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DIRECTORA GENERAL
Myriam Muñoz Polit
COORDINADOR
Homero Ventura Tello
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José Alberto Carreón Borja
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Andrés Martínez Acuña
Myriam Muñoz Polit
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Gerardo Emmanuel Núñez Chapital
Erandi Eugenia Ruiz Caudillo
Homero Ventura Tello
®
FIGURA FONDO, Año XVII, revista semestral octubre-mayo 2014, Número 36, es una revista se-
mestral editada por el Instituto Humanista de Psicotegrapia Gestalt, AC, África 6, col. La Concep-
ción, Delegación Coyoacán. CP 04020, México, DF. Tels. 56589012, 55544797 y 55544582,
www.gestalthumanista.com, Editor responsable: Homero Ventura Tello. Número de Certificado de
reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2010-092213910000-102.
Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido 15009, ambos otorgados por la Comisión
Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de
la Publicación: África 6, col. La Concepción, Delegación Coyoacán, CP. 04020, México, DF.
Imprenta: Procesos Editoriales don José, SA de CV, Ganaderos 149, col. Granjas Esmeralda,
Delegación Iztapalapa, 09810, México, DF, Distribuidor: Instituto Humanista de Psicoterapia Ges-
talt, AC, África 6, col. La Concepción, Delegación Coyoacán. CP 04020, México DF. Este número
se terminó de imprimir el 27 de agosto con un tiraje de 1,000 ejemplares.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la
publicación.
Editorial
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Artículos
La respuesta corporal del terapeuta y su influencia
en la relación o intercorporalidad
Jean Marie Delacroix . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
El lugar del cuerpo en el Enfoque Centrado en la Persona
Xavier Haudiquet Lamarque. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
El ser humano creador de sentido
J. Alberto Carreón Borja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Trastorno de ansiedad generalizada: una aproximación
desde la Terapia Gestalt
David Ceballos Montalvo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Complejidad y transdisciplina en el ámbito de la educación
especial. Conceptos básicos
José René Alcaraz González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Una mirada a la pareja cuando existe un hijo con
problemas de adicción
Miguel Ángel Chávez Rueda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Síntesis de la regulación de la APA en asuntos de ética para
terapeutas. Sexólogos y terapeutas que mantienen relaciones
sexuales con sus pacientes/clientes
María Teresa Díaz Ramos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Testimonio
Testimonio de 3° Círculo de Estudio de Carl Rogers
Juan Carlos González Gutiérrez
Gabriela Rodríguez López. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Antecedentes
Introducción
1 Delacroix, J.M. Ces dieux qui pleurent, 1985, documento del Instituto GREFOR
Co-afectación
Esta reflexión me llevó a desarrollar en 2005 el concepto de coafec-
tación.3 Quería subrayar que el terapeuta y el paciente se influyen mu-
tuamente a partir de esta información que circula entre el uno y el otro
2 Delacroix, J.M.“Cette nuit j´ ai reve pour le groupe ou le reve en tant que pheno-
mene de champ » en Rever Cahiers de Gestalt-Therapie No.10, otoño 2001.
3 Delacroix, J.M. “La troisieme histoire. Patient-psychotherapeute: fonds et for-
mes du processus relationnel” ed. Dangles, 2006.
La intercorporalidad
bido. Cada vez más, el psiquismo está dotado de una intención, de al-
guna cosa que de manera permanente lleva a, y moviliza aquello que
Bergson nombra el impulso vital que se conjuga con lo que se le ofrece
a la persona.6
Me apoyaré en aquello que me surgió a partir de la reflexión del
trabajo de los tres talleres y de los artículos mencionados anteriormen-
te, así como los textos de síntesis de los participantes en el seminario
de México-Coyoacán.
Empatía e intercorporalidad
Es a través de una investigación sobre la empatía que realicé para
preparar el seminario de Quito que me surgió ese tema de la intercor-
poralidad que me permite completar mi reflexión sobre la importancia
del cuerpo en el proceso de contacto y de la cocreación a través de
aquello que pasa de cuerpo a cuerpo en lo invisible. Empatía e intercor-
poralidad se agregan así de manera natural a mi reflexión como una
evidencia. Son nuestros colegas de América Latina y de Quebec los que
me abrieron los ojos sobre eso que puede ser una laguna dentro de la
comunidad gestaltista francesa: Rogers y el concepto de empatía. La
corriente humanista es oficialmente reconocida por las universidades
latinoamericanas dentro de las cuales se enseña y la Gestalt explícita-
mente reconoce y se acepta como parte de esa corriente y es también
enseñada en las universidades. Dentro de los institutos de esos países
la base de la formación de los terapeutas gestálticos es Rogers con su
concepción del ser humano y el concepto de empatía.7 Es ahí donde la
cuestión de la relación terapéutica ha sido inicialmente abordada. El
concepto de empatía tiene un lugar importante dentro de los institutos
de Gestalt de Quebec.8 Recuerdo como en una época en Francia mu-
chos se negaron a incorporar la Gestalt de manera absoluta dentro de
un contexto histórico humanista, bajo pretexto de falta de seriedad y
confusión con la nueva era ¡Subrayemos que C. Masquelier tomó el
La corporalidad
Iniciemos en primer término con la palabra “corporalidad”, muy se-
guido utilizada para aquellos que hacen referencia al cuerpo. Veamos la
definición que da Wikipedia a partir de los trabajos de Merleau–Ponty:
Tomando como punto de partida el estudio de la percepción, Merleau- Ponty es
llevado a reconocer que el cuerpo propio no es solamente una cosa, un objeto
potencial de estudio para la ciencia, sino que es también una condición permanente
de la experiencia, que es un constituyente de la perspectiva de apertura al mundo
y de su bloqueo. Él subraya, en tal caso, que existe una consciencia inherente del
cuerpo cuyo análisis de la percepción debe tomarse en cuenta. Dicho de otra ma-
nera, lo perteneciente a la percepción significa lo perteneciente a la experiencia en
la medida en que la percepción adquiere una dimensión activa y constitutiva.
El desarrollo de estos trabajos implican por tanto un análisis cuya distinción es
el reconocimiento al mismo tiempo de una corporalidad de consciencia como de
una intencionalidad corporal (12) contrastando con la ontología dualista de catego-
rías cuerpo-espíritu de Rene Descartes, un filósofo al cual Merleau-Ponty había
seguido de manera muy atenta a pesar de las diferencias tan importantes que los
separan (13). El inicio de un estudio de la encarnación del individuo dentro del
mundo tendiente a superar la alternativa entre pura libertad y puro determinismo
como la fisura entre el cuerpo para sí y el cuerpo pare el otro.
Así vemos que para que haya corporalidad, implica que exista un
encuentro, interacciones y simultaneidad entre: cuerpo, percepción,
consciencia, experiencia, corporalidad de la consciencia, intencionali-
dad corporal en relación con el mundo. Esta definición me parece que
me envía directamente a la manera gestaltista que se construyó a partir
de los conceptos de “awareness”, del ello de la situación como bases
del proceso terapéutico y de la proposición del PHG: el cuerpo como
fondo dado a partir del cual pueden emerger figuras.
La intercorporalidad
Son los terapeutas de Quebec, que he mencionado anteriormente,
los que me van a permitir continuar nuestra reflexión.
Después de hacer un recuento histórico del concepto de empatía
M.L. Brunel y C. Martiny nos presentan su manera de seguir la reflexión
de Rogers. Ellas se interesan en la comunicación empática comprendi-
da a partir de la “multicanalidad e interactividad.” La multicanalidad
significa que las comunicaciones interpersonales emergen de los senti-
dos particularmente de la visión (la vista, la mirada) en proporción va-
riable los cuales están hechos de lo verbal, no verbal y paraverbal y se
producen simultáneamente en el lugar de los dos que participan en in-
teracción, eso que apoya la idea que se trata de un proceso necesaria-
mente bidireccional.
Posteriormente ellas sugieren regresar a Merleau-Ponty para reen-
contrar el fundamento de esta participación del cuerpo en la compren-
sión del otro a través de volver al concepto de intercorporalidad. Ellas
se apoyan en un artículo de C. Deschamps y retoman la definición que
éste último dio. Merleau-Ponty creó el tema en 1945. Para él la inter-
corporalidad se refiere al crecimiento que se opera de manera oculta
entre su cuerpo y el cuerpo de otros a través de diversos procedimientos
La circularidad
Eso que caracteriza el cuerpo conocedor, sintiendo y sentido es
también la circularidad.
El cuerpo conocedor tiene la capacidad de sentirse él mismo, de ser
su propio objeto para él, bien sea un objeto que siente. Él está dentro
de esa circularidad con él mismo y sintiendo y sentido por él mismo. El
ello circula entre él y el mundo exterior recíprocamente. Tiene la capa-
cidad de sentir al mundo exterior. Por otro lado, bajo la relación de lo
que percibe, de eso que vive a través de su cuerpo conocedor, cuerpo
y consciencia en Merleau-Ponty son dos aspectos de una cierta presen-
cia en el mundo. Es dentro de este sistema circular que nos reenvía
constantemente al sujeto corporal al mundo percibido por la expresión
que se manifiesta el cuerpo como un estado de reencuentro entre suje-
to y objeto y necesariamente un lugar donde se pone a prueba al otro.
De este modo, nuestro cuerpo sintiendo y sentido se vuelve un
cuerpo que busca acceso a un cierto conocimiento del otro gracias a la
atención que nosotros nos prestamos a nosotros mismos en presencia
y consciencia frente al otro. Estamos dentro de una estructura dentro
11 Martínez, Y. A. (2009) Filosofía existencial para terapeutas. México: Ed. LAG.
Creador y Director del Instituto de Psicoterapia Existencial de México.
¿Cómo hacerlo?
No hay trucos ni recetas. No obstante mis tentativas de interven-
ción durante numerosos años, mis investigaciones de formación, mis
observaciones clínicas y la co-reflexión en numerosos seminarios de
formación y supervisión me han llevado hoy día a considerar tres tipos
de intervenciones posibles:
Estar en plena consciencia de lo que me pasa a mí como terapeuta y seleccionar cómo
lo incorporo en el pensamiento o por la imaginación entre el paciente y yo y esperar.
palabra y emoción. Eso que le hacía figura al terapeuta venía del cam-
po informado-informador que ahora le hace figura al paciente. Esa
coafectación utilizada como herramienta clínica útil contribuye a la co-
creación de la relación a partir de la corporalidad e intercorporalidad.
La cocreación del proceso relacional es un proceso de encarnación que
pasa de cuerpo a cuerpo y que toma forma en la construcción del pro-
ceso relacional sobre el fondo de un cuerpo a cuerpo concientizado
y que sirve de apoyo a la sensibilidad al principio y después a la bús-
queda de sentido. Lo sensorial contiene el sentido. Comprende el sen-
tido que estará en uno frente al otro en el momento que pasa, ese
sentido que reside en la búsqueda de un ser integral y de un ser apoya-
do en su existencia y dentro de su ser total.
Lo íntimo
12 André Duschesne et Ginette Lepine, “La porcessus de psychotherapie: une ex-
perience d´intimité” en Neurosciences et psychothérapie , ed Liber, Montreal, 2009
El amor en la terapia
El último coloquio del CEGT14 nos ha sensibilizado al tema del amor
en la psicoterapia.
El aspecto de la intercorporalidad nos lleva a reflexionar sobre ese
tema, sobre el estado interior del terapeuta frente a su paciente, sobre
sus sentimientos profundos, sobre su disposición particular de estar
ahí, sobre sus profundas motivaciones.
El terapeuta se pone con todo lo que es y que comprende su cuerpo.
Conclusión
Resumen
Este trabajo analiza el lugar del cuerpo en la teoría y la práctica del
Enfoque Centrado en la Persona (ECP). Partimos de la hipótesis
que el lenguaje no verbal es una expresión de la persona, de la
misma manera que lo es el contenido de la narración. No obstan-
te, en la tradición del ECP se evoca muy poco el cuerpo, y eso nos
conduce a preguntarnos si el marco teórico del ECP permite una
toma en cuenta de esta metacomunicación y del cuerpo en gene-
ral. Examinaremos diferentes objeciones para preguntarnos final-
mente, cómo en la praxis, el psicoterapeuta centrado en el cliente
puede abordar las manifestaciones corporales de sus clientes sin
traicionar los principios fundamentales que caracterizan el Enfo-
que Centrado en la Persona.
Palabras claves: Enfoque centrado en la persona, cuerpo, lenguaje
no verbal, expresión corporal, intervención terapéutica, no direc-
tividad, técnica, espontaneidad.
¿Acaso estamos abordando un tema tabú con esta pregunta del lu-
gar del cuerpo en el Enfoque Centrado en la Persona? Podríamos pen-
sarlo si observamos este primer hecho bastante sorprendente por
de nuestros ojos, todo un material disponible que no pide más que ser
llevado a la conciencia. Una intervención del terapeuta orientada hacia
la consciencia de esta experiencia permite pasar de lo implícito a lo
explícito, crear un movimiento terapéutico, es decir generar una modi-
ficación de la percepción del yo y de la circunstancia. Por lo menos,
emerge un input, una nueva información, a veces tenue, otras veces
sorprendente, que abre una nueva ventana al cliente, una posibilidad
de modificar el discurso conocido que suele redundar sobre él mismo.
Rogers ha observado esos aspectos de la psicoterapia, y varias ve-
ces ha mencionado la importancia de la experiencia total y organísmi-
ca. “La persona en psicoterapia completa la experiencia común por
medio del agregado de una apercepción de su experiencia plena y sin
distorsiones; esto incluye sus reacciones viscerales y sensoriales. El
cliente elimina, o al menos disminuye, las distorsiones de la apercep-
ción de su experiencia; puede advertir todo lo que realmente está expe-
rimentando, y no sólo lo que se permitiría experimentar al cabo de una
selección cuidadosa efectuada por medio de un filtro conceptual. En
este sentido, la persona toma posesión, por primera vez, de todo el
potencial del organismo humano y agrega libremente una apercepción
enriquecedora a los aspectos básicos de las reacciones viscerales y sen-
soriales (…). Eso parece significar que el individuo llega a ser —en su
conciencia—, lo que es —por su experiencia”. (1988, p. 101).
Ahora bien, es justamente el regreso al cuerpo y al lenguaje no ver-
bal que permite evitar los filtros conceptuales.
6 Como lo sabemos, tampoco Rogers se interesó en los sueños, pero en este caso,
por razones teóricas más obvias: hubiera tenido que hacer referencia al concepto de
inconsciente o a algún método interpretativo. Cuales sean las razones, nos podemos
preguntar si Rogers no ha dejado a un lado dos temas importantes, el cuerpo y los
sueños.
7 Además de los casos más famosos como el de Gloria o de Mrs. Vib, mi fuente
principal fue la compilación de las entrevistas de Rogers realizada por Barry Farber,
Debora Brink y Patricia Raskin: La psicoterapia de Carl Rogers: casos y comentarios, Ed.
Desclée de Brouwer, Bilbao 2001. En inglés: Farber, B. y col.: The psychotherapy of Carl
Rogers, Cases and Commentary, ed. The Guilford Press, 1996. Todos los casos, salvo men-
ción contraria, se sacaron de este libro.
El caso de Gloria
hasta el final de la sesión. Ahora bien, con toda evidencia, este contac-
to le va a dar fuerza y confianza a la clienta para explorar (en público)
un tema que le da vergüenza: su atracción hacia los hombres negros.
Sylvia: Es verdad (Leves risas), ¿Puedo cogerle las manos otra vez?
C.R.: Claro.
Sylvia: Volvemos a sentir lo que entonces (se refiere a una sesión
anterior).
C.R.: OK.
Sylvia: Me gustaría ser menos, mhm, menos fuerte ahora mismo. Me
gustaría hacerme a mí misma el regalo de no tener que ser sensible y ra-
zonable y… (CR: Mhm, mhm). También la protección, protegerme, prote-
germe a mí misma.
C.R.: Mhm, mhm, mhm. Realmente se daría usted un regalo a sí misma
si pudiera dejarse llevar y no, mhm, no ser tan competente y capaz.
Sylvia: Mhm, mhm. Y creo que el tocarle me ayuda a desprenderme de
mis obligaciones (leves risas).
La clienta lo dice claramente: el contacto físico con el terapeuta le
da el apoyo necesario para su exploración. La entrevista sigue con la
elaboración de esta experiencia de contacto físico.
Sylvia: Mhm (20 segundos de pausa). Me resulta más fácil centrar mi
atención en esta postura en la que estoy ahora con usted, me siento más
centrada, sí.
C.R.: Mhm. ¿Hay algo que esté subiendo ahora a la superficie como si
fueran burbujas?
Sylvia: Sí, es algo de lo que quiero hablar.
C.R.: Vale. Mhm. (10 segundos de pausa). Pero no es fácil, eh.
Sylvia: No, no es fácil. Estoy disfrutando de la riqueza de sentir… sus
manos de este modo y dejarme llevar y olvidarme de la cámara y del…
(CR: Mhm, mhm) y del miedo a dejar salir algo que (risas)…
C.R.: Mhm
Sylvia: Hay algo de lo que querría hablar con usted.
C.R. De acuerdo.
Sylvia: El caso es que me atrae mucho la gente de color.
Notamos en este fragmento que Rogers hace intervenciones que
proceden de su propio marco de referencia, primero cuando evoca algo
que emerge como burbujas, y por otro lado cuando hace la suposición
de que se trata de un tema difícil. Obviamente, esas intervenciones no
nacen de la nada, más bien vienen de una percepción de la expresión
no verbal de la clienta.
La cuestion de la no directividad
Una objeción que tenemos que discutir ahora tiene que ver con la
no directividad. Hacer una intervención orientada hacia el cuerpo sería
directiva puesto que modifica el curso del proceso del cliente dirigiendo
su atención hacia algo que está fuera de su campo de conciencia.
Ahora bien, la no directividad es uno de los principios claves del
Enfoque Centrado en la Persona. Este enfoque es no directivo en su
esencia porque descansa en la tendencia actualizante, porque su eje
fundamental es la confianza en la capacidad del individuo para encon-
trar su propio camino. Si el psicoterapeuta cree en una tendencia direc-
cional, constructiva de sentido y de cambios, no puede querer dirigir el
proceso del cliente. Si tiene la convicción que el organismo tiende a una
reorganización constante hacia un desarrollo positivo, es inútil interve-
nir en el proceso, aún contraproducente.
El problema viene de la ambigüedad que gira alrededor del concep-
to de no directividad. Generalmente, todo el mundo coincide en que la
no directividad implica un método no autoritario, lo que excluye de
inicio todas las terapias que aconsejan, orientan, dan soluciones o que
tienen como objetivo la modificación de la conducta del sujeto. Pero
Anexo
CASO 12
T. Veo que desde el inicio de nuestras entrevistas, en cada sesión,
te has sentado en el borde del sofá y se me hace que debe ser
bastante incómodo.
C. (Larga pausa) Sí, es incómodo, pero estoy acostumbrada (pausa).
Siempre quiero irme de donde estoy, no logro instalarme, no
puedo quedarme quieta.
Referencias
Farber B., Debora Brink, Patricia Raskin (2001): La psicoterapia de Carl Rogers:
casos y comentarios, ed. Desclée de Brouwer, Bilbao.
Rogers C. (1968): Le développement de la personne, éd. Dunod-Bordas, Paris.
Rogers C. (1980): El poder de la persona, ed. El Manual Moderno, México.
Rogers C. (1986): Reflection of feelings, Person centered Review, 1, 375-377.
Rogers C. (1988): El proceso de convertirse en persona, 8a. ed., Paidós, México.
Rogers C. (1995): On Becoming a Person, Houghton Mifflin, New York.
Rogers C. (1997): Grupos de encuentro, 9a. ed. Amorrortu editores.
Rogers C. (2001): L’Approche centrée sur la personne. “Anthologie de textes”
présentées par Howard Kirschenbaum et Valerie Land Henderson, éd.
Randin.
Schmid P.: La psychothérapie centrée sur la personne: une rencontre de per-
sonne à personne: http://www.pfs-online.at/papers/paper-fran-interp.
htm#ueberblick. Versión original en alemán en el mismo sitio.
Presentación
2 En palabras de Jan Patoèka,: “De este hombre, Herman Leo Van Breda, puede
El método fenomenológico
Para contestar las preguntas anteriores empecemos por revisar la
Reducción Fenomenológica, a la que también podemos llamarle el Mé-
todo Fenomenológico. Para los educados en la tradición positivista que
decirse sin exageración que puso su vida a la causa de Husserl, que incluso la sacrificó
a ella. Él mismo ha relatado cómo llegó a salvar la obra de la vida de Husserl. Pero en
realidad hizo mucho más: llevó a Fink y a Landgrebe a Lovaina, organizó el trabajo del
Archivo-Husserl, no dejó de incorporar nuevos y nuevos colaboradores, hizo accesible
el pensamiento de Husserl a otros pensadores —a los pensadores franceses ya durante
la guerra—, protegió durante toda la guerra, con grave riesgo de su propia persona,
a la Sra. Malvine Husserl. En suma, salvó a Husserl para la época de la posguerra e hizo
accesible su obra al mundo filosófico” (2002, pp. 20-21).
La Actitud Natural
3 Retomo a Reeder (2011), quien utiliza una taza como ejemplo. Me he permitido
realizar adecuaciones para este trabajo, cabe dejar constancia de la íntima relación
entre escritores, lectores y tazas. En mi revisión es un objeto que aparece recurren-
temente.
La reducción eidética
La segunda estación, un segundo momento en la reducción feno-
menológica es la reducción eidética. Lo que interesa en esta reducción
es encontrar la esencia. Lo que hace una cosa sea esa cosa en sí misma.
Por ejemplo, que es lo que hace que una taza sea taza. Sin embargo, es
importante tener en cuenta tres advertencias.
1. La reducción eidética es un paso, en la reducción fenomenológi-
ca, pero no podemos hacerlas equivalentes. Recordemos que lo
importante es llegar a la actitud fenomenológica, no a la actitud
eidética. “La reducción eidética ha de ser comprendida en fun-
ción del interés husserliano en hacer ciencia estricta” (San Mar-
tín, c. 2009, p. 107). O en palabras de Merleay Ponty “Está claro
que la esencia no es el fin, sino que es un medio pues lo que hay
que comprender es nuestro compromiso fáctico con el mundo”
(Citado en San Martín, c. 2009, p. 108).
2. Cuando hablamos de esencias en la fenomenología de Husserl,
no nos referimos a esencias en el sentido platónico, como si pu-
diéramos encontrar la idea perfecta de taza, a partir de la cual se
hacen todas las tazas. No se trata de la esencia en un sentido on-
tológico (de existencia) sino cognoscente (de conocimiento). En
nuestro lenguaje más actual diríamos que a Husserl le interesan
los conceptos (Lohmar, 2007).
3. No olvidemos que nos encontramos en el campo de la filosofía,
no en el de la psicología. De hecho, Husserl intenta ir más allá de
los métodos empleados por la psicología. Por lo que debemos
evitar cualquier idea relacionada con la mente.
Platón había establecido que la única forma de conocer “la Verdad”
era accediendo a las “ideas puras”, a la esencia de las cosas. Este cami-
no nos lleva a una metafísica, a un mundo irreal. El otro camino, el que
En nuestro ejemplo ¿Qué hace que una taza sea una taza (sin impor-
tar las variaciones particulares)? No el concepto particular, sino el con-
cepto universal. El método de la abstracción ideatoria es “una facultad de
examen humana cotidiana que puede y debe ser pulida metódicamen-
te para que pueda servir como fundamento para un análisis específica-
mente fenomenológico de la conciencia” (Lohmar, 2010, p. 11). En otras
palabras, a este método no le interesa saber lo que hace que una taza
sea una taza (realmente las tazas tenían a Husserl sin cuidado), lo que
sí le interesa primordialmente es conocer el cómo la conciencia, esta
facultad de examen, es capaz de llegar a dicha conclusión.
Sigamos adelante con nuestro ejemplo del concepto de taza. Es una
taza por… acaso ¿su color? Imaginemos tazas con diversos colores,
roja, gris, negra, con dibujos, con fotografías ¿Seguiría siendo una taza?
Y si no tuviera color, si fuera invisible. Pensemos ahora en el tamaño,
si fuera muy grande o muy pequeña. Tal vez seguiría teniendo forma
de taza, pero, tal vez ya no sería una taza en sentido estricto porque no
podría cumplir con su finalidad que es contener líquidos. El material es
una característica fundamental, si fuera cerámica, plástico, o papel ¿Se-
guiría siendo una taza? Si en lugar de un asa (orejita) tuviera dos, o tres,
o bien no tuviera ninguna (en oriente los recipientes para el té no po-
seen asas) ¿Seguiría siendo una taza? Si en lugar de contener café, fue-
ra té, o fuera refresco o vino tino, o aceite de coche ¿Seguiría siendo
una taza? Si se encontrara adornando una vitrina de una casa o un
museo ¿Seguiría siendo una taza?
Veamos un ejemplo del propio Husserl. Para Husserl la geometría
es el mejor ejemplo de una ciencia eidética. No necesitamos dibujar
todos los triángulos posibles para saber que es un triángulo. De hecho
nos interesan los triángulos idealmente (imaginativamente) posibles.
La organización de los lados, la medición interna y externa de los ángu-
los nos ayuda a conceptualizar un triángulo.
Como podemos observar el método de variación libre, no solo nos
permite avanzar en la reducción eidética, sino que también pone al
descubierto aspectos de los conceptos que tal vez no habíamos capta-
do. Por ejemplo, que hay una finalidad, una taza muy grande puede
dejar de ser una taza para beber y convertirse en un adorno. Que hay
variaciones culturales, el número de asas en occidente y oriente. Que
hay una materialidad, etc. Claro que esto dependerá de cada objeto.
Los triángulos no tienen variaciones culturales son triángulos en oriente
y en occidente.
También tendremos algunos problemas respecto a nuestro punto
de partida (Reeder, 2011). Es más fácil hacer el ejercicio cuando tengo
una taza a la vista, e incluso he tenido la oportunidad de conocer diver-
sas tazas a lo largo de mi vida. Pero, qué pasa cuando partimos de un
objeto que no está presente. Por ejemplo, un gato. Puede bastar con
imaginarlo, representarlo en la consciencia. Sin embargo, tendremos
más dificultades en el caso de querer explorar la tristeza cuando no se
está triste.
Otras dificultades de este método, ponen en relieve aspectos im-
portantes vinculados a la formación de los conceptos, y en general al
tema del conocimiento, así como a su aplicación (Lohmar, 2010). Me
refiero, en primer lugar a la relación con el lenguaje. Hay ocasiones en
que podemos captar con gran claridad el concepto, la esencia, de un
objeto, sin embargo, no disponemos de las palabras adecuadas para ex-
presarlo. Por ejemplo, captamos claramente la diferencia entre perro y
caballo. Tanto, que no se nos ocurre montar al perro, así fuera un Gran
Danés, y tampoco esperamos ladridos de un Pura Sangre. Sin embargo,
nos enfrentamos a grandes dificultades para poder explicar, a otro,
estos conceptos tan solo con el uso del lenguaje. Al mismo tiempo hay
otros conceptos que solo son “visibles” por medio del lenguaje, por
ejemplo “machismo hegemónico”. Una segunda dificultad se relaciona
La Reducción Trascendental
Siguiendo a Iso Kern (Var, 2013; Llamas, 2004), encontramos que
existen al menos tres accesos o caminos para realizar la reducción tras-
cendental: 1) la vía cartesiana, 2) la vía a través de la psicología inten-
cional y finalmente 3) la vía a partir del análisis del mundo de la vida.
Cada uno de estos caminos pertenece a una época distinta de Husserl
4 En un circo, en China, un niño descubrió que los leones que se exhibían no eran
tales cuando los escuchó ladrar. Pues parece que ladrar es un rasgo esencial del perro.
La nota completa se puede consultar en El Universal: http://www.eluniversal.com.mx/
sociedad/2013/zoologico-chino-leon-perro-942744.html
5 Precisamente en su sentido etimológico (solus ipse) “uno mismo solo”
cada uno de los polos “sale de sí” y por ello es trascendente. En térmi-
nos de nuestro ejemplo, mi taza es mi taza en la medida que es signi-
ficativa para mí. En este sentido, trascendente (salir de sí) se opone a
inmanente (encerrado en sí).
Hay una segunda dimensión en que podemos entender lo trascen-
dental. La consciencia es consciencia de algo y le pertenece a un al-
guien, en este caso a mí. La consciencia le pertenece a un “yo”. Husserl
utiliza la palabra ego. Si observamos con cuidado, para intentar llegar a
la esencia de taza tuvimos que pasar por muchas capas, quitar muchos
elementos. Algunos del pasado, otros del presente y otros del futuro.
Unos tenían que ver con sensaciones, otros con valoraciones afectivas,
otros con fantasías, etc. El Ego es el encargado de organizar, de dar
sentido a todas esas vivencias. Mi taza con el dibujo azul, es mi taza
gracias a mi ego que es capaz de hacer una síntesis en el tiempo de mis
vivencias vinculadas a la taza.
Del tema del ego se desprenden dos nuevos temas que sólo señala-
remos. A) el problema del tiempo. Veamos, los contenidos de la cons-
ciencia fluyen, una vivencia sigue a otra. Observo, recuerdo, imagino,
siento, etc. Y ese fluir se da en el tiempo. El ego no sólo realiza una
síntesis de contenidos sino una síntesis temporal (Reeder, 2011), esto
abre una línea de reflexión e investigación sobre el tiempo objetivo y el
tiempo vívido.6 B) Si sometemos al ego a la epojé y la reducción eidética,
descubriremos que no hay una esencia que defina al ego. El ego, “enton-
ces, vive a través de la conexión con los objetos” (Reeder, 2011, p. 81).
Como diría posteriormente Sartre, no hay esencia que lo defina, sino la
existencia va haciendo su esencia. En términos fenomenológicos, el ego
se constituye a sí mismo y le da unidad a las vivencias, haciendo que la
captemos como un yo que vive de forma relacional y temporal (Reeder,
2011). En palabras más comunes, el ser humano no nace, se hace, se
inventa, en relación con el mundo. Se trata de una subjetividad que se
trasciende a sí misma y que trasciende al tiempo.
Hay un tercer sentido en que nuestro análisis fenomenológico es
trascendente. Recordemos que a Husserl le interesa el quehacer de la
La Constitución
Hemos mencionado los términos “sentido”, “significado” “constitu-
ción”, “invento” “construcción” e incluso, si se prefiere “co-construcción”.
Todos estos términos se refieren a aquello que nos descubre la reduc-
ción trascendental, que tiene que ver con la constitución de sentido, es
decir la manera en que subjetiva-intersubjetivamente nos vamos apro-
piando del mundo. A continuación veremos esta segunda rama.
de ser científicos hemos sido desde siempre y seguiremos siendo hombres. Este
mundo es el suelo que posibilita experimentarme en conexión con los otros y todo
lo otro. Lo que aquí interesa resaltar es que el mundo siempre nos es predado,
por lo que no se puede suspender el juicio en lo concerniente a su realidad, preci-
samente es esta modalidad la que reiteradamente se manifiesta. Al respecto Hus-
serl asevera “El mundo de la vida, está para nosotros (…), los sujetos en vela, (…)
dado como horizonte, no una vez accidentalmente, sino siempre y necesariamente
como campo universal de toda praxis real y posible.” (Guamanga, 2006, p. 17, cursi-
vas en el original)
El Cuerpo y el Soma
Nuestro estar en el mundo, tampoco es en abstracto. Formamos
parte del Mundo de la Vida, con un cuerpo. Es necesario apuntar lo si-
guiente; no puedo abandonar mi cuerpo No puedo separarme de mi
cuerpo. Así, el cuerpo es para Husserl el punto cero (Carrillo, 2009).
Mi ubicación y orientación en el mundo de la vida parte del aquí, es
decir, en donde está mi cuerpo. Todo lo demás ocupa su lugar en rela-
ción a mí aquí. A partir de este punto cero, será allá, allí, más allá o más
acá. De tal manera que al mover mi cuerpo al allá, ahora es aquí. Toda
orientación en el mundo parte del punto cero, mi cuerpo. El Aquí ges-
táltico tiene su fundamento en esta reflexión de Husserl sobre el cuerpo
como punto cero.
Nuestro cuerpo es un cuerpo material, compuesto de órganos, teji-
dos, células, moléculas, átomos. Pero a diferencia de los objetos mate-
riales “inanimados”, nuestro cuerpo es materia “animada”. Es sensible,
siente. Reacciona a su entorno. No es un cuerpo objeto, sino un cuerpo
viviente (Leib).
A esta “dimensión” animada del cuerpo es lo que Husserl llama
SOMA. El cuerpo–soma es mi primer espacio de “conexión” con el
Mundo de la Vida, mediante las sensaciones. A la vez, es mi primer
espacio de expresión, pues lo que me afecta del mundo, se expresa
en el cuerpo y por medio del cuerpo. El cuerpo-soma es el espacio
donde se siente-expresa mi vida. Me clavan una aguja, siento un pin-
chazo y todo mi cuerpo-soma expresa el dolor. Esa expresión implica
el movimiento (o el no movimiento, la inmovilidad). Ante el pinchazo
puedo apartarme, golpear al portador de la aguja, o bien quedarme
quieto y aguantar el dolor. Para Husserl, el cuerpo es el órgano de la
voluntad. Es el medio por el cual actuamos en el mundo. Nuestros
deseos, nuestras ganas, se convierten en actos de nuestro cuerpo. Sin
cuerpo, no podríamos sentir-ser afectados por el mundo, y tampoco
no es algo que ocurre de un solo golpe, sino que tiene pasos, veamos
cuáles son.
Había ya mencionado la retención, pero veamos un poco más de
ella. Cuando escuchamos una canción no escuchamos sonidos aislados
o palabras sueltas. Podemos escuchar una música y captar una letra. A
esta facultad de la conciencia de captar y mantener estos fragmentos
se llama retención. Así, en lugar de escuchar puras notas aisladas pode-
mos captar una melodía. Captamos una letra, no palabras aisladas. Por
ello, decíamos en la reducción, no es la vivencia tal cual, sino como
está siendo la retención de esa vivencia.
La retención nos permite captar facetas, aspectos, lados de la vi-
vencia. Estoy situado frente a un reloj de pared, en esta vivencia, en
este lugar y este momento, solo capto parte de la carátula del reloj y el
ángulo derecho de la carcasa. Si quiero captar otra faceta del reloj,
necesito moverme. Técnicamente esa sería otra vivencia. Cada vez que
me mueva podré captar una faceta, un lado distinto del reloj. Incluso
puedo descolgarlo de la pared para captar la vista posterior. Sin embar-
go, al “observar” el reloj en mi consciencia, no veo las facetas del reloj
aislado, como un cuadro cubista, puedo captar al reloj en su totalidad.
Otra facultad de la consciencia es justo reunir de manera “organizada”
las diversas facetas retenidas. A esto Husserl le llama constitución. La
consciencia no solo “capta” sino que constituye los objetos.
A las facetas, a los lados, a lo particular de esa vivencia, Husserl les
llama objetos intuitivos. Cuando podemos captar varias facetas en con-
junto, y formar una figura con muchos lados, a eso Husserl le llama
objeto categorial, u objeto significativo. Los teóricos de la psicología de
la gestalt, a estos objetos les llamaron figuras. Los objetos categoriales,
o figuras, se forman por algo más que la pura reunión de las facetas, de
los lados. Hay un acto fundante, un acto significativo, un momento en
que las facetas quedan organizadas de cierta forma, es decir, adquieren
un sentido para nosotros. Cuando vemos los lados del reloj, no vemos
líneas, vemos un objeto que tiene sentido para nosotros, tanto sentido
que tenemos una palabra para ese objeto: reloj, todo lo demás serán
partes del reloj (Müller-Cranzotto y Müller-Cranzotto, 2009).
Los objetos se forman por una síntesis de facetas, de perfiles, lo
asombroso, lo extraordinario, como señala Pilar Fernández es “como
captamos de un solo golpe un conjunto, y luego podemos observar los
detalles. Y no al revés, primero captamos un número de detalles y con-
cluimos que se trata de un determinado objeto” (2007, p. 76). Primero
sé que veo el reloj, luego veo los detalles del reloj. Éste será el tema de
Consciencia e Intencionalidad
El ejemplo anterior nos plantea varios problemas. El primero se
refiere a la libertad y la responsabilidad. Si mis actos dependen de con-
tenidos y tendencias no conscientes (invisibles), realmente ¿puedo
Inconsciencia y atención
La intencionalidad dirige nuestros actos de consciencia y nuestra
conducta en determinada dirección. En muchos casos ocurre de mane-
ra intuitiva (automática-no reflexiva) por lo que Yo no me percato de su
existencia. No podemos captar de manera directa la intencionalidad y
las figuras en que se sustenta. Es necesario un trabajo re-flexivo. Aquí
es importante aclarar que no es re-flexivo en el sentido introspectivo,
sino que parte de un volver a ver, a partir del contexto. Y para evitar
perdernos en un juego de palabras como consciencia de la consciencia,
me parece que es momento de hablar de la atención.
No existe atención sin intencionalidad, pero no ocurre necesaria-
mente a la inversa. Por ejemplo, estoy de turista fuera de mi ciudad y
lejos de mi hotel, de pronto una serie de sensaciones me indican que es
conveniente ir al baño. Si la intensidad de las sensaciones es baja, po-
dré postergar la visita al baño y seguir disfrutando del paseo. Al aumen-
tar la intensidad, la urgencia de orinar es mayor. Pero la satisfacción de
esta sencilla necesidad esta mediada por complejos significados socia-
les y culturales que me impiden orinar en cualquier lugar. La intencio-
nalidad no sólo responde a las sensaciones, sino que se “combina” con
mis significados aprendidos. Todo esto define mi intencionalidad, y
orienta mi atención a la búsqueda de lugares que pudieran tener un
baño, no hay prioridad mayor que un baño, hay atención plena a un baño.
Por el contrario, en nuestro acontecer diario hacemos muchas cosas de
manera inconsciente, sin darnos cuenta, sin atención.
La atención no es un acto de conciencia (en el sentido de voluntad,
percepción, deseo, etc.), se trata de un modo posible de todos esos
actos de consciencia (Spadaro, 2006, p. 8). Por ello, la atención puede
“observar” a los actos de consciencia. Puedo observar que estoy leyen-
do, si me fijo, un acto de la consciencia es leer, el modo de la conscien-
cia es darme cuenta de que estoy leyendo, estoy poniendo atención al
acto de leer y lo que eso implica. Ya mencionamos que el Aquí, toma
como punto cero al cuerpo, el Ahora, tiene que ver con la atención pre-
sente a los actos de la consciencia.
Cobramos conciencia, nos percatamos, podemos ponerles aten-
ción a los significados, hasta que ciertas circunstancias nos obligan a
explicitarlo. Sé que estoy leyendo, tengo más atención a lo que hago
cuando alguien llega y me pregunta ¿Qué haces?, entonces mi atención
se dirige a mi propio actuar y puedo responder que estoy leyendo, o
puedo ampliar mi atención y decir que haciendo una lectura de la
maestría, o si mantengo mi atención un instante más puedo decir que
trabajando en mi superación personal. Otro ejemplo, cuando Sutano,
otro compañero de la oficina opina que Fulano es un pesado, que le cae
gordo y es un tipo antipático, sus comentarios me “chocan”, me hacen
reaccionar y me doy cuenta, mi atención se dirige a revisar mi opinión
(mis significados) de Fulano. O bien cuando Fulano, se marcha de mi
vida (por viaje o muerte), entonces me doy cuenta de lo “significativo”
que era para mí.
La intencionalidad lleva a nuestra atención en cierta dirección, nos
permite captar ciertos objetos del mundo (e ignoramos, por la misma
intencionalidad, otros). Sin embargo, en muchas ocasiones la propia in-
tencionalidad y los significados (objetos categoriales) que sustentan
nuestra intencionalidad, permanecen invisibles, inconscientes. Esta in-
visibilidad es otra característica de la actitud natural.
Cotidianamente más que de invisibilidad, tendemos a, decir que di-
chos significados son inconscientes. Justo aquí es necesario hacer algu-
nas aclaraciones al respecto. El psicoanálisis ha popularizado el uso de
El Inconsciente. A partir de la construcción de esa idea tendemos a
calificar de inconscientes los sucesos de los que no nos percatamos.
Veamos qué es eso de inconsciente. Para “Freud es el concepto de re-
presión lo que constituye el punto nodal de su idea de inconsciente”
(Osswald, 2009, p. 124). Para pasar del inconsciente al consciente, es
El gesto ajeno y el propio, son agentes que nos indican algo sobre
la atención del otro y la propia. No en el sentido mental, sino justo en
el sentido integral, en el sentido de una atención que se mueve confor-
me se mueven los actos de la consciencia: cuerpo-soma, consciencia,
atención en el tiempo y espacio. Si bien, este ejercicio resulta primor-
dial para los terapeutas, también debería serlo para los educadores y
en general cualquiera que trabaje con seres humanos en la línea del
desarrollo humano.
El problema de la intersubjetividad
Esto nos lleva a analizar el tema de la vida intersubjetiva, quizá uno
de los más polémicos en torno a la fenomenología trascendental. Como
puede apreciarse las implicaciones de dicho debate tienen un carácter
mayúsculo. Más allá del proyecto moral, ético y político que se perfila,
hay que considerar las implicaciones de estas ideas en relación al que-
hacer educativo, terapéutico y en general la responsabilidad que plan-
atraviesa todos los órdenes por los que están marcadas nuestras sensa-
ciones, conocimientos, acciones y expresiones (Waldenfels, 2012).
Lo extraño se da en diversas dimensiones. En ocasiones mi propio
cuerpo me resulta extraño, en otros casos puede ser otro, u otros. Cier-
tos hábitos y costumbres me son tan ajenos que me parecen extraños,
las culturas son tan incomprensibles como su historia. Y podríamos
extender la extrañeza a nuestra propia vida, la muerte se me presenta
como aquella extrañeza que trastoca todo orden, e incluso mi pasado
me parece tan lejano y extraño.
Lo extraño nos resulta tan amenazante que recurrimos a diversos
mecanismos a fin de reducir, controlar y confinar el peligro. Estas es-
trategias buscan apropiarse de lo extraño y volverlo propio, ya sea en
lo individual o en lo colectivo, Bernhard Waldenfels identifica cuatro
variantes de apropiación:
1. Variante defensiva / ofensiva: se defiende el propio colectivo con-
tra el extraño, partiendo de un nosotros exclusivo, frecuente-
mente relacionado con una locura de unidad y pureza, o se ex-
tiende la esfera propia a través de la conquista. El extraño es un
posible enemigo.
2. Variante culturalista: superación de lo extraño cultural a través
de la comprensión. Predominio de la propia tradición, costum-
bre y tradición. Defensa variada de lo propio como refugio de la
razón común, de la verdadera religión, de la civilización.
3. Variante normativa: superación de lo extraño social a través de la
igualdad. La singularidad de lo extraño amenaza con reducirse a
la simple particularidad de preferencias, intereses, prácticas.
4. Variante sistémica: neutralización de lo extraño a través de la
indiferencia. La diferenciación funcional de la sociedad contribu-
ye al debilitamiento de la pertenencia de grupo y a la generaliza-
ción de lo extraño. Si todos son extraños entonces a final de
cuentas ya nadie es extraño. (2012, p. 4)
Supongamos que las estrategias, una o más, nos resultan exitosas,
habremos contenido lo extraño, salvaguardado el orden, sin embargo
no habremos podido acercarnos a lo extraño. Cómo podemos acercar-
nos a lo extraño si no entendemos de qué se trata.
Veamos a qué se refiere la expresión accesibilidad de lo inaccesible.
“Husserl no pregunta qué es lo extraño, porque esto significaría subor-
dinarlo a un orden ontológico ya existente. Tampoco pregunta cómo
podemos conocer lo extraño, porque esto presupondría la existencia
de algo extraño. Husserl define lo extraño por medio de una forma de
La intro-patía
Las estrategias enumeradas en el apartado anterior nos ayudan a
contener la invasión de lo extraño. Pero, surge la pregunta ¿Existe algu-
na forma de acceder a lo extraño sin negar, anular, absorber, normali-
zar o desconocer lo extraño? Para Husserl la respuesta está en la intro-
patía. La etimología nos refiere a in-dentro y Phatos que posee tres
significados.
1. Se trata de una experiencia (Widerfahrnis). Es algo que me suce-
de, que me toca, corresponde, afecta, que tiene influencia sobre
mí, que me preocupa. Es algo que me importa, me gusta, me
contempla.
2. Phatos significa algo desfavorable, algo relacionado con el dolor,
pero que también permite el aprendizaje proverbial a través del
dolor (phatei, mathos).
3. Por último, Phatos designa el desborde de la pasión, que deja
tras de sí a lo habitual y a nosotros, como el Eros platónico, nos
permite “escapar de las ocupaciones humanas” (Waldenfels,
2012 p. 10)
En las definiciones destaca que el Pathos es de una u otra forma un
algo que invade, que altera lo familiar, y justo en este sentido de lo que
me invade es que Husserl inicia el estudio de la intro-patía.
La intro-patía inicia en el punto cero, es decir, el cuerpo. Por medio
de mi cuerpo viviente, de mi soma es que puedo acceder al cuerpo vi-
viente-soma de otro. Puedo captar el sentir de su vida. Si no tuviera
soma, no podría captar el soma de los demás. A diferencia de la per-
cepción de objetos in-animados que requieren la percepción (captar
información) e interpretarla, para Husserl, lo somático es una forma de
conocimiento inmediato, no tiene que pasar por la consciencia. Sin
embargo, cuando capto con mi cuerpo-soma, el cuerpo-soma de otro,
no me limito a captar el cuerpo-soma, sino que también capto al yo
implicado. En otras palabras, Yo puedo captar, vivenciar corporalmen-
te la vivencia corporal de otro yo. Era un otro extraño y puedo acceder
a él y lo puedo percibir como mi propio Yo.
Se trata de una forma incipiente-. Implica la comprensión de un cuerpo propio
como cuerpo propio de otro yo que está orientado a través de él a un mundo, tiene
10 El amor, para Husserl, es uno de los temas en que se fundamenta su ética, tema
que rebasa este trabajo, sin embargo les comparto la siguiente cita de Husserl de prin-
cipios de los años veinte, en un manuscrito inédito: “El amor, en sentido auténtico, es
uno de los problemas fundamentales de la Fenomenología y esto no sólo en la particu-
laridad e individualidad abstractas. Es un problema en sus fuentes elementales inten-
cionales así como en sus formas reveladas de la intencionalidad que se manifiesta en
las profundidades, en las alturas y en las extensiones universales de la intencionalidad”
(Crespo, 2012, p. 16)
11 En E. U. hasta junio de 2012, cerca de uno de cada cinco niños varones de se-
cundaria y uno de cada 10 de los de primaria había sido diagnosticado alguna vez con
TDAH. La industria de los fármacos del TDAH, pasó de 4.000 millones de dólares en
2007, a 9.000 millones de dólares en 2012. El uso de los fármacos se ha convertido
en un atajo popular para mejorar las calificaciones de los estudiantes. Entre los facto-
res que influyen en este incremento se encuentran tanto la publicidad positiva de los
medicamentos, la presión de los padres para que el comportamiento de su hijo cam-
bie y la coacción sobre los médicos de definir si el comportamiento de los niños es
anormal o no, en lugar de pensar primero que son síntomas propios de la infancia. El
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Resumen
En este artículo se bosqueja una descripción del Trastorno de An-
siedad Generalizada desde la perspectiva de la Terapia Gestalt,
igualmente se trazan las similitudes que dicha conceptualización
guarda con los criterios diagnósticos expuestos en el DSM y el
CIE-10, a fin de proporcionar un “mapa” diagnóstico de la estruc-
tura de la experiencia de este trastorno, sin dejar de tener presen-
te que el mapa no es el territorio y que el diagnóstico es proceso.
Palabras clave: trastorno de ansiedad generalizada, diagnóstico
gestalt, interrupciones de contacto.
El Concepto de Ansiedad
en la Terapia Gestalt
Ansiedad neurótica
Confluencia
En el caso del trastorno de ansiedad generalizada el primer meca-
nismo que aparece es la confluencia. En esta etapa, de acuerdo con
Robine (1999), el cuerpo sirve como el fondo sobre el cual se formará
la figura, es una etapa de reposo en la cual la emergencia de la gestalt
toma la forma de una sensación corporal, una percepción ambiental,
necesidad, deseo, apetito, atracción, instinto, situación inacabada que
viene a cruzar el momento presente, sin embargo, la simple emergen-
cia de una figura de contacto, aunque sea poco clara, poco definida, a
veces se revela ansiógena y al percibirse como amenazante el indivi-
duo interrumpe la formación de la figura o su comienzo mediante la
confluencia. Una de las funciones para mantener la confluencia está
relacionada con la ansiedad de la individuación y diferenciación: el ha-
cerse consciente del deseo es comprometerse en una expresión en pri-
mera persona. La confluencia, al mantener una indiferenciación entre
el organismo y el entorno, elimina cualquier posibilidad de riesgo a este
nivel. La desensibilización permite no tener conciencia de nada y no
tener nada que decir (Robine, 1999). Esta interrupción es característica
en los trastornos de ansiedad, como en el TAG o los ataques de pánico,
donde los síntomas somáticos son predominantes de manera que los
individuos son incapaces de reconocer la gestalt interrumpida y su ex-
periencia se centra en los síntomas y no saben por qué están ansiosos.
Igualmente, la confluencia como medio para interrumpir la ansie-
dad está relacionado con temores infantiles y es característica en los
trastornos de ansiedad por separación y ansiedad generalizada en niños
por el temor de la ruptura del vínculo madre-hijo, de la confluencia pri-
maria (Salonia, 2008), en este sentido L. Perls (1994) señala que la an-
siedad es la única emoción infantil que surge dentro de una situación de
confluencia cada vez que ésta se ve amenazada. La emergencia de una
figura es ruptura de la confluencia (Robine, 1999). Esto coincide con las
teorías interpersonales que tratan sobre la génesis y mantenimiento de
la ansiedad; estas teorías están basadas en la proposiciones hechas por
Bowlby, quien sugiere que los cuidadores que no proveen de una base
segura tienen la probabilidad de disminuir en el niño la autonomía, la
participación en la exploración y la autoconfianza, lo cual puede condu-
cir a un apego inseguro y a estados difusos de ansiedad.
Si bien la confluencia está relacionada con factores interpersonales
cabría la posibilidad de incluir en ésta los factores biológicos como
fondos dados que sirven como segundo plano en el que se formará la
figura. Es decir, el self en su función ello se revela desde el fondo, el
cuerpo, como una excitación orgánica ansiógena. Recientemente,
Akiskal (1998) ha sugerido clasificar al trastorno de ansiedad generali-
zada como un temperamento de tipo ansioso, enfatizando la constitu-
ción de la personalidad ansiosa más en factores biológicos que en los
cognitivos. Por tanto, en el caso del TAG es importante tener presente
que la ansiedad experimentada puede estar relacionada con la amena-
za de la ruptura de la confluencia primaria (pues este trastorno puede
ser diagnosticado en niños) o ser de tipo caracterológico.
Los mecanismos siguientes, introyección y proyección, pueden ser
catalogados bajo los modelos intrapersonales que hacen énfasis en los
factores cognitivos que mantienen el trastorno de ansiedad, como las
creencias negativas, la preocupación, la catastrofización, intolerancia a
la incertidumbre, interpretaciones negativas, etcétera.
Introyección
El segundo mecanismo corresponde a la introyección en esta etapa
del contacto la figura o deseo toma una mejor resolución y la excitación
ocupa el primer plano, el objeto es identificado y pasa a la conciencia
por medio del proceso de introyección; en esta fase es donde los intro-
yectos (los ‘tienes que’ o ‘debes de’), entendidos como productos del
proceso de introyección, se construyen para posteriormente ser pro-
yectados y alimentar las retroflexiones (Robine, 1999).
El contenido de estos introyectos generalmente está caracterizado
por las coerciones ejercidas por el entorno y que desplazan el deseo
propio, de manera que ya no puede ser reconocido como tal, gene-
Proyección
El tercer mecanismo relacionado con el TAG es la proyección. Debi-
do a que los introyectos negativos incorporados en la fase anterior no
han interrumpido plenamente la excitación generada por el deseo aún
queda energía suficiente la cual el organismo experimenta en forma de
emoción, pues implica un movimiento, es un momento especialmente
sensible, ya que la figura permuta de un polo del campo organismo/
entorno, del interior al exterior (Robine, 1999). Es en esta fase donde
los introyectos bloquean la excitación y no puede satisfacerse la nece-
sidad sino que ocurre una regulación moral o debeísta, lo cual impide
que el individuo asuma la responsabilidad de sus actos ya que escucha
la voz de otro y desplaza la responsabilidad hacia el entorno, la proyec-
ta sobre el campo, sobre otros o sobre las situaciones de manera que
surge la expectativa catastrófica.
En esta fase se podría establecer un símil, con los enfoques cogni-
tivos de la ansiedad, en donde los denominados sesgos cognitivos (in-
troyección) y atribucionales (proyecciones) que tienen lugar durante el
procesamiento de información proveniente del entorno y que generan
percepciones de amenaza, los cuales luego alimentan los pensamientos
automáticos y los esquemas relacionados con la vulnerabilidad y la
amenaza; éstos se asocian con la ruptura de la confluencia. También en
esta etapa es que surgen las expectativas catastróficas y anastróficas
relacionadas con el desempeño de los roles que generan ansiedad. La
suposición aquí es que gran parte del pensamiento maladaptativo se
debe, ya sea, a la generación de expectativas catastróficas sobre el fu-
turo que producen la ansiedad o la permanencia en recuerdos de even-
tos pasados que producen emociones que no son útiles para orientar a
la situación presente (Greenberg, Safran & Rice, 1989).
Retroflexión
Conclusión
Referencias
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Resumen
La evolución teórica y práctica que se genera al interior de las ins-
tituciones es el eje fundamental de este artículo. A lo largo del
mismo se entretejen los distintos encuentros entre las posturas
paradigmáticas. Para clarificar estas relaciones se vale de ejem-
plos y situaciones que ilustran las posibilidades y limitaciones de
las posiciones teóricas actuales dentro de la institución, con sus
implicaciones tanto para la población, como para las comunida-
des educativas. Los alcances de esta colaboración dejan abiertas
las posibilidades para continuar la reflexión y trasladarla a otros
ámbitos.
Introducción
Supuestos epistemológicos
Contacto y discriminación
La MPC comparte estas ideas de Morín, reelaborándolas para
construir un concepto de los seres humanos como sistemas vivos co-cons-
tructores de realidades estableciendo relaciones entre nuestras viven-
cias corpóreas ontogenéticas, nuestros pensamientos, nuestro grupo
socio-étnico y el contexto civilizacional en el que vivimos. Como siste-
mas, estamos intrínsecamente limitados, de modo que no podemos
aprehender la totalidad de la que somos parte, sino que nos vemos for-
zados a hacer abstracciones en ella, lo que evidentemente limita nues-
tro conocimiento de la misma; nuestro organismo no puede evitar tales
abstracciones, de hecho funciona a partir de la operación básica de
hacer distinciones (o discriminaciones) en el campo en el que vive (Se-
gal, 1994); es decir, como organismos vivos, hemos evolucionado para
reaccionar de manera discriminada ante diferentes situaciones, even-
tos o estímulos del campo. Nuestra capacidad de discriminar vivencias
en el campo está determinada por nuestra capacidad de establecer
contacto con él; a mayor capacidad de contacto mayor capacidad de
discriminación (Perls, 1982).
Dicho de otro modo, no podemos discriminar en el campo mas que
aquello con lo que tenemos contacto. Nuestros cuerpos han desarrolla-
do en el curso de la evolución sistemas sensoriales, que nos permiten
percatamos de un sinfín de variaciones en el campo, a las cuales he-
mos aprendido a atribuir significados, en función de los cuales respon-
demos diferencialmente, incrementando así nuestras posibilidades de
adaptación y supervivencia (Humphrey, 1995). En otro nivel de nuestra
evolución, nuestros recursos tecnológicos nos permiten entrar en con-
tacto mediado con eventos que no podemos captar directamente con
La complejidad bio-psico-socio-cultural
El caso de Jessi1
Hace años se presentó en la Clínica Universitaria de Salud Integral
(CUSI) Iztacala una mujer muy joven con una pequeña niña en brazos.
La niña se llamaba Jessi, tenía 4 años de edad y presentaba parálisis
cerebral de tipo fláccido en grado severo, su cuerpecito parecía un tra-
po mojado que se desmadejaba completamente en los brazos de la
mujer; era muy delgada, sus huesos parecían sólo cubiertos por la piel,
debido a la atrofia muscular que padecía, no podía pararse, ni sentarse,
ni siquiera controlaba su cabeza; sus ojos permanecían entornados ha-
cia arriba y por su cara inexpresiva parecía completamente ausente. La
mujer que la trajo era su madre y nos explicó que la niña estaba médi-
camente desahuciada, creían que no veía ni escuchaba, pues permane-
cía indiferente a los estímulos del ambiente. Los documentos médicos
que pudo proporcionar corroboraban sus palabras.
En esos años, el enfoque con que trabajábamos en la clínica era el
Análisis Experimental de la Conducta (AEC) y el método que utilizába-
mos era el Análisis Conductual Aplicado (ACA). Con el rigor metodoló-
gico que caracteriza a este enfoque, comenzamos evaluando el caso
con un inventario conductual (ABACUS) y por supuesto, confirmamos
que Jessi presentaba retardo generalizado profundo en el desarrollo,
sin embargo —y esa es una de las bondades de este enfoque— sabíamos
1 Los nombres y circunstancias del caso han sido modificados para proteger la
identidad de las personas involucradas.
La dimensión histórica
El drama de Jessi nos impulsó a buscar herramientas de trabajo en
otras disciplinas, así que de las ciencias sociales retomamos la historia
de vida. La madre de Jessi nos contó que se casó muy joven con un
trailero que además de guapo era celoso. Cada vez que su esposo llega-
ba de un viaje revisaba la casa buscando indicios para saber si su mujer
había estado con otro hombre; su celotipia era tal que llegaba incluso a
revisar los tinacos del agua para cerciorarse de que no hubiera alguien
escondido adentro, revisaba la ropa, desnudaba a la mujer y la olfatea-
ba para identificar indicios corporales de infidelidad y —por supues-
to—, la agredía verbal y físicamente.
Luego de un año de matrimonio, la señora decidió abandonarlo y
regresó a casa de sus padres, a quienes explicó su situación. Su madre
—contra todo lo que ella esperaba— le contestó que podían recibirla
sólo por unos días, pero como estaba casada, su lugar y su obligación
estaban con su marido y que tenía que volver con él. Decepcionada
por la respuesta de su madre, la señora se vio en la calle, sin dinero,
sin educación, sin trabajo; regresó a casa del marido a recoger sus co-
sas para irse de todos modos y entonces… descubrió que estaba em-
barazada.
La señora nos comentó que al saberse embarazada, sintió que el
mundo se le cerraba, si se iba sola podría trabajar y hacer algo, pero
embarazada ¿cómo?; sintiéndose en el desamparo total no tuvo más
remedio que quedarse con su esposo, entonces toda su frustración y
resentimiento los dirigió a su embarazo, al que sintió como el culpable
de su situación, de modo que durante los meses siguientes se dedicó a
hacer todo lo que sabía que no debería hacer: no comía, se golpeaba
el vientre, lavaba ropa a mano en el lavadero en vez de usar la lavado-
ra, fumaba y cargaba cosas pesadas con la esperanza de abortar …y
fracasó.
El embarazo llegó a término y Jessi nació viva, pero seriamente
afectada por todos los fallidos intentos de su madre por abortarla; tuvo
muy bajo peso al nacer y signos de hipoxia neonatal. Desde el naci-
miento los médicos le advirtieron a la madre de su condición y que
nista limita los recursos técnicos que podemos utilizar para atender
estos casos y por supuesto los alcances de nuestro quehacer. Lamenta-
blemente a veces nuestro rechazo a la diversidad teórica es más gran-
de que nuestro compromiso profesional con estas personas, haciéndo-
nos parecer más interesados en nuestra fidelidad teórica y nuestro
rigor metodológico que en servir a estas personas ofreciéndoles alguna
alternativa.
Ante la complejidad de los casos con los que trabajamos, optamos
por la apertura a la diversidad teórica, por lo que nuestra concepción de
lo psicológico se modificó de manera lenta pero inexorable a lo largo
de años de reflexión teórica y contacto directo con la gente que deman-
da nuestros servicios de educación especial y rehabilitación en la CUSI
Iztacala. Nuestra concepción de la psicología como ciencia y profesión
ahora ya no es lineal, ni reduccionista; sino compleja y multidimensio-
nal. Para nosotros lo psicológico no es reductible a una simple función
corporal como han hecho algunos autores (Lowen, 1993; Keleman,
1997); dada nuestra experiencia, podemos afirmar que un pensamien-
to, una emoción, un sentimiento o una relación no son reductibles a
simples circuitos de impulsos eléctricos en el cerebro; hacer eso es tan
ingenuo como pretender que “La piedad” de Miguel Ángel es una sim-
ple piedra, o que la “Mona Lisa” de Leonardo es una mancha de pintura
sobre un trozo de tela.
Lo psicológico no es reductible a lo biológico ni a lo social como
señalan Ribes y López (1985) en su teoría de la conducta, sin embar-
go —a más de tres décadas de esta publicación— sabemos que tam-
poco es reductible a la conducta observable. Lo psicológico abarca mu-
cho más que la conducta observable. Parodiando la metáfora freudiana
del iceberg, podríamos decir que la conducta observable es lo que so-
bresale del agua, mientras que lo psicológico incluye esta parte y lo que
está bajo la misma. Para la MPC, lo psicológico es una unitas multiplex
que integra en una unidad funcional e indivisible lo biológico y lo social
para dar lugar a una emergencia con propiedades cualitativamente dis-
tintas a las de los elementos que la integran: lo psicológico. Nuestro
concepto actual de lo psicológico lo caracteriza como un proceso diná-
mico, continuo y dialógico, en el que el comportamiento de una perso-
na (u organismo animal) es adquirido en la experiencia ontogenética
contextualizada, es decir, en la vivencia en un contexto dado, del cual
y en el cual adquiere su significado y sentido.
El grado de la alteración
Lo que denominamos retardo leve, moderado o profundo describe
cualitativamente el grado de alteración en el desarrollo de un ser huma-
no inducido en él como sistema vivo, por el ruido del entorno en donde
se encuentra. A más cantidad, intensidad y frecuencia de ruido mayor
probabilidad de alteraciones del desarrollo; e inversamente a menor
contacto con el ruido menores posibilidades de alteraciones del desa-
rrollo.
Desde nuestra perspectiva, las alteraciones del desarrollo pueden
ser vistas como el ajuste auto-eco-organizador que forzadamente reali-
za un cuerpo (sistema) vivo que se ha visto perturbado por algún ruido
ambiental. Lo que llamamos síndromes, son conjuntos de formas alte-
radas de la morfo-fisio-psicología que resultan de la re-organización del
organismo afectado por el ruido de su entorno.
Cualitativamente, estos grados de afectación se describen como:
leve, moderado y profundo. El grado leve describe personas que sólo
han sido afectadas en un aspecto muy puntual de sí mismas, como
puede ser: bajo rendimiento académico, lento aprendizaje, déficit de
atención, etc. mismos que por lo general no destruyen la identidad, ni
La dimensión psicológica
En pos de la transdisciplina
Es decir, la complejidad de un caso de alteraciones del desarrollo
visto desde la MPC, incluye el macro-contexto civilizacional, el meso
proceso psicocorporal y los micro procesos orgánicos. Desde esta pers-
pectiva, cada caso de desarrollo alterado que se presenta ante nosotros
en el consultorio o en la clínica, encarna en cada una de las personas
involucradas todo este macro-proceso histórico; de modo que la estatu-
ra del niño en quien se sospecha alguna alteración del desarrollo, está
sin duda determinada por su carga genética tanto como por sus condi-
ciones concretas de vida y las de sus ancestros. Por ejemplo, la baja
estatura que observamos en muchos niños mexicanos sobre todo si
pertenecen a alguna etnia indígena es considerablemente inferior a la
señalada por las tablas estandarizadas que se manejan en el sistema de
salud de todo el país, y esto no se debe a un solo factor sino a una serie
de ellos, como que: las tablas de peso y estatura hayan sido elaboradas
con base en una población étnicamente distinta a la del caso en cues-
tión (por lo general son elaboradas con poblaciones étnicamente distin-
tas), que transgeneracionalmente hayan padecido desnutrición crónica
por su condición de indígenas colonizados , que viven en condiciones
de pobreza —a veces extrema— que no les permiten tener una alimen-
tación adecuada en cantidad y calidad, ni tener acceso a servicios de
salud y mucho menos a programas preventivos de seguridad social (por
no ser asalariados), el escaso nivel educativo alcanzado por la falta de
oportunidades en su contexto comunitario, restringidas por las caren-
cias económicas, afectados por la violencia intrafamiliar que se asocia
con estas condiciones de pobreza en combinación con el alcoholismo y
tabaquismo de los padres, lo cual incide en el bajo peso de los niños al
nacer. Igualmente les afectan las condiciones de inseguridad social en
las que viven, todo lo cual propicia el desarrollo de cuerpos atípicos con
pautas de comportamiento alteradas, que por lo que señalamos párra-
fos antes son adaptaciones forzadas de estas personas a sus condicio-
nes de vida, pero disfuncionales en la medida que no permiten el desa-
rrollo de todo su potencial como seres humanos.
¿Está preparado para trabajar a todos estos niveles, una psicóloga o
psicólogo formado exclusivamente en una tradición teórica, llámese
conductismo, interconductismo, psicoanálisis, o histórico-cultural?
Desde nuestra perspectiva es evidente que no.
Es necesario que la psicóloga y el psicólogo en formación abando-
nen su provincialismo disciplinario e incursionen en la medida de su
Conocimiento enciclopédico
Las psicólogas y psicólogos dispuestos a afrontar el reto de asumir
y co-construir un pensamiento complejo, podemos contrarrestar las li-
mitaciones de la linealidad y fragmentariedad del pensamiento moder-
no, mediante la co-construcción de un conocimiento enciclopédico
(que no significa superficial, sino general) que rearticule a la psicología
con las otras ramas de la ciencia, y de esta manera pueda usar los sa-
beres de la biología, la medicina, la optometría, la antropología, etc.
para enriquecer tanto su visión como marco interpretativo, como sus
estrategias de trabajo en el ámbito profesional. Sin embargo, debemos
tener muy claro que no se trata de volverse “todólogas” y “todólogos
sabelotodo”, sino de asumir una actitud de apertura al intercambio res-
petuoso de experiencias y conocimientos entre las distintas ramas del
saber, dando paso a la emergencia de las transdisciplinas como la psi-
co-neuro-inmunología, la psico-oncología o la mecatrónica, por men-
cionar algunas.
Así como en la actualidad no es concebible el trabajo psicológico en
el ámbito de la educación especial sin el concurso interdisciplinario del
médico, la trabajadora social, el maestro y el pedagogo, en el futuro
inmediato no lo será sin que cada uno de estos profesionales trabaje de
manera transdisciplinaria y compleja en sus respectivos ámbitos cien-
tíficos y profesionales.
Metaobservación
Dada la complejidad de los casos que se presentan en el ámbito de
la educación especial, los psicólogos y psicólogas interesados en el de-
sarrollo de la Metapsicología Contextualizante (MPC), nos hemos visto
en la necesidad teórica y aplicada, de rebasar las fronteras de nuestra
disciplina retomando herramientas de otras ramas del saber (transdis-
ciplina) para hacer un examen autocrítico de la psicología como ciencia
y profesión en el contexto de la civilización de la que formamos parte, y
así poder observar y comprender su estructura ortogonal (lo no visible),
lo cual hicimos con un procedimiento que inicialmente llamamos “me-
taobservación”.
La metaobservación es un término polémico que ha resultado pro-
blemático a más de un colega por su carácter polisémico, sin embargo
de bastante utilidad cuando se vencen las resistencias paradigmáticas
y comprendemos que metaobservar consiste simplemente en hacer
una observación de una observación. En principio, metaobservar para
nosotros significó observar cuidadosamente el contexto en el que se
presentan los eventos, procesos y fenómenos psicológicos; sin embar-
go, conforme fuimos desarrollando esta habilidad sentimos la necesi-
dad de observar la manera en que hacíamos nuestras propias observa-
ciones de lo que observamos en el ámbito de la educación especial.
Con base en tales observaciones en el claustro de Metapsicología Con-
textualizante creamos una serie de modelos y conceptos, de los cuales
en este texto nos enfocaremos en uno que nos parece de particular
importancia: la estrategia metodológica.
Estrategia: contextualización
Con base en una estrategia básica, que denominamos “contextuali-
za-acción”, nos hemos aproximado a los casos de alteraciones del de-
sarrollo con el enfoque complejo de la MPC, pasando de la contextuali-
zación del caso a las acciones que responden a las exigencias de dicho
contexto; es decir nuestra estrategia consiste en contextualizar las ne-
cesidades de educación especial del caso y actuar congruentemente
para satisfacerlas de la mejor manera con los elementos presentes en
el mismo contexto.
Por supuesto, un enfoque complejo del ámbito de la educación es-
pecial, requiere una estrategia metodológica compleja; sin embargo de-
bemos recordar que complejo no significa complicado, sino entrelaza-
do. Lo que en este ámbito se encuentra entrelazado es el desarrollo de
las personas con el contexto cambiante en el que viven; ahora bien es
preciso subrayar que el desarrollo de una persona no es para nada sim-
ple, es un proceso multidimensional complejo en el que —como ya se
ha señalado—, se entrelazan procesos físico-químicos, biológicos, eco-
lógicos, psicológicos, socio-culturales y civilizacionales, de ahí que sea
tan importante aprender a observarlo sin extraviarse en sus vericuetos.
Desde el punto de vista de la MPC, la estrategia metodológica que
adoptamos para esto, depende de las relaciones que podamos observar
y metaobservar entre las personas que integran el caso de educación
especial que estamos atendiendo y el contexto en el que se presenta.
Por tanto esta estrategia metodológica, debe ser ajustada in situ en fun-
ción de las características que observamos en tal contexto, en el cual
discurren simultáneamente micro, meso y macro procesos que se en-
carnan y personifican, es decir se manifiestan como personas vivas
ante nuestra mirada, cuyas vivencias en estricto sentido están entrete-
jidas con procesos histórico sociales, de los cuales su comportamiento
psicológico no puede ser abstraído. El contexto es imprescindible para
comprender el sentido y significado de tales procesos involucrados en
las alteraciones del desarrollo, tanto para las mismas personas que los
viven, como para la psicóloga o psicólogo que los observa.
Cómo observar
La manera en que la psicóloga o el psicólogo hace su observación,
determina lo que puede observar y el significado que le otorga a lo ob-
servado. En consecuencia, el psicólogo debe aprender a observar des-
prejuiciadamente hasta donde le sea posible; esto quiere decir, simple-
mente observar sin hacer juicios o interpretaciones de lo que observa
en la persona que se hace presente frente a él; de modo que si esta
persona, por ejemplo, huele a sudor, no ha de ceder a la tentación de
calificarla como sucia o mugrosa. Del mismo modo, debe abstenerse
de imaginar que esta persona ha trabajado físicamente y no ha tenido
tiempo de asearse, lo cual justificaría su olor. En ambos casos el psicó-
logo debe ponerse en contacto directo o referencial con el contexto de
la persona para comprender el significado del olor que está percibien-
do, en vez de suponerlo o inventarlo. En todo caso puede preguntar a
la persona para salir de dudas, pero teniendo cuidado de no inducir su
respuesta, ni de ofenderla, pues además de dañar la relación profesio-
nal, puede avergonzar a la persona, lastimar su autoestima e inducirla
a justificarse o mentir, lo cual daría información falsa al psicólogo,
quien en consecuencia, asignaría significados equívocos y emprende-
ría acciones erróneas.
En nuestra propuesta, psicólogos y psicólogas han de aprender a
limitarse simplemente a observar que la persona huele a sudor; lo cual
puede hacer fácilmente si cuando observa a la persona se permite ob-
servar igualmente lo que le está sucediendo a él o ella al momento de
observar, por ejemplo: “esta mujer huele a sudor y eso me desagrada,
estoy pensando que está sucia y estoy asumiendo que es una persona
sucia, de lo cual no puedo estar seguro ahora, pues aunque en este mo-
mento huele a sudor, no sé si es habitual en ella y tampoco conozco las
circunstancias por las cuales huele así, ¿me pregunto por qué le doy
tanta importancia a este olor corporal?”. Con esta operación, quizá el
psicólogo descubra los prejuicios educativos que ha introyectado en
torno a los olores corporales o bien lo que leyó en alguna parte acerca
de que el olor corporal es indicativo de alguna enfermedad, que en este
momento se encuentra tratando de diagnosticar en vez de simplemen-
te observar desprejuiciadamente.
Qué observar
En el punto anterior hemos subrayado la actitud desprejuiciada y
sin prisa del psicólogo que observa; en este segundo aspecto señalare-
mos a qué observar en el inagotable fondo sobre el que se destaca la
figura de la persona que tiene enfrente, pues sin una orientación ade-
cuada puede perderse en un océano de datos o detalles sin importan-
cia. Por ejemplo: puede enfocar su atención en que la blusa de la per-
sona que habla es color rosa, que tiene seis botones transparentes, las
mangas con holanes, que de la manga derecha cuelga una pequeña
hebra de hilo de la tela, etc. A pesar de que notar esta serie de detalles
evidencia una observación aguda y penetrante, difícilmente su conteni-
do nos ayudaría a comprender por qué esta persona se siente triste y
mucho menos nos serviría para elaborar una estrategia que nos indi-
que claramente lo que tenemos que hacer para atender su demanda al
respecto.
Una forma de facilitar al psicólogo la operación de discriminar en el
mar de datos que se ofrece a su mirada qué es lo que ha de observar,
es tener presente y enunciar lo más clara y concretamente posible cuál
es el motivo por el que esta persona solicita sus servicios, es decir el
tema de lo que está refiriendo con palabras, vinculándolo con el con-
texto que nos ofrece con todo su ser y que le permite comunicarnos el
significado de lo que dice y también lo que calla, pues a veces el silen-
cio es más elocuente que el grito.
Por ejemplo, si la persona nos habla de sentirse triste, su voz se
escucha débil, llora mientras habla o se le humedecen los ojos, nos dice
que ha perdido el interés en la vida y su vestimenta luce arrugada, desali-
ñada y su cuerpo huele a sudor, entonces observamos la congruencia
entre su discurso, su cuerpo y su aspecto, con base en lo cual podemos
enunciar el tema como: tristeza, depresión, o algo en este sentido.
Sin embargo, también podemos toparnos con la incongruencia, por-
que puede suceder que la persona nos diga que se siente triste, pero se
ríe mientras lo hace o dice haber perdido el interés en la vida, pero
presentarse impecablemente vestida y con boletos para un concierto.
La empatía
La capacidad de empatizar, es una herramienta indispensable para
captar el tema y el significado de lo que expresa la persona que se plan-
ta ante nosotros. Nótese que hemos preferido utilizar la palabra “expre-
sa” en vez de “dice”, pues es bastante común que en la consulta psico-
lógica las personas de entrada eviten hablar de lo que realmente les
empuja a buscar a un psicólogo, por lo que ocupan el tiempo en hablar
de otras cosas, lo que en el enfoque gestáltico se llama deflexión; cuya
función es desviar la atención de algo que se percibe como amenazan-
te o riesgoso hacia algo más amable o seguro.
En todo caso, es importante que la psicóloga o el psicólogo sepa
manejar las deflexiones que puede presentar una persona en la consul-
ta y resistirse a la tentación de exhibirlas al propio cliente (o mental-
mente ante sí mismo), lo cual puede ser —en el fondo—, una forma de
autocomplacencia sádica y egocéntrica de sentirse “superior” a su
cliente, a quien ha “cachado” tratando de engañarlo y en consecuencia,
se sienta con el derecho o con la obligación de castigarlo, evidenciando
gers en este sentido es correcto, y que si hay algo que sea indispensable
desarrollar en las psicólogas y los psicólogos mexicanos en formación,
son precisamente estas actitudes.
La MPC plantea que el humanismo de Rogers está limitado por su
antropocentrismo, de modo que es necesario que el trabajo de los psi-
cólogos no se limite exclusivamente a procurar el bienestar de los seres
humanos, sino que debe considerar a todos los seres vivos como parte
importante de su trabajo; entre estos seres, los humanos somos una
parte y no el centro o la cúspide. La vida debe ocupar su lugar como la
base, centro y objetivo de nuestro quehacer como psicólogas y psicólo-
gos, no hacerlo significa seguir siendo cómplices del antropocentrismo
depredador que está destruyendo de manera irracional el ecosistema
planetario, amenazando nuestra vida y la de todos los seres vivos en
el planeta. Esta no es una pretensión de moda con tintes ecologistas
sino una necesidad que no puede ser soslayada por ninguna postura
teórica. Las formas de trabajo estratégico que permiten la operativiza-
ción de la serie de elementos que hemos propuesto hasta aquí, exige
seguir trabajando simultáneamente en la deconstrucción de las estruc-
turas del pensamiento fragmentador, simplificador, reductor y unidi-
mensional; y en la co-construcción de la estrategia metodológica aplica-
da al ámbito de la educación especial, con las características básicas
que hemos enunciado hasta el momento: compleja, articulada con
otras ramas del saber, multidimensional y transdisciplinaria.
Conclusión
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Resumen
La adicción de un integrante de la familia, es leída en este artículo
desde la propuesta de la Terapia Gestalt. Se abordan los procesos y
aspectos susceptibles para hacer un abordaje teórico y de trabajo. A
lo largo de estas reflexiones se subrayan elementos del conjunto
familiar que forman parte de esta situación y sus respectivas ex-
periencias alrededor de la vivencia de las adicciones.
Palabras clave: Pareja, adicción, ajuste creativo, límites, sínto-
mas, figuras significativas, apoyos.
Introducción
blo sobre los factores que pueden facilitar una adicción ni de otorgar un
método que garantice que no suceda, sino solamente poner en el papel
algunas de las herramientas que me han facilitado apoyar el proceso
terapéutico de la pareja en esta situación; hablar de las emociones más
presentes y las formas de control y manipulación de los miembros in-
volucrados, así como las interrupciones en el ciclo de la experiencia.
Lo que a continuación escribo es tomado del entendimiento de la
Terapia Gestalt y, estudios de psicopatología y también desde el estu-
dio del Programa de Doce Pasos de AA y NA, trabajo con grupos y va-
rios libros sobre adicciones y codependencia. Es un conjunto de ideas,
reflexiones y retroalimentaciones que me son útiles y he ido incorpo-
rando a mi práctica profesional.
El descubrimiento de la adicción,
¿un duelo o un juego?
Conclusiones
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Dejando huella
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Introducción
Responsabilizar al estudiante
El modelaje
Conflicto
Horizonte Ético
Conclusiones