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Sistema Político
Durante la Plandemia ha quedado claro que los partidos políticos acaban
siendo deudores de aquellos que les prestan el dinero para sus campañas
(los bancos) y por ello todos acaban teniendo el mismo discurso; es decir, la
defensa de los planes que la élite perversa tiene para la Humanidad, sin
permitir la disidencia ni la elección de acuerdo a la propia conciencia. Es por
ello que el sistema de partidos políticos ha de desaparecer y ser reemplazado
por otro en el que la ciudadanía elija a personas individuales, no partidos; que
luego se puedan agrupar entre ellas una vez elegidas será cuestión suya,
pero hay que elegir a seres individuales, no a entidades colectivas, que
anulan la libertad de conciencia de los supuestos líderes de la sociedad. Las
personas con ideas y capacidad para tomar buenas decisiones y justas se
deben dar a conocer por las redes sociales, y la selección natural del público
deberá aupar a aquellos más capacitados. También sería muy conveniente
que los verdaderos líderes de la sociedad (por su integridad e inteligencia)
sean mimados con esmero desde su edad escolar, para que no se pierdan:
hay que valorar la inteligencia y la honradez en lugar de despreciarla, como
actualmente hace el sistema educativo.
Otro elemento más debe generar la purificación del sistema político: la
supresión de los centros de poder que han articulado esta Conspiración,
particularmente la masonería, verdadero motor de los cambios orquestados
conocidos como “Nuevo Orden Mundial”. Se debe prohibir que un
representante público rinda obediencia a ninguna institución ni organización
con unos objetivos propios, distintos del bien de la Humanidad. La razón es
obvia: si su lealtad está comprometida, ya no servirá a los intereses del
pueblo sino a los de esa élite perversa.
En paralelo a estas medidas, se realizará una profunda investigación sobre la
psique de las personas que diseñaron, ejecutaron y colaboraron con los
planes del Nuevo Orden Mundial, con el fin de averiguar cómo el Ser Humano
puede llegar a semejante nivel de depravación.
Sistema judicial
Los jueces de los Altos Tribunales también tienen que ser seleccionados por
la ciudadanía, para evitar que sean los propios masones los que coloquen a
sus hermanos de fe en posiciones de máxima responsabilidad sobre la
Justicia. Se ha comprobado que no basta con haber memorizado leyes para
ser un buen juez sino que hay que demostrar una honradez, decencia y buen
juicio que una buena parte de los jueces actuales han probado no tener. Los
jueces han de ser las personas que a lo largo de su vida hayan demostrado
ser las más justas e incorruptibles de entre toda la sociedad. Evidentemente,
es imposible que conozcamos a cada uno de los jueces que impartirán
justicia (a menos que sean jueces locales, es decir, emanados de una
comunidad) pero, como poco, sí deberíamos poder elegir a los jueces de los
Altos Tribunales porque se deberán haber significado durante el ejercicio de
su profesión y, por tanto, la sociedad en Red debería ser capaz de discriminar
los buenos de los corruptos, por mentirosos y cobardes.
Salud
La Plandemia ha evidenciado la podredumbre moral en la que ha caído la
profesión médica, sobornada por la industria farmacéutica y enclaustrada en
unos colegios profesionales que constriñen su libertad de diagnóstico y su
propio código deontológico.
Lo primero y fundamental: el Estado debe dejar de insmiscuirse en cuestiones
del ámbito médico y ha de ser en el diálogo abierto y sin censura entre los
profesionales donde se diriman las diferencias de criterio y, siempre,
respetando que el paciente decida qué tipo de terapia quiere recibir. Se deben
eliminar los protocolos médicos establecidos por la industria farmacéutica
para que sea la comunidad médica la que, mediante su propia praxis,
comparta, en una suerte de foros activos, las mejores terapias y posologías
para cada problema. Es decir: la praxis médica se debe descentralizar y, en
lugar de eso, adoptar una estructura de Red, en la que se compartan
diagnósticos y terapias directamente entre los propios médicos. Será la propia
dinámica de la Red la que elevará el prestigio de los mejores médicos en
cada una de las áreas y no las compradas revistas médicas y mucho menos
la industria farmacéutica, interesada en cronificar los problemas.
La medicina de la vibración y cuántica, no invasiva y que ayuda al cuerpo a
regenerarse, en lugar de cronificar, ha de ser el motor de esta regeneración
física, que deberá estar ligada a la mental, pues el Ser Humano ha de ser
reintegrado a lo que es: cuerpo y alma armoniosamente engarzados. El
modelo de medicina especializada ha de ser reemplazado por la medicina
holística e integrativa entre los métodos alternativos eficaces y los que tienen
en cuenta el proceso mental y espiritual que llevó al individuo a contraer esa
enfermedad.
Como en el resto de las profesiones, ha de ser el prestigio adquirido por los
profesionales a lo largo del ejercicio de su trabajo lo que gane su respeto.
Ninguna organización al servicio de los intereses de la industria farmacéutica
debe volver a dirigir sus pasos.
Salud mental
Es preciso desarmar urgentemente la industria que se ha montado en torno a
las enfermedades mentales y, como primera medida, abolir el código DSM de
enfermedades mentales, tratando estos desequilibrios como lo que son:
heridas del alma, que se traducen en diferentes comportamientos extraños o
inadaptados, que alejan a quien lo padece del resto de la comunidad. Lo
segundo que hay que hacer es dejar de dañar la naturaleza humana
mediante la ideología de género, que pasará a estar perseguida como un
“acto terrorista” contra la dignidad humana. Se debe prohibir inmediatamente
la promoción de esa ideología y detener la financiación para su propaganda,
empleando esos fondos en promover el amor entre el hombre y la mujer, la
familia y en defender la idiosincrasia de cada uno de los sexos. De esa
manera, se acabará la presión que se ejerce sobre la naturaleza humana y
uno de los grandes pesos que atenaza al alma humana empezará a aliviarse.
Tanto la publicidad, como el cine y la televisión han de ser purgados de
mensajes subliminales y argumentos perversos, incentivando la cultura que
potencia los buenos modelos humanos y la elevación de la conciencia, en
lugar de lo contrario, que es lo que se lleva haciendo desde comienzos del
siglo XX. Sanando la cultura de masas y, sobre todo, recuperando la
comunicación y las relaciones humanas, mejorarán en un 70% todos los
problemas mentales, ipso facto.
Universidad y Educación
“Los hijos son del Estado”: esta cruel realidad es a donde ha llegado el
momento de esclavitud de la humanidad que vivimos en el 2022. Esto se
tiene que revertir de la manera más lógica y de sentido común: los hijos son
de los padres, es a sus progenitores a quienes corresponde educar a los
niños, y de ninguna manera las autoridades se han de meter en los códigos
morales con los que educan a sus hijos, salvo que esas enseñanzas pongan
en riesgo las vidas de los demás. El estado no puede estar por encima de los
padres a la hora de educar a los hijos.
Una vez abolida la ideología de género y reconectando al ser humano con su
alma, hay que explicar al joven la verdadera historia del ser humano y el
porqué de todos los problemas sufridos, que ahora conocemos, para que no
se vuelvan a repetir. Hay que enseñarle los fundamentos básicos de la salud
para que sea él mismo quien se ocupe de mantenerse sano, y el
funcionamiento de la naturaleza, recordándole que él es parte de ella, para
que nunca más le vuelvan a robotizar ni esclavizar.
El respeto de la Naturaleza comienza por el respeto a la naturaleza humana.
La abolición de la paranoia del cambio climático de origen humano irá
aparejada con la inmediata supresión de las técnicas para modificar el clima y
la consecuente suspensión de la moda de poner nombre a las tormentas,
borrascas, ciclones, olas de frío y huracanes. Aquel que incite al pánico a
través de los accidentes meteorológicos normales será castigado
severamente.
En el ámbito de la Universidad, se ha de volver a conectar el conocimiento
emanado de las diferentes áreas del saber que se separaron de la filosofía
primordial y perenne, primando la conexión y la interrelación entre las
diferentes disciplinas por encima de la superespecialización y dejando libertad
al profesor para que imparta sus conocimientos. Será la elección de los
propios alumnos lo que impulse a una determinada corriente, y no los
sindicatos que actualmente gobiernan en la Universidad.
Costumbres y tradiciones
Igual que el animal, el ser humano tiene sus costumbres, y las costumbres
son los comportamientos que, por la ley del ensayo-error, permanecen, en
una suerte de selección natural, pero del ámbito de la cultura. Algunas de
esas costumbres ritualizadas se convierten en tradiciones.
Si pedimos respeto para el mundo animal, con más razón hemos de respetar
el mundo humano porque, igual que los animales se pierden sin sus
costumbres, el ser humano se pierde sin las suyas, pues no encuentra
referentes para su comportamiento cuando está creciendo y acaba copiando
los que ve en las películas y en la televisión, manipuladas, obviamente. El
mejor ejemplo de esto es la catastrófica degradación de las relaciones
hombre-mujer, y el ritual del cortejo tradicional frente a la denigrante dictadura
del reggaeton.
De principio, hay que exigir, como mínimo, el mismo respeto a la cultura
cristiana que a las culturas indígenas, en todos los países cuyas tradiciones e
instituciones emanan de esta cultura.
La justicia ha de emanar de la costumbre y no crear normas y regulaciones
para problemas que el propio sistema crea. La conexión de la Justicia con la
costumbre (sana) es la manera de impedir que reine la injusticia y que se
esclavice al ser humano mediante una sobreabundancia de normativas,
generadas a partir de la ingeniería social, y que impiden el normal desarrollo
de la economía humana, que genera bienestar y dignidad humana.
Toda ley aprobada mediante ingeniería social, es decir, originada mediante la
creación de un problema para poder modificar la percepción de la sociedad y
generar así una costumbre sintética, artificial, ha de ser derogada
inmediatamente, como parte de la recuperación de la naturaleza humana.
Esto requerirá, por supuesto, una investigación previa, no demasiado difícil,
de los planes ya no tan secretos del Nuevo Orden Mundial y de la censura
que aplicaron los medios de comunicación para conseguir la implantación de
leyes contra la dignidad humana y la ley natural.
La soberanía del Ser Humano sobre su propia vida ha de ser uno de los
principios sobre los que se asiente esta rehumanización de la sociedad, que
pasa por el respeto al ámbito privado e íntimo a todos los niveles, incluido el
de las telecomunicaciones, y que penalice el espionaje de las actividades de
los seres humanos El ejemplo de la Plandemia, en la que se llegó a implantar
un carnet que impedía hacer cosas si no se había inyectado un veneno, ha de
convertirse en un boomerang para reivindicar la dignidad humana y limitar el
papel de la tecnología en nuestras vidas, rehumanizando, por ejemplo, el
trato al cliente de las empresas, eliminando los robots.
¿Cómo volver al respeto a la libertad y la intimidad? ¿Cómo resolverlo? Una
vez que se ha abierto la caja de Pandora, es difícil dar marcha atrás en la
conexión a través de las redes sociales que ha proporcionado tantos datos
sobre nuestras vidas a las grandes empresas tecnológicas y que condicionan,
entre otras cosas, nuestro comportamiento a la hora de comprar.
Un sencillo principio puede resolver esta difícil cuestión: la tecnología está al
servicio de los seres humanos, y no viceversa. Cualquier comportamiento
oficial que repercuta en la degradación del ser humano en beneficio de la
robotización y el control ha de ser detenido e investigado para determinar si
sus beneficios superan a los perjuicios acarreados a la dignidad humana. (Lo
cual provocará enconados debates, sin duda).