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Haz recorrido un largo camino.

Aprendiste a reconocer lo que sabes y lo que no

sabes, pudiste enfrentar a tus enemigos del aprendizaje, aprendiste sobre el

dominio del ser, descubriste que tú también puedes cambiar tu mundo, aprendiste a

diferenciar entre los juicios que cierran y abren posibilidades, entendiste cómo

alinear tu compromiso a tu Realidad Ideal (R.I.), mejoraste tu forma de comunicarte

con los demás, aprendiste sobre las declaraciones que te permitirán crecer y cómo,

de la mano de otras personas, lograr tus objetivos.

Pasadas estas lecciones, estás habilitado para ver tu interacción con el

mundo desde otro sentido:

La Escucha
¿Has notado que algunas personas levantan el tono de voz para lograr que los
demás la escuchen mejor?

El fenómeno de escuchar no implica solamente hablar o escuchar. Existe un


trasfondo muy particular, que mostraremos en esta Lección.
Se dice que los sordos son aquellos que no oyen o escuchan.
Pero, ¿será cierto?

Analicemos a través de este ejercicio, el proceso de “tu escucha”:


Antes de escuchar el audio a continuación, te aconsejamos bajar un poco el
volumen, ya que el sonido que contiene podría ser un poco sorpresivo para tus
oídos.
Escúchalo cuantas veces lo necesites; luego, toma tu cuaderno de apuntes y anota
de qué crees que se trata:
¿Un serrucho?
¿Un lavadero de autos?
¿Un elefante?
¿Una lavadora centrifugando?
¿Has encontrado más variantes?
Nuestros alumnos han puesto gran variedad de opciones así como tu lo haz hecho,
sin embargo no importa de qué se trata, sino de cómo tu lo interpretas. Este
ejercicio nos sirve para que puedas darte cuenta que el oir es diferente a lo que
escuchas.
A continuación, queremos que veas el siguiente gráfico. Mira las frases de la
columna izquierda y compáralas con las de la columna derecha. ¿Encontraste la
diferencia?

Como verás, en la columna izquierda suceden cosas que pueden percibirse por
medio de nuestros sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato; en cambio, en la
columna derecha están las interpretaciones de lo que recientemente percibimos. La
última columna mencionada está estrechamente vinculada con los pensamientos
internos que nos generan esos disparadores externos, a los que llamamos sonidos,
imágenes, olores, etc.
Si consultamos a un diccionario, vemos las siguientes definiciones:
ESCUCHAR:
Aplicar el oído para oír.
Prestar atención a lo que se oye.
Atender a un aviso, consejo o sugerencia.

OÍR:
Percibir los sonidos a través del oído.
Atender los ruegos, súplicas o consejos de alguien.
Entender lo que el otro dice.
Oír es involuntario.
Escuchar implica voluntad deliberada de oír y entender.
Por tanto, el decir “No te oigo” significa "no soy capaz de percibir lo que dices"; sin
embargo, el decir "No te escucho" significa que, deliberadamente, "no presto
atención a lo que me dices".

¿Cuántas veces hemos oído a alguien hablando por el móvil decir a gritos "No te
escucho!"?

El fenómeno de OÍR es biológico y


fisiológico. Lo mismo sucede con
todo lo que percibimos a nuestro
alrededor; en cambio el fenómeno
de ESCUCHAR, tiene también el
componente, referido a nuestro
propio modelo que tenemos del
Mundo.

Te invitamos a leer esta interesante historia que ilustra, a través de dos personajes,
la diferencia clara entre oír y escuchar externa e internamente:
"Había una vez en un reino muy lejano, dos hermanos. Uno era sordo y el otro no. A la muerte de su
padre, el rey, los consejeros se reunieron para decidir cuál de los dos era el indicado para ceñirse la
corona.
Luego de largas cavilaciones, concluyeron que, si bien el sordo era el más hábil e inteligente, su
sordera sería un gran impedimento para cumplir con la delicada labor de gobernar. Fue así como el
joven que si oía, fue coronado rey en medio de la algarabía general.
La voz se corrió por aquellas lejanas tierras, y al poco tiempo comenzaron a llegar representantes de
los reinos vecinos para mostrarle sus respetos al nuevo soberano; así como también, numerosos
súbditos del reino se acercaron para mostrarle cuáles eran sus necesidades y las soluciones que se
les ocurrían para satisfacerlas; sin embargo, este nuevo rey sólo tenía oídos para una cosa: él
mismo.

Los embajadores de los reinos vecinos, así como sus súbditos, se dieron cuenta de que a este rey
sólo le interesaba gastar el dinero en peinados de fantasía, trajes majestuosos, opíparos banquetes y
veleidosas construcciones. Lujos que, poco a poco, acabaron con la riqueza del reino y lo sumieron
en una profunda crisis.

En vista de la situación, el rey decidió aumentar los impuestos. Él no iba a renunciar a sus lujos y
tampoco escuchó los pedidos de sus súbditos para que actuara con cordura.

Así, cansados de tantas injusticias, los habitantes del reino fueron en busca del hermano del rey para
ofrecerle la corona.
Este nuevo rey, si bien era sordo, se valió del lenguaje de señas y de un intérprete para comunicarse
con los consejeros reales, quienes tuvieron que aceptar que habían cometido un error y aprendieron
el lenguaje de señas para entender al nuevo mandatario."

Este nuevo rey no oía, pero sí escuchaba.


Interesante historia, ¿verdad?

El saber escuchar involucra muchos aspectos que debemos saber manejar, con el
fin de optimizar resultados positivos en nuestro comportamiento y en nuestras
interrelaciones, de tal manera que se manifieste un clima positivo que genere
confianza, respeto, interés y atención.

Todos pensamos que escuchar es importante, pero...


¿Cuántos de nosotros escuchamos de manera efectiva?

Muchas personas centran su atención en lo que va a decir después de que termine


de hablar la otra persona. Ni siquiera intentan comprobar lo que creen haber oído, y
mucho menos reconocer el tono o los matices emotivos.
Se trata de errores fundamentales a la hora de emplear esta habilidad básica.
Independientemente de los estudios que hayas cursado o de tu experiencia,
aprender que “el escuchar” es un fenómeno humano, te será de gran ayuda como
Coach.
Según las investigaciones del Dr. Alexis Codina Jiménez, autor del libro “Saber
Escuchar”, se concluyó que, del tiempo que dedicamos a la comunicación, el 22% lo
empleamos en leer y escribir; el 23% en hablar y el 55% en escuchar.

Esto no quiere decir que estemos más dispuestos a escuchar que a hablar, sino que
estamos más expuestos a estar recibiendo información que a transmitirla.

¿DESDE QUÉ INTERPRETACIÓN ESCUCHAS?


A partir de lo visto en esta lección, ¿sabes qué contextos influyen en las
interpretaciones de lo que oyes?
Desde el lugar de origen en donde has nacido.
Desde la cultura en donde has vivido.
Desde las emociones.
Desde tus juicios de valor.
Desde tus valores y creencias.
Desde lo que conoces y distingues.
Desde tus intereses.

Crea los sonidos que necesites.

¿Qué cosas te decides internamente?


¿Son cosas que te abren posibilidades o que te las cierran? Más allá de las
palabras, las personas pueden elegir “qué escuchar”. ¡Eres tú quien lo decide!
El problema es que, para que podamos elegir las conversaciones a tener, primero
debemos saber distinguir las conversaciones en las que nos encontramos. Esto
lleva un poco más de tiempo y práctica, pero se puede lograr; de hecho, es lo que
hacemos en nuestros cursos de Coaching todo el tiempo.
"Se necesita coraje para pararse y hablar.
Pero mucho más para sentarse y escuchar".
Winston Churchill

Entonces, ¿qué escuchas cuando escuchas?

Interpretas los sonidos y las imágenes que perciben tus sentidos. Esas
interpretaciones están especialmente vinculadas de forma estrecha contigo y no con
quien lo dice.

PRÁCTICA
Para finalizar con la sección teórica de esta lección, conoce sobre la escucha

cultural. Esta, es aquella que muchas veces nos cuesta distinguir; pues se
convierte en juicios verdaderos para nosotros, que habitamos una cultura

determinada.

A partir de la siguiente práctica, te invitamos a distinguir cuándo le hacemos caso a

nuestra escucha y cuándo la cuestionamos.

Por ejemplo; ante los siguientes pensamientos:

- “Todos sabemos cómo deben comportarse las esposas luego de

algunos años de matrimonio frente a los requerimientos de sus

maridos”.

- “Todos sabemos que las cosas se consiguen con mucho sacrificio”.

Las conversaciones culturales previamente expuestas, no nos pertenecen; sin

embargo, algunas personas han incorporado como válidas y actúan desde ahí sin

poder distinguir.

¡Ahora te toca a ti! Reflexiona y piensa en cinco (5) ejemplos que reflejen la

escucha cultural de tu país.

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