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I.

LA COMUNICACIÓN HUMANA

1. ¿Qué es la comunicación?

Entre los muchos esfuerzos para explicarse qué es la comunicación ha sido necesario remitirse,
incluso, a las formas más básicas de este fenómeno, de tal manera que al definir el concepto no se
confunda con otro o dejen de considerarse algunas de las formas en que se manifiesta
objetivamente. Es así como, desde su origen, en esta disciplina se reconocen formas de
comunicación animal, comunicación entre sistemas, comunicación orgánica o celular y
comunicación humana.

En tanto que la comunicación es siempre la expresión de una relación, la comunicación humana es


reflejo de una relación humana. Luego, si naturalmente somos seres de comunicación,
naturalmente somos seres de relación; es decir, entes sociales. Esto es, parte de la naturaleza
humana es su capacidad de integración social, pero no sólo eso, sino que esas relaciones sociales
que también caracterizan a otros seres vivos, adquieren un carácter especial por la cualidad
racional que poseemos los humanos.

Gracias a esa capacidad racional, las sociedades humanas hacen más que agruparse: se organizan
para administrar los bienes que obtienen de la naturaleza. Y como parte de la misma naturaleza,
los seres humanos de hoy, son producto de los cambios evolutivos que han sufrido en su
constitución física y en sus propias habilidades cognitivas. Tal evolución ha tenido, a su vez, una
expresión en las formas de comunicación de los grupos humanos desde su origen y hasta nuestros
días.

Como ya lo hemos visto, el ser humano entra en relación con sus semejantes gracias a la
comunicación. De ahí el principio de la existencia de las sociedades humanas, mismas que
adquieren complejidad especial o se desarrollan como consecuencia de su potencial racional. En
ese sentido, la comunicación se vale de un instrumento más básico que el mensaje mismo, el cual
funge como elemento de enlace. Este instrumento es el lenguaje.

El objeto de la ciencia de la comunicación de la que habla Wilbur Schramm2— es definida como un


proceso, el proceso que da vida al lenguaje, el proceso por excelencia en las distintas formas de la
relación humana. Inclusive, en 1960 David K. Berlo intitula a su libro introductorio de teoría y
práctica de la comunicación El proceso de la comunicación.

La comunicación humana manifiesta la condición del hombre y la mujer, por lo que buena parte de
los problemas del ser humano, tanto como sus virtudes, se verán reflejados en sus actos de
comunicación.

Entonces, la comunicación es un proceso porque la única manera de asirlo como un todo, del
mismo modo que el resto de los fenómenos que estudia la ciencia, es mediante la identificación de
sus diferentes etapas, que presentan una continua modificación en el tiempo. Por ejemplo, si bien
solemos reconocer a emisores y receptores como dos roles* o entidades* distintas, observaremos
que el comportamiento de unos está en directa correspondencia con los otros. Esto es, si hemos
de referirnos a un mensaje, las preguntas que nos hacemos de manera natural son: ¿a quién está
dirigido? y ¿quién lo emite?, incluso antes de conocer el contenido.

Los componentes de un proceso ‘interaccionan’, es decir, cada uno de ellos influye sobre los
demás.”

La comunicación se explica como un proceso por:

Su naturaleza dinámica, cambiante y transformadora.

Su relación con otros fenómenos naturales o sociales.

La necesidad de explicar sus elementos y sus interrelaciones.

Las contradicciones que suelen presentarse en determinadas circunstancias.

Es la manera como la ciencia explica los fenómenos de la naturaleza: sus leyes y transformaciones,
a fin de demostrarlos, inducirlos, reproducirlos o modificarlos.

Un proceso es la sucesión de cambios que manifiesta todo acontecimiento del universo

Los investigadores de la escuela empírico-analítica (1930-1950), herederos del positivismo,


realizan una serie de experimentos y mediciones para conocer los efectos o las características de
la comunicación en sus diferentes niveles.

Una de las grandes aportaciones de esta escuela es el empleo de modelos que representasen el
proceso. En esta lógica, los funcionalistas sugieren que el primer autor que se ocupa de la
comunicación, por estudiar y explicar el uso del lenguaje con propósitos específicos, fue
Aristóteles (384-322 a. n. e.). Este filósofo griego, quien también desarrolla un método analítico,
explica la retórica, a la que define como la “búsqueda de todos los medios posibles de
persuasión”. Así, organiza su trabajo en tres capítulos:

1. La persona que habla - Quién

2. El discurso que pronuncia - Qué

3. La persona que escucha - Quién

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