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LA ADQUISICIÓN DE LOS DERECHOS ORIGINARIA Y DERIVATIVA

Se puede señalar que el vocablo “adquisición”, representa el efecto de


incorporar una cosa o un derecho a las esferas patrimoniales de una persona
por un hecho o acto jurídico.

En el derecho romano, se requerían el concurso de cuatro condiciones, a


saber: un sujeto que verifica la adquisición, un objeto de la misma, un hecho,
acto o negocio jurídico creador de la relación, y finalmente, la regla que une
lo anterior con el efecto de la adquisición.

La adquisición de tales derechos se dividía en originaria y derivativa, según


que los derechos se adquiriesen independientemente del derecho ajeno o se
transfiriera de una persona a otra, de modo que a ésta le derivasen de
aquélla, ya sea que el causante transfiriera todo su derecho, o bien que sólo
transfiera una facultad comprendida en el mismo.

ADQUISICIÓN ORIGINARIA

La forma originaria, es el modo de adquirir la propiedad sobre la base de una


relación directa del sujeto que adquiere con la cosa adquirida, sin que medie
relación personal alguna con el anterior propietario o cualquier otro sujeto. Se
incluyen en este grupo la ocupación, accesión , especificación y adquisicion
del tesoro.
Se adquiere la propiedad de una cosa, que no pertenece nadie, sin que haya
trasmisión de propiedad de un propietario anterior al adquirente. Ejemplo, lo
que ocurre en la ocupación, los animales que son cogidos en tierra, en el
mar, en el aire, las frutas, etc.

ADQUISICIÓN DERIVATIVA
Por su parte, las formas derivativas son aquellas en que se adquiere el
derecho de propiedad sobre la base de una relación con el anterior titular que
transmite. Esto quiere decir, que la transmisión de la propiedad u
otros derechos reales, no es una consecuencia directa del mismo contrato
del que surgen los efectos obligatorios entre las partes, sino que es
necesario un acto o negocio posterior encaminado a tal fin.

HECHO JURÍDICO

Es toda acción u obra del hombre o de la


naturaleza que cae bajo la percepción de nuestros sentidos. Los hay
capaces de producir consecuencias pero que, no tienen fuerza gravitante en
el área de lo jurídico. Estos son denominados genéricamente hechos o
hechos simples. Otros hechos, positivos o negativos, por el contrario,
cumplen una función jurídica. A estos, se les denominan hechos jurídicos y
abarcan todas aquellas acciones del hombre o la naturaleza captada por los
sentidos, susceptibles de producir consecuencias jurídicas (adquirir,
modificar, transferir o extinguir derechos). Ejemplo: la muerte y el nacimiento.

CLASIFICACIÓN DE LOS HECHOS:


(a) Naturales: Extraños a la voluntad del hombre.
(b) Humanos: Realizados por el hombre.
(c)  Voluntarios: Ejecutados con discernimiento, intención y libertad.
(d) Involuntarios: Sin discernimiento o aptitud de razonar.
(e)  Lícitos: Permitidos por las leyes o por lo menos no prohibidos.
(f)   Ilícitos: Prohibidos por las leyes.
(g) Positivos: Consisten en un hacer.
(h) Negativos: Consisten en un no hacer, en una omisión.
(i)   Simples: Producen un sólo efecto jurídico.
(j)   Complejos: Producen más de un efecto jurídico.
(k) Dependiente o accesorio: depende de otro hecho jurídico.
(l)   Independiente: No depende de otro hecho jurídico.

ACTOS JURÍDICOS

 Es toda acción u obra que ejecuta una persona


y que causa una consecuencia jurídica. El acto jurídico es el hecho humano,
voluntario o consciente, que tiene por fin inmediato establecer entre las
personas relaciones jurídicas, crear, modificar o extinguir derechos y
obligaciones.
Los hechos en virtud de los cuales nacen las relaciones de derecho, se
llaman actos jurídicos, que a su vez pueden ser de tres especies:
(a) Voluntario. Se basan en la voluntad del adquirente, como la
ocupación de una res nullius.
(b) Involuntario. Pueden consistir en una circunstancia completamente
ajena a la voluntad del que adquiere, cuya circunstancia a su vez puede ser
un hecho natural o el acto voluntario de una tercera persona.
(c) Mixto.  Pueden consistir simultáneamente en un acto voluntario del
adquirente y en un hecho causal o en un acto voluntario tanto del adquirente
como de un tercero.

ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO

(i) Elementos Esenciales


Son aquellos sin los cuales no puede materializarse el acto jurídico. Son los
componentes imprescindibles, sin que la autonomía de la voluntad pueda
soslayarlos. Son los que permiten que el acto en sí, se concretice y pueda
alcanzar su denominación distinguiéndose de otros actos jurídicos. Estos
requisitos son la manifestación de la voluntad, la capacidad, el objeto, la
causa y la forma o solemnidad. También pueden coexistir con requisitos de
carácter especial dependiendo del acto jurídico en particular, pero que deben
concurrir con los elementos de carácter general. A tal efecto, se precisan a
continuación:
Manifestación de la voluntad del sujeto:
         - Oral: contrato stipulatio.
         - Escrita: testamento.
         - Tácita: se expresa por signos, gestos que hacen presumir que la
persona ha manifestado su voluntad.
         - Silencio: En toma no tiene valor el silencio. La excepción está dada
cuando por ley está obligado a pronunciarse y la ley da por expresión
positiva el silencio. Ej. Manumisión solemne per vindicta. El problema de la
manifestación de la voluntad acompaña las tres etapas del derecho romano.
En la Antigua son formales y ritualistas. Era válido el acto si se cumple la
forma. En la clásica va madurando y aparece el contrato de compra venta,
mandato, sociedad donde se tiene en cuenta la buena fe de las partes. En la
etapa post clásica Cicerón establece la polémica si era más importante la
verdadera palabra escrita del testamento o la voluntad que había querido
expresar el autor. Esto se desentrañaba de los escritos. Aparece así la
contraposición entre la verdad (palabra escrita textual) y
la voluntas (verdadera intención testamentaria).
Vicios de la voluntad. La manifestación de la voluntad es interna y externa.
Cuando ambas no concuerdan surgen los vicios de la voluntad. Estos vicios
pueden ser por error o por dolo.
-                     El error.
Cuando sea falso el conocimiento que se posee sobre un hecho o una norma
jurídica. En estos casos, se puede alegar siempre que sea esencial (recaiga
sobre u elemento esencial del acto jurídico) y es excusable demostrando no
haber incurrido en grave negligencia.
El error puede recaer en el negocio mismo (error in negocio), en la
persona (error in persona) , en la cosa (error in demonstratione) o en la
causa (error in a causa). Por ejemplo, si realiza un préstamo  y se cree que
es una donación, se está incurriendo en error del negocio jurídico y esto
afecta la naturaleza del acto mismo. Asimismo, se puede alegar la existencia
del error cuando se cree que se está contratando con una persona y en
realidad es con otra. Ej. Mandato, sociedades, donde la persona es esencial.
Igualmente, se puede alegar el error cuando recae en la cosa, por ejemplo,
que la persona compre un fundo propiedad de “A” y en realidad pertenezca a
“B” (error in corpore) o, cuando la sustancia sea distinta a la creída (error in
substancia), por ejemplo que se compre oro y en realidad sea cobre, vino o
vinagre. El error, también ocurre cuando no hay acuerdo en la cantidad
establecida. Ej. Prometes darme 10 ases, prometo darte 3 ases. Fueron
actos inválidos hasta que  Justiniano aprobó estos negocios jurídicos por el
monto menor. 
Los errores de derecho, no siempre podían alegarse por seguridad jurídica.
Nadie puede alegar desconocer las leyes. Nadie puede alegar su propia
torpeza salvo los casos de menores de 25 años de edad, mujeres, rústicos,
soldados.
- El dolo.
Es toda astucia, ardid o maquinación que realiza una de las partes tendiente
a hacer incurrir a la otra en error. Existió en Roma dos clases de dolo:
Dolus Bonus: aplicado a situaciones tales como la alabanza
exagerada de un producto vendido de viva voz en una feria.
Dolus Malus: Pretoriano. Vieron que más allá de las formas solemnes
antiguas se debía observar la voluntad de las partes. En el siglo I DC un
pretor peregrino: Aquilio Galo tipificó como delito otorgando acción a aquel
que padezca dolo. Era la acción de doli mali. Esta acción consistía en anular
el acto y la restitución de todo lo dado. También se le imponía la tacha de
infame al infractor. Esta acción por supuesto tenía su excepción de doli mali.
El dolo es inconsciente para el que lo padece.
- Violencia: Puede ser física (daño material); moral se produce acción
intimidatoria, amenaza, temor o miedo.
La violencia física (vis corpore illata o vis absoluta) o psicológica (vis animo
illata o vis impulsiva) que quita su libertad al consentimiento, no lo suprimía
como elemento del contrato: la voluntad bajo coacción no deja de ser
voluntad – coacta voluntas tamen voluntas est (o sea, aun bajo coacción, la
voluntad no deja de ser voluntad). Sin embargo, el pretor ofrecía ayuda a la
parte perjudicada por intimidación, si esta última reunía los siguientes
requisitos en forma acumulativa:
a) Que la intimidación impresionara a un hombre muy valiente.
b) Que el intimidado, además de no comportarse cobardemente, tampoco se
comporte estúpidamente, aceptando, bajo amenaza, un mal mayor de lo que
hubiera resultado de la realización de la amenaza misma.
c) Que la intimidación fuera ilegitima.
d) Que se tratara de una amenaza actual, verdadera, dirigida contra sí mismo
o sus hijos, que no consistiera en una mera posibilidad de peligro.
En caso de reunirse estos requisitos, el pretor podía conceder, en beneficio
de menores, mujeres, etc., una in integrum restitutio, anulándose el negocio
en cuestión, a menudo en perjuicio de terceros; además podía conceder a
cualquier la actio quod metus causa, que dejaba el negocio en pie, pero
obligaba al culpable a pagar a la victima cuatro veces el daño sufrido. Para
que los interesados ejercieran sus acciones rápidamente, de modo que el
culpable no viviera el resto de su vida bajo la espada de Damocles de
esta actio quod metus causa, la victima que tardaba más de un año en
ejercer su acción, veía reducido su derecho a una sola vez el importe del
daño o perjuicio. Si el culpable moría, la víctima podía dirigirse contra sus
herederos, pero solo por el enriquecimiento obtenido por los herederos a
consecuencia de la intimidación.
Justiniano borró este dualismo entre la in integrum restitutio y la actio quod
metus causa. Solo dejó subsistente esta última figura, pero dándole una
característica tomada de la in integrum restitutio: el efecto frente a terceros.
Esta acción eliminaba así el negocio en cuestión y podía tener repercusiones
en terceros de buena fe que hubieran comprado al culpable un objeto
arrancado con intimidación a la víctima.
(ii) Elementos Naturales

Son aquellos que normalmente llevan consigo cada negocio jurídico, a no ser
que sus autores los eliminen. Son los que están insertos en la naturaleza de
un acto jurídico concreto y determinado, de tal manera que el derecho se los
atribuye aún cuando las partes no los hayan incluido. Su presencia en el
contenido de un acto jurídico determinado con prescindencia de la voluntad
de las partes es lo que los hace elementos naturales.

(iii) Elementos Accidentales

Son los que existen cuando las partes los determinan y agregan
expresamente al negocio. Son incorporados al acto jurídico por voluntad de
las partes en ejercicio de su autonomía sin que esto afecte la validez del acto
jurídico, pero siempre que no se desvirtúe la esencia del acto y no exista
prohibición de la ley. Los elementos accidentales se diferencian de los
naturales porque son ajenos al acto jurídico, así estos serán modalidades
alternativas de realizar el acto jurídico. Algunos de los elementos
accidentales (o modalidades) del negocio jurídico son:
(a) La condición. Acontecimiento futuro e incierto del que depende el
nacimiento o extinción de un derecho y la obligación que le es correlativa,
que a su vez puede ser:
-         Resolutoria. Según que pone fin a un derecho o a una obligación (ejemplo
pagaré una mesada hasta que cumplas 18 años de edad, en este caso, el
derecho del deudor se extinguiría cuando el acreedor alcance la edad de 18
años, mientras tanto, el acreedor podrá exigir la mesada correspondiente).
-         Suspensiva. Según que paraliza el nacimiento o exigibilidad de la
obligación (ejemplo te regalo mi casa cuando cumplas los 18 años, en este
caso, hasta que no se verifique la condición de los 18 años, la persona a la
que se le regalaría la casa no tendrá derecho a exigir su entrega).
Efectos de la condición: Que no se haya cumplido: produce una expectativa
de que se cumpla la condición para que nazca el acto; que la condición se
cumpla: surten los efectos y obligaciones correspondientes y, que no se
cumpla: entonces es como que nunca existió.
Causas de la condición:
- Causales: dependen de un acontecimiento extraño a la voluntad. Ej. Si baja
una nave espacial te pago.
- Potestativas: dependen de la voluntad de las partes.
- Mixtas: dependen de un acontecimiento ajeno y uno de la propia voluntad.
Ej. Ser elegido cónsul.
(b) El plazo. Consiste en la época fijada para el cumplimiento de una
obligación, también se la define como un hecho futuro y cierto del que
depende la exigibilidad o extinción de una obligación y del derecho que le es
correlativo.
(c) El modo. Es la forma en que se adquiere un derecho.

Clasificación de los actos jurídicos

(a) Actos positivos. El nacimiento, modificación, extinción, etc. de


un derecho, depende de la realización del acto.
         (b) Actos negativos. La conducta jurídica consiste en una omisión o
abstención.
         (c) Actos unilaterales. Son aquellos cuando para su perfección,
requieren de la voluntad de una sola parte, que puede ser una sola persona,
en el caso del testamento; o la voluntad de varias personas pero que son una
sola parte, pues su voluntad es expresada con el mismo sentido, como por
ejemplo en el caso de las comunidades que son representadas por un
administrador.
         (d) Actos bilaterales. Son aquellos que requieren el consentimiento de
dos o más voluntades (consentimiento).
         (e) Actos entre vivos. Son aquellos cuya eficacia no dependen del
fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan, se llaman actos entre
vivos, como son los contratos.
(f) Actos mortis causa. Son aquellos que producen efectos después
del fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan, se denominan actos
mortis causa o actos de última voluntad, como son los testamentos.
(g) Actos gratuitos. Son aquellos en que la obligación está a cargo de
una sola de las partes y responden a un propósito de liberalidad.
(h) Actos onerosos. Son aquellos donde las obligaciones son
recíprocas y cada contratante las contrae en vista de que la otra parte se
obliga a su vez; así ocurre en la compraventa, la permuta, etcétera.

(i) Actos formales. Son aquellos cuya eficacia depende de la


observancia de las formalidades ordenadas por la ley.

(j) No formales. Son aquellos cuya validez no depende del


cumplimiento de solemnidad alguna.

(k) Actos patrimoniales. Son los que tienen un contenido económico.

(l) Actos de familia. Se refieren a derechos y deberes de familia o extra


patrimoniales.
         (ll) Actos de administración. Sólo se transfiere la tenencia, el uso; por
ejemplo, el arrendamiento, comodato, este acto no saca de la esfera de
actuación del sujeto al bien en cuestión, objeto del acto por el contrario.
         (m) Actos de disposición o enajenación. En el acto
de administración En los de disposición se transmite el dominio,
la propiedad de la cosa por ejemplo: la enajenacion y el gravamen.

(n) Actos abstractos de causa. No obstante de constituir una


declaración de voluntad que revela el ánimo de generar efectos jurídicos que,
interesen al agente, no llevan la causa incorporada en sí, ejemplo: el giro de
una letra que conteniendo una obligación de pago, es independiente de su
causa.

(o) Actos abstractos causados. El acto causado tiene causa evidente y


notoria. Ejemplo: el arrendamiento.
(p) Actos positivos. El nacimiento, modificación, extinción, etc. de
un derecho, depende de la realización del acto

(q) Actos negativos. La conducta jurídica consiste en una omisión o


abstención.

NEGOCIO JURÍDICO

Es todo acto voluntario que produce


consecuencias de adquisición, modificación, transferencia o extinción de
derechos u obligaciones, en consecuencia todos los negocios jurídicos son
producto de un acto jurídico, pero no todo acto jurídico puede ser producto
de un negocio jurídico.

INVALIDACIÓN DEL NEGOCIO JURÍDICO


La invalidación de los actos o negocios jurídicos en la antigua Roma es de
dos especies, a saber: nulidad (inexistencia) y anulabilidad (rescindibilidad).
La ineficacia del acto jurídico es la privación de los efectos del acto jurídico,
sea como resultado de no cumplir los requisitos legales, como resultado de
una sanción o como vía consecuencial.
(a) Nulidad de los actos o negocios jurídicos

Es aquel acto o negocio jurídico que existe sólo en apariencia, o sea de


hecho, pero que jurídicamente no subsiste. La nulidad es, pues, la negación
de la existencia jurídica de un acto. Cuando el acto es nulo (inexistencia) no
se requiere acción alguna para conseguir su nulidad, antes al contrario, el
ejercicio de tal acción es imposible, puesto que legalmente no existe acto o
negocio alguno que haya de ser anulado.
 (b) Anulabilidad de los actos o negocios jurídicos

Es el acto o negocio jurídico que, si bien tiene existencia jurídica, puede ser
impugnado por una de las partes o por un tercero interesado que tenga
derecho a ello; a consecuencia de esta impugnación, el acto jurídico puede
ser declarado ineficaz. Hasta tanto que el acto jurídico anulable no ha sido
impugnado por quien tenga derecho para ello, continúa subsistiendo, y así,
por ejemplo, un acto jurídico realizado por dolo o por violencia ajena no es
nulo, sino que tiene existencia jurídica mientras el engañado o el amenazado
no ejerciten el derecho de exigir su anulación. Si el engañado o el
amenazado no quieren usar de su derecho de impugnar el negocio jurídico
afectado del vicio de violencia o de todo, la otra parte no puede prevalerse de
la anulabilidad del negocio, porque sería una exceptio ex iure tertii.
La invalidación de un acto puede existir desde el principio o puede sobrevenir
posteriormente. El acto no es válido desde el principio, cuando le falta un
requisito esencial a su existencia, o cuando es contrario a una ley prohibitiva.
Las causas por las cuales un acto jurídico originariamente válido queda
después invalidado, son varias, según la naturaleza del acto, y no admiten
una clasificación general.
A veces, el acto jurídico se invalida a consecuencia de una prescripción legal
que tuvo presente el que lo realizó, pero conteniendo en sí dicho acto todos
los requisitos previstos por otra disposición legal, y puede, por tanto, ser
válido en este aspecto.
Asimismo, un acto inválido puede ser convalidado posteriormente. A este
respecto, preciso es distinguir el caso en que cesa la causa de invalidación,
de aquel en que el acto se ratifica.
En cuanto al primer caso, rige la regla general por la que el acto jurídico nulo
no se convalida por la cesación de la causa de nulidad. Solamente por vía de
excepción la ley admite que con posterioridad pueda añadirse válidamente el
acto lo que originariamente le faltaba para su validez, lo cual ocurre
especialmente cuando la invalidación provenía de la falta de consentimiento
de una tercera persona, posteriormente obtenido.
En cuanto al segundo caso, hay que distinguir los actos nulos de los actos
anulados. Un acto jurídico nulo por defecto de formalidad o por un motivo de
orden público, no puede ser subsanado por acto alguno confirmativo; porque,
en efecto, un acto que no existe no puede ser susceptible de confirmación.
Lo que impropiamente se llama confirmación de actos nulos no es tal
confirmación, sino un acto nuevo, que, reuniendo todas las condiciones
impuestas por la ley, producirá todos sus efectos, pero sin tener fuerza
retroactiva. Un acto jurídico anulable puede, por el contrario, ser confirmado
o ratificado por quien tiene derecho a impugnarlo y llegar a ser válido por
prescripción de las acciones de nulidad o de rescisión.
La invalidación puede también ser parcial, ya respecto al contenido del
negocio, ya respecto a las personas. Un contrato que obliga sólo a una parte
se llama negotium claudicans; como sucede, por ejemplo, en la venta hecha
por el pupilo sine tutoris auctoritate, en la cual sólo se obliga el comprador.

DERECHO DE COSAS Y BIENES


BIENES

RES. El vocablo “res”" era empleado en latín con


la misma amplitud con la cual en la actualidad se utiliza la palabra  “cosa”,
aunque al ius solamente le interesaban las cosas en cuanto podían ingresar
a un patrimonio, es decir, en cuanto eran susceptibles de apropiación
supuesto que reportaran una utilidad económica, por lo cual modernamente
se suele recurrir a la palabra “bienes” para referirse a las cosas desde una
perspectiva jurídica.
CLASIFICACIÓN DE LAS COSAS
En las fuentes romanas se distingue entre RES Intra patrimonium y RES
extra patrimonium, según que se encontraran entre los bienes económicos
de los particulares o fuera de ellos.
Con esta clasificación las fuentes querían diferenciar las cosas susceptibles
de relaciones jurídicas, de las que no fueran, pero tenía el defecto de aludir a
un hecho o situación actual, que la cosa se hallara o no comprendida en el
patrimonio de una persona, como sería un animal salvaje, que habría que
reputar RES extra patrimonium hasta el momento de su aprehensión.
Por ello se considera equivalente, pero más comprensiva y precisa, otra
distinción, que aunque no se la formula expresamente como la anterior no es
ajena al lenguaje de las fuentes: RES INCOMMERCIO y RES EXTRA
COMMERCIUM, y que sirve para designar las que entran en el tráfico
jurídico de los particulares y las que están excluidas de dicho tráfico por
disposición de la ley
Llámense, además res nullius las cosa in commersio que no
son propiedad de nadie y res derelictae aquellas a cuya propiedad ha
renunciado su dueño por abandono.

- Res Extra Commercium.


Dentro de esta categoría, se encuentran las cosas no susceptibles de
relaciones jurídico – patrimoniales por prescripción divina o por disposición
de la ley positiva de donde surge la división de cosas fuera del comercio por
causa divina (res divini iuris: cosas de derecho divino) o por causa humana
(res humani iuris: cosas de derecho humano).
(a) Res Divini Iuris; Sacrae, Religiosae, Sanctae.
Entre las cosas de derecho divino, se hallaban las cosas sagradas (res
sacrae) que eran la consagradas a los dioses superiores y puestas bajo
su autoridad, como los templos, los terrenos, los utensilios que utilizaban en
las ceremonias religiosas, y también los donativos hechos a la divinidad; las
cosas religiosas (res religiosae), que eran las consagradas a los dioses
inferiores.
(b) Res Humani Iuris; Communes, Publicae, Universitates
Entre las cosa humanas excluidas del tráfico jurídico, se contaban las cosas
comunes (res communes ómnium), es decir, las que por derecho
natural pertenecían a todos los hombres: el aire, el agua, el mar y sus
riveras; las cosas públicas (res publicae) eran propias del pueblo, es decir,
de la comunidad organizada como Estado y entre las que se pueden
mencionarlos ríos y sus orillas, los puertos, las vías públicas, y las res
universitates, esto es las cosas que integraban el patrimonio de
una comunidad y que estaban afectadas al uso de sus miembros, como los
teatros, los foros, los baños públicos, las plazas, etc.
- Res Incommercio.
Dentro de esta categoría, se encuentran aquellas que podrían servir de
objeto a relaciones jurídico- patrimoniales, es decir, las cosas susceptibles de
apropiación individual, comprenden la mayoría de los objetos corporales de
que podía disponer el hombre para satisfacer sus necesidades, y abarca los
siguientes grupos:
Res mancipi y res nec mancipi, cosas corporales e incorporales, muebles e
inmuebles, consumibles y no consumibles, fungibles y no fungibles, divisibles
e indivisibles, simples y compuestas, principales y accesorias, y fructíferas y
no fructíferas.
(a) Res Mancipi y Res Nec Mancipi
Eran mancipi las cosas cuya propiedad - en cierto modo privilegiada –se
transmitía por un modo del derecho civil formal y solemne, como
la mancipatio, o mediante la in iure cesio, que importaba un
ficticio proceso de reivindicación realizado formalmente ante el magistrado.
Eran cosas mancipables las de mayor valor en la
primitiva economía agrícola, como los fundos o las heredades y las cosas
situadas en el suelo, las servidumbres rurales de paso (via, iter, actus) y de
acueducto (aquae ductus) los esclavos y los animales de tiro y carga. Todas
las demás cosas se agrupaban dentro de la clase de la res nec mancipi.

(b) Cosas corporales e incorporales


Las primeras eran aquellas cuya materialidad eran percibidas por los
sentidos, es decir, las cosas tangibles (quae tangi possunt), como un fundo,
un esclavo, al paso que eran incorporales, por el contrario, las que
son producto de una abstracción, esto es que no pueden palparse (quae
tangi non possunt), como un crédito, el derecho de propiedad de
servidumbre, etcétera.
(c) Cosas muebles e inmuebles
Son muebles (res mobiles) las cosas inanimadas que pueden trasladarse de
un lugar a otro por una fuerza exterior, sin ser deterioradas en su sustancia o
su forma, al paso que son inmuebles las que de acuerdo con su naturaleza,
físicamente es imposible que cambien de lugar dentro de la clase de los
mobilia se encuentran los semovientes (se moventes), como los animales
que se mueven de un sitio a otro por sus propìos medios.
Pertenecían a la categoría de las cosas inmuebles los fundos (fundi) o
predios. Se dividían en urbanos (praedia urbana), si en ellos estaba
construido un edificio, y en rústicos (praedia rustica), cuando eran terrenos
sin edificación, estuvieran en la ciudad o en el campo.
Los fundos rústicos podían tener límites determinados
por accidentes naturales del terreno (agri arcifini) o trazados especialmente
por agrirmensores (agrilimitati).
Dentro de los fundos cabía también la distinción en itálicos y provinciales.
Los primeros eran los situados en Italia o en ciudades a las que se les
hubiera concedido el ius italicum; los segundos los que estaban enclavados
en provincias. Sobre los fundo itálicos el titular tenía el derecho civil o
quiritario, en tanto que sobre lo fundos provinciales solo una posesión
sometida al pago de un tributo (tributum o estipendium).
(d) Cosas consumibles y no consumibles.
Distinguieron también los romanos las cosas consumibles (res quae usu
consumuntur), es decir aquellas cuyo uso o destino normal las
destruye física o económicamente, como los alimentos y el dinero, de las
cosas no consumibles (res quae non consumuntur), que son las susceptibles
de un uso repetido sin que provoque otra consecuencia que su mayor o
menor desgaste.
(e) Cosas fungibles y no fungibles
Otras clases de cosas entre las res in commercio, son las fungibles y las no
fungibles. Las primeras son las que pueden sustituirse por otras de la misma
categoría, es decir, que no se toman en cuenta como individualidades, sino
en cantidad, por su peso, número o medida, (res quae pondere, número,
mensurave constant). Son no fungibles, en cambio, las que tienen su propia
individualidad y que no admiten, por ende, la sustitución de una por otra.
Integran las cosas fungibles, el vino, el trigo, el dinero, mientras que
corresponden a las no fungibles una obra de arte, un esclavo, un fundo.
Sirve también para distinguir las cosas fungibles de las no fungibles el hecho
que las primeras son designadas según el género (genus) a que pertenecen
mientras las segundas comprenden una cosa particular, determinada
conforme su individualidad (species).
Así, una cosa es fungible cuando en la relación jurídica de que es objeto se
la considera más bien según su género o su cantidad que según su especie,
de suerte que el sujeto habrá de devolverla en su género (in genere) o en la
misma cantidad y cualidad (in eadem quantitate et qualitate).
Esta distinción carece en gran parte de precisión, porque así como la
fungibilidad es una cuestión objetiva, la determinación genérica es subjetiva,
pues depende exclusivamente de lo que opinen las partes. Los esclavos no
eran cosas fungibles pero nada impedía que un vendedor se comprometiese
a entregar a un número de ellos sin individualizarlos.
En este caso se estaba frente a una obligación genérica, que se cumpliría
entregando el genus.
(f) Cosas divisibles e indivisibles
Las cosas pueden ser divisibles o indivisibles. Un objeto corpóreo es
físicamente divisible cuando sin ser destruido enteramente puede ser
fraccionado en porciones reales cada una de las cuales, después de la
división, forma un todo particular e independiente, que conserva en
proporción la utilidad de la cosa originaria; es indivisible, en cambio, el que
no admite partición sin sufrir daño o menoscabo o, como dicen las fuentes,
sin que la cosa perezca.
Un fundo es cosa divisible; un animal, una pintura son indivisibles. Hay cosas
legalmente divisibles, sin distinguir si la partición física es posible o no,
cuando muchas personas pueden poseerla en común, es decir, en
proporciones ideales o intelectuales (partes insertae), que es lo que ocurre
en el régimen de la copropiedad, en el que los copropietarios poseen pro
indiviso.
También hay cosas legalmente indivisibles cuando en ellas no se concibe la
idea de una parte, como acaece en las servidumbres, que los romanos
consideraban res incorporalis.
(g) Cosas simples y compuestas
Se distinguían también las cosas simples de las compuestas. Aquellas
constituían un solo todo, una unidad orgánica e independiente (corpora quae
uno spiritu continentur) como un esclavo, una viga, una piedra. Cosas
compuestas eran las que resultaban de la suma o agrupamiento de cosas
simples. Estas últimas se dividían en dos categorías, según que la
aglomeración de cosas simples fuera material y tuviese aspecto compacto,
como una nave o un edificio (corpora ex contingentibus o universitas rerum
coherentium), o que el vínculo de unión de los componentes simples fuera
inmaterial y cada uno de ellos conservara su independencia, como por
ejemplo un rebaño o una biblioteca caso en el cual se habla de
universalidades de cosas (corpora ex distantibus o universitas rerum
distantium).
(h) Cosas principales y accesorias
Conocieron igualmente los romanos la clasificación de cosas en principales y
accesorias, considerando que las primeras, eran aquellas cuya existencia y
naturaleza están determinadas por sí solas, sirviendo inmediatamente y por
ellas mismas a las necesidades del hombre; y las accesorias, las que
estaban subordinadas o dependían de otra principal, como el marco respecto
del cuadro, la piedra preciosa en relación al anillo que está engarzada.
A propósito de las cosas accesorias regía el principio de que lo accesorio
sigue la suerte de lo principal (accessorium sequitur principale).
(i) Cosas fructíferas y no fructíferas.
Dentro de las cosas fructíferas se comprenden aquellas que, manteniendo su
naturaleza y su destino, dan con carácter periódico cierto producto o fruto
(fructus), que se convierte al separárselo natural o artificialmente en cosa
autónoma. Son cosas no fructíferas las que no tienen esa cualidad.
Son frutos, por consiguiente, los productos naturales que más o menos
periódicamente suministran las cosas sin disminuir su esencia, como la leña
de los bosques, la cría de los animales, la lana, la leche, y las frutas de
los árboles.
Se entiende igualmente que pertenecen a la noción de frutos, las rentas en
dinero que suministra el empleo de un capital, los alquileres, etc., que para
diferenciarlos de los anteriores se los ha llamado frutos civiles.
Los frutos pueden hallarse en diverso estados: pendentes, cuando están
adheridos a la cosa productiva; percepti, cuando se los ha
cosechado, percipiendi, si estaban para cosechar y no se los cosechó por
falta de diligencia; existentes o extantes, cuando se hayan todavía en poder
del poseedor de la cosa y consumidos o consumpti si han sido consumidos,
transformados o enajenados.
En lo que concierne a los gastos o impensas (impensae), que es todo lo que
se desembolsa para una cosa determinada o se emplea en ella, se
distinguen los gastos para conseguir los frutos de una cosa fructífera, de los
gastos para la cosa misma. A su vez, dentro de estos últimos cabe
diferenciar las impensas necesarias, las útiles y las voluptuarias, según estén
destinadas a conservar la cosa, aumentar su utilidad o renta o a
embellecerla, haciéndola servir para lujo o placer.

EL PATRIMONIO

El vocablo proviene de patrimonium que equivale a lo recibido del pater.


La concepción romana en la etapa antigua pensaba que el patrimonio se
componía por todas las cosas corpóreas y materiales que se transmitían por
herencia de generación en generación. En la etapa clásica eran los
componente del patrimonio las cosas materiales, los derechos, acciones,
todo lo valuado positivamente deducidas las cargas o deudas. Nunca fue
considerado atributo de la persona. Sólo poseían patrimonio los Sui Iuris.
En la concepción moderna del derecho propuesta por Aubry y Rau el
patrimonio es considerado atributo de la persona humana (todo hombre es
persona, en Roma no era así). Otras corrientes de teorías alegan que el
patrimonio puede o no estar en una persona por lo que no constituye un
atributo personal.
El patrimonio está compuesto por derechos y cargas pero no se transmite
por acto entre vivos sino que cambia la cabeza de los derechos cuando se
transmite por sucesión - frente a la muerte de su titular - a sus herederos.

CARACTERÍSTICAS DEL PATRIMONIO

1.     Forma una totalidad jurídica de derechos la cual sólo permite división en


partes alícuotas y nunca una fragmentación en partes determinadas por sí
mismas o susceptibles de ser determinadas aparentemente.
2.     Contiene dentro de sí, a los derechos reales y a los personales; éstos
últimos a su vez, comprenden el activo o los créditos y el pasivo o las
deudas.
3.     Los derechos reales y los personales, por ser patrimoniales, son
apreciables económicamente.
4.     Excluye los derechos extrapatrimoniales, no apreciables en valor
económico, o sea, los que reconocen su origen en el matrimonio o la filiación,
tales como el derecho a la patria potestad, la autoridad marital.
5.     Es un atributo innato de la personalidad, intrínseco a la esencia misma de
la persona, por lo que se extingue al ella dejar de existir.
6.     No puede concebirse a una persona sin patrimonio, por cuanto toda
persona por el hecho de serlo es un ente capaz de adquirir derechos y de
contraer obligaciones.
7.     No existe patrimonio sin una persona que sea titular de él.
8.     Puede ser positivo, cuando el activo es mayor que el pasivo; y negativo,
cuando el pasivo es mayor que el activo, ya que las deudas son constitutivas
del patrimonio y subsisten, a pesar de no existir bienes presentes.
9.     La transmisión del patrimonio sólo es susceptible por causa de la muerte y
en ese caso el heredero continúa la personalidad del causante, del de cujus,
provocándose la confusión resultante del patrimonio del causante con el del
heredero.

DERECHO REALES
Es aquel que crea una relación inmediata y
directa entre una persona y una cosa, o sea que el derecho real viene a ser
la relación directa de una persona con una cosa determinada, de la cual
aquella obtiene un beneficio. Sus elementos son:
- Un sujeto activo. Persona titular del derecho.
- El sujeto pasivo. Constituido por la sociedad total, la cual debe respetar el
ejercicio del derecho.
- Un objeto. Cosa sobre la cual se ejerce.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO REAL

El derecho real es absoluto; “erga omnes”, es decir, que vale contra todos; se
transmite a través de los modos de enajenación y de adquisición, que
estableció el derecho civil y también el derecho de gentes; tiene una función
económica en general, más estable y perpetua y no se extingue por el no
uso, se aplica la prescripción adquisitiva.

DERECHOS PERSONALES

Es una relación de persona a persona, que


permite a una de ellas, llamada acreedor, exigir de la otra, llamada deudor, el
cumplimiento de una determinada prestación.
ELEMENTOS DEL DERECHO PERSONAL
- Sujeto activo. La persona en cuyo beneficio se ha creado la obligación.
- Sujeto pasivo. Es la persona en cuyo prejuicio se establece la obligación.
- Objeto. Viene a ser la prestación que debe realizar el deudor a favor del
acreedor y que puede consistir en lo siguiente:
“DARE”: implica una transmisión de la propiedad o de un derecho que una
persona hace a otra, bien de la propiedad de una cosa o de un derecho real
sobre ella.
“PRESTARE”: implica la idea de la entrega que una persona hace a otra, sin
transmisión de la propiedad, de un determinado bien.
 “FACERE”: consiste en realizar un acto que favorezca a otra persona.
 “NON FACERE”: consiste en dejar de hacer una cosa, cuando esta abstención
produce un beneficio a otra persona.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PERSONAL

El derecho personal permite al acreedor exigir un hecho al deudor, pero sólo


este deudor está personalmente obligado a satisfacer una prestación
determinada; puede no haber preferencia, lo que significa que el deudor que
está obligado con un acreedor, puede obligarse también con otros; es
amplio, ya que una de sus fuentes es el contrato, el cual en muchas
ocasiones engendra obligaciones y se defienden mediante acciones “in
personam”.

ADQUISICIÓN DE LOS DERECHOS.

La “adquisición”: es un concepto lógico-jurídico general, y significa


concretamente la incorporación de una cosa o de un derecho, a la esfera
patrimonial de una persona. En el derecho privado existen varias
modalidades de adquisición de derechos: de bienes, de dominio, de frutos,
de medianería, de nombre, etc.

Modos de adquisición de la propiedad:

Los modos de adquisición de la propiedad son los hechos jurídicos, de los


cuales el derecho positivo hace depender el nacimiento del pleno señorío de
una persona sobre una cosa.
Los clásicos distinguían entre modos de adquisición de, a) derecho civil,
solemnes y formales, reservados a los «civis», y modos de b) derecho
natural o de gentes, comunes a todos los pueblos. Tal distinción, aunque no
tuviera valor práctico alguno después de la concesión de la ciudadanía a
todos los súbditos del imperio, es, sin embargo, conservada en el derecho
justinianeo.

Los intérpretes han sustituido tal distinción por la de modos originarios y


modos derivativos, según que la adquisición tenga lugar por una relación
directa con la cosa (ocupación, accesión, especificación, confusión,
conmixtión, adquisición de los frutos, adjudicación, usucapión), o bien con
base a una relación con el anterior propietario (mancipado, in iure cessio,
traditio).

MODO ORIGINARIO DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD:

Hay adquisición originaría, (cosas, derechos y obligaciones), cuando no ha


existido una relación anterior que vincule la cosa, derecho u obligación a una
persona, la adquisición es virgen, efectuada por primera vez, tal es la
ocupación de una cosa que no tiene dueño "Res nullius", La ocupación
consistía en la toma de posesión de una «res nullius» con la voluntad de
hacerse propietario, era de derecho natural y de ella, según los romanos,
derivaba la fuente de la propiedad. En la época clásica además de las cosas
del enemigo que no formaban parte del botín del Estado, podían ser objeto
de ocupación, los animales salvajes o indómitos, las cosas que han sido
abandonadas por su anterior dueño "Res Derelictia".

MODO DE ADQUISICIÓN DERIVATIVO:

Cuando la cosa, derecho u obligación, es traspasada de un titular a otro; hay


una relación jurídica preexistente; hay un traspaso de un dominio que puede
ser pleno o con ciertas limitaciones, siendo el principio general que nadie
puede transmitir a otro más derechos de los que él mismo tuviere “Nemo plus
juris ad alium transferre potest, quam ipse haberet" (Ulpiano).
HECHOS Y ACTOS JURÍDICOS

En virtud que la adquisición es ocasionada por un hecho o por un acto


jurídico, debemos estudiarlos, ya que la adquisición importa una relación de
derecho.

HECHO JURÍDICO

Los hechos son aquellos acontecimientos que ocurren en nuestro mundo y


como consecuencia de los mismos estos pueden o no tener incidencia en el
mundo del Derecho, así nos encontramos con los hechos jurídicos y los
hechos no jurídicos.

Los hechos no jurídicos como se puede apreciar en su misma denominación,


son aquellos acontecimientos que cuando ocurren o suceden, estos no
importan al derecho, ya que los efectos que producen estos hechos no son
relevantes jurídicamente y por ende no son tomados por el derecho, por
ejemplo: el sacar la basura fuera de la casa, hacer una caminata, lavar la
ropa, etc.

Los hechos jurídicos a diferencia de los hechos no jurídicos, si tienen


relevancia en el derecho, los acontecimientos que ocurren o suceden afectan
al derecho, tienen relevancia jurídica, los efectos producidos por un hecho
jurídico acarrean una consecuencia jurídica que será estudiada por el
derecho, ejem. La muerte, la promulgación de una ley, una declaración de
guerra, etc.

Dentro de los hechos jurídicos tenemos a aquellos llamados hechos simples


y complejos; los primeros son aquellos hechos que sólo basta un
acontecimiento para producir un efecto jurídico señalado, los segundos
requieren el acontecimiento sucesivo de más un hecho jurídico para provocar
un efecto jurídico determinado; tenemos también los hechos positivos que
consiste en la realización de una hecho; y los hecho negativos que consiste
en la no realización de un hecho o su omisión.

En conclusión, los hechos jurídicos son aquellos que pueden ser producto de
la naturaleza o del hombre, pero que sus efectos van a tener trascendencia
en el campo del derecho.

CLASIFICACIÓN DE LOS HECHOS

Si nosotros definimos los hechos jurídicos como los acontecimientos que


producen consecuencias jurídicas podremos clasificarlos en:

Naturales: Extraños a la voluntad del hombre.

Humanos: Realizados por el hombre.

Voluntarios: Ejecutados con discernimiento, intención y libertad.

Involuntarios: Sin discernimiento o aptitud de razonar.

Lícitos: Permitidos por las leyes o por lo menos no prohibidos.

Ilícitos: Prohibidos por las leyes.

Positivos: Consisten en un hacer.

Negativos: Consisten en un no hacer, en una omisión.

Simples: Producen un sólo efecto jurídico.

Complejos: Producen más de un efecto jurídico.

Dependiente: o accesorio, depende de otro hecho jurídico.

Independiente: No depende de otro hecho jurídico.


ACTO JURÍDICO.

Las leyes en los distintos países y en las diferentes épocas reconocen al


individuo el poder de dirigir sus intereses propios por medio de su voluntad
adecuadamente expresada. Este poder de las personas, sean individuales o
jurídicas, tiene como vehículo más importante, el acto jurídico.

En un acto jurídico, la voluntad de la persona es esencial. Haciendo una


distinción entre hecho jurídico y acto jurídico, un hecho jurídico no tiene
porque ser voluntario ni controlable por la persona. Por lo tanto, todos los
actos jurídicos son hechos jurídicos, pero no todos los hechos jurídicos son
actos jurídicos.

CONCEPTO DE ACTO JURIDICO:

Podemos definir pues el acto jurídico, como el instrumento ordinario a que


recurren las personas para regir por sí mismas sus intereses dentro de los
límites de la ley. También podemos definirlo como el acto voluntario lícito que
tiene por finalidad establecer entre las personas relaciones jurídicas; crear,
modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos.

Para muchos autores la expresión acto jurídico resulta sinónima de negocio


jurídico, por lo que no corresponde ninguna diferencia. Para otros en cambio
existe un criterio diferenciativo, así en el acto jurídico interviene la voluntad
que actúa como un elemento cuyos presupuestos, modos y consecuencias
están previamente establecidos por el derecho, en el negocio jurídico en
cambio, la voluntad juega más libremente, hay un juego más libre de la
voluntad.
CLASIFICACIÓN.

1. Unilaterales o bilaterales.

En los Unilaterales, la existencia del acto o negocio dependerá de un solo


sujeto: testamento, manumisión, aceptación de herencia.

En los bilaterales la existencia dependerá de un acuerdo "Consensus" de dos


o más sujetos: Sociedad, matrimonio, etc.

2. Solemnes o no solemnes. Dependiendo de la observancia o no de formas


previamente establecidas y de cumplimiento preciso.

3. Onerosos o gratuitos. Los primeros establecen una ventaja económica que


se adquiere por contraprestación de un desprendimiento patrimonial, en los
segundos la ventaja se realiza sin contraprestación.

4. Inter vivos o mortis causa. Los primeros tienen eficacia en vida de las
partes, los segundos regulan sus efectos para después de la muerte del
disponente.

5 formales o no formales. En los primeros, la ley exige ciertas formalidades,


en los segundos sólo actúa la voluntad de las partes, sin formalidad.

6. Principales o accesorios. Los primeros existen por sí mismos, los


segundos dependen de una obligación principal.

7. De derecho estricto o de buena fe. Los primeros concluyen conforme a los


modos establecidos por el derecho, en los segundos la validez queda
supeditada a la resolución del pretor.
8. Simples o complejos. Los simples producen un sólo efecto jurídico, los
complejos más de un efecto jurídico.

9. Positivos o negativos. Los positivos tienen por objeto un "Facere", "Dare" o


"Praestare". Los negativos un "Non Facere".

10. Causales o abstractos. En los primeros la existencia de la causa aparece


unida a la existencia del acto o negocio. Ejemplo, la compra-venta. En los
abstractos si bien puede existir una causa, ésta no depende de la existencia
del acto. Ejemplos la "Stipulatio", "Mancipatio", etc.

ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO.

En la legislación justinianea se distinguen tres clases de elementos en el acto


o negocio jurídico: esenciales, naturales y accidentales.

Elementos Esenciales. Son aquellos sin los cuales no puede existir el acto o
negocio jurídico, por ello se denominan también requisitos:

1. La manifestación de voluntad. Es la disposición de ánimo o resolución de


hacer alguna cosa, la voluntad se manifiesta por el consentimiento. En
cuanto al silencio, en principio, no tiene valor, sin embargo existen
excepciones cuando por las circunstancias concretas la parte tiene
obligación de expresarse y no lo hace. Ejemplo en la "In jure cessio", ante la
afirmación de una de las partes que vindica la cosa afirmando ante el
magistrado ser suya, el silencio de la otra parte debe tomarse como de
conformidad con el acto. Igual sucede en la adopción, manumisión "Vindicta",
etc.

Existen unos requisitos o presupuestos de la voluntad; que el sujeto pueda


realizar el acto por tener capacidad; que quiera realizarlo (Volición efectiva);
que manifiesta esa voluntad en forma expresa; oral o escrita; tácita o por
medio de otro (Representación) y por último que no haya dolo o violencia
(Con libertad).

2. El objeto. Se entiende por objeto la cosa o derecho sobre el cual las partes
crean, modifican, transmiten o extinguen una relación jurídica. Según Paulo
el objeto consiste en:

"daré", transmitir la propiedad o constituir un derecho real sobre algo;

"Prestare"', entrega para uso o tenencia sin transmitir la propiedad ni crear un


derecho sobre ella;

"Faceré", hecho positivo constituido en deuda, y

"Non faceré", abstención por el deudor para beneficio del acreedor.

Los requisitos o presupuestos del objeto son: debe ser lícito, es decir, ni
contrario al derecho ni a las buenas costumbres; debe ser posible, es decir,
factible tanto material como jurídicamente; determinado o determinable, la
determinación puede ser específica, el esclavo Sficho, o genérica (Peso,
número o medida).

3. La Causa. En el primitivo Derecho romano los negocios eran abstractos,


es decir, no interesaba la explicitación de la causa, aunque fuera ilícita o
contraria a "Mores". Posteriormente se establecen ciertas defensas para el
supuesto de ausencia de causa o ilicitud de la misma. La palabra causa fue
empleada en varios sentidos: como la formalidad cumplida (La entrega de la
cosa). Como fuente de la obligación, así por ejemplo no es lo mismo la
entrega de la cosa en una "tradictio" que opera la transmisión de la
propiedad, que la entrega en un depósito o comodato. Como causa-fin,
entendiéndose por tal el fin objetivo por el cual se realiza el negocio o acto,
decimos objetivo para diferenciarlo del motivo, (Si tú compras, la causa-fin
será convertirte en propietario, el motivo puede ser variado y no interesa al
derecho; porque te gusta cerca de tu trabajo, etc.).
4- La forma. Este elemento aparece sólo cuando el acto o negocio es
solemne y en el antiguo Derecho romano la regla general era la solemnidad,
generalmente ritos verbales "Certa et sollemnia verba".

Elementos Naturales. Están en la naturaleza misma del acto o negocio pero


no resultan necesarios para concebirlo. Aunque las partes no lo mencionen,
ellos están implícitos, pero por no ser esenciales, las partes pueden
determinar expresamente su exclusión. Ejemplos de ellos serían las
garantías de evicción, vicios ocultos, etc.

Elementos Accidentales. Son aquellos que las partes pueden legalmente


incorporar al acto o negocio y cuya existencia ni es esencial ni se presume,
dependen de la voluntad y normalmente son las condiciones, el plazo, el
modo y las cláusulas penales "Stipulatio Penae" y en general los distintos
factores que se puede agregar a un contrato:

1. Condición. Es un acontecimiento futuro e incierto de cuya realización


depende la eficacia del negocio jurídico. Ej.: Te alquilaré la casa si Tirsio
regresa de Italia.

Es suspensiva la condición cuando el cumplimiento de la condición


determina el nacimiento del negocio y es resolutoria cuando el cumplimiento
de la condición produce la extinción del negocio.

En la condición suspensiva, mientras la condición no se ha cumplido


"Pendente conditione", existe sólo una expectativa de derecho, la cual es
transmisible por vía hereditaria y el titular expectante puede lograr medidas
conservatorias y si el deudor impide fraudulentamente el cumplimiento de la
condición, la misma se reputará como cumplida. "Condicis extitii", cumplida la
condición el negocio adquiere toda su eficacia como si fuere puro y simple.
Resulta controversial entre los autores el problema de sí opera la
retroactividad, es decir, si los efectos operan desde que se celebró el acto o
desde que se cumple la condición, pero en la época de Justiniano sí existió
la retroactividad."Defecta conditione", si la condición no se cumple, o se torna
cierto que jamás se cumplirá, se extingue la expectativa de derecho y todo
transcurre como si nunca hubiese existido el acto o negocio.

En la condición resolutoria distinguimos la condición extintiva, el


cumplimiento de la condición hace cesar la permanencia del beneficio para el
porvenir sin alterar los efectos de la existencia pasada (Te presto mi casa
hasta que le consiga comprador y la venda), y la condición resolutoria
propiamente dicha, en la cual el cumplimiento de la condición extingue la
situación desvaneciendo jurídicamente lo ya realizado.

La condición puede ser positiva, subordinando la eficacia del acto a la


realización de un acontecimiento futuro e incierto; y negativa, subordinándolo
a la no realización. La doctrina también establece las posibles e imposibles,
lícitas e ilícitas, casuales, potestativas y mixtas.

2. Término o plazo. Acontecimiento futuro y cierto del cual se hace depender


el nacimiento o la extinción del acto o negocio jurídico, puede ser
suspensivo, si su función consiste en dilatar o retrasar el nacimiento; y
resolutorio, si se busca la extinción. Es de advertir que para los romanos se
puede admitir una cierta incertidumbre en el plazo. Supuestos romanos:

A. "Dies certus an certus quando". (Te daré un caballo en Enero) se sabe


qué sucederá y cuándo.

B. "Dies certus an incertus quando". (Te daré un caballo cuando muera


Simplicio) Se sabe qué ocurrirá pero no se sabe cuándo.

C. "Dies incertum an certus quando". (Te daré un caballo cuando cumplas 20


años). No se tiene certeza si ocurrirá, pero de ocurrir, se sabe cuándo.

D. "Dies incertus an incertus quando". (Te daré un caballo el día que se case
Simplicio). No se sabe si ocurrirá y tampoco cuándo ocurrirá.
3. Modo. Sirve para designar una cláusula agregada a los actos de
liberalidad, por medio de la cual se impone al beneficiario un comportamiento
determinado. Ej.: Que sea Simplicio mi heredero, pero que en la hacienda
construya una iglesia.

INEFICACIA DEL NEGOCIO JURÍDICO.

Se debe distinguir dos supuestos: la nulidad y la anulabilidad.

La nulidad está ligada manera absoluta a la idea de las formas del negocio
jurídico, o que las personas sean incapaces, o carezcan de alguno de los
otros elementos esenciales. El acto se considera inexistente y por tanto no
susceptible de confirmación, es de pleno derecho y puede ser invocada por
cualquiera.

En la anulabilidad el acto o negocio existe, y en principio produce los efectos


jurídicos que se propusieron las partes, pero éstas pueden pedir su
anulación, o decretarla el magistrado debido a un obstáculo jurídico
existente. Los actos anulables son susceptibles de confirmación.

REPRESENTACIÓN.

Existen casos en los cuales la manifestación de voluntad es realizada por


persona distinta y estamos en presencia de la representación.

Cuando el representante obra en nombre y por cuenta del representado,


estamos frente a la denominada representación directa, todos los efectos
jurídicos resultantes del acto se producen en la persona del representado.
Cuando el representante obra a cuenta del representado pero a nombre
propio, estamos frente a la representación indirecta, los efectos del acto se
producen en el representante, esta última fue la que utilizaron los romanos.

En Roma podemos dar una aproximación de los casos que se presentan:

1. La acción de los "Filiifamiliaes"; mujer "Inmanus" y esclavos que adquieren


sin noticia del "Pater", lo adquirido ingresa al patrimonio de éste; pero en
cambio no lo pueden obligar, salvo la decisión del pretor de establecer en
aras de la equidad las "Actiones adirecticiae qualitatis"

2. Las figuras del mandato y la de gestión de negocios, comunes en el


derecho clásico.

3. La actuación del tutor y del curador, explicable por una "Fiducia", relación
de confianza basada en la Fides.

4. La figura del "Procurator", persona extraña que se ocupa de los negocios


de otra, incluso adquiría la posesión.

VICIOS DE LA VOLUNTAD.

La doctrina romana presenta como vicios de la voluntad y causas de


anulabilidad el error, el dolo y la violencia.

1. El Error. Falso conocimiento o ausencia de idea verdadera que se tiene


sobre el acto o negocio, o sobre un aspecto esencial del mismo. Este error
es llamado de hecho "Error facti". Existe el error de derecho “Error Juris" que
versa sobre la ignorancia o ausencia de conocimiento de las reglas jurídicas
objetivas, por seguridad jurídica el error de derecho es inexcusable, pero en
Roma puede ser invocado por ciertas personas: soldados, rústicos, mujeres,
menores, etc.
En doctrina se discute sobre la ignorancia y el error, y se atribuye a los
romanos las siguientes máximas: “Ignoratia facti excusant" eximiendo de
responsabilidad e '''Ignorancia non excusant legem", la ignorancia no excusa
de cumplir la ley. El error puede versar sobre el acto mismo o sobre distintos
aspectos de él. Errores esenciales son:

A. Error in negotio. Existe cuando hay un desacuerdo entre lo que las partes
han querido celebrar y lo realmente manifestado. Ejemplo: Simplicio entrega
una cosa a Tiburcio en depósito y éste cree recibirla en donación.

B. Error in personae. Existe cuando se realiza el negocio con una persona


distinta de aquélla con la cual se quería celebrar el mismo. La sola
equivocación sobre el nombre no resulta esencial, cuando el error recae
sobre las cualidades entonces si puede acarrear la nulidad.

C. "Error in corpore". Existe cuando el negocio se ha realizado sobre un


objeto distinto del que creía celebrarlo. Yo creo comprar al esclavo Lucio y el
vendedor cree venderme al esclavo Simplicio. El mero error sobre el nombre
del objeto no es esencial.

D. "Error in substantia". Recae sobre las características esenciales del objeto


del negocio. Creo comprar una barra de oro y se me vende una de cobre.
Los juristas romanos tuvieron divergencias sobre este error, así diferían
Ulpiano, Marcelo y Juliano.

E. "Error in quantitate". El error recae sobre la cuantía del objeto, sobre


aumento o disminución, aparece generalmente en la "Stipulatio". Me
prometes diez; te prometo cinco. Es nulo si el vendedor cree por 1.000 y el
comprador por 500. Pero al contrario no es nulo.

2. El Dolo. Realización de artificio o maquinación con el objeto de inducir una


declaración de voluntad constitutiva de un acto de derecho. Este dolo es el
dolo malo para los romanos, en el comienzo el "Ius civile" no admitió causal
de ineficacia, luego el pretor Aquilio Galo creó la "Actio dolí", acción penal
con carácter infamante y más tarde la "Restitutio in integrum". El dolo bueno
es el normal artificio utilizado en los negocios comunes, es cierta alteración
de la verdad.

Para que exista dolo se requieren ciertos presupuestos:


A. Debe provenir de la contraparte y no de un tercero.

B. El dolo debe ser causa determinante de la realización del acto (Dolo


principal, para diferenciarlo del dolo incidental, en cuyo caso el acto se
realiza, aunque con ciertas modificaciones).

C. Debe ocasionar un daño importante.

D. No debe haber dolo de ambas partes (El dolo de uno se subsume en el


dolo del otro).

La Violencia. Coacción ejercida para obtener la realización de un negocio o


acto jurídico. Puede ser física “Vis absoluta” o moral “Vis coactiva”. En la
primera es evidente que hay una inexistencia de la voluntad, requisito
esencial de realización del acto. La segunda dio motivo a la fórmula
octaviana "Actio quod metus causa" por la cual se pretende la restitución de
lo entregado o el cuádruplo de su valor, también existe la "Exceptio quod
metus causa" para repulsar la acción. Si la violencia es moral no hay
inexistencia de la voluntad, sino que ésta ha sido alterada o viciada. También
aparece la "Actio rem scripta" contra el tercero que se aprovecha del miedo,
sin perjuicio de ejercitar la "Restitutio in integrum".

Para que la violencia sea vicio del consentimiento se requiere: que sea
injusta; que el mal amenazado sea grave e inminente; que la amenaza sea
seria, capaz de impresionar a una persona normal y que la intimidación sea
utilizada como medio para la realización del acto.

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