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VIVIR ENOJADO/A ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO

Es normal que en nuestro camino a alcanzar nuestra Realidad Ideal (R.I.) se


interpongan diversos obstáculos; estos podrían dispararnos diversas emociones,
como el Enojo; pero ¿cómo podemos accionar a partir de esta emoción para
resolver problemas?
Para dar inicio con esta lección, empecemos por comprender mejor esta emoción.
Desde el Coaching Ontológico, el Enojo es la sobrecarga de energía acumulada que
llevamos dentro, cuando un obstáculo se interpone constantemente en nuestro
camino, provocando un disparador.
El Enojo es uno de los sentimientos más expandidos por la Tierra, y que
comúnmente podemos reconocer en otras personas. En algunas ocasiones, hay
quienes se acostumbran a vivir inmersos en esta emoción, transformándola en un
estado de ánimo.
¿Podemos hacer algo para dejar de lado este estado?
Recordemos que somos seres emotivos. No podemos vivir solamente de la

razón sin el sentir. Las Emociones y los Estados de Ánimo son los territorios

desde donde “accionamos”.

No podemos mirar el mundo si no es desde un espacio emocional. El enojo (como


cualquier emoción) es el espacio que me mueve.
Dice Julio Olalla que "una emoción es un intento del alma".

Mi mundo va cambiando de colores y de posibilidades a partir de las emociones


desde donde miro ese mundo. Por lo tanto la tristeza, el miedo, la culpa, la ternura,
la alegría son parte de nuestro mundo emotivo y el enojo también es parte de ello.

Entonces, ¿ahondamos en el Enojo?

¡Cuidado!
Si eres una persona que se enoja fácilmente,
esta Lección puede provocarte
fuertes emociones.

Para comprender más de esta lección, te invitamos a reflexionar con este corto
cuento.
EL SAMURAI Y EL PESCADOR
Cuento Zen

Durante la ocupación, Satsuma de Okinawa - un Samurai que había prestado dinero


a un pescador- hizo un viaje para cobrar a la provincia Itoman, donde vivía dicho
pescador.
No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyó y trató de esconderse del
Samurai, que era famoso por su mal genio.
El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo buscó por todo el pueblo. A
medida que se daba cuenta de que se estaba escondiendo, se iba enfureciendo.

Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista.


En su enojo, el Samurai desenvainó su espada y le gritó: -” ¡¿Qué tienes para
decirme?!”
El pescador replicó: “Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente
le pido esa posibilidad”
El Samurai dijo: “¡Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas, te doy un año para
pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer.”
-“Lo siento”, dijo el pescador. –“Lo que quería decir era esto, acabo de comenzar el
aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el
precepto: “Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza,
restringe tu mano.”
El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador.
Envainó su espada y dijo: -“Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en
un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero” Y se fue.
Había anochecido cuando el Samurai llegó a casa y como era costumbre, estaba a
punto de anunciar su regreso, cuando se vio sorprendido por un haz de luz que
provenía de su habitación, a través de la puerta entreabierta.
Agudizó su vista y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso
de alguien que dormía a su lado.
Muy sorprendido y explotando de ira, se dio cuenta que se trataba de otro Samurai.
Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de la habitación. Levantó su
espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las
palabras del pescador:

“Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza


restringe tu mano.”
Volvió a la entrada y dijo en voz alta: -“He vuelto”.
Su esposa se levantó, y abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai
para saludarlo. La madre vestida con ropas de él; se había puesto ropas de Samurai
para ahuyentar intrusos durante su ausencia.
El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó.
El Samurai hizo nuevamente el largo viaje y el pescador lo estaba esperando.
Apenas vió al Samurai, éste salió corriendo y le dijo: -“He tenido un buen año. Aquí
está lo que le debo y además, los intereses. ¡No sé cómo agradecerle!”
El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: -“Quédate con tu
dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado.”

Richard Kim “The Weaponless Warriors”, 1974.

Ohara Publications, USA

TUS ENOJOS
A partir de lo leído y reflexionado en el cuento anterior, te invitamos a leer cada una
de las siguientes preguntas; escribiendo las respuestas en tu cuaderno de apuntes:

- ¿Cómo descargas el enojo?


- ¿Cómo haces saber a alguien que estás enojándote?
- ¿Qué quieres que le pase a la persona con la que te has enojado?
- ¿Qué haces para que se te pase el enojo?
- ¿Qué puedes hacer para que el enojo se exprese productivamente?

Para que puedas entender


mejor lo que es el enojo ( y
las emociones en general),
te invitamos a pensar en la
siguiente metáfora:
El enojo es como el
petróleo crudo.
Cuando sientes enojo y lo guardas internamente, este se convierte en algo similar a
guardar petróleo crudo dentro de tu cuerpo. ¿Cuál sería la consecuencia? ¡Claro! Te
intoxicarías por dentro.
Intoxicarnos por dentro significa que nos quedamos con la emoción, y que dicha
emoción IMPLOTA, generándonos estrés, tensiones musculares, gastritis, úlceras,
aceleración cardíaca, etc.
Cuando IMPLOTAMOS, nos INTOXICAMOS.

Por otro lado, si sacamos ese petróleo crudo, así como viene del pozo y se lo
transmitimos a otra persona, lo que hacemos es INTOXICAR AL OTRO.
Cuando EXPLOTAMOS, INTOXICAMOS a los demás.

Entonces, si no podemos guardarnos el enojo ni dejarlo salir de manera


espontánea, ¿Qué podemos hacer?

Podemos destilar el petróleo crudo y transformarlo en algún combustible; como en:


gas, gasolina, queroseno, diésel, aceites, etc.
De esta forma, al igual que el
petróleo, nuestro enojo puede
transformarse y servir de
estímulo para conectarnos con:
Los pedidos que podemos
hacer.
Las promesas que hubo o
que queremos establecer
a partir de este enojo.
Realizar algún reclamo
efectivo.
Revisar la importancia que le
damos a lo sucedido.

TÉCNICA PARA SALIR DEL ENOJO


Esta técnica, extraída de la Programación Neurolingüística, puede ayudarte en los
casos en los que el enojo se apodere de ti.
1. Con tus ojos cerrados, respira profundamente 2 o 3 veces.
2. Explora tu cuerpo e identifica en qué parte se encuentra este enojo.
Generalmente se encuentra en el pecho, plexo solar, o vientre.
3. Una vez localizado el enojo, ponle un color negro, como si se tratara de un
humo negro que se instaló en ese lugar.
4. Respira profundamente, imaginando cómo va sale el humo cada vez que
exhalas.
5. Continúa respirando, hasta que este sentimiento se haya calmado o haya
desaparecido de tu cuerpo.
6. Ahora, siente la tranquilidad y la paz en tu cuerpo por unos segundos.
Reconoce que puedes tener el control sobre tus sentimientos.
7. Abre tus ojos, y observa al mundo que te rodea desde otro punto de vista más
amable, aceptando el hecho de que ninguna persona puede hacerte enojar.

En cuanto se presente la ocasión, pon en práctica este ejercicio que te


ayudará a transformar la emoción de Enojo en algo más productivo para
alcanzar tus objetivos.
A continuación, te invitamos a leer otro cuento corto:

LAS 3 REJAS
Un joven discípulo de un sabio filósofo, visita a su maestro y le dice:
-“¡Maestro, un amigo suyo estuvo hablando de usted con malevolencia.!”

-“¡Espera!”, lo interrumpe el filósofo. -“¿Ya has hecho pasar por las tres rejas lo
que vas a contarme?”

-“¿Las tres rejas?”, pregunta el discípulo.

-“¡Sí! La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro que lo que quieres decirme es


absolutamente cierto?”, pregunta el sabio.

-“No. Lo he oído comentar entre vecinos”, responde el joven.

-“Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la BONDAD. ¿Es
bueno para alguien lo que me vas a decir?”

-“No. En realidad no.”

-“La última reja es la NECESIDAD. ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te
inquieta?”

-“A decir verdad, no”

-“Entonces, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO, ¿qué quieres


lograr al decirlo?”
Ahora, tómate unos minutos para mirar el siguiente video e identificar los conceptos
que has estado leyendo a lo largo de esta Lección; si quieres, los puedes escribir:
El enojo, como cualquier otra emoción, no es buena ni mala. Piensa, por ejemplo,
que la energía que te da el enojo en una intensidad leve o moderada, podría
permitirte aflorar tu Determinación, la cual necesitas muchas veces para sostener
tu dignidad como persona. Asimismo, puede servirte como motor para lograr
objetivos y fuerza para poner límites.
El problema al que nos enfrentamos los seres humanos actualmente es que el
Enojo es entendido como una emoción enemiga de nuestra felicidad; de allí
proviene el pensamiento estrictamente racional, el pensamiento que busca el
aprendizaje sólo en el SABER. Olvidándose que el mundo corporal y el emocional
también aprende.

Por lo tanto aprender racionalmente el enojo como distinción no alcanza; es


necesario sentirlo, recordar experiencias, imaginar pasarlas por las herramientas
que has aprendido en esta lección para destilar ese enojo, para encauzarlo e incluso
para perdonar o perdonarte si fuera necesario.
Los niveles de tensión del Enojo pueden ir desde, por ejemplo un suspiro diciendo
"Ufa..." en un nivel 1, o un golpe de mano en el escritorio en un nivel 4 o bien, un
fuerte dolor de cabeza o una discusión verbal o corporal en un nivel 7.

Un coach podría preguntarte: ¿Qué tiene tu enojo para decirte?


Algunas veces nos dice que nos cuidemos o que pasó algo injusto; que nos
olvidamos de poner ciertos límites; que queremos ser de otra forma y no lo estamos
logrando aún. Cualquiera que sea la respuesta, lo más importante es animarse a
hacerse la pregunta.

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