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1.Discapacidades físicas y sensoriales. Alberto Espina / Asunción Ortego
Alberto Espina
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Guía para terapeutas y consejeros familiares
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Introducción
Capítulo 1
EL ECOSISTEMA
1. El contexto ecológico
2. Individuo
Bibliografía
Capítulo 2
EL MODELO SISTÉMICO
6. La segunda cibernética
7. El construccionismo social
Bibliografía
Capítulo 3
5
2. Las fases del desarrollo psicológico según Mahler
Bibliografía
Capítulo 4
LAS EMOCIONES
1. Alexitimia
2. Empatía
Bibliografía
Capítulo 5
LA PAREJA
2. El amor
3. El enamoramiento
4. Tipos de amor
Bibliografía
Capítulo 6
Bibliografía
6
Capítulo 7
EL DUELO
2. Duelo y familia
Bibliografía
Capítulo 8
2. Psicopatología
Bibliografía
Capítulo 9
EL GENOGRAMA
2. Tipos de genogramas
Bibliografía
Capítulo 10
1. Tipos de escultura
3. Análisis de la escultura
Bibliografía
7
Capítulo 11
1. Evaluacion de la demanda
4. Planificacion terapéutica
Bibliografía
Capítulo 12
ESCALAS DIAGNÓSTICAS
4. Valoración de la alexitimia
6. Evaluaciónde la autoestima
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Bibliografía
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Este manual es fruto del desarrollo que he ido haciendo desde que comencé a formar
terapeutas de familia y pareja, allá por 1985. En su inicio eran unos apuntes que
pretendían facilitar la enseñanza, ofreciendo esquemas para poder evaluar a las familias
y parejas. Posteriormente, en 1993, lo amplié como material del Máster de Terapia
Familiar y de Pareja de la Universidad del País Vasco que dirigí hasta venir a vivir a
Málaga en 2003.
A lo largo de todos estos años he ido añadiendo y quitando cosas con vistas a ofrecer
a los alumnos una guía que permita tener en cuenta y evaluar los diferentes aspectos del
ecosistema que considero importantes para ayudar a las familias y parejas que nos
consultan. He incluido al individuo, pues las familias están constituidas por personas con
su propia idiosincrasia, al igual que a otros contextos que conforman el ecosistema.
Así mismo, remito al lector a otro libro de esta colección que ofrece un diccionario
actualizado de términos utilizados en la terapia familiar y es de gran ayuda para no
perderse entre tanta terminología:
También puede ser de gran utilidad para complementar este manual, otro libro de
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este último autor:
Seguro que me he dejado muchas cosas y que he puesto otras que pueden parecer
innecesarias, pero lo escribo hoy. Mañana quizá mi visión cambie y vea desde otras
perspectivas, pero en este manual recojo lo que me ha servido para ayudar a alumnos y
familias, a unos a aprender y a otros a mejorar su vida.
Alberto Espina
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En este capítulo vamos a describir brevemente conceptos y teorías referidos a la familia
y al ecosistema que creemos necesarios para una adecuada evaluación.
1. EL CONTEXTO ECOLÓGICO
El contexto ecológico es el medio en el que se juegan las relaciones y está formado por
diferentes sistemas abiertos. Los sistemas abiertos son aquellos que intercambian
información con su medio, el cual constituye su universo. Los miembros que lo integran
pueden formar parte del medio de otro sistema. El ambiente ecológico está compuesto
por (Bronfembrenner, 1979):
•Exosistema. Sistemas que influyen en el entorno en el que vive una persona pero en
el que no participa activamente. Un ejemplo sería el trabajo de uno de los padres.
Los problemas y relaciones deben ser «leídos» en su contexto personal y social; para
ello, el estudio del ecosistema en el cual surgen y se desarrollan es de capital importancia
para hacer una evaluación que permita diseñar una intervención «cortada a la medida».
En la figura 1 se pueden ver los sistemas que componen el ecosistema mediados por el
factor tiempo.
FIGURA 1
EL CONTEXTO ECOLÓGICO
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La evaluación de un sistema incluye todos estos niveles, concretados en el individuo,
la familia nuclear, la familia extensa, el contexto comunitario, la subcultura y la cultura.
En la intervención terapéutica se crea un sistema temporal, el sistema terapéutico, que
brinda apoyo afectivo e instrumental, ya sea éste un acompañamiento más o menos largo
en el tiempo o una intervención en un momento de crisis.
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teóricos y disciplinas. En la evaluación se debe localizar el sistema-clave disfuncional y
los sistemas disfuncionales secundarios, observar si existen sistemas que inciden
negativamente en el sistema-clave, el momento evolutivo, los factores estresantes y la
red social de apoyo, todo lo cual permite el abordaje de los sistemas implicados,
estableciendo un orden de prioridades y una estrategia de intervención.
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contrario, tal vez jugar un rol homeostático al estar atrapado en el juego familiar
(Selvini, 1986). Las instituciones hospitalarias o ambulatorias pueden colaborar en el
tratamiento o producirse rivalidades que dificulten el cambio. Carl y Jurkovic (1983)
hablan del «triángulo entre agencias» para referirse a situaciones triangulares que
implican a una familia y a dos sistemas de servicios; este conflicto entre agencias surge
después de que haya aparecido un conflicto entre una agencia y su cliente, de manera
que la otra agencia sirve para diluir el estrés. En estos casos es frecuente que los
terapeutas atribuyan las dificultades a la familia en lugar de abordar el problema entre las
agencias implicadas.
Vamos a ir viendo cada sistema para describir aspectos que deben ser tenidos en
cuenta a la hora de realizar una evaluación que permita una intervención adecuada.
2. INDIVIDUO
La personalidad CASIC (Slaikeu, 1984) permite tener en cuenta los diferentes niveles de
la persona y es de gran utilidad para una evaluación ecosistémica.
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vitales, pensamientos recurrentes, racionalización, sobregeneralización,
pensamiento irracional o pensamiento psicótico.
TABLA 1
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•Conducta. Se exploran los hábitos de vida: alimentación, sueño, vida sexual,
ejercicio, trabajo... Las formas de afrontamiento del estrés, uso de substancias, el
manejo de la agresividad, auto y heteroagresividad, ocio y tiempo libre. El
modelo conductual, con las teorías del condicionamiento clásico, operante y el
aprendizaje social, aporta una guía útil para evaluar observacionalmente la
conducta, mientas que los modelos psicoanalítico y fenomenológico-existencial
se adentran en las motivaciones conscientes e inconscientes que generan las
conductas.
En primer lugar, detectar las seis emociones básicas: alegría, tristeza, ira, miedo,
asco y sorpresa, para adentrase en la complejidad de los estados emocionales y
sentimientos. Es importante ver qué emociones se muestran y cuáles se ocultan,
muchas veces, detrás de otra emoción, por ejemplo, la ira que oculta el miedo o la
tristeza. La adecuación o no de las emociones al contexto relacional y las
incongruencias entre los lenguajes digital y analógico serán objeto de especial
atención. El modelo psicoanalítico y la corriente fenomenológica-existencial se
han adentrado en el mundo emocional desmarañando la complejidad de las
vivencias y relaciones emocionales. (Ver apartado sobre las emociones.)
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explicar a la familia los fenómenos que están ocurriendo en ellos, lo cual resulta
tranquilizador. (Ver apartado sobre estrés y apoyo social.)
Pattison (1973, 1977) plantea la siguiente tabla para delimitar las diferentes zonas
del ecosistema y los tipos de intervención adecuados para cada una.
TABLA 2
ZONAS PSICOSOCIALES
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Bibliografía
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agencia-familia». Family Process, 22, 441-451.
Selvini, M. (1986). «Verso un modelo generale dei giochi psicotici nella familia».
Terapia familiare, 21, 5-21.
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Sin pretender describir en profundidad cada teoría, pues no es el objeto de este manual,
vamos a revisar brevemente las diferentes teorías que han influido en el desarrollo del
modelo sistémico. Este modelo surge a partir de la Teoría General de los Sistemas y la
Pragmática de la Comunicación Humana, pero se le van sumando teorías, hasta resultar
difícil saber cuál es la base teórica del modelo o cuántos submodelos se engloban en el
modelo sistémico (ver tabla 3).
TABLA 3
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consecuencias interpersonales básicas:
1. La imposibilidad de no comunicar
Beavin (1993) sugiere corregirla secuencia lógica del axioma. Respecto a «toda
conducta en una situación interaccional es comunicación», propone «en una situación
interaccional, toda conducta es comunicación». En cuanto a «uno no puede no
comunicar» dice que en tal situación «alguna conducta es comunicación». Señala que
este axioma fue aplicado a «decir nada diciendo algo», cuando no se puede hablar
claramente, y propone cambiar el término «descalificación» por el de «equivocación».
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información de contenido y b) comunicación no verbal = codificación analógica =
información relacional, la cual implicaba la existencia de canales separados verbales y
no verbales.
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culpa de que yo actúe así»). Frente a esta visión se ubica la causalidad circular, según la
cual cada uno influye en y es influido por el otro.
•Contexto: relación intensa que posee gran valor para la supervivencia física o
psíquica. (Situaciones: familia, enfermedad, dependencia económica, cautiverio,
amistad, amor, lealtad ideológica, tradición, influencia de las normas sociales,
relación terapéutica.)
•Mensaje: afirma algo - afirma algo sobre su propia afirmación - ambas afirmaciones
son mutuamente excluyentes:
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verbal (por ejemplo, negando la instrucción primaria).
-Instrucción terciaria que impide a la víctima escapar del campo, bien con
amenazas o con promesas de amor.
Los trabajos de Von Bertalanffy (1968, 1978, 1979, 1980) y de Ashby (1956) sobre los
sistemas fueron aplicados al estudio de la familia viéndola como un sistema abierto, es
decir, que intercambia información con el medio. La teoría sistémica permite
comprender la naturaleza de los sistemas interaccionales: el isomorfismo entre los
sistemas físicos, organismos y sociedades, sin que ello signifique que son lo mismo.
Von Bertalanffy (1968) definió los sistemas como «creaciones que constan de
elementos entrelazados», propuso que el sis tema es más que la suma de sus partes y se
centró en la observación de los patrones de interacción dentro de un sistema más que en
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sus partes aisladas. El sistema es definido como el «conjunto de objetos, así como las
relaciones entre los objetos y entre sus atributos» (Hall y Fagen, 1956): los objetos son
los componentes o partes del sistema, los atributos son las propiedades de los objetos, en
el caso de la interacción: conductas comunicacionales, y las relaciones, lo que mantiene
unido el sistema.
Totalidad: cada una de las partes de un sistema está relacionada de tal modo con los
otros, que un cambio en una de ellas provoca un cambio en todas las demás y en el
sistema total.
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la relación circular altamente compleja constituye un fenómeno muy distinto de las
nociones causales más simples y ortodoxas, pero no menos científico. La
retroalimentación es un proceso por el cual el sistema regula sus respuestas ante los
estímulos que afectan a sus estructuras y funciones, creándose de esta forma un
equilibrio dinámico.
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Un sistema es estable respecto a algunas de sus variables si éstas tienden a permanecer
dentro de límites definidos. Relaciones estables son aquellas que son importantes para
los participantes y son duraderas (familia, amistades...). ¿Por qué se mantiene una
relación dada, sobre todo teniendo en cuenta que en algunas la patología y el sufrimiento
perduran? Podría haber factores identificables intrínsecos al proceso de la comunicación,
a parte de la motivación y el simple hábito, que sirven para vincular y perpetuar la
relación.
•Totalidad: la conducta de cada individuo está regida por la de los otros y depende
de ella. Por ejemplo, a veces un paciente mejora y se produce una crisis en otro de
los miembros de la familia.
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•Calibración y funciones escalonadas: calibración es el intervalo soportado por la
homeostasis y las funciones escalonadas, los intercambios de calibración que
permiten lograr efectos más adaptativos. Por ejemplo, a lo largo del ciclo vital la
familia va adaptándose a los cambios internos (edad de los hijos), calibrándose
con nuevas reglas de una manera escalonada.
El modelo sistémico ha sido criticado por algunos autores (Gurman, 1983; Jacobson,
1985) por no utilizar el méto do científico para evaluar sus resultados, mientras que
autores sistémicos dudan de la utilidad de instrumentos «lineales» para medir una
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realidad «circular» (Keeney, 1983, 1994; Schawartzman, 1984).
Galois (1852) escribió unos postulados básicos concernientes a las relaciones entre
elementos y totalidades. Según su teoría, un grupo tiene las siguientes propiedades:
3.Un grupo contiene un miembro de identidad tal que su combinación con cualquier
otro miembro da este otro miembro, lo que significa que mantiene la identidad de
dicho otro miembro; por ejemplo, una suma de 0. Lo esencial es que un miembro
pueda actuar sin provocar cambios.
Esta teoría proporciona una base para pensar acerca de la clase de cambios que
pueden tener lugar en un sistema que permanece invariable.
Desarrollada por Withehead y Russel (1910), postula que «cualquier cosa que
comprenda o abarque a todos los miembros de una colección, no tiene que ser un
miembro de la misma»; por ejemplo, humanidad-hombre. Existe una diferencia
primordial entre miembro y clase; una clase no puede ser miembro de sí misma; por
ejemplo, si queremos hablar acerca de un lenguaje, necesitaremos un metalenguaje para
expresar su propia estructura.
1.Los niveles lógicos deben ser estrictamente separados a fin de evitar paradojas y
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confusiones; por ejemplo, lenguaje metafórico y literal.
Los tipos lógicos dieron pie para que Bateson (1972) hablara de dos tipos de
aprendizaje: protoaprendizaje y deuteroaprendizaje o «aprender a aprender». Más tarde
distinguió el aprendizaje cero (la mera recepción de información), aprendizaje I
(cambios en el aprendizaje cero: se corresponde con la noción de aprendizaje de la
psicología experimental), aprendizaje II (cambios en el aprendizaje 1,
deuteroaprendizaje), aprendizaje III (cambio del aprendizaje II, muy difíciles de
conseguir) y aprendizaje IV (que se daría sólo a nivel filogenético) (Bateson, 1960,
1979).
Miembros del Mental Research Institute de Palo Alto (MRI) (Watzlawick, Weakland
y Fish, 1976; Watzlawick et al. 1974; Fish et al. 1982) han utilizado estas dos teorías
para explicar tipos de cambios que se pueden dar en un sistema:
•El «cambio 1»: tiene lugar dentro de un determinado sistema que en sí permanece
inmodificado.
Por ejemplo, una persona que tiene una pesadilla puede hacer muchas cosas dentro
del sueño: correr, gritar, luchar..., pero la pesadilla sigue. Esto es un «cambio 1»,
cambios dentro del sistema. Pero si esta persona despierta, cambia de estado, realiza un
«cambio 2». «El "cambio 2" es introducido en el sistema desde el exterior y, por tanto,
no es algo familiar o inteligible en términos de las vicisitudes del "cambio 1". Visto
desde fuera del sistema supone un cambio de las premisas (las reglas de combinación en
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términos de la teoría de los grupos) que rigen el sistema como totalidad» (Watzlawick et
al., 1974).
Watzlawick et al. (1974) plantean que la idea de una jerarquía en los niveles de
abstracción aplicada a la comunicación humana lleva a la paradoja de la
autorreflexibilidad, ya que el comunicar algo sobre la comunicación es en sí mismo una
comunicación, aunque se le llame metacomunicación.
Von Foester (1981) cuestionó la Teoría de los Tipos Lógicos de Russell, señalando
que el observador participa en lo que observa, por lo que sus enunciados son
autorreferenciales y, por consiguiente, están cargados de paradojas. Keeney (1994),
poniendo el ejemplo del cretense que afirma «todos los cretenses mienten», señaló que
«las observaciones del observador pueden incluir su propio proceso de observación». En
el ejemplo, si se incluye en los cretenses (nivel lógico), miente al decir esa frase, si se
pone fuera, como observador de los cretenses, no miente.
•La mente no es totalmente identificable con el individuo, sino que se extiende a vías
y mensajes que conectan al individuo y el ambiente, dada su inseparable
correlación. El organismo no se adapta a un ambiente dado, sino que individuo y
ambiente coevolucionan.
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dimensión tiempo. El sistema no tenía historia. Sólo les interesaba el presente, el aquí y
ahora. Se centraron en la pragmática de las interacciones observables, y apenas en la
semántica de las comunicaciones, entendiendo como semántica los procesos a través de
los cuales los individuos perciben, categorizan e interpretan las conductas propias y
ajenas.
6. LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
Desde la primera cibernética la mente es vista como «caja negra» y los terapeutas se
centran en los patrones de interacción familiar con el objeto de describir y explicar la
psicopatología con términos que transcendieran al individuo, tales como homeostasis,
mitos y reglas. Watzlawick, Beavin y Jackson (1967) conceptualizan los problemas en
términos de relaciones, funciones y parámetros del sistema.
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«circularidad constructiva» entre observador y sistema observado. Este paso ha supuesto
dos importantes consecuencias (Onnis, 1991):
Prigogine (1980), Prigogine y Stengers (1984), Prigogine y Nicolis (1982), con sus
estudios sobre la termodinámica del no-equilibrio, reintroducen la dimensión tiempo en
el sistema: la «flecha del tiempo» indica la dirección evolutiva del sistema y su
irreversibilidad. Para Prigogine, el equilibrio de un sistema es siempre dinámico. Si por
algún motivo las fluctuaciones internas o externas a las que está permanentemente
expuesto el sistema, se amplifican suficientemente, harán que el sistema entre en fase
crítica, más allá de la cual puede dirigirse a un cambio de estado, hacia direcciones y
salidas que son impredecibles a priori. Esta tendencia evolutiva se mantiene por una
continua interacción circular de feedbacks negativos y positivos (feedback evolutivo)
que garantizan la posibilidad de desarrollo del sistema.
7. EL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL
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a las interacciones, etc.
En resumen, a partir de las diferentes teorías se han ido formando las escuelas de
terapia sistémica.
Desde la Teoría General de los Sistemas (Von Bertalanffy, 1968), la familia es vista
como un todo, un grupo, diferente a la suma de los individuos que lo forman, que tiene
sus propias leyes. En ese contexto existe un estructura formada por subsistemas
(Minuchin, 1974): parental, conyugal y fraterno, entre los que puede haber límites claros,
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difusos o rígidos y que estará regulado por una jerarquía que puede ser autoritaria,
democrática o «de dejar hacer» (Haley, 1976).
En relación con los procesos que tienen lugar en el sistema, la Teoría de los Tipos
Lógicos (Withehead y Russel, 1910) permite conceptuar los niveles relacionales,
mientras que la Teoría de los Grupos elaborada por Galois se aplica a los cambios que se
producen en el sistema sin que el sistema cambie de modo de funcionar. Con la
cibernética de primer orden (Maruyama, 1963) se plantea que los sistemas tienen tenden
cias al equilibrio (morfostasis) y al cambio (morfogénesis) y con la cibernética de
segundo orden (Maturana, 1970; Maturana y Varela, 1972; Von Foerster, 1981, 1984,
1985, 1991) se desarrolla el concepto de los sistemas auto observantes, los cuales pueden
analizar su propia información y generar cambios. El constructivismo, según el cual los
constructos cognitivos conforman un esquema desde el que se construye la realidad tal y
como planteó Kelly, también ha sido recogido en las terapias sistémicas, así como el
construccionismo social, según el cual las ideas conceptos y memorias surgen del
intercambio social y son mediados por el lenguaje, de manera que, a través de la
conversación con la gente cercana, el individuo desarrolla el sentido de identidad. El
desarrollo evolutivo del sistema, a lo largo del ciclo vital, será tenido en cuenta como un
factor contextual más.
Según se centren en unos u otros aspectos, las terapias sistémicas se agrupan en tres
modelos de intervención (Sluzky, 1983): el estructural, el procesual y el centrado en
«visiones del mundo». El modelo estructural describe las características de la familia
«normal» y estudia las disfunciones, atribuyendo a las mismas la patología. La terapia
irá dirigida a corregir las disfunciones relacionales, especialmente de límites y jerarquía,
esperando que la patología desaparezca al funcionar adecuadamente la familia. El
terapeuta será directivo reajustando límites, otorgando el poder, etc., ya sea en la sesión
(Minuchin) o fuera de ella (Haley). En este modelo tenemos la escuela estructural
(Minuchin, 1974) y la estratégica (Haley, 1976, 1980; Madanes, 1981).
Desde el modelo procesual los problemas son vistos como conductas repetitivas que
se encuentran ancladas en patrones interpersonales, centrándose especialmente en la
puntuación de la secuencia de los hechos y en las reglas que determinan los roles. Las
intervenciones se centrarán en las pautas recursivas que contienen la conducta
problemática, esperando que al desaparecer ésta, la familia recupere alternativas perdidas
cuando se formó el patrón disfuncional. Para ello se utilizan las prescripciones de
síntomas y conductas, predicción de la recaída, reencuadramiento etc. La escuela del
MRI sigue este planteamiento (Watzlawick, Fisch, Weakland).
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El modelo de visiones del mundo se basa en que la construcción de la realidad está
anclada en la naturaleza dialéctica de la relación entre las visiones del mundo,
percepciones, cogniciones y la comunicación, todo lo cual determina las reglas
interpersonales. Desde esta perspectiva los síntomas, estilo e historia de la familia están
engarzados en un todo común. El terapeuta cambiará fragmentos específicos de su
«realidad» que sirven de soporte a los patrones interaccionales asociados a los
problemas, por medio de la connotación positiva y el ofrecimiento de «realidades
alternativas». En este modelo, las familias de origen cobran un especial significado
(White, Hoffman, Sluzki). (Ver tabla 4.)
TABLA 4
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Ante esta multiplicidad de niveles en juego, las clásicas relaciones de oposición
dicotómicas de origen cartesiano del tipo «o/o» (intrapsíquico o relacional; mundo
interno o mundo externo; individual o familiar; terapia de primer orden o terapia de
segundo orden, etc.) han sido sustituidas por una lógica complementaria del tipo «y/y»
(intrapsíquico y relacional; mundo interno y mundo externo; individual y familiar;
terapia de primer orden y terapia de segundo orden, etc.). En esta nueva concepción, el
enfoque sistémico sigue siendo útil ya que permite correlacionar circularmente diversos
niveles de realidad, cada uno de los cuales puede presentar especificidades propias y
exigir por ello, instrumentos específicos de interpretación (diferentes posiciones de
observación) y de intervención (Onnis, 1991; Anderson y Goolisbian, 1988).
Bibliografía
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42
En este apartado vamos a describir brevemente algunas teorías surgidas desde el
psicoanálisis que han influido poderosamente en la terapia familiar, dado que muchos de
los teóricos de la terapia familiar sistémica venían de este modelo.
Klein (1952) desarrolló una teoría de las relaciones objetales basada en el término
«posición», el cual implica un tipo de relación de objeto en el que surgen ansiedades
específicas y unos mecanismos de defensa del «yo» para protegerse de esas ansiedades.
En los primeros días de vida tiene lugar la posición confusional: el bebé no puede
organizar la experiencia, porque todavía no tiene un «yo» suficientemente desarrollado,
lo cual le crea una ansiedad confusional.
Hacia los seis meses de vida el niño comienza a entrar en la posición depresiva. Va
integrando la experiencia, percibiendo que la madre a veces gratifica y a veces frustra.
Cuando se odia, se siente culpa, y ello impulsa a reparar. Si el «yo» no se siente capaz de
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reparar, recurre a negar el daño hecho, la realidad misma, que el objeto era bueno, lo
cual se da en las reacciones maníacas como forma de negar la culpa y la pérdida
irreparable (Klein, 1952).
En terapia ayudaremos a las familias a contrastar los objetos reales con los
internalizados para lograr un diálogo a dos niveles, interno y externo, en el que se
aborden las expectativas frustradas, los conflictos, e iniciar el proceso de la
reconciliación. Ayudamos a diferenciar al otro de la imagen que tengo de él, y a
diferenciar al sujeto del objeto, es decir, favorecemos la diferenciación que permite la
autonomía. En las relaciones familiares vamos a observar estos modos de
funcionamiento como dinámica grupal; por ejemplo, familias evacuativas en las que el
exterior es vivido como malo y no se responsabilizan de sus actos, o familias
introyectivas en las que la culpa tiñe todas las relaciones. También encontraremos
individuos esquizoides y depresivos, no sólo dependiendo de su personalidad, sino del
rol que se les atribuya. El conocer el concepto de «posición» nos permitirá comprender
la visión del mundo, cómo entienden y perciben la realidad, e intervenir desde ese
conocimiento.
a)Idealización. Según Klein (1952), ante una madre vivida como demasiado
frustrante y/o peligrosa, el niño prefiere pensar que es maravillosa. La
idealización sirve, pues, para protegerse de la persecución y la frustración. La
idealización oculta, bajo la apariencia de una relación maravillosa, un conflicto
muy profundo.
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1.2. La comunicación en las relaciones primitivas
El terapeuta que cumple esta función recibe el sufrimiento del paciente («el que
sufre») y le devuelve tranquilidad, una manera de entender lo que le está pasando y que
hay alguien que sí le entiende y le recoge, empatizando sin verse desbordado. Va
pasando del «yo participante», a través de la empatía desde una posición cercana, al «yo
observador», desde una posición más lejana que le permite contextualizar el problema y
ayudar.
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las experiencias del `propio cuerpo"y al principal representante del mundo tal
como el infante lo experimenta, el "objeto primario de amor"» (Mahler, Pine y
Bergman, 1977).
Este proceso se desarrolla principalmente del cuarto mes a los 36 meses, aunque a lo
largo de todo el ciclo vital se van a dar movimientos asociados a las fases por las que
avanza este proceso. Cada fase supone un período en que se hace una contribución
cualitativamente diferente al desarrollo psicológico del individuo. 1. La fase autística
normal sirve para la consolidación postnatal del desarrollo fisiológico extrauterino.
Promueve la homeostasis postfetal. 2. La fase simbiótica normal marca la capacidad
filogenética del ser humano para investir a la madre dentro de una vaga unidad dual, que
constituye la tierra primordial a partir de la cual se forman todas las relaciones humanas
siguientes. 3. La fase de separación-individuación se caracteriza por un continuo
aumento de la conciencia de separación del «sí-mismo» y del «otro», que coincide con
los orígenes del sentimiento de sí-mismo, de la verdadera relación de objeto, y de la
conciencia de una realidad existente en el mundo exterior (Mahler, 1968, 1975; Mahler,
Pine y Bergman, 1977).
«Son pautas cambiantes con que el infante se aleja de la madre y vuelve a ella.
Cada sub fase tiene sus pautas características, determinadas por el progresivo
desarrollo motor y cognitivo del niño y por las cambiantes necesidades de
distancia o cercanía».
«A medida que el infante crece y se desarrolla, hay para cada estadio una
posición entre madre e hijo que es la que mejor permite a éste desarrollar las
facultades que necesita para crecer, es decir, para individualizarse. Durante el
estadio simbiótico el infante se amolda al cuerpo de la madre; durante la sub fase
de diferenciación comienza a separar su cuerpo del pecho de la madre para poder
explorarla libremente mediante el tacto y la visión de cerca. El infante en período
de ejercitación se distancia en el espacio para tener oportunidad de explorar;
durante el acercamiento el deambulador necesita ir y volver para encontrar a su
madre disponible, pero sin que ésta interfiera. La distancia óptima la fija el
narcisismo secundario en desarrollo, y también la cambiante relación objetal y
las funciones del yo en desarrollo» (Mahler, Pine y Bergman, 1977).
Según estos autores, detallando más el proceso, las fases del desarrollo psicológico
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del infante humano son:
Se dan respuestas instintivas a los estímulos que son reflejas y consisten en reacciones de
desbordamiento y descarga, cuyo fin es el mantenimiento del equilibrio homeostático.
No hay discriminación entre dentro y fuera, animado e inanimado. La satisfacción de
necesidades pertenece a su propia órbita autística y omnipotente. Se da el narcisismo
primario en que la satisfacción de necesidades no se percibe como proveniente del
exterior, se trata de la «omnipotencia infantil absoluta» (Ferenczi, 1923).
47
El infante muestra una creciente capacidad de reconocer a su madre como una persona
especial, de aprehender e inspeccionar el mundo no materno, y de apartarse, poco a
poco, de la madre. Sigue dos caminos: el de la separación, que lleva a la conciencia
intrapsíquica de la separación, y el de la individuación, que lleva a la adquisición de una
individualidad distinta y única. Existen cuatro subfases del proceso de separación-
individuación: a) diferenciación, b) ejercitación, c) acercamiento, y d) consolidación de
la individualidad y comienzo de la constancia objetal emocional» (Mahler, Pine y
Bergman, 1977).
48
madre, ni siquiera por adultos familiares al niño. Crisis de acercamiento. Existen dos
tendencias, que se transforman a menudo en ambivalencia: desea estar unido a la madre,
y al mismo tiempo, separado de ella. Aparecen berrinches, quejas y humor triste, y se
producen fuertes reacciones a la separación.
Bowlby (1969, 1973, 1980) y Ainsworth y Bell (1970) estudiaron desde el psicoanálisis
y la etología, el lazo afectivo que se establece entre el niño y las personas de su entorno
cercano y que le impulsa a buscar la proximidad y el contacto con ellas. Estos autores
llaman «apego» a este vínculo afectivo que se ca racteriza por: esfuerzos por mantener la
proximidad, mantener un contacto sensorial privilegiado, exploración del mundo desde
la figura de apego, como base segura, y ansiedad ante la separación y sentimientos de
49
desolación ante la pérdida.
Ainsworth et al. (1978) describieron tres tipos de apego según el grado de seguridad
que mostraban los niños con su madre. La seguridad la valoraron a través de la facilidad
con que el niño explora ambientes nuevos en presencia-ausencia de la madre, el éxito
con que la madre consuela al niño y las conductas de proximidad y contacto que adopta
el niño después de situaciones estresantes.
Las estrategias de regulación emocional por parte del niño consisten en diluir su
expresión emocional a consecuencia del rechazo de sus conductas de apego. Se muestra
independiente, maduro y autónomo. Los niños evitativos presentan una expresión
contenida del afecto negativo, pero de manera desigual e impredictible (Ainsworth et al.,
1978).
La madre se siente incómoda ante sus propias emociones. Las señales del niño le
llevan al rechazo, con lo que amplifican el afecto negativo en el niño, creando conflicto
y no dando validez a los sentimientos del pequeño ni ayudándole a manejarse con ellos.
Las estrategias de cuidados maternos se basan en el cuidado distante. Estas madres se
evalúan a sí mismas y a sus hijos como alguien que no vale la pena, y tienen tendencia a
enfatizar los aspectos negativos de sus interacciones (George y Solomon, 1999).
50
3. Apego inseguro con ambivalencia. No usan a la madre como base de seguridad, su
interés en la exploración es bajo, toleran mal el estrés, se muestran ansiosos en la
separación y, cuando vuelve la figura de apego, se presentan ambivalentes, oscilando
entre el deseo de contacto y la angustia de separación por un lado, y el rechazo, por otro.
Las estrategias de regulación emocional por parte del niño son: exagerar sus demandas
de atención, mostrar extrema dependencia hacia la figura de apego y enfatizar la
inmadurez. Las respuestas de los padres son incoherentes y están menos disponibles. Las
madres se caracterizan por una cierta incertidumbre, tanto a nivel representacional como
conductual. Presentan incapacidad para integrar lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo
malo, lo deseable y lo indeseable. Sus estrategias de cuidados se basan en tener al niño
cerca, al considerar que pueden protegerle mejor, aunque no son capaces de hacerlo de
una forma adecuada. Tienen tendencia a ser intrusiva, interfiriendo en la autonomía o la
exploración del niño.
Según Spieker y Booth (1988), entre un 57% y un 73% de los niños de la población
normal tienen un apego seguro en el que los padres son cálidos y sensitivos y los niños
no temen expresar el enfado, la autonomía se adecua a la edad de los hijos y para padres
e hijos existe libertad para estar solo o acompañado. El apego inseguro con rechazo o
evitación se da en un rango del 15% al 32% de los niños. Los padres de este grupo a
menudo olvidan su infancia y tienden a idealizar a sus padres como forma de negar una
relación en la infancia vivida como negativa. Con sus hijos suelen mantener una
distancia emo cional y física para reducir la probabilidad de explosión emocional que
lleve al rechazo, lo cual implica una pérdida de sensibilidad hacia las necesidades del
hijo. El niño no aprende a explorar sentimientos e intimidad y se muestra aparentemente
independiente. El apego inseguro ambivalente se da en un rango del 4% al 22% e incluye
estilos transaccionales aglutinados, padres preocupados que se dedican a rumiar
problemas pasados y se sienten abandonados si los hijos se autonomizan; los hijos son a
menudo parentalizados.
51
frecuentemente expresan sus emociones de forma intensa y con miedo y son incapaces
de reconocer las demandas de su hijo.
Apego adulto
1.En los adultos, las relaciones de apego se producen generalmente entre iguales y
no entre quien recibe los cuidados y el cuidador.
2.El apego en la adultez no es tan estable como para predominar sobre otros sistemas
relacionales, mientras que en la infancia es más estable.
52
de proximidad física (Hinde y Stevenson-Hinde, 1976). Además, el adulto tiene
estrategias ya interiorizadas y exteriorizadas para poder dar respuesta a la activación del
sistema de apego (Blass y Blatt, 1990). El adulto depende de la representación interior
que hace de su relación con la figura de apego, elaborada en la infancia y que se
construye y desarrolla a lo largo de los años con experiencias de apego sucesivas y
variadas (Bowlby, 1969-1982). Las características del modelo de apego adulto se
resumen en la tabla 5.
TABLA 5
53
El apego, a diferencia de otras relaciones de los adultos, está basado en los efectos
que provoca la ausencia de otros tipos de vínculo. Al producirse la ausencia de un
vínculo de apego, el sujeto experimenta una soledad persistente que no puede ser
compensada por otros. En general, los sujetos que no tienen acceso a una comunidad
54
experimentan una angustia asociada con este aislamiento, debida a una baja afiliación,
entendida como la falta de asociación en la que los intereses compartidos y las
circunstancias similares ofrecen una base para la lealtad mutua y un sentido de
comunidad (Weis, 1982).
De acuerdo con la teoría de Bowlby y las aportaciones que realizó Weiss, se podría
definir el apego adulto como las relaciones en las que se busca o mantiene la proximidad
de otro preferido o especial para alcanzar una sensación de seguridad. Según West y
Sheldon-Keller (1994), los adultos, al establecer la relación de pareja, tratamos de hacer
una planificación de futuro que nos aporte seguridad y permanencia.
Hazan y Shaver (1987) describieron tres tipos de apego adulto: seguro, inseguro-
evitativo y ansioso-ambivalente. Los sujetos con apego seguro están cómodos con la
intimidad y son capaces de confiar en los demás; estos sujetos piensan de ellos mismos
que son fáciles de conocer y dudan poco de sí mismos; también piensan que el amor de
pareja existe en la vida real y que no tiene por qué desvanecerse con el tiempo, plantean
que sus relaciones amorosas más importantes han sido relativamente felices y se
caracterizan por la amistad y la confianza.
55
intimidad y no les gusta depender de los demás; perciben a sus madres como personas
frías que les rechazaban con frecuencia, cuestionan la naturaleza duradera del amor y sus
experiencias amorosas más importantes han estado marcadas por el miedo a la intimidad
y por dificultades para aceptar a sus parejas.
TABLA 6
Según estos autores, aquellas personas que hayan desarrollado un modelo negativo
del otro serían resistentes o temerosas, pero siempre teniendo en cuenta el nivel de
dependencia desarrollado. Las personas que desarrollan un modelo del otro positivo
serían seguras o preocupadas y de nuevo el nivel de dependencia se convertiría en el
56
factor que habría que tener en cuenta. Según Hazan y Shaver (1987), el apego temeroso
se asocia al evitativo, el resistente al seguro y evitativo, y el preocupado al ansioso-
ambivalente.
En la tabla 7 podemos observar las relaciones entre los estilos de apego infantil y los
estilos de apego de los padres, así como la interacción entre padres e hijos.
TABLA 7
57
4. PAUTAS PARENTALES DE CRIANZA
Las pautas de crianza han sido asociadas al desarrollo psicoafectivo de los hijos, lo cual
está íntimamente asociado a los estilos de apego.
58
Parental Bonding Instrument (PBI), para medir dos dimensiones de las pautas de crianza:
el cuidado (CUI) (entendido como preocupación contra indiferencia y rechazo) y la
sobreprotección (SOB) (conductas contra los estímulos de independencia del hijo) que el
hijo percibe en sus padres, referido a sus 16 primeros años de vida, aunque evalúa
actitudes percibidas en la actualidad. Sobre la base de estos factores, se construye una
tipología de los vínculos parentales percibidos:
Otros autores (Kendler, 1996; Martin et al., 2004) han hallado tres factores: el
cuidado (compuesto por los mismos ítems que en el de Parker et al. [1979]), y la
sobreprotección, que se divide en dos factores: autoritarismo (Kendler, 1996) o
restricción (Martin et al., 2004) y sobreprotección (Kendler, 1996) o intrusión (Martin et
al., 2004).
Parker (1983) encontró en una muestra australiana que las puntuaciones medias para
cuidado materno eran de 27,0 y 13,5 para sobreprotección, mientras que las
puntuaciones medias para los padres eran de 24,0 en cuidado y 12,5 en sobreprotección.
En una muestra del País Vasco (Espina et al., 1996) encontramos en un grupo control sin
patología las siguientes puntuaciones medias: cuidado materno 29,19, sobreprotección
59
materna 16,50; cuidado paterno 21,56 y sobreprotección paterna 16.
Schweitzer y Lawton (1989) estudiaron la percepción que tenían los hijos de las
actitudes de sus padres hacia ellos me diante el Parental Bonding Instrument (PBI) de
Parker et al. (1979) en una muestra de 63 adictos a opiáceos y un grupo control de 50
estudiantes con una edad semejante. Entre sus resultados destaca que en el grupo de
toxicómanos predominaba el vínculo de control sin afecto, mientras que en el grupo
control, el vínculo óptimo. Este control sin afecto debe considerarse un estilo de parental
de alto riesgo y se caracteriza por frialdad, rechazo, indiferencia, control e intrusión en la
vida del hijo, y una falta de estímulo para la autonomía. Espina et al. (1996), aplicando el
PBI a toxicómanos hallaron que también el vínculo de control sin afecto era el más
frecuente en éstos, mientras que el vínculo óptimo era el más frecuente en el grupo
control.
Espina, Fernández y Pumar (2000), utilizando una adaptación infantil del PBI,
encontraron que el vínculo de control sin afecto era el más frecuente en niños con
trastornos del habla y del lenguaje.
60
estudios empíricos sobre los estilos parentales en los trastornos de la alimentación están
basados en el Parental Bonding Instrument (PBI) (Parker, Tupling y Brown, 1979). Los
datos de los estudios empíricos son variables y no concluyentes.
61
En un estudio realizado con jóvenes del País Vasco hemos podido confirmar ver la
íntima relación entre las pautas de crianza y la salud mental (Espina, Ochoa de Alda y
Ortego, 2007).
Bowen (1978) habló del proceso de diferenciación del self, referido al grado en que el
sujeto permanece o no separado del otro. La diferenciación está asociada con la madurez
emocional, mientras que el grado extremo de indiferenciación se da en la relación
simbiótica. Las personas poco diferenciadas necesitan constantemente de los otros y no
toleran la soledad. El grado de diferenciación del self determina la existencia de un self
sólido o de un pseudoself. El self sólido se constituye a base de creencias, opiniones,
convicciones y principios vitales definidos con claridad que se incorporan a partir de
experiencias sometidas a un proceso de razonamiento intelectual. El pseudoself se gesta,
por el contrario, por la presión emocional del grupo, que exige que el individuo siga los
ideales y principios asumidos por la cultura grupal, lo cual le hace dependiente en exceso
del grupo con los consiguientes problemas emocionales y relacionales. Las familias en
las que no se da un adecuado proceso de diferenciación tendrían una «masa de ego
indiferenciada», es decir, estarían fusionadas, aglutinadas, y en la pareja la angustia
frente a la fusión puede provocar el distanciamiento emocional. Muchas veces, aspectos
del self no aceptados son fruto de experiencias inadecuadas en la generación anterior,
que han impedido que se dé el proceso de individuación. Las vinculaciones irresueltas
con los padres (Bowen) determinan que cuanto más bajo es el nivel de diferenciación,
peor podrá el sujeto separarse del pasado para iniciar su vida en la generación actual.
62
roles que sacrifica al individuo en aras del bienestar grupal. El síntoma surgiría cuando
hay una acumulación excesiva de injusticias en la contabilidad del sujeto que se
convierte en paciente, o cuando la lealtad a la familia exige el sacrificio de su
autonomización. En ambos casos, el paciente designado obtiene poder a través de los
síntomas y culpabiliza a los demás.
63
dinámica familiar se ve cuando intentan alejarse de la familia y comienzan a
manifestarse los problemas encubiertos.
La lealtad puede llevar a que «las amenazas de divorcio de los padres puedan detener
los esfuerzos que los hijos adolescentes o jóvenes realizan en pos de su emancipación»
(Boszormenyi-Nagy y Spark, [1973]).
Framo (1970) plantea que la elección del síntoma viene determinada por la dinámica
intrapsíquica del paciente y por las relaciones familiares. Las situaciones de la vida no
sólo se interpretan inconscientemente a la luz de los objetos internos, lo cual provoca
que se originen expectativas deformadas de otras personas, sino que se intenta
inconsciente y activamente forzar y cambiar las relaciones para que se adecuen a los
modelos internos de rol. Estos procesos de asignación irracio nal de rol cumplen la
función de recobrar los antiguos objetos de amor a través de los miembros reales de la
familia actual, impidiendo así el temor a la pérdida y la aflicción. Según Framo, las
personas están actuando constantemente viejos conflictos y buscan mediante el
matrimonio, los hijos, los amigos, los enemigos y los terapeutas, las respuestas de apoyo
que les permitirán mantener la relación con los modelos internos del rol y evitar el
surgimiento de ansiedades y temores asociados con esas relaciones internas. Con los
conceptos de asignación del rol y deformación proyectiva de trasferencia, Framo (1965a,
1965b, 1971, 1996) destaca que los hijos representan expectativas de los padres
basándose en introyecciones paternas, sus roles pueden estar determinados incluso antes
de que nazcan, y les obligan a cumplir responsabilidades prematuras para las que son
adiestrados durante años y que son reforzadas por normas y mitos familiares. Todo esto
impide la individuación del hijo y permite a los padres mantener la fantasía de que no
han perdido a sus propios padres al tenerlos representados, de alguna manera, en sus
hijos. Algunos síntomas se desarrollan en función de los esfuerzos por librarse del rol
asignado y otros como reflejo de tal designación, y las dificultades actuales están
relacionadas con los esfuerzos reparadores para corregir, controlar, defenderse y
suprimir viejos y molestos paradigmas relacionales pertenecientes a la familia de origen,
y la elección de las relaciones está condicionada al intento de encontrar soluciones
interpersonales a conflictos intrapsíquicos.
64
selección, mantenimiento, intercambio y disminución de los síntomas se consideran en
función de la interacción entre el sistema individual y el sistema familiar de relaciones.
c)Delegación. De encargos que se transmiten de una generación a otra con una gran
exigencia de lealtad. Se torna disfuncional cuando la exigencia del legado supera
las capacidades del sujeto.
e)El estatus de la reciprocidad. En él confluyen los otros cuatro aspectos, sólo que
ahora se refieren a las relaciones actuales. Es negativo cuando se da una escalada
simétrica por el poder, lo que Stierlin llama «clinch maligno».
Hellinger (1996, 2000, 2002, 2003) recoge las aportaciones de las escuelas
transgeneracional (Boszormenyi-Nagy y Spark, 1973; Bowen 1978; Framo, 1996;
Stierlin, 1975) y estratégica (Haley, 1974, 1980; Madanes, 1981) y les imprime un
sentido espiritual y transcendente. Este autor ha desarrolla un trabajo sobre
constelaciones familiares basado en las reglas familiares asociadas a los valores y
conceptualizadas como las órdenes del amor, y están representadas por el vínculo y la
conciencia:
65
-Vínculo: la vinculación a través de los lazos afectivos entre los seres humanos
permite la supervivencia física y emocional. Este concepto está asociado al apego
como primera vinculación afectiva.
Las órdenes del amor son tres: de pertenencia, de jerarquía y de dar y tomar.
1a orden: pertenencia
Todos los elementos de un sistema tienen derecho a pertenecer a dicho sistema, incluso
los miembros ausentes. Si no se reconoce explícita o implícitamente, afectará
negativamente al mismo, especialmente a los miembros más débiles. Cuando un
miembro es excluido, ya sea olvidado, excluido o rechazado, la conciencia del sistema
induce a un miembro de una generación posterior a asumir («amor ciego») el destino de
la persona excluida, lo cual le impedirá desarrollar su propio destino y, muchas veces, le
supondrá una limitación importante en su vida.
2a orden: jerarquía
Los elementos (miembros) que llegaron antes al sistema tienen prioridad sobre los que
llegaron después y deben ser reconocidos como tales, y es su derecho y deber mantener
su lugar de prioridad. Los pequeños, los que llegaron después, no pueden ocupar el lugar
de un miembro del sistema que llegó antes, tampoco pueden asumir su destino, sus
culpas, ni juzgarle. Por otra parte, estos últimos tienen prioridad en la atención y el
cuidado. El desorden se produce cuando no se atiende a la familia nuclear por atender a
la de origen, cuando el nuevo no tiene un lugar seguro que le garantice cuidado y
atención, o cuando a éste se le ofrece un lugar jerárquico superior.
Lo mayores dan y los menores toman. En las relaciones igualitarias es recíproco el dar y
tomar. El desorden está asociado a la reciprocidad: si no se da entre iguales, el
66
desequilibrio produce malestar. Por el contrario, entre generaciones son los intentos de
reciprocidad o de «igualar la deuda» lo que provoca el malestar. El manejo adecuado
está asociado al agradecimiento y la humildad de aceptar lo que se recibe desde una
posición inferior.
Sobre estas bases, Hellinger desarrolla un trabajo sobre las familias de origen y la
actual, utilizando, principalmente, la técnica de la escultura.
Bibliografía
67
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71
-(1960). «La teoría de la relación paterno-filial». En D.W.Winnicott (ed.), El proceso de
maduración en el niño. Barcelona. Laia.
72
En el abordaje ecosistémico o contextual, también hay un espacio destacado para el
mundo emocional. Ya veíamos que las emociones forman parte de la personalidad
CASIC y, al fin y al cabo, los sistemas están formados por individuos, holones diría
Minuchin, con sus propias emociones, las cuales condicionan en gran medida los modos
de vinculación.
3.La expresión emocional actúa en el nivel social y sus funciones son la adaptación
social y la comunicación de los estados emocionales, las estructuras
neuroanatómicas implicadas son el SRA activando la conducta, la corteza motora
precentral, el sistema límbico, el hipotálamo, la amígdala y el hipocampo.
73
Las tareas centrales del desarrollo emocional incluyen la habilidad de identificar y
entender los sentimientos propios, de interpretar y comprender adecuadamente los
estados emocionales de los otros, de organizar las emociones y su expresión de una
forma constructiva y de regular la propia conducta, desarrollar empatía hacia los otros y
crear y mantener relaciones.
TABLA 8
74
Las emociones favorecen la interacción social de varias formas: controlando la
conducta de los demás (por ejemplo, la ira), permitiendo la comunicación de los estados
afectivos y promoviendo la conducta prosocial (por ejemplo, la alegría) (Izard, 1977). La
inhibición de las emociones también cumple una función social obvia, pues puede no ser
adecuado mostrar una emoción determinada en un contexto dado. La creación de una red
social de apoyo estará muy vinculada a la expresión emocional.
Para Ekman y Davidon (1994) son siete las emociones básicas: ira, alegría, asco,
tristeza, sorpresa, miedo y desprecio.
75
El tema de las emociones básicas es controvertido, pero por tener características
comunes en todos los seres humanos y poseer patrones de reacción afectiva distintivos y
generalizados, son aceptadas por casi todos los autores seis emociones: alegría, tristeza,
ira, sorpresa, miedo y asco.
76
ser desagradable e intensa.
5.La sorpresa es una reacción emocional neutra, que se produce de forma inmediata
ante una situación novedosa o extraña y que se desvanece rápidamente, dejando
paso a las emociones congruentes con dicha estimulación (Reeve, 1994). La
provocan acontecimientos inesperados y estímulos novedosos no muy intensos.
Produce un aumento brusco de estimulación, interrumpiéndose la actividad que se
está realizando en ese momento. Aumenta la actividad cognitiva para facilitar una
reacción emocional y conductual apropiada ante una situación novedosa y los
procesos atencionales, exploración e interés por la situación novedosa. La
reacción afectiva es indefinida, aunque agradable. Puede producir una sensación
de incertidumbre por lo que va a acontecer.
77
evitar situaciones desagradables o potencialmente dañinas para la salud. Los
estímulos pueden ser olfativos, olorosos, acústicos y visuales, así como estar
muchas veces vinculados a los alimentos.
Las emociones complejas son una mezcla de varias emociones dirigidas hacia el
mismo objeto, pero despertadas por varios, y a menudo contradictorios, aspectos del
objeto o la situación; por ejemplo, la nostalgia puede ser una mezcla de tristeza con
esperanza, los celos integran furia, miedo, envidia. Vamos a describir, a modo de
ejemplo, algunas:
-La culpa es un estado más complejo que la vergüenza, implica juicios aprendidos en
relación a acciones o comportamientos específicos. La culpa motiva el sentir que
se tiene que pagar por haber obrado mal.
-Resignación e impotencia: cuando alguien quiere indicar que no puede hacer una
cosa o impedir que algo se produzca, suele alzar los dos hombros con un
movimiento rápido. Al mismo tiempo, para completar la ac titud, vuelve los
codos hacia dentro, doblados los brazos, alza las manos abiertas volviéndolas
hacia fuera y apartando los dedos. Va acompañado de frases como estas: «no es
culpa mía», «me es imposible conceder ese favor», «que siga su camino», «yo no
puedo detenerle». El encogimiento de los hombros expresa también la paciencia o
la ausencia de toda idea de resistencia.
-El rubor es la más especial y la más humana de todas las expresiones. La coloración
del rostro que entonces se produce es debida al relajamiento de las paredes
78
musculares de las pequeñas arterias, que permite a los capilares llenarse de
sangre. El rubor no sólo es involuntario, sino que el deseo que tenemos de
reprimirle, atrayendo nuestra atención sobre nuestra persona, nos dispone más a
él.
-El dolor no está asociado con ninguna tendencia de acción que permita prevenir el
daño, pero sí posee un valor para la supervivencia. Lo logra enseñando a la
persona a evitar las cosas que se ha descubierto que pueden ser dolorosas. Si el
dolor emocional es intenso, las personas se sienten fuera de control y
experimentan dolor físico en sus estómagos, en sus cabezas y en su cuerpo en
general. Informan de que se sienten desbordadas, tienen miedo de ser incapaces
de parar de llorar, así como de perder el control. Dicen sentirse débiles, hechas
añicos, rotas, rasgadas, con heridas abiertas y como vacías y sin esperanza.
79
que nos rodea.
Las emociones secundarias son una reacción a otra emoción anterior, y comprende el
significado que para su self tiene el sentir la emoción primaria. Pueden ser una reacción
defensiva o evitativa de la primaria, porque ésta no se acepta o supone una amenaza para
el self, por ejemplo, ira para ocultar la tristeza vivida como debilidad (frecuente en los
hombres), o lo contrario, tristeza para ocultar la ira (frecuente en las mujeres). Otras
veces son consecuencia de la evaluación que se ha realizado de la emoción primaria, por
ejemplo, cuando una persona que ha tenido una pérdida se deprime, y a continuación se
castiga y se odia a sí misma por ello, ya que considera que eso es una debilidad.
FIGURA 2
EMOCIONES PRIMARIAS
80
FIGURA 3
Tenemos dos sistemas básicos de información: uno basado en las emociones, de tipo
81
vivencial, y otro basado en lo racional, de tipo conceptual. La integración de estos
sistemas acabará produciendo la conducta adaptativa. A medida que experimentamos
sentimientos, con frecuencia también reflexionamos sobre ellos conscientemente.
Organizamos de forma constante la experiencia, integrando el aprendizaje cultural con la
sensación emocional para llegar a crear un significado nuevo. Los dos niveles de
producción del significado guían el funcionamiento humano: el conceptual consciente y
el vivencial tácito. La integración de estos dos niveles es lo que nos lleva a un
funcionamiento adaptativo.
Las tablas 9 y 10 pueden servir de guía para detectar y consignar qué estados
afectivos detectamos en la entrevista y cómo nos sentimos nosotros con una familia en
particular.
TABLA 9
TABLA 10
82
El desarrollo emocional está íntimamente ligado al apego. El primer aprendizaje
emocional se realiza con la figura de apego y la calidad del mismo determinará, en gran
medida, el funcionamiento emocional. (Ver apartado sobre el apego.)
1. ALEXITIMIA
83
constructo «alexitimia». Según Nemiah (1977), los cuatro aspecto más destacables en la
alexitimia son: a) dificultad para identificar y describir sentimientos, b) dificultad para
distinguir los componentes somáticos (sensaciones) de los subjetivos (emociones) de la
activación emocional, c) pobreza de fantasías y d) un estilo cognitivo externamente
orientado (concreto, utilitarista, literal, referido a acontecimientos externos) y un estilo
de vida orientado a la acción.
A.Rasgos esenciales
B.Rasgos accesorios
84
capacidad de introspección necesaria para las psicoterapias dinámicas.
2. EMPATÍA
85
de la situación en la que está el otro (Eisenberg y Strayer, 1987).
86
3. EMOCIÓN EXPRESADA (EE)
Este concepto surge a partir de estudios realizados con familias que tenían a un miembro
con esquizofrenia. Se observó que los pacientes que, dados de alta, volvían a su casa,
recaían en mayor proporción que los que iban a hogares protegidos. Este dato llevó a los
investigadores a estudiar las características de estas familias que pudiesen estar
relacionadas con la recaída.
Las tres primeras tienen un valor pronóstico de la recaída y las puntuaciones que de
ellas se obtengan van a determinar que unos familiares sean calificados como altos o
bajos en emoción expresada. Aunque los primeros estudios estuvieron dirigidos a
familias con un paciente esquizofrénico, actualmente, esta prueba es utilizada para
evaluar la emoción expresada en gran número de patologías, como depresión,
toxicomanías, trastornos de la conducta alimentaria, enfermedad inflamatoria intestinal,
etc.
Escalas de la EE
87
Comentarios positivos: comentarios que expresan aprobación y valoración del
paciente.
Diferentes estudios (Leff et al., 1987) han demostrado que reduciendo el nivel de
emoción expresada de los familiares mediante intervenciones psicosociales, entre las que
se encuentran la terapia familiar y los grupos de apoyo a familiares, se consigue reducir
la tasa de recaídas. Si nos encontramos unos padres estresados, frustrados, que se sienten
impotentes, desesperanzados, es muy fácil que recurran a adoptar conductas inadecuadas
con el hijo. Han probado ya de todo y nada vale. Frecuentemente van a caer en
conductas altas en emoción expresada, conductas que pueden ser hipercríticas, hostiles o
sobreprotectoras.
1.El respeto del familiar hacia las necesidades de relación del paciente. Los
familiares de EE baja respetan el deseo de los pacientes de estar solos o mantener
la distancia social, sin ser intrusivos con ellos, mostrando más empatía y
comprensión. Los familiares de EE alta son intrusivos, poco empáticos, no
proporcionan apoyo emocional al paciente, son menos compasivos, más irritables
y suelen intentar controlar actividades rutinarias del paciente, dando consejos que
el paciente no solicita.
88
la enfermedad existe y tratan de comprender al paciente, atribuyendo sus con
ductas anómalas a la enfermedad y adoptando una conducta tolerante. Los
familiares altos en EE carecen de esa objetividad, se muestran intolerantes y
tienden a pensar que los pacientes, si lo quisieran, podrían controlar sus síntomas.
TABLA 11
89
conducta altas en EE ante patologías caracterizadas por períodos de marcadas
exacerbaciones seguidas de períodos de remisión, en oposición a aquellas patologías más
estables de curso crónico.
Greenberg y Paivio (2000) proponen tres fases en el trabajo con las emociones que
puede ser de utilidad para su evaluación en el curso de la sesión:
Fase 1: creación del vínculo: a) atender, empatizar y validar sentimientos con una
actitud empática, b) identificar los procesos cognitivo-afectivos que subyacen y/o
generan el estado emocional.
Estos autores proponen pautas de actuación para trabajar con las emociones que son
útiles para la evaluación de los estados emocionales. (Ver tabla 12.)
TABLA 12
90
Bibliografía
91
Averill, J. R. (1994). «In the eves of the beholder». En. P.Ekman y R. J. Davidson (eds.),
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San Diego, California. Educational and Industrial Testing Services.
94
En la mayoría de las familias que nos consultan existe una pareja, la hubo, viene
directamente la pareja o alguno de los miembros tiene una relación estable con otra
persona que no es de la familia. Conocer la dinámica de las relaciones de pareja y los
procesos que condicionan la elección de la misma, son objeto de este apartado.
En cada sociedad existen modelos de selección de pareja específicos que hace que
criterios válidos para una cultura sean totalmente rechazados en otra. Una primera
clasificación de la elección de pareja, desde un punto de vista sociológico, hace
referencia a si la pareja es elegida en el mismo grupo social (endogamia) o se busca
fuera (exogamia). La endogamia viene definida por la pertenencia a la misma raza,
religión, etnia, clase social y residencia. La razón de ser de la endogamia es el
mantenimiento de la integridad del grupo, de manera que el matrimonio exogámico es
percibido como un peligro y, por ello, se educa primero y se sanciona socialmente
después, si miembros de diferentes grupos se emparejan entre sí. La endogamia puede
verse favorecida también por enfrentamientos entre grupos sociales, siendo la exogamia
una traición hacia el grupo de referencia, como describió magníficamente Shakespeare
en Romeo y Julieta. Una conducta exogámica común a prácticamente todas las
sociedades es la prohibición de relaciones sexuales entre parientes (tabú del incesto).
2.Elección realizada por los padres (con o sin participación de los parientes) pero
con el derecho a veto de los jóvenes, especialmente varones y en determinadas
situaciones.
3.Elección por parte de los hijos con la posibilidad de veto de los padres.
4.Elección libre de pareja: los jóvenes se limitan a informar a sus padres, pero éstos
no tienen derechos sobre esa elección.
Estas opciones correlacionan a su vez con los motivos que guían la elección y que,
según Stone (1990), son cuatro:
95
matrimonio es un contrato entre las familias para obtener beneficios mutuos.
Entre los factores que favorecen la homogamia (unirse al semejante) destacan los
sociodemográficos: educación, proximidad física, raza, religión, etnia, clase social, edad,
etc., de manera que es más fácil que se constituya una pareja entre personas próximas, de
la misma religión y raza, etc., aunque, lógicamente, esto varía según las culturas e
individuos.
2.Proximidad: el barrio, escuela, colegio, trabajo etc., son los lugares en los que los
96
sujetos de ambos sexos se relacionan e intiman y de ahí surgirán en la mayoría de
los casos las parejas; a ello se le llama asociación diferencial, la cual está
constituida por la accesibilidad geográfica y el tiempo que se pasa juntos, lo que
determina una implicación funcional. No debemos olvidar que este contexto
relacional está profundamente determinado por la clase social, raza, etc.
6.Clase social: la educación, ocupación e ingresos sirven de guía para clasificar a las
familias en tres niveles socioeconómicos: alto, medio y bajo. La adscripción a una
clase social va unida a una educación en la que la filosofía de la vida, valores,
actitudes, expectativas y posibilidades de alcanzarlas hace que personas de la
misma clase social tiendan a tener intereses y metas semejantes y, por tanto,
puedan trazar más fácilmente un proyecto de vida juntas. A su vez, el tener en
común los aspectos antes citados favorece el ajuste de la pareja.
97
podía ser usada como un elemento de poder y control sobre la joven esposa; otro
aspecto es que el objetivo del matrimonio era tener hijos y la exigencia de que los
hombres debían estar preparados para poder hacerse cargo del sustento de la
familia. En la sociedad occidental, los avances conseguidos en la igualdad de los
sexos han llevado consigo una disminución de la diferencia de edad en la pareja,
aunque todavía suele ser la esposa más joven. En segundas nupcias esta diferencia
se suele incrementar, siendo más aceptable socialmente un matrimonio de un
hombre mayor con una mujer joven que lo contrario, quizá debido a que en
nuestra sociedad se mantiene en alguna medida la escisión entre madre
(asexuada) y prostituta (sexuada) descrita por Freud a principios de siglo, lo cual
es favorecido por la valoración de la juventud y belleza de la mujer como parte
fundamental de su atractivo sexual, mientras que en el hombre no se da tanta
importancia a estos aspectos.
8.Las cualidades personales están influenciadas por los aspectos culturales y en cada
sociedad se valorarán determinadas características elevándolas a la categoría de
cualidades. En nuestra cultura son bastante comunes las siguientes a la hora de
elegir pareja: atracción física, se resalta más en la mujer, aunque con los cambios
producidos hacia la igualdad de ambos sexos se ha diluido algo esta diferencia,
que todavía es excesiva, pues coloca a la mujer en el lugar de un objeto bello que
adquirir, mientras que en el hombre se valora la inteligencia, la fuerza y la
capacidad de trabajo; compañerismo, amistad, apoyo mutuo, tolerancia, etc., que
favorecen una relación duradera; comunicación, que implica expresar las propias
opiniones y deseos y la escucha empática, lo cual permite satisfacer al otro,
negociar las diferencias y resolver los conflictos; ajuste sexual, la búsqueda de
una persona que satisfaga las necesidades sexuales es un factor importante en la
elección de pareja y, según Spanier y Lewis (1980), el ajuste sexual depende del
valor que se le otorga, la permisividad y la clase social.
Varios autores (Insko, 1980; Walster y Walster, 1978; Lasswell y Lasswell, 1987)
hablan de factores positivos y negativos que influyen en la elección de pareja. Los
negativos son aquellos que reducen el número de personas que podemos seleccionar
como pareja y que conducen a la homogamia, es decir, a elegir como pareja a personas
que tienen características semejantes o, mejor, a no elegir a las personas que son
diferentes. En cuanto a los factores negativos, estos autores hablan de las
descalificaciones interactivas para referirse a la exclusión que hacemos de las personas
que no interactúan bien con nosotros, que «no nos caen bien», debido fundamentalmente
a la falta de empatía, a que no nos comprenden, a que no se ponen en nuestro lugar, lo
cual produce un fallo en la comunicación. La falta de acuerdo en la conducta y el interés
98
sexual también pueden ser factores negativos en la elección, y el acuerdo, un factor
positivo. Los factores positivos estimulan el deseo de emparejamiento y lo mismo que
los factores negativos, pueden cambiar a lo largo del ciclo vital.
Existen bastantes teorías, la mayoría de ellas elaboradas desde la psicología social, que
intentan explicar por qué se elige a una persona como pareja.
Ishwaran (1992) clasifica las teorías de selección de pareja en dos grupos: el modelo
de secuencia fija y el circular-causal. El modelo de secuencia fija se centra en los
factores sociodemográficos y las características psicológicas que hacen de filtro para la
selección; entre ellos tenemos los ya estudiados de raza, religión, clase social, medio,
educación, valores, hábitos y apariencia. Estos filtros harían que la selección de pareja se
dé entre personas de características semejantes y la relación iría avanzando a lo largo de
estadios en los que se profundizaría en el conocimiento de la personalidad y conducta del
otro, para ver si es atractivo para establecer una relación duradera. Si se van pasando los
estadios, la relación continúa hasta el matrimonio, si no, se interrumpe y, después de un
período de soledad, se vuelve a empezar.
99
conducta y creencias de los dos. Levinger (1966) señala que la relación se mantiene
porque existe una atracción o una imposibilidad de dejarla, que en la comparación con
otras alternativas resulta más fuerte, si no es así la relación se rompe. Estos autores
plantean tres niveles de relación:
1.Nivel de consciencia. En este nivel un sujeto se siente atraído por otro sobre la
base de homogamia (raza edad, religión, clase social, educación), la proximidad
espacial y el interés por otras personas. Esta atracción le lleva a acercarse para
interactuar y recabar información sobre aspectos atribuidos a esa persona; si se
confirman, sigue la relación y si no, se aleja.
100
falta satisfacción en, por lo menos, dos de estos niveles.
Todas estas teorías resaltan algunos aspectos que pueden influir en la elección de
pareja, y aunque la mayoría de ellas no tienen un soporte empírico que las avale, nos
pueden ayudar a comprender sobre qué base se eligen las parejas. La teoría
psicodinámica es de especial utilidad para el clínico, porque permite hipotetizar sobre
aspectos psicológicos complejos que observamos en parejas disfuncionales.
2.Elegir lo opuesto al modelo de los padres o a las características del padre amado
(defensa contra los deseos edípicos).
101
búsqueda de un equilibrio personal en el que la organización defensiva frente a las
pulsiones temidas juega un papel capital. «La elección del objeto de amor debe
responder a estos dos criterios a la vez: debe ser el origen de satisfacciones de la mayor
parte de los deseos conscientes y, al mismo tiempo, contribuir a reforzar al «yo» y a su
seguridad propia, frente a este conjunto pulsional que en todo adulto conserva la huella
de los cambios de la evolución histórica del sujeto.»
3.Elección como defensa contra pulsiones peligrosas, es decir, elegir a alguien que
nunca despertará lo que tememos, por ejemplo, si un sujeto teme una dependencia
excesiva se buscaría una pareja que no facilite ese tipo de relación.
102
juego de identificaciones proyectivas e introyectivas en las que se depositan en el otro
partes del self no toleradas.
1.Un conflicto básico semejante no resuelto les lleva a realizar un juego relacional
secreto.
2.El conflicto común les lleva repartirse roles opuestos que forman un todo.
103
abnegación.
3.La relación sádico-anal. Los dos polos son el control y poder frente a la
dependencia y entrega pasiva.
104
atrapado ahí, y el regresivo ser independiente por temor a ser rechazado, al unirse, cada
uno deposita en el otro lo que no tolera en sí mismo, de manera que no serían dos
personas que pueden ser a ratos dependientes y a ratos independientes, sino que uno
juega a ser la cara y el otro la cruz de un misma moneda.
Al unirse, cada uno puede asegurase de que lo negado no está en él, pues lo ve en el
otro y, de paso, al ser pareja, puede sentirse completo sin peligro, pues lo que tenía que
negar lo tiene en su pareja. Para este autor, la colusión es un conflicto neurótico de
pareja en el que la relación se constituye como una defensa frente a temores
inconscientes; cada uno evita hacerse cargo de una parte suya depositándola en el otro.
Esto determina una polarización en la que un cónyuge se muestra progresivo,
sobrecompensado, hiperfuncional, y el otro, regresivo, descompensado e hipofuncional,
con la esperanza de resolver un conflicto de no aceptación de lo depositado en el otro. Es
de destacar la circularidad de la relación y el mutuo refuerzo de la conducta del otro para
poder mantener el equilibrio de ambos.
Sería más adecuado utilizar los términos «activo y pasivo» en lugar de «adulto e
infantil», «progresivo» y regresivo», que parecen incluir la idea de que la ternura, la
dependencia o el desear ser protegido, es de «niños», y si añadimos los sesgos genéricos,
de «mujeres»; frente a la fortaleza y acción, que serían «adultas», clásicamente
«masculinas». Parece que no nos acabamos de librar de la ideología «masculina» que
tanto empobrecimiento afectivo e infartos de miocardio ha traído consigo.
105
2. EL AMOR
En la Grecia antigua Platón describió el amor como una tendencia a completarse con el
otro: el ser humano estaría incompleto y en la unión con el otro alcanzaría su completud.
El saber popular ha recogido esta propuesta con la frase de «encontrar la media naranja».
Platón hacía más hincapié en el amor espiritual, la belleza y bondad, que en el corporal o
puramente sexual y, por ello, a este tipo de amor se le ha llamado «amor platónico», en
el cual queda excluida la sexualidad. Este tipo de amor se da frecuentemente en la
adolescencia y está asociado a la dificultad de abordar las relaciones sexuales, aunque un
componente de este tipo de amor se da en las relaciones de amistad. Pero para establecer
una relación de pareja estable hace falta incluir un amor que no excluya lo sexual.
3. EL ENAMORAMIENTO
106
amado, hasta que se centran en una persona de la que el sujeto se enamora. Después, la
pasión cederá paso a una relación emocional más pausada en la que la intimidad ocupará
un lugar destacado o desaparecerá el enamoramiento y se buscará otra persona. El
enamoramiento será tanto más intenso cuanto más necesitada esté la persona, y será más
«loco» cuanto más inmadura sea la persona o más crítico sea su momento vital; por
ejemplo, la etapa media de la vida en la que los individuos toman conciencia del tiempo
pasado y del que les queda y desean revivir la adolescencia con un amor intenso como
forma de combatir el paso del tiempo.
Tennov (1979) se centró en el estudio de los estados afectivos que se dan durante el
enamoramiento y acuñó el término de «limerence» para describir una emoción intensa
caracterizada por: obsesión por la persona amada, deseo intenso de ser correspondido,
variaciones del humor dependiendo de la acti tud de la persona amada, ceguera hacia
otras posibilidades de amar, temor a ser rechazado que hace sentirse inseguro ante el ser
amado, preocupación excesiva por cualquier cosa que haga o diga el ser amado e
idealización. La naturaleza de la «limerence» está determinada por cuatro dimensiones:
velocidad de inicio, intensidad, duración y si se es correspondido. Si las cosas van bien,
el enamorado estará eufórico y si van mal caerá en la depresión. Peele (1975) ha
comparado estos estados con los que padece el toxicómano y habla de un «síndrome de
abstinencia amoroso» en el que el amante no correspondido, se angustia, no come, ni
duerme, no puede concentrase en nada y toda su atención se centra en conseguir al ser
amado, como si de una dosis de droga se tratara.
Klein (1946) decía que detrás de toda idealización se encuentra la persecución; dicho
de otra manera, si exageramos las cualidades positivas de otra persona, es porque
ocultamos aspectos negativos. ¿Por qué necesita el enamorado ocultar lo negativo de su
amado? Porque cuanto más maravilloso sea, más le gratificará, porque ese amor es
movido por un deseo de sentirse omnipotentemente unido a la persona amada, de manera
que nada les falte. Desde el punto de vista psicoanalítico, se trata de reproducir la unión
107
omnipotente con la madre (yo ideal), y para ello se desfigura la realidad del otro a costa
del empobrecimiento propio, lo cual aumenta el anhelo. Si se está con el amado se tiene
todo, si no, ocurre el derrumbe.
4. TIPOS DE AMOR
Una primera división es la que destaca, por un lado, la pasión y las necesidades
insatisfechas (eros) y, por otro, la preocupación, el cuidado del otro y el respeto
aceptándole como es (ágape). En el primer tipo tenemos los planteamientos de Berscheid
y Fe¡ (1977) y en el segundo los de Fromm (1956) y Maslow (1968); este último autor
distingue entre el «amor deficitario», que sería aquel en el que el sujeto desea ser amado
de una forma egoísta, y el «amor del ser», que no es posesivo, es altruista y menos
dependiente.
A.Estilos primarios
1.Eros: se inicia con una profunda atracción física que desencadena gran pasión.
B.Estilos secundarios
108
5.Pragma: es un amor homónimo en el que se busca la compatibilidad. Se forma con
la combinación de Ludus (manipulación y control) y Storge (al encontrar la
persona deseada, la relación es de afecto y compromiso).
Estos estilos de amar pueden cambiar con el paso del tiempo o con el tipo de
relación establecida. Según Hendrick y Hendrick (1986), los estilos eros, ágape y storge
son predictores de satisfacción en la pareja, mientras que los estilos manía y ludus no.
Otro autor que ha desarrollado una teoría multidimensional del amor es Sternberg
(1988), el cual habla de tres componentes que, combinados, darían lugar a diferentes
tipos de amor. Dichos componentes son:
109
pasión y compromiso.
Ambas tipologías tienen puntos comunes, llamando de forma diferente a los mismos
conceptos, pero lo interesante de ellas es la matización de diferentes elementos que
llevan a estilos de amor con características específicas y que pueden ser más o menos
compatibles, dependiendo de las expectativas puestas en la relación, lo cual matiza en
gran medida la atracción que lleva a la creación de una pareja estable, que va a ser
dinámica y en la que van a surgir siempre conflictos y reequilibramientos entre la
proximidad y la distancia y la dependencia y la independencia.
5. LA SEXUALIDAD EN LA PAREJA
2.Fase de meseta.
3.Fase de orgasmo.
4.Fase de resolución.
Kaplan (1974) considera que la distinción entre fase de excitación y meseta no está
suficientemente avalada, y cuestiona la poca importancia dada a los factores psicológicos
y motivacionales. Propone un modelo trifásico: fases de deseo, de exci tación y orgasmo,
destacando que cada fase tiene bases neuroanatómicas diferentes, pudiendo verse
alteradas independientemente y generar trastornos específicos en cada fase.
110
Fase de deseo
La motivación juega un papel importante y está asociada a los deseos de unión con
el otro, de sentirse amado, seguro, acompañado. El deseo se ve modulado por las normas
sociales y culturales. La motivación puede verse afectada por las respuestas emocionales,
por ejemplo, tabúes y fobias. Este impulso presenta una enorme variación individual y
de género y se ve afectado negativamente por la dieta, el estrés, las enfermedades tanto
crónicas como agudas, y la depresión.
Fase de excitación
Fase de meseta
111
Fase de orgasmo
Fase de resolución
FIGURA 4
112
FIGURA 5
113
A parte de este breve resumen sobre la sexualidad humana, recomendamos, para el
trabajo con parejas, los libros de Kaplan, ya sea como consulta o para orientar una
terapia sexual.
Desde el punto de vista de la intervención con parejas y sus diferentes abordajes, son
de gran utilidad los trabajos de Jaén y Garrido (2005) y Ríos (2005, 2006).
Bibliografía
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Walster, E. y Walster, G. W. (1978). A new look at love. Reading, MA. Addison-
Weslev.
118
En el contexto ecológico prestaremos especial atención a las fuentes de apoyo y estrés
social, pues la salud de los sujetos está muy condicionada a estas dos variables.
b)Habilidades específicas del organismo para llevar a cabo la tarea o cumplir con las
demandas.
119
TABLA 13
120
El peso específico de cada estresor variará según el contexto y cómo es vivido, por
ejemplo, un divorcio puede ser vivido como liberador más que como estresor. Selye
(1956, 1976, 1980) explicó la respuesta del organismo a las situaciones estresantes con
el Síndrome General de Adaptación (SGA), el cual se desarrolla a lo largo de tres fases:
121
menta la capacidad respiratoria, las pupilas se dilatan, aumenta la coagulación de
la sangre y el número de linfocitos.
3.F ase de agotamiento: el organismo cae por debajo de su capacidad habitual debido
a la falta de energía y de recursos para adaptarse a las demandas de la situación.
Los órganos sufren daños (por sobrecarga) y puede llevar al desfallecimiento o a
la muerte.
TABLA 14
122
Los efectos de la respuesta al estrés en los niveles fisiológico, emocional, motor y
cognitivo pueden verse en las tablas 15 y 16.
TABLA 15
123
TABLA 16
124
FIGURA 6
125
FIGURA 7
MODELO DE ESTRÉS-AFRONTAMIENTO
126
Rodríguez Marín (1995) clasifica los recursos de afrontamiento en:
físicos/biológicos (salud, energía, resistencia, clima, condiciones de la vivienda),
psicológicos/psicosociales (capacidad intelectual, autoestima, creencias, capacidad de
solución de problemas, control), culturales y sociales (creencias, costumbres, apoyo
social).
TABLA 17
127
RESPUESTAS DE AFRONTAMIENTO
Según Lin y Ensel (1989), el apoyo social es el proceso por el cual los recursos en la
estructura social (comunidad, redes sociales y relaciones íntimas) permiten satisfacer
necesidades (instrumentales y expresivas) en situaciones cotidianas y de crisis.
House y Kahn (1985) distinguen cuatro tipos de apoyo social: a) Apoyo emocional
(amor, comprensión empática, confianza...) que favorezca la expresión de sentimientos,
128
b) apoyo instrumental, focalizado en las necesidades materiales, c) información sobre la
enfermedad y redes de apoyo y d) valoración de las dificultades y cómo las afrontan.
TABLA 18
129
Sluzki (1996) describe la red social personal como un mapa formado por cuatro
cuadrantes: familia, amistades, relaciones laborales o escolares y relaciones
comunitarias, de servicio o de credo.
-Un círculo interior que incluye las relaciones íntimas (familiares con contacto
cotidiano, amigos cercanos, etc.).
Este autor señala que la red social de apoyo afecta a la salud del individuo de varias
formas:
-La red provee una retroalimentación cotidiana acerca de las desviaciones de salud.
-La red social favorece muchas actividades personales que se asocian positivamente
con estilos de vida saludables: rutina de dieta, ejercicios, de sueño, de adhesión a
tratamientos y, en general, cuidados de salud.
Bibliografía
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132
Las pérdidas jalonan el ciclo vital de individuos y familias, dejando tras de sí un rastro
de dolor que influye poderosamente en las relaciones familiares, así como en los
vínculos futuros. La elaboración de los duelos por las pérdidas, serán objeto de estudio
detallado por parte del terapeuta.
2.Fase de anhelo y búsqueda del objeto perdido. Aparece anhelo intenso, llanto,
inquietud, insomnio y cólera dirigida a quienes considera responsables de la
pérdida, y como protesta por no poder recuperar al objeto amado. Este deseo de
recuperación puede llevar a no aceptar la pérdida, predominando entonces la rabia
hacia los que intentan consolarle. «La búsqueda inquieta, la esperanza
intermitente, el desengaño repetido, el llanto, la rabia, las acusaciones y la
ingratitud son rasgos de la segunda fase del duelo y deben ser entendidos como
expresiones de la imperiosa necesidad de encontrar y recuperar a la persona
perdida» (Bowlby, 1980: 109).
133
2.Sensaciones físicas: vacío en el estómago, opresión en el pecho y garganta,
anergia, disnea, hipersensibilidad al ruido, debilidad, despersonalización,
sequedad de boca.
En el duelo normal, que puede durar entre uno y dos años, es frecuente que persista
una sensación de que el muerto está presente, ya sea como una compañía constante o en
algún lugar específico. También es frecuente una sensación de soledad que nadie puede
mitigar; Weiss (1975) diferencia la soledad fruto del aislamiento social, que se puede
aliviar con la compañía, del aislamiento emocional, que sólo puede ser ali viado con una
relación de mutuo compromiso que brinde seguridad. El trabajo del duelo requiere un
gran esfuerzo y aumenta la vulnerabilidad a la enfermedad y la tasa de muertes
prematuras (Osterweis et al., 1984).
-Aspectos psicosociales del que sufre la pérdida. Apoyo y estrés social, si tiene que
hacerse cargo de niños pequeños, situación económica, posibilidades de
reorganizar su vida, sistema de creencias en torno a la muerte, actitud de parientes
y amigos, etc.
134
Weisman (1976) distingue entre muerte oportuna e intempestiva. La oportuna es
aquella en que la supervivencia se iguala a la esperada. La intempestiva puede ser
prematura, inesperada (accidente) o trágica (violenta). El duelo puede adquirir
características de crisis cuando la muerte es intempestiva. La intervención inicial en una
crisis por pérdida intempestiva consiste, según este autor, en transformar
cognoscitivamente las dificultades de las muertes intempestivas dentro de formas más
aceptables. Worden (1991) propone las siguientes tareas para elaborar el duelo: a)
aceptar la realidad de la pérdida, b) trabajar emociones y dolor, c) adaptarse a un medio
sin el ausente y d) reubicar al fallecido y continuar viviendo. Mientras que Neymeyer
(2001) sugiere los siguiente desafíos del duelo: reconocer la realidad de la pérdida,
abrirse al dolor, revisar nuestro mundo de significados, reconstruir la relación con lo que
se ha perdido y reinventarnos a nosotros mismos.
Toda pérdida entraña unas cargas a las que sujeto y familia deben responder. Entre
ellas destacan las siguientes:
3.Asuntos pendientes. Son todas aquellas cosas relacionadas con pérdidas previas de
todo tipo (además de los asuntos pendientes por la pérdida actual) y que no fueron
adecuadamente resueltas en su momento, generando una impronta en la situación
actual y/o alterando la capacidad de la persona para resolver la pérdida actual.
135
.Factores circunstanciales: desaparecidos, pérdidas múltiples.
-Momificación.
-Imitar al fallecido.
-Impulsos destructivos.
136
-Circunstancias en torno a la muerte (bajo apoyo social, conductas evitativas en
torno a la muerte).
FIGURA 8
137
2. DUELO Y FAMILIA
138
1.Reconocimiento compartido de la realidad de la muerte. Se favorece con los
funerales, el entierro y visitas a la tumba por parte de todos, incluyendo niños.
3.Reorganización del sistema familiar, asumiendo las funciones del rol del difunto.
Mientras que Moos (1995) propone las siguientes tareas para el duelo familiar: a)
reconocer la muerte, b) favorecer la expresión emocional, c) aceptar la ausencia, d)
redistribuir los roles intrafamiliares y e) redistribuir los roles extrafamiliares.
FIGURA 9
139
Vamos a referirnos seguidamente a dos pérdidas especialmente significativas en el
seno de la familia: la de un hijo y la de un progenitor.
140
Ante la pérdida de un hijo es importante ayudar a elaborar el duelo a los hermanos y
no desatender sus necesidades. No es infrecuente que los padres tengan otro hijo para
cubrir el vacío dejado por el muerto; esto puede ayudar a los padres, pero puede originar
problemas en el nuevo hijo si es un sustituto del muerto y no puede desarrollar su propia
identidad.
Todo ello hace que la exploración de los duelos sea de gran importancia en la
evaluación familiar, para lo cual es de mucha ayuda el genograma y el conocer las
características de los procesos de duelo y los significados que se atribuyen a las pérdidas,
así como el contexto ecológico en el que tiene lugar.
Para finalizar este breve resumen de aspectos que hay que tener en cuenta a la hora
de evaluar los duelos, ofrecemos una guía de exploración muy útil elaborada por
Neymeyer (2001).
141
•¿Cómo han cambiado sus sentimientos al respecto a lo largo del tiempo?
•¿Cómo respondieron ante la pérdida las personas que formaban parte de su vida en ese
momento? ¿Y ante su reacción?
Preguntas de explicación
142
•¿Cómo interpreta la pérdida ahora?
•¿Qué filosofía o creencia religiosa le ayudaron a asimilar la pérdida? ¿Qué efecto tuvo
la pérdida en ellas?
Preguntas de elaboración
•¿Qué lecciones sobre el amor ha aprendido sobre esta persona o esta pérdida?
•¿De qué modo cambiaría su vida si esta persona siguiera viva/si esta pérdida nunca
143
hubiera sucedido?
Bibliografía
Bowlby, J. (1980). Attachment and Loss. Vol. III. Loss. Sadness and Depression.
Londres. The Hogart Press. (Hay versión castellana, Buenos Aires. Paidós. 1983.)
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Heath & Co.
Paul, N. L. (1967). «The Role of Mourning and Empathy in Conjoint Marital Therapy».
En G.H.Zuk y Bozsormenyi-Nagy (eds.), Family Therapy and Disturbed Families.
144
Palo Alto. Science & Behavior Books.
145
Los tipos de personalidad están asociados a diferentes visiones del mundo y de sí mismo.
A la hora de empatizar con los miembros de la familia, es necesario que sepamos la
manera de pensar y sentir de cada uno para poder realizar una adecuada acomodación
que permita la creación de la alianza terapéutica. Por ello, el conocimiento de la
personalidad es tan importante en la evaluación y tratamiento familiar.
Por otro lado, la psicopatología debe ser tenida en cuenta en la evaluación, pues,
además de conocer la sintomatología y curso de los trastornos, las implicaciones
biológicas de muchos de ellos pueden condicionar en gran medida el tratamiento y no
podemos caer en las «terribles simplificaciones» de pensar, por ejemplo, que un cuadro
esquizofrénico crónico es expresión de la conflictiva familiar.
146
prototípico son las características o propiedades más comunes de los miembros de una
categoría. La ventaja de las tipologías categoriales es que resultan de fácil utilización por
los clínicos.
Por otro lado, el modelo dimensional cuantifica los rasgos relevantes de los
trastornos de la personalidad que descansan en un continuo que va de lo normal a lo
patológico. Desde esta perspectiva, los trastornos de la personalidad tienen límites
borrosos entre ellos y con la personalidad normal. Los perfiles dimensionales se agrupan
en categorías: introversión/extraversión, dureza/emocionabilidad...
•Generalizados y persistentes.
•Egosintónicos (sintonizan con el sujeto); egodistónicos (el sujeto los rechaza como
ajenos).
•Aloplásticos.
•Introyección: depresivos.
•Disociación: histriónicos.
•Proyección: paranoides.
TABLA 19
147
TRANSTORNOS DE PERSONALIDAD
148
Beck y Freeman (1995) proponen una clasificación de los trastornos de la
personalidad en la que se tienen en cuenta los esquemas cognitivos, asociados a los
sistemas de creencias sobre uno mismo, el otro y el mundo, y cómo se maneja el sujeto
en las relaciones interpersonales. No nos vamos a extender en este tema, pues tratarlo de
una forma apropiada excedería con creces el objetivo de este manual; simplemente
transcribimos una tablas elaboradas por estos autores, que nos han resultado de utilidad
en la práctica clínica y pueden ayudar al terapeuta familiar a la hora de evaluar los estilos
149
de personalidad de los diferentes miembros de la familia, para poder empatizar más
fácilmente.
TABLA 20
150
151
TABLA 22
152
2. PSICOPATOLOGÍA
153
obviando la gravedad del cuadro y su posible sustrato biológico, por ejemplo,
esquizofrenia. Tenemos una gran responsabilidad a la hora de valorar la gravedad de un
cuadro y sus implicaciones en los diferentes sistemas, por ello no debemos caer, ni en
visiones reduccionistas (por ejemplo, biologicista), ni en «terribles simplificaciones»
(por ejemplo, intentar abordar un cuadro de anorexia nerviosa únicamente contando con
las relaciones familiares sin tener en cuenta los aspectos médicos).
Para poder tener una visión realista y desapasionada en relación con los modelos
teóricos, nos parecen útiles dos cosas: a) tener como guía el DSM-IV-TR, especialmente
los terapeutas y orientadores que no son psicólogos ni psiquiatras, aunque a todos nos
hace falta repasar trastornos que no estamos muy habituados a ver, y b) disponer de
instrumentos de evaluación que permitan un diagnóstico más exhaustivo. Sin olvidar que
existen cuadros psicopatológicos con una importante carga biológica y que el curso de
los mismos es muy variado.
Un libro muy útil, pues recoge escalas de evaluación de gran utilidad en la práctica
clínica, es: Bobes García, J. y cols. (2001). Banco de instrumentos básicos para la
práctica de la psiquiatría clínica. Ars Médica. Novartis.
154
-Escala de depresión para niños. Lang y Tisher. Ed. TEA.
-Evaluación del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. (EDAH). Faré y
Narbona. Ed. TEA.
Bibliografía
155
En las entrevistas familiares pasamos de recoger información sobre el problema actual a
evaluar el contexto relacional. De la familia nuclear a la extensa y otros sistemas. Del
presente a la historia familiar. De la información de hechos al funcionamiento y
relaciones familiares. De «realidades» a hipótesis.
156
Solemos hacer el genograma de la familia nuclear en la primera sesión, después de
recoger los datos sociodemográficos y antes de hablar del problema que les trae a
consulta. Si vemos que es importante, recogemos en ese momento los datos de la familia
extensa, pero generalmente lo dejamos para la sesión siguiente. Si la familia extensa es
numerosa y/o hay frecuentes separaciones y uniones, les decimos que recojan y ordenen
los datos antes de hacer juntos el genograma completo. Esta recogida de información
conlleva el contacto con otros familiares, ver el álbum familiar, revisar informes
médicos, sociales, cartas..., la información circula y muchas veces la familia se implica
más fácilmente en una visión sistémica de sus dificultades activando, a su vez, recursos.
Un genograma sencillo con un sujeto puede llevar media hora, pero si incluimos a más
miembros de la familia y más información, llevará bastante tiempo, pero no se trate
únicamente de recoger información, sino que en el mismo acto de recogerla estamos
interviniendo y enriqueciendo la visión que tiene la familia sobre sí misma.
-Situación del hogar: quiénes viven en casa, dónde viven los que se fueron y cuándo
se fueron.
Relacionesy roles: cómo ven las relaciones propias y las de los demás, tanto en la
familia nuclear como en la extensa. Respecto a los roles, es interesante recoger
información sobre los roles complementarios: bueno/malo, exitoso/fracasado,
157
sano/enfermo, débil/fuerte, cálido/frío, servicial/egoísta, cercano/distante,
abierto/cerrado, dominante/sumiso... Los apodos o motes también muestran datos
sobre los roles. Así mismo son útiles las preguntas sobre cómo les ven otros:
«cómo cree que ve su suegro la relación con su esposa», «cómo le veía su madre
a la edad de su hijo».
158
El matrimonio se simboliza conectando con una línea que baja y cruza, con el esposo
a la izquierda y la esposa a la derecha. Una letra «m» seguida por una fecha indica
cuándo la pareja se casó: m. 65 = matrimonio 1965.
Las parejas no casadas se señalan con una línea de segmentos. La fecha importante
aquí es cuándo empezaron a vivir juntos.
159
Cuando una de las esposas ha tenido un matrimonio anterior, se ponen los
matrimonios más recientes al centro.
Relaciones interpersonales
160
Miembros del hogar actual del que surge las demanda.
161
Tipos de familia:
•La edad se representa dentro del símbolo de cada miembro. Las fechas de
162
nacimiento y muerte se escriben sobre el símbolo correspondiente. La ocupación
o profesión, así como los problemas de salud, se escriben a la derecha del
símbolo.
•Con un asterisco, se anotan el apoyo y red social para enfrentar las crisis familiares.
El asterisco se coloca sobre el símbolo correspondiente, anotando con un número
el puesto que ocupa en la red social. En el lado derecho, se describe el tipo de
apoyo social solicitado.
163
TABLA 23
164
2. TIPOS DE GENOGRAMAS
llugrama
En el ilugrama se plasman los deseos y aficiones (hobbies). Es muy útil con niños al ser
lúdico e interactivo. A lo largo de las sesiones, se pueden añadir con otro color los
cambios producidos.
FIGURA 10
ILUGRAMA
165
Organograma
Se les puede preguntar: ¿cómo habla, además de con la boca, cada miembro de la
familia? Se acepta el idioma de los órganos y, si hay niños, se les da el papel de
traductores, por ejemplo: «pon la oreja en la pierna de mamá y cuéntanos qué dice».
FIGURA 11
ORGANOGRAMA
166
Adictograma
FIGURA 12
ADICTOGRAMA
167
Cutturgrama
FIGURA 13
CULTURGRAMA
168
Hof y Berman (1986) proponen el genograma sexual en el cual se recoge
información sobre la sexualidad e intimidad, masculinidad y feminidad, secretos, mitos,
creencias, con quién se puede hablar de qué, tabúes, infidelidades, etc. El proceso que
proponen estos autores es el siguiente: a) introducción, b) creación del genograma
sexual, c) exploración y discusión de los temas que han surgido en su elaboración, d)
revisión del proceso, y e) integración de todo ello en el tratamiento.
Como hemos ido viendo, la información que podemos recoger con el genograma es muy
extensa y, generalmente, no disponemos de demasiado tiempo como para dedicarlo a
hacer un genograma exhaustivo. Dependiendo del tiempo del que dispongamos y de la
familia con la que estemos trabajando, podremos profundizar más o menos en el
desarrollo del mismo y obtener todo el juego que puede dar. De todas formas, hay
aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de extraer la información que nos puede
resultar útil para pensar con la familia sobre su historia y relaciones. Entre ellos
169
destacan:
.Número de hermanos y diferencias de edad entre ellos. Nos puede dar datos sobre el
funcionamiento del subsistema fraterno (por ejemplo, el mayor dista mucho del
170
segundo, es probable que cumpla funciones parentales; el pequeño está
descolgado, tiene bastantes probabilidades de ser malcriado y verse dificultada su
emancipación; el del medio observa). Si lo asociamos a los nombres y el efecto
que tiene sobre las expectativas, alianzas, legados..., podemos pensar sobre las
relaciones entre hermanos y sobre su lugar en la familia.
El escudo familiar
El mapa familiar
El mapa familiar sirve para ver la distribución del hogar y en qué habitación está cada
uno. La cercanía o distancia nos puede dar información sobre las relaciones, alianzas,
funciones del subsistema parental (por ejemplo, si el bebé duerme con ellos, o en la otra
punta de la casa). Cuáles son los lugares en los que se abordan los conflictos, a dónde se
retira cada uno si quiere intimidad, cuál es el refugio..., se recogen datos de la superficie,
estado, ubicación... del hogar
Bibliografía
Bowen. M. (1978). Family therapy in clinical practice. Nueva York. Jason Aronson.
171
Hof, A. y Berman, C. (1986). «11 genograma sessuale». Terapia familiare, 22, 45-55.
172
La escultura es una técnica psicodramática que fue desarrollada por terapeutas familiares
partidarios de utilizar técnicas activas (Satir, 1972; Dhul, Kantor y Dhul, 1973; Papp,
Silverstein y Carter, 1973; Papp, 1976). En los años cincuenta del siglo xx, Kantor,
estudió el significado del espacio en las relaciones humanas y se planteó plasmar de una
forma metafórica dichas relaciones a través de formas espaciales. Más tarde, al estudiar
la teoría de los sistemas, desarrolló la idea de plasmar espacialmente las relaciones, el
contexto y las situaciones a través de la «escultura familiar». Básicamente, la escultura
consiste en solicitar a un miembro de la pareja o familia que represente espacialmente las
relaciones familiares actuando como un escultor que modela actitudinalmente y sitúa en
el espacio a los diferentes miembros de la familia, creando un grupo escultórico que
muestra cómo ve las relaciones entre ellos.
Satir (1972) la utilizó para mostrar didácticamente su teoría de los roles familiares y
Papp (1976) cuestionó el uso del término «escultura» por referirse a algo estático,
mientras que las relaciones humanas son dinámicas, y propone el término «coreografía»,
pues en realidad se trata de «coreografiar modelos transaccionales (alianzas,
triangulaciones y corrientes emocionales) y los evidencia tal como lo hace una escena de
movimiento silencioso. Y permite al terapeuta dibujar el sistema con espacio, tiempo,
visión, audición, energía y movimiento» (Papp, 1976). Aunque el término propuesto por
Papp nos parece más adecuado para las escenificaciones con movimiento y el mismo
Kantor proponía usar la técnica de la escultura pudiendo dotarla de movimiento, vamos a
usar el término original por ser el más utilizado y porque la escultura puede ser también
173
estática. La técnica de la escultura se puede usar con individuos, familias, parejas,
coterapeutas, equipos de trabajo y otros sistemas.
Encuadre
1. TIPOS DE ESCULTURA
También se puede usar como técnica para desbloquear una situación de impasse, por
ejemplo, cuando se enzarzan en discusiones interminables en las que cada uno pretende
imponer su visión de la «realidad» recurriendo a un lenguaje racionalizado; la escultura,
al utilizar el lenguaje analógico, ofrece la posibilidad de conectar con el lado emocional,
pues la postura «arrastra» fácilmente la emoción, por ejemplo, si están hablando
fríamente de «lo que sucede», al encontrarse en una postura que muestra una actitud o
emoción (odio, amor, anhelo, rechazo...), es frecuente que el sujeto conecte con esa
emoción y pueda hablar desde ella abandonando la actitud defensiva. Puede suceder
también que la escultura filtre aspectos de la relación negados o desconocidos. La
escultura del presente se utiliza al principio de la terapia, por ejemplo, en la tercera o
cuarta sesión, como método diagnóstico, aunque también se puede usar cuando el
proceso está más avanzado, para ver cómo están en ese momento de la terapia y
compararlo con cómo estaban al principio de la misma. Así mismo, se puede utilizar
como técnica para propiciar el cambio, por ejemplo mostrando posturas que ofrezcan
174
modos de relación alternativos.
Pedimos a la pareja/familia que hagan una escultura, por ejemplo, de hace diez años, de
cuando se conocieron, de un momento significativo, etc. Es muy ilustrativo pedirles que
hagan esculturas hacia atrás en el tiempo, de cinco en cinco años, a partir de la escultura
del presente, pues muestra los cambios a través del ciclo vital y permite, en el diálogo
posterior, revisar su historia desde la emoción activada con la escultura y ver a qué
acontecimientos o situaciones se vinculan los cambios que han ido habiendo en su
relación. Por otro lado, se pueden rescatar momentos en los que la relación era
satisfactoria, lo cual cambia muchas veces la actitud hacia los demás en el momento
presente.
Esta escultura está relacionada con el método de proyección hacia el futuro desarrollado
por Moreno, «en la representación psicodramática del futuro se pide al paciente que
represente no sólo sus deseos, sino sus planes realizables. Especialmente importante es
hacerle valorar qué es lo que realmente podría ocurrir en el futuro; por decirlo así, hacer
de él su propio profeta» (Moreno, 1959). En la escultura proponemos que esculpan su
relación tal y como la imaginan, por ejemplo, dentro de diez años, de manera que
proyecten sus fantasías, deseos y temores. Esta escultura tiene un gran valor pronóstico,
pues permite observar hacia dónde creen que va a ir su relación, contrastar las diferentes
visiones de su «futuro» y analizar en profundidad el por qué y el para qué de lo esperado.
Pen (1985), Chasin et al. (1989) Onnis (1991, 1992) y Onnis et al. (1994) plantean que la
escultura del futuro conecta a la familia y pareja con su potencial evolutivo y les
estimula a buscar nuevas alternativas. Este tipo de escultura ha sido propuesta por Onnis
para trabajar con familias con miembros que sufren trastornos psicosomáticos y sugiere
que la escultura del futuro expresa, más que un deseo de cambio, una resistencia y un
temor al mismo.
Escultura deseada
Se les sugiere esculpir una escultura que represente cómo desearían que fuera su
relación. Sirve para explorar expectativas contrastando los deseos de ambos y,
comparándola con la escultura presente, permite ver la diferencia entre deseos y
realidades; además podemos trabajar dramáticamente el pasaje de la escultura real a la
deseada y ayudar a reflexionar sobre las implicaciones que tendría el alcanzar esa
relación deseada en términos de ganancia y coste. Con parejas, muchas veces va a servir
175
para que vean si son compatibles sus deseos como para seguir caminando juntos o si
deben buscar caminos diferentes; la negociación cara a conseguir una relación deseada
compartida en la que cada uno debe renunciar a algo es mucho más fácil a través de la
escultura deseada, pues la activación emocional y la sinceridad «corporal», junto con
plasmar en el «aquí y el ahora» el cómo desean su relación y expresar el grado de
satisfacción alcanzado, les sitúa en una posición más comprometida que la simple
exposición de deseos más o menos alcanzables, más o menos compartidos. Una variante
de la escultura deseada es la «escultura ideal», en la que se plasma un deseo, vivido en
cierta medida como irreal, pero que responde a deseos profundos, muchas veces
vinculados a mitos familiares y personales que dificultan una relación realista.
Escultura temida
Escultura simbólica
Escultura mítica
Caillé (1985, 1988, 1994) propone realizar, después de la escultura del presente, llamada
por él «escultura fenomenológica o viviente», una «escultura mítica o cuadro de sueño»
176
para la que se pide a los sujetos que, en estado de relajación, fantaseen, a modo de
ensueño dirigido, en qué tiene de singular su familia, y a partir de ahí den una forma
vegetal, animal, mineral o humana, a cada miembro de la familia o pareja. Es un tipo de
escultura simbólica, pero este autor la encuadra dentro de un proceso y una teoría de las
relaciones de pareja, por lo que tiene su singularidad.
Otras esculturas
Coreografía
Papp (1976) propone utilizar este término en lugar del de «escultura» y sugiere que esta
técnica se use, más que como un modo de entender el sistema, como una forma de crear
nuevos modelos para cambiar el sistema, y ello lo consigue mediante la exploración de
transacciones alternativas usando el espacio y el movimiento.
Aparte o soliloquio, consiste en pedir a uno de los actores que exprese en voz alta
qué es lo que siente en la postura y situación en que se encuentra; sirve para que el sujeto
tome conciencia «desde el rol» y transmita sus vivencias a los demás.
Cambio de roles, se detiene la escena y se solicita a los actores que intercambien sus
papeles, permite que cada uno, al ponerse en el papel del otro, comprenda mejor lo que
177
siente y pien sa, favoreciendo la empatía y ofreciendo una visión más compleja de la
relación al ver la complementariedad de sus roles.
Doble, un yo-auxiliar (miembro del equipo terapéutico) se sitúa detrás de uno de los
protagonistas y expresa lo que cree que está negando, o simplemente lo que le sugiere su
actitud que no es expresado por él; permite explicitar lo no dicho y desarrollar un
diálogo proponiendo, a través del yo-auxiliar que hace el doble, otras alternativas a lo ya
dicho por los actores.
Representación simbólica
Expresión de un objeto o una parte del cuerpo: se solicita a un protagonista que tome
conciencia de, por ejemplo, cómo tiene su puño cerrado mientras está en una actitud
afectuosa, que se imagine que él es el puño cerrado y que le haga hablar con el oponente,
o con una parte de su cuerpo que muestra otra actitud diferente. Esta técnica sirve para
dar vida a lo no consciente que se expresa a través de pequeños detalles observables en
la escultura. Con los objetos podemos hacer algo semejante, favoreciendo la
comunicación a través de un objeto que posea un valor simbólico en la relación, por
ejemplo, una cuerda, un oso de peluche, muñecos... el uso de muñecos (niños, adultos,
ancianos, personajes de cuentos, personajes míticos, animales...) como se usan en el
psicoanálisis infantil permite dramatizar situaciones de la familia a través de objetos
intermediarios, haciéndoles hablar e interactuar, lo cual compromete menos y facilita la
expresión de opiniones o afectos comprometidos. Además del uso de técnicas
psicodramáticas, es de utilidad el disponer de una cámara de fotos para fotografiar las
diferentes esculturas y «objetivarlas» para su posterior análisis con la pareja, ya sea en la
misma sesión o en otro momento del proceso terapéutico; filmarlas en vídeo es también
muy útil, sobre todo cuando imprimimos movimiento al trabajo de la escultura.
178
Proceso terapéutico
179
1973); tareas para casa, por ejemplo, que nos escriban para la próxima sesión una
historia de su familia/pareja basada en las esculturas y dando una versión de los hechos
diferente en algo a la «versión oficial», escribirla desde la mirada del otro, desde la
mirada de su madre o padre, etc.
Chasin et al. (1989) proponen dramatizar, con parejas, el futuro ideal y transformar
el pasado a través escenas dramáticas que pueden ser esculturas. El proceso seguido es el
siguiente: cada miembro es invitado a describir sus lados fuertes y sus metas en la
relación de pareja, y luego se les proponen tres dramatizaciones:
a)Una escena en la que ilustre que ocurriría si sus metas individuales en la relación
de pareja fueran alcanzadas.
Estos autores plantean que dramatizar el futuro y revisar el pasado, ofreciendo una
posibilidad de cambio, expande sus percepciones y abre nuevas opciones de sentir,
pensar y actuar en la pareja, en contra de la «realidad» firmemente defendida por cada
miembro de la pareja. El ver que el pasado puede cambiarse a través de las
dramatizaciones en las que el cónyuge juega un rol benigno, les ayuda a creer en la
posibilidad de alcanzar el futuro deseado con su pareja. «Al alterar el tiempo, el lugar y
la persona, las ideas estáticas de cada uno sobre sí mismo, el otro y la pareja, se quiebran
y el movimiento se hace posible» (Chasin et al., 1989).
3. ANÁLISIS DE LA ESCULTURA
180
habla del grado de separación-individuación, de la intimidad, del compromiso afectivo,
grado de disponibilidad..., en suma, de la distancia emocional. El gesto nos habla de la
actitud hacia el otro, pero hay que tener en cuenta que es un gesto con muchos matices:
mientras el cuerpo está orienta do hacia el otro, un pie está dirigido hacia el exterior,
¿qué parte se quiere ir?, ¿hacia dónde?, ¿por qué?, ¿para qué?; los cuerpos están
abrazados pero las pelvis no se tocan, ¿están evitando la intimidad sexual?; esas manos
que se cogen, ¿están al mismo nivel?, ¿una sujeta a la otra?, ¿están tensas, relajadas,
crispadas, cálidas?; uno de los miembros pone una mano detrás suyo, ¿qué oculta?, ¿hay
algo que no desea compartir? El lenguaje corporal tiene multitud de matices, de detalles
que, al mostrarlos, al hacerles hablar, enriquecen la percepción de la relación. En
términos psicoanalíticos diríamos que la escena manifiesta (escena dramática) permite
conectar con la escena latente (imaginaria) que permanecía en el inconsciente,
haciéndola despertar (Martínez Bouquet, 1977). La estructura, tipo de pareja, colusión,
poder, jerarquía, reglas, normas, valores, mitos, secretos de la familia... van apareciendo,
filtrándose a través de pequeños gestos y detalles insignificantes que, invitados a
«hablar», nos contarán muchas cosas desconocidas, largamente ocultadas a uno mismo y
al otro, y los participantes al ir alternando el «yo observador» con el «yo participante»
pueden comprender muchas cosas a través de la experiencia emocional que activa el
lenguaje corporal y, junto al terapeuta, construir una realidad más compleja en la que
todos participan influyendo en y siendo influidos por el otro.
Utilidad de la escultura
1.Diagnóstico, es el que nos ocupa en este manual: la escultura nos permite observar
las relaciones bloqueando la palabra que tan a menudo sirve para ocultar en lugar
de para mostrar. Por otra parte, los miembros de la familia/pareja suelen tener,
como todos, contradicciones, luchas entre diferentes tendencias, deseos y temores
inconfesados incluso para ellos mismos, historias desconectadas de su relación
actual pero que ejercen una poderosa influencia sobre ella, mitos, lealtades
transgeneracionales no explicitadas. Aspectos que muchas ve ces no son
conscientes para los mismos sujetos y que la escultura, al utilizar el lenguaje
corporal que no está tan sujeto al control de yo consciente, permite que se filtren
detalles que, señalados y desarrollados por el terapeuta con el uso de las técnicas
antes descritas, nos abren las puertas a un mundo más complejo y rico que los
estereotipos que muchas veces construyen los miembros de la familia/pareja para
intentar explicar u ocultar lo que les sucede. El diagnóstico a través de la
escultura lo podemos realizar en diferentes momentos del proceso terapéutico
181
para evaluar el mismo; es muy útil utilizarla en las primeras sesiones, tercera o
cuarta, y cuando la terapia está más avanzada
2.Pronóstico, para ver hacia dónde puede ir la familia/pareja, las expectativas que
tienen y lo realistas y compartidas que pueden ser; la escultura del futuro arroja
mucha luz sobre estos aspectos y nos permite realizar un pronóstico sobre la
familia/pareja.
182
las veces de «actos fallidos corporales» que filtran elementos del inconsciente
permitiendo su acceso a la conciencia; «al dramatizar se perfora, se hiende la cáscara
discursiva que envuelve todo y se penetra hasta los significados imaginarios contenidos,
alcanzándose muchas veces la pulpa de las cosas y los hechos... (en relación al
psicoanálisis) la materia dramática posee similares cualidades de intensidad emocional,
actualidad, compromiso; es que en ambas, la transferencia y la dramatización resultan
influidas con facilidad por lo imaginario, se constituyen en buenos reveladores de lo
imaginario» (Martínez Bouquet, 1977).
Bibliografía
-(1988) Il était une fois. Du drame familial au conte systémique. París, ESF. (Hay
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184
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de grupos. Madrid. Fundamentos.
Penn, P. (1985). «Feed-fordward: Future questions, future maps». Family Process, 24,
299-310.
185
1.EVALUACIÓN DE LA DEMANDA
1.Derivante:
-Médicos.
2.Ficha telefónica.
-Trastornos psicosomáticos.
-Trastornos psiquiátricos.
-Problemas sexuales.
-Problemas de conducta.
-Problemas relacionales.
186
-Otros.
-Agudo.
-Crónico.
-Recidivante.
-Cronificado.
-En crisis.
7.Demanda explicitada:
-Tratamiento individual.
8.Reconversión de la demanda:
-En el caso de que la demanda haya sido de tratamiento para uno de los miembros
de la pareja o familia.
187
2.Sistema terapéutico.
3.Primera sesión:
-Distribución espacial.
5.Contrato terapéutico:
-Objetivos.
188
-Duración de las sesiones (fija, variable).
-Honorarios.
-No especificado.
1.Genograma (trigeneracional).
2.Evaluación comunicacional.
-Congruencias: SÍ / NO.
-Incongruencias: SÍ / NO.
-Contradicciones: SÍ / NO.
Hacia el terapeuta:
189
-Confirmación: SÍ / NO. Ejemplos.
-Autocontradicciones: SÍ / NO.
-Tangencializaciones: SÍ / NO.
-Malentendidos: SÍ / NO.
190
3.Evaluación estructural.
-DÍADAS y TRÍADAS.
-MITOS.
4.Tipo de familia:
-FAMILIA DE ORIGEN.
191
-FAMILIA NUCLEAR.
-FAMILIA RECONSTITUIDA.
-FAMILIA MONOPARENTAL...
Tipo de sistema:
4.PLANIFICACIÓN TERAPÉUTICA
192
•¿Incluirías sesiones individuales? ¿Con quién?
-Intervenciones en el ecosistema.
a)Paradójicas.
b)Simples.
193
-Juego de roles. Escenificaciones.
-Recuperación de abandonos.
-Rectificación de errores.
-Uso de medicamentos.
-Derivación.
•Cumplimiento de tareas.
•Mejoría.
•Empeoramiento.
•Abandono.
-INFORMANTES.
-INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN.
-SEGUIMIENTOS.
194
•Estrategia inadecuada.
•Problemas en el sistema.
•Otros.
Ponerse en contacto con el derivante es lo más razonable, así podremos conocer sus
expectativas e intercambiar opiniones, dentro de lo permitido por el secreto profesional.
La conveniencia de realizar este contacto debe ser comentada previamente con la
familia, por lo que, si es necesario, le llamaremos después de conocer a la familia.
Debemos tener cuidado en no aferrarnos a las ideas o valoraciones que sobre el caso
tengan el derivante y tratar de mantener la máxima objetividad posible sobre el caso.
Poder mantener esta postura neutral nos va a ayudar a ver el problema desde nuestra
perspectiva, quizá diferente a desde la que se ha sido visto hasta ahora.
195
terapia o el terapeuta, sino que más bien respondería a movimientos inconscientes
dirigidos a mantener su lugar importante en el seno de la familia, por lo que establecería
una rivalidad encubierta con el terapeuta.
-Familias sonrientes: no presentan ansiedad por la situación que les trae a terapia,
son familias que vienen a prestarnos su ayuda para que resolvamos el problema
de uno de sus miembros. En estos casos es muy probable que el remitente se
«haya hecho cargo» del paciente identificado, generalmente por delegación de la
familia tras un exhaustivo examen aprobado por ella. Si el terapeuta familiar trata
de implicarlos en el proceso terapéutico sin abordar esta cuestión, fracasará con
toda seguridad.
-Familias furiosas: la familia se muestra como un frente hostil hacia el terapeuta, sus
miembros cierran filas entre ellos y analógicamente expresan un rechazo hacia el
terapeuta. Son familias acomodadas al remitente, que viven con mayor malestar
los cambios que supone acceder a un nuevo tratamiento que la convivencia con
una persona que padece un trastorno. Generalmente, no aceptan tratamiento y
suele ser el propio paciente identificado quien espontáneamente atribuye su
problemática a razones más o menos ilógicas, siempre extrafamiliares, para
abandonar la terapia.
-Familias protestonas: son familias que se «quejan» por todo, por horarios,
distancias, cambios realizados para acudir a sesión, honorarios, etc., presentan
muchas dificultades para realizar las prescripciones terapéuticas y muestran
deseos de que nuestra intervención termine para volver con el remitente, que era
una persona con la que se sentían en familia y no les forzaba a realizar esfuerzos
añadidos.
196
fechas de nacimiento, teléfono, dirección, etc. y también información subjetiva de la
persona que la ha realizado, impresiones del terapeuta, valoración de cómo se ha
percibido a la persona con quien se ha hablado. (Ver tabla 24.)
TABLA 24
LA FICHA TELEFÓNICA
197
Como resulta difícil poder hablar por teléfono con más de un miembro de la familia,
cuando ésta se encuentre ya en sesión y con el fin de evitar suspicacias o prejuicios por
parte de los otros miembros de la familia acerca de posibles confidencias y alianzas con
el terapeuta por parte de la persona que se ha puesto en contacto, es conveniente iniciar
las presentaciones con aquellos miembros con los que no se ha hablado aún y decir la
información previa para contrastarla con sus opiniones.
Portador del síntoma o problema. Puede ser la pareja, la familia o uno de sus
miembros. Por nuestra parte iremos cambiando la demanda de la familia desde una
perspectiva individual hacia una familiar o relacional y lo vamos a ir haciendo en el
transcurso de la entrevista inicial, con el modo de realizar las preguntas, las formas de
hablar, ofreciendo una visión circular de las relaciones.
198
Hay que tener siempre en cuenta que una cosa es quién se presenta como el portador
del síntoma y otra diferente la maraña relacional que en ocasiones abarca a la familia y
hace que un miembro se erija como problemático, a veces con el fin oculto de llevar al
resto a terapia. En este sentido tendremos que ir con sumo cuidado no descalificando lo
que la familia opina y lo que le trae a terapia, evitando adelantar lo que nosotros
percibimos como problema y a quién o quienes implican.
Hay que descartar cualquier trastorno orgánico que pudiera ser el origen del
problema. Aunque se detectara una alteración biológica, la intervención psicológica
puede ser necesaria.
Exploraremos cuándo apareció el problema, quién dio la alarma, cómo lo vio cada
uno. Si existían otros problemas antes de que apareciera el actual y si su aparición tuvo
alguna influencia en el problema anterior. Si han observado cambios a lo largo del
tiempo, cómo ven el futuro con y sin problema. Qué cambios ven como beneficiosos y
posibles. Quiénes conocen el problema, cómo lo ve cada uno, si existieron problemas
similares en algún miembro, soluciones intentadas.
TABLA 25
199
Feixas y Miró (1993) proponen varios tipos de preguntas circulares que son de gran
utilidad para explorar las relaciones familiares:
Diferencias. Cuando papá está en casa, ¿el niño come tan poco o come más?
(Des)acuerdos. ¿Estás de acuerdo con la visión del problema que tiene tu hijo?
200
(Des)acuerdos. ¿Quién está de acuerdo con papá cuando afirma que esto ya era
tema de preocupación mucho antes?
Explicación. ¿Por qué crees que esto era tan relevante entonces?
C.Futuro/Hipotéticas. ¿Qué crees que pasará con este problema dentro de cinco
años?
2. Secuencia de interacción
Diferencias. ¿En qué cambiaría la relación entre tus padres si mamá volviera a
201
estudiar en la Universidad?
Explicación. Papá, ¿por qué crees que tu hija y tu esposa están de acuerdo en
que os separaríais si mamá volviera a la Universidad?
3. Comparación/clasificación
A.Presente. ¿Quién está más convencido de que algo anda mal en su conducta? Y
después de él, ¿quién más lo cree?
(Des)acuerdos. ¿Quién suele estar más en desacuerdo con papá? ¿Y quién más?
Explicación. ¿Quién crees que tiene la mejor explicación para este problema?
B.Pasado. ¿Antes de que María se fuera, quién era el más próximo a papá? Y
después de él, ¿quién lo era más?
Diferencias. ¿Qué cosas harías de forma distinta si tus padres se llevaran bien?
Explicación. Y tú, mamá, ¿por qué papá piensa que X será la más próxima a ti
cuando los chicos crezcan?
202
Persistencia del síntoma o problema. Puede ser aguda, de reciente aparición; crónica, en
aquellas situaciones en las que el problema existe desde, al menos, seis meses; y
recidivante, la problemática o sintomatología aparece y desaparece.
En este apartado debemos prestar especial atención a qué factores se han podido
descuidar en otras terapias, en el caso de que las haya habido, y también qué actitudes
tiene la pareja o familia hacia la terapia. Deben estudiarse explícitamente las
experiencias terapéuticas previas, qué se hizo, cómo se sintieron, en qué momento
estaban, cómo la vivieron...
a)Alivio de síntomas.
203
tratar a uno o más miembros en la sesión; sin embargo, cabe señalar que aunque se
decida realizar una terapia familiar no se excluyen sesiones individuales con miembros
de la familia, sesiones con hermanos, padres o con los subsistemas que sea necesario
trabajar.
-¿Cuál es el problema?
-Soluciones intentadas.
Otros autores que han hecho propuestas interesantes sobre la actitud hacia el cambio
son Prochaska y DiClemente (1992), los cuales desarrollaron el modelo transteórico
según el cual, el cambio se da de un modo gradual a través de varias fases que
representan los aspectos temporales y motivacionales del cambio intencional. En cada
fase se desarrollan una serie de habilidades y tareas necesarias para pasar a la siguiente
etapa. El tiempo en cada etapa puede variar, mientras que las tareas son realizadas en
orden para conseguir el movimiento exitoso hacia la siguiente etapa.
Estos autores afirman que los terapeutas que no emparejan procesos apropiados a la
fase de cambio del cliente, no saben ayudar a cambiar a las personas. Las fases son las
204
que se exponen a continuación.
Fase de precontemplación
Fase de contemplación
El sujeto piensa cambiar en un futuro previsible, cree que puede hacerlo, pero está muy
ambivalente ante el cambio. Le cuesta arriesgarse iniciando la acción y no quiere dejar
los beneficios inmediatos de su conducta-problema. Piensa en cambiar y que algún día
pasarán a la acción. En esta fase está bastante abierto a la información y hablar sobre
pros y contras del cambio.
Suele tener la esperanza de que la información tomará la decisión por ellos, por eso
esperan. La información y los incentivos para el cambio son elementos importantes para
ayudar a los contempladores.
Fase de la preparación
Se plantea iniciar la acción en un futuro cercano. Los motivos para cambiar claramente
pesan más que los costes. Se desarrolla un plan concreto para cambiar y se pueden dar
pasos pequeños para reducir sus conductas-problemas. El sujeto quiere cambiar
rápidamente y eso le lleva al desánimo y la recaída. Una evaluación realista y sólida de
las dificultades que entraña el cambio y el ponerlo como prioridad en el plan de vida
actual son buenos indicadores del compromiso para el cambio.
Fase de acción
En esta fase, el sujeto se pone a la tarea de cambiar y colabora con el terapeuta. Se tiene
disponibilidad para el cambio a corto plazo, se aprende de los errores, se desarrollan
planes, se toman iniciativas. Es conveniente ayudarle a incrementar sus expectativas de
autoeficacia, lo cual es una tarea importante en este estadio, ya sea localizando en
actividades exitosas o atribuyéndole el éxito.
Fase de mantenimiento
205
El sujeto trabaja para consolidar las ganancias que ha conseguido durante la acción para
continuar sin recaer y desarrolla la capacidad de evaluar situaciones de riesgo, posibles
recaídas, así como sus propios recursos de afrontamiento. La exploración, la información
y la retroalimentación con una actitud empática son de gran ayuda en esta fase para
prevenir la recaída que sería la última fase.
Las fases del cambio se pueden dar en diferentes niveles cara a distintos problemas,
lo cual complejiza su abordaje. Por ejemplo, estar en fase de acción para un problema
con sus hijos y en precontemplación para un problema de la pareja. La dimensión de los
niveles organiza las causas psicológicas y los controles de conducta del problema en una
jerarquía que va de mayor a menor disponibilidad de conciencia. Prochaska y
DiClemente (1992) distinguen cinco niveles:
-Nivel síntoma/situación.
-Conflictos interpersonales.
-Conflictos intrapersonales.
Desde el modelo conductual se plantean una serie de pasos para resolver problemas
que nos pueden ser de utilidad para explorar de qué forma los aborda la familia.
TABLA 26
206
Reconversión de la demanda. Esta reconversión puede ser realizada por la
derivación, un profesional exterior, del mismo centro, o por nosotros, en el caso de que
la demanda haya sido de tratamiento para uno de los miembros de la pareja o familia y
éstos acepten la idoneidad de hacer un tratamiento familiar o de pareja. Consiste en pasar
del objetivo de «cambiar al paciente» al objetivo de cambiar la interacción familiar que,
desde el marco de la terapia familiar, favorecería el mantenimiento de los síntomas.
207
3.Primera sesión. Se recomienda recoger la información acerca de lo que pasó en la
sesión.
-Terapeutas que les vieron. Quiénes fueron, cada uno con su nombre, las personas
que se presentaron para llevar a cabo la terapia y en caso de que existiera
supervisión también debe señalarse, al igual que la presencia de personal
detrás del espejo de visión unidireccional.
-Distribución espacial. Qué lugar ocupa cada uno en la sala, quién está cerca de
quién, cómo se sientan, qué actitud física muestran..., lo cual muchas veces
ofrece un mapa relacional actual, como si de una escultura se tratara. Se
incluirá también el espacio ocupado por el/los terapeuta/s. La observación y
anotación en este apartado nos va a permitir establecer el sistema de
relaciones existentes entre los miembros que acuden a sesión, posibles
alianzas o coaliciones, dependencias, etc.
Fase Social. Fase dedicada a las presentación de los profesionales, del marco y las
condiciones de la terapia y a la presentación de los miembros del sistema que
acuden a sesión, orden de presentación, nombres, edades, profesiones, aficiones,
tiempo que pasan juntos, actividades que realizan en común, actitudes... En esta
fase se procura que la familia se sienta cómoda, para lo cual la cortesía, actitud
empática, respetuosa y relajada del terapeuta son claves. A nivel informativo
recogemos datos de la familia o revisamos los de la ficha telefónica, si se hizo,
para cotejarlos. Es de gran utilidad realizar en este momento el genograma,
aunque no sea de una manera exhaustiva.
Fase de definición del problema. Se centra en la razón por la cual acuden a terapia,
qué les ha traído, por qué han decidido acudir en este momento. Se recogerá la
opinión de todos y se explorará qué se les dijo para venir. Si ha habido otro tipo de
tratamientos anteriores para resolver el problema que les trae, se recogerá
información referente a los motivos que llevaron al abandono de aquel tratamiento
o a la no resolución del problema, desde el punto de vista de la pareja o familia.
208
mismas. Además pueden existir otros sistemas de apoyo, amigos, compañeros de
trabajo, etc., que se deben rastrear. Fase de interacción. En la que se invita a la
familia a «danzar» para observar cómo interactúan, entre sí y con el terapeuta.
La aceptación por parte de los terapeutas de una información frente a otra, en este
momento inicial del trabajo, puede ser entendida por la familia como una alianza
con alguno de los miembros y cerrar vías de comunicación para el futuro.
-Portador del síntoma o problema, que ya ha sido recogido con anterioridad y que
en este momento vuelve a constatarse, y si se observara a otro miembro con
actitudes o comportamientos sintomáticos, también lo señalaríamos en la
evaluación.
Portavozde la familia o pareja, aquella persona que lleva «la voz cantante», la que
se dedica a explicar qué ocurre, a quién le ocurre y cómo le ocurre; aquella
persona que habla por los demás y que maneja la información. También suele
ser la persona a quien todos miran antes de hablar, como si fueran a pedirle
permiso (cosa que en realidad hacen). Lo habitual es que ocupe un lugar
central en la sesión, pero también puede estar en un lateral, cerca de alguno de
los terapeutas.
209
psicológicas con otros modelos de abordaje, abogados, etc.
-Conflictos anteriores: hechos que han dejado huellas negativas, que hayan podido
generar patología, que han podido causar un estrés excesivo en la experiencia
de cada miembro. Éstos pueden ser tanto manifiestos como intuidos.
210
repetido en varias ocasiones, «lo que hay que decir»..., esto nos permite
averiguar lo habituados que pueden estar en la relación con profesionales; no
debemos olvidar que valoramos no sólo aquello que se dice, sino cómo se
dice.
211
como negativa que ayuda a que las personas configuren determinados modelos de
funcionamiento y respuesta. Del mismo modo que se transmiten legados y existen
vínculos entre generaciones que pueden condicionar el funcionamiento de los
individuos. (Ver capítulo 9).
En ocasiones puede resultar complicado realizar esta labor, por no poseer los
individuos presentes en la sesión la información adecuada; si esto fuera así y se
considerara necesaria, se puede pedir que para la próxima sesión se informen.
212
enlazarlo con que el síntoma es una conducta, lo que se afirma desde la Teoría de
la Comunicación Humana es que el síntoma adquiere las características de
mensaje, a través del cual transmitimos algún tipo de información. En esta teoría
se deja de lado lo que sucede dentro del individuo, que sería el punto de partida
psicoanalítico de la lucha interna entre las tendencias intrapsíquicas, y se plantea
que con la conducta sintomática se está transmitiendo algo al otro; así pues, el
síntoma es información para el otro.
Esto no supone que todo síntoma sea siempre un mensaje y que siempre quiera
decir algo, pero desde la perspectiva comunicacional vamos a tener en cuenta en
primer lugar: «¿Este síntoma puede estar transmitiendo algo? ¿Qué puede estar
diciendo esta persona a los demás con su conducta sintomática?».
El lenguaje digital es mucho más claro, mientras que el lenguaje analógico puede
ser más ambiguo, en el sentido de «yo no quise decir eso»; este lenguaje se presta
más a interpretaciones, es más difícil de controlar respecto a afirmaciones o
negaciones sobre algo, pero, por otro lado, es mucho más difícil engañar con él,
pues el cuerpo no miente.
El lenguaje analógico es por ello una metacomunicación del digital, está por
encima del digital, ya que plantea cómo debe ser entendido este último.
213
El término metacomunicación, desde la Teoría de la Comunicación Humana se
entiende de diferentes maneras: por un lado cómo debe ser entendido el lenguaje
digital; otro sentido de la metacomunicación hace referencia a «hablar de la
comunicación», por ejemplo en una pareja uno propone al otro actividades y éste
último siempre las rechaza; un día, el que las propone plantea hablar de qué es lo
que está pasando en su relación, eso es metacomunicar. Un tercer y último aspecto
metacomunicacional al que se refiere esta teoría es aquel en el que un mensaje
digital explica cómo debe ser entendido otro mensaje digital, por ejemplo cuando
se dice «es broma» después de haber emitido otro mensaje digital.
Llegando a este punto cabe preguntarse, ¿para qué sirve hablar de dos niveles de
comunicación en terapia? La respuesta es clara: en las relaciones humanas, las palabras
muchas veces sirven para ocultar más que para comunicar; lo que nos interesa es qué
está comunicando el lenguaje analógico, qué nos está transmitiendo esta persona: cómo
se sien ta, con qué tono de voz habla, con qué actitud lo dice, qué gestos utiliza cuando
habla y cómo reacciona ante lo que dice el otro. Estos serían algunos de los ejemplos
más significativos del para qué de la atención al lenguaje analógico.
Fijándonos en si lo que se dice con la palabra es lo mismo que lo que se dice con el
cuerpo, podremos observar si la comunicación es congruente o incongruente; por
ejemplo, si una persona nos comunica digitalmente que está deprimida y lo hace con una
sonrisa en la cara y jovialidad en sus ojos, esos mensajes no encajarían: existiría una
disonancia entre ambos niveles de lenguaje. En otras ocasiones observamos cómo padres
o madres avisan constantemente a sus hijos de represalias ante un inadecuado
comportamiento de éstos, pero nunca cumplen dichas represalias; este tipo de disonancia
entre lo que digo y cómo lo digo o entre lo que digo que voy a realizar pero nunca
cumplo son llamados mensajes incongruentes, mensajes que crean una comunicación
distorsionada en la que no se sabe muy bien a qué debe uno atenerse porque le dicen una
cosa y hacen otra, y eso genera confusión; por ejemplo, se le puede enviar a un hijo el
mensaje digital que le dice que «puede ir con sus amigos», al mismo tiempo que con el
lenguaje analógico se le envía el mensaje de «no me abandones» y en este momento no
se puede metacomunicar: la comunicación se queda cerrada favoreciendo la existencia
de problemas en la interacción entre los individuos. Por ello es importante nuestra
atención a estos niveles en la terapia.
214
•Niveles de contenido y relacional de la comunicación. En comunicación
encontramos dos niveles: el conativo o relacional y el informativo. Hablando
transmitimos información; por ejemplo, en un aula donde se está impartiendo una
clase vemos a una persona que está transmitiendo una información concreta a
otras personas (profesor), ese sería el nivel informativo, qué se está di ciendo y,
por otro lado, observaríamos una disposición espacial (diferente orientación,
alumnos frente al profesor, la tarima, estar de pie y sentados, etc.) que nos
hablaría del nivel relacional, en el que existe una relación asimétrica entre un
profesor y los alumnos.
Esto se lleva a cabo en todas las relaciones humanas; cuando se empieza a tratar con
alguien a quien no conocemos, por un lado, comienza a darse un «juego» de transmisión
de información y, por el otro, se trata de definir la relación, saber quién es quién, dónde
estamos, de qué podemos hablar, de qué no, hasta dónde sí, hasta dónde no... Todo ese
juego es un análisis que realizamos para definir la relación.
Esto sirve muy bien para muchos fenómenos naturales, pero no en las relaciones
humanas en las que este tipo de pensamiento acarrea muchos problemas, dado que
si ponemos un origen puntual en el surgimiento de determinados problemas, tal
afirmación conlleva un principio de culpabilidad, hay un culpable que provoca
algo en un momento determinado, es decir, se produce una atribución de
culpabilidad o de responsabilidad. Un ejemplo de esto podría ser una esposa que
regaña habitualmente a su esposo y éste se retrae leyendo constan temente el
periódico; podríamos hacer una lectura en ambas direcciones: la versión del
esposo es que ella empezó riñéndole y él se encierra en la lectura, la esposa por su
parte podría decir que le riñe porque él se pone a leer el periódico sin ocuparse de
215
ella. A ambas narraciones realizadas por parte de las personas que conforman esta
pareja las llamamos desde la perspectiva de la Teoría de la Comunicación
Humana «puntuación de la secuencia de los hechos». Hay unos hechos, en el caso
que nos ocupa: leer el periódico/regañar. Si aplicamos la causalidad lineal, la
culpa la tendrá uno solo. Los autores de esta teoría plantean que la causalidad
lineal, no sirve en las relaciones humanas sino que hay que aplicar una causalidad
circular. Lo que interesa no es decir quién empezó sino qué juego relacional se
está llevando a cabo; el terapeuta no se posiciona acerca de quién tiene o no la
razón sino que va a tratar de conocer el estilo relacional circular que esta pareja
está desarrollando, en el que la actitud de uno potencia la del otro y es potenciada
a su vez por la del otro, entrando en un circuito en el que la causalidad es circular.
Alcanzar esta posición neutral supone para el terapeuta un esfuerzo muy importante,
ya que no por ser un terapeuta uno llega a dejar sus propios valores, creencias y
experiencias a un lado, pero sí debe hacer el esfuerzo de «vencerlos» en las situaciones
que así lo requieran; si esto no fuera posible a pesar de supervisar el caso, la actitud más
coherente es la de derivar el caso a manos de quien pueda asumirlo de ese modo neutral.
216
palabras o mostrando atención e interés. Esa persona se puede sentir reconocida
en lo que transmite. La desconfirmación del self implica que se anule o rechace,
de alguna manera, a la otra persona como tal. Finalmente, el rechazo del self
implica a su vez rechazar al otro en algún aspecto y no como persona, solo
rechazamos aspectos de lo que dice o hace.
Se llama escalada simétrica a una relación en la que los dos están confirmados como
interlocutores, pero en vez de la confirmación predomina el rechazo. Si este rechazo va
en aumento se llega a la escalada simétrica, en la que cada uno rechaza la opinión del
otro y quiere imponer la suya: se pasa a una pelea por el poder. Esto se produce en la
escalada simétrica basada en el rechazo.
En una relación de pareja va a ser frecuente que cada uno sea experto o más hábil
que el otro en determinados ámbitos; podríamos decir que se da una especialización, de
manera que uno puede hacer mejor unas cosas y otro, otras, y eso da riqueza a la pareja y
a la relación entre ambos. Esto no implicaría necesariamente una relación
complementaria: cada uno acepta la posición superior del otro en un área y viceversa y
eso daría una relación simétrica basada en la igualdad al equilibrar las áreas de
experto/no experto. La salud de la relación se mide, en gran parte, por las
confirmaciones.
217
opciones de respuesta sopesando las consecuencias. c) emitir: momento adecuado,
utilizar la comunicación verbal y no verbal de un modo adecuado.
•Capacidad de metacomunicar.
-Mensajes contradictorios.
218
- Doble mensaje.
• Estos comportamientos relacionales tienen que ser repetidos para ser considerados
como disfuncionales.
Descalificaciones de la comunicación
•Oraciones incompletas.
219
hacer mención a su madre. Otro ejemplo, padre: «me has dejado helado», hijo:
«¿te traigo algo caliente?» (sin ironía). Es frecuente en los psicóticos.
•El falso recibo (la respuesta se sitúa en un plano lógico diferente al de la pregunta).
•La corrección (se corrige el mensaje del interlocutor, para precisar o enriquecer,
pero, en realidad, modificando el sentido).
La paradoja surge cuando se mezclan diferentes niveles lógicos; por ejemplo, los
actos voluntarios con los involuntarios «tienes que quererme», «duérmete», «no tienes
que desear eso». Puede darse entre sujetos o con uno mismo en su diálogo in terior. La
220
consecuencia de las paradojas en un contexto relacional es el bloqueo de la interacción, a
no ser que se pueda metacomunicar para aclarar la paradoja. El doble vínculo es un tipo
de comunicación paradójica (ver en el capítulo 2 el apartado sobre teoría de la
comunicación humana).
El grupo de la Child Guidance Clinic, dirigido por Minuchin (1967, 1974, 1978, 1981,
1984), ha desarrollado la Teoría Estructural de la Familia. Esta teoría ha sido aceptada
ampliamente y sus conceptos fundamentales son los siguientes:
-La familia cumple dos funciones: una interna, protección psicosocial de sus
miembros, y otra externa, de acomodación a la cultura. Debido a las dificultades
transicionales, la tarea psicosocial ha alcanzado más importancia.
221
específica.
-Muestra un desarrollo desplazándose a través de una serie de etapas que exigen una
reestructuración.
Las pautas permanecen dando una eficacia funcional y, a su vez, una resistencia al
cambio. Las transformaciones se dan cuando deben responder a cambios internos y
externos.
Tipos de subsistemas
222
constituir una familia. Sus principales cualidades son:
-La complementariedad: permite a cada uno ceder sin sentir que se ha dado por
vencido.
-La acomodación mutua: pueden actualizar aspectos creativos de sus pautas que
permanecían latentes y apuntalar los mejores rasgos de cada uno; pero
también pueden estimularse rasgos negativos.
2.Subsistema parental: se crea al nacer el primer hijo. Se debe trazar un límite que
permita el acceso del niño a los padres y, al mismo tiempo, le excluya de las
relaciones conyugales.
Con el crecimiento de los hijos surgen demandas al sistema parental, el cual debe
modificarse para satisfacerlas. La relación de paternidad requiere la capacidad de
crianza, apoyo, educación, guía y control. Las proporciones de estos elementos
dependen de las necesi dados de desarrollo del niño y de las capacidades de los
padres, pero esta relación requiere el uso de la autoridad. Si fallan las funciones de
crianza hablaremos de negligencia física, si falla el apoyo, educación, guía y
control, de negligencia psicológica.
3.Subsistema fraterno: experimenta las primeras relaciones con iguales. Los niños
aprenden a cooperar, negociar, competir... Las pautas que aprenda en esta relación
le servirán al niño en su relación con iguales extrafamiliares (esto se observa
principalmente en las dificultades de autonomía y capacidad de compartir en
niños sin hermanos).
223
además de líneas de demarcación, éstos deben permitir a cada uno de los miembros
desarrollar sentimientos de pertenencia sin sentirse invadidos o abandonados; de esta
manera, se favorece el desarrollo de la autonomía, de la competencia personal, la
intimidad y una independencia sana.
La privacidad también tiene que ver con los límites entre individuos: el tener las
cosas a salvo de miradas ajenas, que no entren en el cuarto sin permiso del que lo habita.
Si los padres no respetan esos límites, son intrusivos.
Los límites de un subsistema están constituidos por las reglas que definen quiénes
participan y de qué manera. La función de los límites reside en proteger la diferenciación
del sistema. Para un buen funcionamiento familiar es necesario que los límites entre los
individuos, entre subsistemas, con la fa milia extensa y otros sistemas sean claros. Según
el tipo de límites aparecen tres tipos de familias:
-Familia aglutinada: los límites son escasos y flexibles, hay un grado elevado de
comunicación. El sentido exaltado de pertenencia requiere un importante
abandono de la autonomía. Responden a toda variación con excesiva rapidez. Su
lado fuerte es el apoyo, el cuidado y el compartir, su lado débil la dificultad de
autonomizarse. Es típico de los países del sur.
-Familias desligada: límites rígidos, con una comunicación escasa, las funciones
protectoras están perjudicadas a nivel emocional, aunque a nivel material pueden
ser muy efectivos. Los sujetos pueden funcionar de forma autónoma, pero los
sentimientos de lealtad, pertenencia o capacidad de interdependencia y de requerir
ayuda cuando la necesitan son más limitados. Su lado fuerte es la autonomía y el
respeto a la privacidad; su lado débil el apoyo emocional. Más frecuente en los
países del norte.
Los límites con la familia extensa y otros sistemas. Con la familia extensa es
importante observar si existe intrusismo descalificador cara a los padres o la pareja. Los
abuelos a veces descalifican a los padres, los suegros interfieren en la relación de pareja,
los cuñados... En ocasiones, un miembro de la pareja está más casado con su padre o
madre y así no pueden construir su propia pareja. Esto se da más en las familias
aglutinadas y ocasiona serios problemas en la familia nuclear. Las relaciones con otros
sistemas también implican un marcaje de límites, por ejemplo con el trabajo.
224
Cuando los límites intergeneracionales no son respetados, pueden parecer alianzas y
coaliciones transgeneracionales disfuncionales. La alianza implica una unión y el apoyo
mutuo entre dos o más personas. Se comparten intereses sin estar dirigida contra nadie.
La coalición, en cambio, es la unión de dos miembros contra un tercero. Es un acuerdo
de alianzas establecido para mutuo beneficio de los aliados frente a un tercero. La
coalición divide a la tríada en dos compañeros y un oponente.
b)Límites muy flexibles o porosos. El sistema puede ser invadido por el medio
externo o por otros subsistemas dificultando la definición de la relación de cada
miembro con los demás y consigo mismo, apareciendo la vivencia constante, para
al menos algunos miembros, de «intrusión».
c)Invasión del espacio del otro. En este caso el receptor es anulado. En la relación
adulto-niño, el adulto tiene un poder dictatorial y trata al niño como un objeto sin
derecho a personalidad propia y sin privacidad física ni emocional. Este patrón es
característico del abuso emocional, abuso psicológico, incesto psicológico o
encubierto. La característica más notable de esta conducta es que una persona
tiene todo el poder en la relación, de manera que el receptor no tiene elección de
recibir o no la interacción deseada.
225
sentido de privacidad de otra persona. Esta perturbación en el desarrollo psicológico se
manifiesta más tarde en problemas en el desarrollo de la intimidad durante la
adolescencia. La invasión de límites finalmente obstaculiza o destruye la intimidad.
En la tríada rígida los padres utilizan al hijo para alejar o evitar sus conflictos,
creando un límite rígido con el resto de los hermanos. Existen tres tipos:
-Triangulación: ambos padres quieren que el hijo se una a él en contra del otro. El
hijo se queda paralizado ante el conflicto de lealtad. Si esa es la pauta habitual a
lo largo de su desarrollo, tendrá problemas para posicionarse en las relaciones,
pues implicarían para él una posible traición. Puede ser una persona tímida y
retraída que evita todo lo que tenga que ver con el posicionamiento ante un
conflicto.
226
Este fenómeno fue observado por psicoanalistas que veían cómo los padres
retiraban de la terapia al niño en cuanto mejoraba, volviendo a empeorar.
Alianzas y coaliciones. En la alianza dos o más sujetos se unen por afinidad en algo.
En la coalición la unión es contra alguien; por ejemplo, dos hermanos están muy unidos,
practican deporte, se ayudan en los estudios, con los amigos... Serían aliados para la
consecución de metas y para compartir experiencias ayudándose mutuamente. Pero si un
día se unen contra los padres para reivindicar algo, estarían coaligados. La unión puede
ser transitoria o constante. Por otro lado, puede ser manifiesta u oculta.
9.6. Jerarquía
Haley (1974, 1980) ha hecho hincapié en el uso del poder dentro del sistema familiar. En
relación al poder la familia puede ser:
-Autoritaria: las normas son impartidas desde el subsistema parental sin discusión.
Este tipo de familias suelen constreñir en exceso al hijo, que puede someterse o
rebelarse, pero que no aprende a discutir y consensuar. Suele ser un sistema rígido
en el que es frecuente el maltrato psicológico y puede darse el abandono
emocional.
227
cuenta el momento evolutivo de los hijos. Sistema flexible.
Los valores son creencias transmitidas culturalmente y guían al sujeto sobre lo que es
importante en la vida, el bien y el mal, el comportamiento adecuado e inadecuado...
Sirven para la socialización y la supervivencia del grupo. Se transmiten
intrafamiliarmente: de padres a hijos, entre hermanos, de otros familiares y
extrafamiliarmente: a través de los medios de comunicación, los personajes públicos, la
escuela, la religión, personas significativas...
Entre los valores clásicos en las familias de nuestra cultura destacan la unión, el
trabajo, el esfuerzo, el cuidado, la privacidad, el compartir, la armonía, el respeto a los
mayores... Los valores construyen una visión del mundo y de las relaciones.
Los valores son abiertos y reconocibles, mientras que las normas (reglas) son
encubiertas. Los valores son individuales, pero su invocación puede tener repercusiones
interpersonales. Son utilizados como una táctica interpersonal para afirmar o imponer
una norma. Las normas describen las relaciones interpersonales. Los valores determinan
las normas, reglas y roles, por ejemplo, si el valor es el cuidado, la norma es atender al
necesitado, la regla determina el rol de cuidador y el cómo debe cuidar. En terapia es
muy importante conocer los valores de la familia para adaptarnos a ellos, de esa forma
seremos aceptados por el sistema familiar. En las intervenciones nos apoyaremos en sus
valores, por ejemplo, al hacer «lecturas» sobre la dinámica familiar, al prescribir tareas,
etc.
228
la dinámica familiar, es clave.
Jackson (1968) describe a la familia como un sistema gobernado por reglas: sus
miembros se relacionan de una manera organizada y repetitiva. Las reglas prescriben y
limitan la conducta de los individuos en lo que atañe a una amplia variedad de zonas de
contenido para formar un sistema «razonablemente estable». Estas reglas hacen
comprensible y predecible la conducta y favorecen la homeostasis.
Las reglas conforman una serie de formas y estilos que se repiten en la dinámica
relacional de la familia; el concepto de redundancia de los sistemas está en la base de la
observación de las reglas. Las reglas del sistema familiar definen quiénes participan y
cómo en las diferentes actividades familiares; por ejemplo, si observamos varias veces
que cuando habla la madre se callan todos, podremos inferir que existe esa regla, la cual
puede estar basada en el valor del respeto a la madre como eje de la vida familiar, y a su
vez determina el rol de madre rectora.
d)Metarreglas a través de las cuales lo que eran las reglas generales del contexto
quedan superadas porque uno de los miembros del sistema va más allá de lo
acordado.
229
por su conformidad o no a categorías predeterminadas, producto de un estereotipo
cultural. Las reglas crean roles, quién debe hacer qué. Los roles son limitados y puede
existir un contra-rol que le resalte y muestre una dualidad, por ejemplo, sano/enfermo,
fracasado/exitoso, formal/desastroso, cariñoso/seco, servicial/egoísta, divertido/abunido.
Es frecuente hallar estas dualidades en la pareja y entre los hijos. Observaremos si son
adecuados, funcionales, «reales», flexibles, rígidos, claros, confusos, justos. Algunos
roles son delegados, por ejemplo, las funciones de crianza en un hijo mayor, lo cual
puede ser adaptativo si uno de los padres está enfermo, o claramente injusto y limitador
del desarrollo de ese hijo.
Ferreira (1966) describe el mito como «un número de creencias bien sistematizadas
y compartidas por todos los miembros de la familia respecto de sus roles mutuos y de la
naturaleza de su relación». Estos mitos familiares contienen muchas de las reglas
secretas de la relación. Estas creencias organizadas en cuyo nombre la familia inicia,
mantiene y justifica muchas pautas transaccionales son compartidas y apoyadas por to
dos los miembros como si se tratara de verdades absolutas. Al crear un mito se traducen
una serie de acontecimientos y conductas reales en un relato compartido, en el que cada
uno puede encontrar una lectura de sus propias experiencias cotidianas, del sentido de la
vida, sintiéndose al mismo tiempo miembro del grupo.
El mito da a cada miembro un rol que es aceptado por todos y cuyo desafío se
convierte en verdadero «tabú». El mito prescribe atributos a cada uno de los miembros
de la familia. En términos de la relación, los mitos familiares tienen un valor económico
muy preciso. En su manifestación implícita, son verdaderos programas de acción que
ahorran cualquier pensamiento o elaboración posterior. Andolfi y Angelo (1985)
sugieren tener en cuenta al menos tres generaciones para la creación y comprensión de
un mito.
230
Los ritos son una serie de actos y conductas estrictamente codificados dentro de la
familia, que se repiten a lo largo del tiempo y en los cuales participan sus miembros. A
través de ellos se transmiten valores, actitudes y conductas ante situaciones o vivencias
específicas. A la vez, sirven de soporte a los significados que cada uno les atribuye,
enriqueciéndose con el tiempo. Los ritos familiares están influidos por las convenciones
y valores sociales superponiéndose con éstos y son portadores de creencias de la familia
no verbalizadas que son transmitidas a través del cumplimiento del ritual y las
modificaciones que se le hacen.
Parece ser que en el contexto de la relación familiar, para cada rol individual
definido existe un contra-rol oculto en la persona de otro o de otros miembros de la
familia. Cuando una familia le adjudica a uno de sus miembros el título de «paciente»,
automáticamente le confiere a uno o más de los otros miembros la etiqueta opuesta de
«no paciente». Y, en la misma medida en que lo primero implica un rol, lo segundo
implica lo que debemos llamar un contra-rol, que afirma y complementa al otro.
231
historia, repartir responsabilidades y éxitos y llevar una vida más plena.
2.Mitos de perdón y expiación: una o más personas (vivas o muertas) son las únicas
responsables de la situación en la que se encuentra la familia. El rol de «chivo
expiatorio» es clave en este mito. Al igual que los judíos, que una vez al año
echaban todos sus pecados sobre un chivo y lo abandonaban en el desierto con la
convicción de que se llevaba consigo todos sus pecados y les dejaba limpios, el
chivo expiatorio en las familias se hace cargo de las faltas de los demás,
convirtiéndose en el responsable de todos los males, las desgracias y los
conflictos de la familia. Este rol suele recaer en el paciente identificado o en
algún miembro de la familia extensa, a veces ya fallecido. Restituir a la persona
que sufre el rol y repartir justamente las responsabilidades es una tarea clave para
que la familia se reorganice de una forma más sana.
Estos autores proponen un método de trabajo con los mitos muy elaborado e
interesante.
232
empírico sobre mitos maritales propuestos por Lazarus, que arroja luz sobre la
complejidad de un terreno tan ambiguo como es el de los mitos.
Familia de origen
Formada por tres generaciones o más: abuelos, hermanos, padre, tíos, hijos, sobrinos,
nietos, esposos..., se incluyen también las familias políticas: suegros, cuñados, nueras,
yernos...; en las familias aglutinadas tiene gran importancia, pues las relaciones son
estrechas. En el estudio del genograma, las constelaciones familiares, los legados..., es
decir, todo lo que tiene que ver con lo transgeneracional, la familia de origen es el centro
de estudio (Garrido y Espina, 1995).
Familia nuclear
Padres e hijos. Antes era el sistema familiar más frecuente, pero hoy en día es el 25 por
ciento en EEUU En nuestro país está en franco retroceso frente a otros tipos de familia.
Gran parte de lo desarrollado por las escuelas de terapia familiar se ha basado en la
familia nuclear, por lo que el terapeuta necesita estudiar a fondo los otros tipos de
familia, con sus características, para no intentar «calzarlas» en modelos de
funcionamiento que le son ajenos. En caso contrario, el terapeuta corre el riesgo de ver
como «anormal» cosas que son absolutamente adaptativas en los otros tipos de familia.
Familia reconstituida
Formada por una pareja que previamente tuvo hijos con otra persona. Se juntan bajo el
mismo techo hijos de diferentes padres. Autores como Serrano (1986) y Krahenbuhl
(1989) prefieren traducir «stepfamilies» como «familiastras», aunque no existe ese
término en castellano y a pesar de la carga negativa que conlleva el sufijo «-astra»,
especialmente aplicado a la ma drastra (en el diccionario ideológico de la lengua
castellana el sentido figurado de ese término es «cualquier cosa molesta o perjudicial»)
(Casares, 1977); otros autores hablan de familias ensambladas, recompuesta o segunda
familia. Todos los términos hacen referencia a una familia en la que dos adultos forman
un nuevo núcleo familiar al cual, al menos uno de ellos, trae un hijo habido de una
relación anterior.
233
Se forma a partir de la muerte del cónyuge anterior, de un divorcio o una separación.
Es importante señalar que el padre biológico ausente forma parte de la familia
reconstituida y que, como señala Gorell (1990), los padrastros son padres adicionales,
pero no sustitutos, pues el padre biológico es quien tiene los derechos legales y
emocionales sobre sus hijos. El padrastro debe tener un rol definido y aceptado por los
demás y será complementario al del padre biológico.
Las relaciones con los abuelos, que ya podían verse alteradas en el caso de un
divorcio, se pueden complejizar bastante, sobre todo si los dos miembros de la nueva
pareja traen hijos propios, pues se duplicaría el número de abuelos. Si no se casan, puede
haber un rechazo hacia la nueva pareja por parte de éstos, lo cual aumenta los problemas.
Visher y Visher (1993) atribuyen a las familias reconstituidas exitosas las siguientes
características: a) el tener expectativas realistas, entre las cuales destaca el no esperar
una adaptación y el nacimiento de un amor mutuo instantáneo; b) el haber elaborado los
duelos por las pérdidas (muerte, divorcio, expectativas de matrimonio exitoso); c) que la
pareja esté unida disponiendo de tiempo para ir consolidando su relación; d) la existencia
de rituales y tradiciones constructivos, por ejemplo la celebración de los cumpleaños y
las Navidades (se pueden mantener los específicos de cada familia o combinarlos
construyendo unos nuevos); e) las nuevas relaciones son satisfactorias, para ello
necesitan tiempo de ajuste mutuo que va a estar mediatizado por la edad y número de
hijos, y si viven en el hogar o no. Un capítulo importante es el del rol que juega el
padrastro: todos los autores recomiendan que el padrastro no intente imponer la
disciplina desde el principio, pues va a ser mal recibida por los hijastros y la madre
234
acabará por ponerse del lado de sus hijos enfrentándose a su nueva pareja; más adecuado
es que el padrastro intente establecer una relación amistosa y que la madre se encargue
de la disciplina y, posteriormente, colabore el padrastro en ese campo. Si los niños son
pequeños y el padre biológico no ejerce ninguna autoridad, incluso con ayuda de un
terapeuta, el padrastro podrá hacerlo con cautela; f) ya hemos comentado que en las
familias reconstituidas está incluido el padre biológico que no vive con los niños; aunque
muchas veces es prácticamente imposible por las peleas interminables entre ex
cónyuges, la colaboración parental en la que se incluyen padres biológicos y padrastros
es bien asumida por los hijos y les evita conflictos de lealtad.
1.Con madrastra. El padre que vive con sus hijos se une a otra mujer; en este caso, la
imagen de la madrastra mala que no quiere a los pobres niños puede estar
presente como realidad preconcebida o sobrevolar como un fantasma temido al
inicio de esta relación, especialmente cuando los niños son huérfanos. Para
combatir esta imagen, se puede caer en una necesidad compulsiva de que la
madrastra ame desde el primer momento a sus hijastros, cayendo en la paradoja
del «se espontáneo» que hace que ese «amor» sea falso y/o provoque un
sentimiento de culpa en la madrastra por no poder sentir lo que no siente y la
incomprensión del marido y el resto de los familiares que le exigen, muchas veces
sin decirlo, que sea como fue la madre de los niños a la vez que están todos
convencidos de que nunca podrá serlo, ni lo desean.
Si la madre biológica vive, el que no se quede con los niños puede deberse a algún
problema, no siendo infrecuentes el maltrato infantil, enfermedad mental o
adicción. En este caso, la competencia con la madrastra y el conflicto de lealtad en
235
los hijos será la regla.
3.Con padrastro y madrastra. Cada miembro de la pareja trae sus propios hijos a la
familia, y quedan fuera dos padres biológicos. El choque de ideologías y estilos
educativos y las «diferencias» entre hijos propios y ajenos son escollos habituales.
4.Con hijos comunes. En cualquiera de los otros tipos la nueva pareja tiene un hijo.
El tener ese hijo puede estar motivado por el deseo de ser una familia nuclear
«normal» o simplemente por querer tener un hijo juntos; si la relación anterior
fracasó, puede estar presente la fantasía de que ese hijo será diferente porque se
quieren, lo mismo que será distinta la historia de su relación. Las diferencias entre
hijos e hijastros pueden ser aquí bastante dramáticas, aunque, como señala
Serrano (1986), puede actuar de aglutinante familiar si los hijastros son
adolescentes.
Familia monoparental
Un padre y sus hijos. Las familias monoparentales pueden tener varios orígenes: el
divorcio o separación, la viudedad y la madre soltera. La mayoría de estas familias se
componen de madre e hijos (el 92% en EEUU) y se ha escrito bastante sobre las
carencias y dificultades que padecen, entre las que destacan los problemas económicos,
el excesivo apego de las madres con sus hijos debido a que se convierten en su soporte
emocional, la falta de disciplina al ejercer más fácilmente el rol expresivo que el
instrumental, la idea, influenciada por el pensamiento psicoanalítico, de que los hijos
tendrán una falta de modelo de identificación masculino, la depresión de la madre al
sentirse excesivamente cargada de responsabilidades, algunas de las cuales no había
ejercido antes, la dificultad de emancipación de los hijos, la falta de límites entre
subsistemas, etc. Todo ello se manifiesta a veces en problemas de conducta en los hijos.
Todos estos problemas pueden darse con mayor frecuencia en las familias
monoparentales, pero no son exclusivos de ellas y, como señala Walters (1988), desde
una perspectiva feminista, muchos de los estudios y conclusiones sobre este tipo de
236
familias están influidos por la idea de que la mujer sola no puede hacerse cargo de una
familia y especialmente del rol instrumental que estaría reservado al hombre.
Walters (1988) realizó un estudio con 25 familias monoparentales (20 con madre)
que consideraban que funcionaban bien e identificaron las siguientes características
como determinantes de un adecuado funcionamiento: la existencia de una única
autoridad, el que un solo progenitor pueda ejercer los roles instrumental y expresivo, el
compañerismo entre progenitor e hijos, el ejercicio de múltiples roles por parte de cada
uno de los miembros, adaptándose a las necesidades reales, y la visión de la familia
como una unidad interdependiente en la que todos se brindan apoyo.
Wertheim (1980) describe una tipología de los sistemas familiares basada en las
propiedades morfostáticas y morfogenéticas, muy útil en la clínica.
La teoría sistémica tradicional equipara la morfostasis con la rigidez del sistema; hay
que tener en cuenta que sin un grado óptimo de morfostasis, el sistema no podría
sobrevivir como grupo social cohesionado.
237
como respuesta a una intervención positiva, inducida extrasistémicamente
(terapéutica).
a)Abierto: actúa como parte de una red transaccional interconectada que incluye los
subsistemas individuales y el mundo extrasistémico.
c)Parcialmente abierto:
238
239
Ausloos (1981) clasifica los sistemas familiares, de acuerdo con las tendencias
morfogenéticas y morfostáticas, en:
240
2.Rígidos, cuando predomina la morfostasis frenando el desarrollo evolutivo de sus
miembros. En esas familias pueden aparecer trastornos que bloquean la
emancipación.
3.Pendulares, cuando funciona oscilando entre los dos modos: reglas excesivamente
rígidas y ausencia de la misma, suele observarse en algunas familias de
alcohólicos y drogodependientes.
9.11. Momento evolutivo del sistema y adecuación a sus tareas. El ciclo vital familiar
El concepto de ciclo vital hace referencia a que las familias (Friedman, 1989), al igual
que el individuo, tienen un proceso vital que se desarrolla a lo largo de etapas (Carter y
McGoldrick, 1989), transiciones (Barnhill y Longo, 1978) o crisis (Pittman, 1990).
La importancia del ciclo vital familiar está asociada, en terapia, a que generalmente
las familias atraviesan crisis evolutivas, los aspectos evolutivos son claves en muchos
casos clínicos y a que las transiciones evolutivas, estén asociadas o no al origen del
problema, son parte del contexto del mismo (Barnhill y Long, 1978). El pasaje de una
etapa a otra exige una transformación del sistema familiar a varios niveles relacionales:
comunicacional, de resolución de problemas y ne gociación, emocional (intimidad y
distancia), jerárquico, límites entre subsistemas... (Hoffman, 1989). Esta transformación
del sistema implica cambios en sus miembros que atraviesan momentos evolutivos muy
diferentes, por ejemplo, edad media de la vida, adolescencia, inicio de la edad adulta,
nido vacío, apertura al mundo exterior, formación de pareja, llegada de padres ancianos
al hogar...
Por otro lado, cada vez se dan en mayor medida los llamados «ciclos vitales
alternativos»: el «ciclo de divorcio» (Stern y Manocherian, 1989; Herz, 1989), las
familias reconstituidas, familias monoparentales. Sin olvidar los grandes cambios que
provoca en las familias la emigración, la pobreza, las muertes intempestivas..., todo ello
mediado por factores culturales, sistemas de creencias, contexto amplio, etc.
241
detención, sino de una regresión a etapas anteriores en búsqueda de un equilibrio
conocido o reactualizando problemas no resueltos.
Las crisis ofrecen oportunidades de crecimiento (Pittman, 1990), siendo, por la gran
carga morfogenética que conllevan, momentos de gran interés para la intervención. El
pasaje por las etapas del ciclo vital puede entrañar peligros, pero, obviamente, el sistema
se desarrolla y crea nuevos sistemas (los hijos se emparejan y tienen hijos); en suma, la
vida sigue.
c)Noviazgo.
d)Consolidación.
242
j)Jubilación. Declive físico, reorganización vital, duelo. Rol de abuelos,
negociaciones con los hijos y nuevas funciones parentales. Los hijos ayudan a los
padres.
k)Vejez. Cambio de roles con los hijos que pasan a ser cuidadores, aunque sus
padres siempre sigan ayudándoles. Balance vital. Confrontación con la muerte.
Despedida.
Al conocer en qué fase del ciclo vital se encuentra la familia, veremos si ésta lleva
adecuadamente las tareas propias de ese momento evolutivo y evaluaremos
retrospectivamente el grado de estrés que la transición ha generado. El conocer los
acontecimientos vitales que la familia ha atravesado permite identificar situaciones de
riesgo potencial: divorcio, familias monoparentales, enfermedad crónica o fallecimiento
reciente de uno de los miembros. Con el recurso «la línea del tiempo» (Stanton, 1992) o
el calendario familiar (Bowen, 1978), el terapeuta va reconstruyendo con la familia, su
historia.
Comienza con la desintegración del primer matrimonio, ya sea por divorcio, separación
o muerte, y requiere en primer lugar la elaboración del duelo de esa pérdida (Espina,
1991), para lo cual puede hacer falta un año o más y la disolución completa de la
relación con el ex cónyuge, lo cual puede llevar de dos a cuatro años. Es necesario
aceptar la realidad de la ruptura, estabilizar el divorcio, resolver la ira y la culpa,
desarrollar nuevos roles y responsabilidades y modificar la relación con el ex esposo;
como señala Serrano (1986), se pasa de una familia nuclear a una binuclear.
243
hijos hacia el padre ausente (aunque haya muerto) puede llevarles a boicotear la nueva
pareja y debe abordarse elaborando el duelo; y si el padre vive, intentando una
colaboración entre padres biológi cos y padrastro para el cuidado de los hijos. Es
conveniente que los hijos y el padre ausente conozcan previamente a la nueva pareja,
para ir llegando a acuerdos.
244
245
246
247
La mayoría de las segundas nupcias no son tan románticas como las primeras y están
marcadas por razones prácticas, como la crianza de los hijos, la soledad, las necesidades
económicas, de afecto y sexuales; si están presididas por el impulso son frecuentes los
fracasos, pues ya comentábamos que muchas de las nuevas parejas acaban en divorcio.
El nuevo matrimonio o unión (muchas veces, por la pensión o por el temor a un nuevo
matrimonio, la nueva pareja no se casa) repercute también en la familia extensa; los
248
abuelos pueden ganar o perder nietos, yernos y nueras, y ello obliga a una reorganización
más amplia en la que se reelabora el pasado haciéndolo parte del presente e integrando
las nuevas experiencias en su ciclo vital. A veces un hijo adolescente trae con su
conducta a un padre ausente problemático, reactualizando transacciones que estaban
sancionadas en la nueva familia (Serrano, 1986; Gorell, 1990).
1.Entrando en la relación.
-Actitud previa.
-Aceptación de los propios temores, de los del nuevo cónyuge y los de los niños
sobre el segundo matrimonio y la formación de una segunda familia.
-Planificación:
249
c)Ayudar a los niños para que resuelvan sus temores, conflictos de lealtad y
pertenencia a ambos sistemas.
c)Hacer un espacio para que los niños mantengan relaciones con los padres
biológicos ausentes, los abuelos y demás familia.
1.Negación de ser una familia reconstituida; los hijos tienen que llamarles «papa» y
«mamá» ante lo cual se rebelan.
Para Pittman (1987), las familias reconstituidas tienen más crisis a lo largo del ciclo
vital y describe nueve áreas que pueden generarlas.
250
1.Intromisión de cónyuges anteriores. Los hijos, la pensión y los suegros suelen ser
puntos de unión entre los ex cónyuges y, muchas veces, favorecen la continuidad
de viejas rencillas y manejos sadomasoquistas. Si persiste algo rescatable entre
ellos, es frecuente que exista una relación de ayuda en caso de necesidad, ya sea
personal o cara a los hijos. Esto, que es positivo, puede provocar celos en la nueva
pareja que no entiende bien esa relación y ve peligrar su lugar ante el fantasma de
la reconciliación, o simplemente se sienta a disgusto viendo que el ex cónyuge le
da algo a su pareja que a él/ella ni siquiera le pide; de alguna manera esto puede
ser vivido como que ese matrimonio no se ha roto del todo, pues cuesta ver esa
relación como la de dos personas que han vivido muchas cosas juntos y, aunque
hayan decidido que la convivencia no era posible, ello no quita para que
conserven buenos recuerdos de su relación y áreas de colaboración.
2.Amenazas de no continuar la relación marital. Como uno o los dos ya han pasado
por la experiencia de la separación, es una posibilidad más real y amenazadora
ante cualquier discrepancia.
4.Entradas y salidas de los hijos. Si existen dos hogares, los adolescentes pueden
chantajear con irse al otro hogar si no se les deja hacer lo que desean; si la madre
depende emocionalmente de ellos puede ser fuente de múltiples conflictos y de la
desesperación del nuevo cónyuge.
5.Autoridad diferente para cada hijo. Si tienen hijos propios de antes del nuevo
matrimonio, cada uno tenderá a aplicar la autoridad a su manera con sus hijos,
dándose diferencias que dificultarán la integración del subsistema fraterno.
7.Celos del progenitor ausente hacia la relación de sus hijos con el nuevo cónyuge.
251
Puede intentar boicotear el nuevo matrimonio y creará problemas de lealtad en los
hijos.
9.Diferencias de los abuelos con los nietos. Pueden favorecer a sus herederos y ver a
los otros como intrusos, sobre todo si rechazan al nuevo cónyuge.
Los niños pequeños se verán afectados por los siguientes problemas (Visher y
Visher, 1993): la elaboración de la pérdida, las lealtades divididas, desubicación entre
los hermanos, la pertenencia a dos hogares, expectativas no realistas, fantasías de que sus
padres se puedan volver a unir, sentimientos de culpa por responsabilizarse del
divorcio... Todos estos problemas se expresarán a través de síntomas, sobre todo
trastornos de conducta y fracaso escolar, como ya hemos señalado.
En los adolescentes los conflictos giran en torno a los siguientes temas: la carencia
de acuerdo en la disciplina, la lealtad dividida (el adolescente toma partido o enfrenta a
las partes mostrándoles su conflicto y demandando coherencia), el resentimiento por los
cambios impuestos, la tendencia de la nueva familia a fomentar la cohesión en un
momento en el que el adolescente se estaba despegando, la ansiedad en relación a la
sexualidad, sobre todo la atracción que puede despertarse hacia la pareja de su progenitor
o hacia los hermanastros.
En el desarrollo de una enfermedad se establecen tres fases: fase de crisis, fase crónica y
fase terminal. Rolland (1984) propone el siguiente esquema para representar dichas
fases:
FIGURA 14
252
Siguiendo a Rolland (2000), la fase de crisis se inicia con los pródromos, una serie
de síntomas anteriores al diagnóstico que provocan preocupación en el paciente y en su
familia acerca de la salud del mismo. Tras el diagnóstico, esta fase de crisis requiere un
período de adaptación.
1.La familia como recurso. Destaca el papel protector y de ayuda de la familia ante
la enfermedad.
253
características de la enfermedad. Los efectos pueden ser positivos o negativos
sobre el curso de la enfermedad.
FIGURA 15
254
Las enfermedades de curso recurrente o episódico se caracterizan por una alternancia
de períodos de ausencia de síntomas y períodos de crisis. El ajuste a dichas
enfermedades requiere un alto grado de flexibilidad. Según Rolland (2000), estas
enfermedades pueden llegar a convertirse en las más ex¡ gentes a nivel psicosocial, ya
que implican un estado de constante alerta acerca de cuándo se producirá la siguiente
crisis, lo que supone un importante desgaste físico y psicológico tanto para el paciente
como para la familia. El desenlace de una enfermedad tiene un importante impacto
psicosocial en el sistema familiar, ya sea la muerte o la incapacitación.
FIGURA 16
255
La enfermedad, como hemos visto, provoca intensas reacciones emocionales que
amenazan la estabilidad personal y familiar. Para poder afrontar la situación, paciente y
familia atraviesan por fases similares a las producidas por la pérdida; en este caso se
pierde la salud y expectativas puestas en la vida.
TABLA 30
256
LA FAMILIA ANTE LA ENFERMEDAD CRÓNICA Y LA DISCAPACIDAD
La carga se refiere al efecto adverso que tiene la enfermedad del paciente y el cuidado
del mismo en la vida de los familiares. Brown (1967) definió la carga como el impacto
de vivir con un enfermo en el estilo de vida o en la salud de los miembros de la familia,
mientras que Goldberg y Huxley (1980) la entienden de forma más general como el
efecto del paciente sobre la familia.
La carga puede ser objetiva y subjetiva (Schene, 1990). La carga objetiva se refiere a
los problemas prácticos como las alteraciones en la vida familiar, en la relación de
pareja, el aislamiento social y las dificultades económicas. La carga subjetiva hace
referencia a las reacciones que los miembros de la familia experimentan, por ejemplo,
ansiedad, depresión y sentimientos de pérdida. La carga fue estudiada primero en
familias con enfermos mentales (Platt, 1982; Fadden, Bebbington, y Kuipers, 1987),
pero posteriormente se ha extendido a las enfermedades físicas discapacitantes
(Chwalisz, 1996; Espina y Ortego, 2003; Taussig, 1999).
El ciclo vital de la familia y de los individuos que la componen se puede ver alterado
por la enfermedad, ya sea retrasándose, por ejemplo, en los adolescentes que deben
volcarse hacia la familia en un momento centrífugo, o acelerándose en los niños que se
pueden ver privados de la atención necesaria y se ven empujados a salir al exterior
prematuramente.
257
Otro aspecto importante que tener en cuenta, es la forma de relacionarse con el
paciente. La actitud emocional de los familiares hacia éste ha sido estudiada a través del
constructo emoción expresada (EE) (Leff y Vaughn, 1985) y se ha comprobado que las
conductas críticas, hostiles y sobreimplicadas de los familiares favorecen la recaída en
diferentes patologías. En las enfermedades crónicas es frecuente la aparición de
trastornos depresivos, y el criticismo y la hostilidad propician la recaída en pacientes
depresivos (Hooley, 1986).
-Finanzas: los ingresos económicos de las familias también se ven afectados al dejar
de trabajar el paciente o porque el cuidador primario (frecuentemente la madre)
deja de trabajar y, en todos los casos, los gastos aumentan (medicinas...), etc.
-Hijos y hermanos: cuando el paciente convive aún con sus padres y hermanos, estos
últimos también se ven afectados por recibir a veces menos atención por parte de
sus padres, por verse forzados a realizar más tareas de la casa, etc.
258
Padierna y Martínez (1988) señalaron una serie de factores determinantes de la carga
familiar, que se resumen en el siguiente esquema:
FIGURA 17
En resumen, el impacto en una familia de una enfermedad crónica produce una serie
de alteraciones en su estructura, en el proceso normal de su ciclo vital y en la respuesta
emocional:
•Se puede desarrollar una relación tan estrecha entre el cuidador primario y el
259
enfermo que el resto de la familia queda excluida, surgiendo muchas veces
problemas de pareja.
.Los roles familiares y las funciones sufren un profundo cambio. Quien se hace cargo
del enfermo gana estatus en la medida en que éste lo pierde.
•Si el enfermo es un padre, la/s personas que realicen tanto el cuidado como las
funciones que él desempeñaba, tiene/n que aprender a hacer cosas que antes no
sabía/n. Si se trata de un hijo, surge la parentalización.
•Si está centrada en sí misma con tareas como la crianza de los hijos, un momento
centrípeto del ciclo, pueden producirse celos por parte de quien en ese momento
también necesite atención. Existe el peligro de que la familia se atasque en este
período, pero lo normal es que sólo lo prolongue.
•Si está centrada fuera de sí misma, con tareas como la emancipación de los hijos,
momento centrífugo del ciclo, tendrá que simultanearlo con la función centrípeta
del cuidado del enfermo.
•No hay respuesta de curación para el enfermo crónico, sino cuidados paliativos.
Esta realidad hace que se magnifiquen los procesos emocionales.
260
•Se puede llegar a una conspiración de silencio, manteniendo un mito de armonía
sobre las expresiones de sentimientos negativos y problemas, tanto los actuales
como los previos a la enfermedad. Un objetivo normal de este mecanismo es el
mantener en la persona enferma, dentro de unos valores no extremos, su
mecanismo adaptativo de negación y su esperanza, que le permiten un control de
lo que le está ocurriendo.
Minuchin (1974) señala dos presiones a las que se ve sometida una familia:
a)Esta transacción puede limitar el sistema conyugal; por ejemplo, los problemas
laborales del marido originan una pelea con la mujer.
261
pauta transaccional transgeneracional disfuncional.
-Si ha habido un apoyo por parte de la familia: en este caso hay que intervenir en
la interacción del miembro con el agente que lo afectó.
-Resolución-crecimiento.
262
ejemplo, retardo mental de algún hijo, defecto físico, etc. En caso de
enfermedades largas en que se da una recuperación, haría falta una readaptación.
2.La familia utiliza algunas pautas suficientes para requerimientos habituales. Los
límites deben ser firmes pero lo suficientemente flexibles como para permitir
modificar las pautas cuando las condiciones externas o internas lo requieran.
263
Unas escuelas sistémicas se centrarán en la función del síntoma, otras en los patrones
de mantenimiento y otras en ambos aspectos.
La hipótesis dinámica hace referencia al «porqué» del problema, a qué se debe que el
individuo presente determinado síntoma o problema. La explicación es intrapsíquica,
sucede dentro del sujeto, la «caja negra» de los teóricos de la comunicación humana.
264
agresivas y sexuales. La organización de la personalidad es hoy en día más
importante que los conflictos aislados para entender la psicopatología.
La hipótesis sistémica hace referencia al «para qué» del problema. Qué función,
sentido e información cumple el síntoma dentro de un contexto relacional. Las teorías
aplicadas son las descritas al hablar del modelo sistémico en el capítulo de bases
teóricas.
265
Los instrumentos de evaluación son de gran utilidad para, desde otra perspectiva, valorar
los diferentes sistemas del contex lo: familia, pareja, individuo con los diferentes niveles
(conducta, afecto, soma, interpersonal y cogniciones) y otros sistemas.
Los libros del Equipo EIF (2008) y López y Escudero (2003), de esta misma
colección, ofrecen instrumentos de gran utilidad para la evaluación familiar.
Bibliografía
Barnhill, L. R. y Longo, D. (1978). «Fixation and regression in the family lile cycle».
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271
Como ya hemos señalado en la introducción, en dos libros de esta colección encontrarás
instrumentos de evaluación de las relaciones familiares muy necesarios para el terapeuta
y el consejero familiar:
En este capítulo vamos a describir algunas escalas que no se recogen en los libros de
esta colección y que nos parecen útiles para trabajar desde un modelo ecosistémico, el
cual tiene en cuenta tanto al individuo, como al contexto en el que está insertado. La
razón de incluir escalas individuales en un libro sobre evaluación familiar es que la
familia está formada por individuos, los cuales tienen sus propias características
personales y, como decíamos anteriormente, debemos conocer aspectos de los mismos,
tanto para la evaluación como para la intervención.
Estas escalas las hemos utilizado en las investigaciones realizadas sobre familias y
diferentes patologías. En la pági na web <www.centrodepsicoterapia.es>, están
disponibles libros y artículos en los que mostramos teorizaciones y resultados de las
investigaciones en las que utilizamos estos instrumentos.
272
alexitimia y actitud ante el cambio.
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275
1. ESCALAS DE EVALUACIÓN CLÍNICA PARA EL MODELO CIRCUNFLEJO DE
LOS SISTEMAS MARITALES Y FAMILIARES (CRS)
David h. Olson
Instrucciones
276
Al hacer una evaluación clínica, el terapeuta debería evaluar a la pareja o familia en
términos de cada uno de los conceptos para cada dimensión. Con el objeto de obtener
esta información, la entrevista clínica puede ser semiestructurada. Aunque no se
recomiendan técnicas específicas concretas o ningún formato particular para la
entrevista, hemos encontrado útil animar a la pareja o familia a que dialoguen entre sí en
relación a cómo manejan estos temas generales, por ejemplo, el tiempo, el espacio, la
disciplina, etc. A menudo es esclarecedor preguntar a la familia cómo suele ser una
semana típica y cómo manejan sus actividades rutinarias, la toma de decisiones y sus
conflictos.
Se debería dar una puntuación global para cada dimensión (cohesión, adaptabilidad y
comunicación). La puntuación global debería estar basada en una evaluación global o
«gestalt» más que en una suma de las puntuaciones en las subescalas. De esta forma, se
hace posible clasificar a la familia o pareja en uno de los cuatro niveles de cohesión
(desligada, separada, conectada o aglutinada) o en uno de los cuatro niveles de
adaptabilidad familiar (rígida, estructurada, flexible y caótica).
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2. ESCALA DE EVALUACIÓN DEL AJUSTE DIÁDICO
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La Dyadic Adjustment Scale (DAS) de Spanier (1976, 1989) es una escala
autoaplicada de 32 ítems y mide la cantidad y la calidad de cualquier tipo de relación de
pareja a través de cuatro aspectos de las relaciones:
Ofrece una medida global del ajuste diádico en cada miembro de la pareja. En las
investigaciones se usan habitualmente dos puntos de corte: a) puntuaciones > 105
indican buen ajuste, y b) Crane et al. (2000) proponen un punto de corte de 107 como
indicador de distress y no distress en cada miembro de la pareja, puntuaciones inferiores
a ésta, indicarían una peor calidad del ajuste marital para cada miembro. Estos autores
sugieren que este punto de corte equivale a la puntuación criterio de 100 en la Marital
Adjustment Test (Locke & Wallace, 1974).
288
puntuación (valor absoluto) obtenida en el ajuste total de cada miembro de la pareja (una
diferencia > de 5 puntos entre ambos indica mala calidad de ajuste).
Según diferentes autores (Spanier, 1976; Spanier y Thomson, 1982; Antill y Cotton,
1982), los índices de fiabilidad están demostrados y son buenos. La consistencia interna
de la escala total, calculada a través del coeficiente alfa de Cronbach, es de 0,96; en
consenso, a = 0,90; en satisfacción, a = 0,94; en cohesión, a = 0,86, y en expresión de
afecto, a = 0,73.
La escala debe pasarse en presencia del evaluador, evitando que la pareja haga
comentarios sobre la misma. El DAS es la escala más usada para evaluar el ajuste
diádico de la pareja en contextos clínicos y de investigación (Piotrowski, 1999).
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3. VALORACIÓN DE LAS PAUTAS PARENTALES DE CRIANZA
El Parental Bonding Instrument (PBI) (Parker, Tupling y Brown, 1979) evalúa las pautas
parentales de crianza, descritas en el apartado del apego. Este cuestionario muestra
actitudes y conductas de los padres y tipos de vinculación.
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4. VALORACIÓN DE LA ALEXITIMIA
Como hemos visto en el apartado teórico, las emociones son de gran importancia en la
terapia familiar. Las dificultades en el procesamiento cognitivo de las emociones traerá
consigo problemas relacionales, por lo que una adecuada evaluación permitirá al
terapeuta conocer más a fondo «el terreno» para ayudar mejor.
298
1.FI (dificultad para identificar sentimientos y diferenciarlos de las sensaciones
fisiológicas que acompañan a la activación emocional).
Siguiendo los criterios de Taylor et al. (1996), Rastan et al. (1997) y los datos
normativos de la población española (Martínez-Sánchez, 1996), el punto de corte del
TAS-20 en: <51 no alexitimia, >52 y <59 alexitimia baja, >60 alexitimia alta.
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5. VALORACIÓN DE SINTOMATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA
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A continuación, se detallan los ítems que componen la escala y el contenido básico
de cada uno:
303
12.Excitación. Tono emocional elevado, capacidad de reacción aumentada,
impulsividad.
24.Distracción. Grado en que las secuencias del discurso y las acciones son
interrumpidas por estímulos externos mínimos.
Factores de la BPRS-E
-Maneras y posturas.
304
-Conducta extraña.
-Alucinaciones.
-Trastornos somáticos.
-Hostilidad.
-Autonegligencia.
-Desconfianza.
-Desorganización conceptual.
-Grandiosidad.
-No cooperación.
-Hiperactividad.
-Excitación.
-Ánimo elevado.
-Tensión.
-Distracción.
-Sentimiento embotado.
-Retardo motor.
-Abandono emocional.
-Grandiosidad. (-)
FACTOR 4: DEPRESIÓN.
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-Ansiedad.
-Suicidio.
-Culpa.
-Depresión.
FACTOR 5: OPOSICIÓN.
-Desorientación.
-Desconfianza.
-No cooperación.
-Grandiosidad.
-Desorganización conceptual.
-Autonegligencia. (-)
-Distracción.
-Alucinaciones.
6. EVALUACIÓN DE LA AUTOESTIMA
306
distinguibles. Otros autores plantean una sola dimensión, como la medida por Rosenberg
(1965) o la defendida por Coopersmith (1967).
La persona con autoestima alta no necesita «hacerse valer» constantemente ante los
demás y se acepta a sí misma. Tiene pensamientos positivos sobre sí misma: «soy
capaz...», «yo puedo...», «me gusta como soy». La persona con la autoestima baja
piensa: «No valgo nada» o «no valgo tanto como...», «no sé si puedo...», «no me gusto».
Las consecuencias de una autoestima alta son que el sujeto se siente seguro de sí
mismo en sus relaciones, siendo capaz de una independencia adecuada a su edad,
cumpliendo con sus obligaciones y sintiéndose capaz de cumplirlas y, sobre todo, con
mayor capacidad para afrontar dificultades, mayor resistencia en los conflictos y un
interés constante en avanzar y en cumplir sus objetivos.
La formación del ideal de persona se hace a partir de las normas y valores que el
infante va recibiendo de los padres (en primer lugar) y de los profesores y personas
307
adultas, desde que el niño es pequeño. Más tarde incorpora las valoraciones de sus
iguales. Los demás se convierten en un espejo donde el niño se ve.
En la formación de la autoestima tiene una importancia capital los mensajes que los
padres y adultos en general transmiten al niño. Estos mensajes son de tres tipos:
1.Aquellos que transmiten una idea de sí mismo (como un espejo) y que le ayudan a
definirse.
2.Aquellos que le transmiten las normas y valores que el niño va interiorizando para
analizar la realidad y a sí mismo.
3.Aquellos que le transmiten una forma de situarse ante las equivocaciones y errores.
Todo esto es clave para que desde la infancia se vaya construyendo un buen
autoconcepto y una sana autoestima.
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7. ESCALA PARA EVALUAR EL CAMBIO
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313
8. TÉCNICAS USADAS EN TERAPIA FAMILIAR Y DE PAREJA (Minuchin y
Fischman, 1981)
A la hora de evaluar una sesión de terapia familiar el profesional debe tener en cuenta las
técnicas que utiliza el terapeuta, especialmente en contextos de formación. Por ello
incluimos aquí un resumen de técnicas.
ESTRATEGIAS:
1.1. Unión. Acciones del terapeuta con el fin de relacionarse con la familia.
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1.3. Coparticipación. Hacer saber a la familia que el terapeuta los comprende y
trabaja para ellos.
ESTRATEGIAS:
TÉCNICAS:
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Modificación del componente afectivo.
TÉCNICAS:
-Mantenimiento de la regla: nadie debe hablar por otro, decir lo que siente o
piensa.
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Cuestionamiento del modo de recortar los sucesos. Ampliar el concepto de
tiempo y encuadrar la conducta individual como parte de un todo más vasto.
TÉCNICAS:
•Restricción.
•Refrenamiento.
Alternativas:
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2.3.3. Insistencia en lado fuerte de la familia. Búsqueda de alternativas de
interacción que genere conductas competentes con el fin de dar la vuelta a
la imagen que la familia expone de sí misma.
Centralidad y aislamiento.
Estimula el diálogo.
-Conyugal.
-Parental.
-Fraterno.
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Acentuación de las diferencias. Señalar las diferencias que la familia ha
escamoteado.
OTRAS TÉCNICAS:
RESUMEN DE TÉCNICAS
319
320
321
Bibliografía
322
Minuchin, S. y Fishman, H. C. (1981). Family Therapy Techniques. Cambridge. Harvard
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-(1989). Manual for the Dyadic Adjustment Scale. Canadá. Multi-health Systems, Inc.
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Libros para analizar y mejorar la forma de vida en la sociedad actual
Ramiro J.Álvarez
Luciano Cian
Ramiro J.Álvarez
Ramiro J.Álvarez
Chamalú
10.Ser yo mismo.
325
Serafín Ruiz
Alfonso Barreto
Adrián Kertesz
16.Emociones inteligentes
Alfonso Barreto
R.Mesquita y R.Alberto
326
Anna Puig
Carolina Elizasu
Anna Puig
Anna Puig
Anna Puig
Anna Puig
Anna Puig
Ignacio Olivar
327
Índice
Introducción 9
1. El contexto ecológico 11
2. Individuo 15
Bibliografía 19
1. Teoría de la Comunicación Humana 21
2. Teoría General de los Sistemas 25
3. Teoría de los Grupos 30
4. Teoría de los Tipos Lógicos 30
5. La evolución del modelo sistémico. De la primera cibernética al
32
construccionismo social
6. La segunda cibernética 33
7. El construccionismo social 34
1. Las relaciones primitivas desde el modelo psicoanalítico 42
2. Las fases del desarrollo psicológico según Mahler 45
3. Teoría del apego 49
4. Pautas parentales de crianza 58
5. La transmisión generacional en las familias 62
1. Alexitimia 83
2. Empatía 85
3. Emoción expresada (EE) 86
4. El terapeuta y las emociones 89
1. Sobre la elección de pareja 98
2. El amor 105
4. Tipos de amor 108
S.La sexualidad en la pareja 109
1. Manifestaciones del duelo normal 133
2. Duelo y familia 138
1. Personalidad y trastornos de personalidad 145
2. Psicopatología 153
328
1. Formato del genograma 157
2. Tipos de genogramas 165
3. Pautas que observar en el genograma 169
1. Tipos de escultura 174
2. Técnicas psicodramáticas utilizadas en el proceso de la escultura 177
3. Análisis de la escultura 180
1. Evaluacion de la demanda 185
2. Analisis de las primeras entrevistas con la pareja o familia 187
3. Evaluacion de la familia o pareja 188
4. Planificacion terapéutica 191
S.Intervenciones del terapeuta 192
6. Evaluacion de los resultados 193
7. Desarrollo de la guía de evaluación familiar 195
8. Análisis de las primeras entrevistas con la pareja o familia 206
9. Evaluación de la familia o pareja 211
1. Escalas de evaluación clínica para el modelo circunflejo de los
275
sistemas maritales y familiares (
2. Escala de evaluación del ajuste didáctico 287
3. Valoración de las pautas parentales de crianza 293
4. Valoración de la alexitimia 297
5. Valoración de sintomatología psiquiátrica 301
6. Evaluaciónde la autoestima 306
7. Escala para evaluar el cambio 310
329