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Parte I
“no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte casi con las lágrimas en los ojos,
como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo
vieres (…), puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te
calumnien por el mal ni te premien por el bien que dijeres della” (Cervantes, 2013, p. 7)
“¡Válame Dios, y con cuánta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre o quier
plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del
segundo Don Quijote, digo, de aquel que dicen que se engendró en Tordesillas y nació en
Tarragona!” (Cervantes, 2013, p. 292)
Cervantes acerca al lector a la obra haciendo referencia a acontecimientos que escapan al
espacio narrativo de su Quijote como lo es la creación de una segunda parte del Quijote por
Avellaneda, planteando la polémica de la existencia de un Quijote que no era propio de su
pluma e inventiva.
le dije que pensaba en el prólogo que había de hacer a la historia de don Quijote, y que
me tenía de suerte que ni quería hacerle, ni menos sacar a luz las hazañas de tan noble
caballero (Cervantes, 2013, p. 8).
Se plantea un prólogo narrativo ficticio donde platica entre el lector y un amigo que
inventa como personalidad desdoblada del mismo Cervantes. Se configura la historia del
Quijote como la historia de un noble caballero, pero que no sabe cómo comenzar ni
prolongar, a lo que el amigo mencionado le intenta convencer de llevar a cabo la encomienda
de difundir las hazañas del Quijote. Le dice que puede prolongar y escribir sonetos y
dedicatorias incluso ficticias, poniendo en juicio la erudición misma de la novela que hasta el
momento había tenido un esquema más bien reiterativo:
porque, ya que os averigüen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escribistes
(Cervantes, 2013, p. 8).
Y no le digas más, ni yo quiero decirte más a ti, sino advertirte que consideres que esta
segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artífice y del mesmo paño
que la primera, y que en ella te doy a don Quijote dilatado, y finalmente muerto y sepultado,
porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios (Cervantes, 2013, p. 293).
Sólo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato del prólogo, ni de la innumerabilidad
y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros
suelen ponerse (Cervantes, 2013, p. 7).
Algo que es transversal en todos los capítulos es esta sátira de la novela de caballería. El
Quijote de la Mancha se plantea como una novela de caballería donde el protagonista,
alentado por la lectura del Amadís de Gaula y otros tantos, decide salir al mundo armándose
caballero junto a Sancho Panza y Rocinante, su “corcel”, donde en nombre de su señora,
Dulcinea del Toboso, realiza proezas para enaltecerla. Pero la sátira es evidente cuando se
nos habla de la figura escuálida del Quijote, del caballo demacrado, y de la pésima calidad
de las armas y armaduras que el caballero andante lleva consigo. ¿Qué clase de novela de
caballería tendría por protagonista a un sujeto que no tiene el perfil heroico para realizar
grandes hazañas y enfrentamientos? Es más, lucha y pierde, inventa combates y situaciones,
le hieren de gravedad, y profesa a una señora que idealiza e inventa en su mente pensando en
una conocida cualquiera de donde él ha vivido. Así, la novela de caballería se pone en
cuestionamiento como texto literario, ¿es la tradición literaria suficiente, es la novela de
caballería ficción o realidad? ¿Qué ocurre con la fórmula narrativa de la novela de caballería,
repetitiva y exhaustiva, que una y otra vez narra distintas hazañas de caballeros que siempre
ganan y salen airosos? El Quijote quiere romper con ello, y es por eso que en gran parte
pierde e imagina situaciones, lucha contra gigantes que no son gigantes, rescata doncellas que
no son doncellas, y se arma caballero según el ritual de vasallaje correspondiente sin
realmente llevarlo a cabo como la divina Providencia debería mandar.
Creemos que el tema de la locura en El Quijote tiene que ver con una cuestión
interpretativa. En este sentido, a lo menos, podemos hablar de tres locuras expresadas en el
protagonista de El Quijote y en el texto en sí mismo.
Por una parte tenemos la asimilación de quienes conocían a Alonso Quijana como un
hidalgo escuálido, que viéndole ser aficionado, estudioso, y hasta obsesivo con las novelas de
caballería, le tildan como un sujeto que cae en la locura, en un estado donde la realidad que
ve y desarrolla es una historia más de la caballería andante. En este sentido, los personajes en
el capítulo 6, entre el barbero, la ama de llaves, el cura y la sobrina de Alonso Quijana
queman lo que creen el precursor de la locura y la disociación de la realidad del Quijote: su
biblioteca y todos sus libros de caballería, de los que pocos se salvan. Esta locura que
perciben los demás personajes en el mundo del ingenioso hidalgo es la que en la lectura de
Rodríguez (2005) se descarta apelando a la seriedad del relato del protagonista y la lucidez
con la cual actúa y se desenvuelve, más no deja de ser una perspectiva activa dentro de la
historia en la medida de que los personajes con los que interactúa el Quijote lo creen loco, se
burlan de él como las prostitutas de la venta del capítulo por su forma particular de
expresarse, o los mercaderes ante la defensa con alevosía del protagonista por su doncella
Dulcinea.
Por otro lado tenemos la locura que como lectores podemos apreciar del
protagonista, donde Alonso Quijana, dentro de su lucidez y comprensión de la realidad, opta
por escindirse de ella y seguir la senda de la caballería andante aun cuando sea un código
anacrónico y obsoleto en la época en la que él vive. Es así como el Quijote, dentro de esta
locura lúcida monta armas, cree ver a un gran corcel en su rocinante y planea su investidura
en los primeros capítulos como el código lo manda que en este caso se expresa a través del
ventero que a modo de burla le sigue el juego y le arma caballero. De manera más aguda, la
locura aparente que Cervantes nos muestra en el Quijote lo vemos en el capítulo 8 cuando se
enfrenta a lo que él dice ver como gigantes malvados a los que derrotar con su lanza. El
Quijote reconstruye la realidad y la transforma dentro de los parámetros de su ideal
caballeresco, y aun cuando Sancho Panza le insiste en que no son gigantes sino molinos, no
hay quien pueda sacarle de su fantasía, llegando a ver en las situaciones más cotidianas como
el encuentro con unos monjes y una mujer la posibilidad de una aventura en la cual el nombre
del Quijote de la Mancha sea cultivado. Rodríguez (2005) resume esta perspectiva de la
locura del Quijote de esta manera:
La locura de Don Quijote es, por lo tanto, lúcida, pues sólo trastorna el significado de lo
real mediante una actitud agónica y profunda; por eso nunca despierta en la humanidad
emociones compasivas, sino tierna simpatía y jamás será olvidado, como lo sería si realmente
fuera un loco de remate.
Por último, podemos considerar una locura metatextual. Rodríguez (2005) dice al
respecto:
Cervantes juega con la realidad y con la ficción y obliga al lector a múltiples lecturas,
como si de un juego reiterado se tratase. Cervantes juega con sus personajes de ficción y con
el discurso ficticio nacido de obras ficticias (novelas de caballerías). Los personajes juegan y
se posesionan de su papel de tal manera, que se olvidan de que están jugando, lo que provoca
en el receptor-lector una recepción placentera y libre, comprometida y diferente de la vida
real.
Existe en la obra de Cervantes una locura como un juego entre lo ficcional y lo real. A
través de la narración se nos hace empatizar con el protagonista y su visión del mundo
cuestionando la racionalidad del entorno narrativo, en una especie de lucha entre el idealismo
quimérico contra la racionalidad. Esta locura textual que se articula como un juego que
intenta convencer al lector de que el mundo que el Quijote visualiza es el real de la obra, si lo
llevamos a una lectura más completa de la obra, lo podemos ver representado en la
quijotización de Sancho Panza y la sanchificación de Don Quijote hacia el final de la historia,
donde ya como Alonso Quijana pierde su idealismo, aterriza a una realidad y fallece desde la
aceptación de la realidad como el gentío veía, mientras que en el lecho de muerte
encontramos a Sancho recuperando el ideal del Quijote con la esperanza de la caballería
andante y las aventuras que terminó anhelando cuando en el inicio de la historia su
pensamiento solo se enfoca en las islas prometidas por el protagonista. Esta locura construida
en la base de que el lector pueda visualizar una realidad donde el Quijote es una ironía a las
novelas de caballería otorga la duda y la empatía desde el sentimentalismo que el Quijote
impregna con su forma de seguir ciegamente su idealismo. Como lector, es difícil apegarse a
una de ellas considerando el desliz que una lectura amena otorga Cervantes, donde podemos
preguntarnos como hacia Miguel de Unamuno en su ensayo ‘El sepulcro de Don Quijote’
sobre los porqués detrás del accionar del mismo Quijote. Así Unamuno (1988) nos termina
introduciendo una reflexión sobre la locura del Quijote y cómo podemos leerla, después de
todo, la burla a la ingeniosa habilidad de construir la realidad del Quijote no es más que una
forma de soledad y negación de la libertad del individuo en sí huyendo del sepulcro del ideal
y la esperanza, del sepulcro de Don Quijote:
Tú no sabes bien, mi buen amigo, cómo los solitarios todos, sin conocerse, sin mirarse a
las caras, sin saber los unos los nombres de los otros se dan las manos, se felicitan
mutuamente, se bombean y se denigran, murmuran entre sí y va cada cual por su lado. Y
huyeron del sepulcro (…). Si quieres vivir de ellos, vive para ellos. Pero entonces, mi pobre
amigo, te habrás muerto.
4. ¿Qué elementos de la cultura caballeresca se ponen en tensión en los
capítulos señalados? Y, ¿Cómo se subvierte la cultura caballeresca?
Tenemos varios ejemplos para entender esta ironía o especie de burla que se hace de
la cultura caballeresca en el Quijote. El amor cortés, por ejemplo, de amor noble, sincero y
caballeresco se nos satiriza en el momento en que el Quijote construye una imagen de señora
a la cual servir con su caballería andante. Él la inventa, la construye, lo que nos hace entender
que la caballería la podemos inventar y construir desde lo imaginario, que podemos ponerle
nombre a cosas y transformar la realidad. Podemos considerar, también, que el honor
caballeresco del Quijote se vuelve casi una especie de comedia cuando el valor y la justicia se
pone en acto para salvar a doncellas de secuestros que nunca fueron tales. Podemos pensar
que el hecho de que el acto de armarse caballero con un sujeto cualquiera corresponde a una
forma de decir que en realidad el ritual no es tan importante, o que la caballería tal y como es
expresa en la literatura es un tanto exagerada y que muchas cosas que han sido vistas como
reiterativas y canónicas se pueden romper, o que podemos burlarnos de ellas. Podemos
pensar, por ejemplo, que las hazañas de la caballería son inventadas como las peleas
imaginadas de Don Quijote contra los gigantes que Sancho no ve más que como molinos de
viento.
De esta forma, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha nos muestra una
forma de cuestionar la caballería andante como algo exagerado o muy ficcional, donde la
literatura pudo haber jugado un papel de engrandecedor y ornamentista de las historias y
hazañas de los caballeros.
5. Menciona dos aspectos del personaje don Quijote que hagan sentido en tu
propia experiencia personal y en el mundo contemporáneo. Explica brevemente.
Don Quijote como un idealista que se esmera en seguir los rituales y códigos
del caballero andante en una sociedad a la que todo aquello le es anacrónico se puede
considerar como un personaje transgresor y subversivo. La caballería es una costumbre y
cultura que en el mundo de Alonso Quijana está resguardada en la ficción de las novelas más
que en la realidad es construida desde la pulsión, deseo y añoranza de Don Quijote. A él no le
importa que aquello que anhela no sea algo que se practique y desarrolle en su cotidianeidad,
él mantiene su idealismo y gusto y sigue el código del caballero. Si consideramos este
idealismo de perseguir aquello que guarda intrínseca motivación propia superando la cuestión
de la abstracción de la realidad que se interpreta con Don Quijote, podemos considerarlo
como un personaje que va a contracorriente, que no dubita al ir en contra de lo establecido,
pudiendo catalogar su locura hasta como rebeldía. En este sentido, Byung-Chul Han (2010)
cuando describe la sociedad contemporánea como una sociedad de rendimiento habla que
detrás de toda la barrera inmunológica el gran pesar social deriva de un constante ajetreo en
la salud mental, inquiriendo en que por la forma de concebir el mundo, a través del
capitalismo y el neoliberalismo, las sociedades se han ido enfermando inevitablemente, con
resultados como la depresión o los distintos trastornos de atención. Lo curioso es este sentido
de rebeldía, de transgresión, que el Quijote adquiere al tener la pulsión y el anhelo para con la
caballería, lo que en el pensamiento de Haan (2010) podemos entrever cómo la luz o
esperanza tras el diagnóstico social que vivimos frente a la depresión y la inamovilidad de la
sociedad del cansancio. El filósofo coreano reconoce la rebeldía y los actos revolucionarios
como una forma de darle a torcer el mecanismo a la sociedad del cansancio: una persona
enclaustrada en el pensamiento y en el ensimismamiento dentro de la enfermedad y de la
pelea patológica del yo contra el yo (y no del yo contra el extraño) sólo podrá equilibrar el
sentido de vivir rebelándose e incursionando en el caos positivo que moviliza al sujeto.
“La dialéctica del ser activo [...] consiste en que la hiperactiva agudización de la actividad
transforma esta última en una hiperpasividad, estado en el cual uno sigue sin oponer
resistencia a cualquier impulso e instinto. En lugar de llevar a la libertad, origina nuevas
obligaciones. Es una ilusión pensar que cuanto más activo uno se vuelva, más libre es” (p.
42).
Es por ello que, ligado a la característica rebelde antes mencionada, la actitud libertaria o
de búsqueda de libertad de Don Quijote tiene también mucho sentido en la sociedad
contemporánea. El Quijote emprende su camino de caballero andante desde el romanticismo
del viaje, del caballero en su corcel que amaina al descanso bajo el cielo estrellado, que como
caballero forma parte de un código militar pero que no se ha institucionalizado como la
milicia de hoy en día ligada a los estados, que viaja, recorre y elige su rumbo. El carácter de
construirse con un código de libertad que no es con el que se engaña el individuo deprimido
en la sociedad del cansancio de Haan (2010) me parece un elemento loable que Don Quijote
rescata tras las palabras de Cervantes (2013):
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los
cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar
encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por
el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres (p. 520).
¿Qué aspectos o temas importantes del Quijote se discuten en la conversación con los
escritores Laura Fernández y Rodrigo Fresán? Menciona 4 aspectos y explica en 4 líneas cada
uno de estos aspectos o temas (de acuerdo a lo que indican y plantean los autores citados en
el video).
Tras la pregunta expuesta ¨Su relación con El Quijote en particular¨ lxs escritores responden:
I ASPECTO: ¨Con El Quijote se creó la idea de novela¨.
· Con esta idea se pretende visualizar un recurso literario completamente innovador que,
sin duda, anterior a Cervantes, no existía. Don Quijote como personaje principal
representa en sí al personaje que no triunfa dentro de la realidad, sino más bien, dentro de
la realidad ficticia creada por sí mismo. Es así como se posibilita la destrucción del libro,
dentro del libro, paralelamente a la idea del personaje insano de literatura, que prefiere
vivir una mentira antes de enfrentar la realidad.
· A través de éste aspecto, Rodrigo Fresán se refiere al Quijote como a cualquier obra
clásica, enfatizando en la idea de trascendencia literaria. Asegurando que, ésta trama
podrá presentarse, describirse y desarrollarse, de manera meta-literaria dentro del mismo
libro, como también, a través de un sinfín de obras emergentes posteriormente. Es decir,
No es necesario leer al Quijote, para conocerlo, ya que se encuentra presente en cada obra
posterior a ella. Como ejemplo Fresán expresa ¨Borges escribe Pierre Menard, autor del
Quijote y funda la idea de lo Borgiano sobre lo Cerventino¨.
· Sin duda éste corresponde a otro recurso literario impulsado de manera innovadora por
Cervantes. Corresponde a una nueva manera de comprender el elemento fantástico,
desconocido, antes de él. Acerca de la locura del Quijote ¨ se afirma que, sólo funciona en
espacios abiertos, es una locura no contenida¨, sin embargo, paralelamente es posible
afirmar que, El Quijote en sí, es muy realista y el aspecto realista del Quijote, reside en la
locura del personaje. Por otro lado, Sancho Panza se encuentra leyendo constantemente al
Quijote, lo cual es básicamente, una locura, hasta que, se lo termina creyendo.
Parte II
En 7° básico:
“Capítulo XXII: aventura de los galeotes” en Don Quijote de la Mancha: primera parte.
Se plantea leer la aventura de los galeotes en la primera unidad de 7mo básico trabajando
los tres ejes (lectura, escritura y comunicación oral) por medio de los OA:
14. Escribir, con el propósito de persuadir, textos breves de diversos géneros (por
ejemplo, cartas al director, editoriales, críticas literarias, etc.)
En esta unidad además se hace comparación del Quijote con otras obras leídas en la
unidad desde la figura del héroe derrotado (OA 3), e incluso se trabaja la argumentación
revisando la comparación que don Quijote hace entre ser alcahuete y ser general de galeras en
el capítulo (OA 8), para luego en algún momento de la unidad redactar un párrafo
argumentativo sobre lo que el estudiante cree (OA 14), y llevando a cabo una especie de
debate conformando un jurado para decidir a favor o en contra de la actitud del Quijote en el
capítulo (OA 21).
En esta unidad solo se menciona como sugerencia la lectura del Quijote, y va en apoyo de
una comparación con el texto El principito de Saint-Exupéry donde se trabaja el OA 3.
En esta unidad se trabajan dos capítulos del Quijote en dos ejes (lectura y escritura) a
través del OA 3 y el 13.
OA 13: Escribir, con el propósito de explicar un tema, textos de diversos géneros (por
ejemplo, artículos, informes, reportajes, etc.)
Se plantea que en más de una clase el profesor contextualiza la obra a sus estudiantes,
sobre quién es el Quijote, y que puedan leer estos dos capítulos, siempre con el cuidado del
profesor para entender tanto léxico como argumentos. Se planea que se respondan algunos
cuestionarios relacionados a la comprensión y análisis de los capítulos (OA 3), e incluso que
comparen las aventuras del Quijote con relatos contemporáneos como lo son las teleseries.
Como última actividad se propone que los estudiantes investiguen sobre San Bartolomé
para que entiendan una cita del capítulo XXXI y puedan redactar un texto de no más de
quinientas palabras que resuma sus hallazgos.
En 8vo básico:
En 1° Medio:
Se sugieren los capítulos de los juicios de Sancho Panza dentro de la Unidad 4 de Primero
Medio como lectura de insumo para la creación de una revista literaria electrónica donde se
propone trabajar con la columna de opinión. Se planea que en grupos de máximo tres, y en
conjunto con la asignatura de artes visuales, se cree una revista con una columna de opinión
con el tema “El valor de la astucia y la sabiduría en la sociedad actual”, un comentario crítico
de las obras escogidas (aquí se sugieren los capítulos del Quijote), un afiche de propaganda
para fomentar la lectura, y un ránking con las diez mejores novelas que recomendarían los
estudiantes.
Para esta actividad (y otras más que no contemplan al Quijote) se detallan dos Objetivos
de Aprendizaje dentro del programa de Primero Medio:
OA 13: Escribir, con el propósito de explicar un tema, textos de diversos géneros (por
ejemplo, artículos, informes, reportajes, etc.)
OA 15: Planificar, escribir, revisar, reescribir y editar sus textos en función del contexto,
el destinatario y el propósito
En 2° Medio:
“Capítulo LIV: Historia de Ricote el moro”, en Don Quijote de la Mancha: segunda parte
“Capítulos XXXIX al LII: La novela del cautivo”, en Don Quijote de la Mancha: primera
parte.
Se sugieren estos dos capítulos dentro de la primera unidad dentro del tema “Migración y
exilio”, pero no se registran ni actividades ni objetivos asociados en el programa de estudio.
“Capítulo XXXVIII: discurso de las armas y las letras”, en Don Quijote de la Mancha:
primera parte.
Se sugiere este capítulo con el tópico del “Trabajo” correspondiente a la unidad 2, mas no
hay registro de actividades asociadas ni objetivos, ya que solo se presenta dentro de la lista de
sugerencias de lectura para el nivel.
En 3° Medio:
- ¿Qué actividad harías tú como profesora o profesor de Lengua y Literatura, con el nivel
en el que estás pensando y cómo la evaluarías?
Trabajaríamos con 3ero Medio y su primera unidad sobre ‘Diálogo: Literatura y
efecto estético” e intentaremos construir perspectiva de la percepción que se obtiene al leer el
Quijote de Cervantes y el Quijote publicado por Herder Editorial en su versión manga-cómic,
llevando a cabo los siguientes Objetivos de Aprendizaje:
Bibliografía consultada
Disanti, M. (2006). La función del peritexto en el prólogo del Quijote de 1605. Centro
Virtual Cervantes, no. 34. Recuperado de:
https://cvc.cervantes.es/literatura/cervantistas/congresos/cg_2006/cg_2006_34.pdf
Linkografía:
Programa 3ero:
https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140133_programa_procesado_NTG_Sin_Dis
egno.pdf
https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140130_programa_procesado_NTG_Sin_
Disegno.pdf