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En este orden de ideas, en armonía con el párrafo predecesor, es imperativo decir que el
sociólogo Bauman establece lo que denomina como la incertidumbre de los fines. Esto
no es otra situación diferente a la de una de las caracterizaciones de mayor
reconocimiento dentro del sistema moderno capitalista, cuyo propósito, a fin de cuentas,
no es otro que el de dar mayor envergadura a la finalidad antes que al procedimiento o
medio para llegar a la finalidad o producto. Así y todo, la fluidez del mundo moderno es
asimilada como la tiranía y/o esclavitud del hombre más próximo a la
contemporaneidad, paradójicamente, sinónimo de libertad. Dentro de esta absurda pero
real lógica, Zygmund asegura que, si bien las soluciones están al alcance de la mano del
consumidor perfecto, es tiempo para tratar de dar con las problemáticas que puedan
llegar a contrarrestar cualquier sensación de sosiego medianamente prolongado. Ya que,
no ha de ser rentable dentro de las dinámicas de juego del capitalismo más próximo,
una quimera o utopía que tenga realmente un lugar entre los espacios que a veces deja
el sistema.
Desde luego, si partimos del significante y significado práctico y teórico del concepto
de sociedad en tempestivas horas modernas, pareciera una noción ambigua. La latente
exaltación del Yo, del ego en su noción más fidedigna, ha destruido en fondo si aún no
en forma, aquello a lo que podríamos integrar dentro de la palabra sociedad. Las
aportaciones y exaltaciones personales rayadas en el extremo individualismo y
egoísmo, contribuyeron con afabilidad a su implosión. La razón fundamental por la
cual, el poder ya no yace en la política como desde la génesis lo fuera, se debe en gran
parte, a propósito de conceptos definidos (o indefinidos), a que la política es la
resolución de demandas colectivas por parte del ente regulador, el Estado, cuyo
protagonismo es cada vez más diezmado por las lógicas capitalistas de juego del mundo
moderno materialista tanto en las filas mercantiles como socialistas.
Por otra parte, como bien se ha dicho, las estrategias del fordismo y el bienestar
económico del salario justo en aseguramiento de la jubilación y fidelización del
trabajador de fábrica como mecanismo de control, en la modernidad líquida ya no ha de
ser viable dadas las nuevas condiciones de juego del capitalismo más light y
cosmopolita. La dominación industrial del abnegado S. XX, ha quedado en la parte de
atrás de alguno de los vehículos construidos en la Ford, Renault u otras. El fordismo y
su pacto tripartito de funcionabilidad entre capital, dirección y trabajo, ha sido
reemplazado por las lógicas de la modernidad y su capital y trabajos móviles.