Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Método de
psicoterapia corporal
para integrar
las emociones y el cuerpo
Ir
EDITORIAL
PAX MÉXICO
EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIAN
Amigo lector:
La obra que usted tiene en sus manos es muy valiosa, pues el autor vertió en ella
conocimientos, experiencia y años de trabajo. El editor ha procurado dar una
presentación digna a su contenido y pone su empeño y recursos para difundirla
ampliamente, por medio de su red de comercialización.
Cuando usted fotocopia este libro, o adquiere una copia "pirata", el autor y
el editor dejan de percibir lo que les permite recuperar la inversión que han
realizado, y ello fomenta el desaliento de la creación de nuevas obras.
Primera edición
ISBN 13 dígitos: 978-968-860-812-8
ISBN 10 dígitos: 968-860-812-2
Reservados todos los derechos
Impreso en México / Printed in Mexico
Indice
Prefacio vii
CAPÍTULO 1. La psicología de la experiencia del cuerpo 1
Es dificil conocernos a nosotros mismos 2
Diferencias entre el yo y el propio yo 5
Aspectos de la propia imagen corporal 10
CAPÍTULO 2. Personalidad: rasgos, estructuras y energías 17
Las estructuras de nuestra realidad cuerpo-mente 19
Los niveles de energía del organismo 24
CAPfTULO 3. Estrés, neurosis, y mecanismos defensivos 29
Estrés 29
Aspectos generales de la neurosis 31
Mecanismos defensivos de la neurosis 34
Modelo estructural de la neurosis 38
Armadura de la personalidad 44
Lectura corporal y evaluación psicocorporal 46
CAPÍTULO 4. Postulados clínicos de la psicoenergética 51
Características de los rasgos neuróticos 52
Los neuróticos no se comprenden a sí mismos 53
Atención dirigida y conciencia imaginativa del propio
organismo 56
Dolor y pensamientos automáticos 61
La liberación emocional 65
Miedo a la libertad 71
CAPÍTULO 5. Las emociones humanas y la inteligencia emocional 75
Las emociones humanas 76
La inteligencia emocional 80
El cultivo de las emociones positivas 82
Para disfrutar una vida emocional sana 85
CAPÍTULO 6. Las máscaras y los juegos neuróticos 89
La psicología del vestido 89
iv + ÍNDICE
manda de especialistas bien capacitados. Por otra parte, las personas inte-
resadas en disfrutar una vida más saludable y creativa necesitan conocer las
ventajas que ofrece la psicoenergética, en comparación con otras alternati-
vas de crecimiento personal.
Mediante la psicoenergética, las personas entran en contacto con ellas
mismas, se liberan de sus malestares y ensayan nuevas maneras de mirar,
ejercicios de respiración, fantasías dirigidas, control de los pensamientos,
móvimientos expresivos y varios estilos de masaje. -Todo ello tiene él pro-
pósito de eliminar los bloqueos energéticos del organismo, asimilar los
eventos traumáticos y superar las situaciones incompletas.
Después de un proceso de exploración personal, más o menos prolon-
gado, mejoran la opinión que tenían acerca de sí mismos y disfrutan una
personalidad más integrada; además, se proponen y van realizando algu-
nas metas personales, son capaces de iniciar y continuar relaciones de
amistad y amor que son más espontáneas, libres y satisfactorias, y pueden
desempeñar actividades que requieren más iniciativa y creatividad, por lo
cual están mejor remuneradas.
Empleo términos parecidos a los de la ciencia-ficción para decir que es-
te libro —de tecnología psicológica aplicada— es un manual básico de ope-
raciones, mantenimiento y reparaciones para humanos de las series 2001
en adelante, que ahora pueblan las ciudades de la Tierra.
En mi opinión, una de las fronteras de la investigación en el siglo XXI
seguirá siendo la exploración de los recursos y los límites de las personas y
de las sociedades humanas, junto con el continuo incremento de los nive-
les económicos, culturales y tecnológicos.
Espero que se sigan abriendo nuevos caminos para desarrollar la intui-
ción, la inteligencia, la sensibilidad, la pasión y la auténtica comunicación;
de esta manera, los humanos podremos salvar nuestra esencia más íntima.
A cada uno de nosotros nos corresponde hacernos cargo de la naturaleza,
de los demás seres vivos y de nuestros semejantes (en particular de los más
desprotegidos).
Cuando se hayan agotado los recursos de la Tierra, la humanidad co-
lonizará otros planetas y abandonará estas ciudades; sin embargo, en el fu-
turo inmediato habrá que transformarlas con el fin de que sean lugares
más adecuados para sustentar la vida y para que en ellas podamos disfru-
tar más plenamente la salud, la alegría y la paz.
Estimado lector: siéntase libre para leer estas páginas en el orden que
guste; procure ser creativo y aproveche el material como más le convenga;
confíe en su sabiduría y experiencia; tome iniciativa y atrévase a improvi-
x + PREFACIO
sar; ensaye (y recomiende a otras personas) los ejercicios que le sean más
provechosos. Si algo no le funciona bien, intente otra cosa y continúe
aprendiendo todos los días de su vida, con o sin profesores.
Dedico este libro a mi esposa Mercedes y a mis hijos, Alejandra y Ro-
berto.
Capítulo 1
La psicología de la
experiencia del cuerpo
todas nuestras potencialidades para llegar a ser nosotros mismos, con fide-
lidad plena a la propia esencia.
Por su parte, los modernos sistemas de psicoterapia: bioenergética, ges-
talt, rolfing, feldenkdrais, bioinformación (biofeedback), programación
neurolinguística, etcétera, postulan que la personalidad completa (el ver-
dadero yo) coincide con el propio organismo. Les interesa el funciona-
miento saludable del organismo humano en todas, sus dimensiones y han
disenado tecnicas para aliviar la depresion, la angustia y las alteraciones
psicocorporales que son tan conocidas en la vida actual.
Los enfoques holísticos (integrados) de la psicoterapia nos advierten
que cualquier función humana se relaciona con las demás; por esta razón,
el buen desempeño de alguna de ellas (por ejemplo, la grata respiración
profunda) acrecienta el bienestar de toda la persona. De igual manera,
cuando se altera algún sistema del organismo, toda la personalidad se ve
afectada en su conjunto.
Este libro nos permite estudiar la psicoenergética, psicoterapia corpo-
ral que propone una evaluación inicial de la estructura de la personalidad.
A continuación, para superar los bloqueos y alteraciones (desarrollando el
propio yo) emplea la conciencia y el control de nosotros mismos, junto
con ejercicios apropiados. En estas páginas proponemos teorías y técnicas
originales e integramos importantes aspectos de otros enfoques psicológi-
cos, sociológicos y médicos contemporáneos.
En los capítulos siguientes describimos las estructuras y las energías
que conforman la personalidad, así como exponemos las mejores técnicas
para aliviar los malestares psicológicos y psicosomáticos que afectan a tan-
tos hombres y mujeres. La gente acostumbra llamarlos trastornos menta-
les, espirituales, emocionales y corporales, como si fueran cosas distintas.
En realidad, se trata de eventos interconectados que ocurren en el interior
del propio yo corporal.
Nota del autor: el español utiliza la palabra conciencia, de manera ambigua, para designar tanto la
conciencia moral como la capacidad de darnos cuenta. El inglés emplea dos palabras distintas:
conscience y consciousness. Nosotros usaríamos la palabra conciencia para lo segundo, pero es-
ta redacción no es común todavía. Nos permitirnos dejar constancia de que en todos sus libros,
el autor miliva la palabra conciencia solamente para la capacidad de darnos cuenta.
DIFERENCIAS EN TRE EL YO Y EL PROPIO YO + 5
En la Edad Media se creía que los humanos tenían un "yo" egoísta que lu-
chaba contra la perfección del alma. Los de abajo debían someterse de ma-
nera servil a las autoridades civiles y religiosas, quienes los presionaban a
luchar contra su "egoísmo" para así imponerles con mayor facilidad lo que
debían hacer, lo que supuestamente era bueno o malo.
Era necesario olvidarse del cuerpo y de uno mismo para "salvar" el al-
ma. Una oración medieval dice: "Que Dios conserve a los señores (los
príncipes y los obispos) y mantenga a cada quien (los siervos, los pobres y
enfermos) en su lugar". En las culturas opresivas, llenas de terror y angus-
6 + LA PSICOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DEL CUERPO
tia, que fabrican los poderosos —antiguos y modernos— los de arriba acu-
mulan inmensas riquezas a costa de la sumisión y explotación de los de
abajo. Desde siempre, estas culturas generan insatisfacción y violencia.
Según la tradición judeo-cristiana ancestral —y el machismo— las muje-
res tienen la obligación de cuidar el hogar y desvivirse por su marido y sus
hijos, de modo que no pueden decidir por ellas mismas, porque están sub-
ordinadas a su pareja y de alguna manera son su posesión. Mientras son
jóvenes, deben-procurar ser atractivas para conseguir marido, pero después
eso no importa. Tampoco es necesario que estudien gran cosa, porque a
los hombres cercanos (el padre, la pareja o los hijos) les corresponde man-
tenerlas.
Por el contrario, a los hombres les toca ser competitivos, fuertes y pre-
potentes, así como deben trabajar (dedicarse a los negocios, etcétera) para
sostener el hogar. Ellos son la suprema autoridad y supuestamente lo sa-
ben todo. No tienen por qué mostrar sentimientos, sino sólo de manera
ocasional a su pareja —sobre todo antes de casarse— y tal vez a sus hijos. Ne-
cesitan cultivar su inteligencia para tener éxito y sobresalir en todo lo que
puedan, además de esforzarse por ganar mucho dinero.
Estas tradiciones milenarias todavía enfrentan a los hombres y a las
mujeres de manera violenta e innecesaria. En nuestro país son comunes los
papeles sociales neuróticos complementarios de "macho" y "mujer sufri-
da". Con demasiada frecuencia, las mujeres y los niños son objeto de vio-
lencia y de maltrato familiar; además, las mujeres padecen discriminacio-
nes familiares y sociales de todos los estilos, por ejemplo: les pagan mucho
menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo.
De acuerdo con Jung, insistimos en que no es lo mismo tener un ego
—más o menos inflado, narcisista y egoísta— que haber desarrollado el pro-
pio yo. Por ego se entiende al yo impulsivo, infantil, falso y manipulador
(e incluso neurótico). A todos nos conviene controlar y superar al ego,
pues carece de metas autónomas y todavía no cuenta con niveles de con-
ciencia más elevados
El yo inmaduro es incapaz de generar opiniones propias, no se atreve
a desarrollar propósitos de superación personal que valgan la pena, se de-
ja llevar por el egoísmo, el miedo, la ira, la moda y las tradiciones, depen-
de de las reacciones y los juicios de los demás y le preocupa demasiado el
"qué dirán". El ego o falso yo es la parte inmadura que pretende sacar ven-
taja de los demás, utilizando máscaras sociales y juegos neuróticos mani-
puladores.
DIFERENCIAS ENTRE EL YO Y EL PROPIO YO 4- 7
ran tanto los impulsivos y mucho menos los destructivos. En privado nos
permitimos acciones que no se toleran en público.
Ciertos aspectos de la propia personalidad nos gustan, mientras que
otros nos preocupan e incluso nos atemorizan. Nos agradan ciertas cosas
de lo que en realidad somos, pero no nos sentimos cómodos con otras. En
el mejor de los casos, el verdadero yo es el centro de la mayoría de los pro-
_tesos mentales; agrupa lo que somos debido a nuestra genética, junto con
nuestrOsrnejoresTensamientoS. y sentimientos, y coincide con-la identidad
ideal: lo mejor de nosotros, en cuanto seres sociales, compasivos y cons-
cientes. Sin embargo, también tenemos algunos rasgos neuróticos.
Un importante aspecto de nuestro yo es el lenguaje verbal, que utiliza-
mos para explicar a los demás —y para explicarnos a nosotros— lo que de-
seamos y lo que somos. Necesitamos encontrar palabras adecuadas para
compartir con los demás nuestros sentimientos, opiniones e intenciones.
El lenguaje claro y directo puede ayudar mucho para evitar confusiones y
malentendidos cuando hablamos con los demás. En algunas personas, re-
lativamente maduras, los principales aspectos de su personalidad se armo-
nizan bien; por el contrario, otros individuos están sujetos a fuertes pre-
siones (internas y externas) que les originan malestares emocionales y
síntomas neuróticos.
En casos extremos, quedan fuera de control importantes aspectos per-
sonales, como la agresividad y la sexualidad. Cuando la percepción de la
realidad está muy alterada, surgen las alucinaciones. La identidad —la pro-
pia imagen corporal— se fragmenta y la persona ya no es capaz de recono-
cerse a sí misma. Los síntomas de despersonalización y de violencia abier-
ta aparecen cada vez con mayor frecuencia a medida que las sociedades se
tornan más competitivas, deshumanizadas y violentas.
pa mucho el qué dirán y perciben afuera —de manera falsa— algunos as-
pectos de su propio organismo, por ejemplo: cuando se imaginan que los
demás los rechazan y critican continuamente, proyectan en los demás su
temor a ser rechazados.
Nuestros conceptos acerca del bien y del mal se relacionan también
con los límites de nuestra personalidad; sentimos que es malo e inacepta-
ble lo que no concuerda con la imagen que tenemos acerca de nosotros.
Corno explicamosantes, podernos. desplazar fuera del organismo
impulsos y deseos que nos desagradan. Mediante la proyección, percibi-
mos falsamente, como si estuvieran fuera de nuestra piel, importantes reali-
dades que no nos atrevemos a aceptar como partes nuestras.
Los valores personales son creencias (opiniones) ancladas en reacciones
viscerales profundas; señalan lo que alguien juzga útil y conveniente para
su propia existencia como individuo en sociedad. Por supuesto que las per-
sonas neuróticas mantienen valores falsos. Así, las "mujeres sufridas" se
sienten culpables cuando anticipan alguna felicidad o tienen sensaciones
sexuales placenteras. Su estómago se encoge y ellas se repiten que eso es
malo; de manera automática, activan tensiones en el piso pélvico y los ge-
nitales y padecen colitis nerviosa, constipación, etcétera. Por su parte, los
"machos" se sienten incómodos con su compasión y ternura, porque te-
men ser "viejas"y "maricas", de modo que prefieren estar siempre tensos e
irritables.
Las fantasías y los sueños positivos nos llenan de energía y de esperan-
za. Al contrario, ciertas fantasías negativas equivalen a profecías de fracaso
que acaban por cumplirse. Hay jóvenes (hombres y mujeres) que se mi-
nusvaloran: se sienten poco inteligentes y se repiten que les va a ir mal en
la escuela; por esto mismo, se desaniman día con día, hasta que no sien-
ten ganas de estudiar. Abandonan la secundaria, la preparatoria o la uni-
versidad, porque se han convencido de que no sirven para eso.
Las esperanzas y los temores, relacionados con las opiniones que tene-
mos acerca de nosotros, determinan de manera importante nuestro futu-
ro. Conviene advertir que ninguna persona se va a mover en direcciones
que supone —con o sin razón— que son demasiado difíciles y complicadas;
sin embargo, algunas cosas, que al principio parecían difíciles, se nos faci-
litan con un poco de práctica.
Todos necesitamos activarnos y trabajar de manera constructiva (y bien
remunerada) para dar salida a nuestros anhelos y a nuestras energías crea-
tivas. De esta forma nos sentiremos útiles y valiosos. Los proyectos de su-
peración y desarrollo personal que nos atrevamos a emprender también
ASPECTOS DE LA PROPIA IMAGEN CORPORAL 4. 15
pueden llenarnos de entusiasmo. Las personas que no saben qué hacer con
su tiempo se sienten mucho mejor cuando deciden ocuparse en algo pro-
vechoso, como emprender un viaje, aprender algún idioma, leer un libro
o conocer alguna persona alegre e interesante.
Capítulo 2
Personalidad: rasgos,
estructuras y energías
Nivel 4 Nivel 5
_ .-
Pensamiento- liuminatión
,.
ímaginacion Conciencia pura
Conciencia corporal Empatía
Autoimagen corporal Intuición
Percepciones
Estrés
Las personas que ignoran el estrés desarrollan problemas de salud física y
alteraciones emocionales crónicas que limitan la calidad de su vida. El es-
trés produce enfermedades cardiovasculares e infartos y es la causa más co-
mún de muertes prematuras en los países desarrollados.
Los datos de Holmes y Rahe demuestran que existe relación directa en-
tre las presiones psicológicas y las enfermedades. Las reacciones individua-
29
30 + ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS
les frente a las presiones tienen mucho que ver con que se precipiten las
enfermedades psicosomáticas y los trastornos emocionales; sin embargo,
todavía se discute si los trastornos se deben a los conflictos que traen con-
sigo los cambios en el estilo de vida o —de manera principal— a la manera
como cada persona reacciona ante las situaciones estresantes.
Holmes y sus colegas diseñaron una escala para predecir y reconocer
los trastornos relacionados con las-presiones y tensiones psicológicas.-_n la-
escala se asigna un valor específico" para ca.di situación de cambio social.
Algún hombre o mujer corre el riesgo de presentar un trastorno psicoso-
mático severo en el curso de los próximos meses, en caso de que haya acu-
mulado más de 300 puntos, sumando los eventos que le acontecieron en
el plazo de un año.
A continuación presentamos ciertas situaciones de presión psicológica,
con puntos asignados a cada evento: muerte de la pareja e impacto emo-
cional, 100 puntos; divorcio, 73 puntos; muerte de un familiar cercano,
63; pérdida del trabajo, 47; cambios en la salud de un miembro de la
familia, 44; situación de embarazo, 40; nacimiento de un niño, 39; reubi-
cación en el trabajo, 30; hipoteca de más de $100 000, 31; problemas con
la familia política, 31; cambios en las condiciones de vida, 25; problemas
con el jefe, 23; cambios de residencia, 20; cambios en la recreación, 23;
cambios en los horarios de trabajo, 20; cambios en los hábitos alimenta-
rios, 15; vacaciones, 13, y época de navidad, 12.
Conviene .advertir que la lista no incluye otras importantes presiones
psicológicas propias de la vida en las ciudades actuales, como la contami-
nación por el ruido (y la ambiental), conducir un vehículo tres o más horas
diariamente y los efectos de una alimentación irregular y deficiente. Tam-
poco se menciona la aglomeración en la vivienda, en los sitios de trabajo
y hasta en las calles que transitamos; además, existen las presiones psico-
lógicas generadas por el clima de violencia, alcoholismo y miseria en mu-
chas familias. Un ejemplo son las experiencias de maltrato, violación y abu-
so sexual que sufren múltiples mujeres.
La vida actual está sujeta a numerosos cambios e incertidumbres que
impiden el sano crecimiento personal y limitan la creatividad, lo mismo
que la libertad, y la satisfacción emocional que obtendríamos de tener re-
laciones personales menos superficiales. En las grandes ciudades, muchas
personas se ocultan detrás de sus máscaras y roles neuróticos, por temor a
ser heridas si manifiestan sus verdaderos sentimientos e intenciones. La
ansiedad y la depresión se asocian muy claramente con el estrés.
ASPECTOS GENERALES DE LA NEUROSIS + 31
Figura 3.1 Mecanismos defensivos que separan de la propia imagen psicorporal impor-
tantes aspectos personales y desperdician las energías vitales (distintas formas de diso-
ciación). Los mecanismos 3 al 6 son cerebrales.
MECANISMOS DEFENSIVOS DE LA NEUROSIS 4- 35
más externa que cubre a los individuos. puede sugerirnos una apariencia
informal, incluso descuidada, o por el contrario manifestar un apego a la
moda del momento. Conviene apreciar los colores de la ropa, que son ale-
gres o sombríos, de buen o mal gusto. El vestido de todas las épocas acen-
túa algunas partes del cuerpo y oculta o disfraza otras.
Algunas personas usan ropa que correspondería a personas con mayor
peso y más volumen. Otras se visten para no llamar la atención, como si
quisieran desvanecerse y ocultarse. Las prendas de vestir, incluidos los za-
patos y los demás accesorios, pueden transmitir mensajes falsos; así, una
persona tímida puede utilizar prendas de vestir de colores vivos y llamati-
vos. A su vez, se supone que las personas que utilizan ropa cara tienen mu-
cho dinero, son sofisticadas, etcétera.
Es típico que las personas neuróticas utilicen máscaras para darnos una
falsa impresión. Las máscaras incluyen gestos faciales y posturas estereoti-
padas y rígidas, acompañadas de frases vacías y superficiales. Es verdad que
todos cambiamos nuestros gestos y vocabulario de acuerdo con las situa-
ciones sociales y que varía el modo como nos comportamos en público y
en la intimidad; sin embargo, algunas personas representan habitualmen-
40 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS
fante tienen estrecha vinculación con los objetos; en primer lugar, existe
intensa unión con el cuerpo de la madre.
El infante se siente atraído a su madre para satisfacer sus necesidades de
supervivencia y debido a la necesidad psicológica de contacto físico; encuen-
tra en ella el calor y el alimento y una sensación de cariño y apoyo. Para el
infante, el cariño consiste principalmente en el placer de su estómago sa-
tisfecho y en las gratas "sensaciones- de la piel de todo su-cuerpo originadas
-por ercontácto- de su cuerpo -desnudo con el pecho de su madre.
Conviene recordar que la calidad y la cantidad del contacto afectivo de
un niño con su madre puede ser muy distinto del que reciben otros niños.
Cuando la primera persona cercana al infante, que por lo general es su
madre, no genera suficiente protección, la percepción de los objetos, por
parte del niño, llevará en sí un elemento de alejamiento y de evitación.
Desde el momento de nacer existen diferencias genéticas observables
relacionadas con la reactividad impulsiva de los infantes y con sus capaci-
dades de movimiento y de percepción; sin embargo, de acuerdo con las
investigaciones actuales, los contactos iniciales con los padres y con los de-
más familiares cercanos determinan si la energía psíquica del niño será
dirigida hacia el exterior o si debe dirigirse predominantemente hacia el
interior (extroversión e introversión).
Algunos adultos perciben el mundo como atemorizante debido a que
lo miran con un clima de sensaciones viscerales (y emocionales) desagrada-
bles. Los contactos angustiosos, fríos, depresivos y agresivos por sus pa-
dres, demás familiares y maestros les generaron —cuando niños— fuertes
defensas contra el contacto íntimo. Encapsulan al niño lo mismo que a los
adolescentes y a las personas adultas y los centran en la percepción dolo-
rosa del propio cuerpo. A su vez, los neuróticos se encierran en sí mismos.
El acortamiento de las vibraciones y ritmos vitales limita la expresión
de la personalidad individual por medio de movimientos, sentimientos y
pensamientos espontáneos, más alegres y creativos. Como resultado, ma-
nifiestan una capacidad limitada para gozar la vida y percibir el mundo co-
mo divertido y lleno de posibilidades. Como dijimos, los sentimientos, las
sensaciones viscerales y los movimientos que acompañan la percepción se
disfrutan más y son más alegres cuando han sido positivos los contactos
con las demás personas, sobre todo en la infancia y la niñez.
44 4- ESTRÉS, NEUROSIS Y MECANISMOS DEFENSIVOS.
Armadura de la personalidad
La tensión muscular es uno de los principales mecanismos que los huma-
nos utilizamos para controlar nuestros impulsos y emociones indeseables
y para bloquear la energía vital de nuestro organismo.
Reich introdujo el concepto de "armadura del, carácter" a la psicotera-
pia contemporánea. La armadura -de tensiones frena la energía del orga
nismo y del orgasmo: además de impedir que muchos hombres y mujeres
lo disfruten, contribuye a mantener ideologías políticas y religiosas inflexi-
bles y fanáticas. Mediante su pesada armadura oxidada, las personas anes-
tesian sus impulsos y sentimientos y creen que de esta manera soportan
mejor las presiones del mundo exterior; sin embargo, lo único que logran
es aislarse de la vida.
La coraza se relaciona con algunos conflictos familiares importantes
ocurridos durante la niñez y también refleja otros traumas y problemas pos-
teriores. Está formada por siete anillos o segmentos de tensiones muscula-
res bien establecidas que bloquean las energías —en sentido transversal— a
distintas alturas del cuerpo:
a. El segmento ocular, en sus tensiones establecidas, contiene expre-
siones congeladas de terror, rabia y llanto. Este segmento incluye las
tensiones musculares de las áreas cercanas a los ojos y las de la fren-
te, que puede quedar siempre arrugada por la preocupación.
b. El segmento oral incluye también las tensiones de la mandíbula,
con los impulsos frenados de morder, chupar, etcétera.
c. El segmento del cuello incluye no solamente la musculatura de esa
región, sino también las tensiones de los hombros, las cuales limi-
tan las funciones de tragar y vomitar. La tráquea también puede
quedar oprimida. En este segmento se frenan algunas manifestacio-
nes emocionales, por ejemplo: los sollozos y los gritos.
d. El segmento del tórax incluye los músculos intercostales y la fun-
ción respiratoria. Debido a la neurosis, la capacidad respiratoria es-
tá disminuida, lo cual provoca una disminución de la vitalidad en
todo el organismo.
e. El segmento diafragmático. Cuando el músculo del diafragma está
contraído, se interrumpe el componente abdominal de los movi-
mientos respiratorios, por lo cual el individuo tiene poca conciencia
de los impulsos y las sensaciones que se originan abajo de la cintura.
ARMADURA DE LA PERSONALIDAD 4. 45
ríficos, como: "tienes una depresión endógena grave", "eres una esquizo-
frénica", etcétera, sin hacer nada al respecto.
Figura 3.3 Algunas posturas: cargada hacia arriba (A), cargada hacia abajo (B), sumisa y
responsable -masoquista- (C), débil y dependiente (D), rígida (E).
bemos que la culpa intensifica los malestares de ese tipo, como los de la
úlcera gástrica.
Cuando se dice a los niños que son malos, sucios y tontos, la mayoría
de ellos ni siquiera puede dudar de que son algo distinto de lo que sus pa-
dres, amigos o maestros afirman de ellos. Los niños quieren y confían en
esas personas y no se imaginan que puedan dañarlos con opiniones dema-
siado severas y distorsionadas. Por otra parte, su cerebro no ha madurado
lo suficiente para evaluar, de modo lógico, la falsedad de esas frases; no las
distingue tampoco como mensajes hirientes.
Las frases negativas quedan ligadas a la imagen corporal y forman par-
te de las opiniones que la persona tiene acerca de ella misma. Algunas de
esas frases, gestos o miradas son como maldiciones a largo plazo o como
bombas calculadas para estallar mucho tiempo después, las cuales pueden
paralizar a la persona en el momento menos oportuno, por ejemplo: los pa-
dres que le dicen a su hija que es una perdida y que pretende acostarse con
cualquiera, antes de que pueda imaginar siquiera lo que es una relación se-
xual; también le dicen que el sexo es malo y sucio.
Durante su adolescencia, esa persona nunca intenta algún acercamien-
to sexual directo. Más adelante, cuando llega el momento de la primera
relación sexual, refrendada con la aprobación de sus padres y con las de-
bidas ceremonias civiles y religiosas, se siente disgustada, culpable y mala.
Cabe esperar esto, porque desde antes de la pubertad estaba programada
para fracasar (tensarse y angustiarse) en sus relaciones sexuales.
Muchas personas están programadas para tener miedo al éxito, lo cual
sucede con mayor frecuencia en los países en desarrollo. Algunos indivi-
duos temen un castigo o una catástrofe si les va bien. No terminan de
aceptar la alegría de estar vivos, de tener amigos o de realizar bien su tra-
bajo e imaginan enfermedades, accidentes, catástrofes o castigos de Dios.
En nuestro país encontramos el fatalismo como un rasgo de personalidad
muy arraigado. Muchos proyectos ni siquiera son iniciados porque se con-
sidera que están condenados al fracaso.
El incesante mensaje de los músculos tensos mantiene fuera de la aten-
ción los recuerdos e impulsos desagradables. Cuando las tensiones y demás
bloqueos se van eliminando, son activados los procesos cognoscitivos. Se
perciben las imágenes y los recuerdos asociados con el dolor psicológico y
los aspectos proyectados y disociados son incorporados a la propia imagen
corporal.
Como advierte Plutchik, nadie puede salir de su depresión si no aban-
dona su postura corporal depresiva. La depresión y los demás estados emo-
64 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA
La liberación emocional
quicíante y llegan a pensar que son malas porque llevan dentro ira, miedo,
sensualidad, etcétera, lo cual les provoca sentimientos de vergüenza y culpa.
La salida del dolor psicológico no se distingue fácilmente de ciertos
dolores físicos, y es el precio difícil que algunas personas tienen que pagar
para recuperar su vitalidad emocional, la última barrera para aceptar el
placer de vivir la emergencia del dolor visceral. Junto con esto se reviven
algunas frases muy destructivas de personas cercanas, como: eres malo, na-
die va a quererte nunca, eres horrible, no mereces vivir, te odio, etcétera;
sin embargo, también tienen la posibilidad de aceptarse y de considerarse
buenos y valiosos, a veces por primera vez en su vida.
La psicoenergética no pretende un enfrentamiento inútil con las per-
sonas que lo han herido a uno. No se trata de ver quién tuvo la culpa con
el fin de buscar venganza; tampoco suele ser útil pedir explicaciones acer-
ca de situaciones ocurridas en un pasado remoto. A veces no es posible me-
jorar la relación con los padres y demás personas cercanas debido a una
distancia emocional que no es posible salvar. Otras veces las circunstancias
familiares han cambiado radicalmente: esas personas están lejos o fallecie-
ron.
Cuando algún hombre o mujer descarga —en el ambiente protegido de
la psicoterapia— el odio, el temor, el dolor o el resentimiento que no había
podido expresar, no daña a nadie. Después de la catarsis, se dan cuenta de
que tal vez sus padres —y otras personas— no eran malos. Como seres hu-
manos, a veces actuaban de modo limitado debido a su ignorancia y a su
neurosis. Repitieron los errores de sus padres debido a su educación fami-
liar y tenían malos ratos; además, no pudieron superar sus rasgos neuróti-
cos y se dejaron llevar por ellos.
También valoran los aspectos positivos y sanos de la relación con sus
padres y con otras personas. Su personalidad es más flexible, por lo que
también disfrutan la experiencia emocional de gratitud, que es un pro-
fundo aprecio y paz hacia ellos y hacia los demás seres humanos. Se pue-
den relacionar mejor con ellos porque ya no las ven a través de sentimien-
tos congelados y recuerdos dolorosos, sino mediante sus mejores senti-
mientos.
Una paradoja que ilustra las ventajas de la expresión emocional es que
para que una persona se sienta buena y valiosa no es necesario que otras
resulten malas y culpables. La verdad es que cada individuo es responsable
de su propio valor: a cada hombre y mujer le toca sentirse valioso, confiar
en sus cualidades y desempeñar sus actividades de la mejor manera po-
sible.
MIEDO A LA LIBERTAD + 71
Miedo a la libertad
Cuando estamos sanos y relajados, los humanos somos optimistas, nos so-
brevaloramos un poco y apreciamos nuestra personalidad, incluida nues-
tra apariencia física. Lo anterior contrasta con la neurosis, en la que la per-
sona reacciona de manera automática y predecible, utilizando juegos de
manipulación, como un robot que ha sido programado para realizar cier-
tas operaciones.
Como resultado de la psicoterapia corporal adecuada, la persona se
siente más alegre y con mayor capacidad para disfrutar el placer. También
se incrementan las emociones positivas relacionadas con la valoración y el
aprecio al propio yo. A medida que se elevan los niveles de la energía vi-
tal, cuenta con mayores capacidades de movimiento (corporal e intelec-
tual), por lo que empiezan a preformarse en su imaginación conductas que
antes no eran posibles.
Los antiguos condicionamientos y programas ya no están presentes y
ha cambiado la propia imagen de la personalidad. Las sensaciones que el
individuo tiene respecto a sí mismo y al medio que le rodea son diferen-
tes de las anteriores, más variables y menos predecibles. La realidad cir-
cundante ofrece nuevos ángulos y posibilidades. Las personas se compren-
72 + POSTULADOS CLÍNICOS DE LA PSICOENERGÉTICA
Lo mismo que cualquier otra persona, usted tiene derecho a sentirse feliz
y disfrutar plena salud (intelectual, emocional , física y social). A todos nos
conviene aprender a dar y recibir amor y cariño. Las emociones positivas, co-
mo la alegría, favorecen los movimientos corporales expansivos y la crea-
tividad; además, nuestra mente se amplía y se llena de posibilidades cuan-
do estamos inspirados y enamorados.
Debido a su dotación genética particular, cada individuo tiene un tem-
peramento distintivo; por eso y también debido a sus propias vivencias,
experimenta más a menudo ciertas emociones durante toda su existencia.
Hay personas optimistas o pesimistas, melancólicas o agresivas, aceleradas
o calmadas, etcétera. Algunas prefieren la novedad, mientras que otras son
más rutinarias. Como sabemos, algunas personas se minusvaloran y se
sienten deprimidas, aunque reciben buen trato de los demás.
Las fantasías e interpretaciones que elaboramos acerca de algún evento
particular influyen de manera notable en la intensidad y el tipo de emo-
ciones que nos invaden en cada momento. Por otra parte, las reacciones
emocionales varían en sintonía con las circunstancias alegres y gratas que
nos rodean, lo mismo que con las presiones, preocupaciones o desgracias
que experimentamos.
El cariño o su ausencia, junto con el grado y el tipo de estrés al que
alguien estuvo sometido en sus primeros años de vida, moldean la autoes-
tima y los sentimientos que los hombres y las mujeres tienen hacia sí mis-
mos y hacia el universo que le rodea. No es lo mismo disfrutar la convi-
vencia con padres alegres, cariñosos y entusiastas, que haber tenido un
padre alcohólico golpeador y una madre sufrida, resentida y depresiva. Lo
que una madre hace con sus hijos e hijas cuando son pequeños determi-
nará lo que sienten que son capaces de hacer como adultos.
Comparados con las emociones, los sentimientos humanos (superio-
res) son más estables, más nobles y no dependen mucho de las condicio-
nes que nos rodean. Entre ellos están el amor fraterno y la amistad que nos
75
76 + LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
mueven a tratar a los demás como queremos que nos traten: se dice del
mejor amigo que es otro yo. También tenemos el amor incondicional y el
deseo por la justicia social. Por su parte, la compasión (al estilo del Buda)
consiste en amar y tener cuidado de todos los seres vivos.
Cada familia, etnia y región del país ofrecen moldeamientos emocio-
nales y culturales diferentes, abiertos o represivos, optimistas o pesimistas,
etcétera. Como la educación escolarizada tradicional insiste en la memo-
rización rutinaria y en la lógica lineal, observamos que la vida emocional
de muchos individuos no se desarrolla de manera suficiente.
Las tradiciones y las costumbres de cada familia influyen en el des-
arrollo (y la represión) de ciertas expresiones y conductas emocionales,
particularmente durante la niñez. En muchas familias dan a los niños (y
niñas) los conocidos mensajes de: "no llores, no te rías, no te enojes"; ade-
más, se supone que los machos no lloran porque deben ocultar sus senti-
mientos, mientras que las mujeres sufridas no reflexionan. Por eso, se edu-
ca a las mujeres para que sientan de manera desmedida y se preocupen por
todo.
Como es natural, las familias —y las sociedades— que son violentas ge-
neran excesiva violencia entre sus miembros. Las tensas y aceleradas gene-
ran angustia, mientras que esos factores influyen mucho en la confianza o
el temor que sentimos en nuestras relaciones ordinarias con las demás per-
sonas.
oa.
rC
N
Remordi-
miento
A
es/
fi7
O
Figura 5.1 Las emociones primarias y secundarias, según Plutchick. Dos emo-
ciones básicas combinadas originan las secundarias. Por ejemplo, cuando la
tristeza se mezcla con la sorpresa, brota la desilusión.
78 + LAS EMOCIONES HUMANAS Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
cuerpo está siempre tenso y defensivo, listo para atacar, con el pretexto de
que solamente se defiende, pero en realidad se ha vuelto iracunda.
Cuando hablamos de una persona sarcástica, señalamos que el estado
emocional típico de ese individuo es la irritabilidad y el desprecio por los
demás. Por otra parte, la depresión. la angustia y el resentimiento no son
emociones pasajeras, sino trastornos emocionales que incluyen modos de
pensar y conductas habituales: las personas depresivas tienden a ver sólo lo
triste y negativo, aunque brille el sol.
El mismo autor opina que un importante aspecto del control emocio-
nal es el uso de patrones musculares. Para modificar o reducir la emoción
primitiva, podemos contraponer el patrón muscular de la emoción con-
traria. Por ejemplo, algunas mujeres sufridas lucen una sonrisa valiente
que pretende disfrazar sus penas.
También podremos controlar el enojo si anticipamos imaginativamen-
te las consecuencias drásticas de alguna acción violenta. Cuando es lo su-
ficientemente viva, la mera imaginación puede activar los patrones mus-
culares del miedo, por lo cual llegamos a sentir esa emoción.
Fromm distingue tres tipos de amor: el materno, el fraterno y el eróti-
co. El amor materno consiste en brindar cariño y protección a una perso-
na que uno percibe como débil y dependiente; sin embargo, las madres
deberían permitir la independencia de los hijos e hijas a medida que van
creciendo. El amor fraterno se basa en la creencia de que todos pertenece-
mos a la misma especie y somos semejantes, a pesar de las diferencias ex-
ternas, culturales, sexuales, etcétera. El ideal de algunas religiones es amar
a nuestros semejantes (y a todos los seres vivos) de la misma manera como
nos amamos a nosotros mismos.
El amor erótico incluye la atracción sexual hacia la otra persona, por
lo común del sexo opuesto; tiene los elementos de exclusividad y pose-
sión. No es posible estar enamorado de una persona y de otra al mismo
tiempo. Fromm advierte que el impulso sexual se puede activar con otras
emociones y no sólo con el cariño. Puede haber amores celosos, impa-
cientes, resentidos, melancólicos o alegres.
Además de estos tres tipos de amor, Fromm también menciona el amor
a nosotros mismos, que es un requisito indispensable para que podamos
amar a otras personas (y ser amados por ellas), y el amor a Dios.
Izard opina que cualquiera de las emociones humanas tiene tres mani-
festaciones distintas: a) un componente fisiológico que incluye la activa-
ción del sistema nervioso autónomo; por eso, las emociones van acom-
pañadas de cambios notorios en la respiración, la presión sanguínea, la
LAS EMOCIONES HUMANAS 1. 79
nicación masiva. Por otra parte, las mismas madres sufridas, con su "edu-
cación" y sus ejemplos moldean a sus hijas para que se sometan ante los
machos. También solapan a sus maridos alcohólicos y dan alas a sus pre-
potentes hijos machistas.
Un grave problema social es que muchas de ellas dependen de algún
hombre para su economía personal y en la mayor parte de las actividades
que realizan. Han desarrollado profundos sentimientos de impotencia an-
te un mundo opresor. Tratan de encontrar alguna seguridad sometiéndo-
se a la autoridad de sus padres, de su pareja, etcétera.
Las emociones negativas que perduran largo tiempo (ira, ansiedad, tris-
teza, frustración, etcétera) producen las mismas reacciones que experi-
mentan quienes se enfrentan a una gran emergencia o un grave peligro. El
sistema nervioso y las hormonas permanecen en estado de alarma, prepa-
rados para huir o luchar. Algunos estados emocionales nos permiten tomar
decisiones y llevar a cabo nuestros mejores proyectos, mientras que otros
nos angustian y paralizan.
La inteligencia emocional
La inteligencia social es la habilidad para comprender a los demás y rela-
cionarnos con ellos de manera amistosa, sea con hombres o mujeres, ni-
ños o niñas, pobres o ricos, etcétera. Por su parte, la inteligencia emocio-
nal (Goleman) es una variante de la inteligencia social: nos capacita para
Itomar conciencia de las emociones y sentimientos tanto propios como aje-
nos. Así, podremos distinguirlos y apreciarlos si conocemos su tipo y su
intensidad. También aprovechamos esta sabiduría —este nivel de concien-
cia emocional— para normar nuestros pensamientos y dirigir nuestras ac-
ciones de manera más creativa y eficiente.
La inteligencia emocional engloba cinco actividades. Usted puede
practicarlas todos los días durante algunos momentos, con el fin de ir des-
arrollándolas, a saber:
1. Conciencia de uno mismo: usted puede observar cuidadosamente su
interior, con el fin de reconocer sus sentimientos y emociones a me-
dida que van emergiendo.
2. 'uidado emocional: todos necesitamos manejar nuestra vida emo-
cional de tal manera que sea lo más constructiva y apropiada posi-
ble; para eso, nos conviene darnos cuenta de lo que hay detrás de
los sentimientos. Necesitamos encontrar formas de superar los mie-
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL + 81
mente lo que son, sin intentar persuadir de su bondad a nadie. Es más fá-
cil dar a una persona nutritiva, porque es menos demandante y aprecia lo
que recibe; también es más sencillo recibir de ellas, pues no queda uno ata-
do por la culpa, ni está obligado a pagar de ninguna manera.
Las personas tóxicas son manipuladoras y exhiben conductas y cuali-
dades opuestas a las de las personas nutritivas. Es típico que nos sintamos
mal después de cualquier encuentro con alguna de ellas; en efecto, inten-
tan llenar sus vacíos emocionales con detrimento de los demás: los ven
como simples medios para obtener sus fines, por lo cual abusan de ellos.
Asimismo, son absorbentes y se sienten insatisfechas en sus relaciones per-
sonales; carecen de tolerancia y se comportan de manera rígida, inflexible,
molesta y poco adaptable; no son capaces de respetar la libertad de los
demás y viven generando quejas y reproches; cuando surge algún conflic-
to y se enojan, amenazan con romper las relaciones de manera definitiva;
tienen poca capacidad para disfrutar de la vida y se "sacrifican" por los
demás, pero los hacen sentir culpables por sus malestares.
A dichas personas se les dificulta aceptar a los demás como son, por-
que son demasiado críticas; no aprecian las cualidades ni los atractivos
(propios y ajenos), sino que se dedican a ver defectos, carencias, problemas
y manchas; su insatisfacción profunda les impulsa a buscar compulsiva-
mente y a demandar de los demás cada vez más dinero, diversiones, obje-
tos materiales, sexo, alimento, alcohol y drogas.
Tales individuos tienden a rodearse de personas igualmente resentidas,
frustradas, fracasadas e infelices; se sienten inseguras y disgustadas cuando
encuentran personas felices, sanas y llenas de vida; no parecen darse cuen-
ta de que buscan ambientes mórbidos, deprimentes y rencorosos porque
les resultan reconfortantes; nos hacen un recuento interminable de sus
problemas y síntomas, y algunos llegan a inventar problemas y malestares
para que los demás les tengan lástima.
Sin embargo, la mayoría de ellos no son malvados, ni pretenden dañar
a los demás de manera deliberada. En su niñez y juventud tuvieron mu-
chos encuentros nocivos y quedaron lastimados emocionalmente; además.
utilizan manipulaciones y patrones de comportamiento que demuestran
escasa inteligencia emocional, a la vez que carecen de intuición y de crea-
tividad.
Cuando nos damos cuenta de que ciertas personas tóxicas nos hacen
sentir mal y nos dejan vacíos, es mejor evitarlas, en la medida de lo posi-
ble. Desde luego, no nos conviene mostrarles nuestra intimidad, porque
saldremos lastimados. De esta manera, quedamos libres para cultivar otras
PARA DISFRUTAR UNA VIDA EMOCIONAL SANA + 85
do o rechazado por esto; sin embargo, sabrá a qué atenerse y evitará mu-
r
chas cavilaciones inútiles. Por otra parte, muchas veces quien pide recibe
y al que toca le abren la puerta./
Según Simonov, las emociones negativas, como el miedo, no son tan
intensas cuando contamos con suficiente información para superarlas y al-
canzar nuestros propósitos de manera racional. Cuanto más sabemos, me-
nos tememos, por ejemplo: el niño que empieza a caminar siente miedo
cuando se cae, lo cual impide que corra de manera impulsiva y llegue a da-
ñarse. Más adelante, cuando aprende a caminar, se cae menos veces y des-
aparece gradualmente su miedo a correr y lastimarse.
Los niños sienten una mezcla de cariño, rencor y miedo cuando sus pa-
dres los castigan. Las situaciones complicadas activan dos o tres emociones
conflictivas. En esos casos, las personas están confundidas por sus reaccio-
nes fisiológicas y por las fantasías angustiosas que corren de modo desbo-
cado. Los músculos se preparan para la acción, pero otros mensajes emo-
cionales los paralizan. El estómago y el intestino se contraen y se frena la
respiración. En estos casos, les conviene respirar calmadamente y también
necesitan relajarse.
A veces, los pleitos y las discusiones son el único camino para ser es-+
cuchados, poner límites y evitar que los demás nos sigan lastimando. Si
nos sometemos y nos quedamos con el enojo, la única salida será la sumi-1
Sión forzada y resentida.
k Después de un pleito limpio, en el que ambas personas expresan sus
desavenencias de modo pasional, pero entendible y negociado, a veces bro-
ta la intimidad real acompañada de mutuo respeto y comprensión; sin em-
bargo, no siempre nos conviene manifestar el enojo directamente, porque
nos iría peor. Existen otros modos de desahogarnos sin lastimar a nadie.\
El deporte y el ejercicio físico son dos de los caminos preferidos por
muchas personas para sentirse mejor y eliminar sus tensiones; también po-
demos gritar y maldecir, de preferencia cuando estamos solos. Usted puede
golpear la cama con los puños cerrados, ahorcar un cojín, patear una pe-
lota, nadar o correr un poco. Algunos escriben una carta violenta dirigida
a la persona que provocó su enojo y luego la rompen.
No podemos aspirar a una vida emocional rica y placentera cuando nos
sentamos gran parte del día a ver televisión sin hacer nada más. Es mejor
iniciar o retomar actividades artísticas, culturales, deportivas y sociales, ca-
minar, etcétera, con el fin de alegrarnos y divertirnos. Si no hacemos na-
da por el estilo, nos sentiremos cansados y enjaulados y nos volveremos
irritables.
PARA DISFRUTAR UNA VIDA EMOCIONAL SANA + 87
tas. Como un mensaje social se intenta subrayar así la camaradería que de-
bería existir entre el hombre y la mujer. Detrás de esta tendencia en el ves-
tir están latentes nuevas actitudes —más flexibles y abiertas— respecto a la
masculinidad y la feminidad.
Hace algunas décadas provocaban escándalo las mujeres que fumaban
y usaban pantalones. La irritación de los hombres machistas en ocasiones
fue extrema y se sentían amenazados porque no se iba a distinguir tan fá-
cilmente entre las mujeres y los hombres. Por otra parte, al usar pantalo-
nes, las mujeres fueron adquiriendo conductas que antes se pensaba eran
exclusivamente masculinas, como la posibilidad de trabajar y tener mayor
independencia familiar y social.
El fenómeno del cabello largo, en los jóvenes de sexo masculino, tam-
bién provocó la ira en los sectores conservadores hace varias décadas. Se
temía que esos jóvenes adquirieran características femeninas. La belleza
física había sido considerada el privilegio de las mujeres. En la actualidad,
muchas mujeres llevan el cabello corto, lo cual ya no provoca tanto recelo.
Las prendas de vestir con marcas piratas copian, a bajo precio, las mo-
das y los nombres de los diseñadores famosos y a veces no se distinguen de
las auténticas. A las personas con menos recursos les ofrecen la oportuni-
dad (fuera de la ley) de dar la impresión de que tienen mucho dinero, son
elegantes y sofisticadas, e incluso de que pertenecen a las clases sociales
más privilegiadas.
En ocasiones, las prendas de vestir se utilizan para lograr una identifi-
cación rápida de las personas y se transforman en instrumentos de control.
Como instrumentos de control social existen los uniformes de los policías
y los militares, diseñados para dar una sensación de autoridad y fuerza;
además, aumentan el volumen del cuerpo, especialmente en el tórax, me-
diante charreteras, bandas, cintas, galones, condecoraciones, bolsas y bo-
tones dorados.
El uso de rifles, ametralladoras y pistolas (aunque estén enfundadas)
confiere a la policía la capacidad para intimidar a la población civil, a la
cual —por otra parte— se supone que protegen. Como parte de los unifor-
mes militares se utilizan también gorras, cascos y botas. Cuando algunas
personas se quitan el uniforme quedan reducidas a las dimensiones de un
individuo común y corriente, igual que pasa con otras que se quitan el sa-
co y la corbata. Algunos delincuentes utilizan uniformes de policías para
cometer sus fechorías, mientras que algunos policías corruptos los usan
para sus actos delictivos.
LA PSICOLOGÍA DEL VESTIDO + 91
4
4
Amor
Figura 6.1 Distintos estilos de manipulación. Las descripciones del círculo ex-
terno son neuróticas, mientras que las del círculo interno son adaptativas: así,
no es lo mismo el machismo que la franqueza.
presa de ella, es mucho más divertida y auténtica cuando se enoja que con
su cara de alegría artificial y vacía.
Cuando alguien se atreve a expresar los conflictos y sentimientos que
tenía bloqueados, otros miembros del grupo se conmueven, porque eso les
remueve recuerdos de situaciones parecidas. Cuando les toca pasar frente
al grupo, se encuentran más preparados para expresar de modo espontá-
neo sus verdaderas emociones. El terapeuta facilita las vivencias personales
e inicia experimentos y juegos grupales. Todo esto contribuye a descubrir
aspectos personales poco aparentes. Una vez que éstos emergen, los sigue
apoyando, para que puedan mantenerse en las interacciones sociales den-
tro y fuera del grupo. También procura que los nuevos rasgos y conductas
se incorporen e integren a la imagen corporal del individuo. Shostrom se-
ñala las siguientes formas de comunicación efectiva frente al grupo y du-
rante la psicoterapia individual:
1. Análisis interpersonal. El psicoterapeuta señala al individuo los pa-
trones y las conductas manipuladoras que utiliza en sus interven-
ciones ante el grupo, durante la terapia individual (transferencia) y
en su vida diaria.
2. Análisis de patrones de manipulación. Analiza verbalmente las creen-
cias, prejuicios y valores distorsionados que mantienen los patrones
de manipulación. También ayuda a la persona a que pueda encon-
trar nuevas actitudes y desarrolle otros valores —más auténticos— pa-
ra guiar su vida.
3. Reforzamiento. Apoya los comportamientos que son apropiados y
espontáneos dentro de un contexto social determinado; por otra
parte, censura los que son autodestructivos, agresivos, escapistas y
poco asertivos.
4. Autorevelación. El psicoterapeuta manifiesta a sus pacientes (y a los
miembros del grupo) algunos aspectos de su propia realidad emo-
cional y de su particular orientación ante la vida, para que otras per-
sonas del grupo se atrevan a hacer lo mismo.
5. Manejar el pasado. El terapeuta apoya a los participantes para que
recuerden y puedan revivir algunas experiencias negativas —situacio-
nes incompletas— de su pasado más o menos remoto. Junto con es-
to, colabora para que expresen las cargas emocionales congeladas
(depresión, resentimiento, etcétera) y así se liberen de ellas. Lo an-
terior les permite contemplar el presente con sano optimismo y re-
novada espontaneidad.
100 + LAS MÁSCARAS Y LOS JUEGOS NEURÓTICOS
Funciones de la inteligencia
Las frases negativas y acusatorias que algunos se repiten sin cesar provocan
serios desequilibrios emocionales acompañados de molestos síntomas
psicosomáticos. Las terapias conductuales que modifican el pensamiento
corrigen los errores del juicio y del raciocinio: logran resultados muy efi-
caces contra la depresión en unas cuantas semanas y sirven para eliminar car-
gas emocionales negativas, como la angustia y el resentimiento. Estos ma-
lestares impulsan a muchas personas hacia conductas impulsivas, por
ejemplo: abuso del alcohol y las drogas.
La terapia racional-emotiva de Ellis propone un esquema de ABC para
explicar cómo funciona el control del pensamiento. Según esto: A es la ex-
periencia desmoralizante, B es el sistema de pensamientos y creencias fal-
sas, y C son las consecuencias emocionales negativas que brotan de los pen-
samientos alterados. Por ejemplo, (A) el empleado llega cansado de su
trabajo y no saluda con amabilidad a su pareja, sino que responde distraí-
do o malhumorado ante su bienvenida. Con esto, la mujer se dice a sí mis-
ma (B) que no vale nada, que ya no es atractiva porque ha subido de peso,
que su marido ya no la quiere, que lo más probable es que tenga una
amante, etcétera. Con todo esto, luego se siente (c) malhumorada, recha-
zada y deprimida.
La carga emocional (c) disminuye a medida que esa mujer aprende a
no dejarse llevar por sus pensamientos negativos (B). En efecto, ella puede
pensar impulsivamente que es terrible ser rechazada por su marido, que
eso es horrible, espantoso e insoportable, que sus padres la consintieron
mucho cuando era niña, que eso es el verdadero amor, etcétera. Por el con-
trario, si se detiene a pensar de nuevo (paso D), comprenderá que sólo ha
sido rechazada, aunque tal vez sin intención deliberada (nueva compren-
sión, E).
Lo anterior es lamentable y doloroso, pero no llega a ser horrible ni es-
pantoso; duele, pero no es obstáculo para seguir viviendo ni para olvidar
y perdonar. No existe ninguna prueba lógica de que ese incidente, relati-
vamente trivial, sea algo tan terrible e insoportable. Es sólo una parte de
la vida que le toca vivir a ella y a la mayoría de la gente que habita en las
ciudades. Quienes nos rodean están a veces de buen humor, mientras que
otros se dejan llevar por su neurosis y nos lastiman.
Si esa mujer estuviera a punto de divorciarse o tuviera que ser operada
por alguna enfermedad, tampoco eso sería algo horrible ni espantoso. De
MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS 4. 105
menta que le puso poca azúcar. Ante ello, la señora se dice que su
pastel (y toda la fiesta) fue un fracaso total, que no le agradó a na-
die. Mintieron los que le dijeron frases amables, porque sólo pre-
tenden, aunque inútilmente, que ella no se sienta mal.
3. Generalizar demasiado. Llegamos a una conclusión basada en un so-
lo incidente y que es errónea por eso mismo. Como dice el refrán,
una golondrina no hace verano, por ejemplo: un empleado es muy
cumplido y puntual, pero un día se le descompone su auto y llega
tarde a su trabajo. El supervisor le llama la atención. En vista de es-
to, el empleado se repite que es un fracasado, que todo lo hace mal,
que nada le sale bien, que sus jefes le han perdido la confianza, que
todos lo desprecian, etcétera.
4. Exagerar y minimizar. Las propias conductas se evalúan de modo tan
inexacto y distorsionado, que sólo podemos ver los aspectos negati-
vos. Por ejemplo: un individuo está pintando una habitación y derra-
ma accidentalmente unas gotas de pintura en una de las puertas.
Piensa que la echó todo a perder, que es sucio y descuidado y que es
un desastre (exagera). Cuando su jefe le dice que es un buen emplea-
do y que hace un buen trabajo, él se dice a sí mismo que esa vez tu-
vo suerte, que no merece cumplidos, que no suele ser tan bueno y
que todo lo hace mal (minimiza).
5. Uso de términos inexactos. Se utilizan términos falseados e inapropia-
dos que no corresponden ni explican bien un evento específico. Los
sentimientos negativos que experimenta entonces la persona se de-
ben a los juicios erróneos que fabrica, y no tanto a lo que sucedió en
realidad. Por ejemplo, una madre le pega a su hijo pequeño y luego
se siente culpable. Se repite que es una mala madre, que su hijo ya
no va a quererla nunca, que ella no sabe educar a sus hijos, que les
ha causado un daño irreparable y que de grandes van a ser "unos
acomplejados" por su culpa. En realidad, ella perdió el control, pe-
ro a su hijo ya se le olvidó.
Asimismo, podemos encontrar explicaciones alternativas, más lógicas y
que no son arbitrarias ni depresivas. Reconsideremos el primer ejemplo: el
estudiante opina que el profesor hizo un comentario de paso, sin ninguna
intención de molestarlo; se trata de una persona que por lo general no se
burla ni hiere a sus alumnos. Por su parte, ese joven es empeñoso y casi
siempre obtiene buenas calificaciones, entiende lo que lee sin demasiado
esfuerzo, pero ahora se encuentra algo irritable y deprimido; por eso, sus
EL MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS + 107
Interpretación
Acontecimientos Pensamientos
alternativa
Cuadro 7.1 Ejemplo del modo como una secretaria lleva el registro diario de
tres columnas. En la segunda columna anota el tipo de error lógico que come-
te. En la tercera, anota una interpretación alternativa más racional y menos de-
presiva o resentida.
108 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS
prevaleció en ese día, utilizando uno de los siguientes términos: muy ale-
gre, medianamente alegre, un poco alegre, ni alegre ni triste, un poco
deprimido, medianamente deprimido y muy deprimido. Otras personas
pueden llevar un registro similar respecto a la tensión: muy tenso... (o a
la irritación). En otro papel trazan una gráfica semanal, basada en el total
diario de las anotaciones, con el objeto de percibir los cambios que
ocurren de día en día.
En la segunda sesión, una semana más tarde, el terapeuta hace una eva-
luación de los registros diarios y de la gráfica semanal. El paciente nota que
sus pensamientos negativos automáticos y su atención selectiva a los even-
tos negativos favorecen el desánimo o la irritación. El psicoterapeuta le ex-
plica los tipos de errores cognoscitivos y los ilustra con algunos ejemplos
de los registros. Procura que sus comentarios tengan como base el respeto
y la sincera comprensión hacia sus pacientes.
En esa sesión y en las siguientes, el terapeuta señala cuáles son las fallas
lógicas que el paciente comete con mayor frecuencia. Cuando lo juzga
oportuno, instruye al paciente para que añada en la segunda columna, al
terminar el día, el tipo de error lógico en que ha incurrido (inferencia ar-
bitraria, etcétera).
Durante la segunda y tercera sesiones, el paciente aprende a examinar,
junto con su terapeuta, la evidencia que existe en pro y en contra de cada
pensamiento poco lógico y angustiante; además, señala la tendencia a fi-
jarse solamente en ciertos aspectos negativos de la vida diaria. Para corre-
gir las fallas, se le proponen dos estrategias: a) es conveniente distinguir
bien las ideas (las frases que uno fabrica) de los hechos reales, pues la me-
ra circunstancia de fabricar frases (pensar algo) no las convierte en algo
cierto, ni en algo real, y b) a veces conviene volver a examinar las observa-
ciones iniciales que uno hizo a propósito de ciertas circunstancias, con el
propósito de llegar a conclusiones alternativas menos drásticas, angustian-
tes y deprimentes.
En la cuarta sesión, el paciente utiliza la técnica de la triple columna.
Además de las anotaciones que hacía con anterioridad, escribe brevemen-
te, en la tercera columna, a la derecha, una interpretación alternativa (más
razonable y optimista) que también puede dar ante las circunstancias que
a primera vista le parecieron demasiado insoportables, catastróficas e irri-
tantes. El mismo cuadro 7.1 contiene un ejemplo del modo de llevar este
registro diario en una pequeña hoja de papel.
Conviene aplicar la técnica de la triple columna durante seis semanas,
más o menos, y podemos combinarla con otros procedimientos que ayu-
EL MANEJO DE LOS PENSAMIENTOS NEURÓTICOS + 109
Según Gurdijeff (en Ouspensky), los pensamientos que las personas con-
sideran más propios son en realidad frases que tomaron de cualquier par-
te y copiaron tal cual, sin ningún cuestionamiento. Muchos rasgos neuró-
ticos están sustentados en falsas creencias, ideologías fanáticas y fantasías
distorsionadas que nos empeñamos en mantener sin cambio, a pesar de
que nos enferman y no tienen fundamento en la realidad. La psicoterapia
psicocorporal, individual y en grupo está empeñada en eliminar los pen-
samientos tóxicos.
Ciertas frases negativas, aceptadas sin cuestionamiento durante la ni-
ñez, quedan ligadas a la propia imagen corporal y forman parte de los diá-
logos destructivos que las personas repiten sin cesar. Algunas son maldi-
ciones a largo plazo, que pueden paralizar a la persona en el momento
menos oportuno, por ejemplo: un padre dice a su hija que busca acostar-
se con cualquiera porque "es una perdida", antes de que ella pueda imagi-
nar siquiera las relaciones sexuales. Le hace sentir que el sexo es malo y
sucio. Ella nunca intenta, durante la adolescencia, ningún acercamiento
sexual directo.
Sin embargo, cuando llega el momento de la primera relación sexual,
incluso si está refrendada por la aprobación de sus padres y por las ceremo-
nias religiosas, va a sentirse aterrorizada, disgustada, culpable y confusa, a
la vez que va a repetirse que el sexo es sucio y que ella es una perdida. Pa-
ra salir de las ideas destructivas y de las profecías condenatorias impuestas
por sus padres, necesita una buena pareja y en algunos casos una psicote-
rapia.
Es típico que las personas angustiadas, depresivas o resentidas utilicen
frases exageradas y categorías opuestas de modo habitual: todo es malo o
bueno, pero lo malo les sucede siempre a ellos. Las personas son buenas
o malas, pero la mayoría son malas; siempre hay una razón para todo (y
ellas la tienen siempre); cualquier cosa tiene que ser verdadera o falsa, pe-
ro abundan las mentiras.
No es objetivo afirmar que el divorcio, el aborto o la homosexualidad
son un delito, una tragedia o un pecado grave por el cual se merece el in-
fierno. Estos juicios, cargados de emoción destructiva, nos dicen mucho
acerca de la cultura, la educación, la clase social y los miedos de quien los
fabrica, pero no nos dicen nada acerca de los motivos que tienen los de-
más para obrar de esas maneras. La simple verdad es que algunas personas
1
114 + PSICOTERAPIA DE LOS PENSAMIENTOS
cho de estar felices, fantasean que les va a suceder algo malo; su estómago
se encoge y empiezan a sudar frío; las ensoñaciones de fracaso les parecen
tan reales que se sienten deprimidos, angustiados y enfermos, por lo cual
les conviene aprender a salir de ellas cuanto antes.
Bandler y Grinder advierten que muchas personas, para avivar sus cul-
pas, construyen la imagen del rostro severo, agrio y acusatorio de alguien,
que reacciona con disgusto ante algo que hicieron. El acusador puede es-
tar vivo o muerto (amigo, padre, madre, pareja, Jesucristo, etcétera). La
imagen hipnótica del rostro acusatorio se sigue activando, venga o no al
caso, por lo que ellas terminan por sentirse infelices por cualquier cosa que
hacen o dejan de hacer.
Los pacientes que aprenden, con ayuda del psicoterapeuta, a cambiar
esa cara por otra más comprensiva, salirse de ella o borrarla ya no se sien-
ten perseguidos, ni gastan su energía en dividirse en una parte acusatoria
y otra de un niño débil e indefenso. Además, aprenden maneras más sanas
de evaluar sus propias conductas, debido a que cultivan nuevas fantasías
más espontáneas y constructivas.
Según Luciani, cuando niños fabricábamos videos de lo que nos suce-
día, sin pensarlo mucho. Las experiencias quedaron registradas en nuestro
organismo y las guardamos sin cambio alguno. A veces se activa el video
de vernos pequeños y atemorizados, por ejemplo: cuando nuestros padres
se peleaban y nos gritaban. Entonces, nos sentimos solos y hambrientos,
nos invade el pánico a fracasar, a que nuestra pareja nos abandone o a
que no le importemos a nadie.
A menudo se trata de un niño indefenso, pero otras veces es capricho-
so o resentido. Este niño controla los diálogos internos, repite frases de
que no vale nada y nadie lo quiere: como es natural, no le dan ganas de mo-
verse. Otras frases infantiles son: ¿para qué hago eso, si todo me sale mal?
La desgracia me persigue, todos son malos y se aprovechan de mí, no pue-
do dejar de fumar, de beber, etcétera.
Para controlar todo esto, cuando alguien se siente mal, necesita cam-
biar el video. Desde las partes más inteligentes y adultas, necesita analizar
las fantasías catastróficas y los diálogos destructivos que fabrica sin saber
por qué y sin que vengan al caso. Así podrá rechazar el torrente de preo-
cupaciones y angustias que le enferman y desmotivan.
Menninger y Álvarez opinan que las fantasías son el motivo más po-
deroso que impulsa a los suicidas. Muchos de ellos repasan obsesivamen-
te sus fracasos y resentimientos e imaginan que su muerte sería una ofrenda
mágica a las divinidades del más allá. Después de que dieran ese paso, fan-
122 4- CULTIVO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA
tasean llegar ante un ser comprensivo y cariñoso que escuchará sus penas
y les dará el apoyo que tanto necesitan. Otros alimentan fantasías de que
van a reunirse con algún amigo fallecido, o que alguna importante figura
religiosa va a recibirlos con alegría.
Cegados por el enojo, algunos neuróticos sueñan que los demás van a
sentirse mucho peor que ellos: los demás se culparán toda la vida por su
muerte, mientras que los propios sufrimientos terminarán de golpe. De
modo irreal, otros fabrican proyectos de regresar como fantasmas, para así
atormentar a quienes no pueden soportar. Hay quienes llegan a suponer
que en realidad no son ellos los que morirán, sino algún doble.
La verdad es que esta vida solamente se vive una vez. No es sano con-
fundir lo que es una mera fantasía resentida con la realidad. Quienes ali-
mentan fantasías suicidas intensas y empiezan a creer en ellas, por lo cual
se sienten impulsados a realizar acciones imprudentes, necesitan consultar
con urgencia a un psicoterapeuta bien calificado. La propia imaginación
desbocada puede causarnos más malestares que el peor de nuestros ene-
migos.
Las personas que tienen fantasías depresivas, suicidas, resentidas o an-
gustiantes necesitan aprender a frenarlas; para ello, pueden utilizar las téc-
nicas destinadas a detener el pensamiento explicadas en el capítulo ante-
rior. También necesitan someter las fantasías irracionales a un cuidadoso
análisis lógico, para reducirlas a su justa medida.
Para desarrollar la imaginación es necesario activar las emociones con-
geladas que anclan la memoria al pasado y dan rumbos automáticos y ro-
botizados a las fantasías. Las técnicas de fantasía guiada son de utilidad
muy particular para las personas demasiado cavilosas. Mediante ellas, al-
gunos aspectos menos conscientes y desarrollados toman el control de las
personas. Estas fantasías pueden ayudarnos a conocernos mejor, resolver al-
gunas dicotomías personales, recuperar las energías proyectadas, disfrutar
sentimientos espontáneos y ensayar nuevas soluciones frente a los problemas.
Un ejercicio de fantasía guiada es la consulta a un sabio. Cuando algu-
no tiene un problema que no puede resolver, por más que le dé vueltas, el
terapeuta le sugiere que piense en una persona que podría hacerlo (un
amigo, maestro, algún genio, héroe, figura religiosa, etcétera). Luego elige
un sitio tranquilo donde pueda estar solo, sin interrupciones. Se sienta en
el suelo (sobre un cojín o una alfombra) e imagina con toda claridad que
la persona sabia que usted va a consultar está enfrente. Procura detallar sus
ojos, la expresión del rostro, el modo como está vestido, etcétera. El sabio
le escucha atentamente, de modo cálido y comprensivo.
TÉCNICAS PARA DIRIGIR LAS FANTASÍAS + 123
Se trata de imaginar lo que desean que suceda, como una especie de pro-
fecía favorable que luego se cumple.
Los pacientes que lo siguen reportan los cambios siguientes: disminu-
ción del miedo, cambios en las actitudes, mejoría física y alivio del estrés.
A veces, las áreas poco conscientes les revelan el significado existencial de
sus enfermedades.
El tratamiento consiste en fabricar películas mentales (tres veces al día)
en las que el paciente visualiza su cáncer y luego imagina que una armada
de glóbulos blancos se apiña para eliminar a las células malignas. Después,
los glóbulos blancos expulsan a las células enfermas a través de los riño-
nes. Los pacientes se visualizan luego a sí mismos como sanos y con su
sistema inmunológico funcionando perfectamente. También pueden ima-
ginar al cáncer como un conjunto de animales (por ejemplo: peces grises)
que poco a poco son devorados por otros más fuertes y saludables (tibu-
rones blancos).
También podemos imaginar que una herida se cierra de manera rápi-
da, que nuestro estómago está en paz y no genera tanto ácido, que el co-
lon se desinflama, que la médula ósea produce las células que combaten
las infecciones (mejoría del sistema inmunológico), que nuestra cara tiene
apariencia más juvenil, que tenemos atractivo sexual, que nos va bien en
una entrevista de trabajo, etcétera. Estos y otros ejercicios de fantasía pro-
ducen resultados sorprendentes. Por su parte, las personas religiosas atri-
buyen sus curaciones a la fe. Oran para que esto les suceda e imaginan que
crl la Virgen (o algún santo) les cura sus enfermedades.
Los que pierden a una persona querida, por muerte o separación, experi-
mentan dolor y tristeza, sobre todo cuando el suceso fue súbito e inespe-
rado. Después de un proceso más o menos prolongado de duelo, casi todos
terminan por asimilar la confusión, el dolor y la pena, así como recuperan
el entusiasmo y el interés por la vida.
Sin embargo, algunas personas se empeñan en negar los hechos y se re-
piten que eso no pudo haberles sucedido. Otras tratan de ser demasiado
fuertes, se tragan las lágrimas y se muestran estoicas e impasibles ante los
demás. Las culturas actuales ofrecen analgésicos para el dolor y proponen
como ideal la dignidad de las viudas que no lloran en público. El alcohol
MANEJO DE SITUACIONES SIN CONCLUIR Y ESTADOS DE CHOQUE 4- 127
El contacto visual
personas que abrieran más sus ojos, de suyo muy abiertos; también forza-
ba un poco los párpados con sus dedos, para que se abrieran más. Al in-
tensificar las tensiones musculares que eran parte de la expresión facial ha-
bitual, contribuía a que fueran liberadas las emociones reprimidas.
También pueden estar bloqueadas en el área de los ojos otras emocio-
nes e impulsos, como ira, sorpresa, odio, alegría, dolor, confusión y lágri-
mas. Con base en los estudios de Reich, han sido diseñadas otras técnicas
para eliminar los bloqueos de la energía visual. Por ejemplo, el psicotera-
peuta da masaje en la frente a una persona que respira profundamente. A
continuación, le pide que exprese —mediante gestos y palabras— los senti-
mientos y recuerdos que van surgiendo.
Como ejercicio de grupo, se forman parejas, a quienes se les pide que
acaricien el rostro y el cuerpo, mientras están de pie a corta distancia. Es-
to provoca fuertes sentimientos y algunas personas lloran y se sienten con-
movidas. Si alguno tiene la mirada demasiado blanda y suplicante, se le
sugiere que se detenga ante cada persona del grupo o ante las que esa per-
sona escoja. Ensaya frente a los demás las miradas opuestas de enojo, dis-
gusto, etcétera.
Es posible representar frente al grupo miradas que no son las habitua-
les; a menudo éstas resultan más espontáneas y están más de acuerdo con
la propia personalidad que las que forman parte de una máscara social fal-
sa. Después de las experiencias de grupo, la persona que ensayó miradas y
los demás pueden hacer comentarios acerca de la experiencia. Se dan cuen-
ta de que una mirada más espontánea provoca en los demás reacciones fa-
vorables, de manera que pierden el miedo a expresar con la mirada ciertas
emociones que consideraban peligrosas y destructivas.
A veces la mejor defensa es no tener ninguna. Baker aconseja ensayar
toda clase de movimientos oculares expresivos de la emoción y la vitalidad:
las miradas de lado expresan sospecha; hay miradas sonrientes y otras cer-
canas. Es posible sugerir que alguien se acerque a otra persona con su mi-
rada y que luego se aleje de ella de la misma forma.
Algunos individuos no pueden enfocar la vista de modo espontáneo,
sino que deben hacer un esfuerzo voluntario que les resulta molesto. Otros
utilizan lentes o anteojos, sin necesidad; solamente compensan, o incluso
acentúan mediante ellos, algunos bloqueos oculares relacionados con ras-
gos neuróticos de su personalidad. Existen técnicas especializadas para de-
jar de usar lentes (vea Rosanes). Los ejercicios para eliminar tensiones
facilitan la percepción de la tercera dimensión. Como un sencillo ejerci-
MANEJO DE LOS BLOQUEOS OCULARES + 135
cio, podemos pedir a alguien que siga con sus ojos el dedo del terapeuta,
mientras lo mueve, frente a los ojos, en todas direcciones.
Es importante evaluar la expresión de los ojos de una persona. Con fre-
cuencia, el ojo izquierdo tiene menos vitalidad que el derecho, aunque
esto no es una regla general. El ojo derecho revela, según Kurtz y Preste-
ra, la calidad de las relaciones con el padre y los obstáculos en los aspectos
activos y sociales. El ojo izquierdo está más relacionado con los aspec-
tos emocionales, registra los ataques a la identidad más profunda y mani-
fiesta los aspectos receptivos de la personalidad y la relación con la madre.
A partir de éstas y otras sugerencias, se obtienen pistas acerca de las
emociones congeladas y los conflictos personales que manifiestan algunas
miradas. Conviene observar las cejas y la frente, porque contribuyen a ex-
presar el área de los ojos. La expresión de la cara de algunos individuos pre-
senta una asimetría notable, porque un solo ojo es el que no cambia de ex-
presión debido a las tensiones habituales. Cuando el llanto se frenó en un
ojo, ése será el que deje correr las lágrimas durante el manejo psicotera-
péutico.
Conviene observar hacia qué lado mueve la persona habitualmente los
ojos, en busca de respuestas propias, mientras habla. Esto se relaciona con
la función cerebral utilizada de manera principal. Las personas que miran
hacia la derecha, al nivel de los ojos, usan las funciones verbales y cons-
truyen explicaciones lógicas. Los que miran a la izquierda y hacia arriba re-
pasan los archivos visuales y recuerdan lo que han visto.
Una técnica útil diseñada por el autor consiste en pedir a algunos que
fijen su mirada al lado izquierdo y hacia arriba. Se favorecen así los re-
cuerdos de vivencias del pasado, en particular con la madre. Los diálogos
con el padre introyectado pueden efectuarse mientras la persona tiene la
mirada hacia el lado derecho.
Por otra parte, a algunos niños les dijeron sus padres que podían leer
en sus ojos lo malos que eran o las mentiras que supuestamente decían. Es-
to pudo llevarlos a bajar la vista y desenfocar la mirada, para no delatarse
ante sus padres y maestros. La psicoenergética ayuda a los hombres y mu-
jeres a comprender ciertos aspectos de sus relaciones personales, pasadas o
presentes; también clarifica los mensajes distorsionados que recibieron de
los demás, para recuperar los componentes emocionales e impulsivos de la
mirada. La persona aprende a manifestar, con sus miradas, sus reacciones
emocionales espontáneas ante situaciones que no podía ver con claridad.
Baker pide a la persona que siga con su mirada un punto de luz móvil,
producido por una pequeña linterna en un cuarto oscurecido. Con el uso
136 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN
tices de los colores, muchos adultos pierden esa capacidad, por lo cual to-
do les parece más monótono. Respecto a la tercera dimensión, los mismos
autores sugieren que al percibir un objeto uno puede concentrarse y ver
primero el objeto y luego contemplar el fondo que lo rodea. Al reunir final-
mente la figura y el fondo, percibimos con claridad la tercera dimensión.
Los libros de pintura insisten en la necesidad de entender las luces y las
sombras. En cualquier objeto iluminado conviene contemplar las luces y
entender las sombras. La polaridad entre la luz y la sombra es muy rica en
contenido simbólico. Las experiencias de contemplar el amanecer, el atar-
decer, las nubes cambiantes o el mar, durante largos períodos, contribuyen
a liberar la vista y mejoran los estados de ánimo. Por el contrario, ciertas
personas de las ciudades han perdido la capacidad para ver más allá de una
pared cercana.
Polster y Polster advierten que algunas personas ni siquiera pueden
percibir, con sus ojos, la impresión de conjunto de la cara de los demás;
reciben datos fragmentados acerca de los rostros y de esta manera evitan
los intensos sentimientos que podrían inundados al percibir la visión de
conjunto. También cabe señalar que algunas personas, cuando leen un li-
bro, ven una palabra tras otra, por lo que se aburren y terminan por sus-
pender su lectura. En cambio, otros hombres y mujeres ven completa la
página y captan lo que les interesa. Encuentran fascinante casi cualquier
lectura y no se preocupan por seguir el orden del autor; omiten páginas,
leen lo del final, regresan al principio, etcétera. Emplean su mirada de ma-
nera activa, y contemplan los párrafos del libro desde muchos puntos de
vista, que abarca una visión de conjunto y la lectura cuidadosa de una fra-
se en particular.
Es necesario eliminar las tensiones del cuello para lograr una visión
correcta. Algunas personas llevan la cabeza habitualmente hacia adelan-
te con los ojos clavados en el suelo. La información visual limitada que re-
sulta es un factor importante que mantiene la depresión y el pesimismo.
Solamente con un esfuerzo considerable, dichas personas pueden levantar
la mirada para ver cara a cara a la otra persona.
Una de las áreas tensas está ubicada en la parte posterior de la cabeza,
donde se junta con el cuello en la región occipital; otra corresponde a los
dos lados de la cabeza, a la altura de los ojos. Los músculos contraídos de
modo doloroso requieren masaje (con la presión adecuada) para relajarse.
Algunas personas no advierten sus tensiones, pero basta una leve presión
con los dedos para que experimenten un dolor agudo. En el siguiente ca-
pítulo presentamos técnicas para el manejo de tensiones en el cuello.
138 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN
El contacto oral
Mediante sus cambiantes gestos y expresiones, la boca manifiesta ciertos
cambios emocionales espontáneos durante las interacciones sociales; sin
embargo, los labios también muestran tensiones habituales relacionadas
con rasgos de personalidad bien establecidos. Forman parte de las másca-
ras sociales que ocultan los verdaderos sentimientos e intenciones me-
diante expresiones faciales automáticas.
Las sonrisas no siempre revelan verdadera alegría en la persona. Algu-
nas personas inteligentes utilizan una sonrisa vacía e inofensiva para ocul-
tar su verdadero talento o su cinismo. En ciertos países orientales, la son-
risa sirve para ocultar la agresividad y el disgusto; además, es una muestra
de cortesía. La cara de algunos individuos aparece más sonriente y mues-
tra mayor control y cortesía a medida que están más enojados.
La propaganda comercial supone que basta una sonrisa artificial y su-
perficial para ganar muchos amigos. Ese tipo de sonrisa vacía es un recurso
necesario y estereotipado para mejorar las ventas. Por otra parte, aunque
las sonrisas cosméticas no reflejan ninguna emoción, hacen que las relacio-
nes personales sean menos tensas. Serían deseables en muchos jefes, ofici-
nistas y secretarias, como una muestra de cortesía y respeto elemental ha-
cia el público.
Las estrellas de cine y televisión nos sonríen desde cualquier anuncio;
también las modelos, en la propaganda de cualquier artículo de consumo.
Por los medios de comunicación masiva conocemos las sonrisas de los polí-
ticos de distintos países; con ellas pretenden dar confianza a los ciudada-
nos y obtener el apoyo de sus votos. En casos extremos, algunos políticos
parecen creer que basta una gran sonrisa, difundida por la televisión, con
el fin de obtener suficientes votos para ser elegidos y ser buenos gober-
nantes.
Cuando somos espontáneos, la boca manifiesta nuestros cambios de
humor. Nos mordemos ligeramente los labios cuando hemos cometido al-
140 4. MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN
gún error y los apretamos si estamos en desacuerdo con las opiniones del gru-
po, pero no deseamos que las palabras hirientes escapen del cerco de nues-
tros labios. Algunos llegan a taparse la boca si han hablado más de la cuen-
ta. Una sonrisa leve indica que conocemos a algunas personas, pero no
deseamos cruzar palabras: usamos esa sonrisa con los que trabajan en el
mismo edificio.
La sonrisa leve, en la cual descubrimos un poco los dientes y nos mor-
demos ligeramente el labio inferior, puede ser un gesto de subordinación
ante un superior. Se le señala que no existe la intención de morderlo o las-
timarlo, ya que antes nos lastimaríamos. De acuerdo con las películas an-
tiguas, en el México pueblerino de otros tiempos, el hombre mordía el
sombrero y la mujer su rebozo, por vergüenza a estar juntos y como una
muestra de interés mutuo.
En la ciudad, algunos agentes de tránsito sonríen de modo sarcástico
al notificar alguna infracción. La palabra «mordida", que tiene un uso muy
popular en México, describe gráficamente el modo como algunos funcio-
narios exigen dinero, con una sonrisa falsa que descubre la dentadura, y
que disfraza mal la intención de atemorizarnos para obtener el cohecho.
Algunos burócratas también nos sonríen, aunque nos parezca más bien
una mueca, al manifestarnos que el trámite estará listo mañana (o dentro
de un mes), para nulificar nuestro enojo, sabiendo ambos que se trata de
una promesa falsa. Recibimos sonrisas, igualmente falsas, cuando nos di-
cen que volvamos otro día o que falta algún documento. Cuando el jefe
regaña a algún subordinado, éste le sonríe, pero también puede clavarle
una mirada de enojo. En este mundo de sonrisas sociales, el jefe nos son-
ríe al notificarnos que hemos perdido el empleo y hasta nuestros amigos
nos sonríen también, con lástima, al darnos alguna mala noticia.
Fast señala que los humanos sonreímos antes o después de invadir el
territorio personal de los demás; les indicamos que no hubo intención
agresiva de nuestra parte, pero les pedimos disculpas de todos modos. Si
nos sentamos cerca de otra persona en un restaurante, la sonrisa lamenta
que uno tiene que acercarse al espacio de ella porque es el único sitio dis-
ponible. Sonreímos también cuando rozamos a otra persona en el ascen-
sor, significando que no pretendíamos ser rudos o descorteses. Cuando
golpeamos accidentalmente a otra persona, como sucede si el autobús fre-
na de súbito, la sonrisa lamenta lo sucedido y apunta que no hubo inten-
ción deliberada de nuestra parte.
Las sonrisas trasmiten un sinnúmero de mensajes emocionales que de-
penden del contexto social. Algunas sonrisas pueden comunicar alegría y
EL CONTACTO ORAL + 141
En lo anterior, Reich veía las dos posibilidades básicas del infante: ex-
pandirse abiertamente hacia el mundo, o encogerse sobre sí mismo para
alejarse del mundo. Antes de la aparición del movimiento deliberado y de
la adquisición del lenguaje, el organismo del infante reacciona de modo
automático, mediante el sistema nervioso autónomo y sus reflejos. Los pa-
dres de algunos niños evitan a éstos el placer y posponen indebidamente
la satisfacción de sus necesidades. Esto puede ocasionar alteraciones del
sistema nervioso autónomo, el cual queda condicionado para funcionar en
un estado continuo de alarma y emergencia.
Las personas nerviosas, inseguras e irritables no suelen ser buenos pa-
dres. Debido a sus conflictos internos, encuentran difícil lograr que sus hi-
jos estén contentos. En el otro extremo, los padres demasiado protectores
educan a sus hijos para la dependencia. Los niños y las niñas dependien-
tes no maduran psicológicamente: de alguna manera siguen ligados a la
realidad corporal de sus padres. Cuando tienen cinco o más años, sienten
inseguridad si se alejan un poco de ellos. Es como si no creyeran que pue-
den caminar ni respirar por sí mismos. Hay personas dependientes que
permanecen en el hogar de sus padres, aunque sean mayores de edad. Los
irritan continuamente y representan una fuerte carga económica.
Es común dividir el desarrollo oral de los niños en tres etapas. Durante
la primera, que va desde el nacimiento hasta la aparición de los primeros
dientes, predomina el reflejo de succión y el infante chupa con fuerza,
mediante un sello al vacío, sin separarse de su madre. En opinión de al-
gunos autores, los problemas de esta etapa se manifestarían en rasgos de
pasividad y dependencia. Como adultos, estos individuos encuentran difí-
cil distinguir entre el hambre de cariño y el hambre de alimento, así como
entre la necesidad de cariño y el deseo de contacto sexual.
La segunda etapa coincide con la aparición de los dientes delanteros,
alrededor del primer año de vida. Es la etapa del mordisqueo, en la que el
niño aprende que no puede morder y herir a su madre y que debe con-
trolar sus mordidas. Esto constituye el principio de la separación de su
propio cuerpo, que se percibe como distinto del de la madre, así como del
control voluntario de las funciones dentarias. Sin embargo, los niños y las
niñas controlan la vista y ejecutan movimientos deliberados con sus ma-
nos antes de eso. Como resultado de los problemas en esta etapa, algunas
personas tienen capacidad para ejecutar tareas a corto plazo, pero no a lar-
go plazo. Se les dificulta decir no y tienden a estar de acuerdo con las opi-
niones de los demás.
144 + MEJORANDO LAS FUNCIONES DE LA PERCEPCIÓN
nivel nacional. Los dos polos básicos en el desarrollo de cualquier país son
el mejoramiento de la alimentación y la elevación de los niveles educati-
vos. Desde luego, la educación debería incluir suficientes oportunidades
para el deporte y el juego recreativo.
Ciertas personas consumen cinco o más refrescos embotellados por
día; el escaso valor nutritivo de estos productos, comparados con la leche,
es evidente. Otras personas abusan de las salsas y los chiles, lo cual tam-
poco se relaciona muy directamente con una dieta bien balanceada. Más
bien parece que se trata de ocultar el escaso sabor de alimentos poco nu-
tritivos, como la tortilla. Por otra parte, el alcoholismo es una adicción de-
masiado frecuente en nuestro país, que suele ir acompañada de la desnu-
trición.
hala el aire y dice "ahhh". Con este ejercicio pueden emerger algunas sen-
saciones de vergüenza y de ganas de llorar que estaban bloqueadas en la
garganta.
Otra de las labores del psicoterapeuta es ayudar a revivir imaginaria-
mente, en una especie de drama, las situaciones en las que fueron frenadas
las ganas de morder y la ira. Cuando la persona cobra conciencia de la ira
que tenía puede soltar a las personas que llevaba en los dientes y hacia las
cuales tenía resentimientos. Perdonar es muy difícil y solamente puede in-
tentarse después de haber expresado la ira.
La culpa, según Perls, es un resentimiento disfrazado, mediante ella,
proyectamos el resentimiento; sentimos que los demás están enojados con
nosotros, porque somos malos y les debemos algo. En realidad, se trata de
una situación incompleta en la que no pudimos manifestar a los demás
nuestra ira y enojo. Por eso seguimos enganchados, de modo obsesivo, a
esas personas, como un perro que no quiere soltar la presa que tiene entre
sus dientes.
La expresión de los labios puede contener, como parte de una másca-
ra, cualquier otra emoción congelada y no solamente la ira. Para eliminar
estas expresiones habituales, podemos pedir al individuo, en una situación
de grupo, que intensifique el gesto estereotipado de su boca. Luego, se co-
loca delante de los demás, acompañando el gesto con el mensaje verbal
que corresponde.
Por ejemplo, una sonrisa triste iría acompañada de las palabras: "sufro
mucho'', "no creo en la alegría'', y otras parecidas. Con ayuda de las reac-
ciones espontáneas de los miembros del grupo, es típico que las personas
reconozcan que la expresión de su boca no corresponde a sus verdaderos
sentimientos. En ocasiones brotan emociones opuestas que estaban ocul-
tas. Así, la persona del ejemplo anterior puede empezar a reír, de modo
muy espontáneo, al sentir que emerge la alegría de vivir que llevaba repri-
mida.
Algunas personas arrastran serias carencias afectivas, por lo cual en los
grupos son propuestas distintas experiencias de contacto físico, como ca-
ricias, abrazos y masaje corporal como muestras de ternura, comprensión
y apoyo, con el propósito de eliminar algunas fallas y carencias.
Las muestras de cariño, ternura y contacto físico que el psicoterapeuta
y el grupo pueden proporcionar a esas personas son muy parecidas a las es-
tiladas en familias más espontáneas y cariñosas; son manifestaciones de
amor fraternal. Cuando los individuos reciben esas manifestaciones de afee-
MANEJO DE LOS BLOQUEOS ORALES 4- 149
otra vez, como una especie de eco, por ejemplo: "Abuela, me educaste co-
mo un perro para morder a los hombres". Al repetir la frase, la experien-
cia se intensifica hasta que la persona logra valorar emocionalmente la si-
tuación: experimenta coherencia entre lo que siente y lo que dice. No se
evade mediante interpretaciones, sino que experimenta los sentimientos
bloqueados que le causaban síntomas y malestares. Finney advierte que la
técnica de repetir las frases contribuye a que las personas logren una inte-
gración consciente de los componentes motrices de las emociones. La téc-
nica favorece mejor la expresión no verbal de las emociones cuando va
acompañada de movimientos espontáneos.
Al repetir las sugerencias del terapeuta y aprovechando las frases es-
pontáneas que surgen, así como algunos gestos, temblores y movimientos,
se van intensificando las emociones, hasta llegar a una especie de explo-
sión, por ejemplo: una crisis de llanto. Después de haber llegado al fondo
del sentimiento, las manifestaciones disminuyen y la persona se siente ali-
viada y a gusto. Como variantes de esta técnica básica, el terapeuta sugie-
re a la persona que repita la última frase con énfasis ligeramente distinto;
también puede pedirle que la diga con voz cada vez más alta y con mayor
intensidad.
Las técnicas funcionan únicamente si el terapeuta comprende los sen-
timientos de los demás y puede vibrar en sintonía con ellos, pero no es
efectiva cuando se trata de una repetición mecánica y distraída por el pa-
ciente. El psicoterapeuta que tiene suficiente inteligencia emocional anti-
cipa cuál será el próximo movimiento emocional y ofrece, a modo de
sugerencia, algunas frases concretas que indican esa nueva línea de senti-
mientos. Sin embargo, el acuerdo explícito entre el paciente y su psicote-
rapeuta es que se trata de opiniones y sugerencias que se pueden aceptar,
descartar o cambiar. El paciente es el único que verdaderamente sabe lo
que sucede en su propio interior.
El contacto auditivo
Cada una de las partes de esta extensa área de nuestra realidad cuerpo-
mente sustenta distintos rasgos de la personalidad, por ejemplo: algunas
tensiones habituales en hombros y espalda frenan el potencial de la ener-
gía agresiva y limitan el movimiento de los brazos.
La mayoría de los músculos del cuello y la espalda se articulan a la co-
lumna vertebral y sirven para mantener la postura erguida del cuerpo. Los
discos de la columna vertebral comprenden la cuarta o quinta parte de esa
estructura (Rolf). Los discos jóvenes (hablando de manera biológica) tie-
nen más colágeno y líquidos, por lo que sustentan mayor peso, son más
flexibles y permiten mayor movilidad del cuerpo. El estrés genera doloro-
sas tensiones que afectan la columna vertebral, la cual termina por quedar
encogida y desviada.
Entre las señales del envejecimiento —prematuro o no— están la pérdi-
da de elasticidad en los tejidos, la acumulación de sales, la movilidad li-
mitada y la dificultad para recuperarnos de las enfermedades. Es reco-
mendable beber diariamente de seis a ocho vasos de agua para conservar
la flexibilidad de las estructuras corporales, en particular la de los discos
intervertebrales.
Como advierte Rolf, en caso de que los músculos flexores estén con-
traídos de manera crónica, los antagonistas (extensores) deben realizar es-
fuerzos constantes para balancearlos. Cuando las tensiones abarcan exten-
sas áreas del cuerpo, la fuga de energía es considerable: los hombres y las
mujeres padecen dolores crónicos y sensaciones de cansancio y debilidad.
Según, Perls, muchos individuos gastan la energía de su organismo en
mantenerse tensos, en lugar de emplearla para moverse a la acción creati-
va y establecer contactos vitales con otras personas.
cuello joyas, medallas y toda clase de objetos con distintas figuras y diver-
sos simbolismos. Algunos de ellos señalan la pertenencia a ciertos grupos so-
ciales y religiosos; otros recuerdan los lazos afectivos con la persona ama-
da. También es frecuente llevar al cuello amuletos para la buena suerte.
Antiguamente se ponía a los esclavos un collar al cuello para indicar su
condición de inferioridad y la pertenencia a sus amos. Esta costumbre per-
siste en relación con los animales domésticos, como los perros y gatos; por
el contrario, en las clases dominantes, el cuelli; libre y estirado siempre se
ha tomado como símbolo de poder y elegancia. La manera de llevar el cue-
llo de alguna persona nos proporciona indicios acerca de su propia valora-
ción y señala sus actitudes de dominio o sumisión.
En las interacciones sociales comunes, las personas de autoridad reci-
ben gestos de subordinación, como una leve inclinación de cabeza y cuan-
do doblan el cuerpo hacia ellos. Entre iguales, gestos parecidos muestran
cortesía deferente. En países con gran tradición de cortesía, las inclinacio-
nes se dirigen hacia el jefe de la familia y también las acostumbran los
alumnos con sus maestros. Una leve inclinación de cabeza significa que es-
tamos de acuerdo con algo.
La relación entre el cuello y la sumisión tiene raíces biológicas muy
primitivas. Entre los lobos hay peleas rituales entre los machos dominan-
tes para obtener el control de la manada. Al final de alguna, cuando uno
de ellos ofrece su cuello al otro, se arriesga a que los colmillos del lobo más
fuerte le rompan la yugular y lo maten. Aunque este gesto inhibe auto-
%) máticamente la agresión, el lobo que se retira de la pelea queda en posi-
ción de subordinación.
Algunas personas llevan el cuello encogido, como si estuvieran prote-
giendo la cabeza de los golpes. Otras mantienen el cuello inclinado hacia
adelante, como expresión social de sumisión y debilidad. La vista perma-
nece baja; ellas dan la impresión de que están al servicio de cualquiera y
son inofensivas. Eligen darse por vencidas: utilizan la dependencia y el ser-
vilismo para sobrevivir en las sociedades violentas y competitivas.
Barlow menciona una investigación en la cual se comprobó, en una
muestra de 108 jóvenes de sexo masculino, que todos, excepto uno, enco-
gían el cuello, y echaban la cabeza hacia atrás al sentarse en una silla. Ad-
vierte que se requiere una buena postura para el funcionamiento adecuado
del esófago, la tráquea y las estructuras relacionadas con la fonación. Co-
mo advierte Drake, cuando mejora el uso de la voz, esto favorece la coor-
dinación y redunda en todas las facetas del funcionamiento humano.
LA PSICOLOGÍA DEL CUELLO .1 157
La voz (con sus palabras) manifiesta las limitaciones del ambiente fa-
miliar de cada quien, lo mismo que su nivel cultural y condición social.
Los cambios en el acento y en el tono de la voz indican la región del país
de donde es originaria cada persona. Es muy distintiva la manera como se
habla el castellano en cada país, lo mismo que el uso de ciertas expresio-
nes típicas.
la voz- refleja la individualidad y es distinta ea cada persona. Debido- a
las tensiones habituales del cuello, la voz pierde los matices emocionales
que se reflejan en los cambios de volumen, tono, ritmo e inflexiones. Es-
cuchamos voces siempre tristes, quejumbrosas, deprimidas, aburridas y
robotizadas, mientras que otras se nos antojan frías y lejanas. Ciertos in-
dividuos nos lastiman con su voz áspera e hiriente. Hay voces incisivas y
mordientes, pero también las hay musicales, vivas y acariciantes.
Algunas personas nos hablan de sus enfermedades y tragedias, venga o
no al caso, con voz quejumbrosa y casi a punto de llorar. Entre otros so-
nidos, una risa vacía e inapropiada, que parece pedir perdón y lástima, sue-
le acompañar algunas máscaras sociales de manipulación pasiva.
En el cuello se bloquean ciertas expresiones emocionales, como llorar,
gritar, sollozar y reír; también se limita la respiración y es inhibido el reflejo
del vómito. Los individuos que encuentran difícil negar favores tampoco
pueden mover el cuello con el gesto que indica una negativa absoluta. Por
si eso fuera poco, mediante tensiones a los lados del cuello se frena el flu-
jo de la sangre hacia la cara y el cuero cabelludo.
En resumen, las tensiones del cuello cortan la energía impulsiva y emo-
cional que va del cuerpo hacia la cabeza y se relacionan con un rostro po-
co expresivo. En ninguna otra parte del organismo encontramos tantos
músculos, nervios, arterias y venas, en un espacio muy reducido, con gran
riesgo de sufrir compresiones.
Por el cuello pasan cuatro de los nervios craneales: el glosofaríngeo, el
vago, el accesorio y el hipogloso. Estos nervios se relacionan con el oído
medio, los senos carotídeos, la fonación, la función de deglutir, y los mo-
vimientos y sensibilidad de la lengua.
El nervio vago también incluye ramas que llegan al plexo cardíaco y
al pulmonar y otras que inervan el aparato digestivo hasta el colon trans-
verso. Además de los impulsos sensoriales a esas vísceras, el vago tiene
conexiones parasimpáticas, con ganglios terminales en el corazón, los
bronquios, las paredes del estómago y del intestino delgado, y el hígado,
páncreas y riñones.
158 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
deos estarán contraídos. En caso del cuello encogido, están tensos los sub-
occipitales, los escalenos y los esplenios. Cuando los músculos de un lado
del cuello están contraídos, observamos una curvatura exagerada (escolio-
sis cervical). Para balancear lo postura, la cabeza se inclina en sentido
opuesto a dichas tensiones.
Las tensiones del cuello también generan fallas en el balance de los
hombros y rotación exagerada de la cabeza. Con -esto último, la mirada
queda desviada y -se comprimen las cámaras del oído medio porque la
mandíbula también se desnivela, lo cual limita el potencial auditivo; tam-
bién provoca irritabilidad y algunos trastornos en el equilibrio general del
cuerpo.
Para detectar los músculos tensos, podemos comparar un músculo de
la capa externa contra el localizado en el lado opuesto del cuello. Al tacto,
un músculo está tenso y doloroso, mientras que el opuesto se encuentra
demasiado flácido. Será posible manejar las tensiones de la musculatura
externa del cuello si damos masaje directo. Una técnica efectiva consiste en
presionar los nódulos de tensión con el pulgar o con los dedos índice y
medio. Para esto, es necesario que el psicoterapeuta tenga práctica en el
masaje profundo y conozca suficientemente la quinesiología (Feltman).
Como advierte Rolf, los músculos esqueléticos están protegidos, uni-
dos y reforzados por diversos tipos de tejido conjuntivo que muchas veces
han perdido su flexibilidad. Entre otras funciones, el tejido conjuntivo
contiene a los músculos y les da forma, de modo parecido a las paredes que
separan los gajos de una naranja. La red del tejido conjuntivo se conecta
y se comunica a través de todo el cuerpo. Debido a eso, cualquier falla pos-
tural, en el cuello por ejemplo, afecta a todo el organismo.
Los cambios en la postura general del cuerpo sólo son posibles me-
diante la reorganización del tejido conjuntivo, empleando masaje especia-
lizado; sin embargo, es útil recordar que el cuello tiene capas internas muy
complejas. Debido a que no podemos palpar los músculos más internos,
algunas tensiones sólo se pueden liberar mediante ejercicios individuales o
en grupo, los cuales incluyen el apoyo psicoterapéutico adecuado para li-
berar las energías impulsivas y emocionales que estaban reprimidas y blo-
queadas.
Según Lowen, en ciertos individuos se advierten anillos de tensión en
las partes alta y baja del cuello. Los músculos presentan áreas dolorosas y
nódulos de tensión a una misma altura, como si la persona llevara una so-
ga al cuello o viviera ahorcándose. Algunas veces podemos observar una
raya transversal que divide el cuello, lo cual demuestra que frenan la ener-
1
160 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
gía vital a ese nivel. Del cuello hacia abajo, la piel puede estar sonrosada,
mientras que la cara tiene limitada la circulación de la sangre. Conviene
recordar que el cuello tiene espacios que pueden comprimirse, como la
parte superior de la faringe y la tráquea.
Algunos individuos reportan la sensación de tener algo atorado en la
garganta y se les dificulta tragar. Estos síntomas señalan tensiones en capas
más internas de la musculatura del cuello, por ejemplo: en los hioideos.
Rolf destaca la relación que existe entre las tensiones-de la laringe y las del
oído, y advierte que la voz de las mujeres se amplía una tercia de octavo
hacia arriba y la de los hombres una tercia hacia abajo cuando la postura
del cuello y de la cabeza se aproxima a un equilibrio óptimo. Los cambios
en el tono de la voz reflejan importantes cambios en la personalidad.
Tanto Feldenkrais como Lowen proponen ejercicios para aliviar las
tensiones del cuello que pueden practicarse en casa. Uno de los ejercicios
de Lowen es el siguiente: dejamos caer la cabeza levemente hacia adelante
y luego la movemos en círculo, de izquierda a derecha, respirando lenta y
suavemente. Los ojos se mantienen abiertos, enfocando los distintos obje-
tos, a medida que pasan por la línea de visión. Debemos parpadear con
frecuencia, mientras permitimos que los hombros se relajen y cuelguen lo
más posible. Podemos realizar este ejercicio mientras estamos de pie o sen-
tados en una silla. En caso de sentir mareos, conviene suspender el ejerci-
cio. Feldenkrais propone un sencillo ejercicio de torsión, en el que la per-
sona se acuesta en el suelo, boca arriba y luego hace girar la cabeza y los
hombros en direcciones opuestas.
Mediante algunas técnicas de la psicoterapia gestalt, cualquier indivi-
duo puede confrontar las tensiones de su cuello. Para esto, pedimos a la
persona que coloque las tensiones de su cuello, con la imaginación, en un
cojín frente a ella y que luego se siente en otro cojín. En un lado, toma el
papel de sí misma y en el otro el de sus tensiones del cuello. El propósito
es descubrir qué parte de la persona pretende ahorcar a la otra. Con fre-
cuencia se trata de las miradas y frases mal asimiladas, que provienen de
otras personas, y se transforman en presiones psicológicas internas (intro-
yecciones).
Con ayuda del terapeuta, se establece un diálogo entre esas partes: por
un lado está la parte neurótica que culpa, presiona y ahorca, y por el otro
la persona. El individuo cambia de un cojín al otro, según el papel que re-
presenta, y procura hacer afirmaciones y no preguntas. El psicoterapeuta
ayuda a que las personas centren su atención en sus sensaciones internas y
en sus movimientos espontáneos. Con frecuencia, detrás de las tensiones
MANEJO DE LAS TENSIONES DEL CUELLO 4- 161
zones por las que les conviene someterse a todo mundo, y confrontar sus
falsas opiniones y racionalizaciones ante los demás. Delante del grupo, al-
gunos hombres y algunas mujeres aprenden a decir no con toda energía,
mientras mueven el cuello con el gesto correspondiente.
Otros juegan a perder la cabeza o rugen para expresar su coraje repri-
mido. Pueden exagerar la voz que corresponde a sus roles sociales habi-
tuales y ensayar voces más espontáneas. También pueden imitar las voces
de algunas personas del grupo, para que ellas perciban sus estilos de ma-
nipulación. Mediante estos y otros ejercicios, son liberados las emociones
e impulsos reprimidos en el cuello y se expresan mediante el llanto, los gri-
tos, las risas y de muchos otros modos.
Un modo directo de enfrentar a la persona con sus tensiones del cue-
llo es que el psicoterapeuta las considere, desde un principio, el resultado
de frases hirientes y otras presiones psicológicas derivadas de la comunica-
ción interpersonal. Procuramos establecer de inmediato el diálogo con el
atacante. En un principio, ayudamos a identificar al atacante e intensifi-
camos la tensión defensiva. De esta manera, la persona recuerda y revive
con la imaginación algunas situaciones traumáticas que tuvo que adoptar
cuando era niño, por ejemplo: el miedo y la sumisión forzada ante las
amenazas y castigos de sus padres y maestros.
Mientras el individuo está de pie, el terapeuta empuja algo más el cue-
llo en la misma dirección en la que la persona lo tiene contraído, intensi-
ficando los bloqueos. En una segunda fase de la psicoterapia, se le ayuda a
liberar la energía reprimida con la ayuda del grupo. Con el aumento de la
presión del cuello, se intensifican las defensas; después, al reducir la pre-
sión suelen brotar recuerdos, movimientos y frases espontáneas. Es muy
MANEJO DE LAS TENSIONES DEL CUELLO -1- 163
útil recordar que el cuello presenta una capa interna de musculatura muy
compleja y que se requiere suma habilidad para no lastimar a los pacien-
tes.
No pretendemos que los pacientes pierdan la noción de la realidad, si-
no que se concentren en sus vivencias internas, a medida que emergen,
con ayuda de la imaginación. El(la) terapeuta puede pedir a la persona que
'fije su mirada hacia arriba, dirigida a uno u otrOilado, apoyando los mo-
vimientos esporitáneos de los ojos. Apoya los sentimientos que emergen y
sugiere algunas frases espontáneas, por ejemplo: "Mamá (papá, etcétera),
me ahogas; quieres que acepte tu opinión de que soy poco inteligente.
Tengo atorada la ira, no es justo, no es justo, etcétera".
Con esto, los pacientes llegan a darse cuenta de que viven ahogándose
mediante tensiones inútiles, mientras se repiten las frases destructivas de
otras personas, a pesar de que son falsas y negativas. Una de las técnicas que
utiliza el terapeuta para ayudar a la persona a intensificar sus emociones es
indicarle: "Continúa, dilo con más fuerza, di eso otra vez, etcétera". Ayu-
da que repita las frases una y otra vez, o que las modifique un poco, si-
guiendo la corriente de la misma emoción hasta que se agote y persiguien-
do otras, según los cambios emocionales.
Otras frases que expresan el resentimiento y la ira transformadas en
culpa son, por ejemplo: "Mamá (papá, etcétera) me heriste, me llenaste de
miedo, aprendí de ti a someterme, a vivir ahorcándome, pero eso no es
justo, ya déjame, retírate, no soy una tonta, tengo mucho coraje, etcétera".
También se pueden apoyar e intensificar los movimientos espontáneos de
los brazos y manos que expresan el mismo sentimiento, por ejemplo me-
diante golpes a un cojín que representa a la persona que provoca la ira.
Ya mencionamos que algunas personas muestran tensiones en el lado
izquierdo del cuello y viven ahogándose y ahorcándose (parece que la ma-
no de otro individuo las está ahorcando). Podría ser útil preguntarles si al-
guna persona en efecto intentó ahorcarlos, o si tienen la sensación de que
alguien tenía la intención de hacerlo, cuando eran niños.
Como ejemplo, observé una raya muy notable en la parte del frente del
cuello de una mujer de 24 años. Entonces le pregunté, ante el grupo de te-
rapia: ¿Por qué se encuentra esta raya en tu cuello?, ¿intentó ahorcarte al-
guien alguna vez? De inmediato, ella recordó que cuando tenía seis años
había estado molestando, junto con otros niños, a una mujer medio loca,
que vivía sola. De repente, esa mujer la había sujetado por el cuello con
una mano y, en efecto, había intentado ahorcarla y casi la mata.
164 4- PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
Dicha mujer nunca había comunicado esa experiencia a sus padres. Pa-
ra ayudar a revivir esa sensación, le puse una mano en el cuello, opri-
miendo un poco la garganta. Ella empezó a sudar frío y experimentó el
intenso pánico y dolor que llevaba dentro. Luego pudo, poco a poco, apar-
tar mi mano y sacudir el cuello; también pudo manifestar con palabras el
resentimiento
-_ y la ira hacia la mujer que había intentado matarla. También
corriprendió por qué la gente le comentaba que tenía la cara muy seria. Su
rostro reflejaba el miedo de quien acaba de- escapar a la muerte, pero que
no termina de creerlo, como un estado de choque. En su lógica infantil,
parecía temer que si se mostraba alegre y traviesa, alguien la mataría de veras.
Finalmente le sugerimos que presentara su rostro y cuello ante las per-
sonas del grupo, diciéndoles frases como: "Soy traviesa como un diablito,
¿va a matarme por eso?" A veces se le activaba el miedo y le sudaban las
manos; sin embargo, el ejercicio también le causaba mucha risa y ella se
sentía cada vez mejor y más espontánea. La respuesta de algunas personas
del grupo de terapia fue muy positiva: le dijeron que cuando se mostraba
alegre y divertida era mucho más atractiva. Que ya no era una niña para
tener miedo a que la ahorcaran por eso, sino que era fuerte y podía gritar
y defenderse, y que —en todo caso— procurara no hacer enojar demasiado
a los locos. Fueron necesarias algunas sesiones de terapia individual para
liberar otras tensiones del cuello mediante el masaje y el movimiento, así
como activando el reflejo del vómito y el reflejo de mamar.
Cuando el manejo de las tensiones profundas del cuello es efectivo, se
libera el dolor emocional y a veces se reviven algunas vivencias negativas
del pasado; además, algunos individuos reportan zumbidos, y otros fenó-
menos auditivos causados por los cambios en la presión del oído medio.
Más adelante disminuye la irritabilidad y los pacientes pueden percibir
con mayor claridad e intensidad los sonidos, incluso los lejanos.
Asimismo, disminuye la molestia que sentían al escuchar las voces de
ciertas personas, que ellos asociaban, de manera poco consciente, con las
de personajes del pasado que los regañaban y les gritaban. Por lo demás, a
dichas personas les cambia la voz, que ahora es más alegre y espontánea.
El rostro está más vivo y tiene mejor irrigación sanguínea; ya no se halla
contraído por gestos habituales de dolor. En caso de que se solucionen al-
gunos próblemas ocurridos durante la pubertad, los pacientes experimen-
tan pulsaciones gratas de energía desde los genitales, como si esas partes
del cuerpo finalmente se integraran a la cabeza.
PSICOLOGÍA DE LOS HOMBROS, LA ESPALDA Y LOS BRAZOS + 165
C. Estrechos
Figura 10.1 Posturas de los hombros que reflejan diferentes actitudes ante el peso de la
vida: cansancio y agotamiento (A), temor y anticipación (B), dependencia y falta de ini-
ciativa (C), responsabilidad y rigidez (D), sensibilidad y minusvalía (E), desafío y dureza (F).
tora del cerebro tiene como función el control voluntario de los músculos
de las manos, las cuales siguen siendo el principal instrumento del traba-
jo humano, suponiendo, claro está, que las guían el cerebro y la vista. Uti-
lizamos las manos para fabricar productos, herramientas y obras de arte.
Algunas personas exageran su fuerza y tratan de crear, con sus brazos,
el mayor espacio posible alrededor de su cuerpo, como si trataran de evi-
_tar el contacto_ cercano. A veces _también muestran una defensa agresiva de
sus límites corporales. La postura anterior es frcuente en- Jos h6mbres y
mujeres que se dedican al deporte y tienen un desarróllo muscular nota-
ble, aunque a veces muestran una cara sorprendentemente infantil y suave.
Como una postura opuesta, otras personas llevan los brazos demasia-
do pegados al cuerpo; de esta manera disminuyen los límites de su territo-
rio personal. En ocasiones, frenan en sus hombros la pulsación de la sangre
y del impulso, por lo que los brazos parecen colgar y las manos quedan
frías y sudorosas.
A veces, los niños sienten en sus brazos el impulso de golpear. Al eva-
luar la situación, la cabeza controla los brazos y los mantiene quietos por
miedo a las consecuencias, a pesar de que estaban listos para moverse. Los
músculos no pueden ejecutar al mismo tiempo dos movimientos contra-
rios, por lo cual los codos y las muñecas se traban. Durante la psicotera-
pia, conviene expresar cada sentimiento por separado, pero acompañado
de los movimientos pertinentes.
Mediante su postura, algunos dan la impresión de tener un brazo las-
timado, como pájaros incapaces de volar. Otras personas parece que llevan
colgada de la mano una muñeca o algún juguete y conservan en los hom-
bros estrechos las manos de sus padres que guían sus pasos. La educación
escolar favorece el uso de la mano derecha, por lo que algunas personas ca-
si no utilizan su mano izquierda. A las personas diestras les ayuda dibujar
con la mano izquierda para desarrollar las habilidades analógicas del he-
misferio derecho del cerebro.
Por si eso fuera poco, obligan a las personas zurdas a escribir con la ma-
no derecha, lo cual limita sus posibilidades de expresar la creatividad de
manera natural y espontánea. La línea de los hombros se desnivela cuan-
do uno de los brazos está demasiado contraído, mientras que el otro tiene
más movimiento.
Existen marcadas diferencias, relacionadas con el sexo, en el manejo
del espacio personal. Por lo general, las mujeres tienden a ocupar menos
espacio, debido a que los movimientos de sus brazos y piernas son menos ex-
pansivos que los de los hombres. Cierto tipo de gestos y posturas expansi-
170 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
vos, como mantener las piernas abiertas cuando la persona está sentada, se
consideran exclusivamente masculinos en las culturas tradicionales.
Las mujeres de muchos países mantienen los brazos más pegados al
cuerpo y las piernas más juntas que los hombres. La violación del territo-
rio personal y la proximidad física exagerada por un extraño suele pro-
vocar rechazo y castigo, en forma de gestos faciales reprobatorios; sin
embargo, el territorio femenino se invade con-:mayor frecuencia. Desde
luego-, los jefes ocupan mayor espacio físico y tienen un territorio personal
más amplio que las secretarias. Los hombres pueden tener un cuarto espe-
cial dentro de la casa o al menos un sillón favorito, mientras que las mu-
jeres —por lo general— carecen de un área personal a la cual no entran fá-
cilmente las demás personas.
Lo anterior es consecuencia más del estereotipo social y sexual de infe-
rioridad que suelen adoptar las mujeres, en particular las sufridas, a causa
-o' del machismo. Como apuntan Friese y Ramsey, es conveniente que algu-
ri nas mujeres aprendan a manejar mejor su espacio personal, utilizando pos-
turas y gestos más amplios y naturales. De esta manera, no trasmitirían
continuos mensajes no verbales de inferioridad al estar tensas y encogidas
en situaciones sociales. Los hombres machistas narcisistas (y sádicos) in-
terpretan los mensajes de inferioridad como una invitación para que ellos
las traten de manera dominante e incluso agresiva.
Cuando los hombros están tensos y trabados, se sugiere a las personas que
exageren sus posturas forzadas hasta que tomen conciencia del modo co-
mo frenan los movimientos espontáneos. Por ejemplo, a un hombre que
tiene los hombros levantados se le pide que los levante aún más. De esta
manera puede comprender que oculta la cabeza entre sus hombros por
miedo a los golpes y amenazas. Con ayuda del grupo, se da cuenta de que
teme a los demás y está siempre a la defensiva.
La exageración de los roles falsos ante el grupo es una buena técnica de
confrontación. Los hombros levantados forman parte de ciertas máscaras
de manipulación social, por ejemplo: el papel de víctima. Entre las reac-
ciones espontáneas del grupo frente a tal postura exagerada, se manifies-
tan la irritación y el disgusto ante la falsedad, lo cual es una sorpresa para
la supuesta víctima. Las víctimas creen que se ganan el afecto y la estima
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 171
de los demás mediante sus juegos neuróticos, pero lo que sucede en reali-
dad es que la mayoría de la gente los desprecia por eso.
A continuación, la persona puede ensayar ante el grupo otras posturas
más espontáneas y naturales. En un clima de confianza y comprensión, las
demás personas del grupo apoyan la liberación de las emociones bloquea-
das y el cambio positivo en las actitudes; además, otras personas tienen ten-
siones parecidas a las que se manejaron en algún individuo,
_ y sienten ayu-
da porque no solamente entienden-lo-que significan sus propios-bloqueos,
sino tarribién aprenden maneras de salir de ellos.
Por ejemplo una mujer de 26 años tenía mucha tensión en sus hom-
bros. Le pedí que se pusiera de pie delante del grupo y que levantara sus
hombros, exagerando su postura habitual. Ella manifestó que, desde muy
chica, su madre le había insistido en que no podía enojarse nunca y debía
ser perfecta, implicando que nadie iba a quererla de otra manera. Sus fa-
miliares y amigas le decían "no seas malita" o "eres muy linda y buena" y
luego le pedían favores. Ella se sentía obligada a realizarlos, sin poder ne-
garse nunca: estaba atrapada por el miedo irracional de que si negaba al-
gún favor, ya no sería tan buena, después de todo, y entonces nadie iba a
quererla.
Esta mujer cargaba a su madre sobre sus hombros, en forma de ten-
siones y actitudes sumisas ante la vida. Después de un poco de masaje en
los hombros y el cuello, expresó su argumento postural ante los miembros
del grupo ayudada por algunas sugerencias de mi parte, con frases como:
"Soy muy fuerte, soy muy buena, no me quejo nunca, puedo soportar más
carga, mi misión en la vida es hacer favores para que me quieran, etcéte-
ra". Frente a la sugerencia: "Y así soy muy feliz y en verdad me quieren...",
pudo darse cuenta de que en realidad se sentía muy triste y cansada.
Con frases espontáneas pudo expresar su tristeza, dolor, desilusión y re-
sentimiento acumulados por años de representar el papel falso de niña bue-
na ayudadora de los demás. Al verse con mayor sinceridad, comprendió
que muchos de sus favores eran inútiles, porque no iba a saber si la esti-
maban por ella misma, o le decían frases vacías para asignarle más trabajo.
Con la ayuda del grupo, ensayó movimientos de sus hombros para sa-
cudir el peso del deber obsesivo por apropiarse del sufrimiento y el traba-
jo de las personas que se le acercaban. Ella levantó y bajó los hombros, los
sacudió y dio codazos hacia atrás, mientras decía frases como: "Mamá, no
soy tan buena, ni perfecta y eso no me importa" y otras parecidas. Tam-
bién surgieron la queja y el resentimiento: "Yo ayudé a todos, pero a mí
¿quién me ayuda? En el fondo, no sé pedir favores, estoy vacía y no sé acer-
172 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
carme a la gente. Me he quedado muy vacía". Con esta última frase se sua-
vizó y pudo surgir el llanto.
Más tarde, y como ejercicio final, ella recorrió el grupo y escogió a al-
gunas personas. Mientras estaba de pie frente a alguna de ellas, le dijo:
"No te voy a hacer ningún favor, ni a cargar con tus problemas (o algo pa-
recido)". Para su sorpresa, la reacción de los demás fue que la estimaban y
comprendían de todos modos, y que no se convertía_en mala por eso. Al-
gunos participantes la abrazaron, conmovidos de que hubiera decidido
abandonar su papel de mujer complaciente y sufrida. Apoyaron el hecho
de que ella hubiera percibido que a veces necesitaba pedir el apoyo y la
amistad de otras personas.
Para ilustrar otra alternativa de manejo, se presentó ante nosotros una
joven de 23 años, con los hombros muy fuertes y el pecho poco desarro-
llado, cuya postura general corresponde a una mujer sufrida que por lo ge-
neral se somete y toma sobre sus espaldas cargas que corresponderían a
otras personas. Por los datos obtenidos durante una entrevista inicial o por
el modo como ella se comporta ante los demás miembros de un grupo,
pude advertir que, en efecto, trataba de ser muy dulce, sumisa y compla-
ciente y que llegaba incluso a ofrecer ayuda a los demás. Le sugerí: "¿Qué
cargas en la espalda?, ¿qué problemas ajenos has tomado?, ¿qué frases te di-
ces cuando te subestimas?" y así por el estilo.
Se estableció un diálogo de la persona con su espalda. Sentada en un
cojín, la mujer representó su espalda. Centró su atención en esa parte del
cuerpo y expresó lo que sentía: "Soy tu espalda, estoy tensa, adolorida, car-
go mucho peso, bastantes preocupaciones, me azotas, etcétera". Luego, re-
presentó su propio papel, mediante frases como: "Estás doblada, me mo-
lestas, etcétera". Alternativamente, tomó el papel de ella misma, con frases
depresivas y acusatorias: "No debo enojarme, sino controlarme; no debo
ser egoísta, sino soportar todo; tengo la culpa..." Detrás de estas frases des-
cubre programas tempranos (de su madre y de otras personas) que ella si-
gue activando, aunque no son propios.
El psicoterapeuta puede proponer otras dualidades para el manejo te-
rapéutico: de un lado está la madre, o la persona represiva de su niñez, y
del otro la parte sana y adulta de esta mujer. El personaje introyectado in-
siste: "No debes enojarte, sino someterte, callarte, cargar con todo, sufrir
en silencio..." La mujer rechaza esas frases destructivas y depresivas desde
su parte sana y adulta, que cada vez cobra mayor fuerza: "Mamá, a mí me
toca hacer mi vida, no tengo por qué cargar contigo, con tu depresión, con
tu resentimiento, a mí me toca ser feliz a mi modo, no soy niña buena, si-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 173
Figura 10.2 Postura de la cobra. La persona se acuesta boca abajo, y se apoya en las ma-
nos y en los antebrazos. Al momento de exhalar, se apoya en las manos, arquea el torax
hacia arriba y echa la cabeza hacia atrás.
tar las tensiones del cuello al caminar. Sugiere que es conveniente imagi-
nar que alguien nos está ayudando a movernos, jalándonos suavemente
por el cabello de la punta de la cabeza.
Feldenkrais también recomienda que tratemos de mejorar la concien-
cia de nuestros músculos (flexores y extensores), con el propósito de dis-
frutar una mejor postura y tener una mejor imagen corporal. Un ejercicio
que tiene como finalidad mejorar la curvatura lumbar: el individuo se
acuesta de espaldas, encoge las piernas y coloca los pies apoyados en el sue-
lo, a cierta distancia del cuerpo y en línea aproximadamente horizontal
con las caderas. Luego trata de aumentar la curvatura lumbar, imaginan-
do que es un arco agrandado para que un ratón pase entre la persona y el
piso. Con este ejercicio, las personas sienten que tratan de sujetarse al sue-
lo con sus pies y después regresan a la postura inicial. El ejercicio se repi-
te varias veces.
En otro ejercicio para eliminar tensiones del tórax y la espalda, se pide
a la persona que se tienda de espaldas sobre un cojín duro (o sobre el ban-
quillo de Lowen). Esa postura (opuesta a la de estar habitualmente aga-
chada) la obliga a ir aflojando los músculos contraídos en la parte del
frente del tórax. En seguida se le pide que respire profundamente y que
procure insistir en la exhalación del aire lo más que pueda. La respiración
MANEJO DE LAS TENSIONES DE HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS + 175
zan guantes muy acolchados, parecidos a los de box, para golpear sin cau-
sar ningún daño a nadie. Otros instrumentos, como las batakas y los pun-
ching bags, tienen el mismo propósito.
Algunas fábricas electrónicas de Japón, que solicitan trabajo manual
muy delicado de sus obreros, tienen cuartos diseñados para que los traba-
jadores puedan encerrarse. Encuentran una serie de muñecos inflados de
plástico con las caras de los supervisores y del dueño de la fábrica. Tienen
a su alcance toda clase de instrumentos para golpearlos con ruido y gran
consumo de energía, como guantes, palos, batakas, etcétera.
Ahí se dedican a dar rienda suelta a la irritación contra los jefes y al
estrés acumulado durante horas de monótono trabajo en la línea de en-
samblaje, hasta que se sienten satisfechos. Mediante este tipo de terapia
disminuyen las manifestaciones de irritación en períodos del trabajo y me-
jora el rendimiento; además, aumenta el compañerismo entre los hombres
y las mujeres que laboran en la empresa.
Finalmente, haremos algunas consideraciones acerca de los cambios en
la temperatura de la piel. Como advierte Hasset, las arterias y los capilares
pueden contraerse independientemente. El color de la piel depende en
gran parte de la acción capilar, mientras que su temperatura está relacio—
nada con la acción de las arterias. Así, la piel cálida y pálida sugiere que las
arterias y las arteriolas están dilatadas, mientras que los capilares no; por
el contrario, la piel fría y azulada indica que existe fuerte contracción de
las arterias, mientras que los capilares están dilatados.
La temperatura de la piel varía en respuesta a los cambios emocionales
propios de las presiones psicológicas. Las emociones de vergüenza, depre-
sión y ansiedad van acompañadas de una baja en la temperatura de los de-
dos de las manos. La relajación, la ira y la excitación sexual elevan la tem-
peratura del cuerpo. Conviene señalar que las mujeres tienen las manos y
los pies más fríos que los de los hombres. Aunque la circulación periférica
es menos activa en las mujeres, la circulación en la matriz y demás órga-
nos internos del vientre es abundante, para favorecer el embarazo.
Brown informa que la piel reacciona de manera automática durante las
interacciones sociales ordinarias, de acuerdo con los cambios en los senti-
mientos, por ejemplo: según el agrado o desagrado que la persona siente
hacia las demás. Además, funciona como una especie de censor: algunas
personas enrojecen de vergüenza ante los estímulos visuales de naturaleza
sexual y las palabras que consideran obscenas. En ocasiones, la piel puede
reflejar cambios en los pensamientos y en las fantasías de los individuos,
como lo demuestran los detectores de mentiras.
178 + PSICOLOGÍA DEL CUELLO, HOMBROS, ESPALDA Y BRAZOS
La piel también muestra cambios relacionados con los colores del am-
biente que nos rodea, lo cual está relacionado con las actividades cerebra-
les del procesamiento visual de los colores. Según Brown, las personas in-
trovertidas muestran alto grado de neuroticismo y responden con mayor
rapidez a los condicionamientos de la piel; además, estas personas tienen
mayor probabilidad de desarrollar síntomas de tipo psicosomático. Debi-
do- a Ja ansiedad, :su piel responde con alertamiento excesivo ante mayor
número de estímulos de las .personas._normales.
Mediante el empleo de aparatos de bioinformación electrónica (biofeed-
back) se puede controlar la actividad vasomotora de la piel, estos aparatos
dan a los individuos información continua, visual y auditiva acerca de la
temperatura de su piel. Con electrodos apropiados, los aparatos reportan
cambios mínimos en la temperatura de los dedos de la mano. Con esto,
las personas pueden aprender a elevar la temperatura del cuerpo y elimi-
nar su ansiedad.
Entre los resultados obtenidos cuando aumenta la temperatura de las
manos, mediante los aparatos de bioinformación, se han eliminado algu-
nos dolores de cabeza de tipo migraña; también se puede reducir la hiper-
tensión arterial (Fuller). La importancia de la bioinformación térmica
consiste en que las personas aprenden a controlar algunos aspectos de la
activación del sistema nervioso autónomo y, más en general, a relajarse.
Capítulo 1 1
Psoas
Rectos del
abdomen
Figura 11.1 Pelvis rotada hacia atrás (A), por lo que los contenidos pélvicos no son con-
tenidos y el abdomen queda prominente. Además, el cuello está contraído y se forma
una joroba en la parte superior de la espalda. La postura normal es la ilustración (B).
ben sus genitales de modo agresivo y prefieren las relaciones sexuales tran-
sitorias (tipo Don Juan). Padecen trastornos en la erección, junto con fa-
llas en la eyaculación.
Cuando la pelvis se inclina o se desvía hacia un lado, surgen desviacio-
nes compensatorias en la columna vertebral. Pasada la juventud, muchas
personas sufren continuos dolores en la parte baja de la espalda. A las mu-
jeres, el embarazo les modifica temporalmente el balance de la pelvis, lo
cual puede ocasionarles molestias.
Además de la excitación sexual, la pelvis trabada contiene otros impul-
sos y emociones bloqueadas. Un ejemplo es la alegría y el placer elemen-
tal de vivir que las mujeres "sufridas" no experimentan debido a la infla-
mación y constipación habitual de los intestinos, junto con la represión de
sus sensaciones sexuales.
El psicoterapeuta necesita observar cuidadosamente la pelvis de cada
persona para determinar cuáles músculos están tensos o demasiado estira-
dos. Así podrá elegir los movimientos y ejercicios más convenientes para
corregir los defectos posturales. Conviene observar a la persona de frente
y de lado, mientras está de pie; sin embargo, resulta más útil verla en mo-
vimiento mientras camina. También podemos pedirle que se incline hacia
adelante, hacia atrás y hacia los lados, o que intente rotar su cuerpo ha-
cia uno y otro lado.
Rolf señala el importante papel que tienen los psoas respecto al balan-
ce pélvico: son músculos largos originados en las vértebras lumbares, a los
lados de la columna vertebral; recorren la cavidad pélvica y cruzan la cres-
ta del hueso iliaco; en su parte inferior se insertan al fémur, y forman un
puente estructural entre el tórax y las piernas. Debido a su cercanía con el
diafragma, las tensiones habituales de estos músculos alteran los patrones
respiratorios. Además, el plexo lumbar del sistema nervioso autónomo es-
tá adherido a los psoas. Se presentan fallas en el metabolismo general del
organismo cuando limitamos los movimientos de esos músculos. Por
ejemplo, en algunas personas se lentifican de manera crónica sus funcio-
nes intestinales.
El balance muscular entre los psoas y sus opuestos, los músculos rectos
del abdomen, es necesario para caminar sin esfuerzo y para mantener una
postura equilibrada cuando uno está de pie. El movimiento espontáneo de
caminar se origina en el tronco y este impulso es trasmitido a las piernas.
Cuando los pasos están acortados y tensos, los individuos tienen dificul-
tad para doblar su cuerpo hacia adelante y para tocarse los pies con los de-
dos de la mano al inclinarse cuando se hallan de pie.
182 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS
La morfología del cuerpo humano varía mucho, por lo cual cabe seña-
lar una postura ideal única que representa el balance ideal del cuerpo pa-
ra todas las personas. En general, conviene que la pelvis tenga libertad de
movimiento y esté bien alineada, según las características genéticas, la
edad y el sexo de cada individuo. Cuando funcionan bien, las vísceras ab-
dominales producen sensaciones gratas de calma y placer interior, acom-
pañadas de las palpitaciones espontáneas de los impulsos y sentimientos.
Estas partes del cuerpo forman la última región del organismo humano,
según el modelo estructural de la psicoenergética. Las piernas y los pies re-
flejan la manera como los diversos individuos se relacionan con las cir-
cunstancias de la realidad concreta.
Podemos conocer a las personas por su voz, antes de verlas. La mane-
ra de caminar de cualquier hombre o mujer también es reflejo de su per-
sonalidad. De algunos enamorados felices se dice que caminan en las nu-
bes. Otros individuos parecen caminar sobre zancos o tubos rígidos de
acero. Por el contrario, hay quienes caminan como si tuvieran resortes en
las piernas.
Los modos de caminar sugieren mayor o menor rigidez en la estructu-
ra de la personalidad; algunos de ellos corresponden a roles ocupacionales
y otros a máscaras neuróticas. Por ejemplo, el modo de caminar del polí-
tico profesional o el del vendedor de seguros experto están diseñados para
darnos una impresión de fuerza y confianza. A modo de contraste, las per-
sonas que adoptan roles sociales sumisos y pasivos muestran inseguridad
al caminar y parece que temen pisar el suelo. Es como si caminaran sobre
arenas movedizas, mientras que otras parecen caminar sobre rocas firmes.
Las rodillas trabadas dificultan los movimientos de las piernas. Al ob-
servar a algunas personas que están de pie, advertimos que sus rodillas se
encuentran demasiado juntas, giradas hacia el interior del cuerpo; con es-
to, la pelvis suele quedar rotada hacia atrás, por lo cual las caderas parecen
muy anchas. El arco de los pies disminuye y éstos se aplanan contra el pi-
so. Entre los músculos que rotan las rodillas hacia dentro están los aduc-
tores. Es típico que algunas mujeres que fueron alumnas en colegios de
monjas tengan contraídos esos músculos, como señal de una educación
tradicional represiva de la sexualidad.
PSICOLOGÍA DE LAS PIERNAS Y DE LOS PIES + 183
Figura 11.2 Algunas posturas de las piernas: trabadas hacia atrás (A), postura normal,
bien balanceada (B), rodillas rotadas hacia afuera (C), rodillas rotadas hacia dentro (D).
Rolf advierte que los niños nacen sin arcos en los pies, pero éstos se for-
man de manera natural; sin embargo, las presiones indebidas para que ca-
minen antes de tiempo, moldean y alteran el modo espontáneo de apoyar
los pies en el suelo; además, las piernas se traban, sobre todo a la altura de
las rodillas. La misma autora subraya que el modo eficiente de caminar es
con los pies rectos y paralelos, con las rodillas dirigidas hacia el frente.
Añade que los automóviles no podrían correr bien si sus llantas delanteras
estuvieran alineadas en forma de V.
Los zapatos que usamos deberían ser cómodos, con tacones y suelas
apropiados. Algunos zapatos, productos de la moda, causan deformacio-
nes y tensiones habituales de los músculos de las piernas y en los pies.
Aunque los tacones altos aumentan la estatura, acortan los músculos de la
parte de atrás en las piernas y las pantorrillas de muchas mujeres. Esto
también afecta el ángulo en que la pelvis se lleva de manera habitual.
Los pies de algunas personas están demasiado fríos o sudorosos, lo cual
sugiere miedo y ganas de correr frenadas. Con sus tensiones limitan la
circulación de la sangre y el calor de la vida. Los talones de ciertas perso-
nas se apoyan con demasiada fuerza en el suelo, mientras que los de otras
semejan una bola o rueda, con la que se deslizan en el suelo con mínimo
contacto. En este último caso, parece que caerían de espaldas con cual-
quier empujón leve.
Las madres demasiado protectoras trasmiten a sus hijos pequeños la
sensación de que sus piernas no pueden sostenerlos, y se pueden caer en
cualquier momento. A otros les enseñan a ser adultos pequeños y les echan
encima grandes responsabilidades y preocupaciones que no corresponden a
su edad.
Dychtwald menciona algunos contactos de los pies con el suelo: a) los
pies planos que se deslizan por el piso indican que la persona es cautelosa,
vive aterrorizada, evita esa sensación corriendo siempre y tratando de
racionalizar en exceso, y muestra otras tensiones en la espalda y en el cue-
llo; b) los pies con el arco levantado permiten escaso contacto con el sue-
lo, sugieren inseguridad y dificultades para mantener el equilibrio y se aso-
cian con personas crédulas e incapaces de decir no, algunas de las cuales
tienen el pecho hundido y la pelvis rígida, c) los individuos que tienen
el arco levantado y que se sujetan en el piso con los dedos son concretos y
desconfiados.
El mismo autor añade otras dos posturas: d) los pies de plomo: las per-
sonas que caminan apoyándose en el suelo con gran fuerza suelen ser rea-
listas y confiables, y e) caminar sobre las puntas de los pies: son hombres
MANEJO DE LAS TENSIONES DE LA PELVIS Y DE LAS PIERNAS + 185
y mujeres que tienen un contacto más tenue con la realidad, como sucede
con los artistas y soñadores.
Conviene que los psicoterapeutas consideren éstas (y las demás suge-
rencias) como meras hipótesis de trabajo, más o menos aplicables a un ca-
so concreto, para luego desprender de ellas las técnicas de manejo que re-
presentan mayor utilidad en una situación particular.
Según Reich y Lowen (lo mismo que el tantra de la India), el acto sexual
incluye dos movimientos básicos de la pelvis: el primero hacia adelante,
acompañando la expulsión del aire de los pulmones, y el segundo hacia
atrás, que va junto con la inhalación del aire. La inspiración incluye la re-
lajación de los músculos del ano y —más en general— los del piso pélvico.
Tiene el significado psicológico de aflojarse y recibir. Por el contrario, el
otro movimiento corresponde a la descarga de la tensión sexual y agresiva.
El orgasmo sexual representa una descarga intensa de energía del orga-
nismo, que va acompañada de movimientos convulsivos en todo el cuer-
po. Esta experiencia no ocurre a menudo en las culturas que proponen
como ideal el control emocional excesivo.
Muchas personas encuentran peligroso y atemorizante entregarse a los
movimientos convulsivos de un placer tan intenso, debido a que las ten-
siones corporales de su estructura neurótica están estructuradas fuerte-
mente. Uno de los ejercicios básicos para liberar el reflejo del orgasmo,
propuesto por Lowen y derivado de Reich, consiste en pedir a la persona
que se tienda de espaldas en una cama, con las rodillas flexionadas, de mo-
do que las plantas de los pies tengan contacto con la cama. Coloca los bra-
zos a los lados del cuerpo y procura aflojar el cuello y la mandíbula.
Con la respiración profunda, sin tensiones musculares que impidan el
flujo espontáneo del aire, la pelvis se mueve hacia arriba al exhalar y cae
hacia abajo cuando la persona inhala. La cabeza se mueve atrás con la ins-
piración y hacia delante al exhalar el aire.
Entre otros ejercicios pélvicos están los movimientos circulares. La per-
sona se coloca de pie, con los pies paralelos y separados unos 30 centíme-
tros. Luego apoya el peso del cuerpo en el pie izquierdo y rota la pelvis ha-
cia el mismo lado. En seguida, permite que el peso del cuerpo descanse en
ambos talones y hace la pelvis hacia adelante. Después, el individuo se
186 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS
apoya en el pie derecho y gira la pelvis hacia ese lado. Finalmente, deja des-
cansar el peso del cuerpo en ambos pies y mueve la pelvis hacia atrás.
El ejercicio anterior se repite 10 veces y luego se hace girar la pelvis en
sentido contrario otras tantas veces. Los movimientos anteriores corres-
ponden a los que haría la persona que tuviera un aro en su cintura y lo hi-
ciera girar. Dytchwald anota que con este ejercicio algunas personas de
edad avanzada recuperan memorias y fantasías de épocas en las que _ su se-
xualidad era más activa.
Otro de los ejercicios que propone Lowen consiste en mover la pelvis
hacia adelante y hacia atrás, mientras que la persona está de pie. La pelvis se
echa hacia adelante al presionar el suelo con los talones, mientras que
se expulsa el aire de los pulmones y se empuja hacia atrás, arqueando la
parte baja de la espalda.
Baker describe otras técnicas para liberar los bloqueos pélvicos, entre
las cuales está el masaje profundo de las paredes abdominales, con el fin
de producir la fibrilación de los músculos rectos del abdomen. Este masa-
je puede ir acompañado de movimientos de patear espontáneamente, pa-
ra lo cual se encogen y luego se estiran las piernas mientras que la persona
está acostada boca arriba.
Los movimientos de los bailes hawaiano, tahitiano, samba, tango,
rock, etcétera, pueden ayudar a eliminar las tensiones de la pelvis. Morris
recuerda que hace algunas décadas, ciertos individuos conservadores con-
sideraron depravados al tango y al jazz por los movimientos de las caderas
que sugerían las relaciones sexuales.
Es conveniente que el terapeuta conozca los deportes o prácticas que
cada persona ha realizado. Algunos de ellos, como el ballet o el tenis, esti-
ran ciertos músculos, mientras que otros quedan acortados y tensos. Hay
pasos de ballet que se realizan con los pies demasiado abiertos o sobre
la punta de los dedos, lo cual produce deformaciones de los músculos de las
piernas. Esto requiere ejercicios compensatorios para corregir las fallas
posturales y los dolores habituales que resultan.
El masaje profundo es una herramienta muy eficaz para aliviar las ten-
siones de las nalgas, los muslos y las piernas. Rolf advierte que cuando es-
tán contraídos los músculos, se pueden tocar en ellos algunos puntos en-
durecidos del tamaño de un chícharo.
Los ejercicios para aliviar las tensiones de las piernas también contri-
buyen a dar mayor movimiento a la pelvis. Antes de iniciar el manejo,
conviene conocer los músculos de las piernas que están tensos en alguna
persona particular. Existe un grupo de músculos formado por el semi-
MANEJO DE LAS TENSIONES DE LA PELVIS Y DE LAS PIERNAS 4- 187
Figura 11.3 La persona hace movimientos circulares con la rodilla, hacia uno y otro la-
do, para destrabarla y tonificar los músculos de los muslos y de las pantorrillas.
mero patea con una pierna y luego con la otra. Al principio es recomen-
dable patear 30 o más veces con cada pierna, de manera rítmica. Con más
práctica, se puede patear hasta 100 veces con cada pierna.
Mientras uno patea, la persona puede gritar "no" o algo parecido, pa-
ra intensificar la expresión de los sentimientos. También puede mover la
cabeza y golpear el suelo con las manos, siguiendo el ritmo de las piernas.
Como una variante, se tensan ambas, piernas, mientras uno está acostado
boca arriba y. luego- se elevan,.para dejarias caer finalmente sobre una ca-
ma o diván. Las sensaciones anales se incorporan al ejercicio de patear
cuando se contrae la musculatura del piso pélvico al encoger las piernas.
En general, con los ejercicios de patear, se busca que los individuos
abandonen el control rígido que tienen sobre sus piernas. De esta manera
permiten la expresión libre de los impulsos y de las sensaciones que se
mantienen bloqueadas en esas partes del cuerpo. En algunos, la expresión
emocional que brota es semejante a la de los niños pequeños que se tiran
al suelo para hacer un berrinche. Cuando una pierna está más tensa que la
otra tiene menos flexibilidad y se acorta; debido a esto, la pelvis se desni-
vela. La pierna más débil necesita más ejercicios para fortalecerla y la más
tensa requiere la liberación de sus bloqueos.
Para patear, podernos colgar del techo una pequeña pelota atada con
un cordel y luego dar toda clase de patadas, sin usar zapatos. Entre otros
movimientos, conviene patear con el pie rotado hacia el interior del cuer-
po. La mayoría de la gente camina con los pies dirigidos hacia afuera y es-
te ejercicio resulta compensatorio. Algunas disciplinas marciales, como el
karate y el kung-fu, incluyen ejercicios de patear como parte de su entre-
namiento.
Otro modo de liberar las tensiones de los pies consiste en apoyarlos
con fuerza contra una pared, mientras la persona está sentada en el sue-
lo con las piernas extendidas. Con esto podemos corregir las curvaturas del
arco del pie, si acaso está demasiado elevado. En otro ejercicio, estando
de pie, podemos apoyar la planta de uno de ellos en una botella o algo pa-
recido. Luego hacemos rodar el objeto hacia uno y otro lado con el fin de
eliminar las tensiones. Esto también ayuda a mejorar los arcos en caso
de los pies planos. El ejercicio se practica alternando el otro pie después de
algún tiempo.
Hay otros ejercicios para las piernas y los pies, más o menos improvi-
sados, que el terapeuta puede ensayar en las sesiones de grupo. Algunos
preparan el camino para el manejo individual, debido a que reblandecen
de manera especial los bloqueos emocionales de algunas personas. Por
190 + PSICOLOGÍA DEL BALANCE PÉLVICO Y DE LAS PIERNAS
Figura 12.1 Torax expandido -demasiado inflado- con el diafragma hacia abajo, presio-
nando el estómago (A), y el torax colapsado -hundido- con el diafragma hacia arriba,
oprimido los pulmones y el corazón (B).
PSICOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN Y DEL CORAZÓN 4- 195
mos deja mucho que desear: es una experiencia ingrata, debido a las sus-
tancias malolientes, irritantes y tóxicas que lastiman los ojos; además, en
el aire flotan basura y partículas de desechos humanos y animales. Una
multitud de virus y gérmenes ocasionan trastornos respiratorios endémicos.
El asma va acompañado de espasmos en los músculos bronquiales. Los
ataques de asma pueden ser leves, moderados o severos y duran desde al-
gunos minutos hasta varias horas o días. El asma_ puede ser una reacción
pulmonar alérgica, pero también está relacionado con ciertos estímulos
emocionales. Cuando los ataques sólo ocurren ante algunas personas, en
el contexto de ciertas situaciones sociales, se demuestra su origen psicoso-
mático. En estos casos, la psicoterapia ayuda a reconocer y expresar los
conflictos de hostilidad y dependencia.
El abuso del tabaco (tabaquismo) es frecuente en las sociedades actua-
les. Es un hábito difícil de dejar que impide la respiración adecuada; ade-
más, causa lesiones permanentes en la estructura de los bronquios por las
sustancias irritantes que introduce en los pulmones. La nicotina es un es-
timulante que da alivio transitorio a las tensiones y sensaciones de opre-
sión en el tórax; sin embargo, la persona que fuma priva al organismo del
oxígeno que necesita, por lo cual se siente inquieta. Entonces se establece
un círculo vicioso, porque las sensaciones de ahogo y falta de oxígeno ha-
cen que la persona fume más aún en un intento inútil por aliviadas. Lo
que el fumador necesita es aprender a respirar mejor.
Entre los efectos estimulantes de la nicotina están el aumento de la fre-
cuencia de los latidos cardíacos y de la presión arterial; también se produce
una vasoconstricción periférica y aumenta la proporción de ácidos grasos
libres en la circulación sanguínea. La nicotina crea dependencia física, por
lo que se presenta el síndrome de abstinencia en las personas que dejan de
fumar: aumenta la irritabilidad y el nerviosismo y reportan inhabilidad pa-
ra concentrarse. Desde luego, estos efectos son transitorios.
Las personas que consumen habitualmente tabaco creen que les ayuda
a mantenerse concentrados y despiertos. Como sabemos, a menudo tam-
bién abusan del café para aumentar la eficiencia en el trabajo mental y
tranquilizarse. Existen algunos métodos de autocontrol, derivados de las
terapias de modificación de conducta, que han demostrado su efectividad
para eliminar el tabaquismo.
il
darles masaje y sacudirlos un poco antes de levantarse. Una vez que se le-
vante, conviene estirar todo el cuerpo.
En su libro de danza moderna, Howard sugiere que podemos evitar la
sensación de cansancio físico cuando utilizamos la respiración de modo
consciente y ajustamos los movimientos y acciones con el fluir de la respi-
ración, mientras bailamos. Entonces, la danza se convierte en la expresión
de los ritmos vitales y emocionales por medio del movimiento corporal. Al
_principio deVlibro,:la autora próponc ocho_ ejercicios= básicos de respira-
ción para principiantes, de los cuales presentamos, como ejemplo, dos de
ellos.
Ejercicio cuatro: inhale lentamente con la nariz, como si estuviera
oliendo una flor; sostenga un poco la respiración e imagine que se estu-
vieran expandiendo los ojos, los oídos y la punta de la cabeza. Así, el peso
de la cabeza se levantará de la punta de la columna vertebral, arriba del
centro del movimiento, que está en el esternón. Exhale luego muy lenta-
mente, por la nariz. Puede hacer este ejercicio con fuerza y rápidamente,
al principio, para aflojar cualquier tirantez o tensión y luego proceder a
una versión más lenta, lo cual es una excelente introducción para caminar
sostenido por la respiración.
Ejercicio seis: respire por la nariz y luego exhale el aire por la boca. Es-
to empuja los músculos abdominales hacia adentro y libera el diafragma,
con lo cual se fuerza la pelvis hacia adelante y hacia adentro. Cuando esto
sucede, puede sentir algo de tensión y la sensación de que surge una línea
de energía que recorre su cuerpo de lado a lado.
El banquillo de Lowen es parecido a los utilizados en la cocina: tiene
una altura de 60 centímetros. Sobre él colocamos algún material acolcha-
do, como un rollo de cobertores, que aumentan la altura de 15 a 20 cen-
tímetros. Tiene unas barras salientes de madera, en la parte superior, para
sostener los brazos en algunas posturas y para ayudar a la persona a levan-
tarse. Dicho autor propone una serie de ejercicios expresivos, relacionados
con el uso de su banquillo.
En el ejercicio básico, la persona se tiende de espaldas sobre el banqui-
llo y sostiene el peso del cuerpo a la altura de los hombros, mientras deja
colgar su cabeza y descansa sus antebrazos en las salientes del banquillo.
Los pies se mantienen apoyados en el piso, mientras que las rodillas están
algo dobladas.
En otros ejercicios, la espalda puede recorrerse hacia arriba, con lo que
la presión afecta al diafragma y a otros músculos más cercanos. La perso-
na también se tiende boca abajo sobre el banquillo, con lo que presiona
200 + PSICOLOGÍA DE IA RESPIRACIÓN Y DEI CORAZÓN
zoides se debe a que algunos bebés son incapaces de ejecutar los movi-
mientos de mamar con la suficiente fuerza. En el esquizoide, este mo-
vimiento está limitado a los labios y no incluye la garganta, las mejillas
ni la cabeza.
Debido a la relación entre lo primero que se chupa al nacer (o sea el ai-
re) y la leche materna que se chupa en seguida, cualquier trastorno en la
furíción, de mamar tendrá repercusiones en la función-respiratoria.;-Por el
contrario, cuando las personas esquizoides- realizan satisfactoriamente los
movimientos de mamar, liberan las tensiones de su garganta y pueden res-
pirar con mayor espontaneidad y con cierta profundidad abdominal.
A continuación proponemos otros ejercicios de respiración que ayudan
a relajar la caja torácica. Las personas que tienen demasiado expandido el
pecho necesitan insistir en la exhalación del aire. Inhalan normalmente y
luego expulsan de forma deliberada el aire por etapas, cada vez con más
fuerza, a modo de jadeo. Para exhalar, puede ayudar que utilicen un tubo,
como de medio metro de largo. Inhalan por la nariz y luego exhalan por
la boca, a través de la manguera. Mediante este ejercicio, las personas pue-
den exhalar cada vez con mayor facilidad, por lo cual su caja torácica (y
toda su personalidad) se va haciendo más blanda y flexible.
Como ya explicamos, el pecho hundido implica un ambiente familiar
y social restrictivo, que origina una autoimagen devaluada y un espacio
personal contraído. Las personas que tienen el pecho demasiado hundido
deben insistir en la inhalación del aire. Primero llenan los pulmones de ai-
re, por etapas, lo más que pueden y a continuación, sin exhalar, utilizan el
aire para empujar voluntariamente el pecho hacia fuera, por etapas. Pue-
den imaginar que tienen un poste u otro obstáculo que empuja el ester-
nón hacia dentro y que lo avientan hacia fuera, o que tienen una mano
que las aplasta y no les permite respirar bien, pero ellas se liberan de esa
opresión.
El ejercicio anterior puede realizarse mientras tienen los brazos exten-
didos hacia los lados del cuerpo; entonces, aprietan las manos al empujar
el pecho hacia fuera, con el aire dentro. En otra variante, tienen las manos
en el pecho mientras inhalan y las separan una y otra vez con fuerza del
pecho mientras echan fuera el aire de los pulmones, como si estuvieran
arrancando cadenas. También pueden inhalar hasta tener los pulmones to-
talmente llenos y luego emplear el aire para empujar el diafragma hacia
abajo.
Una mujer de 30 años mostraba gran desarrollo muscular. Como res-
puesta a algunas preguntas iniciales, dijo que practicaba natación y ballet
MANEJO DE LA ANGUSTIA Y DE LOS BLOQUEOS RESPIRATORIOS + 203
Quienes valoran el idealismo saben que hay razones que sólo entiende
el corazón. El principito, personaje de la obra de Saint Exupery, nos ad-
vierte que con los ojos no podemos captar lo más luminoso, pero lo com-
prendemos con el corazón. En el lenguaje ordinario, la palabra corazón de-
signa algunos rasgos de la personalidad. Por ejemplo, decimos que alguna
persona tiene el corazón noble, valiente, sincero o bien puesto; también,
que tiene buen o mal corazón,. corazón duro, blando, alegre, tierno, triste,
dolorido, apachurrado, partido, joven, etcétera.
Desde el punto de vista anatómico, el corazón es un músculo hueco
que reparte la sangre que ha sido oxigenada por los pulmones por todo el
organismo mediante sus contracciones; sin embargo, también nos da a co-
nocer los propios cambios emocionales, como lo han comprendido todos
los poetas. Podemos conocer la verdadera naturaleza de nuestros senti-
mientos cuando escuchamos los ritmos del corazón, a pesar de que mos-
tramos a las demás personas un rostro impasible. Por ejemplo, el corazón
se acelera al ver (o imaginar) a la persona amada, haciéndonos saber que
estamos enamorados.
Una vida emocional espontánea, en la que el corazón es libre para la-
tir, es una de las principales dimensiones humanas. A diferencia de las má-
quinas y los robots, los humanos no fuimos diseñados para una vida de
equilibrio y calma absolutos. Somos impredecibles, hasta cierto punto, debi-
do a los continuos cambios de nuestras energías emocionales e impulsivas.
Los ritmos del corazón reflejan las diferencias en los estados de áni-
mo; también se relacionan con las percepciones, las fantasías y los pensa-
mientos, lo mismo que los niveles bioquímicos y bioeléctricos del orga-
nismo. Otras variaciones son debidas a los condicionamientos tempranos, la
edad, el peso, los cambios en la alimentación, la fatiga, el nivel de alerta-
miento y ciertos factores genéticos.
Ante las situaciones atemorizantes, el corazón se acelera, lo mismo que
ante frases e imágenes que nos provocan miedo. Esta reacción de emer-
gencia también incluye cambios respiratorios que son tan instantáneos y
dramáticos como los cardíacos y debidos a la activación del sistema ner-
vioso autónomo. En las ocasiones en que hemos escapado de algún grave
accidente vehicular, nos parece que el corazón se va a salir por la boca.
Mediante una sensación de intranquilidad, el corazón nos advierte de los
peligros mucho antes de que podamos evaluarlos de manera lógica con
los pensamientos.
Las emociones dependen, en gran parte, de las circunstancias que nos
rodean; sin embargo, en los neuróticos predominan ciertas reacciones
PSICOLOGÍA DEL CORAZÓN + 207
Por lo común, los primeros contactos de los bebés con el pecho de su ma-
dre son experiencias muy agradables; están sumergidos en un océano de
felicidad, sin ninguna conciencia de los límites de su organismo; muestran
sonrisas de placer, suspiran de satisfacción y su piel está sonrosada, y sus
movimientos de mamar y respirar están sincronizados. Según Reich y Lo-
wen, durante esta etapa se activa el primitivo reflejo del orgasmo.
Los infantes experimentan cariño y seguridad plena debido a la cerca-
nía del cuerpo de su madre y a la sensación de tener alimento tibio en el
estómago hambriento, después de haberlo saboreado. Los experimentos de
Harlow han demostrado que cuando se priva a los primates recién nacidos
del contacto corporal con su madre, aunque hayan recibido el alimento
necesario, esto les genera inseguridad básica y profundo aislamiento. Tam-
bién manifiestan severas disfunciones sexuales.
Con base en los estudios de Harlow y otros, realizados con infantes
hospitalizados, sabemos que el contacto físico con la madre es tan impor-
tante como el alimento que reciben durante la infancia. Las madres cari-
ñosas y protectoras proporcionan a sus hijos e hijas sentimientos básicos
de seguridad en sí mismos que conservarán durante toda la vida; además,
eso refuerza el interés por la búsqueda de otros contactos personales (y
sexuales) igualmente placenteros. Las consecuencias para la vida de una per-
sona adulta son muy diferentes si los contactos con su madre fueron dul-
ces y tiernos o —por el contrario— fríos y hostiles.
No es irracional ni indebido que prestemos atención a los mensajes que
brotan continuamente del propio organismo. Las vísceras contribuyen —de
manera preponderante— a mantener los estados emocionales y hacernos
concientes de ellos. Los adultos de ambos sexos sentimos las necesidades
de afecto y cercanía en la piel, en la boca y en el estómago. Además, en el
interior del abdomen intuimos si podemos asimilar (o no) las opiniones,
experiencias y relaciones personales, mucho antes de que los pensamien-
tos puedan razonar al respecto. Allí experimentamos la unión básica que
209
210 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS
tenemos con los demás seres vivos y con el universo en general. Mediante
los intestinos asimilamos las sustancias nutritivas que estaban fuera y las
convertimos en energías impulsivas y en parte de nuestra esencia corpo-
ral.
Algunas tradiciones orientales distinguen un centro de conciencia ab-
dominal relacionado con las fibras nerviosas del plexo solar. Entre otros
hombres, lo llaman kath o hará 'y lo ubican dentro del abdomen, cerca del.
on'xbligo. En esa región, -a través de la placenta, recibimos la vide de nues-
tra madre antes de nacer. El suicidio tradicional de los japoneses, el hara
kiri, consiste en clavarse un sable o cuchillo ceremonial precisamente en
ese centro. Con ello pretenden destruir la vida humana en su origen más
primordial.
Fisher opina que las prácticas de socialización de los niños y niñas son
ciegas e ignorantes respecto a los mensajes del cuerpo. Hace falta una edu-
cación que enseñe a los niños a interpretar —de manera inteligente— su or-
ganismo como objeto psicológico. Los niños de ambos sexos necesitan un
vocabulario enriquecido para captar y expresar los importantes eventos
que suceden en su interior. Además de las palabras de rutina para el mun-
do emocional (como enojo, miedo, tensión, dolor de cabeza y dolor de es-
tómago), urge ofrecerles términos que describan los matices más finos de
sus impulsos, deseos y sentimientos.
De esta manera, podrían saber si sufren indigestión por haber comido
demasiado, o náuseas porque están hartos de todo el mundo, o movi-
mientos estomacales desagradables que indican una sensación de abando-
no y soledad, o tensión estomacal que refleja la necesidad de vomitar y
eliminar ciertos pensamientos y deseos inaceptables, etcétera. En la opi-
nión de ese autor, los seres humanos somos capaces de hacer distinciones
muy precisas en relación con nuestras sensaciones internas.
Psicología de la digestión
La ansiedad afecta la
parte superior del
intestino
El enojo
La preocupación
contrae el
afecta el lado
lado derecho
izquierdo superior
superior
niños deben comer, vestir o hablar y limitan sus movimientos; frenan a to-
da costa sus expresiones emocionales, como llorar y enojarse y también
controlan demasiado las funciones fisiológicas, como defecar, orinar, co-
mer y dormir.
Algunas madres someten el cuerpo de sus hijos a un escrutinio perpe-
tuo y minucioso, con el pretexto de limpieza, que les deja a ellos la im-
presión de estar siempre-sucios. Esto les genera la molestasensación de que
algu las vigU sienipre, incluso cuando ya son adultos y se encuentran
solos. Con base en el horror fóbico que algunos padres sienten hacia la de-
fecación, los niños y las niñas generalizan la ansiedad hacia las sensaciones,
las fantasías y los sueños que acompañan la excitación sexual. Esto ocurre
porque las áreas genitales y la conducta sexual son calificadas por los pa-
«
dres —y otras personas cercanas— como sucias, asquerosas e incluso ani-
males".
A nivel popular, el masoquismo se considera una desviación del im-
pulso sexual. Se supone que la persona disfruta cuando combina la excita-
ción sexual con algún tipo de dolor. También se dice que a esas personas
les gusta sufrir; sin embargo, Reich y otros autores estiman que el masoquis-
mo es la incapacidad para permitirse la excitación, en particular sexual,
junto con las sensaciones agradables que la acompañan. Por mi parte, su-
brayo que los trastornos en las funciones de asimilación son característicos
del masoquismo.
Las personas masoquistas limitan la producción de su energía impulsiva
debido a que sus intestinos están lentificados. Defecan una vez por sema-
na o con menor frecuencia, aunque a veces también presentan episodios
de diarrea. Debido al endurecimiento de la materia fecal y la contracción
habitual del esfínter anal, la defecación es dolorosa y padecen hemorroi-
des. Desde luego, también arrastran severas inhibiciones y represiones se-
xuales. Las mujeres sufridas mexicanas (y los hombres masoquistas) se sien-
ten obligadas a soportar cualquier cosa, motivadas por el falso imperativo
moral de mantener la familia unida mediante sus "sacrificios".
Los rasgos masoquistas de la personalidad están sostenidos por un nú-
cleo interno de sensaciones desagradables y frases depresivas automáticas.
Estos hombres y mujeres llevan en su organismo, mal asimiladas, experien-
cias negativas tempranas con sus padres y con otras personas. Se despre-
cian, culpan y minusvaloran de manera compulsiva, aunque no terminan
de saber por qué. Además, prefieren los juegos de manipulación pasiva. Su
voz, tan característica, es sufrida y quejumbrosa, y tienen la expresión fa-
cial de quien huele algo desagradable. Algunas de estas personas provocan
216 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS
da. No encuentro una sola razón que me entusiasme para seguir viviendo. Me sien-
to muy solo e incomprendido. No puedo llorar...
Respecto a ese breve escrito, conviene advertir que el dolor visceral acom-
pañado por vacíos afectivos profundos y sensaciones de minusvalía aún no
se percibe completamente. Del estómago e intestinos brotan imágenes de
tipo literario, pero no sensaciones intensas. El impulso está frenado y es-
' táricado aznivelesiprimitivos:-Esa
7 - - persona percibe mejor y expresa bien las
tensiones en el tórax y la garganta'.
Sus explicaciones lógicas resultan insuficientes. El hecho de que dicho
hombre mencione la depresión como algo nuevo para él permite suponer
que ésta se relaciona con experiencias negativas recientes, como una sepa-
ración o divorcio. Es probable que también arrastre carencias afectivas
tempranas. En efecto, él deseaba iniciar una psicoterapia individual por-
que se había separado de su pareja, después de muchos pleitos y de la in-
tromisión de muchas personas. Lo primero que se derrumbó en la terapia
fueron algunas racionalizaciones, según las cuales él no merecía afecto, era
un fracasado, etcétera. Hubo que trabajar largamente en las tensiones del
pecho, el cual mantenía habitualmente inflado y tenía tensiones dolorosas
alrededor del área del corazón. Se presentaba ante los demás como duro y
dominante y de esta manera se defendía de cualquier intimidad afectiva.
El área del cuello presentó problemas especiales porque las tensiones de
la musculatura interna frenaban la voz y limitaban la circulación de la ca-
ra hacia el rostro y la cabeza. Entre las sensaciones que brotaron, fueron
notorias las de vergüenza y enojo. También tenía tensiones generales en el
lado izquierdo del cuerpo que limitaban los movimientos flexibles de la
pierna y del brazo de ese lado. Su mejor balance postural le proporcionó
sensaciones de equilibrio, flexibilidad y libertad personal. Al manejar los
bloqueos musculares, emergieron sentimientos de tristeza y dolor por la
separación de su esposa y de sus hijos. También brotó el resentimiento que
estaba disfrazado de culpa.
Más adelante, empezamos a manejar algunos vacíos afectivos relacio-
nados con su niñez. En varias ocasiones, pudo revivir algunas escenas con
sus padres de modo doloroso, pero liberador. Los recuerdos emergían de
manera muy viva y él perdía la noción de su edad. En cuanto a su situa-
ción laboral, había intentado dedicarse al dibujo publicitario, pero nunca
con éxito. A medida que recuperó la sensibilidad, aprendió a expresar su
personalidad mediante el color y la tercera dimensión, junto con las luces
y las sombras.
222 4- PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS
lo mismo que cuando eran niños. Entonces no podían distinguir bien en-
tre lo que les sucedía y lo que imaginaron, ni entre el mundo de los sue-
ños y el de la realidad. Algunos padres no castigaron físicamente a sus hi-
jos y, sin embargo, les clavaron fantasías destructivas en el núcleo de su
personalidad, por ejemplo: cuando les repitieron que eran sucios, poco in-
teligentes, malos y horribles. _ -
--A otros lesparece que-los persiguen sus enemigos, que-están vigilados
por--seres-extraterrestres o que-llevan al derrionio dentro:Los impulsos y
sentimientos que cobran fuerza también pueden ser fuente de ideas obse-
sivas. Ya mencionamos que algunos individuos tienen fantasías de suicidio
como un escape a ciertas sensaciones internas de incomprensión y aban-
dono.
En la psicoterapia corporal no conviene fabricar explicaciones lógicas
(interpretaciones) relacionadas con eventos del pasado. Es mejor utilizar
un lenguaje simbólico y analógico que acompaña las vivencias recordadas
y revividas tomando en cuenta la edad y al tiempo en que ocurrieron. Es
de suma utilidad descargar el contenido emocional de esas vivencias me-
diante la catarsis. Más adelante, las personas pueden echar una segunda
mirada, más lógica e inteligente, más serena y optimista, a lo que les suce-
dió durante su niñez y adolescencia.
La mejoría de las funciones intestinales que ocurre debido a a la psico-
terapia corporal lleva consigo notorios cambios en la estructura de la per-
sonalidad. En los individuos cuya peristalsis intestinal era muy lenta y
defecaban una vez por semana, la pulsación de los intestinos produce sen-
saciones intensas de vida interna, que al principio pueden experimentarse
como extrañas y atemorizantes. Por ejemplo: una mujer de 25 años tenía
fobia a los gusanos y manifestaba que no podía verlos dibujados en los li-
bros; ni siquiera podía tocar los libros que ella suponía contenían ilustra-
ciones de gusanos. Cuando sus funciones intestinales se aceleraron, al ex-
perimentar en su interior las pulsaciones que acompañan la asimilación y
la eliminación, empezó a sentir dentro de ella el horror que antes había te-
nido a los gusanos. Tuvo algunos sueños repetitivos de tipo pesadilla, en
los que veía excusados sucios y los relacionaba con ganas de orinar y defe-
car. Este contenido simbólico, semejante a sumergirse en un pantano
sucio, con las sensaciones de sudar frío por las pesadillas, revelaban un en-
trenamiento demasiado estricto en el control temprano de los esfínteres.
Cuando niña, lo más horroroso del mundo era defecar, porque esto pro-
ducía el disgusto fóbico de su madre. Todo eso, en su lógica infantil, la
convertía en mala, debido a que si experimentaba algún placer al defecar
PSICOTERAPIA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS 4. 225
(cosa tan sucia y repugnante), en realidad ella era la más despreciable del
mundo y merecía toda clase de castigos.
Los primeros contactos con sus padres, demasiado secos y moralistas,
fueron fríos y muy negativos; además, una abuela la miraba siempre con
lástima y desprecio, porque ella era morena, y eso a la abuela le parecía
indigno de una familia respetable de clase elevada. La abuela insistía en
vestirla de color blanco para hacerla más presentable, según ella. Ante las
presiones psicológicas mencionadas, esfa mujer aprendió a aislarse, negán-
dose así el derecho básico a la vida y a la satisfacción de sus necesidades
emocionales y sexuales. Entre otras técnicas, utilicé masaje directo en el
vientre para activar los intestinos; también procuré activar el componente
diafragmático de la respiración. Esta mujer a veces sudaba frío, debido al
miedo que emergía y a veces aparecía una raya transversal de color amari-
llo arriba de su ombligo.
Dicha persona también tenía horror hacia ella misma, igual que sensa-
ciones de asco y ganas de vomitar contra todo el mundo. Vivenciaba al-
gunas escenas infantiles en las que se sentía rechazada. De niña, cuando
estaba sola, antes de dormir, a veces le parecía que veía caras de diablos, lo
cual le daba mucho miedo. Desde luego, detrás del diablo estaban su abue-
la y sus padres estrictos. Pudo comprender, poco a poco, que no era des-
preciable por sentir la pulsación placentera de su vida interior. Además,
pudo desprenderse de esquemas religiosos machistas tradicionales que
consideran que las relaciones sexuales son sucias y degradantes para las
mujeres. También abandonó su papel de hermana mayor, según el cual te-
nía que olvidarse de sí misma y sentirse responsable por sus hermanos (a
pesar de que ya eran adultos), dándoles siempre buen ejemplo.
Después de las descargas de miedo a sí misma y de resentimiento ha-
cia su familia (catarsis), era visible que su piel quedaba más cálida y me-
nos pardusca y seca; se sentía cada vez más alegre y menos deprimida; pu-
do atreverse a iniciar algunas relaciones de amistad, y finalmente encontró
una persona que le ayudó a compartir cariño y relaciones sexuales en un
clima de dignidad, compañerismo y sincero aprecio. Todo esto la ayudó a
sentirse atractiva, alegre y digna de vivir. Hasta aquí hemos presentado
brevemente las últimas etapas de una psicoterapia individual con duración
total de cerca de dos años, con una sesión por semana.
Respecto al manejo del material introyectado, al psicoterapeuta corres-
ponde ayudar a sus pacientes para que expliquen las fantasías y los diálogos
destructivos que llevan en su propio interior. Para eso, necesita intuición
y empatía, permitiendo que se formen espontáneamente en su interior
226 4. PSICOENERGÉTICA DE LAS FUNCIONES ASIMILATIVAS
Liberación sexual
y orgásmica
Para los neuróticos, el sexo puede ser una ocasión para compartir el re-
sentimiento o la culpa, para lastimar y ser lastimado. Quienes utilizan jue-
gos neuróticos de manipulación suelen atraer a la máscara opuesta. Así, las
mujeres sufridas prefieren a los machos, y viceversa.
En algunas jóvenes se establece una confusión temprana, porque con-
sideran .que
_ la violencia es una "fuerza" en el hombre (McCary). En la me-
,clida_en que su novio sea más agresivo, creen que -podrá protegerlas mejor
de los 'demás hombres. Ciertas mujeres tradicionales áfivian sú_zculpa al
permitir que las maltraten los hombres machistas cuando sienten algún
placer sexual.
La evidencia científica demuestra que el impulso sexual de las mujeres
es tan intenso como el de los hombres. Algunas mujeres tienen impulsos
sexuales normales, pero se sienten culpables por esto y consideran que sus
deseos y sus conductas sexuales merecen un castigo terrible. Al buscar re-
laciones sexuales con individuos agresivos, satisfacen sus deseos sexuales y
se aseguran de recibir un castigo en forma de maltrato y sin llegar al or-
gasmo.
McCary sugiere que la culpa sexual es más intensa y frecuente en los
hombres que en las mujeres, porque ellos creen que son los instigadores de
cualquier conducta sexual. Algunos jóvenes llegan a pensar que les toca
cargar con la responsabilidad de la participación de su compañera. Los sen-
timientos de confusión y culpa motivan a los individuos que dirigen co-
mentarios agresivos y degradantes hacia la mujer con quien han compar-
tido la más íntima de las experiencias humanas.
Durante el noviazgo, hay oportunidad de conocer a la pareja, de mo-
do gradual, en distintas situaciones sociales y privadas. Las caricias que
descubren poco a poco el cuerpo de la otra persona tienen la finalidad de
crear un lazo afectivo de cariño mutuo, que a veces es muy intenso y du-
radero. Cuando se han seguido todos los pasos, es más probable que se for-
me un vínculo afectivo entre ambos. Después de la relación sexual, senti-
rán el deseo de seguir juntos.
A cada persona le corresponde clarificar, tal vez con ayuda de un psi-
coterapeuta, sus valores y expectativas en el campo de la sexualidad, de
manera libre y responsable. Necesita aprender a distinguir las experiencias
conducentes al placer compartido con su pareja, acompañadas del mutuo
crecimiento emocional, de otras que tienen como consecuencia conflictos
inútiles, incomprensión, pleitos y dolor innecesario.
232 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA
Amor y enamoramiento
Aunque cada individuo (hombre o mujer) reacciona de diferente manera,
muchas mujeres han sido condicionadas —como parte del machismo— pa-
ra inhibir su sexualidad y frenar las respuestas impulsivas espontáneas an-
te los estímulos sexuales comunes. Las educan para valorar el apoyo o el
romanticismo. de una relación, pero. no tanto el placer y la alegría de la sa-
tisfacción sexual plena.
A los hombres machistas se les enseña a valorar su capacidad para con-
quistar a cuantas mujeres se crucen en su camino y a demostrar su virili-
dad en cualquier situación. No deben mostrar ternura y apego, salvo en
raras ocasiones, para que nadie les diga que son "afeminados". Dicen que
son superiores a las mujeres, a las que consideran meros objetos de placer,
salvo a la que va a ser la legítima madre de sus hijos. Suponen que las mu-
jeres deben obedecerlos y que a ellos les toca someterlas y tomar todas las
decisiones.
Las mujeres sumisas creen que basta con su cariño romántico —dema-
siado idealista— para que cambie radicalmente la conducta de su pareja y
ambos vivan felices, por ejemplo: suponen que el alcohólico dejará de be-
ber cuando se case o viva con ella. Sin embargo, después de haber tenido
hijos, se agudizan los problemas y los pleitos son más violentos. La mutua
distancia, el resentimiento y la frialdad son cada vez más evidentes.
Los enamorados sienten alegría y su mente se expande. Están fascina-
dos por la otra persona y sienten intensos deseos de dar todo al amado y
fundirse sexualmente con él. Se trata de un estado emocional placentero,
muy intenso, de alertamiento total que les permite ver la belleza del uni-
verso y favorece la creación de obras maravillosas, incluida la nueva vida
de los hijos. Asimismo, se sienten atraídos por su pareja y todos sus nive-
les energéticos se aceleran. Aumenta la respiración, están muy despiertos,
sus ojos brillan y su piel está sonrosada. Con frecuencia, no se dan cuenta
de lo que les pasa, como si hubieran sido alcanzados por un rayo. Puede
haber afinidad y verdadera amistad entre ambos, pero, a falta de esto, a ve-
ces se dejan arrastrar por el encandilamiento.
Algunos hombres y mujeres experimentan una atracción sexual casi
irresistible hacia otra persona. Esta pasión deslumbrante oculta, de modo
transitorio, la incompatibilidad que pudiera existir. El encandilamiento
tiene raíces biológicas primitivas: en especies inferiores, el impulso sexual
funciona en la época de celo de modo automático, inhibiendo la agresivi-
dad el tiempo suficiente para asegurar la preñez de la hembra (Morris).
AMOR Y ENAMORAMIENTO + 233
Por lo común, las disfunciones sexuales están ligadas con emociones ne-
gativas: culpa, inseguridad, miedo al embarazo, ansiedad y depresión. Es-
tas emociones negativas funcionan como un círculo vicioso: cuanta más
culpa, más problemas sexuales, lo cual a su vez genera mayor ansiedad
y culpa, etcétera. Por el contrario, mientras más alegría y confianza, me-
jor funcionamiento sexual.
El estrés y la fatiga son las causas más comunes de las dificultades en el
funcionamiento sexual; además, las personas que desconocen las maneras
de proporcionar suficiente estimulación a su compañero contribuyen a
que los encuentros sexuales sean poco placenteros. La "autoobservación"
inhibe mucho: la persona que examina su comportamiento sexual (y lo
critica), en lugar de dejarse ir de manera pasional, termina por sentir po-
ca cosa. El excesivo deseo de complacer a la pareja, unido al descuido en
manifestar los propios gustos y preferencias, también estorba mucho; por
otra parte, los celos infundados son muy destructivos.
Las tradiciones religiosas que califican fanáticamente al sexo como
sucio y pecaminoso (lujuria) provocan conflictos internos —ansiedades y
culpas neuróticas— en muchas personas. Lo mismo hacen las actitudes ne-
gativas y represivas de los padres y demás familiares cercanos. Por lo co-
mún, trasmiten a los niños de ambos sexos sus propios miedos, represio-
nes e insatisfacciones sexuales, por ejemplo: en algunas familias machistas
se califica a las niñas como "malas" y "perdidas" cuando muestran curiosi-
dad e interés por los niños, a pesar de que esto es muy natural.
Es común que algunas mujeres reporten que la experiencia sexual a
veces no les resulta tan agradable, lo cual no quiere decir que tengan un
problema sexual. A veces se sienten tensas y cansadas, o su compañero se
precipita a la relación sexual con un mínimo de caricias previas y las deja
insatisfechas. Sin embargo, cuando una persona, sea hombre o mujer,
nunca encuentra placer en las relaciones sexuales o no se le antojan, es pro-
236 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA
las tensiones musculares con una pareja atractiva, es muy agradable, aun-
que no siempre lleve al clímax.
En los programas de psicoterapia sexual breve intervienen dos profe-
sionales (un hombre y una mujer) para favorecer la comunicación de la pa-
reja y evitar que uno de ellos se alíe con el paciente del mismo sexo (o del
sexo opuesto) en contra del otro. Un punto importante es la educación se-
xual, porque muchas personas, en particular mujeres, tienen un mínimo
derconócimientos sobre estos_ temas.
Los terapeutas tienen entrevistas con cada pers6na poi' separado, para
conocer los detalles de la relación sexual: cuánto dura, qué caricias se uti-
lizan, qué fantasías la acompañan, cuáles son las sensaciones, etcétera. Lue-
go ofrecen a la pareja un clima adecuado para que ambos puedan expresar
sus deseos, preferencias y dificultades. También determinan la necesidad
de aplicar psicoterapia más prolongada para alguien, así como la conve-
niencia de utilizar tranquilizantes o antidepresivos.
Procuran que los pacientes estresados y tensos se relajen y pierdan gra-
dualmente el excesivo control de sí mismos y que se abandonen del modo
más placentero posible a la intensidad de sus experiencias eróticas. En par-
ticular, necesitan evitar las fantasías de rechazo, fracaso o culpa durante las
relaciones sexuales.
El funcionamiento sexual adecuado, tanto en los hombres como en las
mujeres, requiere dos condiciones: a) una buena preparación mental, con
las fantasías y la anticipación de relaciones sexuales placenteras (es decir,
tener las suficientes ganas), y b) la excitación y la vasocongestión adecua-
das, que generan la erección en los hombres y la lubricación y ampliación
de la vagina en las mujeres. De ordinario, la excitación sexual intensa lle-
va al orgasmo y a la resolución.
Las sensaciones de la excitación sexual se describen como una pesadez
agradable, estar muy ligero, flotar o dejarse caer. Muchos individuos están
condicionados, desde niños y adolescentes, para sentir temor y vergüenza
cuando experimentan algo de esto. Imaginan que perderían la cabeza, cae-
rían en el vacío, ofenderían a los demás o serían arrastrados por la vorági-
ne de sus impulsos; en otras palabras, se frenan y tensan cuando empiezan
a sentirse excitados.
Las disfunciones sexuales son más frecuentes en las mujeres que en los
hombres. En sus intercambios sexuales, ellas son muy vulnerables a las ten-
siones, el estrés, la depresión, la ansiedad y las cavilaciones; también las
afectan mucho los problemas con su pareja (celos, alcoholismo, violencia,
indiferencia, etcétera).
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE 4- 239
Los principales trastornos que afectan a las mujeres son de tres tipos:
a) algunas de ellas no responden fácilmente a la estimulación sexual, con
la apropiada congestión, dilatación y lubricación de los órganos genitales;
b) el vaginismo hace dolorosa la relación sexual y dificulta la penetración,
y c) otras mujeres tienen dificultades para llegar al orgasmo.
Para ayudar a las mujeres a obtener la lubricación vaginal y la expan-
sión de los genitales y de los senos, que corresponden a las primeras fases,
se pide a la pareja que evite- las relaciones sexuales y la preocupación por
llegar al orgasmo de la mujer durante algunas semanas. En lugar de esto,
en las primeras sesiones el hombre acaricia a la mujer, mientras está des-
nuda y de espaldas, con el objeto de proporcionarle sensaciones gratas y
tranquilizantes.
Asimismo, se instruye a la mujer para que se concentre en su placer y
no muestre preocupación por ninguna otra cosa. Le conviene pedir a su
pareja cualquier tipo de caricias que le sean particularmente gratas. Cuando
la mujer decide, se voltea y el hombre le acaricia el frente del cuerpo. Prin-
cipia por la cabeza, la cara y el cuello y luego hace lo mismo, suavemente
y con delicadeza, con el resto del cuerpo. Sin embargo, no debe emplear
caricias genitales, ni estimular los pezones.
Después de algunas sesiones de caricias en todo el cuerpo, se pasa a
ejercicios de caricias genitales, pero todavía sin llegar al coito. Se instruye
al hombre para que bese y acaricie suavemente los pezones con sus dedos
y los presione levemente; además, el hombre acaricia sin brusquedad los
labios y la entrada vaginal; también toca suavemente el área del clítoris.
Las caricias orales pueden ser muy excitantes y de gran ayuda. No se uti-
liza todavía la estimulación rítmica que lleva al orgasmo.
Los ejercicios anteriores logran que la mujer esté suficientemente exci-
tada, por lo cual su vagina se humedece y dilata. En una sesión posterior,
después de suficientes caricias en todo el cuerpo (incluidos los senos y los
genitales), cuando la mujer está bien preparada y se siente dispuesta, el
hombre procede a la penetración y la pareja ensaya movimientos sexuales,
de manera gradual y con delicadeza. Más adelante pueden proceder a los
movimientos espontáneos, más pasionales, que culminan en el orgasmo.
Otro trastorno del funcionamiento sexual de las mujeres es el vaginis-
mo. Cualquier intento de introducir el pene en la vagina, o la introduc-
ción de un dedo, produce fuertes contracciones y dolor agudo. Lo mismo
puede ocurrir ante la mera fantasía que anticipa las relaciones sexuales. El
vaginismo está relacionado con un terror fóbico a la penetración. En al-
240 1. LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA
Figura 14.1 En esta postura, la mujer extiende una pierna sobre su pareja para facilitar
la estimulación de los labios vaginales y del clítoris.
pueden colaborar para que ella quede satisfecha. Cuando no bastan las ca-
ricias con los dedos u orales, se puede utilizar un vibrador eléctrico en la
región genital externa, por ejemplo: arriba de la entrada de la vagina.
Como apunta Dumay, en la mujer el trance amoroso de cualquier ti-
po posee características fáciles de reconocer. La cúspide del éxtasis es una
explosión de placer, una entrega total de sí misma, y corresponde a la máxi-
ma tensión sexual encendida que de pronto se libera y estalla. La pelvis se
sacude y la vagina se contrae de modo rítmico durante el orgasmo. Si el
orgasmo de ella es muy fuerte, enviará tales energías vibratorias de esti-
mulación al hombre que harán que él también tenga un orgasmo.
La explosión de placer lleva consigo una impresión de distensión su-
prema, de bienestar soberano que invade todo el cuerpo. La mujer se
sumerge en una sensación de ingravidez, está relajada y se desploma sobre
la cama. Su mente está entregada por entero al placer del abandono y bienes-
tar que la invade completamente. Según Kramer, las mujeres pueden ex-
perimentar orgasmos múltiples: si mantienen el nivel de excitación sexual,
pueden alcanzar el segundo orgasmo después del primero. Algunas mujeres
experimentan de tres a cinco orgasmos en unos cuantos minutos.
El trastorno sexual más común en los hombres adultos es la impo-
tencia, que impide la capacidad de tener erecciones después de años
de funcionamiento sexual normal. Algunos logran la erección después de
prolongada estimulación directa de los genitales, pero la pierden cuan-
do intentan la penetración o poco después, sin llegar al orgasmo.
244 + LIBERACIÓN SEXUAL Y ORGÁSMICA
Figura 14.2 Maniobra de Seeman. Se aprieta la punta del pene con los dedos para inhi-
bir el reflejo eyaculatorio.
ción sexual sea mutuamente placentera; además, para disfrutar una vida
sexual más saludable, es necesario que la persona se alimente bien, cuide
su aspecto físico, haga ejercicio, esté relajada y evite el consumo inmode-
rado del alcohol, las drogas y el tabaco.
En los hombres, la sensación del orgasmo incluye la emisión del semen
y la eyaculación. La emisión del semen se debe a las contracciones de la
próstata, las vesículas seminales y la uretra, ligadas a la sensación de que
la eyaculación es inevitable y ya no se puede detener. Después del orgas-
mo, los hombres se sienten satisfechos y agradablemente relajados (fase de
resolución) y no pueden tener otro orgasmo de inmediato.
La eyaculación precoz ocurre cuando el hombre llega al orgasmo al mi-
nuto de haber penetrado, o ni siquiera puede penetrar antes de eso. Como
es natural, la mujer queda insatisfecha. En la mayoría de los casos, esta dis-
función se relaciona con problemas emocionales, como la ansiedad y el es-
trés; por el contrario, en otros casos, el hombre tiene erecciones prolonga-
das, pero no puede eyacular durante la relación sexual, a pesar de que su
pareja ya obtuvo el orgasmo (eyaculación retardada).
Algunos hombres eyaculan con rapidez porque no les interesa satisfa-
cer a su pareja: lo único que les importa es su orgasmo y su placer. Otras
veces, esto es debido a problemas de incompatibilidad sexual: el hombre
no encuentra atractiva a su pareja, y viceversa. En otros casos, el resenti-
miento no expresado (acumulado) contra la mujer se manifiesta, de modo
poco consciente, mediante la eyaculación prematura.
TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA SEXUAL BREVE + 247
Manejo e interpretación
de los sueños
Sin excepción, todos soñamos. Si alguien nos dice que no sueña, es que
no recuerda sus sueños. Soñar es una actividad necesaria para la salud
mental y no un lujo. A las personas sometidas a un lavado de cerebro las
privan de los sueños. Las despiertan en cuanto empiezan a soñar, y por ello
se muestran cada vez más irritables y terminan por perder el contacto con
la realidad.
Como advierte Bakan, mientras alguien duerme, el hemisferio derecho
del cerebro se activa cada 90 minutos, más o menos. Los movimientos
oculares rápidos demuestran que la persona está soñando; sin embargo,
están desconectadas las áreas cerebrales que controlan los movimientos.
Tampoco se reciben muchos datos de la realidad externa. Por eso, los
sueños no van acompañados de las acciones respectivas, salvo en el so-
nambulismo. Algunos sueños duran más tiempo que otros.
Los medios de comunicación masiva (radio, cine, televisión, etcétera)
ofrecen abundante material para la elaboración de los sueños. En ellos apa-
recen las celebridades del cine y la televisión, los personajes políticos de la
actualidad (reyes, ministros, presidentes), lo mismo que figuras importan-
tes del pasado, como Jesucristo, Napoleón o Gandhi. Podemos construir
un solo personaje a partir de varios individuos que hemos conocido; ade-
más, vemos toda clase de fieras, monstruos, edificios, máquinas, etcétera.
Nuestros sueños más ordinarios solamente reviven las cosas que hemos vis-
to y escuchado el día anterior.
Cuando están dormidas, algunas personas experimentan fuertes sacu-
didas en sus extremidades; también manifiestan cambios orgánicos (emo-
cionales), por ejemplo: respiración agitada, aumento en la presión arterial,
secreción de ácido, sudor frío y erecciones en los hombres. Los músculos
de la cabeza y del cuello se relajan, pero no disminuye mucho el tono
muscular de las otras partes del cuerpo.
Existen numerosas teorías acerca de los sueños. Freud sugiere que ma-
nifiestan los impulsos reprimidos, aunque su sentido no es aparente a sim-
251
252 4. MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
ple vista. Según Cartwright y Lamberg, los sueños reflejan nuestras preo-
cupaciones y subrayan los problemas actuales, en lugar de ocultarlos o
borrarlos. El cerebro busca en el pasado y encuentra personas, situaciones
y símbolos asociados con lo que nos inquieta esa noche. En otras palabras,
los sueños nos dicen: ¡Pon atención a este problema!
Algunos sueños nos señalan lo que anda mal y debemos cambiar o
corregir. Otros nos ayudan a conocer de manera intuitiva nuestros aspec-
tos poco conscientes: impulsos, necesidades, deseos y sentimientos; reve-
lan las aspiraciones, el nivel de autoestima, las posibilidades genéticas, la
salud física y las posibilidades de éxito o fracaso de los proyectos impor-
tantes. Algunos sueños nos dejan llenos de alegría y de entusiasmo, con la
esperanza de que los problemas tienen solución.
En opinión de Langs, cuando la situación tiene una carga emocional
difícil de manejar mediante la lógica ordinaria, el cerebro la traslada al mun-
do de los sueños, para que éstos encuentren una solución imaginativa. Sin
embargo, necesitamos estar despiertos para traducir al mundo de la lógica
las soluciones simbólicas que nos ofrecieron los sueños. A continuación,
podemos actuar teniéndolos en cuenta.
Los temas y el contenido simbólico de los sueños varían mucho: reflejan los
aspectos más cambiantes de nuestra personalidad individual (sentimien-
tos, deseos e impulsos), en particular aquellos que mantenemos alejados
de la vida consciente. Algunos de ellos están llenos de misterio y creativi-
dad, mientras que otros son más concretos e incluso triviales. Hay sueños
agradables, mientras que otros son muy inquietantes.
Se nos dificulta su comprensión porque utilizan el lenguaje de la ima-
ginación: metáforas, parábolas, símbolos y arquetipos. Las palabras que
nos decimos están orientadas a la interpretación precisa de lo que ocurre a
nuestro alrededor, mientras que las imágenes y los símbolos reflejan con
mayor claridad lo que ocurre en el mundo interior. Constituyen un puen-
te entre las partes menos conscientes de la personalidad y los ámbitos de
conciencia más plena.
Fromm distingue tres tipos de símbolos: los convencionales, los acci-
dentales y los universales. Los primeros reflejan una aceptación conven-
cional general, sin implicaciones emocionales, por ejemplo: los símbolos
matemáticos y los que se utilizan en las carreteras de todo el mundo. Los
símbolos accidentales son muy personales: están asociados con contactos
casuales y relaciones transitorias, por ejemplo: a un joven sus amigos lo
apodan "El grillo" y así lo conocen. El tercer tipo de símbolos es universal
y colectivo.
Como advierte Jung, los símbolos universales (arquetipos) aparecen en
todas las culturas y contienen las experiencias de toda la humanidad; son
patrones energéticos innatos que existen en el continuo espacio-tiempo de
cada individuo; contienen una condensación enorme de información y un
alto nivel de conciencia potencial interna; tienen una relación intrínseca
con lo que representan y están presentes en el arte, las mitologías, las reli-
giones y los ritos.
Los símbolos universales se encuentran también en los cuentos y le-
yendas de todas las épocas. Algunas de las figuras arquetípicas son el héroe
que lucha contra dragones, el viaje en una nave por el mar nocturno, el
viejo sabio, la doncella, el niño divino y la madre primordial. El arqueti-
po de madre abarca a todas las mujeres que nutren (de muchos modos,
con el transcurso del tiempo) a sus hijos, por ejemplo: la mujer en gene-
ral o imágenes míticas de las mujeres, como Venus, la Virgen o la Madre
Naturaleza.
256 + MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
Para recordar sus sueños, conviene que usted haga una breve anotación de
su contenido en cuanto éstos ocurren. A la mañana siguiente, en cuanto
se levante, revise sus notas y añada otros detalles que recuerde. Anote los sen-
timientos y particularice los eventos y los personajes que aparecieron en los
sueños.
Asimismo, procure llevar un registro de los sueños durante un período
de varios días o semanas, con el propósito de contar con una perspectiva
suficientemente amplia. Si recuerda sólo un pequeño fragmento del sue-
ño, no se preocupe: puede repasarlo la noche siguiente, antes de dormir.
Mediante este procedimiento, a menudo se clarifican los ingredientes cla-
ve esa noche.
Es posible que usted dirija el rumbo de sus sueños de varias maneras.
Si tiene algún problema o asunto que le interesa resolver, repáselo antes de
dormir. A continuación, instrúyase a sí mismo para soñar acerca de eso,
con el propósito de encontrar las rutas de acción más oportunas: "Yo quie-
ro soñar acerca de... para..."
Frente a las situaciones de crisis, a veces generamos espontáneamente
una serie de sueños, como una computadora que repasa sus chips de me-
moria para lograr la mejor solución. El primer sueño de la noche identifi-
ca la emergencia y la evalúa de manera global y rápida; luego mezcla, de
modo simbólico, los recuerdos de eventos relacionados con la situación ac-
tual. Como resultado, nos invaden de nuevo los sentimientos e impulsos
que tuvimos en el pasado ante esos eventos.
Los sueños de las etapas posteriores esbozan posibles alternativas de ac-
ción, que sirven de base a las futuras decisiones. Algunas alternativas son
más prudentes y oportunas que otras; esbozan una serie de conductas per-
sonales que podemos iniciar frente a la emergencia. De modo particular,
se iluminan los problemas inmediatos que pueden surgir en el futuro cer-
cano.
El sueño final recapitula todo el proceso de manera simbólica; ofrece
una respuesta clara y sintética al problema que nos molestaba: define la ru-
ta particular que nos reportará mayores ventajas, si acaso decidimos ele-
258 4. MANEJO E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
girla. Los sueños ideales manifiestan una sincronía y armonía perfectas en-
tre las circunstancias del mundo exterior y lo que aspiramos desde nuestro
interior más profundo.
Según Cartwright y Lamberg, todos los sueños que ocurren durante
una noche tienen que ver con el mismo tema, pero lo tratan desde dife-
rentes perspectivas en el tiempo. Uno de ellos está relacionado con la si-
tuación presente, otro con algún proble.ma parecido del pasado y otro
plantea el mismo problema en el futuro, como distintas escenas de una
misma película. Algunos sueños nos manifiestan el resultado final de
una cadena de acciones: si eliges (o continúas) por ese camino, te sucede-
rá tal o cuál cosa. Por ejemplo, un joven alcohólico se ve a sí mismo en-
fermo, solitario y triste. El sueño refleja su estado de ánimo actual, pero
también muestra lo que le depara el futuro si continúa bebiendo sin me-
dida. En otro ejemplo, la persona que construye un avión sueña que ese
aparato se estrella. Eso va a suceder, en realidad, a menos que corrija la fa-
lla de diseño que le intranquiliza mientras está dormido.
Para entender sus sueños, a la persona le conviene tener en cuenta su
temperamento y los rasgos individuales de su personalidad. Algunos indi-
viduos se vuelcan hacia el exterior: valoran mucho los datos que reciben
por medio de sus sentidos, pero utilizan poco su imaginación. Para otros,
la vida es concreta y carece de perspectivas. Los hay sentimentales, inte-
lectuales e intuitivos. Todo esto se refleja claramente en sus sueños.
Los sueños de las personas intuitivas reflejan ciertos procesos psicoló-
gicos que los impulsan, desde su interior más profundo, hacia rumbos de-
terminados. Conviene que tomen en cuenta la dirección de su vida, según
brota de las entrañas y se expresa mediante los símbolos oníricos. Los ar-
tistas, escritores, inventores, etcétera, primero sueñan sus obras y después
las convierten en realidad.
Con frecuencia hacemos realidad, mediante nuestras acciones, lo que
los sueños habían prefigurado, aunque por lo común no nos damos cuen-
ta de ello. Algunas personas enfermas se ven saludables en sus sueños y
despiertan con más energía. Con un poco de reflexión, usted puede com-
prender el significado de sus sueños más concretos o compartirlos con al-
gún amigo inteligente, quien fácilmente podrá ver lo más obvio y le ofre-
cerá algunas sugerencias.
Algunos de ellos manifiestan necesidades básicas insatisfechas, como el
hambre o alguna enfermedad del organismo. Las personas con indigestión
suelen tener pesadillas, mientras que una persona con fiebre puede soñar
que está quemándose. Lo importante entonces es corregir de inmediato los
MANEJO DE LOS MENSAJES ONÍRICOS + 259
La narración en el presente
La identificación
jiste tal o cual cosa". Respóndale de la manera más espontánea que pueda;
después cambie de sitio y vuelva a ser el toro, y así por el estilo, hasta que
se sienta satisfecho. Como toro, también puede patear el suelo, mover el
cuello, bufar, etcétera.
Luego coloque otro elemento del sueño en el lugar del toro, para con-
tinuar el diálogo entre las nuevas polaridades, hasta que haya una com-
prensión completa entre ellas. De este modo, vaya manejando todo el sue-
ño hasta que haya asimilado e integrado los dos puntos de vista y quede
tranquilo.
Después de jugar a ser el toro (o el león o el monstruo) de sus pesadi-
llas, la persona siente que ha recuperado su fuerza, su capacidad para eno-
jarse, la tenacidad para luchar por sus derechos y la alegría de estar vivo.
Mediante la identificación, usted se transforma realmente, de modo
imaginario, en la cosa, el animal o el personaje que aparece en sus sueños.
Después de haber representado los elementos del sueño se siente entu-
siasmado, activo y lleno de energía, mientras que desde el otro lado, al
principio, estaba confuso, apático o deprimido. Había proyectado en esos
símbolos algunos aspectos importantes de usted.
Al final del ejercicio, ha recuperado el entusiasmo, la fuerza y la vitali-
dad. Cada fragmento del sueño es un pequeño aspecto de las estructuras
y energías de su yo. En su conjunto, forman un todo más fuerte, una per-
sonalidad más natural, real y vibrante.
El trabajo corporal
Desde una perspectiva más amplia, los sueños son mucho más que una
simple proyección. Según Polster y Polster, manifiestan la situación real
del individuo y son un escenario útil para reactivar el contacto de la per-
sona consigo misma y con el mundo que le rodea. En el manejo de sue-
ños, hay experiencias atemorizantes, felices, concretas, confusas, conmo-
vedoras, etcétera.
Antes de empezar a manejar e interpretar sus sueños, le conviene a us-
ted observar los sentimientos y sensaciones corporales que tiene en este
momento. Advierta cómo se siente y preste atención a su realidad interna.
En su trabajo con los sueños, vaya percibiendo cualquier cambio en las
sensaciones corporales y en los sentimientos y trate de averiguar qué hay
detrás de ellos. Por ejemplo: ¿qué (o quién) influye para que usted tenga
tensiones en sus hombros?, ¿quién le provoca dolor de cabeza o le produ-
LAS SITUACIONES INCOMPLETAS + 265
267
268 4. BIBLIOGRAFÍA
Darwin, C., The expression of the emotions in man and animals, Appleton-Century, Nue-
va York, 1920.
De Coursey. R., The human organism, McGraw Hill, Nueva York, 1974.
Deutsch, R., The key to the feminine response, Ballantine Books, Nueva York, 1968.
Dowdeswell, J., La violación: hablan las mujeres, Grijalbo, México, 1987.
Downing, G., El libro del masaje, Pomaire, Barcelona, 1973.
Drake, J., Postura sana, Roca, México, 1993.
Dumay, R., El placer de las mujeres, Plaza y Janés, Barcelona, 2000.
Dytchwald, K., Bodymind, Pantheon Books, Nueva York, 1977.
Ellis, A. y E. Abrahams, Terapia racional emotiva (TRES, 2a. ed. Pax México, México, 2006.
Fast, J., Body language, Pan Books, Londres, 1970.
Feldenkrais, M., Awareness through movement:• health exercises for personal growth, Harper
& Row, Nueva York, 1977.
Feltman, J., El gran libro de los masajes curativos, Ediciones Roca, México, 1993.
Finney, B., "Soy it again: an active therapy technique", en Psychotherapy, 1972, 9, 157-165.
Fisher, F., Body consciousness, Prentice Hall, Nueva Jersey, 1973.
Fontana, V., En defensa del niño maltratado, Pax, México. 1979.
Fredrickson, B., "Cultivating positive emotions to optimize health and well-being", en
Prevention & Treatment, vol. 3, art. 0001a, 2000.
Friese, I. y S. Ramsey, "Nonverbal sex role indicators", en Journal of Social Issues, 32, 133-
141, 1976.
Fromm, E., ¿Tener o ser?, Fondo de Cultura Económica, México, 1962.
, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, Fondo de Cultura Económica, México,
1966.
, El arte de amar, Fondo de Cultura Económica, México, 1963.
, El lenguaje olvidado, Hachette, Buenos Aires, 1972.
Fuller, C., "Current status of biofeedback in clinical practice", en American Psychologist,
33, 39-48, 1978.
Gayton, A., Basic human physiology, Saunders, Filadelfia, 1977.
Goleman, D., Emotional intelligence, Bantam Books, Nueva York, 1995.
Greenwald, J., Be the person you were meant to be, Dell, Nueva York, 1974.
Hanna, T., Conciencia corporal, Yug, México, 1994.
Harlow, H., "The nature of love", en American Psychologyst, 13, 673-685, 1958.
Hasset, J., A primer of psychophysiology, Freeman & Co., San Francisco, 1978.
Heller, J. y W. Henkin, Bodywise, Wingbow Press, California, 1993.
Holmes, T y R. Rahe, "The social readjustment scale", en Journal of Psychosomatic Rese-
arch, 1970, 14, 121-132.
Howard, B., Dance of the self, Simon and Schuster, Nueva York, 1974.
Izard, C., Human emotions, Plenum Press, Nueva York, 1977.
Janov, A., Primal man: the new consciousness, Crowell, Nueva York, 1976.
Jung, C., Man and his symbols, Doubleday, Nueva York, 1964.
Kaplan, H., The new sex therapy, Penguin Books, Nueva York, 1978.
, The illustrated manual of sex therapy, Quadrangle, Nueva York, 1975.
Keleman, S., Somatic reality, Center Press, Berkeley, 1979.
, Emotional anatomy, Center Press, Berkeley, 1984.
BIBLIOGRAFÍA 4- 269
O' Hanlon, B., Cómo entender el estrés, Editorial Tomo, México, 2000.
Ornstein, R., The right mind, Harcourt, Brace & Co., Orlando, 1997.
, The psychology of consciousness, Freeman, San Francisco, 1972.
Ortega y G., J. Ideas y creencias, Espasa-Calpe, Madrid, 1967.
Ouspensky, P., Fragmentos de una enseñanza desconocida, Hachette, Buenos Aires, 1984.
Painter, J., Integración postural, Pax, México, 1987.
Paz, O., La llama doble, Seix Barral, Madrid, 1993.
Perls, F., R. Heferline, y P. Goodman, Gestalt therapy, Julian Press, Nueva York, 1951.
, Ego, hunger, and aggression, Random House, Nueva York, 1969.
, Gestalt therapy verbatim, Bantam Books, Nueva York, 1972.
y Baumgardner, P., Terapia gestalt, Árbol, México, 1994.
Plutchick, R., The emotions: fizcts, theories, anda new model, Random House, Nueva York,
1968.
Polster, E. y M. Polster, Gestalt therapy integrated, Brunner Mazel, Nueva York, 1973.
Reich, W, Análisis del carácter, Paidós, Buenos Aires, 1972.
Resnick, S., "Gestalt therapy as meditative practice", en Perls, F. y cols., Gestalt is, Ban-
tam Books, Nueva York, 1977.
Rimm, D. y J. Masters, Behavior therapy: techniques and empirical findings, Academic
Press, Nueva York, 1974.
Rolf, 1., Structural integration: the recreation of the balanced human body, Viking Press,
Nueva York, 1977.
Rosanes, M., Do you really need eyeglasses?, Hart Publ., Co., Nueva York, 1974.
Schoop, T., Won't you join the dance?, National Press, California, 1974.
Scheff, T., "The primacy of affect", en American Psychologist, 40: 849-850, 1985.
Sefranski, R., ¿Cuánta globalización podemos aguantar?, Editorial Tusquets, México,
2004.
Shostrom, E., Man the manipulator, Bantam Books, Nueva York, 1967.
Simonton, C., S. Simonton y J. Creighton, Getting well again, Tarcher, Los Ángeles,
1978.
Singer, J., The inner world of daydreaming, Harper & Row, Nueva York, 1976.
Sullivan, D. y L. Everstine, El sexo que se calla, Pax, México, 1997.
Tobin, S., "Saying good bye in Gestalt therapy", en Psychotherapy, 1971, 8, 150-155.
Wilber, K., La conciencia sin fronteras, Kairós, Barcelona, 1988.
Wolpe, J., The practice of behavior therapy, Pergamon Press, Nueva York, 1969.