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Taller sobre el Quijote

1. Don Quijote pretende ridiculizar las novelas de caballería y a sus protagonistas, esto es,
los caballeros andantes.

Durante la primera parte de la novela, se empieza a dar forma al antihéroe que resultaría ser el
Quijote; alguien perturbado por la excesiva lectura de libros de caballería, que viviría cual
caballero andante y dejaría en ridículo la idea del caballero.

Pero él solo quería demostrar que los caballeros eran seres defensores del honor, eran hombres
capaces de desafiar los más grandes peligros por el amor platónico de una mujer ideal;
defendiendo a los que requirieran de su ayuda, con el fin de hacer valer el ideal de lo ético y lo
justo.

Es así como, en la obra, el mismo Quijote sale en busca de aventuras con el fin de dar renombre a
la caballería, la que considera que ha decaído y que es despreciada. Durante todas sus aventuras,
se presenta una visión caballeresca (del mismo Quijote) y una más "terrenal" u objetiva, casi
siempre por parte de Sancho Panza, su escudero, o por parte de la gente que forma parte de sus
locuras sin la intención de ridiculizarlas.

“le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su
república, hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las
aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se
ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde,
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su
brazo, por lo menos del imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables pensamientos,
llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba”

2. El autor del Quijote pretende mostrar las complejidades del tiempo en que vivió.

“con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención,
menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina”

El autor quiere mostrar algo de su vida con esta obra, puesto que su personaje también se muestra
como un hombre de su misma edad, solitario, un hidalgo de mermada fortuna, un señor que todos
los acontecimientos de su vida lo han hecho sentir un hombre derrotado. Pero en lugar de sentarse
a espera la muerte y a sentir que no tuvo logros decide salir enloquecido y desafiar todo para
hacer valer el honor de los caballeros.
Por eso la locura de Don quijote también es la locura de la soledad, locura de quien ve el mundo
de manera tan particular que nadie lo puede ver así y que nadie más puede ver en esa persona la
riqueza con la que él está contemplando el mundo.
3. El protagonista del Quijote sale a enfrentar un mundo que no desea o que desea de otro
modo.

La narración de las andanzas de Don Quijote de la Mancha pone de relieve una permanente
oposición entre apariencia y realidad. La lectura constante de libros de hazañas y aventuras, que
desde antaño se consideraba como causa de locura, facilita en el hidalgo el trastorno que le
conduce a transformarse en caballero andante. Y es a partir de su extravío, cuando Don Quijote
toma por reales las historias de las falsas crónicas de los más conocidos romances de gesta de su
época, y cree además que algún día se escribirá la “verdadera historia” de sus famosos hechos,
ambición que se logra en la vida real con la publicación de la novela.

En mi opinión, creo que, en primer lugar, Alonso Quijano fue creando en su imaginación un
personaje modélico al que todo el mundo y, sobre todo, él mismo, pudiese admirar. Este
personaje representaba sus ideales, quería cambiar el mundo porque a Alonso no le gustaba nada
de lo que veía. Inmediatamente, Alonso decide convertirse en caballero y, así, intentar cambiarlo
todo. Ahora, ya no existe Alonso, sólo Don Quijote.

“Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efeto su
pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según
eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sin razones que emendar y abusos
que mejorar y deudas que satisfacer.”

4. En la obra, el ser humano se encuentra expuesto, descubierto.

Pues bien, teniendo a don Quijote, ya se nos ha presentado perfilada con toda nitidez la figura de
una persona con dignidad, identificada con un alto ideal que la impulsa a luchar por la justicia,
amparando primeramente a los desfavorecidos. De esta premisa pueden ir emanando muchas
otras virtudes que concurran a optimizar todavía la integridad personal.

“De mí sé decir que después que soy caballero andante soy valiente, comedido, liberal, bien
criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de
encantos.” (I,50)

El humor, el enfrentamiento entre la realidad y la imaginación de Don Quijote crea situaciones


cómicas. Cervantes se ríe de los disparates de Sancho y Don Quijote, pero también siente
compasión por ellos y los humaniza

5. Los elementos cómicos o humorísticos, casi teatrales en el contexto de la obra, son


propios de la época.

Esta gran obra literaria pertenece al género de la novela picaresca, la cual narra una serie de
incidentes o episodios de la vida del protagonista que se presentan en orden cronológico sin
entremezclarse en una trama sólida. Este tipo de novela utiliza el esquema tradicional de los
libros o novelas de caballería, pero lo hace con una voluntad claramente desmitificadora, a partir
de la crítica a la sociedad de la época.
Cervantes orientó un diseño paródico genial, basado en la locura de su protagonista, esta ha sido
provocada por la lectura de los libros de caballerías, precisamente el objeto de la parodia. Ello le
permite inscribirse en la abundante literatura del renacimiento sobre la locura. Así, en un
principio, Don Quijote está bastante loco; si bien no se trata de una esquizofrenia general, sino
más bien de una monomanía tocante al mundo caballeresco.
Básicamente el libro es una parodia de los libros de caballerías que tan de moda estaban en la
época cervantina o esto es lo que el autor anuncia en su prólogo. Sin embargo, con esta intención
se tocan otros temas que dotan a la obra de una trascendencia universal y eterna.
Cervantes nos proporcionó las primeras impresiones de los lectores
- “unos dicen loco, pero gracioso, otros cortés pero impertinente”.

“Procurad, también, que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la
acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie
ni el prudente deje de alabarla.”

“Mirábanle las mozas y andaban con los ojos buscándole el rostro, que la mala visera le encubría;
más como se oyeron llamar doncellas, cosa tan fuera de su profesión, no pudieron tener la risa”

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