito cambiase la dirección de sus jugueteos e intentase tocarlo. Tal fue el
saludo de Osito, que tanto la piel de Tae como la mano de Jungkook se
movieron siguiéndolo.228
Ambos se quedaron observando con la respiración contenida.
—Esto es un "muchas gracias" por parte de Osito, porque está súper feliz de
tener por fin una cuna y ropa —bromeó Jungkook, inclinándose lo suficiente
para besar alrededor del ombligo de Tae y subir por su piel, la sonrisa
perezosa bailándole en la boca cuando Tae se acomodó mejor contra las
almohadas y abrió las piernas balbuceando que eso le gustaba mucho, tanto,
tanto, tantísimo le gustaba que Osito había vuelto a la calma dentro de su
vientre.27
Sin embargo, Jungkook pronto comprendió que las cosas podían ser mucho
más fáciles si él no intentaba hacerlo todo por si solo, que siempre podía
recibir ayuda y no había nada ese malo en aceptar y también pedirla. Venía
regresando de un atareado turno con la cabeza bombeándole por un dolor
punzante en la sien, cuando ingresó a la casa con ese temor que ahora
padecía cada vez que regresaba de un turno imaginándose que algún día se
encontraría la puerta nuevamente abierta.11
—El parto.
—¿El parto?
—¿Shock séptico?2
—¿Morían?1
—¿Estaré despierto?
—¿Y dolerá?
—Hola.13
Tae se llevó una mano al corazón y Jungkook aprovechó para darle un beso
en la mejilla y luego otro a su papá, que parecían igual de sorprendido.
—Eso es porque Tae es muy inteligente —dijo Sehun con una sonrisa que
Tae se la devolvió.
—Sí —respondió Tae—, ahora puedo pintar ahí y hacer todo lo que quiero.
Jungkook dijo que era todo un cuarto solo para mí.22
—No es por eso. —Tocándole la punta de la nariz a Tae que le sacó una
sonrisa sorprendida y feliz, continuó—. Tae ya lo sabe, era un secreto de
ambos, ¿cierto?151
—¿Qué cosa?
—¿Mm?
Apuntando hacia un sitio en especifico de la casa por sobre la cabeza de
Jungkook, anunció.
—Compré la casa que estaban vendiendo en la calle, la que está por allí.61
—Los sillones y las cortinas y el color de las pintura y... también los cuadros,
pinté uno para Sehun ¡y me dio dinero por eso! —Y entonces se estaba
riendo con un poco de nerviosismo—. Yo lo habría hecho gratis, pero Sehun
insistió en que debo valorar mi trabajo y le dio dinero a Tae.110
Y entonces otro mes pasó, los calendarios anunciando el último día para
finalizar abril. Como ya era costumbre para Tae, se despertó esa mañana en
una cama vacía apenas recordando la despedida de Jungkook hace una hora
atrás cuando se marchó al turno de las nueve. Tae debió haber presentido
esa mañana que algo iba a ocurrir porque un dolor, agudo e intermitente,
había comenzado a embargarle la parte baja del estómago. Acomodándose
mejor en la cama, llevó las manos a su vientre perfectamente redondeado y
lo tocó, encontrando con facilidad la cabeza de Osito bajo su piel estirada.203
Debió volver a caer en un sueño ligero porque sintió que se despertaba con
un dolor agudo y potente que recorrió su espalda, apoderándose de toda la
parte central de su cuerpo. Asustado, se hizo un ovillo sobre la cama y volvió
a palpar a Osito, encontrándolo de inmediato. Se quedó acariciándolo unos
minutos, la preocupación disminuyendo hasta volverse nula al sentir que el
dolor no regresa.2
Más tranquilo, estaba sentando en la cama cuando otro dolor vino, tal vez
incluso un poco más fuerte que el anterior. El sudor empezó a acumularse en
su espalda y el nerviosismos hizo que se le acelerase el corazón. Sosteniendo
su vientre con ambos brazos, intentó meterle aire a sus pulmones mientras
duraba el sufrimiento.162
Pero luego se había esfumado con la misma rapidez con la que apareció.44
Intentó tranquilizarse una vez más, diciéndose que eso le ocurrió antes y
había llamando a Sehun por ayuda, al final solo siendo cólicos por haber
bebido mucha gaseosa a la hora de almuerzo.124
Y al ducharse otro de esos dolores vino, doloroso y agudo que paralizó sus
músculos y contrajo sus piernas de manera involuntaria. Tomando aire,
apoyó la mejilla en la baldosa mojada y fría para tomar aire una y otra vez,
su brazo sujetando su vientre por debajo con los ojos cerrados en agonía.
El dolor horrible lo hizo cerrar los ojos y contraerse tanto que terminó con
su mejilla sudada apoyada en la mesa, logró apenas desbloquear el celular y
poner el temporizador dándole a play.
Esperó.
El terror fue denso y pesado, incluso más fuerte que el dolor que se
apoderaba de todo su cuerpo y que lo tenía temblando y sudando contra la
madera. Apoyando la frente en la mesa, intentó tomar inspiraciones largas y
pausadas con los ojos llenos de lágrimas, de pronto comprendiendo que solo
tenía ocho meses pero Osito quería conocer el mundo, mundo en el que
ahora mismo Tae se encontraba solo y sin saber qué hacer, confundido y
asustado, al borde de un ataque de pánico que le cerraba la garganta y que lo
instaba a apretar su cabello entre sus dedos hasta que un nuevo dolor
estallaba en su cráneo, punzando a un velocidad distinta a la de su vientre.30
<Jeon Jungkook>
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cortó una tercera vez y se quedó nuevamente con la frente apegada contra la
mesa, las lágrimas mezclándose con su sudor y la desesperación que le
adormilaba las piernas terminando por destruirle el poco autocontrol que le
quedaba en el cuerpo. Con las manos apoyadas en su vientre, palpó la cabeza
de Osito bajo su palma y jadeó, cerrando los ojos y mordiéndose el labio
hasta que otro punto de dolor estalló en su cabeza.
Su hijo.
Jimin.145
Deslizó su dedo por la pantalla con la visión borrosa, notando que le estaba
marcando a Jimin y no a Jungkook solo porque veía un nombre más corto.
El tono de marcado sonó una vez.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Y otra vez.
Comenzó a llorar con las manos aferradas a la mesa para guantar el dolor y
con los ojos ardientes y vidriosos en la pantalla oscurecida de su celular. Las
contracciones volviéndose más intensa y seguidas, no alcanzando a
recuperarse de una para que la otra lo atacase con la misma dolorosa
intensidad.
119.
<<Si algún día te pasa algo o me pasa algo a mí y estamos solos, debes
llamar siempre a ese número. 119, no lo olvides nunca, por favor>>.50
Solo estuvo consciente de lo que ocurría para deslizar entre sus labios
entumecidos su dirección, escuchando que la mujer le pedía que se quedase
en línea, que una ambulancia estaba solo a cinco minutos para llevarlo al
hospital más cercano.13
Al rato la puerta sonó anunciando que habían llegado, el ruido de la sirena
casi enmudecía ese golpe de aviso. Tae se arrastró de rodillas hasta que llegó
a ella y la abrió, solo siendo capaz de llorar un poquito de alivio al ver a dos
personas aparecer con una camilla, ayudándolo de inmediato a ponerse de
pie. Lo recostaron y sujetaron a ella, las voces preocupadas de sus vecinos
preguntando qué ocurría y que debían llamar a Jeon Jungkook.
Con los ojos clavados en el techo de la ambulancia, Tae se dijo que debía ser
fuerte, que Osito necesitaba de él, que no podía dejar que sus miedos fueran
más fuertes que él porque de momento estaba solo en eso y si él se rendía,
Osito también lo haría con Tae y eso no podía ser posible, no podía.89
Su Osito.5
—Vas a estar bien —escuchó que uno de los paramédicos le decía al verlo
llorar.1
Otra caricia.
—No tienes de qué preocuparte.
—¿Tae? —jadeó.2
Llevándose los puños a los ojos, aguantó las lágrimas dentro de sí.
—Osito —balbuceó.
—¿Hoseok? ¿Dónde demonios están Jungkook y Jimin...? En... ¿qué? Dios, por
favor, contáctate con alguien... Tae está en el hospital. Es urgente, lo van a
ingresar a pabellón ahora.175
—¿Hoseok, dónde está Jungkook...? Demonios. Por favor, solo que venga.26
—Tae, necesitamos que seas fuerte por Osito —le pidió—. ¿Cuál iba a ser el
nombre de Osito?65
—No importa, Kim Osito será por ahora. —Apretando las manos de Tae
contra el pecho, se acercó para observarlo con ojos un poco asustados y de
pupilas dilatadas—. Tae, lo siento mucho, pero Jungkook no va a estar.409
—Sí.
—Y no vas a sentir nada de la cintura hacia abajo, así que no tengas miedo,
por favor, esto es por Osito.
—Osito.46
—No tengas miedo, Tae. Voy a estar contigo y luego Jungkook lo estará, ¿está
bien?67
Y cuando Tae cerraba los ojos con fuerza y el brazo le temblaba por el miedo,
sintió que Yoongi lo soltaba. Antes de que Tae pudiese protestar y suplicarle
que no lo dejase solo, que era valiente pero no tanto, que no podía con todo
eso solo, que necesitaba que le sostuvieran la mano, que todavía le quedaba
mucho para seguir creciendo y para ser tan valiente como buscaba y se
esforzaba en ser, una mano cálida y enormemente familiar se deslizó en la
suya y la apretó.1
Era Jungkook.837
—Viniste.1
Cerrando los ojos, lloró en silencio mientras sentía que su mano era
apretada con un poco más de insistencia y entonces su audífono izquierdo le
permitió escuchar a Tae por primera vez en su vida el llanto de un bebé, de
su hijo. Y mientras la conmoción lo invadía y no podía dejar de llorar, alguien
se acercó a ellos con un bulto sonrojado que mantenía los puños en el aire.594
Era Osito.91
Y estaba bien.61
Y era hermoso.
81
Existía una palabra que era utilizada en Corea para describir distintos tipos
de emociones: Jeong, creada para definir ese conjunto de sentimientos que
comenzaba con el cariño, para seguir con el afecto y la ternura y finalmente
terminar en la profunda pasión de amar y ser amado con total intensidad. La
primera vez que una persona experimentaba el "jeong", era al ser sostenido
por los brazos de su madre. Por eso, los expertos consideraban que su
significado era incluso preverbal, antes de siquiera experimentar el
lenguaje.95
Jeong era una palabra que Kim Taehyung nunca experimentó antes del
lenguaje, sino que lo hizo muchísimo después de eso, cuando un bulto de
puños apretados fue acercado a él por Jeon Jungkook.275
Bajo su nombre, en una letra apretada y apresurada, una palabra que había
definido la vida entera de Kim Taehyung.
M-Preg538
Era la cosa más diminuta que Kim Taehyung había observado y tocado en
toda su vida, unos dedos regordetes pero firmes que se aferraban a ese dedo
índice que Tae colaba en el puño cerrado mientras le acomodaba su ropita
una y otra vez, estirándosela sobre las piernas cortas y rechonchas y su
vientre redondeado de bebé.105
Tae simplemente no podía dejar de tocarlo, y Jungkook no podía dejar de
mirarlos a ambos con un revoloteo en el estómago y un aceleramiento en el
corazón, tan repleto de amor que las manos le temblaban solo por estar
sentado a un costado de la camilla.85
Era suyo.
Era de ambos.
Ese pequeñín que por meses llamaron Osito, era Kim Jeong Gyu.18
Su hijo.
El hijo de ambos.242
Y entonces la adrenalina estalló en sus venas como una explosión que lo hizo
colarse al asiento del piloto y obligar a Jimin a subirse de acompañante,
encendiendo las luces de emergencia y apartando los coches en la carretera
como si estuviesen en la persecución de un criminal peligroso y no yendo al
parto de su hijo.301
Solo logró notar que alguien le solicitaba a Yoongi salir de la estancia, siendo
interceptado de inmediato por Jungkook, que se colocaba la bata quirúrgica,
un gorro y la mascarilla.
—Osito ya va ha nacer —le comentó Yoongi—. Tae está muy asustado pero
ha sido tan valiente, Jungkook... tan, tan valiente.197
La puerta volvió a abrirse y por ella ingresó Yoongi, que todavía portaba su
uniforme de enfermero al igual que unas enormes ojeras que hacían ver a
sus ojos más pequeños y hundidos. Cuando Jimin alcanzó la cabecera de la
cama y pudo contemplar con precisión el rostro dormido de Kim Jeong Gyu,
su boca se frunció y sus ojos se aguaron, llevándose de inmediato las manos
a la cara para recalcar su expresión de absoluta sorpresa y maravilla.65
—Tan... bonito —balbuceó.36
—Jimin...3
—Y Tae puede ser el padrino, ¿cierto que quieres ser tío, mi bebé? —Pero
Tae estaba demasiado ajeno jugueteando con las piernas de Osito para
prestarle atención—. Y Jungkook será la madrina.349
—Jimin...
Y dando un largo suspiro que casi le puso los ojos en blanco, Yoongi se
inclinó hacia adelante y le besó la sien a Jimin, dejándolo desconcertado y
sorprendido.
—¿Mm?
Tae bajó las piernas y agarró a Jeong Gyu con manos suaves aunque todavía
inexpertas, Jungkook estirando su propio brazo para ayudarlo a sostener la
cabeza de Osito que se iba hacia atrás por el peso.
—Tae está bien —continuó Tae, tendiéndole a Jeong Gyu para que Jungkook
pudiese cargarlo—. Yo ya estoy bien.70
Lo meció con cuidado, sus ojos yendo desde el rostro ya no tan dormido de
Osito hasta el de Tae, que parecía tan agotado pero bello, feliz, precioso.
Bonito, ese bonito con esa definición tan propia de Tae, ese bonito que
significaba un sentimiento tan potente y completo como el amor, pero que
también cambiaba y se podía transformar con el contexto.
El Jeong.144
—Oh, no, mi vida, no llores —murmuró Jungkook con cariño, notando que la
cabeza de Tae se ladeada y su expresión pasaba a ser una ansiosa al captar el
sonido que se colaba por ese quinto audífono, que acababan de configurarle
porque el anterior se había estropeado en el pabellón.160
—Jimin, ¿podrías acercarme el bolso de Jeong Gyu y los pañales que traje,
por favor? —pidió Sehun.
Jimin se apresuró a ir por las cosas mientras Jungkook dejaba a Osito sobre
la camilla entre las piernas recogidas de Tae, que continuaba observando a
Osito y luego a Sehun, después otra vez a Osito y nuevamente a Sehun.3
—El papá Tae hizo su tarea, ¿qué hay con el papá Jungkook?145
Tosiendo con incomodidad, el afectado observó el techo del cuarto con los
brazos cruzados.66
—Bueno, yo... yo debí haberlo visto alguna vez en una película. Los papas
Jungkook y Tae se dividieron las tareas de aprendizaje, y al papá Jungkookie
le tocó aprender a instalar el asiento en el auto, hacer la mamadera y armar
el coche. Además, sé qué hacer si se hace una herida o se enferma del
estómago, soy un experto en eso.197
Sehun se estaba riendo a la misma vez que Jimin le daba un golpe en los
omoplatos a Jungkook.
Así fue como acabaron todos rodeando la camilla para observar a Tae
quitarle con demasiado cuidado las cintas y bajarle el pañal a Jeong Gyu, su
lengua colándose fuera de su boca en concentración. De pronto, Osito había
dejado de moverse para quedarse quietísimo, los puños y piernas recogidas
con expresión en el rostro de concentración. Sus pestañas cortas y delgadas
revolotearon unos segundos y finalmente sus ojos se abrieron, dejando
entrever solo una franja oscura de pupilas dilatadas, un iris brillante al que
se le reflejaban las luces bajas del cuarto.32
Eran...
Eran, según el mismo Tae le explicó mejor mucho tiempo después, los
mismos ojitos bonitos que observó por primera vez encerrado en aquel
ático. Era, para Tae, el significado del final de una vida que duró 19 años.287
Y mientras Tae agarraba a Osito entre brazos, olvidando por unos segundos
el pañal que iban a cambiar, se acurrucó contra ese bulto pequeñito que olía
tan especial y lloró observándolo, dándole un beso en la mejilla regordeta y
luego en la punta de la nariz sobre el lunar diminuto, los ojos de Osito un
poco perdidos contemplando a ciegas el rostro de su papá Tae que eclipsaba
a su mundo entero y que sería para Osito su mundo entero por varios
segundos.74
—¿Amigo? —quiso saber Jungkook, secándose las mejillas con el brazo libre,
el otro rodeando los hombros de Tae que no dejaban de temblar.2
Y sin más palabras, se dirigió hacia la puerta y cerró con suavidad, antes
observándolos por última vez en el borde de la entrada con una sonrisa
pequeña que solo denotaba una pizca de tristeza en ella.
Tae, recostado sobre la cama con Osito durmiendo sobre su pecho y una
sonrisa dibujada en su rostro, negó con suavidad y acomodó mejor la boina
en el cabello de Jeong Gyu.19
—Estás cansado.
—Pero Osito...
—Pero, Jungkook...
Cuidando con no despertarlo, Tae negó con la cabeza y cerró los ojos unos
instantes, un suspiro cansado colándose entre sus labios.
—Vamos, Tae, debemos dejar a Jeong Gyu en su cuna para que descanses y
estés lleno de energía para cuando despierte.5
—Se había caído —le dijo a Tae al dejarlo otra vez sobre las sábanas.
Osito348
—Sí.
La boca de Tae se frunció y asintió pequeñito, de nuevo con los ojos llenos de
lágrimas.8
—Obvio —repitió.234
Secándose otra vez las mejillas con descuido y dedos bruscos, le pidió a
Jungkook que le acercara la cuna de Jeong Gyu. Cuando Osito estuvo a su
lado, le quitó con mucha delicadeza la boina y le colocó ese gorro que no
quedaba del todo bien porque era demasiado grande en el borde y muy
estrecho en la punta. Y mientras afirmaba la cuna de Osito con su mano, Tae
por fin pudo dejar de llorar y se permitió caer entre sueños tranquilos
mientras Jungkook le acariciaba el cabello y continuaba esa canción que Tae
instantes antes interrumpió con su llanto.4
No fue hasta años más tardes que Jungkook descubriría la razón del porqué
ese gorro mal tejido y con agujeros fue tan importante.517
Significaba amor para Kim Taehyung, ese amor de un padre que nunca tuvo
y que recién en el presente comenzaba a vivir. Y era nuevo y bonito, era el
segundo jeong que Kim Taehyung sintió.85
Al igual que Jungkook, no sería hasta años más tarde que Tae comprendería
que ese realmente no fue el segundo jeong en su vida, sino que el tercero. El
primero, cuando unos ojos bonitos se asomaron por la puerta trampilla del
tercer piso.241
Jeon Jungkook siempre fue el primer jeong en la vida de Kim Taehyung, fue
el inicio y también el final de ese sentimiento tan completo.
82
—Tu pequeño va bien y seguro —le prometió Sehun a las cejas fruncidas de
Tae.4
—¿Entonces?
De ambos.108
Y eso era algo que todavía le costaba asimilar y manejar, ese sentimiento un
poco posesivo, un poco ansioso, un poco nervioso y desequilibrado porque
sus emociones eran un revoltijo inentendible, que habían comenzado con
ese ataque de pánico ante un parto adelantado y permanecido ante la idea
latente de que él seguía siendo en extremo inútil, débil como también
dependiente.44
Co-dependencia.
Eso era algo que Jin se lo venía explicando desde sus inicios, una simple
palabra que Tae lograba entender aunque no del todo comprender en su
significado y repercusión. Pero Tae lo intentaba, siempre lo intentaba y
también siempre se esforzaba, luchando consigo mismo hasta quedarse
agotado a pesar de que los demás no se percataban de las peleas mentales
que mantenía con su yo interior para mejorar y no cometer los mismo
errores que llevaron a que Tae viviera una vida de encierro.4
Por eso, mantuvo los ojos cerrados y se obligó a no volver a girarse porque
Osito estaba bien, estaba perfecto y era hermoso, y estaba siendo vigilado
por Sehun, alguien con mucha más experiencia que el propio Tae.
—No, no, no, tú te vienes conmigo —avisó Jungkook al sentirlo moverse para
escapar.3
Por fin llegando al sofá, Tae se sentó con mucho cuidado y sufrimiento,
Yeontan rápidamente deslizándose entre sus piernas moviendo la cola con
felicidad.
Con Tae instalado, Jungkook regresó afuera para ayudar a su papá. A los
pocos segundos, ingresó con la silla del auto cargada en alto para que Roko
no la alcanzara, Sehun iba con el bolso de bebé en el hombro.
—Si te sientas de una vez —empezó diciendo Jungkook a Roko con mucha
paciencia—, podré mostrarles al nuevo miembro de la manada.409
Osito estaría bien, tenía a Jungkook como padre, no podía haberle tocado
alguien mejor que él.67
—¿Osito está despierto? —quiso saber Tae, estirando el cuello para ver
mejor a pesar de que el cansancio pesaba sobre sus hombros como una capa
densa.
—Quiero verlo —exigió Tae, porque ver esos ojitos oscuros y brillantes, esos
ojitos de Jungkook era algo que intentaba no perderse jamás. Cada vez que
los veía, sentía incluso que podría ahogarse en ellos ante las olas de felicidad
y tranquilidad que lo llenaban.31
—Familia, les presento a su nuevo dueño y el más diminuto entre todos: Kim
Jeong Gyu, Osito como cariño.143
—Esto no es el Rey León, hijo —se rió Sehun con buen humor—. Y ellos no
son tu manada.347
Vio a Jungkook bajar a Osito y acunarlo en su pecho, doblando las rodillas
hasta que quedó a la altura del hocico curioso de Roko, que de inmediato se
acercó al bulto de puños apretados y lo olisqueó.
—Raro, ¿no? —le preguntó Jungkook a Roko—. Huele como a Tae y a mí,
¿cierto?228
Roko, que se había detenido para escuchar a su amo, volvió a meter la nariz
en la pancita de Osito y luego se acercó a la muñeca de Jungkook, finalmente
cambiando de dirección y corriendo hacia Tae hasta que estuvo a su lado y le
olisqueó el regazo.3
—Nu —se quejó sin fuerzas—, debo ser grande y responsable ahora.169
¿Cómo podía ser grande sí para Jungkook seguía viéndose como una masita
adorable que quería comerse a besos todo el tiempo?137
Acercándose hasta Tae para agarrarle las mejillas con una mano, Jungkook
se inclinó y besó su boca fruncida.3
—Insisto mucho.41
Jungkook subió con la silla hasta el segundo piso, dejándola sobre la cama y
observándola unos segundos con los brazos estirados como si de pronto
Osito pudiese moverse, bajarse y caerse de la cama...44
Sí, tal vez estaba siendo un poco trágico ante sus miedos de padre
primerizo.7
Riéndose, se inclinó para darle un beso en el cuello y deslizar su boca por esa
extensión de piel hasta el borde de su mandíbula.
—El doctor dijo que Tae no podía tener nada de eso por más de un mes,
Jungkook.173
—Así es —aceptó, sus labios raspando los de Tae al hablar—, pero no dijo
nada de besitos ni de caricias, ¿y acaso no te gustaría ser mimado por tu
Jungkook?82
Encogiéndose de hombros con repentina timidez, Tae colgó los brazos por
detrás del cuello de Jungkook.
—Insisto.37
Ambos se rieron. Jungkook le dio una nalgada suave a Tae solo para captar
su atención.
—En brazos.3
Jungkook no perdió el tiempo y deslizó una mano bajo las rodillas de Tae,
cargándolo con mucha facilidad.9
—Recuerdo esos días donde tenía que pedirte que por favor te descolgaras
de mi espalda para poder cocinar —dijo Jungkook avanzando hacia la
escalera y subiéndola—. Era feliz y no lo sabía.205
Tae rodó la mirada, su cabeza ahora escondiéndose en el cuello de Jungkook
y acariciando con su nariz la piel caliente a la que se aferraba.
—Recuerdo también esos días donde Tae no hablaba y luego solo lo hacía en
tercera persona.148
—Tae está tan, tan cansado —susurró con una sonrisa en los labios—.
¿Jungkook podría ayudar a Tae a desnudarse?509
—Pero Jungkook dijo que Osito debía dormir siempre en su cuna y por eso
Jungkook instaló una abajo y una en el cuarto de Jeongyu.6
—Bueno —aceptó Tae—. Pero solo por hoy porque Osito debe ser
independiente y fuerte, ¿ok, Jungkook?318
Moviéndose antes de que Tae cambiase de opinión, Jungkook dejó a Osito en
el suelo unos segundos y abrió las mantas de la cama, ayudando a Tae a
recostarse sobre las almohadas para ir otra vez por Jeongyu y sacarlo de la
silla, levantándolo con cuidado para no despertarlo.61
Pero lo hizo.169
Tae estiró una mano y deslizó su dedo por la mejilla de Osito, este le
respondió moviendo las piernas y los puños. Los ojos de Tae se curvaron en
una expresión que tan solo denotaba un sentimiento: amor. 6
—Lo será —respondió al fin, estirando el brazo para tocar a Tae por sobre
Jeongyu—. Pero estamos juntos en esto.72
Les tomó horas a esos dos padres primerizos dormir, solo cayendo en un
ligero sueño más pendiente de cualquier movimiento y queja de Osito que el
de buscar un descanso real. Jungkook fue el primero de ellos que se paró a
media noche para buscar una mamadera y prepararla con medio cerebro
dormido, también fue el primero en cambiarle el pañal mientras Tae se reía
y le decía que se lo había puesto al revés. Pero con el tiempo esas tareas se
fueron intercalando hasta que, en medio de la noche, uno terminaba
golpeaba al otro y le insistía que él había sido el último en cambiarle el pañal
o hacerle la mamadera, no llegando nunca a un consenso real y al final
jugando a piedra, papel y tijera y teniendo casi siempre como perdedor a
Jungkook.306
Sin embargo, Tae no era ningún bobo y entendió a los días que no era una
casualidad que Jungkook siempre sacase piedra y Tae papel, por lo que con
el tiempo empezó a intercalar con tijeras cuando lo notaba cansado y medio
dormido, dándole un beso suave en los labios para levantarse en medio de la
noche e ir a atender a su Osito.234
Su hijo, quien era tan precioso y tan amado. Y con la misma fuerza que Tae lo
amaba, se preocupaba para que ese amor no se volviese uno asfixiante y
tóxico como el que recibió él por años, por eso, tan solo dos meses desde su
nacimiento, Tae lloraba un poquito apresando su labio inferior entre los
dientes al ver partir a Jeongyu entre los brazos de su abuelo Sehun.73
—No —diría con convicción aunque también con mucho dolor—. Osito
merece conocer el mundo y no le voy a quitar la oportunidad.156
—No le estarías quitando nada, solo date un poco de tiempo para
acostumbrarte.
Y Tae volvería a negar con la cabeza con total terquedad aunque con la
mandíbula temblorosa y los ojos aguados.
Y ese día pasaron horas esperando el regreso de Jeongyu, que al final volvió
a casa con un segundo gorro deforme aunque ahora mucho mejor tejido.91
—De un amigo —se limitó a responder Sehun ante las cejas interrogantes de
Tae, las cuales rápidamente bajaron y pasaron a formar una expresión triste
para continuar con un llanto contenido mientras afirmaba a Osito contra él y
besaba una y otra vez ese gorro horrible.144
Y Jungkook no volvería a insistir porque todo lo que tenía que ver con Tae,
era un poco complicado y difícil de resolver. Y es que Jungkook siempre
consideró que lo mejor era no insistir si Tae no quería contarle algo, porque
Tae ya tenía a Jin para ser presionado a hablar de su pasado y él no quería
repetir el mismo patrón.2
Fue así como Jungkook supo de ese mundo que se limitaba a cuatro paredes,
de los libros que leyó y del concepto de amor que tenía concebido en su
cabeza antes de Jungkook. Pero, al final, todos sus relatos terminaban en el
mismo punto: su abuela. Con una expresión triste, Tae repetía lo mucho que
la extrañaba, lo bonita que ella fue a pesar de las obvias circunstancias de su
encierro y que solo una vez, en todos esos años, lo había golpeado, golpe que
fue tan desconcertante, que Tae había abandonado el habla ante su miedo de
provocar el enojado de su abuela y el hecho de que ya no podía escucharse.48
Y como guinda de esa torta de cumpleaños que Tae está vez sí pudo
terminar, fue encontrarse a Tae reclinado contra la mesa de la cocina
completamente desnudo.361
—Estoy en un ciclo.145
Jimin lloró.
Y con el tercero, fue mucho peor. Fue cuando todos vivieron realmente por
primera vez un embarazo sicológico, aunque en sus inicios nadie supo que
era uno. Y es que nadie quería arruinar el estado de ánimos de Jimin, que lo
hacía temblar de felicidad y contarles a todos que se despertaba cada
mañana con vomitos, que se había hecho cuatro test y todos positivos y que
había llorado tanto de felicidad que no podía creer que por fin estuviese
cumpliendo su sueño.150
Entonces Tae no fue el único paciente de Jin, las emociones de Jimin siendo
cada vez más volátiles y peleando tanto con Min Yoongi como no lo habían
hecho en cinco años de relación. Por eso, ninguno de ellos se sorprendió
cuando Jimin apareció un día en la casa de Jungkook suplicándole bajito que
le dejara quedarse ahí un tiempo porque amaba demasiado a Yoongi y no
quería deteriorar su relación porque era incapaz de estar consigo mismo.174
Lo que partió como una idea arrebatada y por esencia mala, a la larga fue
efectiva. El estado de ánimo de Jimin se fue recuperando con los días
ayudado por las carcajadas de Osito ante cada pequeña cosa que ocurría a su
alrededor. Finalmente, Yoongi fue por él para suplicarle que regresara y tras
solo tres semanas de estar lejos de su novio, volvió a agarrar su maleta para
irse con él.
Y entonces Tae estaba regresando a clases cuando Osito cumplía los siete
meses, los primeros días llenos de lágrimas y ansiedad a pesar de que solo se
iba por no más de cuatro horas al día, con las semanas sobrellevando la
separación mucho mejor hasta que Tae logró normalizarla y aprender que
Osito realmente estaría sano y salvo al regresar, que era muy amado y que
tenía un abuelo precioso y otro que no hacía más que hacerle gorritos que
después se convirtieron en un conejo de croché que se volvería en el juguete
favorito de Jeongyu por muchos años.193
—¿Sucede algo? —quiso saber, sus ojos de inmediato girando hacia las
puertas cerradas por donde Tae no aparecía—. ¿Es...?
Un asentamiento.
Un bufido.
Otro bufido.
—Taehyung tiene demasiado talento para que lo obliguen a vivir una vida
monótona. Lo mínimo que podrías hacer tras todo lo que le pasó, es que lo
dejes cumplir su sueño. ¿O acaso te da demasiado miedo que descubra el
mundo y se dé cuenta de la vida pobre que tiene aquí y ya no quiera
regresar?528
—No te lo dije antes porque era una decisión que quería tomar solo. Yo... lo
siento, pero necesitaba descubrir por mi mismo lo que realmente quería... lo
que yo realmente quería.92
—Y descubrí que quiero mejorar no solo por Osito sino que por mí también,
por nosotros. —Tragó saliva—. Osito y tú se merecen la mejor versión de mi
mismo y esta no lo es. Debo crecer, aprender, conocerme y madurar y yo... lo
necesito.220
Se detuvo para tragar saliva, su manos jugando entre ellas con nerviosismo.
Jungkook lo besó.
La primera noche que Jeon Jungkook durmió solo tras la partida de Tae,
debió ser una de las peores de su vida. Acostado en una cama vacía que se
sentía de pronto enorme y helada, no hacía más que girar de un lado al otro,
dejando un tremendo espacio a su costado izquierdo como si Tae fuese
aparecer de la nada para ocupar ese sitio que le perteneció durante casi dos
años. Dando un largo suspiro esa madrugada de principios de febrero, clavó
los ojos en el vidrio cristalizado de la ventana que le permitía apreciar la
caída de pequeños copos de nieves, recordando de pronto el rostro
sonrojado y sonriente de Tae al disfrutar por primera vez la nieve hace ya un
año.344
Su Tae...128
Aún así, por mucho que intentase consolarse con eso, no podía eliminar el
nudo de tristeza en su estómago y la sensación de pesar en el pecho. Y
cuando se estaba obligando a cerrar los ojos porque debía despertarse en
dos horas para empezar su turno de madrugada, su celular vibró bajo su
almohada sacándolo de la ensoñación y activando la adrenalina en sus
venas.
Los labios de Tae se fruncieron para aguantar las lágrimas que buscaban una
pronta liberación.
Jungkook lo imitó.
—¿Qué comiste?
—Solo ramen.
Al salir del cuarto fue cuando Tae por fin dejó escapar el llanto silencioso
que estuvo conteniendo para no despertar a Osito. Recostado nuevamente
en su cama vacía, Jungkook pasó media hora recordándole a Tae que solo
sería un año y que ambos estaban haciendo eso en busca de un futuro
mejor.76
Un tiempo después y mientras todos en esa familia fraccionada intentaban
acostumbrarse a esa nueva realidad, ocurrió ese algo esperando, junto
cuando un Jungkook un poco cansado porque Jeongyu no hacía más que
llorar ante la salida de su primer diente, intentó meterle una vez más la
cuchara verde siendo recibida por una boca cerrada y unos labios fruncidos,
tan tercos como su papá Tae.76
Sus ojitos se aguaron y estaba diciendo esa misma palabra que fue la favorita
de Tae por meses.
—No.587
Pero Jeongyu volvía a mantener la boca sellada y estaba jugando con los
restos de comida que habían quedado en su silla de bebé, sus manos y ropa
manchadas en verde. Llevaba además los pelos ondulados y desordenados
porque no hace mucho se había levantado de su siesta y Jungkook no era un
estilista experto, lo que no solucionaba con un poco de agua, se quedaba
como se quedaba.62
—Vamos, Osito, di de nuevo esa palabra mágica para que papá Tae la
escuche o se va a poner súper triste por habérselo perdido.20
Jeongyu soltó una carcajada cuando dio un aplauso y la papilla verde salió
disparada directo a la mejilla de Jungkook. Sin embargo, el papá Jungkookie
no se distrajo, concentrado en tener en un video la primera palabra de Osito
para que Tae pudiese vivirla a pesar de la lejanía.21
—Vamos, Osito, ¿qué fue lo que dijiste? "No", igual que tú papá Tae. "No",
dilo, por favor. "No".31
—Bueno, bueno, no quieres decir "no" ahora. ¿Por qué no intentamos con
papá? Pa-pá. O mejor, TaeTae. Te-te. Pa-pá Te-te.135
—Te...34
Y un eructo.397
—Te-te-te-te-te.436
Y así las cosas fueron en un frío control hasta que las semanas se
acumularon en algunos meses. Pero ese control no era más que una capa
frágil en un lago congelado, bajo ella una masa gigante oscura que esperaba
tragarse a quien se osase a caminar sobre la superficie resbalosa, porque a la
larga las inseguridades de Jungkook, esas que la mayoría del tiempo
mantenía a raya y tan bien controladas, empezaron a despertar dentro de él,
iniciando como un pequeño cosquilleo en su cerebro para ir infectándolo
hasta que estuvo intoxicado por ellas.166
Su Tae, por quien volvía a sentir ese mismo temor que vivió la última vez
que vio partir a su mamá con la promesa falsa que lo llamaría todas las
semanas y que vendría por él para su cumpleaños.132
Estuvo jugando con su celular un buen rato hasta que la idea enfermiza
superó a su autocontrol, sus dedos volando en el teclado para escribir esa
rápida pregunta.
Jungkook:
Tae, el calendario dice que deberías estar en un ciclo, ¿estás bien?1
Tae:
Tuve uno la semana pasada.
Estoy bien.383
Tae tenía sus ciclos, los seguía teniendo porque estaba bien, estaba feliz, lo
suficientemente estable para no perder esos mismos ciclos que podían
desaparecer ante la menor perturbación en su vida, como el mismo Jimin
que los perdió por meses ante la depresión que llegó tras comprender que
su útero estaba tan vacío como su vida.95
Jungkook:
¿Por qué no me contaste?1
Y otro dolor contra sus costillas porque otra idea terrible y enfermiza
apareció en su cabeza.
Tae:
No era algo importante.342
Sin embargo, esos mismos temores que desaparecieron con esa visita y se
mantuvieron ocultos, volvieron a reaparecer a los pocos meses cuando las
inseguridades de Jungkook regresaron a él a medida que leía ese artículo en
la sección de artes del periódico, donde aparecía una foto central de Tae y
ese profesor Seojoon observando una pintura, la noticia titulando como un
éxito total la última exhibición del talentoso y guapo pintor Seojoon.214
Jungkook se limitó a ahogarse con otra bola de helado, porque era menos
doloroso eso que enfrentarse a un corazón roto.
—Yo no estoy haciendo nada, solo estoy comiendo —jadeó tras tragar.56
—Ajá, ¿y lloras por eso?8
—Te estás comiendo tus sentimientos como te estás comiendo ese helado y
no es sano, ni para tu alma ni para tu estómago.70
Le dio otra cucharada pero mientras más comía, más lloraba y ya estaba
llegando a un punto de ahogamiento entre lágrimas y helado de chocolate.31
—¿Y cuál es el punto malo en eso? Pensé que estábamos buscando eso.1
—No.
—Que Tae lleva ya siete meses fuera y ha tenido sus dos ciclos.83
Tragó saliva.
—No puedo darte una respuesta a eso porque es una decisión que compete
solo a Tae.2
—Lo que creo, hijo, es que ¿no sería maravilloso que él siguiera
eligiéndote?39
—Pero él está bien, sigue teniendo sus ciclos, está bien y estable. Feliz. No
me necesita.36
—Y por eso sería lo más precioso. ¿No te das cuenta que si regresase es
porque te ama y no porque necesita amarte?308
—Lo sé, hijo. ¿Por qué crees que intentaste enviar a Tae a Seúl antes de que
naciera Osito? Porque querías controlar su partida, querías ser tú el que
decidiera que se marchara y no que fuera Tae el que decidiera dejarte.41
—¿Pero qué hago ahora? Soy así, vivo con el constante temor que me deje.18
—Por eso es bueno que se haya marchado, no solo porque está creciendo y
convirtiéndose en un chico mucho más maravilloso de lo que es, sino que te
ayudará a confiar en él. Tenle un poco de fe.26
—Te prometo que te compraré todo el helado que quieras si llega el día y lo
necesitas.109
Y entonces el segundo fin de semana largo se encontraba a la vuelta de la
esquina, el calendario marcando ya diez meses desde la partida de Tae. El
aire helado volvía a congelarle las mejillas a Jungkook esa primera semana
de noviembre mientras corría a casa de su papá para ir a buscar a Osito y
luego ir por sus maletas ya preparadas y partir a Seúl para ver a Tae.40
Un suspiro.
—¿Mm? Pero...
—¿Y no puedes terminar hoy? Con Jeongyu llegaremos muy por la noche.1
—Jungkook.
—No digas eso, solo no puedo, yo... necesito terminar esto, Jungkook, por
favor, entiende, esto no tiene que ver con Osito. Tú sabes... sabes que muero
por verlo.255
—Podrías verlo si me dejaras ir. Ni siquiera tienes que estar con nosotros
todo el tiempo, podrías terminar esas tareas que parecen ser tan
importantes para ti.1
—Jungkook...
—¿Cómo es eso que Jimin no puede venir a beber con nosotros? —se
escuchó Jungkook quejándose en un balbuceo—. Me dijo que iba a
explicarme mañana si es que yo no moría vomitado hoy, ¿cómo es eso que
mañana? ¡Podría haber venido hoy a explicarme y beber conmigo porque a
mi novio le importa más una maldita tarea que verme tras diez meses!211
—¿Qué?
—¿Cómo?
—Esto te lo digo porque eres como mi hermanito pequeño y... sí, sé esa
mierda de secreto profesional pero... bueno, ya qué. —Y entonces tras darle
un sorbo a su vaso, siguió—. ¿Sabes que nunca supimos qué ocurrió esa
noche que murió su abuela? No, nada de nada, lo traté durante año y medio y
jamás una palabra de eso. ¿A ti te contó?172
—No.
—Eres policía, dime acaso ¿nunca te pareció extraño que solo Hoseok llevase
el caso y se cerrase tan rápido a pesar de que nunca pudimos averiguar lo
que pasó esa noche? Además —Continuó casi en un chillido—, ¿qué pasó esa
vez que se escapó de tu casa? Yo no supe nada, ¿y tú?163
—No.
—Creo que te estás viendo muchas películas —al final se limitó a contestar.1
—Solo digo que Tae sigue siendo un rompecabezas de cinco mil piezas que
nunca logramos armar.
84
La vida entera de Minho consistía en una constante espera: la espera para
escapar de los laboratorios, la esperar para que finalizasen esos nueve
meses de embarazo, la espera para amar un hijo que no quiso, la espera para
que fuese el momento indicado y la peor de todas, la espera para poder sacar
a Tae de esa casa. Y ahora, que casi había cumplido con todas ellas,
continuaba en esa otra espera, esa que consistía en observar por días una
puerta que se mantenía tan cerrada como Minho la dejó.68
Sin embargo, esta vez Minho no era el único que esperaba, y por eso su
celular desechable sonó en su bolsillo. No miró la pantalla para comprobar la
llamada entrante, solo una persona en el mundo entero conocía ese número
de teléfono.2
—Logré contactarme con Hoseok —escuchó que decía la voz siempre calma
de Sehun.191
—¿Y dijo algo útil? Porque Tae lleva una semana y-41
Culpa.
Minho seguía sintiéndose culpable por demasiadas cosas: por no amarlo, por
dejarlo abandonado, por haberlo encerrado, por haberlo dejado sordo.59
—Hoseok enviará a la otra patrulla para mantener a Jungkook lejos del caso
y no-57
La mirada de Minho se clavó otra vez en la ventana del tercer piso notando
que se lograba vislumbrar una sombra. Boqueó para tomar aire, el recuerdo
latente en su memoria de la sonrisa cuadrada de Tae gritando casi sin
aliento el nombre de Jungkook en el parque.
—Que sea Jungkook, por favor —le suplicó—. Tae lo conoce, Tae debe
recordarlo...3
—¿Jin?
Suni, la hija mayor de Sehun que trabajaba en los laboratorios del Hospital
de Daegu. Suni, quien siguió preguntando durante años por Minho hasta que
a Sehun se vio en la obligación de explicarle todo. Suni, a quien Minho
tendría que llamar para pedirle un favor, un favor del que Sehun no debía
enterarse porque jamás quiso involucrar a sus hijos en la red y no podía
saber que Minho justamente iba a hacer eso con ambos.84
Sehun era sobreprotector con sus hijos, eso Minho lo sabía. Pero Sehun
también lo era con Minho.1
—Lara lleva muerta ocho días —comenzó diciendo Minho— y Tae no sale de
esa casa. Debe tener miedo, debe estar aterrado, debe... necesita un rostro
conocido, por favor, Sehun.59
Hubo una larga pausa, luego un suspiro tan duradero como ese silencio.
—Minho —susurró Sehun su nombre como una caricia—, ¿te das cuenta lo
que va a pasar ahora?2
Su bebé iba a ser libre, iba a ser conocido por el mundo y ser amado de una
forma que ni Lara ni Minho pudieron hacerlo, eso era lo que iba a pasar.66
A los minutos, Minho hablaba con la vecina curiosa que vivía a un lado de
Lara.35
Después de eso, comenzó a hilar ese plan desarrollado durante años por
Minho y Sehun y que comenzaba con una llamada telefónica anónima a un
canal de televisión. Lo que hizo a continuación, escapaba de ese laberinto
perfectamente construido. Y mientras observaba que a la media hora se
estacionaba un coche de policía y se bajaba Jeon Jungkook siendo seguido
por un chico más bajito, Minho llamó a Suni.88
Porque existía algo que Sehun olvidó hilar en ese casi perfecto plan que
Minho terminó de pulir hasta que no hubo puntada sin hilo en esa enorme
manta tejida.
—Te van a solicitar un examen de ADN para un chico y necesito que cambies
los resultados.249
Y por eso Tae tenía tantas ganas de llorar como las del propio Osito en el
video, aguantándose solo porque estaba en la biblioteca de la universidad y
ya había llorado suficientes veces en la sala de clase para ser conocido en
todo el campus como el llorón de artes.217
Dio un largo suspiro y continuó con su vida rutinaria, porque en eso parecía
haberse convertido su vida: en una constante monotonía sin fin. Él estaba
bien, aunque bien era una palabra que se alejaba bastante de la felicidad. La
estabilidad no era precisamente sinónimo de la dicha plena, más un primo
molesto y lejano que apenas podía ser aceptado como familia.11
Co-dependencia.3
A Tae no le gustaba esa palabra, nunca le gustó y también por eso estaba
alejado de ellos, demostrándose y demostrándole a todos que podía, que él
realmente podía ser esa persona que todos le decían y recordaban que no
era.72
Por eso cuando finalmente llegó el día en el que se encontró esperando a
Jungkook y Osito en la estación de Seúl, se mordió los nudillos en
nerviosismo y se dijo que debía tranquilizarse, que debía demostrarles lo
maduro y cambiado que estaba, que ahora era alguien digno de ser llamado
novio, un novio que intentaba no ser ese desastre mental que muchas veces
Tae era.133
Pero no pudo contenerse, nada más ver a Jungkook caminar por la estación
tirando de un coche con Osito en brazos, que utilizaba un traje café que lo
hacía ver tal cual su nombre, comenzó a llorar y a temblar, dándose cuenta
que tal vez seguía siendo ese mismo desastre mental que Jungkook encontró
en un ático.78
Solo tomó a Jeongyu en los brazos unos segundos porque tiritaba demasiado
y Osito dormía, entregándoselo a Jungkook quien lo dejó en el coche,
jurándose que se lo comería a besos a penas despertarse y lo recostaría en
su pecho porque Tae juraba que su corazón no funcionaba demasiado bien
desde su partida.3
Y cuando llegó la noche y Osito dormía en esa cama improvisada que ambos
le armaron, Tae buscó a Jungkook bajo las sábanas y comenzó a reír
suavecito y bonito mientras se terminaban de quitar la ropa y Jungkook
entrelazaba sus manos con las Tae sobre su cabeza y se besaban para
aplacar en algo los jadeos necesitados de ambos. Y en ese preciso momento
con Osito durmiendo a unos metros de él y con sus piernas enredadas a la
cadera de Jungkook, Tae no estaba simplemente bien, él era feliz.324
Esa felicidad que duró un suspiro, yéndose con la misma facilidad con la que
vio partir a Jungkook y Osito tras despedirse de ellos en la estación. Y
entonces Tae volvía a estar solo bien.64
Porque Tae estaba bien, realmente lo estaba porque tenía súper claro que
esa situación era una momentánea y que solo duraría un par de meses más y
luego se encontraría otra vez de regreso en Daegu sabiendo que lo intentó,
que lo logró, que pudo vivir un año sin Jungkook, que podía vivir sin él y
estar bien pero lo prefería, Kim Taehyung elegía seguir esa vida compartida
con Jungkook, lo elegía porque lo amaba y ya está, escogiéndolo una y mil
veces por sobre esa vida superficial que todos les insistían que debía vivir
antes de tomar una decisión final.121
Era esa la razón por la que Kim Taehyung estaba bien y siguió estando bien,
esforzándose cada día para dejar de sentirse tonto, ignorante e inútil, dejar
de ser esa carga pesada que Jungkook cargaba sin quejarse jamás, porque
Tae no era ningún bobo y él entendía cuando la gente decía que él solo era
una estorbo para Jungkook.175
Pero entender esa vida que todos parecían querer para él, era difícil. Muy
pronto Tae comprendió que los universitarios vivían para ir a fiestas y para
borracheras hasta perder la consciencia, y eso era algo que Tae no entendía,
no llegaba a comprender esa vida que para él era vacía y triste, llena de un
sin sentido para intentar encontrar una felicidad que a Tae ya le esperaba en
Daegu.27
Los días después de eso, se sintieron lentos y pesados, eternos cuando Tae
solo podía contemplar ese calendario que Jungkook le regaló la vez que lo
visitó en Seúl, esperando con impaciencia que llegase ese momento que
mantenía marcado con corazones morados.
Ese día jueves las clases terminaban a las dos de la tarde para así
adelantarles el fin de semana largo a los estudiantes y que pudiesen regrese
a casa de vivir fuera de la ciudad. Cuando sonó la campana, su profesor Park
Seojoon, que se había vuelto un amigo en el paso de esos diez meses, se le
acercó.3
Una hora más tarde de lo que Tae había planificado, estaban haciendo las
compras en el supermercado pequeño, Tae ahora siendo un total experto
sobre las cosas que debía llevar. Él había crecido y se moría por enseñarle a
Jungkook que era capaz de cocinarse un huevo sin hacer estallar la cocina,
aunque el horno eléctrico seguía siendo su mejor amigo, ahí todo o se
quemaba hasta ser carbón o salía bien, no había tantas opciones de falla.31
—¿Mm? —cuestionó.
Claro que a Tae le hubiese gustado ir, su mejor momento en Seúl fue cuando
estuvo en esa inauguración repleta de periodistas que parecían tan
fascinados por Seojoon como se sentía Tae cuando se quedaba observando
sus pinturas.
—No, gracias —sin embargo, rechazó. Sus prioridades eran claras—. Estaré
ocupado con Jungkook y Osito.126
No era la primera vez que Seojoon suspiraba al escuchar esos nombres y Tae
intentaba ignorar aquello y decirse que solo era una coincidencia y/o
imaginaciones suyas.58
—Eres demasiado joven para tener una vida que le pertenece a un
cuarentón —entonces Seojoon dijo y ya Tae no pudo seguir engañándose
porque era real, tan real como esa mirada molesta de su profesor mientras
golpeaba el manubrio con dedos tensos.372
Pero Tae, ajeno a las discusiones y un con carácter blando que tendía a ceder
porque no sabía cómo mantener su opinión sólida e inamovible, ladeó la
cabeza con confusión y el corazón acelerado.
—¿Mm?
—Yo...
—No has vivido, no sabes lo que es vivir. Tienes apenas 20 años y ser
irresponsable y cometer errores debería ser parte de tu esencia porque
puedes y eres joven y tienes una vida entera por delante para corregirlos.161
—¿Y cómo sabes qué es lo que quieres sino conoces nada más que eso? —Y
entonces Seojoon se estaba girando hacia él y clavando su mirada molesta en
Tae—. Eres básicamente un niño, sigues siendo básicamente un niño, ¿y por
qué a los niños se les debe guiar y decirles lo que deben o no hacer? Porque
no saben y se les debe enseñar, algo que al parecer no hicieron contigo
porque ese... ese novio que dices tener, te embarazó sabiendo todo eso.316
—Jungkook te ató a él, ¿no te das cuenta? Y ahora tienes 20 años, tiene
prácticamente dos años de vida y ¿debes hacerte responsable de un bebé?
Eres un niño criando a otro niño. No es correcto, Tae. No lo es, favor date
cuenta.452
Estaba llorando incluso antes de que notase que lo estaba haciendo. Con la
espalda apoyada contra la puerta, con las muñecas se secaba las lágrimas
que mojaban sus mejillas, temblando tanto que sus dientes entrechocaban.1
—No necesito saber más. —Seojoon soltó un largo suspiro y estiró la mano
hasta que se enredó en los cabellos castañas de Tae, separando esas hebras
de su frente con cariño y cuidado—. Lo siento por ser tan brusco pero eres
maravilloso y no mereces la vida que estás teniendo, deberías ser exitoso,
independiente, conocer el mundo y a gente... a mucho más hombres que a
ese Jeon Jungkook.423
Logró apartar sus manos del rostro para alcanzar a observar que Seojoon se
inclinaba sobre la palanca de cambios para acercarse a Tae, que de pronto se
había paralizado contra su asiento.
—¿Y cómo sabes si es amor si nunca has estado con alguien más?508
Pero tal vez estaba equivocado de la misma forma que lo estuvo su abuela
por 19 años, tal vez Tae era el del error y debía hacer lo que le gente le
insistía que hiciera porque ¿cómo podía amar a alguien si nunca antes había
vivido ese sentimiento? ¿Qué sabía él de la vida cuando solo la había vivido
durante dos años y todo el resto le llevaba décadas de conocimientos por
delante?185
Por eso se fue a Seúl, porque la gente insistió y Tae cedió. Y por eso dejó que
Seojoon acortarse la distancia, porque todos insistieron que debía conocer a
más amores para descubrir cuál de ellos se sentía y saboreaba como el
verdadero.669
Y entonces Tae volvió a ceder y sería la última vez que lo haría mientras
sentía que unos labios ajenos tocaban los suyos y el deseo de querer
hundirse y escapar lo invadía hasta que no podía respirar.625
Pero después de todo, ¿no era eso lo que la gente quería de él?137
Vivir, aunque nada de eso se sintiese para él como una vida feliz.
85
Tae permaneció ahí con los ojos abiertos, sintiéndose tan mal como hace dos
años, la cabeza dándole vueltas mientras oía que Seojoon se acomodaba en
el asiento y entonces una mano estaba siendo deslizada por su nuca, de
pronto todo los nervios de Tae activándose en una muy mala manera. Un
ataque de llanto le cerró la garganta y comenzó a temblar porque no podía
creer que esto fuese ese mundo que la gente le insistía que se perdía, porque
carecía por completo de ese sentimiento bonito que le hacía brillar de dicha
como cada vez que Jungkook lo besaba.226
Debía ser el loco más equivocado del mundo porque entendió hasta llegar a
la comprensión, que eso no era lo que quería para sí mismo. Que la gente
pensase que estaba equivocado, que lo hicieran, porque él no volvería a
ceder.110
Jamás.10
Colocando sus manos sobre el pecho de Seojoon, lo empujó con todas sus
fuerzas, golpeándose de paso en el labio con el puño de su profesor cuando
cayó en su asiento y se estrelló contra la puerta contraria.228
Tae se logró bajar del automóvil y arrastrarse hacia las escaleras que subían
hacia su edificio, afirmándose la cabeza con las manos y jalando de su
cabello en un ataque de pánico tan abrumador como terrible, uno fuerte y
abrazador como no lo había vivido en meses.16
Intentó respirar mientras escuchaba que Seojoon se bajaba del coche e iba
hacia él, escondiendo todavía más su rostro entre las rodillas y brazos para
que no pudiese alcanzarlo ni verlo.22
—Tae, yo...66
Y Tae debía estar realmente loco porque podría jurar que oyó la voz de
Minho. Pero era imposible, la última vez que lo vio fue en ese rosal destruido
y luego escapando al escuchar a Jungkook aproximarse.179
Su labio tembló y sus dientes entrechocaron entre sí, de pronto ese deseó
ferviente de ser abrazado y besado en la frente, consolado y acariciado
porque se sentía enfermo, cansado de esa vida que todos le obligaban a
vivir.12
Y eso solo lo hizo llorar más mientras se arrastraba hacia el único sofá y se
hacía un ovillo ahí, Minho de inmediato yendo hacia él y acariciándole el
cabello para apartarlo de su frente sudada y rostro congestionado y
sonrojado por las lágrimas, cayendo en una especia de anestesia temporal
donde solo fue mitad consciente de lo que su boca balbuceó.17
—No quiero seguir siendo un inútil —se escuchó a lo lejos confesar, ahora su
cabeza apoyada en ese regazo que era tan ajeno y a la vez tan familiar,
manteniendo los ojos cerrados y las piernas contra el pecho—. Y Tae solo es
un inútil a quien todos le dicen lo que debe hacer... me tratan como un bobo
y yo... no lo soy, Tae es inteligente y pienso, pienso mucho.201
—Tae...
—Tae...
Cerrando los párpados hasta que se volvieron una franja diminuta, Tae
sacudió la cabeza, su cabello enredándose contra el pantalón de Minho.
Pero Tae estaba cerrando los ojos con más fuerzas y negando, su cabello
resonando contra la tela ante la fuerza del movimiento.1
—No, porque él quería que viniese a pesar de que yo lloré y le dije que no
quería. Pero yo... yo escuché, no soy un bobo.178
Otro silencio que apenas fue interrumpido por el suspiro de Tae, que ahora
había abierto los ojos y tenía la mirada perdida en algún punto en el suelo,
sus párpados pesando ante la caricia tímida y un tanto torpe y nerviosa en
su cabeza.
—¿Cómo esa gente podría saber más que yo sobre vivir? Tae estuvo
encerrado 19 años y Tae sabe cómo no se siente la felicidad. Y esto, se siente
muy parecido a ese tiempo donde estaba solo y nadie me escuchaba.140
Volvió a cambiar de posición y estiró la mano como si quisiera alcanzar algo
invisible.
—Pero realmente Tae sí fue un bobo al final porque hice lo que todos
querían que hiciera porque pensé y me dije ¿y si ellos eran los de la razón?
¿Y si luego yo terminaba abandonado a Osito porque nunca supe lo que era
vivir? Y entonces me dije que era mejor hacerlo ahora cuando él... cuando
Osito no recordase que lo dejé porque yo... —Su voz se quebró cuando un
estremecimiento lo recorrió—. Yo no quería que Osito descubriera lo que se
siente ser abandono y odiado por su papá.369
Era Minho, todavía estaba ahí y parecía haber llorado tanto como Tae
aunque no recordaba eso.5
Agarró el remedio con aire cansado y se lo llevó a la boca, a la misma vez que
se tomaba el contenido del vaso.
—Jungkook iba a venir con Osito hoy —se escuchó susurrando, cambiando
de posición hasta que estuvo otra vez sentado y llevando sus piernas hasta el
pecho para consolarse físicamente de una molestia emocional.5
—Todavía pueden venir —le dijo Minho, acercándose hasta que estuvo
sentado en el medio de esa diminuta sala de estar a solo unos centímetros de
Tae.
Pero Tae estaba sacudiendo la cabeza incluso antes de que Minho terminase
de hablar.
Su Osito...7
Llevándose las manos a la cara, volvió a llorar con los hombros hundidos.
Él solo quería regresar, solo quería regresar y terminar con esa aventura que
para Tae ya no tenía ningún propósito, ya se había probado que podía estar
solo, que podía ser independiente y estudiar lo que quisiera, ¿qué fin tenía
continuar con eso? Se sentía mal y miserable ahora, no bien, ni siquiera un
poquito bien.31
Porque esa vez que Tae huyó de la casa de Jungkook y Minho lo persiguió
hasta encontrarlo, Tae solo fue capaz de soltar aquella pregunta que hilaría y
conllevaría toda una crisis existencial que nunca logró curar.
Minho bajó la cabeza y la sacudió, sus dedos enterrándose con un poco más
de fuerza en los muslos de Tae.1
Pero Tae apartó las manos de Minho y cayó de rodillas frente a él, los ojos
nuevamente brillante por esas lágrimas que empezaban a caer por sus
mejillas irritadas que acentuaban el labio roto.
Minho se dejó caer sobre Tae aferrándose a sus hombros como esa vez en
aquel rosal destruido, ambos abrazándose en medio de ese departamento
vacío y llorando tanto que pronto la cabeza de ambos latía en dolor y se
estaban tomando un vaso con azúcar mientras se sonreían y tocaban con
timidez y miedo porque era la primera vez que lo hacían.23
—Tengo una cámara llena de fotos y videos de Osito —confesó Minho—. Las
guardé para ti.85
Y Tae estallaría en lágrimas una vez más al tomar esa cámara digital un poco
antiguada y comenzaba a revisar en la pantalla pequeña esos videos que
retrataban el rápido crecimiento de Osito en la casa de Sehun.
Para cuando estuvo un tanto más calmado, había tomado una decisión y
armado su maleta. Porque, ¿a quién quería seguir engañando? Él no quería
estar en esa ciudad.19
Llamó a Jungkook y pensó en una mentira rápida para evitar que fuese a
Seúl cuando Tae estaría partiendo a Daegu la misma noche.322
Habían sucedido muchas cosas y posiblemente fuese una larga noche donde
no dormiría nada. Solo esperaba terminar todo aquella aventura acurrucado
al lado de Jungkook, estaba cansado de abrazar almohadas cuando tenía a su
novio para besar y tocar.10
—¿Mm? Pero...
—¿Y no puedes terminar hoy? Con Jeongyu llegaremos muy por la noche.2
Estuvo a punto de confesarle la verdad, aguantándose a ultimo instante
porque Jungkook podría intentar convencerlo para que se quedase.
—Lo siento, no puedo —al final Tae dijo, su respuesta tan austera como esos
"porque no" que su abuela le daba cuando la mente curiosa de Tae empezó a
interferir en ese encierro.
—Pero, Tae...
—Jungkook.
Golpe bajo.19
—No digas eso, solo no puedo, yo... necesito terminar esto, Jungkook, por
favor, entiende, esto no tiene que ver con Osito. Tú sabes... sabes que muero
por verlo.
—Podrías verlo si me dejaras ir. Ni siquiera tienes que estar con nosotros
todo el tiempo, podrías terminar esas tareas que parecen ser tan
importantes para ti.
—Jungkook...
—Está bien, no iremos. De todas formas, siempre son tus decisiones las que
están sobre las demás.331
Congelamiento, uno que empezaba en la punta de los pies y subía por sus
piernas hasta apoderarse del centro de su pecho. Cuando intentó decir algo,
la llamada estaba finalizada.
Una.
Dos.
Tres.
No supo cómo pero terminó llegando a la estación, Minho con una mascarilla
y un gorro que escondían por completo su rostro.31
Debió llorar parte del camino hacia Daegu porque los ojos le dolían al
despertarse y escuchar que anunciaban por los altavoces que se acercaban a
la estación de Daegu, la mano de Minho en su hombro para despertarlo.
—Llegamos.72
Nunca se había sentido tan feliz de ese silencio que apenas se colaba en su
audífono. Se despidió de Minho con un movimiento de mano a la salida de la
estación. Pero cuando este se estaba girando para marcharse, Tae lo sujetó
por la muñeca y bajó la mirada, de pronto aterrado por lo que diría.
—¿Seguirás conmigo? —se escuchó susurrando, tan necesitando de cariño
que su garganta raspaba.48
Tae dejó caer su maleta y cerró la puerta, yendo de inmediato hacia Osito y
de pronto deteniéndose a un metro con el corazón acelerado y los ojos
enormes, el terror invadiéndole y cerrándole la garganta.10
¿Y si Osito ya no lo reconocía?58
Tragó saliva, se lamió los labios y aguantó para no estallar en lágrimas por
vigésima vez en ese día.6
—¿Puedo...?1
No cuando una de sus razones para ser feliz se encontraba durmiendo en sus
brazos y la otra lo esperaba en ese cuarto que ambos compartían.223
—¿Minho?
Tae se quedó lo que pareció una eternidad sentado en ese sofá con los ojos
cerrados, su boca descendiendo hacia la cabeza de Osito cada ciertos
segundos mientras acariciaba de paso a Yeontan y Roko que se habían
subido al mismo sillón para estar más cerca de él.11
Era de su Jungkook.177
El primer beso aterrizó sobre las cejas fruncidas de Jungkook, bajando por
su nariz hasta la punta y saltando hacia su boca.133
Otro beso y entonces estaba deslizando sus manos por el cuello de Jungkook
para acariciarle la nuca y despertarlo con los dedos enredados entre los
mechones. Jungkook soltó una queja y el aliento con olor a alcohol chocó
contra el rostro de Tae.59
—Mm.1
—Jungkook, amor.448
—Mm.108
Entonces sus ojos se habían abierto de par en par, sus pupilas dilatadas y su
expresión desconcertada y somnolienta, claramente esa única neurona con
la que despertaba no estaba funcionando todavía.79
Pero mientras una sonrisa traviesa se escapaba de sus labios, Tae había
agarrado las manos de Jungkook y tirado de ellas hasta que las posicionó
sobre su propio pecho, los dedos de Jungkook estirándose sobre la camiseta
amarilla, palpándolo como si no creyese que fuese real.36
—Tae...
—Pero...
Tae lo abrazó con más fuerza, haciéndolo cambiar de posición para poder
acurrucarse sobre él como una manta, sus brazos posicionándose a cada
costado de ese rostro mojado por esa lágrimas que Jungkook llevaba
conteniendo durante lo que parecía una década completa. En recompensa,
Tae le besó cada espacio de piel que quedaba desnuda en su rostro,
capturando las lágrimas que ahora bajaban sin control.
—Jungkook es bonito.108
Un beso.
—Tae lo ama.16
Otro beso.
Y mientras cerraba los ojos sintiendo que los besos de Jungkook regresaban
para atrapar cada lágrima de alivio que escapaba de sus ojos, Tae no se
sintió simplemente bien, él fue feliz.73
Porque Tae era amado, hermosa y sinceramente amado por Jeon Jungkook. Y
Jungkook era amado, hermosa y sinceramente amado por Kim Taehyung.
Epílogo
Dejándose caer sobre las rodillas, se deslizó por el suelo de madera hasta
llegar a la escalera, las tablas bajo suyo apenas crujiendo por su peso.
Cuando se posicionó sobre su estómago y sacó la cabeza para colarla entre la
baranda y el último peldaño de la escalera, vio pasar a una persona hacia la
cocina.
Sus miradas se conectaron un único segundo.
La cuarta persona que conoció en su vida se llevó una mano a los labios para
pedirle silencio.114
No supo cuánto tiempo estuvo así, pero su respiración se fue calmando hasta
normalizarse. Cuando intentó regresar a su habitación, alzó la cabeza y se
encontró con el hombre al pie de las escaleras.
Y luego, otra vez, ese hombre que no veía hace tiempo y que le recordaba así
mismo, lo estaba llamando.
Sus libros de biología eran claros y explicaban muy bien lo que era la
genética. Y que ambos se parecieran hasta el punto de ser una copia del otro
pero de diferentes épocas, le decían a Tae que ambos compartían
parentesco.
Tragó saliva.
Cuando volvió a asomarse por la escalera, el hombre había desaparecido.
Extrañado, alzó un tanto más la cabeza y lo buscó entre esos límites que le
permitían verificar su ángulo de visión.
Ayúdame.220
Y la siguiente:
Sálvame.96
El hombre se quedó paralizo observando a Tae llorar a sus pies y mover sus
manos con reiteración en dos gestos que no parecía entender.
Luchando contra su abuela, Tae cerró los ojos unos instantes y se mordió el
labio hasta que probó la sangre en su boca, la debilidad de su cuerpo delgado
haciendo lo posible para impedir que su abuela lo arrastrase por el suelo y lo
llevase hasta arriba, a ese ático al que no se le permitiría salir hasta que ella
fuese por él.69
Por eso Tae sabía que no podía soltarse de ese hombre y tampoco dejar de
llorar, lloraba tanto como lo llevaba haciendo en los últimos años, lloraba
como la persona desesperada e infeliz que era, lloraba porque estaba
encerrado y volviéndose loco, lloraba porque su mente se fracturaba y
porque pronto entendió que él, Kim Taehyung, se encontraba dispuesto a
hacer lo que fuese para salir de esa casa. Porque tal vez, solo tal vez, ya había
pedido la cabeza.58
Y por eso se soltó de ese agarre con un golpe y empujando a su abuela con
todas sus fuerzas, los músculos viejos de ella apenas soportando el empujón
y alejándose con la mirada brillando en sorpresa y un tanto en miedo, miedo
porque Tae se estaba girando hacia ella y la observaba con una mirada tan
muerta como se sentía él por dentro.
Y una única palabra potente se coló por sus labios rotos obligando a sus
cuerdas vocales a entrar en funcionamiento tras años de deterioro.
—¡NO!77
No fue un simple y escueto no, fue un basta, un basta para ella y para él, para
esos sentimientos oscuros y podridos que habían empezado a desarrollarse
en su corazón durante ese tiempo, un basta para ese odio intenso que
superaba con creces el amor que alguna vez tuvo por su abuela. Tóxico, se
sentía tóxico y enfermo mientras la observaba alejarse un paso y comenzar a
pasear por la cocina con angustia y desesperación, ese claro entendimiento
que había roto algo en esa otra persona y, tras eso, poco y nada se podía
hacer para remediarlo. Porque Tae ahora entendía que si su abuela moría, él
podría salir de ahí.54
No así.
No en esa casa.
Pero Tae jamás se esperó que su abuela le respondiera con la misma ira que
hacía temblar a Tae todavía con las rodillas heladas contra la baldosa. Vio
que su rostro enrojecía y que comenzaba a gritar, solo que Tae no podía oírla
por culpa de ese encierro, no podía y tampoco intentó descifrar sus palabras
mientras comenzaba a oler a quemado por ese huevo ya negro en el olvidado
sartén.35
Con los músculos temblorosos, Tae logró posicionarse sobre sus piernas
inestables y arrastrarse por rededor de la mesa, el caos mental estallando en
él sin dejarle espacio para razonar. Llegó hasta la pared que tenía colgando
el teléfono de la cocina y lo descolgó, llevándoselo a una oreja que era
incapaz de oír que el teléfono mantenía un sonido constante a la espera de
que marcase algún número.33
"Nadie lo sabrá".96
"Ayúdame".174
La mirada de Tae estaba de nuevo en el hombre de expresión impasible que
mantenía los brazos cruzados observando cómo se le iba la vida a su abuela.
La mano de Tae que sostenía el teléfono tembló en duda, el nudo de miseria
haciéndose tan apretado que la bilis le cosquilleó en el fondo de su garganta
cuando aquel pensamiento cruzó su cabeza, ese que decía que si su abuela
moría, él podría ser libre.
Libre.1
Él sería libre.4
Lo siento por lo que le hizo y lo que continuaría, como también lo siento por
ese daño que vendría tras su muerte. Pero también ese lo siento porque para
Tae posiblemente nunca existiría un tratamiento que lo curase en su
totalidad. Y por último, ese lo siento por ser la responsable de esa
fragmentación en alguien que se suponía amó con su vida, esa fragmentación
que comenzó en el momento que Tae soltó el teléfono y se marchó de la
habitación con la garganta ardiéndole, solo alcanzando a llegar al baño
todavía temblando y sudando y llorando fregándose el rostro para apartar
sus lágrimas de culpa porque, si bien no habría podido llamar a una
ambulancia para pedir ayuda ante su ignorancia con respecto al mundo real,
seguía siendo sus intenciones las que marcaban la diferencia.
Pero su abuela seguía sin reaccionar, por mucho que Tae llorase y le metiese
las pastillas hasta colarlas en su esófago, ella no reaccionó nunca más.
Asustado y ahogado por la culpa, la afirmó para sentarla en el frío suelo y le
cerró la boca, Tae sentado a su lado con las piernas abiertas para poder
sostener su peso.107
De ese Taehyung tonto, sordo, inútil, malo, él era muy malo por haberlo
deseo, por habérselo pedido, por habérselo gritado, Taehyung era malo
porque nunca pudo ser un chico bueno, ese muchacho bueno que su abuela
le pedía que fuera.52
Otro golpe.3
Imbécil.3
Imperfecto.5
Él ya no era bonito.214
Por eso, al sentir que el hombre lo tiraba por los brazos y lo obligaba a
alejarse de ese cuerpo que ya comenzaba a endurecerse bajo sus manos, no
protestó y medio fue arrastrando, medio caminó fuera de esa cocina y subió
las escaleras.
Y Tae ahora era malo y por eso merecía ese castigado porque él había
deseado la muerte de su abuela y lo había conseguido. Él no llamó a nadie. Él
ya no era bonito, él ya no merecía su libertad, él merecía morir al igual que
su abuela en la cocina.63
El hombre lo siguió con sorpresa al ver aparecer la escalera y Tae
comenzaba a subir, yéndose de inmediato a ese rincón donde tenía ese
colchón en el que había pasado meses enteros de su vida. El hombre se
quedó unos segundos en la entrada con la mitad de su cuerpo dentro de ese
ático y la mitad todavía en la escalera, moviéndose lo suficiente para tomar
asiento en el suelo, sus piernas todavía colgando por el agujero abierto.
Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios temblorosos, los ojos del
hombre brillando en lágrimas contenidas.
Y hecho un ovillo en ese lugar, los días pasaron, el estómago dolió por el
hambre y después simplemente desapareció, su consciencia yendo y
viniendo, solo prestándole atención a los días pasar y contabilizándolos con
una mente nublada que solo pedía apagarse.
Porque Kim Taehyung quería morirse y cada vez que se volvía a dormir por
el cansancio tras tomar un poco de agua, deseaba que esa fuese la última vez
que tuviese que cerrar los ojos para no abrirlos jamás.23
Por eso cuando despertó del sueño con sus párpados pegados por las
lágrimas secas en sus pestañas, comprendió que esa seguía siendo su
realidad: él seguía encerrado en aquel entretecho. Se hizo otra vez un ovillo
en el colchón y cerró los ojos con fuerza, sus dedos enredándose en su
melena y tirando de ella.
Y por eso cerró con más fuerzas los ojos mientras caía otra vez en ese sueño
intranquilo y pedía por favor no despertar jamás.11
Tae logró llevarse las manos a los oídos y palpó los dos implantes cocleares
ubicados tras sus orejas.35
Sí, recordó Tae, Jungkook había insistido que era mala idea de la misma
forma que Tae insistió durante meses que quería un ático para pintar. El
ganador, ya era obvio.105
—¿Pero y dónde recibiremos a las visitas? —se oyó debatiendo con voz
inestable.
Tae cerró los ojos sintiendo los labios de Jungkook rozar su sien y más abajo
capturando sus lágrimas hasta llegar a sus labios irritados de tanto llorar
debido a esa pesadilla que no era más que un recuerdo latente de su pasado.
Pasado, no su presente.35
Y cuando ese recuerdo se hizo más nítido en su cabeza como ocurría de vez
en cuando, se aferró con más fuerza a Jungkook y tiró de él, Jungkook
apartándose rápidamente y llevando sus manos hacia el vientre de Tae.133
Su Princesa.49
—Eres aburrido.33
Jungkook puso los ojos en blanco pero lo estaba besando otra vez y
acariciándolo hasta que Tae era mantequilla en sus manos y gemía bajito.14
Jeongyu estaba detenido frente a ellos, con una mano se fregaba un ojo y en
la otra sostenía un conejo hecho a mano que estaba deteriorado por el
tiempo. Tenía el cabello ondulado cayéndole desordenado por ese rostro
que era una perfecta combinación entre Jungkook y Tae.290
Entonces estaba estirando las manos hacia ellos y Tae le devolvió el gesto,
Jeongyu corriendo hacia él y abrazándolo con su risa flotando en el aire. De
inmediato Tae sintió la humedad contra su abdomen pero poco podía
importarle eso. Lo estrechó con más fuerza y le besó toda su carita preciosa
mientras Jeongyu se reía bonito.140
—¿No habíamos quedado en eso? —Una pausa—. ¿No me digas que voy a
ser el único disfrazado para la fiesta?117
Tae dirigió su vista hacia Osito, que todavía mantenía afirmado contra sí, y
después a Jungkook.
Jungkook hizo una mueca que le sacó una carcajada divertida a Jeongyu,
cubriéndose la boca con una mano. Ambos bajaron tomados de la mano
seguidos de cerca por Tae.
—Jungkookie bobo.310
Jeongyu había decidido hace unos meses que no quería cortarse más el
cabello y Tae y Jungkook no supieron cómo convencerlo de que necesitaba
un corte sin caer en los estereotipos de sus sexos... y listo, así fue como
terminaron con un hijo que llevaba una melena ondulada hasta la barbilla. El
problema no era que usase el cabello así, era intentar peinarlo cuando
Jungkook ni siquiera podía hacerle una coleta alta. Por eso, tras cinco
intentos y escuchar por lo menos cuatro suspiros de Jeongyu armándose de
paciencia, medio que se rindió.195
Park Jimin y Min Yoongi, junto a sus mellizos Beom Gi y Chae Rin fueron los
primeros en llegar. La familia completa iba vestida también de príncipes y de
azul y blanco, a excepción de Chae Rin que cargaba un vestido de la misma
tonalidad. Bastó que los ojos de Jimin se posicionaran en Jeongyu y su
peinado triste, para dar un largo suspiro.924
Y antes de que pudiese soltar una pobre excusa, Jimin estaba llamando a su
ahijado y desenredándole el peinado para empezar a trenzarlo con dedos
hábiles, habilidad que había adquirido tras cuatro años de peinados para su
hija.292
Jimin puso los ojos en blanco y terminó de anudar la trenza de Jeongyu, que
partió corriendo detrás de los mellizos para potenciar el desorden y caos.
—¿Por qué siempre tengo que ser yo el papá malo? —se quejó Jimin con las
manos en la cintura.77
Yoongi se llevó una mano al corazón y observó a los tres chicos correr por
toda la casa.
Y una tercera.1
Y mientras Yoongi partía a vigilar a sus hijos y Tae se unía a ellos vestido con
otro disfraz de príncipe blanco y azul y arrastrando una capa en los
hombros, Jimin cerró los ojos unos instantes al escuchar la cuarta
explosión.53
—¡No voy a tener más hijos contigo, Min Yoongi! —lo amenazó. Pero
entonces estaba bajando la voz hasta que fue un susurro—. Eso es mentira.
No le digan todavía porque... ya saben, se puede desmayar pero estoy
embarazado otra vez.741
Y ese ya saben, se debía a que Yoongi lo había pasado terriblemente mal con
el embarazo de Jimin. Ante la contextura delgada del chico, sumado a eso su
condición como M-Preg y finalizando en el hecho de estar esperando a
mellizos, el embarazo de Park Jimin fue de alto riesgo de principio a fin.
Yoongi lloró los siete meses de gestación, así que existía una enorme
probabilidad de que se fuese a desmayar con aquella noticia.90
—¿Pero no se dará cuenta cuando les llegue el depósito del gobierno por la
nueva bendición?215
En el mismo instante que Jimin abría los ojos enormes y se iba corriendo al
patio exclamando un:15
—Mi amor, ¿estás sentado? Porque necesito contarte una pequeña noticia.237
El grito de Yoongi se escuchó fuerte y claro.
—Te acuerdas esa vez que se nos rompió el condón... bueno, ¡sorpresa!
Estaba en un ciclo.485
Por eso, cuando cortaban el pastel y Tae recibía todos esos obsequios que
serían para Princesa, se puso de pie con piernas temblorosas y observó por
unos segundos el tercer piso recientemente construido de su casa,
recordando apenas la pesadilla de esa mañana que trajo consigo recuerdos
de su pasado.3
Todas esas personas que lo amaban, lo amaban a él, Kim Taehyung. Solo a
Kim Taehyung.13
—Hoy tuve una pesadilla relacionada con mis primeros 19 años de vida. Y
mientras lloraba creyendo por un segundo que esta vida, en la que soy
amado y tengo una familia y amigos preciosos, era solo un sueño porque yo
seguía encerrado en ese ático... comprendí que esa pesadilla es parte de mi
pasado y que no debo permitir que ese pasado vuelva a interferir con mi
presente. Por eso quiero decirles que hoy dejo de ser Kim Taehyung, el chico
sordo y encerrado en un ático por ser un M-Preg, y paso a ser solo Kim
Taehyung, amante, novio, padre y amigo. Un Kim Taehyung amado y que
ama. Y por eso quiero agradecerles por ser parte de mi presente. Los quiero,
y muchas gracias por venir.583
A los minutos, Tae descansaba en una silla con Osito sentado en su regazo a
quien besaba y hacía reír.
—Abuelo, abuelo, mira, mira, soy un príncipe. Papi dice que soy súper
bonito.334
Él era bonito.20
Capítulo Especial668
Una vez, hace muchos años, Kim Taehyung le preguntó a Jungkook si aquello
sería muy difícil. Recibió una respuesta sincera de su parte porque sí, le
aceptó Jungkook, sería difícil, tanto que muchas veces se cuestionaría su
decisión. Cinco años más tarde de aquella pregunta, Taehyung seguiría
pensando que su respuesta fue la más honesta que podría haber recibido
porque sí, ser padre era lo más difícil de la vida, y a la misma vez todo lo
lindo y precioso de ella, todavía más cuando esa manita pequeñita se
ajustaba a la suya y tiraba de él para captar su atención con aquellos ojitos
brillantes iguales a los de Jungkook.232
Su Osito, su Jeongyu.166
Y como que Taehyung quería ser padre de nuevo, y también digamos que él
le venía insistiendo sobre eso a Jungkook hace meses, para siempre terminar
siendo silenciado con un beso y un "Osito todavía tiene muchos años por
delante para ser el hermano mayor de alguien", mientras Jeongyu se
limitaría a saltar en la cama entre ellos gritando que él súper quería ser el
hermano mayor de alguien ahora ya.173
—Papi —lo llamó Osito, sus dedos pequeñitos y delgados jugando con los
suyos mucho más grandes.68
—¿Sí, mi vida?114
Jeongyu apuntó uno de los carteles de la tienda, detrás suyo una cola
esperando para ser atendidos al igual que ellos.
—Yo quiero un helado pero uno así... uno muy súper, súper grandotote.121
Aunque lo era.3
Se volteó solo unos segundos para notar que Yoongi y Jimin ya se le habían
unido a Jungkook en la mesa, Jimin intentando quitarle a uno de los mellizos
un pote de condimentos que se había robado de otra mesa.225
—Deja ahí, Chae Rin —pidió alzando un dedo acusador hacia ella—. Última
advertencia o tu papá Yoongi no te va a cargar de caballitos de regreso.83
—Papi, papi, la señora hizo una pregunta y las preguntas se hacen para
responderlas.161
—¿Cinco de ellos?
—Sí.
—Y un Mcflurry.202
—¿Oreo McFlurry?
—Un Oreo McFlurry —repitió, siendo su orden recibida por el grito de pleno
goce de Jeongyu.99
—Es un niño muy lindo —dijo la cajera con una sonrisa, estirándose sobre la
encimera para ver a Osito dar saltos felices mientras cantaba sobre un
delicioso helado que su estómago disolvería gracias a sus extraordinarios
jugos gástricos. Sí, algunas veces Jeongyu era tan literal en gustos como el
propio Taehyung.88
Jungkook puso los ojos en blanco con Osito jugando con sus orejas como si
fuera su panel de control, si él tiraba la oreja derecha de Jungkookie,
Jungkookie se quejaba y giraba hacia la izquierda. Algunas veces fallaba,
pensó Osito, pero solo unas pocas.82
—¿Y quién dijo que no quería que me escucharas? ¿Cuándo aprenderás que
esos tubos no son una madriguera?—Y regresó a su puesto refunfuñando
sobre si acaso su amigo se había tomado demasiado en serio eso de ser
un lagotomorfo.167
Taehyung suspiró.
—Jungkook, ¿qué dirías si te dijera que tal vez dentro de unos meses vas a
quedarte el doble de veces atrapado en los juegos?444
Un largo silencio.
La galleta Oreo McFlurry hizo crunsh crunsh en sus dientes tal cual Osito le
comentó.14
—Y te apuesto que esta vez será Osita, Jungkook, yo estoy súper seguro de
eso.222
—Si es Osito —comenzó diciendo Jungkook como hace más de cinco años
mientras todavía esperaban a los bomberos—, entonces llevará mi
apellido.126
Así fue como nació otro Kim en la familia Jeon, y Taehyung se convirtió en un
experto en rescatar a Jungkook de los juegos infantiles.