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¿Cuál es el papel de la familia, comunidad y Estado en la prevención del reclutamiento y utilización

de niños, niñas y adolescentes?

Existe un compendio de normas en el país, que propenden por la protección de la infancia, por
ejemplo, la ley 1453 del 2011, que consagra una herramienta específica para la protección de los
niños y las niñas utilizados para la comisión de delitos; esta ley en su artículo 7 tipifica como delito,
la utilización de una persona menor de 18 años e impone una pena de prisión entre 10 y 20 años.

Teniendo en cuenta que el reclutamiento forzado es uno de las vulneraciones que más afecta a
nuestros niños, niñas y adolescentes, atentando contra su futuro y proyecto de vida, es necesario
generar acciones desde el Estado, la sociedad y la familia que permitan prevenir los factores de
riesgo y garantizar sus derechos, atendiendo el principio de corresponsabilidad que enuncia la Ley
1098 de 2006.

El riesgo tiene que ver con la amenaza, la falta de garantía de derechos y con la vulnerabilidad de
nuestros niños, niñas y adolescentes que está relacionado con la falta de protección integral por
parte del Estado. En este caso, el riesgo responde a la vulneración falta de garantía y no al modus
operandi que utilicen los grupos reclutar. Aunque podrían relacionarse de alguna manera, no
depende el primero del segundo. Es decir, el reclutamiento puede darse por la fuerza,
intimidación, amenaza, coacción o por seducción, invitación, engaño. Lo que debe buscar una
política de prevención del reclutamiento y utilización es eliminar el riesgo y contrarrestar las
situaciones de vulnerabilidad, independientemente el modus operandi de los grupos armados al
margen de la ley.

De acuerdo a los principios consignados en la Ley 1098 de 2006 o Código de Infancia y


Adolescencia, en particular el de corresponsabilidad (artículo 10) en el cual se establece que la
familia, la sociedad y el Estado, son responsables de la atención, cuidado y protección de los niños,
niñas y adolescentes. Para avanzar en la protección y el reconocimiento de los derechos de los
niños, niñas y adolescentes es necesario concientizar, movilizar y sensibilizar a toda la comunidad,
la familia e instituciones como la escuela, las iglesias, las autoridades municipales, y organizaciones
sociales, con el fin de asegurar el desarrollo integral de la infancia y la adolescencia.

¿De qué manera puede Usted contribuir a proteger a los niños, niñas y jóvenes de su comunidad,
frente al reclutamiento forzado? El reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes
son violaciones a los derechos de una población que demanda protección integral por parte de
todos: familia, sociedad y Estado. Un sólo caso indica que, en algo o mucho, hemos fallado. Nos
señala que no los hemos protegido de ser víctimas de la guerra, los conflictos, la violencia, de una
de las peores formas de trabajo infantil y de un crimen de guerra; al igual que de los delitos de
reclutamiento ilícito y de utilización de menores de 18 años. Se trata de actos inhumanos que
afectan su integridad física y mental, causando intencionalmente grandes sufrimientos.

Estas prácticas son un indicador dramático de la precariedad del desarrollo. Alejan del horizonte la
posibilidad de construir condiciones de paz y mantenerlas; en paralelo impiden una verdadera
reconciliación nacional.

Por tanto, debemos ser muy conscientes de este delito. La apuesta de todos, absolutamente
todos, es evitarlo. Su ocurrencia afecta el goce efectivo de derechos y el desarrollo de los niños, de
sus familias, de las comunidades y del país, en su conjunto, al igual que tensiona el ejercicio de los
derechos de las víctimas a la verdad, justicia y reparación. El reclutamiento y utilización de
personas menores de 18 años debe prender todas las alarmas. Una sociedad civilizada impide su
ocurrencia. Por tanto, evita que niños, niñas y adolescentes experimenten una vida en armas;
neutraliza los planes sistemáticos de reclutamiento y utilización que diseñan e implementan los
armados; activa todas las medidas necesarias para erradicar tales prácticas; llama al rechazo y la
movilización ciudadana en su contra y promueve políticas públicas que incorporen la prevención
del reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes. Una sociedad madura sabe que
prevenir es más efectivo y menos costoso que atender. No en vano, convoca todos los esfuerzos
para fortalecer entornos protectores y actuar antes de la perpetración de estas violaciones.
Unirnos por todos los niños de Colombia y el mundo para evitar que se sigan cometiendo estos
actos tan barbaros y que hacen sufrir una familia entera, lo comento, porque a mi familia le paso y
solo espero que no hay más casos así debemos concientizarnos que los niños y adolescentes
merecen mejores cosas para su vida y acabar con estos grupos armados que no quieren el bien
para ellos si no hacerlos sufrir …

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