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Secreción pancreática

Las secreciones procedentes del páncreas son cuantitativamente las mayores


contribuyentes de la digestión enzimática de la comida.
El páncreas también proporciona importantes productos de secreción adicionales que son
vitales para la función digestiva normal. Estos productos comprenden sustancias que
regulan la función o la secreción (o ambas) de otros productos pancreáticos, así como agua
e iones bicarbonato. Estos últimos están implicados en la neutralización del ácido gástrico,
de forma que la luz del intestino delgado tenga un pH próximo a 7,0. Esto es importante,
porque las enzimas pancreáticas se inactivan con niveles elevados de acidez, y también
porque la neutralización del ácido gástrico reduce la posibilidad de que la mucosa del
intestino delgado resulte lesionada por dicho ácido actuando en combinación con la
pepsina. De forma cuantitativa, el páncreas es el mayor contribuyente al aporte de los
iones bicarbonato necesarios para neutralizar la carga de ácido gástrico, aunque los
conductillos pancreáticos y las células epiteliales duodenales por sí mismos también
contribuyen a ello.
Al igual que las glándulas salivales, el páncreas tiene una estructura que consta de
conductos y acinos. Las células acinares pancreáticas tapizan los fondos de saco de un
sistema de conductillos que se ramifican y que, finalmente, drenan en el conducto
pancreático principal y desde éste al intestino delgado bajo control del esfínter de Oddi.

También de forma similar a las glándulas


salivales, en los acinos surge una
secreción primaria y después, se modifica
según va atravesando los conductos
pancreáticos.
En general, las células acinares aportan
los componentes orgánicos de la
secreción pancreática en una secreción
primaria cuya composición iónica es
comparable a la del plasma, mientras que
los conductos la diluyen y la alcalinizan
mediante la reabsorción de iones cloruro
(ver 29-2).

Muchas de las enzimas digestivas


producidas por el páncreas,
especialmente las enzimas proteolíticas,
se fabrican como precursores inactivos.
El almacenamiento en estas formas
inactivas parece ser extremadamente
importante para evitar que el páncreas se
digiera a sí mismo.
Productos de las células acinares pancreáticas:
Precursores de las proteasas
● Tripsinógeno
● Quimiotripsinógeno
● Proelastasa
● Procarboxipeptidasa A
● Procarboxipeptidasa B
Enzimas que digieren almidón
● Amilasa
Enzimas o precursores que digieren lípidos
● Lipasa
● Esterasa inespecífica
● Fosfolipasa A2
Nucleasas
● Desoxirribonucleasa
● Ribonucleasa
Factores reguladores
● Procolipasa
● Inhibidores de la tripsina
● Péptido monitor

Características y control de la secreción de los conductillos


Los conductos pancreáticos se pueden considerar como los efectores de un sistema
regulador del pH diseñado para responder al ácido luminal en el intestino delgado y
segregar sólo el bicarbonato suficiente para restablecer el pH hasta la normalidad.
Esta función reguladora también
requiere mecanismos para
detectar el pH luminal y
transmitirlo al páncreas, así
como a otros epitelios (p. ej., los
conductillos
biliares y el epitelio duodenal en
sí) capaces de secretar
bicarbonato.

El mecanismo detector del pH


está imbricado en unas células
endocrinas especializadas que
se localizan en el epitelio del intestino delgado y que se conocen como células S. Cuando el
pH luminal disminuye aproximadamente a 4,5, las células S desencadenan la liberación de
secretina, presumiblemente en respuesta a los protones. Los elementos de este ciclo
regulador constituyen un sistema autolimitado. Por tanto, conforme la secretina promueve la
secreción de bicarbonato, el pH en la luz del intestino delgado aumentará, y terminará la
señal para la liberación de secretina por parte de las células S. En las células, la secretina
estimula directamente las células epiteliales para que segreguen iones bicarbonato a la luz
del conductillo, con la consiguiente salida de agua a través de la vía paracelular para
mantener el equilibrio osmótico.
La secretina aumenta el AMPc en las células de los conductillos y, por tanto, se abren los
canales CFTR del Cl- (ver 29-4) y causan un flujo de salida de Cl- a la luz del conducto.

Esto estimula de forma secundaria la actividad de un sistema de antiporte adyacente que


intercambia los iones cloruro por bicarbonato. También existen datos de aparición reciente
de que el CFTR en sí mismo pueda ser permeable hasta cierto punto a los iones
bicarbonato una vez abierto. En cualquier caso, el proceso de secreción de bicarbonato
depende del CFTR, lo cual proporciona una explicación de los defectos en la función
pancreática que se encuentran en la fibrosis quística, en la que existe una mutación en el
CFTR. El bicarbonato necesario para este proceso secretor procede de dos fuentes. Una
parte se capta a través de la membrana basolateral de las células epiteliales de los
conductillos mediante el simporte NBC-1. Recordando que el proceso de la secreción del
ácido gástrico produce un aumento de los iones bicarbonato circulantes, lo cual puede servir
como fuente de bicarbonato para ser segregado por el páncreas. Sin embargo, el
bicarbonato también puede generarse en el interior de la célula mediante la actividad de la
enzima anhidrasa carbónica. El efecto neto es el desplazamiento de HCO3- hacia la luz y,
por tanto, el aumento del pH y el volumen de la secreción pancreática.

Características y control de la secreción acinar


A diferencia de los conductillos pancreáticos, en los que la secretina es el agonista
fisiológico más importante, la CCK desempeña la función predominante en las células
acinares. Por tanto, es importante comprender cómo se controla la liberación de CCK
durante la fase del intestino delgado como respuesta a una comida.
La CCK es el producto de las células I, que también se localizan en el epitelio del intestino
delgado. Estas células enteroendocrinas clásicas liberan CCK al espacio intersticial cuando
existen componentes alimentarios específicos en la luz, especialmente ácidos grasos libres
y determinados aminoácidos. La liberación de CCK por parte de las células I puede
producirse como consecuencia de una interacción directa de ácidos grasos libres o
aminoácidos, o ambos, específicamente con las células I en sí mismas. La liberación de
CCK también está regulada por dos factores liberadores de acción luminal que pueden
estimular la célula I.
El primero de ellos, denominado factor (o péptido) liberador de CCK, lo segregan las células
paracrinas del epitelio hacia la luz del intestino delgado, probablemente como respuesta a
los productos de la digestión de grasas o proteínas (o ambas).
El segundo factor liberador, igualmente un péptido, se denomina péptido monitor y lo liberan
las células acinares pancreáticas a la secreción pancreática. Tanto el factor liberador de
CCK como el péptido monitor también pueden liberarse como respuesta al estímulo
nervioso, lo cual con gran probabilidad es especialmente importante para iniciar la secreción
pancreática durante las fases cefálica y gástrica, de forma que se prepara el sistema para
digerir la comida tan pronto entre en el intestino delgado.
La función principal de
estos factores liberadores
de péptidos parece ser
ajustar la liberación
de CCK, así como la
consiguiente disponibilidad
de enzimas pancreáticas, a
la necesidad de estas
enzimas para digerir la
comida en la luz del
intestino delgado.
Debido a que los factores
liberadores son péptidos,
serán objeto de
degradación proteolítica por
las enzimas, como la
tripsina pancreática,
exactamente de la misma
manera que la proteína de
la dieta. Sin embargo,
cuando se ingiere la
proteína de la dieta, está
presente en la luz en
cantidades muy superiores
a los factores liberadores y,
por tanto, «compite» con
ellos por la degradación
proteolítica.
El efecto neto es que los factores liberadores serán protegidos de la destrucción mientras la
comida está en el intestino delgado y, por tanto, están disponibles para continuar
estimulando la liberación de CCK por parte de las células I. Sin embargo, una vez que la
comida ha sido digerida y absorbida, los factores liberadores se degradan y se elimina la
señal de la liberación de CCK.
La CCK promueve la secreción de las células acinares pancreáticas por dos vías. En primer
lugar, es una hormona clásica que es transportada por la circulación sanguínea para
encontrar receptores CCK1 de las células acinares. Sin embargo, la CCK también estimula
las vías nerviosas reflejas que actúan sobre el páncreas. Las terminaciones nerviosas
vagales aferentes en la pared del intestino delgado responden a la CCK debido a su
expresión de receptores CCK1.
Según se ha descrito previamente, por el efecto de la CCK sobre el vaciamiento gástrico, la
unión de la CCK activa un reflejo vasovagal que puede potenciar aún más la secreción de
las células acinares mediante la activación de neuronas entéricas pancreáticas y la
liberación de varios neurotransmisores, como la acetilcolina, el péptido liberador de gastrina
y el polipéptido vasoactivo intestinal (VIP).
Los productos de secreción de las células acinares pancreáticas se hallan en su mayoría
presintetizados y almacenados en gránulos que se agrupan cerca del polo apical de las
células acinares.

Los estímulos más potentes de la secreción de las células acinares, como la CCK misma, la
acetilcolina y el péptido liberador de gastrina, actúan movilizando el Ca++ intracelular. La
estimulación de las células acinares produce una fosforilación de varias proteínas
reguladoras y estructurales del citosol celular que sirven para desplazar los gránulos más
cerca de la membrana apical, donde puede producirse la fusión de las membranas de los
gránulos y la membrana plasmática.
El contenido del gránulo es, por tanto, eliminado a la luz acinar y, posteriormente, eliminado
hacia la salida del páncreas por un exudado plasmático que atraviesa las uniones estrechas
que conectan las células acinares entre sí y, finalmente, por las secreciones de los
conductillos. En el intervalo entre comidas, por el contrario, los componentes del gránulo
son resintetizados por las células acinares y después se almacenan hasta que son
necesarios para digerir la siguiente comida. Las señales que median la resíntesis de
gránulos son menos conocidas, pero ésta podría estimularse por los mismos agonistas que
promueven la respuesta secretora inicial.

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