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Psicoenergética

Método de
psicoterapia corporal
para integrar
las emociones y el cuerpo

Roberto Navarro Arias

Ir

EDITORIAL
PAX MÉXICO
EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIAN

Amigo lector:

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EDITORIAL PAX MÉXICO

COORDINACIÓN EDITORIAL: Matilde Schoenfeld


PORTADA: Perla A. López Romo
ILUSTRACIONES: Roberto Navarro

O 2007 Editorial Pax México, Librería Carlos Cesarman, S.A.


Av. Cuauhtémoc 1430
Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. 03310
Teléfono: 5605 7677
Fax: 5605 76(30
editorialpax@editorialpax.com
www.editorialpax.com

Primera edición
ISBN 13 dígitos: 978-968-860-812-8
ISBN 10 dígitos: 968-860-812-2
Reservados todos los derechos
Impreso en México / Printed in Mexico
Indice

Prefacio vii
CAPÍTULO 1. La psicología de la experiencia del cuerpo 1
Es dificil conocernos a nosotros mismos 2
Diferencias entre el yo y el propio yo 5
Aspectos de la propia imagen corporal 10
CAPÍTULO 2. Personalidad: rasgos, estructuras y energías 17
Las estructuras de nuestra realidad cuerpo-mente 19
Los niveles de energía del organismo 24
CAPfTULO 3. Estrés, neurosis, y mecanismos defensivos 29
Estrés 29
Aspectos generales de la neurosis 31
Mecanismos defensivos de la neurosis 34
Modelo estructural de la neurosis 38
Armadura de la personalidad 44
Lectura corporal y evaluación psicocorporal 46
CAPÍTULO 4. Postulados clínicos de la psicoenergética 51
Características de los rasgos neuróticos 52
Los neuróticos no se comprenden a sí mismos 53
Atención dirigida y conciencia imaginativa del propio
organismo 56
Dolor y pensamientos automáticos 61
La liberación emocional 65
Miedo a la libertad 71
CAPÍTULO 5. Las emociones humanas y la inteligencia emocional 75
Las emociones humanas 76
La inteligencia emocional 80
El cultivo de las emociones positivas 82
Para disfrutar una vida emocional sana 85
CAPÍTULO 6. Las máscaras y los juegos neuróticos 89
La psicología del vestido 89
iv + ÍNDICE

Los distintos estilos de manipulación 94


CAPÍTULO 7. Psicoterapia de los pensamientos 101
Funciones de la inteligencia 102
Manejo de los pensamientos neuróticos 104
Práctica del pensamiento relativo 113
CAPÍTULO 8. Cultivo de la imaginación creativa 117
Técnicas para dirigir las fantasías 120
Manejo de situaciones sin concluir y estados de choque 126
CAPÍTULO 9. Mejorando las funciones de la percepción 131
El contacto visual 131
Manejo de los bloqueos oculares 133
El contacto oral 139
Manejo de los bloqueos orales 146
El contacto auditivo 151
CAPÍTULO 10. Psicología del cuello, hombros, espalda y brazos 155
La psicología del cuello 155
Manejo de las tensiones del cuello 158
Psicología de los hombros, la espalda y los brazos 165
Manejo de las tensiones de hombros, espalda y brazos 170
CAPÍTULO 11. Psicología del balance pélvico y de las piernas 179
Psicología de las piernas y de los pies 182
Manejo de las tensiones de la pelvis y de las piernas 185
CAPÍTULO 12. Psicología de la respiración y del corazón 191
Manejo de la angustia y de los bloqueos respiratorios 198
Psicología del corazón 205
CAPÍTULO 13. Psicoenergética de las funciones asimilativas 209
Psicología de la digestión 210
Psicoterapia de las funciones asimilativas 217
CAPÍTULO 14. Liberación sexual y orgásmica 229
Actitudes y expectativas ante las relaciones sexuales 230
Amor y enamoramiento 232
Problemas en el funcionamiento sexual 234
Técnicas de psicoterapia sexual breve 237
Hacia una psicología del orgasmo 248
APÉNDICE 1: Manejo e interpretación de los sueños 251
ÍNDICE + y

Diferentes tipos de sueños 252


El simbolismo de los sueños 255
Manejo de los mensajes oníricos 257
La narración en el presente 261
La identificación 261
El diálogo entre las partes 262
¿Qué falta en los sueños? 263
El trabajo corporal 264
Las situaciones incompletas 265
Bibliografla 267
Prefacio

A. pesar de los recientes cambios sociales y políticos, México sigue siendo un


país con profundas desigualdades sociales, educativas y —sobre todo—
económicas. Se sitúa entre los países con mayor deserción escolar y menos
lectores (en promedio, las personas adultas leen un libro por año). La
corrupción, la pobreza, el desempleo y el subempleo son alarmantes, así
como el machismo y la violencia familiar, sobre todo contra las mujeres
y los niños.
Abundan los trastornos emocionales: estrés, depresión, alcoholismo y
abuso de drogas, igual que los malestares psicosomáticos. Son muy cono-
cidas las sensaciones de soledad y cansancio por vivir en un mundo com-
petitivo y sujeto a frecuentes cambios; además, la violencia social, genera-
da por la deshumanización de las estructuras familiares y económicas, se
manifiesta en actos delictivos: robos, asaltos, secuestros y narcotráfico.
En las sociedades televisivas que fomentan el consumo masivo, muchos
hombres y mujeres se convierten en meros productos: muestran narcisismo
y robotización; aunque desconfían de los demás, se rigen por la moda, el
qué dirán y las falsas apariencias sociales. Viven de manera rutinaria, olvi-
dan sus sentimientos y reaccionan de manera automática ante las circuns-
tancias.
Sin embargo, los hombres y las mujeres necesitamos tomar nuestras
decisiones, desarrollarnos como personas y encontrar sentido a nuestra
existencia y al universo que nos rodea. Aspiramos a la recreación, la libe-
ración periódica de las tensiones y a ser creativos. Tenemos derecho a bus-
car la felicidad, a ser autosuficientes y a expresarnos con actividades pro-
ductivas y relaciones personales que nos hagan sentir vivos.
Como parte de un control social de pésimo gusto, la psicología y la
psiquiatría suelen emplear lenguajes técnicos que son muy difíciles de en-
tender; no obstante, el bienestar de la humanidad requiere que los cono-
cimientos se difundan mediante un lenguaje claro y comprensible para to-
dos. Internet cobra cada vez más mayor importancia en la difusión de la
cultura y las ciencias, junto con algunos libros técnicos modernos que son
prácticos y están bien editados.
VII
viii + PREFACIO

A principios del siglo pasado, la psicología tradicional enseñaba que es-


tamos constituidos por mente y cuerpo como partes opuestas que luchan
entre sí; por el contrario, las psicologías humanistas contemporáneas (me-
jor integradas) consideran que la identidad personal —lo que llamamos el
propio yo— es el conjunto unificado de nuestro organismo vivo, con todas
sus funciones y estructuras.
Este libro introduce la psicoenergética, psicoterapia corporal diseñada
para solucionar los malestares causados por las presiones (el estrés) y los
problemas familiares y sociales propios de las sociedades actuales, e ilustra
puntos de vista y técnicas derivadas de mi experiencia como profesor, in-
vestigador, psicoterapeuta y director de entrenamiento para psicólogos y
psicoterapeutas durante más de 30 años.
Asimismo combina técnicas, ejercicios e intervenciones verbales con el
propósito de superar las alteraciones emocionales y eliminar los rasgos y
conductas neuróticas, favorece el equilibrio del sistema nervioso autóno-
mo mediante distintas formas de catarsis emocional e impulsiva, y abre ca-
minos hacia la plena salud psicocorporal y el desarrollo integral de la per-
sonalidad.
La primera edición, que fue reimpresa, estuvo a la venta en librerías y
grandes centros comerciales, por lo cual fue apreciada por el público en ge-
neral como equivalente moderno de la tradicional psicología médica. Fue
el texto favorito en programas (diplomados) y talleres de psicoterapia, re-
habilitación, masaje y desarrollo humano. Tuvo gran aceptación entre los
profesionales de la salud (psicoterapeutas, psiquiatras, médicos, etcétera) y
en grupos de autoayuda, como AA.
Una vez agotada esa edición, varios estudiantes, colegas y amigos ma-
nifestaron interés en que el libro siguiera vivo. Me comentaron que es fá-
cil de entender y proporciona medios eficaces para recuperar la alegría de
vivir. Los psicoterapeutas (corporales y de otras orientaciones) encontra-
ron en él sugerencias útiles para manejar exitosamente los problemas par-
ticulares de sus pacientes. Algunos hombres y mujeres practicaron algunos
ejercicios del libro, lo cual les ayudó a superar sus malestares emociona-
les.
Motivado por estos logros, decidí redactarlo de nuevo, procurando un
estilo todavía más accesible. Conservé lo mejor de antes y agregué impor-
tantes avances en algunos campos científicos (sociología, psicología, psi-
quiatría, medicina y psicoterapia) con el propósito de acrecentar su utilidad.
La práctica de las psicoterapias corporales se ha extendido en nuestro
país y por todo el mundo, a la vez que aumenta continuamente la de-
PREFACIO 4- ix

manda de especialistas bien capacitados. Por otra parte, las personas inte-
resadas en disfrutar una vida más saludable y creativa necesitan conocer las
ventajas que ofrece la psicoenergética, en comparación con otras alternati-
vas de crecimiento personal.
Mediante la psicoenergética, las personas entran en contacto con ellas
mismas, se liberan de sus malestares y ensayan nuevas maneras de mirar,
ejercicios de respiración, fantasías dirigidas, control de los pensamientos,
móvimientos expresivos y varios estilos de masaje. -Todo ello tiene él pro-
pósito de eliminar los bloqueos energéticos del organismo, asimilar los
eventos traumáticos y superar las situaciones incompletas.
Después de un proceso de exploración personal, más o menos prolon-
gado, mejoran la opinión que tenían acerca de sí mismos y disfrutan una
personalidad más integrada; además, se proponen y van realizando algu-
nas metas personales, son capaces de iniciar y continuar relaciones de
amistad y amor que son más espontáneas, libres y satisfactorias, y pueden
desempeñar actividades que requieren más iniciativa y creatividad, por lo
cual están mejor remuneradas.
Empleo términos parecidos a los de la ciencia-ficción para decir que es-
te libro —de tecnología psicológica aplicada— es un manual básico de ope-
raciones, mantenimiento y reparaciones para humanos de las series 2001
en adelante, que ahora pueblan las ciudades de la Tierra.
En mi opinión, una de las fronteras de la investigación en el siglo XXI
seguirá siendo la exploración de los recursos y los límites de las personas y
de las sociedades humanas, junto con el continuo incremento de los nive-
les económicos, culturales y tecnológicos.
Espero que se sigan abriendo nuevos caminos para desarrollar la intui-
ción, la inteligencia, la sensibilidad, la pasión y la auténtica comunicación;
de esta manera, los humanos podremos salvar nuestra esencia más íntima.
A cada uno de nosotros nos corresponde hacernos cargo de la naturaleza,
de los demás seres vivos y de nuestros semejantes (en particular de los más
desprotegidos).
Cuando se hayan agotado los recursos de la Tierra, la humanidad co-
lonizará otros planetas y abandonará estas ciudades; sin embargo, en el fu-
turo inmediato habrá que transformarlas con el fin de que sean lugares
más adecuados para sustentar la vida y para que en ellas podamos disfru-
tar más plenamente la salud, la alegría y la paz.
Estimado lector: siéntase libre para leer estas páginas en el orden que
guste; procure ser creativo y aproveche el material como más le convenga;
confíe en su sabiduría y experiencia; tome iniciativa y atrévase a improvi-
x + PREFACIO

sar; ensaye (y recomiende a otras personas) los ejercicios que le sean más
provechosos. Si algo no le funciona bien, intente otra cosa y continúe
aprendiendo todos los días de su vida, con o sin profesores.
Dedico este libro a mi esposa Mercedes y a mis hijos, Alejandra y Ro-
berto.
Capítulo 1

La psicología de la
experiencia del cuerpo

El cuerpo humano es una computadora biológica compuesta por más de


10 trillones de células. Posee una notoria complejidad bioquímica, genéti-
ca, fisiológica y psicológica. Mediante sus órganos y tejidos fabrica y al-
macena experiencias emocionales, creencias, sueños y fantasías, a la vez
que genera conductas y transmite mensajes a las demás personas —en su
mayoría no verbales— que son reflejos de la personalidad individual.
Mientras estamos despiertos, percibimos lo que sucede fuera del cuer-
po, en lo que llamamos el mundo real. También recibimos mensajes con-
tinuos relacionados con lo que acontece en nuestro interior y percibimos
dos mundos paralelos, difíciles de distinguir entre sí, ya que ambas expe-
riencias se realizan mediante la unidad psicobiológica de nuestro organismo.
Lo que tocamos, vemos y escuchamos, los pensamientos, movimientos
y sentimientos, las experiencias de respiración y asimilación: todo esto for-
ma parte de la conciencia más elemental de que estamos vivos. Las viven-
cias corporales humanas, con sus distintos niveles de conciencia, se han
convertido en importantes temas de estudio para la psicología clínica, des-
de finales del siglo pasado. A cualquier persona le conviene adquirir sóli-
dos conocimientos acerca de su realidad mente-cuerpo.
Los hombres y las mujeres que habitan en sociedades televisivas (que
impulsan a la competencia y al consumo masivo) padecen estrés, violen-
cia e innumerables padecimientos psicosomáticos. Los trastornos emocio-
nales distorsionan la evaluación correcta de las circunstancias externas y
dificultan los contactos espontáneos con los familiares, amigos y compa-
ñeros, por ejemplo: las personas angustiadas ven peligros por todas partes,
mientras que las resentidas inventan enemigos.
Las sociedades serán mejores a medida que los hombres y las mujeres
se empeñen en superarse en sus dimensiones personales, sociales y cósmi-
cas. Las culturas más abiertas fomentan la educación, junto con la libertad
responsable, la espontaneidad emocional y la creatividad. Las psicologías
humanistas de Oriente y Occidente proponen la meta ideal de actualizar
2 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

todas nuestras potencialidades para llegar a ser nosotros mismos, con fide-
lidad plena a la propia esencia.
Por su parte, los modernos sistemas de psicoterapia: bioenergética, ges-
talt, rolfing, feldenkdrais, bioinformación (biofeedback), programación
neurolinguística, etcétera, postulan que la personalidad completa (el ver-
dadero yo) coincide con el propio organismo. Les interesa el funciona-
miento saludable del organismo humano en todas, sus dimensiones y han
disenado tecnicas para aliviar la depresion, la angustia y las alteraciones
psicocorporales que son tan conocidas en la vida actual.
Los enfoques holísticos (integrados) de la psicoterapia nos advierten
que cualquier función humana se relaciona con las demás; por esta razón,
el buen desempeño de alguna de ellas (por ejemplo, la grata respiración
profunda) acrecienta el bienestar de toda la persona. De igual manera,
cuando se altera algún sistema del organismo, toda la personalidad se ve
afectada en su conjunto.
Este libro nos permite estudiar la psicoenergética, psicoterapia corpo-
ral que propone una evaluación inicial de la estructura de la personalidad.
A continuación, para superar los bloqueos y alteraciones (desarrollando el
propio yo) emplea la conciencia y el control de nosotros mismos, junto
con ejercicios apropiados. En estas páginas proponemos teorías y técnicas
originales e integramos importantes aspectos de otros enfoques psicológi-
cos, sociológicos y médicos contemporáneos.
En los capítulos siguientes describimos las estructuras y las energías
que conforman la personalidad, así como exponemos las mejores técnicas
para aliviar los malestares psicológicos y psicosomáticos que afectan a tan-
tos hombres y mujeres. La gente acostumbra llamarlos trastornos menta-
les, espirituales, emocionales y corporales, como si fueran cosas distintas.
En realidad, se trata de eventos interconectados que ocurren en el interior
del propio yo corporal.

Es difícil conocernos a nosotros mismos

Muchas personas prestan escasa atención a la realidad corporal de su or-


ganismo. Se identifican con las palabras que repiten a sí mismos, con sus
sueños y fantasías y con las falsas apariencias sociales que se empeñan en
dar a los demás. Llegan al extremo de considerar su cuerpo, al que estiman
y sienten poco, algo doloroso, vergonzoso y sucio: el lugar donde habitan
ES DIFÍCIL CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS + 3

el mal y los deseos egoístas y perversos; además, lo mantienen demasiado


tenso y controlado.
Durante centurias ha existido una campaña en contra del reino del
cuerpo. A los humanos se nos ha hecho sentir que el cuerpo es sucio, ma-
lo, débil e inútil. Excepto por ciertas actitudes positivas (matizadas de se-
xualidad y comercialismo) hacia el cuerpo de las mujeres hermosas y de los
hombres atléticos, por lo general el cuerpo no es muy apreciado en las cul-
_ turas.urbarias. -
Nuestra capacidad para tener conciencia de lo que somos es limitada;
brotan del interior del organismo continuos mensajes que nosotros nos
enviamos a nosotros mismos; sentimos tensiones dolorosas en los hombros
y nos invade una desagradable ansiedad, y anticipamos que algo va a sa-
lirnos mal. Con frecuencia ignoramos esto porque necesitamos concen-
trarnos en nuestro trabajo y debemos atender a las personas cercanas. En-
tonces volcamos la atención hacia lo que sucede fuera del organismo e
ignoramos nuestros impulsos y sentimientos; de estas maneras acumula-
mos tensiones y malestares emocionales.
Einstein demostró que la energía es la materia por la velocidad de la luz
al cuadrado; así, la energía se convierte en lo que acostumbramos llamar
materia, y viceversa. De igual modo, lo mental y lo corporal son aspectos
complementarios del único organismo. Llamamos materia, estructuras y
cuerpo a las energías más lentas y condensadas: las personas saludables son
vibrantes, mientras que las enfermas se sienten cansadas y lentas. En mi
opinión, lo que Freud y Jung llaman inconsciente es la conciencia confu-
sa de los mensajes impulsivos y emocionales del cuerpo vivo.
Los sentimientos y las opiniones que tenemos hacia el cuerpo cuando
nos miramos al espejo pueden ser tristes y dolorosos o alegres. Están ma-
tizados por las reacciones emocionales y los juicios que recibimos de nues-
tros padres, maestros, abuelos, hermanos, compañeros, etcétera, cuando
éramos niños. Un componente significativo de los sentimientos negativos
hacia el propio cuerpo proviene de las religiones y los sistemas morales tra-
dicionales.
Desde hace centurias, en Occidente han sido difundidas actitudes repre-
sivas, llenas de culpa neurótica indebida, hacia ciertos eventos corporales.
Por ejemplo, se consideran sucios e inmorales algunos comportamientos
sexuales que son del todo naturales y placenteros (masturbación, relacio-
nes prematrimoniales, homosexualidad, uso de anticonceptivos, etcétera)
y a las mujeres como vanidosas, poco racionales, incitadoras al pecado e
indignas del sacerdocio.
4 4- LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

Cómo nos vestimos y gesticulamos, nuestras opiniones y el modo de


comportarnos provocan continuas reacciones en las personas que nos ro-
dean. Las reacciones de los demás, verbales o no, influyen a su vez en nues-
tra imagen corporal, de manera positiva o negativa. Lo que hemos apren-
dido durante la vida acerca del cuerpo nos dificulta a veces entendernos a
nosotros mismos. Ciertas frases que escuchamos en la niñez, en relación
con la apariénciai funciones y movimientos expresivos del, cuerpo, pudie-
ron ser falsas e hirientes.
La apariencia externa está llena de significados y contenidos emocio-
nales que los medios familiar y social han asignado al cuerpo. Apreciamos
algunos aspectos de nuestro organismo, mientras que otros no tanto. Las
personas que recibieron demasiadas críticas cuando eran niños tienden a
devaluarse. Sentimos rechazo hacia determinadas áreas y funciones del
cuerpo a causa de los condicionamientos sociales de la niñez. A algunas
personas les dijeron de niños que su cara era bonita y a otras que era fea.
El ciclo humano va desde el nacimiento hasta la muerte e incluye cam-
bios en las dimensiones y en la apariencia del cuerpo. Algunos de estos
cambios se relacionan con la adaptación a la gravedad terrestre y con el
manejo psicocorporal del espacio. Contamos con algunos ciclos biopsico-
lógicos, como los del sueño y el hambre. El cuerpo de las mujeres cambia
más que el de los hombres, en particular cuando están embarazadas; además,
en ellas ocurren los ciclos de la ovulación y la menstruación.
Otra razón por la cual es difícil conocer el propio organismo es que
cambia continuamente: nuestras células se renuevan siempre. También
existen continuos intercambios entre nuestro cuerpo y su medio, relacio-
nados con la respiración y las funciones de asimilación. Además, genera-
mos percepciones, fantasías, sentimientos y pensamientos. Cualquiera de
estos eventos transmite a nuestro cerebro impresiones cambiantes acerca
del universo y de los eventos que ocurren dentro de nosotros. A su vez,
esas impresiones modifican, de manera inevitable, nuestro clima emocio-
nal y la opinión que tenemos acerca de nosotros.

Nota del autor: el español utiliza la palabra conciencia, de manera ambigua, para designar tanto la
conciencia moral como la capacidad de darnos cuenta. El inglés emplea dos palabras distintas:
conscience y consciousness. Nosotros usaríamos la palabra conciencia para lo segundo, pero es-
ta redacción no es común todavía. Nos permitirnos dejar constancia de que en todos sus libros,
el autor miliva la palabra conciencia solamente para la capacidad de darnos cuenta.
DIFERENCIAS EN TRE EL YO Y EL PROPIO YO + 5

Nuestro cuerpo está cubierto de ropa la mayor parte del tiempo y de


ordinario no podemos verlo directamente; tampoco es fácil ver las regio-
nes genital y anal, excepto con espejos apropiados; además, los genitales
femeninos tienen dimensiones internas. Ni siquiera es muy apropiado, so-
cialmente hablando, platicar con otras personas acerca de nuestro cuerpo,
excepto cuando estamos enfermos. Entonces podemos revelar nuestras do-
lencias a los médicos, a los parientes y amigos, incluso con lujo de detalles.
Como advierte Morris, no es" muyaceptable, entre adultos, que otras
personas toquen el cuerpo, con excepción de las atenciones del médico
cuando alguien está enfermo. Los amigos pueden tocarse ciertas partes del
cuerpo, por ejemplo: los hombros. Desde luego, hay contacto genital en
las relaciones sexuales con nuestra pareja.
Contamos con múltiples significados sociológicos y psicológicos rela-
cionados con las distintas funciones y partes del cuerpo (Keleman). Por
ejemplo, el rostro no sólo es el frente de la cabeza, sino también el princi-
pal sitio de las expresiones emocionales en las relaciones interpersonales.
Puede dar a los demás información continua acerca de nuestros verdade-
ros sentimientos e intenciones; es el sitio donde están la mayoría de los ór-
ganos de la percepción.
La cara es tanto un área favorita para el adorno y el maquillaje (parti-
cularmente en las mujeres), como un criterio de belleza y atractivo social.
Algunas adolescentes se miran de forma continua en el espejo y se lamen-
tan de que no tienen la apariencia tan bella de ciertos artistas de la televi-
sión. El rostro de ciertos individuos se transforma en una máscara artifi-
cial que emplean para representar roles falsos y dar falsas apariencias a los
demás.

Diferencias entre el yo y el propio yo

En la Edad Media se creía que los humanos tenían un "yo" egoísta que lu-
chaba contra la perfección del alma. Los de abajo debían someterse de ma-
nera servil a las autoridades civiles y religiosas, quienes los presionaban a
luchar contra su "egoísmo" para así imponerles con mayor facilidad lo que
debían hacer, lo que supuestamente era bueno o malo.
Era necesario olvidarse del cuerpo y de uno mismo para "salvar" el al-
ma. Una oración medieval dice: "Que Dios conserve a los señores (los
príncipes y los obispos) y mantenga a cada quien (los siervos, los pobres y
enfermos) en su lugar". En las culturas opresivas, llenas de terror y angus-
6 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

tia, que fabrican los poderosos —antiguos y modernos— los de arriba acu-
mulan inmensas riquezas a costa de la sumisión y explotación de los de
abajo. Desde siempre, estas culturas generan insatisfacción y violencia.
Según la tradición judeo-cristiana ancestral —y el machismo— las muje-
res tienen la obligación de cuidar el hogar y desvivirse por su marido y sus
hijos, de modo que no pueden decidir por ellas mismas, porque están sub-
ordinadas a su pareja y de alguna manera son su posesión. Mientras son
jóvenes, deben-procurar ser atractivas para conseguir marido, pero después
eso no importa. Tampoco es necesario que estudien gran cosa, porque a
los hombres cercanos (el padre, la pareja o los hijos) les corresponde man-
tenerlas.
Por el contrario, a los hombres les toca ser competitivos, fuertes y pre-
potentes, así como deben trabajar (dedicarse a los negocios, etcétera) para
sostener el hogar. Ellos son la suprema autoridad y supuestamente lo sa-
ben todo. No tienen por qué mostrar sentimientos, sino sólo de manera
ocasional a su pareja —sobre todo antes de casarse— y tal vez a sus hijos. Ne-
cesitan cultivar su inteligencia para tener éxito y sobresalir en todo lo que
puedan, además de esforzarse por ganar mucho dinero.
Estas tradiciones milenarias todavía enfrentan a los hombres y a las
mujeres de manera violenta e innecesaria. En nuestro país son comunes los
papeles sociales neuróticos complementarios de "macho" y "mujer sufri-
da". Con demasiada frecuencia, las mujeres y los niños son objeto de vio-
lencia y de maltrato familiar; además, las mujeres padecen discriminacio-
nes familiares y sociales de todos los estilos, por ejemplo: les pagan mucho
menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo.
De acuerdo con Jung, insistimos en que no es lo mismo tener un ego
—más o menos inflado, narcisista y egoísta— que haber desarrollado el pro-
pio yo. Por ego se entiende al yo impulsivo, infantil, falso y manipulador
(e incluso neurótico). A todos nos conviene controlar y superar al ego,
pues carece de metas autónomas y todavía no cuenta con niveles de con-
ciencia más elevados
El yo inmaduro es incapaz de generar opiniones propias, no se atreve
a desarrollar propósitos de superación personal que valgan la pena, se de-
ja llevar por el egoísmo, el miedo, la ira, la moda y las tradiciones, depen-
de de las reacciones y los juicios de los demás y le preocupa demasiado el
"qué dirán". El ego o falso yo es la parte inmadura que pretende sacar ven-
taja de los demás, utilizando máscaras sociales y juegos neuróticos mani-
puladores.
DIFERENCIAS ENTRE EL YO Y EL PROPIO YO 4- 7

Las personas que se identifican demasiado con un ego caprichoso e in-


defenso se convierten en las víctimas preferidas de los explotadores y de los
falsos profetas. Otras personas, que no han logrado desarrollar una perso-
nalidad independiente, encuentran una falsa seguridad perteneciendo a
pandillas antisociales y a grupos fanáticos demasiado radicales. También
hay máscaras agresivas, dominantes y narcisistas.
De acuerdo con el mito de Prometeo, el héroe que robó el fuego de los
Joslumanos contamos con laiuz de -la cbnciencia, .s decir, -la ca-
pacidad para darnos cuenta. Mediante la inteligencia y la imaginación, po-
demos explorar e investigar todo lo que sucede en nuestro mundo interior,
así como en el variado universo que nos rodea. De esta manera, llegamos
a ser los arquitectos de nuestro destino.
Se entiende por propio yo al yo integrado, socializado, compasivo y
creativo, que experimenta paz y alegría porque es capaz de encontrar en su
interior las respuestas propias. Utiliza todas sus facultades —cerebrales,
emocionales e impulsivas— y está bien ubicado en el universo y en la so-
ciedad que le rodea.
El concepto del propio yo, junto con la opinión de que cualquier per-
sona es autónoma y capaz de dirigirse a sí misma, se empezó a desarrollar
hace unos 800 años (Campbell). Las modernas teorías psicológicas del
propio yo postulan que las mujeres y los hombres tenemos la capacidad de
darnos cuenta de lo que nos conviene, estamos bien equipados para tomar
nuestras decisiones y podemos utilizar hábilmente la inteligencia y la ima-
ginación para dar rumbos saludables y constructivos a nuestra vida.
Los hombres y las mujeres que desarrollaron su propio yo son andró-
ginas, según Jung y Bem. Han superado los estereotipos sexuales que la so-
ciedad les impone (los de machos o mujeres sufridas), utilizan de manera
equilibrada todas sus facultades: piensan e intuyen, son sensibles y están
abiertos a sus percepciones, y trabajan de forma participativa en distintos
grupos sociales y laborales; además, son capaces de tomar decisiones pro-
pias y realizan importantes proyectos personales, respetando siempre la sa-
lud emocional, mental y física de los demás seres vivos.
La personalidad humana no puede existir sin un cerebro bien estruc-
turado que permita la vida consciente. Las estructuras cerebrales sustentan
la imagen psicocorporal de nosotros e integran a ella los datos de la per-
cepción sensorial, con el fin de valorar intuitivamente todo lo que nos su-
cede. Con esa imagen iniciamos las conductas y los movimientos, sean es-
pontáneos o deliberados.
8 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

Para movernos y actuar, contamos con distintos niveles de energía, sobre


todo con los impulsos, sentimientos y emociones, como explico más ade-
lante. A continuación describo cuatro aspectos principales que compren-
de nuestra personalidad: el yo privado, el yo social, el yo ideal y el yo real.
1. El yo privado. Coincide con la imagen psicocorporal, más o menos in-
tegrada, que tenemos acerca de nuestro organismo vivo e incluye lo que
pensamos, decimos y sentimos acerca de nosotros. Algunos aspectos del yo
privado son externos, como la ropa que vestimos, nuestra manera de ca-
minar, de hablar, de mirar, etcétera. Otros son más esenciales, como el
nombre y apellido, la edad, la identidad sexual, la profesión, las emocio-
nes más íntimas, los proyectos secretos y nuestra familia, entre otros.
La propia imagen es el centro de nuestros recuerdos, sentimientos, in-
tereses, metas y valores personales, a la vez que recapitula las experiencias
(éxitos y fracasos) que hemos tenido en las diferentes etapas de la vida, lo
mismo que el trato, la educación y el apoyo —o la falta de éste— que hemos
recibido de nuestros padres, maestros, amigos y enemigos.
2. El yo social. Agrupa dos importantes aspectos: los papeles sociales y las
máscaras. El comportamiento social se deriva, en gran medida, de lo que
pensamos acerca de nosotros; en esto, también influyen las opiniones de
los demás y las fantasías que fabricamos cuando los demás dicen algo acer-
ca de nuestra conducta. También nos motivan las costumbres, así como las
expectativas de las personas importantes y de los grupos sociales a los que
pertenecemos.
Todos desempeñamos distintos papeles sociales, como si fuéramos ac-
tores de teatro que encarnamos varios personajes. Así, una persona se com-
porta como padre con sus hijos, como maestro ante sus alumnos, es ami-
go para sus amigos, amante de su pareja, etcétera. La diversidad de los pa-
peles sociales es parte de la vida diaria, por lo que solemos cambiar de uno
a otro con naturalidad y espontaneidad.
Ciertos individuos ocultan sus verdaderas intenciones y evitan el con-
tacto personal sincero: emplean máscaras y juegos engañosos para sacar
ventaja indebida de los demás. El término máscara social se refiere a una
apariencia artificial y falsa, junto con los correspondientes diálogos, gestos
y postura corporal, por ejemplo: algunas personas resentidas nos sonríen
de manera empalagosa y nos prometen el apoyo que nunca llega, mientras
que nos reiteran su fingida amistad.
En general, nos vestimos y actuamos de acuerdo con nuestra naciona-
lidad, clase social, ocupación, edad, etcétera, de acuerdo con el nivel so-
DIFERENCIAS ENTRE EL YO Y EL PROPIO YO + 9

cioeconómico y según las necesidades de aprobación y prestigio social. En


el mundo actual, nadie escapa a la influencia que tienen los medios masi-
vos de información (televisión, cine, radio e internet) con su machacante
propaganda comercial, política e ideológica. Se favorecen las culturas del
consumismo masivo y de la violencia: la guerra y los asesinatos son noti-
cia e incluso diversión, como en las películas.
- ideal. Comprende todo lo que desearíamos=ser (p-or ejemplo:-tener
3. Elyp
una-pérsorialidad más-sociable o- una apariéricia corporal más saludable) y
contiene aspectos positivos, como las metas y los valores auténticos que
nos esforzamos por alcanzar. Por desgracia, también puede incluir aspectos
que son destructivos y neuróticos: se incorporan a la propia personalidad
aspectos negativos y destructivos tomados de afuera sin mucho criterio.
Otros individuos se empeñan en cumplir una serie de normas familia-
res y sociales demasiado estrictas: tratan de no enojarse nunca y de ser bue-
nos y perfectos siempre, se exigen demasiado y luego se culpan amarga-
mente por cualquier fracaso, se sienten divididos internamente: fomentan
una parte dura y severa (muy exigente) que lucha contra otra parte blanda
(demasiado débil y quejumbrosa) y gastan su tiempo en hacerse infelices.
Algo parecido sucede con las personas que buscan una apariencia cor-
poral ideal, como la que tienen las estrellas del cine y la televisión. Viven
observándose en el espejo y siempre encuentran algún defecto, se depri-
men y no se deciden a estar satisfechas con lo que son; sin embargo, su
personalidad real es más rica que cualquiera de sus alocadas fantasías.
4. El yo real. Es la verdadera personalidad con todo lo que somos: nuestro
modo de ser, nuestra apariencia física, nuestras aspiraciones, etcétera, los
aspectos más íntimos, junto con todas nuestras potencialidades y limita-
ciones. Algunos filósofos griegos de la antigüedad plantearon la meta ide-
al de llegar a conocernos como somos en realidad. Lo mismo hacen algu-
nas psicologías orientales, como el yoga y el budismo zen. Nos engañamos
—y adquirimos rasgos neuróticos— cuando reprimimos algunos aspectos
importantes de nosotros: deseos, pensamientos, impulsos, emociones y se-
xualidad, entre otros.
Por lo común, para nuestra conducta pública tomamos en cuenta el
entorno social y las personas que nos rodean. Este comportamiento refle-
ja el grado de confianza (o desconfianza) que sentimos hacia determinadas
personas y grupos. Las personas que nos estiman aceptan con agrado nues-
tros aspectos compasivos, racionales y conscientes, mientras que no tole-
10 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

ran tanto los impulsivos y mucho menos los destructivos. En privado nos
permitimos acciones que no se toleran en público.
Ciertos aspectos de la propia personalidad nos gustan, mientras que
otros nos preocupan e incluso nos atemorizan. Nos agradan ciertas cosas
de lo que en realidad somos, pero no nos sentimos cómodos con otras. En
el mejor de los casos, el verdadero yo es el centro de la mayoría de los pro-
_tesos mentales; agrupa lo que somos debido a nuestra genética, junto con
nuestrOsrnejoresTensamientoS. y sentimientos, y coincide con-la identidad
ideal: lo mejor de nosotros, en cuanto seres sociales, compasivos y cons-
cientes. Sin embargo, también tenemos algunos rasgos neuróticos.
Un importante aspecto de nuestro yo es el lenguaje verbal, que utiliza-
mos para explicar a los demás —y para explicarnos a nosotros— lo que de-
seamos y lo que somos. Necesitamos encontrar palabras adecuadas para
compartir con los demás nuestros sentimientos, opiniones e intenciones.
El lenguaje claro y directo puede ayudar mucho para evitar confusiones y
malentendidos cuando hablamos con los demás. En algunas personas, re-
lativamente maduras, los principales aspectos de su personalidad se armo-
nizan bien; por el contrario, otros individuos están sujetos a fuertes pre-
siones (internas y externas) que les originan malestares emocionales y
síntomas neuróticos.
En casos extremos, quedan fuera de control importantes aspectos per-
sonales, como la agresividad y la sexualidad. Cuando la percepción de la
realidad está muy alterada, surgen las alucinaciones. La identidad —la pro-
pia imagen corporal— se fragmenta y la persona ya no es capaz de recono-
cerse a sí misma. Los síntomas de despersonalización y de violencia abier-
ta aparecen cada vez con mayor frecuencia a medida que las sociedades se
tornan más competitivas, deshumanizadas y violentas.

Aspectos de la propia imagen corporal


La propia imagen es el medio con el cual nos conocemos y el centro alre-
dedor del cual gira la vida consciente; es parecida al programa que dirige
los movimientos de un robot. La gran diferencia es que los humanos adul-
tos podemos comprender cómo fuimos programados y también somos ca-
paces de modificar a nuestro favor esos programas. Podemos mejorar las
opiniones que tenemos acerca de nuestra realidad psicocorporal.
A algunos niños les ha faltado el contacto cálido y cariñoso con las per-
sonas que los rodean y han padecido abandono y maltrato; por esta razón
se les dificulta tener una imagen positiva y grata de sí mismos. Experi-
ASPECTOS DE LA PROPIA IMAGEN CORPORAL 4- 11

mentan algunos sentimientos e impulsos como indebidos y peligrosos:


sienten que no pueden contenerlos ni disfrutar dentro del propio interior.
Para cualquier hombre o mujer, una imagen devaluada es el mayor obstácu-
lo en su vida cotidiana.
Como advierte Feldenkrais, el inicio de la propia imagen sensorio-mo-
triz o identidad corporal está ligado a la creciente capacidad para los movi-
mientos deliberados. En el infante, los primeros contactos con el mun-
do externo- se establecen, prin¿ipalrnerite,,- con los labios y la boca. Activando
estas partes de su cuerpo, junto con el olfato y la vista, el niño reconoce a
su madre. Está centrado en satisfacer sus necesidades básicas de alimento,
sueño y contacto físico.
Para él, su madre tiene un sabor, calor, blandura, olor y ritmo especí-
ficos. Luego, el infante aprenderá a usar sus manos para ayudar en los mo-
vimientos de mamar, y el trabajo de la boca y de los labios; también co-
nocerá con las manos el pecho materno, al que primero conoció con la
boca. A medida que los niños progresan en el uso de la vista y de las ma-
nos, inician otros movimientos deliberados. Con las manos van recono-
ciendo poco a poco su cuerpo.
Los niños también incorporan a su imagen las partes que no pueden
ver, pero que otras personas pueden tocar o que ellos pueden golpearse,
por ejemplo: la espalda. Los niños de unos dos años de edad gatean y se
golpean la cabeza a menudo cuando se meten debajo de los muebles. Con
esto, aprenden los límites y las dimensiones de la cabeza y de las demás
partes del cuerpo. De esta manera van integrando en el cerebro una ima-
gen sensorio-motriz de sí mismos.
Al mover las manos de modo cada vez más fino y preciso, adquieren
las primeras nociones de distancia y volumen. Desde luego, la vista y el oí-
do también participan en todos los procesos mencionados; además, los ni-
ños y las niñas conocen algunas áreas del cuerpo de su madre y los de otras
personas cercanas. También aprenden a manipular algunos objetos, que
son sus primeros juguetes.
Los adultos tocan el pecho del niño y repiten su nombre, como inicio
de una identidad verbal asociada con el cuerpo. El niño aprende primero
a decir tú y a tocarse el pecho, pero después puede decir yo y su nombre.
Se va formando un área de identidad emocional en ese sitio, al que asocia
también sus juguetes y las personas cercanas, de manera que queda esta-
blecida una separación conceptual entre los demás objetos (y personas) y
el propio yo corporal. A pesar de esto, se incorporan a la propia imagen al-
gunos objetos y personas cercanas, que forman una especie de extensión
12 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

del organismo. Lo que el niño lleva en su mano cerrada, como su juguete


preferido, pasa a ser suyo, aunque al principio solamente era suyo lo que
entraba a su boca y podía comer. Sus padres, hermanos y cuidadores son
las personas en quienes puede descansar su cabeza y de las que puede asir-
se, por lo cual también son suyos de alguna manera.
Los sonidos y palabras del niño, como sus recuerdos y sentimientos,
también se anclan en su propia iffiagen corporal. Las primeras palabras del
Hiño, además de algo parecido a mamá y papá, sueleri estar relacionadas
con el alimento; después, aprenderá muchas otras. Según Skinner, las pri-
meras palabras pueden clasificarse en dos categorías: aquellas que indican
un objeto que está presente, se ve y podría tocarse (palabras tacto o tactos)
y otras que manifiestan una necesidad interna que debe ser satisfecha (pa-
labras mandato).
La imitación de las posturas y gestos de los padres y hermanos mayores
tiene un papel muy importante en el desarrollo de los niños y niñas. El mo-
do como ellos caminan, usan sus manos, el tono de voz y su vocabulario se
parecen al de sus padres, hermanos, amigos y maestros. Con el transcurso de
la vida, las experiencias positivas contribuyen a la formación de una imagen
de nosotros sana y bien integrada, llena de sentimientos placenteros.
La piel es el límite de nuestra personalidad, aunque algunas funciones
(como la respiración y la eliminación de productos que no podemos asi-
milar) modifican los límites del cuerpo, y constituye la barrera externa de
la personalidad: los sentimientos de identidad personal surgen en relación
con lo que percibimos como nuestro yo interno, contenido por la piel.
Consideramos muy nuestro lo que queda dentro de ella.
Nos identificamos con lo que sentimos propio, es decir, con lo que he-
mos podido incorporar y asociar con nuestra imagen corporal. Aceptamos
como partes de la propia personalidad algunos aspectos que hemos asimi-
lado de nuestros padres, de nuestra familia y de los grupos sociales que nos
rodean; también consideramos propios —en cierto sentido— a nuestros pa-
dres, pareja, hijos y amigos. Lo mismo hacemos con algunos objetos, co-
mo nuestra casa, la computadora, el automóvil, etcétera.
Consideramos impropios los deseos, impulsos y fantasías, que juzga-
mos indebidos y ajenos a nosotros. Los neuróticos limitan sus posibilida-
des de éxito y de felicidad porque se identifican con las máscaras y roles
sociales falsos que ocultan su verdadera identidad. En la depresión pro-
funda, las personas se consideran derrotadas y se dan por vencidas: apenas
se atreven a moverse y no tienen ganas de salir a la calle. Se sumergen en
ASPECTOS DE LA PROPIA IMAGEN CORPORAL + 13

sus fantasías derrotistas y no se atreven a aceptar su vitalidad, su energía,


ni sus posibilidades de cambio.
Conocemos a los demás a través de la propia imagen, que engloba
nuestras necesidades emocionales, deseos e intenciones. Algunos hombres
y mujeres nos caen muy mal, a primera vista y sin razón aparente, debido
a que se activan los mecanismos de defensa (como la proyección y la in-
troyección); por otra parte, en la percepción de la gente influyen los este-
reotipos faMiliaies y culturales, Segú-ñ la propaganda comercial y los
personajes de la televisión, las personas que tienen cierta apariencia y con-
sumen determinados productos son atractivas y valiosas, mientras que los
demás no.
Del grado de flexibilidad en los límites de la personalidad depende la
espontaneidad —o los prejuicios y radicalismos— que mostramos en nuestras
relaciones interpersonales. Si excluimos (disociamos) aspectos importantes
de nuestra personalidad, reduciremos los límites conscientes del yo. Los
comportamientos se tornan rígidos y predecibles cuando están controla-
dos por ideas preconcebidas, demasiado estrechas, acerca de nosotros y de
nuestro destino.
Debido a los regaños, miradas de reproche, golpes y falta de cariño,
muchas personas arrastran tensiones crónicas en todo su cuerpo: apenas
respiran y viven con el estómago encogido; extensas partes de su organis-
mo quedaron tensas y dolorosas, mientras que otras permanecen aneste-
siadas; no las reconocen como propias, sino que las miran con ansiedad,
culpa y enojo, y tienen hacia ellas una reacción de extrañeza y lejanía, como
si fueran "huecos en la personalidad" (Perls). Algunos adolescentes se ven
en el espejo y les parece —contra toda lógica— que son horribles, tienen de-
masiado sobrepeso, etcétera.
En el interior de lo que consideramos nuestra personalidad, sentimos
cohesión, aceptación, simpatía y cariño; por el contrario, sentimos suspi-
cacia, extrañeza, hostilidad y lejanía por lo que no hemos podido incor-
porar a nuestra identidad. Algunas personas tienen barreras corporales
definidas, sienten que son muy diferentes de los demás y no permiten mu-
cha cercanía afectiva; su propia imagen también es fuerte y opinan que su
modo de ser y de pensar es distinto del de sus padres, amigos y compañe-
ros de trabajo.
Por el contrario, los hombres y las mujeres sin límites corporales bien
definidos no se identifican fácilmente con sus deseos ni con necesidades
internas. Suponen que tienen opiniones propias, siendo así que sólo repi-
ten las frases que recibieron de sus padres, maestros y amigos. Les preocu-
14 4- LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO

pa mucho el qué dirán y perciben afuera —de manera falsa— algunos as-
pectos de su propio organismo, por ejemplo: cuando se imaginan que los
demás los rechazan y critican continuamente, proyectan en los demás su
temor a ser rechazados.
Nuestros conceptos acerca del bien y del mal se relacionan también
con los límites de nuestra personalidad; sentimos que es malo e inacepta-
ble lo que no concuerda con la imagen que tenemos acerca de nosotros.
Corno explicamosantes, podernos. desplazar fuera del organismo
impulsos y deseos que nos desagradan. Mediante la proyección, percibi-
mos falsamente, como si estuvieran fuera de nuestra piel, importantes reali-
dades que no nos atrevemos a aceptar como partes nuestras.
Los valores personales son creencias (opiniones) ancladas en reacciones
viscerales profundas; señalan lo que alguien juzga útil y conveniente para
su propia existencia como individuo en sociedad. Por supuesto que las per-
sonas neuróticas mantienen valores falsos. Así, las "mujeres sufridas" se
sienten culpables cuando anticipan alguna felicidad o tienen sensaciones
sexuales placenteras. Su estómago se encoge y ellas se repiten que eso es
malo; de manera automática, activan tensiones en el piso pélvico y los ge-
nitales y padecen colitis nerviosa, constipación, etcétera. Por su parte, los
"machos" se sienten incómodos con su compasión y ternura, porque te-
men ser "viejas"y "maricas", de modo que prefieren estar siempre tensos e
irritables.
Las fantasías y los sueños positivos nos llenan de energía y de esperan-
za. Al contrario, ciertas fantasías negativas equivalen a profecías de fracaso
que acaban por cumplirse. Hay jóvenes (hombres y mujeres) que se mi-
nusvaloran: se sienten poco inteligentes y se repiten que les va a ir mal en
la escuela; por esto mismo, se desaniman día con día, hasta que no sien-
ten ganas de estudiar. Abandonan la secundaria, la preparatoria o la uni-
versidad, porque se han convencido de que no sirven para eso.
Las esperanzas y los temores, relacionados con las opiniones que tene-
mos acerca de nosotros, determinan de manera importante nuestro futu-
ro. Conviene advertir que ninguna persona se va a mover en direcciones
que supone —con o sin razón— que son demasiado difíciles y complicadas;
sin embargo, algunas cosas, que al principio parecían difíciles, se nos faci-
litan con un poco de práctica.
Todos necesitamos activarnos y trabajar de manera constructiva (y bien
remunerada) para dar salida a nuestros anhelos y a nuestras energías crea-
tivas. De esta forma nos sentiremos útiles y valiosos. Los proyectos de su-
peración y desarrollo personal que nos atrevamos a emprender también
ASPECTOS DE LA PROPIA IMAGEN CORPORAL 4. 15

pueden llenarnos de entusiasmo. Las personas que no saben qué hacer con
su tiempo se sienten mucho mejor cuando deciden ocuparse en algo pro-
vechoso, como emprender un viaje, aprender algún idioma, leer un libro
o conocer alguna persona alegre e interesante.
Capítulo 2
Personalidad: rasgos,
estructuras y energías

Solamente se puede hacer buena psicoterapia a partir de una sólida pre-


paración, suficiente práctica y del propio desarrollo personal, que incluye
inteligencia emocional, compasión y respeto por la vida. Sin embargo,
muchos psicoterapeutas están limitados en su práctica profesional debido
a un entrenamiento demasiado teórico y ajeno a las necesidades del país;
además, debido a su condición socioeconómica privilegiada, a algunos se
les dificulta comprender los problemas familiares y sociales de las clases
oprimidas.
Las personas que buscan psicoterapia necesitan saber que existen las
psicoterapias corporales, para solicitar los servicios de estos especialistas si
así lo requieren. A ellas corresponde decidir si un psicólogo, psiquiatra,
orientador, etcétera, merece su confianza debido a que es competente y
ético o no. Les toca valorar su propio proceso de psicoterapia (individual
o en grupo): ¿está funcionando y en realidad les ayuda o no? A nadie le
conviene invertir tiempo y dinero en algo que no le sirve y lo hace sentir
peor que antes.
Junto con algunos principios y postulados, la psicología emplea mar-
cos de referencia lógicos e imaginativos que se apoyan en la experimenta-
ción y las observaciones profesionales (los casos clínicos). Estos marcos se
denominan modelos y teorías.
Los modelos son diseños imaginativos que ilustran un aspecto particu-
lar de alguna ciencia. Tienen tres propósitos principales: a) permiten una
visión de conjunto de los fenómenos que observamos: ellos podemos com-
prenderlos y explicarlos mejor; b) facilitan soluciones oportunas, debido a
que subrayan ciertos aspectos concretos de la realidad y sugieren los ma-
nejos más eficientes, y c) generan hipótesis de trabajo que pueden some-
terse a la comprobación mediante la experimentación y el trabajo exitoso
con los pacientes.
Las circunstancias particulares de cada individuo y grupo social de-
mandan enfoques particulares de los que se pueden derivar las técnicas
17
18 4- PERSONALIDAD: RASGOS, ESTRUCTURAS Y ENERGÍAS

más efectivas. En una situación concreta de diagnóstico y psicoterapia, el


mejor modelo es el que facilita la comprensión y agiliza la solución de
problemas humanos concretos; asimismo, no ayuda para nada una terapia
que ofrece explicaciones e interpretaciones sin obtener cambios favorables.
Las teorías presentan panoramas intelectuales más amplios. Se apoyan
en los avances tecnológicos más notables de la época y reflejan los puntos
de vista y las experiencias particulares de cada autor. A los psicoterapeutas
(y demás profesionales déla salud) les conviene adquirir suficientes cono-
cimientos teóricos acerca de sus campos específicos; también necesitan
aplicar las técnicas más efectivas para solucionar los problemas psicológi-
cos y sociales de su país. De esta manera, podrán brindar las mejores al-
ternativas de salud y bienestar emocional a las personas y grupos que soli-
citan sus servicios.
Este libro ofrece al lector el mejor equilibrio posible entre los aspectos
teóricos y las técnicas necesarias para sustentar una práctica profesional
creativa y exitosa, e incluye los esquemas conceptuales (postulados, modelos
y teorías) que sirven de base a la psicoenergética, junto con las principales
técnicas que emplea esta modalidad particular de psicoterapia corporal.
Uno de los temas principales es que las personas boquean y desperdi-
cian sus energías vitales, impulsivas y emocionales de muchas maneras. La
neurosis y el estrés de la vida actual contribuyen en gran parte a esto, lo
mismo que los moldes familiares y sociales demasiado represivos y tradi-
cionales.
Para la mayoría de los occidentales no es tan fácil comprender en qué
consisten las propias energías. Pocas personas han aprendido a utilizarlas
para su propia salud y bienestar; en cambio, los orientales las denominan
chi, prana, kundalini, chacras.
),
Muchas personas acuden a los servicios médicos por "enfermedades
emocionales y psicosomáticas, pero no se dan cuenta de lo que sucede en
el interior de su organismo, ni hacen nada para salir de estados de ánimo
habituales muy destructivos. Están acostumbrados a pensar acerca de sí
mismos en términos de su apariencia física y de las partes anatómicas con
sus funciones fisiológicas, por ejemplo: dicen que les duelen los brazos o
las piernas.
En nuestra sociedad prevalecen ciertos esquemas divisorios, como el de
alma y cuerpo, o el de cuerpo y mente (el supuesto aparato psíquico). Es-
tas dicotomías tradicionales impiden comprender la unidad funcional del
organismo humano, con sus ritmos vibrantes y pulsantes de energía vital,
emocional e intuitiva que generamos continuamente desde nuestro interior.
LAS ESTRUCTURAS DE NUESTRA REALIDAD CUERPO-MENTE + 19

Muchos hombres y mujeres consideran que su cuerpo es algo lejano,


fuente de angustia, culpa y dolor, e incluso llegan a considerarlo algo aje-
no a ellos y todo lo que no son ellos en realidad (Wilber). Por el contra-
rio, otras personas se obsesionan con su propia apariencia y gastan mucho
dinero en ropas caras, cosméticos y cirugías innecesarias; sin embargo, no
satisfacen sus necesidades emocionales ni logran salir de la depresión.
Según-la psicoenergética, la personalidad de cada uno de, nosotros,está
-.formada piar el conjuntó de rasgos- energéticos y es.tr.ucturales``que confor-
man nuestro organismo individual. Es única e irrepetible, a nivel de las cé-
lulas, de las funciones (fisiológicas o cerebrales) y por los comportamien-
tos personales que reflejan nuestro particular estilo y modo de vivir.
Aunque existen muchas semejanzas entre los humanos, también po-
demos observar notables diferencias en la apariencia física de cada perso-
na, en su manera de caminar y hablar, lo mismo que en sus sentimientos,
opiniones y comportamientos. Hay personas calmadas, aceleradas, agresi-
vas, tímidas, alegres, tristes, dominantes, sumisas, etcétera.
La personalidad de cada individuo cuenta con algunos rasgos caracte-
rísticos que lo distinguen de los demás (Allport). Los rasgos son estructu-
ras neuropsicológicas que imponen sobre la realidad ciertos esquemas ló-
gicos y analógicos que suelen funcionar de manera automática; generan
conductas equivalentes que manifiestan el modo de ser particular de cada
hombre o mujer. Ciertos rasgos, como el temperamento, el nivel de inte-
ligencia y la estatura, reflejan tendencias genéticas que heredamos de nues-
tros padres y antepasados más remotos, Otros provienen de las experien-
cias personales y de la educación, dentro y fuera de la escuela.
Contamos con alrededor de cinco rasgos centrales y con rasgos secun-
darios más numerosos, por ejemplo: una mujer es complaciente, pasiva,
puntual, rutinaria, le gusta la moda, come demasiado, etcétera.

Las estructuras de nuestra realidad cuerpo-mente

Lo que llamamos el propio yo o personalidad individual coincide con la


realidad psicobiológica del cuerpo vivo. Dentro de esta unidad funcional
pulsante, el bienestar de cada sistema contribuye para alcanzar niveles óp-
timos en la producción y consumo de las energías vitales, emocionales y
psíquicas del organismo.
La personalidad de cualquier ser humano, desarrollada o no, coincide
con su realidad cuerpo-mente. En ella, el cerebro (con sus estructuras y
20 4- PERSONALIDAD: RASGOS, ESTRUCTURAS Y ENERGÍAS

funciones) tiene particular importancia, porque integra todas las funcio-


nes vitales y posibilita la vida consciente.
Aunque el organismo humano es una unidad coherente muy bien de-
finida, para explicar mejor la complejidad de sus mensajes, funciones y
contenidos, presentamos a continuación un modelo estructural que divi-
de en siete partes esa realidad conjunta. Este modelo de la personalidad es
una especie- de anatomía psicoemocional del cuerpo y guarda relación con
- la arthadur'a:del carácter que propóne Reich y con los chacras--centros de
energía y conciencia— de las tradiciones orientales.
Los modelos que presento en este y otros capítulos ayudan a realizar
una evaluación psicológica (lectura psicocorporal) bien estructurada: en-
focan la atención del especialista hacia distintos aspectos biopsicológicos
de alguna persona en particular.
1. Cabeza. El cerebro humano se ha ido perfeccionando mediante un pro-
ceso de evolución milenaria. Allí se ubican las estructuras celulares que ela-
boran los pensamientos y las fantasías. Distintos niveles del cerebro inte-
gran las reacciones emocionales, los movimientos deliberados, la propia
imagen, los recuerdos y las necesidades (sexuales, hambre y sed); además,
cuenta con mecanismos de alertamiento, sueño y vigilia.
Según McLean, el cráneo contiene tres cerebros interconectados que
operan como computadoras biológicas, cada una con inteligencia propia,
recuerdos, subjetividad y manejo del espacio-tiempo. Estos tres planos de
conciencia equivalen a la división espíritu-alma-cuerpo, o alma-corazón y
cuerpo propuestas por algunas tradiciones religiosas, lo mismo que por las
esotéricas, como la de Gurdijeff (en Ouspensky) y la Kabbalah.
El cerebro más primitivo (de reptil) comprende el cerebelo y la médu-
la, controla el olfato, los músculos, el equilibrio y las funciones autónomas
(como la respiración y el latido del corazón), es territorial y obsesivo y
nunca duerme.
El segundo (mamífero inferior) se ubica en la parte media del cerebro,
equivale al sistema límbico, sirve para regular las hormonas, los impulsos
y las emociones, igual que la alimentación y la conducta sexual, y se rela-
ciona con el pensamiento creativo, el alertamiento, y el gusto o disgusto
por algo. Aquí, la supervivencia consiste en evitar el dolor y buscar el pla-
cer y se relaciona con el pensamiento repetitivo, los valores (lo que juzga-
mos bueno o malo desde un punto de vista muy visceral) y la memoria a
largo plazo.
LAS ESTRUCTURAS DE NUESTRA REALIDAD CUERPO-MENTE 4- 21

El tercero (mamífero superior) se ubica en la corteza cerebral y hace


posibles las funciones cognitivas: pensamiento abstracto, inventiva y con-
ciencia de nosotros; además, nos permite formular juicios y tomar deci-
siones. La corteza ocupa dos terceras partes de la masa del cerebro y está
dividida en dos hemisferios que son complementarios: el hemisferio izquier-
do controla la parte derecha del cuerpo y se especializa en la interpretación
lógica y verbal de los datos sensoriales; mientras que el hemisferio derecho
¿mitrola el lado izquierdo. Es tanto más espacial, abstracto, musical y ar-
tístico, como la sede de la intuición y la imaginación creativa (Orns-
tein).
El cerebro está conectado con el resto del cuerpo mediante dos siste-
mas: el nervioso central y el autónomo. Recibe mensajes continuos del or-
ganismo: tensión, dolor y placer, sensaciones y sentimientos, necesidades
básicas de los tejidos corporales, etcétera. Sus estructuras nos permiten to-
mar importantes decisiones propias; sin embargo, otras conductas son au-
tomáticas y también contamos con algunos reflejos involuntarios.
En la cabeza se ubican los ojos, que inician el contacto desde varios
puntos de vista, a semejanza de cámaras de video, aíslan las formas y nos
permiten calcular los espacios. A su vez, nuestros oídos perciben vibracio-
nes, sonidos y ritmos y nos permiten distinguir los tonos de voz y las di-
ferentes emociones que acompañan a los mensajes verbales. Con la nariz
percibimos los olores, que son estímulos para algunas acciones, por ejem-
plo: ciertas personas del sexo opuesto nos resultan muy atractivas y otras
no tanto, debido a sus feromonas.
La mucosa bucal, asociada con el estómago y con la piel del cuerpo,
nos advierte las necesidades de nutrición, incluida el hambre de afecto. La
región oral refleja algunas actitudes básicas relacionadas con las experien-
cias y las ideas. Así, algunas personas se tragan sin masticar todo lo que les
dicen, mientras que otras no son tan crédulas.
2. Cuello. El segundo aspecto de nuestra realidad cuerpo-mente compren-
de las complejas estructuras del cuello, en las cuales registramos algunos
ataques y amenazas. Algunas personas cortan su energía vital mediante
tensiones en esta parte, deciden vivir en la cabeza y se identifican dema-
siado con sus ideas o fantasías. Algunas posturas del cuello se relacionan
con rasgos de personalidad de dominio o sumisión (cabeza altiva o aga-
chada). Mediante las tensiones del cuello se limita la circulación de la san-
gre hacia el rostro, lo mismo que la conciencia de ciertos impulsos y sen-
22 1- PERSONALIDAD: RASGOS, ESTRUCTURAS Y ENERGÍAS

timientos. Allí se bloquean manifestaciones emocionales como gritar, so-


llozar, vomitar, lo mismo que las inflexiones espontáneas de la voz.
3. Hombros, brazos y manos. El modo de llevar los hombros refleja actitu-
des asociadas con la manera típica de soportar el peso de la vida. Deter-
minadas posturas de los hombros (y de parte de arriba de la espalda) con-
tienen agobio, anticipación temerosa, fuerza o debilidad respecto al trabajo
y á las responsabilidades de la- familia. En esas -partes-se acumulan tensio-
nes crónicas causadas pór el estrés y las preocupaciones. Cierta-s personas-
cargan en la espalda, de manera dolorosa, a sus hijos, a sus padres y a su
pareja.
Los brazos y las manos reciben su energía de los hombros. La parte
superior de los brazos manifiesta fuerza o debilidad respecto a los movi-
mientos expresivos, mientras que los codos, mediante su flexibilidad, re-
flejan el carisma o falta de gracia en el intento por alcanzar las metas y pro-
pósitos, particularmente en nuestras relaciones interpersonales. Las manos
son los principales instrumentos que utilizamos para dar y recibir; con
ellas establecemos contacto muy directo con la realidad que nos rodea; tam-
bién la vamos transformando, utilizando herramientas y máquinas, crean-
do obras artísticas, construyendo edificios, escribiendo libros, etcétera.
La columna vertebral integra los movimientos del cuello, hombros,
parte posterior del tórax y pelvis. Algunas personas manifiestan mayor ri-
gidez e inflexibilidad que las demás, no solamente por las tensiones y el
endurecimiento de los tendones conectados a la columna vertebral, sino
también por la estrechez de sus pensamientos y actitudes. Ciertos indivi-
duos se azotan y culpan, fabricando preocupaciones continuas e inútiles;
no en vano les duele la espalda. Por el contrario, otros son más flexibles en
sus posturas corporales, lo mismo que en sus opiniones y planteamientos
intelectuales.
4. Tórax. Esta parte de nuestra identidad psicocorporal incluye las capas
musculares externas e internas del pecho y espalda. La excesiva dureza del
pecho puede manifestar negación de la ternura y escasa apertura al cariño
y a la amistad, mientras que la cavidad del tórax es un espacio emocional
muy importante. El tórax demasiado inflado puede corresponder a un ego
que se da demasiada importancia; por el contrario, quienes mantienen
hundido el tórax se sienten deprimidos y con poca energía.
Dentro del tórax están ubicadas dos importantes funciones biopsico-
lógicas del organismo: la respiración y el centro de la circulación sanguí-
nea. Los pulmones toman del aire el oxígeno vital y descartan el bióxido
LAS ESTRUCTURAS DE NUESTRA REALIDAD CUERPO-MENTE 4. 23

de carbono; forman un espacio interno grato, cálido y pulsante que algu-


nos congelan mediante sensaciones desagradables de angustia y depresión.
El corazón da energía a cada célula del cuerpo vivo con el oxígeno y los
nutrientes que hace circular mediante sus pulsaciones.
Cuando percibimos los ritmos cambiantes del corazón, podemos en-
tender la verdadera naturaleza de nuestros sentimientos; así sabemos que
estamos enamorados, alegres o lastimados. El corazón desbocado señala
.4yeligros que se originan del exierior -para que nos protejamos instintiva-
mente de cualquier daño o tengamos la energía para atacar.
5. Abdomen. Esta área también incluye parte de la pelvis. En algunos ca-
sos, la pelvis está trabada: sus movimientos quedan limitados por las ten-
siones musculares (y el exceso de peso). En el interior del abdomen están
los órganos que digieren y asimilan los alimentos, principalmente el estó-
mago, el intestino y el hígado. El yoga ubica en el abdomen el hara, cen-
tro de la conciencia vital; muchas personas acostumbran frenar sus impul-
sos más primitivos mediante tensiones y malestares en esta región.
Estos órganos nos permiten incorporar al propio yo las sustancias nu-
tritivas, lo mismo que muchas vivencias personales que nos son agradables
y nutritivas; así, hacemos propias algunas ideas (y otros aspectos de los de-
más) que van bien con nuestro modo de ser; por el contrario, encontra-
rnos opiniones (y personas) que de ninguna manera podemos tragar, sino
que nos disgustan y nos revuelven el estómago. Ciertos individuos fabri-
can exceso de ácido para destruir a algunas personas que les irritan, me-
diante un mecanismo emocional poco lógico.
En la cavidad abdominal también se localizan los órganos que elimi-
nan las sustancias, ideas y experiencias personales que nuestro organismo
desecha porque no puede incorporarlas, a saber: los riñones, la vejiga y el
colon. Conviene advertir que las tensiones habituales del diafragma impi-
den una conciencia plena de las pulsaciones y las energías impulsivas y
emocionales que se originan en el vientre y en los órganos sexuales.
6. Piso pélvico. Este segmento comprende los órganos genitales y los múscu-
los de esta región, incluidos los glúteos; se relaciona psicológicamente con
las actitudes de cercanía o de alejamiento hacia el contacto y la comuni-
cación sexual. Algunas personas tratan de evitar las sensaciones placente-
ras que acompañan a la excitación sexual, utilizando tensiones habituales
en la musculatura del piso pélvico.
El segmento pélvico también incluye la uretra y el ano, que forman
parte de los aparatos eliminatorios del organismo. Ha sido común en las
24 4- PERSONALIDAD: RASGOS, ESTRUCTURAS Y ENERGÍAS

religiones y sistemas educativos de tipo represivo tachar como sucias las


sensaciones y conductas sexuales, sin otra razón que la proximidad de los
órganos genitales con la región anal.
7. Piernas y pies. Las piernas forman la séptima y última parte de este es-
quema estructural de la personalidad; los muslos, apoyados en los huesos
de la pelvis y en la parte superior del fémur, nos proporcionan las fuerzas
para poder trasladarnos -con mayor o menor facilidad; y las rodillas mani-
fiestan la- relativa rigidez o flexibilidad de-nuestra personalidad al canfinar
por la vida. En algunos individuos están trabadas, debido a tensiones mus-
culares crónicas. Con esto, muestran inseguridad y no se atreven a tomar
rumbos propios, ni ir en contra de los deseos de sus padres, o de otras per-
sonas, aunque en su interior los consideran falsos.
Las pantorrillas y los pies son los medios más inmediatos para ir y ve-
nir, así como para apoyarnos en el suelo. Las personas tienen contacto con
el suelo de diferentes maneras, por ejemplo: algunos tienen los dedos muy
encogidos, mientras que otros casi no tienen arco en sus pies, etcétera. Me-
diante sus pies, la persona recibe sensaciones de mayor o menor confian-
za en el terreno que pisa. Algunas personas muestran seguridad en su mo-
do de caminar, mientras que otras son más cautelosas. Sin necesidad de
verlas, podemos reconocer a algunas personas por el sonido y el ritmo
de sus pasos.
Cada región del cuerpo vivo, con sus funciones, sustenta algunos ras-
gos de la propia personalidad. Tomados en su conjunto, los rasgos —sanos
y neuróticos— sustentan el modo habitual de relacionarnos con los demás,
lo mismo que la manera única como vamos adaptándonos a las circuns-
tancias individuales.

Los niveles de energía del organismo


El término energía es analógico, por lo que permite grados y diferencias.
Entre otras cosas, agrupa los principales aspectos de lo que llamamos mo-
tivación humana o simplemente vida (vea el cuadro 2.1). Distinguimos
cinco niveles de energía en nuestro organismo según este modelo de la psi-
coenergética:
1. En el primer nivel tenemos las energías bioquímicas del organismo,
por ejemplo: la energía de las moléculas de las endorfinas, sustan-
cias neurotransmisoras del sistema nervioso central que regulan el
LOS NIVELES DE ENERGÍA DEL ORGANISMO + 25

Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3


Energías bioquímicas Impulsos Sentimientos
y fisicoquímicas del Biorritmos Emociones
organismo humano Pulsaciones
Necesidades básicas

Nivel 4 Nivel 5
_ .-
Pensamiento- liuminatión
,.
ímaginacion Conciencia pura
Conciencia corporal Empatía
Autoimagen corporal Intuición
Percepciones

Cuadro 2.1 Distintos niveles de la energía humana según la psicoenergética.

placer, el apetito, la respiración y el ritmo cardiaco, entre otras fun-


ciones.
2. El segundo nivel comprende las pulsaciones vitales e impulsivas. Se
agrupan aquí las vibraciones, acompañadas de oleadas de calor y
energía, relacionadas con la distribución de la sangre a cada célula
del organismo y con la satisfacción de las necesidades de los tejidos.
Tenemos otros biorritmos, como los ciclos de la respiración, los que
acompañan la asimilación de los alimentos, los del sueño y vigilia,
la fatiga y el alertamiento, las funciones reproductivas, el equilibrio
hormonal, etcétera. Entre las necesidades más básicas están el ham-
bre, la sed, el sueño, la necesidad de evitar el daño -a nuestros teji-
dos y la necesidad de contacto físico.
3. El tercer nivel de energía abarca los sentimientos y las emociones.
Lo más básico es el humor, es decir, el estado de ánimo habitual, re-
lacionado con el temperamento de cada individuo. Los estados de
ánimo se mezclan con los recuerdos, las percepciones, las ideas y las
conductas, como un fondo siempre presente que encauza todo, has-
ta cierto punto. Existen también las emociones superiores, que re-
sultan de los procesos de socialización y del propio desarrollo per-
sonal. Los impulsos y las emociones forman parte de un sistema
unificado de reacción automática, necesario para la supervivencia
del organismo.
4. El cuarto nivel comprende las manifestaciones de energía que de-
nominamos procesos intelectuales (o mente) e incluye la capacidad
26 + PERSONALIDAD: RASGOS, ESTRUCTURAS Y ENERGÍAS

para tener conciencia de nosotros y del mundo que nos rodea. En


el cerebro se organizan las percepciones acerca del universo que nos
rodea y el organismo se adapta para hacer frente a las circunstancias
cambiantes. Este nivel abarca los pensamientos, manifiestado en el
ritmo y energía de nuestras palabras y por el impacto que producen
nuestras ideas en los demás, así como por la imaginación creativa,
mediante la cual podemos anticipar las consecuencias de nuestras
acciones, antes--de iniciarlas; `
5. Finalmente, el quinto nivel agrupa los aspectos más elevados de la
energía humana. Me permito colocar aquí la intuición y los grados
más elevados de imaginación creativa que se atribuyen a los visio-
narios y a los iluminados (científicos, líderes políticos y religiosos,
grandes artistas, etcétera). Estas personas son capaces de elaborar y
llevar a cabo proyectos que reportan grandes beneficios a toda la hu-
manidad. La expansión de la mente iluminada ha sido la meta de
las psicologías orientales y de las religiones de todos los tiempos. Los
niveles superiores de conciencia suponen el cultivo de las emocio-
nes superiores y la actualización del propio yo. Pocos individuos
han logrado despertar esas energías, que requieren sensibilidad, su-
peración continua y una excelente ubicación respecto al universo
circundante.
Los humanos generamos energía a partir de lo que llamamos materia.
Nuestras energías alcanzan niveles más elevados a medida que actualiza-
mos mejor nuestras potencialidades (Bruyere). Guiados por la luz de la
conciencia, adquirimos continuamente nuevas experiencias. En la medida
en que crecemos y maduramos, disfrutamos perspectivas más amplias y
certeras acerca del universo que nos rodea.
Como una propiedad esencial de la ley de la energía ascendente, pos-
tulo que los niveles inferiores de energía luchan por transformarse en ni-
veles superiores de conciencia humana, mediante un proceso de evolución
continua que afecta la propia personalidad. Para lograr esto, la activación cre-
ciente de las estructuras cerebrales —y de las conexiones neuronales— es de
vital importancia. No puede haber una personalidad humana completa sin
el correspondiente cerebro bien estructurado y desarrollado.
A medida que la evolución psicológica, cultural y tecnológica de la
humanidad continúe, irá emergiendo una nueva conciencia planetaria y
cósmica, sustentada por la milenaria evolución genética del cerebro hu-
mano, que es cada vez más complejo. Por ello, los humanos de las si-
LOS NIVELES DE ENERGÍA DEL ORGANISMO + 27

guientes generaciones alcanzarán niveles de energía consciente más eleva-


dos. Serán comunes algunos fenómenos que en la actualidad nos parecen
extraños, como la premonición, la telepatía, la percepción extrasensorial,
las curaciones psíquicas y hasta la verdadera empatía, que comprende (sin
palabras) los sentimientos, deseos e intenciones de los demás.
Capítulo 3
Estrés, neurosis y
mecanismos defensivos

Corno explicamos antes, los mecanismos defensivos nos dividen interna-


mente y desperdician nuestras energías vitales. Cuando operan durante su-
ficiente tiempo, estos mecanismos se transforman en rasgos neuróticos
que alteran radicalmente la personalidad. Después de un cuidadoso pro-
ceso de evaluación, decimos que la personalidad de un hombre o de una
mujer está estructurada de manera neurótica, debido a que pudimos de-
tectar un conjunto estructurado de rasgos de tal naturaleza.
Un diagnóstico psicológico no se debería aplicar a la ligera: quien lo
realiza necesita una buena preparación profesional y suficiente experiencia
clínica; además, conviene advertir que los términos estrés y neurosis son
muy generales, a la vez que agrupan un amplio conjunto de fenómenos y
conductas humanas individuales y sociales.
Según la psicoenergética, la interminable serie de síntomas y síndromes
(conjunto de síntomas) que se catalogan con el término general de neuro-
sis se debe a bloqueos en la producción, circulación y aprovechamiento de
la energía vital del organismo, con sus diferentes niveles y modalidades.
Aprendemos a frenar las energías (impulsivas, emocionales, etcétera) a
causa de: a) las experiencias molestas y dolorosas que no pudimos asimi-
lar, en particular durante la niñez y adolescencia; b) las presiones internas
y externas que nos abruman en cualquier etapa de la vida, y c) el propio
control emocional excesivo que genera tensiones, preocupaciones y culpas
indebidas.

Estrés
Las personas que ignoran el estrés desarrollan problemas de salud física y
alteraciones emocionales crónicas que limitan la calidad de su vida. El es-
trés produce enfermedades cardiovasculares e infartos y es la causa más co-
mún de muertes prematuras en los países desarrollados.
Los datos de Holmes y Rahe demuestran que existe relación directa en-
tre las presiones psicológicas y las enfermedades. Las reacciones individua-
29
30 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

les frente a las presiones tienen mucho que ver con que se precipiten las
enfermedades psicosomáticas y los trastornos emocionales; sin embargo,
todavía se discute si los trastornos se deben a los conflictos que traen con-
sigo los cambios en el estilo de vida o —de manera principal— a la manera
como cada persona reacciona ante las situaciones estresantes.
Holmes y sus colegas diseñaron una escala para predecir y reconocer
los trastornos relacionados con las-presiones y tensiones psicológicas.-_n la-
escala se asigna un valor específico" para ca.di situación de cambio social.
Algún hombre o mujer corre el riesgo de presentar un trastorno psicoso-
mático severo en el curso de los próximos meses, en caso de que haya acu-
mulado más de 300 puntos, sumando los eventos que le acontecieron en
el plazo de un año.
A continuación presentamos ciertas situaciones de presión psicológica,
con puntos asignados a cada evento: muerte de la pareja e impacto emo-
cional, 100 puntos; divorcio, 73 puntos; muerte de un familiar cercano,
63; pérdida del trabajo, 47; cambios en la salud de un miembro de la
familia, 44; situación de embarazo, 40; nacimiento de un niño, 39; reubi-
cación en el trabajo, 30; hipoteca de más de $100 000, 31; problemas con
la familia política, 31; cambios en las condiciones de vida, 25; problemas
con el jefe, 23; cambios de residencia, 20; cambios en la recreación, 23;
cambios en los horarios de trabajo, 20; cambios en los hábitos alimenta-
rios, 15; vacaciones, 13, y época de navidad, 12.
Conviene .advertir que la lista no incluye otras importantes presiones
psicológicas propias de la vida en las ciudades actuales, como la contami-
nación por el ruido (y la ambiental), conducir un vehículo tres o más horas
diariamente y los efectos de una alimentación irregular y deficiente. Tam-
poco se menciona la aglomeración en la vivienda, en los sitios de trabajo
y hasta en las calles que transitamos; además, existen las presiones psico-
lógicas generadas por el clima de violencia, alcoholismo y miseria en mu-
chas familias. Un ejemplo son las experiencias de maltrato, violación y abu-
so sexual que sufren múltiples mujeres.
La vida actual está sujeta a numerosos cambios e incertidumbres que
impiden el sano crecimiento personal y limitan la creatividad, lo mismo
que la libertad, y la satisfacción emocional que obtendríamos de tener re-
laciones personales menos superficiales. En las grandes ciudades, muchas
personas se ocultan detrás de sus máscaras y roles neuróticos, por temor a
ser heridas si manifiestan sus verdaderos sentimientos e intenciones. La
ansiedad y la depresión se asocian muy claramente con el estrés.
ASPECTOS GENERALES DE LA NEUROSIS + 31

El estrés hace que la corteza suprarrenal vierta adrenalina en el torren-


te sanguíneo; con esto, disminuye el volumen sanguíneo, mientras que au-
mentan el colesterol y la presión de la sangre. Al principio, la persona se
siente alerta y acelerada, dispuesta a la acción inmediata. Por desgracia,
cuando el estrés continúa, la persona queda expuesta a un rápido desgaste
_ de sus recursos fisiológicos y psicológicos.
Las personas estresadas experimentan sentimientos de tristeza, preocu-
pación y frustración que se vinculan con altos niveles de glucosa en la san-
gre; además, el estrés prolongado llega a afectar el sistema inmunológico, lo
cual facilita el desarrollo del cáncer y de otras enfermedades (O' Hanlon).
El cuerpo humano es un sistema dinámico bien integrado. Contamos
con un sistema de balance postural continuo, mediante el cual se contraen
algunos músculos, mientras que los opuestos descansan. Luego se repite el
ciclo: se contraen los que habían descansado, etcétera. Cuando el estrés
dura poco tiempo, dicho sistema no se altera, ni se ve afectado el equili-
brio general del cuerpo.
Las presiones más intensas y duraderas (así como algunos accidentes)
terminan por dañar dicho equilibrio natural. En los neuróticos funcio-
nan mal los mecanismos diseñados para sustentar el balance equilibrado
de los músculos. Algunos grupos musculares quedan acortados y pierden
su elasticidad, mientras que otros permanecen siempre estirados. El tejido
conjuntivo sirve para envolver y moldear cada músculo: cuando pierde su
elasticidad y se endurece, algunos músculos se pegan a los otros, como ad-
vierte Rolf.

Aspectos generales de la neurosis


Aunque todos necesitamos cierto control emocional, los neuróticos frenan
muchos de sus impulsos, sentimientos, fantasías, ideas y movimientos,
porque los consideran indebidos, peligrosos y ajenos a lo que perciben co-
mo su propia personalidad.
Los neuróticos manifiestan bloqueos en los mecanismos de la percep-
ción. También decrecen las funciones de la intuición y del pensamiento
creativo y se lentifican (o se aceleran demasiado) las funciones de la respi-
ración y la asimilación. Las tensiones habituales del cuerpo suelen enco-
gerlo y acortarlo. Otros síntomas relacionados con la tensión muscular son
los tics y algunos espasmos musculares que no guardan relación con algún
trastorno neurológico.
32 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

Los bloqueos neuróticos de las energías vitales generan una serie de


sensaciones desagradables. En muchas personas encontramos irritación,
cansancio, dolor y tensiones. Entre las alteraciones emocionales crónicas
están la ansiedad, la depresión y el resentimiento. En casos extremos en-
contramos individuos que casi no sienten nada, como si se hubieran sepa-
rado de su cuerpo: se repiten "interpretaciones" psicológicas y psicoanalí-
ticas que no les -sirven de nada.
i-a --persbnas deprimidas informan que tienen dificultad para iniciar
sus movimientos: sienten pesado y lentificado su cuerpo; sus palabras y sus
pensamientos fluyen lentamente, mientras recuerdan cosas tristes; además,
no tienen deseos de vivir ni de moverse y se sienten aburridos y vacíos. En
otras personas observamos períodos de activismo, manía e impulsividad,
seguidos por inactividad, depresión y cansancio.
Los humanos tratamos de anestesiar estos malestares de muchas ma-
neras: habitando en la fantasía, abusando del alcohol y las drogas, tenien-
do pensamientos obsesivos, activismo, obesidad, etcétera. En muchos
casos sería más conveniente acudir a un especialista en el manejo de la
neurosis.
Debido a la neurosis, el equilibrio muscular termina por romperse. El
cuerpo se va convirtiendo en una masa pesada, difícil de mover. No es po-
sible corregir las fallas posturales mediante un simple acto de voluntad.
Los hombros caídos, la cabeza inclinada o la caja torácica hundida retor-
nan, de modo automático, a su posición alterada. El estrés se extiende a
los sistemas musculares cercanos y esto afecta el modo general de llevar el
propio peso. Los movimientos de muchos neuróticos son deliberados, len-
tos y rígidos, pero también pueden ser impulsivos y con sacudidas.
Hanna advierte que muchas personas padecen amnesia sensomotora:
muestran contracciones musculares crónicas que atribuyen equivocadamen-
te al proceso de envejecimiento, cuando en realidad se trata de la pérdida
de la capacidad para relajar y controlar determinados grupos de músculos.
Aunque este proceso ocurre en el sistema nervioso central, afecta hasta la
médula de los huesos.
Algunos individuos muestran excesiva atención hacia sus procesos cor-
porales, como la temperatura y apariencia de su piel, el ritmo cardiaco o
la regularidad de sus funciones eliminatorias; también vigilan y observan
continuamente sus reacciones sexuales. Se trata de una fascinación com-
pulsiva, mediante la cual ven su cuerpo como algo extraño, peligroso y le-
jano. Lo vigilan siempre corno si fuera sucio y vergonzoso. Por supuesto,
nada de eso contribuye al buen funcionamiento del organismo.
ASPECTOS GENERALES DE LA NEUROSIS 4- 33

Otros neuróticos pierden el control de su agresividad y cometen actos


delictivos y antisociales, como asaltos, robos y violaciones. El maltrato de
los niños, los actos de violencia, el terrorismo, la tortura y las guerras son
las claras manifestaciones de la neurosis y la deshumanización de muchas
culturas. Los modernos medios de comunicación masiva, en particular la
televisión, nos hacen partícipes diarios de la angustia de las tragedias mun-
diales; a„-su vez,, la violeritia, la. corrupción,, las ,tragedias y los escándalos
son noticia.
Junto con la ansiedad aparecen padecimientos de tipo psicosomático,
como respiración superficial, sudoración excesiva y palpitaciones cardía-
cas, además de otros malestares parecidos: dolores de cabeza, úlceras gás-
tricas y duodenales, aumento de la presión arterial, soriasis, etcétera. El
organismo permanece en estado de alerta cuando la persona no hace un
esfuerzo deliberado por eliminar el exceso de adrenalina. Entonces la per-
sona padece irritabilidad, insomnio, dificultad para concentrarse, preocu-
paciones y fallas de memoria.
Las personas que presentan altos niveles de excitación necesitan una
combinación de ejercicios físicos, alternados con respiración profunda,
meditación y relajación, con el fin de eliminar los residuos químicos del
estrés
Corno ironía final, algunos neuróticos machistas y narcisistas afirman
que quieren a los demás, los estiman y empatizan con ellos; sin embargo,
no generan sentimientos auténticos, sino engañosas palabras de supuesta
amistad y afecto. El vocabulario psicológico no siempre corresponde a una
riqueza emocional profunda, sino que oculta, a veces, enormes vacíos in-
teriores. No hay gran compromiso en hablar de amistad: son pocos los ver-
daderos amigos y amigas. Como dice el refrán, "obras son amores y no
buenas razones".
Al sentirse sumergidas en las emociones negativas, a muchas personas
les parece que no pueden cambiar, que están atrapados sin remedio y se lle-
nan de opiniones falsas y negativas acerca de sí mismos. Desde la primera
entrevista, mencionan que son tímidos e insociables por naturaleza, que
son iguales a su padre o a su madre, que valen poco, que tienen depresión
habitual, que todo les resulta mal, que nadie los quiere, etcétera. Creen
que no hay solución posible, porque desconocen el campo de las moder-
nas psicoterapias corporales.
34 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

Mecanismos defensivos de la neurosis

Según la psicoenergética, en los distintos estilos de personalidades neuró-


ticas operan, con mayor o menor intensidad, siete mecanismos de defen-
sa (vea la figura 3.1).
1 Condicionamientos viscerales. Interfieren directamente con la función
éspiratórta, la asimilación de Amén rbS y él funcionamiento det. Co ra-
zón. Los ritmos vitales se mantienen lentificados o acelerados de manera
crónica, por lo cual alteran la producción y distribución de las energías vi-
tales básicas del organismo. Los impulsos se reprimen y frenan, sin ser
aprovechadas y tampoco se disfrutan como es debido. La mayoría de estos
condicionamientos ocurren a consecuencia de privaciones emocionales
tempranas, represiones y conflictos familiares severos —incluida la ausencia
de alguno de los padres— durante la infancia y la niñez.
En vez de paz, entusiasmo, alegría y confianza en sí mismos, muchas
personas arrastran profundos vacíos emocionales, inseguridades, depre-
sión, falta de energía y resentimiento y se sienten muy mal. Por otra par-
te, un número creciente de individuos padece malestares psicosomáticos
crónicos, de tipo visceral, debido a las presiones psicológicas que padecen

Figura 3.1 Mecanismos defensivos que separan de la propia imagen psicorporal impor-
tantes aspectos personales y desperdician las energías vitales (distintas formas de diso-
ciación). Los mecanismos 3 al 6 son cerebrales.
MECANISMOS DEFENSIVOS DE LA NEUROSIS 4- 35

continuamente por el mero hecho de vivir en ciudades aglomeradas, en las


que la violencia y la inseguridad son cada vez más frecuentes. Se ven en-
vueltos en severos conflictos relacionados con el trabajo, la pareja, los hi-
jos, etcétera. Ejemplos demasiado conocidos son la acidez estomacal, la
colitis nerviosa, la ansiedad y las arritmias cardíacas, lo cual también se re-
laciona con desequilibrios del sistema nervioso autónomo y de los sistemas
hormonales y endocrinos:
2. fi.nsidnes musculares crónicas. La "rhayóría de-las tensiones que padece-
mos son el resultado de nuestro control emocional excesivo. Los músculos
contraídos en una parte del cuerpo afectan otras partes de éste, por ejem-
plo: la mandíbula trabada puede ir acompañada de un dolor de cuello y
espalda. Es importante recordar que otros músculos del cuerpo permane-
cen demasiado estirados. Mediante las tensiones, se desperdicia gran par-
te de la energía vital.
Las tensiones habituales más generalizadas terminan por producir no-
tables alteraciones en la postura general del cuerpo, por ejemplo: algunos
(hombres y mujeres) caminan encogidos, llevan el estómago demasiado
prominente, tensan las nalgas, arrastran los pies, etcétera. Con esto, inhi-
ben los movimientos flexibles, sensuales y placenteros del cuerpo, además
de frenar las expresiones emocionales libres, alegres y espontáneas.
Las máscaras sociales y los juegos de manipulación neurótica van acom-
pañados de gestos y posturas automáticas que también limitan la movili-
dad espontánea del cuerpo. Muchas personas parecen demasiado rígidas y
robotizadas, debido a sus contracturas musculares habituales. Existen otros
cinco mecanismos defensivos que tienen que ver con el desequilibrio de
funciones cerebrales, los cuales describimos a continuación.
3. Proyección. Ocurre cuando alguien se niega a ver algunos aspectos de su
personalidad que le atemorizan y son inaceptables; los percibe, falsamen-
te, como si estuvieran afuera, pero no en su propio interior. Es típico pro-
yectar hacia el exterior (ver en otras personas, animales y objetos, pero no
en nosotros mismos) ciertas energías impulsivas y emocionales que nos
censuraron en la niñez, como la propia sexualidad y la agresividad. Por
ejemplo, ciertos individuos creen que los demás están siempre enojados
contra ellos, que los persiguen y que los critican a sus espaldas; terminan
por sentirse débiles y sin fuerza, mientras intentan mantener la imagen de
niños buenos y perfectos.
En casos extremos, las personas que tienen rasgos paranoides pierden
el contacto con la realidad. Gastan inútilmente su energía en vigilar de
36 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

manera continua, buscando enemigos peligrosos y defendiéndose de ellos.


Llegan a creer que son objeto de una persecución constante o que están
poseídos por seres diabólicos. Las fobias de algunas personas, como el mie-
do excesivo que tienen a los perros, a veces se relaciona con sus proyeccio-
nes, pero su origen más probable son algunas experiencias reales que fue-
ron demasiado atemorizantes.
4. Introyección. Mediante este-mecanismo consideramos nuestros, erró-
neamente, algunos aspectos que en realidad son de otras personas, pero
que aceptamos sin reflexión cuando éramos niños, por ejemplo: a algunos
les hicieron creer que eran tontos y poco inteligentes, por lo cual se repi-
ten eso mismo siempre, a pesar de que tienen evidencias de lo contrario.
Llevan en su interior la molesta sensación de su propia inferioridad. La
inteligencia no forma parte de la imagen de sí mismos, de modo que se
minusvaloran y creen todo lo que les dicen los demás, aunque sea falso y
destructivo.
La introyección tiene su origen en las presiones y los castigos sociales
que no permiten que los niños y los adolescentes formen sus propias opi-
niones, ni cuestionen a los adultos. Como parte de sus juegos autoacusa-
torios, muchos hombres y mujeres fabrican diálogos internos que repro-
ducen los comentarios negativos de sus padres, maestros, etcétera. Debido
a eso, no se dan cuenta de su propio atractivo ni de sus demás cualidades
y logros. La introyección es una peligrosa manera de desperdiciar las ener-
gías impulsivas y emocionales (psíquicas).
Cuando el individuo se divide en un acusado y en un acusador que de-
prime y nunca deja en paz a la parte débil, experimenta luchas y conflic-
tos neuróticos continuos. A todos nos conviene aprender a descartar los
diálogos internos destructivos y las actitudes mal aprendidas que nos per-
judican, para dejar paso a ideas y opiniones propias, mucho más positivas.
5. Racionalización. Los que racionalizan emplean las explicaciones lógico-
deductivas, de modo falaz y excesivo, y abusan de la inteligencia verbal, en
sus aspectos más obsesivos e irrelevantes, con propósitos de autodefensa y
autotortura. Buscan una y otra vez los motivos de sus acciones, incluso de
las que todavía no han llevado a cabo, y repasan sus fracasos y equivoca-
ciones: los analizan sin fin y se culpan, o acusan a los demás por sus difi-
cultades presentes.
Dichas personas son indecisas, siempre tienen algo de qué preocupar-
se y dudan continuamente si deben hacer algo o no. Algunas piensan du-
rante años en hacer un viaje que nunca se atreven a realizar y terminan por
MECANISMOS DEFENSIVOS DE LA NEUROSIS + 37

no saber si en realidad deseaban viajar o no. Otros dudan toda su vida de


si les conviene separarse de su pareja, etcétera. No hay una verdadera vida
intelectual en los que racionalizan, porque ahogan su vida emocional y su
creatividad. Los individuos que viven demasiado tiempo en su mente sue-
len presentar notable rigidez corporal. La verdad es que desconocen sus
preferencias y sus sentimientos.
6. Escape a la fantasía. Perls llama capa esquizoide -al archivo de fantasías,
recuerdos e imágenes visuales que guardan las conductas y las emociones
del pasado. Quienes utilizan este mecanismo de defensa, agitan los es-
combros muertos y los fragmentos de una vida que ya no puede regresar;
queman inútilmente su energía dentro de sí mismos, en vez de utilizarla
en la percepción dirigida hacia fuera y en conductas activas dirigidas al
contacto con los demás. Tampoco se dedican al trabajo creativo.
Estos individuos se la pasan soñando despiertos. Como diría Chava
Flores, "¿a qué le tiras cuando sueñas, mexicano?". Para ello, recurren a sus
archivos de memoria con el fin de construir dramas, películas y telenove-
las. Se absorben en ellas, sin prestar atención a la realidad. En casos extre-
mos, fabrican una serie de personajes imaginarios, con los que dialogan
todos los días, como si vivieran entre fantasmas que absorben sus ener-
gías; sin embargo, las fantasías no sustituyen a las personas reales, ni nu-
tren emocionalmente de modo sano y completo.
Los esquizoides formulan expectativas catastróficas imaginarias y pla-
nes ajenos a su verdadera realidad; no logran comprenderse a sí mismos,
porque ven su personalidad mediante sueños y fantasías. Por lo mismo,
muestran severas limitaciones en su trato personal, son muy difíciles de
entender y tienen una apariencia corporal desafocada y tenue, como Ofe-
lia en el Hamlet de Shakespeare.
Para elaborar mundos irreales, algunos esquizoides recurren al alcohol
y a las drogas alucinógenas. Este peligroso consumo limita las percepcio-
nes del exterior y activa procesos internos muy destructivos (depresión,
tendencias suicidas, baja estima, etcétera). De esta manera intentan anes-
tesiar, al menos transitoriamente, su angustia y la percepción dolorosa de
sus malestares y conflictos familiares, laborales, etcétera. Sin embargo, un
póco más tarde, regresan —con mayor intensidad— los problemas que no se
atreven a enfrentar.
7. Disociación. El término disociación sugiere que dejamos fuera de nues-
tra imagen corporal algunos aspectos de la propia personalidad. Los sepa-
ramos y mantenemos alejados de nuestro campo de conciencia habitual,
38 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

como si ya no formaran parte de nosotros, lo cual es debido a que los vi-


vimos como peligrosos, poco atractivos, atemorizantes, dolorosos o ver-
gonzosos.
Podemos disociar emociones, pensamientos, impulsos, aspectos de la
apariencia física, etcétera, por ejemplo: como resultado de sus tensiones
musculares habituales, algunas personas casi no se dan cuenta de sus emo-
ciones. Se muestran rígidos e inflexibles y, aunque dicen que casi nunca se
enojan, los demás los ven siempre irritados y:frustrados.
Conviene subrayar que la disociación abarca a los seis primeros meca-
nismos defensivos. Todos ellos nos disocian y desintegran, aunque de dis-
tintas maneras. Contribuyen al mismo resultado: fragmentan la imagen
psicocorporal de nosotros y construyen el falso yo, que genera toda clase
de conductas y síntomas neuróticos.
A modo de contraste, he diseñado la psicoterapia corporal psicoener-
gética y me empeño en enseñarla. Esta psicoterapia corporal moderna
ofrece técnicas para integrar los mejores aspectos de nuestra personalidad.
Nuestra verdadera esencia personal (el propio yo) toma el control —la ma-
yor parte del tiempo— cuando hemos logrado eliminar los principales rasgos
neuróticos. Desaparecen los malestares y los síntomas psicosomáticos, po-
demos disfrutar la vida con alegría y somos más creativos en todo lo que
hacemos.

Modelo estructural de la neurosis

Para explicar la neurosis, es común utilizar un modelo de esferas concén-


tricas, parecidas a capas de cebolla, como lo muestra la figura 3.2. El cen-
tro representa el núcleo de la identidad consciente en sus aspectos pulsan-
tes intuitivos, emocionales e impulsivos. Allí se encuentran las sensaciones
viscerales profundas que corresponden a la conciencia grata y placentera
de que estamos vivos.
Esta figura también ilustra cinco capas de estructuras neuróticas que
impiden que comprendamos y actualicemos nuestras potencialidades ge-
néticas. Debido a ellas, las demás personas —en su gran mayoría— tampo-
co alcanzan a percibir nuestra verdadera esencia, es decir, lo que en reali-
dad somos.
1. Máscaras y roles falsos. La primera capa está constituida por la ropa y los
juegos de manipulación social. Durante las entrevistas de evaluación es útil
observar el modo como se viste la persona. La vestimenta es la envoltura
MODELO ESTRUCTURAL DE LA NEUROSIS 4- 39

Figura 3.2 Modelo de cinco capas de la neurosis, según la psicoenergética.

más externa que cubre a los individuos. puede sugerirnos una apariencia
informal, incluso descuidada, o por el contrario manifestar un apego a la
moda del momento. Conviene apreciar los colores de la ropa, que son ale-
gres o sombríos, de buen o mal gusto. El vestido de todas las épocas acen-
túa algunas partes del cuerpo y oculta o disfraza otras.
Algunas personas usan ropa que correspondería a personas con mayor
peso y más volumen. Otras se visten para no llamar la atención, como si
quisieran desvanecerse y ocultarse. Las prendas de vestir, incluidos los za-
patos y los demás accesorios, pueden transmitir mensajes falsos; así, una
persona tímida puede utilizar prendas de vestir de colores vivos y llamati-
vos. A su vez, se supone que las personas que utilizan ropa cara tienen mu-
cho dinero, son sofisticadas, etcétera.
Es típico que las personas neuróticas utilicen máscaras para darnos una
falsa impresión. Las máscaras incluyen gestos faciales y posturas estereoti-
padas y rígidas, acompañadas de frases vacías y superficiales. Es verdad que
todos cambiamos nuestros gestos y vocabulario de acuerdo con las situa-
ciones sociales y que varía el modo como nos comportamos en público y
en la intimidad; sin embargo, algunas personas representan habitualmen-
40 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

te un papel falso y manipulador que contradice la realidad más profunda


de su personalidad.
Las telenovelas de moda exhiben toda clase de roles de manipulación
social, por ejemplo: los papeles de la villana, la ingenua pueblerina, el ma-
cho desalmado, el protector romántico, la mujer sufrida, etcétera. Un rol
estereotipado de algunas películas: la mujer, de preferencia rubia, que
oculta su inteligencia penetrante bajo la máscara de niña boba o inofensi-
va, incluye una sonrisa constante, ingenua e inapropiada. La mujer lleva la
mirada desafocada, con los ojos muy abiertos y carentes de energía, em-
plea movimientos corporales desmañanados e impulsivos y parece no dar-
se cuenta de que su cuerpo ya no es el de una adolescente, ni el de una niña.
Con sus posturas, algunas personas parecen defenderse continuamente
de sus sensaciones genitales. Algunas mujeres tratan de ocultar sus senos y
sus nalgas, como si todavía no pudieran aceptar que ya no tienen cuerpo
de niñas. Por el contrario, otras personas proyectan, de modo agresivo, las
áreas sexuales de su cuerpo, por ejemplo, la pelvis demasiado echada hacia
adelante, en los hombres, se asocia con el machismo.
2. Falsas opiniones y diálogos internos destructivos. En la segunda capa se
ubican las actitudes erróneas acerca de la propia identidad y la apariencia
sexual del cuerpo, adquiridas sobre todo durante la niñez y la pubertad.
Para Jung, la neurosis es un exceso de socialización. Los neuróticos llevan
dentro toda clase de opiniones erróneas y falsos valores acerca de la vida
y de los papeles que deberían desempeñar como hombres o mujeres en la
sociedad contemporánea.
Los neuróticos tratan de justificar y "explicar" sus conductas manipu-
ladoras mediante interpretaciones erróneas; también son presa de diálogos
internos autodevaluados y de fantasías catastróficas que dejan correr sin
control alguno. Estas alteraciones ayudan a mantener las alteraciones pos-
turales y los demás bloqueos de la energía, impiden que las personas ten-
gan una conciencia clara de sus impulsos sexuales, frenan la apertura ha-
cia la vida y originan conductas egoístas y deshumanizadas.
Es importante entender los cambios que ocurrieron en el organismo de
alguna persona en la niñez y durante la pubertad. También necesitamos
conocer las actitudes que esa persona desarrolló hacia la sexualidad y —más
en general— hacia sus impulsos y sentimientos, según lo manifiesta por el
manejo postural de su cuerpo en el espacio, así como por los gestos no ver-
bales relacionados con las áreas genitales del cuerpo. El lenguaje del cuer-
po a menudo es más revelador que las palabras.
MODELO ESTRUCTURAL DE LA NEUROSIS + 41

El desarrollo sexual de algunos hombres y mujeres fue normal, desde


el punto de vista endocrinológico y morfológico. A pesar de eso, dan la
impresión de que las áreas sexuales de su cuerpo carecen de energía y es-
tán disociadas, por ejemplo: algunos jóvenes, cuando se sientan, se enco-
gen sobre sí mismos y ocultan sus genitales con sus muslos.
Los modelos de feminidad de otras épocas proponían la sumisión pa-
siva.
_ corno una característica esencial de cualquier mujer, pero en las cul-
tuias apanas'ya eStán Muy desacreditados: y son sustituidos por -huevos
modelos que permiten a las mujeres mayores oportunidades de desarrollo
social, emocional y sexual. Muchas mujeres de la actualidad no quedan re-
legadas al cuidado de los niños y del hogar, sino que están preparadas pa-
ra realizar funciones profesionales, sociales y políticas.
Sin embargo, la propaganda de las sociedades de consumo presiona a
las mujeres, en particular de las clases medias, para que se vistan a la últi-
ma moda, utilicen toda clase de cosméticos y procuren a toda costa un as-
pecto bello y juvenil. Lo anterior contribuye a que algunas de ellas tengan
una identidad muy a flor de piel, basada principalmente en la apariencia
y el apego a la moda.
Las tensiones crónicas en los múscu-
3. Tensiones de la musculatura externa.
los largos de cuerpo forman la tercera capa de la neurosis. Estos músculos
están relacionados con los movimientos deliberados y ágiles del cuerpo en
el espacio y con la capacidad de transformar el mundo que nos rodea me-
diante las manos. Debido a las tensiones habituales, los movimientos del
cuerpo quedan limitados, por ejemplo: el modo de caminar de algunos es
demasiado rígido: dan la impresión de tener poca flexibilidad y robotiza-
ción.
Conviene tener una impresión global del argumento postural de cada
individuo, incluida la manera como mueve su cuerpo de manera más o
menos libre (lectura y evaluación corporal). Podemos observar que algu-
nas partes del cuerpo dan la apariencia de fuerza, mientras que otras pare-
cen débiles.
4. Tensiones de la musculatura interna. Existen otras tensiones musculares
más internas, que representan la cuarta capa de la neurosis. Aquí se inclu-
yen los acortamientos y la falta de flexibilidad en los ligamentos y cartíla-
gos que unen los huesos del esqueleto en sus articulaciones. He separado
esta capa de la anterior, porque contribuye de manera mucho más directa
a la flexibilidad de los movimientos del cuerpo.
42 4• ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

Debido a las presiones y al control emocional excesivo, los discos de la


columna vertebral pierden su elasticidad y quedan comprimidos. Esto re-
sulta en opresión de nervios, lo cual genera dolores y disfunciones de to-
dos estilos. Lo mismo pasa con la rigidez de las articulaciones en los bra-
zos, manos, piernas y pies. Algunas de estas tensiones no son accesibles a
la manipulación directa mediante el masaje; para su manejo se requieren
ejercicios adecuados.
Entre otras tensiones internas están las de los- milculos profundos del
cuello y del diafragma. En el cuello están los músculos relacionados con la
fonación y con la función de tragar, de modo que muchas personas aho-
gan su voz, como si se ahorcaran. Por su parte, el diafragma casi no se
mueve debido a las tensiones habituales de los intercostales internos y
externos, lo cual reduce notablemente la respiración. Esto contribuye a
lentificar la peristalsis intestinal, que necesita los ritmos abdominales y
diafragmáticos —propios de la respiración profunda— para su correcto fun-
cionamiento.
5. Trastornos de las funciones viscerales. La quinta capa agrupa las alteracio-
nes de las funciones viscerales y del sistema endocrino; con frecuencia,
ocurren antes de que los niños puedan moverse y caminar de modo deli-
berado. Otras alteraciones de la vida adulta se deben al estrés que padecen
muchas personas. De esta manera, cuando la colitis nerviosa de un indi-
viduo tiene relación directa con un ambiente de trabajo demasiado pre-
sionante, se sentirá mejor cuando consiga un trabajo más satisfactorio.
Estas alteraciones (condicionamientos negativos) constituyen la capa
más profunda de la neurosis. Las funciones respiratoria y cardiovascular y
la asimilación de los alimentos, lo mismo que el sistema endocrino res-
ponden a las continuas señales de alarma producidas por el sistema ner-
vioso autónomo que se mantiene desequilibrado. Un ejemplo es la lentifi-
cación crónica de la peristalsis intestinal acompañada de constipación y
otro es el exceso de jugo gástrico, con la consecuente acidez y úlcera gástrica.
Los especialistas que han escrito obras de psicología infantil mencio-
nan que el niño, al nacer, es un organismo con funciones rudimentarias:
sensoriales, vegetativas, afectivas y motoras. El infante registra, de modo
agradable o desagradable, las experiencias de cada momento, corno calor,
hambre, frío, luz o las caricias. No tiene aún ninguna conciencia de la se-
paración entre su organismo y los demás objetos, que es una característica
propia de la percepción en los adultos. Las experiencias tempranas del in-
MODELO ESTRUCTURAL DE LA NEUROSIS + 43

fante tienen estrecha vinculación con los objetos; en primer lugar, existe
intensa unión con el cuerpo de la madre.
El infante se siente atraído a su madre para satisfacer sus necesidades de
supervivencia y debido a la necesidad psicológica de contacto físico; encuen-
tra en ella el calor y el alimento y una sensación de cariño y apoyo. Para el
infante, el cariño consiste principalmente en el placer de su estómago sa-
tisfecho y en las gratas "sensaciones- de la piel de todo su-cuerpo originadas
-por ercontácto- de su cuerpo -desnudo con el pecho de su madre.
Conviene recordar que la calidad y la cantidad del contacto afectivo de
un niño con su madre puede ser muy distinto del que reciben otros niños.
Cuando la primera persona cercana al infante, que por lo general es su
madre, no genera suficiente protección, la percepción de los objetos, por
parte del niño, llevará en sí un elemento de alejamiento y de evitación.
Desde el momento de nacer existen diferencias genéticas observables
relacionadas con la reactividad impulsiva de los infantes y con sus capaci-
dades de movimiento y de percepción; sin embargo, de acuerdo con las
investigaciones actuales, los contactos iniciales con los padres y con los de-
más familiares cercanos determinan si la energía psíquica del niño será
dirigida hacia el exterior o si debe dirigirse predominantemente hacia el
interior (extroversión e introversión).
Algunos adultos perciben el mundo como atemorizante debido a que
lo miran con un clima de sensaciones viscerales (y emocionales) desagrada-
bles. Los contactos angustiosos, fríos, depresivos y agresivos por sus pa-
dres, demás familiares y maestros les generaron —cuando niños— fuertes
defensas contra el contacto íntimo. Encapsulan al niño lo mismo que a los
adolescentes y a las personas adultas y los centran en la percepción dolo-
rosa del propio cuerpo. A su vez, los neuróticos se encierran en sí mismos.
El acortamiento de las vibraciones y ritmos vitales limita la expresión
de la personalidad individual por medio de movimientos, sentimientos y
pensamientos espontáneos, más alegres y creativos. Como resultado, ma-
nifiestan una capacidad limitada para gozar la vida y percibir el mundo co-
mo divertido y lleno de posibilidades. Como dijimos, los sentimientos, las
sensaciones viscerales y los movimientos que acompañan la percepción se
disfrutan más y son más alegres cuando han sido positivos los contactos
con las demás personas, sobre todo en la infancia y la niñez.
44 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS.

Armadura de la personalidad
La tensión muscular es uno de los principales mecanismos que los huma-
nos utilizamos para controlar nuestros impulsos y emociones indeseables
y para bloquear la energía vital de nuestro organismo.
Reich introdujo el concepto de "armadura del, carácter" a la psicotera-
pia contemporánea. La armadura -de tensiones frena la energía del orga
nismo y del orgasmo: además de impedir que muchos hombres y mujeres
lo disfruten, contribuye a mantener ideologías políticas y religiosas inflexi-
bles y fanáticas. Mediante su pesada armadura oxidada, las personas anes-
tesian sus impulsos y sentimientos y creen que de esta manera soportan
mejor las presiones del mundo exterior; sin embargo, lo único que logran
es aislarse de la vida.
La coraza se relaciona con algunos conflictos familiares importantes
ocurridos durante la niñez y también refleja otros traumas y problemas pos-
teriores. Está formada por siete anillos o segmentos de tensiones muscula-
res bien establecidas que bloquean las energías —en sentido transversal— a
distintas alturas del cuerpo:
a. El segmento ocular, en sus tensiones establecidas, contiene expre-
siones congeladas de terror, rabia y llanto. Este segmento incluye las
tensiones musculares de las áreas cercanas a los ojos y las de la fren-
te, que puede quedar siempre arrugada por la preocupación.
b. El segmento oral incluye también las tensiones de la mandíbula,
con los impulsos frenados de morder, chupar, etcétera.
c. El segmento del cuello incluye no solamente la musculatura de esa
región, sino también las tensiones de los hombros, las cuales limi-
tan las funciones de tragar y vomitar. La tráquea también puede
quedar oprimida. En este segmento se frenan algunas manifestacio-
nes emocionales, por ejemplo: los sollozos y los gritos.
d. El segmento del tórax incluye los músculos intercostales y la fun-
ción respiratoria. Debido a la neurosis, la capacidad respiratoria es-
tá disminuida, lo cual provoca una disminución de la vitalidad en
todo el organismo.
e. El segmento diafragmático. Cuando el músculo del diafragma está
contraído, se interrumpe el componente abdominal de los movi-
mientos respiratorios, por lo cual el individuo tiene poca conciencia
de los impulsos y las sensaciones que se originan abajo de la cintura.
ARMADURA DE LA PERSONALIDAD 4. 45

f El segmento abdominal incluye las alteraciones en las funciones de


la digestión y la asimilación, que son el origen de las energías bioe-
léctricas más elementales. Entre otras molestias, los músculos rectos
del abdomen suelen estar tensos y contraídos.
g. El segmento pélvico, finalmente, incluye las tensiones del área ge-
nital, las del esfínter urinario y las de la región anal, asociadas con
algunos trastornos de las funciones sexuales, como la impotencia y
la frigidez.
Las tensiones musculares habituales suponen el manejo implosivo de las
energías vitales. Cuando hay una explosión, la energía se dispara en todas
direcciones a partir de un centro. El concepto de implosión sugiere una
explosión invertida. Algunos individuos vuelcan sus energías contra ellos
mismos, comprimen sus vísceras y las inflaman: se enferman a sí mismos,
acumulando en su interior culpas, resentimientos y depresiones. Del lado
opuesto, otras personas estallan con facilidad y se pierden en el activismo,
las compras compulsivas, etcétera.
La psicología actual prefiere utilizar el término personalidad —en vez de
carácter— para designar el modo relativamente habitual de comportarse,
defenderse y adaptarse al medio, que presenta algún individuo. Engloba lo
que somos por temperamento, educación, socialización, vivencias perso-
nales y decisiones propias. Como ya dijimos, cada individuo es único y
distinto de los demás, debido a los rasgos individuales que conforman su
personalidad.
Reich fue el primer autor que relacionó algunos sistemas de tensiones
musculares con los tipos de neurosis de carácter postulados, a principios
del siglo pasado, por el psicoanálisis de Freud; también describió las pre-
siones presiones maternas y paternas (en la infancia y durante la niñez)
que determinan, en su opinión, la armadura de cada uno de los caracteres
neuróticos. Para Reich, los caracteres neuróticos son los siguientes: fálico-
narcisista, pasivo-femenino, masculino-agresivo, histérico, compulsivo y
finalmente masoquista. A su vez, Lowen propone una clasificación parecida.
En esta obra descartamos el empeño por catalogar a las personas y co-
locarlas en algún estilo de personalidad neurótica. En realidad, las tensio-
nes corporales (y las demás alteraciones psicocorporales) que presenta ca-
da hombre y cada mujer son particulares: con frecuencia no corresponden
bien a las clasificaciones elaboradas en otras épocas y para otros países. Por
lo demás, no es lo mismo diagnosticar que ofrecer soluciones. No sirven
de nada los supuestos terapeutas que aplican a una persona letreros terro-
46 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

ríficos, como: "tienes una depresión endógena grave", "eres una esquizo-
frénica", etcétera, sin hacer nada al respecto.

Lectura corporal y evaluación psicocorporal

La psicoterapia exitosa requiere la participación activa de las hombres y las


xnujeres que solicitan ayuda profesiOnal, Por lo general, estas personas tie-
nen rhuchas ganas de salir de sus problémas y se interesar- `pare diSfrutár
una vida más saludable; además, cuentan con suficiente autocrítica, bue-
na capacidad para controlarse y empeño para practicar los ejercicios que
necesitan.
Cuando una persona solicita psicoterapia, conviene tener en cuenta su
estado de ánimo general, lo mismo que las preocupaciones y malestares
que manifiesta en relación con su familia y su trabajo. Ayuda mucho co-
nocer, por medio de una o varias entrevistas (a modo de historia clínica),
los eventos represivos y traumáticos, en especial durante la niñez y la ado-
lescencia.
Después de haber obtenido los datos relevantes, el psicoterapeuta rea-
liza una evaluación psicocorporal o "lectura corporal" global e intuitiva.
Una visión de conjunto permite comprender, a grandes rasgos, el modo
como está estructurada la personalidad de cada individuo en particular.
Las estructuras corporales pueden ser suaves, rígidas, duras, cálidas, vibran-
tes, frías, hinchadas, desconectadas, sensuales, tensas, etcétera; reflejan los
estados de ánimo habituales, el manejo de los impulsos y la vitalidad, lo mis-
mo que el grado de aprecio y estima hacia uno mismo.
Las estructuras de la personalidad no quedan fijadas sin remedio du-
rante los primeros años de vida. Entre otras etapas, la adolescencia es tan
importante como la niñez para determinar algunos rasgos de la personali-
dad. Otros rasgos están relacionados con las circunstancias de la vida adul-
ta, por ejemplo: la irritabilidad continua de un hombre —y su úlcera gás-
trica— se relacionan con las presiones de un jefe autoritario e injusto y con
las de una vida matrimonial poco satisfactoria.
Según los rasgos neuróticos particulares de algún hombre o mujer, al-
guna o algunas capas de la neurosis operan con mayor intensidad. Es ne-
cesario remover los bloqueos para aprovechar las energías desperdiciadas
en conflictos internos sin sentido (las energías impulsivas y emocionales,
pero también las ideativas e imaginativas). De esta manera, las personas
pueden seguir creciendo a partir de la etapa en la que se estacionaron: de-
LECTURA CORPORAL Y EVALUACIÓN PSICOCORPORAL + 47

jan de ser niños lastimados y desarrollan una personalidad más adulta,


fuerte, creativa, ingeniosa, entusiasta y compasiva.
Lowen describe cinco cortes o rupturas posturales básicas en el cuerpo,
cada una de las cuales corresponde a importantes conflictos en la integra-
ción temprana de la personalidad. Las quebraduras son: lado izquierdo del
cuerpo contra lado derecho, espalda contra el frente del cuerpo, abajo de
ciiitura contra arriba de ésta, cabeza cont-ra el. resto-del cuerpo _ y, final-
..rnenr
- e, torso y cabeza contra las.extremidades.
Debido a la primera ruptura, uno de los lados del cuerpo difiere del
otro en su apariencia general y en las tensiones que manifiesta. Conside-
ramos que el lado izquierdo del cuerpo es el lado del corazón; refleja me-
jor la sensibilidad y los aspectos femeninos y blandos de la personalidad y
también manifiesta la calidad que alguien tuvo durante la niñez en su re-
lación con su madre. Cuando la sensibilidad de alguna persona está blo-
queada, independientemente de su sexo, el lado izquierdo de su cuerpo que-
da más contraído. Por su parte, el lado derecho del cuerpo refleja mejor la
lógica y la racionalidad, lo mismo que la relación con el padre. Puede es-
tar (o no) defensivo e inhibido en sus movimientos.
La segunda quebradura separa al frente del cuerpo de la espalda. La
parte de atrás contiene la columna vertebral e incluye la musculatura más
fuerte; su significado psicológico es fuerza, dureza, rectitud y agresividad.
Por el contrario, la parte del frente del cuerpo naturalmente es más blan-
da, sobre todo en las mujeres (debido a los senos) y se asocia con senti-
mientos de ternura, protección y compasión. Según el estilo de sus ten-
siones, algunas personas reprimen la ternura: son duras y agresivas, o la
firmeza: son demasiado blandas y sumisas (poco asertivas).
La tercera quebradura separa la parte de arriba de la cintura: torso, ca-
beza, brazos y manos. Esta parte difiere, por su vitalidad, de la otra, que
comprende al abdomen, los genitales y los pies. La parte de arriba repre-
senta el área social, con su capacidad de sentimientos y contacto con los
objetos y las personas que nos rodean, mientras que la parte de abajo se re-
laciona mejor con la intuición, los impulsos, la sexualidad y con el con-
tacto con la realidad terrenal.
Las personas que tienen la parte de arriba muy desarrollada y energeti-
zada y las piernas inseguras están cargadas hacia arriba, y las que tienen la pel-
vis amplia y el tórax poco desarrollado están cargadas hacia abajo. La figura
3.3 muestra estas posturas, así como la sumisa-responsable (masoquista),
la débil-dependiente y la rígida. En otros libros (ver Lowen, Kelleman,
Rolf y Navarro) se ilustran las diferentes posturas defensivas.
48 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

Figura 3.3 Algunas posturas: cargada hacia arriba (A), cargada hacia abajo (B), sumisa y
responsable -masoquista- (C), débil y dependiente (D), rígida (E).

En la cuarta quebradura existe una separación entre la energía de la ca-


beza, que fabrica fantasías y preocupaciones continuas, con el resto del
cuerpo. Es típico que el cuerpo muestre poca energía y movimiento y que-
de separado de la cabeza mediante fuertes tensiones del cuello. Una de las
variantes que propone Lowen es la postura del ahorcado, en la que la ca-
beza parece colgar de una soga porque está muy inclinada hacia un lado.
En otra variante, el cuerpo es muy atlético y desarrollado, mientras que la
cabeza y el rostro parecen los de un niño.
La quinta y última ruptura separa del tórax y la cabeza a las extremi-
dades, es decir, los brazos y las piernas. La cabeza y el tórax pueden ser
fuertes y desarrollados, mientras que los brazos y las piernas muestran po-
ca energía y a veces están demasiado acortados. Esto sugiere que se limita-
ron los movimientos de los brazos y de las piernas durante la niñez. En
otra variante, las piernas y los brazos son largos y fuertes, mientras que el
tórax muestra escaso desarrollo y vitalidad.
Mediante un análisis más cuidadoso son evaluadas los aspectos saluda-
bles, lo mismo que bloqueos y mecanismos defensivos específicos que sus-
tentan la imagen distorsionada y falsa que los neuróticos tienen acerca de
sí mismos. El manejo de los rasgos neuróticos y la disolución de la arma-
LECTURA CORPORAL Y EVALUACIÓN PSICOCORPORAL + 49

dura de la personalidad mediante masaje, movimiento y catarsis, junto


con la liberación del pensamiento y la imaginación, requieren el trabajo de
varios meses o de algunos años.
No hay sustituto posible para el sólido entrenamiento del terapeuta ni
para la habilidad que se adquiere mediante la experiencia clínica. En las
_ sesiones de grupo ayudan mucho las sugerencias y las críticas de otro psi-
;coterapeuta que también esté presente; también son útiles los comenta-
'rios, favorables y desfavorables, de las demás personas que componen los
grupos de terapia. La opinión de los demás es un camino seguro para co-
rregir los errores en la elección de técnicas y en su manejo. Desde luego,
el estilo de hacer psicoterapia es distinto en cada especialista y depende
mucho de su personalidad particular.
En general, el camino de la psicoterapia se iniciaría modificando las ca-
pas más externas de la neurosis. Primero se liberarían las energías reprimi-
das mediante el empleo de las máscaras y los roles falsos y luego se proce-
dería a las capas más profundas. Al resolver las tensiones y bloqueos de las
capas externas, emergen los mecanismos de defensa mejor establecidos. La so-
lución de conflictos que corresponden a áreas más profundas de la per-
sonalidad requiere mayor preparación técnica y más experiencia del psico-
terapeuta. Algunos terapeutas mejor capacitados empiezan por enfrentar y
resolver los problemas más graves, con resultados sorprendentes y casi má-
gicos.
Las capas más internas de la neurosis se relacionan con situaciones
traumáticas y conflictos emocionales ocurridos durante las etapas más
tempranas de la vida. Para activar el núcleo de la personalidad, es necesa-
rio eliminar los mecanismos de defensa que bloquean las energías: las ten-
siones generalizadas de la armadura individual son disueltos mediante téc-
nicas de masaje, movimiento y expresión de las emociones frenadas; la
proyección, con técnicas de incorporación de impulsos proyectados al ex-
terior, etcétera.
La psicoterapia efectiva se basa en consideraciones diagnósticas conti-
nuas y en hipótesis de trabajo concretas, por ejemplo: si un joven presenta
angustia y problemas respiratorios, conviene recurrir a las técnicas de res-
piración; si padece pensamientos obsesivos, las técnicas de control del pen-
samiento son oportunas, y así por el estilo. Cuando se trata de alteracio-
nes que se sostienen unas a otras, como un círculo vicioso, resulta mejor
utilizar un conjunto de técnicas que una sola. Por ejemplo, para aliviar la
angustia respiratoria de una joven se necesitan ejercicios de respiración.
50 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS

También hay que eliminar las preocupaciones catastróficas que la acom-


pañan, enseñarle técnicas de relajación, etcétera.
En el fondo, las técnicas, ejercicios, juegos y estrategias de la psicote-
rapia corporal son experimentos que pueden dar resultado en algunos ca-
sos y en otros no. Algunas son más efectivas que otras; su efectividad de-
pende de que sean utilizadas en la situación y el momento oportunos: que
sean las que a esa persona le funcionan para sentirse mejor. Cuando el es-
pecialista-se da cuenta de que alguna técnica o sugerencia'es poco efectiva,
necesita buscar alternativas más eficaces, en vez de seguir con lo mismo.
En algunos casos, conviene remitir algunos pacientes a otro psicoterapeuta
mejor capacitado.
Los humanos —hombres y mujeres— seguimos evolucionando siempre
y somos capaces de mejorar y de empeorar; entre otras cosas, tenemos que
adaptarnos a las continuas presiones psicológicas de vivir en sociedades
cambiantes y con alta movilidad, que ofrecen muchas oportunidades,
aunque exigen suficiente flexibilidad emocional y nuevos conocimientos.
Cada persona es capaz de crear y modificar algunos rasgos en su persona-
lidad utilizando las técnicas del autocontrol psicológico, aunque muchas
veces es útil recurrir a la ayuda de un psicoterapeuta.
Además de la psicoterapia individual o grupal, existen otras muchas
oportunidades para el crecimiento individual y social, por ejemplo: la amis-
tad con una persona positiva y vibrante nos da alegría y bienestar y es una
buena oportunidad para conocernos. El deporte, el ejercicio y las activi-
dades gratas también ayudan mucho a combatir el estrés.
Nos conviene iniciar o seguir disfrutando amistades que nos ayuden a
madurar y nos contagien alegría y entusiasmo. Podemos fijarnos (y reali-
zar) algunas metas para nuestro desarrollo personal; también necesitamos
desempeñar actividades que nos resulten interesantes y productivas.
Capítulo 4
Postulados clínicos
de la psicoenergética

La imagen que muchos hombres y mujeres tienen acerca de su persona-


lidad es confusa y fragmentada. Debido a la proyección, los neuróticos
alejan de sí mismos importantes aspectos de su organismo. Mediante la
introyección, se apropian y toman por suyas algunas actitudes ajenas muy
destructivas. En ambos casos, separan de su propia imagen corporal —diso-
cian— los aspectos personales inaceptables que no alcanzan a comprender.
La sociedad reconoce como neuróticas, e incluso como psicóticas, a las
personas que han acumulado demasiadas experiencias traumáticas y estre-
santes. Las alteraciones psicóticas llevan consigo una notable pérdida de
contacto con la realidad (alucinaciones, delirios, etcétera) y en su mayoría
incluyen importantes fallas genéticas, aunque también se deben al abuso
del alcohol y de las drogas; son menos frecuentes que las neuróticas.
Los rasgos neuróticos se originan por situaciones ambivalentes, viven-
cias difíciles que no pudimos asimilar y experiencias traumáticas que pu-
sieron en peligro la propia existencia. Los bloqueos neuróticos no tienen,
como único objetivo, disminuir y modificar el impacto de la percepción
del mundo exterior. En opinión de Brown, su función más importante
consiste en conservar, dentro del organismo, un falso equilibrio (y una fal-
sa imagen) de nosotros. Como círculo vicioso, este falso equilibrio requie-
re y mantiene un nivel de energía debilitado.
Los neuróticos tienen sentimientos ambivalentes y confusos acerca de
su propio valor, dudan acerca de lo que hacen y dejan de hacer. Según
Jung y Fromm, la neurosis es el resultado de la excesiva aculturación: ab-
sorbemos diariamente las actitudes mercantilistas deshumanizadas y los
falsos valores de sociedades enfermas, mediante un contagio emocional
que transmiten los medios de difusión. Una gran verdad es que vivimos en
sociedades neuróticas. Muchas personas padecen estrés y están sometidas
a la aglomeración, la angustia, la violencia y la alienación.
Cada ser humano es único e irrepetible por su genética, experiencias
particulares, motivaciones, modos de comportarse y configuración total.
51
52 4- POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

Desde luego, no todos los rasgos de la personalidad son negativos o neu-


róticos: en la mayoría de las personas observamos aspectos saludables muy
valiosos.

Características de los rasgos neuróticos

Los rasgos neuróticos forman cadenas y se asocian entre sí cuando tienen


contenidos emocionales erimpulsiv-os parecidos. La estructura neurótica
está constituida por unos cuantos rasgos principales y decenas de rasgos
secundarios. Los neuróticos guardan vivencias compactadas de lugares,
tiempos, personas, sentimientos, momentos históricos y recuerdos olvida-
dos en diferentes niveles de edad. Cuando logra asimilar alguna de esas
vivencias, la persona toma conciencia de algunas creencias falsas que le ha-
bían afectado durante toda su vida.
Dichos rasgos contienen mayor cantidad de masa que de energía. Los
hombres y las mujeres irradian poca calidez, no muestran sentimientos es-
pontáneos y les cuesta trabajo moverse. Algunos presentan tejidos celula-
res muy secos (soriasis), músculos acortados, lentificación de las vísceras,
postura encogida, obesidad, depresión, etcétera, mientras que la energía
comprimida y bloqueada no puede circular libremente. Conviene recordar
que la energía libre entra al organismo por los sentidos, la respiración y la
alimentación.
Ninguno de ellos se puede eliminar completamente hasta llegar al ras-
go más primitivo que sostiene los demás; acumulan emociones encontra-
das, necesidades insatisfechas e impulsos frenados; incluyen asuntos sin
terminar que anclan a la persona en el pasado; provocan una visión an-
gustiante del futuro e impiden la posibilidad de disfrutar el aquí y ahora;
cambian la motivación dinámica original de búsqueda del placer por la de
sobrevivir, y originan conductas irracionales que nos descontrolan, facilitan
las enfermedades y causan síntomas psicosomáticos.
Además de sostener fanatismos, los neuróticos generan opiniones irra-
cionales acerca del propio yo y del mundo que nos rodea. Por ejemplo: un
hombre que tiene conflictos relacionados con la imagen materna vive sus
relaciones femeninas de manera neurótica: desconfía de las mujeres y las
trata de forma agresiva porque proyecta en ellas sus temores y resenti-
mientos.
Los neuróticos atraen lo peor, lo que tiene mayor densidad; absorben
energía libre del exterior, como si fueran agujeros negros, por un fenóme-
LOS(AS) NEURÓTICOS(AS) NO SE COMPRENDEN A SÍ MISMOS(A5) + 53

no parecido a la ósmosis, y buscan vibraciones semejantes que tienen que


ver con impresiones parecidas, por ejemplo: una mujer con rasgos dolidos
y masoquistas (la típica "mujer sufrida") se empapa diariamente del dolor
ajeno, imagina problemas y tragedias, sus núcleos dolorosos se sobrecar-
gan y a veces estallan, abraza a otra persona y se pone a llorar sin saber por
qué,
La mayoría de la gente vive en ambientes sociales que contienen estí-
mulos serntjantes a los que tuvieron en su niñez. Por eso, sus rasgos neu-
róticos se siguen activando: primero se sobrecargan y luego intentan des-
cargarse. Las sacudidas emocionales y los enganches neuróticos nos crean
gran confusión interna porque mantienen un estado constante de distor-
sión perceptual que confundimos con la normalidad. Por ejemplo, las mu-
jeres sufridas mexicanas se quejan de los machos, pero no pueden vivir sin
ellos, siguiendo el ejemplo de sus madres y abuelas.
Algunas veces ocurren episodios de catarsis espontánea. Cuando las
energías comprimidas se liberan, invaden a la persona y le hacen revivir
ciertos eventos traumáticos. Este tipo de experiencias no son muy conoci-
das ni aceptadas por nuestra sociedad. Si a alguna persona se le nubla la
conciencia del momento presente, podrá imaginar que está perdiendo
la razón. Ningún empleado puede llorar como bebé en sus horas de tra-
bajo, ni patalear durante media hora ante sus compañeros, porque su jefe
no tardaría mucho tiempo en despedirlo.
Las descargas incompletas pueden provocar síntomas y conductas neu-
róticas inesperadas, por ejemplo: cuando una persona está excitada se-
xualmente, pero tiene miedo a que eso sea sucio y reprobable, sus rasgos
neuróticos se sobrecargan. Con tal de no perder el control, el organismo
encuentra formas indirectas para liberar algunas de estas energías. Así, es-
ta persona siente ansiedad inexplicable y sus ojos se cierran nerviosamen-
te, a modo de tics. Se le nubla la vista debido a las descargas sensoriales;
además, le vienen a la cabeza fantasías sexuales sádicas, etcétera.

Los neuróticos no se comprenden


a sí mismos

Las personas identificadas con sus manipulaciones y máscaras sociales fal-


sas reprimen los aspectos cambiantes de sus emociones e impulsos y nos
parecen siempre las mismas, de manera monótona y aburrida. Para ellas,
su estilo de neurosis es ego sintónica: llegan a creer que así nacieron y que
54 4. POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

así son. Muchas de ellas abandonan la psicoterapia porque están demasia-


do acostumbradas a sus vacíos emocionales, culpas y sufrimientos. Sin em-
bargo, importantes áreas de su organismo están en continuo desequilibrio
psicológico y fisiológico. En el nivel fisiológico, las áreas tensas y lentifica-
das contienen energía debilitada, como núcleos de energía comprimida
que chocan contra las partes del organismo en las que la energía fluye li-
bremente. La energía vital se consume inútilmente alrededor de las áreas
de tensión y resistencia a la vitalidad, en una especie de cortocircuito.
Las funciones psicológicas (pensamientos y fantasías), lo mismo que
los comportamientos, carecen de claridad, creatividad y de propósitos bien
definidos. Las opiniones que los neuróticos manifiestan hacia las demás
personas son contradictorias. La razón de todas estas confusiones es que
dichas personas perciben en el interior de su cuerpo una serie de mensajes
encontrados. Están divididas en partes que luchan entre sí: todavía no han
desarrollado un propio yo integrador que les permitiría acceder a niveles
superiores de conciencia y acción.
Antes de atreverse a hacer cualquier cosa, por el mero hecho de imagi-
narla, los neuróticos experimentan sentimientos e impulsos ambivalentes,
que equivalen a órdenes y contraórdenes. Los músculos se aprestan para la
acción y luego se frenan. Como es natural, no pueden tener una concien-
cia clara e integrada de lo que quieren en realidad.
Según Brown, los neuróticos no pueden relacionarse con las demás
personas mediante sentimientos profundos, intensos y valiosos porque es-
tán divididos en su interior; carecen de un contacto coherente e integrado
con los mensajes del interior de su organismo y por eso pierden el contac-
to eficiente con el mundo exterior. Su percepción de la gente y de las cir-
cunstancias a su alrededor es incompleta y distorsionada: algunos neuróti-
cos ven enemigos por todas partes.
Por si eso fuera poco, estamos sujetos a patrones socioculturales que
impiden disfrutar con plenitud nuestras circunstancias, como lo haría una
persona mejor integrada. Lo anterior se explica mediante el fenómeno de
la enajenación. Para Fromm, la persona se percibe a sí misma como extra-
ña debido a la enajenación. No se puede ver como el centro de su mundo,
ni como creadora de sus actos, siente que sus actos y las consecuencias de
ellos se han convertido en sus amos, a los cuales obedece.
Las personas enajenadas han perdido el contacto emocional grato con-
sigo mismas, al igual que con las demás personas. Estos hombres y muje-
res no creen que son los portadores activos de sus propias capacidades, si-
no que se perciben como "cosas" y "mercancías" empobrecidas. Dependen
LOS(AS) NEURÓTICOS(AS) NO SE COMPRENDEN A SÍ MISMOS(AS) + 55

de poderes exteriores a ellos, en los cuales han proyectado su sustancia vi-


tal, por ejemplo: el destino, la política, el gobierno, la economía, la em-
presa, las críticas de los demás, etcétera.
Según Fromm, la enajenación que encontramos en las sociedades mo-
dernas es casi total: impregna las relaciones de los hombres y de las muje-
res con su trabajo, con las cosas que consumen, con sus semejantes y con-
sigo- mismos. El trabajo se realiza de modo rutinario y automático. No
tiene algún sentido en sí mismo, ni es una actividad humana, con su pro-
pia dignidad: solamente es un medio para ganar dinero, una "chamba" o
un "subempleo".
Entre los fenómenos más significativos de las culturas enajenadas están
la burocratización y la despersonalización, mediante los cuales se trata a los
individuos como si fueran cosas y números. La propaganda comercial te-
levisiva está empeñada en crear una serie de necesidades artificiales que a
menudo no guardan relación alguna con las necesidades reales de los seres
humanos. Como inevitable consecuencia, a pesar de que nos rodeamos de
objetos inútiles, costosos y desechables, nunca estamos satisfechos.
En una relación enajenada con el Estado, el principio que sirve de ba-
se al consumismo es que el bien común resultará, automáticamente, por
el mero hecho de que cada persona compita en el mercado de modo indi-
vidual y por medio de empresas y se convierta en un ávido consumidor.
Como resultado de esa premisa, el gigantesco Estado y las leyes del siste-
ma económico funcionan por sí solos y ya no están controlados por el
hombre.
Nos controlan los sistemas políticos, los medios de comunicación y las
leyes que nadie controla y que ni siquiera necesitan el control de nadie.
Debido a esto, padecemos injustas desigualdades económicas, profunda
insatisfacción y violencia social, bajísimos niveles educativos y pavorosa
deserción escolar; además, abundan el desempleo, el subempleo y los mi-
nisalarios, que contrastan con los altísimos sueldos de políticos, funciona-
rios y gerentes de empresas.
Como otra consecuencia de la enajenación, las relaciones personales se
caracterizan por una amistad superficial, distante e indiferente. Por lo co-
mún se trata de contactos sociales sin mayor trascendencia entre dos o más
personas robotizadas y maquinizadas que son utilizados recíprocamente.
En las sociedades mercantilistas, los hombres y las mujeres se convierten en
mercancías para el consumo de todo el mundo.
Ante tal enajenación, la mayoría de las personas opta por la conformi-
dad, pues es el único modo que encuentran para lograr un sentido de
56 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

identidad. Según Fromm, ser aceptable significa entonces —en realidad—


no ser distinto de los demás. Basta que la ropa, los gestos y la conducta del
individuo se adapten bien a uno de los estereotipos sociales comunes, se-
gún la moda del momento. Una sociedad como la describe a grandes ras-
gos Fromm asfixia la actualización de las potencialidades humanas, porque
es rutinaria, propagandista y represiva: genera estrés, depresión, angustia y
_violencia creciente. - - -
Según Berman, contemplamos el crepúsculo de la "cult-urá" norteame-
ricana, que es el consumismo corporativo comercial de los ciudadanos de
"Mac World" con personalidad "Prozac", asesinos de la verdadera cultura,
como Disneylandia, MTV y Wal-Mart. Por su parte, Safranski pone en tela
de juicio la creciente globalización con sus trampas: moralismo político,
ética a distancia y formas de movilidad y simultaneidad. Apela a la con-
ciencia del lector para que desarrolle su sentido de responsabilidad y su
propia autonomía.
La alternativa es hacernos cargo de nosotros mismos, desarrollar nues-
tras potencialidades y dejarnos guiar por nuestros mejores sentimientos.
Las personas se pueden realizar y experimentan felicidad cuando tienen
contacto con los aspectos fundamentales de su propia existencia y experi-
mentan amor, amistad y compañía, lo mismo que soledad y finitud. Para
lograr este ideal necesitamos crear sociedades nuevas, distintas de las ac-
tuales (Fromm): mucho más humanizadas e igualitarias, que valoren la so-
lidaridad y los mejores sentimientos humanos más que el dinero.

Atención dirigida y conciencia imaginativa


del propio organismo

El principal medio para eliminar los rasgos neuróticos y trascender el ego


es nuestra capacidad para darnos cuenta. Necesitamos un período de ex-
ploración interna para reestructurar la propia imagen corporal y obtener
un equilibrio más sano y dinámico de la propia personalidad. Apoyados
en la psicoterapia individual y grupal, tomamos conciencia de aspectos po-
co conocidos en nuestra realidad psicocorporal, mientras que la persona-
lidad que emerge (el propio yo) es más fuerte y está mejor integrada. A
continuación presentamos los procedimientos de la atención dirigida a los
procesos corporales.
Naranjo menciona algunos avances habidos en el campo de la psicote-
rapia a partir del psicoanálisis que destaca la comprensión del pasado en
ATENCIÓN DIRIGIDA Y CONCIENCIA IMAGINATIVA DEL PROPIO ORGANISMO + 57

los pacientes y analiza su relación de transferencia con el psicoanalista pa-


ra obtener pistas acerca de su niñez. En contraste con esto, existe crecien-
te interés por comprender los mecanismos dinámicos de la neurosis pre-
sentes en la realidad actual de cada individuo.
Las líneas de este desarrollo técnico han sido múltiples. Reich trató de
entender la manera como el neurótico se expresaba con su postura y sus
tensiones, es decir, con el lenguaje no verbal de su cuerpo. En su opinión,
era más importante comprender la armadura del carácter con sus tensio-
nes musculares que lo que decían las palabras. En cada sesión observaba
las conductas no verbales de la situación presente y utilizaba masaje direc-
to sobre las tensiones musculares.
Melanie Klein destacó la comprensión de la relación de transferencia
en el presente, mientras que Bion estudió el comportamiento de las per-
sonas en situaciones de grupo. Por su parte, Karen Horney señaló que el
núcleo de la neurosis es la falsa identidad personal, como se mantiene en
la situación presente. Aunque el origen de la neurosis pertenece al pasado, la
persona sólo podrá liberarse de su neurosis si comprende las maneras co-
mo oculta su verdadero yo ahora, en este momento de la psicoterapia.
El psicodrama de Moreno emplea las técnicas de teatro para revivir en
el presente las situaciones e interacciones familiares y sociales del pasado.
La psicoterapia gestalt, de Perls, propone como uno de sus postulados bá-
sicos la valoración de la situación presente y ofrece algunas técnicas que ex-
plicaremos más adelante.
El énfasis que las actuales psicoterapias prestan a la situación presente
se debe también al impacto de ciertas corrientes del pensamiento, entre las
cuales cabe mencionar los grupos de crecimiento y despertar sensorial, que
son cada día más populares, y también la creciente divulgación de algunas
disciplinas de Oriente, como el budismo zen y el yoga. En Occidente, la
fenomenología y el existencialismo presentan el devenir actual como un
riesgo. Postulan que la comprensión de los procesos cambiantes de las per-
sonas es la base necesaria para la libertad y la individualidad.
La técnica de hacer presentes de nuevo las situaciones del pasado tiene
raíces muy primitivas: aparece en la historia del drama y del teatro, y se
observa también en las culturas más diversas y en los rituales de las reli-
giones. Muchos rituales intentan revivir sucesos remotos, en forma sim-
bólica —a veces distorsionada— para recapturar la magia y la fuerza del pa-
sado. En algunas sociedades consideradas primitivas, los sueños de los
miembros de la tribu son revividos en el presente, mediante su dramatiza-
ción, para obtener una especie de catarsis colectiva. Conviene que los psi-
58 4. POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

coterapeutas conozcan las técnicas de actuación empleadas en el teatro con-


temporáneo.
La mayoría de las personas admite que solamente están en parte don-
de están, porque fantasean, se hallan distraídos o piensan en otra cosa. En
otras palabras, solemos evadirnos de las situaciones presentes. Tal enajena-
ción hace que no tengamos un buen contacto con la realidad de nuestro
organismo, ni con las demás personas; sin embargo, el buen contacto no
significa un continuo estado de alerta. Esto indicaría un estado crónico de
angustia anticipada, cuando lo apropiado sería, en muchas ocasiones,
dejarnos ir y disfrutar del momento.
Los psicoterapeutas están empeñados en guiar la atención de los hom-
bres y las mujeres hacia aspectos de la realidad mente-cuerpo que perma-
necen fuera de la propia imagen corporal con el fin de integrarlos. Las áreas
y energías del organismo que se mantienen disociadas se experimentan co-
mo huecos o vacíos de la personalidad; así, muchas personas comen y be-
ben demasiado motivadas por sus angustiosos vacíos viscerales.
Para situar a una persona en el presente, el psicoterapeuta le solicita
que ponga atención a todo lo que entra a su campo de conciencia y que lo
vaya expresando con palabras. Como alternativa, se le puede pedir que uti-
lice frases en tiempo presente, para revivir el pasado o vivenciar las fanta-
sías, los sueños e incluso sus preocupaciones acerca del futuro. Con esto
vuelve a sentir o siente por primera vez las emociones e impulsos que bro-
tan en el momento ante las circunstancias hacia las que tiene puesta su
atención. La principal intención del terapeuta es ayudar a la persona a que
agudice su percepción de lo que experimenta en el momento actual.
Naranjo apunta que la práctica de la atención dirigida a la experiencia
presente tiene un lugar preponderante en varias tradiciones de la discipli-
na espiritual. Entre ellas, en el budismo, que propone la práctica de la
atención pura, la cual consiste en ocuparse sólo del presente. Enseña lo
que muchos han olvidado: vivir el aquí y ahora, con plena conciencia. En
la vida común, el pasado y el futuro no suelen tomarse como objetos de
verdadera reflexión, sino que son utilizadas para soñar despiertos o para
imaginar superficialmente.
Mediante la atención pura, con plena fidelidad a su función observa-
dora, es contemplada, con calma y sin ataduras, la incesante marcha del
tiempo. La persona espera que las cosas del futuro aparezcan frente a sus
ojos y que más tarde desaparezcan inevitablemente en el pasado.
Resnick señala que todas las formas de meditación tienen un elemen-
to en común: ayudan a centrar la atención en el momento presente: fijan
ATENCIÓN DIRIGIDA Y CONCIENCIA IMAGINATIVA DEL PROPIO ORGANISMO + 59

la atención en el proceso de respiración y piden a las personas que regre-


sen a ese proceso interno en cuanto las distraiga una imagen, una idea o
algún ruido. Esta habilidad para la concentración se puede trasladar poco a
poco a otras situaciones: la persona aprende a observar, de modo sereno e
imparcial, cuanto pasa en su interior, lo mismo que sus gestos y sus pro-
pias conductas.
Según Perls, cuando los adultos recordamos el pasado, por lo general
lo hacemos intelectualmente; cavilamos acerca del pasado y lo racionaliza-
mos (nos psicoanalizamos). Sin embargo, no son tan importantes las preo-
cupaciones acerca del futuro ni la interpretación de los recuerdos, porque
no tienen mucho que ver con la liberación de las emociones congeladas,
ni producen cambios positivos en las vivencias del pasado.
Los niños tienen la habilidad para vivir el momento intensamente,
mientras que los adultos sólo podemos recuperar esta frescura emocional
con alguna dificultad. Perls sugiere que cuando llevamos un suceso del pa-
sado al presente y lo reconstruimos de manera imaginativa espontánea
(por ejemplo: un sueño que tuvimos) desatamos la misma cadena de sen-
saciones y emociones que habíamos controlado y frenado en otras épocas
de la vida.
Conviene que aprendamos a escuchar los mensajes de nuestro organis-
mo: impulsos, fantasías y gritos internos que requieren ayuda. Con dema-
siada frecuencia, los mensajes corporales nos advierten que llevamos en el
presente asuntos incompletos relacionados con otras personas, que tal vez
llevamos arrastrando durante semanas y meses. Necesitamos completar
y llevar a feliz término estos asuntos para que no sigamos preocupados y
angustiados y para que no seamos presa del resentimiento ni de las culpas
neuróticas.
Resnick propone un ejercicio para meditar en voz alta, en una especie
de soliloquio: la persona es a la vez actor y observador. En cuanto obser-
vador, debe mirarse sin juzgar, como si fuera un auditorio imparcial. En
cuanto actor, se le pide que exagere, como en el teatro. Se le dan instruc-
ciones para que eleve el tono de su voz y haga sus gestos más amplios. To-
do esto tiene el propósito de que los mensajes musculares de los senti-
mientos, que habían estado ocultos a la propia persona, se puedan integrar
finalmente a la conciencia.
Los psicoterapeutas dan instrucciones a sus pacientes para que man-
tengan su atención bien centrada, les piden que cambien cualquier pre-
gunta por una afirmación, para evitar las ambigüedades, y también que
completen las frases y que acentúen sus movimientos y gestos no verbales.
60 4- POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

En vez de escuchar las opiniones de los demás acerca de nuestra voz,


aprenderíamos más respecto de ella si nos escucháramos a nosotros mismos.
Cuando fijamos nuestra atención en las tensiones musculares, las emo-
ciones subyacentes se intensifican, por lo cual surgen algunos movimientos
espontáneos. El terapeuta sugiere a la persona que ensaye y repita los mo-
vimientos espontáneos ocurridos para que pueda darse cuenta de que lleva
en su interior algunos bloqueos limitantes de su energía vital.
En otro ejercicio, el psicoterapeuta propone a los miembros del grupo
que alguno de ellos sitúe la atención en el interior de su organismo y ex-
prese en voz alta aquello de lo que está consciente, ya sean sentimientos,
sensaciones, pensamientos o acciones. Por ejemplo: un hombre dice que
está dibujando un círculo con sus manos, que siente húmedas y tensas sus
manos, que su boca está algo seca y, finalmente, al comprender su emo-
ción, expresa que se siente asustado y angustiado. De esta manera, apren-
de que la expresión emocional es buena y legítima, y desarrolla la capaci-
dad de expresar sus sentimientos ante las demás personas.
A medida que la conciencia corporal está más integrada, contamos con
un equilibrio mejor entre la percepción de los datos del exterior y los de
nuestro interior. Brown sugiere que cuando el cuerpo está más vivo y lle-
no de energía, podemos recibir con mayor intensidad, en el campo de
nuestra percepción consciente, los estímulos cinestésicos y propioceptivos
que brotan de su interior. Sin embargo, no sería posible que dirigiéramos
continuamente la atención en un área determinada del cuerpo, porque es-
to frenaría los mensajes de las demás partes.
A veces conviene fijar la atención en determinados aspectos del orga-
nismo para satisfacer alguna necesidad particular, como el hambre o la ne-
cesidad de cariño, pero también debemos percibir la totalidad de nuestro
organismo, de manera general. De esta forma entendemos nuestra perso-
nalidad, como es y se nos presente en un momento dado frente a deter-
minadas circunstancias. Este conocimiento incluye los aspectos emocio-
nales e impulsivos e integra nuestras actitudes y opiniones, igual que las
metas para el desarrollo personal que nos hemos propuesto realizar a cor-
to y largo plazos.
Una vez eliminados los bloqueos neuróticos, la conciencia ideal de
nuestro organismo es una atención grata, difusa y tranquila —sin ninguna
crítica o reproche— que recibe a cada instante los mensajes cambiantes de
las diversas funciones del organismo. Tomados en su conjunto, esos men-
sajes son la expresión directa de los aspectos dinámicos de nuestra verda-
DOLOR Y PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS + 61

dera personalidad. Si nos atrevemos a escucharlos, aprenderemos a actuar de


manera más libre, creativa y eficiente.
Además de la percepción global integrada del organismo, contamos
con algunos espacios de conciencia corporal más limitada: los principales
son el centro intelectual, el emocional y el visceral. El centro intelectual
coincide con el cerebro, mediante el cual estamos concientes, producimos
ideas y fantasías e integramos los mensajes de nuestro interior con los del
universo exterior que nos rodea. El área del corazón conforma el centro
de la conciencia emocional y sentimental. Finalmente, en el vientre se
ubica la conciencia visceral que nos permite relacionarnos con el mundo
con inmediatez instintiva e intuitiva.

Dolor y pensamientos automáticos

Con demasiada frecuencia, los bloqueos de la energía vital van acompaña-


dos por una serie de frases negativas que los neuróticos se repiten habi-
tualmente. Estas frases generan y mantienen malestares emocionales y psi-
cosomáticos. El origen de los pensamientos obsesivos son las opiniones
distorsionadas y destructivas de otras personas que los neuróticos mantie-
nen en su interior (debido a la introyección). Se las repiten de manera par-
ticular antes de iniciar patrones de conducta rígidos y estereotipados.
Por su parte, los tonos emocionales congelados cambian poco y man-
tienen ideas confusas, poco sustentadas en la lógica y en la realidad. Las
preocupaciones (y las fantasías catastróficas) están ancladas en los senti-
mientos negativos. El pensamiento obsesivo es fácil de predecir a partir de
las emociones habituales, por ejemplo: la persona depresiva piensa cosas
tristes, recuerda escenas de dolor, busca el dolor ajeno, evita las fiestas,
etcétera.
A partir de 1965 empezaron a revisarse las teorías tradicionales acerca
de la transmisión del dolor hacia el cerebro. Antes se suponía que el dolor
era transmitido al cerebro a partir de receptores en la periferia del cuerpo,
como un sistema telefónico conectado con una central de operaciones.
Ahora existe una teoría más complicada, llamada teoría del control me-
diante compuertas, la cual sostiene que la sensación de dolor es trasmitida
al cerebro mediante dos tipos de fibras nerviosas: unas, de gran diámetro,
actúan con rapidez y otras, de menor diámetro, actúan más lentamente.
Las de menor diámetro trasmiten al cerebro las sensaciones de dolor más
intensas.
62 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

La estimulación de las fibras de mayor diámetro suele causar una so-


brecarga de energía que cierra una compuerta, lo cual inhibe la trasmisión
del dolor mediante las fibras de diámetro más reducido, por lo que el men-
saje de dolor de estas fibras rara vez alcanza el nivel consciente. Los múscu-
los del cuerpo quedan contraídos y el dolor sólo se hace consciente al
moverlos. La eliminación de los bloqueos de la percepción y de los condi-
cionamientos viscerales tiene efectos parecidos; así, cuando a alguna per-
sona se le destraban las articulaciones de las piernas, esto lleva consigo
temblor, sudor, miedo y otras manifestaciones de dolor psicológico. Este
dolor se libera al mover los músculos que antes se mantenían contraídos
por la postura habitual.
Rara vez nos damos cuenta de que tenemos nervios; sin embargo, po-
demos tener clara conciencia de ellos cuando sentimos que a través de ellos
se desplaza el dolor. En algunas ocasiones podemos advertir que nos cau-
samos ese dolor mediante contracciones crónicas de ciertos músculos y tal
vez oprimiéndolos contra un hueso, por lo que también son lastimados
ciertos nervios. Como señalamos en líneas anteriores, algunos dolores ha-
bituales terminan por no sentirse. Por otra parte, algunas personas se acos-
tumbran a padecer tensiones, malestares y dolores continuos y no perci-
ben que existen soluciones para aliviar sus alteraciones emocionales.
En las investigaciones se ha encontrado una relación directa entre los
malestares físicos y el nivel de culpa. Las personas que se sienten culpables
padecen dolores y malestares crónicos, por lo cual acuden continuamente
a los médicos y consumen sin cesar medicinas, analgésicos y tranquilizan-
tes e incluso se someten a operaciones innecesarias; no comprenden que el
dolor psicológico se confunde muchas veces con el dolor físico. El dolor
psicológico también es lacerante, quemante, punzante y desgarrador, por
ejemplo: cualquier persona se siente lastimada y dolida después de haber-
se separado de una persona amada, a causa de una separación, muerte o
divorcio.
Algunos niños y niñas fueron víctimas de maltrato y abuso sexual
(Fontana, Sullivan y Everstine). Aunque otros no fueron golpeados física-
mente por moverse, gritar, romper las cosas o por tener tal apariencia físi-
ca, a muchos se les ha herido con palabras, gestos y miradas. El rechazo y
el odio quedan registrados en el organismo como una mezcla de miedo
y rabia, es decir, con culpa y también con dolor psicológico, que a veces
hace que la persona viva encogida sobre sí misma. Ya se hizo referencia a
los malestares psicosomáticos que acompañan a la neurosis. También sa-
DOLOR Y PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS 4 63

bemos que la culpa intensifica los malestares de ese tipo, como los de la
úlcera gástrica.
Cuando se dice a los niños que son malos, sucios y tontos, la mayoría
de ellos ni siquiera puede dudar de que son algo distinto de lo que sus pa-
dres, amigos o maestros afirman de ellos. Los niños quieren y confían en
esas personas y no se imaginan que puedan dañarlos con opiniones dema-
siado severas y distorsionadas. Por otra parte, su cerebro no ha madurado
lo suficiente para evaluar, de modo lógico, la falsedad de esas frases; no las
distingue tampoco como mensajes hirientes.
Las frases negativas quedan ligadas a la imagen corporal y forman par-
te de las opiniones que la persona tiene acerca de ella misma. Algunas de
esas frases, gestos o miradas son como maldiciones a largo plazo o como
bombas calculadas para estallar mucho tiempo después, las cuales pueden
paralizar a la persona en el momento menos oportuno, por ejemplo: los pa-
dres que le dicen a su hija que es una perdida y que pretende acostarse con
cualquiera, antes de que pueda imaginar siquiera lo que es una relación se-
xual; también le dicen que el sexo es malo y sucio.
Durante su adolescencia, esa persona nunca intenta algún acercamien-
to sexual directo. Más adelante, cuando llega el momento de la primera
relación sexual, refrendada con la aprobación de sus padres y con las de-
bidas ceremonias civiles y religiosas, se siente disgustada, culpable y mala.
Cabe esperar esto, porque desde antes de la pubertad estaba programada
para fracasar (tensarse y angustiarse) en sus relaciones sexuales.
Muchas personas están programadas para tener miedo al éxito, lo cual
sucede con mayor frecuencia en los países en desarrollo. Algunos indivi-
duos temen un castigo o una catástrofe si les va bien. No terminan de
aceptar la alegría de estar vivos, de tener amigos o de realizar bien su tra-
bajo e imaginan enfermedades, accidentes, catástrofes o castigos de Dios.
En nuestro país encontramos el fatalismo como un rasgo de personalidad
muy arraigado. Muchos proyectos ni siquiera son iniciados porque se con-
sidera que están condenados al fracaso.
El incesante mensaje de los músculos tensos mantiene fuera de la aten-
ción los recuerdos e impulsos desagradables. Cuando las tensiones y demás
bloqueos se van eliminando, son activados los procesos cognoscitivos. Se
perciben las imágenes y los recuerdos asociados con el dolor psicológico y
los aspectos proyectados y disociados son incorporados a la propia imagen
corporal.
Como advierte Plutchik, nadie puede salir de su depresión si no aban-
dona su postura corporal depresiva. La depresión y los demás estados emo-
64 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

cionales negativos mantienen bloqueos y tensiones corporales que nece-


sitamos superar. Para recuperar el equilibrio emocional, también necesi-
tamos eliminar las posturas intelectuales malsanas, lo cual supone que
reconocemos como ajeno al propio organismo todo lo que permanecía in-
troyectado, por ejemplo ciertas opiniones y pensamientos que son erróneos
y falsos.
El nivel general de energía psíquica de cualquier neurótico es habi-
tualmente bajo y no es suficiente para la alegría, la plena salud, ni el
pensamiento libre, que alejaría al individuo del ensimismamiento y lo im-
pulsaría a la acción creativa. Para eliminar las cadenas del pensamiento au-
tomático —tan destructivo y paralizante— es necesario desechar los blo-
queos y los mecanismos de defensa.
Se trata de círculos viciosos. Las tensiones musculares (por ejemplo: en
los hombros) mantienen emociones e impulsos congelados. Aunque cons-
tituyen rasgos neuróticos, las personas aceptan esos rasgos como parte de
su imagen corporal y se repiten frases falsas y negativas acerca de sí mis-
mas, aunque, en el fondo, no terminan de creerlas. Al sentirse peor, las
ideas se tornan más negativas. Las frases negativas son mantenidas debido
a la tensión muscular y a la postura depresiva. A medida que alguien está
más tenso, produce mayor cantidad de ideas y fantasías distorsionadas, las
cuales, a su vez, aumentan la tensión.
Por ejemplo, una joven agachada y sumisa se repite que no vale gran
cosa y dobla la cabeza. Al verse en el espejo, se repite que es horrible, ca-
rece de atractivo y no vale nada. Estas frases la preparan para algunos fra-
casos reales en su conducta social. Al verla, la gente le puede decir que es
demasiado tímida. Con esto, la joven revive una y otra vez los recuerdos
negativos de sus relaciones con los demás. Se dice de nuevo que es horri-
ble, que no la entienden, que nadie va a quererla nunca, etcétera.
El principal papel del psicoterapeuta no consiste en decir a esta joven
que no es fea, aunque las opiniones positivas ayudan a veces. Le conviene
empeñarse en eliminar las tensiones musculares, las alteraciones viscerales
y los demás mecanismos de defensa que mantienen la postura corporal
depresiva y la visión autodevaluada de ella misma. Mediante esta ruta, bro-
tan los sentimientos espontáneos, junto con la vida. Entre otros cambios
positivos, surgen los pensamientos libres, alegres y creativos. Al final de la
terapia, ella se siente contenta con lo que es y va perdiendo el miedo a re-
lacionarse con otras personas.
Cuando se eliminan las tensiones de un área del cuerpo mediante el
masaje y los ejercicios de movimiento, se intensifican las molestias de otros
LA LIBERACIÓN EMOCIONAL 4. 65

bloqueos. Algunas partes del cuerpo (antes anestesiadas) se tornan doloro-


sas porque la estructura neurótica recibe el impacto de la energía vital, con
sus pulsaciones gratas. Esta carga amenaza la resistencia opuesta por los
mecanismos defensivos. En el proceso de la psicoterapia se van manejan-
do, de la manera más efectiva, los dolores, tensiones y angustias, junto con
el recuerdo de las situaciones que los originaron; además, es necesario
cambiar los puntos de vista infantiles distorsionados por otros más adul-
tos, serenos y alegres.
Las vísceras —inflamadas o contraídas— contienen mensajes de dolor
que son más difíciles de entender que los de las capas musculares. Vivir en
las ciudades actuales contribuye mucho a que se acumule el dolor psico-
lógico. Además de la aglomeración y la alienación, hay muchos cambios
de residencia y de las condiciones del trabajo. Las separaciones, los viajes
y la ruptura de los lazos familiares y de amistad son demasiado frecuentes.
Esto se refiere no sólo a la muerte de personas a las que uno estima, sino
también a las despedidas.
Más adelante, al estudiar los bloqueos de las funciones asimilativas del
organismo, haremos otras consideraciones acerca de la percepción del do-
lor visceral; sin embargo, conviene advertir que el tálamo es tanto un cen-
tro cerebral relacionado con la percepción del dolor de modo consciente,
como una estación de relevo que interpreta algunos impulsos.

La liberación emocional

Como explicamos en el capítulo anterior, la lectura psicocorporal (junto


con entrevistas) es una opción muy práctica. Sirve para evaluar no sólo los
rasgos neuróticos, bloqueos, mecanismos defensivos y el argumento pos-
tural de la persona que solicita psicoterapia, sino también sus rasgos salu-
dables. A continuación de la lectura corporal, diseñamos un programa de
psicoterapia individual que busca la máxima efectividad a corto plazo.
Desde luego, la labor de evaluación —junto con la elección y la aplicación
de las técnicas más apropiadas— continúa durante las demás sesiones.
Las emociones espontáneas son un sistema muy preciso para evaluar las
circunstancias del mundo externo y anticipar las intenciones de las perso-
nas que nos rodean (Altman); sin embargo, las situaciones traumáticas que
no pudimos manejar generan tensiones musculares (y otros mecanismos
defensivos) que alteran el correcto reconocimiento emocional de lo que en
66 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

realidad nos sucede en la actualidad. El cuerpo conserva en sus tejidos, de


r
manera holográfica, los eventos negativos que no pudimos asimilar.
Cuando se comprimen los espacios entre los huesos del esqueleto, dis-
minuye la circulación sanguínea y se oprimen algunos nervios. Los cam-
pos bioeléctricos del organismo que corresponden a la propia imagen cor-
poral quedan alterados: debido a esto, la persona experimenta sensaciones
muy desagradables, como si algunas regiones de su cuerpo ya no fueran
suyas.
A medida que se eliminan los bloqueos, gracias a la psicoterapia cor-
poral, surgen las emociones e impulsos reprimidos, junto con los recuer-
dos de algunas situaciones traumáticas. Los hombres y las mujeres apren-
den a valorar emocionalmente las vivencias recuperadas (con mirada de
adultos) de formas más positivas, auténticas y saludables. De esta manera
se sienten muy liberados.
Desde el principio conviene determinar cuáles son las áreas del cuerpo
que generan estados de conciencia dolorosos y torturantes para alguna
persona, así como las que permanecen anestesiadas. De todas ellas se ori-
ginan sueños repetitivos, pesadillas e ideas obsesivas. Sería un error de téc-
nica manejar durante meses las tensiones de los pies de algún individuo,
cuando presenta profundas tensiones en el cuello y padece continuos
dolores de cabeza.
El apego a una secuencia invariable de ejercicios para todos los partici-
pantes no da buen resultado en la psicoterapia corporal. El éxito se logra
cuando los ejercicios son apropiados para cada persona en particular, por
ejemplo: al utilizar ejercicios para las piernas, en algunas personas no hay
liberación de tensiones ni catarsis emocional. Sin embargo, después de al-
gunos meses de masaje en los hombros y la pelvis, combinado con respi-
ración profunda, los ejercicios para establecer contacto con el suelo a ve-
ces producen intensas descargas emocionales.
Por su parte, la creatividad necesita una vida emocional intensa, es-
pontánea y libre. Para tomar las mejores decisiones, necesitamos tener en
cuenta los mensajes de nuestros sueños y fantasías. La intuición adquiere
creciente importancia a medida que las computadoras efectúan operacio-
nes de tipo lógico y matemático cada vez con mayor rapidez. La concien-
cia del cuerpo se empobrece en las personas dedicadas a "psicoanalizarse"
continuamente. Como sabemos, construyen explicaciones poco oportunas
para justificarse y disfrazar sus verdaderas intenciones.
En las terapias de grupo, conviene que el psicoterapeuta preste parti-
cular atención a la capa más externa de la neurosis —las máscaras y los ro-
LA LIBERACIÓN EMOCIONAL 4- 67

les neuróticos estereotipados— porque estas defensas distorsionan y falsean


las interacciones sociales más comunes; a la vez, generan abusivos juegos
de manipulación que impiden la comunicación sincera y espontánea en-
tre los participantes.
Los roles manipuladores incluyen argumentos posturales, inflexiones
de la voz, expresiones del rostro y manejos del espacio corporal típicos pa-
ra cada individuo. A veces, algún aspecto de la personalidad requiere aten-
ción inmediata, porque está a punto de emerger un contenido emocional
intenso, como lo sugieren ciertos movimientos y gestos involuntarios. Por
ejemplo, si una persona sonríe con nerviosismo, se le pide que exagere esa
sonrisa frente a cada miembro del grupo. Esto facilita la expresión de los
sentimientos, en particular cuando las defensas están debilitadas por se-
siones anteriores de psicoterapia que incluyeron masaje y movimiento, o
por alguna crisis familiar o laboral.
Algunas veces las tensiones musculares y los bloqueos viscerales con-
vergen en puntos específicos, hacia los cuales vuelcan sus energías las per-
sonas, por ejemplo: algunas personas hunden la caja del tórax como si
trataran de proteger el corazón y ocultar sus sentimientos. Cuando el psi-
coterapeuta ejerce un poco de presión en estas áreas, que son parecidas a
"botones de pánico", puede provocar intensas descargas emocionales (ca-
tarsis) y las personas reviven, junto con el dolor, algunas experiencias
traumáticas de su niñez o adolescencia.
El manejo de los bloqueos en las áreas más externas de la personalidad
facilita el manejo de los mecanismos defensivos que frenan la energía vital
en el interior más profundo del organismo. En la mayoría de los casos es
más oportuno remover las tensiones de la capa más externa de los múscu-
los para luego proseguir con la musculatura interna (ligamentos, cartílagos
y tendones) y finalmente manejar los condicionamientos viscerales. Sin
embargo, esto no constituye una regla general.
El psicoterapeuta competente habría recibido psicoterapia y estaría dis-
puesto a buscar supervisión y ayuda para solucionar las situaciones que
no puede resolver adecuadamente. No debería provocar crisis de tipo re-
gresivo, ni disociaciones que no puede controlar más tarde, ni tampoco
proyectar sus problemas en las demás personas. Contra lo que propone Ja-
nov, no es prudente dirigir la psicoterapia hacia el manejo directo e inme-
diato del dolor visceral profundo, porque esto suele provocar efectos re-
gresivos desquiciantes, muy difíciles de manejar, en particular cuando el
profesional carece de suficiente preparación.
68 4- POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

Tanto la confianza de la persona que recibe psicoterapia como su cola-


boración inteligente son indispensables para el éxito. Algunos solicitan
ayuda para enfrentar un problema concreto que les genera presiones, por
ejemplo: un divorcio reciente, con la consiguiente confusión y depresión.
Eso se puede solucionar con algunas sesiones de psicoterapia breve, sin lle-
gar al manejo de las áreas más profundas de la personalidad. Otras perso-
nas están interesadas en un proceso más prolongado, con el fin de eliminar
sus rasgos neuróticos, desarrollar sus potencialidades e integrar su yo.
Debido a la palabrería interna compulsiva, muchas personas ignoran
sus sentimientos y evaden la conciencia corporal de sí mismas. El psicote-
rapeuta sugiere a las personas que permitan el espacio de la psicoterapia y
que las sensaciones, emociones y fantasías broten como quieran. También
les pide que eviten las explicaciones e interpretaciones que recomiendan
otros estilos de psicoterapia.
Aunque todavía no comprenden lo que significan las frases, los niños y
las niñas captan los mensajes emocionales trasmitidos por los gestos y ade-
manes, como el sarcasmo y la ira, mediante el hemisferio derecho del ce-
rebro (Ornstein). Las vivencias recuperadas suelen corresponder a edades
previas al manejo consistente del pensamiento lógico. Según Piaget (en
Beard), el pensamiento lógico y "científico" hace su primera aparición al-
rededor de los 12 años, mientras que otros autores opinan que las cone-
xiones del sistema límbico hacia la corteza cerebral continúan desarrollán-
dose hasta los 21 años.
Cuando se emplean algunas técnicas de masaje y movimiento, emergen
a la conciencia las emociones e impulsos frenados, junto con recuerdos,
fantasías e imágenes visuales y auditivas (catarsis). Estas representaciones,
junto con otros fenómenos (como enrojecimiento de la cara y vibraciones
del cuerpo), tienen relación directa con las energías que se liberan. Debi-
do a la edad temprana en la cual se originaron los bloqueos, guardan po-
ca relación con la lógica que utilizan los adultos.
Por ejemplo, al revivir la sensación de terror que lleva congelada en sus
hombros exageradamente levantados, a un hombre le parece ver de nuevo
la cara amenazante de su padre que lo regañaba y golpeaba. Con la ayuda
del psicoterapeuta, dirige su atención a esa fantasía y, sin perder la con-
ciencia, va expresando los recuerdos y sentimientos que brotan del interior
de su organismo. El psicoterapeuta ofrece sugerencias para ayudarlo a que
siga liberando los bloqueos mediante gestos y movimientos espontáneos,
lo cual intensifica la descarga.
LA LIBERACIÓN EMOCIONAL 4. 69

Desde su parte de niño lastimado, la misma persona puede decir a su


padre que le teme o que lo odia y desea su muerte. También puede utili-
zarse una especie de drama, al estilo gestalt, en la cual ese individuo dia-
loga con su padre y completa las situaciones de temor y resentimiento. A
pesar de las expresiones emocionales que surgen, lo anterior no quiere decir
que los padres y otras personas hayan sido, en realidad, odiosos o crueles.
Cuando son espontáneos, no es extraño que los niños de ambos sexos
digan que odian a sus padres o que no los quieren. Contemplan a sus pa-
dres mediante una respuesta emocional intensa y llena de fantasías. Los re-
cuerdos infantiles que emergen son recapturados con cierta extrañeza en el
contexto de la actual imagen corporal; sin embargo, por lo común en las
sesiones de psicoterapia no se pierde la conciencia de uno mismo como
persona adulta.
Por lo general, las ideas actuales que tenemos acerca de nuestra perso-
nalidad no guardan relación con los esquemas emocionales, tan imagina-
tivos y poco diferenciados de la niñez. El manejo terapéutico de las emo-
ciones no pretende ser una situación objetiva, sino que se deja que los
sentimientos surjan y se expresen a su modo. De esta manera, son incor-
porados a la personalidad algunos aspectos vitales, antes disociados, como
el enojo o la sensualidad. Durante la niñez, se vivieron como atemorizan-
tes, de modo confuso y se alejaron de la propia imagen corporal. Las téc-
nicas de psicoterapia ayudan a aceptar y experimentar como propias las
energías que se habían negado y disociado, utilizando maneras de pensar
más serenas y razonables. Por ejemplo, una mujer siente temblar sus pier-
nas, recuerda algunas situaciones atemorizantes de su niñez y experimen-
ta el terror y las ganas de correr que había reprimido. Esas áreas del cuerpo
que antes se experimentaban vacías y tensas vuelven a palpitar de vida. Ella
comprende que tiene la capacidad para sentir esa emoción y —lo más im-
portante— que puede permitirse caminar con mayor sensualidad. El mun-
do le parece menos atemorizante, debido a que ha incorporado a la propia
imagen algunas energías proyectadas, y pierde el miedo a que cualquiera
le dé una zancadilla al menor descuido.
La liberación de las emociones congeladas mediante la psicoenergética
incluye el manejo de las fantasías y recuerdos que acompañan al manejo
del dolor psicológico. Éstos emergen de modo intenso, a veces casi aluci-
natorio; no habían emergido a la conciencia (no se recordaban) porque no
se había podido recuperar antes el tono emocional correspondiente. Co-
mo se trata de experiencias negativas y dolorosas (dolor psicológico) algu-
nas personas pueden experimentar su descarga como algo confuso y des-
70 4- POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

quicíante y llegan a pensar que son malas porque llevan dentro ira, miedo,
sensualidad, etcétera, lo cual les provoca sentimientos de vergüenza y culpa.
La salida del dolor psicológico no se distingue fácilmente de ciertos
dolores físicos, y es el precio difícil que algunas personas tienen que pagar
para recuperar su vitalidad emocional, la última barrera para aceptar el
placer de vivir la emergencia del dolor visceral. Junto con esto se reviven
algunas frases muy destructivas de personas cercanas, como: eres malo, na-
die va a quererte nunca, eres horrible, no mereces vivir, te odio, etcétera;
sin embargo, también tienen la posibilidad de aceptarse y de considerarse
buenos y valiosos, a veces por primera vez en su vida.
La psicoenergética no pretende un enfrentamiento inútil con las per-
sonas que lo han herido a uno. No se trata de ver quién tuvo la culpa con
el fin de buscar venganza; tampoco suele ser útil pedir explicaciones acer-
ca de situaciones ocurridas en un pasado remoto. A veces no es posible me-
jorar la relación con los padres y demás personas cercanas debido a una
distancia emocional que no es posible salvar. Otras veces las circunstancias
familiares han cambiado radicalmente: esas personas están lejos o fallecie-
ron.
Cuando algún hombre o mujer descarga —en el ambiente protegido de
la psicoterapia— el odio, el temor, el dolor o el resentimiento que no había
podido expresar, no daña a nadie. Después de la catarsis, se dan cuenta de
que tal vez sus padres —y otras personas— no eran malos. Como seres hu-
manos, a veces actuaban de modo limitado debido a su ignorancia y a su
neurosis. Repitieron los errores de sus padres debido a su educación fami-
liar y tenían malos ratos; además, no pudieron superar sus rasgos neuróti-
cos y se dejaron llevar por ellos.
También valoran los aspectos positivos y sanos de la relación con sus
padres y con otras personas. Su personalidad es más flexible, por lo que
también disfrutan la experiencia emocional de gratitud, que es un pro-
fundo aprecio y paz hacia ellos y hacia los demás seres humanos. Se pue-
den relacionar mejor con ellos porque ya no las ven a través de sentimien-
tos congelados y recuerdos dolorosos, sino mediante sus mejores senti-
mientos.
Una paradoja que ilustra las ventajas de la expresión emocional es que
para que una persona se sienta buena y valiosa no es necesario que otras
resulten malas y culpables. La verdad es que cada individuo es responsable
de su propio valor: a cada hombre y mujer le toca sentirse valioso, confiar
en sus cualidades y desempeñar sus actividades de la mejor manera po-
sible.
MIEDO A LA LIBERTAD + 71

A consecuencia de la psicoterapia exitosa, las emociones son más es-


pontáneas: hacen vibrar todo el cuerpo, lo energizan y lo impulsan hacia
comportamientos creativos. Una etapa en el camino de la liberación emo-
cional suele ser la labilidad afectiva: el individuo experimenta frecuentes
cambios de humor, mientras que antes tenía una emoción predominante,
como la depresión. Las emociones y los impulsos bloqueados emergen de
manera inesperada y guardan poca relación con las situaciones presentes;
sin embargo, poco a poco se establece un equilibrio personal más flexible
y saludable.
Tras el derrumbe de las motivaciones que se derivan de los rasgos neu-
róticos de la personalidad, los individuos pueden escoger otros caminos
diferentes de los recorridos en el pasado. Ahora tienen la energía para ello,
pero la posibilidad de ser felices (y de triunfar) es nueva y puede parecer pe-
ligrosa, porque va en contra de las opiniones de otras personas que ellos
estiman mucho. Se necesita valentía para aceptarse uno como es en reali-
dad y para vivir de acuerdo con lo que uno es: así naciste, así eres y la vida
es bella y placentera.

Miedo a la libertad
Cuando estamos sanos y relajados, los humanos somos optimistas, nos so-
brevaloramos un poco y apreciamos nuestra personalidad, incluida nues-
tra apariencia física. Lo anterior contrasta con la neurosis, en la que la per-
sona reacciona de manera automática y predecible, utilizando juegos de
manipulación, como un robot que ha sido programado para realizar cier-
tas operaciones.
Como resultado de la psicoterapia corporal adecuada, la persona se
siente más alegre y con mayor capacidad para disfrutar el placer. También
se incrementan las emociones positivas relacionadas con la valoración y el
aprecio al propio yo. A medida que se elevan los niveles de la energía vi-
tal, cuenta con mayores capacidades de movimiento (corporal e intelec-
tual), por lo que empiezan a preformarse en su imaginación conductas que
antes no eran posibles.
Los antiguos condicionamientos y programas ya no están presentes y
ha cambiado la propia imagen de la personalidad. Las sensaciones que el
individuo tiene respecto a sí mismo y al medio que le rodea son diferen-
tes de las anteriores, más variables y menos predecibles. La realidad cir-
cundante ofrece nuevos ángulos y posibilidades. Las personas se compren-
72 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

den mejor a sí mismas y empiezan a apreciarse y valorarse: aumentan los


comentarios favorables hacia ellas, el trabajo que realizan y las relaciones
sociales que emprenden.
Las fantasías y los sueños muestran panoramas y alternativas que son
la base de la libertad; además, surge la libertad intelectual, que consiste en
generar el propio pensamiento en vez de repetir palabras que otros dijeron.
A pesar de que las motivaciones neuróticas antiguas han perdido su
fuerza, a veces todavía no existe la suficiente confianza en los nuevos im-
pulsos que brotan del organismo. En muchos individuos, al romperse sus
mecanismos de defensa, surge el miedo a la libertad y la sensación de que
han perdido el rumbo.
May define la libertad como la capacidad de detenerse —mientras uno
está frente a varios estímulos— para tirar luego el propio peso hacia una
respuesta en lugar de hacia otra, siendo así que la otra también era posi-
ble. Según este autor, la libertad se manifiesta claramente en la capacidad
humana para hacer preguntas. Una pregunta supone que puede haber más
de una respuesta posible, ya que, de otro modo, la pregunta no sería ne-
cesaria. Por otra parte, en la pausa que suele darse cuando uno está frente
a varios estímulos, está presente la capacidad humana para la formación de
símbolos.
Los símbolos y más en particular los arquetipos (símbolos universales)
reúnen y expresan las diferentes posibilidades que están reunidas ante la
persona y sobrepasa la mera percepción de una alternativa concreta. May
recuerda que el filósofo Kierkegard comprendió que la libertad no sólo
consiste en la posibilidad de elegir, sino que esta posibilidad también
trae consigo, necesariamente, la experiencia de ansiedad. Este tipo de an-
siedad resulta inevitable cuando la persona tiene más de una posibilidad de
elección delante de sí misma, debido a que corre el riesgo de equivocarse.
Los sueños también ofrecen posibilidades de libertad, tras un lenguaje
simbólico que a veces es angustiante y muy difícil de entender. Algunos
sueños muestran las emociones y las alternativas de acción que nos empe-
ñamos en seguir evadiendo. Según Mindell, los sueños, con sus arque-
tipos, nos revelan nuestros procesos corporales, lo mismo que nuestro
yo; también nos informan acerca de la salud del cuerpo y nos advierten
cuáles son los mecanismos de defensa que utilizamos para frenar nuestras
energías vitales y emocionales.
Las mejores fantasías nos ofrecen símbolos que son puertas abiertas a
posibilidades de cambio y transformación dentro del marco de las propias
MIEDO A LA LIBERTAD 4- 73

circunstancias. La imaginación educada es un requisito necesario para la


creatividad artística y científica.
Uno de los requisitos más importantes para actuar con libertad es la li-
bertad interna de permitirnos los sueños, las fantasías y los pensamientos
espontáneos. En la actualidad existen numerosas técnicas de psicoterapia
que aprovechan los sueños y las fantasías. Con frecuencia, estas activida-
des anuncian realidades futuras. Lo que en las novelas de Julio Verne era
ciencia-ficción ahora son realidades científicas y tecnología co\idiana. Des-
de luego, existe una diferencia entre el uso creativo de la fantasía para apo-
yar la libertad y su uso como mecanismo defensivo. A las personas que
viven soñando despiertas les conviene aprender a ser realistas, lógicas y
apoyar los pies en la tierra.
La libertad y el determinismo van unidos. Según Espinoza, la libertad
es darse cuenta de que existe el determinismo; por su parte, May ponderó
muchos años el problema de la libertad y el determinismo: opina que am-
bos operan en una paradoja dialéctica. Los pensadores griegos de la época
homérica clásica la expresaban cuando decían que habían obrado impeli-
dos por los dioses. En lenguaje actual hubieran dicho: "los condiciona-
mientos de mi niñez me movieron a eso" o "yo estaba programado para tal
acción". Sin embargo, asumían responsabilidad por sus propios actos y
buscaban la expiación de las ofensas cometidas: ofrecían sacrificios a los
dioses, pero también excusas y compensaciones a los humanos ofendidos.
Para May, la libertad y el determinismo se originan mutuamente. Ca-
da avance en la libertad genera un nuevo determinismo y cada nuevo de-
terminismo hace nacer, a su vez, una nueva libertad. En el centro de la
conciencia, el propio yo experimenta continuamente este ciclo de la vida
humana. La ansiedad, que es la compañera de la libertad, se debe a que
contemplamos la posibilidad de triunfar, pero también el riesgo de fraca-
sar si elegimos la opción equivocada.
La ansiedad que acompaña el empleo de la libertad puede ser una ex-
periencia constructiva y es parte de la vida humana, aunque se necesita
mucha valentía para aceptarla. Nos conviene atrevernos a correr los ries-
gos que surgen al abandonar conductas neuróticas automatizadas para de-
jarnos guiar por los niveles superiores de la energía psíquica. Conviene
recordar que muchas personas, sobre todo de las clases menos privilegia-
das, temen mucho más el éxito que el fracaso. Para ellas, el éxito sería una
experiencia nueva, para la cual no están acostumbradas, y anticipan que
cualquier éxito los llevaría a peores fracasos.
74 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA

Algunas personas experimentan temor ante la fuerza de los impulsos y


sentimientos que acompañan a la psicoterapia corporal exitosa. Surgen
otras manifestaciones de la energía vital que pueden parecer desconcer-
tantes, como los pensamientos libres, las intuiciones y las premoniciones.
Hay fantasías, más o menos catastróficas, que reflejan el miedo a la libertad
y el riesgo de atreverse a tomar las riendas del propio destino; sin embar-
go, lo que la mayoría teme son las críticas de la familia, las religiones tra-
dicionales, los grupos sociales a los que pertenecen y de sus amigos y com-
pañeros de trabajo.
Dichas personas sienten temor a convertirse en todo lo malo que les di-
jeron que eran cuando de niños y hacían algo que molestaba a sus padres
y maestros. Les preocupa perder la cabeza, dañar a sus familiares e incluso
volverse locos y desintegrarse. Otras fantasías parecidas son: herirse o he-
rir a los demás, no poder controlar su sexualidad, que así nadie los va a
querer, etcétera. Debido a la educación "religiosa" tradicional, temen que
les va a sobrevenir algún castigo divino o que algún demonio se apodera-
rá de ellos si se atreven a buscar la felicidad haciendo algo por su cuenta.
La libertad de los humanos no es absoluta. Además de los límites im-
puestos por las estructuras de nuestra personalidad, existen también los
límites creados por los derechos de las demás personas y por las circuns-
tancias que nos rodean. Una de las metas de las sociedades consiste en con-
jugar los derechos individuales y las aspiraciones de los grupos para alcan-
zar metas comunes que sean constructivas.
Reconozco que existen algunos sistemas educativos de tipo activo, cier-
tas agrupaciones de tipo social y político (y otros métodos de psicoterapia)
que proponen como ideales la propia autonomía, los niveles superiores de
conciencia y la educación para la libertad responsable.
Capítulo 5
Las emociones humanas
y la inteligencia emocional

Lo mismo que cualquier otra persona, usted tiene derecho a sentirse feliz
y disfrutar plena salud (intelectual, emocional , física y social). A todos nos
conviene aprender a dar y recibir amor y cariño. Las emociones positivas, co-
mo la alegría, favorecen los movimientos corporales expansivos y la crea-
tividad; además, nuestra mente se amplía y se llena de posibilidades cuan-
do estamos inspirados y enamorados.
Debido a su dotación genética particular, cada individuo tiene un tem-
peramento distintivo; por eso y también debido a sus propias vivencias,
experimenta más a menudo ciertas emociones durante toda su existencia.
Hay personas optimistas o pesimistas, melancólicas o agresivas, aceleradas
o calmadas, etcétera. Algunas prefieren la novedad, mientras que otras son
más rutinarias. Como sabemos, algunas personas se minusvaloran y se
sienten deprimidas, aunque reciben buen trato de los demás.
Las fantasías e interpretaciones que elaboramos acerca de algún evento
particular influyen de manera notable en la intensidad y el tipo de emo-
ciones que nos invaden en cada momento. Por otra parte, las reacciones
emocionales varían en sintonía con las circunstancias alegres y gratas que
nos rodean, lo mismo que con las presiones, preocupaciones o desgracias
que experimentamos.
El cariño o su ausencia, junto con el grado y el tipo de estrés al que
alguien estuvo sometido en sus primeros años de vida, moldean la autoes-
tima y los sentimientos que los hombres y las mujeres tienen hacia sí mis-
mos y hacia el universo que le rodea. No es lo mismo disfrutar la convi-
vencia con padres alegres, cariñosos y entusiastas, que haber tenido un
padre alcohólico golpeador y una madre sufrida, resentida y depresiva. Lo
que una madre hace con sus hijos e hijas cuando son pequeños determi-
nará lo que sienten que son capaces de hacer como adultos.
Comparados con las emociones, los sentimientos humanos (superio-
res) son más estables, más nobles y no dependen mucho de las condicio-
nes que nos rodean. Entre ellos están el amor fraterno y la amistad que nos
75
76 + LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

mueven a tratar a los demás como queremos que nos traten: se dice del
mejor amigo que es otro yo. También tenemos el amor incondicional y el
deseo por la justicia social. Por su parte, la compasión (al estilo del Buda)
consiste en amar y tener cuidado de todos los seres vivos.
Cada familia, etnia y región del país ofrecen moldeamientos emocio-
nales y culturales diferentes, abiertos o represivos, optimistas o pesimistas,
etcétera. Como la educación escolarizada tradicional insiste en la memo-
rización rutinaria y en la lógica lineal, observamos que la vida emocional
de muchos individuos no se desarrolla de manera suficiente.
Las tradiciones y las costumbres de cada familia influyen en el des-
arrollo (y la represión) de ciertas expresiones y conductas emocionales,
particularmente durante la niñez. En muchas familias dan a los niños (y
niñas) los conocidos mensajes de: "no llores, no te rías, no te enojes"; ade-
más, se supone que los machos no lloran porque deben ocultar sus senti-
mientos, mientras que las mujeres sufridas no reflexionan. Por eso, se edu-
ca a las mujeres para que sientan de manera desmedida y se preocupen por
todo.
Como es natural, las familias —y las sociedades— que son violentas ge-
neran excesiva violencia entre sus miembros. Las tensas y aceleradas gene-
ran angustia, mientras que esos factores influyen mucho en la confianza o
el temor que sentimos en nuestras relaciones ordinarias con las demás per-
sonas.

Las emociones humanas

Darwin describió las expresiones faciales que corresponden a las principa-


les emociones humanas y señaló algunos mecanismos que utilizamos para
controlar las emociones que juzgamos inconvenientes. Por ejemplo, po-
dremos frenar el llanto si tensamos los músculos de la frente. También
podemos contraer con fuerza los músculos orbiculares de la boca, lo cual
impide que otros músculos tiren de los labios hacia arriba.
Dicho científico también reconoció la importancia que tienen las emo-
ciones en cuanto señales que informan a un animal del estado en que se
encuentra algún otro. Entre los humanos, ellas comunican a las demás
personas mucho de lo que somos: nuestra alegría, disgusto, sorpresa, inte-
rés, tristeza, enojo y malestar.
Como todos sabemos, Darwin demostró que la vida está sujeta al pro-
ceso continuo de la evolución; por su parte, la psicología postula que la
LAS EMOCIONES HUMANAS + 77

personalidad humana (individual, social y cósmica) evoluciona siempre.


De la misma manera, la psicoterapia es un proceso de evolución y des-
arrollo personal.
En su clasificación, Plutchick distingue ocho emociones primarias,
agrupadas como cuatro pares opuestos: enojo y miedo; alegría y tristeza;
agrado y disgusto, y anticipación y sorpresa. Las dos últimas son variantes
del alertamiento y corresponden a lo esperado y a lo inesperado. Cualquier
emoción se manifiesta con distintos niveles de intensidad; así, el odio y el
terror corresponden a los niveles más intensos del enojo y del miedo.
Las emociones primarias se combinan entre ellas, de ordinario en
grupos de dos o tres, para originar nuevas emociones. Por ejemplo, al jun-
tarse la pena —o la tristeza— con el disgusto hacia uno mismo, surge el re-
mordimiento, mientras que al unirse el gozo con el miedo al castigo bro-
ta la culpa. La figura 5.1 muestra las emociones primarias y algunas de las
secundarias.
Plutchik sugiere que las emociones que se dejan correr sin control, de ma-
nera habitual, terminan por formar rasgos distintivos de la personalidad,
por ejemplo: la persona que se enoja de cualquier cosa, sin intentar con-
trolarse, se va haciendo cada vez más agresiva. Su cara se endurece y su
Satis 4 _
4),
Amistad

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Figura 5.1 Las emociones primarias y secundarias, según Plutchick. Dos emo-
ciones básicas combinadas originan las secundarias. Por ejemplo, cuando la
tristeza se mezcla con la sorpresa, brota la desilusión.
78 + LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

cuerpo está siempre tenso y defensivo, listo para atacar, con el pretexto de
que solamente se defiende, pero en realidad se ha vuelto iracunda.
Cuando hablamos de una persona sarcástica, señalamos que el estado
emocional típico de ese individuo es la irritabilidad y el desprecio por los
demás. Por otra parte, la depresión. la angustia y el resentimiento no son
emociones pasajeras, sino trastornos emocionales que incluyen modos de
pensar y conductas habituales: las personas depresivas tienden a ver sólo lo
triste y negativo, aunque brille el sol.
El mismo autor opina que un importante aspecto del control emocio-
nal es el uso de patrones musculares. Para modificar o reducir la emoción
primitiva, podemos contraponer el patrón muscular de la emoción con-
traria. Por ejemplo, algunas mujeres sufridas lucen una sonrisa valiente
que pretende disfrazar sus penas.
También podremos controlar el enojo si anticipamos imaginativamen-
te las consecuencias drásticas de alguna acción violenta. Cuando es lo su-
ficientemente viva, la mera imaginación puede activar los patrones mus-
culares del miedo, por lo cual llegamos a sentir esa emoción.
Fromm distingue tres tipos de amor: el materno, el fraterno y el eróti-
co. El amor materno consiste en brindar cariño y protección a una perso-
na que uno percibe como débil y dependiente; sin embargo, las madres
deberían permitir la independencia de los hijos e hijas a medida que van
creciendo. El amor fraterno se basa en la creencia de que todos pertenece-
mos a la misma especie y somos semejantes, a pesar de las diferencias ex-
ternas, culturales, sexuales, etcétera. El ideal de algunas religiones es amar
a nuestros semejantes (y a todos los seres vivos) de la misma manera como
nos amamos a nosotros mismos.
El amor erótico incluye la atracción sexual hacia la otra persona, por
lo común del sexo opuesto; tiene los elementos de exclusividad y pose-
sión. No es posible estar enamorado de una persona y de otra al mismo
tiempo. Fromm advierte que el impulso sexual se puede activar con otras
emociones y no sólo con el cariño. Puede haber amores celosos, impa-
cientes, resentidos, melancólicos o alegres.
Además de estos tres tipos de amor, Fromm también menciona el amor
a nosotros mismos, que es un requisito indispensable para que podamos
amar a otras personas (y ser amados por ellas), y el amor a Dios.
Izard opina que cualquiera de las emociones humanas tiene tres mani-
festaciones distintas: a) un componente fisiológico que incluye la activa-
ción del sistema nervioso autónomo; por eso, las emociones van acom-
pañadas de cambios notorios en la respiración, la presión sanguínea, la
LAS EMOCIONES HUMANAS 1. 79

digestión y el tono muscular, b) conductas visibles para los demás, como


los cambios en la expresión del rostro relacionados con el enojo, la triste-
za, etcétera, y c) también varían los sentimientos subjetivos. Al percibir
nuestros cambios internos, nos damos cuenta —estamos conscientes— de
q ue sentimos cariño, tristeza, angustia o enojo.
Según Mehrabian, cualquier emoción (enojo, alegría, amor, tristeza, mie-
do, etcétera) contiene una mezcla distinta de tres elementos: alertamiento,
placer y dominio. Algunas emociones nos alertan, mientras que otras nos
lentifican, a la vez que las hay placenteras y desagradables. El placer se
muestra cuando alguien está alegre, satisfecho y se siente bien. Sonríe, usa
palabras amables, está relajado y su voz es cálida. La emoción no es pla-
centera cuando uno está descontento e infeliz.
El ambiente y las personas nos provocan alertamiento cuando contie-
nen aspectos nuevos, sorpresivos, alegres y abigarrados; por el contrario,
estamos relajados, calmados y adormilados en un entorno monótono y
austero. Nos parece aburrido el individuo que trasmite sensaciones de es-
caso alertamiento, desagrado y sumisión.
Por su parte, Pribram sugiere que valoramos la realidad por medio de
nuestras reacciones emocionales, de manera intuitiva e inmediata, por
ejemplo: los cambios viscerales de placer o desagrado nos indican cuáles
son las personas en quienes podemos confiar y las circunstancias que fa-
vorecen nuestro bienestar, así como los eventos y las personas que pueden
dañarnos.
Las emociones positivas nos hacen sentir espontáneos, importantes y
dueños de la situación. Por el contrario, las negativas (como la culpa, el
miedo y la tristeza) nos hacen sentir inseguros, paralizados y observados
por los demás. Cuando la emoción es agradable, procuramos continuarla
y aumentamos su estimulación; por el contrario, tratamos de evitar las si-
tuaciones y las personas que nos producen emociones desagradables.
Las mujeres sufridas de México (y del mundo) llevan en su interior una
confusa mezcla de emociones alteradas: miedos, rencores, angustias, obse-
siones y depresiones. Junto con el desajuste emocional crónico, mantienen
una visión devaluada de sí mismas y perciben de manera dolorosa y re-
sentida las circunstancias que las rodean; lo que es peor: no se atreven a
tomar las importantes decisiones que podrían mejorar sus estilos de vida.
La sumisión masoquista de las mujeres está demasiado extendida en
nuestro país. Constituye un grave y duradero contagio emocional, genera-
do y mantenido por las presiones sociales y familiares de los segmentos tra-
dicionales machistas de nuestro país, apoyados por los medios de comu-
80 4- LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

nicación masiva. Por otra parte, las mismas madres sufridas, con su "edu-
cación" y sus ejemplos moldean a sus hijas para que se sometan ante los
machos. También solapan a sus maridos alcohólicos y dan alas a sus pre-
potentes hijos machistas.
Un grave problema social es que muchas de ellas dependen de algún
hombre para su economía personal y en la mayor parte de las actividades
que realizan. Han desarrollado profundos sentimientos de impotencia an-
te un mundo opresor. Tratan de encontrar alguna seguridad sometiéndo-
se a la autoridad de sus padres, de su pareja, etcétera.
Las emociones negativas que perduran largo tiempo (ira, ansiedad, tris-
teza, frustración, etcétera) producen las mismas reacciones que experi-
mentan quienes se enfrentan a una gran emergencia o un grave peligro. El
sistema nervioso y las hormonas permanecen en estado de alarma, prepa-
rados para huir o luchar. Algunos estados emocionales nos permiten tomar
decisiones y llevar a cabo nuestros mejores proyectos, mientras que otros
nos angustian y paralizan.

La inteligencia emocional
La inteligencia social es la habilidad para comprender a los demás y rela-
cionarnos con ellos de manera amistosa, sea con hombres o mujeres, ni-
ños o niñas, pobres o ricos, etcétera. Por su parte, la inteligencia emocio-
nal (Goleman) es una variante de la inteligencia social: nos capacita para
Itomar conciencia de las emociones y sentimientos tanto propios como aje-
nos. Así, podremos distinguirlos y apreciarlos si conocemos su tipo y su
intensidad. También aprovechamos esta sabiduría —este nivel de concien-
cia emocional— para normar nuestros pensamientos y dirigir nuestras ac-
ciones de manera más creativa y eficiente.
La inteligencia emocional engloba cinco actividades. Usted puede
practicarlas todos los días durante algunos momentos, con el fin de ir des-
arrollándolas, a saber:
1. Conciencia de uno mismo: usted puede observar cuidadosamente su
interior, con el fin de reconocer sus sentimientos y emociones a me-
dida que van emergiendo.
2. 'uidado emocional: todos necesitamos manejar nuestra vida emo-
cional de tal manera que sea lo más constructiva y apropiada posi-
ble; para eso, nos conviene darnos cuenta de lo que hay detrás de
los sentimientos. Necesitamos encontrar formas de superar los mie-
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL + 81

dos, ansiedades, enojos y tristezas. Conviene advertir que mejora no-


tablemente la calidad de vida de los hombres y mujeres que culti-
van sus mejores sentimientos y sus emociones más positivas
3. Motivación propia: en lugar de dejarnos llevar por las emociones, sin
pensar siquiera, podemos dedicarnos a canalizarlas, al servicio de al-
gunas metas que valgan la pena. En otras palabras, podemos apro-
vecharlas en nuestro favor de manera inteligente, por ejemplo: en
lugar de maldecir el destino o culpar a sus padres, un joven toma la
decisión de capacitarse mejor en lo que hace, o se dedica a estudiar
una carrera que le interesa, pues así podrá trabajar después en algo
que le gusta y le proporciona ingresos suficientes.
4. Empatía: desarrollar la sensibilidad para entender los sentimientos y
los intereses de las demás personas, poniéndonos en su lugar y com-
prendiendo sus puntos de vista; valorar el hecho de que cada perso-
na tiene distintos sentimientos acerca de las cosas, no sentirnos
ofendidos porque piensan y actúan como ellos quieren y no como
nosotros queremos. 1
5 Habilidades sociales: a todos nos conviene desarrollar suficiente
competencia social para no involucramos en los problemas emo-
cionales de las demás personas. También podemos aprender a crear
climas emocionales positivos que favorecen nuestro bienestar, y el
de las personas y grupos que nos rodean.
La inteligencia emocional nos posibilita para comprender a la otra perso-
na, ponernos en sus zapatos y considerarla parte de nosotros, de manera
compasiva. Sencillamente, tratar a los demás como queremos que nos tra-
ten. Es la base indispensable para disfrutar relaciones de amistad (algunas
de ellas sexuales) que brindan verdadera intimidad, son mutuamente sa-
tisfactorias y valen la pena.
De ninguna manera es el arte de manipular a los demás para aprove-
charnos de ellos. No tiene nada que ver con repetir —de manera hueca y
vacía— frases como: "te entiendo", "te amo", etcétera. Tampoco es un no-
vedoso instrumento gerencial para lograr mayor éxito en los negocios.
Con frecuencia vemos empleados y obreros angustiados, deprimidos y
resentidos. No están bien capacitados y sus labores —mal remuneradas—
son rutinarias y carentes de verdadera utilidad. Muchos trabajadores se ven
obligados a renunciar al empleo de largos años, sin una indemnización jus-
ta, porque ya están hartos de tantas presiones y se halla minada su salud
—emocional y física. Además, sus jefes son prepotentes, despóticos e im-
82 4. LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

predecibles; ven y tratan a los demás como esclavos asalariados, tuercas de


una máquina o robots productivos, casi nunca como personas. El cultivo
de la inteligencia emocional en los directivos sería de gran utilidad para
mejorar el clima de las empresas.

El cultivo de las emociones positivas


Como advierte Fredickson, no es lo mismo remediar los problemas causa-
dos por las emociones negativas (es decir, salir de la depresión o la angus-
tia) que cultivar las emociones positivas. Disfrutar emociones positivas es
mucho más que la mera ausencia de las emociones negativasi Cuando una
persona aprovecha sus emociones positivas, mejora su salud y su bienes-
tar personal. Tiene mayor en sí mismo y recibe de los demás ma-
yores muestras de aprecio y afecto porque es más alegre y amable y está
más vivo. I
Las emociones positivas amplían los modos habituales de percibir la
realidad y de pensar e imaginar; también acrecientan la capacidad para res-
ponder creativamente ante las tareas y los problemas de la vida cotidiana.
A continuación proponemos las ventajas de las principales emociones po-
sitivas:
1. La alegría nos acelera intelectualmente y facilita los movimientos
corporales libres y espontáneos, por ejemplo: los del baile o cual-
quier deporte. Nos mantiene activos por largo tiempo, con altos ni-
veles de energía y entusiasmo; amplía los contactos sociales, debido
a que la gente se siente mejor y prefiere la compañía de las personas
alegres, mientras que evita a las tristes, e incluye la búsqueda de jue-
gos y diversiones. Hay juegos físicos y sociales, pero también artís-
ticos e intelectuales.
2. El interés, la curiosidad, la excitación y la sorpresa nos mueven a in-
vestigar, involucrarnos y expandir el propio yo, incorporando nue-
vas experiencias e información acerca de los objetos y personas que
han despertado nuestra atención. Según Izard, se trata del pensa-
miento acelerado, que nos impulsa al crecimiento personal, a las ac-
tividades creativas y al desarrollo de la inteligencia.
3. La satisfacción, la serenidad y el desahogo brotan en situaciones
tranquilas, seguras y sin complicaciones; también se experimenta
cuando los demás nos aceptan y nos cuidan en una relación de mu-
tuo aprecio. En estas situaciones, la persona se deleita en sentirse re-
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL + 83

ceptiva, lo cual ayuda para integrar sus experiencias, expandir su


mente y sentirse unida a las demás personas y al universo que le
rodea.
Las emociones positivas aumentan el nivel de euforizantes (endorfinas) en
el cerebro, por lo cual los pensamientos y los movimientos corporales se
amplían. Gottman observa que las parejas infelices son estructuradas, pre-
decibles y rígidas, mientras que las felices son más espontáneas e interac-
túan entre ellas de manera más libre e impredecible; además, las personas
felices reparten algo de su felicidad a las demás personas y las hacen sentir
bien en su compañía.
Friderikson sugiere que las emociones positivas sacan a las personas del
aislamiento social y las retornan a la acción creativa y entusiasta, a la vez
que optimizan el funcionamiento del sistema cardiovascular y ayudan a
neutralizar los efectos de las emociones negativas, como la angustia y la de-
presión. También aceleran la mejoría fisiológica en el caso de heridas y en-
fermedades, debido a que favorecen la respuesta del sistema inmunológico.
Más en general, estas emociones nos protegen de las enfermedades y
nos hacen sentir (y ser) más jóvenes, aumentan la capacidad para tomar
decisiones de manera rápida y oportuna y son la base del trabajo tanto em-
peñoso como creativo. Como sabemos] las personas alegres y amables
construyen a su alrededor un mundo de amistad y salud, mientras que las
depresivas, resentidas y hostiles se rodean de rencor, soledad y sospechas.I
Greenwald opina que cualquier persona recibe, en sus encuentros con
los demás, algunas experiencias que contribuyen a su bienestar y desarro-
llo; tiene también otros encuentros que son nocivos y tóxicos' Cada quien
es responsable de buscar las relaciones que le nutren y satisfacen emocio-
nalmente. Por el contrario, necesita evitar las que son perjudiciales o poco
gratificantes. En general, hay dos tipos de personas: las nutritivas y las tó-
xicas.
Los individuos nutritivos son más sinceros y auténticos en su trato per-
sonal; son buenos maestros, artesanos competentes, artistas creativos, pro-
fesionistas notables, buenos esposos, madres cariñosas, etcétera; han des-
arrollado sus potencialidades humanas; tienen suficiente confianza en sí
mismos y asumen la responsabilidad de sus necesidades emocionales; ma-
nifiestan de modo directo lo que quieren y son más sensibles y sociables,
pero no imponen su presencia a los demás.
Dichos individuos nutren emocionalmente a otras personas, pero tam-
bién se nutren y disfrutan de la compañía con los demás. Ofrecen simple-
84 4. LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

mente lo que son, sin intentar persuadir de su bondad a nadie. Es más fá-
cil dar a una persona nutritiva, porque es menos demandante y aprecia lo
que recibe; también es más sencillo recibir de ellas, pues no queda uno ata-
do por la culpa, ni está obligado a pagar de ninguna manera.
Las personas tóxicas son manipuladoras y exhiben conductas y cuali-
dades opuestas a las de las personas nutritivas. Es típico que nos sintamos
mal después de cualquier encuentro con alguna de ellas; en efecto, inten-
tan llenar sus vacíos emocionales con detrimento de los demás: los ven
como simples medios para obtener sus fines, por lo cual abusan de ellos.
Asimismo, son absorbentes y se sienten insatisfechas en sus relaciones per-
sonales; carecen de tolerancia y se comportan de manera rígida, inflexible,
molesta y poco adaptable; no son capaces de respetar la libertad de los
demás y viven generando quejas y reproches; cuando surge algún conflic-
to y se enojan, amenazan con romper las relaciones de manera definitiva;
tienen poca capacidad para disfrutar de la vida y se "sacrifican" por los
demás, pero los hacen sentir culpables por sus malestares.
A dichas personas se les dificulta aceptar a los demás como son, por-
que son demasiado críticas; no aprecian las cualidades ni los atractivos
(propios y ajenos), sino que se dedican a ver defectos, carencias, problemas
y manchas; su insatisfacción profunda les impulsa a buscar compulsiva-
mente y a demandar de los demás cada vez más dinero, diversiones, obje-
tos materiales, sexo, alimento, alcohol y drogas.
Tales individuos tienden a rodearse de personas igualmente resentidas,
frustradas, fracasadas e infelices; se sienten inseguras y disgustadas cuando
encuentran personas felices, sanas y llenas de vida; no parecen darse cuen-
ta de que buscan ambientes mórbidos, deprimentes y rencorosos porque
les resultan reconfortantes; nos hacen un recuento interminable de sus
problemas y síntomas, y algunos llegan a inventar problemas y malestares
para que los demás les tengan lástima.
Sin embargo, la mayoría de ellos no son malvados, ni pretenden dañar
a los demás de manera deliberada. En su niñez y juventud tuvieron mu-
chos encuentros nocivos y quedaron lastimados emocionalmente; además.
utilizan manipulaciones y patrones de comportamiento que demuestran
escasa inteligencia emocional, a la vez que carecen de intuición y de crea-
tividad.
Cuando nos damos cuenta de que ciertas personas tóxicas nos hacen
sentir mal y nos dejan vacíos, es mejor evitarlas, en la medida de lo posi-
ble. Desde luego, no nos conviene mostrarles nuestra intimidad, porque
saldremos lastimados. De esta manera, quedamos libres para cultivar otras
PARA DISFRUTAR UNA VIDA EMOCIONAL SANA + 85

relaciones que nos ofrecen entusiasmo, apertura y alegría. Todos necesita-


mos relaciones nutritivas que favorezcan nuestro crecimiento emocional y
nos ayuden a comprendernos mejor.

Para disfrutar una vida emocional sana


En el primer nivel de competencia emocional, las personas tienen libre ac-
ceso a sus emociones y sentimientos, que son una fuente importante de
información intuitiva acerca del universo y de las personas que les rodean.
En otro nivel más avanzado,(1prenden a controlar y expresar sus senti-
mientos, lo mismo que a tolerar los de los demás individuos. En un nivel
más profundo, se empeñan por tomar conciencia y adquirir un conoci-
miento comprensivo de sus emociones, con el propósito de abandonar sus
estados emocionales negativos disfrutar sentimientos más positivos.
Como parte muy importante de su propio desarrollo personal, a usted
le conviene controlar las reacciones emocionales que le impulsan a la de-
presión, la angustia o a la violencia Si las deja correr sin ningún freno, ter-
minarán por enfermarlo y dañará Je manera irreparable a las personas que
le rodean, en particular a los niños. Algunas emociones y sentimientos son
apropiados en ciertas circunstancias, pero no lo son en otras; por otra par-
te, es necesario que usted fomente sus mejores sentimientos. También le
conviene aprender a expresar con toda claridad sus necesidades emociona-
les, así como sus demandas y deseos, para que puedan ser entendidás y
satisfechas .\Quando utiliza palabras demasiado dulces, insultos, manipula-
ciones, culpas y reproches, tal vez espera que los demás le lean el pensa-
miento, sin arriesgarse a pedir algo concreto. Los mensajes emocionales
confusos son poco comprensibles para los demás y provocan otras reac-
ciones emocionales que no vienen al casoL,
Los hombres y mujeres que acostumbran manipular a los demás sue-
len terminar por no saber lo que ellos quieren en realidad. Con demasiada
frecuencia tratan de encontrar afuera cosas que llevan en su interior, por
ejemplo su seguridad, su alegría y su salud. Es preciso que usted se empe-
ñe en mirar hacia su interior para saber lo que en realidad quiere o nece-
sita. En seguida, formule su petición de modo amable, directo y concreto
y trate de negociar de la mejor manera posible._;
Es verdad que usted corre el riesgo de tener una negativa cortante. Pue-
den decirle que su petición no es razonable ni oportuna, o que usted puede
hacer lo que está pidiendo a los demás; tal vez se sienta un poco lastima-
86 4. LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

do o rechazado por esto; sin embargo, sabrá a qué atenerse y evitará mu-
r
chas cavilaciones inútiles. Por otra parte, muchas veces quien pide recibe
y al que toca le abren la puerta./
Según Simonov, las emociones negativas, como el miedo, no son tan
intensas cuando contamos con suficiente información para superarlas y al-
canzar nuestros propósitos de manera racional. Cuanto más sabemos, me-
nos tememos, por ejemplo: el niño que empieza a caminar siente miedo
cuando se cae, lo cual impide que corra de manera impulsiva y llegue a da-
ñarse. Más adelante, cuando aprende a caminar, se cae menos veces y des-
aparece gradualmente su miedo a correr y lastimarse.
Los niños sienten una mezcla de cariño, rencor y miedo cuando sus pa-
dres los castigan. Las situaciones complicadas activan dos o tres emociones
conflictivas. En esos casos, las personas están confundidas por sus reaccio-
nes fisiológicas y por las fantasías angustiosas que corren de modo desbo-
cado. Los músculos se preparan para la acción, pero otros mensajes emo-
cionales los paralizan. El estómago y el intestino se contraen y se frena la
respiración. En estos casos, les conviene respirar calmadamente y también
necesitan relajarse.
A veces, los pleitos y las discusiones son el único camino para ser es-+
cuchados, poner límites y evitar que los demás nos sigan lastimando. Si
nos sometemos y nos quedamos con el enojo, la única salida será la sumi-1
Sión forzada y resentida.
k Después de un pleito limpio, en el que ambas personas expresan sus
desavenencias de modo pasional, pero entendible y negociado, a veces bro-
ta la intimidad real acompañada de mutuo respeto y comprensión; sin em-
bargo, no siempre nos conviene manifestar el enojo directamente, porque
nos iría peor. Existen otros modos de desahogarnos sin lastimar a nadie.\
El deporte y el ejercicio físico son dos de los caminos preferidos por
muchas personas para sentirse mejor y eliminar sus tensiones; también po-
demos gritar y maldecir, de preferencia cuando estamos solos. Usted puede
golpear la cama con los puños cerrados, ahorcar un cojín, patear una pe-
lota, nadar o correr un poco. Algunos escriben una carta violenta dirigida
a la persona que provocó su enojo y luego la rompen.
No podemos aspirar a una vida emocional rica y placentera cuando nos
sentamos gran parte del día a ver televisión sin hacer nada más. Es mejor
iniciar o retomar actividades artísticas, culturales, deportivas y sociales, ca-
minar, etcétera, con el fin de alegrarnos y divertirnos. Si no hacemos na-
da por el estilo, nos sentiremos cansados y enjaulados y nos volveremos
irritables.
PARA DISFRUTAR UNA VIDA EMOCIONAL SANA + 87

Además de realizar algunas actividades gratas e interesantes, es bueno


mantener contactos humanos que nos revitalizan, nos llenan de alegría y
nos entusiasmaJNos conviene dedicar tiempo para cultivar amistades
que nos ayuden a desarrollar y expresar nuestros mejores sentimientos.
r Hay otros medios que usted puede utilizar para neutralizar las emo-
ciones negativas y fomentar las emociones positivas, por ejemplo: las téc-
nicas de relajación, las estrategias para generar pensamientos positivos y
encontrar sentido a la vida, los juegos de imaginación, la meditación, el
masaje, el yoga, las relaciones sexuales, etcétera. También es útil aprender
a controlar nuestros pensamientos, salir de las posturas corporales tortura-
das y tomar las decisiones más apropiadas para mejorar nuestras condicio-
nes. En otros capítulos trataremos estos temas con mayor amplitud.
Los seres humanos disfrutamos el contacto con las diversas formas de
expresión artística, por los sentimientos gratos que nos proporcionan: mú-
sica, literatura, teatro, pintura, escultura, cine y otras. Estos caminos ayu-
dan a cultivar nuestra sensibilidad y desarrolla las emociones superiores
(sentimientos) de ternura, reverencia ante la naturaleza y la vida, compa-
sión, comprensión, valentía frente a las adversidades y una religiosidad
auténtica.
Capítulo 6

Las máscaras y los


juegos neuróticos

Aunque nacemos desnudos, los humanos modificamos y embellecemos


nuestra presentación ante las demás personas, mediante la ropa que vesti-
mos. En esto, somos diferentes de los demás animales.
Al utilizar la vestimenta, las personas de todos los tiempos y países han
trasmitido a los demás señales acerca de sus valores, actitudes y roles socia-
les. Las prendas de vestir subrayan la importancia y el atractivo personal
del hombre o mujer que las usa. En este capítulo hacemos algunas conside-
raciones acerca de la psicología del vestido y a continuación explicamos las
máscaras y roles falsos que forman la primera capa de la neurosis.
Tanto el consumo masivo de ropa para niños y jóvenes, como la ropa
de apariencia juvenil para adultos son fenómenos relativamente recientes
en las sociedades actuales. Los comerciales de televisión suponen que cual-
quier persona puede adquirir la felicidad y la afiliación automática a las
clases más privilegiadas del país mediante el empleo de ciertos artículos. Se
supone que esa ropa, elegante (o más bien llamativa) según la moda del
momento, oculta la pobreza y la incultura. Para dar una apariencia de éxi-
to y sofisticación, muchas personas de las clases medias gastan en ropa más
que en su alimentación.

La psicología del vestido


La ropa está relacionada con el control y las costumbres sociales y familia-
res. Los niños se visten de acuerdo con el gusto de sus padres; a su vez, és-
tos intentan impresionar favorablemente a los vecinos, a los padres de los
demás alumnos y a los maestros con la ropa que usan sus hijos. Mientras
que a algunos niños los visten como a pequeños adultos, a veces sus padres
se visten igual que sus hijos adolescentes para dar a los demás la impresión
de que son jóvenes como ellos, al menos por dentro.
Se ha puesto de moda que los jóvenes de ambos sexos utilicen prendas
de vestir unisex de igual corte y apariencia, aunque, claro, de tallas distin-
89
90 4- LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

tas. Como un mensaje social se intenta subrayar así la camaradería que de-
bería existir entre el hombre y la mujer. Detrás de esta tendencia en el ves-
tir están latentes nuevas actitudes —más flexibles y abiertas— respecto a la
masculinidad y la feminidad.
Hace algunas décadas provocaban escándalo las mujeres que fumaban
y usaban pantalones. La irritación de los hombres machistas en ocasiones
fue extrema y se sentían amenazados porque no se iba a distinguir tan fá-
cilmente entre las mujeres y los hombres. Por otra parte, al usar pantalo-
nes, las mujeres fueron adquiriendo conductas que antes se pensaba eran
exclusivamente masculinas, como la posibilidad de trabajar y tener mayor
independencia familiar y social.
El fenómeno del cabello largo, en los jóvenes de sexo masculino, tam-
bién provocó la ira en los sectores conservadores hace varias décadas. Se
temía que esos jóvenes adquirieran características femeninas. La belleza
física había sido considerada el privilegio de las mujeres. En la actualidad,
muchas mujeres llevan el cabello corto, lo cual ya no provoca tanto recelo.
Las prendas de vestir con marcas piratas copian, a bajo precio, las mo-
das y los nombres de los diseñadores famosos y a veces no se distinguen de
las auténticas. A las personas con menos recursos les ofrecen la oportuni-
dad (fuera de la ley) de dar la impresión de que tienen mucho dinero, son
elegantes y sofisticadas, e incluso de que pertenecen a las clases sociales
más privilegiadas.
En ocasiones, las prendas de vestir se utilizan para lograr una identifi-
cación rápida de las personas y se transforman en instrumentos de control.
Como instrumentos de control social existen los uniformes de los policías
y los militares, diseñados para dar una sensación de autoridad y fuerza;
además, aumentan el volumen del cuerpo, especialmente en el tórax, me-
diante charreteras, bandas, cintas, galones, condecoraciones, bolsas y bo-
tones dorados.
El uso de rifles, ametralladoras y pistolas (aunque estén enfundadas)
confiere a la policía la capacidad para intimidar a la población civil, a la
cual —por otra parte— se supone que protegen. Como parte de los unifor-
mes militares se utilizan también gorras, cascos y botas. Cuando algunas
personas se quitan el uniforme quedan reducidas a las dimensiones de un
individuo común y corriente, igual que pasa con otras que se quitan el sa-
co y la corbata. Algunos delincuentes utilizan uniformes de policías para
cometer sus fechorías, mientras que algunos policías corruptos los usan
para sus actos delictivos.
LA PSICOLOGÍA DEL VESTIDO + 91

También en los círculos religiosos de todo el mundo existen las vesti-


mentas asociadas con los ritos y los papeles sociales respectivos. Las ropas
de los sacerdotes, rabinos o gurús suelen cubrir completamente el cuerpo;
a veces se trata de una especie de túnica que llega hasta el piso y que ocul-
ta las cualidades sexuales del cuerpo. Se supone que el individuo que uti-
liza este tipo de ropa podrá rechazar más fácilmente las tentaciones de tipo
sexual. En cualquier caso, sería muy extraño ver a un individuo vestido de
cura o de rabino que entrara a un bar, cantina o sitios parecidos.
Mientras que el vestido religioso de los hombres les da una apariencia
femenina, la ropa de las mujeres religiosas es a veces un tanto masculina.
Los zapatos de algunas monjas católicas se parecen a los que usan los
hombres conservadores, por ejemplo. Como los uniformes, los hábitos re-
ligiosos también tienen la finalidad de dar seguridad a las personas que los
utilizan.
Medio en serio, medio en broma, solemos recomendar a las personas
que visitan hospitales psiquiátricos que se pongan una bata de médico pa-
ra que después puedan salir sin problemas. En contraste, a los pacientes de
los hospitales, así como a los detenidos en las cárceles, se les viste con un
atuendo que indica, entre otras cosas, su subordinación ante las órdenes
del personal médico o de los guardianes.
Cualquier tipo de uniforme, traje ritual o vestimenta profesional, obs-
taculiza y a veces imposibilita un trato social espontáneo. Ante esos ropa-
jes impersonales y repetitivos, la gente responde de modo automático, con
agrado o desagrado, y la persona que los usa queda reducida a miembro de
una profesión o grupo social, e incluso a veces se transforma en un núme-
ro o en una ficha.
Nuestras reacciones ante los uniformes están relacionadas con nuestra
profesión o clase social y van de acuerdo con nuestras actividades y pre-
juicios hacia otros grupos sociales. Las experiencias que hemos tenido con
personas que usaban el mismo uniforme u otro parecido matizan también
nuestras actitudes. Como un fenómeno contemporáneo, la televisión, el
cine y las revistas de moda contribuyen de manera importante a formar ac-
titudes sobre lo que estimamos bello y placentero, o desagradable y fuera
de moda, en el vestir propio y el de las demás personas.
La ropa de temporada que se vende en los centros comerciales de las
ciudades nos pone en contacto con lo que los diseñadores famosos han
decidido, a nivel internacional, que —por lo costosa— es elegante y de buen
gusto. La moda del momento es una manipulación típica de las socieda-
des de consumo. Algunas personas inseguras obtienen gran parte de su
92 + LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

identidad personal de vestir siempre a la moda, por lo cual renuevan con-


tinuamente su guardarropa y su dotación de cosméticos.
La propaganda consumista se dirige principalmente a las mujeres, a
quienes se hace creer que su belleza depende, casi completamente, del mo-
do de vestir y maquillarse. De todas maneras, los humanos podemos cam-
biar de vestimenta continuamente, casi como si de esta forma cambiára-
mos de piel.
Más o menos al margen de la moda, algunos individuos utilizan el ves-
tido para establecer mejor los límites de su cuerpo o para alterar algunas
de sus dimensiones. Cuando una persona se siente insegura, podrá refor-
zar sus límites corporales si utiliza ropa vistosa y de colores llamativos o
con diseños muy visibles. Hay patrones visuales y colores que favorecen a
las personas de baja estatura y otros que se supone ocultan el sobrepeso.
Con fines parecidos, se pueden utilizar sacos con hombreras, botas, taco-
nes altos, etcétera. Algunas mujeres recurren al uso excesivo del maquilla-
je para ocultar la sensación interna de que son poco atractivas.
Las prendas de vestir también sirven para vivir algunas fantasías; ade-
más, despiertan fantasías en las demás personas. Estas fantasías tienen co-
mo base la propaganda que vemos asociada con cada estilo y producto. Se
supone que ciertos amuletos traen buena suerte al que los usa; por lo de-
más, algunas personas, al comprar ropa nueva, pretenden salir de un esta-
do de tristeza, soledad o aburrimiento, dándose a sí mismos y a los demás
una apariencia de mayor alegría, elegancia y juventud.
Es verdad que las personas nos tratan, hasta cierto punto, de acuerdo
con el modo como nos vestimos. Debido a esto, en algunos casos son po-
sitivos los efectos de ciertos cambios en el modo de vestir o de un corte de
pelo distinto. Desde luego, cada individuo tiene derecho a su propio atrac-
tivo.
La importancia que tiene el atuendo para dar a los demás el mensaje
de lo que uno pretende ser es muy clara en los travestis. Ellos, aunque tie-
nen el cuerpo de hombres, se visten como mujeres. Como señala Fischer,
sus fantasías femeninas casi se convierten en realidad, porque al vestirse
como mujeres logran ser tratados como si lo fueran. El uso de esa ropa y
maquillaje les facilita expresar gestos y conductas femeninas.
De modo parecido, al actor de teatro se le facilita su actuación cuando
se ha vestido y maquillado de acuerdo con la época y demás características
del personaje que pretende encarnar por medio de su representación. Se
sugiere, de paso, que el tatuaje es una forma de vestir. Hay en el mundo
LA PSICOLOGÍA DEL VESTIDO 4- 93

millones de personas que tienen grabados, permanentes en su piel, pala-


bras, dibujos y signos.
Según Fischer, los tatuajes representan la profunda necesidad de cam-
biar el modo como el hombre tiene contacto con el universo, en busca de
una relación más favorable. Los tatuajes se ponen de moda en los tiempos
de crisis, debido a que se les atribuye la función, más o menos supersti-
ciosa, de proteger del mal mediante una especie de segunda piel. En nues-
tro país, algunos tatuajes están relacionados con grupos delictivos y con al-
gunos cultos religiosos.
La ropa también guarda cierta relación con el clima de la región. Al-
gunas vestimentas tienen un simbolismo específico, como el traje de no-
via o el de charro. En algunas regiones del país, los habitantes usan trajes
típicos como parte de sus tradiciones y de su identidad local, sobre todo
en los bailes y en las fiestas. Como es natural, los trajes regionales de los
distintos tiempos y países revelan las actitudes de los pobladores hacia el
cuerpo humano.
Por lo que cubren o descubren, ocultan o acentúan, vemos cómo se
han valorado o rechazado las distintas partes del cuerpo. A los atuendos han
correspondido también peinados, maquillajes y otros objetos que los
acompañan. Aunque el uso de ropa mínima en la playa es placentero, al-
gunos tipos de nudismo se pueden considerar una protesta social contra el
ocultamiento y los convencionalismos tradicionales que rodean al cuerpo
humano.
Asociadas con el nudismo, continúan siendo populares las revistas de
vedettes y las que nos presentan, con lujo de fotos, las culturas de los paí-
ses más primitivos. En la actualidad, Internet se encarga de difundir por-
nografía de toda clase, incluida la infantil. Cuando el cuerpo se presenta
en público sin ropa, provoca reacciones de escándalo y disgusto en los sec-
tores más conservadores, que, por su parte, obtienen seguridad, respeto so-
cial y hasta cierta identidad al emplear ropa tradicional cara y "elegante".
En el fondo, el hombre moderno sigue teniendo envidia de aquellos a
los que considera salvajes. Quienes vivimos en las grandes ciudades de
concreto y asfalto, o en los barrios insalubres, imaginamos que la vida
en contacto con la naturaleza es la única verdaderamente feliz, e incluso
fantaseamos que sería una especie de retorno a la infancia y a una vida sin
preocupaciones. En contraste con lo anterior, presenciamos las continuas
migraciones de los campesinos empobrecidos a las ciudades.
94 + LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

Los distintos estilos de manipulación

Nos comportamos de distintas maneras frente a los demás porque cambian


las situaciones sociales de la vida diaria. Es diferente nuestro comporta-
miento cuando estamos ante nuestros hijos, con los jefes o subordinados, en
una fiesta con los amigos, en la intimidad con nuestra pareja, etcétera. No
es conveniente que manifestemos nuestra intimidad ante los extraños, ni
mucho menos ante nuestros enemigos.
Todos adoptamos distintos roles sociales, de manera espontánea, para
adaptarnos a las circunstancias que nos rodean, por ejemplo: un hombre
es el padre con sus hijos, el maestro frente a sus estudiantes, el amigo con
'sus amigos, etcétera. Por otra parte, ciertos individuos adoptan patrones
de conducta falsos y automáticos, mediante los cuales pretenden manipu-
lar y explotar a los demás de manera neurótica y autodestructiva. La psi-
cología social alude entonces a las máscaras y los roles falsos.
Shostrom sugiere que el estilo de vida de cualquier manipulador tiene
cuatro características fundamentales: engaña a los demás, tiene poca con-
ciencia de sus manipulaciones, controla a las demás personas y muestra ci-
nismo. Estas personas no utilizan sus conocimientos de modo constructi-
vo y son incapaces de ser felices, no disfrutan de la vida, ni perciben la
necesidad de algún desarrollo personal; además, su principal propósito
—no siempre consciente— es controlar a los demás y sacarles provecho me-
diante sus manipulaciones. Por ejemplo, algunos hombres y mujeres tra-
tan de impresionar a los demás con relatos interminables de sus logros y
proezas, otros exhiben —venga o no al caso— su pesimismo y derrotismo;
buscan ser controlados y se someten, de manera servil, ante cualquier au-
toridad. En muchos neuróticos es notoria su falta de interés por su traba-
jo, aunque éste les ofrece ventajas económicas y suficientes oportunidades
de crecimiento personal (Berne).
Varían mucho la intensidad y la frecuencia con que los individuos
utilizan roles de manipulación: algunos hombres y algunas mujeres se
identifican muy intensamente con ellos y están acostumbrados a usarlos.
Conviene distinguir dos alteraciones emocionales básicas que abarcan los
diferentes estilos de manipulación: algunas personas exageran tanto la
agresividad como los rasgos enérgicos y dominantes de su personalidad,
mientras que otras exageran sus lados débiles, sumisos y complacientes.
Shostrom describe ocho tipos fundamentales de manipulación neuró-
tica (ver la figura 6.1): el dictador, el débil, el calculador, el parásito, el ma-
LOS DISTINTOS ESTILOS DE MANIPULACIÓN + 95

4
4

Amor

Figura 6.1 Distintos estilos de manipulación. Las descripciones del círculo ex-
terno son neuróticas, mientras que las del círculo interno son adaptativas: así,
no es lo mismo el machismo que la franqueza.

cho, el "buenazo", el juez y el protector. Algunos de ellos exageran la fuer-


za (el dominio) y otros la debilidad (la sumisión); también la calidez (amor)
o la frialdad.
Los ocho tipos se agrupan en cuatro pares opuestos que se comple-
mentan entre sí mediante relaciones neuróticas de mutua codependencia.
De esta manera, el macho suele tener por pareja a una mujer demasiado bue-
na y sufrida, el dictador oprime a los débiles, los parásitos se aprovechan
del calculador (y viceversa), etcétera. A continuación presentamos una
breve descripción de los diferentes estilos de manipulación:
1. El dictador. Es el individuo que exagera su fuerza. Domina, da ór-
denes, establece reglamentos, espera que todos lo admiren y procu-
ra convertir a los demás en subordinados y víctimas por todos los
medios posibles. Algunas variantes son: los que se creen dioses, je-
fes máximos, padres o madres superiores, etcétera.
2. El débil. Generalmente es la víctima del dictador y pone en prácti-
ca un estilo de manipulación diametralmente distinto: es pasivo y
silencioso, tímido y masoquista. Entre sus variadas presentaciones
están el preocupón, el que siempre lleva las de perder, el retraído y
el confuso.
96 4- LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

3. El conquistador. Exagera el papel competitivo y muestra frialdad;


trata de ser más listo que cualquiera; engaña, miente y enreda con
palabras para controlar a los demás. Algunos subtipos incluyen al
vendedor fraudulento, al chantajista y al racionalizador narcisista.
4. El parásito. Utiliza una máscara opuesta a la del calculador y exage-
ra su docilidad y dependencia. Se trata de personas que desean ser
guiadas, protegidas y engañadas. Algunas formas sociales del parási-
to son el llorón, el niño perpetuo (incapaz de pensar por sí mismo),
el desamparado, la abandonada y la hipocondriaca.
5. El macho. Pretende controlar a los demás al exagerar su agresividad
sádica, su intransigencia, su crueldad y su falta de amabilidad; trata
de asustar mediante amenazas, humilla a los demás, es duro y odio-
so. Algunas variantes femeninas son la mujer regañona, la cínica, la
fatal y las villanas de las telenovelas.
6. El buenazo. Exagera su amabilidad, su cariño y su amor. Harta a los
demás con su amabilidad empalagosa. Algunas formas sociales son
el que trata de agradar a toda costa, el que no se involucra nunca
(evita pleitos), el manso, el virtuoso, el que está de acuerdo con to-
do el mundo y quien cree que todos lo quieren porque se rodea de
gente halagadora.
7. El juez. No confía en nadie, vive culpando a los demás, exagera sus
críticas, es resentido y tardo en perdonar y dice que los demás son
estúpidos y que solamente él piensa y tiene la razón. Algunas for-
mas de esta máscara son el culpígeno, el desconfiado, el resentido y
el vengativo.
8. El protector. Viste una máscara opuesta a la del juez: exagera su apo-
yo maternal y echa a perder a los demás porque los solapa y nunca
los juzga. Es demasiado compasivo, pero no permite que los demás
crezcan, sean fuertes y se hagan cargo de satisfacer sus propias ne-
cesidades. Algunas variantes del protector son el mártir, el que car-
ga sobre sus espaldas los sufrimientos de los demás, la mamá galli-
na y la enfermera (no la profesional, sino la mujer que escoge como
pareja al alcohólico, el depresivo, el débil, etcétera).
La principal razón para emplear las máscaras y los roles falsos es el miedo
que tenernos a involucrarnos en relaciones que representan intimidad y
compromiso afectivo: el cariño lleva consigo el riesgo de que nos conoz-
can a fondo —con todos nuestros defectos— y luego nos rechacen, por lo
cual nos sentiríamos lastimados. Este miedo también está relacionado con
LOS DISTINTOS ESTILOS DE MANIPULACIÓN + 97

la vida en las ciudades alienadas, mercantilistas y competitivas, en las que


resulta bastante difícil confiar en los demás.
Los manipuladores sienten que nadie los entiende, desconfían y no tie-
nen verdaderos amigos. A nadie le es fácil tener por amigo a alguien que
se identifica con una máscara rígida tras la cual oculta sus verdaderos sen-
timientos y emociones. A veces desearíamos conocer, tras las máscaras ma-
nipuladoras, a la verdadera persona que permanece oculta. Los roles falsos
descritos en líneas anteriores se pueden combinar: algunos individuos uti-
lizan más de uno de ellos. Las mujeres sumisas ante sus maridos son sádi-
cas con sus hijas, los machos son sumisos con sus jefes, etcétera.
El sistema de Leary y Shostrom ofrece una alternativa frente a las cla-
sificaciones psiquiátricas de la neurosis y la reformula con base en ciertos
patrones de conducta que distorsionan las relaciones interpersonales.
McLemore y Benjamin sugieren que la terminología de Leary es más clara y
popular y tiene aplicaciones psicoterapéuticas muy directas: el antídoto
para que cualquier persona salga de su estilo particular de manipulación es
que vaya desarrollando conductas complementarias, para llegar, poco a
poco, al sano equilibrio emocional y social de la personalidad. Por ejem-
plo: a una persona que vive quejándose, que —según dice— comete conti-
nuos errores y que siempre se justifica (utiliza máscaras débiles) le convie-
ne utilizar las técnicas del entrenamiento asertivo. Necesita mostrarse
optimista, evitar hablar de sus problemas e iniciar algunas actividades que
correspondan a sus intereses y que le proporcionen entusiasmo.
Existen numerosas técnicas de psicoterapia, individual o en grupo, di-
rigidas específicamente al manejo de los roles falsos y de las comunicacio-
nes manipuladoras (verbales y no verbales). Entre las señaladas por Shos-
tron está el maratón de terapia, en que un grupo de personas se reúne para
interactuar de modo continuo durante 24 o 30 horas, casi sin interrup-
ción, excepto para comer, dormir o ir al baño.
Este tipo de experiencias ayuda a las personas a conocerse mejor y eli-
mina algunos patrones de manipulación, cuando el terapeuta es compe-
tente y el grupo abierto. Entre otras funciones, él colabora para que los in-
dividuos reconozcan sus principales juegos de manipulación, ayuda a los
participantes a que permitan la salida de algunos aspectos ocultos y final-
mente procura integrar los diferentes aspectos de la personalidad.
Los demás miembros del grupo también ayudan, en mayor o menor
grado, mediante sus reacciones espontáneas. Cuando se trata de grupos de
parejas, es útil que una de las personas imite (e incluso exagere) los gestos,
el tono de voz y las expresiones que forman parte de algún rol manipula-
98 4- LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

torio de una pareja; luego, el otro miembro de la pareja hará lo mismo.


Mediante este tipo de juegos, muchos individuos caen en la cuenta, por
primera vez, de la falsedad e inutilidad de algunos comportamientos.
La persona que toma el papel de su pareja descubre que lo representa
muy bien, lo cual le entusiasma y parece divertido al grupo. De esta ma-
nera, algunas mujeres advierten que llevan dentro aspectos ocultos de su
propia masculinidad (su "animus"), por ejemplo: la inteligencia destacada
e incisiva que su pareja exhibe de modo manifiesto.
Otra de las estrategias consiste en pedir a alguna persona que imite a
otra del grupo. El imitador se coloca delante del otro, y se comporta co-
mo un espejo, copia todos sus gestos, la tensión y postura del cuerpo, la
expresión habitual de la cara, y repite cada movimiento de sus manos y ca-
da una de sus palabras. El individuo que es imitado tiene delante, ante su
vista, una continua imagen de sí mismo, lo cual puede resultar irritante,
porque lo confrontan con las apariencias falsas y artificiales que represen-
ta ante los demás. Eso es positivo porque muchos individuos creen, erró-
neamente, que su máscara es agradable y aceptable para todos.
También existen las técnicas de exageración, en las cuales pedimos a al-
guien que actúe su papel una y otra vez, por ejemplo: a una mujer que sue-
le contar sus enfermedades, más o menos imaginarías, le pedimos que las
narre una y otra vez ante el grupo. Como es natural, esto provoca enojo o
frustración. Tarde o temprano, los participantes le dicen que es tiempo de
que abandone ese juego inútil y molesto. Aunque ella pretende obtener
afecto mediante su manipulación, obtiene desprecio y un poco de lástima.
Por ello, es mejor que se atreva a ver lo positivo y alegre de la vida; puede
buscar tanto salud como fuerza en su propio interior.
Los neuróticos se repiten algunas razones absurdas y falsas que preten-
den justificar con el uso de sus máscaras. Cuando éstas son mostradas an-
te el grupo, aparecen los errores lógicos de esas opiniones tan subjetivas.
Así, la mujer que cuenta sus dolencias una y otra vez llega a creer que ése
es el único modo como puede obtener afecto de los demás, o incluso que
así propicia que los demás se alegren por su propia salud; sin embargo, al
confrontar esto con el grupo, los participantes y le hacen ver lo absurdo de
su proceder.
Asimismo, a algunas personas se les pide que representen ante los de-
más el papel opuesto al que aparenta su máscara. Por ejemplo, a una mu-
jer que tiene la voz demasiado controlada y dulce, acompañada de una
sonrisa demasiado falsa, se le pide que grite cada vez más, hasta que emer-
ge la agresividad acumulada detrás de esa apariencia de dulzura. Para sor-
LOS DISTINTOS ESTILOS DE MANIPULACIÓN + 99

presa de ella, es mucho más divertida y auténtica cuando se enoja que con
su cara de alegría artificial y vacía.
Cuando alguien se atreve a expresar los conflictos y sentimientos que
tenía bloqueados, otros miembros del grupo se conmueven, porque eso les
remueve recuerdos de situaciones parecidas. Cuando les toca pasar frente
al grupo, se encuentran más preparados para expresar de modo espontá-
neo sus verdaderas emociones. El terapeuta facilita las vivencias personales
e inicia experimentos y juegos grupales. Todo esto contribuye a descubrir
aspectos personales poco aparentes. Una vez que éstos emergen, los sigue
apoyando, para que puedan mantenerse en las interacciones sociales den-
tro y fuera del grupo. También procura que los nuevos rasgos y conductas
se incorporen e integren a la imagen corporal del individuo. Shostrom se-
ñala las siguientes formas de comunicación efectiva frente al grupo y du-
rante la psicoterapia individual:
1. Análisis interpersonal. El psicoterapeuta señala al individuo los pa-
trones y las conductas manipuladoras que utiliza en sus interven-
ciones ante el grupo, durante la terapia individual (transferencia) y
en su vida diaria.
2. Análisis de patrones de manipulación. Analiza verbalmente las creen-
cias, prejuicios y valores distorsionados que mantienen los patrones
de manipulación. También ayuda a la persona a que pueda encon-
trar nuevas actitudes y desarrolle otros valores —más auténticos— pa-
ra guiar su vida.
3. Reforzamiento. Apoya los comportamientos que son apropiados y
espontáneos dentro de un contexto social determinado; por otra
parte, censura los que son autodestructivos, agresivos, escapistas y
poco asertivos.
4. Autorevelación. El psicoterapeuta manifiesta a sus pacientes (y a los
miembros del grupo) algunos aspectos de su propia realidad emo-
cional y de su particular orientación ante la vida, para que otras per-
sonas del grupo se atrevan a hacer lo mismo.
5. Manejar el pasado. El terapeuta apoya a los participantes para que
recuerden y puedan revivir algunas experiencias negativas —situacio-
nes incompletas— de su pasado más o menos remoto. Junto con es-
to, colabora para que expresen las cargas emocionales congeladas
(depresión, resentimiento, etcétera) y así se liberen de ellas. Lo an-
terior les permite contemplar el presente con sano optimismo y re-
novada espontaneidad.
100 + LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS

La misión principal del coordinador de un grupo es crear las situaciones


más favorables (y llevar a cabo los ejercicios más efectivos) para facilitar el
crecimiento individual, familiar y social. Los demás participantes colabo-
ran de manera activa en estos procesos. Desde luego, el terapeuta necesita
estar relativamente libre de los patrones neuróticos que hemos explicado.
Así podrá presentar el ejemplo de su crecimiento personal ante las perso-
nas del grupo.
A el le corresponde, como especialista, proponer límites claros e inteli-
gentes, con el fin de evitar cualquier daño. Una persona demasiado pasiva
nunca tendrá éxito en el campo de la psicoterapia corporal. No ayuda a
nadie un coordinador que permanece inmóvil mientras alguien lastima (fí-
sica o psicológicamente) a otra persona del grupo, o la ataca de manera
exagerada, proyectiva e injusta.
Capítulo 7
Psicoterapia de los
pensamientos

Los humanos fabricamos representaciones de la realidad, y vamos guar-


dándolas en la memoria; para ello, contamos con dos sistemas comple-
mentarios: la inteligencia y la imaginación. La inteligencia incluye las
capacidades de análisis y síntesis y se manifiesta por el uso lógico del len-
guaje. El hemisferio izquierdo del cerebro fabrica y almacena las palabras:
mediante ellas procesamos e interpretamos la información que percibimos
del exterior y de nuestro interior.
Como dice Buda, construimos el mtindo con nuestros pensamientos;
además, las conversaciones internas nos ayudan a guiar nuestras conduc-
tas y nos advierten acerca de lo que juzgamos posible o imposible.
Desde niños, aprendemos a utilizar las palabras para señalar los obje-
tos que vemos, tocamos y oímos; más adelante, empleamos el lenguaje ver-
bal cuando deseamos algo. Las demás personas nos pueden entender con
facilidad cuando utilizamos correctamente las palabras. Los hombres y las
mujeres que tienen gusto por la lectura y conocen varios idiomas cuentan
con un vocabulario muy variado y poseen mayor riqueza intelectual y cul-
tural que otros individuos.
El nivel de inteligencia de cualquier persona no está fijado por com-
pleto en el momento en que nace. La inteligencia es un gran potencial he-
reditario que podemos continuar desarrollando, impulsados por la propia
curiosidad. Las ciudades nos ofrecen numerosas oportunidades para culti-
var la inteligencia, que van desde las universidades y los institutos hasta los
libros y el cine.
La mayoría de las pruebas (o tests) de inteligencia miden la capacidad
para entender el significado de las palabras. Es posible que usted eleve su
coeficiente intelectual hasta por 30 puntos. Basta con que fomente el hábi-
to de la lectura y de esta manera vaya enriqueciendo el vocabulario que em-
plea todos los días, tal vez con ayuda de un diccionario o una enciclopedia.
Según Maslow, la falta de curiosidad intelectual es uno de los trastornos
neuróticos más frecuentes de nuestro tiempo. Hay individuos que miran
101
102 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

pasivamente todo lo que acontece a su alrededor y consideran que los mis-


terios que les rodean son algo común, o simplemente los ignoran. Eso no
es natural, pues los niños sanos manifiestan gran interés por explorar de
modo activo (con sus manos, vista, oído, etcétera) lo que tienen a su alre-
dedor. Otras personas gastan su energía en sostener charlas insustanciales:
se vuelcan demasiado hacia fuera, pero desconocen lo que llevan en su in-
terior.
Para ser creativos y hacer las cosas bien, nos conviene evitar las dis-
tracciones inútiles y concentrarnos en lo que hacemos; también necesi-
tamos descartar las opiniones rígidas para dar paso a ideas más abiertas y
tecnologías más actualizadas. Por lo común, las personas que se han dedi-
cado a cultivar su inteligencia tienen mejores oportunidades de trabajo.
Muchos de ellos alcanzan niveles de felicidad personal más elevados. Cada
persona es única y diferente de las demás por los conocimientos y expe-
riencias que ha almacenado en su cerebro —y el modo como los utiliza.

Funciones de la inteligencia

El término técnico inteligencia es muy general y engloba un variado con-


junto de funciones: habilidad numérica, inteligencia abstracta, capacidad
lógica, inteligencia mecánica, aptitud musical, capacidad para manipular
objetos en el espacio, facilidad para realizar tareas de tipo mecanográfico y
computacional, etcétera. Cada hombre o mujer emplea mejor algunas de
esas habilidades. La más conocida es la capacidad para razonar de manera
lógica por medio del lenguaje verbal.
Mediante las palabras, comunicamos a los demás nuestras ideas, de-
seos, sentimientos, intenciones y fantasías. Un lenguaje claro y bien razo-
nado evita muchos malentendidos y contribuye a mejorar las relaciones
humanas. Además del lenguaje externo, fabricamos diálogos interiores que
interpretan (de modo privado) la información que proviene de fuera.
También nos damos instrucciones verbales que sirven para iniciar, guiar y
evaluar las propias conductas. La mayor parte de los diálogos internos
queda fuera de la atención consciente.
Al fabricar alguna idea, activamos la palabra correspondiente, aunque
muchas veces no nos damos cuenta de esto. La inteligencia elabora conti-
nuas opiniones y juicios acerca de lo que sucede dentro y fuera de nos-
otros. La parte esencial de cualquier juicio es la afirmación o negación de
algo. con base en los conocimientos que tenemos de la realidad. Muchos
FUNCIONES DE LA INTELIGENCIA + 103

de nuestros juicios resultan estridentes y falsos porque se apoyan en ob-


servaciones ilusorias e incompletas, o están demasiado cargados de senti-
mientos.
La deducción utiliza ciertas premisas universales (o al menos más ge-
nerales) para llegar a una conclusión particular. El novelesco detective
Sherlock Holmes era genial por sus deducciones: sabía, con certeza, que
alguien había estado en la India porque su piel tenía color parecido al de
los ingleses que regresaban de ese país, porque así lo sugería el acento, por
el empleo de ciertas expresiones, etcétera. A veces, las conclusiones que fa-
bricamos son erróneas, pues las premisas en las cuales se basan también lo
son o no tienen relación entre sí (no guardan ninguna ilación lógica).
El segundo tipo de raciocinio es la inducción, que llega a juicios gene-
rales a partir de muchas observaciones particulares. Un ejemplo es la ley de
la gravedad, según la cual afirmamos que cualquier objeto pesado cae debi-
do a que es atraído por una masa de mayor peso. Elaboramos generaliza-
ciones de manera continua; sin embargo, las que están demasiado teñidas
de emociones o se basan en datos escasos e incompletos suelen ser exage-
radas y poco realistas. Por ejemplo, en el cuento del elefante que trataron
de describir unos ciegos: al que le tocó la cola concluyó, falsamente, que
era como una cuerda, otro creyó que era como una pared porque tocó su
costado, etcétera.
Lo que significan nuestras palabras es un aspecto muy importante de
la comunicación humana. La otra parte del mensaje —la comunicación no
verbal— comprende las expresiones del rostro, los ademanes, la postura del
cuerpo y las inflexiones de la voz. El conocimiento preciso de lo que sien-
te y desea la otra persona requiere que prestemos suficiente atención a es-
tos dos estilos de comunicación.
A menudo observamos discrepancias entre lo que la persona dice con
sus palabras y lo que grita con todo el cuerpo. Por ejemplo, un joven ex-
presa que ha aceptado casarse dentro de seis meses, según la petición de su
novia; sin embargo, su cara de aburrimiento y su mirada ausente, junto
con sus gestos lentos y su postura colapsada, demuestran —sin lugar a du-
das— que esa idea no le entusiasma para nada.
La verdad es que siente temor de ofenderla, porque tuvo relaciones
sexuales con ella y llevan tres años de novios. Se repite una y otra vez que
ésa es "su obligación". Finalmente, cuando puede examinar sus sentimien-
tos, se da cuenta de que no está enamorado de esa joven. Lo que realmente
desea es no perder su libertad.
104 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

Manejo de los pensamientos neuróticos

Las frases negativas y acusatorias que algunos se repiten sin cesar provocan
serios desequilibrios emocionales acompañados de molestos síntomas
psicosomáticos. Las terapias conductuales que modifican el pensamiento
corrigen los errores del juicio y del raciocinio: logran resultados muy efi-
caces contra la depresión en unas cuantas semanas y sirven para eliminar car-
gas emocionales negativas, como la angustia y el resentimiento. Estos ma-
lestares impulsan a muchas personas hacia conductas impulsivas, por
ejemplo: abuso del alcohol y las drogas.
La terapia racional-emotiva de Ellis propone un esquema de ABC para
explicar cómo funciona el control del pensamiento. Según esto: A es la ex-
periencia desmoralizante, B es el sistema de pensamientos y creencias fal-
sas, y C son las consecuencias emocionales negativas que brotan de los pen-
samientos alterados. Por ejemplo, (A) el empleado llega cansado de su
trabajo y no saluda con amabilidad a su pareja, sino que responde distraí-
do o malhumorado ante su bienvenida. Con esto, la mujer se dice a sí mis-
ma (B) que no vale nada, que ya no es atractiva porque ha subido de peso,
que su marido ya no la quiere, que lo más probable es que tenga una
amante, etcétera. Con todo esto, luego se siente (c) malhumorada, recha-
zada y deprimida.
La carga emocional (c) disminuye a medida que esa mujer aprende a
no dejarse llevar por sus pensamientos negativos (B). En efecto, ella puede
pensar impulsivamente que es terrible ser rechazada por su marido, que
eso es horrible, espantoso e insoportable, que sus padres la consintieron
mucho cuando era niña, que eso es el verdadero amor, etcétera. Por el con-
trario, si se detiene a pensar de nuevo (paso D), comprenderá que sólo ha
sido rechazada, aunque tal vez sin intención deliberada (nueva compren-
sión, E).
Lo anterior es lamentable y doloroso, pero no llega a ser horrible ni es-
pantoso; duele, pero no es obstáculo para seguir viviendo ni para olvidar
y perdonar. No existe ninguna prueba lógica de que ese incidente, relati-
vamente trivial, sea algo tan terrible e insoportable. Es sólo una parte de
la vida que le toca vivir a ella y a la mayoría de la gente que habita en las
ciudades. Quienes nos rodean están a veces de buen humor, mientras que
otros se dejan llevar por su neurosis y nos lastiman.
Si esa mujer estuviera a punto de divorciarse o tuviera que ser operada
por alguna enfermedad, tampoco eso sería algo horrible ni espantoso. De
MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS 4. 105

modo realista, tendría que considerar las alternativas de acción mejores y


más prácticas, en vez de paralizar su inteligencia y espantarse por lo que le
sucede. También le ayudaría buscar el apoyo y los consejos de sus familia-
res y amigos, en particular de los que son buenos consejeros. Por otra par-
te, si está demasiado angustiada o deprimida, le convendría buscar la ayu-
da de un psicoterapeuta competente.
Sin darse mucha cuenta, los pacientes distorsionan sus percepciones y
elaboran conclusiones falsas. Algunos de ellos utilizan maneras de pensar
poco lógicas (muestran errores cognitivos): se aferran a ellos, a pesar de las
sólidas evidencias que los contradicen. Más en particular, las personas de-
presivas acostumbran hacer juicios erróneos y generalizaciones arbitrarias,
por ejemplo: "Nadie me quiere, todo me sale mal, no sirvo para nada, soy
mala madre, etcétera". Asimismo, algunos pacientes supersticiosos "pien-
san" que si se les ocurre algo negativo, esto sucederá sin remedio, porque
lo "jalan". Falsamente suponen que tienen poderes cósmicos fuera de lo
común.
Las terapias cognoscitivas someten los errores del pensamiento a la au-
tocrítica y a la reflexión, para sustituirlos por otros modos de pensar más
lógicos, realistas y positivos. Beck y sus colaboradores proponen un méto-
do sistemático con el fin de modificar las fallas del pensamiento: distin-
guen cinco tipos de errores para que las personas puedan analizar, con ayu-
da del psicoterapeuta, las frases distorsionadas que fabrican a propósito de
los acontecimientos ordinarios:
1. Inferencia arbitraria. Es el juego de llegar a conclusiones rápidas sin
mucho pensar. No hay suficiente evidencia que las apoye e incluso
existe evidencia observable que contradice esas conclusiones, por
ejemplo: un estudiante está leyendo un libro y pasa uno de sus
maestros y le pregunta qué lee y si lo encuentra interesante. El estu-
diante se desanima, porque concluye —falsamente— que su profesor
se está burlando de él, opina que es un flojo al que nada le interesa,
que no tiene mucha inteligencia para entender el libro, ni para en-
contrarlo interesante, y así por el estilo.
2. Abstracción selectiva. La atención se fija en un detalle y el juicio que-
da fuera de contexto. No se puede ver el bosque porque lo tapa un
árbol: se eliminan aspectos importantes de una situación compleja,
por lo cual las conclusiones son demasiado absurdas. Por ejemplo: una
señora de sociedad hace su mejor pastel para una elegante fiesta. Los
invitados lo comen con gusto y la felicitan; sin embargo, alguno co-
106 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

menta que le puso poca azúcar. Ante ello, la señora se dice que su
pastel (y toda la fiesta) fue un fracaso total, que no le agradó a na-
die. Mintieron los que le dijeron frases amables, porque sólo pre-
tenden, aunque inútilmente, que ella no se sienta mal.
3. Generalizar demasiado. Llegamos a una conclusión basada en un so-
lo incidente y que es errónea por eso mismo. Como dice el refrán,
una golondrina no hace verano, por ejemplo: un empleado es muy
cumplido y puntual, pero un día se le descompone su auto y llega
tarde a su trabajo. El supervisor le llama la atención. En vista de es-
to, el empleado se repite que es un fracasado, que todo lo hace mal,
que nada le sale bien, que sus jefes le han perdido la confianza, que
todos lo desprecian, etcétera.
4. Exagerar y minimizar. Las propias conductas se evalúan de modo tan
inexacto y distorsionado, que sólo podemos ver los aspectos negati-
vos. Por ejemplo: un individuo está pintando una habitación y derra-
ma accidentalmente unas gotas de pintura en una de las puertas.
Piensa que la echó todo a perder, que es sucio y descuidado y que es
un desastre (exagera). Cuando su jefe le dice que es un buen emplea-
do y que hace un buen trabajo, él se dice a sí mismo que esa vez tu-
vo suerte, que no merece cumplidos, que no suele ser tan bueno y
que todo lo hace mal (minimiza).
5. Uso de términos inexactos. Se utilizan términos falseados e inapropia-
dos que no corresponden ni explican bien un evento específico. Los
sentimientos negativos que experimenta entonces la persona se de-
ben a los juicios erróneos que fabrica, y no tanto a lo que sucedió en
realidad. Por ejemplo, una madre le pega a su hijo pequeño y luego
se siente culpable. Se repite que es una mala madre, que su hijo ya
no va a quererla nunca, que ella no sabe educar a sus hijos, que les
ha causado un daño irreparable y que de grandes van a ser "unos
acomplejados" por su culpa. En realidad, ella perdió el control, pe-
ro a su hijo ya se le olvidó.
Asimismo, podemos encontrar explicaciones alternativas, más lógicas y
que no son arbitrarias ni depresivas. Reconsideremos el primer ejemplo: el
estudiante opina que el profesor hizo un comentario de paso, sin ninguna
intención de molestarlo; se trata de una persona que por lo general no se
burla ni hiere a sus alumnos. Por su parte, ese joven es empeñoso y casi
siempre obtiene buenas calificaciones, entiende lo que lee sin demasiado
esfuerzo, pero ahora se encuentra algo irritable y deprimido; por eso, sus
EL MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS + 107

primeras conclusiones fueron pesimistas y exageradas. Y así por el estilo en


los demás ejemplos.
Los autores mencionados diseñaron las técnicas de la doble y la triple
columna a fin de que cualquier persona aprenda a corregir los errores ló-
gicos de su pensamiento. El terapeuta explica al paciente (durante la pri-
mera entrevista) los principios básicos de la psicoterapia cognoscitiva y
luego le pide que utilice pequeñas hojas de papel con el fin de llevar, du-
rante algunas semanas, un registro diario de sus pensamientos negativos.
A continuación explicamos estas técnicas, que cualquier persona puede
emplear.
Al principio, el paciente aprende la técnica de las dos columnas. Traza
una raya vertical en una hoja de papel y la divide en dos lados. El lado iz-
quierdo sirve para anotar, de manera abreviada, las situaciones y los even-
tos ante los que la persona se siente molesta o deprimida; además, se le pi-
de que vaya observando los pensamientos (y las fantasías) que brotan de
modo espontáneo y automático, ante las circunstancias. Estos datos se
anotan en la columna de la derecha. El cuadro 7.1 ilustra la forma de lle-
var un registro con dos columnas.
Todos los días, antes de acostarse, la persona hace una suma de las ano-
taciones de la columna derecha; también anota el estado de ánimo que

Interpretación
Acontecimientos Pensamientos
alternativa

1. Mi jefe no me saludó Todos me rechazan El jefe estaba muy ocupado


(sobregeneral ización) y no me vio

2. El jefe me preguntó Cree que soy una No tuvo la intención de


donde estaba un descuidada (interferencia molestarme, estima mi
documento arbitraria) trabajo

Cuadro 7.1 Ejemplo del modo como una secretaria lleva el registro diario de
tres columnas. En la segunda columna anota el tipo de error lógico que come-
te. En la tercera, anota una interpretación alternativa más racional y menos de-
presiva o resentida.
108 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

prevaleció en ese día, utilizando uno de los siguientes términos: muy ale-
gre, medianamente alegre, un poco alegre, ni alegre ni triste, un poco
deprimido, medianamente deprimido y muy deprimido. Otras personas
pueden llevar un registro similar respecto a la tensión: muy tenso... (o a
la irritación). En otro papel trazan una gráfica semanal, basada en el total
diario de las anotaciones, con el objeto de percibir los cambios que
ocurren de día en día.
En la segunda sesión, una semana más tarde, el terapeuta hace una eva-
luación de los registros diarios y de la gráfica semanal. El paciente nota que
sus pensamientos negativos automáticos y su atención selectiva a los even-
tos negativos favorecen el desánimo o la irritación. El psicoterapeuta le ex-
plica los tipos de errores cognoscitivos y los ilustra con algunos ejemplos
de los registros. Procura que sus comentarios tengan como base el respeto
y la sincera comprensión hacia sus pacientes.
En esa sesión y en las siguientes, el terapeuta señala cuáles son las fallas
lógicas que el paciente comete con mayor frecuencia. Cuando lo juzga
oportuno, instruye al paciente para que añada en la segunda columna, al
terminar el día, el tipo de error lógico en que ha incurrido (inferencia ar-
bitraria, etcétera).
Durante la segunda y tercera sesiones, el paciente aprende a examinar,
junto con su terapeuta, la evidencia que existe en pro y en contra de cada
pensamiento poco lógico y angustiante; además, señala la tendencia a fi-
jarse solamente en ciertos aspectos negativos de la vida diaria. Para corre-
gir las fallas, se le proponen dos estrategias: a) es conveniente distinguir
bien las ideas (las frases que uno fabrica) de los hechos reales, pues la me-
ra circunstancia de fabricar frases (pensar algo) no las convierte en algo
cierto, ni en algo real, y b) a veces conviene volver a examinar las observa-
ciones iniciales que uno hizo a propósito de ciertas circunstancias, con el
propósito de llegar a conclusiones alternativas menos drásticas, angustian-
tes y deprimentes.
En la cuarta sesión, el paciente utiliza la técnica de la triple columna.
Además de las anotaciones que hacía con anterioridad, escribe brevemen-
te, en la tercera columna, a la derecha, una interpretación alternativa (más
razonable y optimista) que también puede dar ante las circunstancias que
a primera vista le parecieron demasiado insoportables, catastróficas e irri-
tantes. El mismo cuadro 7.1 contiene un ejemplo del modo de llevar este
registro diario en una pequeña hoja de papel.
Conviene aplicar la técnica de la triple columna durante seis semanas,
más o menos, y podemos combinarla con otros procedimientos que ayu-
EL MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS + 109

dan a mejorar el estado de ánimo, por ejemplo: iniciar algunas actividades


gratas. Las investigaciones demuestran que las personas salen de sus de-
presiones y mejoran su estado de ánimo a medida que van aprendiendo a
controlar sus errores cognitivos mediante las técnicas descritas en líneas
anteriores.
Cuando explicamos los diálogos distorsionados y logramos cambiarlos
por otros (menos radicales, acusatorios, negativos, prejuiciosos e ilógicos),
establecemos una cuña o mediación en una serie de respuestas que antes
eran automáticas. Otra ventaja de llevar los registros por escrito es que el
individuo puede identificar más fácilmente los temas repetitivos (premisas
y creencias falsas, así como esquemas cognitivos distorsionados) que con-
tribuyen a desanimarlo con mayor frecuencia, en su caso particular.
Las creencias racionales se fundamentan en la lógica científica, en la
constancia de las leyes naturales y en el conocimiento adecuado de las per-
sonas; suponen el estudio y el cálculo correcto de las probabilidades de
éxito o fracaso que rodean algún proyecto concreto. Las creencias irracio-
nales carecen de esos fundamentos, les falta claridad y nos llenan de du-
das. Por esa razón, causan muchos malestares emocionales. Nos corroen
internamente y pueden llegar a enfermarnos.
Ellis recomienda a los pacientes que examinen con cuidado y anoten
sus temas repetitivos irracionales, los cuales se encuentran a raíz de las
afirmaciones, fantasías y premisas falsas que les originan síntomas y ma-
lestares. En cuanto alguna persona cambia sus creencias extremosas por
otras más flexibles, desaparecen sus síntomas y la terapia tiene éxito.
Aunque es muy agradable contar con la aprobación de la gente, aun sin
esto conviene que uno se acepte a sí mismo, no se devalúe y procure estar
alegre. Es satisfactorio hacer bien las cosas, pero nadie es perfecto: los hu-
manos nos equivocamos a veces.
Por más que el paciente la busque, no hay ninguna evidencia lógica que
apoye las creencias irracionales. Cuando alguien aprende a desecharlas, des-
pués de un análisis cuidadoso, ya no se siente tan presionado, ansioso, hos-
til o deprimido. A medida que elimina este tipo de ideas, reduce el im-
pacto de sus emociones negativas y sustituye los sentimientos demasiado
estridentes por otros que corresponden mejor a las circunstancias reales.
Por ejemplo, ante la pérdida del empleo, ya no se repite que esto es una
tragedia irreparable y que él es un fracasado. En vez de abandonarse a la
depresión, procura estar solamente un poco molesto y algo triste; además,
se activa y utiliza su inteligencia y su tiempo para moverse, buscando otro
empleo mejor que el anterior.
110 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

La base de cualquier mejoría personal es la confianza en uno mismo:


el paciente aprende a aceptarse tal cual es, aunque actúe mal o bien, me-
rezca o no la aceptación de la gente. Se acepta a sí mismo mediante una
sencilla elección personal. No es necesaria ninguna razón especial para
ello: valgo (o soy bueno) sencillamente porque estoy vivo. Mi bondad es
la condición de ser viviente, nada más.
Lo anterior ofrece una salida racional y positiva a las personas que di-
cen: "Soy bueno porque hago cosas buenas" y "soy malo porque tengo ta-
les o cuales defectos o hice tales o cuales cosas malas". En el fondo, quie-
nes tienen el hábito de calificarse intentan probar que son mejores o que
valen más que cualquiera. Cuando piensan que los demás se burlan de
ellos y los critican, se enojan y desmoralizan. Por otra parte, también se
culpan, irritan y juzgan porque suponen que debieron hacer algo de ma-
nera mucho mejor.
En un clima de comprensión y optimismo, los psicoterapeutas cogni-
tivos utilizan el diálogo abierto, a la manera socrática, utilizando pregun-
tas y respuestas, para contrarrestar las creencias falsas de los pacientes
mediante el análisis racional. Les ofrecen información tranquilizante y ob-
jetiva, los educan en el pensamiento flexible, cuestionan activamente sus
afirmaciones poco lógicas, les asignan tareas, etcétera. Los grupos de tera-
pia ofrecen oportunidades similares, pues los participantes cuestionan y
debaten con libertad las opiniones demasiado radicales que expresan algunos.
Como punto de partida, es importante que el paciente comparta con
su terapeuta la creencia de que sus trastornos emocionales y sus conductas
desajustadas y nocivas son reflejo de su adherencia ciega a algunas creen-
cias que le conviene cambiar. Por ejemplo, resulta falso y exagerado que
una mujer divorciada piense que ya no es atractiva, que es pecadora, que da-
ña a sus hijos, que todos los hombres son malos, etcétera.
Con esas creencias tan distorsionadas, es predecible que esa mujer re-
accione de modo angustioso, hostil y defensivo ante cualquier persona del
sexo opuesto que manifieste algún interés en conocerla o le diga que la en-
cuentra atractiva.
A continuación mencionamos algunas creencias falsas, extremistas y
depresivas. La persona que mantiene y se repite alguna de ellas (y otras pa-
recidas) podrá discutirlas con algún amigo o con su psicoterapeuta:
Debo procurar que todos me quieran siempre; tengo que ser perfecto y
no debo equivocarme nunca; si paso de los 30, 35, 40, 45, 50 años, etcé-
tera, ya no tendré ningún atractivo; soy un fracasado porque me pasó tal
EL MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS 4- 111

o cual cosa; yo no valgo nada o la vida no vale nada; la soledad es algo


terrible y espantoso; tengo tal defecto físico o limitación y por eso nadie
me quiere; de niño mis padres me "traumaron" (lastimaron) y por eso me
va a ir mal siempre; si sufro por los demás, les va a ir bien a ellos; vales
tanto cuanto tienes (dinero y posesiones); si me enojo será algo terrible; tal
acción es un pecado que merece el infierno. No sirvo para tomar ninguna
responsabilidad; mi destino está escrito y no puedo hacer nada al res-
pecto; hay que vivir solamente para descansar y gozar; la corrupción so-
mos todos; las personas deben hacer lo que quiero; si hago tal cosa, Dios
me va a castigar; el amor es una entrega absoluta y un sacrificio continuo;
el suicidio es la única salida; debo cuidar siempre de los demás sin esperar
nada para mí; los demás deben apoyarme siempre; tengo mala suerte; si
me va bien, luego me va a ir muy mal; puedo resolver siempre mis pro-
blemas y no necesito la ayuda de nadie; si pienso que alguien va a morir,
eso sucederá; voy a ser feliz en cuanto me case, termine mis estudios,
compre casa, tenga hijos, etcétera.
Pasando a otro tema, los individuos ansiosos y tensos generan —de mo-
do obsesivo— pensamientos autodenigrantes muy falsos. Junto con algunas
técnicas de relajación, necesitan aprender a silenciar el torrente de frases
internas improductivas e ilógicas que contribuyen a enfermarlos. La téc-
nica de detener el pensamiento también resulta muy útil para las personas
que reaccionan ante los estímulos del exterior generando palabrería auto-
mática depresiva.
El tratamiento que diseñaron Rimm y Masters para frenar los pensa-
mientos indeseables tiene cuatro etapas. Al principio, el terapeuta da ins-
trucciones al paciente para que exprese en voz alta sus pensamientos de-
presivos o indeseables. Mientras esto sucede, de súbito interrumpe su
relato al gritarle la palabra "¡alto!"
Lo anterior se repite varias veces. En la segunda etapa se pide al pa-
ciente (sentado en un sillón cómodo) que levante la mano cuando ocurran
los pensamientos problemáticos y que debe permanecer siempre en silen-
cio. Cada vez que haga la señal de un pensamiento negativo, el terapeuta
le gritará: "¡alto!" Cada sesión dura media hora, aproximadamente.
En la tercera etapa se pide al individuo que se diga, con voz audible, la
palabra ¡alto!, cada vez que tenga un pensamiento que lo altere emocio-
nalmente; fuera de esto, permanecerá en silencio. Se le indica que debe
acallar sus pensamientos negativos del mismo modo, si es que regresan. Fi-
nalmente, en la última fase, el individuo deberá decirse en su interior ¡al-
112 4- PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

to!, en cuanto se dé cuenta de que regresa alguno de los pensamientos que


lo alteran emocionalmente.
Para que eso tenga mayor efectividad, es indispensable llevar un regis-
tro diario de las veces que utilizamos la técnica de detener el pensamien-
to. Basta con llevar una pequeña hoja de papel en la cual apuntamos una
rayita cada vez que detiene el pensamiento. Al final del día hacemos la su-
ma del total y preparamos luego la hojita del día siguiente. Con los tota-
les diarios, conviene elaborar una gráfica semanal, que muestre la dismi-
nución gradual de los pensamientos negativos.
El registro diario y la gráfica se llevan durante cinco o seis semanas. Así
se eliminan, de modo radical y a corto plazo, la mayoría de las preocupa-
ciones de tipo obsesivo. Se puede retomar la última etapa de la técnica en
alguna otra ocasión, si acaso esto vuelve a ser necesario.
Muchos individuos se dicen espontáneamente: "ya basta", "cálmate",
"tranquilo" y otras frases parecidas, con el fin de frenar el torrente de pen-
samientos emocionales falsos que les estorba la visión clara en un mo-
mento dado.
Es muy conveniente frenar los pensamientos negativos; sin embargo,
para guiar y evaluar mejor nuestras acciones, resulta indispensable que nos
repitamos frases positivas, por ejemplo: "cumplo bien con mi trabajo",
"soy un padre responsable", "soy una pareja cariñosa'', etcétera. De esta
manera nos animaremos y nos levantaremos el ánimo cuando nos haya-
mos esforzado. La verdad es que a cada uno de nosotros corresponde ser
su mejor amigo.
La intención paradójica es otra técnica terapéutica que puede ayudar
en el caso de pensamientos obsesivos y de algunas fobias. Cuando el pa-
ciente lucha sin éxito contra algo, el terapeuta le da instrucciones para que
se deje caer en el abismo y trate de intensificar al máximo los síntomas
que le molestan. Para sorpresa del paciente, sus molestias desaparecen. Es-
ta técnica permite al paciente reírse un poco del síntoma, perderle el mie-
do y recuperar el control. Por ejemplo, al que tartamudea se le instruye pa-
ra que aumente deliberadamente su tartamudez; al que tiene un tic se le
pide que lo practique a diario, en varias sesiones de 15 minutos cada una;
el que está obsesionado por la muerte puede dedicarse a asistir a velorios
en una funeraria; al que le sudan las manos se le pide que haga todo lo po-
sible por que le suden más, etcétera.
PRÁCTICA DEL PENSAMIENTO RELATIVO + 113

Práctica del pensamiento relativo

Según Gurdijeff (en Ouspensky), los pensamientos que las personas con-
sideran más propios son en realidad frases que tomaron de cualquier par-
te y copiaron tal cual, sin ningún cuestionamiento. Muchos rasgos neuró-
ticos están sustentados en falsas creencias, ideologías fanáticas y fantasías
distorsionadas que nos empeñamos en mantener sin cambio, a pesar de
que nos enferman y no tienen fundamento en la realidad. La psicoterapia
psicocorporal, individual y en grupo está empeñada en eliminar los pen-
samientos tóxicos.
Ciertas frases negativas, aceptadas sin cuestionamiento durante la ni-
ñez, quedan ligadas a la propia imagen corporal y forman parte de los diá-
logos destructivos que las personas repiten sin cesar. Algunas son maldi-
ciones a largo plazo, que pueden paralizar a la persona en el momento
menos oportuno, por ejemplo: un padre dice a su hija que busca acostar-
se con cualquiera porque "es una perdida", antes de que ella pueda imagi-
nar siquiera las relaciones sexuales. Le hace sentir que el sexo es malo y
sucio. Ella nunca intenta, durante la adolescencia, ningún acercamiento
sexual directo.
Sin embargo, cuando llega el momento de la primera relación sexual,
incluso si está refrendada por la aprobación de sus padres y por las ceremo-
nias religiosas, va a sentirse aterrorizada, disgustada, culpable y confusa, a
la vez que va a repetirse que el sexo es sucio y que ella es una perdida. Pa-
ra salir de las ideas destructivas y de las profecías condenatorias impuestas
por sus padres, necesita una buena pareja y en algunos casos una psicote-
rapia.
Es típico que las personas angustiadas, depresivas o resentidas utilicen
frases exageradas y categorías opuestas de modo habitual: todo es malo o
bueno, pero lo malo les sucede siempre a ellos. Las personas son buenas
o malas, pero la mayoría son malas; siempre hay una razón para todo (y
ellas la tienen siempre); cualquier cosa tiene que ser verdadera o falsa, pe-
ro abundan las mentiras.
No es objetivo afirmar que el divorcio, el aborto o la homosexualidad
son un delito, una tragedia o un pecado grave por el cual se merece el in-
fierno. Estos juicios, cargados de emoción destructiva, nos dicen mucho
acerca de la cultura, la educación, la clase social y los miedos de quien los
fabrica, pero no nos dicen nada acerca de los motivos que tienen los de-
más para obrar de esas maneras. La simple verdad es que algunas personas
1
114 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS

toman decisiones y adoptan costumbres que a otras les parecen indebidas


e inexplicables. Algunas personas abusivas intentan someter a los demás
mediante el terror a cosas que no existen. A algunos niños les dicen que se
los va a llevar "el coco" o "que se les metió el diablo".
Una meta importante de las terapias cognoscitivas es hacer flexible y
relativo el pensamiento de los pacientes. En un clima tranquilo y aceptan-
te, permisivo sin solemnidad, con buen humor y tal vez con un poco de
ironía fina, el terapeuta ayuda a cada individuo para que vaya cambiando
sus afirmaciones demasiado radicales y extremosas por otras más realistas.
Éstas tienen en cuenta los verdaderos deseos y sentimientos, igual que las
circunstancias y las relaciones humanas que la vida le ofrece.
En la mayoría de las personas no está dañada su capacidad lógica, de
modo que pueden echar una segunda mirada a sus diálogos internos para
analizarlos, o cambiar sus opiniones iniciales debido a la información adi-
cional que reciben del exterior, aunque sus valores más profundos perma-
necen inalterados. Las opiniones de otras personas ayudan a complemen-
tar y mejorar las propias. Cuando alguien se atreve a manifestar algún
punto de vista diferente del nuestro, no siempre nos ataca de manera
personal.
Después de abandonar la lógica lineal demasiado rígida, el pensamien-
to puede buscar explicaciones tentativas en varias direcciones, como en
una tormenta de ideas. Algunas situaciones nos rompen los esquemas y
nos obligan a cambiar los antiguos modos de pensar. A medida que nues-
tros pensamientos son menos rígidos y nuestra vida emocional más es-
pontánea, somos más tolerantes con los puntos de vista y las conductas de
los demás. Somos capaces de escuchar con la mente y el corazón abiertos,
sin censuras ni prejuicios.
Los humanos podemos generar frases nuevas, de instante en instante,
a partir de la nueva información que recibimos del exterior y del interior
de nuestro organismo. El pensamiento libre es positivo y creativo y se ex-
presa mediante opiniones variadas, matizadas, espontáneas, ajenas a un
radicalismo extremo. A partir de la información que tenemos, podemos
suponer que un negocio es muy ventajoso; sin embargo, en vista de nue-
vos datos, estamos seguros, de manera razonable y correcta, de que esa in-
versión es demasiado peligrosa.
Tampoco conviene definirnos mediante frases agresivas y radicales (ni
hacerlo con las demás personas). Somos inteligentes a veces, pero también
tenemos momentos de estupidez. A ratos nos sentimos tensos y agresivos,
mientras que en otras ocasiones somos tiernos y estamos conmovidos.
PRÁCTICA DEL PENSAMIENTO RELATIVO + 115

Contamos con niveles cambiantes de energía emocional e impulsiva, te-


nemos diferentes necesidades, fabricamos pensamientos originales, elegi-
mos nuevos rumbos, etcétera.
La liberación intelectual no siempre es el camino más directo para eli-
minar los bloqueos emocionales e impulsivos. Cuando niños, algunos fue-
ron adoctrinados en puntos de vista demasiado tradicionales. Al contacto
con los amigos y maestros, después fueron capaces de adoptar otros mo-
dos de pensar más flexibles y adecuados a sus circunstancias.
Sin embargo, en muchos de ellos persisten las tensiones habituales del
cuerpo (armadura de la personalidad) y los condicionamientos viscerales
adversos, por lo cual siguen experimentando vacíos, angustias, depresio-
nes, dolores e incertidumbres inexplicables. Para eliminar los pensamien-
tos obsesivos y lograr mayor espontaneidad emocional es recomendable
que recurran a un psicoterapeuta corporal bien calificado.
Capítulo 8
Cultivo de la imaginación creativa

Desde la infancia, vamos incorporando aspectos muy variados del uni-


verso que nos rodea, mediante símbolos y diseños cerebrales. Según Pia-
get, los juegos de los niños y las niñas tienen la finalidad de desarrollar su
imaginación creativa: constituyen una preparación anticipada —imitativa—
de los roles y actividades que desempeñarán cuando sean adultos. Sus jue-
gos les permiten adaptarse mejor a las circunstancias de su realidad exter-
na; también sirven para entender mejor y asimilar emocionalmente las
experiencias cotidianas.
El niño o la niña a quien su grupo adjudica el primer lugar por sus ideas
extravagantes y hacer más travesuras puede ser el que tiene la imaginación
más creativa (Singer). Los jóvenes imaginativos ven contradicciones y ex-
cepciones en lo que afirman sus maestros; tienen salidas sorprendentes; en
sus dibujos y cuentos, tan creativos y fuera de lo común, revelan un estilo
distintivo muy personal, y por medio de sus fantasías intuitivas ensayan las
posibles consecuencias de sus conductas, antes de iniciarlas.
La mayoría de las elecciones laborales y ocupacionales de los adultos
fueron al principio meras fantasías adolescentes. Cuando sueñan despier-
tos, los temas preferidos por los adolescentes de ambos sexos son el ena-
moramiento, las relaciones sexuales y el éxito personal. En las fantasías
románticas de los jóvenes ocupan un lugar importante las canciones, las pe-
lículas y los videos con los artistas que están de moda.
Las fantasías reflejan nuestros deseos, intenciones, frustraciones y con-
flictos. Cuando las observamos cuidadosamente, comprendemos lo que
necesitamos hacer para vivir más felices. La imaginación es una facultad
distinta de la inteligencia verbal. Las imágenes que fabricamos mediante el
hemisferio derecho del cerebro son una contrapartida interna que acom-
paña a todas nuestras percepciones y guardan semejanza con la realidad ex-
terna, como los videos y las grabaciones de sonido.
Fabricamos fantasías (al ritmo de 600 imágenes por hora) para acom-
pañar las actividades ordinarias. La mayoría de ellas no tienen importan-
117
118 + CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

cia ni estorban la concentración; por el contrario, otras fantasías, con una


perspectiva más amplia, pueden cambiar el rumbo de nuestra vida e ins-
piran los proyectos científicos, artísticos, económicos y sociales que dan
rumbos nuevos a la humanidad.
Nuestra memoria almacena imágenes mentales de todo tipo. Espontá-
nea o deliberadamente, la fantasía combina los recuerdos para formar pe-
lículas internas, más o menos elaboradas. A veces proyectamos en la pan-
talla de la realidad externa (y sobre las demás personas) nuestras ilusiones
y expectativas, para hacerla más dulce o más deprimente. Podemos decir
que donde están nuestras fantasías, allí estamos ubicados.
En culturas como las nuestras, existe gran interés por el cine, la televi-
sión y los espectáculos. Los medios de comunicación masiva son un su-
permercado que nos ofrece las fantasías de la humanidad y satisfacen
necesidades de escape, relajación, diversión, etcétera. Ciertos programas
culturales favorecen el crecimiento personal, mientras que otros fomentan
el consumismo indiscriminado, el machismo, la pornografía e incluso la
agresividad abierta. Las personas eligen temas con los que se identifican de
manera personal.
Las rutinas diarias de los burócratas, obreros, oficinistas (y las de mu-
chas amas de casa) son aburridas y no requieren gran imaginación. En
estas personas, la persistencia de imágenes sensoriales vívidas es poco fre-
cuente y la fantasía se reduce a procesos esporádicos de escaso nivel; ade-
más, esta función va declinando en los países que ofrecen una educación
demasiado cargada hacia la lingüística. Según Bruner y sus colaboradores,
esto limita el papel que podría tener la fantasía para activar operaciones
cognitivas del más alto nivel.
Con la fantasía es posible pintar un cuadro, visitar algún museo, re-
correr una ciudad lejana desde nuestra habitación, sostener diálogos ima-
ginarios con alguna persona famosa o un amigo, etcétera. Es una función
que no conoce límites de espacio, tiempo o posibilidad. Según Bradbury,
la habilidad para fantasear equivale a la capacidad para sobrevivir y sólo es-
pera que la despertemos.
La imaginación puede servirnos para explorar nuestras intenciones, de-
seos y necesidades personales. En ocasiones, los temas recurrentes sugieren
la conveniencia de dirigirnos en esa dirección. Por ejemplo, los adolescen-
tes que sueñan despiertos con tener novio o novia, poco después se atre-
ven a buscar amistades para convertir estos sueños en realidad. Cuando
alguien se visualiza curando enfermos, sus fantasías repetidas pueden mo-
tivarlo para terminar con éxito los estudios de medicina o psicología.
CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA 4- 119

La evocación de escenas placenteras contribuye a relajarnos. Acostados


cómodamente en el piso, sobre una alfombra, podemos imaginarnos que
estamos solos, contemplando el mar, o que nos encontramos en medio de
un bosque tranquilo. En los tiempos de adversidad, a algunos les ayuda
imaginar a Dios como un amigo bondadoso, un médico protector, etcéte-
ra; por el contrario, al evitar ciertas imágenes y recuerdos angustiantes,
muchas personas logran bajar su tensión arterial y disminuyen su acidez
estomacal.
Es recomendable que los psicoterapeutas sepan fomentar las fantasías
positivas que proporcionan más energía y mejor estado de ánimo a sus pa-
cientes, así como las que proponen conductas creativas y exitosas; además,
sus pacientes necesitan aprender a eliminar las ensoñaciones que los an-
gustian, desmoralizan y enferman. Los neuróticos utilizan las fantasías pa-
ra evadirse de la realidad y para deprimirse más aún, con o sin ayuda de
alcohol y drogas.
Según Ainsworth-Land, es posible distinguir cuatro niveles de la ima-
ginación:
1. El primero almacena en la memoria los objetos que hemos percibi-
do y los recuerda cuando es necesario. Esta actividad cerebral es au-
tomática; así, el niño aprende las primeras palabras por mera repeti-
ción, o alguna persona repasa mentalmente la ruta hacia su casa. El
arte de este nivel reproduce de modo esquemático algo que se ha vis-
to, sin ninguna interpretación personal. Las imágenes que guarda-
mos desde la infancia forman una parte importante de los rasgos de
nuestra personalidad.
2. El segundo nivel mejora algo que ya existe, por ejemplo: el artesano
que fabrica una mesa de estilo victoriano, a partir de un dibujo en
una revista, requiere iniciativa personal. Lo que realiza se convierte
en un reflejo de la propia personalidad y es fuente de satisfacción.
La imaginación guiada también es utilizada para mejorar la propia
personalidad, dejar de fumar, conducir mejor el automóvil, apren-
der a pintar, etcétera.
3. El tercero brota cuando se agotaron los recursos existentes y se ne-
cesitan cambios profundos. Los artistas, escritores, científicos, drama-
turgos, creadores de películas, terapeutas exitosos, etcétera, actúan
en este nivel; crean un nuevo producto, una nueva teoría o una em-
presa diferente; descubren innovaciones, mediante la recombinación
y la síntesis original de los elementos disponibles; encuentran solu-
120 + CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

ciones rápidas que desafían las explicaciones lógicas; sus produccio-


nes llevan el sello del genio creativo; aprenden a resolver sus propias
dicotomías y contradicciones internas, por lo que alcanzan una me-
jor integración de su personalidad; y utilizan una amplia percepción
intuitiva de la realidad que les rodea. Al principio, este conocimien-
to apasionado y visionario se manifiesta con ambigüedad y desor-
den. La persona creativa no sabe qué va a hacer en el momento si-
guiente, aunque siempre lo mueve un propósito claro.
4 La imaginación del cuarto nivel ofrece a los humanos el modo más
elevado de relacionarse con su interior y con el universo que le ro-
dea. Jung la llamó conciencia absoluta (o cósmica); por su parte,
Einstein afirmó que la mística es la fuente de toda ciencia. El cono-
cimiento superior es la meta de las psicologías orientales (zen, tao y
yoga) y requiere una nueva síntesis, más flexible y menos neurótica,
de los rasgos que componen la propia personalidad.
Algunas de estas personas pueden pensar que se están volviendo locas o
que sufren alucinaciones, y se atemorizan de sus premoniciones cuando
ven que éstas se cumplen. Sin embargo, todo esto corresponde al desarro-
llo normal de la fantasía y no tiene nada que ver con la esquizofrenia ni
con el abuso de las drogas alucinógenas. Su imaginación, cargada de sen-
timientos, le ofrece visiones místicas. Cuando la dejan correr libremente y
se abandonan a sus visiones íntimas, comprenden que el universo es un
proceso viviente total, con una tendencia hacia lo bueno; intuyen que la
existencia individual continúa después de la muerte; desarrollan una im-
presionante capacidad para vivir y para trabajar; producen obras artísticas
y humanitarias muy inspiradas, subjetivas y de gran fuerza.
Además de la imaginación, la creatividad exitosa requiere otros rasgos,
como la observación minuciosa, la constancia y la tenacidad. Se dice que
las mejores obras artísticas, libros o proyectos científicos están compuestos
por 10% de imaginación y 90% de sudor y esfuerzos. Por otra parte, pa-
ra hacer realidad sus proyectos, las personas creativas necesitan la com-
prensión y el apoyo de los demás.

Técnicas para dirigir las fantasías

Los hombres y las mujeres que fabrican videos de contenido catastrófico


viven angustiados: imaginan que morirán si se suben a un avión o que ten-
drán un accidente si conducen su automóvil en carretera. Por el mero he-
TÉCNICAS PARA DIRIGIR LAS FANTASÍAS 4- 121

cho de estar felices, fantasean que les va a suceder algo malo; su estómago
se encoge y empiezan a sudar frío; las ensoñaciones de fracaso les parecen
tan reales que se sienten deprimidos, angustiados y enfermos, por lo cual
les conviene aprender a salir de ellas cuanto antes.
Bandler y Grinder advierten que muchas personas, para avivar sus cul-
pas, construyen la imagen del rostro severo, agrio y acusatorio de alguien,
que reacciona con disgusto ante algo que hicieron. El acusador puede es-
tar vivo o muerto (amigo, padre, madre, pareja, Jesucristo, etcétera). La
imagen hipnótica del rostro acusatorio se sigue activando, venga o no al
caso, por lo que ellas terminan por sentirse infelices por cualquier cosa que
hacen o dejan de hacer.
Los pacientes que aprenden, con ayuda del psicoterapeuta, a cambiar
esa cara por otra más comprensiva, salirse de ella o borrarla ya no se sien-
ten perseguidos, ni gastan su energía en dividirse en una parte acusatoria
y otra de un niño débil e indefenso. Además, aprenden maneras más sanas
de evaluar sus propias conductas, debido a que cultivan nuevas fantasías
más espontáneas y constructivas.
Según Luciani, cuando niños fabricábamos videos de lo que nos suce-
día, sin pensarlo mucho. Las experiencias quedaron registradas en nuestro
organismo y las guardamos sin cambio alguno. A veces se activa el video
de vernos pequeños y atemorizados, por ejemplo: cuando nuestros padres
se peleaban y nos gritaban. Entonces, nos sentimos solos y hambrientos,
nos invade el pánico a fracasar, a que nuestra pareja nos abandone o a
que no le importemos a nadie.
A menudo se trata de un niño indefenso, pero otras veces es capricho-
so o resentido. Este niño controla los diálogos internos, repite frases de
que no vale nada y nadie lo quiere: como es natural, no le dan ganas de mo-
verse. Otras frases infantiles son: ¿para qué hago eso, si todo me sale mal?
La desgracia me persigue, todos son malos y se aprovechan de mí, no pue-
do dejar de fumar, de beber, etcétera.
Para controlar todo esto, cuando alguien se siente mal, necesita cam-
biar el video. Desde las partes más inteligentes y adultas, necesita analizar
las fantasías catastróficas y los diálogos destructivos que fabrica sin saber
por qué y sin que vengan al caso. Así podrá rechazar el torrente de preo-
cupaciones y angustias que le enferman y desmotivan.
Menninger y Álvarez opinan que las fantasías son el motivo más po-
deroso que impulsa a los suicidas. Muchos de ellos repasan obsesivamen-
te sus fracasos y resentimientos e imaginan que su muerte sería una ofrenda
mágica a las divinidades del más allá. Después de que dieran ese paso, fan-
122 4- CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

tasean llegar ante un ser comprensivo y cariñoso que escuchará sus penas
y les dará el apoyo que tanto necesitan. Otros alimentan fantasías de que
van a reunirse con algún amigo fallecido, o que alguna importante figura
religiosa va a recibirlos con alegría.
Cegados por el enojo, algunos neuróticos sueñan que los demás van a
sentirse mucho peor que ellos: los demás se culparán toda la vida por su
muerte, mientras que los propios sufrimientos terminarán de golpe. De
modo irreal, otros fabrican proyectos de regresar como fantasmas, para así
atormentar a quienes no pueden soportar. Hay quienes llegan a suponer
que en realidad no son ellos los que morirán, sino algún doble.
La verdad es que esta vida solamente se vive una vez. No es sano con-
fundir lo que es una mera fantasía resentida con la realidad. Quienes ali-
mentan fantasías suicidas intensas y empiezan a creer en ellas, por lo cual
se sienten impulsados a realizar acciones imprudentes, necesitan consultar
con urgencia a un psicoterapeuta bien calificado. La propia imaginación
desbocada puede causarnos más malestares que el peor de nuestros ene-
migos.
Las personas que tienen fantasías depresivas, suicidas, resentidas o an-
gustiantes necesitan aprender a frenarlas; para ello, pueden utilizar las téc-
nicas destinadas a detener el pensamiento explicadas en el capítulo ante-
rior. También necesitan someter las fantasías irracionales a un cuidadoso
análisis lógico, para reducirlas a su justa medida.
Para desarrollar la imaginación es necesario activar las emociones con-
geladas que anclan la memoria al pasado y dan rumbos automáticos y ro-
botizados a las fantasías. Las técnicas de fantasía guiada son de utilidad
muy particular para las personas demasiado cavilosas. Mediante ellas, al-
gunos aspectos menos conscientes y desarrollados toman el control de las
personas. Estas fantasías pueden ayudarnos a conocernos mejor, resolver al-
gunas dicotomías personales, recuperar las energías proyectadas, disfrutar
sentimientos espontáneos y ensayar nuevas soluciones frente a los problemas.
Un ejercicio de fantasía guiada es la consulta a un sabio. Cuando algu-
no tiene un problema que no puede resolver, por más que le dé vueltas, el
terapeuta le sugiere que piense en una persona que podría hacerlo (un
amigo, maestro, algún genio, héroe, figura religiosa, etcétera). Luego elige
un sitio tranquilo donde pueda estar solo, sin interrupciones. Se sienta en
el suelo (sobre un cojín o una alfombra) e imagina con toda claridad que
la persona sabia que usted va a consultar está enfrente. Procura detallar sus
ojos, la expresión del rostro, el modo como está vestido, etcétera. El sabio
le escucha atentamente, de modo cálido y comprensivo.
TÉCNICAS PARA DIRIGIR LAS FANTASÍAS + 123

Hablando en voz alta, la persona expresa al sabio un aspecto del pro-


blema y muestra sus sentimientos y sus dudas, utilizando el tiempo pre-
sente. Por ejemplo: "mi pareja quiere separarse de mí; yo me siento trai-
cionado y resentido..."; "no se me ocurre qué hacer". Luego cambia de
lugar, se coloca enfrente del sitio donde estaba y toma el papel del sabio.
Como sabio, dice en voz alta la solución que se le ocurre, del modo más
espontáneo y concreto posible. Regresa al sitio anterior y resume en pocas
palabras algo importante que puede ayudarlo. Luego propone otro aspec-
to del problema: toma de nuevo el papel del sabio para responder las du-
das, tranquilizar y ofrecer soluciones; continúa el diálogo, alternando lu-
gares, hasta que se siente mejor y sabe lo que le conviene hacer o no
hacer. Para terminar el ejercicio, el paciente se despide del sabio y le agra-
dece su ayuda.
En el primer ejercicio de Leuner, el paciente se recuesta en un diván.
La habitación tiene poca luz y se reducen al mínimo los ruidos y demás
estímulos externos. Luego se le pide que imagine un valle cualquiera. No
se le dan detalles: todo queda flexible y sin estructura. El paciente desarro-
lla su imagen de la pradera, con las cualidades emocionales asociadas. El
terapeuta se transforma en un acompañante en el mundo de las fantasías
del paciente. Con tono suave y persistente, le pide que haga descripcio-
nes detalladas de lo que siente e imagina mientras recorre ese valle. El ejer-
cicio dura alrededor de media hora.
El paciente fabrica fantasías coloridas, muy subjetivas, de un mundo
totalmente nuevo. Vive en el mundo de su imaginación, mientras que
simultáneamente está consciente de lo que hace, lo cual intensifica algu-
nos estados emocionales y suele llevarlo a una catarsis, mediante la cual
descarga su ansiedad. Hay otras situaciones de fantasía guiada (escalar una
montaña, recorrer un río, describir una casa, tener encuentro con una per-
sona del sexo opuesto, con un león, con el ideal del propio yo, etcétera).
Mediante ellas, el paciente va explorando los aspectos poco conocidos de
su personalidad, incluidas sus energías potenciales.
El terapeuta procura integrar y reconciliar las situaciones difíciles a me-
dida que se presentan, por ejemplo: sugiere mirar al león a los ojos, con-
versar con él, tocarlo, domesticarlo, etcétera. En caso extremo, el paciente
puede matarlo. Importa mucho que no ofrezca ninguna frase que sea con-
traria a las tendencias espontáneas del paciente, sino que apoye sus inten-
ciones, sentimientos y deseos.
También se pueden dar instrucciones a un grupo de personas para que
hagan viajes imaginativos por el interior de su cuerpo, viajen a una mon-
124 4- CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

taña, entren a una cueva en busca de soluciones, etcétera. En un juego de


fantasía, los integrantes del grupo entran a un cuarto y escogen algún
problema (por ejemplo: una persona del grupo que no encuentra trabajo).
Luego colocan en una pared lo que imaginan que hay detrás de ese pro-
blema. En las otras tres, ubican y describen con la imaginación las in-
fluencias del pasado, las soluciones más ventajosas y lo que puede pasar en
el futuro, de elegir éstas.
Una técnica útil es la amplificación. Se pide a la persona que recuerde
alguno de sus sueños o fantasías, lo narre brevemente y fabrique luego to-
das las asociaciones que pueda ante un símbolo determinado (por ejem-
plo: ante un río tranquilo). No se trata de pensar, sino de permitir, sin tra-
bas, que unas imágenes hagan brotar otras. Las fantasías guiadas pueden ir
acompañadas de movimientos espontáneos, baile, pintura digital, sonidos
y música; además, se pueden hacer asociaciones de palabras, ofreciendo la
primera que venga a la mente ante lo que dice alguien, y continuando del
mismo modo.
Los pacientes van encontrando sus propios símbolos idiosincrásicos,
así como significados e interpretaciones del todo personales. El terapeuta
puede ofrecerles algunas pistas o sugerencias verbales (que pueden ser
aceptadas o rechazadas), con el fin de facilitar los procesos imaginativos.
El ejercicio se da por terminado cuando los participantes quedan tranqui-
kl los y satisfechos. Conviene que el terapeuta sepa regresarlos a la realidad
é cotidiana de los ojos abiertos, ya que algunas veces ocurren las regresiones.
En otros ejercicios, el psicoterapeuta pregunta al paciente en qué lugar
de su cuerpo lleva a su jefe, a su pareja, a su padre o a su madre, por ejem-
plo: se puede llevar al padre en los oídos lastimados por los regaños, al jefe
en forma de úlcera gástrica, etcétera. Una vez ubicado el núcleo neuróti-
co, formado por sensaciones molestas y dolorosas y por el rostro de algu-
na persona introyectada, es posible establecer un diálogo entre el indivi-
duo y esa parte extraña.
Como ejemplo de manejo de introyecciones, durante una sesión de
grupo, una monja —con apariencia franca y muy directa— manifestó que
padecía una molesta úlcera gástrica. Relató que sus superioras y compañe-
ras la consideraban demasiado brusca y masculina y que no apreciaban su
trabajo y su buena voluntad. Algunas de ellas la acusaban falsamente de ser
lesbiana. Ella había buscado afecto y un trato familiar cálido en el con-
vento, pero no había encontrado nada de eso.
Mediante la técnica de los dos cojines, inicié con diálogos al estilo ges-
talt. Desde un lado, la religiosa manifestaba sus carencias afectivas y su ira
TÉCNICAS PARA DIRIGIR LAS FANTASÍAS 4- 125

impotente ante las presiones y la frialdad distante y despectiva de sus su-


puestas hermanas. Su ira e indignación eran muy intensas; a esa mujer le
enfermaban esos ataques injustos. Por un lado, la misma monja represen-
taba el papel de las que la culpaban y se burlaban de ella.
Poco a poco se fue reconciliando con la opción de salir del convento y
atreverse a vivir su vida. Como parte de este manejo, procuré que se an-
clara en sus sensaciones del estómago. Notó que llevaba en su interior al-
gunas personas introyectadas, en particular una superiora que la vigilaba
continuamente y la llenaba de culpas neuróticas de todos estilos, con el
pretexto de hacerla santa.
En cuanto pudo enfrentar y pisotear a esta agresora delante del grupo
(de modo imaginario) descubrió que su estómago quedaba en paz. Pudo
darse cuenta de que ella era una mujer cálida, directa y vibrante, con im-
pulsos sexuales del todo normales. Meses más tarde se comunicó conmi-
go, muy agradecida, y me contó que había renunciado a sus votos. Ahora
vivía con un hombre que la comprendía y la hacía feliz. Todos sus males-
tares gástricos habían desaparecido, de manera que a ella le parecía casi mi-
lagrosa.
Los ejercicios de fantasía nos permiten construir otros universos, vivir
otras vidas, compartir la vida de otras personas, escapar al espacio-tiempo
personal, recuperar algunas vivencias del pasado, anticipar el futuro, etcé-
tera. Uno es tan joven como sus pensamientos o, mejor dicho, como las
fantasías que fabrica. Algunas fantasías nos llenan de confianza y otras nos
neurotizan. Otras fantasías nos permiten proyectar lo mejor de nosotros
hacia fuera, como los artistas y los científicos que expresan su vida interior
y sus sentimientos en sus obras.
Un profesionista competente puede verse a sí mismo como la persona
exitosa que es en realidad. Entonces siente seguridad en sí mismo y puede
comportarse como tal. Por el contrario, puede meterse en el rollo imagi-
nativo neurótico y derrotista, por lo cual se siente como un niño indefen-
so a quien todos quieren dañar. Se paraliza, proyecta su ira y dice que sus
compañeros murmuran a sus espaldas, lo acusan de inepto, poco hombre,
etcétera. Necesita salir de este rollo negativo imaginario para recuperar su
optimismo.
La fantasía también se utiliza con fines curativos y para mejorar la sa-
lud. Los Simonton utilizan las imágenes mentales como instrumentos para
el propio descubrimiento. Su tratamiento combina de modo exitoso algu-
nas técnicas de fantasía con medicamentos para curar o detener el cáncer.
1
126 + CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

Se trata de imaginar lo que desean que suceda, como una especie de pro-
fecía favorable que luego se cumple.
Los pacientes que lo siguen reportan los cambios siguientes: disminu-
ción del miedo, cambios en las actitudes, mejoría física y alivio del estrés.
A veces, las áreas poco conscientes les revelan el significado existencial de
sus enfermedades.
El tratamiento consiste en fabricar películas mentales (tres veces al día)
en las que el paciente visualiza su cáncer y luego imagina que una armada
de glóbulos blancos se apiña para eliminar a las células malignas. Después,
los glóbulos blancos expulsan a las células enfermas a través de los riño-
nes. Los pacientes se visualizan luego a sí mismos como sanos y con su
sistema inmunológico funcionando perfectamente. También pueden ima-
ginar al cáncer como un conjunto de animales (por ejemplo: peces grises)
que poco a poco son devorados por otros más fuertes y saludables (tibu-
rones blancos).
También podemos imaginar que una herida se cierra de manera rápi-
da, que nuestro estómago está en paz y no genera tanto ácido, que el co-
lon se desinflama, que la médula ósea produce las células que combaten
las infecciones (mejoría del sistema inmunológico), que nuestra cara tiene
apariencia más juvenil, que tenemos atractivo sexual, que nos va bien en
una entrevista de trabajo, etcétera. Estos y otros ejercicios de fantasía pro-
ducen resultados sorprendentes. Por su parte, las personas religiosas atri-
buyen sus curaciones a la fe. Oran para que esto les suceda e imaginan que
crl la Virgen (o algún santo) les cura sus enfermedades.

Manejo de situaciones sin concluir y estados


de choque

Los que pierden a una persona querida, por muerte o separación, experi-
mentan dolor y tristeza, sobre todo cuando el suceso fue súbito e inespe-
rado. Después de un proceso más o menos prolongado de duelo, casi todos
terminan por asimilar la confusión, el dolor y la pena, así como recuperan
el entusiasmo y el interés por la vida.
Sin embargo, algunas personas se empeñan en negar los hechos y se re-
piten que eso no pudo haberles sucedido. Otras tratan de ser demasiado
fuertes, se tragan las lágrimas y se muestran estoicas e impasibles ante los
demás. Las culturas actuales ofrecen analgésicos para el dolor y proponen
como ideal la dignidad de las viudas que no lloran en público. El alcohol
MANEJO DE SITUACIONES SIN CONCLUIR Y ESTADOS DE CHOQUE 4- 127

es muy aceptado para adormecer sensaciones de fracaso, penas y vacíos


afectivos.
Scheff advierte que algunas personas muestran el síndrome del duelo
inconcluso. Casi no sienten nada, en vez de experimentar dolor ante las se-
paraciones, como sería la reacción emocional espontánea. El estado de
choque puede ser más o menos severo. En casos extremos, la persona per-
manece abstraída y casi inmóvil; apenas se da cuenta de lo que pasa en su
entorno, como si estuviera en otro mundo. Tiene una sensación de extra-
ñeza y no entiende ni puede creer lo que le ha sucedido, como si su cabe-
za se hubiera separado del cuerpo.
Quienes sobreviven a un accidente o escapan de un peligro grave, igual
que las mujeres violadas, también pueden quedar desconectados de sus
sensaciones corporales. Después de pasar por esas situaciones tan traumá-
ticas, parecen hipnotizados. Están absortos en el recuerdo imaginario de la
situación trágica o dolorosa. La repasan sin cesar y olvidan su cuerpo, sin
poder regresar al aquí y ahora.
Otros individuos se sienten obligados a pensar sin cesar en los ausen-
tes, a quienes les conceden cierta inmortalidad, pero los llevan dentro de
sí como trozos mal digeridos de materia muerta. La apariencia física de es-
tas personas cambia de modo dramático. Sus ojos están desenfocados y su
mirada es lejana, como si estuvieran dormidos. La voz carece de inflexio-
nes y su rostro no muestra ninguna emoción. Los movimientos son con-
trolados y robotizados.
Con la fantasía, mantienen vivo al difunto (o a la persona que se los
dejó), pero gastan inútilmente su energía vital, se enferman y rehuyen el
contacto íntimo con los demás. Están tan deprimidos y vacíos que ni si-
quiera lo notan. A veces mantienen un estado emocional de queja, culpa
y autocompasión, como si dijeran: "si mi madre (o alguna otra persona)
en realidad me hubiera amado, antes de morir, como yo lo necesitaba, mi
vida no sería la tragedia que es ahora".
Los pacientes que no pueden dar por terminada una relación interrum-
pida por la muerte, el divorcio o la separación no encuentran la manera de
descargar las emociones frenadas que acumulan en su interior, porque la
otra persona ya no está cerca de ellos.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la viuda que tiene la fantasía de que
su marido muerto está cerca de ella o puede regresar en cualquier mo-
mento. Por ello, mantiene pláticas con el difunto. Está tan abstraída en
eso, que impide cualquier amistad con un hombre vivo. Terne que le sería
128 4- CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

demasiado doloroso despedirse finalmente de la persona fallecida y dejar-


la ir, porque entonces se sentiría muy sola.
Para manejar los estados de choque hay varias técnicas terapéuticas que
podemos utilizar de modo combinado. En primer lugar, es posible sacar a
la persona de su postura congelada, utilizando el masaje y el movimiento.
Los movimientos expresivos pueden ir acompañados de la música apro-
piada. Durante el masaje y los movimientos, el terapeuta va dando al pa-
ciente algunas sugerencias verbales para ayudarlo a expresar mejor sus
sentimientos.
También conviene activar la respiración mediante el masaje, utilizan-
do toques leves con la punta de los dedos sobre el área del diafragma. Junto
con esto, se instruye al paciente para que respire más profundamente; ade-
más, el psicoterapeuta podrá señalarle algunos ejercicios respiratorios, en
particular si tiene colapsado el tórax.
iow
En otra técnica, se pide a la persona que relate con detalle lo que con-
templa mediante su imaginación. También se le piden recuerdos de situa-
ciones del pasado en las cuales pudo comunicarse más libremente con la
persona ausente. Utilizando sugerencias verbales adecuadas, poco a poco
se va sacando al paciente de las imágenes que le roban energía, para regre-
sarlo a una percepción más abierta de la realidad. La persona sale del esta-
, do de choque y vive de nuevo cuando experimenta el dolor y se permite
estallar en llanto, enojo, etcétera. Se desahoga y retorna a la realidad cuan-
do fluyen las imágenes y se le destraba el video de sus fantasías.
Algunos pacientes mantienen diálogos con la persona ausente, mien-
tras que otras veces aparece el difunto en los sueños repetitivos. Existe una
técnica imaginativa que facilita las despedidas, elaborada por Tobin: lo pri-
mero que debe advertir el terapeuta a la otra persona es que no ha termi-
nado aún de despedirse, según lo manifiesta su cuerpo carente de energía,
su mirada embotada, etcétera.
Si el paciente tiene deseos de completar la despedida, procedemos a la
técnica gestalt de poner un cojín (o una silla vacía) delante de él, para que
imagine que allí está la persona ausente. El terapeuta le ayuda a establecer
un diálogo conducente a la gradual separación y a la despedida final. Co-
mo primer paso, pide a la persona que manifieste su resentimiento, vacío,
dolor o tristeza, del modo más espontáneo posible, utilizando afirmacio-
nes en tiempo presente.
A continuación, la persona cambia de lugar y se sienta en el lado
opuesto, con el fin de obtener las respuestas y reacciones de la persona que
mantiene viva en su fantasía. Es interesante observar que en ese lugar el in-
MANEJO DE SITUACIONES SIN CONCLUIR Y ESTADOS DE CHOQUE + 129

dividuo manifiesta mucha energía, entusiasmo y movimiento, mientras


que en la posición inicial estaban sin fuerzas. El diálogo continúa mien-
tras que el doliente representa ambos papeles, alternando de uno a otro
lado, como un pequeño drama. El paciente puede dar espontáneamente las
respuestas que daría el ausente, porque lo conoce bien. La persona que se
ha ido ofrece excusas por su falta de cariño, intenta justificarse, etcétera.
Asimismo, va expresando, desde ambas perspectivas, los sentimientos e
impulsos que mantenía frenados. Surge el dolor, el resentimiento, el mie-
do, la ansiedad, los sentimientos de soledad, etcétera. A muchos se les
dificulta manifestar la alegría o el alivio que sienten porque alguien ha
muerto, debido a que sufría demasiado o era una carga difícil para los de-
más; sin embargo, a cada quien le toca hacerse cargo de sus necesidades
emocionales. Para llenarlas, necesita buscar el cariño y el apoyo que le
brindan las nuevas amistades y compañías.
Al terminar, se le pregunta si está dispuesta a despedirse. En ocasiones,
el adiós no parece muy convincente. Ciertos individuos temen que no van
a encontrar otra persona parecida, con la que puedan establecer relaciones
profundas. Entonces, el terapeuta les señala que faltan otros asuntos por
resolver. Se pueden arreglar algunas sesiones adicionales de terapia, para
continuar la despedida.
Otras personas se despiden con mayor seguridad. Al completarse la se-
paración, brotan los sollozos y otras expresiones emocionales, a veces de
modo explosivo. Estos pacientes también experimentan alegría y descan-
so, porque se desprenden del peso de las preocupaciones y los recuerdos
tristes. Cuando el manejo se realiza en un grupo de terapia, los demás par-
ticipantes ofrecen apoyo, respeto por la vida, cercanía y entusiasmo.
El seguimiento muestra efectos duraderos: dichas personas sienten más
calor y energía en su organismo, retoman sus actividades con renovado in-
terés, se atreven a buscar relaciones profundas y comprometidas con otras
personas: asimilaron la experiencia de separación y renacieron a la vida.
Capítulo 9
Mejorando las
funciones de la percepción

El contacto visual

Miramos el rostro de los demás para observar sus gestos y expresiones; de


esta manera intentamos comprender sus sentimientos e intenciones. Po-
dremos expresar provocación y desafío si utilizamos miradas insolentes, y
manifestamos ternura y aprecio con los ojos, que son (como dice el len--
guaje popular) las ventanas del alma.
Los ojos inician y rompen el contacto durante nuestros encuentros ca-
ra a cara con las demás personas. Desenfocamos nuestra mirada para indi-
car a los demás que no deseamos agredirlos. La apartamos del rostro hacia
la región del pecho o incluso la dirigimos al suelo como muestra de sub-
ordinación.
El malestar que algunos trasmiten a los demás con cierto tipo de mi-
radas pudo ser el origen popular supersticioso del "mal de ojo". Se supo-
nía que un malvado podía causar enfermedades con su simple mirada. Los
niños conocen la fuerza de las miradas y a veces se encogen de miedo ante
las miradas iracundas de sus padres, como si estuvieran recibiendo golpes.
La intensidad de las miradas cambia de acuerdo con el interés o el
aburrimiento y con las emociones súbitas, agradables y desagradables. La
mirada de los enamorados mantiene un contacto muy cercano y prolonga-
do, sin ser por ello agresiva, como observa Morris. Se miran hondamente
a los ojos y sus pupilas se dilatan con la intensidad de los sentimientos pla-
centeros. También se les humedecen los ojos, lo cual les confiere un brillo
atractivo muy particular.
Mostramos interés por otra persona, en particular del sexo opuesto,
cuando la miramos un poco más de lo usual, de manera acariciante. Exis-
ten límites para nuestras miradas, fijados por la edad y por las convencio-
nes sociales de cada país y clase social. Las miradas espontáneas de la otra
persona nos permiten conocer sus verdaderos sentimientos. Por el contra-
rio, la mirada controlada es parte de las máscaras y de los roles falsos que
utilizan los neuróticos para disfrazar sus intenciones y frenar sus impulsos.
131
132 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

Con sus miradas automáticas ocultan su verdadera luz interior y preten-


den manipular a las demás personas: intentan obtener una respuesta rápi-
da y predecible de ellas, pero no se atreven a acariciar a los demás, ni si-
quiera con los ojos, con esa mezcla de ternura y fuerza que es parte de la
vida humana.
Algunos navegan con una mirada suave y tierna, parecida a los de los
niños, que no ven malicia en el mundo. Las miradas abiertas buscan la cer-
canía y el apoyo afectivo de los demás, mientras que las dominantes pre-
tenden alejar a las demás personas, o al menos conservarlas a suficiente
distancia para evitar los riesgos del compromiso y la intimidad afectiva.
Existen otras miradas, duras y agresivas, con cierta cualidad metálica, que
nos recuerdan a los insectos y a los robots.
La dirección de la mirada proporciona indicios acerca del nivel de au-
toestima de alguien. Las personas que se sienten inferiores, tímidas o cul-
pables evitan el contacto visual directo con las demás personas; apartan sus
ojos, miran hacia un lado o mantienen bajos los ojos. Según Friese y Ram-
say, las mujeres buscan el contacto visual más que los hombres, debido a
que valoran más la comunicación social y emocional. En particular, nece-
sitan conocer por anticipado las intenciones de las personas que tienen un
rango social más elevado.
En general, las mujeres conocen mejor la calidad de sus relaciones per-
sonales que los hombres, porque saben interpretar los gestos y las expre-
siones faciales de las demás personas. Según dichos autores, esto favorece
su supervivencia en las sociedades machistas que asignan a las mujeres pa-
peles de subordinación.
Muchas personas arrastran severos bloqueos visuales. Cuando dibujan
un paisaje, la línea del horizonte se eleva hacia la parte superior de la pá-
gina, debido a que no aprecian la tercera dimensión. Tienen dificultad
para la percepción binocular y les parece que el mundo —sin suficiente dis-
tancia— se les viene encima de manera atemorizante (rasgos esquizoides).
Por su parte, las personas deprimidas pierden la capacidad para ver la pers-
pectiva, lo ven todo gris y tienden a rodearse de ropa, muebles y objetos
de aspecto triste y serio.
Según Lowen, los bloqueos oculares representan la exageración de uno
de los dos componentes de la mirada. Algunas miradas habituales exage-
ran la fuerza, es decir, el dominio y los mensajes de ira, mientras que otras
exageran la ternura y la debilidad. Para ese autor, la corriente vital de ter-
nura recorre el frente del cuerpo; se origina en el corazón y pasa a través
MANEJO DE LOS BLOQUEOS OCULARES + 133

de la garganta hacia la cara; además, está asociada a la sensación de bús-


queda de contacto, al acariciar con la mirada.
El componente agresivo recorre la espalda y pasa por la punta de la ca-
beza hacia la frente. Ambos componentes —la ternura y la agresividad— son
necesarios para un contacto visual espontáneo y flexible ante las circuns-
tancias cambiantes de la vida. Cuando falta el componente agresivo, no
puede haber contacto firme y directo hacia las demás personas. La mirada
habitual se vuelve suplicante y un tanto vacía; por el contrario, cuando fal-
ta el componente de ternura, la mirada es dura y hostil, por lo que las de-
más personas se sienten rechazadas.
Aunque las miradas de ternura y de agresividad son básicas, las mira-
das también trasmiten mensajes de dominio y sumisión durante las inter-
acciones sociales. Todos conocemos las miradas duras y frías de los jefes
autoritarios, así como las opuestas —sumisas y suplicantes— de sus emplea-
dos complacientes. Otras miradas estereotipadas forman parte de los esti-
los manipuladores: algunas personas muestran tristeza habitual y otras ale-
gría fingida, miedo, culpa, etcétera. Con sus ojos lastimeros, los mendigos
intentan arrancarnos dinero.
Cuando la expresión de algún sentimiento se congela en los ojos, la
percepción del mundo exterior queda distorsionada. Las personas que han
acumulado demasiada tristeza no perciben la alegría y filtran la realidad
por medio de sus recuerdos tristes; por el contrario, a los niños felices que
tienen la mirada espontánea les parece el mundo siempre interesante y ma-
ravilloso, de acuerdo con su propia salud y alegría. Desde luego, los adul-
tos podemos recuperar la frescura emocional y la capacidad para percibir
los aspectos de alegría y belleza en las personas y en las cosas que nos ro-
dean.
Antes del manejo psicoterapéutico, conviene determinar cuál es la mez-
cla de emociones que tiene congelada en sus ojos la persona que solicita ayu-
da. A veces, los modos de ver están relacionados con un estilo neurótico
en particular y son parte de un juego manipulador, mientras que otras ve-
ces reflejan situaciones de intensa emoción reprimida y están vinculados
con eventos recientes, como un divorcio o la pérdida del empleo.

Manejo de los bloqueos oculares


Reich fue el primero en descubrir que es posible liberar la sensación de
terror congelado que algunas personas llevan en su mirada. Pedía a esas
134 4. MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

personas que abrieran más sus ojos, de suyo muy abiertos; también forza-
ba un poco los párpados con sus dedos, para que se abrieran más. Al in-
tensificar las tensiones musculares que eran parte de la expresión facial ha-
bitual, contribuía a que fueran liberadas las emociones reprimidas.
También pueden estar bloqueadas en el área de los ojos otras emocio-
nes e impulsos, como ira, sorpresa, odio, alegría, dolor, confusión y lágri-
mas. Con base en los estudios de Reich, han sido diseñadas otras técnicas
para eliminar los bloqueos de la energía visual. Por ejemplo, el psicotera-
peuta da masaje en la frente a una persona que respira profundamente. A
continuación, le pide que exprese —mediante gestos y palabras— los senti-
mientos y recuerdos que van surgiendo.
Como ejercicio de grupo, se forman parejas, a quienes se les pide que
acaricien el rostro y el cuerpo, mientras están de pie a corta distancia. Es-
to provoca fuertes sentimientos y algunas personas lloran y se sienten con-
movidas. Si alguno tiene la mirada demasiado blanda y suplicante, se le
sugiere que se detenga ante cada persona del grupo o ante las que esa per-
sona escoja. Ensaya frente a los demás las miradas opuestas de enojo, dis-
gusto, etcétera.
Es posible representar frente al grupo miradas que no son las habitua-
les; a menudo éstas resultan más espontáneas y están más de acuerdo con
la propia personalidad que las que forman parte de una máscara social fal-
sa. Después de las experiencias de grupo, la persona que ensayó miradas y
los demás pueden hacer comentarios acerca de la experiencia. Se dan cuen-
ta de que una mirada más espontánea provoca en los demás reacciones fa-
vorables, de manera que pierden el miedo a expresar con la mirada ciertas
emociones que consideraban peligrosas y destructivas.
A veces la mejor defensa es no tener ninguna. Baker aconseja ensayar
toda clase de movimientos oculares expresivos de la emoción y la vitalidad:
las miradas de lado expresan sospecha; hay miradas sonrientes y otras cer-
canas. Es posible sugerir que alguien se acerque a otra persona con su mi-
rada y que luego se aleje de ella de la misma forma.
Algunos individuos no pueden enfocar la vista de modo espontáneo,
sino que deben hacer un esfuerzo voluntario que les resulta molesto. Otros
utilizan lentes o anteojos, sin necesidad; solamente compensan, o incluso
acentúan mediante ellos, algunos bloqueos oculares relacionados con ras-
gos neuróticos de su personalidad. Existen técnicas especializadas para de-
jar de usar lentes (vea Rosanes). Los ejercicios para eliminar tensiones
facilitan la percepción de la tercera dimensión. Como un sencillo ejerci-
MANEJO DE LOS BLOQUEOS OCULARES + 135

cio, podemos pedir a alguien que siga con sus ojos el dedo del terapeuta,
mientras lo mueve, frente a los ojos, en todas direcciones.
Es importante evaluar la expresión de los ojos de una persona. Con fre-
cuencia, el ojo izquierdo tiene menos vitalidad que el derecho, aunque
esto no es una regla general. El ojo derecho revela, según Kurtz y Preste-
ra, la calidad de las relaciones con el padre y los obstáculos en los aspectos
activos y sociales. El ojo izquierdo está más relacionado con los aspec-
tos emocionales, registra los ataques a la identidad más profunda y mani-
fiesta los aspectos receptivos de la personalidad y la relación con la madre.
A partir de éstas y otras sugerencias, se obtienen pistas acerca de las
emociones congeladas y los conflictos personales que manifiestan algunas
miradas. Conviene observar las cejas y la frente, porque contribuyen a ex-
presar el área de los ojos. La expresión de la cara de algunos individuos pre-
senta una asimetría notable, porque un solo ojo es el que no cambia de ex-
presión debido a las tensiones habituales. Cuando el llanto se frenó en un
ojo, ése será el que deje correr las lágrimas durante el manejo psicotera-
péutico.
Conviene observar hacia qué lado mueve la persona habitualmente los
ojos, en busca de respuestas propias, mientras habla. Esto se relaciona con
la función cerebral utilizada de manera principal. Las personas que miran
hacia la derecha, al nivel de los ojos, usan las funciones verbales y cons-
truyen explicaciones lógicas. Los que miran a la izquierda y hacia arriba re-
pasan los archivos visuales y recuerdan lo que han visto.
Una técnica útil diseñada por el autor consiste en pedir a algunos que
fijen su mirada al lado izquierdo y hacia arriba. Se favorecen así los re-
cuerdos de vivencias del pasado, en particular con la madre. Los diálogos
con el padre introyectado pueden efectuarse mientras la persona tiene la
mirada hacia el lado derecho.
Por otra parte, a algunos niños les dijeron sus padres que podían leer
en sus ojos lo malos que eran o las mentiras que supuestamente decían. Es-
to pudo llevarlos a bajar la vista y desenfocar la mirada, para no delatarse
ante sus padres y maestros. La psicoenergética ayuda a los hombres y mu-
jeres a comprender ciertos aspectos de sus relaciones personales, pasadas o
presentes; también clarifica los mensajes distorsionados que recibieron de
los demás, para recuperar los componentes emocionales e impulsivos de la
mirada. La persona aprende a manifestar, con sus miradas, sus reacciones
emocionales espontáneas ante situaciones que no podía ver con claridad.
Baker pide a la persona que siga con su mirada un punto de luz móvil,
producido por una pequeña linterna en un cuarto oscurecido. Con el uso
136 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

de este tipo de estimulación fótica, se producen catarsis emocionales de


material temprano a veces acompañado de llanto. La persona recuerda in-
tensamente algunas escenas, casi como si estuviera viéndolas. Según dicho
autor, esa técnica también sirve para eliminar algunos dolores de cabeza de
tipo frontal, y algunas personas experimentan la sensación de tener libre la
cabeza por primera vez en la vida.
La mirada del esquizoide (desenfocada, lejana y vacía) ha recibido es-
pecial atención en el campo de las psicoterapias corporales; carece de con-
tacto y le falta la energía vital. Reich opina que el bloqueo ocular de los
esquizofrénicos ocurre en los primeros 10 días a partir del nacimiento,
mientras que los demás ocurren más adelante, incluso en la adolescencia.
La ausencia de energía se debe a que frenan sus expresiones emocionales,
en particular de odio.
Baker opina que esas personas carecen de captación binocular de la
realidad, y por eso las áreas correspondientes del cerebro no están debida-
mente estimuladas. Esto lentifica la pituitaria, lo cual se relaciona con la
respiración notablemente disminuida observada en estas personas.
Otra modalidad en las terapias de grupo es el despertar sensorial, que
propone numerosas técnicas para mejorar el contacto visual, auditivo y
olfativo. Las técnicas ayudan a localizar la atención en lo que uno percibe.
Las personas que acostumbran utilizar la vista de modo analítico pier-
den la capacidad para usar sus ojos por el mero placer de mirar. La mira-
da de los niños es abierta, distinta de la mirada rígida de algunos adultos,
que solamente reciben información fragmentada acerca de la realidad que
les rodea.
Para recuperar la visión espontánea, Lewis y Streitfeld proponen con-
templar un objeto pequeño, como una copa de cristal azul. La persona se
retira a una habitación, se sienta en el suelo y coloca el objeto delante, a
corta distancia; luego fija en él su vista, sin distracciones, durante cinco
minutos. En sesiones posteriores contempla el objeto durante 10, 15 o
más minutos. Esta técnica guarda relación con la contemplación propia
del budismo zen. El objeto parece ondular a veces, cambia de forma y de
color, aumenta o disminuye de tamaño, etcétera. Esto corresponde a los
cambios en los sentimientos y a las diferentes maneras como las personas
enfocan sus ojos.
Un ejercicio parecido es percibir que los colores existen; para ello, la
persona decide concentrarse, durante el día, en la percepción de un solo
color (por ejemplo: el rojo). Advierte los distintos tonos y matices de ese co-
lor en los objetos que ve. Aunque los niños distinguen fácilmente los ma-
MANEJO DE LOS BLOQUEOS OCULARES + 137

tices de los colores, muchos adultos pierden esa capacidad, por lo cual to-
do les parece más monótono. Respecto a la tercera dimensión, los mismos
autores sugieren que al percibir un objeto uno puede concentrarse y ver
primero el objeto y luego contemplar el fondo que lo rodea. Al reunir final-
mente la figura y el fondo, percibimos con claridad la tercera dimensión.
Los libros de pintura insisten en la necesidad de entender las luces y las
sombras. En cualquier objeto iluminado conviene contemplar las luces y
entender las sombras. La polaridad entre la luz y la sombra es muy rica en
contenido simbólico. Las experiencias de contemplar el amanecer, el atar-
decer, las nubes cambiantes o el mar, durante largos períodos, contribuyen
a liberar la vista y mejoran los estados de ánimo. Por el contrario, ciertas
personas de las ciudades han perdido la capacidad para ver más allá de una
pared cercana.
Polster y Polster advierten que algunas personas ni siquiera pueden
percibir, con sus ojos, la impresión de conjunto de la cara de los demás;
reciben datos fragmentados acerca de los rostros y de esta manera evitan
los intensos sentimientos que podrían inundados al percibir la visión de
conjunto. También cabe señalar que algunas personas, cuando leen un li-
bro, ven una palabra tras otra, por lo que se aburren y terminan por sus-
pender su lectura. En cambio, otros hombres y mujeres ven completa la
página y captan lo que les interesa. Encuentran fascinante casi cualquier
lectura y no se preocupan por seguir el orden del autor; omiten páginas,
leen lo del final, regresan al principio, etcétera. Emplean su mirada de ma-
nera activa, y contemplan los párrafos del libro desde muchos puntos de
vista, que abarca una visión de conjunto y la lectura cuidadosa de una fra-
se en particular.
Es necesario eliminar las tensiones del cuello para lograr una visión
correcta. Algunas personas llevan la cabeza habitualmente hacia adelan-
te con los ojos clavados en el suelo. La información visual limitada que re-
sulta es un factor importante que mantiene la depresión y el pesimismo.
Solamente con un esfuerzo considerable, dichas personas pueden levantar
la mirada para ver cara a cara a la otra persona.
Una de las áreas tensas está ubicada en la parte posterior de la cabeza,
donde se junta con el cuello en la región occipital; otra corresponde a los
dos lados de la cabeza, a la altura de los ojos. Los músculos contraídos de
modo doloroso requieren masaje (con la presión adecuada) para relajarse.
Algunas personas no advierten sus tensiones, pero basta una leve presión
con los dedos para que experimenten un dolor agudo. En el siguiente ca-
pítulo presentamos técnicas para el manejo de tensiones en el cuello.
138 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

Como ilustración del manejo de los bloqueos oculares, durante la pri-


mera entrevista con una joven de más o menos 20 años, mientras estaba
delante de mí, me impresionó la expresión de sus ojos, en particular la del
ojo izquierdo. Lo anterior, mientras trataba de comprender el lenguaje
postural de su cuerpo y antes de tener ningún dato acerca de su familia.
Los ojos comunicaban una sensación de profunda tristeza; entonces le
pregunté intuitivamente: "¿A qué funeral no asististe?", y ella respondió al
punto: "Al de mi padre... Mi padre murió cuando yo tenía unos cinco años
y no me dejaron asistir al funeral".
Comprendí que el llanto y la expresión del duelo por la muerte de su
padre habían quedado atrapados, desde entonces, en sus ojos. Se trataba
de una joven que literalmente lo veía todo a través de un velo fúnebre, pe-
ro no tenía la capacidad para prever que tendría algunas ocasiones de ale-
gría en su vida. Las tensiones del ojo izquierdo sugerían también un com-
ponente de ternura frenada. Como principio de la psicoterapia, durante
esa sesión inicial representamos un pequeño drama improvisado. Toman-
do ella su papel y el de su padre, asistía finalmente al funeral. Veía a su pa-
dre muerto y pudo expresarle el dolor y la ternura que sentía hacia él, todo
ello acompañado de profundos sollozos y llanto.
Según sus palabras, parte del testamento de su padre fue animarla a
que se encariñara con otras personas y que se atreviera a crecer y ser mu-
jer. Cuando terminó la demostración de duelo y pudo despedirse de su pa-
dre con ternura y gratitud, su cara tenía una expresión de serenidad y dul-
zura. La psicoterapia fue larga, debido a que hubo que manejar además
muchos otros bloqueos, en particular los de la región pélvica. Se trataba de
una mujer que se había empeñado en mirarse siempre como una niña; sin
embargo, aquel encuentro y despedida final con su padre, para asimilar su
muerte, fueron de una belleza y ternura conmovedoras.
Es evidente que en esa joven mujer había persistido la necesidad vital
de sentir y expresar el dolor ante la muerte de la persona amada, aunque
habían pasado cerca de 15 años desde el día en que sus parientes la habían
dejado sola en su casa, mientras ellos asistían al funeral. Los niños también
comprenden, a su modo, la muerte y tienen derecho a llorar. Expresan así
su ternura y su desamparo, aunque sea de un modo que a los adultos pue-
de parecer poco controlado y que no llena los requisitos del decoro social.
En este caso, parece que los parientes pensaron que era perjudicial que la
niña llorara y sintiera el dolor que era natural ante la muerte imprevista de
su padre.
EL CONTACTO ORAL + 139

La técnica mencionada también podemos utilizarla para asimilar otros


personajes que alguien mantiene introyectados. Algunas personas colocan,
en un lugar preferente de su casa, los retratos de algunos de sus antepasa-
dos o las imágenes de ciertas figuras religiosas y les dirigen continuas con-
versaciones. Con frecuencia, proyectan en ellas algunos aspectos de la
propia personalidad que no se atreven a considerar propios. Otras veces
las toman como pretexto para desvalorarse y fabricar culpas neuróticas.

El contacto oral
Mediante sus cambiantes gestos y expresiones, la boca manifiesta ciertos
cambios emocionales espontáneos durante las interacciones sociales; sin
embargo, los labios también muestran tensiones habituales relacionadas
con rasgos de personalidad bien establecidos. Forman parte de las másca-
ras sociales que ocultan los verdaderos sentimientos e intenciones me-
diante expresiones faciales automáticas.
Las sonrisas no siempre revelan verdadera alegría en la persona. Algu-
nas personas inteligentes utilizan una sonrisa vacía e inofensiva para ocul-
tar su verdadero talento o su cinismo. En ciertos países orientales, la son-
risa sirve para ocultar la agresividad y el disgusto; además, es una muestra
de cortesía. La cara de algunos individuos aparece más sonriente y mues-
tra mayor control y cortesía a medida que están más enojados.
La propaganda comercial supone que basta una sonrisa artificial y su-
perficial para ganar muchos amigos. Ese tipo de sonrisa vacía es un recurso
necesario y estereotipado para mejorar las ventas. Por otra parte, aunque
las sonrisas cosméticas no reflejan ninguna emoción, hacen que las relacio-
nes personales sean menos tensas. Serían deseables en muchos jefes, ofici-
nistas y secretarias, como una muestra de cortesía y respeto elemental ha-
cia el público.
Las estrellas de cine y televisión nos sonríen desde cualquier anuncio;
también las modelos, en la propaganda de cualquier artículo de consumo.
Por los medios de comunicación masiva conocemos las sonrisas de los polí-
ticos de distintos países; con ellas pretenden dar confianza a los ciudada-
nos y obtener el apoyo de sus votos. En casos extremos, algunos políticos
parecen creer que basta una gran sonrisa, difundida por la televisión, con
el fin de obtener suficientes votos para ser elegidos y ser buenos gober-
nantes.
Cuando somos espontáneos, la boca manifiesta nuestros cambios de
humor. Nos mordemos ligeramente los labios cuando hemos cometido al-
140 4. MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

gún error y los apretamos si estamos en desacuerdo con las opiniones del gru-
po, pero no deseamos que las palabras hirientes escapen del cerco de nues-
tros labios. Algunos llegan a taparse la boca si han hablado más de la cuen-
ta. Una sonrisa leve indica que conocemos a algunas personas, pero no
deseamos cruzar palabras: usamos esa sonrisa con los que trabajan en el
mismo edificio.
La sonrisa leve, en la cual descubrimos un poco los dientes y nos mor-
demos ligeramente el labio inferior, puede ser un gesto de subordinación
ante un superior. Se le señala que no existe la intención de morderlo o las-
timarlo, ya que antes nos lastimaríamos. De acuerdo con las películas an-
tiguas, en el México pueblerino de otros tiempos, el hombre mordía el
sombrero y la mujer su rebozo, por vergüenza a estar juntos y como una
muestra de interés mutuo.
En la ciudad, algunos agentes de tránsito sonríen de modo sarcástico
al notificar alguna infracción. La palabra «mordida", que tiene un uso muy
popular en México, describe gráficamente el modo como algunos funcio-
narios exigen dinero, con una sonrisa falsa que descubre la dentadura, y
que disfraza mal la intención de atemorizarnos para obtener el cohecho.
Algunos burócratas también nos sonríen, aunque nos parezca más bien
una mueca, al manifestarnos que el trámite estará listo mañana (o dentro
de un mes), para nulificar nuestro enojo, sabiendo ambos que se trata de
una promesa falsa. Recibimos sonrisas, igualmente falsas, cuando nos di-
cen que volvamos otro día o que falta algún documento. Cuando el jefe
regaña a algún subordinado, éste le sonríe, pero también puede clavarle
una mirada de enojo. En este mundo de sonrisas sociales, el jefe nos son-
ríe al notificarnos que hemos perdido el empleo y hasta nuestros amigos
nos sonríen también, con lástima, al darnos alguna mala noticia.
Fast señala que los humanos sonreímos antes o después de invadir el
territorio personal de los demás; les indicamos que no hubo intención
agresiva de nuestra parte, pero les pedimos disculpas de todos modos. Si
nos sentamos cerca de otra persona en un restaurante, la sonrisa lamenta
que uno tiene que acercarse al espacio de ella porque es el único sitio dis-
ponible. Sonreímos también cuando rozamos a otra persona en el ascen-
sor, significando que no pretendíamos ser rudos o descorteses. Cuando
golpeamos accidentalmente a otra persona, como sucede si el autobús fre-
na de súbito, la sonrisa lamenta lo sucedido y apunta que no hubo inten-
ción deliberada de nuestra parte.
Las sonrisas trasmiten un sinnúmero de mensajes emocionales que de-
penden del contexto social. Algunas sonrisas pueden comunicar alegría y
EL CONTACTO ORAL + 141

apoyo a las demás personas, mientras que otras trasmiten nerviosismo o


buscan la aprobación de los demás. Algunas sonrisas son un simple salu-
do y otras tratan de suavizar un efecto negativo. Las sonrisas que tratan de
evitar los pleitos o que pretenden disminuir las tensiones sociales tienen
raíces etológicas muy primitivas.
Por otra parte, Friese y Ramsey advierten que las mujeres sonríen más
que los hombres y que en ellas ciertas sonrisas parecen ser parte de los ro-
les sociales que se les atribuyen. Lejos de comunicar alegría o de ser un me-
ro saludo, las sonrisas de algunas mujeres dan un mensaje estereotipado de
inferioridad social. Mediante sus sonrisas, se presentan como inseguras, in-
feriores y poco agresivas, al menos en apariencia.
Además de los gestos cambiantes que acompañan las interacciones so-
ciales, los labios también tienen expresiones habituales relacionadas con
los rasgos de la personalidad. Mientras que algunos labios dan la aparien-
cia de vida y flexibilidad, la boca de otras personas está contraída por la
amargura, el desdén, la súplica, la burla o el cinismo.
Observamos también algunas sonrisas demasiado dulces y muy forza-
das que parecen decirnos: soy débil y no merezco que me hagan daño. Por
el contrario, otros labios nos sugieren: soy muy agresivo y si te acercas,
puedo morderte y lastimarte. Ya mencionamos que los gestos y sonrisas
congeladas repetidos, a pesar de que la situación social cambie, forman
parte de la máscara artificial que algunos individuos utilizan (primera capa
de la neurosis).
Numerosas actividades orales sirven para descargar las tensiones habi-
tuales de la vida, por ejemplo: platicar, fumar, reír, contar chistes, bostezar
y cantar son algunas de ellas. Las actividades de comer y beber no sola-
mente se relacionan con la nutrición, sino también pueden servir de des-
canso y para liberar la agresividad, por ejemplo: beber una copa de buen
vino. Lo mismo sucede con algunas actividades que son sustitutivas de la
alimentación, como mascar chicle. Usadas con moderación, las activida-
des orales son placenteras y tranquilizantes, especialmente cuando se añade
a algunas de ellas la grata compañía de los amigos.
El bullicio y ruido de las grandes urbes nos impulsan a llevar una vida
difusa y poco concentrada. Fromm advierte que la falta de concentración
se manifiesta claramente en la dificultad que tenemos para estar a solas
con nosotros. Para mucha gente, es imposible estar un momento sin ha-
blar, fumar, comer o beber. Cuando están sin hacer nada, se ponen ner-
viosas e inquietas y tienen que hacer algo con sus manos o su boca. Uno
de los síntomas de la falta de concentración es la actividad de fumar con-
142 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

tinuamente. Se mantienen así ocupadas las manos, la boca, los ojos y la


nariz.
Los infantes manifiestan sus necesidades mediante distintas formas de
llanto, por lo cual las madres y las demás personas que lo cuidan deben
aprender lo que desea el niño al llorar. También hay diferencias en las ne-
cesidades y en el modo de llorar de cada infante. Sólo mediante una fina
sensibilidad y con ayuda de la experiencia, los padres aprenden a distin-
guir las necesidades que manifiestan los niños y las niñas con algún llan-
to, con lo que las podrán satisfacer mejor. Boadella opina que algunos in-
fantes lloran mucho debido a que se les dificulta a sus padres comprender
sus mensajes no verbales.
Siguiendo las observaciones de Gunther, Lippsit menciona que mien-
tras el niño mama, se le tapan los orificios nasales de modo periódico y
fortuito. Inicia entonces algunos movimientos para apartarse del pezón, lo
cual no es fácil, porque el recién nacido chupa con un sello al vacío. Al
principio, solamente hace leves movimientos de cabeza, los cuales a veces
bastan para liberar la oclusión nasal; si éstos no resultan, el infante se em-
puja con las manos para alejarse del pecho materno. Todo esto va acom-
pañado de un enrojecimiento de la cara. Cuando nada resulta, el infante
empieza a llorar y lo hace sin parar hasta que lo separan del pecho de su
madre.
Después de un período de oclusión severa, el niño muestra cierta re-
pugnancia a volver a mamar, ya que asocia el pecho de la madre con la ex-
periencia de ahogo respiratorio. La mamila también puede empujarse de
modo exagerado en la boca del infante, dificultándole la respiración. Los
pasos que sigue el infante para liberarse del ahogo respiratorio se pueden
considerar una reacción de enojo y frustración. Esa reacción va dirigida
hacia la madre, de modo poco específico, y cesa cuando el estímulo ayer-
sivo, que es la madre, ya no está presente.
Después de algún tiempo, el niño permite que su madre se le acerque
de nuevo, poco a poco. El infante reacciona con la misma respuesta de
enojo y frustración ante otras situaciones desagradables, como ruidos in-
tensos, luces brillantes, estimulación táctil demasiado ansiosa, dolor físico,
etcétera. La apariencia de un infante cuyas necesidades vitales son satisfe-
chas es de relajación y de contento. Por el contrario, si su organismo está
en frustración, el infante llorará, se mostrará ansioso, lloriqueará o se que-
jará, detendrá su respiración, sus ojos perderán brillo y se encogerá sobre
sí mismo.
EL CONTACTO ORAL + 143

En lo anterior, Reich veía las dos posibilidades básicas del infante: ex-
pandirse abiertamente hacia el mundo, o encogerse sobre sí mismo para
alejarse del mundo. Antes de la aparición del movimiento deliberado y de
la adquisición del lenguaje, el organismo del infante reacciona de modo
automático, mediante el sistema nervioso autónomo y sus reflejos. Los pa-
dres de algunos niños evitan a éstos el placer y posponen indebidamente
la satisfacción de sus necesidades. Esto puede ocasionar alteraciones del
sistema nervioso autónomo, el cual queda condicionado para funcionar en
un estado continuo de alarma y emergencia.
Las personas nerviosas, inseguras e irritables no suelen ser buenos pa-
dres. Debido a sus conflictos internos, encuentran difícil lograr que sus hi-
jos estén contentos. En el otro extremo, los padres demasiado protectores
educan a sus hijos para la dependencia. Los niños y las niñas dependien-
tes no maduran psicológicamente: de alguna manera siguen ligados a la
realidad corporal de sus padres. Cuando tienen cinco o más años, sienten
inseguridad si se alejan un poco de ellos. Es como si no creyeran que pue-
den caminar ni respirar por sí mismos. Hay personas dependientes que
permanecen en el hogar de sus padres, aunque sean mayores de edad. Los
irritan continuamente y representan una fuerte carga económica.
Es común dividir el desarrollo oral de los niños en tres etapas. Durante
la primera, que va desde el nacimiento hasta la aparición de los primeros
dientes, predomina el reflejo de succión y el infante chupa con fuerza,
mediante un sello al vacío, sin separarse de su madre. En opinión de al-
gunos autores, los problemas de esta etapa se manifestarían en rasgos de
pasividad y dependencia. Como adultos, estos individuos encuentran difí-
cil distinguir entre el hambre de cariño y el hambre de alimento, así como
entre la necesidad de cariño y el deseo de contacto sexual.
La segunda etapa coincide con la aparición de los dientes delanteros,
alrededor del primer año de vida. Es la etapa del mordisqueo, en la que el
niño aprende que no puede morder y herir a su madre y que debe con-
trolar sus mordidas. Esto constituye el principio de la separación de su
propio cuerpo, que se percibe como distinto del de la madre, así como del
control voluntario de las funciones dentarias. Sin embargo, los niños y las
niñas controlan la vista y ejecutan movimientos deliberados con sus ma-
nos antes de eso. Como resultado de los problemas en esta etapa, algunas
personas tienen capacidad para ejecutar tareas a corto plazo, pero no a lar-
go plazo. Se les dificulta decir no y tienden a estar de acuerdo con las opi-
niones de los demás.
144 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

La tercera y última de las etapas inicia con la aparición de los molares


hacia el fin del segundo año y continúa conforme el niño aprende a mas-
ticar. Durante esa etapa, el niño es capaz de comer los mismos alimentos
que los de sus padres. Las personas que no tuvieran conflictos en esta eta-
pa, ni en las anteriores, podrían masticar bien sus alimentos, asimilarían
las experiencias que les convienen y descartarían las que no. Contarían
también con suficiente energía intelectual para las labores a largo plazo,
que requieren constancia y suficiente concentración.
Perls opina que la agresividad tiene una salida biológica natural debi-
do al uso adecuado de los dientes. Algunos hombres y mujeres carecen de
la habilidad para masticar y degluten todo, como si los alimentos sólidos
fueran líquidos. En esas personas, el impulso agresivo permanece frustra-
do y se manifiesta en algunos mecanismos de autodevaluación y autodes-
trucción, lo mismo que en la crueldad sádica hacia los semejantes. Quie-
nes no tienen paciencia para masticar sus alimentos tampoco asimilan el
alimento intelectual. Aceptan sin más las opiniones de los demás y esto re-
sulta en la estupidez humana, según dicho autor.
Si nos detuviéramos a saborear los alimentos, nos veríamos forzados a
vomitar o a escupir algunos de ellos, que no son nutritivos. Sólo si man-
tenemos la anestesia oral, y más en particular la anestesia dentaria, podre-
mos continuar introduciendo en nuestro organismo objetos y experiencias
que no podemos asimilar y que nos dañan. Cuando les falta la capacidad
para saborear los alimentos (lo cual supone masticarlos), las personas ca-
recen de la necesaria concentración mental para discriminar las ideas y las
situaciones sociales.
Algunas conductas, repetidas de modo automático, se relacionan con
problemas emocionales durante las etapas del desarrollo oral. Kurtz y Pres-
tera sugieren que los rasgos orales son muy notorios en algunos indivi-
duos, y ofrecen la clasificación siguiente:
1. Rasgos orales que son una expresión de carencias afectivas en la infan-
cia: algunas personas comen más de la cuenta y tienen problemas de
obesidad. Otros comen muy poco o buscan con glotonería combi-
naciones de alimento y se llevan todo a la boca: chupan lápices, se
muerden las uñas, fuman continuamente, etcétera. A menudo, estos
individuos hablan de modo excesivo e inoportuno y su tono de voz
es demasiado alto.
2. Rasgos orales asociados con dependencia: la dependencia está relacio-
nada con problemas de sobreprotección. Algunas personas que tie-
EL CONTACTO ORAL + 145

nen rasgos orales no son capaces de independizarse, por falta de con-


fianza en sí mismos; han visto frenada su capacidad de actuar desde
muy pequeños.
3. Rasgos orales asociados con experiencias de inseguridad e incomodidad:
cuando han visto amenazada su seguridad y bienestar básicos, cier-
tos individuos tratan de crear a su alrededor un ambiente seguro, có-
modo y consistente; sin embargo, pretenden lograr esto de modo
demasiado idealista, o mediante procedimientos muy rígidos e in-
flexibles.
4. Rasgos orales asociados con falta de ternura y afecto: durante la infan-
cia temprana pudo faltar el contacto físico, que es una expresión de
afecto. Esas personas experimentan un vacío interno. Cuando son
adultos, intentan encontrar el calor y el contacto mediante la rela-
ción sexual; sin embargo, dado que su modo de actuar no es ade-
cuado porque les falta seguridad interna, tienden a buscar la activi-
dad sexual de modo compulsivo y poco discriminado, o se alejan de
cualquier interacción sexual por timidez.
Las descripciones mencionadas son meras pistas para el diagnóstico. Sería
demasiado exagerado atribuir cualquier inseguridad y dependencia a las
experiencias negativas durante las etapas orales. La dependencia, la inse-
guridad y los vacíos afectivos también se pueden originar en otras etapas
de la vida. En la pasividad de muchas personas influyen, de manera im-
portante, la ausencia de oportunidades educativas y laborales. A su vez, la
apatía y la desesperación resultan cuando un hombre o una mujer ven fre-
nados una y otra vez sus esfuerzos por mejorar y superarse. En las socie-
dades actuales, ciertos grupos sociales mantienen oprimidos a los otros.
No es igual el salario mínimo de los trabajadores que el de los diputados
y senadores.
Algunas madres confunden la gordura de sus hijos con la buena salud.
Los presionan a tragar el alimento sin límites razonables; luego los exhi-
ben, con orgullo, ante sus parientes y amigos, pero no se dan cuenta de
que el sobrepeso lentifica al niño y le dificulta moverse y caminar. Por otra
parte, la falta de proteínas en la dieta queda reflejada en un tono muscu-
lar disminuido, entre otros trastornos.
La cantidad de alimento no es lo que importa solamente. La calidad
del alimento influye mucho en la formación de las estructuras corporales
que permiten, en el niño, el desarrollo pleno de su personalidad. Para me-
jorar la calidad de vida, son de vital importancia los planes alimentarios a
146 .1. MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

nivel nacional. Los dos polos básicos en el desarrollo de cualquier país son
el mejoramiento de la alimentación y la elevación de los niveles educati-
vos. Desde luego, la educación debería incluir suficientes oportunidades
para el deporte y el juego recreativo.
Ciertas personas consumen cinco o más refrescos embotellados por
día; el escaso valor nutritivo de estos productos, comparados con la leche,
es evidente. Otras personas abusan de las salsas y los chiles, lo cual tam-
poco se relaciona muy directamente con una dieta bien balanceada. Más
bien parece que se trata de ocultar el escaso sabor de alimentos poco nu-
tritivos, como la tortilla. Por otra parte, el alcoholismo es una adicción de-
masiado frecuente en nuestro país, que suele ir acompañada de la desnu-
trición.

Manejo de los bloqueos orales

Existen ejercicios diseñados para mejorar el contacto dentario y aflojar los


músculos que mantienen trabada la mandíbula. Perls propone el siguien-
te: la persona deja que los dientes de las mandíbulas inferior y superior se
toquen ligeramente. No hay que relajar demasiado los músculos de la
mandíbula porque quedaría colgando, ni contraerlos mucho. Al principio,
pueden sentirse temblores ligeros, parecidos al castañeteo de los dientes
cuando hace mucho frío. Entonces hay que cambiar de un temblor invo-
luntario a un movimiento deliberado de pequeños mordiscos rápidos.
Después de un rato, podemos repetir el ejercicio.
Otra variante consiste en aproximar los molares hasta que se toquen le-
vemente, lo cual también puede provocar el castañeteo involuntario. En-
tonces tomamos control, haciendo los movimientos que corresponden a
masticar; luego permitimos que aparezca de nuevo el movimiento invo-
luntario, como un ligero temblor; de nuevo recuperamos el control, y así
sucesivamente. Estos ejercicios pueden hacer que el individuo experimen-
te temblores en otros músculos del cuello y de la cara. Algunas personas
advierten que estaban llenas de ira o miedo, y mantenían frenadas esas
emociones mediante la mandíbula trabada.
Ciertas tensiones de la quijada dificultan la respiración, deglutir los ali-
mentos y que la sangre circule libremente hacia la cara. A veces la mandí-
bula se lleva muy echada hacia adelante, hacia atrás o hacia un lado; es di-
fícil moverla y no se puede abrir bien la boca. Cuando se proyecta hacia
delante, la apariencia es de fuerza y desafío, como Popeye o Mussolini. Así
MANEJO DE LOS BLOQUEOS ORALES + 147

la acostumbran llevar algunos hombres dominantes. Es más común que


algunas mujeres lleven la mandíbula echada hacia atrás, en un intento de
mejorar el perfil, porque suponen que esto les suaviza la expresión del ros-
tro. Culturalmente, el mentón poco saliente está asociado con debilidad y
pasividad.
El masaje profundo es una técnica efectiva para eliminar tensiones de
la quijada cuando los maseteros están contraídos y se sienten duros y do-
lorosos al tacto. Otros puntos donde se acumula la tensión muscular están
atrás de la mandíbula y hacia la mitad, en el borde inferior de ella. Baker
propone un ejercicio que consiste en echar la mandíbula hacia atrás, mien-
tras que el terapeuta hace presión hacia arriba, con sus dedos en los múscu-
los inframandibulares y los del mentón.
También ayudan los ejercicios respiratorios, por ejemplo: llenamos los
pulmones de aire y, sin soltar éste, extendemos los brazos hacia los lados,
con las palmas hacia arriba. En seguida sacamos la lengua mientras estira-
mos los brazos. Sin exhalar todavía el aire, después metemos la lengua y la
sacamos de nuevo, mientras estiramos aún más los brazos. Luego exhala-
mos el aire y respiramos de nuevo y sacamos la lengua dos o tres veces,
mientras estiramos los brazos, igual que antes.
A veces, las personas que liberan sus tensiones del cuello y quijada
sienten mareos, vibraciones y calor en la cara, porque se alivian las cons-
tricciones que frenaban la circulación de la sangre. Perls propone algunos
ejercicios para concentrarnos en la comida. Además de saborearla, es im-
portante que nos demos cuenta de que podemos cortar el alimento con los
incisivos y triturarlo agresivamente con los molares.
Según ese autor, cuando las personas recobran la capacidad para sabo-
rear y masticar los alimentos, disminuye su irritabilidad general. También
mejora su habilidad para concentrarse en las tareas intelectuales a medida
que pueden atender a lo que comen.
Algunas personas que mantienen apretados los dientes dan la aparien-
cia de que nunca van a perdonar.
Otro ejercicio para liberar las tensiones de la mandíbula y dar salida al
resentimiento consiste en dar al individuo una toalla o un rollo de papel
suave para que lo muerda. Mientras el psicoterapeuta sostiene la toalla con
una mano, la persona jala hacia atrás, sosteniéndola con los dientes y lue-
go suelta la toalla voluntariamente. Este ejercicio se repite varias veces. Es
importante que la persona no detenga su respiración durante el ejercicio.
Como variante del ejercicio anterior, el terapeuta le jala la mandíbula
hacia abajo, con dos dedos de su mano dentro de la boca, mientras ella ex-
148 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

hala el aire y dice "ahhh". Con este ejercicio pueden emerger algunas sen-
saciones de vergüenza y de ganas de llorar que estaban bloqueadas en la
garganta.
Otra de las labores del psicoterapeuta es ayudar a revivir imaginaria-
mente, en una especie de drama, las situaciones en las que fueron frenadas
las ganas de morder y la ira. Cuando la persona cobra conciencia de la ira
que tenía puede soltar a las personas que llevaba en los dientes y hacia las
cuales tenía resentimientos. Perdonar es muy difícil y solamente puede in-
tentarse después de haber expresado la ira.
La culpa, según Perls, es un resentimiento disfrazado, mediante ella,
proyectamos el resentimiento; sentimos que los demás están enojados con
nosotros, porque somos malos y les debemos algo. En realidad, se trata de
una situación incompleta en la que no pudimos manifestar a los demás
nuestra ira y enojo. Por eso seguimos enganchados, de modo obsesivo, a
esas personas, como un perro que no quiere soltar la presa que tiene entre
sus dientes.
La expresión de los labios puede contener, como parte de una másca-
ra, cualquier otra emoción congelada y no solamente la ira. Para eliminar
estas expresiones habituales, podemos pedir al individuo, en una situación
de grupo, que intensifique el gesto estereotipado de su boca. Luego, se co-
loca delante de los demás, acompañando el gesto con el mensaje verbal
que corresponde.
Por ejemplo, una sonrisa triste iría acompañada de las palabras: "sufro
mucho'', "no creo en la alegría'', y otras parecidas. Con ayuda de las reac-
ciones espontáneas de los miembros del grupo, es típico que las personas
reconozcan que la expresión de su boca no corresponde a sus verdaderos
sentimientos. En ocasiones brotan emociones opuestas que estaban ocul-
tas. Así, la persona del ejemplo anterior puede empezar a reír, de modo
muy espontáneo, al sentir que emerge la alegría de vivir que llevaba repri-
mida.
Algunas personas arrastran serias carencias afectivas, por lo cual en los
grupos son propuestas distintas experiencias de contacto físico, como ca-
ricias, abrazos y masaje corporal como muestras de ternura, comprensión
y apoyo, con el propósito de eliminar algunas fallas y carencias.
Las muestras de cariño, ternura y contacto físico que el psicoterapeuta
y el grupo pueden proporcionar a esas personas son muy parecidas a las es-
tiladas en familias más espontáneas y cariñosas; son manifestaciones de
amor fraternal. Cuando los individuos reciben esas manifestaciones de afee-
MANEJO DE LOS BLOQUEOS ORALES 4- 149

to experimentan una sensación de paz muy agradable, de tranquilidad y


alegría casi infantiles.
Estas experiencias pueden neutralizar algunas sensaciones de miedo,
dolor y vacío internos que sustentan la depresión y la baja estima, a la vez
que permiten a las personas que vuelvan a confiar en sus semejantes. Co-
mo ejemplo, las personas del grupo van acariciando, por turno, el rostro y
los hombros de una persona que está acostada en el suelo, boca arriba y que
tiene los ojos cerrados.
El manejo psicoterapéutico favorece la emergencia del dolor emocio-
nal, incluidos los recuerdos del hambre de afecto originados por la frial-
dad y poco cariño de los padres. Cuando preguntamos a las personas qué
edad sintieron que tenían, a veces responden que se percibieron de cuatro
o seis años, o incluso que perdieron toda noción de su edad. Para concluir
estos ejercicios, es útil volver poco a poco a las personas a la realidad que
les rodea. Se les pide que abran los ojos y luego que empiecen a mover po-
co a poco sus brazos y sus piernas. Finalmente, se les indica que se pongan
de pie.
Durante las sesiones de psicoterapia, las caricias de tipo sexual serían
del todo inapropiadas; se sentirían como atemorizantes, pues no es lo que
se espera de una situación profesional. Lo que las personas buscan es una
simple sensación de apoyo y de comprensión fraternal, ante necesidades
muy infantiles que suelen corresponder a etapas previas a la pubertad. Al-
gunos hombres y mujeres han tenido relaciones sexuales, pero las han vi-
vido mediante sus vacíos internos, por lo cual no fueron demasiado gra-
tas. Por ejemplo: durante una sesión de psicoterapia con una mujer que
tenía trabada la mandíbula y echada hacia atrás la quijada, le pregunté si
se lastimaba los dientes mientras dormía. Ella respondió que, en efecto,
ya se había roto varios de los dientes delanteros y que a veces sentía in-
controlables deseos de morder. La parte inferior de la cara de esta mujer
tenía una expresión de dureza que contrastaba con el resto de su cara. La
mirada era más bien suave y tierna. Un dentista que la atendía le había co-
mentado que tenía la mordida de tiburón, por la fuerza con que mordía.
La mujer utilizaba los incisivos con demasiada fuerza e incluso duran-
te sus relaciones sexuales daba dolorosas mordidas a su pareja. Resultaba
claro el conflicto de resentimiento, del mordisco que no suelta a su presa.
Había una reacción de ira dental que seguía sin expresarse bien y se trans-
formaba en acciones automáticas ejecutadas de modo compulsivo. Ella pa-
recía darse perfecta cuenta de que se dañaba y de que lastimaba a otros con
sus mordidas, pero no podía evitarlas por más que lo intentaba.
150 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

Al palpar la mandíbula, además de la contracción de los músculos ma-


seteros, advertí que había puntos muy dolorosos atrás de la quijada, abajo
de las orejas. Había que buscar a la víctima y seleccionar los ejercicios
apropiados para liberar la tensión muscular junto con los bloqueos emo-
cionales. El ejercicio más efectivo para ella fue morder una toalla, mientras
yo sostenía el otro extremo. Después de algunas sesiones, fue recordando
que su abuela materna la había educado, desde niña,para tener coraje ha-
cia su padre, quien había abandonado el hogar cuando ella tenía tres años,
coincidiendo con la muerte de su madre. Como se recordará, la etapa del
control voluntario del mordisqueo en los niños, corresponde a esa edad. A
partir de entonces, los huérfanos habían quedado a cargo de la abuela
materna.
Le pregunté a esa mujer si a su abuela le gustaba tener perros en su ca-
sa. Ella me respondió que sí, pero que los perros solamente mordían a
quienes se metían a la casa para robar. Fue evidente, tanto para ella como
para mí, que su abuela la había educado, en cierta manera, como si fuera
un perro. Uno de los deseos secretos de la abuela era que la niña mordie-
ra a su padre las raras veces que venía a visitarlos y que lo corriera de su
casa. Aunque la abuela se había hecho cargo de los niños, también los ha-
bía educado para el remordimiento y el resentimiento. Una de las frases fa-
voritas de la abuela era que no se podía confiar en ningún hombre y que
el padre era un desobligado.
Como parte de la liberación de las emociones bloqueadas, también se
establecieron algunos diálogos con su padre y con su abuela. Esa mujer no
se había dado cuenta de que tenía mucho rencor hacia su padre, pues de-
cía que era muy bueno y cariñoso con ella. Una parte de ella había prefe-
rido morderse a sí misma, en lugar de morder a su padre, según las ins-
trucciones de la abuela; sin embargo, la abuela le había trasmitido parte de
su resentimiento.
Otro de los ejercicios para liberar las tensiones de la quijada consistió
en pedir a la mujer que respirara profundamente y dijera "ahhh..." al ex-
halar el aire. Mientras, yo jalaba la quijada hacia afuera con los dedos, e
incluso le sugerí en alguna ocasión que ladrara, según aquello de que
perro que ladra no muerde, como una forma de expresar la agresividad.
Esa mujer tenía también otras tensiones en el cuello, alrededor de la gar-
ganta, que estaban relacionadas con un nudo para no llorar, las cuales fue-
ron manejadas mediante otras técnicas.
Cuando se crean diálogos imaginarios, el psicoterapeuta sugiere frases
que vienen al caso, a modo de pistas para que el paciente las repita una y
El CONTACTO AUDITIVO + 151

otra vez, como una especie de eco, por ejemplo: "Abuela, me educaste co-
mo un perro para morder a los hombres". Al repetir la frase, la experien-
cia se intensifica hasta que la persona logra valorar emocionalmente la si-
tuación: experimenta coherencia entre lo que siente y lo que dice. No se
evade mediante interpretaciones, sino que experimenta los sentimientos
bloqueados que le causaban síntomas y malestares. Finney advierte que la
técnica de repetir las frases contribuye a que las personas logren una inte-
gración consciente de los componentes motrices de las emociones. La téc-
nica favorece mejor la expresión no verbal de las emociones cuando va
acompañada de movimientos espontáneos.
Al repetir las sugerencias del terapeuta y aprovechando las frases es-
pontáneas que surgen, así como algunos gestos, temblores y movimientos,
se van intensificando las emociones, hasta llegar a una especie de explo-
sión, por ejemplo: una crisis de llanto. Después de haber llegado al fondo
del sentimiento, las manifestaciones disminuyen y la persona se siente ali-
viada y a gusto. Como variantes de esta técnica básica, el terapeuta sugie-
re a la persona que repita la última frase con énfasis ligeramente distinto;
también puede pedirle que la diga con voz cada vez más alta y con mayor
intensidad.
Las técnicas funcionan únicamente si el terapeuta comprende los sen-
timientos de los demás y puede vibrar en sintonía con ellos, pero no es
efectiva cuando se trata de una repetición mecánica y distraída por el pa-
ciente. El psicoterapeuta que tiene suficiente inteligencia emocional anti-
cipa cuál será el próximo movimiento emocional y ofrece, a modo de
sugerencia, algunas frases concretas que indican esa nueva línea de senti-
mientos. Sin embargo, el acuerdo explícito entre el paciente y su psicote-
rapeuta es que se trata de opiniones y sugerencias que se pueden aceptar,
descartar o cambiar. El paciente es el único que verdaderamente sabe lo
que sucede en su propio interior.

El contacto auditivo

Con frecuencia, las tensiones del cuello y la mandíbula van acompañadas


de bloqueos auditivos. Algunas personas oyen las palabras de los demás,
pero no captan los mensajes emocionales o —peor aún— los distorsionan.
Esto supone que la percepción de las propias emociones también está li-
mitada. Si la persona mantiene trabada la quijada, al menos una de las
cámaras de aire del oído medio se comprimirá y la entrada del aire exte-
152 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN

rior quedará limitada. La trompa de Eustaquio se oprime con el músculo


que comunica al oído medio con la faringe y aumenta de modo exagera-
do la presión de la cámara del oído medio.
Esos bloqueos dificultan la agudeza auditiva; además, las personas ex-
perimentan tensión dolorosa e irritabilidad crónica. Algunos individuos
tuvieron, durante la niñez, experiencias negativas relacionadas con la fun-
ción de escuchar. Escucharon gritos hirientes y las amenazas de sus padres
y maestros. Estos mensajes resultaron dolorosos y lastimaron el oída. An-
te tales circunstancias, algunos niños aprendieron a bloquear, mediante
tensiones en el oído medio, algunos mensajes emocionales negativos del
exterior (y algunos mensajes de su propio interior).
La molesta y agresiva contaminación del ruido en las grandes ciudades,
en las calles y en los sitios de trabajo contribuye a disminuir la agudeza au-
ditiva y origina cansancio e irritabilidad. Para algunas personas, equivale a
una tortura continua. Quienes han bloqueado parcialmente sus oídos só-
lo pueden escuchar ciertos matices emocionales de la voz de las demás per-
sonas, pero no distinguen los matices y las vibraciones que corresponden
a otros sentimientos. Por ejemplo, algunos no se permiten escuchar la ira
que ocasionalmente está presente en la voz de los demás.
Dichas personas creen falsamente que el único mensaje que pueden re-
cibir de los demás siempre es el de cariño, porque son tan buenos que na-
die puede enojarse con ellos. Por el contrario, a los individuos irritables les
parece que lo único que trasmiten las voces de los demás es ira y enojo,
puesto que para ellos la ternura no existe (en realidad no la perciben tan
fácilmente). Muchas personas están condicionadas para temer, de manera
automática, ciertos tonos de voz que les recuerdan a otras personas que les
fueron desagradables.
La capacidad para escucharnos a nosotros mismos está disminuida
cuando tenemos bloqueos auditivos. El manejo adecuado de las tensiones
del cuello logra que algunas personas puedan escuchar mejor; al disminuir
esas tensiones, a veces emerge el dolor acumulado, con los recuerdos con-
siguientes. También ocurren otros fenómenos transitorios, como zumbi-
dos, debido a los cambios en la presión del oído medio.
Nos conviene escuchar los ritmos y sonidos internos del organismo,
como la respiración y los latidos del corazón, porque nos dan a conocer
—sin lugar a dudas— los propios cambios impulsivos y sentimentales. Tam-
bién podemos escuchar los matices emocionales que refleja nuestra voz.
Algunas psicoterapias proponen que la música refleja, con sus distintos
ritmos e instrumentos, todas las emociones que los humanos podernos
EL CONTACTO AUDITIVO + 153

sentir. Mediante el empleo de la música adecuada es posible que algunas


personas recuperen la capacidad —que tienen los niños— de dejar vibrar su
organismo entero con las distintas emociones. Para muchos, el primer pa-
so para sentir las emociones es empezar a escucharlas (Clynes).
Una técnica básica para eliminar los bloqueos auditivos consiste, sim-
plemente, en procurar escuchar con atención. La atención se dirige a
escuchar el sonido de la voz de la otra persona. Es preciso no fijarse de-
masiado en lo que significan las palabras; además, conviene escuchar las
pausas, los cambios en el acento y en el ritmo, y los cambios en la modu-
lación de la voz. El propósito es comprender la música de los sentimien-
tos cambiantes, que son un reflejo de la verdadera personalidad individual.
Lo anterior se puede hacer con los ojos cerrados, en ciertas situaciones
de psicoterapia en grupo, para facilitar la concentración de las personas.
Los participantes se dedican a escuchar, con toda intensidad, la voz de un
participante que relata alguna experiencia, por ejemplo: un sueño, una fan-
tasía o algún recuerdo. A las personas que escuchan se puede recomendar
que traten de recordar sus fantasías, junto con los recuerdos que brotan.
Todas estas vivencias pueden compartirse después con los demás miem-
bros del grupo, lo mismo que las reacciones emocionales que tuvieron al
contacto con la voz de la otra persona.
También ayuda enfocar la atención auditiva, de vez en cuando, a los
sonidos y ruidos del ambiente que nos rodea, sean cercanos o lejanos,
agradables o desagradables. Entre otras ventajas, cuando uno se concentra
en escuchar un ruido desagradable, éste deja de molestar algunas veces,
porque uno se acostumbra. Cuando escuchan los sonidos cercanos, algu-
nas personas dejan de percibir los ruidos lejanos. Como otros ejercicios,
uno mismo puede retirarse a un sitio tranquilo para escuchar el sonido de
los ritmos del organismo, lo mismo que lo que dicen los diálogos y las fan-
tasías internas.
En contraste con la contaminación del ruido en las grandes ciudades,
es un descanso escuchar los sonidos de la naturaleza, como el murmullo
de los riachuelos, el golpear del mar contra las rocas o el canto de los pá-
jaros. A lo largo de la historia hemos reconocido el papel que puede tener
la música para calmar a personas agitadas y confusas y para levantar el áni-
mo de las que están tristes. Uno de los tranquilizantes más sanos sigue
siendo, para innumerables personas, escuchar la música que les gusta.
Capítulo 10

Psicología del cuello,


hombros, espalda y brazos

Cada una de las partes de esta extensa área de nuestra realidad cuerpo-
mente sustenta distintos rasgos de la personalidad, por ejemplo: algunas
tensiones habituales en hombros y espalda frenan el potencial de la ener-
gía agresiva y limitan el movimiento de los brazos.
La mayoría de los músculos del cuello y la espalda se articulan a la co-
lumna vertebral y sirven para mantener la postura erguida del cuerpo. Los
discos de la columna vertebral comprenden la cuarta o quinta parte de esa
estructura (Rolf). Los discos jóvenes (hablando de manera biológica) tie-
nen más colágeno y líquidos, por lo que sustentan mayor peso, son más
flexibles y permiten mayor movilidad del cuerpo. El estrés genera doloro-
sas tensiones que afectan la columna vertebral, la cual termina por quedar
encogida y desviada.
Entre las señales del envejecimiento —prematuro o no— están la pérdi-
da de elasticidad en los tejidos, la acumulación de sales, la movilidad li-
mitada y la dificultad para recuperarnos de las enfermedades. Es reco-
mendable beber diariamente de seis a ocho vasos de agua para conservar
la flexibilidad de las estructuras corporales, en particular la de los discos
intervertebrales.
Como advierte Rolf, en caso de que los músculos flexores estén con-
traídos de manera crónica, los antagonistas (extensores) deben realizar es-
fuerzos constantes para balancearlos. Cuando las tensiones abarcan exten-
sas áreas del cuerpo, la fuga de energía es considerable: los hombres y las
mujeres padecen dolores crónicos y sensaciones de cansancio y debilidad.
Según, Perls, muchos individuos gastan la energía de su organismo en
mantenerse tensos, en lugar de emplearla para moverse a la acción creati-
va y establecer contactos vitales con otras personas.

La psicología del cuello


Durante el transcurso de la historia, el cuello ha sido uno de los lugares fa-
voritos de adorno. Los individuos de cualquier región llevan colgando del
155
156 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

cuello joyas, medallas y toda clase de objetos con distintas figuras y diver-
sos simbolismos. Algunos de ellos señalan la pertenencia a ciertos grupos so-
ciales y religiosos; otros recuerdan los lazos afectivos con la persona ama-
da. También es frecuente llevar al cuello amuletos para la buena suerte.
Antiguamente se ponía a los esclavos un collar al cuello para indicar su
condición de inferioridad y la pertenencia a sus amos. Esta costumbre per-
siste en relación con los animales domésticos, como los perros y gatos; por
el contrario, en las clases dominantes, el cuelli; libre y estirado siempre se
ha tomado como símbolo de poder y elegancia. La manera de llevar el cue-
llo de alguna persona nos proporciona indicios acerca de su propia valora-
ción y señala sus actitudes de dominio o sumisión.
En las interacciones sociales comunes, las personas de autoridad reci-
ben gestos de subordinación, como una leve inclinación de cabeza y cuan-
do doblan el cuerpo hacia ellos. Entre iguales, gestos parecidos muestran
cortesía deferente. En países con gran tradición de cortesía, las inclinacio-
nes se dirigen hacia el jefe de la familia y también las acostumbran los
alumnos con sus maestros. Una leve inclinación de cabeza significa que es-
tamos de acuerdo con algo.
La relación entre el cuello y la sumisión tiene raíces biológicas muy
primitivas. Entre los lobos hay peleas rituales entre los machos dominan-
tes para obtener el control de la manada. Al final de alguna, cuando uno
de ellos ofrece su cuello al otro, se arriesga a que los colmillos del lobo más
fuerte le rompan la yugular y lo maten. Aunque este gesto inhibe auto-
%) máticamente la agresión, el lobo que se retira de la pelea queda en posi-
ción de subordinación.
Algunas personas llevan el cuello encogido, como si estuvieran prote-
giendo la cabeza de los golpes. Otras mantienen el cuello inclinado hacia
adelante, como expresión social de sumisión y debilidad. La vista perma-
nece baja; ellas dan la impresión de que están al servicio de cualquiera y
son inofensivas. Eligen darse por vencidas: utilizan la dependencia y el ser-
vilismo para sobrevivir en las sociedades violentas y competitivas.
Barlow menciona una investigación en la cual se comprobó, en una
muestra de 108 jóvenes de sexo masculino, que todos, excepto uno, enco-
gían el cuello, y echaban la cabeza hacia atrás al sentarse en una silla. Ad-
vierte que se requiere una buena postura para el funcionamiento adecuado
del esófago, la tráquea y las estructuras relacionadas con la fonación. Co-
mo advierte Drake, cuando mejora el uso de la voz, esto favorece la coor-
dinación y redunda en todas las facetas del funcionamiento humano.
LA PSICOLOGÍA DEL CUELLO .1 157

La voz (con sus palabras) manifiesta las limitaciones del ambiente fa-
miliar de cada quien, lo mismo que su nivel cultural y condición social.
Los cambios en el acento y en el tono de la voz indican la región del país
de donde es originaria cada persona. Es muy distintiva la manera como se
habla el castellano en cada país, lo mismo que el uso de ciertas expresio-
nes típicas.
la voz- refleja la individualidad y es distinta ea cada persona. Debido- a
las tensiones habituales del cuello, la voz pierde los matices emocionales
que se reflejan en los cambios de volumen, tono, ritmo e inflexiones. Es-
cuchamos voces siempre tristes, quejumbrosas, deprimidas, aburridas y
robotizadas, mientras que otras se nos antojan frías y lejanas. Ciertos in-
dividuos nos lastiman con su voz áspera e hiriente. Hay voces incisivas y
mordientes, pero también las hay musicales, vivas y acariciantes.
Algunas personas nos hablan de sus enfermedades y tragedias, venga o
no al caso, con voz quejumbrosa y casi a punto de llorar. Entre otros so-
nidos, una risa vacía e inapropiada, que parece pedir perdón y lástima, sue-
le acompañar algunas máscaras sociales de manipulación pasiva.
En el cuello se bloquean ciertas expresiones emocionales, como llorar,
gritar, sollozar y reír; también se limita la respiración y es inhibido el reflejo
del vómito. Los individuos que encuentran difícil negar favores tampoco
pueden mover el cuello con el gesto que indica una negativa absoluta. Por
si eso fuera poco, mediante tensiones a los lados del cuello se frena el flu-
jo de la sangre hacia la cara y el cuero cabelludo.
En resumen, las tensiones del cuello cortan la energía impulsiva y emo-
cional que va del cuerpo hacia la cabeza y se relacionan con un rostro po-
co expresivo. En ninguna otra parte del organismo encontramos tantos
músculos, nervios, arterias y venas, en un espacio muy reducido, con gran
riesgo de sufrir compresiones.
Por el cuello pasan cuatro de los nervios craneales: el glosofaríngeo, el
vago, el accesorio y el hipogloso. Estos nervios se relacionan con el oído
medio, los senos carotídeos, la fonación, la función de deglutir, y los mo-
vimientos y sensibilidad de la lengua.
El nervio vago también incluye ramas que llegan al plexo cardíaco y
al pulmonar y otras que inervan el aparato digestivo hasta el colon trans-
verso. Además de los impulsos sensoriales a esas vísceras, el vago tiene
conexiones parasimpáticas, con ganglios terminales en el corazón, los
bronquios, las paredes del estómago y del intestino delgado, y el hígado,
páncreas y riñones.
158 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

En el cuello hay importantes arterias (la carótida y la vertebral) que lle-


gan a la base del cerebro y ganglios nerviosos que afectan la respiración, el
ritmo cardíaco y la presión arterial. La arteria carótida y sus ramas forman
la principal fuente de nutrición del cerebro. Entre otras áreas, la carótida
también irriga la glándula tiroidea, la lengua, la cara, el oído, la faringe y
los ojos. Según De Coursey, la compresión de los senos carotídeos se tra-
-duce en una baja inmediata de la presión arterial que puede causar des---,
mayos y vértigos, lo mismo que elevación del ritmo cardíaco
La mayor parte de los dolores en el cuello y la cabeza son resultado de
la tracción, compresión, desplazamiento e inflamación de las arterias, ve-
nas y nervios del cuello. Algunos jóvenes sienten dolor de cabeza después
de presentar un examen que les angustiaba mucho, porque mantuvieron
doblado y tenso el cuello, concentrados en escribir. La persona que mane-
ja un vehículo durante un tiempo prolongado, en circunstancias de inten-
so tráfico y lluvia, siente dolor de cabeza, parte por el cansancio ocular y
parte debido a las tensiones del cuello.
La glándula tiroides está localizada en el cuello y tiene la función de re-
gular el metabolismo del organismo mediante la tiroxina, hormona que
circula en la sangre: coordina las actividades del cuerpo (y de cada célula)
regulando la inhalación de oxígeno. Cuando disminuye la tiroxina, la per-
sona siente falta de energía y le cuesta trabajo moverse; por el contrario, la
producción excesiva de esta hormona produce nerviosismo e hiperactividad.
te
Lowen sugiere que la tiroides reacciona favorablemente a los movi-
mientos rítmicos de expansión y contracción de la tráquea, relacionados
con una buena respiración. Por el contrario, las grandes fallas en la respi-
ración podrían dificultar el buen funcionamiento de esa glándula.

Manejo de las tensiones del cuello

Para determinar cuáles músculos del cuello mantiene habitualmente ten-


sos algún individuo, ayuda ver su postura, de frente y de lado, mientras
éste se halla de pie. Se pide que camine, que se siente y se levante, para ob-
servar su cuello en movimiento. Puede girar la cabeza hacia uno y otro
lado, así como moverla hacia adelante y atrás. Mediante esos movimien-
tos, algunos hombres y mujeres advierten que algunas partes de su cuello
están tensas y dolorosas.
El psicoterapeuta necesita imaginar cuáles músculos están tensos. Si al-
guien lleva la cabeza muy echada hacia adelante, los esternocleidomastoi-
MANEJO DE LAS TENSIONES DEL CUELLO 4- 159

deos estarán contraídos. En caso del cuello encogido, están tensos los sub-
occipitales, los escalenos y los esplenios. Cuando los músculos de un lado
del cuello están contraídos, observamos una curvatura exagerada (escolio-
sis cervical). Para balancear lo postura, la cabeza se inclina en sentido
opuesto a dichas tensiones.
Las tensiones del cuello también generan fallas en el balance de los
hombros y rotación exagerada de la cabeza. Con -esto último, la mirada
queda desviada y -se comprimen las cámaras del oído medio porque la
mandíbula también se desnivela, lo cual limita el potencial auditivo; tam-
bién provoca irritabilidad y algunos trastornos en el equilibrio general del
cuerpo.
Para detectar los músculos tensos, podemos comparar un músculo de
la capa externa contra el localizado en el lado opuesto del cuello. Al tacto,
un músculo está tenso y doloroso, mientras que el opuesto se encuentra
demasiado flácido. Será posible manejar las tensiones de la musculatura
externa del cuello si damos masaje directo. Una técnica efectiva consiste en
presionar los nódulos de tensión con el pulgar o con los dedos índice y
medio. Para esto, es necesario que el psicoterapeuta tenga práctica en el
masaje profundo y conozca suficientemente la quinesiología (Feltman).
Como advierte Rolf, los músculos esqueléticos están protegidos, uni-
dos y reforzados por diversos tipos de tejido conjuntivo que muchas veces
han perdido su flexibilidad. Entre otras funciones, el tejido conjuntivo
contiene a los músculos y les da forma, de modo parecido a las paredes que
separan los gajos de una naranja. La red del tejido conjuntivo se conecta
y se comunica a través de todo el cuerpo. Debido a eso, cualquier falla pos-
tural, en el cuello por ejemplo, afecta a todo el organismo.
Los cambios en la postura general del cuerpo sólo son posibles me-
diante la reorganización del tejido conjuntivo, empleando masaje especia-
lizado; sin embargo, es útil recordar que el cuello tiene capas internas muy
complejas. Debido a que no podemos palpar los músculos más internos,
algunas tensiones sólo se pueden liberar mediante ejercicios individuales o
en grupo, los cuales incluyen el apoyo psicoterapéutico adecuado para li-
berar las energías impulsivas y emocionales que estaban reprimidas y blo-
queadas.
Según Lowen, en ciertos individuos se advierten anillos de tensión en
las partes alta y baja del cuello. Los músculos presentan áreas dolorosas y
nódulos de tensión a una misma altura, como si la persona llevara una so-
ga al cuello o viviera ahorcándose. Algunas veces podemos observar una
raya transversal que divide el cuello, lo cual demuestra que frenan la ener-
1
160 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

gía vital a ese nivel. Del cuello hacia abajo, la piel puede estar sonrosada,
mientras que la cara tiene limitada la circulación de la sangre. Conviene
recordar que el cuello tiene espacios que pueden comprimirse, como la
parte superior de la faringe y la tráquea.
Algunos individuos reportan la sensación de tener algo atorado en la
garganta y se les dificulta tragar. Estos síntomas señalan tensiones en capas
más internas de la musculatura del cuello, por ejemplo: en los hioideos.
Rolf destaca la relación que existe entre las tensiones-de la laringe y las del
oído, y advierte que la voz de las mujeres se amplía una tercia de octavo
hacia arriba y la de los hombres una tercia hacia abajo cuando la postura
del cuello y de la cabeza se aproxima a un equilibrio óptimo. Los cambios
en el tono de la voz reflejan importantes cambios en la personalidad.
Tanto Feldenkrais como Lowen proponen ejercicios para aliviar las
tensiones del cuello que pueden practicarse en casa. Uno de los ejercicios
de Lowen es el siguiente: dejamos caer la cabeza levemente hacia adelante
y luego la movemos en círculo, de izquierda a derecha, respirando lenta y
suavemente. Los ojos se mantienen abiertos, enfocando los distintos obje-
tos, a medida que pasan por la línea de visión. Debemos parpadear con
frecuencia, mientras permitimos que los hombros se relajen y cuelguen lo
más posible. Podemos realizar este ejercicio mientras estamos de pie o sen-
tados en una silla. En caso de sentir mareos, conviene suspender el ejerci-
cio. Feldenkrais propone un sencillo ejercicio de torsión, en el que la per-
sona se acuesta en el suelo, boca arriba y luego hace girar la cabeza y los
hombros en direcciones opuestas.
Mediante algunas técnicas de la psicoterapia gestalt, cualquier indivi-
duo puede confrontar las tensiones de su cuello. Para esto, pedimos a la
persona que coloque las tensiones de su cuello, con la imaginación, en un
cojín frente a ella y que luego se siente en otro cojín. En un lado, toma el
papel de sí misma y en el otro el de sus tensiones del cuello. El propósito
es descubrir qué parte de la persona pretende ahorcar a la otra. Con fre-
cuencia se trata de las miradas y frases mal asimiladas, que provienen de
otras personas, y se transforman en presiones psicológicas internas (intro-
yecciones).
Con ayuda del terapeuta, se establece un diálogo entre esas partes: por
un lado está la parte neurótica que culpa, presiona y ahorca, y por el otro
la persona. El individuo cambia de un cojín al otro, según el papel que re-
presenta, y procura hacer afirmaciones y no preguntas. El psicoterapeuta
ayuda a que las personas centren su atención en sus sensaciones internas y
en sus movimientos espontáneos. Con frecuencia, detrás de las tensiones
MANEJO DE LAS TENSIONES DEL CUELLO 4- 161

se encuentran algunos resentimientos hacia otras personas, por ejemplo:


hacia el jefe autoritario e injusto.
El psicoterapeuta apoya a las personas para que expresen las situacio-
nes pendientes, culpas y resentimientos que agitan en su interior, por lo
que ahogan y frenan. En ocasiones brotan impulsos de ira asesina, la cual
debemos manejar. Para ello, podemos sugerir a la persona que ahorque un
cojín con sus-manos, o- retuerza una toalla mientras_expresa su ira hacia el
jefe injusto, e imagine que de- esta manera se libera del atacante.
Como resultado de este ejercicio, se alivian algunas tensiones del cue-
llo. También es típico que las manos, antes frías y sudorosas, recuperen el
calor y la vibración; en efecto, esas partes estaban disociadas de la propia
imagen corporal y la persona utilizaba la energía de sus manos para aho-
garse. Con frecuencia el individuo pierde la noción de su verdadera edad
y es conveniente que el psicoterapeuta lo ayude a ubicarse poco a poco en la
realidad presente, después de algún ejercicio de imaginación guiada.
El especialista ayuda a liberar las tensiones del cuello de muchas otras
maneras. Por ejemplo, pone sus manos en la frente de la persona, o a los
lados de la cabeza, y le pide que empuje, contra la resistencia de sus ma-
nos, utilizando la fuerza de los músculos del cuello. Este ejercicio puede
realizarse cuando la persona está sentada en una silla y el psicoterapeuta se
halla de pie frente a ella.
Mientras está sentada, la misma persona puede colocar sus manos en
la parte posterior de la cabeza y empujarlas luego con ésta, procurando no
doblar demasiado el cuello. También podemos pedir a la persona que se
acueste en el piso o en un diván y le colocamos unas almohadas abajo de
sus hombros, de modo que la cabeza quede colgando. Entonces, el tera-
peuta le afloja el cuello, moviendo a la persona hacia un lado y hacia el
otro, y estira un poco el cuello suavemente. La persona relaja el cuello y la
mandíbula, a la vez que procura respirar profundamente.
Otro de los ejercicios clásicos para liberar las tensiones profundas de la
garganta consiste en activar el reflejo del vómito. Para ello, antes del des-
ayuno, la persona se toma un vaso de agua tibia con un poco de sal. Des-
pués de beber el agua, el individuo, frente al lavabo, introduce un dedo en
la garganta hasta que activa el reflejo del vómito.
A muchas personas les ayuda gritar para descargar sus emociones blo-
queadas. Un modo de hacerlo es mientras uno conduce el automóvil, en
situaciones de poco tráfico y en zonas despobladas. Conviene tener bien
cerrados los vidrios del auto. No sería prudente manejar a una velocidad
inmoderada durante este ejercicio.
162 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
1
Podemos utilizar la propia voz para aflojar algunas tensiones internas,
en particular de la tráquea. Para ello, la persona respira profundamente y
luego hace el sonido mmmm... de modo prolongado. Al variar el tono y la
intensidad del sonido, percibe que vibran las diferentes estructuras inter-
nas de su organismo. Por ejemplo, se ubica en su estómago con un soni-
do grave, o en su frente con otro más agudo. Mientras se realiza este ejer-
cicio, el individuo tambiéri.puéde alargar el cuello y tratar .cle alinear las
estructuras internas, imaginandb, por, ejemplo, que lo. jalan por el cabello
desde la punta de la cabeza.
En los grupos de psicoterapia, las personas ensayan un sinnúmero de
movimientos expresivos, sugeridos por el terapeuta. Por ejemplo, pueden
exagerar su papel de sumisas y después intentar levantar la cabeza, con
ayuda de los demás participantes. Otras pueden proponer al grupo las ra-
,-r,rnr;ol0C1 1

zones por las que les conviene someterse a todo mundo, y confrontar sus
falsas opiniones y racionalizaciones ante los demás. Delante del grupo, al-
gunos hombres y algunas mujeres aprenden a decir no con toda energía,
mientras mueven el cuello con el gesto correspondiente.
Otros juegan a perder la cabeza o rugen para expresar su coraje repri-
mido. Pueden exagerar la voz que corresponde a sus roles sociales habi-
tuales y ensayar voces más espontáneas. También pueden imitar las voces
de algunas personas del grupo, para que ellas perciban sus estilos de ma-
nipulación. Mediante estos y otros ejercicios, son liberados las emociones
e impulsos reprimidos en el cuello y se expresan mediante el llanto, los gri-
tos, las risas y de muchos otros modos.
Un modo directo de enfrentar a la persona con sus tensiones del cue-
llo es que el psicoterapeuta las considere, desde un principio, el resultado
de frases hirientes y otras presiones psicológicas derivadas de la comunica-
ción interpersonal. Procuramos establecer de inmediato el diálogo con el
atacante. En un principio, ayudamos a identificar al atacante e intensifi-
camos la tensión defensiva. De esta manera, la persona recuerda y revive
con la imaginación algunas situaciones traumáticas que tuvo que adoptar
cuando era niño, por ejemplo: el miedo y la sumisión forzada ante las
amenazas y castigos de sus padres y maestros.
Mientras el individuo está de pie, el terapeuta empuja algo más el cue-
llo en la misma dirección en la que la persona lo tiene contraído, intensi-
ficando los bloqueos. En una segunda fase de la psicoterapia, se le ayuda a
liberar la energía reprimida con la ayuda del grupo. Con el aumento de la
presión del cuello, se intensifican las defensas; después, al reducir la pre-
sión suelen brotar recuerdos, movimientos y frases espontáneas. Es muy
MANEJO DE LAS TENSIONES DEL CUELLO -1- 163

útil recordar que el cuello presenta una capa interna de musculatura muy
compleja y que se requiere suma habilidad para no lastimar a los pacien-
tes.
No pretendemos que los pacientes pierdan la noción de la realidad, si-
no que se concentren en sus vivencias internas, a medida que emergen,
con ayuda de la imaginación. El(la) terapeuta puede pedir a la persona que
'fije su mirada hacia arriba, dirigida a uno u otrOilado, apoyando los mo-
vimientos esporitáneos de los ojos. Apoya los sentimientos que emergen y
sugiere algunas frases espontáneas, por ejemplo: "Mamá (papá, etcétera),
me ahogas; quieres que acepte tu opinión de que soy poco inteligente.
Tengo atorada la ira, no es justo, no es justo, etcétera".
Con esto, los pacientes llegan a darse cuenta de que viven ahogándose
mediante tensiones inútiles, mientras se repiten las frases destructivas de
otras personas, a pesar de que son falsas y negativas. Una de las técnicas que
utiliza el terapeuta para ayudar a la persona a intensificar sus emociones es
indicarle: "Continúa, dilo con más fuerza, di eso otra vez, etcétera". Ayu-
da que repita las frases una y otra vez, o que las modifique un poco, si-
guiendo la corriente de la misma emoción hasta que se agote y persiguien-
do otras, según los cambios emocionales.
Otras frases que expresan el resentimiento y la ira transformadas en
culpa son, por ejemplo: "Mamá (papá, etcétera) me heriste, me llenaste de
miedo, aprendí de ti a someterme, a vivir ahorcándome, pero eso no es
justo, ya déjame, retírate, no soy una tonta, tengo mucho coraje, etcétera".
También se pueden apoyar e intensificar los movimientos espontáneos de
los brazos y manos que expresan el mismo sentimiento, por ejemplo me-
diante golpes a un cojín que representa a la persona que provoca la ira.
Ya mencionamos que algunas personas muestran tensiones en el lado
izquierdo del cuello y viven ahogándose y ahorcándose (parece que la ma-
no de otro individuo las está ahorcando). Podría ser útil preguntarles si al-
guna persona en efecto intentó ahorcarlos, o si tienen la sensación de que
alguien tenía la intención de hacerlo, cuando eran niños.
Como ejemplo, observé una raya muy notable en la parte del frente del
cuello de una mujer de 24 años. Entonces le pregunté, ante el grupo de te-
rapia: ¿Por qué se encuentra esta raya en tu cuello?, ¿intentó ahorcarte al-
guien alguna vez? De inmediato, ella recordó que cuando tenía seis años
había estado molestando, junto con otros niños, a una mujer medio loca,
que vivía sola. De repente, esa mujer la había sujetado por el cuello con
una mano y, en efecto, había intentado ahorcarla y casi la mata.
164 4- PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

Dicha mujer nunca había comunicado esa experiencia a sus padres. Pa-
ra ayudar a revivir esa sensación, le puse una mano en el cuello, opri-
miendo un poco la garganta. Ella empezó a sudar frío y experimentó el
intenso pánico y dolor que llevaba dentro. Luego pudo, poco a poco, apar-
tar mi mano y sacudir el cuello; también pudo manifestar con palabras el
resentimiento
-_ y la ira hacia la mujer que había intentado matarla. También
corriprendió por qué la gente le comentaba que tenía la cara muy seria. Su
rostro reflejaba el miedo de quien acaba de- escapar a la muerte, pero que
no termina de creerlo, como un estado de choque. En su lógica infantil,
parecía temer que si se mostraba alegre y traviesa, alguien la mataría de veras.
Finalmente le sugerimos que presentara su rostro y cuello ante las per-
sonas del grupo, diciéndoles frases como: "Soy traviesa como un diablito,
¿va a matarme por eso?" A veces se le activaba el miedo y le sudaban las
manos; sin embargo, el ejercicio también le causaba mucha risa y ella se
sentía cada vez mejor y más espontánea. La respuesta de algunas personas
del grupo de terapia fue muy positiva: le dijeron que cuando se mostraba
alegre y divertida era mucho más atractiva. Que ya no era una niña para
tener miedo a que la ahorcaran por eso, sino que era fuerte y podía gritar
y defenderse, y que —en todo caso— procurara no hacer enojar demasiado
a los locos. Fueron necesarias algunas sesiones de terapia individual para
liberar otras tensiones del cuello mediante el masaje y el movimiento, así
como activando el reflejo del vómito y el reflejo de mamar.
Cuando el manejo de las tensiones profundas del cuello es efectivo, se
libera el dolor emocional y a veces se reviven algunas vivencias negativas
del pasado; además, algunos individuos reportan zumbidos, y otros fenó-
menos auditivos causados por los cambios en la presión del oído medio.
Más adelante disminuye la irritabilidad y los pacientes pueden percibir
con mayor claridad e intensidad los sonidos, incluso los lejanos.
Asimismo, disminuye la molestia que sentían al escuchar las voces de
ciertas personas, que ellos asociaban, de manera poco consciente, con las
de personajes del pasado que los regañaban y les gritaban. Por lo demás, a
dichas personas les cambia la voz, que ahora es más alegre y espontánea.
El rostro está más vivo y tiene mejor irrigación sanguínea; ya no se halla
contraído por gestos habituales de dolor. En caso de que se solucionen al-
gunos próblemas ocurridos durante la pubertad, los pacientes experimen-
tan pulsaciones gratas de energía desde los genitales, como si esas partes
del cuerpo finalmente se integraran a la cabeza.
PSICOLOGÍA DE LOS HOMBROS, LA ESPALDA Y LOS BRAZOS + 165

Psicología de los hombros, la espalda


y los brazos
Desde las épocas más remotas, los hombres y las mujeres han llevado so-
bre los hombros y la espalda el peso de la carga: mercancías, caza, leña,
cántaros, niños, etcétera. Los hombros manifiestan actitudes hacia el tra-
bajo y las responsabilidades; el modo como cada quien lleva el_ pesb de la
vida. A los que han sido sometidos les asignan las peores cargas y los tra-
bajos más pesados. Por el contrario, en la Revolución mexicana, un alza-
do era la persona que había sacudido el yugo de la dictadura, tenía levan-
tada la cabeza y había tomado las armas en contra del sistema opresor.
El área de los hombros es un lugar de adornos que indican cierta au-
toridad, como las charreteras de los uniformes. En la ropa, y más en la de
los hombres, se añade volumen a los hombros para dar la impresión de te-
ner mayor fuerza muscular. En las interacciones humanas, alzar los hom-
bros es un gesto que significa que no importa, o que importa poco, como
si uno sacudiera las órdenes y las opiniones de otras personas. Para expre-
sar a los demás nuestro apoyo, compasión o camaradería, colocamos nues-
tras manos o nuestros brazos sobre sus hombros, como si tratáramos de
compartir el peso que llevan encima, ofreciéndoles nuestra solidaridad.
Cuando alguno quiere intercambiar golpes con otra persona, además
de los insultos verbales, puede empujar con sus manos los hombros de
la otra persona, provocándola a que lance el primer golpe. En la depresión, la
persona lleva el cuerpo vencido por el peso de sus penas y preocupaciones;
además, tiene la respiración muy limitada, sus movimientos están lentifi-
cados y fabrica diálogos internos que mantienen el tono emocional negativo.
Los hombros son una especie de plataforma movible que se desliza en
la parte superior del tórax y que trasmite la energía, por medio de múscu-
los, arterias y nervios, a brazos y manos. Los hombros flexibles y libres de
tensiones sugieren que el individuo puede enfrentarse a la vida sin esfuer-
zo y toma con alegría y optimismo las responsabilidades que le correspon-
den. Los movimientos de los brazos y de las manos dependen, en gran par-
te, de los hombros.
Algunas personas padecen dolores habituales en el cu.ello y los hom-
bros; junto con esto, sus manos quedan entumidas y frías, incapacitadas
para ejecutar movimientos finos. Las actividades comunes, como trabajos
con la computadora, lavar ventanas, conducir el automóvil y otras, pro-
ducen sensaciones de cansancio en los brazos y hormigueo en los dedos,
mientras que los dolores aumentan.
166 4. PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

Con frecuencia, esos síntomas son debidos a la compresión, entre la


clavícula y la primera costilla, de cuatro nervios cervicales y del primer
nervio torácico, así como de la arteria y la vena subclavias. En terminolo-
gía médica, este síndrome se denomina compresión costo-clavicular. La
clavícula y la primera costilla ejercen presión semejante a la de unas tije-
ras. Asimismo, se pierde la sensibilidad de los dedos porque es obstaculi-
=zada la circulación de la sangre hacia las manos y se limita la conductivi-
dad eléctrica de los nervios mencionados.
El síndrome mencionado puede deberse a algún trauma físico, como la
unión defectuosa de una clavícula fracturada, que oprime nervios y difi-
culta la circulación de la sangre. Con mucha mayor frecuencia, esto se de-
be a que las personas llevan los hombros rotados hacia dentro, como pro-
tegiendo el corazón, mientras la primera costilla está levantada. Algunos
músculos se hallan habitualmente contraídos, mientras que otros, como el
nc OO

trapecio, están demasiado estirados. Mediante este bloqueo, frenan la


energía y limitan los movimientos espontáneos de los brazos y las manos.
,-

Dytchwald describe tres posturas habituales de los hombros, asociadas


con rasgos de la personalidad: a) los hombros doblados y agobiados indi-
can que la persona es sumisa y toma responsabilidades que corresponden
a los demás, por lo cual suele estar sobrecargada y cansada, b) los hombros
levantados protegen el cuello y la cabeza de los golpes: sugieren miedo an-
ticipatorio y la necesidad de protegerse continuamente de posibles ata-
ques, es decir, defensas de tipo paranoide, y c) los hombros demasiado es-
trechos, que manifiestan rasgos de dependencia en las relaciones sociales y
en el trabajo. Esta postura habitual se parece a la de un niño pequeño que
tuviera las manos de sus padres sujetando sus hombros y guiando sus pa-
sos. En los adultos dan el mensaje de que apenas se atreven a mover las ma-
nos, si antes no ha obtenido el permiso de sus jefes o de otras personas con
autoridad. La figura 10.1 muestra distintas posturas habituales de los hom-
bros que forman parte de la estructura neurótica de la personalidad.
Los hombros manifiestan otras actitudes, por ejemplo: violencia con-
tenida, orgullo, desafío, cansancio, impotencia y distintos grados de rigi-
dez. Con frecuencia, uno de los hombros está más levantado, o más echado
hacia delante —en posición más defensiva— que el otro. Cuando la colum-
na vertebral es flexible y libre en sus movimientos, la persona experimen-
ta que es adaptable y trasmite ese mensaje a los demás.
Los músculos antigravitacionales de la espalda mantienen erecta la pos-
tura, en contra de la gravedad. También soportan el peso de las responsa-
bilidades, penas, fracasos, así corno el cansancio y aburrimiento que se ori-
PSICOLOGÍA DE LOS HOMBROS, LA ESPALDA Y LOS BRAZOS + 167

C. Estrechos

D.Cuadrados E. Echados hacia adelante F. Echados hacia atrás

Figura 10.1 Posturas de los hombros que reflejan diferentes actitudes ante el peso de la
vida: cansancio y agotamiento (A), temor y anticipación (B), dependencia y falta de ini-
ciativa (C), responsabilidad y rigidez (D), sensibilidad y minusvalía (E), desafío y dureza (F).

ginan por las situaciones sociales y de trabajo. Feldenkrais advierte que


cuando las tensiones acumuladas en los músculos de la espalda son exce-
sivas, acortan la columna vertebral. Más en general, los esfuerzos super-
fluos, que responden a las presiones psicológicas (emocionales), reducen
todo el cuerpo y paulatinamente lo doblan y lo encogen.
Basta con imaginar una tarea que parece demasiado difícil, para que
sintamos que nuestra espalda se dobla, como si nos estuviéramos prote-
giendo de esa dificultad. Entre otras torturas, las autoridades represivas
azotan a las personas en la espalda; por otra parte, en las sociedades urba-
nas, muchas personas viven azotándose, debido a que se dedican a juegos
de sumisión, minusvalía y autotortura; anticipan que les va a ir mal en to-
do, por lo cual se encogen y se doblan, como perros apaleados. Ciertos
hombres y mujeres caminan agachados, como si llevaran un puñal clava-
do en la espalda, y sienten que los demás los critican siempre, por lo cual
viven temerosos.
Las tensiones de la espalda generan cansancio habitual, dolor y triste-
za; además, sustentan ideologías tradicionales represivas y reflejan rigidez,
más o menos severa, en la estructura de la personalidad. Entre otros im-
pulsos, las personas frenan en la espalda el enojo, por lo cual bloquean parte
de la energía que necesitan los brazos para el movimiento espontáneo. A
168 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

veces observamos en la piel pequeñas manchas cafés y localizamos debajo


1
nódulos de tensión que duelen al presionarlos levemente: es como si la
persona viviera azotada y tuviera moretones.
Como advierten Heller y Henkin, los discos de la columna vertebral
están formados por tejido conjuntivo y actúan como resortes y amorti-
guadores que permiten_ toda clase de movimientos flexibles; sin embargo,
cuando están sujetos a tensiones- excesivas (falta. de ejercicio y movimiento,
problemas de estrés y desequilibrios posturales) pierden su elasticidad, se
comprimen e incluso llegan a pegarse.
La parte posterior del tórax tiene mayor desarrollo muscular que la del
frente; además, contiene la columna vertebral, que determina, en gran me-
dida, la postura general del cuerpo. Se pueden frenar en la espalda los sen-
timientos más intensos de fuerza y de agresividad. La parte del frente del
tórax, en particular de las mujeres, trasmite un mensaje de receptividad
y ternura, mientras que el pecho tiene más movilidad que la espalda, de-
bido a los ritmos de la respiración y la digestión y porque es más suave y
sensible que la espalda.
Nos echamos hacia atrás, sacando el pecho para enfrentar los proble-
mas mientras que la espalda y los glúteos permanecen bien protegidos o,
por el contrario, nos encorvamos y encogemos hacia adelante, contrayen-
do el vientre y protegiendo así el corazón, los intestinos y los genitales
(Painter).
Cuando dos personas se abrazan, acercan el pecho, en un gesto de
amistad, camaradería o cariño. Se considera descortés que una persona
vuelva su espalda hacia la otra, de modo brusco. Como uno de los cam-
bios relacionados con la pubertad, la mujer desarrolla los senos, que son
parte importante de su atractivo sexual. Los senos de la madre tienen con-
tacto con el recién nacido, forman su universo y le ofrecen alimento, ca-
lor y ternura.
Las principales funciones de los brazos y las manos son establecer con-
tacto con el mundo exterior y con las personas que nos rodean. Mediante
esas partes de nuestra personalidad, los humanos damos y recibimos salu-
dos, caricias y abrazos. También introducimos los alimentos a nuestra bo-
ca y tocamos la realidad que nos circunda. En cuanto a las demás perso-
nas, con las manos podemos herirlas, golpearlas y alejarlas, pero también
amarlas, curarlas y acercarlas.
En las interacciones sociales comunes, dialogamos y expresamos nues-
tros sentimientos e intenciones con manos y brazos y no solamente con las
palabras. Es interesante advertir que una parte considerable del área mo-
PSICOLOGÍA DE LOS HOMBROS, LA ESPALDA Y LOS BRAZOS + 169

tora del cerebro tiene como función el control voluntario de los músculos
de las manos, las cuales siguen siendo el principal instrumento del traba-
jo humano, suponiendo, claro está, que las guían el cerebro y la vista. Uti-
lizamos las manos para fabricar productos, herramientas y obras de arte.
Algunas personas exageran su fuerza y tratan de crear, con sus brazos,
el mayor espacio posible alrededor de su cuerpo, como si trataran de evi-
_tar el contacto_ cercano. A veces _también muestran una defensa agresiva de
sus límites corporales. La postura anterior es frcuente en- Jos h6mbres y
mujeres que se dedican al deporte y tienen un desarróllo muscular nota-
ble, aunque a veces muestran una cara sorprendentemente infantil y suave.
Como una postura opuesta, otras personas llevan los brazos demasia-
do pegados al cuerpo; de esta manera disminuyen los límites de su territo-
rio personal. En ocasiones, frenan en sus hombros la pulsación de la sangre
y del impulso, por lo que los brazos parecen colgar y las manos quedan
frías y sudorosas.
A veces, los niños sienten en sus brazos el impulso de golpear. Al eva-
luar la situación, la cabeza controla los brazos y los mantiene quietos por
miedo a las consecuencias, a pesar de que estaban listos para moverse. Los
músculos no pueden ejecutar al mismo tiempo dos movimientos contra-
rios, por lo cual los codos y las muñecas se traban. Durante la psicotera-
pia, conviene expresar cada sentimiento por separado, pero acompañado
de los movimientos pertinentes.
Mediante su postura, algunos dan la impresión de tener un brazo las-
timado, como pájaros incapaces de volar. Otras personas parece que llevan
colgada de la mano una muñeca o algún juguete y conservan en los hom-
bros estrechos las manos de sus padres que guían sus pasos. La educación
escolar favorece el uso de la mano derecha, por lo que algunas personas ca-
si no utilizan su mano izquierda. A las personas diestras les ayuda dibujar
con la mano izquierda para desarrollar las habilidades analógicas del he-
misferio derecho del cerebro.
Por si eso fuera poco, obligan a las personas zurdas a escribir con la ma-
no derecha, lo cual limita sus posibilidades de expresar la creatividad de
manera natural y espontánea. La línea de los hombros se desnivela cuan-
do uno de los brazos está demasiado contraído, mientras que el otro tiene
más movimiento.
Existen marcadas diferencias, relacionadas con el sexo, en el manejo
del espacio personal. Por lo general, las mujeres tienden a ocupar menos
espacio, debido a que los movimientos de sus brazos y piernas son menos ex-
pansivos que los de los hombres. Cierto tipo de gestos y posturas expansi-
170 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

vos, como mantener las piernas abiertas cuando la persona está sentada, se
consideran exclusivamente masculinos en las culturas tradicionales.
Las mujeres de muchos países mantienen los brazos más pegados al
cuerpo y las piernas más juntas que los hombres. La violación del territo-
rio personal y la proximidad física exagerada por un extraño suele pro-
vocar rechazo y castigo, en forma de gestos faciales reprobatorios; sin
embargo, el territorio femenino se invade con-:mayor frecuencia. Desde
luego-, los jefes ocupan mayor espacio físico y tienen un territorio personal
más amplio que las secretarias. Los hombres pueden tener un cuarto espe-
cial dentro de la casa o al menos un sillón favorito, mientras que las mu-
jeres —por lo general— carecen de un área personal a la cual no entran fá-
cilmente las demás personas.
Lo anterior es consecuencia más del estereotipo social y sexual de infe-
rioridad que suelen adoptar las mujeres, en particular las sufridas, a causa
-o' del machismo. Como apuntan Friese y Ramsey, es conveniente que algu-
ri nas mujeres aprendan a manejar mejor su espacio personal, utilizando pos-
turas y gestos más amplios y naturales. De esta manera, no trasmitirían
continuos mensajes no verbales de inferioridad al estar tensas y encogidas
en situaciones sociales. Los hombres machistas narcisistas (y sádicos) in-
terpretan los mensajes de inferioridad como una invitación para que ellos
las traten de manera dominante e incluso agresiva.

Manejo de las tensiones de hombros,


espalda y brazos

Cuando los hombros están tensos y trabados, se sugiere a las personas que
exageren sus posturas forzadas hasta que tomen conciencia del modo co-
mo frenan los movimientos espontáneos. Por ejemplo, a un hombre que
tiene los hombros levantados se le pide que los levante aún más. De esta
manera puede comprender que oculta la cabeza entre sus hombros por
miedo a los golpes y amenazas. Con ayuda del grupo, se da cuenta de que
teme a los demás y está siempre a la defensiva.
La exageración de los roles falsos ante el grupo es una buena técnica de
confrontación. Los hombros levantados forman parte de ciertas máscaras
de manipulación social, por ejemplo: el papel de víctima. Entre las reac-
ciones espontáneas del grupo frente a tal postura exagerada, se manifies-
tan la irritación y el disgusto ante la falsedad, lo cual es una sorpresa para
la supuesta víctima. Las víctimas creen que se ganan el afecto y la estima
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 171

de los demás mediante sus juegos neuróticos, pero lo que sucede en reali-
dad es que la mayoría de la gente los desprecia por eso.
A continuación, la persona puede ensayar ante el grupo otras posturas
más espontáneas y naturales. En un clima de confianza y comprensión, las
demás personas del grupo apoyan la liberación de las emociones bloquea-
das y el cambio positivo en las actitudes; además, otras personas tienen ten-
siones parecidas a las que se manejaron en algún individuo,
_ y sienten ayu-
da porque no solamente entienden-lo-que significan sus propios-bloqueos,
sino tarribién aprenden maneras de salir de ellos.
Por ejemplo una mujer de 26 años tenía mucha tensión en sus hom-
bros. Le pedí que se pusiera de pie delante del grupo y que levantara sus
hombros, exagerando su postura habitual. Ella manifestó que, desde muy
chica, su madre le había insistido en que no podía enojarse nunca y debía
ser perfecta, implicando que nadie iba a quererla de otra manera. Sus fa-
miliares y amigas le decían "no seas malita" o "eres muy linda y buena" y
luego le pedían favores. Ella se sentía obligada a realizarlos, sin poder ne-
garse nunca: estaba atrapada por el miedo irracional de que si negaba al-
gún favor, ya no sería tan buena, después de todo, y entonces nadie iba a
quererla.
Esta mujer cargaba a su madre sobre sus hombros, en forma de ten-
siones y actitudes sumisas ante la vida. Después de un poco de masaje en
los hombros y el cuello, expresó su argumento postural ante los miembros
del grupo ayudada por algunas sugerencias de mi parte, con frases como:
"Soy muy fuerte, soy muy buena, no me quejo nunca, puedo soportar más
carga, mi misión en la vida es hacer favores para que me quieran, etcéte-
ra". Frente a la sugerencia: "Y así soy muy feliz y en verdad me quieren...",
pudo darse cuenta de que en realidad se sentía muy triste y cansada.
Con frases espontáneas pudo expresar su tristeza, dolor, desilusión y re-
sentimiento acumulados por años de representar el papel falso de niña bue-
na ayudadora de los demás. Al verse con mayor sinceridad, comprendió
que muchos de sus favores eran inútiles, porque no iba a saber si la esti-
maban por ella misma, o le decían frases vacías para asignarle más trabajo.
Con la ayuda del grupo, ensayó movimientos de sus hombros para sa-
cudir el peso del deber obsesivo por apropiarse del sufrimiento y el traba-
jo de las personas que se le acercaban. Ella levantó y bajó los hombros, los
sacudió y dio codazos hacia atrás, mientras decía frases como: "Mamá, no
soy tan buena, ni perfecta y eso no me importa" y otras parecidas. Tam-
bién surgieron la queja y el resentimiento: "Yo ayudé a todos, pero a mí
¿quién me ayuda? En el fondo, no sé pedir favores, estoy vacía y no sé acer-
172 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

carme a la gente. Me he quedado muy vacía". Con esta última frase se sua-
vizó y pudo surgir el llanto.
Más tarde, y como ejercicio final, ella recorrió el grupo y escogió a al-
gunas personas. Mientras estaba de pie frente a alguna de ellas, le dijo:
"No te voy a hacer ningún favor, ni a cargar con tus problemas (o algo pa-
recido)". Para su sorpresa, la reacción de los demás fue que la estimaban y
comprendían de todos modos, y que no se convertía_en mala por eso. Al-
gunos participantes la abrazaron, conmovidos de que hubiera decidido
abandonar su papel de mujer complaciente y sufrida. Apoyaron el hecho
de que ella hubiera percibido que a veces necesitaba pedir el apoyo y la
amistad de otras personas.
Para ilustrar otra alternativa de manejo, se presentó ante nosotros una
joven de 23 años, con los hombros muy fuertes y el pecho poco desarro-
llado, cuya postura general corresponde a una mujer sufrida que por lo ge-
neral se somete y toma sobre sus espaldas cargas que corresponderían a
otras personas. Por los datos obtenidos durante una entrevista inicial o por
el modo como ella se comporta ante los demás miembros de un grupo,
pude advertir que, en efecto, trataba de ser muy dulce, sumisa y compla-
ciente y que llegaba incluso a ofrecer ayuda a los demás. Le sugerí: "¿Qué
cargas en la espalda?, ¿qué problemas ajenos has tomado?, ¿qué frases te di-
ces cuando te subestimas?" y así por el estilo.
Se estableció un diálogo de la persona con su espalda. Sentada en un
cojín, la mujer representó su espalda. Centró su atención en esa parte del
cuerpo y expresó lo que sentía: "Soy tu espalda, estoy tensa, adolorida, car-
go mucho peso, bastantes preocupaciones, me azotas, etcétera". Luego, re-
presentó su propio papel, mediante frases como: "Estás doblada, me mo-
lestas, etcétera". Alternativamente, tomó el papel de ella misma, con frases
depresivas y acusatorias: "No debo enojarme, sino controlarme; no debo
ser egoísta, sino soportar todo; tengo la culpa..." Detrás de estas frases des-
cubre programas tempranos (de su madre y de otras personas) que ella si-
gue activando, aunque no son propios.
El psicoterapeuta puede proponer otras dualidades para el manejo te-
rapéutico: de un lado está la madre, o la persona represiva de su niñez, y
del otro la parte sana y adulta de esta mujer. El personaje introyectado in-
siste: "No debes enojarte, sino someterte, callarte, cargar con todo, sufrir
en silencio..." La mujer rechaza esas frases destructivas y depresivas desde
su parte sana y adulta, que cada vez cobra mayor fuerza: "Mamá, a mí me
toca hacer mi vida, no tengo por qué cargar contigo, con tu depresión, con
tu resentimiento, a mí me toca ser feliz a mi modo, no soy niña buena, si-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 173

no mujer, el sufrimiento no sirve para nada..." "Quítate de mi espalda, mi


espalda es mía".
Junto con las frases que se van sugiriendo, el psicoterapeuta apoya mo-
vimientos espontáneos, por ejemplo: esa mujer arquea la espalda, se sacu-
de el peso y golpea con las manos (o patea) un cojín (que representa al
introyecto) para expresar su resentimiento. Con la salida de los compo-
nentes
_ motores dei a emoción,_ésta se intensifica hasta que llega a agotar-
se.Surgen la calmay la alegría scomo.reacciones -de rebote del sistema ner-
vi-oso autónomo, por lo cual se relajan los músculos tensos.
Algunas mujeres cargan, en su espalda doblada, a sus hijos y a sus ma-
ridos, debido a que se sienten demasiado responsables por ellos. Algunos
hijos cargan a sus padres y han escuchado continuamente los problemas
de éstos desde su niñez y adolescencia. A falta de los padres, algunos her-
manos mayores mantienen a sus hermanos menores, a pesar de que son
adultos y pueden valerse por sí mismos. Algunas personas cargan en la es-
palda los problemas de su trabajo, incluso cuando están de vacaciones.
Muchos hombres y mujeres cargan actitudes rígidas y severas y viven cri-
ticándose y autodevaluándose.
Para liberar las tensiones de la espalda son útiles algunos ejercicios de
yoga, que tienen la finalidad de estirar la columna vertebral, por ejemplo:
la postura de la cobra (vea la figura 10.2). El individuo se acuesta boca
abajo, en el suelo. Luego se estira, mientras se apoya en el suelo con los an-
tebrazos y las manos, lo cual mantiene la cabeza y parte del tórax algo le-
vantados. Después de una inspiración profunda, al exhalar el aire, el indi-
viduo dobla la espalda hacia arriba y levanta la cabeza. Ayuda también que
al exhalar el aire saque la lengua lo más que pueda y emita un sonido es-
pontáneo, como un rugido o algo semejante. Este ejercicio favorece la ex-
presión de algunos sentimientos de ira acumulados mediante tensiones en
el cuello y la espalda.
El ejercicio y los deportes no solamente liberan las tensiones, sino tam-
bién mejoran el tono muscular. Por su vida sedentaria (y por el abuso del
alcohol y otras drogas), los músculos de un sinnúmero de personas son de-
masiado débiles y no pueden soportar adecuadamente el peso de su cuer-
po; también les cuesta trabajo iniciar cualquier movimiento.
Hay múltiples ejercicios del yoga y de otras disciplinas parecidas. Sería
muy útil que un experto señalara a cada persona los ejercicios que le con-
viene practicar, según su argumento postural y sus tensiones y debilidades
musculares específicas. Feldenkrais recuerda que los movimientos super-
fluos del cuerpo tienden a acortar la columna vertebral y recomienda evi-
174 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

Figura 10.2 Postura de la cobra. La persona se acuesta boca abajo, y se apoya en las ma-
nos y en los antebrazos. Al momento de exhalar, se apoya en las manos, arquea el torax
hacia arriba y echa la cabeza hacia atrás.

tar las tensiones del cuello al caminar. Sugiere que es conveniente imagi-
nar que alguien nos está ayudando a movernos, jalándonos suavemente
por el cabello de la punta de la cabeza.
Feldenkrais también recomienda que tratemos de mejorar la concien-
cia de nuestros músculos (flexores y extensores), con el propósito de dis-
frutar una mejor postura y tener una mejor imagen corporal. Un ejercicio
que tiene como finalidad mejorar la curvatura lumbar: el individuo se
acuesta de espaldas, encoge las piernas y coloca los pies apoyados en el sue-
lo, a cierta distancia del cuerpo y en línea aproximadamente horizontal
con las caderas. Luego trata de aumentar la curvatura lumbar, imaginan-
do que es un arco agrandado para que un ratón pase entre la persona y el
piso. Con este ejercicio, las personas sienten que tratan de sujetarse al sue-
lo con sus pies y después regresan a la postura inicial. El ejercicio se repi-
te varias veces.
En otro ejercicio para eliminar tensiones del tórax y la espalda, se pide
a la persona que se tienda de espaldas sobre un cojín duro (o sobre el ban-
quillo de Lowen). Esa postura (opuesta a la de estar habitualmente aga-
chada) la obliga a ir aflojando los músculos contraídos en la parte del
frente del tórax. En seguida se le pide que respire profundamente y que
procure insistir en la exhalación del aire lo más que pueda. La respiración
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 175

profunda favorece la expresión espontánea de los sentimientos e impulsos


bloqueados.
También ayuda que la persona estire sus brazos hacia arriba de la ca-
beza lo más que pueda. Este ejercicio suele provocar temblores musculares
y llanto, con lo cual se alivian algunas tensiones y mejora la respiración.
Algunas personas se dan cuenta de que tratan de apretar la garganta para
protegerse de una respiración más profunda. El cojín se puede cambiar de
sitio para aflojar la espalda a diferentes alturas, por ejemplo en la espalda
baja.
En el grupo de psicoterapia se pueden enfrentar directamente algunos
roles falsos y máscaras neuróticas. Por ejemplo, se sugiere a alguna perso-
na que se agache más, delante de quienes la rodean. Se puede inclinar
delante de ellas y prometerles favores o explicar su argumento postural, di-
ciéndoles que es bueno y que todos deben quererlo por eso. Son previsi-
bles, hasta cierto punto, las reacciones de disgusto e irritación que provo-
can los roles falsos.
Tarde o temprano, alguno de los participantes comenta, tal vez con
enojo, que ya es tiempo de que quien se muestra tan sumiso, levante ca-
beza. Para él, puede ser una sorpresa comprobar que es más aceptado por
el grupo y que despierta genuina simpatía cuando muestra mayor libertad
emocional y más firmeza en sus frases y movimientos, es decir, cuando se
atreve a ser la persona real que lleva dentro. En otro ejercicio de grupo,
se forman parejas y se dan instrucciones a una persona para que imite en
todo los gestos y el manejo postural de la otra. Los propios gestos artifi-
ciales resultan aburridos y absurdos para cualquier manipulador cuando
los ve afuera, reflejados en otro individuo.
Conviene insistir en que el masaje profundo es muy útil para eliminar
tensiones y balancear los músculos de la espalda, corno también los de to-
do el cuerpo. Existen varias técnicas de masaje profundo, como el rolfing;
también hay libros de masaje muy bien ilustrados, como el de Downing.
Algunas personas frenan su energía vital en el punto donde los brazos
se articulan con los hombros. Las tensiones de la musculatura interna re-
quieren masaje profundo y movimientos expresivos para aflojarse. Como
ejemplo, en una sesión de grupo, un hombre, como de 35 años, tenía los
brazos muy pegados al cuerpo, a la altura de los hombros. Esa postura su-
gería un control excesivo de la propia violencia, pues se trataba de una per-
sona musculosa. Era posible que alguno de sus padres lo hubiera sujetado
en los antebrazos, cuando niño, para frenarlo y mantenerlo quieto.
176 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

Para comprobar la hipótesis, le pregunté si deseaba liberarse de algunas


tensiones. Él estuvo de acuerdo y se puso de pie. Yo me coloqué delante y
le puse las manos en los antebrazos. Oprimí con fuerza y sus brazos que-
daron colgados a los lados del cuerpo, como si ya no los sintiera. Pudo re-
cordar que su madre lo sacudía cuando niño y le gritaba: "Eres malo, vio-
3
lento, rompes todo, haces daño, eres impulsivo, nadie te va a querer' . Se
inició un diálogo imaginario con su madre. Yo lo seguía oprimiendo y él
sudaba de miedo ante su ira, que consideraba peligrosa para los demás_.
El hombre notó que su madre lo había programado para reprimir cual-
quier muestra de enojo. Surgió el resentimiento, el cual descargó golpeando
cojines con gran fuerza, mientras decía: "Soy fuerte y qué; así soy yo; ten-
go derecho a enojarme" y frases por el estilo. Se utilizaron otros ejercicios
para descargar la violencia contenida en sus brazos, por ejemplo: jaló las
manos de otros miembros del grupo. Las demás personas del grupo con-
fiaban en él, porque comprendían su ternura. También se dio cuenta de
que no había riesgo de que dañara a los demás: era fuerte, pero también
sensible e inteligente.
Los psicoterapeutas necesitan prestar atención especial a los ejerci-
cios de tipo violento. No sería inteligente que permanecieran pasivos
cuando deben intervenir con firmeza para ubicar a las personas en su rea-
lidad presente (no son niños irresponsables) y para que no se deteriore el
clima del grupo de psicoterapia. Algunas personas absortas en ellas pier-
den la noción de su edad, por lo cual pueden lastimarse o lastimar a los de-
más cuando dejan salir la ira asesina que habían acumulado.
Además de la violencia, los terapeutas favorecen las manifestaciones de
muchos otros sentimientos. Por ejemplo, como expresión de ternura y
amor fraterno, las personas del grupo pueden abrazarse o acariciarse el rostro.
La actual vida de trabajo, sedentaria y burocratizada, limita los movi-
mientos amplios y fuertes de los brazos y las manos; requiere movimientos
más finos y controlados. Para aliviar las tensiones y favorecer la expresión
corporal de la agresividad reprimida, se ha ideado una tecnología impor-
tante que incluye el uso de ciertos materiales. Hay juegos, como tirar dar-
dos a círculos de cartón en los que las personas pintan las caras de las per-
sonas hacia las cuales sienten coraje.
Existen raquetas, parecidas a las de tenis, para dar golpes a la cama, li-
berando así las tensiones de los brazos. El individuo también puede retor-
cer toallas con las manos con el mismo propósito. Se fabrican muñecos
inflados que soportan golpes, empujones y patadas de las personas que de-
sean descargar su ira y sus frustraciones. En los grupos de terapia se utili-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 177

zan guantes muy acolchados, parecidos a los de box, para golpear sin cau-
sar ningún daño a nadie. Otros instrumentos, como las batakas y los pun-
ching bags, tienen el mismo propósito.
Algunas fábricas electrónicas de Japón, que solicitan trabajo manual
muy delicado de sus obreros, tienen cuartos diseñados para que los traba-
jadores puedan encerrarse. Encuentran una serie de muñecos inflados de
plástico con las caras de los supervisores y del dueño de la fábrica. Tienen
a su alcance toda clase de instrumentos para golpearlos con ruido y gran
consumo de energía, como guantes, palos, batakas, etcétera.
Ahí se dedican a dar rienda suelta a la irritación contra los jefes y al
estrés acumulado durante horas de monótono trabajo en la línea de en-
samblaje, hasta que se sienten satisfechos. Mediante este tipo de terapia
disminuyen las manifestaciones de irritación en períodos del trabajo y me-
jora el rendimiento; además, aumenta el compañerismo entre los hombres
y las mujeres que laboran en la empresa.
Finalmente, haremos algunas consideraciones acerca de los cambios en
la temperatura de la piel. Como advierte Hasset, las arterias y los capilares
pueden contraerse independientemente. El color de la piel depende en
gran parte de la acción capilar, mientras que su temperatura está relacio—
nada con la acción de las arterias. Así, la piel cálida y pálida sugiere que las
arterias y las arteriolas están dilatadas, mientras que los capilares no; por
el contrario, la piel fría y azulada indica que existe fuerte contracción de
las arterias, mientras que los capilares están dilatados.
La temperatura de la piel varía en respuesta a los cambios emocionales
propios de las presiones psicológicas. Las emociones de vergüenza, depre-
sión y ansiedad van acompañadas de una baja en la temperatura de los de-
dos de las manos. La relajación, la ira y la excitación sexual elevan la tem-
peratura del cuerpo. Conviene señalar que las mujeres tienen las manos y
los pies más fríos que los de los hombres. Aunque la circulación periférica
es menos activa en las mujeres, la circulación en la matriz y demás órga-
nos internos del vientre es abundante, para favorecer el embarazo.
Brown informa que la piel reacciona de manera automática durante las
interacciones sociales ordinarias, de acuerdo con los cambios en los senti-
mientos, por ejemplo: según el agrado o desagrado que la persona siente
hacia las demás. Además, funciona como una especie de censor: algunas
personas enrojecen de vergüenza ante los estímulos visuales de naturaleza
sexual y las palabras que consideran obscenas. En ocasiones, la piel puede
reflejar cambios en los pensamientos y en las fantasías de los individuos,
como lo demuestran los detectores de mentiras.
178 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS

La piel también muestra cambios relacionados con los colores del am-
biente que nos rodea, lo cual está relacionado con las actividades cerebra-
les del procesamiento visual de los colores. Según Brown, las personas in-
trovertidas muestran alto grado de neuroticismo y responden con mayor
rapidez a los condicionamientos de la piel; además, estas personas tienen
mayor probabilidad de desarrollar síntomas de tipo psicosomático. Debi-
do- a Ja ansiedad, :su piel responde con alertamiento excesivo ante mayor
número de estímulos de las .personas._normales.
Mediante el empleo de aparatos de bioinformación electrónica (biofeed-
back) se puede controlar la actividad vasomotora de la piel, estos aparatos
dan a los individuos información continua, visual y auditiva acerca de la
temperatura de su piel. Con electrodos apropiados, los aparatos reportan
cambios mínimos en la temperatura de los dedos de la mano. Con esto,
las personas pueden aprender a elevar la temperatura del cuerpo y elimi-
nar su ansiedad.
Entre los resultados obtenidos cuando aumenta la temperatura de las
manos, mediante los aparatos de bioinformación, se han eliminado algu-
nos dolores de cabeza de tipo migraña; también se puede reducir la hiper-
tensión arterial (Fuller). La importancia de la bioinformación térmica
consiste en que las personas aprenden a controlar algunos aspectos de la
activación del sistema nervioso autónomo y, más en general, a relajarse.
Capítulo 1 1

Psicología del balance


pélvico y de las piernas

uchas personas no pueden imaginar la forma de los huesos de la pel-


vis, la cual, en general, se parece a un tazón o una canasta. Su función
principal es mantener los órganos digestivos dentro de la cavidad abdomi-
nal, con ayuda de los músculos correspondientes. Se insertan en la pelvis
los músculos de las nalgas, la espalda baja, el abdomen y los muslos. A ella
se articulan los huesos que forman la parte superior de las piernas. El ba-
lance correcto de la pelvis tiene gran importancia para el equilibrio postu-
ral del cuerpo humano, así como para la alegría y la paz interior más pro-
fundas.
En algunos hombres y mujeres, la pelvis tiene gran libertad de movi-
miento y puede oscilar libremente en cualquier dirección; sin embargo, es
frecuente observar personas que mantienen trabada la pelvis. Esta altera-
ción postural del organismo está relacionada con algunos rasgos neuróti-
cos de la personalidad, lo mismo que sucede con las tensiones establecidas
en otras partes del cuerpo.
Algunas personas encuentran dificultad para inclinarse hacia adelante
o hacia atrás, debido a que mantienen habitualmente tensos ciertos siste-
mas musculares. La inmovilización de la pelvis suele formar parte de un
patrón general de rigidez en todo el cuerpo; sin embargo, algunos hom-
bres y mujeres desarrollan los principales bloqueos de sus energías emo-
cionales e impulsivas en esta área de su cuerpo-mente. En particular, el
diafragma tiene poco movimiento y la respiración es poco profunda.
La armadura de la región pélvica, con la ira y la ansiedad contenidas,
está asociada, según Baker, con algunos síntomas: anestesia de la vagina y
del pene, constipación habitual, lumbago, tumores en el recto, quistes en
los ovarios, pólipos y tumores uterinos e irritación de la vagina y la uretra.
Basta una leve inclinación de la pelvis hacia atrás para que los conteni-
dos pélvicos se desplacen afuera y hacia abajo. Las vísceras parecen derra-
marse y los músculos abdominales tienen que hacer mayor esfuerzo por
contenerlos, por lo que a veces quedan estirados. Como indica Rolf, el po-
1 79
180 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

Psoas

Rectos del
abdomen

Figura 11.1 Pelvis rotada hacia atrás (A), por lo que los contenidos pélvicos no son con-
tenidos y el abdomen queda prominente. Además, el cuello está contraído y se forma
una joroba en la parte superior de la espalda. La postura normal es la ilustración (B).

co estético abdomen saliente no es, en muchos individuos, el resultado del


sobrepeso, sino que se debe a una postura defectuosa, que incluye la rota-
ción exagerada de la pelvis hacia atrás (vea la figura 11.1).
La pelvis rotada hacia atrás puede formar parte de una postura general
del cuerpo que intenta reprimir la sexualidad; va acompañada por las ro-
dillas trabadas hacia atrás y los pies planos. Cuando la pelvis se mantiene
trabada de esta manera, las personas dan la impresión, vistas de perfil, de
que tienen su pelvis demasiado ancha. La postura anterior es parecida a la
de los niños pequeños y sugiere cierta inmadurez sexual. En la opinión de
Kurtz y Prestera, se asocia con la receptividad y la calidez superficial que
tradicionalmente se atribuyen a las personalidades pasivas y dependientes
(orales), mientras que la postura opuesta, con la pelvis empujada hacia
adelante, está relacionada con un estado de excitación sexual continua,
aunque superficial.
Debido a que en las culturas machistas se reprime más la sexualidad en
las mujeres que en los hombres, en ellas observamos con mayor frecuen-
cia la pelvis echada hacia atrás. Los mismos autores observan que las pin-
turas de Rubens exaltan ese tipo de mujer blanda y pasiva; al contrario, la
pelvis se traba hacia delante cuando los glúteos y los aductores están con-
traídos. Esta postura es característica de los hombres machistas que exhi-
PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS + 181

ben sus genitales de modo agresivo y prefieren las relaciones sexuales tran-
sitorias (tipo Don Juan). Padecen trastornos en la erección, junto con fa-
llas en la eyaculación.
Cuando la pelvis se inclina o se desvía hacia un lado, surgen desviacio-
nes compensatorias en la columna vertebral. Pasada la juventud, muchas
personas sufren continuos dolores en la parte baja de la espalda. A las mu-
jeres, el embarazo les modifica temporalmente el balance de la pelvis, lo
cual puede ocasionarles molestias.
Además de la excitación sexual, la pelvis trabada contiene otros impul-
sos y emociones bloqueadas. Un ejemplo es la alegría y el placer elemen-
tal de vivir que las mujeres "sufridas" no experimentan debido a la infla-
mación y constipación habitual de los intestinos, junto con la represión de
sus sensaciones sexuales.
El psicoterapeuta necesita observar cuidadosamente la pelvis de cada
persona para determinar cuáles músculos están tensos o demasiado estira-
dos. Así podrá elegir los movimientos y ejercicios más convenientes para
corregir los defectos posturales. Conviene observar a la persona de frente
y de lado, mientras está de pie; sin embargo, resulta más útil verla en mo-
vimiento mientras camina. También podemos pedirle que se incline hacia
adelante, hacia atrás y hacia los lados, o que intente rotar su cuerpo ha-
cia uno y otro lado.
Rolf señala el importante papel que tienen los psoas respecto al balan-
ce pélvico: son músculos largos originados en las vértebras lumbares, a los
lados de la columna vertebral; recorren la cavidad pélvica y cruzan la cres-
ta del hueso iliaco; en su parte inferior se insertan al fémur, y forman un
puente estructural entre el tórax y las piernas. Debido a su cercanía con el
diafragma, las tensiones habituales de estos músculos alteran los patrones
respiratorios. Además, el plexo lumbar del sistema nervioso autónomo es-
tá adherido a los psoas. Se presentan fallas en el metabolismo general del
organismo cuando limitamos los movimientos de esos músculos. Por
ejemplo, en algunas personas se lentifican de manera crónica sus funcio-
nes intestinales.
El balance muscular entre los psoas y sus opuestos, los músculos rectos
del abdomen, es necesario para caminar sin esfuerzo y para mantener una
postura equilibrada cuando uno está de pie. El movimiento espontáneo de
caminar se origina en el tronco y este impulso es trasmitido a las piernas.
Cuando los pasos están acortados y tensos, los individuos tienen dificul-
tad para doblar su cuerpo hacia adelante y para tocarse los pies con los de-
dos de la mano al inclinarse cuando se hallan de pie.
182 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

La morfología del cuerpo humano varía mucho, por lo cual cabe seña-
lar una postura ideal única que representa el balance ideal del cuerpo pa-
ra todas las personas. En general, conviene que la pelvis tenga libertad de
movimiento y esté bien alineada, según las características genéticas, la
edad y el sexo de cada individuo. Cuando funcionan bien, las vísceras ab-
dominales producen sensaciones gratas de calma y placer interior, acom-
pañadas de las palpitaciones espontáneas de los impulsos y sentimientos.

Psicología de las piernas y de los pies

Estas partes del cuerpo forman la última región del organismo humano,
según el modelo estructural de la psicoenergética. Las piernas y los pies re-
flejan la manera como los diversos individuos se relacionan con las cir-
cunstancias de la realidad concreta.
Podemos conocer a las personas por su voz, antes de verlas. La mane-
ra de caminar de cualquier hombre o mujer también es reflejo de su per-
sonalidad. De algunos enamorados felices se dice que caminan en las nu-
bes. Otros individuos parecen caminar sobre zancos o tubos rígidos de
acero. Por el contrario, hay quienes caminan como si tuvieran resortes en
las piernas.
Los modos de caminar sugieren mayor o menor rigidez en la estructu-
ra de la personalidad; algunos de ellos corresponden a roles ocupacionales
y otros a máscaras neuróticas. Por ejemplo, el modo de caminar del polí-
tico profesional o el del vendedor de seguros experto están diseñados para
darnos una impresión de fuerza y confianza. A modo de contraste, las per-
sonas que adoptan roles sociales sumisos y pasivos muestran inseguridad
al caminar y parece que temen pisar el suelo. Es como si caminaran sobre
arenas movedizas, mientras que otras parecen caminar sobre rocas firmes.
Las rodillas trabadas dificultan los movimientos de las piernas. Al ob-
servar a algunas personas que están de pie, advertimos que sus rodillas se
encuentran demasiado juntas, giradas hacia el interior del cuerpo; con es-
to, la pelvis suele quedar rotada hacia atrás, por lo cual las caderas parecen
muy anchas. El arco de los pies disminuye y éstos se aplanan contra el pi-
so. Entre los músculos que rotan las rodillas hacia dentro están los aduc-
tores. Es típico que algunas mujeres que fueron alumnas en colegios de
monjas tengan contraídos esos músculos, como señal de una educación
tradicional represiva de la sexualidad.
PSICOLOGÍA DE LAS PIERNAS Y DE LOS PIES + 183

Las rodillas trabadas hacia afuera contribuyen a que se elevan demasia-


do los arcos de los pies y a empujar hacia el frente del cuerpo los huesos
de la pelvis. Esta postura va acompañada de tensiones en los glúteos, en
otros músculos debajo de las nalgas e incluso en el ano. Este modo de lle-
var la pelvis es típico de los hombres machistas.
Cuando existe rigidez en las rodillas, el modo de caminar pierde su fle-
_Xibilidad, sensualidad y vivacidad. Los músculos de la espalda se ven obli-
g_-ados a hacer mayor esfuerz9 para que la persona se iyuedá trasladar en el
espacio, y son comunes los dolores en la espalda baja. -La figura 11.2 mues-
tra algunas posturas con tensiones habituales de las piernas.

Figura 11.2 Algunas posturas de las piernas: trabadas hacia atrás (A), postura normal,
bien balanceada (B), rodillas rotadas hacia afuera (C), rodillas rotadas hacia dentro (D).

Algunos individuos tienen una rodilla rotada hacia adentro o hacia


afuera, mientras que la otra presenta una rotación contraria o está casi li-
bre de tensiones. Debido a esto, la pelvis queda desalineada y parece que
esos individuos tienen una pierna más corta que la otra. Soportan el peso
del cuerpo principalmente en una de las piernas, lo cual sugiere que no
han integrado bien las polaridades psicológicas relacionadas con ambos la-
dos del cuerpo. Como ya se indicó, el lado derecho es el lógico o mascu-
lino, mientras que el izquierdo es el femenino, más asociado con la sensi-
bilidad.
184 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

Rolf advierte que los niños nacen sin arcos en los pies, pero éstos se for-
man de manera natural; sin embargo, las presiones indebidas para que ca-
minen antes de tiempo, moldean y alteran el modo espontáneo de apoyar
los pies en el suelo; además, las piernas se traban, sobre todo a la altura de
las rodillas. La misma autora subraya que el modo eficiente de caminar es
con los pies rectos y paralelos, con las rodillas dirigidas hacia el frente.
Añade que los automóviles no podrían correr bien si sus llantas delanteras
estuvieran alineadas en forma de V.
Los zapatos que usamos deberían ser cómodos, con tacones y suelas
apropiados. Algunos zapatos, productos de la moda, causan deformacio-
nes y tensiones habituales de los músculos de las piernas y en los pies.
Aunque los tacones altos aumentan la estatura, acortan los músculos de la
parte de atrás en las piernas y las pantorrillas de muchas mujeres. Esto
también afecta el ángulo en que la pelvis se lleva de manera habitual.
Los pies de algunas personas están demasiado fríos o sudorosos, lo cual
sugiere miedo y ganas de correr frenadas. Con sus tensiones limitan la
circulación de la sangre y el calor de la vida. Los talones de ciertas perso-
nas se apoyan con demasiada fuerza en el suelo, mientras que los de otras
semejan una bola o rueda, con la que se deslizan en el suelo con mínimo
contacto. En este último caso, parece que caerían de espaldas con cual-
quier empujón leve.
Las madres demasiado protectoras trasmiten a sus hijos pequeños la
sensación de que sus piernas no pueden sostenerlos, y se pueden caer en
cualquier momento. A otros les enseñan a ser adultos pequeños y les echan
encima grandes responsabilidades y preocupaciones que no corresponden a
su edad.
Dychtwald menciona algunos contactos de los pies con el suelo: a) los
pies planos que se deslizan por el piso indican que la persona es cautelosa,
vive aterrorizada, evita esa sensación corriendo siempre y tratando de
racionalizar en exceso, y muestra otras tensiones en la espalda y en el cue-
llo; b) los pies con el arco levantado permiten escaso contacto con el sue-
lo, sugieren inseguridad y dificultades para mantener el equilibrio y se aso-
cian con personas crédulas e incapaces de decir no, algunas de las cuales
tienen el pecho hundido y la pelvis rígida, c) los individuos que tienen
el arco levantado y que se sujetan en el piso con los dedos son concretos y
desconfiados.
El mismo autor añade otras dos posturas: d) los pies de plomo: las per-
sonas que caminan apoyándose en el suelo con gran fuerza suelen ser rea-
listas y confiables, y e) caminar sobre las puntas de los pies: son hombres
MANEJO DE LAS TENSIONES DE LA PELVIS Y DE LAS PIERNAS + 185

y mujeres que tienen un contacto más tenue con la realidad, como sucede
con los artistas y soñadores.
Conviene que los psicoterapeutas consideren éstas (y las demás suge-
rencias) como meras hipótesis de trabajo, más o menos aplicables a un ca-
so concreto, para luego desprender de ellas las técnicas de manejo que re-
presentan mayor utilidad en una situación particular.

Manejo de las tensiones de la. pelvis


y de las piernas

Según Reich y Lowen (lo mismo que el tantra de la India), el acto sexual
incluye dos movimientos básicos de la pelvis: el primero hacia adelante,
acompañando la expulsión del aire de los pulmones, y el segundo hacia
atrás, que va junto con la inhalación del aire. La inspiración incluye la re-
lajación de los músculos del ano y —más en general— los del piso pélvico.
Tiene el significado psicológico de aflojarse y recibir. Por el contrario, el
otro movimiento corresponde a la descarga de la tensión sexual y agresiva.
El orgasmo sexual representa una descarga intensa de energía del orga-
nismo, que va acompañada de movimientos convulsivos en todo el cuer-
po. Esta experiencia no ocurre a menudo en las culturas que proponen
como ideal el control emocional excesivo.
Muchas personas encuentran peligroso y atemorizante entregarse a los
movimientos convulsivos de un placer tan intenso, debido a que las ten-
siones corporales de su estructura neurótica están estructuradas fuerte-
mente. Uno de los ejercicios básicos para liberar el reflejo del orgasmo,
propuesto por Lowen y derivado de Reich, consiste en pedir a la persona
que se tienda de espaldas en una cama, con las rodillas flexionadas, de mo-
do que las plantas de los pies tengan contacto con la cama. Coloca los bra-
zos a los lados del cuerpo y procura aflojar el cuello y la mandíbula.
Con la respiración profunda, sin tensiones musculares que impidan el
flujo espontáneo del aire, la pelvis se mueve hacia arriba al exhalar y cae
hacia abajo cuando la persona inhala. La cabeza se mueve atrás con la ins-
piración y hacia delante al exhalar el aire.
Entre otros ejercicios pélvicos están los movimientos circulares. La per-
sona se coloca de pie, con los pies paralelos y separados unos 30 centíme-
tros. Luego apoya el peso del cuerpo en el pie izquierdo y rota la pelvis ha-
cia el mismo lado. En seguida, permite que el peso del cuerpo descanse en
ambos talones y hace la pelvis hacia adelante. Después, el individuo se
186 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

apoya en el pie derecho y gira la pelvis hacia ese lado. Finalmente, deja des-
cansar el peso del cuerpo en ambos pies y mueve la pelvis hacia atrás.
El ejercicio anterior se repite 10 veces y luego se hace girar la pelvis en
sentido contrario otras tantas veces. Los movimientos anteriores corres-
ponden a los que haría la persona que tuviera un aro en su cintura y lo hi-
ciera girar. Dytchwald anota que con este ejercicio algunas personas de
edad avanzada recuperan memorias y fantasías de épocas en las que _ su se-
xualidad era más activa.
Otro de los ejercicios que propone Lowen consiste en mover la pelvis
hacia adelante y hacia atrás, mientras que la persona está de pie. La pelvis se
echa hacia adelante al presionar el suelo con los talones, mientras que
se expulsa el aire de los pulmones y se empuja hacia atrás, arqueando la
parte baja de la espalda.
Baker describe otras técnicas para liberar los bloqueos pélvicos, entre
las cuales está el masaje profundo de las paredes abdominales, con el fin
de producir la fibrilación de los músculos rectos del abdomen. Este masa-
je puede ir acompañado de movimientos de patear espontáneamente, pa-
ra lo cual se encogen y luego se estiran las piernas mientras que la persona
está acostada boca arriba.
Los movimientos de los bailes hawaiano, tahitiano, samba, tango,
rock, etcétera, pueden ayudar a eliminar las tensiones de la pelvis. Morris
recuerda que hace algunas décadas, ciertos individuos conservadores con-
sideraron depravados al tango y al jazz por los movimientos de las caderas
que sugerían las relaciones sexuales.
Es conveniente que el terapeuta conozca los deportes o prácticas que
cada persona ha realizado. Algunos de ellos, como el ballet o el tenis, esti-
ran ciertos músculos, mientras que otros quedan acortados y tensos. Hay
pasos de ballet que se realizan con los pies demasiado abiertos o sobre
la punta de los dedos, lo cual produce deformaciones de los músculos de las
piernas. Esto requiere ejercicios compensatorios para corregir las fallas
posturales y los dolores habituales que resultan.
El masaje profundo es una herramienta muy eficaz para aliviar las ten-
siones de las nalgas, los muslos y las piernas. Rolf advierte que cuando es-
tán contraídos los músculos, se pueden tocar en ellos algunos puntos en-
durecidos del tamaño de un chícharo.
Los ejercicios para aliviar las tensiones de las piernas también contri-
buyen a dar mayor movimiento a la pelvis. Antes de iniciar el manejo,
conviene conocer los músculos de las piernas que están tensos en alguna
persona particular. Existe un grupo de músculos formado por el semi-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE LA PELVIS Y DE LAS PIERNAS 4- 187

membranoso, el semitendinoso y el bíceps femoral, músculos de los mus-


los que unen la pelvis con las piernas y tienen la función de flexionar las
rodillas y extender los muslos. Cuando están tensos, la persona camina
con las rodillas demasiado juntas y rotadas hacia el interior del cuerpo;
además, mantiene la pelvis echada hacia atrás.
Como parte de la represión sexual, las escuelas tradicionales (de mon-
jas) obligan a las mujeres a sentarse con las piernas demasiado- juntas, lo
qué origina tefisiont's crónicas eh la cara interna -de 101- muslos. Para aflo-
jar estas tensiones, la persona coloca una almohada entre ellos mientras es-
tá sentada, luego aprieta con fuerza la almohada mientras exhala el aire de
sus pulmones; tensa los muslos y se mantiene así por un momento; des-
pués afloja los muslos e inhala. El ejercicio se repite varias veces y se pue-
de practicar en casa.
En las sesiones de grupo se pueden efectuar otros ejercicios. En uno de
ellos, la persona se sienta en el suelo, con las piernas extendidas y se im-
pulsa hasta tocarse la punta de los pies con los dedos de las manos. Otra
persona lo empuja un poco, por la espalda, al mismo tiempo que ella alar-
ga sus brazos.
De manera parecida, el individuo se sienta con los talones juntos y cer-
canos a sus genitales. Otra persona presiona con sus manos los muslos de
la que está sentada, acercándolos un poco más al suelo con el fin de aflo-
jarlos; mantiene la presión un momento y luego la retira. El ejercicio se re-
pite varias veces. Es natural que se sienta un poco de dolor al aflojar los
músculos que habían estado siempre contraídos.
En opinión de Lowen, las personas deprimidas tienen la sensación de
que sus pies se apoyan en terrenos que ofrecen poca firmeza y seguridad.
Para aliviar la depresión, recomienda los ejercicios de aterrizar. El ejercicio
básico consiste en doblar un poco las rodillas, mientras la persona está de
pie, con los pies paralelos y separados unos 30 centímetros. Este ejercicio
se realiza sin zapatos, manteniendo el cuerpo recto, excepto por las pier-
nas. Se procura aflojar la mandíbula mientras la persona respira profun-
damente.
Después de algunos minutos, es común que las piernas empiecen a
temblar involuntariamente. La persona se permite estos movimientos es-
pontáneos. Cuando la postura se torna dolorosa, se deja caer al suelo, de
rodillas, se apoya en el suelo con sus manos y deja colgar su cabeza. El sim-
bolismo de este ejercicio es el de abandonarse totalmente, permitirse caer
y luego levantarse de nuevo. Las personas se enfrentan de esta manera al
188 -1- PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

miedo irracional de caerse y hacerse pedazos cuando aflojan un poco las


piernas.
Para aflojar las rodillas trabadas —y fortalecerlas, lo mismo que los to-
billos— la persona se coloca de pie y luego adelanta uno de ellos para echar-
le el peso del cuerpo. Luego gira esa rodilla, haciendo pequeños círculos
hacia dentro (unas 10 veces). A continuación hace el mismo número de
giros hacia fuera, como se ilustra e.ri- .1a-figura:11.3. Adelanta el .otro pie,
apoyando bien el cuerpo-sobre él, y hace tos cam-_
bia a la postura inicial, etcétera.

Figura 11.3 La persona hace movimientos circulares con la rodilla, hacia uno y otro la-
do, para destrabarla y tonificar los músculos de los muslos y de las pantorrillas.

Repite el ejercicio unas cuantas veces. No conviene que se canse de-


masiado, ni que se cause dolor. El propósito del ejercicio es aflojar las ro-
dillas y los tobillos poco a poco; además, se fortalecen los tendones y liga-
mentos de esas partes y los de la articulación de las piernas con la pelvis, lo
cual previene la artritis. Las personas que tienen demasiada debilidad en
las rodillas pueden apoyarse con una mano sobre un mueble para mante-
ner mejor el equilibrio.
Otro ejercicio práctico para liberar las tensiones acumuladas en las
piernas es patear. La persona se acuesta en el suelo, boca arriba, y encoge
una pierna hacia los genitales y a continuación la extiende con fuerza. Pri-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE LA PELVIS Y DE LAS PIERNAS + 189

mero patea con una pierna y luego con la otra. Al principio es recomen-
dable patear 30 o más veces con cada pierna, de manera rítmica. Con más
práctica, se puede patear hasta 100 veces con cada pierna.
Mientras uno patea, la persona puede gritar "no" o algo parecido, pa-
ra intensificar la expresión de los sentimientos. También puede mover la
cabeza y golpear el suelo con las manos, siguiendo el ritmo de las piernas.
Como una variante, se tensan ambas, piernas, mientras uno está acostado
boca arriba y. luego- se elevan,.para dejarias caer finalmente sobre una ca-
ma o diván. Las sensaciones anales se incorporan al ejercicio de patear
cuando se contrae la musculatura del piso pélvico al encoger las piernas.
En general, con los ejercicios de patear, se busca que los individuos
abandonen el control rígido que tienen sobre sus piernas. De esta manera
permiten la expresión libre de los impulsos y de las sensaciones que se
mantienen bloqueadas en esas partes del cuerpo. En algunos, la expresión
emocional que brota es semejante a la de los niños pequeños que se tiran
al suelo para hacer un berrinche. Cuando una pierna está más tensa que la
otra tiene menos flexibilidad y se acorta; debido a esto, la pelvis se desni-
vela. La pierna más débil necesita más ejercicios para fortalecerla y la más
tensa requiere la liberación de sus bloqueos.
Para patear, podernos colgar del techo una pequeña pelota atada con
un cordel y luego dar toda clase de patadas, sin usar zapatos. Entre otros
movimientos, conviene patear con el pie rotado hacia el interior del cuer-
po. La mayoría de la gente camina con los pies dirigidos hacia afuera y es-
te ejercicio resulta compensatorio. Algunas disciplinas marciales, como el
karate y el kung-fu, incluyen ejercicios de patear como parte de su entre-
namiento.
Otro modo de liberar las tensiones de los pies consiste en apoyarlos
con fuerza contra una pared, mientras la persona está sentada en el sue-
lo con las piernas extendidas. Con esto podemos corregir las curvaturas del
arco del pie, si acaso está demasiado elevado. En otro ejercicio, estando
de pie, podemos apoyar la planta de uno de ellos en una botella o algo pa-
recido. Luego hacemos rodar el objeto hacia uno y otro lado con el fin de
eliminar las tensiones. Esto también ayuda a mejorar los arcos en caso
de los pies planos. El ejercicio se practica alternando el otro pie después de
algún tiempo.
Hay otros ejercicios para las piernas y los pies, más o menos improvi-
sados, que el terapeuta puede ensayar en las sesiones de grupo. Algunos
preparan el camino para el manejo individual, debido a que reblandecen
de manera especial los bloqueos emocionales de algunas personas. Por
190 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS

ejemplo, después de los ejercicios de calentamiento, podemos pedir a al-


gún individuo que camina apoyándose habitualmente en una sola de sus
piernas que camine frente al grupo apoyándose en la pierna contraria.
En otro ejemplo, a otro individuo que camina con demasiada cautela
se le pide que intente hacer caer a otras personas del grupo, mediante zan-
cadillas. De esta manera pueden aflorar sensaciones de fuerza en las pier-
, nas que antes eran desconocidas -Los participantes del grupo pueden imi-_
--tar el modo de caminar de otras personas del grupo (o de sus parejas) en
un intento por comprenderlas; además, las personas que son imitadas pue-
den comprender el mensaje que dan a los demás con su manera de cami-
nar. El papel del terapeuta, dentro del grupo, también consiste en apoyar
y hacer conscientes los movimientos espontáneos que vayan surgiendo en
piernas y pies de los participantes.
Es muy recomendable que usted practique algún ejercicio físico. Cual-
quier ejercicio (por ejemplo: correr diariamente durante 15 minutos) pro-
duce adaptaciones fisiológicas favorables en el organismo, tanto a nivel pe-
riférico como en las funciones más centrales. Aumentan las mitocondrias
de los músculos esqueléticos y los niveles de glucógeno. Los vasos capila-
res se multiplican y disminuyen la adiposidad y el sobrepeso.
Además, con el sencillo ejercicio de correr diariamente unos 15 minu-
tos, aumenta la 'capacidad de ventilación pulmonar, lo cual eleva el nivel
de oxígeno presente en la sangre. También disminuye la frecuencia del la-
tido cardíaco y baja la presión sistólica en situaciones de presión; mejoran
las reservas coronarias, el volumen de la expulsión cardiaca y la duración
de las contracciones sistólica y diastólica. Aumenta el volumen sanguíneo del
cuerpo y se eleva el nivel de hemoglobina en la sangre.
En pocas palabras, correr diariamente fortalece los músculos, los cua-
les se relajan, y mejora el funcionamiento de los pulmones y del sistema
circulatorio (corazón, venas, arterias y capilares). Como es natural, un or-
ganismo más saludable puede resistir mejor las presiones psicológicas ori-
ginadas por el estrés de la vida diaria.
Capítulo 12
Psicología de la
respiración y del corazón

La función respiratoria es una fuente de energía que sostiene el movi-


miento corporal expresivo de los humanos, proporciona oxígeno a los teji-
dos del organismo y elimina el bióxido de carbono. El proceso de ventila-
ción pulmonar incluye el consumo de oxígeno por cada una de las células
del cuerpo. Por su parte, el corazón (con el resto del aparato circulatorio)
se encarga de repartir oxígeno, junto con otros nutrientes, a todos los me-
canismos bioenergéticos del organismo.
Según la tradición judeo-cristiana, Dios comunicó a Adán su aliento
vital. La respiración adecuada permite la vida consciente, la imaginación
creativa y los sentimientos. Según los orientales, junto con el oxígeno ab-
sorbemos la energía de la vida (prana o chi).
De la palabra griega para la respiración se derivan múltiples términos
en español, como psicología, psíquico, psiquiatra y psicoanálisis. El nom-
bre de la psicoterapia corporal que presentamos en este libro, psicoener-
gética, destaca la necesidad de utilizar la respiración, junto con la concien-
cia, la imaginación, el masaje y los ejercicios corporales, para aprovechar
mejor la energía vital y eliminar los bloqueos emocionales.
La cavidad nasal humedece, filtra y calienta el aire que ingresa a los
pulmones. La laringe, situada en el cuello, a la entrada de la tráquea, con-
tiene las cuerdas vocales y la epiglotis (la válvula que se abre para permitir
que los alimentos pasen al esófago). La voz es una respiración modificada:
adquiere matices de falsedad y artificialidad cuando no está sustentada por
las emociones espontáneas.
En las personas adultas, la respiración ocurre rítmicamente, con un
promedio de 16 veces por minuto. Comprende dos movimientos opues-
tos: la inspiración introduce aire a los pulmones, mientras que la espira-
ción fuerza la salida del aire. En su posición natural, las costillas se inclinan
al frente y hacia abajo, pero durante la inspiración se elevan a una posición
más horizontal; además, el diafragma se contrae y desciende para aumen-
tar el volumen de la cavidad torácica (Seller y Henkin).
191
192 + PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

En la médula cerebral existen dos centros: el de inspiración y el espira-


torio. Aunque ambos pueden inhibirse recíprocamente, el inspiratorio do-
mina en la respiración normal, porque tiene un umbral de reacción más
bajo y es más fácil de estimular (De Coursey). La inspiración es un movi-
miento activo, mientras que la espiración es el retorno a una situación de
reposo. La exhalación requiere la. relajación de los músculos de la inhala-
ción,e peso
l _ de las estructuras del tórax y la acción de retroceso de-las es-
trutturas --elástica5 del _tóraÑ (I3arham- y Wooten) , _
Desde nuestro punto de vista, el tórax funciona como una caja de re-
sonancia para los sentimientos. Necesitamos la respiración libre para que
las emociones adquieran intensidad, las sintamos y respondamos a las cir-
cunstancias externas mediante los movimientos corporales apropiados; sin
embargo, muchas personas controlan la respiración y cortan de raíz el llan-
to, la risa y la ira; de esta manera ocultan sus verdaderas intenciones ante
los demás.
La mayoría de las personas que viven en las sociedades actuales están
acostumbradas a respirar de manera superficial: permiten escasos movi-
mientos en la parte superior del tórax. Esta respiración se relaciona con las
presiones psicológicas —el estrés— y el excesivo control emocional que acom-
pañan la vida en las sociedades modernas; también se debe a bloqueos ori-
ginados en la niñez y la adolescencia; además, la contaminación, el smog,
el tabaquismo y la destrucción de los bosques y los ríos limitan la vitalidad
respiratoria de los humanos.
En muchos hombres y mujeres encontramos respiración superficial
junto con una vida emocional empobrecida: funcionan como autómatas.
Los psicoterapeutas encuentran ansiedad en muchos de sus pacientes. El
miedo representa una reacción automática ante objetos y personas ame-
nazantes del mundo exterior que debemos evitar por bien del organismo.
A diferencia del miedo, la angustia (o ansiedad) es una molesta experien-
cia diafragmática sin relación con estímulos amenazantes del exterior.
Perls sugiere que la angustia es el síntoma neurótico por excelencia. La
angustia incluye tensión, inquietud, pulso acelerado, dificultad para dor-
mir, respiración dificultosa y preocupaciones. Se han elaborado muchas
teorías acerca de este fenómeno neurótico: algunos hablan del trauma de
nacimiento, las vidas pasadas, la libido transformada, la agresión inhibida,
etcétera.
Sin embargo, antes de Perls no se había puesto atención a que la an-
gustia respiratoria es —en realidad— un trastorno psicosomático. Represen-
ta una reacción de emergencia del organismo, originado por el conflicto
PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN + 193

entre la excitación intensa y ciertas medidas de autocontrol represivo. Es


la vivencia desagradable de tratar de obtener más aire con los pulmones
mientras que éstos se mantienen casi inmovilizados debido a las contrac-
turas musculares de la caja torácica.
Perls utiliza el término excitación para referirse a la movilización de
cualquier energía vital, que surge cuando se anticipa un intenso contacto,
agresivo, creativo, erótico o de cualquier otra estilo. Hay fuerte interés y
surge la imperiosa- necesidad de contar con mayor cantidad de aire para
oxidar las reservas asimiladas por la alimentación, acelerando los procesos
metabólicos.
El organismo sano responde a la excitación aumentando la capacidad
respiratoria y acelerando los procesos metabólicos. Esto da energía reno-
vada a los músculos de todo el cuerpo, para utilizarlos mediante el con-
tacto espontáneo y la acción transformadora.
Sin embargo, los neuróticos tratan de frenar, a toda costa, sus impul-
sos y emociones. En lugar de permitir que la respiración se acelere de mo-
do natural, se esfuerzan por mantener el ritmo que era adecuado antes de
que surgiera el impulso. Bloqueando la respiración, intentan crear, para sí
mismos y para los demás, la ilusión de que mantienen la calma, son due-
ños de sí mismos y así son felices.
Aunque las personas neuróticas podrían dar libre curso a su energía vi-
tal respirando de manera profunda, no se permiten este tipo de respira-
ción. Activan un sistema de tensiones musculares para frenar las ganas de
llorar, no expresar su disgusto, no ablandarse por la ternura, etcétera.
La angustia incluye molestas contracciones involuntarias del diafragma
y del abdomen, debidas a que el organismo está privado de la oxigenación
adecuada. Los sistemas sociales y las religiones tradicionales de tipo repre-
sivo reprueban la excitación que proviene del impulso sexual, lo mismo
que de la ira, etcétera. Las personas que se sienten culpables cancelan sus
reacciones espontáneas mediante la angustia respiratoria. La angustia de
cada persona tiene una cualidad especial, según el tipo de excitación (im-
pulsiva y emocional) que se está bloqueando.
La depresión está acompañada por una respiración lenta y superficial.
Se ha sugerido que guarda semejanza con el fenómeno de hibernación en
algunas especies animales, como los osos polares que duermen durante el
invierno. Estos animales lentifican la respiración y el ritmo cardíaco como
parte de una reducción metabólica generalizada. De esta manera, ahorran
energía hasta otras épocas del año en las que pueden conseguir el alimen-
to disponible.
194 4- PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

En las personas depresivas están lentificadas todas las funciones de su


organismo, incluida la vida intelectual; sin embargo, a diferencia de los
osos, no están dormidas y padecen molestas sensaciones, como pesar, apa-
tía y aburrimiento. Algunas personas deprimidas también están angustia-
das y muestran una respiración agitada y tensa. Muchas personas emplean
la fuga hacia las fantasías, junto con. el abuso del alcohol y_ las drogas co-
mo defensas contra la angustia y la depresión.
La C-ázidad -torácica es una de las dimensiones internass -ni-ás íntimas -dé
la personalidad. Algunas personas viven oprimiendo su tórax y así redu-
cen las dimensiones habituales de su yo corporal. Otras aumentan artifi-
cialmente los límites y el volumen de su personalidad (inflan su ego). La
figura 12.1 ilustra estas dos posturas neuróticas básicas. De estas maneras,
incontables hombres y mujeres terminan por no sentir angustia; sin em-
bargo, reducen de forma radical los niveles de su energía vital.
La mayoría de los músculos del sistema respiratorio están conectados a
las vértebras cervicales y lumbares de la columna vertebral. Feldenkrais su-
giere que los hábitos respiratorios influyen en la estabilidad y la postura de
la columna vertebral. Por su parte, la posición habitual de la columna mo-
difica la calidad y la frecuencia de la respiración. La buena respiración re-
quiere una buena postura de la columna vertebral, la cual favorece la bue-
na respiración.

Figura 12.1 Torax expandido -demasiado inflado- con el diafragma hacia abajo, presio-
nando el estómago (A), y el torax colapsado -hundido- con el diafragma hacia arriba,
oprimido los pulmones y el corazón (B).
PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN 4- 195

Cuando el tórax está expandido, quedan contraídos los músculos de la


inhalación ordinaria, así como los que permiten la inhalación profunda
(esternocleidomastoideos, escalenos, pectorales menores, trapecios, eleva-
dores de la escápula, sacroespinales, iliocostales y la parte superior de los
serratos anteriores). La mayoría de esos músculos se localizan en la parte
superior del tórax y en la espalda. Como advierte Baker, esta postura pro-
voca presión arterial elevada, palpitaciones y ansiedad. -
;Lbs músulos- que mantienen Irabado el tórax en posición_ de exhala-
ción están localizados en el abdomen y en la parte inferior del tórax. Por
otra parte, cuando el cuello y la espalda están doblados hacia adelante, no
es posible elevar la caja torácica con el movimiento natural de la inspira-
ción del aire.
El tórax colapsado también incluye la contracción del diafragma y de
otros músculos (serratos posteriores inferiores, transversos del tórax, par-
tes lateral e inferior de los intercostales internos y varios músculos abdo-
minales: transversos, rectos y oblicuos internos). La acción de los múscu-
los abdominales reduce el diámetro vertical del tórax, y la acción de los
otros músculos deprime las costillas y disminuye los diámetros transversal
y anteroposterior de la caja torácica.
Durante la inhalación profunda, el diafragma empuja los órganos ab-
dominales hacia abajo y los presiona contra la pared abdominal, que se re-
laja entonces. Cuando los músculos abdominales están contraídos de ma-
nera habitual, la persona limita su respiración y oprime sus intestinos. De
esta manera bloquea las sensaciones de pulsación y blandura abdominal;
además, mantiene una percepción atemorizante del mundo exterior.
Estas personas se encogen sobre sí mismas, como ciertos animales que
aparentan estar muertos y ocupan el menor espacio posible para escapar
del peligro. Tratan de pasar inadvertidas, dan la apariencia de que valen
poco y adoptan papeles de subordinación. En un intento por sobrevivir,
desean pasar inadvertidas. La verdad es que frenan y ocultan su fuerza in-
terior.
Esta postura sugiere problemas familiares tempranos, como ambientes
hostiles o demasiado protectores, dentro de los cuales los niños apenas se
atreven a respirar, por temor a los castigos y por miedo a ser independien-
tes.
En la práctica clínica encontramos pequeñas depresiones del tórax, al-
rededor del área del corazón, que sugieren sensaciones de rechazo y nece-
sidades de afecto insatisfechas. Las energías frenadas, junto con los recuerdos
y las vivencias que las acompañan, van alcanzando el nivel de conciencia a
196 4- PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN
1
medida que mejora la respiración y se van eliminando las tensiones habi-
tuales de la armadura neurótica.
Baker señala que los senos de estas mujeres tienen sensibilidad limita-
da ante las caricias de tipo sexual. Están fríos, demasiado blandos y —en
ciertos casos— poco desarrollados. Las tensiones habituales de la caja torá-
cica privan a los senos de su energía. Como dijimos, están contraídos los
serratos anteriores, los subclavios y los pectorales menores. Estos múscu-
loe relacionan con la expresión de la ira mediante movimientos violen-
tos de los brazos.
Los músculos que mantienen hundido el pecho representan un pro-
blema particular de manejo, porque varios de ellos están situados en la cara
interna del tórax: no pueden ser manipulados directamente con masajes,
sino que requieren ejercicios especiales, como explicaremos más adelante.
La postura opuesta, en la que el tórax está habitualmente trabado en
posición de expansión, exagera la fuerza y engrandece el espacio de los pul-
mones. El ego de los hombres y mujeres con estas características está in-
flado, como en el caso del sapo de la fábula. Se muestran distantes y se dan
aires de importancia, como si fueran superiores a los demás, pero en rea-
lidad ocultan los sentimientos que suponen inapropiados en las personas
fuertes, como la ternura, la vulnerabilidad y el miedo.
La postura del pecho inflado está asociada con el entrenamiento mili-
tar de todos los países. Reich la observó en la Alemania nazi, que propo-
nía hombres fuertes como el acero. La postura militar, junto con el ma-
chismo y la psicopatía, se sustentan en la negación de los sentimientos de
ternura y compasión. Desde luego, es necesario un alto grado de fanatis-
mo y robotización para matar a los semejantes de manera automática, en
las guerras y mediante actos de terrorismo, sin sentir nada.
Dados los estereotipos culturales asignados a ambos sexos, encontra-
mos con mayor frecuencia el pecho hundido en las mujeres y el expandi-
do en los hombres; sin embargo, esto no es una regla general.
La respiración de los esquizoides ha recibido especial atención en las
psicoterapias corporales (junto con sus bloqueos oculares). Su caja toráci-
ca está colapsada y casi no se mueve: utilizan una respiración sumamente
reducida. Necesitan poca producción y escaso consumo de energía vital
para fabricar su mundo interno de obsesiones y fantasías. Para estar com-
pletamente despiertas durante el día y abrirse al contacto con el mundo
que les rodea, las personas requieren niveles de energía mucho más elevados.
La calidad del aire constituye uno de los aspectos más importantes de
la respiración. En las grandes ciudades contaminadas, el aire que respira-
PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN + 197

mos deja mucho que desear: es una experiencia ingrata, debido a las sus-
tancias malolientes, irritantes y tóxicas que lastiman los ojos; además, en
el aire flotan basura y partículas de desechos humanos y animales. Una
multitud de virus y gérmenes ocasionan trastornos respiratorios endémicos.
El asma va acompañado de espasmos en los músculos bronquiales. Los
ataques de asma pueden ser leves, moderados o severos y duran desde al-
gunos minutos hasta varias horas o días. El asma_ puede ser una reacción
pulmonar alérgica, pero también está relacionado con ciertos estímulos
emocionales. Cuando los ataques sólo ocurren ante algunas personas, en
el contexto de ciertas situaciones sociales, se demuestra su origen psicoso-
mático. En estos casos, la psicoterapia ayuda a reconocer y expresar los
conflictos de hostilidad y dependencia.
El abuso del tabaco (tabaquismo) es frecuente en las sociedades actua-
les. Es un hábito difícil de dejar que impide la respiración adecuada; ade-
más, causa lesiones permanentes en la estructura de los bronquios por las
sustancias irritantes que introduce en los pulmones. La nicotina es un es-
timulante que da alivio transitorio a las tensiones y sensaciones de opre-
sión en el tórax; sin embargo, la persona que fuma priva al organismo del
oxígeno que necesita, por lo cual se siente inquieta. Entonces se establece
un círculo vicioso, porque las sensaciones de ahogo y falta de oxígeno ha-
cen que la persona fume más aún en un intento inútil por aliviadas. Lo
que el fumador necesita es aprender a respirar mejor.
Entre los efectos estimulantes de la nicotina están el aumento de la fre-
cuencia de los latidos cardíacos y de la presión arterial; también se produce
una vasoconstricción periférica y aumenta la proporción de ácidos grasos
libres en la circulación sanguínea. La nicotina crea dependencia física, por
lo que se presenta el síndrome de abstinencia en las personas que dejan de
fumar: aumenta la irritabilidad y el nerviosismo y reportan inhabilidad pa-
ra concentrarse. Desde luego, estos efectos son transitorios.
Las personas que consumen habitualmente tabaco creen que les ayuda
a mantenerse concentrados y despiertos. Como sabemos, a menudo tam-
bién abusan del café para aumentar la eficiencia en el trabajo mental y
tranquilizarse. Existen algunos métodos de autocontrol, derivados de las
terapias de modificación de conducta, que han demostrado su efectividad
para eliminar el tabaquismo.
il

198 4- PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

Manejo de la angustia y de los bloqueos respiratorios

Muchas personas temen la soledad, por lo cual se rodean continuamente


de actividades y, si no tienen nada que hacer, encienden la televisión. En-
tre las técnicas para mejorar la respiración están los ejercicios de yoga. Con
un buen maestro, algunos ejercicios de yoga son muy útiles; entre sus pro-
pósitos están controlar la- mente y desarrollarla capacidad para con-cen-
trarse. Debido -a -que-enfocan la atención a -las s-ensackffieS cOrporales, los
ejercicios respiratorios disminuyen la frecuencia de los pensamientos ob-
sesivos y el miedo a la soledad.
Las técnicas para mejorar la respiración suelen incluir el uso de la ima-
ginación. Por ejemplo, cuando inhala, la persona imagina que se llena de
energía y de luz y que al exhalar salen de su organismo las impurezas y
las enfermedades, lo mismo que el odio y la violencia.
Daniels y Horowitz proponen un ejercicio derivado de las tradiciones
chinas. Lo llaman la respiración del número 8 y es como sigue: tiéndase
usted en el suelo, con los brazos a los lados del cuerpo e imagine que está
dentro de un gran número 8. La parte media del 8 está en la cintura. Su
cabeza y torso están en el círculo superior y las piernas y pies dentro del
inferior. No trate de respirar de ningún modo especial, sino solamente
imagine el patrón de respiración que aquí se describe y deje que la respi-
ración se ajuste gradualmente a este patrón.
Imagine que su respiración entra al cuerpo a través del ombligo, lle-
nando de aire el estómago. Luego pasa hacia la columna vertebral y se
mueve por la espalda hacia arriba, hasta que llega a la punta del 8, en un
punto lejano arriba de la cabeza. En este momento los pulmones están
completamente expandidos y por un momento usted se siente en paz.
Luego, mientras exhala, imagine que la respiración desciende por su
cara, pecho y estómago, hasta completar el círculo superior del 8. Pasa otra
vez por dentro del cuerpo, emerge por el ano, recorre la parte posterior de
las piernas y llega a otro punto de inmovilidad lejos de los pies. En este
punto ha terminado de exhalar completamente. Entonces, la respiración
regresa por la parte del frente de las piernas y penetra de nuevo por el om-
bligo. Siga respirando de este modo unas cuantas veces.
Para evitar distracciones, puede tocar los pulgares o los dedos medios
de cada mano, mientras inhala, para luego separarlos un poco mientras ex-
hala. Si acaso siente dormidos los pies al terminar esta meditación, puede
MANEJO DE LA ANGUSTIA Y DE LOS BLOQUEOS RESPIRATORIOS + 199

darles masaje y sacudirlos un poco antes de levantarse. Una vez que se le-
vante, conviene estirar todo el cuerpo.
En su libro de danza moderna, Howard sugiere que podemos evitar la
sensación de cansancio físico cuando utilizamos la respiración de modo
consciente y ajustamos los movimientos y acciones con el fluir de la respi-
ración, mientras bailamos. Entonces, la danza se convierte en la expresión
de los ritmos vitales y emocionales por medio del movimiento corporal. Al
_principio deVlibro,:la autora próponc ocho_ ejercicios= básicos de respira-
ción para principiantes, de los cuales presentamos, como ejemplo, dos de
ellos.
Ejercicio cuatro: inhale lentamente con la nariz, como si estuviera
oliendo una flor; sostenga un poco la respiración e imagine que se estu-
vieran expandiendo los ojos, los oídos y la punta de la cabeza. Así, el peso
de la cabeza se levantará de la punta de la columna vertebral, arriba del
centro del movimiento, que está en el esternón. Exhale luego muy lenta-
mente, por la nariz. Puede hacer este ejercicio con fuerza y rápidamente,
al principio, para aflojar cualquier tirantez o tensión y luego proceder a
una versión más lenta, lo cual es una excelente introducción para caminar
sostenido por la respiración.
Ejercicio seis: respire por la nariz y luego exhale el aire por la boca. Es-
to empuja los músculos abdominales hacia adentro y libera el diafragma,
con lo cual se fuerza la pelvis hacia adelante y hacia adentro. Cuando esto
sucede, puede sentir algo de tensión y la sensación de que surge una línea
de energía que recorre su cuerpo de lado a lado.
El banquillo de Lowen es parecido a los utilizados en la cocina: tiene
una altura de 60 centímetros. Sobre él colocamos algún material acolcha-
do, como un rollo de cobertores, que aumentan la altura de 15 a 20 cen-
tímetros. Tiene unas barras salientes de madera, en la parte superior, para
sostener los brazos en algunas posturas y para ayudar a la persona a levan-
tarse. Dicho autor propone una serie de ejercicios expresivos, relacionados
con el uso de su banquillo.
En el ejercicio básico, la persona se tiende de espaldas sobre el banqui-
llo y sostiene el peso del cuerpo a la altura de los hombros, mientras deja
colgar su cabeza y descansa sus antebrazos en las salientes del banquillo.
Los pies se mantienen apoyados en el piso, mientras que las rodillas están
algo dobladas.
En otros ejercicios, la espalda puede recorrerse hacia arriba, con lo que
la presión afecta al diafragma y a otros músculos más cercanos. La perso-
na también se tiende boca abajo sobre el banquillo, con lo que presiona
200 + PSICOLOGÍA DE IA RESPIRACIÓN Y DEI CORAZÓN

los músculos cercanos al esternón y los músculos del abdomen, depen-


diendo de la altura en la que se coloque. Cuando alguien se tiende de es-
paldas en el banquillo, relaja los músculos de la espalda, lo cual puede
ayudar a liberar algunas tensiones habituales. Muchas personas suelen ca-
minar echadas hacia adelante y muestran una joroba.
La,liberación de las tensiones favorece la respiración y a veces emergen
sentimientos bloqueados, como llanto y miedo. En lugar del banquillo de
Lowen, otros terapeutas prefieren usar un rollo grueso de frazadas sobre el
piso. Otro resultado típico de los ejercicios es el temblor o la vibración de
las piernas, que a veces se extiende por todo el cuerpo; esto se interpreta
como liberación de emociones como miedo, ira, y mejoría en la circula-
ción de la energía vital. Como advierte Lowen, al practicar ejercicios en ca-
sa, a veces surgen emociones, recuerdos y fantasías intensas que harían re-
comendable consultar a un especialista.
Las terapias corporales apoyan la función liberadora del llanto, que tie-
ne matices distintos, según las emociones que se liberan. Lloramos de pe-
na, ira, felicidad y dolor. No siempre tiene que ser dramático: hay sollozos
desgarradores que sacuden toda la caja torácica y la ablandan, pero otros
son profundos y tranquilos. Como advierte Lowen, los niños utilizan el
llanto convulsivo como uno de los principales medios para descargar la
tensión y el dolor.
En los infantes, el llanto principia por una contracción total del cuer-
po con rigidez muy notable; sin embargo, el infante no puede mantener
mucho tiempo esta tensión y estalla en sollozos: su cuerpo vibra total-
mente, mientras que la tensión se va desvaneciendo. Cuando se trata de
adultos, tienen mejor aspecto después de haber llorado a su gusto. Su cuer-
po se ablanda, la respiración es más profunda y satisfactoria, los ojos bri-
llan y la piel está más sonrosada.
En las sesiones de psicoterapia individual o en grupo, la expresión del
llanto requiere un clima de sincero aprecio y respeto. Ya hemos mencio-
nado que una técnica útil es pedir a la persona que exagere la postura ha-
bitual. Cuando los músculos externos del tórax están tensos, el masaje
directo ayuda mucho a relajarlos. En caso de que la caja torácica esté de-
masiado hundida, el terapeuta puede empujarla un poco más hacia abajo,
cuando la persona exhala el aire, para facilitar el rebote. Se necesita mucha
habilidad para no lastimar a los individuos cuando se manejan las tensio-
nes del tórax mediante el masaje.
Baker advierte que algunas personas que intentan respirar profunda-
mente tienen contracciones musculares, parecidas al tétano, en sus dedos
MANEJO DE LA ANGUSTIA Y DE LOS BLOQUEOS RESPIRATORIOS + 201

y brazos. Es necesario suspender la respiración profunda y dar masaje a las


manos y brazos. La reacción no se debe a la sobreoxigenacíón, sino a que
las personas no están acostumbradas a manejar niveles de energía más ele-
vados en esas partes del cuerpo. En cuanto aprenden a tolerar la energía
que proviene de la respiración profunda, desaparece cualquier sensación
de molestia.
Otras personas se marean cuando respiran profundamente. Esta reac-
=ción de tipo disqciativo bloquea cualquier sensación de dolor y evita los
recuerdos asociados con ese dolor (y las demás emociones reprimidas).
Otros individuos frenan de ese modo las fantasías sexuales que consideran
peligrosas, porque generan sensaciones muy agradables. Solamente se per-
miten la excitación placentera cuando están dormidos, porque los sueños
escapan al control voluntario y por ello no son censurables ni pecaminosos.
Dichas personas consideran, erróneamente, que la excitación sexual y
las fantasías correspondientes, cuando están despiertos, son inaceptables
y peligrosas. El psicoterapeuta puede sugerir a esas personas, a modo de
intención paradójica, que mientras intenten marearse más, se sentirán más
despiertas y que entonces será inevitable verse invadidas por las sensacio-
nes, fantasías y recuerdos que tratan de evitar.
Por su parte, las personas con rasgos esquizoides intensifican en gran
medida su desenfoque ocular cuando respiran más profundamente: tien-
den a disipar el exceso de energía aferrándose al mundo irreal de la fanta-
sía y evitando a toda costa despertar por completo.
Como ejemplo, al manejar las tensiones en el tórax de una mujer, le
pregunté si estaba dormida y despierta, porque al respirar más profunda-
mente tuve la sensación de que ella no estaba presente y se había ido a otra
parte. Ella manifestó que, en efecto, tenía la costumbre de dormir con los
ojos abiertos y aislarse totalmente de los demás. Dado el componente es-
quizoide de este mecanismo, intenté activar la respiración mediante el re-
flejo de mamar. Para ello, introduje uno de los dedos en su boca y le pedí
que chupara y respirara profundamente, con los ojos cerrados. Respiró
profundamente, con hondos sentimientos de placer. Luego de un rato le
pedí que abriera los ojos y que volviera poco a poco a su edad real.
Lowen advierte que los esquizoides sienten que se ahogan cuando tra-
tan de respirar profundamente. Experimentan terror si dejan abierta la
garganta para permitir la entrada del aire. Cuando dichas personas elimi-
nan estos miedos con la psicoterapia, reportan sensaciones muy placente-
ras que acompañan a la respiración profunda y que fluyen por todo el
cuerpo hasta los órganos genitales. El bloqueo en la garganta de los esqui-
202 4- PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

zoides se debe a que algunos bebés son incapaces de ejecutar los movi-
mientos de mamar con la suficiente fuerza. En el esquizoide, este mo-
vimiento está limitado a los labios y no incluye la garganta, las mejillas
ni la cabeza.
Debido a la relación entre lo primero que se chupa al nacer (o sea el ai-
re) y la leche materna que se chupa en seguida, cualquier trastorno en la
furíción, de mamar tendrá repercusiones en la función-respiratoria.;-Por el
contrario, cuando las personas esquizoides- realizan satisfactoriamente los
movimientos de mamar, liberan las tensiones de su garganta y pueden res-
pirar con mayor espontaneidad y con cierta profundidad abdominal.
A continuación proponemos otros ejercicios de respiración que ayudan
a relajar la caja torácica. Las personas que tienen demasiado expandido el
pecho necesitan insistir en la exhalación del aire. Inhalan normalmente y
luego expulsan de forma deliberada el aire por etapas, cada vez con más
fuerza, a modo de jadeo. Para exhalar, puede ayudar que utilicen un tubo,
como de medio metro de largo. Inhalan por la nariz y luego exhalan por
la boca, a través de la manguera. Mediante este ejercicio, las personas pue-
den exhalar cada vez con mayor facilidad, por lo cual su caja torácica (y
toda su personalidad) se va haciendo más blanda y flexible.
Como ya explicamos, el pecho hundido implica un ambiente familiar
y social restrictivo, que origina una autoimagen devaluada y un espacio
personal contraído. Las personas que tienen el pecho demasiado hundido
deben insistir en la inhalación del aire. Primero llenan los pulmones de ai-
re, por etapas, lo más que pueden y a continuación, sin exhalar, utilizan el
aire para empujar voluntariamente el pecho hacia fuera, por etapas. Pue-
den imaginar que tienen un poste u otro obstáculo que empuja el ester-
nón hacia dentro y que lo avientan hacia fuera, o que tienen una mano
que las aplasta y no les permite respirar bien, pero ellas se liberan de esa
opresión.
El ejercicio anterior puede realizarse mientras tienen los brazos exten-
didos hacia los lados del cuerpo; entonces, aprietan las manos al empujar
el pecho hacia fuera, con el aire dentro. En otra variante, tienen las manos
en el pecho mientras inhalan y las separan una y otra vez con fuerza del
pecho mientras echan fuera el aire de los pulmones, como si estuvieran
arrancando cadenas. También pueden inhalar hasta tener los pulmones to-
talmente llenos y luego emplear el aire para empujar el diafragma hacia
abajo.
Una mujer de 30 años mostraba gran desarrollo muscular. Como res-
puesta a algunas preguntas iniciales, dijo que practicaba natación y ballet
MANEJO DE LA ANGUSTIA Y DE LOS BLOQUEOS RESPIRATORIOS + 203

y que corría diariamente. También comentó, ante el grupo de terapia, que


tenía dificultad en terminar una relación heterosexual, aunque se daba
cuenta de que no marchaba bien. Se aferraba demasiado a las relaciones
con los demás y no podía separarse, a pesar de que eso le daba mucho co-
raje. Presentaba el tórax demasiado inflado y trabado.
Iniciamos el manejo pidiéndole que se acostara boca abajo en la al-
forribia, miefitras:le presionaban el esternón cada vez que exhalaba el aire,
para -forzar in pbco los- músculos tensos. Era casi increíble la resistencia
que oponía, tensando todo su cuerpo, contra la presión de la mano, a pe-
sar del dolor que se causaba al mantener a toda costa el tórax muy expan-
dido. Apoyada en mis sugerencias, le dio una voz a esa resistencia, repi-
tiendo frases como: "Debes ser dura, no puedes ablandarte, no hay que
llorar nunca, no se puede confiar en los hombres, tienes que ser más fuer-
te que ellos" y otras por el estilo. Algunas de estas frases reflejaban los con-
sejos de la madre, que era viuda y se había endurecido mucho a partir de
la muerte de su marido, en parte por las presiones económicas que había
tenido.
Esa madre no había dado a sus hijos e hijas la ternura que necesitaban.
En seguida tuvimos una conversación directa de la hija con su madre in-
troyectada: "Mamá, me dices que la vida es muy difícil, que solamente
siendo dura podré aguantarla, me dejas vacía de afecto, no eres tierna, si-
no dura y fría, te da coraje que te pidamos cariño, me da miedo mi nece-
sidad de afecto, tengo miedo a sentir mi ternura". Siguiendo un impulso,
dije: "Parece que te hiciste la promesa de ser dura; ¿cuándo fue eso?"
Ella pensó un instante y respondió que cuando tenía 12 años, una de
sus hermanas tenía un novio al que quería mucho y que éste había muer-
to. Entonces le dijimos: "La viste llorar y sentiste que eso estaba muy mal
y te hiciste la promesa de que no serías débil como ella". La mujer estuvo
de acuerdo con esta sugerencia y siguió el diálogo, esta vez con su herma-
na: "Eres gallina y llorona, no dura: me das coraje, no sirves para la vida,
me prometo no ser como tú".
Luego le pedí que respirara libre y profundamente, procurando exha-
lar lo más posible y que tratara de comprender a su hermana: "Llorar es
bueno, yo tengo más miedo a la vida que tú, soy menor que tú y más tier-
na; por dentro soy muy cariñosa". Al repetir estas últimas palabras, brotó
el llanto y se aflojó poco a poco, mientras repetía: "Soy tierna en el fondo,
no soy tan dura, necesito afecto, me siento vacía y sola". Le pedí entonces
que se recargara en mi pecho, mientras le metí un dedo en la boca. Le pu-
se una mano en el rostro, como muestra de apoyo y ternura. Ella pudo
204 + PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

chupar durante 10 minutos, mientras se aflojaba en todo el cuerpo y su


respiración se hacía cada vez más profunda y descansada. Con esta respi-
ración, su piel adquirió un tono más sonrosado y finalmente, cuando la
respiración era profunda e incluía el área del abdomen, recorrían su cuer-
po estremecimientos de placer.
Para terminar poco a poco la experiencia, le pregunté de qué edad se
sentía y ella respondió que como de un ano: Luego le pedí.que abriera los
ojos; que-mirara a su alreded-or y que em¡Yezara -a--rnoverse paco a: poca.: La
expresión de su rostro se había suavizado, como la postura general de su
cuerpo y era notorio que sus manos, antes sudorosas y frías, tenían ahora
calor y vida. Nos comentó que se sentía bastante bien y muy agradecida.
Los demás participantes mostraron respeto y simpatía y algunos se identi-
ficaron con esa mujer; se conmovieron al revivir en su interior algunas si-
tuaciones parecidas.
Siguiendo algunas indicaciones, esa mujer recorrió el grupo. Se colocó
delante de cada persona, mientras ambas estaban de pie y le dijo: "Sabes,
soy tierna en el fondo y sólo finjo ser dura a veces porque me da miedo",
y otras frases parecidas. Algunos de los participantes le hicieron comenta-
rios de apoyo y comprensión, por ejemplo: "No porque uno quiere a una
persona ésta va a morir, sino que sencillamente uno muere cuando se le
acaba la vida". Los participantes también la abrazaron como muestra de
amor fraterno.
Algunos bloqueos respiratorios se deben a circunstancias más recientes,
como las separaciones, el divorcio y la muerte de personas cercanas. Parte
natural del duelo, para la mayoría de las personas, son las lágrimas y los
sollozos. El llanto proporciona alivio respiratorio a la caja torácica, que pu-
do haber quedado trabada en posición de expiración. Las personas se des-
ahogan mientras lloran y con esto se les quita un peso de encima. Cuan-
do termina el proceso de duelo, las personas se sienten otra vez vivas.
Otro ejemplo de circunstancias actuales son los accidentes: ocurren ac-
cidentes de carretera en los que el vehículo queda totalmente destruido. A
pesar de eso, algunas personas escapan con golpes y lesiones leves. Adver-
timos que tienen la respiración bloqueada; reportan que durante el acci-
dente no sintieron miedo ni otra emoción, ni tuvieron tiempo de pensar
en nada. No terminan de creer que están vivos, y dicen que es como si no
les importara nada y que, es extraño, pero están insensibles. Cuando los
accidentes causan la muerte o lesiones de otros individuos, es natural que
quien conducía el vehículo se sienta culpable.
PSICOLOGÍA DEL CORAZÓN + 205

Como técnica de psicoterapia, podemos pedir a esas personas que re-


gresen, con la imaginación, a los momentos del accidente. Se les instruye
para que respiren profundamente, o también podemos forzar un poco,
con las manos, la expiración del aire. Con esto, surgen las emociones con-
tenidas, a veces de manera muy intensa y dramática. Surge el terror ante
la muerte y, con menor frecuencia, la ira impotente de no poder controlar
el vehículo y evitar de algún modo al accidente. Después de la explosión
acompañada a veces de llanto, risa; etcétera. abrazan a las dé.-
más personas del grupo y muestran su alegría de seguir vivos; también
manifiestan su compromiso con la nueva oportunidad de vivir mediante
frases espontáneas. Al destrabar su respiración, se han ablandado, por lo
cual dejan de sentirse deprimidas, disociadas y robotizadas.

Psicología del corazón


Los humanos de todas las épocas han relacionado el corazón con los sen-
timientos. Este órgano es el símbolo universal del cariño y del enamora-
miento. Algunas culturas antiguas consideraban al corazón el receptáculo
de la vida y del pensamiento; por eso los antiguos egipcios dejaban den-
tro de las momias de los faraones, como única víscera, al corazón, pues era
indispensable para una vida completa después de la muerte, mientras que
no dejaban el cerebro dentro del cuerpo.
Es conocida la valoración del corazón por las culturas indígenas meso-
americanas, por ejemplo: los aztecas ofrecían a la divinidad solar el cora-
zón de algunos cautivos enemigos. En una ceremonia ritual de gran so-
lemnidad, escogían para el sacrificio a los que se habían distinguido por su
valentía en el combate.
Actualmente sabemos que la conciencia humana y la personalidad in-
dividual están sustentadas por las estructuras cerebrales. Mediante el cere-
bro elaboramos nuestros sueños y pensamientos, e integramos nuestras
percepciones, impulsos y sentimientos.
Sin embargo, percibimos las emociones en las vísceras y más en parti-
cular en el área del corazón. Allí podemos ir entendiéndolas a medida que
ocurren. Este órgano se considera el centro de la conciencia emocional. En
lenguaje popular decimos que algunas palabras brotan del fondo de nues-
tro corazón o que hablamos con el corazón en la mano, significando la sin-
ceridad más profunda de que somos capaces. Para simbolizar la entrega
más absoluta, dedicamos el corazón a una causa o a la persona amada.
206 + PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

Quienes valoran el idealismo saben que hay razones que sólo entiende
el corazón. El principito, personaje de la obra de Saint Exupery, nos ad-
vierte que con los ojos no podemos captar lo más luminoso, pero lo com-
prendemos con el corazón. En el lenguaje ordinario, la palabra corazón de-
signa algunos rasgos de la personalidad. Por ejemplo, decimos que alguna
persona tiene el corazón noble, valiente, sincero o bien puesto; también,
que tiene buen o mal corazón,. corazón duro, blando, alegre, tierno, triste,
dolorido, apachurrado, partido, joven, etcétera.
Desde el punto de vista anatómico, el corazón es un músculo hueco
que reparte la sangre que ha sido oxigenada por los pulmones por todo el
organismo mediante sus contracciones; sin embargo, también nos da a co-
nocer los propios cambios emocionales, como lo han comprendido todos
los poetas. Podemos conocer la verdadera naturaleza de nuestros senti-
mientos cuando escuchamos los ritmos del corazón, a pesar de que mos-
tramos a las demás personas un rostro impasible. Por ejemplo, el corazón
se acelera al ver (o imaginar) a la persona amada, haciéndonos saber que
estamos enamorados.
Una vida emocional espontánea, en la que el corazón es libre para la-
tir, es una de las principales dimensiones humanas. A diferencia de las má-
quinas y los robots, los humanos no fuimos diseñados para una vida de
equilibrio y calma absolutos. Somos impredecibles, hasta cierto punto, debi-
do a los continuos cambios de nuestras energías emocionales e impulsivas.
Los ritmos del corazón reflejan las diferencias en los estados de áni-
mo; también se relacionan con las percepciones, las fantasías y los pensa-
mientos, lo mismo que los niveles bioquímicos y bioeléctricos del orga-
nismo. Otras variaciones son debidas a los condicionamientos tempranos, la
edad, el peso, los cambios en la alimentación, la fatiga, el nivel de alerta-
miento y ciertos factores genéticos.
Ante las situaciones atemorizantes, el corazón se acelera, lo mismo que
ante frases e imágenes que nos provocan miedo. Esta reacción de emer-
gencia también incluye cambios respiratorios que son tan instantáneos y
dramáticos como los cardíacos y debidos a la activación del sistema ner-
vioso autónomo. En las ocasiones en que hemos escapado de algún grave
accidente vehicular, nos parece que el corazón se va a salir por la boca.
Mediante una sensación de intranquilidad, el corazón nos advierte de los
peligros mucho antes de que podamos evaluarlos de manera lógica con
los pensamientos.
Las emociones dependen, en gran parte, de las circunstancias que nos
rodean; sin embargo, en los neuróticos predominan ciertas reacciones
PSICOLOGÍA DEL CORAZÓN + 207

emocionales negativas automáticas, como depresión, irritación, cansancio


y aburrimiento. Como dijimos, algunas personas intentan frenar sus sen-
timientos mediante tensiones musculares en el área del corazón, es decir,
al frente y al lado izquierdo del tórax.
Las interacciones humanas en las grandes urbes se efectúan en el con-
texto de la aglomeración, robotización y alienación social, lo cual lleva a
_-bloquear continuamente la expres.io'n de_ las emociones íntimas. Los habi-
tantes- de las grandes ciudades evitan manifestar la ternura y la amistad
porque se harían vulnerables ante los extraños. Por lo común, todos reser-
vamos la intimidad para un pequeño número de personas en quienes po-
demos confiar de manera absoluta.
A los ávidos consumidores se les propone una serie de doctrinas seu-
dopsicológicas que enseñan que los sentimientos estorban. Según ellas, lo
único necesario para triunfar es el pensamiento frío y lógico, de tipo nar-
cisista, mediante el cual uno se aprovecha de los demás para la propia con-
veniencia. Basta una máscara superficial de cortesía aparente, para llevarse
bien con todos. Incluso llegan a proponer la doctrina de "no apegarse" co-
mo la supuesta cumbre del budismo tibetano. La verdad es que Buda pro-
clamó el cuidado compasivo de todos los seres vivos.
A causa de las presiones psicológicas de la vida en las ciudades, muchos
individuos se vuelven tensos y fríos. Al bloquear sus emociones, en particu-
lar la capacidad para conmoverse y amar, se automatizan, pierden el rumbo
y se sienten vacíos. Aunque siguen hablando de sentimientos, con fre-
cuencia se trata de meras fórmulas huecas. La principal causa de la violen-
cia que padecen las sociedades actuales es la deshumanización (robotiza-
ción) de las personas narcisistas y psicopáticas, incapaces de conmoverse
ante los sufrimientos de los demás.
Muchos hombres y mujeres que viven en las sociedades actuales pade-
cen presión arterial demasiado elevada. La presión arterial que se conside-
ra normal en ellas (alrededor de 120/80) es más elevada que la encontra-
da en las sociedades de vida menos agitada. Varios expertos han sugerido
que esa cifra arbitraria refleja los problemas socioculturales que padecen
algunas sociedades aceleradas, violentas y —por eso mismo— crónicamente
hipertensas.
Por lo común, la hipertensión arterial no se debe a fallas del corazón,
sino a las tensiones musculares generalizadas que hacen que la red de ar-
terias y venas pierda su elasticidad. A su vez, la tensión de las paredes arte-
riales y venosas está relacionada con las tensiones en los músculos de todo
208 + PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN

el cuerpo. Si los músculos estuvieran relajados, la flexibilidad del sistema


circulatorio absorbería gran parte de la presión mediante la fricción natural.
Cuando la presión arterial está demasiado elevada, aumenta el riesgo
de ruptura de los capilares, en particular en el cerebro (hemorragia cere-
bral). Las lesiones resultantes paralizan algunos miembros del cuerpo y
ocasionan pérdida de la conciencia. El trabajo del corazón aumenta cuan-
do tiene que impulsar la sangre contra una resistencia arterial indebida,
por lo cual ese órgano se puede debilitar. La hipertensión arterial suele ir
acompañada de otros factores que limitan la vitalidad, como la capacidad
respiratoria disminuida, la obesidad y el abuso de tabaco, alcohol y café.
El exceso de trabajo y la falta de oxígeno, en particular si las personas
fuman demasiado, acrecientan el riesgo de ataques al corazón. En vista de
esos riesgos, los médicos recomiendan a las personas que tienen presión
elevada (y más en particular a las de mayor edad) que vivan con modera-
ción y eviten tensiones y preocupaciones; además, les conviene dejar de fu-
mai., hacer ejercicio y bajar de peso.
Las compañías de seguros valúan los resultados de un examen de la
presión arterial antes de conceder un seguro de vida. Cuando la presión ar-
terial está muy elevada, disminuyen las expectativas de vida prolongada,
activa y creativa. Algunos resultados se pueden tomar como indicios de en-
vejecimiento prematuro.
La ansiedad, la frustración, la culpa y el resentimiento mantienen los
músculos tensos y en estado de alerta; por el contrario, los ejercicios de re-
lajación, meditación y liberación de tensiones musculares son muy efecti-
vos para hacer que la presión arterial se regularice. Como explicamos en el
capítulo 5, no sólo necesitamos eliminar las emociones negativas que nos
dañan y enferman, sino también cultivar sentimientos gratos y positivos.
Aunque nos mueven las ideas, las emociones siguen siendo los moto-
res más importantes para la acción. Cuando estamos alegres y entusiasma-
dos, el organismo se apresta para el movimiento expresivo. El ritmo car-
díaco y la respiración se aceleran y sentimos que estamos abiertos a la
vida. Anticipamos que nuestras interacciones sociales serán cálidas y abier-
tas. En los humanos, se considera normal que predominen los estados
emocionales de alegría, ternura y cierta paz interior placentera.
El principio más elemental de cualquier sistema filosófico o religioso es
el respeto por la vida y los derechos de los demás. La ética humana no só-
lo es intelectual, sino también supone una fina sensibilidad emocional (in-
teligencia emocional, empatía), mediante la cual reconocemos a los demás
como nuestros hermanos y los tratamos como deseamos que nos traten.
Capítulo 13
Psicoenergética de las
funciones asimilativas

Por lo común, los primeros contactos de los bebés con el pecho de su ma-
dre son experiencias muy agradables; están sumergidos en un océano de
felicidad, sin ninguna conciencia de los límites de su organismo; muestran
sonrisas de placer, suspiran de satisfacción y su piel está sonrosada, y sus
movimientos de mamar y respirar están sincronizados. Según Reich y Lo-
wen, durante esta etapa se activa el primitivo reflejo del orgasmo.
Los infantes experimentan cariño y seguridad plena debido a la cerca-
nía del cuerpo de su madre y a la sensación de tener alimento tibio en el
estómago hambriento, después de haberlo saboreado. Los experimentos de
Harlow han demostrado que cuando se priva a los primates recién nacidos
del contacto corporal con su madre, aunque hayan recibido el alimento
necesario, esto les genera inseguridad básica y profundo aislamiento. Tam-
bién manifiestan severas disfunciones sexuales.
Con base en los estudios de Harlow y otros, realizados con infantes
hospitalizados, sabemos que el contacto físico con la madre es tan impor-
tante como el alimento que reciben durante la infancia. Las madres cari-
ñosas y protectoras proporcionan a sus hijos e hijas sentimientos básicos
de seguridad en sí mismos que conservarán durante toda la vida; además,
eso refuerza el interés por la búsqueda de otros contactos personales (y
sexuales) igualmente placenteros. Las consecuencias para la vida de una per-
sona adulta son muy diferentes si los contactos con su madre fueron dul-
ces y tiernos o —por el contrario— fríos y hostiles.
No es irracional ni indebido que prestemos atención a los mensajes que
brotan continuamente del propio organismo. Las vísceras contribuyen —de
manera preponderante— a mantener los estados emocionales y hacernos
concientes de ellos. Los adultos de ambos sexos sentimos las necesidades
de afecto y cercanía en la piel, en la boca y en el estómago. Además, en el
interior del abdomen intuimos si podemos asimilar (o no) las opiniones,
experiencias y relaciones personales, mucho antes de que los pensamien-
tos puedan razonar al respecto. Allí experimentamos la unión básica que
209
210 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

tenemos con los demás seres vivos y con el universo en general. Mediante
los intestinos asimilamos las sustancias nutritivas que estaban fuera y las
convertimos en energías impulsivas y en parte de nuestra esencia corpo-
ral.
Algunas tradiciones orientales distinguen un centro de conciencia ab-
dominal relacionado con las fibras nerviosas del plexo solar. Entre otros
hombres, lo llaman kath o hará 'y lo ubican dentro del abdomen, cerca del.
on'xbligo. En esa región, -a través de la placenta, recibimos la vide de nues-
tra madre antes de nacer. El suicidio tradicional de los japoneses, el hara
kiri, consiste en clavarse un sable o cuchillo ceremonial precisamente en
ese centro. Con ello pretenden destruir la vida humana en su origen más
primordial.
Fisher opina que las prácticas de socialización de los niños y niñas son
ciegas e ignorantes respecto a los mensajes del cuerpo. Hace falta una edu-
cación que enseñe a los niños a interpretar —de manera inteligente— su or-
ganismo como objeto psicológico. Los niños de ambos sexos necesitan un
vocabulario enriquecido para captar y expresar los importantes eventos
que suceden en su interior. Además de las palabras de rutina para el mun-
do emocional (como enojo, miedo, tensión, dolor de cabeza y dolor de es-
tómago), urge ofrecerles términos que describan los matices más finos de
sus impulsos, deseos y sentimientos.
De esta manera, podrían saber si sufren indigestión por haber comido
demasiado, o náuseas porque están hartos de todo el mundo, o movi-
mientos estomacales desagradables que indican una sensación de abando-
no y soledad, o tensión estomacal que refleja la necesidad de vomitar y
eliminar ciertos pensamientos y deseos inaceptables, etcétera. En la opi-
nión de ese autor, los seres humanos somos capaces de hacer distinciones
muy precisas en relación con nuestras sensaciones internas.

Psicología de la digestión

En los humanos, la respuesta emocional de las vísceras ante los estímulos


externos es rápida y automática; sin embargo, tales respuestas se relacio-
nan también con las fantasías y sueños del presente, así como con los con-
dicionamientos tempranos que ocurrieron durante la niñez y la adoles-
cencia.
En lenguaje popular, comentamos que algunas personas nos revuelven
el estómago; por el contrario, un dicho afirma que "a barriga llena, cora-
PSICOLOGÍA DE LA DIGESTIÓN + 211

zón contento". En situaciones de intensa alegría, la risa llega a sacudirnos


el estómago. En época de Navidad, los Santa Claus mecánicos imitan ese
tipo de risa para contagiarnos falsa alegría e incitarnos al consumismo.
Según Gayton, cuando alguien tiene hambre, su estómago se prepara
para el alimento y aumentan la circulación sanguínea y la secreción ácida.
Desde la infancia temprana, algunas personas aprenden a asociar la sensa-
ción de hambre con miedo, enojo o ansiedad. Sienten hambre desesperada
ante situaciones —reales o imaginarias— que les provocan irritación y an-
gustia. Infinidad de hombres y mujeres comen de manera compulsiva
cuando se sienten solos, porque experimentan vacíos emocionales y deses-
perada hambre de afecto que parece mitigarse con el alimento. Una mujer
obesa comenta: "Yo me curo mis depresiones comiendo todo lo que hay
en el refrigerador".
También ocurren notables cambios fisiológicos en el estómago y en el
intestino causados por las presiones sociales y psicológicas. El tono muscu-
lar del estómago y la secreción del jugo gástrico disminuyen frente a si-
tuaciones de miedo y depresión. La secreción mucosa aumenta y a veces el
vómito y la diarrea se presentan; por otra parte, debido a las situaciones de
enojo y resentimiento, la secreción de ácido en el estómago aumenta y se
aceleran sus contracciones
Las situaciones de emergencia y ansiedad activan el sistema nervioso
autónomo, por lo cual cambian los ritmos de las funciones asimilativas.
Frente al peligro, algunas personas sienten que se les encoge el estómago y
pierden el apetito. Cuando tienen que hablar en público, les parece que
tienen el estómago lleno de mariposas. Otros individuos vomitan en si-
tuaciones desagradables, por ejemplo cuando son objeto de burlas por sus
compañeros de trabajo. La activación simpática inhibe la secreción del ju-
go gástrico en el estómago e interrumpe la peristalsis intestinal. La figura
13.1 ilustra los efectos de las alteraciones emocionales en el funciona-
miento del intestino delgado, según Chia y Chia.
Por su parte, el intestino grueso muestra dos patrones de respuesta an-
te las situaciones sociales de estrés: en el primero se hace lento y muestra
palidez y relajación; en el segundo, acelera el funcionamiento y aumenta
sus contracciones. En casos extremos, en el ciego y en el colon ascenden-
te se inician ondas frecuentes e intensas, que sustituyen las contracciones
rítmicas del lado izquierdo con una contracción sostenida de los músculos
largos. Además, se acorta y estrecha el lumen del colon y aumenta la se-
creción de mucosidad.
212 + PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

La ansiedad afecta la
parte superior del
intestino

El enojo
La preocupación
contrae el
afecta el lado
lado derecho
izquierdo superior
superior

La tristeza afecta los


dos lados laterales
inferiores

El temor afecta los


lados inferiores más
profundos

Figura 13.1 Los efectos de las emociones negativas en el intestino delgado.

La lentitud del intestino grueso se debe al miedo y a la depresión,


mientras que el patrón acelerado está relacionado con el enojo, el resen-
timiento y la ansiedad. Hay notorias diferencias individuales frente a los
conflictos familiares o laborales: las funciones digestivas de algunas perso-
nas se aceleran, mientras que las de otras se lentifican. Esto se debe a dife-
rencias en su dotación genética y en los condicionamientos emocionales re-
lacionados con la alimentación: ante la misma situación peligrosa, algunos
sienten enojo y otros miedo.
La propaganda comercial influye mucho para mantener y modificar los
hábitos alimentarios de las personas, por ejemplo: favorecen el consumo
de comida chatarra, alcohol, refrescos embotellados, etcétera. Las comidas de
negocios, acompañadas de un elevado consumo de alcohol, pretenden ha-
cer gratas las transacciones económicas y políticas; sin embargo, algunos
asuntos generan emociones intensas, como la ira y la ansiedad. Esto difi-
culta la digestión de los alimentos, y por eso aparece la acidez, junto con
los principios de úlcera gástrica, en muchos vendedores y ejecutivos.
PSICOLOGÍA DE LA DIGESTIÓN + 213

El páncreas es otro de los órganos relacionados con la asimilación de


los alimentos; además de producir algunas enzimas necesarias para la di-
gestión, produce la hormona insulina, que regula el metabolismo de los
carbohidratos. Cuando el páncreas no segrega la suficiente insulina, el ni-
vel de azúcar en la sangre se eleva. Entonces, los tejidos celulares no pue-
den utilizar la glucosa y ésta aparece en la orina. Este trastorno se conoce
como diabetes. Se sabe actualmente (Lachman) que las emociones producen
cambios, por lo general transitorios, en el nivel de azúcar en la sangre. Se
opina que algunas presiones psicológicas pueden mantener elevado el nivel
de epinefrina; a su vez, la epinefrina aumenta el nivel de azúcar en la sangre,
lo cual puede provocar una condición diabética en algunos individuos.
A consecuencia de los conflictos emocionales también se producen ni-
veles demasiado altos de insulina, lo cual se traduce en una reducción del
nivel habitual de azúcar en la sangre (hipoglucemia). Entre los síntomas
relacionados con el bajo nivel de glucosa en la sangre están: fatiga, abulia,
depresión, temblores y sudoración excesiva. También se opina que las pre-
siones sociales de tipo psicológico están relacionadas con algunos trastor-
nos de la secreción biliar. En lenguaje popular, decimos que a alguien "se
le derramó la bilis" de un coraje.
Las alteraciones que comprimen y lentifican (o inflaman) las vísceras
abdominales representan un ataque directo a la vida, en cuanto pulsación
de energía vital básica. Además de los trastornos psicosomáticos que pade-
cen, estas personas fabrican continuos diálogos obsesivos internos de au-
totortura y se repiten frases como: "No merezco vivir, no valgo nada y na-
die me quiere".
Los padres expresan sus actitudes íntimas de aceptación o rechazo ha-
cia sus hijos por medio de miradas, en la manera de tocarlos y cargarlos, en
la forma de decirles las cosas, en los métodos que emplean para controlar
su alimentación y defecación, etcétera. La calidad del contacto físico y
emocional entre la madre y el infante será lo que determine, en gran par-
te, el sentimiento básico de aprecio o rechazo que el niño y la niña tienen
hacia su cuerpo (su propia estima) y también la naturaleza de sus respues-
tas personales ante la vida en la edad adulta.
Desde las primeras entrevistas, encontramos hombres y mujeres que
tuvieron escaso contacto físico con sus padres y arrastran carencias tem-
pranas de afecto. Tienen hambre insatisfecha del cariño más elemental.
Sus límites corporales están poco definidos; algunas mujeres presentan
anorexia. En algunos casos, los padres no querían que nacieran y los vie-
ron corno un estorbo insoportable y no les dieron suficiente cuidado. Por
214 4- PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

esta razón, llevan en sus vísceras (mal asimilado) el rechazo y disgusto de


sus padres, transformado en culpas neuróticas y en la creencia de que no
son dignos de vivir ni merecen disfrutar la vida.
Cuando nacen, los niños no son responsables de su sexo; sin embargo,
el nacimiento de una niña constituye una profunda desilusión para algu-
nos padres de ciertos estratos sociales. Los hombres machistas toman esto
como un insulto a su virilidad, debido a que son el blanco de las burlas de
sus compañeros al procrear. "una vieja".
Por desgracia, algunos niños han sufrido la violencia odiosa de sus pa-
dres, que puede llegar hasta maltratos, golpes, lesiones y torturas corpora-
les. En algunas familias hay niños que han sido elegidos como chivos ex-
piatorios de todo lo malo que sucede en el hogar. Una manera común de
hacer esto es tratarlos como si fueran locos o raros, y con esto los demás
miembros de la familia se consideran normales y sin problemas.
Otros individuos sufrieron abandono de sus padres cuando eran muy
pequeños. La muerte o la separación de la madre, cuando están muy ape-
gados a ella, son acontecimientos que provocan gran ansiedad y dolor. Fis-
her señala que cuando la imagen corporal de algún individuo es deficien-
te, apunta hacia una perturbación en las relaciones tempranas con sus padres
y más en particular con la madre, porque ella interviene más directamen-
te en la satisfacción de las necesidades básicas de sus hijos.
Las interacciones tempranas quedan registradas en el cerebro del niño
(en su imagen) en forma de sensaciones agradables o desagradables, rela-
cionadas con las funciones y la apariencia de su cuerpo. Algunos estudios,
citados por Fisher, demuestran que para algunos niños es muy difícil se-
pararse de sus padres. No llegan a considerarse seres autónomos y carecen
de una sensación adecuada de los límites de su cuerpo.
Los padres que interfieren continuamente con los movimientos espon-
táneos de sus hijos y no les permiten la independencia les trasmiten la sen-
sación de que son una extensión suya, por lo cual deben permanecer siem-
pre unidos a ellos. Les hacen creer que los hijos existen solamente para
satisfacer las necesidades de sus padres, por lo que no tienen ningún dere-
cho a lograr su propia felicidad. También los presionan para que sean per-
fectos y no se equivoquen nunca.
Las madres lejanas y frías no toleran la cercanía física y privan al in-
fante del placer de experimentar su cuerpo como agradable, mediante la
cercanía con la madre. Por el contrario, las madres posesivas le niegan el
derecho de que sienta el cuerpo como propio; usurpan el cuerpo de sus hi-
jos para su placer personal; establecen reglamentos estrictos de lo que los
PSICOLOGÍA DE LA DIGESTIÓN + 215

niños deben comer, vestir o hablar y limitan sus movimientos; frenan a to-
da costa sus expresiones emocionales, como llorar y enojarse y también
controlan demasiado las funciones fisiológicas, como defecar, orinar, co-
mer y dormir.
Algunas madres someten el cuerpo de sus hijos a un escrutinio perpe-
tuo y minucioso, con el pretexto de limpieza, que les deja a ellos la im-
presión de estar siempre-sucios. Esto les genera la molestasensación de que
algu las vigU sienipre, incluso cuando ya son adultos y se encuentran
solos. Con base en el horror fóbico que algunos padres sienten hacia la de-
fecación, los niños y las niñas generalizan la ansiedad hacia las sensaciones,
las fantasías y los sueños que acompañan la excitación sexual. Esto ocurre
porque las áreas genitales y la conducta sexual son calificadas por los pa-
«
dres —y otras personas cercanas— como sucias, asquerosas e incluso ani-
males".
A nivel popular, el masoquismo se considera una desviación del im-
pulso sexual. Se supone que la persona disfruta cuando combina la excita-
ción sexual con algún tipo de dolor. También se dice que a esas personas
les gusta sufrir; sin embargo, Reich y otros autores estiman que el masoquis-
mo es la incapacidad para permitirse la excitación, en particular sexual,
junto con las sensaciones agradables que la acompañan. Por mi parte, su-
brayo que los trastornos en las funciones de asimilación son característicos
del masoquismo.
Las personas masoquistas limitan la producción de su energía impulsiva
debido a que sus intestinos están lentificados. Defecan una vez por sema-
na o con menor frecuencia, aunque a veces también presentan episodios
de diarrea. Debido al endurecimiento de la materia fecal y la contracción
habitual del esfínter anal, la defecación es dolorosa y padecen hemorroi-
des. Desde luego, también arrastran severas inhibiciones y represiones se-
xuales. Las mujeres sufridas mexicanas (y los hombres masoquistas) se sien-
ten obligadas a soportar cualquier cosa, motivadas por el falso imperativo
moral de mantener la familia unida mediante sus "sacrificios".
Los rasgos masoquistas de la personalidad están sostenidos por un nú-
cleo interno de sensaciones desagradables y frases depresivas automáticas.
Estos hombres y mujeres llevan en su organismo, mal asimiladas, experien-
cias negativas tempranas con sus padres y con otras personas. Se despre-
cian, culpan y minusvaloran de manera compulsiva, aunque no terminan
de saber por qué. Además, prefieren los juegos de manipulación pasiva. Su
voz, tan característica, es sufrida y quejumbrosa, y tienen la expresión fa-
cial de quien huele algo desagradable. Algunas de estas personas provocan
216 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

la agresividad de los demás. Los enojan mediante conductas y frases auto-


devaluadas y pasivamente irritantes. Suelen relacionarse, de manera code-
pendiente, con personas agresivas, narcisistas e incluso sádicas que las re-
chazan, llenan de culpa, infravaloran y maltratan.
Reich advierte que las personas masoquistas padecen una sensación de
cansancio habitual. Se quejan de que nunca hacen nada creativo, su vida
no tiene sentido, nadie las quiere y no avanzan en la psicoterapia. Su in-
testino, lentificado de modo crónico, mantiene dentro del organismo al-
gunas sustancias tóxicas y ciertas experiencias personales (introyectadas)
que deberían haber eliminado. Padecen un envenenamiento habitual, por
lo que su piel adquiere un tono parduzco; además, como advierte Lowen,
con frecuencia presentan un aumento en el vello en la espalda baja, por al-
guna razón desconocida.
Los hombres masoquistas encuentran escapes limitados a su sexualidad
en forma de fantasías eróticas obsesivas, teñidas de sadismo y masoquis-
mo, acompañadas de masturbación compulsiva y profundos sentimientos
de culpa; su descarga sexual es incompleta y poco placentera. Más tarde,
cuando estas personas intentan las primeras relaciones sexuales, a menudo
buscan personas que las degradan.
Debido a que consideran las áreas genitales de sus personalidades su-
cias y poco atractivas, tienden a rodearse de personas que los tratan con
brusquedad, amenazas y chantajes sádicos. En mi libro acerca de las mu-
jeres mexicanas que sufren y aman demasiado, explico estos temas con ma-
yor amplitud.
Janov propone dos niveles para el dolor de naturaleza psicológica. El
dolor primario está relacionado con la falta temprana de cariño en los in-
fantes; les faltó el contacto físico necesario, por lo que todo su cuerpo que-
dó sufriendo esa privación. Esas personas muestran algunos síntomas
mentales diseñados para no sentir el dolor, como experiencias de tipo alu-
cinatorio o de sexo compulsivo; también padecen trastornos psicosomáti-
cos, como asma, colitis, úlceras gástricas o duodenales y hemorroides. Por
el contrario, las personas que recibieron cariño en la infancia no experi-
mentan dolor primario. Si tuvieron conflictos con sus padres cuando se
movían e intentaban independizarse, padecen otros malestares, como ten-
sión muscular, insomnio, dolor de cabeza, espasmos en la espalda, etcétera.
Para Janov, los síntomas musculares constituyen los trastornos de la se-
gunda línea de defensa, mientras que los síntomas mentales y viscerales
son trastornos de la primera línea de defensa, más básica y primaria. Di-
cho autor postula sitios del cerebro para la integración de la conciencia vis-
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS .1. 217

ceral, la conciencia emocional y la conciencia cognoscitiva. Éstos serían,


respectivamente, el lóbulo rínico, la región del lóbulo límbico y la del ló-
bulo supralímbico, en la región de la neocorteza.
El dolor de la primera línea, o dolor primario, es incomprensible desde
el punto de vista lógico, por lo cual resulta inevitable que el individuo des-
arrolle pensamientos de tipo paranoide cuando trata de explicarse lo inex-
plicable.-E1 autor-también sugiere que los trastornos de la primera línea se
agudizan transitoriamente con la terapia, en particular cuando llegamos a
vivenciar de nuevo ciertas situaciones traumáticas tempranas.
Muchos hombres y mujeres sienten la necesidad de anestesiar su an-
siedad crónica, junto con las demás sensaciones molestas y dolorosas. Co-
mo escapes de tipo disociativo recurren al abuso de drogas alucinógenas y
alcohol. Las drogas anestesian temporalmente las desagradables vivencias
que generan sus vísceras; también proporcionan a las personas (en particu-
lar a los y las adolescentes) fantasías y sensaciones gratas que contrastan
con su cruel realidad familiar, social y económica. Desde luego, existen
otros escapes, como la obesidad y el sexo compulsivo promiscuo.
Gran parte de los trastornos digestivos se relacionan con los conflictos
laborales y los problemas familiares que irritan y desgastan a muchos hom-
bres y mujeres; sin embargo, algunos malestares intestinales y gástricos se
deben a factores de tipo médico, como parásitos o amibas. Conviene des-
cartar estas posibilidades antes de iniciar un tratamiento psicológico.

Psicoterapia de las funciones asimilativas

Algunas personas mantienen dolorosos y contraídos los músculos rectos


del abdomen. Se puede advertir una línea transversal arriba del ombligo
que parece dividir esa región en dos partes. Muchas de esas tensiones se
pueden manejar directamente por medio del masaje. Las sensaciones in-
testinales se sitúan alrededor del ombligo, mientras que las estomacales se
perciben un poco más arriba (Gayton).
Conviene dar masaje profundo, con círculos en el sentido de las ma-
necillas del reloj, para acelerar las funciones intestinales cuando están len-
tificadas (Chia y Chia). Aunque existen diversos puntos de tensión que
responden favorablemente al masaje intestinal, es típico encontrar nudos
de tensión cercanos a la porción sigmoidea del intestino grueso, antes del
recto. El shiatsu (Namikoshi) considera que el masaje en ese punto ayuda
a aliviar la constipación.
218 + PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

Cuando la respiración es libre, los movimientos del diafragma y de los


músculos del abdomen favorecen los ritmos digestivos y los eliminatorios.
En muchos casos conviene que los terapeutas eliminen primero los blo-
queos respiratorios para favorecer la asimilación de los alimentos. Esto es
necesario para los hombres y las mujeres que mantienen trabada su caja to-
rácica. Como explicamos, la angustia respiratoria es un intento fallido por
frenar la excitación. Al controlar la respiración,-muchos individuos inten-
tan frenar las sensaciones y los impulsos excitantes (acelerados) que brotan
de sus víscer:as abdominales.
Existen varias técnicas que ayudan a los individuos a localizar su aten-
ción en las funciones de asimilación y de eliminación y mejorar la con-
ciencia de esas áreas de su personalidad. Hace tiempo diseñamos dos téc-
nicas de contracondicionamiento —una de conciencia de la piel y otra de
conciencia visceral— para neutralizar las sensaciones de ansiedad que algu-
nas personas manifiestan en relación con esas áreas de su organismo.
Preparamos grabaciones de las nuevas técnicas y de la técnica de rela-
jación profunda de Wolpe y luego ensayamos en tres grupos de estudian-
tes de psicología, formados por 12 mujeres en cada grupo. Los resultados
demostraron que ninguna de las tres técnicas tiene efectividad superior
como neutralizadora global de la ansiedad. Cualquiera de ellas, cuando se
presenta de modo repetitivo, produce un aumento de sensaciones internas
positivas y agradables; por otra parte, el empleo de la técnica de concien-
cia visceral puede ser útil en algunos casos de excesiva acidez estomacal.
Una manera de frenar ciertos impulsos y sensaciones es mantener con-
traído el esfínter anal. Para aliviar esto, ayuda que la persona aprenda a
apretar y aflojar voluntariamente el ano y que continúe practicando este
ejercicio de modo regular. Entre otros beneficios, algunas personas descu-
bren, después de algunas semanas, que ya no padecen de hemorroides, de-
bido a que tienen mejor circulación de la sangre. Sin embargo, como men-
cionaremos más adelante, los cambios en las funciones intestinales pueden
ocasionar la emergencia de ciertas fantasías de tipo fóbico que habría que
considerar en la terapia.
En el marco del psicodrama, Blatner sugiere que la técnica de actuar
(frente al grupo) el hambre de afecto y la soledad suele ayudar para que
emerjan y se manifiesten algunos deseos e impulsos que están en el núcleo
del propio yo. Cuando existen problemas de tipo nuclear, los problemas
que las personas manifiestan al principio de la psicoterapia no suelen
corresponder a los que tienen en realidad. Los verdaderos problemas, de
naturaleza temprana, tardan más en emerger: se trata de actitudes básicas
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS 4- 219

establecidas desde la niñez, acompañadas de frases destructivas que la per-


sona continúa repitiendo de manera automática en el transcurso de su vida.
Algunos problemas laborales y familiares se agudizan debido a que las
personas arrastran algunos conflictos que tuvieron durante la niñez con
sus padres y con otras personas de autoridad. Por ejemplo, acusan —sin
mucho fundamento— al jefe de que es un déspota. demasiado severo por-
_que lo consideran una réplica o caricatura del mal padre =que tuvieron en
realidad. Mientra:s dan rienda suelta a su resentimiento y disgusto hacia el
padre, mediante el recurso de volcar esos sentimientos en contra de una
autoridad, rechazan los aspectos blandos de su personalidad. Se sienten
molestos con su capacidad de ternura, la desprecian y la condenan secre-
tamente.
En situaciones de terapia, es conveniente expresar el resentimiento, el
dolor y los problemas no resueltos relacionados con importantes figuras
del pasado, con el fin de recuperar la capacidad para generar emociones
frescas y espontáneas en las situaciones sociales del momento. Cuando sur-
ge algún resentimiento, el psicoterapeuta también considera la posibilidad
de expresar algunas necesidades insatisfechas: la ira que alguien siente ha-
cia otra persona suele disfrazar la necesidad de su cariño, que nunca ob-
tiene.
En las técnicas de psicodrama, el ego auxiliar representa a un buen pa-
dre (o una buena madre). Otra persona del grupo proporciona al prota-
gonista las sensaciones de ternura que faltaron. Mediante las técnicas de
dramatización, como las de la gestalt, el psicoterapeuta y los demás miem-
bros del grupo ofrecen comprensión y apoyo, a la vez que proporcionan
sensaciones internas positivas (ternura y calor humano) que algunos hom-
bres y mujeres no habían experimentado antes. Esto conduce a la mejor
aceptación de los lados blandos de la propia personalidad, por lo cual ex-
presan, de manera más directa, sus necesidades de afecto, amistad y sexo.
Sin embargo, ni el psicoterapeuta ni las personas del grupo de terapia
pueden seguir llenando los vacíos afectivos que algunas personas llevan
dentro. Una vez que se han dado cuenta de ello, es conveniente que ellos
sean responsables de recibir y dar ternura y apoyo a los hombres y las mu-
jeres que merecen su confianza. Al respecto, con el fin de evitar sentimen-
talismos demasiado idealistas, conviene advertir que no todas las personas
a nuestro alrededor son tiernas y emocionalmente nutritivas, por lo cual
los contactos con las personas manipuladoras nos dejarán más vacíos que
antes.
220 + PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

La meta de este esfuerzo favorable es que lleguemos a ser hombres y


mujeres emocionalmente sanos y que estemos satisfechos con nosotros y con
las demás personas; así podremos manejar con mayor eficiencia nuestras
circunstancias, incluso nuestros dolores y fracasos. Estaremos en paz tan-
to con nosotros como con nuestros semejantes, y seremos más amables y
- generosos.-Sentiremos el impulso de la creatividad y podremos expresarla
deli-modo -como=-hayamos elegidb Al conocer mejor nuestras, necesidades
emocionales, responderemos ante los demás con más realismo y escogere-
mos mejor nuestras amistades.
Sabemos que ciertas personas no acostumbran manifestar directamen-
te su enojo hacia los demás; en lugar de esto, construyen en su interior diá-
logos y fantasías teñidas de culpa y resentimiento y generan exceso de áci-
do en su estómago. Aunque el exceso de acidez estomacal puede estar
relacionado con situaciones de niñez todavía no resueltas, también puede
asociarse con circunstancias actuales que son muy molestas y requieren cam-
bios radicales.
Como sabemos, el estómago y el intestino reaccionan con gran rapidez
ante los cambios emocionales. Algunas de las técnicas de psicoterapia in-
tensifican transitoriamente los síntomas, por ejemplo: la acidez estomacal
aumenta, pero luego la persona siente alivio. A consecuencia del manejo
terapéutico, algunas personas vomitan, tienen diarrea o sienten deseos de
orinar, mientras que otras sudan, tiemblan, les cambia la temperatura, et-
cétera. Estos fenómenos (catarsis) equilibran el sistema nervioso autóno-
mo y son parecidos a una reacción defensiva del organismo ante una in-
toxicación o envenenamiento. Contribuyen a que las personas eliminen
las vivencias, diálogos y fantasías de tipo destructivo que llevaban intro-
yectados.
El dolor de la úlcera gástrica es una de las consecuencias somáticas de
las presiones psicológicas intensas y prolongadas; otra consecuencia es la
depresión. Como ilustración de este trastorno, en seguida transcribimos
un breve escrito que nos entregó un hombre de 30 años, al inicio de la psi-
coterapia:
Depresión. Dolor y tensión, como un agujero negro que se conecta con el fondo del
estómago. Me imagino una laguna muy negra; veo que sale de ella una mano blan-
ca. En esa laguna hay muchos cocodrilos y es muy sucia. Para mí, los sentimientos
de culpa están unidos a la tensión, oprimirme la garganta y ahorcarme (a base de ten-
sión). Casi no respiro. Lo que oprimo es la vida, es la sangre, el coraje o el sexo o una
combinación de todo... Mi corazón no es libre para latir... La depresión es algo nue-
vo para mí y siento ganas de suicidarme. Empiezo a dudar de que haya alguna sali-
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS + 221

da. No encuentro una sola razón que me entusiasme para seguir viviendo. Me sien-
to muy solo e incomprendido. No puedo llorar...

Respecto a ese breve escrito, conviene advertir que el dolor visceral acom-
pañado por vacíos afectivos profundos y sensaciones de minusvalía aún no
se percibe completamente. Del estómago e intestinos brotan imágenes de
tipo literario, pero no sensaciones intensas. El impulso está frenado y es-
' táricado aznivelesiprimitivos:-Esa
7 - - persona percibe mejor y expresa bien las
tensiones en el tórax y la garganta'.
Sus explicaciones lógicas resultan insuficientes. El hecho de que dicho
hombre mencione la depresión como algo nuevo para él permite suponer
que ésta se relaciona con experiencias negativas recientes, como una sepa-
ración o divorcio. Es probable que también arrastre carencias afectivas
tempranas. En efecto, él deseaba iniciar una psicoterapia individual por-
que se había separado de su pareja, después de muchos pleitos y de la in-
tromisión de muchas personas. Lo primero que se derrumbó en la terapia
fueron algunas racionalizaciones, según las cuales él no merecía afecto, era
un fracasado, etcétera. Hubo que trabajar largamente en las tensiones del
pecho, el cual mantenía habitualmente inflado y tenía tensiones dolorosas
alrededor del área del corazón. Se presentaba ante los demás como duro y
dominante y de esta manera se defendía de cualquier intimidad afectiva.
El área del cuello presentó problemas especiales porque las tensiones de
la musculatura interna frenaban la voz y limitaban la circulación de la ca-
ra hacia el rostro y la cabeza. Entre las sensaciones que brotaron, fueron
notorias las de vergüenza y enojo. También tenía tensiones generales en el
lado izquierdo del cuerpo que limitaban los movimientos flexibles de la
pierna y del brazo de ese lado. Su mejor balance postural le proporcionó
sensaciones de equilibrio, flexibilidad y libertad personal. Al manejar los
bloqueos musculares, emergieron sentimientos de tristeza y dolor por la
separación de su esposa y de sus hijos. También brotó el resentimiento que
estaba disfrazado de culpa.
Más adelante, empezamos a manejar algunos vacíos afectivos relacio-
nados con su niñez. En varias ocasiones, pudo revivir algunas escenas con
sus padres de modo doloroso, pero liberador. Los recuerdos emergían de
manera muy viva y él perdía la noción de su edad. En cuanto a su situa-
ción laboral, había intentado dedicarse al dibujo publicitario, pero nunca
con éxito. A medida que recuperó la sensibilidad, aprendió a expresar su
personalidad mediante el color y la tercera dimensión, junto con las luces
y las sombras.
222 4- PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

Dicha persona no sólo mejoró notablemente en sus trabajos como di-


bujante, sino también encontró nuevas relaciones de amistad en las cuales
logró establecer relaciones más profundas y satisfactorias. Desde luego, las
ideas de suicidio llegaron a ser inimaginables. La última etapa de la psico-
terapia consistió en apoyarlo en los nuevos proyectos y compartir sus nue-
vas experiencias interpersonales y de trabajo.
Mediante
- - los diálogos y fantasías
. - - que los- neuróticos gene-
destructivas
ran de modo poco-cánSciente, ellos se dañan, en ocasiones de peor manera
que como sus padres (y otras personas) los lastimaron originalmente. Al-
gunos individuos suponen que no valen nada y creen que ofenden a los
demás con su mera presencia. En las sociedades actuales, muchas personas
neutralizan sus molestas sensaciones viscerales de angustia y dolor psico-
lógico bebiendo demasiado y comiendo de manera compulsiva.
Schachter ha demostrado que las personas obesas comen cuando ya es-
tán satisfechas porque tienen delante algo más que comer, y no debido a
los estímulos internos del hambre. En mi opinión hay muchas personas
obesas (y alcohólicas) que no distinguen sus necesidades emocionales, ni
se hacen cargo de ellas; habitan en la cabeza y se enredan con sus pensa-
mientos; confunden su hambre de afecto y amistad con el hambre de ali-
mento. Sin embargo, no sólo de pan vive el hombre. Los hombres y las
mujeres obesas o alcohólicas tienden a adoptar roles sociales manipulado-
res de tipo pasivo y dependiente.
El sobrepeso anestesia las sensaciones corporales de dolor y tensión
muscular. Muchas personas que empiezan una dieta no la terminan debido
a las hondas sensaciones de soledad, resentimiento y necesidad de afecto que
surgen cuando bajan de peso. Los músculos tensos, privados de la capa de
grasa, se sienten dolorosos ante los masajes de intensidad moderada. En
contra de lo que se supone, muchas personas se sienten peor, de manera
transitoria, cuando pierden algunos kilos. El consumo excesivo de ali-
mentos es una conducta adictiva, parecida al alcoholismo o al tabaquismo.
Bauer señala que las personas adultas incorporan a su yo ciertos aspec-
tos positivos de los demás que facilitan su crecimiento y son fuente de apo-
yo y fuerza interna, por ejemplo: recuerdan con alegría las palabras de las
personas que las han querido bien. En los adultos, el proceso de hacerse
semejante a los demás es mucho más selecto que en los niños, debido a
que pueden descartar lo que no les conviene. Por el contrario, los niños re-
gistran en su memoria corporal las situaciones traumáticas, con toda su in-
tensidad, sin cuestionarlas ni digerirlas. Tampoco han desarrollado la ca-
pacidad para entenderlas de modo lógico.
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PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS + 223

Los recuerdos e imágenes mal digeridos (introyectados) originan una


división y fragmentación del organismo. Los humanos adultos experimen-
tamos como destructivos y ajenos al propio yo los aspectos de los demás
que solamente pudimos asimilar a medias. Como explicamos en líneas an-
teriores, los neuróticos establecen diálogos obsesivos con los personajes
que llevan introyectados, mediante una dualidad disociativa.
Aveces, llegan a buscar exila vida real. situaciones semejantes a las que
sus diálogos internos les sugieren, para hacer realidad st..s fantasías de ni-
ños lastimados. De esta manera, las mujeres sufridas y masoquistas se re-
piten que nadie las quiere, mientras buscan de manera compulsiva hom-
bres que las traten de forma agresiva y poco cariñosa, y luego se quejan.
Perls propone que la proyección es una especie de seudodigestión, me-
diante la cual son percibidos afuera —falsamente— algunos aspectos propios
que deberían haberse reconocido e incorporado como tales. Según este au-
tor, una de las razones por las que las personas niegan y proyectan su eno-
jo es que no mastican bien los alimentos. Tampoco tienen conciencia cla-
ra de que fabrican ácido en el estómago, ni de que tienen intestinos. Los
individuos que tienen conciencia limitada del esfínter anal no se dan cuen-
ta de que pueden eliminar, de manera activa, los desechos.
El psicoterapeuta necesita gran habilidad para acompañar a la persona
en el camino de incorporar sus proyecciones, superar las situaciones in-
completas y comprender el simbolismo oscuro e impulsivo que brota de
las vísceras mediante los recuerdos, los sueños y las fantasías. De esta mane-
ra llega a compartir con sus pacientes el mundo de la neurosis y se aproxi-
ma a los límites de lucha por la vida y la muerte (en palabras de Fromm, la
biofilia y la necrofilia). Desde luego, los terapeutas debería estar siempre
del lado de la vida y de los mejores sentimientos, respetando siempre la li-
bertad individual.
Mediante la psicoterapia se activan las funciones digestivas; surgen el
dolor psicológico y las sensaciones desagradables que la persona llevaba
en su interior; brotan imágenes, recuerdos, fantasías y sueños que mani-
fiestan los aspectos destructivos introyectados. La persona no puede asi-
milarlos y debe rechazarlos porque son ajenos a la realidad de su organis-
mo. Algunos hombres y mujeres tienen miedo a perder la cabeza y sienten
que son muy malos e indignos de vivir porque experimentan ira asesina
contra sus padres, o reviven fantasías sexuales que tenían cuando eran
niños.
Algunas personas manifiesten que han perdido la noción de su edad o
que se sienten de cuatro o seis años. Al revivir escenas tempranas, sienten
224 + PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

lo mismo que cuando eran niños. Entonces no podían distinguir bien en-
tre lo que les sucedía y lo que imaginaron, ni entre el mundo de los sue-
ños y el de la realidad. Algunos padres no castigaron físicamente a sus hi-
jos y, sin embargo, les clavaron fantasías destructivas en el núcleo de su
personalidad, por ejemplo: cuando les repitieron que eran sucios, poco in-
teligentes, malos y horribles. _ -
--A otros lesparece que-los persiguen sus enemigos, que-están vigilados
por--seres-extraterrestres o que-llevan al derrionio dentro:Los impulsos y
sentimientos que cobran fuerza también pueden ser fuente de ideas obse-
sivas. Ya mencionamos que algunos individuos tienen fantasías de suicidio
como un escape a ciertas sensaciones internas de incomprensión y aban-
dono.
En la psicoterapia corporal no conviene fabricar explicaciones lógicas
(interpretaciones) relacionadas con eventos del pasado. Es mejor utilizar
un lenguaje simbólico y analógico que acompaña las vivencias recordadas
y revividas tomando en cuenta la edad y al tiempo en que ocurrieron. Es
de suma utilidad descargar el contenido emocional de esas vivencias me-
diante la catarsis. Más adelante, las personas pueden echar una segunda
mirada, más lógica e inteligente, más serena y optimista, a lo que les suce-
dió durante su niñez y adolescencia.
La mejoría de las funciones intestinales que ocurre debido a a la psico-
terapia corporal lleva consigo notorios cambios en la estructura de la per-
sonalidad. En los individuos cuya peristalsis intestinal era muy lenta y
defecaban una vez por semana, la pulsación de los intestinos produce sen-
saciones intensas de vida interna, que al principio pueden experimentarse
como extrañas y atemorizantes. Por ejemplo: una mujer de 25 años tenía
fobia a los gusanos y manifestaba que no podía verlos dibujados en los li-
bros; ni siquiera podía tocar los libros que ella suponía contenían ilustra-
ciones de gusanos. Cuando sus funciones intestinales se aceleraron, al ex-
perimentar en su interior las pulsaciones que acompañan la asimilación y
la eliminación, empezó a sentir dentro de ella el horror que antes había te-
nido a los gusanos. Tuvo algunos sueños repetitivos de tipo pesadilla, en
los que veía excusados sucios y los relacionaba con ganas de orinar y defe-
car. Este contenido simbólico, semejante a sumergirse en un pantano
sucio, con las sensaciones de sudar frío por las pesadillas, revelaban un en-
trenamiento demasiado estricto en el control temprano de los esfínteres.
Cuando niña, lo más horroroso del mundo era defecar, porque esto pro-
ducía el disgusto fóbico de su madre. Todo eso, en su lógica infantil, la
convertía en mala, debido a que si experimentaba algún placer al defecar
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS 4. 225

(cosa tan sucia y repugnante), en realidad ella era la más despreciable del
mundo y merecía toda clase de castigos.
Los primeros contactos con sus padres, demasiado secos y moralistas,
fueron fríos y muy negativos; además, una abuela la miraba siempre con
lástima y desprecio, porque ella era morena, y eso a la abuela le parecía
indigno de una familia respetable de clase elevada. La abuela insistía en
vestirla de color blanco para hacerla más presentable, según ella. Ante las
presiones psicológicas mencionadas, esfa mujer aprendió a aislarse, negán-
dose así el derecho básico a la vida y a la satisfacción de sus necesidades
emocionales y sexuales. Entre otras técnicas, utilicé masaje directo en el
vientre para activar los intestinos; también procuré activar el componente
diafragmático de la respiración. Esta mujer a veces sudaba frío, debido al
miedo que emergía y a veces aparecía una raya transversal de color amari-
llo arriba de su ombligo.
Dicha persona también tenía horror hacia ella misma, igual que sensa-
ciones de asco y ganas de vomitar contra todo el mundo. Vivenciaba al-
gunas escenas infantiles en las que se sentía rechazada. De niña, cuando
estaba sola, antes de dormir, a veces le parecía que veía caras de diablos, lo
cual le daba mucho miedo. Desde luego, detrás del diablo estaban su abue-
la y sus padres estrictos. Pudo comprender, poco a poco, que no era des-
preciable por sentir la pulsación placentera de su vida interior. Además,
pudo desprenderse de esquemas religiosos machistas tradicionales que
consideran que las relaciones sexuales son sucias y degradantes para las
mujeres. También abandonó su papel de hermana mayor, según el cual te-
nía que olvidarse de sí misma y sentirse responsable por sus hermanos (a
pesar de que ya eran adultos), dándoles siempre buen ejemplo.
Después de las descargas de miedo a sí misma y de resentimiento ha-
cia su familia (catarsis), era visible que su piel quedaba más cálida y me-
nos pardusca y seca; se sentía cada vez más alegre y menos deprimida; pu-
do atreverse a iniciar algunas relaciones de amistad, y finalmente encontró
una persona que le ayudó a compartir cariño y relaciones sexuales en un
clima de dignidad, compañerismo y sincero aprecio. Todo esto la ayudó a
sentirse atractiva, alegre y digna de vivir. Hasta aquí hemos presentado
brevemente las últimas etapas de una psicoterapia individual con duración
total de cerca de dos años, con una sesión por semana.
Respecto al manejo del material introyectado, al psicoterapeuta corres-
ponde ayudar a sus pacientes para que expliquen las fantasías y los diálogos
destructivos que llevan en su propio interior. Para eso, necesita intuición
y empatía, permitiendo que se formen espontáneamente en su interior
226 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS

imágenes y fantasías paralelas a los sentimientos y vivencias de los pacien-


tes. Estos procesos internos y las iniciativas de los terapeutas son necesa-
rios para que puedan determinar las técnicas de manejo y las sugerencias
verbales más adecuadas de momento a momento.
Algunas vivencias traumáticas de la niñez y adolescencia se mantienen
y siguen operando mediante esquemas tradicionales de tipo religioso. Las
personificaciones temibles del diablo y de la divinidad justiciera, los ros-
tros acusatorios de los familiares, los difuntos y fantasmas, entre otros,
ocultan aspectos destructivos y persecutorios de los padres y demás perso-
nas que los lastimaron y rechazaron durante sus primeros años. A algunos
les dijeron que se los iba a llevar el diablo, que Dios los estaba vigilando
siempre, que merecían el infierno porque eran culpables de esto y de lo
otro, etcétera.
Mediante el manejo adecuado de los personajes introyectados logra-
mos eliminar la dualidad ilusoria con la cual una parte de la persona se de-
dica a torturar y menospreciar a la otra (los juegos internos del juez seve-
ro y del niño indefenso). Los hombres y las mujeres recuperan y hacen
propias las energías que utilizaban para mantener vivos —mediante la pro-
yección y la disociación— los rostros acusatorios, la represión y los mensa-
jes subliminales destructivos.
Es difícil confrontar a ciertos personajes introyectados. Algunas per-
sonas temen mostrar su resentimiento contra la supuesta divinidad —ima-
ginaria— que les genera culpas neuróticas y contra otras figuras abstractas
y míticas (el demonio, los difuntos), aunque no tienen dificultad para es-
tablecer diálogos (fantasías guiadas) con sus padres. Es bueno advertirles
que las imágenes que fabrican no siempre corresponden a la realidad, si-
no muchas veces reflejan las opiniones de otras personas y sus propios te-
mores.
Tras el temor al diablo y a otros personajes míticos atemorizantes se en-
cuentra la represión (la proyección) de los propios impulsos agresivos y se-
xuales y el miedo que la persona siente ante la pulsación de sus vísceras.
Debido a sus represiones, algunas mujeres obesas que empiezan a perder
peso temen volverse personas promiscuas e incontroladas sexualmente.
Además, necesitan librarse de sus maneras rígidas de pensar y aprender el
arte del pensamiento relativo. Es deseable que sigan leyendo libros útiles
para que amplíen su criterio. Sería mejor que dejaran a un lado sus creen-
cias —supuestamente religiosas— cuando son fanáticas, terroríficas, falsas y
destructivas. Más adelante podrán encontrar opiniones más sanas, vivas
y alegres.
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS 4. 227

Como etapa final de la psicoterapia, conviene apoyar a la persona pa-


ra que desarrolle sentimientos acerca de sí misma que son más positivos y
cercanos a la realidad interna de su personalidad. El psicoterapeuta corpo-
ral también debe apoyar a sus pacientes para que tomen las mejores deci-
siones posibles en cuanto a su trabajo y con las relaciones personales que
inician y terminan a partir de los cambios favorables en_ su personalidad.
Capítulo 14

Liberación sexual
y orgásmica

pos adolescentes- de ambos sexos tienen una conciencia- agudizada que's-e


enfoca en las consecuencias sociales de su apariencia física; son muy in-
fluenciables por sus familiares y compañeros. Algunos consideran que los
cambios sexuales de la pubertad son agradables, mientras que otros los vi-
ven con disgusto; sienten rechazo hacia las partes de su cuerpo que juzgan
poco atractivas y tratan de ocultarlas.
La propaganda comercial está apoyada en ciertos tipos ideales de apa-
riencia sexual considerados deseables para todos (héroes y estrellas del ci-
ne, deportistas y artistas, entre otros). Estos modelos, importados a veces
de otros países, no toman en cuenta los patrones individuales del creci-
miento y de la maduración sexual. Muchos jóvenes desarrollan sentimien-
tos de inferioridad porque algunas proporciones de su cuerpo (o el color
de su piel) no son parecidas a las de sus ídolos.
Las sensaciones y los impulsos sexuales de los adolescentes se intensifi-
can mucho, debido al aceleramiento fisiológico. El principal camino para
descargar tensiones es la masturbación, acompañada de fantasías eróticas,
la cual ocurre con mayor frecuencia en los hombres que en las mujeres. Pa-
ra los que fueron educados de modo tradicional, va acompañada de senti-
mientos de culpa e ideas autodevaluatorias.
Crece el interés por las amistades con personas del sexo opuesto. Algu-
nas de ellas les despiertan fuertes sensaciones sexuales; también se inician
las relaciones de noviazgo. A partir de la maduración sexual, hay un pedo-
do, cada vez más prolongado en las culturas citadinas, en el que los jóve-
nes de ambos sexos no están preparados para afrontar las responsabilida-
des del matrimonio.
Necesitan estudiar y conseguir trabajo para independizarse económi-
camente de sus padres. La mayoría de ellos no desea tener hijos antes de
poder hacerse cargo de ellos.
Existen múltiples oportunidades para el uso responsable de los anti-
conceptivos. En contra de lo que se supone, esto no favorece una vida de
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230 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

promiscuidad desenfrenada entre los jóvenes. Lo más común es que bus-


quen, en sus relaciones de noviazgo, algún tipo de estabilidad, acompaña-
da de cierto compromiso afectivo.
Los animales tienen sexo para reproducirse, mientras que los anticon-
ceptivos permiten a las personas explorar con libertad las dimensiones de
la alegría y el placer compartido. Sin miedo al embarazo, se facilita la ru-
ta del conocimiento íntimo de la otra persona —y de uno mismo— en las
1:dimensiones de la sexualidad y la-énsuafidad,- lo mismo que en los pensa-
mieráds y los sentimientos

Actitudes y expectativas ante las relaciones sexuales

Según Fisher, desde temprana edad, las mujeres experimentan respecto a


su apariencia física, más que los hombres: usan cosméticos y cambian su
manera de vestir; pasan largo tiempo ante el espejo estudiando su rostro y
los cambios corporales de la maduración sexual. Para ellas, su atractivo es
muy importante para encontrar pareja. Necesitan adaptarse con naturali-
dad a los ciclos menstruales y desde pequeñas asimilan la idea de que su
cuerpo contendrá algún día un bebé.
La masturbación es mucho más frecuente en los hombres que en las
mujeres; además, hay creciente interés por las amistades con personas del
sexo opuesto, algunas de las cuales despiertan fuerte interés sexual. Se ini-
cian las primeras relaciones de noviazgo. Para los jóvenes educados de ma-
nera tradicional, la masturbación, e incluso las fantasías sexuales y la exci-
tación, van acompañadas de intensos sentimientos de culpa.
En la actualidad coexisten actitudes muy diversas respecto a la comu-
nión sexual. Frente a los valores del compromiso, algunas personas buscan
la intensidad fugaz de una variedad de intercambios. Les interesa sola-
mente el placer y el deleite sensual. A otras, también les interesa la comu-
nicación afectiva, el conocimiento mutuo y la amistad. Unos cuantos an-
helan la comunicación espiritual íntima y la expansión de la mente por
medio de la mística del amor compartido.
Frente a los valores del compromiso, algunos jóvenes de las nuevas ge-
neraciones buscan, mediante la intimidad sexual, la intensidad fugaz de
una variedad de intercambios. Al ver esto, algunas personas tienen la im-
presión de estar atrapadas entre dos mundos. Creen intelectualmente al-
gunas cosas, mientras que sus sentimientos e impulsos los arrastran en di-
rección opuesta.
ACTITUDES Y EXPECTATIVAS ANTE LAS RELACIONES SEXUALES + 231

Para los neuróticos, el sexo puede ser una ocasión para compartir el re-
sentimiento o la culpa, para lastimar y ser lastimado. Quienes utilizan jue-
gos neuróticos de manipulación suelen atraer a la máscara opuesta. Así, las
mujeres sufridas prefieren a los machos, y viceversa.
En algunas jóvenes se establece una confusión temprana, porque con-
sideran .que
_ la violencia es una "fuerza" en el hombre (McCary). En la me-
,clida_en que su novio sea más agresivo, creen que -podrá protegerlas mejor
de los 'demás hombres. Ciertas mujeres tradicionales áfivian sú_zculpa al
permitir que las maltraten los hombres machistas cuando sienten algún
placer sexual.
La evidencia científica demuestra que el impulso sexual de las mujeres
es tan intenso como el de los hombres. Algunas mujeres tienen impulsos
sexuales normales, pero se sienten culpables por esto y consideran que sus
deseos y sus conductas sexuales merecen un castigo terrible. Al buscar re-
laciones sexuales con individuos agresivos, satisfacen sus deseos sexuales y
se aseguran de recibir un castigo en forma de maltrato y sin llegar al or-
gasmo.
McCary sugiere que la culpa sexual es más intensa y frecuente en los
hombres que en las mujeres, porque ellos creen que son los instigadores de
cualquier conducta sexual. Algunos jóvenes llegan a pensar que les toca
cargar con la responsabilidad de la participación de su compañera. Los sen-
timientos de confusión y culpa motivan a los individuos que dirigen co-
mentarios agresivos y degradantes hacia la mujer con quien han compar-
tido la más íntima de las experiencias humanas.
Durante el noviazgo, hay oportunidad de conocer a la pareja, de mo-
do gradual, en distintas situaciones sociales y privadas. Las caricias que
descubren poco a poco el cuerpo de la otra persona tienen la finalidad de
crear un lazo afectivo de cariño mutuo, que a veces es muy intenso y du-
radero. Cuando se han seguido todos los pasos, es más probable que se for-
me un vínculo afectivo entre ambos. Después de la relación sexual, senti-
rán el deseo de seguir juntos.
A cada persona le corresponde clarificar, tal vez con ayuda de un psi-
coterapeuta, sus valores y expectativas en el campo de la sexualidad, de
manera libre y responsable. Necesita aprender a distinguir las experiencias
conducentes al placer compartido con su pareja, acompañadas del mutuo
crecimiento emocional, de otras que tienen como consecuencia conflictos
inútiles, incomprensión, pleitos y dolor innecesario.
232 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

Amor y enamoramiento
Aunque cada individuo (hombre o mujer) reacciona de diferente manera,
muchas mujeres han sido condicionadas —como parte del machismo— pa-
ra inhibir su sexualidad y frenar las respuestas impulsivas espontáneas an-
te los estímulos sexuales comunes. Las educan para valorar el apoyo o el
romanticismo. de una relación, pero. no tanto el placer y la alegría de la sa-
tisfacción sexual plena.
A los hombres machistas se les enseña a valorar su capacidad para con-
quistar a cuantas mujeres se crucen en su camino y a demostrar su virili-
dad en cualquier situación. No deben mostrar ternura y apego, salvo en
raras ocasiones, para que nadie les diga que son "afeminados". Dicen que
son superiores a las mujeres, a las que consideran meros objetos de placer,
salvo a la que va a ser la legítima madre de sus hijos. Suponen que las mu-
jeres deben obedecerlos y que a ellos les toca someterlas y tomar todas las
decisiones.
Las mujeres sumisas creen que basta con su cariño romántico —dema-
siado idealista— para que cambie radicalmente la conducta de su pareja y
ambos vivan felices, por ejemplo: suponen que el alcohólico dejará de be-
ber cuando se case o viva con ella. Sin embargo, después de haber tenido
hijos, se agudizan los problemas y los pleitos son más violentos. La mutua
distancia, el resentimiento y la frialdad son cada vez más evidentes.
Los enamorados sienten alegría y su mente se expande. Están fascina-
dos por la otra persona y sienten intensos deseos de dar todo al amado y
fundirse sexualmente con él. Se trata de un estado emocional placentero,
muy intenso, de alertamiento total que les permite ver la belleza del uni-
verso y favorece la creación de obras maravillosas, incluida la nueva vida
de los hijos. Asimismo, se sienten atraídos por su pareja y todos sus nive-
les energéticos se aceleran. Aumenta la respiración, están muy despiertos,
sus ojos brillan y su piel está sonrosada. Con frecuencia, no se dan cuenta
de lo que les pasa, como si hubieran sido alcanzados por un rayo. Puede
haber afinidad y verdadera amistad entre ambos, pero, a falta de esto, a ve-
ces se dejan arrastrar por el encandilamiento.
Algunos hombres y mujeres experimentan una atracción sexual casi
irresistible hacia otra persona. Esta pasión deslumbrante oculta, de modo
transitorio, la incompatibilidad que pudiera existir. El encandilamiento
tiene raíces biológicas primitivas: en especies inferiores, el impulso sexual
funciona en la época de celo de modo automático, inhibiendo la agresivi-
dad el tiempo suficiente para asegurar la preñez de la hembra (Morris).
AMOR Y ENAMORAMIENTO + 233

La pasión sin freno distorsiona —en mayor o menor grado— la percep-


ción objetiva de la otra persona, porque se proyectan en ella las propias
fantasías y expectativas. Cuando es la única base de la unión, son eviden-
tes las diferencias que se mantuvieron ocultas: al poco tiempo brotan se-
rias desavenencias que terminan en la separación, en caso de embarazo, la
mujer tiene que hacerse cargo de todo.
Hay quienes -se precipitan almatrimonio por presiones inmediatas,
como= el embarazo de la mujer, la urgencia dreindependiarse de sus padres
o por seguir el ejemplo de los amigos. El sexo sin cariño puede ser una ex-
periencia muy placentera, pero no tiene suficiente profundidad emocional
y psíquica; deja la sensación de que faltó algo en ambas personas.
Sin amor ni amistad, es fácil que dichas personas busquen nuevas con-
quistas. No se dieron la oportunidad de ver si en realidad podían desarro-
llar una profunda intimidad, con tiempo suficiente para conocerse y su-
perar las deficiencias y las imperfecciones.
En los seres humanos, el erotismo no sólo está determinado por las
sensaciones de los órganos sexuales y las zonas erógenas, sino también in-
tervienen los sabores, los olores, las formas y los sonidos. Está ligado con
los sentimientos de amor, la complicidad en el placer y la ternura com-
partida. Desde luego, requiere mucha imaginación e iniciativa.
Para evitar desagradables sorpresas, conviene que la mujer y el hombre
estén enterados de las tareas que cada uno va a desempeñar dentro y fue-
ra del hogar. Necesitan llegar a acuerdos acerca de la procreación y la edu-
cación de los hijos, la autoridad en el hogar, la economía familiar, sus pre-
ferencias sexuales, etcétera.
Alberoni sugiere que, por el enamoramiento, la relación sexual se con-
vierte en un deseo de estar en el cuerpo del otro, un vivirse y ser vivido por
él o ella en una fusión corpórea que se prolonga como ternura por las de-
bilidades del amado, sus ingenuidades, sus defectos y sus imperfecciones.
Entonces podemos amar hasta un defecto de él o de ella transfigurado por
la dulzura.
Pero todo esto se dirige a una persona sola y sólo a ella. En el fondo no
importa cómo sea —su edad, el color de su piel, etcétera—, sino que con el
enamoramiento nace una fuerza terrible que tiende a fusionamos y con-
vierte a cada uno de nosotros en insustituible y único para el otro. El otro
(el amado o la amada) se convierte en aquel que no puede ser sino él, el
absolutamente especial.
Al iniciar una relación de amor romántico, es común que brote un
compromiso que supone —de ordinario— el abandono de otras relaciones
234 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

similares. Esto deja a algunos dudando acerca de su elección, ya que exis-


ten otras alternativas. El amor adulto se basa en la voluntad continua de
dar lo mejor de uno mismo al amado, para el bien de la relación.
Según Paz, el sexo, el erotismo y el amor son aspectos del mismo fe-
nómeno, manifestaciones de lo que llamamos vida. El amor es la atracción
hacia una persona única: a su cuerpo y su alma; es la elección, el erotismo,
la aceptación. Sin erotismo —sin forma visible que entra por los sentidos—
no'hay amor, pero- éste traspasa el cuerpo deseado y busca el alma en el
cuerpo y en el alma al cuerpo, a la persona entera. Ambos, el amor y el ero-
tismo —llama doble— se alimentan del fuego original: la sexualidad.
La unión entre dos personas es un proceso de acoplamiento que no
siempre es fácil; aunque tiene altas y bajas, a la larga, tiende a mejorar o
empeorar. En esto, la unión sexual no difiere de otras relaciones humanas,
como las amistades. Es muy deseable que la vida marital incluya también
el cultivo de la amistad. Los adultos jóvenes que han logrado superar la ex-
cesiva dependencia hacia sus padres, el egoísmo y el miedo a la intimidad
emocional pueden buscar el mutuo intercambio sexual de apoyo y cariño.
Los terapeutas procuran ayudar a los individuos (y a los grupos) para
que clarifiquen sus sentimientos y expectativas en el campo de la sexuali-
dad. La homosexualidad y el lesbianismo constituyen alternativas a la re-
lación heterosexual. Las personas con mentalidad más amplia respetan las
preferencias y la orientación sexual que eligen las demás personas, sin cri-
ticarlas ni censurarlas; sin embargo, muchos hombres y mujeres jóvenes
enfrentan serios problemas e inquietudes relacionadas con la búsqueda de
su identidad psicosexual y con sus preferencias sexuales.

Problemas en el funcionamiento sexual

La frecuencia de las relaciones varía, según la edad, la afiliación religiosa,


los niveles socioeconómicos y los estados emocionales. En los adultos va
desde cuatro o más veces por semana, a una o menos. Los que tuvieron un
entrenamiento demasiado puritano tienen inhibiciones en su conducta se-
xual que continúan después del matrimonio.
Las disfunciones sexuales pueden ser de cuatro tipos, según Masters y
Johnson:
1. Existen problemas del deseo cuando la persona no tiene interés (ga-
nas) por las actividades sexuales.
PROBLEMAS EN EL FUNCIONAMIENTO SEXUAL 4- 235

2. El trastorno de la excitación ocurre cuando alguien empieza a exci-


tarse, pero se frena y no puede continuar con esto.
3. El trastorno del orgasmo ocurre cuando la persona no llega a esa ex-
periencia o siente dolor junto con el orgasmo.
4. Finalmente hay trastornos de dolor sexual cuando alguien siente tal
cosa durante las relaciones sexuales. Debido al dolor anticipado, la
vagina:de algunas mujeres se tensa de tal manera que no permite
la entrada del pe-ne.,_ó-sienten dolor con la penetración.

Por lo común, las disfunciones sexuales están ligadas con emociones ne-
gativas: culpa, inseguridad, miedo al embarazo, ansiedad y depresión. Es-
tas emociones negativas funcionan como un círculo vicioso: cuanta más
culpa, más problemas sexuales, lo cual a su vez genera mayor ansiedad
y culpa, etcétera. Por el contrario, mientras más alegría y confianza, me-
jor funcionamiento sexual.
El estrés y la fatiga son las causas más comunes de las dificultades en el
funcionamiento sexual; además, las personas que desconocen las maneras
de proporcionar suficiente estimulación a su compañero contribuyen a
que los encuentros sexuales sean poco placenteros. La "autoobservación"
inhibe mucho: la persona que examina su comportamiento sexual (y lo
critica), en lugar de dejarse ir de manera pasional, termina por sentir po-
ca cosa. El excesivo deseo de complacer a la pareja, unido al descuido en
manifestar los propios gustos y preferencias, también estorba mucho; por
otra parte, los celos infundados son muy destructivos.
Las tradiciones religiosas que califican fanáticamente al sexo como
sucio y pecaminoso (lujuria) provocan conflictos internos —ansiedades y
culpas neuróticas— en muchas personas. Lo mismo hacen las actitudes ne-
gativas y represivas de los padres y demás familiares cercanos. Por lo co-
mún, trasmiten a los niños de ambos sexos sus propios miedos, represio-
nes e insatisfacciones sexuales, por ejemplo: en algunas familias machistas
se califica a las niñas como "malas" y "perdidas" cuando muestran curiosi-
dad e interés por los niños, a pesar de que esto es muy natural.
Es común que algunas mujeres reporten que la experiencia sexual a
veces no les resulta tan agradable, lo cual no quiere decir que tengan un
problema sexual. A veces se sienten tensas y cansadas, o su compañero se
precipita a la relación sexual con un mínimo de caricias previas y las deja
insatisfechas. Sin embargo, cuando una persona, sea hombre o mujer,
nunca encuentra placer en las relaciones sexuales o no se le antojan, es pro-
236 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

bable que tenga un problema sexual que requiere atención psicológica (o


médica) especializada.
Los hombres que dudan de su orientación sexual y temen ser homo-
sexuales, lo mismo que quienes se menosprecian por su homosexualidad,
suelen tener problemas en su comportamiento sexual; igual pasa con las
mujeres que no aceptan su feminidad o su preferencia sexual por otras mu-
- jeres._Por su parte, las situaciones de abuso sexual infantil y juvenil, así co-
1110- las de violación y sexo con violencia generan ansiedad crónica que
dificulta el adecuado funcionamiento sexual y a menudo requiere la inter-
vención de algún especialista (Dowdeswell).
Las personas que arrastran el peso emocional de relaciones anteriores
tensas, violentas y poco satisfactorias (o violatorias) por algún tiempo no
sienten deseos de iniciar nuevos contactos, porque temen ser lastimadas de
nuevo. Anticipan rechazo en sus siguientes relaciones sexuales, inhiben sus
deseos espontáneos y temen manifestar sus preferencias sexuales a su nue-
va pareja.
La depresión y las relaciones poco felices, ahora o en el pasado, pueden
causar problemas sexuales. Las rutinas en la vida sexual generan aburri-
miento. Las mujeres pueden sentir una baja en el deseo sexual durante el
embarazo, después del parto o cuando están amamantando; si están can-
sadas después de cuidar a niños pequeños todo el día, no se les antoja mu-
cho el sexo. Después de la menopausia, muchas mujeres sienten menos
deseo sexual, tienen poca humedad en la vagina e incluso sienten dolor
cuando tienen relaciones sexuales.
Otros factores que afectan el funcionamiento sexual son algunas en-
fermedades, como la diabetes y la presión arterial elevada. Lo mismo su-
cede con el alcoholismo, el abuso de las drogas y el tabaquismo. La baja
en ciertas hormonas, como la testosterona, disminuye el deseo sexual y lo
mismo hacen algunos medicamentos antidepresivos.
Es importante que las personas estresadas y tensas se relajen y vayan
perdiendo el excesivo control de sí mismos, para que puedan abandonar-
se de la manera más placentera posible a la intensidad de las experiencias
eróticas. En particular, les conviene evitar cualquier fantasía de fracaso, re-
chazo o culpa durante las relaciones sexuales.
La gran mayoría de los problemas sexuales son debidos a causas psico-
lógicas. Muchos de ellos se pueden solucionar con la ayuda mutua de la
pareja, utilizando las técnicas que describimos a continuación. Son fáciles
de emplear y proporcionan soluciones a corto plazo.
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE .1 237

En caso de no obtener el resultado esperado, es conveniente buscar la


ayuda de un especialista, sobre todo si usted abusa del alcohol (las drogas)
o padece alguna enfermedad. Algunos hombres mayores y algunas muje-
res que llegaron a la menopausia necesitan recurrir (con prescripción mé-
dica) al uso de hormonas para recuperar los deseos sexuales.

La sexualidad humana es muy vulnerable a las tensiones, el estrés, la de-


presión, la ansiedad y las cavilaciones. De modo particular, las tensiones
de la coraza neurótica bloquean los impulsos y dificultan la descarga pla-
centera del orgasmo.
Las tensiones de la cabeza y del cuello, las contracciones musculares del
tórax y el abdomen que limitan la respiración, y las tensiones de la espal-
da baja, las nalgas y los muslos tienen particular importancia, debido a que
frenan los movimientos genitales espontáneos y mantienen trabada la pel-
vis. El diafragma trabado obstaculiza de manera importante el funciona-
miento sexual placentero. Todo termina en breves minutos para las perso-
nas que están demasiado acorazadas y congeladas.
Los machos que temen ser impotentes y las mujeres que intentan de-
mostrar que no son frígidas se precipitan a la relación sexual. Para forzar
las sensaciones sexuales (como advierte Barlow) respiran profundamente
varias veces desde la parte superior del tórax hacia los genitales, mientras
que contraen las nalgas y los muslos; sin embargo, la respiración agitada y
los violentos movimientos pélvicos sólo les proporcionan una descarga
emocional muy limitada.
Los neuróticos necesitan ayuda terapéutica para liberarse de la irritabi-
lidad, la tensión y la anestesia crónica que acumulan en algunas áreas de
su cuerpo. También les conviene eliminar los patrones de respiración di-
sociados, violentos o ansiosos. La terapia psicocorporal es un espacio en el
que los pacientes pueden relajarse sin temor. A veces su cuerpo vibra de
modo placentero, sin implicaciones sexuales inmediatas, y gradualmente
se acostumbran a disfrutar la sensualidad y el erotismo placentero sin nin-
guna angustia.
La respiración más sensual y agradable es la diafragmática profunda,
como explicamos antes. La sensualidad y el erotismo requieren relajación,
ritmo, ternura, sofisticación y tiempo. Para muchas personas, la grata pro-
gresión de las caricias, junto con la ternura compartida y la relajación de
238 I. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

las tensiones musculares con una pareja atractiva, es muy agradable, aun-
que no siempre lleve al clímax.
En los programas de psicoterapia sexual breve intervienen dos profe-
sionales (un hombre y una mujer) para favorecer la comunicación de la pa-
reja y evitar que uno de ellos se alíe con el paciente del mismo sexo (o del
sexo opuesto) en contra del otro. Un punto importante es la educación se-
xual, porque muchas personas, en particular mujeres, tienen un mínimo
derconócimientos sobre estos_ temas.
Los terapeutas tienen entrevistas con cada pers6na poi' separado, para
conocer los detalles de la relación sexual: cuánto dura, qué caricias se uti-
lizan, qué fantasías la acompañan, cuáles son las sensaciones, etcétera. Lue-
go ofrecen a la pareja un clima adecuado para que ambos puedan expresar
sus deseos, preferencias y dificultades. También determinan la necesidad
de aplicar psicoterapia más prolongada para alguien, así como la conve-
niencia de utilizar tranquilizantes o antidepresivos.
Procuran que los pacientes estresados y tensos se relajen y pierdan gra-
dualmente el excesivo control de sí mismos y que se abandonen del modo
más placentero posible a la intensidad de sus experiencias eróticas. En par-
ticular, necesitan evitar las fantasías de rechazo, fracaso o culpa durante las
relaciones sexuales.
El funcionamiento sexual adecuado, tanto en los hombres como en las
mujeres, requiere dos condiciones: a) una buena preparación mental, con
las fantasías y la anticipación de relaciones sexuales placenteras (es decir,
tener las suficientes ganas), y b) la excitación y la vasocongestión adecua-
das, que generan la erección en los hombres y la lubricación y ampliación
de la vagina en las mujeres. De ordinario, la excitación sexual intensa lle-
va al orgasmo y a la resolución.
Las sensaciones de la excitación sexual se describen como una pesadez
agradable, estar muy ligero, flotar o dejarse caer. Muchos individuos están
condicionados, desde niños y adolescentes, para sentir temor y vergüenza
cuando experimentan algo de esto. Imaginan que perderían la cabeza, cae-
rían en el vacío, ofenderían a los demás o serían arrastrados por la vorági-
ne de sus impulsos; en otras palabras, se frenan y tensan cuando empiezan
a sentirse excitados.
Las disfunciones sexuales son más frecuentes en las mujeres que en los
hombres. En sus intercambios sexuales, ellas son muy vulnerables a las ten-
siones, el estrés, la depresión, la ansiedad y las cavilaciones; también las
afectan mucho los problemas con su pareja (celos, alcoholismo, violencia,
indiferencia, etcétera).
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE 4- 239

Los principales trastornos que afectan a las mujeres son de tres tipos:
a) algunas de ellas no responden fácilmente a la estimulación sexual, con
la apropiada congestión, dilatación y lubricación de los órganos genitales;
b) el vaginismo hace dolorosa la relación sexual y dificulta la penetración,
y c) otras mujeres tienen dificultades para llegar al orgasmo.
Para ayudar a las mujeres a obtener la lubricación vaginal y la expan-
sión de los genitales y de los senos, que corresponden a las primeras fases,
se pide a la pareja que evite- las relaciones sexuales y la preocupación por
llegar al orgasmo de la mujer durante algunas semanas. En lugar de esto,
en las primeras sesiones el hombre acaricia a la mujer, mientras está des-
nuda y de espaldas, con el objeto de proporcionarle sensaciones gratas y
tranquilizantes.
Asimismo, se instruye a la mujer para que se concentre en su placer y
no muestre preocupación por ninguna otra cosa. Le conviene pedir a su
pareja cualquier tipo de caricias que le sean particularmente gratas. Cuando
la mujer decide, se voltea y el hombre le acaricia el frente del cuerpo. Prin-
cipia por la cabeza, la cara y el cuello y luego hace lo mismo, suavemente
y con delicadeza, con el resto del cuerpo. Sin embargo, no debe emplear
caricias genitales, ni estimular los pezones.
Después de algunas sesiones de caricias en todo el cuerpo, se pasa a
ejercicios de caricias genitales, pero todavía sin llegar al coito. Se instruye
al hombre para que bese y acaricie suavemente los pezones con sus dedos
y los presione levemente; además, el hombre acaricia sin brusquedad los
labios y la entrada vaginal; también toca suavemente el área del clítoris.
Las caricias orales pueden ser muy excitantes y de gran ayuda. No se uti-
liza todavía la estimulación rítmica que lleva al orgasmo.
Los ejercicios anteriores logran que la mujer esté suficientemente exci-
tada, por lo cual su vagina se humedece y dilata. En una sesión posterior,
después de suficientes caricias en todo el cuerpo (incluidos los senos y los
genitales), cuando la mujer está bien preparada y se siente dispuesta, el
hombre procede a la penetración y la pareja ensaya movimientos sexuales,
de manera gradual y con delicadeza. Más adelante pueden proceder a los
movimientos espontáneos, más pasionales, que culminan en el orgasmo.
Otro trastorno del funcionamiento sexual de las mujeres es el vaginis-
mo. Cualquier intento de introducir el pene en la vagina, o la introduc-
ción de un dedo, produce fuertes contracciones y dolor agudo. Lo mismo
puede ocurrir ante la mera fantasía que anticipa las relaciones sexuales. El
vaginismo está relacionado con un terror fóbico a la penetración. En al-
240 1. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

gunos casos, hubo violencia excesiva en las primeras relaciones sexuales o


la mujer fue violada.
Frente a ese trastorno, los hombres brutales y egoístas fuerzan la rela-
ción sexual de modo agresivo y así dañan de modo irreparable la comuni-
cación emocional con su pareja. Algunas mujeres mantienen muy tensos,
de modo habitual, los músculos de las nalgas y los del piso pélvico. El
vaginismo requiere psicoterapia individual cuando las causas de este tras-
torno son la ignorancia, el miedo y la culpa, como sucede con las mujres
masoquistas. .
Otras mujeres padecen inflamación pélvica crónica porque las relacio-
nes sexuales con su pareja son bruscas, rápidas e irritantes: ni siquiera
permiten que la vagina pueda lubricarse. Con mucha frecuencia, las in-
fecciones vaginales y ováricas de las mujeres se deben a que sus parejas son
promiscuas. En la actualidad se controla el avance del sida (y de otras in-
fecciones) mediante el uso de condones.
Para superar el vaginismo, es aconsejable que la mujer introduzca sua-
vemente uno de sus dedos en la vagina, mientras está desnuda y relajada,
y a continuación lo mueva hacia todos lados. El objetivo es que vaya per-
diendo el miedo a que el pene se introduzca en su vagina y para que sus
órganos genitales alcancen poco a poco las etapas de excitación, lleguen a
congestionarse y se lubriquen bien. En caso de resequedad vaginal, es con-
veniente utilizar alguna crema o aceite. Además, ella puede mirar sus ge-
nitales en un espejo y acariciarlos con delicadeza. La masturbación mejo-
ra la vasocongestión de los órganos genitales y la vagina se humedece y
dilata. Más adelante, cuando la mujer está suficientemente excitada, su pa-
reja puede introducir un dedo en la vagina, suavemente y de modo gra-
dual. Después puede introducir el pene con mucha delicadeza. •
Importa mucho que la mujer considere su vagina como un órgano ac-
tivo, que recibe, abraza y acaricia el pene de muchas maneras durante la
relación sexual. La vagina se amplía para recibir al pene y luego se acomo-
da; después, de manera espontánea, la mujer rota y empuja su pelvis en to-
das direcciones, ensayando diferentes ritmos, con el fin de lograr el roce
vibratorio más intenso en las cercanías del clítoris. Con esto acrecienta las
sensaciones placenteras hasta que sobreviene el orgasmo.
También es recomendable que ella intensifique la presión de sus múscu-
los vaginales durante la relación sexual, con el fin de aumentar el nivel de
excitación del hombre; además, la mujer puede acariciar con sus dedos las
áreas cercanas al clítoris que quedan expuestas durante el coito, para pro-
vocarse mayor estimulación. Con el mismo fin, puede utilizar un vibrador
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE + 241

eléctrico encima del clítoris, moviéndolo suavemente y aplicando las pre-


siones que resulten más placenteras.
Durante la relación sexual, el hombre también puede acariciar con los
dedos la región del clítoris de su pareja. Ayuda mucho que ambos procu-
ren estar en armonía, evitando las críticas, las acusaciones y los resenti-
mientos.
Algunas mujeres no llegan al orgasmo a pesar de una estimulación in-
- tensa..c,n las-áreas cercanas al clítoris (anorgasmia). Cuando la mi* lo ha-
experimentado en alguna ocasión, pero el problema surge en otros mo-
mentos, se habla de disfunción orgásmica ocasional. Una minoría de mu-
jeres experimenta el orgasmo con su primer amante, de manera receptiva.
Los movimientos rítmicos de su pareja desencadenan un proceso instintivo
de espasmos que se intensifican por sí solos y culminan en el orgasmo.
Lo anterior no es tan frecuente, porque para el orgasmo de la mujer se
requiere una buena pareja, buen ritmo y un acto sexual prolongado. Al-
gunas mujeres tardan uno o dos años en sus relaciones sexuales antes de
descubrir el orgasmo, o éste ocurre cuando cambian de pareja; sin embar-
go, otras nunca llegan al orgasmo, ni saben qué es eso. Por miedo a perder
su libertad, otras mujeres no desean comprometerse emocionalmente,
ni se entregan con plenitud al hombre. Debido a que no están seguras de
amar en realidad a ese hombre, no experimentan un orgasmo con él.
Cuando están embarazadas, las mujeres que deseaban tener hijos se
sienten felices y realizadas. Deutsch sugiere que algunas de ellas experi-
mentan mayor placer sexual después del parto, así como sus primeros or-
gasmos, por el aflojamiento de la vagina. En esto también influye el alivio
de la culpa: como ya cumplieron con el deber social de la maternidad,
pueden disfrutar mejor las relaciones sexuales.
Algunas mujeres que no descargan la tensión sexual mediante el or-
gasmo presentan congestión habitual de sus genitales, y acumulan senti-
mientos de irritabilidad, porque las relaciones sexuales son frustrantes e
insatisfactorias. En ocasiones, esto se manifiesta en la agresividad y las crí-
ticas continuas que la mujer lanza a su pareja.
Es útil que la mujer discuta con el hombre sus temores y fantasías res-
pecto al orgasmo. Algunas están tan preocupadas por obtenerlo que con-
viene señalarles ejercicios para que aprendan a dirigir su atención a la re-
lación sexual. También se les puede sugerir que imaginen algunas escenas
de contenido erótico placentero.
Es indispensable tener una actitud relajada ante la relación sexual. La
mujer no debe criticarse si no obtiene de inmediato un orgasmo o si no
242 4. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

logra varios en un plazo determinado. Tampoco es necesario que la pareja


llegue al mismo tiempo a esta experiencia, pues ésta es una meta difícil de
conseguir. Lo importante es que ambas personas logren la satisfacción se-
xual que les agrada, de la mejor manera posible, excluyendo extremos de
sadismo y masoquismo.
Kaplan propone que la mujer se masturbe, mientras está totalmente
desnuda y relajada, cuando nadie la observa. De esta manera algunas mu-
jeres llegan por primera= vez al orgasmo. Durante el ¿oito, el hombre pue-
de aumentar la estimulación de la mujer si acaricia con los dedos la región del
clítoris, o si la mujer se acaricia de modo parecido.
Aunque las mediciones fisiológicas demuestran que los orgasmos con-
seguidos con la masturbación son más intensos, las mujeres prefieren las
experiencias compartidas con algún compañero que las ame, porque así
también se sienten emocionalmente satisfechas.
En las fases de excitación se expande la parte interior de la vagina,
mientras que la parte exterior se contrae y se ajusta al pene. Cuando la va-
gina es demasiado amplia no puede ejercer la presión necesaria en el pene.
La mujer queda insatisfecha porque hay poco roce del pene contra la
región del clítoris. Deutsch recomienda a estas mujeres que aprendan a
contraer y aflojar voluntariamente los músculos del piso pélvico y de la va-
gina con el fin de ejercitarlos y darles mayor firmeza.
Dichas mujeres pueden hacer seis grupos de contracciones al día, con
10 contracciones por grupo, durante algunas semanas; además, se les ins-
truye acerca del papel que tiene el control voluntario de los músculos va-
ginales durante el acto sexual. Se les recomienda que aprieten el pene vo-
luntariamente, algunas veces, durante el acto sexual. Los cambios de la
presión que ejerce la vagina en el miembro masculino suelen resultar muy
placenteras para ambas personas.
En cuanto a la relación sexual, conviene que la pareja ensaye diferen-
tes posturas, para evitar la rutina y porque algunas estimulan mejor el clí-
toris que las demás (vea la figura 14.1). El clítoris es el órgano femenino
diseñado específicamente para producir placer en la mujer y está situado
en el punto donde se unen los labios menores (internos). En las fases de
excitación aumenta de tamaño y de diámetro y se torna más sensible, lo
mismo que los labios menores y mayores.
Por ejemplo, la mujer puede estar arriba del hombre, mientras éste
permanece relativamente inmóvil. Así, ella ensaya los movimientos y rit-
mo que la excitan más y el tipo de presión que le resulta más agradable.
Algunos hombres llegan al orgasmo antes que su pareja. Luego, ambos
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE 4- 243

Figura 14.1 En esta postura, la mujer extiende una pierna sobre su pareja para facilitar
la estimulación de los labios vaginales y del clítoris.

pueden colaborar para que ella quede satisfecha. Cuando no bastan las ca-
ricias con los dedos u orales, se puede utilizar un vibrador eléctrico en la
región genital externa, por ejemplo: arriba de la entrada de la vagina.
Como apunta Dumay, en la mujer el trance amoroso de cualquier ti-
po posee características fáciles de reconocer. La cúspide del éxtasis es una
explosión de placer, una entrega total de sí misma, y corresponde a la máxi-
ma tensión sexual encendida que de pronto se libera y estalla. La pelvis se
sacude y la vagina se contrae de modo rítmico durante el orgasmo. Si el
orgasmo de ella es muy fuerte, enviará tales energías vibratorias de esti-
mulación al hombre que harán que él también tenga un orgasmo.
La explosión de placer lleva consigo una impresión de distensión su-
prema, de bienestar soberano que invade todo el cuerpo. La mujer se
sumerge en una sensación de ingravidez, está relajada y se desploma sobre
la cama. Su mente está entregada por entero al placer del abandono y bienes-
tar que la invade completamente. Según Kramer, las mujeres pueden ex-
perimentar orgasmos múltiples: si mantienen el nivel de excitación sexual,
pueden alcanzar el segundo orgasmo después del primero. Algunas mujeres
experimentan de tres a cinco orgasmos en unos cuantos minutos.
El trastorno sexual más común en los hombres adultos es la impo-
tencia, que impide la capacidad de tener erecciones después de años
de funcionamiento sexual normal. Algunos logran la erección después de
prolongada estimulación directa de los genitales, pero la pierden cuan-
do intentan la penetración o poco después, sin llegar al orgasmo.
244 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

Existen notables diferencias individuales en la rapidez con que los


hombres tienen erecciones y el tiempo que logran mantenerlas. Algunos
jóvenes tienen erecciones vigorosas y prolongadas ante estímulos sexuales
leves, como ver una mujer semidesnuda; en el otro extremo, algunos hom-
bres pierden la erección fácilmente y piensan que son demasiado viejos
para eso; sin embargo, tienen erecciones espontáneas antes de levantarse.
Coma apunta McCary, durante el sueño disminuen las tensiones y preo-
cupaciones que limitan el funcionamiento sexual.
Es necesario que el psicoterapeuta discuta con el paciente los proble-
mas que contribuyen a tensarlo, como la depresión, la ansiedad y el in-
somnio. Otras causas son el alcoholismo y la adicción a las drogas y al
tabaco. Algunos hombres se sienten cohibidos cuando su mujer les comu-
nica sus preferencias sexuales o solicita el coito con mayor frecuencia de lo
que ellos esperan. Las críticas y burlas de la mujer cuando el hombre no es
capaz de mantener la erección intensifican la ansiedad y la inhibición de
éste.
Cada individuo necesita examinar la calidad del trato que mantiene
con su pareja o su novia, para eliminar cualquier pleito, celos indebidos o
situación de competencia injusta. El funcionamiento sexual adecuado re-
quiere un clima de confianza y afecto, en el que ambos pueden manifestar
libremente sus preferencias y tratan de agradarse del mejor modo que pue-
den para compartir el placer sexual sin inhibiciones.
Las causas más comunes de este trastorno son las presiones del trabajo
y una mala relación con la pareja; además, ciertas medicinas, así como el
aburrimiento y la falta de variedad en las relaciones sexuales, contribuyen
a la impotencia. Algunos hombres procuran terminar lo antes posible,
porque el miedo al fracaso los precipita. Esto impide que acumulen nive-
les de excitación sexual más intensos.
Entre las causas médicas están los trastornos de la circulación, la dia-
betes, los problemas de próstata y el daño en la columna vertebral. Otros
factores psicológicos que obstaculizan la erección son el miedo a no fun-
cionar, los pleitos con la pareja, los pensamientos obsesivos, las creencias
religiosas que provocan culpa, la depresión, la falta de atractivo (o higie-
ne) de la pareja y el temor a envejecer.
El problema no suele estar en el pene. Como primer paso para resolver
la insuficiencia eréctil, conviene examinar la relación que la persona tiene
con su pareja o su novia. Si el hombre ya no desea tener sexo o continuar
la relación con alguna persona, el cerebro puede enviar ese mensaje a los
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE + 245

genitales, inhibiendo la erección. Tal vez no tendría ningún problema con


otra mujer que le fuere menos atemorizante o más atractiva.
Las técnicas de psicoterapia sexual breve para los trastornos erectivos
son parecidos a los antes mencionados. El psicoterapeuta pide a la pareja
que se abstenga temporalmente del coito. Durante algunas semanas,
mientras están desnudos, el hombre se coloca en una posición relajada: re-
cibe caricias de la mujer en todo el cuerpo, con excepción de .los genitales,
y se concentra en sus sensaciones, Las Caricias sensuales, recorren suave y
gradualmente todo su cuerpo. Más adelante, en otras sesiones, recibe to-
do tipo de caricias en el cuerpo y en sus órganos genitales. Algunas veces,
estas caricias permiten una intimidad emocional en la pareja que no se ha-
bía dado antes.
Es indispensable que la mujer muestre apoyo y comprensión ante las
dificultades de su pareja (por lo general se trata de un problema transito-
rio). Por otra parte, las técnicas de psicoterapia sexual breve que se expli-
can a continuación dan muy buenos resultados a corto plazo.
Al recibir caricias genitales, cuando el hombre siente que el orgasmo
está próximo, le indica a la mujer que se detenga. Después de una pausa,
cuando desaparece la urgencia eyaculatoria, la mujer continúa acariciando
el pene. El hombre le indica a ella el ritmo y la presión que le resultan más
placenteras; también puede excitarlo con caricias orales, en los genitales y
en todo el cuerpo. Asimismo, el hombre se puede masturbar frente a su
pareja, pero se detiene antes de la eyaculación. Es conveniente que repita
esto unas cuantas veces. Además, la mujer puede excitarlo mediante cari-
cias orales, etcétera. Las caricias deben ser suaves, debido a que el pene es
muy sensible, particularmente en la región del glande. En otro paso, el
hombre se permite llegar al orgasmo después de varias erecciones intensas,
pero sin intentar la penetración, aunque esté cerca de la vagina.
Para controlar la eyaculación, también es recomendable utilizar la ma-
niobra de Seeman, que consiste en apretar el pene con los dedos debajo
del glande, con suficiente fuerza (figura 14.2). Esto inhibe el reflejo eyacu-
latorio y disminuye un poco la erección. Momentos después, ésta se recupe-
ra con caricias. El hombre se permite el orgasmo en la tercera o cuarta oca-
sión. De esta manera elimina el miedo a perder la erección, en vista de que
la obtiene de nuevo con relativa facilidad.
En la actualidad existen varios productos que mejoran la vasoconges-
tión y favorecen las erecciones, como Viagra, los cuales deberían usarse
con supervisión de un médico. Por otra parte, la persona que los usa ne-
cesita atender los factores psicológicos y mentales que hacen que la rela-
246 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

Figura 14.2 Maniobra de Seeman. Se aprieta la punta del pene con los dedos para inhi-
bir el reflejo eyaculatorio.

ción sexual sea mutuamente placentera; además, para disfrutar una vida
sexual más saludable, es necesario que la persona se alimente bien, cuide
su aspecto físico, haga ejercicio, esté relajada y evite el consumo inmode-
rado del alcohol, las drogas y el tabaco.
En los hombres, la sensación del orgasmo incluye la emisión del semen
y la eyaculación. La emisión del semen se debe a las contracciones de la
próstata, las vesículas seminales y la uretra, ligadas a la sensación de que
la eyaculación es inevitable y ya no se puede detener. Después del orgas-
mo, los hombres se sienten satisfechos y agradablemente relajados (fase de
resolución) y no pueden tener otro orgasmo de inmediato.
La eyaculación precoz ocurre cuando el hombre llega al orgasmo al mi-
nuto de haber penetrado, o ni siquiera puede penetrar antes de eso. Como
es natural, la mujer queda insatisfecha. En la mayoría de los casos, esta dis-
función se relaciona con problemas emocionales, como la ansiedad y el es-
trés; por el contrario, en otros casos, el hombre tiene erecciones prolonga-
das, pero no puede eyacular durante la relación sexual, a pesar de que su
pareja ya obtuvo el orgasmo (eyaculación retardada).
Algunos hombres eyaculan con rapidez porque no les interesa satisfa-
cer a su pareja: lo único que les importa es su orgasmo y su placer. Otras
veces, esto es debido a problemas de incompatibilidad sexual: el hombre
no encuentra atractiva a su pareja, y viceversa. En otros casos, el resenti-
miento no expresado (acumulado) contra la mujer se manifiesta, de modo
poco consciente, mediante la eyaculación prematura.
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE + 247

El tratamiento de la eyaculación precoz utiliza las mismas técnicas


mencionadas para mejorar las erecciones, incluida la maniobra de Seeman.
Después de haber tenido cuatro erecciones suficientemente prolongadas,
el hombre se permite la eyaculación fuera de la vagina. Luego se puede
proceder al coito. Son preferibles las posiciones en las que la mujer está
arriba. El hombre guía los movimientos de su pareja con las manos en las
nalgas- de ésta. Cuando _siente que -se aproxima el orgasmo, detiene a la
mujer; después de unos momentos, ambos reanudan los movimientos con
ritmo suave. De esta manera, el hombre aprende a disfrutar mayor placer,
acumular mayor excitación y controlar mejor la eyaculación.
En otro ejercicio, el hombre logra la penetración mientras la mujer
está abajo, pero no se mueve de inmediato, sino que mantiene el pene
erecto dentro de la vagina y está consciente de eso. Después ensaya movi-
mientos suaves, pero se detiene en cuanto siente que se aproxima el or-
gasmo. En otras ocasiones, a medida que aprende a soportar mayor placer,
ensaya movimientos cada vez más pasionales y espontáneos. Kaplan ad-
vierte que estas técnicas dan resultado casi en 100% de los casos, sin que
haya problemas posteriores.
La eyaculación retardada es un trastorno sexual masculino poco fre-
cuente. El hombre que la padece no se permite el estado de relajación
completa que lo llevaría al orgasmo; parece que temiera perder el control
y desintegrarse. Prolonga la relación sexual de manera rígida y compulsiva
por una hora o más, sin llegar al orgasmo. La mujer, que pudo haber te-
nido ya varios orgasmos, está cansada y desesperada. El hombre está irri-
tado, pero ella no puede hacer nada al respecto. Después ambos procuran
dormir, o el hombre se descarga mediante la masturbación, que suele ir
acompañada de fantasías agresivas.
El terapeuta recomienda a la mujer que intensifique la presión de sus
músculos vaginales y se mueva con ritmos más pasionales durante la rela-
ción sexual para aumentar el nivel de excitación de su pareja. Además,
puede estimular con sus dedos las áreas genitales que quedan expuestas
durante el coito para proporcionar mayor placer al hombre. Con ese fin,
también puede utilizar un vibrador eléctrico.
A raíz de esa alteración sexual suele haber rasgos neuróticos severos.
Detrás de una capa de blandura y la apariencia de que desea complacer a
la mujer, el hombre oculta agresividad irritante, que manifiesta al prolon-
gar la relación sexual de manera dominante, agresiva y compulsiva. A ve-
ces la psicoterapia individual es aconsejable. En algunos casos sería conve-
248 4. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

niente eliminar, mediante una psicoterapia corporal adecuada, las tensio-


nes habituales del cuerpo, en particular las del tórax y el piso pélvico.
En vez de tratar de obtener el orgasmo de modo compulsivo, es mejor
que el hombre intente relajarse lo más posible. No conviene prolongar la
relación sexual cuando es forzada y no resulta muy agradable para ambos.
Utilizando la técnica de la intención paradójica, el terapeuta aconseja a al-
gunos que se concentren en tratar de impedir a toda costa el orgasmo y
que procuren no obtenerlo nunca; que procuren tensarse lo más que pue-
dan. Como resultado, se relajan finalmente, por lo cual llegan al orgasmo
sin mayores problemas.
No eyacular dentro de la vagina puede contener un mensaje simbóli-
co, por ejemplo: no estar casado con esa mujer o el temor a embarazarla.
Es aconsejable fomentar la buena comunicación con la pareja. Ayuda mu-
cho que escojan, para la comunicación sexual, los momentos en que están
más alegres y descansados, en un clima de mutuo aprecio y respeto, ex-
cluidos críticas, acusaciones, celos y resentimientos.

Hacia una psicología del orgasmo


Cuando alguien imagina el amor, suele pensar en lo que desea recibir, pe-
ro no tanto en lo que puede dar a la otra persona. Las relaciones íntimas de
cualquier pareja constituyen un proceso que tiene sus altas y bajas; tiende a
mejorar o empeorar. Sin embargo, el amor y la amistad son rutas de dos
sentidos: dar amor es importante, pero saber aceptarlo también es todo un
arte. Recibir el amor con gratitud y alegría ayuda mucho a mantener una
relación.
Las personas se experimentan de nuevas maneras motivados por la in-
tensa energía que genera el amor romántico. Algunas de ellas tienen re-
gresiones, en las que reviven y logran superar algunas experiencias negati-
vas del pasado. Las mejores parejas de amantes son capaces de brindarse
un clima de confianza absoluta y de complicidad en el placer compartido,
que propicia la expresión emocional espontánea y favorece el crecimiento
psicológico de ambos.
La mente produce sin cesar imágenes y pensamientos, movimientos y
sensaciones que van en la misma dirección del trance y lo aumentan. El
ser está unificado, no hay brecha entre sus cuerpos, sus sensaciones y sus
mentes, ni en relación con el otro. Están absortos en una sola cosa: el aquí
y ahora del acto amoroso, el otro y uno mismo.
HACIA UNA PSICOLOGÍA DEL ORGASMO + 249

La excitación sexual nos transporta a un estado de conciencia extraor-


dinario, muy especial. Estamos fundidos con el otro ser, no hay pensa-
mientos ajenos, es un estado que acapara nuestra atención. El universo
cotidiano deja de existir. Sólo existe lo que refuerza esta experiencia: mú-
sica, colores, sensaciones, emociones y sensualidad.
Las sensaciones se multiplican; en todo momento el placer está en su
pimto álgick; el tiempo desaparece, estamos sumergidos en el instante in-
finito de cada sensacióñ que se transforma en otra. Sentimos lo que el otro
experimenta como si fuera nuestro cuerpo, sentimos la caricia que damos
como en nuestra piel, nos parece que el cuerpo del otro es una prolonga-
ción del nuestro.
El orgasmo es una de las experiencias humanas más trascendentes y
conmovedoras. A medida que las personas se entregan a la excitación se-
xual va cambiando la conciencia de su realidad psicocorporal. Se llegan a
sentir como mera vibración o impulso, hasta que se ven inundados por un
placer muy intenso, aunque breve. La magnitud de las emociones, la in-
tensidad de los cambios sensoriales y el despertar de la fantasía son muy
diferentes para cada persona. Algunos se sienten trasladados a otros uni-
versos o perciben colores y sonidos que ni siquiera habían imaginado que
existían.
El amor sexual es un camino que la mística natural nos ofrece a todos
para comprender la propia esencia y llegar al fondo de lo que somos. Se
intensifican los impulsos y las emociones más íntimas, por lo cual desapa-
rece el control deliberado de los movimientos; surge la libertad de amar y
de expresarse como uno es en realidad. La vida se experimenta como cam-
biante e impredecible: nos invade la experiencia de que somos energía,
movimiento y espíritu. Escapamos, al menos por momentos, a la percep-
ción de las estructuras corporales. Perdemos la noción de la propia edad y
tampoco importa la apariencia corporal de cada persona.
El campo de conciencia se amplía y se rompen algunas dicotomías
mentales; entonces, la lógica habitual se quiebra y aparecen la visualiza-
ción, la imaginación auditiva y el lenguaje de los símbolos. A la pareja, le
parece que puede amar, con amor fraterno, a todos los humanos de cual-
quier raza, sexo, edad o nacionalidad. Perciben la propia vida transitoria
en el contexto más amplio del eterno existir, sienten que han encontrado
a Dios y se encuentran sumergidos en lo divino.
Lo cósmico sobrepasa la ilusión de la propia individualidad, por lo cual
algunos sienten que son luz, energía pura o Dios. Se revive el ciclo de la
vida y la muerte, del día y la noche, de la infancia y la vida adulta. Al prin-
250 4. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA

cipio de la excitación, uno es hombre o mujer, después es algo así como


un animal, luego un ser viviente, posteriormente es mero impulso, ener-
gía y luz, y finalmente oscuridad y nada.
Poco más tarde, volvemos a la conciencia cotidiana de nuestra realidad
psicocorporal. La vivencia de ser hombre o mujer, que perdemos durante
el orgasmo, la recuperamos como parte importante de la propia imagen.
Descubrimos que no somos nuestros pensamientos ni nuestros sentimien-
tos, aunque los fabricamos continuamente. Comprendemos que, en el
fondo, somos conciencia pura y que más bien somos conciencia con cuer-
po adjunto, que un cuerpo con conciencia.
Apéndice 1

Manejo e interpretación
de los sueños

Sin excepción, todos soñamos. Si alguien nos dice que no sueña, es que
no recuerda sus sueños. Soñar es una actividad necesaria para la salud
mental y no un lujo. A las personas sometidas a un lavado de cerebro las
privan de los sueños. Las despiertan en cuanto empiezan a soñar, y por ello
se muestran cada vez más irritables y terminan por perder el contacto con
la realidad.
Como advierte Bakan, mientras alguien duerme, el hemisferio derecho
del cerebro se activa cada 90 minutos, más o menos. Los movimientos
oculares rápidos demuestran que la persona está soñando; sin embargo,
están desconectadas las áreas cerebrales que controlan los movimientos.
Tampoco se reciben muchos datos de la realidad externa. Por eso, los
sueños no van acompañados de las acciones respectivas, salvo en el so-
nambulismo. Algunos sueños duran más tiempo que otros.
Los medios de comunicación masiva (radio, cine, televisión, etcétera)
ofrecen abundante material para la elaboración de los sueños. En ellos apa-
recen las celebridades del cine y la televisión, los personajes políticos de la
actualidad (reyes, ministros, presidentes), lo mismo que figuras importan-
tes del pasado, como Jesucristo, Napoleón o Gandhi. Podemos construir
un solo personaje a partir de varios individuos que hemos conocido; ade-
más, vemos toda clase de fieras, monstruos, edificios, máquinas, etcétera.
Nuestros sueños más ordinarios solamente reviven las cosas que hemos vis-
to y escuchado el día anterior.
Cuando están dormidas, algunas personas experimentan fuertes sacu-
didas en sus extremidades; también manifiestan cambios orgánicos (emo-
cionales), por ejemplo: respiración agitada, aumento en la presión arterial,
secreción de ácido, sudor frío y erecciones en los hombres. Los músculos
de la cabeza y del cuello se relajan, pero no disminuye mucho el tono
muscular de las otras partes del cuerpo.
Existen numerosas teorías acerca de los sueños. Freud sugiere que ma-
nifiestan los impulsos reprimidos, aunque su sentido no es aparente a sim-

251
252 4. MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

ple vista. Según Cartwright y Lamberg, los sueños reflejan nuestras preo-
cupaciones y subrayan los problemas actuales, en lugar de ocultarlos o
borrarlos. El cerebro busca en el pasado y encuentra personas, situaciones
y símbolos asociados con lo que nos inquieta esa noche. En otras palabras,
los sueños nos dicen: ¡Pon atención a este problema!
Algunos sueños nos señalan lo que anda mal y debemos cambiar o
corregir. Otros nos ayudan a conocer de manera intuitiva nuestros aspec-
tos poco conscientes: impulsos, necesidades, deseos y sentimientos; reve-
lan las aspiraciones, el nivel de autoestima, las posibilidades genéticas, la
salud física y las posibilidades de éxito o fracaso de los proyectos impor-
tantes. Algunos sueños nos dejan llenos de alegría y de entusiasmo, con la
esperanza de que los problemas tienen solución.
En opinión de Langs, cuando la situación tiene una carga emocional
difícil de manejar mediante la lógica ordinaria, el cerebro la traslada al mun-
do de los sueños, para que éstos encuentren una solución imaginativa. Sin
embargo, necesitamos estar despiertos para traducir al mundo de la lógica
las soluciones simbólicas que nos ofrecieron los sueños. A continuación,
podemos actuar teniéndolos en cuenta.

Diferentes tipos de sueños

Los sueños colocan en primer plano los aspectos menos explorados de la


personalidad, que van desde la sombra (los impulsos) y los rasgos neuró-
ticos hasta los más espirituales y místicos. Manifiestan los conflictos, el es-
tancamiento en el desarrollo personal, las decisiones que no nos atrevemos
a tomar, los riesgos que corremos en caso de movernos y los momentos
más trascendentes para nuestra vida, familia y entorno social.
Las rutinas de la vida diaria nos impulsan a tener pensamientos y con-
ductas ordinarias que resultan inadecuadas para el desarrollo de nuestra
personalidad. La función de soñar intenta restablecer el equilibrio psico-
lógico de las personas. Complementa la lógica cotidiana con la visión noc-
turna, intuitiva e imaginativa. Existen diferentes tipos de sueños: algunos
manifiestan las necesidades básicas y el estado de salud del organismo; hay
sueños que son compensatorios y otros nos recuerdan a personas que co-
nocimos; otros esbozan ensayos anticipados del futuro; los hay concretos
y abstractos, agradables y muy desagradables.
En su papel compensatorio, los sueños ofrecen soluciones agradables a
las situaciones negativas. El empleado que se quedó callado mientras sus
DIFERENTES TIPOS DE SUEÑOS + 253

compañeros de trabajo se burlaban de él sueña que los insulta, golpea y


persigue, por lo cual despierta sintiéndose mejor. Los sueños también
muestran rumbos más gratos, que se ofrecen como posibilidades. El que
se pelea con su pareja se sueña en los brazos de una amante complaciente,
lo cual compensa, de modo imaginario, el supuesto desamor; sin embar-
go, es común que las parejas que no se entienden y siguen peleando bus-
quen personas que las hagan más felices.
Mediante pistas intuitivas y breves, los sueños nos muestran lo que
sentimos y deseamos en realidad; revelan las reacciones más íntimas en las
interacciones con algunas personas concretas. Por ejemplo, nos advierten
si estamos satisfechos (o no) con nuestra pareja y con el trabajo. Los sue-
ños más creativos prefiguran inventos originales y nuevos proyectos.
Conviene dormir algo más de lo ordinario cuando estudiamos para los
exámenes o estamos preocupados por algún problema que requiere una so-
lución difícil: los sueños nos ayudan a almacenar y ordenar, del modo más
eficiente posible, los materiales del aprendizaje diario. Los sueños también
nos ofrecen ideas, salidas y alternativas relacionadas con asuntos concretos
que necesitamos encarar.
Mientras dormimos, el cerebro recupera las memorias del pasado y las
pone al servicio del futuro inmediato; reacomoda los recuerdos, aprove-
chando material muy antiguo; coloca en primer plano lo más útil y signi-
ficativo para nuestra supervivencia personal en el futuro próximo. Por
ejemplo, antes de una entrevista importante, un hombre sueña que un
maestro lo ridiculiza frente a la clase, lo cual significa que siente un mie-
do parecido al que tenía cuando era niño y estaba en la escuela. Sin em-
bargo, ahora es adulto responsable y no tiene por qué sentirse tan atemo-
rizado. Es mejor que se prepare y fortalezca la confianza en sí mismo.
Los sueños premonitorios ofrecen visiones de eventos lejanos en el
tiempo y en el espacio. Algunos individuos contemplan la forma y el mo-
mento en que ocurre el deceso de alguna persona cercana o la ven como si
se estuviera despidiendo, otros pueden calcular el tiempo que van a des-
empeñarse en algún puesto, y otros más sueñan con la persona amada, a
la que nunca han visto. Más tarde, se sorprenden cuando la ven aparecer
delante de sus ojos abiertos.
Las personas tímidas tienen ensoñaciones muy atemorizantes, aunque
las circunstancias reales no lo son tanto. Los sueños nos muestran cómo
somos en realidad: introvertidos, intuitivos, tercos, cobardes, pasivos, de-
presivos, resentidos, etcétera. También nos indican las maneras como nos
engañan los rasgos neuróticos.
254 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

Bakan opina que en los esquizofrénicos no funcionan bien los meca-


nismos que limitan la función del sueño cuando están despiertos; por eso,
ven la realidad entre sueños y sus pesadillas se confunden con la realidad.
A medida que la personalidad de algún individuo está menos integrada, sus
sueños son más atemorizantes, confusos y fragmentados; no ofrecen pistas
ni soluciones adecuadas para resolver sus problemas.
Los individuos que abusan de la mariguana (y de otras drogas) no re-
cuerdan sus sueños. Mientras están intoxicados, mezclan sus sueños y fan-
tasías con la percepción cotidiana de la realidad. No distinguen entre el
mundo de los sueños y la realidad, ni está dentro y fuera de ellos. Cuan-
do dejan la droga, emergen los impulsos y conflictos que no han enfren-
tado, a modo de pesadillas que les atemorizan durante varias semanas. El
alcohol y otras drogas (como las pastillas para dormir) también alteran, en
mayor o menor grado, los procesos naturales de los sueños.
No todos estamos al mismo nivel en el desarrollo psicológico y espiri-
tual. Cirlot distingue dos tipos de sueños: los ordinarios que tiene la gen-
te común, y las grandes visiones de las personas muy notables. Los sueños
de los grandes artistas y los científicos geniales (lo mismo que los de algu-
nos líderes políticos y religiosos) tienen dimensiones cósmicas que reflejan
la propia trascendencia y la búsqueda de algo infinito. Como sabemos, en la
historia de la humanidad, los grandes visionarios no han sido tan frecuen-
tes; son muchos más los que engañan a la gente con falsas ilusiones.
Las pesadillas son muy desagradables: ocurren en la mañana temprano,
aunque no son frecuentes en la mayoría de la gente, y van desapareciendo
a medida que la persona madura y procura integrar mejor los distintos as-
pectos de su personalidad. Las personas que tienen pesadillas una vez por
semana no suelen ser comunes, como señala Hartman. Cuando no pode-
mos relacionar el material simbólico con algún evento que les preocupa,
sugieren la necesidad de encontrar salidas para la sensibilidad y el talento
artístico.
La característica central de esos individuos es que tienen límites poco
definidos. Desde la niñez muestran una sensibilidad poco común: son
abiertos, confiados, sugestionables y menos reprimidos que los demás, lo
cual sugiere cierta propensión a los escapes de tipo esquizoide. Sin embar-
go, eso también señala la presencia de un talento artístico extraordinario.
En lugar de atemorizarse y considerarse locos por las quimeras que pro-
ducen, algunos de ellos podrían dedicarse a las artes plásticas, el cine, et-
cétera.
EL SIMBOLISMO DE LOS SUEÑOS + 255

El simbolismo de los sueños

Los temas y el contenido simbólico de los sueños varían mucho: reflejan los
aspectos más cambiantes de nuestra personalidad individual (sentimien-
tos, deseos e impulsos), en particular aquellos que mantenemos alejados
de la vida consciente. Algunos de ellos están llenos de misterio y creativi-
dad, mientras que otros son más concretos e incluso triviales. Hay sueños
agradables, mientras que otros son muy inquietantes.
Se nos dificulta su comprensión porque utilizan el lenguaje de la ima-
ginación: metáforas, parábolas, símbolos y arquetipos. Las palabras que
nos decimos están orientadas a la interpretación precisa de lo que ocurre a
nuestro alrededor, mientras que las imágenes y los símbolos reflejan con
mayor claridad lo que ocurre en el mundo interior. Constituyen un puen-
te entre las partes menos conscientes de la personalidad y los ámbitos de
conciencia más plena.
Fromm distingue tres tipos de símbolos: los convencionales, los acci-
dentales y los universales. Los primeros reflejan una aceptación conven-
cional general, sin implicaciones emocionales, por ejemplo: los símbolos
matemáticos y los que se utilizan en las carreteras de todo el mundo. Los
símbolos accidentales son muy personales: están asociados con contactos
casuales y relaciones transitorias, por ejemplo: a un joven sus amigos lo
apodan "El grillo" y así lo conocen. El tercer tipo de símbolos es universal
y colectivo.
Como advierte Jung, los símbolos universales (arquetipos) aparecen en
todas las culturas y contienen las experiencias de toda la humanidad; son
patrones energéticos innatos que existen en el continuo espacio-tiempo de
cada individuo; contienen una condensación enorme de información y un
alto nivel de conciencia potencial interna; tienen una relación intrínseca
con lo que representan y están presentes en el arte, las mitologías, las reli-
giones y los ritos.
Los símbolos universales se encuentran también en los cuentos y le-
yendas de todas las épocas. Algunas de las figuras arquetípicas son el héroe
que lucha contra dragones, el viaje en una nave por el mar nocturno, el
viejo sabio, la doncella, el niño divino y la madre primordial. El arqueti-
po de madre abarca a todas las mujeres que nutren (de muchos modos,
con el transcurso del tiempo) a sus hijos, por ejemplo: la mujer en gene-
ral o imágenes míticas de las mujeres, como Venus, la Virgen o la Madre
Naturaleza.
256 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

Además de los símbolos colectivos, el que sueña elabora otras imáge-


nes muy subjetivas, que tienen como base sus vivencias y percepciones
particulares. Los símbolos de los sueños son productos espontáneos, a di-
ferencia de la creación consciente de cualquier artista. Su contenido no se
agota mediante una interpretación que alcanza el significado obvio, sin to-
mar en cuenta la riqueza emocional e impulsiva de cada persona concreta.
Según Jung, las fantasías y los sueños sirven para integrar los aspectos
más profundos de la propia personalidad, en los niveles individual, inter-
personal y cósmico. Mediante los mensajes del inconsciente colectivo,
compartimos la sabiduría total de la raza humana. En mi opinión, más
que comunicarnos con algún inconsciente, aprovechamos nuestras poten-
cialidades genéticas y llegamos a niveles superiores de conciencia basados
en nuestra creciente integración psicocorporal.
Ciertos símbolos universales reflejan la realidad individual potencial
del verdadero yo y van conformándolo para que se adapte mejor a las cir-
cunstancias particulares de existencia. Es indispensable que toda persona
conozca los principales arquetipos para que pueda comprender mejor sus
sueños.
Los arquetipos contienen fuerzas impulsivas y energías genéticas, per-
sonales y sociales, que nos pueden impulsar hacia rumbos concretos que
podemos hacer realidad. Por ejemplo, el joven que en sus sueños se ve es-
cribiendo un libro nunca se había visto como escritor; sin embargo, está
rodeado de emociones, impulsos y vivencias internas poco conscientes. En
el momento en que se atreva a ser novelista, hará suyas las energías del ar-
quetipo de iluminador (mediante las palabras) y cumplirá su destino per-
sonal. Lo mismo hizo el médico que cuando era niño soñó que podía cu-
rar a los enfermos.
Para encarnar cualquier arquetipo, es necesario tener mucho realismo
y gran sensibilidad. Es preciso hacer un cálculo correcto de las probabili-
dades para triunfar. El criminal psicópata que asesina a decenas o millares,
creyéndose el gran salvador de la humanidad, es un iluso intoxicado por el
poderoso resplandor de algún arquetipo de tipo mesiánico (a veces con
ayuda del alcohol y las drogas). Algo parecido sucede con los falsos profe-
tas, como los sacerdotes que abusan sexualmente de niños y niñas.
Corresponde a cada persona encontrar las propias explicaciones para
entender el sueño a su manera, pues es conocido mejor de lo que puede
conocerlo algún otro. Para entender el significado de nuestros sueños, es
necesario aceptar los propios deseos y sentimientos. Perls advierte que
cuando alguien ha llegado a comprender bien su sueño, experimenta una
MANEJO DE LOS MENSAJES ONÍRICOS + 257

pequeña iluminación, como si despertara al mundo real, y se siente emo-


cionalmente más libre y vibrante. El principal papel de los sueños consis-
te en despertarnos.

Manejo de los mensajes oníricos

Para recordar sus sueños, conviene que usted haga una breve anotación de
su contenido en cuanto éstos ocurren. A la mañana siguiente, en cuanto
se levante, revise sus notas y añada otros detalles que recuerde. Anote los sen-
timientos y particularice los eventos y los personajes que aparecieron en los
sueños.
Asimismo, procure llevar un registro de los sueños durante un período
de varios días o semanas, con el propósito de contar con una perspectiva
suficientemente amplia. Si recuerda sólo un pequeño fragmento del sue-
ño, no se preocupe: puede repasarlo la noche siguiente, antes de dormir.
Mediante este procedimiento, a menudo se clarifican los ingredientes cla-
ve esa noche.
Es posible que usted dirija el rumbo de sus sueños de varias maneras.
Si tiene algún problema o asunto que le interesa resolver, repáselo antes de
dormir. A continuación, instrúyase a sí mismo para soñar acerca de eso,
con el propósito de encontrar las rutas de acción más oportunas: "Yo quie-
ro soñar acerca de... para..."
Frente a las situaciones de crisis, a veces generamos espontáneamente
una serie de sueños, como una computadora que repasa sus chips de me-
moria para lograr la mejor solución. El primer sueño de la noche identifi-
ca la emergencia y la evalúa de manera global y rápida; luego mezcla, de
modo simbólico, los recuerdos de eventos relacionados con la situación ac-
tual. Como resultado, nos invaden de nuevo los sentimientos e impulsos
que tuvimos en el pasado ante esos eventos.
Los sueños de las etapas posteriores esbozan posibles alternativas de ac-
ción, que sirven de base a las futuras decisiones. Algunas alternativas son
más prudentes y oportunas que otras; esbozan una serie de conductas per-
sonales que podemos iniciar frente a la emergencia. De modo particular,
se iluminan los problemas inmediatos que pueden surgir en el futuro cer-
cano.
El sueño final recapitula todo el proceso de manera simbólica; ofrece
una respuesta clara y sintética al problema que nos molestaba: define la ru-
ta particular que nos reportará mayores ventajas, si acaso decidimos ele-
258 4. MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

girla. Los sueños ideales manifiestan una sincronía y armonía perfectas en-
tre las circunstancias del mundo exterior y lo que aspiramos desde nuestro
interior más profundo.
Según Cartwright y Lamberg, todos los sueños que ocurren durante
una noche tienen que ver con el mismo tema, pero lo tratan desde dife-
rentes perspectivas en el tiempo. Uno de ellos está relacionado con la si-
tuación presente, otro con algún proble.ma parecido del pasado y otro
plantea el mismo problema en el futuro, como distintas escenas de una
misma película. Algunos sueños nos manifiestan el resultado final de
una cadena de acciones: si eliges (o continúas) por ese camino, te sucede-
rá tal o cuál cosa. Por ejemplo, un joven alcohólico se ve a sí mismo en-
fermo, solitario y triste. El sueño refleja su estado de ánimo actual, pero
también muestra lo que le depara el futuro si continúa bebiendo sin me-
dida. En otro ejemplo, la persona que construye un avión sueña que ese
aparato se estrella. Eso va a suceder, en realidad, a menos que corrija la fa-
lla de diseño que le intranquiliza mientras está dormido.
Para entender sus sueños, a la persona le conviene tener en cuenta su
temperamento y los rasgos individuales de su personalidad. Algunos indi-
viduos se vuelcan hacia el exterior: valoran mucho los datos que reciben
por medio de sus sentidos, pero utilizan poco su imaginación. Para otros,
la vida es concreta y carece de perspectivas. Los hay sentimentales, inte-
lectuales e intuitivos. Todo esto se refleja claramente en sus sueños.
Los sueños de las personas intuitivas reflejan ciertos procesos psicoló-
gicos que los impulsan, desde su interior más profundo, hacia rumbos de-
terminados. Conviene que tomen en cuenta la dirección de su vida, según
brota de las entrañas y se expresa mediante los símbolos oníricos. Los ar-
tistas, escritores, inventores, etcétera, primero sueñan sus obras y después
las convierten en realidad.
Con frecuencia hacemos realidad, mediante nuestras acciones, lo que
los sueños habían prefigurado, aunque por lo común no nos damos cuen-
ta de ello. Algunas personas enfermas se ven saludables en sus sueños y
despiertan con más energía. Con un poco de reflexión, usted puede com-
prender el significado de sus sueños más concretos o compartirlos con al-
gún amigo inteligente, quien fácilmente podrá ver lo más obvio y le ofre-
cerá algunas sugerencias.
Algunos de ellos manifiestan necesidades básicas insatisfechas, como el
hambre o alguna enfermedad del organismo. Las personas con indigestión
suelen tener pesadillas, mientras que una persona con fiebre puede soñar
que está quemándose. Lo importante entonces es corregir de inmediato los
MANEJO DE LOS MENSAJES ONÍRICOS + 259

estados alterados del organismo, sin que importe tanto la interpretación


del sueño.
Los personajes del pasado que persisten en los sueños simbolizan acti-
tudes y sentimientos antiguos que continúan ejerciendo su influencia en
el presente. Su aparición sugiere que las circunstancias actuales guardan
cierta semejanza con otras que hemos vivido. A menudo, el tono emocio-
nal predominante en el sueño nos proporciona la clave de su significado.
Por ejemplo, un hombre sueña que es un niño y que tiene delante a su pa-
dre, quien lo regaña y le hace sentir mucha vergüenza. Es obvio que se
siente mal (como niño regañado) debido al maltrato que recibe actual-
mente de su jefe o de otra persona de autoridad. Necesita elevar su propia
estima y mostrar mayor seguridad en sí mismo ante sus jefes y compañeros.
Otros sueños parecidos revelan asuntos pendientes, situaciones incom-
pletas y decisiones que no nos atrevemos a tomar, por ejemplo: aparece
terminada la casa que apenas hemos empezado a construir. También deam-
bulan personas a las que guardamos rencor, lástima o cualquier otra emo-
ción que nos sirve de pretexto para mantener vivo su recuerdo. No las he-
mos dejado ir y seguimos apegados a ellas. Cuando muere súbitamente
una persona querida, ésta sigue apareciendo en los sueños, debido a los in-
tensos sentimientos que no pudimos expresarle.
Según Perls, los sueños agradables completan de manera positiva y
agradable algunas situaciones, lo cual equivale a la satisfacción disfrazada
de los deseos que postuló Freud. Por el contrario, los desagradables con-
tienen, de modo invariable, las proyecciones, es decir, los aspectos propios
que nos cuesta trabajo aceptar. Sin embargo, para la propia integración —y
para contar con mayor energía— necesitamos recuperar las proyecciones
y aprovecharlas: contienen partes importantes de nosotros.
El caso más típico son las pesadillas. Las personas, animales y objetos
dominantes representan las partes indeseables de la propia personalidad.
La persona que no reconoce su agresividad verbal se sueña perseguida por
perros y por otros animales feroces que simbolizan la función de morder y
criticar. Si acaso está soñando algo muy angustioso, puede decirse: "Estoy
soñando y esto no es real", o "Estoy soñando y por eso no necesito asus-
tarme; cuando me despierte trataré de ver qué me preocupa". Algunas per-
sonas desarrollan la capacidad para detener sus sueños atemorizantes y lue-
go darles rumbos más positivos y finales más felices.
Delaney sugiere una técnica para que uno tome control de algunos
sueños, en particular las pesadillas. En lugar de permanecer inmóvil o
correr lleno de terror perseguido por un monstruo, una fiera o un asesino
260 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

enmascarado, la persona puede enfrentarlo, derribarlo y quitarle la másca-


ra para ver quién es. También puede preguntarle: "¿Quién eres?, ¿qué quie-
res?, ¿de qué manera puedes ayudarme con este asunto?"
Escuche usted con atención todas las opiniones y considere con sere-
nidad las críticas y los reproches. Aunque puede defenderse, no es conve-
niente que dañe al atacante, ya que es una parte poco consciente de usted
que quiere ayudarlo de alguna manera. También puede entrar —con la ima-
ginación— a la mente de tal o cual personaje para compartir su manera de
ver, y de resolver, las situaciones que a usted le preocupan.
En general, los sueños son mensajes existenciales que brotan del pro-
pio interior. Cada elemento, imagen o símbolo es una expresión disfraza-
da del mismo soñador; aparecen los aspectos que se mantienen disociados
y proyectados. El mismo sueño se repite cuando alguien no atiende un
mensaje importante y está paralizado ante una situación sin hacer nada.
El sueño vuelve una y otra vez hasta que la persona se detiene y logra en-
tenderlo.
Procure usted hacer suyos los aspectos de su personalidad que mantie-
ne bloqueados y le son poco conocidos. Necesita conocer y aceptar las áreas
y funciones de su organismo que están dormidas, como anestesiadas. Si re-
cupera las energías proyectadas, podrá actuar con mayor entusiasmo.
Los símbolos oníricos se interpretan bien cuando usted les encuentra
un sentido personal, está dispuesto a cambiar y obtiene de ellos algunas
pistas para vivir de manera más constructiva. Las personas que no los tie-
nen en cuenta suelen caminar medio dormidas, sin rumbo claro en la vi-
da, las interpretaciones incorrectas las dejan deprimidas, desilusionadas y
confusas.
Los individuos manifiestan alienación cuando no se reconocen en al-
gunos símbolos que aparecen en sus sueños, como animales salvajes, obje-
tos en ruinas y cosas por el estilo. Se dicen: "Eso no soy yo, es otra perso-
na". La técnica terapéutica apropiada para que usted recupere los aspectos
disociados consiste en representar, a modo de un pequeño drama, los prin-
cipales personajes y objetos que aparecen en sus sueños.
Los sueños que contienen una carga emocional intensa (angustia, ale-
gría, miedo, enojo, etcétera) se prestan mejor al manejo terapéutico, lo
mismo que las pesadillas, los sueños repetitivos y los que muestran algún
asunto incompleto (pendiente de solucionar). En la psicoterapia gestalt se
utilizan las técnicas que explicamos a continuación.
LA IDENTIFICACIÓN 4- 261

La narración en el presente

Reviva su sueño, con todos los detalles, como si estuviera sucediendo de


nuevo aquí y ahora. Usted lo narra utilizando el tiempo presente, por ejem-
plo: "Veo, siento, escucho, me persiguen, corro, etcétera". Su principal la-
bor, como su propio psicoterapeuta, consiste en mantener la atención en-
focada en el presente y frustrar cualquier intento por salir de eso.
Ayuda mucho que usted tenga pleno contacto consciente con los sen-
timientos, sensaciones, impulsos y movimientos que brotan de su orga-
nismo cuando narra algún aspecto de su sueño. Mientras soñaba, usted
permanecía fuera del contacto sensorial con la realidad y no podía mover-
se, lo cual que no sucede mientras está despierto.
Preste atención a su propio interior y vea cómo se siente. Más adelan-
te, trate de ver si sus sentimientos han cambiado; además, empéñese en
descubrir qué situación o qué persona hace que usted tenga tensiones y
quién le provoca el dolor de cabeza o le produce un nudo en el estómago.
Necesita solucionar estos conflictos, como veremos más adelante.

La identificación

Coloque dos cojines (o dos sillas) en el centro de una habitación y siénte-


se en uno de ellos, como explicamos en el capítulo 10; a continuación, co-
loque en el cojín de enfrente algún elemento importante de su sueño, por
ejemplo: el toro bravo que pisotea furiosamente el suelo. Luego describa
en voz alta las percepciones, sentimientos y fantasías que tiene frente al
animal.
En seguida cambie de cojín y diga: "Ahora conviértete en el toro y di-
me cómo te sientes". Usted inicia el diálogo desde el otro lado, utiliza la
magia de su imaginación y se convierte realmente en las partes de su sue-
ño porque se identifica con ellas, sin preocuparse de que esto pueda pare-
cer poco lógico. Como toro, puede decir: "Estoy muy furioso, quiero las-
timar, veo todo rojo, etcétera".
La comprensión adecuada del sueño requiere que usted esté anclado en
el presente y se deje fluir con las sensaciones corporales del momento. Sin
esto, el diálogo se tornará demasiado racional y vacío de sentimientos, lo
cual no tiene nada que ver con una terapia. Cuando haya expresado una
parte de sus sentimientos, identificándose bien con un aspecto del sueño,
regrese a su sitio inicial y desde ahí resuma el mensaje del toro: "Tú me di-
262 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

jiste tal o cual cosa". Respóndale de la manera más espontánea que pueda;
después cambie de sitio y vuelva a ser el toro, y así por el estilo, hasta que
se sienta satisfecho. Como toro, también puede patear el suelo, mover el
cuello, bufar, etcétera.
Luego coloque otro elemento del sueño en el lugar del toro, para con-
tinuar el diálogo entre las nuevas polaridades, hasta que haya una com-
prensión completa entre ellas. De este modo, vaya manejando todo el sue-
ño hasta que haya asimilado e integrado los dos puntos de vista y quede
tranquilo.
Después de jugar a ser el toro (o el león o el monstruo) de sus pesadi-
llas, la persona siente que ha recuperado su fuerza, su capacidad para eno-
jarse, la tenacidad para luchar por sus derechos y la alegría de estar vivo.
Mediante la identificación, usted se transforma realmente, de modo
imaginario, en la cosa, el animal o el personaje que aparece en sus sueños.
Después de haber representado los elementos del sueño se siente entu-
siasmado, activo y lleno de energía, mientras que desde el otro lado, al
principio, estaba confuso, apático o deprimido. Había proyectado en esos
símbolos algunos aspectos importantes de usted.
Al final del ejercicio, ha recuperado el entusiasmo, la fuerza y la vitali-
dad. Cada fragmento del sueño es un pequeño aspecto de las estructuras
y energías de su yo. En su conjunto, forman un todo más fuerte, una per-
sonalidad más natural, real y vibrante.

El diálogo entre las partes

Es importante que la persona separe algunos aspectos de su sueño y tenga


encuentros verbales entre ellos, que construya un guión o libreto entre las
partes opuestas y que a continuación establezca diálogos entre ellas. Los
opuestos pueden ser el soñador y un aspecto de su sueño, dos aspectos del
sueño, dos partes del soñador, etcétera. Cuando se eligen bien las partes,
casi siempre empiezan peleándose entre ellas. La persona muestra posturas
corporales, gestos, resonancias emocionales y perspectivas conscientes
muy distintas desde cada lado.
Con frecuencia, los sueños reflejan las dimensiones emocionales que
nos preocupan respecto a una situación particular, como sentirnos (y ser)
seguros o inseguros, cariñosos o iracundos, solitarios o cercanos, confiados
o desconfiados, activos o pasivos, atractivos o poco atractivos, entre otras.
iQUÉ FALTA EN LOS SUEÑOS? 4, 263

Trate de mantener activo el diálogo entre las dos partes, subrayando e


intensificando los distintos sentimientos e intenciones de cada una de
ellas. Como ya dijimos, los aspectos del sueño son proyecciones parciales
de la propia personalidad; sin embargo, cuando hay lados inconsistentes y
contradictorios, la energía del organismo se desperdicia en juegos de au-
totortura. Lo típico es que una parte acusatoria y cruel atormente a otra
débil, sensible y quejumbrosa: el juez severo contra el niño inseguro, o la
parte que quiere decidir y la que tiene miedo.
Como ya explicamos, con el fin de facilitar el diálogo entre las partes
opuestas, siéntese en un cojín para representar una de las partes. Luego
cambie de sitio y siéntese en el cojín opuesto para actuar otro aspecto de
su sueño. Al principio, notará que tiene diferente voz, postura, gestos y
sentimientos de uno y otro lado; sin embargo, poco a poco usted irá com-
prendiendo y aceptando las diferencias. Al final, logrará unificar e integrar
esas polaridades. Con esto, termina la lucha inútil y será una persona más
integrada y armoniosa. Al ser una persona más integrada y armoniosa, us-
ted podrá contar con energías renovadas para atender las circunstancias de
su vida diaria,
En caso de que alguien no recuerde sus sueños, puede establecer un
diálogo con los que le faltan o fabricar alguno que desearía tener; además,
es posible establecer diálogos con las fantasías que tiene. También puede
representar los gestos y movimientos de los animales, objetos o personajes
de sus fantasías, a modo de un psicodrama.

¿Qué falta en los sueños?

Conviene que usted preste atención a lo que falta en el sueño y no sola-


mente a lo que está presente. Lo que falta en los sueños puede indicar
algo importante que tampoco está presente en la vida diaria, es decir, los
rasgos y energías propias que no ha sabido aprovechar, que constituyen
"huecos en la personalidad" (Daniels y Horowitz). Por ejemplo: una mu-
jer sueña que su marido conduce un automóvil por un camino lleno de
precipicios, mientras ella y la amante de él están sentadas en el asiento
de atrás. Su sueño muestra su falta de iniciativa para dirigir su propia vi-
da; se deja llevar por su marido (lo mismo que la amante), de modo pasi-
vo y peligroso. No se atreve a dirigir su propia vida, lo cual la llena de an-
gustia e inseguridad; le falta tomar sus propias decisiones, en lugar de que
su marido las tome por ella.
264 4. MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

De modo parecido, en los sueños depresivos no hay luz, ni color, ni es-


pacios abiertos. Una mujer sueña que no tiene piernas porque las utiliza
muy poco; otra persona sueña una casa sin cimientos, techo o puertas. En
efecto, está encerrada en sí misma, a merced de todos los que la rodean,
sin metas ni valores propios. Durante sus pesadillas, ciertos individuos sien-
ten que no pueden correr ni gritar mientras los persigue una fiera. Algu-
nos laberintos no ofrecen salida alguna; sin embargo, la verdad es que
siempre podemos encontrar algunas soluciones y actuar de manera inme-
diata para resolver los problemas de nuestra vida.
Cuando alguien se aproxima a los aspectos menos conocidos de su per-
sonalidad, siente ansiedad o temor; imagina catástrofes o piensa que se es-
tá volviendo loco, pero esto lo va superando. Un adolescente sueña que
conduce un auto sin frenos, a toda velocidad, por una carretera muy peli-
grosa. En su vida real, no se detiene lo suficiente para pensar antes de ac-
tuar, sino que se deja llevar por sus impulsos (y por las drogas), lo cual
puede ser peligroso. En otras palabras, se la pasa en el acelere y la loca.
A ese joven inteligente e impulsivo le corresponde determinar cuáles
serán sus estudios, su ocupación futura o la pareja que le conviene, tal vez
con la ayuda de algunos consejeros capaces. Cada individuo es responsa-
ble de satisfacer las necesidades emocionales que aparecen en sus sueños y
de continuar su desarrollo personal durante toda la vida.

El trabajo corporal

Desde una perspectiva más amplia, los sueños son mucho más que una
simple proyección. Según Polster y Polster, manifiestan la situación real
del individuo y son un escenario útil para reactivar el contacto de la per-
sona consigo misma y con el mundo que le rodea. En el manejo de sue-
ños, hay experiencias atemorizantes, felices, concretas, confusas, conmo-
vedoras, etcétera.
Antes de empezar a manejar e interpretar sus sueños, le conviene a us-
ted observar los sentimientos y sensaciones corporales que tiene en este
momento. Advierta cómo se siente y preste atención a su realidad interna.
En su trabajo con los sueños, vaya percibiendo cualquier cambio en las
sensaciones corporales y en los sentimientos y trate de averiguar qué hay
detrás de ellos. Por ejemplo: ¿qué (o quién) influye para que usted tenga
tensiones en sus hombros?, ¿quién le provoca dolor de cabeza o le produ-
LAS SITUACIONES INCOMPLETAS + 265

ce nudos en el estómago?, ¿qué palabras no dice o qué decisiones no se


atreve a tomar?
A medida que alguien reconoce su relación personal con las distintas
partes del sueño, roma mayor conciencia de su propia realidad psicocor-
poral. Presta atención a lo que acontece dentro de su organismo: tensiones
musculares, respiración, tono de voz, gestos y posturas, etcétera. Va expre-
sando sus estados de ánimo mediante palabras, gestos y movimientos corpo-
rales. Para que fluyan mejor las emociones frenadas, le conviene intensificar
los gestos motores espontáneos y las expresiones faciales que brotan. Por
ejemplo, cuando una persona hace el ademán de golpear, el terapeuta le
puede preguntar: ¿a quién deseas golpear? Obtenida la respuesta, coloca
con su imaginación a esa persona en un cojín y luego le da golpes para
descargar su ira hasta que se sienta satisfecho. También puede abrazar
el cojín, alejarlo, patearlo, etcétera. La persona que sueña con un perro ra-
bioso puede gruñir, ladrar, hacer gestos amenazadores o morder el cojín,
etcétera.
Los que han logrado asimilar sus aspectos disociados y proyectados, ex-
perimentan intensas sensaciones de alivio, mediante experiencias parecidas
a la iluminación; reconocen sus contradicciones internas, como la agresi-
vidad y la ternura que llevan (al mismo tiempo) en su interior. Esto les
abre camino a otras experiencias de integración y a contactos emocionales
más abiertos y espontáneos con personas que valgan la pena.

Las situaciones incompletas

Los sueños también indican asuntos pendientes y situaciones incompletas,


por ejemplo: el empleado que se tragó el enojo cuando su jefe lo regañó
sueña que se pelea con él y le dirige insultos. Conviene iniciar un diálogo
con los personajes a los que supuestamente les debemos algo o que ellos
nos deben algo. Muchas personas no pudieron despedirse bien, en una si-
tuación de divorcio, separación o muerte súbita de personas muy queridas,
por lo que arrastran asuntos pendientes.
Los ausentes aparecen con frecuencia (y siguen muy vivos) en los sue-
ños y las pesadillas. Si usted desea desahogarse, puede platicar sus sueños
más inquietantes a un amigo comprensivo e inteligente, o con un psicote-
rapeuta, con el propósito de explicar los sentimientos frenados que toda-
vía guarda en su interior hacia personas que no están cerca.
266 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

La técnica de establecer diálogos con las personas ausentes o con los


difuntos es una buena solución para los sueños repetitivos; además, con-
viene tomar conciencia de las expresiones corporales que revelan una co-
municación con el ausente, por ejemplo: los suspiros y las miradas desen-
focadas que los dolientes dirigen hacia arriba. Ya explicamos estas técnicas
con mayor detalle en el capítulo 10, al hablar de las despedidas y los con-
flictos emocionales.
El resentimiento acompaña las situaciones incompletas más típicas: el
hombre y la mujer que buscan venganza siguen atacando imaginariamen-
te a otro individuo; para ello, reactivan una y otra vez el recuerdo de al-
guna herida que aconteció hace tiempo, a pesar de que tal vez no fue tan
grave ni tan deliberada. No se atreven a resolver la situación, ni la aclaran,
ni quieren perdonar; se parecen a un perro que no suelta a su presa. Según
Perls, la culpa es el propio resentimiento que proyectamos hacia otro in-
dividuo.
La condición para que el resentido entienda a la otra persona es que se
ponga en su lugar y trate de comprender sus puntos de vista. Para lograr
esto, debemos establecer un diálogo imaginario entre las partes, utilizan-
do la técnica de los dos cojines. Cada ser humano cuida sus intereses, tie-
ne sus sentimientos y se comporta del mejor modo que puede. En la ma-
yoría de los casos, al fin de cuentas, ninguno de los dos le debe nada al
otro. Si a usted lo engañaron, aprenda la lección de cuidarse mejor la si-
guiente vez. No es provechoso que usted siga confiando en cualquiera.
La situación se completa cuando la persona es capaz de perdonar y lo-
gra desprenderse del rencor hacia los demás. Entonces puede continuar su
camino, rodeada de gratitud hacia la vida, con mayor frescura emocional,
liberada del peso muerto de sus emociones estancadas, como el resenti-
miento, la depresión y la culpa.
Según Fromm, no sólo es más poderosa nuestra imaginación dur-
miendo que en la vigilia; también las tendencias innatas a la salud y la fe-
licidad a menudo se afirman con más fuerza mientras dormimos que
cuando estamos despiertos.
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