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El contractualismo de J.

Locke

Jorge Sierra

Locke es famoso por haber defendido la tesis de que los hombres son, por naturaleza, libres e


iguales frente a la postura rival que sostenía que Dios creó a todas las personas sujetas a un gobierno
monárquico, es decir, intenta mostrar que no posible dar una fundamentación teológica del poder político.
Afirmó que las personas tienen derechos, como, por ejemplo, el derecho a la vida, a la libertad y a la
propiedad, los cuales tienen un fundamento independiente de las leyes positivas de cualquier Estado. La
tesis de que los hombres son libres e iguales por naturaleza es fundamental en la justificación de la
legitimidad del  poder político. El Estado legítimo es el resultado de un contrato social, el cual  consiste en
que las personas en el estado de naturaleza pactan transferir parte de sus derechos al Estado con el fin de
asegurar su vida, su libertad y su propiedad. Puesto que el Estado  llega a existir sólo por
el consentimiento de las individuos en aras de proteger sus derechos y de promover el bien común, se
sigue de esto que el Estado que incumpla con estos fines puede ser provocar la resistencia civil
justificadamente y llegue, eventualmente, a ser reemplazado por uno nuevo.  Hay un derecho a la
revolución. Locke también establece el principio de la regla de la mayoría y la separación entre el poder
legislativo y el poder ejecutivo. Finalmente, Locke rechaza el uso de la coerción como mecanismo válido
para imponer  “la verdadera religión” y negando también que las iglesias deben tener poder
coercitivo sobre sus miembros. El fundamento de la filosofía política de Locke es la idea de ley natural. El
concepto de ley natural sirve para expresar el hecho de que hay ciertas verdades morales que valen y se
aplican a todas las personas, independientemente del lugar concreto en el que habiten o de los
acuerdos que establecidos o leyes positivas.  La ley natural es también distinta de la ley divina en la que
ésta se refiere a las leyes que Dios había revelado directamente a de los profetas. La ley natural puede ser
descubierta por la razón y se aplica a todas las personas, mientras que la ley divina sólo puede ser
descubierta a través de la revelación especial de Dios y se aplica sólo a aquellos a los que Dios se ha
revelado e impone una obligación. 

Para Locke, la ley fundamental de la naturaleza se define a partir de la libertad y la igualdad, y establece


que nadie debe dañar a nadie en su salud, su vida y su propiedad. Tal ley el sirve de base para establecer
los derechos y obligaciones de todos los ciudadanos, siendo una justificación del trato igualitario que se
debe los ciudadanos entre sí. El estado de naturaleza existe dondequiera que no exista una
autoridad política legítima capaz de juzgar las conflictos y donde la gente viva de acuerdo con la ley de la
razón. El estado de naturaleza es distinto de la sociedad política, en la que existe un gobierno legítimo, y
es distinto del estado de guerra en la que los hombres dejan de cumplir con la ley de la razón. En
un estado de naturaleza los individuos no están sujetos a una autoridad común legítima que tenga el poder
de legislar o resolver los conflictos, pues es un estado natural de libertad e independencia. Por ello, es
preciso el consentimiento individual como el mecanismo idóneo mediante el cual las sociedades
políticas se crean y las personas llegan a ser parte de ellas.  Locke estipula inequívocamente que sólo
se puede llegar a ser miembro de una sociedad política mediante un acto de consentimiento libre y
expreso.

 Locke afirma que el gobierno legítimo se basa en la separación de poderes. El más importante de ellos es
el poder legislativo. El poder legislativo supremo es el que tiene la autoridad final sobre cómo debe
emplearse la fuerza. El poder legislativo establece las  leyes que promuevan los objetivos de la ley
natural del mismo que especifica las sanciones correspondientes a su incumplimiento.

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