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Grupo: 0028
INTRODUCCIÓN:
Una identidad cambiante además de algunos aspectos efímeros conforman el nuevo rostro de
un estrato social persistente en mantener sus privilegios a partir del control político. Partiendo
de la premisa anterior, el posmodernismo de Bauman retoma rasgos contraproducentes
propuestos por Marx que afectan el desarrollo de los ciudadanos y los exagera (como el caso
del hipercapitalismo). En un sentido similar también prevalece la idea de los hombres como
especie que contrae relaciones necesarias e independientes de su voluntad, todo ello sostenido
por la blanquitud compuesta de una pseudoconcreción identitaria señalada por Bolívar
Echeverría.
El texto aquí redactado entonces pretende enfatizar y dar cuenta de la importancia que
requiere examinar la nueva identidad de la blanquitud, pero comprendida desde su aparición
en una sociedad posmoderna que niega la muerte de un sector dentro de la misma. Un estrato
personificado que sigue esmerado en colocarse por encima de las demás clases para su
beneficio, y a partir de ello ha generado una nueva estrategia de supervivencia empleando
juegos que conforman un aspecto propio con ciertas características capitalistas y voluntades
humanas.
De manera más sólida, el señalamiento podría asemejarse y compararse con una empresa del
mercado mundial: la clase neo-burguesa que estamos presenciando son los líderes
administrativos de esta corporación con una antigüedad identificable, que a partir del
posmodernismo y el desvanecimiento del sentido común social se ve obligada a implementar
nuevos instrumentos para que las personas de rangos menores puedan seguirle sirviendo.
Manteniendo así un sistema arcaico pero con constante capacidad de renovación, pero, ¿cuál
es una de estas principales herramientas de sostenimiento?
La respuesta aquí situada, apunta a la blanquitud como identidad neo-burguesa, además de
estructurar un sistema éticamente heteronormado que influye en las voluntades de todos. Es
decir, si la empresa quiere continuar en la competencia acelerada del siglo XXI, su opción
más próxima fue crear una aparente personalidad que refuerza el individualismo, la híper
globalización y el desprendimiento de poder a los Estados-nación observado por Bauman.
DESARROLLO:
La primera mitad del siglo XX ya podía describirse como una época post-moderna o del
post-Occidente, el hombre dejaba de verse como una masa o como una unidad económica y
comenzaba a vislumbrarse en los márgenes de un objeto individual. Aunque Marx había
creado formulaciones de la acción colectiva, fue desde allí cuando el ser humano encontró
una pequeña pizca de luz que lo conduciría al post-humanismo y la post-historia (véase
Anderson, 2016, p. 12).
Con el surgimiento del posmodernismo entendido como una época y no en sentido literario o
artístico, el colectivismo (en parte sustentado en Marx) representó una semilla de la que
emergió un funcionamiento sistemático y humano que al principio parecía garantizar la
libertad individual. Sin embargo, como anota Perry Anderson en Los orígenes de la
posmodernidad de 2016, la colectividad inició una etapa que la llevó a declinar en una
atracción sobre la mente de los hombres para aumentar el poder del Estado.
Pero a ello como se atiende el hecho de que la sociedad burguesa pueda aún ser reconfigurada
y persistir a este rechazo de ejes sistematicos por parte de la ciudadanía común. Marx ilustra
bastante bien la manera en que los elementos constitutivos de un Estado (como dispositivo
institucional), brindaban servicios a intereses económicos particulares de la esfera burguesa y
entendía que estas formas “no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada
evolución general del espíritu humano, sino que radican por el contrario, en las condiciones
materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, [...].”1
Este grupo privilegiado se caracterizó por una superioridad de eticidad y racionalidad que
permaneció aplicada en las sociedades modernas. Su filosofía como clase en ascenso siempre
se ha apoyado en el utilitarismo inglés mostrando su fuerte deseo egoísta en constante
resignificación, las teorías de Adam Smith y Bernard de Mandeville se tiñeron con la
profundidad de algunas de estas ideas, para ellos los vicios privados hacen crecer la
prosperidad pública. La riqueza de las naciones de la que también hablan los críticos
anteriores, tiene una argumentación filosófica que otorgó al pretendido sentido común (más
tarde derrumbado), de la entonces naciente sociedad capitalista un aparente estatus
teóricamente benefactor (véase Boron, 2003, 181).
Con Marx el elemento que generaba mayores ingresos para fortalecer la estructura burguesa
de la época, se desentrañaba en la economía y la política ya que la estratificación de la
sociedad en clases significaba un proceso detonado desde las relaciones de producción que
cada ser humano tenía con su trabajo valorizado y capitalizado. En cuanto habían dos grupos
distintos que servían para el funcionamiento de un sistema económico, se fragmentaron los
intereses además de las condiciones de cada persona. Mientras existían obreros sometidos a
altas horas laborales, salarios escasos y a una enajenación de su situación que el propio
aparato que alimentaban provocaba; también habían personas quienes recibían la
remuneración de aquel esfuerzo.
Aunque es cierto que en la realidad posmoderna, cuestiones entorno al capital han reducido
su desigualdad, el lado político de la situación permanece haciendo frente a los golpes que
pretenden derribar la élite neo-burguesa. En las reducidas paredes sólidas (casi todas ya
instauradas en su advenimiento líquido) del acontecer en el último siglo, se confirma la
reducción de los factores económicos como una fuente abundante para brindar progreso a la
clase burguesa. Ahora se vive una incertidumbre económica con “poca estabilidad en los
trabajos mientras que las estrategias de progreso son juegos.”2
Entonces volvemos a la misma premisa: los aparatos de control económico dejan de ser
suficientes para que las clases altas pueden seguir vinculandose con sus intereses. Por lo tanto
1
Marx, K. (2006). Contribución a la crítica de la economía Política 1859. Buenos Aires: El Cardo.
2
Bauman, Z. (2015). Modernidad Líquida. México: Fondo de Cultura Económica.
ahora la partida se dirige al producto de valores entendido desde la “búsqueda de experiencias
al insertarnos en una identidad.”3 Es decir, si las experiencias son hacia donde la voluntad
humana parece tener los ojos fijos entonces las medidas que la neo-burguesía ha decidido
tomar van tras la fijación de una identidad que refleje dichos valores.
3
Bauman, Z. (2015). Modernidad Líquida. México: Fondo de Cultura Económica.
4
Echeverría, B. (2010). Modernidad y Blanquitud. México: Era.
En otras palabras, se trata de un autoritarismo reestructurado a la par de la posmodernidad, y
que inflige además un daño controlado sobre los ciudadanos. Tampoco es un secreto, en el
caso específico de América Latina, que sus habitantes siempre se encuentren con una mirada
hacia los logros y aportes euroccidentales ubicando así a la neo-burguesía no sólo como un
grupo elitista sino además como los instauradores de una identidad extranjera a la que todos
deben aspirar.
Conclusión:
Finalmente hay que entender que ninguna formación social desaparece antes de que se
desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y
más altas relaciones antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan
madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por lo que la posmodernidad sugiere en
su ambiente tan cambiante no sólo dejar atrás los sistemas que hicieron funcionar a la
sociedad en algún momento, sino que debe de frenar a todos los elementos (incluyendo
grupos de intereses personales) que tiendan a resistirse a las transiciones. Hay que examinar
también y ser conscientes de las repercusiones que se han generado a partir de la
supervivencia de una clase elitista, si bien los daños no han alcanzado aún su impacto
especulado por quienes los instauraron es posible que todo el producto de valores éticos en
nuestra sociedad se fragmente a partir de la homogeneización de una identidad de blanquitud.
El sistema actual de jerarquización de los cuerpos individuales y colectivos es tal que no abre
ya posibilidades para su superación. Así, la posibilidad de trascender este genocidio reclama
necesariamente una transformación radical y profunda del mundo. Seguimos en la historia
cruel pero ya sin fundamento de la selección “natural”, pero generada ahora artificialmente.
Aun cuando ya no es necesaria la división entre fuerte, apto, débil e inadaptable, etc. (debido
a los desarrollos modernos de los que se enorgullece el ser humano), asistimos una versión
remozada de las selecciones naturales arcaicas y pre-modernas (irónicamente hablando de
posmodernidad).
BIBLIOGRAFÍA: