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Teoría del Desarrollo Psicosexual.

Durante el proceso de crecimiento, se produce un cambio en la zona de concentración de la


energía de la libido en todo el cuerpo. La teoría del desarrollo psicosexual define las
siguientes etapas:
● Oral (0-1,5 años)
● Anal (1,5- 3 años)
● Fálica (3- 6 años)
● Latente (6- 12 años)
● Genitales (a partir de los 12 años)

Etapa Oral
A lo largo de este periodo el bebe depende por completo de su cuidador y la zona oral es la
que más asocia a la satisfacción de las necesidades biológicas y obtención de placer.
Al principio, el infante no es capaz de distinguir entre su propio cuerpo y el pecho de su
madre. Sin embargo, con el tiempo el pecho será sustituido por una parte de su propio
cuerpo; el bebe se chupa el dedo o la lengua para reducir el estrés causado por la falta de
atención, por eso es importante no interrumpir la lactancia.
La relación con la madre, de amor, estará bajo las marca de las significancias obtenidas en
dicha experiencia, está es, la de comer y ser comido.

Etapa anal.
En este periodo el niño aprende a ir al baño por sí mismo. El control le produce una gran
satisfacción, ya que es una de las primeras funciones que le exigen ser consciente de sus
actos. Freud estaba convencido que todas las formas de autocontrol y autoregulacion se
originan en la etapa anal.
Lo ideal, según él, es que los padres animen a sus hijos a ir al baño y los elogien por ello.
Esto apoya los esfuerzos del niño por controlarse a sí mismo, alimenta la autoestima
positiva e incluso la creatividad. Freud nos presenta la idea de heces-regalo-dinero. La
simbolización de ello tendrá como producción en el adulto rasgos de carácter que estarán
vinculados con el orden, la avaricia y la testarudez.

Etapa Fálica.
A partir de los tres a los seis años los intereses del niño se desplazan a una nueva zona; los
genitales. En este estado, los niños pueden considerar y explorar sus genitales.
Un complejo predominante en la etapa fálica es el Complejo de Edipo, un conflicto similar
en las niñas se llama Complejo de Electra. Aproximadamente entre los cinco y siete años
va desapareciendo el complejo de Edipo o Electra; el niño reprime sus deseos hacia su
madre y comienza a identificarse con su padre.
Los problemas no resueltos con el complejo son fuente importante de comportamientos
neuróticos posteriores, relacionados con la impotencia y la frigidez.
Etapa Latente
A partir de los 6 y 7 años y hasta el inicio de la adolescencia el libido del niño se dirige al
exterior mediante la sublimación. En esta fase, el niño se interesa por diversas actividades
intelectuales, por los deportes y por socializar con sus compañeros. El periodo de latencia puede
considerarse como una época de preparación para la edad adulta, que se da en la última etapa
psicosexual. En su personalidad aparecen estructuras como el ego y el super ego.
Por tanto, a la edad de 6 a 7 años un niño ya ha formado todas esas cualidades de la
personalidad y variantes de respuestas, que utilizará durante toda su vida. Y durante el período
de latencia, se produce la agudización y el fortalecimiento de sus puntos de vista, creencias,
visión del mundo. Mientras tanto, el instinto sexual está supuestamente dormido.

Etapa genital
Está etapa configura la actitud de la persona hacia su pareja, la eleccion de estrategias de
conducta en las relaciones sexuales.
Una vez finaliza la etapa de latencia, que dura hasta la pubertad, comienzan a
reestablecerse los impulsos sexuales y agresivos, así como el interes por el sexo opuesto.
Está etapa se caracteriza por cambios bioquímicos y fisiológicos en el organismo. El
resultado de este cambio es un aumento de la excitación y una mayor actividad sexual
característica de la adolescencia.
El carácter genital es el tipo de personalidad ideal en la teoría psicoanalítica. Es una
persona madura y responsable en las relaciones sexuales y sociales. Freud estaba
convencido de que para que se formará el carácter genital ideal, la persona debía adoptar un
papel activo en la resolución de los problemas de la vida, abandonar la pasividad propia de la
primera infancia, cuando el amor, la seguridad, el confort físico (en esencia, todas las formas de
satisfacción) se daban fácilmente y no se exigía nada a cambio.

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