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Interaccionismo simbólico

El interaccionismo simbólico, cuyo fundador principal es George H. Mead, junto


con Charles H. Cooley y William J. Thomas, pero el término se debe a Herbert
Blumer, se centra en cómo los símbolos, tanto verbales como no verbales, facilitan
la comunicación. entre las personas y cómo esta comunicación construye la
sociedad.
En este enfoque, las interacciones continuas ayudan a construir el significado de
las situaciones sociales cotidianas, lo que establece las expectativas mutuas entre
individuos y grupos, a diferencia del conductismo, que ve la conducta como una
respuesta automática a estímulos externos, el interaccionismo simbólico considera
que la conducta es una construcción subjetiva basada en la interpretación de uno
mismo, de los demás y de las expectativas sociales.
Este enfoque también aborda la influencia de los medios de comunicación de
masas y la formación de la opinión pública, destacando la importancia de
considerar la diversidad de formas y contenidos de los medios, así como la
variabilidad en las respuestas individuales a ellos, además, subraya la
interdependencia de todas las formas de comunicación y la necesidad de estudiar
la influencia de los medios en el contexto social cambiante.
En el interaccionismo simbólico, los medios de comunicación se ven como
herramientas que influyen en la construcción de significados y en la formación de
la opinión pública. Se entiende que los medios de comunicación no solo
transmiten información, sino que también contribuyen a la creación de sentido y
significado en la sociedad.
Se reconoce que los medios de comunicación tienen un impacto en cómo
percibimos el mundo y en cómo nos relacionamos con los demás. Además, se
estudia cómo las personas interpretan y responden a los mensajes mediáticos de
manera individual y colectiva.
En lugar de ver los medios como simples transmisores de información, el enfoque
del interaccionismo simbólico resalta la importancia de comprender cómo los
mensajes mediáticos interactúan con las experiencias y percepciones individuales
y sociales de las personas.

Ervin Goffman.
Goffman se centra en analizar la vida cotidiana como una representación teatral,
donde las personas actúan ante los demás, gestionando impresiones y siguiendo
normas sociales. Su obra principal, "Frame Analysis", se enfoca en la organización
de la experiencia individual, no en la estructura social en sí misma.
El concepto clave en la teoría de Goffman es el de "marco", que se refiere al
sistema de premisas que permite dar sentido al flujo de eventos en la interacción
social. Los participantes en una interacción cooperan para definir la situación y
esperan comportamientos apropiados dentro de ese marco.
Goffman también examina la construcción de la identidad y los signos de estigma
en la sociedad, así como la representación de género en la publicidad. Su enfoque
metodológico se encuentra entre lo cualitativo y la intuición personal, y se
distancia de los análisis sociales cuantitativos tradicionales
Aunque su trabajo no se centra principalmente en este tema, él también exploró
cómo se representan ciertos aspectos en los medios. Por ejemplo, examinó la
imagen de la mujer en la publicidad y cómo se ritualiza la feminidad en estos
contextos. Goffman argumenta que los publicistas no crean expresiones rituales
nuevas, sino que utilizan el mismo repertorio de exhibiciones y lenguaje ritual que
todos nosotros en situaciones sociales, con el objetivo de hacer interpretable un
acto previsto.
Además, el texto menciona un estudio de Goffman sobre la radio y cómo los
oyentes deben aceptar ciertas reglas para comprender los mensajes radiofónicos.
Aunque este tema no constituye una gran parte de su obra, demuestra su interés
en cómo se comunican y perciben los mensajes en diferentes contextos sociales.

El construccionismo

El construccionismo en los estudios de comunicación se centra en cómo


percibimos y entendemos la realidad. Según este enfoque, la realidad no es algo
objetivo y fijo, sino que se construye a través de nuestras interacciones sociales y
el uso del sentido común.
Imagina que estás viendo una telenovela. Aunque sabes que lo que ves no es real,
aún así le das significado y lo integras en tu vida cotidiana. Los medios de
comunicación, como la televisión o la radio, tienen un papel importante en este
proceso, ya que influyen en cómo percibimos y entendemos el mundo que nos
rodea.
El lenguaje también es fundamental en la construcción de la realidad. A través de
las palabras, compartimos experiencias y establecemos lo que es "normal" o
"real".
En resumen, el construccionismo nos dice que nuestra percepción de la realidad
está influenciada por nuestras interacciones sociales, los medios de comunicación
y el lenguaje que usamos. La realidad no es algo objetivo, sino que se construye y
se interpreta de manera subjetiva.
La etnometodología

La etnometodología es un enfoque en los estudios sociales que se centra en


entender cómo las personas dan sentido y realizan sus acciones en su vida diaria.
Harold Garfinkel, quien acuñó el término, observó cómo los jurados populares en
Estados Unidos tomaban decisiones y desarrolló este enfoque para estudiar cómo
las personas interpretan y llevan a cabo sus actividades cotidianas.
Este enfoque se centra en la vida diaria y en cómo las personas toman decisiones
y actúan de manera racional en su entorno social. No cuestiona la existencia de la
realidad, pero reconoce que hay múltiples formas de percibirla y entenderla.
Algunos puntos clave de la etnometodología son:
a) Se estudia la sociedad desde el punto de vista de quienes participan en ella. b)
El objeto de estudio principal son las actividades cotidianas. c) Se reconoce que
los individuos están constantemente tomando decisiones y demostrando la
racionalidad de sus acciones. d) Se entiende que la racionalidad de la acción es el
resultado de prácticas comunes socialmente organizadas. e) Se considera que
cada situación organiza las actividades que la componen de manera coherente.
La etnometodología también presta atención al lenguaje y enfatiza la importancia
del contexto en la comprensión de las interacciones sociales. Se centra en cómo
los hablantes y oyentes comparten significados y comprensiones comunes, y
cómo estas se construyen en el proceso de interacción.
Algunos autores han adoptado este enfoque para analizar cómo los medios
contribuyen a la construcción social de la realidad. En lugar de considerar a los
medios como simples elementos dentro del entramado social, la etnometodología
resalta que los medios de comunicación son una parte activa en la construcción de
la realidad social. Ellos construyen y presentan realidades que circulan en la
sociedad.

La perspectiva funcionalista en el estudio de la comunicación


se originó en parte en las ideas de Auguste Comte y Émile Durkheim, pero su
desarrollo moderno fue influenciado principalmente por la antropología,
especialmente por los trabajos de Radcliffe-Brown y Malinowski. Estos
antropólogos sostuvieron que para comprender una sociedad o cultura en su
conjunto, es necesario estudiar sus principales instituciones y explicar el
comportamiento de sus miembros a través del análisis de las funciones sociales.
El contexto en el que el funcionalismo ganó rápida aceptación en los estudios de
comunicación puede entenderse considerando el surgimiento del paradigma
conductista en la psicología en las décadas de 1920 y 1930. El conductismo
enfatizaba la observación objetiva y el estudio de las respuestas y estímulos en el
comportamiento humano, lo que se alineaba con la visión de la sociedad de
masas como un sistema donde los medios de comunicación tenían un impacto
significativo en las audiencias.
El funcionalismo proporcionó una perspectiva que se adaptaba bien a la ideología
liberal-capitalista predominante en Estados Unidos, al enfatizar la autonomía del
individuo y la autoregulación del mercado de ideas. En contraste con las ideas
conductistas, que sugerían que los medios de comunicación eran poderosos
manipuladores de masas, el funcionalismo presentaba a los individuos como libres
y los medios como proveedores de información para satisfacer las necesidades de
los consumidores.
El éxito del funcionalismo también se debió a su capacidad para adaptarse a las
demandas de conocimiento de la época y su pluralidad de teorías y métodos.
Tanto la parte teórica como la empírica del funcionalismo contribuyeron a su
influencia en los estudios de comunicación. La parte teórica, basada en el
estructural funcionalismo de Talcott Parsons, concebía la sociedad como un
sistema integrado y estudiaba las funciones sociales para comprender su
funcionamiento. La parte empírica, liderada por investigadores como Lazarsfeld,
se centraba en estudios concretos sobre los medios de comunicación y su impacto
en la sociedad.
Los principios básicos del funcionalismo incluyen el análisis de las funciones
sociales, la interdependencia entre la estructura social y las funciones que se dan
en ella, y la necesidad de estudiar tanto la estructura como el cambio social.
Además, se destaca que el análisis funcional no está inherentemente ligado a
ninguna ideología específica, aunque los análisis particulares pueden tener
implicaciones ideológicas.
Las funciones de la comunicación de masas son un aspecto fundamental para
comprender el papel de los medios en la sociedad. Lasswell, uno de los primeros
en abordar este tema, identificó tres funciones principales:
1. Vigilancia del entorno: Los medios de comunicación tienen la tarea de
informar sobre lo que sucede en el mundo, revelando amenazas y
oportunidades que puedan afectar a la sociedad y sus partes
constituyentes.
2. Correlación de los componentes sociales: Este proceso implica la
coordinación de la sociedad para responder a los desafíos y cambios del
entorno.
3. Transmisión del legado social: Los medios tienen la responsabilidad de
preservar y transmitir la cultura, los valores y las tradiciones de una
sociedad a través del tiempo.
Wright, por su parte, añadió una cuarta función importante:
4. Entretenimiento: Reconociendo el papel de los medios en proporcionar
distracción y placer a la audiencia, el entretenimiento se convierte en una
función crucial de la comunicación de masas.
Además, Lazarsfeld y Merton destacaron algunas funciones sociales adicionales:
 Otorgadora de status: Los medios pueden conferir estatus social a
personas, organizaciones y movimientos al destacar su presencia pública.
 Compulsión de normas sociales: Exponer situaciones que desafían las
normas sociales establecidas puede obligar a la sociedad a replantearse
esas normas y tomar medidas al respecto.
 Disfunción narcotizante: Aunque los medios pueden proporcionar una
sensación de participación en la realidad social, esto a menudo conduce a
una participación superficial y a una falta de acción real por parte de la
audiencia.
También se aborda cómo los medios pueden perpetuar el statu quo y restringir la
visión crítica, especialmente cuando están controlados por intereses económicos.
Se plantean condiciones para el uso efectivo de los medios en la propaganda para
objetivos sociales, como la monopolización, la canalización y la complementación,
aunque se reconoce que raramente se dan en la práctica.
Finalmente, se proponen nuevas funciones de la comunicación de masas, como la
disminución de la ansiedad, la compensación emocional, la compañía, la
información y la reafirmación individual. Estas funciones reflejan las necesidades y
expectativas cambiantes de la sociedad contemporánea y plantean el desafío de
comprender las funciones de las nuevas tecnologías, como Internet, en el contexto
actual.
El funcionalismo, como perspectiva teórica en el estudio de la comunicación de
masas, ha sido objeto de críticas significativas que han puesto de manifiesto sus
limitaciones y deficiencias. Aquí se presentan algunas de las críticas más
relevantes:
1. Enfoque fragmentado y descontextualizado: Se critica que el
funcionalismo tiende a estudiar la comunicación de masas de manera
segmentada y sin considerar el contexto histórico y temporal. Esto limita su
capacidad para comprender la complejidad de los fenómenos
comunicativos.
2. Visión simplificadora del entretenimiento: Se señala que la concepción
de entretenimiento utilizada por algunos funcionalistas es demasiado
simplista, al entenderlo únicamente como evasión. Además, se argumenta
que este enfoque no aborda adecuadamente los aspectos culturales y
sociales implicados en los procesos de entretenimiento.
3. Limitaciones en la interpretación de la sociedad: Se critica que el
funcionalismo ofrece una interpretación incompleta de la sociedad, ya que
carece de una explicación histórica y tiende a representar las funciones
sociales como necesidades, ignorando las dinámicas de conflicto y cambio
social.
4. Limitaciones metodológicas: Se señala que los métodos utilizados en la
investigación funcionalista tienen importantes limitaciones, como la falta de
una teoría sociológica general al inicio de la investigación y la tendencia a
simplificar la opinión pública como la suma de opiniones individuales.
5. Separación sujeto-objeto: Se critica que el funcionalismo parte del
principio de observar el objeto de estudio desde fuera, lo que puede llevar a
una comprensión superficial de los procesos sociales y a la falta de
consideración del papel del investigador como sujeto activo en la
investigación.
6. Influencia de las fuentes de financiación: Se señala que la investigación
funcionalista puede estar condicionada por las fuentes de financiación, que
a menudo provienen de la propia industria de la comunicación de masas y
otros organismos con intereses específicos.
7. Visión conservadora de la sociedad: Se critica que el funcionalismo, al
centrarse en el equilibrio y la integración social, tiende a legitimar el status
quo y a ignorar los conflictos y las tensiones sociales. Se argumenta que
esta perspectiva es conservadora y no aborda adecuadamente los
problemas sociales y políticos de la sociedad.

La Escuela de Fráncfort
fundada en el período de entreguerras, se destacó por su enfoque crítico hacia los
medios de comunicación y la cultura de masas. En un principio, los miembros de
esta escuela tenían la esperanza de que los nuevos medios, como el cine y la
radio, pudieran ser instrumentos revolucionarios para permitir la participación de
las masas en la cultura y la política. Sin embargo, se desilusionaron al observar
cómo estos medios eran cooptados por intereses políticos y comerciales,
convirtiéndose en herramientas de manipulación ideológica y control social.
Uno de los conceptos clave desarrollados por la Escuela de Fráncfort es el de la
"industria de la cultura", propuesto por Adorno y Horkheimer. Este concepto
sugiere que la cultura se ha convertido en una mercancía más en la sociedad
capitalista, donde los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la
producción y distribución de esta cultura estandarizada. En lugar de fomentar la
creatividad y la diversidad cultural, los medios contribuyen a la homogeneización
de la sociedad al promover valores y normas que refuerzan el status quo.
La noción de "pseudocultura" también es fundamental en el análisis de la Escuela
de Fráncfort. Se refiere a una forma de cultura que, en lugar de enriquecer y
ampliar las facultades intelectuales y sensibles de las personas, se convierte en
una herramienta de manipulación ideológica destinada a mantener el sistema de
producción y los intereses comerciales dominantes. La pseudocultura promueve
una visión superficial y estandarizada del mundo, reforzando valores y
comportamientos que benefician al sistema capitalista.
El texto también aborda cómo los medios de comunicación contribuyen a la
fragmentación y uniformidad de los mensajes, la homogeneización de los públicos
y la selección de valores que caracterizan a la sociedad de masas. Esto conduce a
una sociedad unidimensional, donde se niegan las alternativas y se impone una
única visión del mundo, alineada con los intereses del poder dominante.
La fragmentación de los mensajes se refiere al hecho de que, a pesar de la
aparente multiplicidad de contenidos en los medios de comunicación, estos
tienden a seguir patrones repetitivos y superficiales. Esto se debe a que los
medios, tanto por motivos económicos como ideológicos, tienden a producir una
limitada variedad de mensajes que se ajusten a las demandas del mercado y
reflejen los intereses dominantes. Además, la repetición constante de estos
mensajes contribuye a la persuasión acrítica de la audiencia, ya que el receptor
puede recibir más información de la que puede asimilar y la asimila de manera
pasiva.
La uniformidad de los mensajes es un fenómeno relacionado, donde, a pesar de la
aparente diversidad de contenidos, los mensajes tienden a seguir prototipos
preestablecidos. Esto se debe a la estructura productiva de la industria de la
cultura, que impone limitaciones en la variedad de producciones culturales.
La homogeneización de los públicos se refiere al fenómeno por el cual los medios
de comunicación promueven una identificación colectiva con los modelos de
consumo y comportamiento de las clases dominantes. Aunque el poder adquisitivo
debería ser un factor de diferenciación social, los medios fomentan la identificación
con los bienes y comportamientos asociados con las clases dominantes, lo que
contribuye a la uniformidad de los deseos de la audiencia.
Finalmente, la selección de valores es un proceso mediante el cual los medios de
comunicación promueven ciertos valores que son compatibles con los intereses
del sistema dominante. Esto se traduce en la reproducción constante de
estereotipos y narrativas que refuerzan el status quo y desalientan la reflexión
crítica sobre las estructuras sociales existentes. En conjunto, estos aspectos
contribuyen a la creación de una sociedad unidimensional, donde se impone una
única visión del mundo y se rechazan las alternativas alineadas con los intereses
del poder dominante.
El texto aborda dos corrientes importantes en el estudio de los medios de
comunicación: la economía política y los estudios culturales.
En cuanto a la economía política, se realiza una reflexión crítica sobre el papel de
los medios de comunicación de masas desde una perspectiva económica. Esta
corriente analiza cómo los intereses económicos influyen en el funcionamiento de
los medios y cómo construyen una ideología a partir de sus discursos, lo que
impacta en la sociedad. Se critica la Mass Communication Research,
considerando que está influenciada por los intereses capitalistas en el uso de los
medios de comunicación de masas.
Los estudios de la economía política se dividen en tres campos de estudio según
Montero (1994): el análisis de la propiedad de los medios, los análisis de
contenido para mostrar la manipulación ideológica, y la circulación de la
información y su influencia en la sociedad. Estos estudios buscan descubrir las
relaciones de poder económico que controlan los medios de comunicación, tanto a
nivel nacional como internacional, donde se destaca la hegemonía comunicativa
de Estados Unidos.
1. Análisis de la propiedad de los medios: Este campo se enfoca en
investigar quiénes son los propietarios de los medios de comunicación y
cómo influyen en su funcionamiento y en la información que se produce. Se
busca entender cómo la concentración de la propiedad de los medios en
manos de unos pocos puede afectar la diversidad de voces y la pluralidad
de opiniones en la sociedad. Además, se investiga cómo los intereses
económicos de los propietarios pueden influir en la agenda informativa y en
la forma en que se presentan los acontecimientos.
2. Análisis de contenido para mostrar la manipulación ideológica: En este
campo, se examinan los contenidos de los medios de comunicación para
identificar patrones de manipulación ideológica. Se busca evidenciar cómo
ciertos discursos, temas o enfoques se presentan de manera sesgada para
promover ciertos valores o intereses. Esto implica analizar tanto el
contenido explícito como implícito de los mensajes mediáticos y cómo estos
pueden influir en la percepción de la realidad por parte del público.
3. Circulación de la información y su influencia en la sociedad: Este
campo se centra en estudiar cómo se distribuye la información a través de
los medios de comunicación y cómo esta circulación afecta a la sociedad en
términos de opinión pública, comportamiento social y estructura de poder.
Se investiga cómo los mensajes mediáticos pueden influir en la formación
de la opinión pública, en la conformación de identidades colectivas y en la
reproducción de relaciones de poder en la sociedad. Además, se analiza
cómo la circulación de la información puede estar condicionada por
intereses políticos, económicos y culturales.
Por otro lado, los estudios culturales británicos se centran en los cambios
culturales surgidos después de la Segunda Guerra Mundial. Estos estudios, de
raíz marxista, consideran que la sociedad está influenciada por su estructura de
clase y por las instituciones político-económicas. Ven a los medios de
comunicación como textos que reflejan los valores culturales emergentes y los
significados en un período histórico determinado.
Los estudios culturales británicos critican la teoría de la cultura marxista clásica y
plantean que la cultura dominante establece formas preferentes de lectura de los
medios, que son asumidas consciente o inconscientemente por la audiencia.
También destacan la polisemia de los mensajes mediáticos y cómo diferentes
grupos sociales desarrollan distintos sistemas de interpretación de la cultura de
masas.
Por último, se critica desde una perspectiva positivista la fiabilidad de los métodos
de análisis de la perspectiva crítica, argumentando que no permiten la
cuantificación y que sus conclusiones no pueden generalizarse. Esto lleva a
replantear muchas de las características atribuidas a la cultura de masas y a
cuestionar la visión tradicional de los efectos de los medios de comunicación.

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