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obra de teatro
La obra de teatro
Diseño de la colección: Editorial UOC
Diseño de la cubierta: Natàlia Serrano
ISBN: 978-84-9116-920-8
Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y de la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de
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autorización previa por escrito de los titulares del copyright.
Autora
Mar López-Ligero
Doctora en Comunicación por la Universidad Rovira i Virgili (URV) y licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por
la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de la especialidad de Procesos y Medios de Comunicación en el IES Albaida
de Almería, imparte clases de Realización, Regiduría y Producción en los ciclos formativos de grado superior de Realización y
Producción de Audiovisuales y Espectáculos.
Ha participado como coordinadora y ponente en actividades formativas relacionadas con medios audiovisuales, artes escénicas
y tecnologías de la información y la comunicación, así como desarrollado diseños curriculares de aplicación en centros TIC de la
Junta de Andalucía. También ha intervenido en diversos proyectos de innovación educativa. Trabaja para el Ministerio de
Educación como autora de contenidos y material adicional correspondiente a módulos de la familia profesional de Imagen y
Sonido. Es autora del monográfico El falso documental (Editorial UOC 2015), ha escrito diversos artículos, casi todos
relacionados con la no-ficción y el cine experimental, y colaborado en la redacción y edición del libro Por un agujero, publicado
por el Centro Andaluz de la Fotografía.
Introducción
Si has abierto este libro, es que cuando te sientas en una butaca estás buscando algo más que
una entrada de teatro. Tampoco te conformas con leer un texto teatral y estás de acuerdo en
que, este, el texto teatral, solo es texto teatral completo cuando sube al escenario. Esperemos
que cuando termines el libro también puedas decir que te ha aportado la suficiente perspectiva
como para seguir explorando este camino de experimentación, hasta el punto de elegir entre
todos los mundos y perfiles que vamos a dibujar y profundizar en alguno de ellos. Porque este
pretende ser tan solo un retrato múltiple, breve e introductorio de todo lo que pasa cuando se
monta una obra de teatro, así como un reconocimiento de los elementos técnicos y artísticos
básicos de las artes escénicas.
Intentaremos analizar el proceso de producción de las representaciones escénicas
identificando y describiendo los equipos que intervienen en una puesta en escena típica,
examinando sus funciones y relaciones. También estudiaremos los materiales y el
equipamiento utilizado y nos detendremos a descubrir los códigos característicos de la
dramaturgia. De lo que se trata es de recorrer el camino que realizaría cualquier compañía, ya
sea profesional o de aficionados, para poner en pie un texto cualquiera y llevarlo ante el
público.
El estudio de las artes escénicas engloba todo lo que interviene en el espectáculo, desde su
origen, el texto —nuestra herramienta principal—, hasta la venta del espectáculo y su llegada
al público, que es la distribución, pasando además por la dramaturgia y dirección, la
producción, el diseño y la interpretación. De un tiempo a esta parte, cada vez son más las
iniciativas profesionales, empresariales y educativas vinculadas a este campo. En los últimos
años, el sector se ha ido transformando; se han rehabilitado teatros, construido espacios
nuevos, consolidado compañías y se ha dado forma a distintos circuitos de exhibición en todas
las comunidades autónomas. Todo ello ha dado como resultado cierto tejido profesional en
todo el país y un público cada vez más fiel y variado. También que, a pesar de las dificultades
por la que se atraviesa, la producción teatral todavía pueda considerarse como una opción de
futuro. Lo confirma el hecho de que la formación reglada se ha transformado. Ya existen ciclos
formativos especializados, además de másteres universitarios, que se han unido a los centros
ya existentes, lo que demuestra el interés actual por el sector, su profesionalización y
renovación.
Tu primera pregunta y nuestra primera respuesta en este tema debería estar dirigida a
entender qué son las artes escénicas y qué las distingue de otro tipo de actuaciones culturales.
La palabra arte ya incluye la intención y el ejercicio de crear. Como ejercicio artístico lleva
implícito, por tanto, el sentido de la creación. En un concierto, un ballet, una ópera, un
musical, una obra de teatro... se ejecuta una interpretación, la interpretación de un libreto, de
un texto, de una partitura, una coreografía... Pero lo original y lo distinto de esa actuación
artística es que se realiza delante de un público, en un espacio concreto que condiciona toda la
representación —de ahí lo de escénicas—; que público e intérpretes se reúnen para compartir
ese momento. Es el directo y la convocatoria efímera de la celebración del espectáculo lo que
hace distinta esta forma de producción. Es solo la conjunción de ejecución artística y de
público lo que da lugar a las artes escénicas en cualquiera de sus ramas. Pero entremos en
materia.
Capítulo I
Los elementos del espectáculo
1. Definir un espectáculo
Entendemos lo que es un espectáculo. Es raro que en algún momento no hayamos asistido a
alguno. Somos asiduos quizá de conciertos o festivales, nos gusta el teatro, la ópera, nos
sorprendemos en el circo y tal vez nos reconocemos como aficionados a la danza, el
flamenco... Sin embargo, ¿podríamos definir definitivamente qué es un espectáculo? Tal vez
detallando en primer lugar qué características comunes tienen todos esos tipos de espectáculo
seamos capaces de construir una definición apropiada.
Podemos preguntarnos también qué significa representar y qué entendemos por arte
dramático, porque ambas cuestiones están relacionadas con todo lo aquí enumerado. En lo que
se refiere a espectáculos, representar es ejecutar o interpretar en público una obra. Dramatizar,
sin embargo, significa poner en acción un texto. El prefijo drama proviene del griego y
significa ‘hacer’ o ‘actuar’. Así, arte dramático incluiría todas las acciones derivadas de la
actuación. Cuando hablamos de representar nos referimos a hacer presente una narración, ya
sea con imágenes, palabras o acciones. Por ejemplo, quienes actúan en una representación
escénica se hacen pasar por los personajes poniendo en acción el libreto por y para el público
presente. Esa representación tendrá lugar en un espacio real que, durante la representación,
pasará por el lugar que designe la obra. Ese espacio de representación es la escena, para
nosotros el lugar de ejecución de esa representación. Quizá esa representación sea una
representación teatral, una obra de teatro, pero debemos tener en cuenta algo: cuando
pronunciamos la palabra teatro nos podemos referir tanto al género literario como a la
actividad de poner en pie el texto; y por teatro también designamos al edificio destinado a la
representación, el lugar donde se realiza el acto escénico y donde confluyen dramatización y
espectadores. Llegados a este punto, volvemos a acudir a la etimología. Porque la palabra
teatro procede del término griego theátron, lugar desde el que ver o mirar, derivado de
theáomai, mirar. Y era así como se empezó a designar al koilon, las gradas situadas sobre la
confluencia de dos colinas desde las que el público contemplaba la representación.
Podemos señalar entonces que para que exista espectáculo debe haber un ejercicio de
exhibición en la representación dramática o interpretación artística de la pieza escogida y un
público que acuda a contemplar esa demostración. Concluimos que nos sirven todavía las más
directas y sencillas definiciones que dicen aquello de que para que exista espectáculo debe
haber una persona que se exhiba y otra que la contemple, alguien que se deje ver y alguien que
lo vea. La verdad es que incluso añadiendo todos los ingredientes que queramos, el
espectáculo más sencillo, por ejemplo un monólogo, se basa en lo mismo que el más
complicado, una sofisticada ópera de Wagner, pues siempre necesitamos una escena y un
público que se relacionen en un tiempo y un espacio. Entonces, diremos que para que exista un
espectáculo necesitaremos la intervención de un actor, un espectador y un espacio de
representación. En definitiva, alguien que represente, alguien que observe y un lugar donde
esta relación se lleve a cabo. Además de todo esto, podemos necesitar la integración de
códigos y elementos expresivos que apoyen todo lo que se quiere transmitir en la puesta en
escena. ¿Y cuáles son estos códigos? Por ejemplo, todo lo que queramos añadir, todo lo que
tenga que ver con la iluminación, el sonido, la escenografía, la tramoya, el vestuario, la
caracterización. O lo que es lo mismo, todo lo que arropa a una representación y construye el
espectáculo.
Ahora bien, no podríamos explicar qué es el teatro sin contar más cosas. Para Federico
García Lorca, el teatro «es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación
de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien
orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la
sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede
achabacanar y adormecer a una nación entera». Para su contemporáneo Bertolt Brecht, el
teatro es entretenimiento, pero también una manifestación pública que sirve a autores y
hombres del oficio para plantear ideas y opiniones o interpretaciones del mundo pasado y
presente que por el simple hecho de ser representadas tienen una oportunidad ante el público.
De nuevo, en cualquiera de sus definiciones, encontramos la representación, el público y el
espectáculo, un tejido de relaciones sin las que es imposible explicar el resto.
2. Libretos y guiones
Los textos dramáticos son distintos al resto de narraciones. La diferencia entre un texto
dramático y uno narrativo es que el primero deja espacio a la interpretación y está escrito para
ser representado. Así, una reproducción fiel y exacta del texto teatral o dramático no tiene
interés, puesto que no se trata de reproducir lo escrito, sino de interpretarlo a través de una
puesta en escena determinada.
Llamamos libreto al texto de la obra en las artes escénicas. Por extensión, suele referirse a
una obra teatral y se aplica a todo tipo de espectáculos, aunque antes era una palabra exclusiva
para definir los guiones y partituras de ópera, ballet y demás géneros musicales. El libreto
posee un formato característico que incluye una serie de elementos indispensables que actúan
como orientación. Así, contiene los diálogos que conforman la historia, precedidos siempre
por el nombre del personaje —normalmente en mayúscula—, y las indicaciones para llevar a
cabo la representación. Esas directrices se conocen como acotaciones o didascalias.1
Las acotaciones indican tanto la escenografía y condiciones de la obra en general como las
acciones que los personajes realizan en cada momento. Las descripciones más amplias suelen
hacerse al comienzo de la obra y de cada cuadro, acto o escena, dependiendo de si va
cambiando o se mantiene fija. No suele presentar una tipografía especial, aunque muchas
ediciones de obras dramáticas las ponen en cursiva o entre paréntesis. La finalidad de estos
apartados es servir de guía para la puesta en pie de la obra. Debieran, por ello, tener un
carácter objetivo, señalando los elementos imprescindibles para el desarrollo de la escena.
Entre las acotaciones más habituales están las personales, las referidas al espacio, las
temporales y las sonoras. En el primer caso, hacemos referencia al nombre de quien habla,
entonación o posición corporal, detalles de apariencia o acciones concretas. Sobre el segundo
apartado, las acotaciones espaciales son aquellas que describen el decorado, la iluminación y
los accesorios necesarios para la puesta en escena. En lo que respecta a las temporales, son
los detalles sobre ritmo, pausa, etc., mientras que en el apartado de acotaciones sonoras nos
referimos a la música y ruidos que se oyen durante la acción o que se recomienda introducir
para dotar de detalle y atmósfera a la representación.
A veces, la preocupación de los dramaturgos les lleva a convertirse casi en escenógrafos. La
precisión y minuciosidad de algunos contrasta con la parquedad de otros, y en ocasiones las
acotaciones superan su primer fin para convertirse en textos propiamente literarios. Es curioso
cómo la distinta forma de describir las circunstancias de la acción, las reacciones de los
personajes y demás observaciones nos permite conocer tanto el tiempo en el que fue escrita la
pieza como si pertenece a un movimiento artístico concreto. Así, mientras que los textos
clásicos prácticamente introducen únicamente las acotaciones básicas, estas se hacen más
elaboradas a partir del siglo XIX, precisamente cuando las labores de dramaturgo y dirección
están ya completamente separadas. En esta línea, es fácil encontrar textos de los años cuarenta
o cincuenta del siglo XX con descripciones muy largas, pues pertenecen a una forma de
entender la representación mucho más realista, donde las directrices de lugar son exhaustivas
y muy precisas. Actualmente, la escritura dramática, por regla general, se limita a describir
someramente el lugar, si es que se describe, pues la puesta en escena es mucho más particular:
suele romper las unidades de tiempo y espacio y, en muchas ocasiones, optar por escenarios
conceptuales y simbólicos. Unos ejemplos. En Las brujas de Salem (1953), Arthur Miller
realiza una acotación introductoria de casi cinco páginas. En ella no solo describe el lugar y la
acción, sino también el momento histórico, las costumbres e incluso su misma opinión sobre la
América de finales del siglo XVII y el porqué de la reacción de sus habitantes a aquel contagio
de acusaciones, tan parecido al que sufrían entonces quienes eran convocados ante el Comité
de Actividades Antiamericanas. Sin embargo, un texto más cercano en el tiempo como Arte
(1994), de Yazmina Reza, se inicia con una acotación tan austera como el apartamento que
describe o el cuadro blanco que uno de los protagonistas acaba de comprar. Las acotaciones,
como decimos, también dejan entrever al mismo autor. Podríamos destacar las explicaciones
iniciales de los textos de Lorca o Ionesco, que no serán pronunciadas en voz alta, pero reseñan
la escena de una forma muy particular. Así, el primero realiza una descripción poética de La
casa de Bernarda Alba (1936) al detallar el ambiente diciendo: «Un gran silencio umbroso se
extiende por la escena»; el segundo, sin embargo, nos embarca ya en el absurdo al abrir La
cantante calva (1950) con la frase: «Interior burgués inglés, con sillones ingleses. Velada
inglesa». Esta y otras cuestiones nos llevan a decir que quien sea responsable de la dirección
deberá establecer el valor de las acotaciones atendiendo tanto a la posibilidad o
imposibilidad de representación como a su valor dramatúrgico.
Por otra parte, no todo lo que dicen los personajes sobre el escenario puede definirse
estrictamente como diálogo. Todo texto que forma parte del diálogo, de lo que los personajes
se dicen, y da forma a la conversación podemos llamarlo parlamento. El parlamento puede
estar expresado mediante un diálogo, una relación de dos personas en la que una de ellas habla
y la otra le escucha —y viceversa—, o mediante un monólogo o soliloquio, en el que una
persona habla a solas o para sí misma.2 Por otro lado, un aparte es cuando un personaje,
acompañado por otros sobre el escenario, habla y oímos sus pensamientos sin que el resto de
los personajes en escena se percate de ello. Según las funciones del diálogo dramático,
podemos encontrar, entre otros, los que delatan o construyen al personaje, los que
proporcionan información sobre las circunstancias de la obra, los que transmiten o resumen
ideas constantes y orientan al público sobre el tema que trata el espectáculo y los llamados
metadramáticos, aquellos que son de autoreferencia, cuando los personajes se refieren a la
propia obra.
Además de los diálogos y las acotaciones, es necesario hacer notar la importancia de los
silencios a la hora de montar la obra. Comas, puntos, pausas... deben trabajarse como parte
del diálogo para la interpretación y puesta en escena. Especialmente en conjunción con el
movimiento.
Como hemos advertido, el texto dramático está escrito para ser representado. Así, el libreto
siempre debe considerarse como un texto literario «inacabado» que solo se entiende para ser
dicho, y no leído, por los actores que encarnan a los personajes, cuya circunstancia representa
la obra. También es un texto «abierto» que queda completado con una serie de elementos que
conforman la puesta en escena, como la escenografía, el vestuario, la iluminación, etc.
Algunos estudiosos incluso consideran que la obra no es el texto escrito, sino el texto
representado y, por tanto, recreado en la escena. En ocasiones, el texto tal y como lo
concebimos deja de ser imprescindible y encontramos piezas creadas a partir de textos no
literarios, de creación colectiva, desarrolladas a partir de ejercicios planteados, que evitan la
palabra o que, eliminando a los actores, se basan en acciones de luz y sonido.3 Entonces, si
podemos encontrarnos con representaciones que no tengan texto o que su base textual sea
mínima, ¿por qué decimos que toda representación parte de un texto? Porque hasta en el mimo,
en la improvisación, en la performance o en las apuestas más experimentales existen
personajes y situaciones, excusas argumentales fabricadas para la representación y siempre
anteriores al acto de representar.
Según la terminología de Carmen Bobes, tenemos, por un lado, el texto escrito o literario —
formalizado en diálogo y acotaciones—; por otro, el texto representado o espectacular —la
puesta en escena que rellena esos huecos que deben ser interpretados. Y nunca pueden ser
equiparados, porque empezando por la responsabilidad del autor, máxima en el primero y solo
dependiente en el segundo —aunque según los casos—, hay siempre grandes diferencias.
A pesar de toda esta clasificación, hay que recordar que una de las características de los
espectáculos contemporáneos es la hibridación de géneros. Esto quiere decir que no podemos
tomar estas definiciones como compartimentos estancos, ya que lo más normal en la actualidad
es encontrar proyectos que reúnan varias características de diferentes géneros.
Bibliografía
Alonso de Santos, J. L. (2002). «La estructura dramática». Las puertas del drama (págs. 4-9). Madrid.
Brecht, B. (2004). Escritos sobre teatro. Madrid: Alba Editorial.
García Barrientos, J. L. (2003). Cómo se comenta una obra de teatro. Madrid: Síntesis.
García Lorca, F. (1987). «Charla sobre teatro». La generación del 27 desde dentro (págs. 251-254). Madrid: Istmo.
Bobes Naves, C. (2004). «Teatro y semiología», Arbor (vol. 177, n.º 699-700, págs. 497-508).
Cid, L.; Nieto, R. (1999). Técnica y representación teatrales. Madrid: Editorial Acento.
González Requena, J. (1985) «Introducción a una teoría del espectáculo». Telos (n.º4, págs. 35-44).
Oliva, C.; Torres Monreal, F. (1992). Historia básica del arte escénico. Madrid: Cátedra.
1 En la antigua Grecia, la didascalia era la instrucción o enseñanza al coro y actores para la representación, pero
también el registro donde constaban las obras teatrales representadas, con datos relevantes como la fecha o los
premios obtenidos. En la actualidad, didascalia (del griego, enseñanza) puede referirse a cuestiones más amplias que
las acotaciones e incluir, por ejemplo, el listado de personajes o dramatis personae, la división de actos, escenas y
cuadros, además de otras consignas sobre recomendaciones de representación generales o específicas para la
compañía.
2 Monólogo y soliloquio a veces se toman como sinónimos, pero se diferencian en que en el primero el personaje se
dirige al público, mientras que en el segundo habla a solas. Además, en el primero el discurso puede construirse en
virtud de muchas cuestiones, mientras que el segundo remite siempre al interior y la verdad de lo que piensa el
personaje.
3 Esto no es nuevo. Un ejemplo es la pieza de Samuel Beckett Breath, una cortísima performance estrenada en
1969 donde solo se escucha el llanto de un recién nacido y se ven algunos efectos de luz. No hay nadie sobre un
escenario donde se acumula la basura.
4 Tradicionalmente esas divisiones han sido de tres o cinco actos. Durante el Siglo de Oro, a los actos se les
denominaba jornadas, pues cada uno de ellos transcurría aparentemente en un día. Fue a partir de las obras de Lope
de Vega que la norma de tres actos se impuso. Después pasó a dos, una costumbre que casi ha llegado al teatro
contemporáneo.
5 Para distinguirla y no confundirla con la escena del guion cinematográfico, cuya descripción es totalmente diferente,
podemos llamarla escena francesa.
6 Estos puntos siguen el esquema original, aunque en la actualidad entendemos por clímax uno de los elementos del
último tramo de la historia: enfrentamientos, decisiones, parlamentos o situaciones claves retardadas hasta el último
tramo de la obra y que conducen al final.
8 El espectáculo Cervantina (2016), de la compañía Ron LaLá, mezcla la vida y obra de Cervantes haciendo
transformarse en escena a sus personajes y dando cuenta de todas sus características, retratando a la vez tanto el
proceso creativo como la condición humana. Asimismo, autores contemporáneos como Wajdi Mouawad, capaz de
reunir el pasado, pasado reciente y presente de un mismo personaje —por ejemplo, en Incendios (2003)— o Juan
Mayorga, con obras de tiempos desestructurados, personajes históricos y estructuras complejas, se alejan del
planteamiento convencional y confirman la actualidad de las nuevas estructuras.
9 Puede relacionarse con el cabaret, si bien este nombre tiene distintas acepciones y fórmulas dependiendo del país.
10 El ballet es una forma de danza clásica, pero hay tantos géneros de danza como estilos de baile.
11 Una compañía histórica que ejemplifica este concepto es La Fura dels Baus, pioneros desde finales de los setenta
en redefinir el espacio de actuación usando lugares no convencionales y rompiendo esa pared imaginaria que separa
público y escena, llamada cuarta pared.
12 Para Liuba Cid y Ramón Nieto, los rasgos esenciales del teatro del siglo XX —del que somos directamente
herederos— pueden resumirse en: la presencia del director de escena como eje de la representación desde una nueva
visión creadora, la puesta en escena como punto central del hecho teatral, abrir nuevas perspectivas para el texto
dramático, la creación de nuevas leyes teatrológicas para la representación, la ampliación de la posibilidades técnicas
de la actuación, la ruptura total de la cuarta pared, la apertura de la escena a las nuevas tecnologías y otros medios
expresivos y artísticos, el cambio del concepto del espacio escénico desde la formalidad del espacio a la italiana a la
expansión a todo tipo de espacios y la creación de nuevos géneros teatrales (1999, pág. 41).
Capítulo II
El espacio escénico
Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario desnudo.Un hombre camina por este espacio mientras
otro le observa,Y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral.
3. El teatro a la italiana
El espacio de representación que nos es más familiar es el que normalmente llamamos
teatro. Sin embargo, el nombre completo y riguroso de este lugar es teatro a la italiana.
Un teatro o teatro a la italiana es el espacio de representación más común y reconocible. En
el teatro a la italiana el público se encuentra frente al escenario, de tal manera que mantiene
una posición privilegiada respecto a la escena y en la mayoría de los casos un punto de vista
parecido. Este tipo de edificio se caracteriza por su división arquitectónica en dos zonas: la
sala, para quienes asisten a la representación o al evento que tiene lugar, y la caja escénica o
torreón de tramoya, donde se encuentra el escenario y toda la maquinaria que hace posible la
representación; y en la que se llevan a cabo todos los cambios de escenografía, los efectos de
luz... Sala y escenario están separados en altura y también por lo que se conoce como arco de
embocadura o bocaescena, de donde cuelga el telón de boca.
El escenario del teatro a la italiana está cerrado por los lados y por detrás, dejando
únicamente el frontal a la vista, con lo que es más fácil el desarrollo de cambios y la
ocultación de herramientas. Los teatros a la italiana de construcción más antigua suelen tener
la escena ligeramente inclinada. Así, desde el patio de butacas se podía ver mejor la escena.
Con los años, el suelo del escenario fue perdiendo pendiente, y de hecho hoy esa inclinación
es normalmente cero, bien porque ha habido una rehabilitación o porque se ha construido ya
así. En estos casos, lo que está inclinado levemente es la platea.10 Dependiendo de la época
de construcción, la disposición de la sala puede variar y adquirir distintas formas. Podríamos
definir así al menos dos tipos de salas: las de herradura y las de anfiteatro. La sala de
herradura consiste en un patio de butacas, que se conoce como platea, en forma de herradura.
En la platea se encuentran las butacas de patio divididas por uno o dos pasillos de acceso y
otro de circunvalación alrededor. En los teatros modernos, el suelo presenta una ligera
pendiente que cae hacia el escenario. La cota más elevada coincide generalmente con la altura
del piso del escenario, lo que procura una mejor visibilidad. Alrededor de la platea se
organizan dos o más pisos, divididos en palcos. Los palcos son asientos en secciones abiertas
o cerradas a lo largo de los muros del teatro, y los diseños más tradicionales son herencia
directa de la arquitectura del Barroco. El primer piso se conoce como palco de platea; el
último, que suele ser corrido y cubierto, con gradas de varios escalones, como gallinero,
paraíso o cazuela; mientras que a los esquinados junto al escenario se les llama palcos de
escenario o de proscenio. Los teatros más antiguos poseen además antepalcos, un espacio
reservado entre el palco y la puerta de acceso, separado por cortinajes.
Por su parte, los de forma de anfiteatro poseen planta rectangular, aunque la distribución de
butacas y pasillos es prácticamente igual que los de herradura. La diferencia está en que la
pendiente es mayor, con lo que el espectador consigue mejor visibilidad. Al fondo del patio de
butacas hay dos pisos ascendentes organizados en grandes balconadas paralelas a la
embocadura del escenario desde donde incluso se puede acceder a la caja escénica.
Actualmente, los edificios de nueva construcción mezclan los dos modelos anteriores y
poseen platea escalonada o en pendiente y un segundo piso para anfiteatro, que llamamos
respectivamente nivel A o patio de butacas y nivel B o anfiteatro. De hecho, el nombre oficial
que toman es el de Teatro-Auditorio porque combinan estas fórmulas.
6. Tipos de escenario
El escenario es el lugar destinado a la representación, pero la forma de este da lugar a
distintos tipos de escenarios. Estas son algunas de las posibilidades a la hora de colocar al
público según la estructura del escenario, que toma entonces una denominación concreta:
• Escenario de proscenio. El proscenio es la parte del escenario más cercana al patio de
butacas y, por extensión, un escenario de proscenio es aquel que queda enfrentado al
público. Desde el Barroco es la forma más popular de construir un escenario. Diremos
entonces que un escenario de proscenio es aquel que tiene espectadores solo por uno de sus
lados.
• Escenario de corbata. Aunque el término corbata se utiliza como sinónimo de proscenio,
definiendo una parte del escenario, en este caso se trata de un escenario que el público rodea
por tres de sus cuatro partes. Fue la fórmula utilizada por el teatro griego, el isabelino y los
corrales de comedias, pero también define los teatros orientales.
• Escenario circular o arena. Se trata de un espacio totalmente rodeado por el auditorio, una
disposición que, aunque hoy se ponga en práctica con asiduidad, proviene de formas no
dramáticas, como el circo y las competiciones deportivas. La necesidad de dar a los
espectadores la misma visión es en este caso casi imposible, puesto que en algún momento
habrá intérpretes que den la espalda al público. Además, sostener la ilusión es más difícil,
ya que los efectos se hacen a la vista de los espectadores y por eso es útil en espectáculos
donde se busca romper las leyes de representación tradicionales. En muchas ocasiones el
público está dispuesto en gradas que ascienden a medida que se alejan del escenario central
o simplemente, como en los cuadriláteros de boxeo, se eleva el escenario y se dispone el
público alrededor a más baja altura y en gradas en las zonas más alejadas.
• Escenario de travesía. En este caso, el escenario ocupa un espacio central alargado y en sus
laterales queda el público enfrentado. En su opción de tarima estrecha podemos relacionarlo
directamente con las formas usuales de, por ejemplo, los desfiles de moda. El escenario de
travesía impide una estructura escenográfica complicada o con sorpresas para el público,
puesto que todo queda a la vista, aunque resulta útil cuando hay enfrentamiento o choque en
la acción y sobre todo para puestas en escena intimistas que llaman a la cercanía y la
participación.
Hay otros elementos que también podemos definir en relación al escenario. Uno de ellos es
el arco de embocadura. Es simplemente la abertura que permite ver la escena (se denomina
también arco de proscenio o simplemente boca de escenario). El arco de embocadura suele
decorarse acorde con la sala y enmarca el escenario. Hay teatros tradicionales en los que es
común ver decoraciones muy recargadas con profusión de artesonados dorados, relieves y
materiales nobles, si bien en las construcciones modernas el diseño es más simple y austero.
Del arco de embocadura se suspende el llamado telón de boca. Los telones de boca también
van en consonancia con la decoración general de la sala. El telón de boca sube y baja de
forma manual o eléctrica. Según el movimiento o la forma que tenga ese telón, su
denominación es diferente. Tenemos, entre otros:
• Telón de guillotina o telón alemán. Un único paño que abre y cierra en vertical de abajo
arriba o de arriba abajo.
• Telón americano o cortina griega. Dos paños que abren y cierran en horizontal desde el
centro a los lados o desde los lados al centro.
• Telón de pabellón o telón italiano. Uno o varios paños se recogen o doblan formando
pliegues a los lados en forma de concha, como una cortina.
• Telón francés. Una mezcla de guillotina y pabellón con profusión de fruncidos y drapeados
que forma prácticamente un enorme semicírculo al abrir y cerrar. Se recoge hacia arriba
mediante varias cuerdas verticales que forman otros tantos pliegues a diversas alturas.
• Telón enrollable. Se recoge enrollándose en una vara suspendida.
Además, la bocaescena cuenta igualmente con un telón cortafuegos para aislar la sala en
caso de incendio. El telón cortafuegos se suele realizar con material ignífugo. En caso de
incendio cae y deja el escenario separado de la sala.
8. El torreón de tramoya
El torreón de tramoya, también llamado caja escénica o torre de escenario, es el espacio
diáfano comprendido entre el suelo del contrafoso y la cubierta o tejado del espacio escénico.
Está directamente unido al patio de butacas, palcos, galerías y accesos por el arco de
embocadura y su altura es siempre superior a la de la sala. Tiene como objetivo ocultar los
elementos escenográficos, de iluminación y sonido para que no sean vistos por el público.
Para ello, se construye la torre con una altura al menos igual al doble de la embocadura.
Todo el espacio que queda por encima lo llamamos telar, y al espacio por debajo del nivel
de escenario lo llamamos foso —y contrafoso si hay otro piso todavía más inferior. El torreón
de tramoya «está construido para poder instalar sobre sus muros estructuras que soporten el
peso de todos los mecanismos de elevación necesarios» y dar acceso a las galerías de trabajo.
«Por ello, definimos el torreón de tramoya como la parte del edificio que da servicio directo a
la escena, en sentido vertical y horizontal» (López de Guereñu, 2003, pág. 19).
Su estructura comprende tres partes diferenciadas: el escenario o espacio escénico, donde
tiene lugar la puesta en escena y la única de las partes visible al público; el espacio inferior
por debajo del escenario, donde encontraremos el foso y contrafoso si lo hubiera; y el espacio
superior, aquel por encima del arco de embocadura, donde queda situado el telar con las
distintas galerías de trabajo y el peine.
En todos los casos, las medidas se suelen dar a partir del nivel de escenario, al que se llama
nivel 0. Así, la altura de los elementos superiores se da en números positivos y la de los
inferiores en números negativos.
8.2. El telar
Llamamos telar a toda la zona del torreón de tramoya que queda por encima del arco de
embocadura. En ella se alojan telones, varas de focos, decorados, etc. La altura del telar debe
doblar la de embocadura para poder ocultar a la vista del público los telones y demás objetos
colgados. Como hemos adelantado, el telar está dividido en dos zonas principales: las galerías
y el peine.
Las galerías son balcones-puentes perimetrales al escenario. El número de galerías depende
del tamaño de la caja escénica del teatro, si bien lo normal es que haya entre una y ocho
galerías. Según su función, reciben un nombre distinto. Así, podemos encontrar:
• Galería de eléctricos. Situada justo encima de la embocadura, tiene como finalidad poder
iluminar desde ella. Hasta allí convergen todos los circuitos de las varas electrificadas que
hayan sido conectados para que su señal llegue a la zona de regulación donde se sitúan los
dimmer.
• Galería de tiro o de maquinaria. Corresponde al segundo piso y es la zona de galería desde
la que maquinistas y resto de técnicos suben o bajan las varas y cualquier otro elemento
colgado. En la parte superior de la barandilla se colocan las aspas de amarre, que nos
permiten atar los tiros manuales. En esta galería también podemos manejar los tiros
contrapesados, colocando en la barandilla opuesta a las aspas de amarre los frenos de
contrapesados.
• Galería de carga. Nos permite desembarcar los carros de contrapesos y colocar los pesos.
En cuanto al peine, está colocado en la parte alta. A dos o tres metros por debajo de la
cubierta o tejado, ya que se trabaja sobre él, y a tantos metros del nivel+0 como el doble de la
altura de embocadura. En los teatros más grandes puede haber dos peines debido a la cantidad
de maquinaria que se precisa. Puede describirse como un entramado o estructura de vigas de
hierro que soportan el peso de todos los elementos que van colgados. Ocupa prácticamente
todo el ancho del escenario y toda su profundidad. Las vigas que lo componen pueden
disponerse de forma paralela (si es un peine a la italiana) o perpendicular (si es un peine a la
inglesa) a la embocadura, y están separadas por lo que se denominan carreras, espacios de
aproximadamente ocho centímetros de separación.
El peine es la estructura que soporta toda la tramoya, pero esta suele estar sujeta por los
tiros. Llamamos tiro a cada una de las cuerdas que sujetan una vara u otro objeto que
suspendamos desde el peine. Existen tiros manuales, contrapesados, mecanizados... ¿a qué nos
referimos? Pues a que la palabra tiro o corte también hace referencia al tipo de sistema de
elevación que utilizamos. La maquinaria o, lo que es lo mismo, la tramoya con la que se
equipa un telar depende precisamente de esos sistemas de elevación. Como su nombre indica,
un tiro manual alude a un sistema de elevación a mano, mediante la fuerza física de quien lo
maneja. Así, si tenemos que elevar un elemento que pesa 25 kilos, para poder subirlo hasta la
posición deseada deberemos ejercer una fuerza superior a este peso, dependiendo de la altura
y la velocidad con la que lo hagamos. Por su parte, el sistema de tiros contrapesados se utiliza
para poder subir ese mismo objeto con menor esfuerzo. Hay dos tipos de contrapesados: el de
tiro directo, que es más habitual y trabaja con el mismo peso en el contrapeso que en la vara, y
el de doble efecto o doble recorrido, donde hay que poner el doble de peso en el contrapeso
que en la vara.14 Por último, el tiro motriz es aquel sistema de elevación que está movido por
uno o varios motores y se acciona mediante botonería desde una mesa de control o consola.
Los hay de velocidad fija y de velocidad variable.
9. La cámara negra
Un espacio escénico tal y como lo hemos descrito en puntos anteriores es un escenario
desnudo que no tiene el más mínimo elemento escenográfico y que visto desde el patio de
butacas descubrirá todos los elementos técnicos que utilicemos para la escena, así como a
quienes están encima de ella, estén o no interpretando. Esto quiere decir que todo escenario
necesita unos elementos escenográficos mínimos que permitan aforar la escena y ocultar al
público las paredes del torreón de tramoya y todo el artificio que acompaña a la puesta en
escena.15 Al conjunto de elementos reunidos para este cometido se le llama cámara negra. La
cámara negra o vestido mínimo de escena suele estar confeccionada con tela negra mate de
cierta intensidad para que no pase la luz y no refleje ni brille. Una cámara negra está
compuesta por:
• Bambalinas. Se trata de telas dispuestas en horizontal sobre el escenario que nos permiten
aforar elementos en altura. Cada bambalina va de hombro a hombro y su medida siempre es
mayor que el arco de embocadura. La primera de ellas, precisamente la más cercana al arco
de embocadura, es más grande y se llama bambalinón.
• Patas. Se trata de telas verticales que nos permiten aforar los lados del escenario desde los
hombros. Deben ser mayores que el arco de embocadura y su ancho depende de las
dimensiones del teatro. En muchos teatros, las dos primeras patas, junto a la embocadura,
están armadas sobre un bastidor y guiadas por el suelo, pudiendo así regular el ancho de
embocadura. A estas se las llama arlequines.
• Telón de foro. Es la tela que cubre toda la pared del foro, al fondo del escenario, por lo que
es mayor que la embocadura.
Bibliografía
Diosdado, A. (1981). El teatro por dentro. Barcelona: Salvat.
Gómez, J. A. (2000). Historia visual del escenario. Madrid: La Avispa.
López de Guereñu, J. (2003). Decorado y tramoya. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
Oliva, C.; Torres Monreal, F. (1992). Historia básica del arte escénico. Madrid: Cátedra.
Pérez Marín, M. A. (2004). Gestión de salas y espacios escénicos. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
VV. AA. (2016). Anuario de estadísticas culturales 2016. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
1 La palabra nos permite hacer una diferenciación entre públicos en directo y el resto. Se llama audiencia al público
que recibe un mensaje a través de un medio de comunicación, pero llamamos auditorio a aquellos reunidos para asistir
en directo a ese mensaje. De nuevo se marca la diferencia entre el espectáculo como unión de público y directo. La
misma diferencia la encontramos cuando en un programa de televisión diferenciamos entre aquellos que asisten como
público al programa en el estudio y la audiencia, el público que lo ve desde casa. Solo los que comparten espacio y
tiempo con quienes actúan ante las cámaras pueden ser considerados auditorio. Sin embargo, todos son en los dos
tiempos, dentro y fuera del plató, público.
2 El Anuario de Estadísticas Culturales de 2016 elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
destaca que el número de espacios escénicos teatrales estables en 2015 era de 1.569 salas (122 más que en 2006), a
los que habría que sumar 537 salas de concierto (116 más que diez años antes). Los planes de nueva construcción de
espacios desarrollados desde finales de los años ochenta han conseguido la descentralización y el equipamiento de
prácticamente todas las comunidades. Aun así, la mayoría de los teatros se encuentran en Cataluña (381), Madrid
(270) y Andalucía (194). De estos, el 71,6 % es de titularidad pública. Además, el 23,8 % de los recintos tiene más de
500 butacas.
3 Todos los espectáculos primitivos y antiguos tienen el mismo origen y poseen el mismo esquema: el culto a los
dioses mediante la celebración catártica en un espacio sagrado. La diferencia en Grecia es que, sin olvidar aquello
que le dio origen, con el tiempo se empieza a representar sin que tenga que haber una fiesta religiosa. Pero sobre todo
«fueron los griegos quienes operaron el paso de la epopeya (narración) al teatro (narración + acción)» (Oliva, Torres
Monreal, 1992, pág. 39).
4 Hay que tener en cuenta que muchas de sus historias estaban marcadas por aspectos mágicos o divinos, así que los
efectos especiales eran muy usados.
5 El concepto del espectáculo y la grandiosidad lo invade todo. En Roma, «todo se organiza espectacularmente:
desfiles militares, celebraciones de victorias, cortejos fúnebres, procesiones y juegos». El público exige lo mismo en el
teatro, así que no es difícil que el poder entienda los espectáculos como una manifestación de su dominio y riqueza, de
ahí las fastuosas representaciones (Oliva, Torres Monreal, 1992, págs. 58-59).
6 Aunque los primeros de los que se tienen noticia son de madera, el que se considera prototipo del teatro romano es
el Teatro Pompeyo (55 a. C.) con capacidad para 27.000 espectadores.
7 Es fácil reconocer en estos modelos las actuales liturgias que tienen lugar en los actos procesionales de Semana
Santa.
8 Llamamos practicable a todo decorado o parte del decorado que no solo es figurado, sino que puede ser usado por
los actores en escena.
9 Aunque todas las producciones teatrales a lo largo de la historia fueran organizadas y unificadas por una figura
central, la idea de alguien que interpreta el texto crea un estilo de actuación, sugiere decorados y vestuario y da
cohesión a la producción, es decir, lo que hoy entendemos por dirección escénica, es algo moderno. Durante mucho
tiempo, tal función era asumida por quien escribía la pieza o quien tenía el papel más importante. La creciente
dependencia de las cuestiones técnicas, los efectos especiales, el deseo de precisión histórica, la aparición de
personas que escribían el texto pero que no se involucraban directamente en la producción y la conveniencia de
trabajar más a los personajes crearon la necesidad de una figura que únicamente se dedicara a dirigir.
10 Conocer la pendiente del escenario en el que vayamos a trabajar es fundamental, por ejemplo, para la colocación
de la escenografía, que tendrá que adaptarse si fuera el caso.
11 Una de las últimas grandes salas de conciertos en inaugurarse también ha sido en Alemania. El proyecto de
Elbphilharmonie de Hamburgo, finalizado en 2017, está considerado como uno de los más sofisticados que se hayan
construido nunca, también el más caro (789 millones de euros). Su auditorio principal alberga 2.100 butacas.
12 Lo más correcto es que la suma de los hombros sea igual al espacio escénico, aunque son muchos los escenarios
que no cumplen este requisito.
13 Llamamos escotillón a la abertura practicada en el suelo del escenario que permite efectos de aparición y
desaparición.
14 El contrapesado de doble recorrido suele usarse cuando, por falta de espacio o por la estructura del escenario, el
áncora —el carro donde se colocan los contrapesos— no puede desplazarse o colocarse de forma que cubra desde el
escenario o el foso hasta el peine.
15 Este verbo nos permite hacer un apunte. Aforar un escenario es ocultar los lados o partes que no deben quedar a
la vista del público. Pero aforo también es otra cosa. Llamamos aforo al número máximo autorizado de personas que
puede admitir un recinto destinado a espectáculos u otros actos públicos.
Capítulo III
La empresa teatral
Vista la primera escena sin edificio ninguno,en un instante verás cómo repúblicas fundo,cómo ciudades
fabrico,cómo alcázares descubro.
Para ajustar resultado final, coste y plazo, deben combinarse los medios técnicos, artísticos
y de capital disponibles, formalizar un plan de distribución que permita el estreno y, si es
posible, introducir el espectáculo en el mercado cultural y realizar un balance de las
circunstancias previo que nos ayude a prever todo lo anterior.
2. Modelos de producción
Las producciones vinculadas a las artes escénicas y los espectáculos en directo tienen
básicamente dos fórmulas de desarrollo: como iniciativa pública o como proyectos privados.
En cuanto a la producción pública, diremos que existen compañías y producciones de
titularidad pública de carácter nacional, autonómico o local. Prácticamente todos los países
desarrollados disponen de una compañía de teatro, danza o música nacional que cuenta con el
apoyo de los presupuestos generales. En España la producción escénica nacional tiene su
núcleo en el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), dependiente
del Ministerio de Cultura. Algunas de las instituciones que componen el INAEM son: el
Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro de la
Zarzuela, el Ballet Nacional de España, la Compañía Nacional de Danza, la Joven Orquesta
Nacional de España y la Orquesta y Coro Nacional de España, además del Museo Nacional
del Teatro y el Centro de Tecnología del Espectáculo. Se trata de un organismo que se ocupa
de articular y desarrollar los programas relacionados con el teatro, la danza, la música y el
circo. Entre sus objetivos está promocionar, proteger y difundir estas materias, conseguir
proyección exterior y coordinar la comunicación entre autonomías. El INAEM desarrolla su
labor en dos grandes áreas: la creación y promoción directa de las instituciones que lo
componen y el apoyo a entidades públicas y privadas para la producción y exhibición de sus
espectáculos.
Además del INAEM, que tiene carácter nacional, la producción teatral autonómica es otra
referencia en este tipo de iniciativas, puesto que cada autonomía desarrolla una o varias
compañías que entrarían en esta misma categoría. Algunos ejemplos son el Centro Andaluz de
Danza, el Teatre Nacional de Catalunya o el Centro Dramático Galego. De hecho, los estatutos
suelen destacar la competencia de las autonomías en estas materias, señalando que
corresponden a las comunidades la planificación, coordinación y fomento de las artes
escénicas, así como la ordenación del sector.
Entre los modelos actuales de iniciativas privadas encontramos dos formas de producción,
lo que normalmente denominamos teatro comercial y las llamadas compañías independientes,
que se distinguen del resto a nivel organizativo, económico y de personal. El primer objetivo
de las compañías independientes es crear un núcleo estable de producción, y para subsistir lo
normal es que multipliquen sus actividades (es común encontrar compañías que se hacen cargo
de la gestión de salas alternativas o que realizan labores pedagógicas a distintos niveles). Por
lo general, cuentan con pocos miembros y su volumen de producción es escaso y nunca
simultáneo. Asimismo, la distribución del trabajo se suele diferenciar del resto de empresas
en que aglutina varias funciones en una misma persona. La mayoría subsisten gracias a las
ayudas de distribución y exhibición que se ponen en marcha en forma de subvenciones
estatales o autonómicas.
Por otro lado, las compañías comerciales son aquellas de más solvencia, no tan
dependientes de ayudas para el desarrollo de sus montajes. Estos, por su forma de producción,
a veces menos arriesgada y más conservadora (normalmente apuestan por textos ajenos y
éxitos previos), o por su capacidad demostrada a lo largo de una trayectoria consolidada (en
este caso suelen desarrollar textos propios o adaptaciones más arriesgadas), consiguen una
estructura empresarial más estable. Este segundo caso es sin duda el menos numeroso y se
circunscribe fundamentalmente a grandes capitales.
Al margen de estos dos supuestos encontramos el teatro comunitario y el académico. El
primero lo forman aficionados, miembros de una determinada comunidad o grupo que
practican las artes escénicas. El repertorio de este tipo de teatro tiende a ser comercial,
aunque puede variar. El segundo, tal y como su nombre sugiere, es el realizado por
instituciones educativas, sobre todo universidades y escuelas superiores. El objetivo de este
teatro está consolidado en un repertorio que se apoya en los clásicos y lo experimental.
Autores como Teresa Valentín-Gamazo y Grego Navarro destacan, entre los ejemplos más
frecuentes, los siguientes modelos de producción:
• Compañías sin teatro. Donde encuadramos a la mayor parte de las iniciativas independientes.
Normalmente nos referimos a un grupo de personas que actúa bajo un nombre concreto.
Suelen ser sociedades más bien pequeñas en las que las funciones de sus componentes se
comparten o rotan, dependiendo de la empresa y sus características. Los montajes son una
elección propia basada en sus intereses artísticos y es fácil encontrar textos propios entre los
proyectos.
• Teatro de repertorio. Llamamos empresas de teatro de repertorio a aquellas que se
especializan en un ramillete de títulos, que suelen ser clásicos. Las compañías de ópera,
ballet y algunas orquestas vinculadas a auditorios de música suelen responder a esta
categoría. El sistema de repertorio les permite intercalar y reponer distintos espectáculos
para amortizar los elevados costes de producción. Este tipo de compañías cuenta con
personal estable, especialmente en los equipos técnico y administrativo.
• Productoras sin teatro ni compañía. Se trata de iniciativas empresariales independientes para
las que se contrata un equipo técnico y artístico en función del tipo de espectáculo elegido.
Generalmente componen el reparto con artistas de interés para el público objetivo en lo que
se conoce habitualmente como hacer cartel.
• Empresas de locales o de paredes. Valentín-Gamazo y Navarro añaden otro tipo de empresas
que ellos llaman teatro sin compañía. Se trata, como su nombre indica, de empresas de
exhibición que contratan espectáculos en función de la oferta existente o alquilan su espacio
por un tiempo determinado.
Por su parte, el análisis del sector realizado por la Academia de las Artes Escénicas en
2016 observa seis modelos de negocio fundamentales en la producción, ordenados de menor a
mayor según su relevancia. Estos modelos quedan identificados como: «Centros de producción
públicos, empresas creadas ad-hoc para un único espectáculo o proyecto, las compañías
históricas con identidad artística, las productoras eclécticas centradas en la comercialidad, las
compañías independientes de proyección fundamentalmente regional y las microcompañías
orientadas a públicos específicos» (Colomer, 2016, pág. 57).
La producción pública, descrita anteriormente, puede permitirse asumir costes por encima de
la media. Se trata de compañías grandes con un sistema jerárquico en el que cada profesional
asume una única función. Las empresas ad-hoc son empresas que nacen sin aparente
continuidad y están ligadas a un proyecto muy concreto. Resulta un modelo todavía emergente
que normalmente surge de coproducciones. Las compañías históricas son aquellas que,
después de empezar como independientes, logran situarse como referentes dentro del
panorama de las artes escénicas. Sus producciones tienen un nivel medio de volumen de
producción y de número de componentes. Un pequeño núcleo, normalmente de la formación
original, suele ser permanente y el resto va cambiando a lo largo de los años. Estas empresas
cuentan con el favor del público y también con el apoyo de la administración. Ejemplo de
compañías centradas en la comercialidad son aquellas especializadas en espectáculos de gran
formato (como los musicales) o en realizar textos que ya han sido un éxito en otros países
utilizando caras conocidas para el gran público. Aunque el coste es alto, el riesgo que asumen
estos proyectos es bajo, dado que su éxito suele estar ya probado. Como en las compañías de
producción pública, su jerarquía suele ser vertical y empresarial, asumiendo cada uno de sus
componentes una única función. En cuanto a las compañías independientes, resultan ser la
formación más numerosa. Son responsables de espectáculos medios, tienen acceso a ayudas —
normalmente referidas a distribución— y suelen apoyar su financiación con proyectos
paralelos como la gestión de salas alternativas, la realización de talleres, etc. Por último, las
microcompañías son estructuras mínimas de producción normalmente especializadas en
géneros muy concretos, como teatro infantil, callejero, títeres... El coste de sus espectáculos es
bastante bajo y el número de los componentes de las compañías igualmente limitado. En los
últimos años, esta figura se ha incrementado y se han desarrollado núcleos de producción
teatral de una, dos o tres personas, que a veces actúan en régimen de autónomos o como
cooperativas.
3.4. La temporada
Llamamos temporada a un periodo de tiempo continuado en el que un espectáculo es
representado en un mismo espacio escénico. Son pocas las ciudades en las que se puede
afirmar que los espectáculos tienen temporada, es decir, pasan semanas en cartel. Una
definición más ajustada y concreta de lo que es exactamente una temporada la podemos
encontrar en legislaciones autonómicas sobre catálogos de espectáculos o convenios
colectivos. Los catálogos de espectáculos de las comunidades autónomas de Andalucía y
Galicia, por ejemplo, distinguen los espectáculos de temporada de los espectáculos públicos
permanentes, ocasionales o extraordinarios. En Andalucía se entiende por espectáculo de
temporada aquel que permanece en un mismo establecimiento entre seis meses y un año. En
Galicia, sin embargo, el periodo se rebaja hasta los tres meses. Otras comunidades, como
Madrid o Aragón, no reflejan esta categoría específicamente en sus legislaciones. Igualmente,
los convenios colectivos suelen diferenciar la temporada en función de los contratos. Un
ejemplo: la Unión de Actores considera temporada cuando las actuaciones tienen lugar en la
misma ciudad durante un periodo continuado de como mínimo veintiún días naturales.
3.5. La gira
Una gira es la sucesión de actuaciones del mismo espectáculo en distintas ciudades y
escenarios. Habría que distinguir esta fórmula de lo que se conoce como bolo.
Específicamente, un bolo es una actuación suelta que se realiza de forma accidental o
esporádica en una ciudad distinta a la del origen de la compañía. Diremos entonces que cada
actuación realizada en un lugar distinto al del estreno y temporada y que resulte de la
contratación del espectáculo en un teatro o espacio escénico concreto puede llamarse bolo. A
partir de esto, y dadas las características del sector, un conjunto de bolos formarán una gira si
las actuaciones resultan ser constantes en el tiempo. En cualquier caso, la visita a un espacio
distinto al del estreno o para el que la obra fue preparada en su origen debe organizarse
minuciosamente. En primer lugar, se escogen y revisan los escenarios adecuados que puedan
acoger el espectáculo de forma que, aun adaptándolos a este, no pierdan su forma original.
Durante ese periodo, entre otras cuestiones, se controla el transporte, la carga, descarga,
montaje y desmontaje, se da asistencia a la escena y se cumple con los compromisos
publicitarios y de marketing.
4. El proyecto escénico
Antes de poner en marcha un proyecto teatral o de artes escénicas en general, debemos tomar
en consideración toda una serie de cuestiones. En primer lugar, hay que definir la idea,
enumerar sus objetivos y trazar la línea de acción hasta el estreno. Es necesario conocer qué
dimensión podemos abarcar, teniendo en cuenta el equipo que lo pone en marcha y su
capacidad financiera, siendo estos dos apartados de igual importancia. Hay que responder a
preguntas directas como ¿qué quiero poner en escena?, ¿por qué tengo la necesidad de
hacerlo?, ¿quién llevará a cabo o participará en el proyecto?, ¿dónde será representado?,
¿cuándo y cómo serán el estreno y las demás representaciones?, ¿con qué recursos se
cuenta?... Esos interrogantes deben ser desmenuzados al milímetro para conocer, antes incluso
de ponernos en marcha, el horizonte del proyecto, cómo vamos a hacerlo y por qué. Las
respuestas contribuirán a hacer ese proceso más ágil y a conocer mejor los pros y contras de
nuestra empresa, rebajando nuestras expectativas en algunas ocasiones o llevándonos en una
dirección más acorde a nuestras posibilidades en otras. Determinar qué queremos hacer, cómo
y con quién modelará la planificación y reflejará el tipo de financiación que necesitamos.
Reconocer el qué y el porqué de nuestra elección de proyecto nos ayudará a comunicar y
plantear su esencia a los diferentes equipos que se embarquen en su desarrollo. El paso
siguiente consistirá en definir el sistema de valores y creencias esenciales con el que
afrontamos la empresa, la filosofía de la que partimos y también todo aquello que creemos
fundamental para que el proyecto llegue a ser lo que queremos que sea.
Qué Por qué Quién Dónde Cuándo Cómo
A quién va
Cuánto
Identifica qué tipo de Qué motiva-ción dirigido. Cuál es Análisis de los Análisis de las estrategias
tiempo tienes
proyecto quieres hacer: tiene lo que el público posibles espacios a poner en marcha para
para
teatro, música, danza, etc. quieres contar. objetivo. de estreno y gira. conseguir tu objetivo.
prepararlo.
Definición del proy ecto a través de un esquema de preguntas.
• Mi elenco no tiene
experiencia.
• Mi elenco tiene experiencia y es
• Es el primer proyecto de la
conocido por el público.
compañía.
• La compañía tuvo un éxito anterior y está
• El texto es difícil y largo, es
siendo reconocida.
una composición propia
• El texto ha tenido éxito en otras
Aspectos
todavía no estrenada, la versiones, es la adaptación de una película Aspectos
internos compañía nunca ha trabajado conocida, un musical... internos
concretos concretos
el verso... Es más largo de lo • Contamos con técnicos especializados.
habitual... • Hemos conseguido un lugar de estreno
• El lugar donde estrenamos ideal para la producción, donde incluso
no es el apropiado. podemos realizar ensayos.
• No contamos con técnicos • Hemos conseguido recursos financieros
especializados. apropiados.
• Está dirigido a un público • El producto es original y ha recibido
muy concreto. buenas críticas.
• El equipamiento es
insuficiente.
Amenazas Oportunidades
• La falta de inversiones
públicas y de ayudas al sector
y otros elementos parecidos
han dado como resultado
menos espectáculos.
• Hay pocos espectáculos en
los que se invierte cuyo • Interés por nuevos espectáculos
primer objetivo no es vinculados a las nuevas tecnologías.
exclusivamente el éxito rápido • Las redes como creación de comunidades
y comercial para grandes y otros modos de marketing teatral
Aspectos públicos. incrementan las posibilidades de que los Aspectos
externos espectáculos y la taquilla crezcan. externos
generales • No existe una ley de generales
mecenazgo desarrollada que • Nuevas fórmulas de financiación como el
apoye al sector. crowfunding.
• Las ayudas son menores que • Aprovechamiento de espacios que hacen
en otros sectores. que la ciudad se abra a todo tipo de
• El IVA cultural, muy por espectáculos.
encima de la media de la • Apertura de micromercados.
Unión Europea, impide
inversiones, reduce la
posibilidad de amortización e
ingresos y, en consecuencia,
elimina la inversión.
Amenazas Oportunidades
La estructura de los equipos —el número de sus componentes, sus funciones, etc.—
dependerá tanto del tipo de compañía como del proyecto. Las compañías nacionales, así como
las empresas grandes y estables, establecen un organigrama vertical de funciones separadas en
el que cada componente cumple el papel encomendado según su especialidad. En las
compañías independientes es común que esos organigramas se resuelvan de forma más
horizontal y que la misma persona sea responsable de competencias distintas.
FUNCIONES
Quien está a la cabeza de producción también suele seleccionar la obra y nombra a los
equipos principales (sobre todo toma decisiones referentes al reparto y la dirección). Es
responsable de la financiación y coordina todos los equipos que participan en el proyecto.
PRODUCCCIÓN
También se encarga de la planificación y de realizar todas las labores relacionadas con la
gestión de cada una de las acciones necesarias (contrataciones, búsqueda de proveedores,
pagos, cobros...).
ADMINISTRACIÓN Y Tienen a su cargo servicios como realización efectiva de cobros, pagos, redacción de
AYUDANTES DE documentos, listados de necesidades, inventarios, planificaciones, control y seguimientos de
PRODUCCIÓN
PRODUCCIÓN realizaciones, montajes, ensayo...
Es responsable de la puesta en escena. Se encarga de materializar el texto con decisiones
acerca de la actuación y la propuesta escénica, transmitiendo sus ideas a todos los
componentes de los equipos. Toma todas las decisiones de la representación vinculadas
DIRECCIÓN O
con el sonido, la iluminación, la escenografía... Se encarga de la organización de los trabajos
DIRECCIÒN DIRECCIÓN DE
y ensayos, de la dirección de actores, de la composición escénica y de toda decisión con
ESCENA
respecto al espectáculo. Dependiendo del tipo de empresa y del modelo de producción, entre
estas funciones se incluirá también la elección de la obra, del reparto y de los demás
equipos artísticos.
Ayuda a dirección en la redacción del libro de dirección y la anotación de todas las decisiones
tomadas en relación a la puesta en escena, escribiendo cada pauta sobre movimientos,
AYUDANTE DE efectos y mutaciones, así como toda información necesaria para llevar a cabo el espectáculo.
DIRECCIÓN Actúa como nexo de unión con los equipos de producción. En ocasiones ocupa después el
puesto de regiduría, responsabilizándose de que el espectáculo salga cada día tal y como se
ha ideado.
DIRECCIÒN
La dirección o jefatura técnica tiene la máxima responsabilidad de los equipos técnicos y
supervisa todo el trabajo. Trabaja bajo las órdenes de dirección y de producción, y entre sus
responsabilidades está la elección y adquisición (bien por compra o alquiler) de material
DIRECCIÓN
técnico. Debe además supervisar el plan técnico de escenografía y controlar las labores
TÉCNICA
llevadas a cabo por los equipos de iluminación y sonido. Asimismo, organiza el montaje y
desmontaje de los equipos coordinando al personal. En producciones de pequeña factura, a
veces, estas funciones las cumple regiduría o producción.
VÍDEO
Realización, montaje y edición de las piezas utilizadas durante la representación.
ESCENOGRAFÍA
Creador del espacio sonoro y responsable de la sonorización del espectáculo según las
EQUIPO DISEÑO DE indicaciones del equipo de dirección. Para ello estudia la acústica del espacio y los posibles
ARTÍSTICO SONIDO efectos. Diseña el sonido completo del espectáculo y es el responsable de los equipos de
sonorización y de enumerar las necesidades de grabación o registro.
DISEÑO DE Responsable del vestuario del espectáculo. Diseña los bocetos y una vez aprobados
VESTUARIO O supervisa su confección con sastrería; selecciona las telas, calzado, complementos y realiza
FIGURINISTA retoques si es necesario.
Máximo responsable del diseño de la danza. Selecciona tanto a los bailarines como a los
COREOGRAFÍA
músicos necesarios y organiza los ensayos.
Tiene por misión montar las obras conforme a lo acordado por la dirección escénica. Lleva el
orden del espectáculo durante el transcurso del mismo, previniendo y avisando a cada
REGIDURÍA
miembro de los equipos de sus respectivas intervenciones conforme a lo especificado en el
correspondiente libreto.
TÉCNICO DE Personal encargado de la colocación y el cuidado del equipamiento de sonido, además del
SONIDO manejo de la mesa de sonido durante la representación.
OPERADORES DE Tienen por función el manejo y la conservación de los materiales de vídeo que tengan
VÍDEO relación con el desarrollo del espectáculo.
Integran esta categoría quienes tienen como función la conservación y manejo de los
UTILERÍA
accesorios de decorado y atrezo de mano necesarios para la representación.
EQUIPO
TÉCNICO Personal encargado de la confección y el mantenimiento de la ropa y los complementos para
SASTRERÍA
los intérpretes, así como de su distribución entre los artistas.
En cualquier tipo de producción será útil hacer un listado de participantes con sus datos de
contacto y funciones designadas.5
Fórmula para el cálculo de caché.
A partir del cálculo se deben tener en cuenta algunas variaciones. Por ejemplo, si se tiene
previsto realizar más de una actuación en la misma plaza, es decir, en la misma ciudad o
espacio escénico, se puede ofertar un precio más ajustado calculando el ahorro que supone no
realizar los desplazamientos correspondientes.
Conviene destacar que últimamente algunos documentos de esta clase incluyen enlaces donde
ver parte del espectáculo o spots promocionales. Otros elementos cada vez más utilizados son
las páginas web y los blogs, desarrollados para la promoción, venta de entradas o seguimiento
de la creación del proyecto; elementos todos que pueden añadirse al dosier como material
adicional.
Bibliografía
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Barcelona: Bissap Consulting S. L.
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economía aplicada (vol. 27, n.º 1, págs. 197-222).
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de España.
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Valentín-Gamazo, T.; Navarro, G. (1998). Gestión, producción y marketing teatral. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
VV. AA. (2016) Anuario de estadísticas culturales 2016. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
1 Se trata de un concepto desarrollado por Theodor Adorno y Max Horkheimer en los años cuarenta para referirse a
la capacidad del capitalismo de producir bienes culturales para la cultura de masas.
2 La SGAE no es la única entidad de gestión de derechos, pero la utilizamos como ejemplo para ver qué pasos
podemos dar en relación a su adquisición.
3 En sus estatutos (artículo 8) la SGAE define como obra de gran derecho a las obras literarias, dramáticas,
dramático-musicales, coreográficas y pantomímicas.
6 La distinción entre feria y festival puede resultar confusa porque igualmente programan espectáculos y actividades.
Sus diferencias estriban, por ejemplo, en la especialización del público. El de la feria suele estar formado por
profesionales del sector porque su primer objetivo siempre es la promoción, mientras que el de los festivales está
abierto al público en general.
7 La coordinadora de ferias de artes escénicas del estado (COFAE) es una asociación cultural que desde el 2006
aglutina algunas de las ferias de artes escénicas más importantes del país, entre ellas MADferia en Madrid, FETEN
en Gijón (especializada en teatro infantil), Huesca, San Sebastián, Castilla la Mancha... o la más veterana, la Feria de
Palma de Río en Córdoba, que se celebra desde 1984.
8 La Red de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales contabilizó un total de 59 festivales en territorio nacional solo
en 2016.
9 Un ejemplo de este apartado sería el programa Platea, el Programa Estatal de Circulación de Espectáculos de
Artes Escénicas en Espacios de las Entidades Locales, organizado por el INAEM en colaboración con la Federación
Española de Municipios y Provincias (FEMP), una convocatoria anual cuya finalidad es impulsar la programación de
compañías profesionales por espacios públicos. De parecidas características existen otros programas autonómicos
como Enrédate (Andalucía), Red de Artes Escénicas (Castilla La Mancha), Red Aragonesa, Rede Galega o Sarea
(País Vasco).
Capítulo IV
La puesta en escena
Hay que ser un verdadero artista para lograr que el público disfrute más de lo que habría disfrutado viendo la
obra en un escenario vacío, porque la primera regla de la escenografía, como de la medicina, es no hacer daño.
Una regla que, como ocurre en medicina, se infringe más que se cumple.
1. El trabajo dramatúrgico
Llamamos dramaturgia al arte dedicado a la composición y representación sobre el
escenario. Dramaturgia es, por tanto, el grupo de decisiones tomadas para la puesta en acción
del libreto. Si antes comentábamos que el texto dramático es una creación todavía sin terminar,
pues necesita de la representación para estar completa, es con el trabajo de dramaturgia
cuando las acciones se encaminan a culminar ese proceso. Nuestra herramienta es el texto. En
un sentido amplio, podríamos decir que la dramaturgia trata de completar el texto para que
pueda ser representado según lo hemos imaginado o de forma que siga las intenciones que
queremos transmitir. Lo primero es escoger una interpretación particular de cuantas nos ofrece
la historia, que luego desarrollaremos en la puesta en escena. A partir de entonces, se orienta
el espectáculo en el sentido escogido, transformando esas ideas en cuestiones concretas y
tomando todo tipo de decisiones artísticas, que pueden ir desde la iluminación, el vestuario y
la música hasta el movimiento realizado en un momento determinado. Podemos afirmar
también que, en la práctica, la dramaturgia puede definirse como todo el conjunto de acciones
estéticas pero también intelectuales y técnicas que se llevan a cabo para llevar a escena, a
partir del estudio del texto, una propuesta determinada. Por tanto, abarca tanto el trabajo del
libreto como el diseño y la realización de todos los elementos mencionados.
Pero este es un tema complejo con muchas vertientes que sería difícil de plantear. Sí
diremos, sin embargo, que puede depender del proyecto, formación y objetivos de la compañía
y que se abordará de distinta forma si se parte de un material original o de un texto ya escrito.
En este último caso, el trabajo de dramaturgia debe responder a tres aspectos principales que
pueden desarrollarse como fases sucesivas de trabajo. Esta serie de análisis nos ayudarán
tanto a conocer la obra como a conocer nuestro espectáculo y la forma en la que lo queremos
llevar a cabo. Para ello se recomienda, en primer lugar, reunir toda la información que
contribuya a entender más y mejor nuestro libreto (por ejemplo, detalles de autoría,
intenciones, significados, época en la que fue escrito, adaptaciones, etc., una forma exhaustiva
de ubicar la obra en su contexto exacto y evolución). Un texto que, por ejemplo, pueda
catalogarse como histórico por el tema que desarrolla nos ofrece «también una representación
del tiempo en que fue concebido. Pero, “el teatro histórico siempre dice más acerca de la
época que lo produce que acerca de la época que representa”» (Mayorga, 1999, pág. 9),
porque hablar del pasado es siempre hablar del presente. Puede que sea entonces cuando
empecemos a esbozar un tono, una atmósfera, una estética... En segundo lugar, el trabajo del
texto debe pasar del contexto al texto mismo, analizando concienzudamente personajes, trama
y estructura (por ejemplo, se debe estudiar el conflicto; diferenciar personajes, sus objetivos y
motivaciones, el lenguaje, el tiempo y el espacio en el que se desarrolla la historia, su
estructura externa e interna; las acotaciones; y trabajar en señalar el superobjetivo general y
objetivos singulares de cada uno de los personajes a lo largo del texto, entre otras cuestiones).
Conocer cada momento del texto y el significado de cada frase nos aclarará el sentido
concreto en el que finalmente queremos trabajar, si necesitamos adaptar alguno de los
diálogos, cómo abordar los personajes, la fusión de escenas y los cuadros sobre el escenario y
sobre todo si debemos, necesitamos o queremos algún cambio concreto tanto en la trama,
diálogo, circunstancias, tiempo, espacio, como en el número de personajes, etc. Finalmente, se
plantea cómo se traduce para la puesta en escena cada uno de los elementos señalados. Se
decide cómo se quiere llevar a escena el texto y se enumeran qué equipos serían necesarios
para conseguir esa visión que tenemos del texto, comparando nuestra propuesta con el
presupuesto, material y equipo humano a nuestro alcance. Lo importante es reconocer que una
visión determinada del texto dramático, sea cual sea esta, debe ser planificada, unificada y
ordenada y estar enfocada siempre para resolver una puesta en escena, a ser posible, sin
cortes ni intermedios.
El término puesta en escena hace referencia al montaje de un espectáculo sobre el
escenario. Supone la materialización del texto en una realidad teatral, con la conjunción de
todos los elementos a nuestro alcance: escenografía, atrezo, vestuario, caracterización, luz,
sonido y, por supuesto, interpretación y movimiento escénico. Trabajar la puesta en escena es
trabajar sobre la narración de la historia, dirigir a los intérpretes y, por encima de todo,
armonizar, integrar y dar el mismo sentido a todo lo que interviene en escena. Podemos definir
la puesta en escena como el conjunto de disposiciones que se toman para una representación o
espectáculo, y todas esas disposiciones deben ser asumidas por una persona que domine y
vincule todos los elementos con objeto de transmitir una lectura concreta del texto. Ese es
precisamente el papel de dirección.
Cualquier análisis nos dirá también que hay distintos tipos de personajes: protagonistas,
antagonistas, secundarios, de apoyo, temáticos, alegóricos... dependiendo tanto de su
presencia en el texto como de sus objetivos y utilidad. En cualquier caso, y dado que se trata
de textos dramáticos, será el diálogo lo que los defina, si bien la construcción de ese mismo
personaje quedará más patente analizando lo que otros personajes dicen de él, lo que la acción
nos revela y sobre todo lo que el subtexto añade. ¿Y qué es el subtexto? Podemos definirlo
como el matiz implícito en el desarrollo de la trama y los personajes que no se pronuncia,
pero deja traducir el diálogo.5
3.1. El naturalismo de Stanislavski
Las escuelas de interpretación son variadas y cada una tiene sus técnicas, métodos y
nomenclaturas. De hecho, hay tantos métodos de interpretación como teóricos, aunque
normalmente por «método» nos referimos al del Konstantín Stanislavski y sus discípulos. En
general, se dice que los actores del método elaboran sus personajes a través de la
introspección, con la propia vivencia y con la memoria afectiva. Pero un personaje también
puede construirse a través de la extrospección, o lo que es lo mismo, mediante la observación
de la realidad asimilando rasgos distintivos, elementos físicos específicos, etc.
La preocupación fundamental de Stanislavski fue la de luchar contra un estilo de actuación
grandilocuente basado en el cliché, en el estereotipo repetitivo y vacío de emoción que
imperaba en su época y que contradecía tanto el marco realista de la escenografía como los
argumentos y nuevos textos que se llevaban a escena. Hay que recordar también que sus
teorías más reconocidas nacieron durante el desarrollo del psicoanálisis y la literatura
naturalista, dos movimientos que sin duda influyeron en el desarrollo de sus propuestas. Así,
el método Stanislavski, al que también llamamos realismo psicológico, pretendía superar o, al
menos, adaptar el realismo y naturalismo exterior, algo que ya se daba en los argumentos y
decorados, para que llegase al ámbito de la actuación. Para ello, propone que los actores y
actrices recurran a experiencias personales en lo que se conoce como utilización de la
memoria emotiva.6
Otros de los conceptos a destacar son el llamado sí mágico y las circunstancias dadas. Con
el sí mágico, el director ruso quiere despertar el interior del intérprete desde suposiciones
contestadas a partir de la piel del personaje. Supone además la construcción del personaje y el
trabajo dramatúrgico del texto para la puesta en escena en tres tiempos. El primero
corresponde a trabajar la parte analítica. Para ello se estudia al personaje y su ambiente. El
segundo tiene que ver con la parte expresiva, donde se trabaja la entonación de las frases,
pausas y silencios. Por último, la parte escénica pone en relación todos los elementos
aportando composición y movimiento a la actuación. Diremos entonces que el sí mágico es el
proceso a través del cual el actor se convierte en personaje utilizando todas las herramientas
internas y externas a su alcance, internas por experiencia e imaginación y externas porque solo
la exteriorización y la exposición de lo que se quiere contar puede dotar al personaje de vida
y, arropado por el resto de actores, que escuchan, callan, miran y se mueven en el momento
adecuado, desarrollarlo completamente.
Por otro lado, circunstancias dadas es el nombre que Stanislavski da a todo lo que aparece
en el texto que apoya la construcción de la puesta en escena, por ejemplo, el acontecimiento
que narra, la época en la que transcurre la historia, el lugar donde se desarrolla el argumento,
las relaciones entre los personajes... Pero también, y dado que el texto debe ser completado
por la dramaturgia e interpretado para la puesta en escena, todo lo que tenga que ver con ese
apartado. En este sentido, incluiremos también como circunstancias dadas utilería, decorados,
vestuario, sonido, iluminación..., es decir, todos los elementos que completan la construcción
del personaje y su acción en escena. En realidad, en las circunstancias dadas coinciden las dos
autorías, las del dramaturgo, responsable del texto dramático, y las de dirección, responsable
de completar el texto para llevarlo a escena a partir de una apuesta dramatúrgica propia que
incluye, entre otras cuestiones, la elección de un sentido estético que se corresponda con la
traducción visual de lo que se quiere contar.
Muchas de las ideas de Stanislavski fueron compartidas por sus discípulos, que, convertidos
a su vez en maestros y directores, las extendieron, ampliaron y adaptaron en muchos sentidos.
Quizá la versión más popular sea la del Actor’s Studio, una academia pionera en impartir
estas enseñanzas en Estados Unidos y aplicarlas al cine, cuya cabeza más visible fue Lee
Strasberg. Otra representante norteamericana destacada fue Stella Adler, gran defensora de
utilizar la imaginación para la construcción del personaje, en contra de las vivencias
personales.
Pero para muchos, uno de los alumnos que más aportó a los métodos de interpretación
posteriores fue Mijaíl Chéjov. Entre las técnicas de Chéjov destaca el gesto psicológico, que
consiste en añadir a la actuación un detalle físico —fundamentalmente un ademán, postura o
gesto— que exprese la forma de ser, el carácter o el deseo del personaje.
4. El libro de dirección
Todas las decisiones que se toman sobre la puesta en escena se registran en un documento
que llamamos libro de dirección. El libro de dirección debe encerrar de forma clara y
completa toda la información necesaria acerca de cómo debe escenificarse la obra. Es la
transcripción a papel de cada decisión tomada por dirección de escena respecto a la obra,
especialmente lo que tiene que ver con los movimientos que tendrán lugar sobre el escenario o
los efectos que se pretenden. El caso es que proporcione las referencias adecuadas para
resolver los detalles materiales de la representación. Por tanto, servirá de guía, tanto a los
equipos técnicos como especialmente a regiduría, para que las funciones que siguen al estreno
se atengan a las normas originales. Por lo general, un libro de dirección registra el momento y
lugar de las entradas y salidas de los actores y actrices, cada movimiento y acción, pausas,
cortes, anotaciones acerca del tiempo y ritmo de los parlamentos, inflexiones e insistencias,
indicaciones respecto a música y luces y, a veces, los apuntes e interpretaciones que se hacen
al estudiar el texto.
Pero ¿quién y cómo se realiza el libro de dirección? Su redacción puede quedar a cargo de
dirección o estar delegada en los ayudantes, que simplemente transcriben lo que se decide.
Puede ser esquemático y tosco o pormenorizar cada detalle de la actuación. Como afirma
Curtis Canfield, lo más importante de todo su contenido, desde el punto de vista de dirección,
son las decisiones respecto al movimiento escénico y la acción de los personajes sobre el
escenario. Fundamentalmente tiene que ver con tomar decisiones sobre los lugares por donde
se moverán y con qué actitud y modo debe realizarse cada uno de los movimientos. El
propósito siempre es ayudar al público a seguir la obra. «Esto puede hacerse mediante
arreglos escénicos que indiquen claramente las relaciones psicológicas entre los personajes, o
sea, mediante colocaciones intencionales que muestren lo que los personajes son el uno para
el otro, que permitan contemplar la mímica necesaria y que dirijan la atención del público
hacia el blanco debido al movimiento oportuno», o puede emplearse también «con fines
puramente estéticos, para crear composiciones» que expresen el tono de la obra (1995, pág.
136).
El libro de dirección va creciendo a lo largo de los ensayos y su realización suele tomar
distintas fases que siguen pasos tan básicos como encontrar la zona de actuación, diseñar el
movimiento y anotarlo en el caso de dirigir la interpretación. En cuanto a la zona de actuación,
diremos que es la parte del espacio escénico delimitada por cualquier elemento espacial,
escenográfico o de iluminación. En general, cualquier zona del escenario se puede convertir
en zona de actuación, pero como hemos visto anteriormente hay lugares donde se pone más
atención. El fondo, el centro y el primer término del escenario concentrarán la atención del
público. Cuando ya sepamos en qué zona tendrá lugar la actuación, se diseñará el movimiento,
que debe estar anotado dejando claro al menos tres cosas: primero su localización sobre el
escenario, después la posición del personaje, ya sea respecto a los demás, al público o a la
propia escenografía, y por último en qué consiste el movimiento que se realizará.
Las zonas de actuación deben escogerse en relación unas con otras y también teniendo en
cuenta cada uno de los movimientos de los actores. Igualmente, se debe conseguir que los
movimientos, aunque ajustados a un plan e identificados con un personaje y escena, no resulten
monótonos o previsibles, por lo que tendrá que buscarse el ritmo y, a menos que el texto no lo
requiera exactamente, ocupar la totalidad del espacio escénico a lo largo del espectáculo.
Derecha abajo o corbata derecha Centro abajo o centro corbata Izquierda abajo o corbata izquierda
DA CA IA
CD CC CI
División de la planta del escenario con recomendaciones sobre su anotación de lugar.
Para acortar las instrucciones, usaremos aclaraciones o leyendas que detallen cada uno de
los movimientos que deberían hacerse. Un ejemplo sería:
Este cuadro solo quiere ser un ejemplo de posibles anotaciones del movimiento en el libreto.
Estas pueden indistintamente tomar la forma de palabras acortadas. Así, si queremos anotar
instrucciones como alrededor, antes, desde, de rodillas, coge, habla, empuja, etc., simplemente
abreviaremos las palabras. Queda claro, sin embargo, que estos detalles siempre deben ir
acompañados de una leyenda en la que se dé la explicación de su significado, ya que no hay
ninguna fórmula oficial que los fije.
Para que las anotaciones queden completas, deberemos incluir detalles sobre los personajes
que las realizan y la zona de actuación, marcando siempre esta con el mobiliario básico que se
utilice. Una forma muy común es rodear la primera letra del personaje con un círculo y, si esta
es compartida por varios, reconocerlos con un par de letras que representen el nombre y
apellido. Igualmente, puertas, ventanas, sillas, salidas y entradas se anotarán de forma
parecida. Podemos poner un ejemplo con otro cuadro.
5. El diseño escenográfico
Quizá la parte más visible del montaje escénico sea la escenografía. La escenografía es el
conjunto de elementos que en la escena permiten enmarcar, describir e ilustrar el lugar o
lugares en los que transcurre la historia. Su propósito es enmarcar la acción y hacer ostensible
toda la dramaturgia del texto. Una acción puede desarrollarse en un único apartamento y ser
planteada de forma realista o transcurrir en uno o varios lugares, a los que nos vemos
transportados por el uso de los objetos que allí se muestran.
Como todo elemento escénico, tiene un apartado técnico y otro artístico. Del primero
podemos destacar que la escenografía, y más concretamente el diseño escenográfico, no se
limita nunca a la recreación del marco de la historia, sino que es también la forma ideada para
conseguir, sin contratiempos, los cambios necesarios que deban tener lugar sin que el ritmo del
espectáculo sufra. A este apartado podemos llamarlo plan técnico escenográfico. Este plan
técnico dependerá de las posibilidades del espacio de representación. Su principal objetivo es
procurar los cambios necesarios durante la representación, pero también debe evaluar e idear
el montaje y desmontaje más adecuado para futuras giras. Así, definirá el número de piezas en
las que deberán quedar divididas las estructuras construidas, tanto para su salida del taller
como para que se pueda viajar con ellas.
Del mismo modo, el diseño escenográfico no solo trata de proporcionar el marco adecuado
para la acción en función de las exigencias de la obra, siguiendo detalles geográficos,
históricos, sociales, época del año, hora del día, condiciones atmosféricas, etc., sino que
también debe arropar al espectáculo aportándole la atmósfera adecuada y, a partir de una
exposición plástica, descubrir los rasgos estéticos, simbólicos y de composición que permitan
expresar las ideas que se quieren transmitir. Hay por tanto una plasmación corpórea y
figurativa de la escena en la que hay que elegir qué elementos concretos conforman los
decorados que enmarcarán la acción, cuyo objetivo principal es situarnos en un lugar
determinado. Es lo que llamamos diseño espacial. En este segundo apartado se trabaja la
estética, que pretende cristalizar la metáfora de lo que se quiere expresar, señalar líneas de
atención y jugar con colores, texturas, formas y tamaños concretos para hacer visible la
atmósfera que se quiere transmitir. Al diseño espacial pertenecen todos los signos de la
representación. «Representa también la relación del movimiento del actor con los objetos y su
jerarquización en el espacio» (Cid, Nieto 1999, pág. 68). O lo que es lo mismo, se trata de
utilizar la escenografía no como mero marco de la acción, sino como parte integrante de la
cadena de significantes que es el espectáculo.
Es habitual que para idear la escenografía volvamos al texto, principalmente para señalar el
espacio escenográfico de la historia, es decir, el que indica el autor en las acotaciones, y luego
hacer una lectura personal de estas. Este espacio puede ser un espacio único (exterior o
interior), lo que dará lugar a un solo escenario8 o un espacio múltiple (sucesivo o simultáneo).
El espacio múltiple se compone de diferentes lugares, es una sucesión de cuadros donde se
mudan y relevan los espacios.9 En el espacio múltiple simultáneo, los espacios aparecen a la
vez y conviven en escena.10 Para completar la construcción dramática del espacio, García
Barrientos (2003) describe otros dos elementos espaciales esenciales: el mismo texto puede
dar pie a lo que podemos denominar espacio latente, un espacio que el espectador no ve y que
no hay que crear, pero que se concibe como una prolongación del espacio escenográfico con el
que se juega y que puede tener importancia para la trama; un paso más sería el espacio
ausente, aquel al que aluden los personajes en sus parlamentos.
El telón pintado fue durante mucho tiempo la forma más utilizada para describir un espacio.
La opción más repetida era simplemente pintar lo que se quería recrear sobre un lienzo
dispuesto como telón o sobre bastidores delante de los cuales se actuaba. La luz eléctrica
arruinó el efecto del decorado pintado y exigió plasticidad. Con el avance de la maquinaria
teatral en el siglo XIX y hasta bien entrada la vanguardia, la escenografía y su diseño se fueron
haciendo cada vez más complejos: decorados móviles, escenarios giratorios, fosos,
accesorios hidráulicos y pantallas cinematográficas dibujaron la nueva cara de los montajes. A
principios del siglo XX, la reacción contra los escenarios abarrotados de detalles provocó
iniciativas de toda clase, siempre amparadas en las vanguardias. La escenografía se empieza a
ver desde entonces como un elemento auxiliar formado en ocasiones por un puñado de
estructuras sobre las que el propio espectador debe completar mentalmente el decorado. Se
convierte en la ciencia de hallar el espacio que convenga a cada texto. Así, la tendencia
contemporánea se inclina a la simplificación de la escena, tanto en la forma como en los
elementos, hasta el punto de que algunas veces se decora con luz. Sin embargo, todavía
podemos distinguir tres estilos escenográficos diferentes y principales que conviven en la
escena actual:
• Naturalismo. Llamamos naturalistas a aquellos decorados de realismo extremo que intentan
reproducir de la forma más exacta posible la realidad, utilizando para ello hasta el detalle
más insignificante. El inconveniente de este tipo de decorados está en que muchas veces se
amontonan todo tipo de elementos, y los detalles en exceso pueden ir en contra de la puesta
en escena: que no dejen moverse a los actores o distraigan demasiado.
• Realismo. El decorado realista tiende a aligerar el montaje naturalista. Para ello, suprime los
elementos innecesarios, aunque mantiene el esfuerzo por imitar la realidad. Se cuida el
detalle, pero no suele haber elementos sobrantes. El primer requisito es que sea funcional,
que cada pieza encaje en la acción de forma concreta.
• Selectivismo o simbolismo. El decorado selectivista se deja llevar más por la abstracción y
menos por copiar la realidad. Se trata de dar presencia a lo esencial para que transmita
rápidamente un mensaje al público. Este estilo lógico es cada vez más utilizado y resulta
menos costoso para la puesta en escena, pero los intérpretes encuentran menos apoyos para
su actuación, por lo que la dirección escénica debe estar muy atenta para encontrar los
movimientos adecuados.
Esta forma de escenografía sigue los métodos propuestos por expresionistas y vanguardias,
quienes rechazan toda maquinaria o artificio que distraiga al público de lo que es esencial.
Para estos innovadores, era crucial rechazar un decorado naturalista que se quedara en la
superficie de las cosas. Así, escenografía e interpretación «no habría que contruirse a partir de
la historia detallada de la obra, sino de sus líneas de fuerza, de sus momentos de exaltación,
de sus gritos», pues solo así se podrá conmover al público (Oliva; Monreal, 1992, pág. 370).
6. El vestuario
El vestuario de un personaje debe tener como primer objetivo su caracterización. Pero
también debe servir para completar la dramaturgia y exponer las ideas estéticas que desarrolla
el espectáculo. Por eso siempre debe estar en consonancia con el resto de la puesta en escena,
conformar una unidad con el resto de los elementos (especialmente con la escenografía y la
iluminación, por el color...) y elegirse o confeccionarse cuando se ha determinado el aspecto
visual del montaje.
El uso del vestuario ha cambiado a lo largo de la historia. Por ejemplo, en el teatro griego,
las túnicas, máscaras y coturnos (los zapatos que utilizaban, más altos o menos según el caso)
servían para caracterizar personajes o géneros dramáticos, haciendo distinciones por colores,
formas y altura, especialmente. Durante el medievo, las representaciones de los misterios
utilizaron el vestuario como parte esencial de la representación. En este caso, servía para
distinguir a los personajes bíblicos del resto. El Renacimiento recoge esas tendencias y
recurre al vestuario de la época haciendo variaciones fantásticas, especialmente en los
accesorios. Durante el Siglo de Oro se sigue la misma tónica, pero sobre todo se fijan
estereotipos y se recurre a tópicos y convencionalismos que ayudan al público a reconocer
fácilmente al personaje. Un caso extremo es la Commedia dell’arte, donde el diseño de los
personajes va asociado al vestuario y la caracterización, con trajes propios. En el siglo XIX, el
naturalismo toma partido. Aparece finalmente como prioritaria la función realista, se requiere
que el vestuario acredite el periodo histórico y sobre todo la pertenencia a una clase o grupo
social. Pero a partir del siglo XX esto cambia. Es entonces cuando se da predominio a la
función simbólica y se pueden extender propuestas que aparquen el realismo y desarrollen
otros elementos para el personaje.
En un principio el vestuario cumple una doble función. Primero contribuye a la creación de
los personajes y distingue unos de otros. Pero, además, actúa como signo e informa de las
circunstancias escénicas de la obra. En este sentido, puede dar información sobre el género
dramático del espectáculo, el momento histórico, el lugar, la clase social a la que pertenece el
personaje, su nacionalidad, creencias, pertenencia a grupos y hasta su carácter y estado de
ánimo.
Igualmente, el vestuario puede adoptar una forma realista, optar por la invención o mezclar
elementos de realidad y fantasía. En el primero de los casos, guardará relación exacta con la
función social del personaje, la cronología y el cometido para el que se diseñó en la vida real.
Es fácil que en este caso caigamos en estereotipos, por lo que se recomienda estudiar la obra y
especialmente al personaje para adaptar a este una serie de cuestiones (tejidos, cortes,
colores...) que aporten y definan más su rol y la puesta en escena.12 Una de las formas
destacadas del vestuario realista suele ser el vestuario de época. En este sentido, hay que tener
en cuenta que lo principal debe ser siempre su valor dramático, por lo que se acepta suprimir
detalles superfluos en favor de las partes fundamentales de la vestimenta. En el caso opuesto,
está la supresión del vestuario de época, es decir, optar por montar una obra utilizando
vestuario contemporáneo o haciendo que se desarrolle en un tiempo sin concretar donde los
personajes visten de forma distinta a la original. Sobre esto hay que comentar que la simple
omisión de la correspondencia histórica entre vestuario y argumento no logra hacer el montaje
más actual si este es el único elemento que se ha modificado. Es decir, un vestuario no acorde
con el momento descrito originalmente solo nos será útil si sirve al conjunto de la puesta en
escena. Esta «tendencia desmitificadora», de la que hablaba ya Juan Cervera en Teoría y
técnica teatral, deriva especialmente del teatro épico y proporciona una nueva relación con el
público y una nueva expresión del actor.
Por otro lado, el vestuario puede acentuar, limitar o imponer movimientos, por eso es
imprescindible ensayar con él. Es posible que no se consiga hasta avanzado el proyecto,
especialmente si hay que confeccionarlo. Si es el caso, se intentará sustituir por otras prendas
similares para que el reparto se acostumbre a su uso durante los ensayos.
Además, no es extraño que para cada personaje se diseñe una serie de cambios de vestuario
en función del desarrollo de la acción y el paso del tiempo, ilustrando, por ejemplo, la
evolución del personaje, su contraste con los demás o el énfasis de su peso dependiendo del
espectáculo. Todo cambio de vestuario debe tener un sentido, estar ensayado y seguir un
procedimiento adecuado. Para la buena coordinación de la representación, se darán las
instrucciones necesarias para que esos cambios se lleven a cabo en el orden y el tiempo
preciso. Para ello se comprobará que vestuario y complementos están perfectamente
preparados para la escena, teniendo en cuenta que joyas y armas se suponen complementos de
vestuario y no componentes de atrezo.
Cada cambio de vestuario debe ser ensayado con precisión y medido en tiempo. Cuando el
cambio de vestuario es mínimo o debe hacerse rápido, este se realiza en uno de los hombros
del escenario, donde estarán dispuestas las prendas que son necesarias en cada momento. Si la
transformación es más compleja o requiere de caracterización, los cambios se realizarán en el
camerino. Tanto vestuario como utilería se dispondrán en las partes del escenario no visibles
con la máxima organización posible. Los elementos que intervienen se colocarán en mesas de
forma que sean fáciles de localizar.
7. Listas de pasada
Todos los elementos de atrezo de mano, así como el vestuario, deben estar enumerados en
listados que servirán tanto para los ensayos como para las representaciones.
En un lugar entre cajas, a ser posible en los hombros y sin entorpecer las entradas y salidas a
escena, se deben colocar unas mesas (a veces son unas sillas si el espacio es estrecho) en las
que disponer todos los objetos que saldrán a escena en algún momento. En ocasiones, estos
objetos se marcan o se extienden en la mesa de tal manera que se los distinga en función de la
escena o el personaje al que pertenecen. Como se viaja con el personal mínimo, lo más
probable es que sea regiduría quien ordene y compruebe los enseres a partir de las listas
realizadas. La utilería de mano siempre debe estar ordenada con cuidado y ser revisada antes
de cada representación. La lista de utilería se habrá redactado durante los ensayos enumerando
los objetos. Incluirá información sobre su descripción, en qué escena se usa, quién lo saca y
desde qué lado. Es recomendable llevar un resumen de esta lista y justo antes de la
representación sacarlo para realizar lo que se llama pasada de utilería, es decir, repasar uno
por uno cada elemento y comprobar que está en el sitio adecuado.
Igual pasa con el vestuario. Habrá veces en que los intérpretes, por cuestión de tiempo y
ritmo, se vistan o cambien entre bastidores. También en los hombros; e igualmente, sin que
estorbe las entradas y salidas de los personajes, el vestuario se coloca sobre burros percheros
en el orden en el que se vaya a usar y de la forma más cómoda posible, con los complementos
a la vista. Si se trata de vestuario complicado, habrá que haber previsto una persona que les
ayude.13
Bibliografía
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García Barrientos, J. L. (2003). Cómo se comenta una obra de teatro. Madrid: Síntesis.
Gómez, J. A. (2000). Historia visual del escenario. Madrid: La Avispa.
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Mamet, D. (2011) Verdadero y falso. Herejía y sentido común para el actor. Madrid: Alba Editorial.
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Valentín-Gamazo, T.; Navarro, G. (1998). Gestión, producción y marketing teatral. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
Wagner, F. (2006). Teoría y técnica teatral. Alicante: Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
1 Ya hemos visto que cada vez es más habitual la ruptura de la cuarta pared, los escenarios múltiples y la búsqueda
de nuevas formas dramáticas que desarrollan nuevos puntos de vista sobre la escena, muy distintos al clásico de
teatro a la italiana.
2 Cuando hablamos de elementos a ordenar, debemos entender como tales a los actores, el apoyo escenográfico y
también todos los efectos que intervienen en cada cuadro o escena (iluminación, proyecciones, sonido...).
3 Hay quien distingue entre movimiento y acciones físicas. Describen lo primero como «los desplazamientos que
realiza un actor sobre el escenario» y lo segundo como «aquellas actividades que realizan los actores en escena
(como coger un periódico, tomar agua...» (Cárdenas, 1999, pág. 112).
4 Hay que tener en cuenta que a partir del siglo XX se apuesta por nuevas ideas teatrales con textos donde falta el
conflicto y la acción tal y como se representa en la dramaturgia clásica (un ejemplo sería el teatro del absurdo, donde
las tramas parecen carecer de significado, se opta por romper las leyes de causa y efecto y los personajes abandonan
su estatus de individuo para convertirse en algo más).
5 Es además un concepto desarrollado por Stanislavski, quien lo consideraba uno de los elementos más importantes,
sino el más importante, del estudio del texto.
6 Fue, sin embargo, el propio Stanislavski el que descubrió que esta técnica se basaba en un supuesto falso, como es
el de asumir que las emociones pueden ser convocadas. Esto dio lugar a teorías menos radicales y más críticas con la
primera visión, que, sin embargo, sigue siendo la más recordada. Entre los críticos contemporáneos, destacaremos a
David Mamet, que describe el método y la técnica de las escuelas derivadas de él como un absurdo por considerarlo
un culto de prescripciones más que un entrenamiento de acciones que sirvan al actor. Porque para Mamet, el actor no
tiene por qué convertirse en el personaje, sino hacer creer al espectador que lo es, y forzar a la mente siempre va en
contra de ese objetivo.
7 Un ejemplo muy característico es el musical Q Avenue, en el que los actores interpretan muñeco en mano durante
todo el espectáculo. En la India, en sus orígenes, el teatro de sombras reproduce a los dioses y héroes de la tradición
épica clásica. En China, los títeres y el teatro (ópera china) se han influido mutuamente desde siempre. En Taiwán los
espectáculos de marionetas se realizan para propósitos religiosos. En Japón, desde hace cientos de años se realizan
los títeres más sofisticados del mundo, muy distintos a los que estamos acostumbrados en occidente. Los muñecos
Bunraku no utilizan cuerdas, pero en su interior tienen un mecanismo que permite manipular las extremidades y la
expresión de la cara. Entre los títeres de sombra destacan los de Java, tradicionales en Indonesia y Malasia y
declarados patrimonio de humanidad por la Unesco. Popular es también el teatro de marionetas de Salzburgo, un
espacio escénico singular considerado el mejor y único en su género. Allí tiene su sede la centenaria compañía de
marionetas de la ciudad, especializada en óperas, operetas, musicales y ballets.
8 Un ejemplo de espacio único exterior sería el que proponen los dramas griegos, que en las tragedias se desarrollan
delante de palacios y en las comedias en plazas. El interior suele darse en el teatro barroco, como unión entre lo
doméstico y lo realista. Las vanguardias suelen utilizar el espacio único para enfatizar el tema o subrayar la
imposibilidad de cambio.
9 Esto es muy propio de los teatros isabelinos y del Siglo de Oro. William Shakespeare es quizá el dramaturgo que
más veces ha sido llevado al cine, en parte porque la adaptación de su forma de escritura es bastante más fácil que
las obras contemporáneas, pues los cuadros se suceden y los escenarios cambian más profusamente. Y es porque la
forma de representación no se debía tanto a los cambios de escenografía, sino que estaba basada en los útiles y el
vestuario de los intérpretes.
10 Ya pasaba en las mansiones medievales, pero también ha resultado ser una forma de escenario contemporánea,
cuando un escenario se inserta en otro, cuando vemos varias escenas a la vez en tiempos o espacios distintos y solo la
puesta en escena, el movimiento de los actores, los efectos de luz, etc., enfatizan la parte de la escena que en ese
momento debe elevarse como centro de atención.
11 Un forillo es un telón pequeño que se coloca detrás de un practicable o de cualquier otra abertura para que el
público no vea lo que hay detrás o para conseguir profundidad o algún tipo de efecto en la escena. Un bastidor es un
armazón de listones sobre el que se fija un lienzo de papel o tela coloreada o pintada con algún motivo. Un
rompimiento es un telón recortado para dejar entrever lo que hay detrás. Una ferma es una pieza de decorado rígida,
normalmente colocada a baja altura, que solía representar rocas o elementos naturales pero que también puede
ocupar toda la escena.
12 Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que los colores tienen su simbolismo, pero que este varía dependiendo del
lugar y la época. El blanco, el negro, los colores chillones o apagados, los grises... tienen sentidos precisos. No
obstante, no se puede en esto dar una clave exacta y duradera, y mucho menos una reglamentación. Así, cualquier
vestuario dependerá del tema, la escenografía, la iluminación y sobre todo de la puesta en escena ideada.
13 Los anexos 4 y 5 presentan posibles fórmulas de recoger datos referidos a utilería y vestuario.
Capítulo V
El periodo de ensayos
Te lo ruego, di el fragmento como te lo he recitado, con soltura de lengua. Mas si voceas, como hacen tantos
cómicos, me dará igual que mis versos los diga el pregonero. Ni manotees así, acuchillando el aire. Hazlo todo con
mesura puesto que aun en el torrente, la tempestad, y, por así decir, torbellino de emoción, se debe conservar
aquella templanza que hace suave y elegante la expresión.
1. El plan de ensayos
El periodo de ensayos y realización se organiza elaborando un plan de tareas que tenga como
horizonte la fecha de estreno.
Lo más habitual es dedicar entre seis y ocho semanas a los ensayos, aunque este periodo es
bastante relativo y varía mucho. Dependerá, por ejemplo, del tipo de espectáculo, de las
posibilidades de la compañía, de los los proyectos en los que está embarcada en ese momento
o de los medios económicos de la empresa o asociación. Aun así, en todas las singularidades
podemos distinguir una serie de ideas y conceptos que se repiten y nos pueden ser útiles. Uno
de ellos es bastante obvio. Todos y cada uno de los implicados en el proyecto deben tener
antes de los ensayos un ejemplar del libreto completo y toda la información que creamos
necesaria para el desarrollo del trabajo, como las ideas generales y los objetivos que se van a
manejar; lo que no significa que estos no puedan seguir surgiendo durante este periodo.
También es importante el lugar donde se realizarán los ensayos. Estos, especialmente los que
tienen lugar durante los primeros días, suelen hacerse en una sala concreta o un local
independiente, en ocasiones alquilado, cedido o vinculado a un espacio escénico. Por regla
general, pocas veces se llevará a cabo en el mismo lugar de la representación. Sin embargo,
debemos tener siempre en cuenta dónde será representado el texto porque solo así la puesta en
escena podrá construirse adecuadamente.
Lo habitual es que los ensayos comiencen en un sitio totalmente vacío, que no tengamos ni el
más mínimo atrezo ni escenografía, un sitio que poco a poco se vaya llenando de elementos y
adecuando a nuestras necesidades. Frente a la escena se sentará el equipo de dirección. A
izquierda y derecha se colocarán mesas o sillas para la utilería de mano o sustitutos que hagan
las veces de esos objetos. Se puede también marcar en el suelo la planta del decorado y luego
ir añadiendo utilería y vestuario para que las acciones sean cada vez más parecidas a las que
tendrán lugar en escena. Otra opción es realizar un símil de decorado que se parezca lo más
posible al definitivo o contar directamente con parte de la escenografía. Si la escenografía es
complicada y contiene accesorios como practicables, rampas altas, escaleras con pendiente o
arneses, es conveniente que los intérpretes empiecen a ensayar en condiciones parecidas lo
antes posible. Lo mismo sucede con el vestuario, especialmente si este es de época,
complicado, con muchos accesorios o difícil de llevar.
2. Tipos de ensayos
Durante los ensayos se levanta la puesta en escena. Es una fase sobre la que solemos hablar
en general, pero cuya actividad puede dividirse en varias etapas. Suelen distinguirse un
periodo de primeros ensayos o ensayos de mesa, otro periodo medio de ensayos o ensayos
avanzados, los ensayos técnicos y el ensayo general.
Llamamos primeros ensayos o ensayos de mesa a las primeras reuniones, a las citas
dedicadas a lectura del texto, partituras o guiones, donde se discuten y toman algunas
decisiones y se precisan cuestiones sobre la dramaturgia de la obra. Las primeras sesiones de
ensayos están dedicadas fundamentalmente a la interpretación y, por tanto, no suele ser
necesaria la presencia de personal técnico. De hecho, el primer ensayo se dedica a que
dirección exponga las ideas generales, su intención dramática. Normalmente se realiza una
lectura de la obra y se procura el acercamiento de los intérpretes y de todo el equipo artístico.
Tiene lugar lo que se denomina lectura blanca, también conocida como mesa italiana. Se trata
de una lectura rápida de todo el texto, que tiene lugar alrededor de una mesa o en círculo, en la
que simplemente cada uno lee su papel. Fundamentalmente, sirve para conocer las acciones y
la trama y ver cómo suenan las frases de cada personaje en la voz de su intérprete. También
para que dirección dé las primeras pautas sobre las que trabajar y determine el sentido de lo
que se quiere contar y cómo cree que se debe hacer. La lectura en voz alta puede dar pie a
cambios en el texto. Una vez se empieza a trabajar, se suelen eliminar los cortes
preestablecidos, se fijan otros más convenientes y se da libertad a los intérpretes para que
realicen la lectura. Todo para provocar una primera impresión general. Más adelante tienen
lugar las lecturas intencionales, el análisis dramatúrgico del texto, el establecimiento de los
objetivos de cada uno de los personajes y la exposición exhaustiva del compromiso estético
de la dirección, es decir, las premisas que guiarán la puesta en escena. Dirección guía a los
intérpretes para encontrar la motivación, descubrir al personaje e incorporar las
características oportunas. Se examinan las escenas una por una y se analizan sus posibilidades.
En este momento, se presentan a dirección los bocetos escenográficos y de vestuario y se
inician distintos debates técnicos y artísticos. Prosiguen las lecturas interpretativas del texto.
Se trabaja la voz, la entonación, el ritmo y las pausas. Mientras dirección trabaja la
interpretación, los distintos equipos desarrollan lo que se les ha encomendado en relación a
escenografía, vestuario, iluminación, sonido y proyecciones si las hubiera.
Una herramienta útil para empezar es realizar lo que llamaremos desglose de
cuadros/escenas/personajes, un esquema que sirve para conocer todas las intervenciones del
equipo artístico sobre el escenario de un solo vistazo.1
Hablamos de periodo medio de ensayos, ensayos avanzados o de puesta en pie a los
dedicados a señalar los movimientos y aprender texto, coreografía y acciones. En ellos se van
tomando las decisiones finales de movimiento (interpretación) y efectos (iluminación, sonido,
tramoya...). Es entonces cuando el libro de dirección empieza a tomar forma.
Entendemos por ensayo técnico aquel que incorpora aspectos técnicos de iluminación,
sonido, escenografía y proyección, entre otras cuestiones. Durante este periodo, lo prioritario
son los efectos de maquinaria, luces y audiovisuales. Sirve para ajustar toda la parte técnica
del espectáculo y ver si lo que se ha pensado funciona bien y entra en el momento justo. Para
ensayarlos, es habitual que se vaya directamente al momento en el que tiene lugar en el libreto
o guion. Para que el ensayo técnico sea todavía más fructífero se repetirá con intérpretes. Es
entonces cuando se ajusta del todo en lo que llamamos pasada técnica con reparto.
Por último, un ensayo general consiste en la representación de la obra o en la realización del
espectáculo tal y como va a tener lugar, aunque sin público2, así que se evitará cualquier
interrupción y, aunque algo falle, la acción deberá continuar tal y como se haría si fuera una
función cualquiera. Es bueno planificar varios ensayos generales para corregir todos los
problemas de ritmo y conjunción de elementos. Si es posible, se programa incluso a la misma
hora que tendrá lugar la representación.
En cualquiera de los casos, igual que el día del estreno y las demás representaciones, antes
de empezar se realizará una pasada técnica y se darán los avisos necesarios para que todo esté
preparado antes de la actuación, siempre recordando el tiempo que queda para que esta tenga
lugar.
Respecto al lenguaje utilizado durante los ensayos, diremos que una pasada es la última
revisión técnica realizada antes de comenzar una representación, mientras que una llamada
será cada uno de los avisos realizados a los equipos técnicos y artísticos sobre el tiempo
exacto que falta antes del comienzo del espectáculo.
3. Convocatorias y tablillas
La tablilla es un instrumento de comunicación y también de disciplina para todo el personal
que participa en el espectáculo. Es un documento que se redacta diariamente y con el que se
realizan las convocatorias a los ensayos y luego a las representaciones que se celebren.
La tablilla describe de forma muy esquemática el trabajo a realizar. En ella se establecen las
necesidades técnicas y se apuntan las incidencias que se han producido durante la jornada.
Además, se utiliza para comunicar a todos los cambios en la planificación y las notas de
producción o dirección que afecten al desarrollo del trabajo, es decir, cualquier información
que se quiera hacer llegar a los equipos técnico y artístico.
Lo normal es que durante los ensayos el libreto se rompa y divida en función de las
necesidades de ensayo, una actividad que hace normalmente dirección. Si esto no es así, la
división para los ensayos se hará igualmente —quizá por regiduría o ayudantes. Esto quiere
decir que en la convocatoria se intentarán ensayar acciones que se desarrollen entre una
entrada y salida de personajes y otra (en lo que se conoce como división a la francesa) o bien
en acciones principales.3 Una vez se hayan ajustado todos los elementos que correspondan a
las páginas señaladas, se pasa a la siguiente. Es útil entonces tener un modo de enumerar todo
lo ocurrido en los ensayos. Podemos resumirlo en una hoja que llamaremos memoria o informe
de ensayos, en el que expondremos todas las decisiones tomadas y las páginas, escenas o
cuadros sobre los que se ha trabajado.
No hay un modelo fijo de tablilla y sí muchos diseños, pero todos contienen la misma
información, que debe exponerse de forma sencilla y clara. Entre otras comunicaciones, una
tablilla puede incluir qué escenas o parte del espectáculo se trabajará en la siguiente
convocatoria, cuáles son los horarios y a quiénes afectan, amonestaciones (ausentarse, faltar o
llegar tarde a los ensayos suele aparejar una sanción por parte de dirección) o propuestas para
solucionar los problemas que hayan aparecido en sesiones anteriores, además de notas
generales.
La tablilla suele realizarla regiduría cada día y debe ser consultada al terminar el ensayo o
la representación para comprobar a quiénes se cita al día siguiente y para qué. El primer día
de ensayo hay que indicar a todos los equipos el lugar donde estará colgada. Si el grupo
trabaja junto por primera vez, es preciso que se establezcan una serie de normas para la
lectura de la tablilla, así como las reglas a seguir durante los ensayos.
Si no se utilizan tablillas, se deberá estructurar una forma de citaciones y órdenes de trabajo
para el personal técnico y artístico. Estas órdenes deberán especificar la hora, el lugar de
convocatoria y la tarea concreta a realizar.4
Bibliografía
Dorrego, L. (1996). Dirección escénica. Madrid: La Avispa.
Segura Celma, V. (2004). Regiduría ¿Arte o técnica? Madrid: La Avispa.
Valentín-Gamazo, T.; Navarro, G. (1998). Gestión, producción y marketing teatral. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
3 Llamamos escena francesa a la división del texto realizada de forma sutil a partir de entradas o salidas de
personajes. Esta división puede estar señalada exactamente en el texto —lo hemos visto al hablar de la estructura
externa y cuando hemos definido acto, escena y cuadro— y se hizo frecuente entre los dramaturgos franceses del
siglo XVII, cuando ni siquiera había espacios de representación propiamente dichos. Como los lugares de
representación no eran demasiado amplios ni poseían estructura como para realizar cambios de cuadro importantes,
los textos se desarrollaban en lugares más o menos fijos y era la cadena de acciones de los personajes la que
representaba los cambios en la historia. Hoy en día, cuando hay textos que no están divididos de ninguna manera en
estas estructuras ni señalan de forma tradicional las partes de la representación, podemos segmentarlos utilizando esta
misma fórmula de forma artificial para asegurar una forma más cómoda de ensayo y que cada uno de los elementos
que intervienen fluya de manera coordinada en función de un juego de acciones concreto sobre el que va avanzando
el drama.
A través de la experiencia práctica he tratado de contestar las preguntas que me he planteado.¿Qué es el teatro?
¿Por qué es único? ¿Qué puede hacer que la televisión y el cine no pueden?Dos concepciones concretas se
cristalizaron: el teatro pobre y la representación como un acto de transgresión.
2. La iluminación escénica
Para entender mejor la cadena de elementos a combinar durante la puesta en escena,
debemos conocer qué objetivos cumple la iluminación y ser conscientes de que iluminar el
escenario no es solo hacer visible la escena, sino que este aporte dependerá del género y el
carácter de la representación, entre otras cuestiones. Igualmente, los proyectores utilizados, su
emplazamiento y angulación deben servir para modelar las figuras y que el público perciba su
volumen. En definitiva, la iluminación debe contribuir mediante un juego de contras,
principales y rellenos a dimensionar las figuras. Además, y dado que la visión desde el patio
de butacas es la de un plano general y abierto, con la luz podemos y debemos hacer que el
público dirija la mirada hacia el lugar al que en cada momento sea necesario atender. Se
puede hacer seleccionando áreas concretas o jugando con las intensidades y las direcciones de
la luz en diferentes zonas. Pero, sobre todo, la iluminación en su conjunto debe contribuir de
forma especial a crear el ambiente adecuado a cada parte del libreto y a la dramaturgia que
desarrolla la puesta en escena. Es la luz la que sugiere el momento del día en el que transcurre
la escena, la tensión de un momento dado e incluso el lugar concreto en el que nos
encontramos. De hecho, actualmente la luz se ha convertido prácticamente en una forma de
escenografía, ya que construye espacios y es capaz de transformar el mismo lugar, un
escenario casi vacío, en cuadros totalmente distintos.
El proceso de diseño se inicia con la lectura de la obra y su análisis, pero su puesta en
práctica no tiene lugar hasta que no ha terminado el resto de los equipos, porque debe
realizarse en función de la escenografía y el vestuario. Con el estudio del texto se sitúa la
historia en un tiempo y un lugar. Después, se anotan las impresiones relacionadas con la
dramaturgia que debiera cumplir la iluminación a partir de las instrucciones expuestas por
dirección. El tipo de espectáculo, el género, el lugar de representación y cómo será finalmente
el movimiento de los actores y el decorado son elementos fundamentales para el diseño y la
colocación final de las luces. Precisamente por eso, se recomienda facilitar muestras de
tejidos de los telones y gasas del decorado y vestuario para estudiar cómo incidirá sobre ellos
la luz, además de planos de la escenografía (plantas, alzados, secciones) para conocer formas
y volúmenes.
Para organizar el trabajo resulta práctico dividir el escenario en zonas y términos de
actuación y establecer un orden racional a la hora de colocar los focos sobre plano. Para el
diseño de iluminación es imprescindible llevar un control. Para eso se utiliza una serie de
documentación que facilita las anotaciones y la consulta de las decisiones que se han tomado.1
Pero si hay una herramienta básica en iluminación, es el plano de luces. Un plano de luces es
un dibujo en planta de la escena en el que aparecen todos los proyectores y puntos de luz que
se emplean en el lugar exacto en el que deben ir situados. El plano recoge, además, las varas
de luces y todos los soportes y estructuras que vayamos a utilizar, reflejando la altura respecto
al suelo del escenario y la distancia desde el proscenio. Cada foco llevará una información
sobre el número de circuito, color de filtro, canal, accesorios.... De hecho, lo normal es que se
coloque el dibujo del proyector y al lado dos números que corresponden a circuito y color de
filtro. Se añade también una leyenda que sirve para interpretar correctamente la simbología
utilizada: tipos de proyectores, cantidad, etc. El plano de iluminación es la herramienta
fundamental para iniciar las tareas de montaje, aunque puede que entonces sufra
modificaciones. Una vez finalizado el montaje se elabora un plano definitivo con todos los
cambios realizados respecto al original.
En cuanto al apartado técnico, el equipamiento lo componen todas las estructuras que
permiten el emplazamiento, los proyectores, los aparatos de regulación (fundamentalmente
dimmers) y la mesa de luces. Llamamos estructuras a todo elemento usado para colgar o
emplazar proyectores de iluminación, ya sea en teatros o en montajes al aire libre. Consisten
básicamente en uno o más tubos redondos de hierro o aluminio cuyo diámetro es ligeramente
menor que las garras de los proyectores. Entre las estructuras más usadas tenemos: la barra o
vara de luces, que se dispone sobre el escenario o en el exterior de los palcos (la llamamos
entonces vara de palco), el soporte de suelo, el brazo, el trípode, la garra de palco, la torre de
calle (emplazadas en las calles y utilizadas para la iluminación lateral) y el truss. Los
sistemas para elevar estas estructuras son muy variados. Entre ellos destacan: la barra o vara a
peine por contrapesados, el polipasto, el motor y las torres, además de los elevadores. Buena
parte de estas estructuras están electrificadas y a sus circuitos se enchufan los proyectores o
focos.
Un proyector de iluminación es la combinación de una lámpara, un reflector y una caja. Son
las características de estos tres elementos los que dotarán a la luz de una determinada
particularidad. Para que te sea más fácil seguir las operaciones técnicas relacionadas con la
iluminación, es bueno conocer los proyectores más característicos y sus utilidades.
Descripción Tipo de luz y uso Tipos
Panorama o cuarzo
Par o botes
PC
Fresnel
Recorte**
Móviles
Utilizados especialmente en
musicales y conciertos.
• De espejo: incluye iris,
selector de colores, generador
de gobos y posicionador del
haz.
• De cabeza móvil: además de
lo anterior, permite giros en
Foco robotizado que pueden ser programado para efectuar Es el aparato que da más juego y horizontal (pan) y vertical (tilt).
movimientos y cambios de color y formas. Se monta sobre el que más tipos de luz y efectos Además, las cabezas móviles
una base y en su interior la luz atraviesa una serie de puede ofrecer en función de su pueden dividirse en:
dispositivos. programación. • Wash. De poco alcance y gran
luminosidad; permite hacer
grandes baños de luz y
cambios de color.
• Spot. Permite hacer formas y
dibujos.
• Beam. De largo alcance; es
capaz de realizar haces
estrechos y variables.
Tipos de proy ectores más usados en escénicas.* Tanto en el fresnel como en el PC, cuando la lámpara y el reflector se desplazan hacia atrás en posición spot, la luz se concentra, y cuando ambos elementos se aproximan a la
lente en posición flood, la luz se dispersa.** Dentro de la familia de los recortes encontramos los llamados cañones, diseñados para iluminar desde fuera de escena. Suelen incorporar cambios de color manuales o automáticos e
iris. Se montan sobre trípodes para facilitar su manejo y su uso más común es el seguimiento y realce de personajes sobre el escenario, para lo cual se colocan en posición frontal.*** Las cuchillas nos permiten recortar la luz
con líneas rectas, y el iris hace lo mismo que el diafragma de una cámara fotográfica, nos permite reducir el tamaño del haz. Los gobos son pequeños discos con formas recortadas utilizados para proy ectar motivos concretos o
crear texturas.
3. La sonorización
Entre los objetivos de la sonorización está la amplificación de las voces. Se trata de elegir y
distribuir los elementos necesarios para cubrir las zonas donde la propagación del sonido es
insuficiente o la reverberación da lugar a una falta de inteligibilidad. Además, mediante la
inserción y el envío de efectos y música ampliamos las funciones del sonido teatral, entre
otras: crear espacios sonoros concretos que dimensionan la puesta en escena y su espacio,
recrear un ambiente específico y proporcionar la atmósfera adecuada para que el espectador
reaccione de la manera que el espectáculo plantea.
Igual que pasa con los demás elementos escénicos, como la escenografía o el vestuario, el
sonido puede potenciar el realismo de la situación y también determinar geográfica, temporal
o culturalmente la trama. Pero un planteamiento sonoro completo también generará otros
elementos, por ejemplo, aquellos que tengan que ver con la construcción del personaje o con
el desarrollo de la trama. Así, un efecto o una música determinada puede ayudar a la creación
de un personaje de una forma directa o sutil. Del mismo modo, puede describir estados de
ánimo, desarrollar espacios o vivencias originales. En cuanto al desarrollo de las escenas, la
música y los efectos pueden enfatizar acciones, proporcionar relajación o suspense e incluso
propiciar rápidas transiciones de tiempo y lugar.2
Además de la amplificación y la ambientación, el equipo de sonido cumple otra función no
menos importante, que es procurar el contacto entre los técnicos durante el espectáculo. Así,
todo equipo de sonido incluirá un apartado complementario para poder comunicar a los
técnicos entre sí y a los artistas con regiduría si se necesita. Los más habituales suelen ser los
intercom y la megafonía.
Además, sería imprescindible conocer cómo se propaga el sonido en los distintos espacios
donde puede tener lugar un espectáculo para así saber cómo actuar en cada caso. Cuando
emitimos un sonido en un recinto cerrado este se propaga en todas direcciones; parte de él irá
directamente al oyente y el resto se dirigirá a las paredes y el techo. Dependiendo del material
con el que estén recubiertas estas superficies, el sonido se reflejará o será absorbido. El
oyente recibirá primero el sonido directo y después el de las distintas reflexiones. Este último,
al unirse al primero, aumentará su nivel, y esto ayudará a la propagación, que no descenderá
tanto al alejarnos de la fuente como en campo abierto. El problema surge a causa del tiempo
que transcurre entre el sonido directo y el reflejado. El cerebro, cuando recibe un sonido y su
reflexión con una diferencia inferior a 50 milisegundos, lo interpreta como un sonido que se
prolonga, es lo que se llama reverberación, un efecto que se puede utilizar para incorporar el
espacio de representación a la cadena de sonido (puesto que el sonido cambia dependiendo de
dónde tiene lugar, la sensación puede mantenerse sacando partido de la reflexión de la sala y
su reverberación natural o añadiendo un efecto que la transforme). Sin embargo, cuando la
diferencia es mayor, lo interpreta como dos sonidos independientes y aparece el eco. La
inteligibilidad desciende cuando aumenta el tiempo transcurrido entre el sonido directo y el
reflejado, cuando aumenta la diferencia entre los distintos rebotes o cuando el número de
rebotes es muy elevado. Así, observaremos que en locales grandes o excesivamente
reverberantes es probable que el sonido sea menos inteligible. En estos casos se mejora la
acústica estudiando los caminos por donde la reflexión recorre distancias más largas,
generalmente techos y paredes traseras del patio de butacas, que se tratan con materiales
absorbentes para evitar las reflexiones o que estas se hagan demasiado evidentes. Además, el
tiempo de reverberación hay que adecuarlo a la actividad que se va a realizar en el local, pues
no es lo mismo la reverberación para la música que para el diálogo del espectáculo.
En cuanto a la resonancia, ocurre en locales pequeños bajo el mismo principio de los
instrumentos musicales. Algunos locales funcionan como si fuesen cajas de resonancia de baja
frecuencia en las que cualquier sonido grave tiende a aumentarse. La solución del problema
también pasa por utilizar material absorbente. El último de los supuestos sería un espectáculo
al aire libre. Aquí el sonido se verá atenuado con la distancia. Para corregir esta situación
tenemos distintas posibilidades, por ejemplo, montar el escenario delante de una superficie
para recuperar mediante la reflexión el sonido que perderíamos por detrás.
La utilización de equipos de sonido en teatro tiene como objetivo principal cubrir zonas
donde la propagación sonora es insuficiente, bien porque se encuentran lejos de la fuente, bien
porque el sonido reverberante hace que baje la inteligibilidad. Si hablamos de equipo básico,
debemos destacar, en primer lugar, tres grupos de altavoces destinados a reforzar el sonido
orientado al público, definidos como public address (PA). Llamamos así al sistema de
refuerzo de altavoces empleado para dirigir el sonido al público. Suele ser el sistema que más
potencia emplea y el que más elementos tiene, ya que debe cubrir áreas amplias, adaptarse al
lugar y solventar el índice de absorción que pueden acarrear los espectadores. Destacamos:
• Los altavoces L y R (izquierda y derecha), con los que se dirige el sonido al público y se
identifica la dirección de la fuente sonora.3
• El envío central, que son los altavoces colocados en altura en el centro de la embocadura y
sobre el escenario. Su objetivo es disimular que el sonido se ha realzado e impedir que se
distinga si este viene de los intérpretes o de los altavoces.
• La línea de retardo o delay, utilizada para resolver el problema de que al público más
alejado del escenario le lleguen dos sonidos diferentes de la misma fuente. Porque al situar
altavoces en la parte trasera, los espectadores de esa zona, que están más alejados, oirán
primero lo que sale de estos y después la línea principal. El problema se soluciona dando un
retardo al sonido que va a ser emitido por los altavoces colocados fuera de la línea del
escenario. Este retardo estará relacionado con el tiempo que tarda el sonido en llegar desde
la línea de escenario hasta la otra línea.
Por otro lado, tenemos lo que se conoce como backline o línea trasera. Llamamos backline a
todo aquel instrumento o equipamiento de sonido que se necesita sobre el escenario, desde
microfonía a instrumentos musicales, pasando por los monitores. Los monitores contrarrestan
el sonido de la PA sobre el escenario, normalmente tienen forma de cuña para pasar más
inadvertidos y se montan mirando a los intérpretes.4
Lo habitual es que el teatro de texto no necesite demasiada microfonía. Sin embargo, para
reforzar las voces en salas grandes se ajustan en proscenio micrófonos cardioides. Los
micrófonos inalámbricos, especialmente de diadema o corbata, son también muy utilizados,
sobre todo en musicales.5
4. Las proyecciones
Cada vez es más habitual que los espectáculos y los eventos en directo se acompañen de
proyecciones de fotografías o imágenes en movimiento que apoyan la puesta en escena. En
contra de lo que pudiera parecer, el recurso cinematográfico no es nuevo en las artes
escénicas, sino que se inició con las vanguardias de los años veinte6 hasta hacerse
imprescindible durante el siglo XX. A este recurso se le suele llamar vídeoescenografía, y
sigue los mismos principios de realización que cualquier proyecto audiovisual. Los vídeos y
proyecciones utilizados durante la representación son encargados a un equipo específico,
normalmente vinculado a la escenografía, que trabaja siempre bajo las instrucciones de
dirección. Estas videocreaciones, que proporcionan una escenografía virtual, enmarcan la
trama, desarrollan la dramaturgia del espectáculo y diversifican los puntos de vista sobre la
acción que tiene lugar sobre el escenario, aportando un carácter más cinematográfico a la
historia. Sus funciones pasan por presentar una realidad objetiva, desentrañar el desarrollo de
la acción, sustituir a la escena o actuar como narrador, acompañante o introductor dando
explicaciones sobre lo que ocurre.
El uso de imágenes en los espectáculos aporta un ilimitado potencial creativo a la puesta en
escena y reduce el coste de decorados y los problemas de montar y desmontar elementos
corpóreos. En una representación o evento pueden integrarse dos tipos de imágenes: fijas
(sean fotográficas, dibujadas...) o en movimiento (imagen real, de síntesis...); las dos definidas
por los parámetros típicos de plano, ángulo y composición, y en el caso de las imágenes en
movimiento también por el montaje. En ambos casos pueden ser figurativas, abstractas o
textuales cuando se refieren a palabras o gráficos.
El recurso se presenta de dos formas: como proyección o como retroproyección. La imagen
es fijada sobre un elemento que puede ser una pantalla, un ciclorama o un elemento
escenográfico... pero también una cortina de humo o agua; utilizando distintos métodos, como
diapositivas, proyectores de vídeo o, en el caso del teatro de sombras, un objeto opaco
delante de un foco luminoso. La proyección frontal tiene la ventaja de que no requiere un
espacio adicional detrás de la superficie sobre la que se proyecta, y además la imagen suele
ser más nítida. Por su parte, la retroproyección es más cómoda para los intérpretes, pero se
necesita un fondo adicional por detrás y puede resultar menos nítida y algo más oscura, pues
tiene que atravesar la superficie donde se proyecta, por lo que debería utilizarse en
combinación con pantallas especiales y elementos traslúcidos. Una tercera forma de llevar
imágenes a la escena es a través de su emisión en pantallas de televisión. En todos los casos
referidos las imágenes pueden ser grabadas con anterioridad o generadas en directo. Para esto
último se necesitará un equipo más sofisticado que incluirá cámaras y mezcladora de vídeo.
Sea como sea, tendremos que tener en cuenta la inclusión de imágenes y su fórmula de
intervención, los tiempos y acompañamientos, el orden que mantendrán y si hay o no
interacción con los intérpretes. Para el control de proyecciones, pero también de sonido e
iluminación, se ha extendido el uso de software especializado. Estos programas permiten
gestionar varias señales y manejar la secuencia de archivos necesarios en función de nuestras
necesidades, programar cada efecto y utilizar la secuencia cada vez que se realiza la
representación.
5. La mesa de regiduría
El lugar desde donde realizamos el trabajo de regiduría depende tanto del lugar de
representación, es decir, del tipo de teatro o auditorio en el que trabajemos, como de las
necesidades técnicas y artísticas del espectáculo o evento en el que participamos.
Es habitual disponer de un espacio en un lado del escenario, normalmente en uno de los
hombros, si bien en ocasiones regiduría se sitúa en la cabina de control con el resto del equipo
técnico o en otro lugar donde sea necesaria su presencia. Si se cuenta con un equipo de varias
personas, es frecuente que estas se repartan entre distintas posiciones. Sea en uno de los
hombros del escenario o en la cabina de control técnico, para que el trabajo de regiduría sea
más cómodo se utiliza lo que se llama mesa de regiduría. Cuando hablamos de mesa de
regiduría no nos referimos literalmente a una mesa (incluso puede no haberla). Simplemente
llamamos mesa de regiduría a la zona desde la cual se realiza la coordinación del espectáculo
o evento y donde se disponen todos los elementos necesarios para realizar el trabajo. Lo
principal es tener un apoyo para el libreto, el libro de regiduría, las partituras... También se
dispone de una lámpara regulable, cronómetros —a poder ser dos: uno para el tiempo total y
otro para tiempos parciales—, reloj, teléfono y un sistema de intercomunicación. Desde allí
podremos comunicarnos con todo el personal técnico que intervenga, tanto durante los ensayos
como en las representaciones.
Bibliografía
Labra, J. M. (2008). Regiduría. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
Larriba, M. A. (2000). Sonorización. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
López Sáez, J. M. (2000). Diseño de iluminación escénica. Madrid: La avispa.
Moreno, J. C.; Linares, C. (1999). Iluminación. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
1 Algunos de los documentos propios de iluminación son las hojas de movimiento (donde se dibujan los movimientos y
posiciones de los intérpretes y la escenografía, así como un resumen de lo que sucede en la escena a medida que se
ensaya), las hojas de dirección (en las que aparece la dirección de los aparatos y una información mínima como
número de canal, tipo de foco, potencia, color, enfoque...), las hojas de efectos (que enumera cada efecto —también
llamado memoria, preset o cue—, es decir, cada cambio de luz) y las hojas mágicas (un listado detallado con la
máxima información de todos los proyectores y su actuación). Aunque existen modelos de todos estos documentos, el
software de las mesas de luces suele dar posibilidad de imprimir información con todos estos detalles.
2 Un sonido, una canción, una melodía o un efecto puede funcionar como leitmotiv, haciéndose recurrente y sirviendo
como creación e identificación de personajes, lugares y acciones.
3 Hay diversa nomenclatura para llamar a los altavoces. Un cluster, por ejemplo, es un grupo de altavoces dispuesto
en forma de racimo, mientras que un array es un sistema de altavoces alineados normalmente volados y acoplados
entre sí para formar una estructura compacta en línea.
4 Cuando en el escenario hay instrumentos que emiten con muy diferentes intensidades, es necesario no solo
compensar la PA, sino además compensar el sonido entre los distintos instrumentos, lo que en ocasiones puede llegar
a ser muy complejo y obliga incluso a tener una mesa de mezclas independiente para monitores.
5 En estos casos, la ocultación del micrófono es esencial, y es habitual hacerlo en el pelo, sobre la frente o bajo la
peluca.
6 Aunque Meyerhold ya introdujo proyecciones en algunos montajes de 1924 para indicar por ejemplo intertítulos, fue
Piscator quien definitivamente utilizó las proyecciones con todo su potencial escénico, dándoles un valor propio y
sentido dentro de la puesta en escena.
Capítulo VII
El espectáculo en gira
—En este oficio hay malas rachas.— Esto no es un oficio. Somos vagabundos.
1. Conocer el espacio
Como hemos visto anteriormente, un lugar de representación puede ser un pequeño local, una
sala, un estudio, un teatro a la italiana, un moderno auditorio, la calle, una plaza... En todos
coincide un mismo principio, un espacio diáfano para representar. Una vez encontrada la
forma de representación y su vinculación a un tipo de espacio, el proyecto se desarrolla en
torno a él. Los decorados adquieren sus medidas, el movimiento de los actores y actrices se
amplía o recorta según el tamaño del escenario, la luz enmarca la escena de una manera
concreta o selecciona una parte dependiendo igualmente de lo grande o pequeño que sea el
escenario, el diseño de sonido se elige y usa en función del tamaño del local... Todos los
detalles del montaje se realizan pensando en un espacio concreto o al menos en un tipo de
espacio. Sin embargo, hay un detalle a tener en cuenta. Si el objeto de la mayor parte de los
espectáculos es realizar una gira, eso significa que deberá visitar y representarse en espacios
distintos; entonces, ¿cuál es la solución? Lo más importante es reconocer y elegir para la gira
espacios de representación que tengan las condiciones adecuadas para acoger el espectáculo,
pero también que el propio espectáculo sea lo suficientemente flexible como para poder
admitir la adaptación a espacios diferentes sin perder ninguno de sus criterios artísticos. Por
eso el primer paso para la preparación de una gira debe ser conocer los espacios donde la
obra se va a representar. Esa recogida de información debe incluir como mínimo dos
apartados. Por un lado, el tamaño del escenario, y más concretamente sus medidas de ancho,
fondo y abertura de boca. Por otro, el equipamiento de maquinaria, iluminación, sonido y
proyección del que dispone.
A partir de aquí, y si el espacio cumple con los condicionantes mínimos para poder acoger
el espectáculo, comienza toda una serie de procedimientos para procurar la adaptación: ajuste
de medidas, correspondencia de efectos con la maquinaria disponible en el teatro y listado del
material complementario necesario. Las obras más difíciles de adaptar son aquellas que
mueven mucha escenografía y sus efectos de maquinaria son complicados. Por el contrario, las
más fáciles son aquellas que usan una escenografía alusiva, es decir, metafórica, de pocos
elementos, centrada en la iluminación y la utilería o las que desarrollan escenografías
virtuales o videoescenografías.
2. Condiciones técnicas. Ficha técnica y rider
Llamamos ficha o condiciones técnicas de un espectáculo a la descripción completa de los
requisitos imprescindibles para el montaje de un espectáculo. Su redacción es esquemática y
directa, pero debe incluir todos y cada uno de los detalles técnicos necesarios para la
representación. La ficha técnica reúne las condiciones de iluminación, sonido, tramoya y
proyección, y es enviada al espacio escénico antes incluso de decidir su contratación y
después para realizar los preparativos necesarios.
La primera información que incluye una ficha técnica es la relacionada con el espacio
escénico. Se exponen primero las dimensiones mínimas requeridas. Más concretamente se
determina el ancho de las paredes, la distancia de boca a fondo y la distancia a peine en
metros, para luego subrayar aspectos relativos a la cámara negra, los telones o el número de
cortes necesarios. Además, se deben resaltar todas las cuestiones relacionadas con la
escenografía, describiendo la disposición de las estructuras principales y el juego de
mobiliario si lo hubiera, así como los detalles de utilería de decorado si fueran importantes.
Igualmente, la ficha técnica debe incluir información sobre iluminación, sonido y proyecciones
audiovisuales. Para estos detalles se pueden añadir las tomas de corriente mínimas para cada
uno de los servicios y el total de potencia necesaria. El mismo documento recomendará la
colocación de los controles técnicos y el número y ubicación de los intercomunicadores
necesarios.
El material de iluminación debe quedar desglosado. Hay que describir el tipo de proyector y
el número requerido, así como filtros y accesorios. Lo mismo ocurre con el de sonido. Este
listado debe señalar su acometida, potencia, número de altavoces, modelos y líneas de
micrófono, conexiones y canales. En ambos casos se debe concretar todo el material
necesario, cuál es aportado por la compañía y cuál se necesita que proporcione el teatro. El
mismo documento tiene que resumir cómo será el proceso de carga y transporte, facilitando,
entre otras cuestiones, la identificación de los vehículos mediante el modelo, dimensión y
matrícula. También debe incluir el personal requerido para la descarga, montaje, desmontaje y
carga de todo el material que transporten o sea utilizado en la representación. En este
apartado, se señala desde qué hora es necesario el teatro para iniciar el montaje. También
cuántas personas se necesitan, especificando las labores en las que intervendrán: maquinistas,
electricistas, sonidistas, carga o auxiliares, además de todo el plan de trabajo. Igualmente, se
definen las necesidades de personal durante la representación. En la ficha técnica se añaden
detalles de producción como el apoyo a la representación y se da cuenta de los fungibles y
peticiones de la compañía por función. Algunas de estas peticiones pueden consistir en
bebidas, mesas, sillas para colocar la utilería de mano, el número de camerinos que se
necesitan, con qué deben estar equipados o si se precisan servicios adicionales como sastrería
o tintorería.
Esta documentación será redactada siempre con una plantilla que facilite su lectura y, si es
posible, alguna fórmula de identificación de la empresa a la que pertenece. En su redacción se
utilizará un lenguaje apropiado y técnico. El objetivo de la ficha técnica es que una compañía
pueda encontrar un teatro acorde a su espectáculo u ofertarlo y que un teatro esté preparado
para recibirlo.
Por otra parte, la ficha técnica de un teatro es una información pública a la que puede
acceder todo el mundo, pero fundamentalmente se proporciona a las compañías y artistas que
lo solicitan o que tienen previsto actuar en ese espacio con objeto de que sepan con qué
material pueden contar para su representación y qué posibilidades técnicas posee el recinto.
Esta información incluye, entre otras cuestiones, detalles generales —cómo es la sala, aforo y
cómo están distribuidos los asientos— y específicos —equipamiento de iluminación, sonido,
intercomunicadores, etc. En la misma ficha se exponen, además, las dimensiones del espacio
escénico, la capacidad de la caja escénica y el vestido escenográfico, detallando elementos
como los juegos de patas, bambalinas o foros con sus colores, el tipo y tamaño de los
cicloramas, cómo es el telón de boca, de cuántos tiros se dispone y sus tipos e incluso si hay
foso de orquesta y qué prestaciones tiene. Si el escenario tiene pendiente es importante avisar
a la compañía de que deberá tenerlo en cuenta para adaptar los decorados (pues normalmente
se idean para escenarios con pendiente cero). Por supuesto, se señala específicamente el
equipamiento de iluminación, sonido y audiovisual. El teatro proporciona información sobre
el número y ubicación de las varas electrificadas, los lugares en los que se reparte la
acometida eléctrica, la potencia de esa acometida, el tipo de conexión, el tipo y número de
proyectores, cableados, estructuras, el número de circuitos, canales del dimmer y potencia por
canal. Se da la marca, modelo, características y números de canales de la mesa de luces y
también los de las etapas de potencia y cajas acústicas, monitores, tipos de lectores de sonido,
microfonía, cableado y demás accesorios de sonido. Asimismo, se añaden cuestiones
relacionadas con el número de camerinos, su distribución, servicios y las formas de acceso
del material al escenario.
Las fichas técnicas de los recintos teatrales facilitan la labor técnica de las compañías. Sus
especificaciones sobre medidas y componentes, especialmente las relacionadas con escenario,
tramoya y sistemas de iluminación y sonido, son comparadas con las necesidades de la
representación. Tras esa comparación, se determina qué material del teatro sirve para el
espectáculo y qué material debe transportarse hasta allí, bien porque lo aporte la compañía,
bien porque se alquile para la ocasión.1
Para el traslado de material, son muy utilizados los baúles, cajones y contenedores de
aluminio, llamados también flight case, fáciles de manejar y muy resistentes. Previamente se
habrá hecho el cubicaje de todo lo que se va a transportar para saber qué tipo de vehículo es
preciso. Todos los elementos, así como cada parte del decorado, deben estar marcados. Para
marcar todos los objetos con un nombre y un número o alguna descripción, serán de gran ayuda
los inventarios realizados en las etapas anteriores. Las cajas pesadas llevarán ruedas para que
se puedan mover mejor. El vestuario puede transportarse de diversas maneras, dependiendo
del presupuesto, la fragilidad o el volumen de las prendas. Es importante que para el viaje se
coloquen los bultos del decorado, equipo eléctrico, vestuario y utilería en el orden inverso al
montaje porque esto facilitará el trabajo de descarga y montaje.
En la ficha técnica también se consignarán las actividades dividiendo la planificación en
trabajos de descarga, montaje y desmontaje, para los que se detallará el día, la hora prevista y
el personal necesario. Lo habitual es que la compañía no cuente con personal suficiente para
realizar el montaje y demande ayuda al teatro, detallando el número de personas que necesita y
para qué. Si no basta con el personal del teatro para cubrir las necesidades, a los trabajos se
suman otras personas contratadas para la ocasión, que suelen pertenecer a empresas auxiliares
especializadas. Habrá entonces un apartado específico en la ficha técnica que señalará el
personal requerido detallando si este es demandado para puestos técnicos, exponiendo
entonces el número de maquinistas, electricistas y técnicos de sonido que se necesitan, o si por
el contrario es para carga y descarga.
Es bueno que el plan de trabajo incluya la planificación tanto de la descarga como del
montaje de la escenografía y de luminotecnia, que comprenderá también dirección de focos y
programación, además de un pase técnico y algún ensayo.2 Se hace por último un recordatorio
de la hora a la que empieza la función y se termina programando horarios y personal para
desmontar y cargar de nuevo los camiones. Cuando se establecen tanto los horarios de montaje
como los de desmontaje hay que tener en cuenta las prioridades de trabajo. No trabajan juntos
luces, maquinaria y sonido. Un ejemplo: para colgar las luces es mejor que el escenario esté
despejado, así que no se puede montar iluminación a la vez que escenografía. Si el montaje se
retrasara por algún motivo, regiduría debe coordinar a los responsables de cada una de las
secciones para preparar un nuevo horario. Todos los horarios que expone la ficha técnica son
orientativos y sirven fundamentalmente a regiduría escénica y de paredes.
También es muy útil incluir un apartado que llamaremos servicio de función. En él se
detallan todos los elementos complementarios necesarios para realizar el espectáculo o que
harán más cómodo el transcurso de la representación. Una de las cosas que se debe incluir
siempre es señalar el lugar donde colocaremos las mesas de utilería. Las mesas de utilería
suelen disponerse en los hombros del teatro o entre cajas, y sobre ella se colocan todos los
objetos que intervendrán a lo largo de la función. Otros detalles pueden ser bebida, asiento
para los intérpretes o elementos fungibles. También puede advertirse el número de camerinos
que serán necesarios y cómo se repartirá el elenco entre ellos.
Por último, un bolo puede necesitar también de la redacción de lo que llamaremos hoja de
ruta, un documento en el que se desglosan de forma cronológica todas las instrucciones y
acciones básicas del viaje (este puede incluir horarios de llegada a la ciudad, inicio de
pruebas de sonido, salida del hotel hacia el teatro, etc.). Se trata de diseñar un horario lo más
detallado posible que organice las actividades del día.3
3. El montaje
Al llegar al teatro, lo primero que se suele hacer es marcar el suelo de acuerdo al plano
escenográfico de implantación. Después, lo habitual es situar las luces porque las varas
ocuparán la escena mientras se estén colocando los proyectores. Por último, se prepara el
equipo de sonido.
Cada decorado lleva un orden de montaje desglosado en el plan técnico, pero en general su
preparación depende del número de elementos que van colgados, del tipo de suelo, de las
estructuras que lo forman... Primero se cuelgan los elementos de vara (incluidos telones),
luego se trabaja el suelo, las plataformas, las rampas y las superficies especiales. Después se
colocan y fijan los demás elementos de escenografía para más tarde revisar la utilería.4 Lo
siguiente es aforar para que el público solo vea lo que está previsto.
Estas recomendaciones en ocasiones difieren si se trata de un espacio no convencional, para
el que seguramente necesitaremos más información, pues solo así será posible la adaptación
del espectáculo. En este caso hay que organizar, además, la zona destinada a público, muy
especialmente si se trabaja al aire libre. Si se trata de un espacio cerrado, es un trabajo fácil,
la disposición y accesos son los que hay y ya está, que estén a punto forma parte del
mantenimiento habitual que realiza el teatro. Pero la cosa cambia si se trata, por ejemplo, de
un espectáculo al aire libre, donde por lo pronto la ubicación del público no es siempre la
misma. Para los escenarios al aire libre se hacen necesarios otros trabajos, como la revisión
del terreno (la zona del escenario debe estar nivelada y el terreno duro, y si no es así, poner
los materiales necesarios para que lo sea), la comprobación del entorno (si habrá suficiente
visibilidad y si se puede obtener electricidad u otros suministros) o tomar precauciones en
caso de que las condiciones atmosféricas no sean favorables (por ejemplo, en zonas donde hay
mucho viento se aseguran los montajes). Además hay que supervisar la colocación de las
sillas y gradas si las hubiera, cerrar el espacio, organizar los accesos, controlar los montajes
encargados a empresas contratadas... También hay que situar los camerinos y los controles
técnicos de luz y sonido, prever las salidas de emergencia, la atención médica, si se necesitan
aseos y dejar una zona de almacenaje.
Cuando se prepara una actuación o un evento al aire libre se habla de arquitectura efímera
para el espectáculo. Nos referimos a todas las estructuras desmontables o arquitecturas ligeras
que nos permiten albergar una actuación o una presentación en espacios no acondicionados.
Las podemos dividir en:
• Sistemas tradicionales. Entendemos por sistemas tradicionales las tarimas, los entoldados y
las carpas.5
• Estructuras ligeras. En las estructuras ligeras distinguimos los escenarios de andamio, los
rematados por trusses y los de mecanotubos o andamios metálicos.
• Escenarios modulares. Lo más habitual es combinarlos con estructuras ligeras. Se trata de
módulos hechos a medida con medida fija o diseños con alturas variables, desniveles o
rampas que luego se encajan en el montaje.
Si el espectáculo se realiza en un lugar público, como una plaza o una zona monumental, se
debe trabajar en él sabiendo que se utiliza para otras cosas el resto del año y que no serán
posibles algunas intervenciones.
4. Preshow
Propongamos una planificación a cumplir con las actividades a realizar justo antes de la
función:
• Dos horas antes del comienzo de la representación, se coordina la revisión de los equipos de
cada una de las secciones y se realizan pasadas técnicas. Hay que comprobar que todo el
material de iluminación funciona y verificar también las memorias de luz. Igualmente, se
repasan los elementos de sonido, los efectos especiales que se vayan a hacer y las
proyecciones que esté previsto lanzar, así como los sistemas de intercomunicación y
megafonía.
• Cuarenta y cinco minutos antes del comienzo de la representación, se comprueba que el
escenario está preparado y que el elenco y demás personal está ya en el espacio de
representación.
• Treinta y cinco minutos antes del comienzo de la representación, las luces de la sala deben
estar ya encendidas y el personal técnico en su lugar. Hay que comprobar que en galerías,
telares y foso se apagaron las luces de emergencia, para que cuando se exija oscuro este sea
total. Si está previsto que se escuche algún sonido a la entrada de público, debe empezar a
sonar ya. Si todo está en orden, se avisa al responsable de sala para que dé la entrada a
público.
• Treinta minutos antes del comienzo de la representación, se da el primer aviso a los
intérpretes informando de que falta ese tiempo para el inicio del espectáculo. Puede hacerse
en persona, que es lo habitual, o lanzar un timbre que sonará en los pasillos y en los
camerinos. Es lo que se conoce como primera llamada.
• Quince minutos antes del comienzo de la representación, se realiza la misma operación,
anunciando que falta ese tiempo para que se levante el telón. En el caso de utilizar timbre, se
darán dos timbrazos. Es lo que se conoce como segunda llamada.
• Cinco minutos antes del comienzo de la representación, lo mismo. Aviso a los intérpretes de
que quedan cinco minutos para salir a escena o tres timbrazos, señal que significará que
deben dirigirse ya al escenario.
• Tres minutos antes del comienzo de la representación, se da el aviso al público de que en
breve va a comenzar la representación o se darán tres timbrazos largos. Se da tiempo al
público para que termine de colocarse en sus asientos y a un minuto del comienzo se da un
último aviso: «El espectáculo va a dar comienzo». Cuando todos están en sus puestos, se da
orden de apagar la luz de sala.
Al final de cada representación, o antes de empezar la siguiente, se deben comentar las
incidencias surgidas. Asimismo, una vez terminada la función, se colgará la tablilla para que
todos los equipos queden informados de los pasos siguientes. Durante una gira, es habitual que
la tablilla colgada para el montaje incluya, además de esos trabajos, los de función y
desmontaje, además de los horarios a seguir después de la representación. Por tanto, no será
necesario hacer una nueva a menos que se repita la función en el mismo escenario. Entonces sí
se redactará una tablilla para el día siguiente.
Terminada la representación, se debe comprobar que escenario, cabina técnica y camerinos
han quedado en perfectas condiciones. Después hay que embalar adecuadamente el decorado,
la utilería, el vestuario y los demás enseres técnicos y artísticos que han servido para la puesta
en escena. El orden para despejar el escenario puede ser el siguiente: primero utilería, luego
vestuario y después escenografía, para seguir con luces y sonido. Hay que comprobar de
nuevo el cubicaje para saber si los bultos entran bien en los vehículos. Puede que hayamos
adquirido algo, cosa habitual a lo largo de una gira. Nos serán muy útiles los inventarios de
escenografía y utilería para realizar las operaciones oportunas y seguir el desmontaje de forma
adecuada.
Bibliografía
De León, M. (2012). Producción de espectáculos escénicos. Buenos Aires: RGC Libros.
Labra, J. M. (2008). Regiduría. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
Valentín-Gamazo, T.; Navarro, G. (1998). Gestión, producción y marketing teatral. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
2 El apartado de planificación de una ficha técnica nunca debe ser confundido con la tablilla, que debe redactarse
igualmente para comunicar a todos oficialmente las actividades a realizar.
3 La planificación mediante cronogramas a nivel interno y las hojas de ruta a nivel externo son dos documentos
fundamentales que facilitan la relación del artista con el promotor u organizador.
4 Para este paso es bueno usar el listado o pasada de utilería que habíamos redactado durante los ensayos.
5 Suelen ser las estructuras más útiles y versátiles para la celebración de eventos corporativos, ferias, congresos y
celebraciones.
Capítulo VIII
Qué es la regiduría de espectáculos
3. Tipos de regiduría
¿Es lo mismo la regiduría de un espectáculo que la de un espacio escénico? El trabajo que se
realiza siempre es de organización y coordinación, pero sus funciones dependen del espacio y
el tipo de espectáculo que se lleve a cabo. Así, los tipos de regiduría son:
• Regiduría de compañía. Es la que se realiza en relación a un espectáculo concreto y en los
términos en los que venimos hablando. Está implicada en el montaje y es la encargada de
coordinar todo lo que pasa en escena. Su papel es fundamental para que tenga lugar la
representación y es la máxima autoridad una vez se ha iniciado esta. No nos extendemos
más, pues sus funciones y conocimientos son todos los que estamos viendo.
• Regiduría de paredes. Nos referimos al personal de teatros, auditorios o escenarios en los
que tiene lugar la representación durante la gira, que actúa de nexo con la regiduría de la
compañía visitante. La regiduría de paredes no participa en la coordinación de la
representación tal y como hasta ahora hemos visto que hacía la regiduría de escena, sin
embargo, su colaboración es esencial para que quien sí cumple esas funciones durante la gira
realice su trabajo correctamente. Su labor principal es la de recibir a la compañía o al
equipo de personas que realiza el evento, coordinar el montaje, facilitar los ensayos si los
hubiera y apoyar a la regiduría principal si fuera necesario.3
• Regiduría de espacios. Nos referimos a la regiduría realizada en espacios no habilitados
para la representación. En este caso, se parte de cero. Como recordarás, el tipo de espacio
condiciona la representación y también el tipo de público. Puede tratarse de un teatro al aire
libre, una plaza, un estadio... en todos estos casos hay que preparar, construir y montar todas
las infraestructuras necesarias, desde el propio escenario hasta los soportes para luces y
sonido, camerinos, control técnico, almacenes, lavabos, etc. También hay que disponer el
espacio que ha de ocupar el público, los puntos de información y barras de restauración si
las hubiera. A las funciones habituales de la regiduría de escena en relación a la
coordinación del espectáculo se suman estas otras que tienen que ver con el lugar donde ese
espectáculo o evento se lleva a cabo.4
4. El libro de regiduría
Una vez conocidas las decisiones tomadas por dirección, debemos redactar el libro de
regiduría. Se trata de un documento en el que están descritas y resumidas todas las
instrucciones necesarias para llevar a cabo la puesta en escena.
Cada responsable es libre de escribirlo como quiera, aunque siempre tiene que tener en
cuenta que su redacción debe ser clara para que todo el mundo pueda entenderlo. En este
documento se detalla cualquier cosa que sirva para coordinar la representación, por ejemplo,
el tiempo del que se dispone entre un cambio de escenografía y otro, si los actores deben
entrar o salir y por dónde, si necesitan algún útil de atrezo para su interpretación en algún
momento, en qué momento se realizan los efectos de luz y sonido, etc.
Las principales indicaciones de dirección que hay que apuntar en el libro de regiduría varían
para cada espectáculo, pero fundamentalmente tienen que ver con:
• Pie. La frase, el momento, el movimiento, la parte del texto en el que se ejecuta un efecto, o
la entrada o salida de uno de los personajes.
• Efecto. Acompañamiento de luz, sonido o vídeo que tiene lugar en un momento del
espectáculo.
• Entradas y salidas. Entrada y salida a escena de los personajes, detallando quién se
encuentra sobre el escenario en cada momento.
• Cambio en maquinaria. Efecto de tramoya o cualquier cambio en la escenografía que vaya a
tener lugar.
• Tiempo. Intervalo del que se dispone para realizar un cambio en un momento determinado.
• Atrezo de mano. Si fuera necesario que el actor lo tuviera en su entrada a escena o en alguno
de los cambios.
• Prevención. Aviso para estar prevenidos antes de que tenga lugar alguna de las acciones
anteriores.
Una vez han terminado los ensayos, el libro de regiduría se complementa con el guion
técnico, que de manera esquemática contiene todas las acciones, pies, indicaciones y cambios
que afectan al desarrollo técnico del espectáculo. En este guion o escaleta técnica tendremos
la relación ordenada de cada una de las acciones que van a tener lugar y los personajes y
puestos que intervienen en cada momento.5 Tanto el libro de regiduría como el guion o
escaleta técnica sirven para el trabajo diario y guían a lo largo de la representación o durante
la celebración del evento. Además, constituyen la memoria del espectáculo. Puede ser
utilizado para una reposición o para que el responsable de regiduría pueda ser sustituido por
otra persona.
• Movimientos de maquinaria.
• Memorias de luz (dentro y fuera
del escenario).
• Efectos de sonido (grabado o
directo). • Señalamos cuándo se produce exactamente (es lo que
• Efectos especiales (por ejemplo, se conoce como pie de texto).*
humo). • Indicamos cuándo empieza y cuándo acaba (por
• Proyecciones. ejemplo, si se inicia una música o un ruido de fondo).
• Cambios de utilería. • Apuntamos que hay que prevenir a los técnicos.
• Cambios de vestuario, peluquería •
y maquillaje.
• Avisos a músicos.
• Entradas de actores y actrices.
• Prevenciones al equipo técnico.
Recomendaciones de anotación sobre el libreto para realizar el libro de regiduría.* Aunque lo llamamos pie de texto, puede que el pie no sea de diálogo, sino que sea de acción, es decir, que la introducción del efecto no se haga
durante un parlamento, sino durante un movimiento, acción, mutis, etc. De igual manera se considera pie, puesto que pertenece al texto.
Bibliografía
Labra, J. M. (2008). Regiduría. Ciudad Real: Editorial Ñaque.
Segura Celma, V. (2004). Regiduría ¿Arte o técnica? Madrid: La Avispa.
2 Es habitual que regiduría tome las funciones de dirección técnica si no se tiene personal en ese puesto, lo que puede
ocurrir por muchas cuestiones: el montaje no lo requiere, la compañía es pequeña, se ha decidido suprimir durante la
gira, etc.
3 Además de con la regiduría de paredes, los teatros y auditorio suelen contar con lo que se conoce como responsable
de sala, cuya función es organizar el funcionamiento de la misma. Se encargan fundamentalmente de abrir la sala al
público y controlar la entradas y salidas. En muchos teatros, regiduría de paredes también realiza este trabajo.
4 Además de todo lo referido al montaje técnico, la regiduría de espacio es la encargada de otras labores adicionales.
Por ejemplo, debe estar informada sobre los acuerdos de publicidad que afecten al espectáculo, controlar al personal
de seguridad y de limpieza e incluso coordinarse con autoridades y policía municipal para solucionar cuestiones
relacionadas tanto con el montaje y desmontaje como con los horarios, el acceso de vehículos o los permisos.
5 Para que sea más fácil, puedes probar a realizarlo de la manera siguiente. Dividimos una página en columnas
verticales, en las que tendremos en cuenta apartados como orden, acción, interviniente, decorado, luz, sonido, pantalla
y observaciones; estos valores se rellenarán siempre en orden cronológico a su aparición. Así, con un simple golpe de
vista nos haremos una idea de cómo es cada una de las secuencias y de la continuidad entre ellas. En el Anexo 7
encontrarás fichas de ejemplo.
Anexos
Fecha:
Producción
Dirección
Diseño de Iluminación
Diseño de Escenografía
Reparto
Equipo técnico
Nombre Cargo Teléfono Correo electrónico
Dirección Técnica
Regiduría
Eléctrico
Utilería
Sonido
Vestuario
PÁGINAS DE LIBRETO
Personajes Reparto
En una tabla se exponen las intervenciones de cada uno de los personajes en relación con los
cuadros en los que participan. Nos servirá para reconocer las necesidades de elenco y luego
realizar las convocatorias de ensayo con exactitud.
3. Modelo de tablilla
TÍTULO DEL ESPECTÁCULO
FECHA DEL ENSAYO PROGRAMADO
QUÉ SE VA A ENSAYAR Y DÓNDE
DIRECCIÓN:
PRODUCCIÓN:
COMPAÑÍA
AYUDANTE DE DIRECCIÓN:
REGIDURÍA:
Hora de fin
NOTAS
4. Listado de utilería
Enumerar los útiles necesarios para la representación es útil de cara al desarrollo de los
ensayos y la representación. Habrá que anotar qué personaje utiliza el objeto y, en
observaciones, dónde se encuentra o estará preparado para su entrada en escena.
TÍTULO DEL ESPECTÁCULO
COMPAÑÍA:
DIRECCIÓN:
RESPONSABLE DE UTILERÍA:
5. Listados de vestuario
Enumerar el vestuario y sus cambios nos será útil para el desarrollo de los ensayos y la
representación.
INVENTARIO VESTUARIO
CONDICIONES TÉCNICAS
1. Espacio Escénico
Ancho de embocadura
Distancia a peine
Bambalinón
Bambalinas
Patas
Color
Gasas
Concha acústica
Fondos
Cicloramas
Observaciones
2.1. Puentes
2.2. Varas
Contrapesados
Manuales
2.4. Telón de boca
Observaciones
3. Iluminación
Móviles
Recortes
PC
Fresnel
Par
3.4. Cableado
3.5. DMX
Observaciones
4. Sonido
4.1. Microfonía
Inalámbricos
De mano
De diadema
De mesa
4.2. Reproductores
4.3. Altavoces
4.4. Mesa
4.5. Ecualizadores
4.6. Monitores
4.7. Intercom
Observaciones
Tipo
Dimensión
Matrícula
5.1. Vehículos de la compañía
Acceso
5.2. Actividades
Estado del espacio escénico a la llegada de la compañía
Descarga
Montaje
Descanso
Pase técnico
Ensayo
Fin de ensayo
Limpieza de escenario
Entrada público
Función
Desmon-taje
Carga
Observaciones
6. Equipamiento no escénico
Individuales
Equipamiento
6.3. Sastrería
6.4. Lavandería
6.5. Tintorería
Observaciones
7. Servicio de función
Maquinaria
Sonido
7.3. Sillas
Observaciones
Guion técnico. Modelo 2.