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HABILIDADES,

ACTITUDES Y
CONOCIMIENTOS DE
UN TERAPEUTA
GESTALT
Ensayo Académico

Materia: Psicoterapia Gestalt II


Mtra.: Lorena Villalpando

Alumno: Francisco Alejandro Camargo Alcántara


Entrega: 4 de noviembre de 2016
Introducción

Como toda disciplina científica y profesional, la psicoterapia Gestalt requiere y posee

de ciertos parámetros de acción, es decir, los recursos con los que cuenta el psicoterapeuta

para saber qué hacer, cómo hacerlo y permitirse reconocer que eso funciona o no, a

bienestar del cliente. Entonces ¿cuáles son las habilidades, actitudes y conocimientos

necesarios para un psicoterapeuta gestalt? Tal vez se podría contestar rápidamente a esta

interrogante con conceptos acertados y precisos de la propia teoría gestáltica, sin embargo,

parece más importante hacer un acercamiento detallado a como estos conceptos marcan una

estructura profesional y eficiente de las intervenciones psicoterapéuticas.

A partir de este ensayo se pretende enfocar la dirección de trabajo para quien haga

psicoterapia gestalt, con una amplitud de conciencia de su intervención y desarrollo de la

misma, hasta la confirmación del funcionamiento. Siempre en garantía de que acotándose

en el proceder científico y estudiado, el proceso terapéutico tomará efecto en cada persona

a favor de su desarrollo y evolución individual.

Desarrollo

Dentro de la psicoterapia Gestalt es bien sabido que la principal herramienta de

trabajo es el propio psicoterapeuta, de ahí la necesidad de quien hace psicoterapia esté en

óptimas condiciones para ello. Siendo congruentes, es importante revisarse como

psicoterapeuta, ¿qué expectativas se tiene de dar psicoterapia?, ¿para qué se hace

psicoterapia Gestalt? Al trabajar para el desarrollo de otras personas es necesario trabajar

con el propio desarrollo personal del psicoterapeuta y a partir de esta expansión de la

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conciencia del terapeuta gestalt, estar con la otra (s) persona (s); en un encuentro humano,

cálido, respetuoso y enmarcado por la filosofía, la teoría, la metodología y el

profesionalismo del encuadro psicoterapéutico Gestalt.

¿Pero cuál es este profesionalismo? Bien, pues Fagan (1993) y Peñarrubia (1998)

proponen específicamente algunas tareas del psicoterapeuta gestalt: es difícil asignar un

orden de importancia, lo obvio es empezar por el pautamiento que se refiere a la

observación fenomenológica de la persona y determinar sus “pautas” de comportamiento,

lo que hace para relacionarse y como lo hace, para a partir de ello poder estructurar la

intervención más adecuada. Por observación fenomenológica se entiende a aquella

observación metodológica que capta y se queda con lo que sí está, lo que es evidente y

obvio, dejando a un lado las interpretaciones que no se pueden comprobar y por lo cual se

quedan en eso, meras interpretaciones.

Otro aspecto relevante para los autores mencionados es el control, esta tarea es más

bien una habilidad del terapeuta para promover la participación activa de la persona

consultante, con el fin de que experimente formas diferentes de vivirse y/o vivir una

situación conflictiva. Hay que tener mucho cuidado de no caer en el control manipulador,

más bien en promover el cambio a través de las actividades sugeridas desde la metodología

gestalt. Es el control de la sesión, de las actividades sugeridas y de la motivación de la

persona.

La potencia es otra habilidad requerida en un psicoterapeuta para poder promover en

la persona el movimiento necesario, un complemento o seguimiento del control terapéutico

que no sólo “inyecta” energía para mover, sino también da dirección al trabajo. El terapeuta

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necesita encaminar y caminar con la persona por el recorrido de cada actividad y por el

proceso, fomentando la consciencia, el movimiento y la responsabilidad que implica.

Sin lugar a dudas la humanidad es la actitud que debe ponderar en un terapeuta

gestalt durante todo el proceso. El terapeuta debe sentir, expresar y verificar que es recibido

su interés y cuidado por la persona que le solicita. La psicoterapia Gestalt se caracteriza por

ser un proceso relacional, lo que implica que el terapeuta se haga presente con todo lo que

es, revisándose qué y para qué comparte lo que comparte, expresándose con autenticidad

tanto desde lo racional, como lo emocional, lo personal, etc. Siempre a favor del

consultante.

Al establecer esta presencia y humanidad, recae en el psicoterapeuta el compromiso

tanto con el aspecto profesional, en sus actualizaciones metodológicas y teóricas; como en

su propio proceso personal desde la supervisión y el trabajo psicoterapéutico como persona.

La psicoterapia Gestalt pone mucho acento en que el terapeuta viva la Gestalt tanto en el

consultorio como en su cotidianeidad. En este punto Naranjo (1995) promueve la vida

gestáltica a partir de modelar para el cliente el re-conocerse de formas diferentes con

actualidad, consciencia y responsabilidad para cada momento. Lo que hace del ser

psicoterapeuta gestalt un camino de toda la vida en crecimiento integral.

También es importante para Zinker (1997) revisar la manera de relacionarse con el

otro, con el consultante, poder incluir e incluirse en su experiencia, poder aceptar el

mundo fenomenológico de la otra persona, lo vivencial y hasta poder ponerse en servicio de

ese mundo de manera respetuosa, en un ir y venir dentro de la relación terapéutica

identificando las afectaciones mutuas, lo que es propio de cada integrante de la relación y

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con cariño, sí con cariño intervenir para co-construir formas diferentes que fomenten el

crecimiento del consultante y en reflejo del terapeuta.

Para entender un poco mejor, Gary Yontef (1997) propone el acercamiento completo

en la relación terapéutica en un compartir nutricio para el consultante dado que es quien

solicita el servicio. La relación completa incluye todos los aspectos humanos: sentimientos,

pensamientos, espontaneidad, experimentación programada, creatividad, amar, pelear,

impedir el aburrimiento, etc. Siendo en resonancia y con conciencia una oportunidad para

el propio terapeuta ir revisando su propio mundo fenomenológico al estar con el otro; es

reconocerse humano y facilitador de procesos terapéuticos al mismo tiempo.

Conclusiones

Este tema es tan basto como terapeutas gestalt hay en el mundo, pues es un construir

continuo con cada terapeuta, con cada cliente, con cada proceso, con cada sesión. Un

terapeuta gestalt no es sólo un cúmulo de técnicas y conceptos necesarios, sí; e insuficientes

para generar un proceso de cambio y crecimiento personal, es apremiante envestir la teoría

y metodología Gestalt de estas habilidades, actitudes y formas de hacer la psicoterapia para

lograr el proceso terapéutico eficiente y ético.

La principal tarea de cada terapeuta gestalt, está dirigida a ser un todo congruente, en

su ser persona y ser profesional. Con compromiso, humanidad, dirigiendo la sesión y

escuchando el mundo fenomenológico de cada persona.

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Referencias Bibliográficas

 Fagan, J. & Shepherd, I. (comps.) (1993). Teoría y Técnica de la


Psicoterapia Gestáltica. Fagan, J. Las tareas del terapeuta. Levitsky, A. & Perls, F.
Las reglas y juegos de la terapia gestáltica. Argentina: Amorrortu

Naranjo, C. (1995). La Vieja y la Novísima Gestalt: actitud y práctica.


Chile: Cuatro Vientos.

Peñarrubia, F. (1998). Terapia Gestalt. La Vía del Vacío Fértil. México: Alianza

Yontef, G. (1997). Proceso y Diálogo en Gestalt. Chile: Cuatro Vientos.

Zinker, J.(1997). El Proceso Creativo en la Terapia Gestáltica. Buenos


Aires: Paidós.

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