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3º SEMANA DE JUNIO: CORAZON QUE CONSUELA Y ACOMPAÑA (1° REFLEXIÓN)

1-Señal de la cruz
2-Texto bíblico
Mateo11, 25-30 JESUS, UN CORAZON QUE CONSUELA Y ACOMPAÑA
“En aquel tiempo, Jesús dijo: te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes
y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo
sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y a aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están
afligidos y agobiados y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi
yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde corazón, y
así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Palabra del Señor
3-Reflexión del texto bíblico (adaptarla según los destinatarios)
 UN CORAZON DE JESUS, QUE CONSUELA Y ACOMPAÑA.
Este pasaje de Mateo tiene tres elementos importantes: en primer lugar, la bendición al
Padre, segundo la manifestación sobre la relación entre el Padre y el Hijo y por último una
invitación a estar cerca de Dios, cerca de Jesús.
Y es en este último punto, mirando nuestra realidad actual donde resulta preocupante el
vaciamiento interior de Dios que hay en la vida de las personas. Pareciera solamente
interesar el bienestar, el éxito y la seguridad, pero lejos de Dios. Y de eso el buen maestro
Jesús se da cuenta y nos hace una valiosa invitación “Vengan a Mí” y su invitación parte
mirando con amor el dolor ajeno para continuar diciendo “los que están afligidos y
agobiados”. Y esto nos cuestiona en nuestra vida propia ¿Qué nos aflige? ¿Qué nos
agobia? ¿Qué aprieta tan fuertemente como para pensar que nos quedamos sin vida? Y
no solo eso, surge otro interrogante más fuerte ¿Cuáles son esas cargas?
Esas cargas son las que nos cansan y agobian. Y así, muchas veces se nos hace difícil cargar
con nuestros dolores, nuestras ausencias, nuestros sufrimientos. Muchas veces el camino
es largo y nos perdemos. Muchas veces no sabemos adónde ir. Hay veces en que la vida se
nos hace triste y se escucha en el eco de nuestro corazón la tentación a bajar los brazos y
dejar de luchar, abandonar el camino, dejar de esperar y de confiar.
Y es en ese momento que debemos aceptar la invitación de Jesús. Él nos propone una
relación de confianza y de intimidad con Dios a partir de la humildad y la mansedumbre.
Pero ojo. Jesús no nos dice que eliminará nuestros problemas, nos dice que aliviará
nuestras cargas. Tomando el yugo del Maestro se nos hará ligera la carga, porque su yugo
no es opresivo ni duro, sino que con él nos entrega su Amor, aligera nuestra carga, nos da
su paz y nos ayuda a caminar siempre adelante. Por eso, a partir de hoy dejemósnos
acompañar por el Señor, dejemosnos consolar por El. Que su invitación a aferrarnos y a
poner nuestra vida en El.
4-Acto de consagración
3º SEMANA DE JUNIO: CORAZÓN QUE CONSUELA Y ACOMPAÑA (2° REFLEXIÓN)
1-Señal de la cruz
2-Texto bíblico
Mt 11, 28
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré”.
Palabra del Señor
Sal 23 1-3a.4
“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. Aunque cruce por oscuras
quebradas, no temeré ningún mal porque tú estás conmigo”.
Palabra del Señor
3-Reflexión del texto bíblico (adaptarla según los destinatarios)
“Vengan a mi a todos los que están afligidos y agobiados”. Esta tierna invitación que nos
hace Jesús nace de sus labios al mirar nuestra vida. El conoce lo que llevamos en lo
profundo de nuestro corazón. Sabe de nuestras tristezas y alegrías, de nuestros sueños y
también sabe de nuestros errores. Y sabe también con las cosas que cargamos sobre
hombro en nuestra vida diaria.

Y frente a esto, nos quiere ayudar para alivianar nuestra carga, Él quiere poner sobre sus
hombros todo aquello que nos lastima, nos desmotiva, nos entristece. Y así sucede que el
Corazón de Jesús quiere consolarnos, quiere acompañarnos.

¿Qué significa esto? Que ir al corazón de Jesús no es una huida o un escape, al contrario,
ir hacia allí y estar allí es para recobrar fuerzas, renovar nuestra vida, y dejar que nos sane,
nos salve, nos restaure y nos libere.

Vayamos con esa fe, con esa confianza, con esa seguridad para que así podamos exclamar
como el salmista ““me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas
tranquilas y repara mis fuerzas…y aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún
mal porque Tú Señor, estás conmigo”.

Por eso, volvamos hacia Él, hacia ese corazón de Jesús que nos esta esperando, que nos
ama y quiere regalarnos esa paz que nos hace caminar hacia adelante con fe, con
esperanza y con amor.
Oración
Señor: tu conoces lo que hay en mi corazón. Tú sabes lo que me aflige y lo que me
agobia. Sabes que muchas veces no puedo solo, es más, sin Ti no puedo. La vida se hace
cuesta arriba y golpea fuerte y donde más duele. Hoy quiero pedirte una vez más que
me acompañes en cada momento y me consueles y auxilies en los momentos difíciles. Y
a pesar que a veces me sienta cansado y agobiado, no te apartes de mi lado. Ayúdame a
vivir conforme a tu Palabra que da vida y trae paz; y renuévame en Ti para que pueda
afrontar cada momento de mi vida con fe y esperanza. Amén.

4-Acto de consagración
Cancion sugerida: Milagro de amor de Jorge Rojas

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