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Dhep II

Acerca de lo inconmensurable – Manasseri


La noción de “lo inconmensurable” ha sido introducida por Tomás Khun, pero también se
puede encontrar dicho término en otros ámbitos o lugares, con distintos tratamientos:

OM
1. En las formulaciones de Kuhn inconmensurable equivale a (teorías) no comparable(s). Esta
(supuesta) imposibilidad de comparación entre una y otra es lo que impide o dificulta concluir
inequívocamente sobre la verdad o falsedad de una y/u otra. Esta dificultad puede ser, para
nosotros, también una virtud. Inconmensurable hace sinonimia con incomparable. Y se trata
de una relación. Dicho término está articulado a otras nociones propias de este autor:

.C
• Es distinguible, en el desarrollo o historia de la ciencia períodos normales y períodos de
crisis. Estos últimos son los que “producen” o preceden a las revoluciones científicas.
• Los avances, conflictos y despliegues de los descubrimientos científicos permiten
DD
“comprobar” que éstos “tienen” una estructura. Es decir, las revoluciones científicas no
pueden considerarse tomando en cuenta elementos aislados. Debe reconocerse en ellas
una estructura.
• Los frecuentes debates entre los autores, promotores o partidarios de distintas teorías
científicas, dan a conocer que entre distintas teorías la relación es inconmensurable, y que
LA

esto debe entenderse como una sinonimia de no comparable.

2. En matemáticas la raíz cuadrada de dos sirve para nombrar la relación entre el lado y la
diagonal de un cuadrado. Se trata de un número irracional (en sentido matemático), ya que
es imposible arribar a un resultado exacto de la raíz cuadrada de dos. Siempre habrá un
FI

“resto”, una distancia con la “exactitud cero”, que en algunos casos será en exceso, y en otros
en defecto. En esta instancia, inconmensurable no es imposibilidad de comparación, sino una
suerte de falla en la misma que impide alcanzar el cero o la exactitud.


3. El diccionario define a lo inconmensurable como “lo no conmensurable” y proporciona


ejemplos del tipo siguiente: “El amor de los padres por los hijos es inconmensurable”. “El
peso de un grano de arena es inconmensurable en una montaña de arena”. En estos casos el
significado del término se desliza hacia “inmedible”, “incalculable”… sea esto por su
grandeza-enormidad o por su enorme pequeñez.

4. Lo inconmensurable en Lacan se remite a su análisis sobre el texto del Menón, en donde llega
a la conclusión de que para “entender” la teoría y la técnica analítica en la doctrina freudiana
no podemos guiarnos y quedar atrapados en los espejismos del registro imaginario, o en la
oposición dual real-imaginario. Por el contrario es necesario distinguir la incidencia del orden

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simbólico sobre el sujeto. Y esto implica formular-admitir un orden ternario pero también
admitir o tomar en cuenta que esta “terceridad” no es un mero agregado, sino que ésta
introduce un salto, una brecha, que no es ni calculable ni medible, sino más bien
inconmensurable. Esta “terceridad” es la que encuentra su lugar en la experiencia analítica
definida como diálogo.

Lo inconmensurable hace referencia a distintas concepciones del mundo. Escapa siempre al


saber. El consciente introduce algo inconmensurable ya que no permite saberes absolutos.
Cuando aparece lo inconmensurable, no hay posibilidad de definirlo. Algo se nos escapa.

OM
En el campo del psicoanálisis, lo reprimido primordial es inconmensurable (es irrepresentable)
para la consciencia.
Hay algo más allá del principio de placer que es inconmensurable con dicho principio.
Para Lacan, lo inconmensurable es lo real, lo que no se puede describir. La repetición es el
encuentro fallido con lo real.

.C La noción de inconmensurabilidad en Thomas Khun – Mansilla


DD
El concepto de inconmensurabilidad hace referencia a la imposibilidad de comparar dos
estructuras teóricas, tanto en sus conceptos y términos como también en toda la dimensión
concerniente a las prácticas científicas.
Quienes se basan en paradigmas diferentes mantienen en cierto sentido un diálogo de sordos.
LA

La idea sobre la incapacidad de comparar paradigmas enteros (inconmensurabilidad) trae como


consecuencia:
• El hecho de que el conocimiento no se puede acumular, ya que no existe el “progreso” en
ciencia en el sentido del “ideal acumulativista”, es decir, la continua incorporación de unas
teorías en otras, perspectiva que mantenían los filósofos positivistas.
FI

• El abandono de una visión de verdad, de que los cambios de paradigmas nos acercan a la
verdad.


Cinco conferencias sobre psicoanálisis – Freud


El estudio de los fenómenos hipnóticos nos había familiarizado con la concepción de que en un
mismo individuo son posibles varios agrupamientos anímicos que pueden mantener bastante
independencia recíproca, “no saber nada” unos de otros, y atraer hacia sí alternativamente a la
conciencia. Los casos espontáneos de esta índole se designan como de "doble conciencia”. Cuando
la conciencia permanece ligada de manera constante a uno de esos dos estados, se lo llama el
estado anímico conciente, e inconsciente al divorciado de él.

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Freud renuncia a la hipnosis porque sólo conseguía poner en el estado hipnótico a una fracción
de sus enfermos; por eso se orientó a trabajar con su estado normal.
Los recuerdos olvidados de los pacientes no estaban perdidos; se encontraban en posesión del
enfermo y prontos a aflorar, pero las resistencias les impedían devenir concientes y los obligaba a
permanecer inconscientes, manteniendo en pie al estado patológico.
Era necesario cancelar esas resistencias para el restablecimiento del paciente. Las mismas
fuerzas que hoy, como resistencia, se oponían a hacer conciente lo olvidado tenían que ser las que
en su momento produjeron ese olvido y esforzaron afuera de la conciencia las vivencias patógenas

OM
en cuestión. Freud llamó represión a este proceso, y lo consideró probado por la indiscutible
existencia de la resistencia.
La inconciabilidad de la pulsión para con el yo del enfermo era el motivo (fuerza impulsora) de
la represión; y las fuerzas represoras eran los reclamos éticos del individuo. El cumplimiento del
deseo inconciliable, o la persistencia del conflicto, habrían provocado un alto grado de displacer;
este displacer era ahorrado por la represión, constituyéndose como uno de los dispositivos

.C
protectores de la personalidad anímica.
En los histéricos y neuróticos ha fracasado la represión; han desterrado de la conciencia y del
recuerdo al deseo inconciliable, ahorrándose en apariencia una gran suma de displacer, pero la
moción de deseo reprimida perdura en lo inconsciente, buscando ser activada; y luego se las
DD
arregla para enviar dentro de la conciencia una formación sustitutiva, desfigurada y vuelta
irreconocible, de lo reprimido, a la que pronto se anudan las mismas sensaciones de displacer que
uno creyó ahorrarse mediante la represión. Esa formación sustitutiva de la idea reprimida (el
síntoma) es inmune a los ataques del yo defensor, y en vez de un breve conflicto surge ahora un
padecer sin término en el tiempo. En el síntoma cabe comprobar, junto a los indicios de la
LA

desfiguración, un resto de semejanza con la idea originariamente reprimida; los caminos por los
cuales se consumó la formación sustitutiva pueden descubrirse en el curso del tratamiento
psicoanalítico del enfermo, y para su restablecimiento es necesario que el síntoma sea trasportado
de nuevo por esos mismos caminos hasta la idea reprimida. Si lo reprimido es devuelto a la
FI

conciencia el conflicto psíquico puede hallar, con la guía del médico, un desenlace mejor que el
que le procuró la represión.

En los enfermos se presentan la acción de dos fuerzas:




1. El afán conciente de traer a la conciencia lo olvidado presente en su inconsciente


2. La oposición de la resistencia al devenir-conciente de lo reprimido o de sus retoños.
La desfiguración de lo buscado resultaría tanto mayor cuanto más grande fuera la resistencia a su
devenir-conciente. Por ende, la ocurrencia del enfermo, que acudía en vez de lo buscado, había
nacido ella misma como un síntoma; era una formación sustitutiva de lo reprimido, y tanto más
desemejante a esto cuanto mayor desfiguración hubiera experimentado bajo el influjo de la
resistencia. Pero, dada su naturaleza de síntoma, muestra cierta semejanza con lo buscado y, si la
resistencia no era demasiado intensa, debía ser posible colegir, desde la ocurrencia, lo buscado
escondido.
Dejamos al enfermo decir lo que quiere, sabiendo que no puede ocurrírsele otra cosa que lo
que de manera indirecta dependa del complejo buscado. Este camino para descubrir lo reprimido,

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es el único transitable. Además de éste recurso, podemos utilizar en análisis otros procedimientos
para el descubrimiento de lo inconsciente, como lo son la interpretación de sus sueños y la
apreciación de sus acciones fallidas y casuales.
En la formación sueños y síntomas participan el mismo juego de fuerzas anímicas: el contenido
manifiesto del sueño es el sustituto desfigurado de los pensamientos oníricos inconscientes, y esta
desfiguración es la obra de unas fuerzas defensoras del yo, unas resistencias que en la vida de
vigilia prohíben a los deseos reprimidos de lo inconsciente todo acceso a la conciencia, y que aún
en su rebajamiento durante el estado del dormir conservan al menos la fuerza suficiente para
obligarlos a adoptar un disfraz encubridor. A este proceso de desfiguración de lo llama “trabajo del

OM
sueño”.
Las operaciones fallidas (al igual que los síntomas) expresan impulsos y propósitos que deben
ser relegados de la conciencia, o que directamente provienen de mociones de deseos y complejos
reprimidos. Tomar nota de ellas, puede llevar a descubrir lo escondido en la vida anímica. Por su
intermedio el hombre deja traslucir de ordinario sus más íntimos secretos. Si sobrevienen con

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particular facilidad y frecuencia lo deben a su insignificancia y nimiedad.

Al igual que en el sueño, las mociones de deseo de la infancia reprimidas son las que han
prestado su poder a la formación de síntoma, sin lo cual la reacción frente a traumas posteriores
DD
habría discurrido por caminos normales. Estas mociones serán calificadas como sexuales.
La pulsión sexual del niño es independiente de la función de la reproducción, a cuyo servicio se
pondrá más tarde. Obedece a la ganancia de diversas clases de sensación placentera (placer
sexual). La principal fuente del placer sexual infantil es la apropiada excitación de ciertos lugares
del cuerpo particularmente estimulables (zona erógena). Como en esta primera fase de la vida
LA

sexual infantil la satisfacción se halla en el cuerpo propio y prescinde de un objeto ajeno, la


llamamos la fase del autoerotismo.
Esta vida sexual del niño disociada, en que cada una de las pulsiones se procura un placer con
independencia de todas las otras, experimenta una síntesis y una organización siguiendo dos
FI

direcciones principales:
1. Las pulsiones singulares se subordinan al imperio de la zona genital, por cuya vía toda la vida
sexual entra al servicio de la reproducción.
2. Gracias a la elección de objeto, ahora en la vida amorosa todos los componentes de la pulsión


sexual quieren satisfacerse en la persona amada.


Pero no a todos los componentes pulsionales originarios se les permite participar en esta
conformación definitiva de la vida sexual. Se imponen, bajo el influjo de la educación, represiones
de ciertas pulsiones, y se establecen poderes anímicos, como la vergüenza, el asco y la moral, que
las mantienen a modo de unos guardianes. Cuando luego, en la pubertad, sobreviene la marea de
la necesidad sexual, halla en esas formaciones anímicas reactivas o de resistencia unos diques que
le permiten transitar por los caminos normales y le imposibilitan reanimar las pulsiones sometidas
a la represión.
Aquellos que recorren el desarrollo de la función sexual anormalmente, quedan como secuelas
o bien anormalidades o unas predisposiciones a contraer enfermedad más tarde por el camino de
la involución (regresión). Puede suceder que no todas las pulsiones parciales se sometan al

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imperio de la zona genital; sino que algunas permanecen independientes produciéndose una
perversión capaz de sustituir la meta sexual normal por la suya propia.
Es inevitable y enteramente normal que el niño convierta a sus progenitores en objetos de su
primera elección amorosa. Pero su libido no debe permanecer fijada a esos objetos, sino tomarlos
luego como unos meros arquetipos y deslizarse hacia personas ajenas en la época de la elección
definitiva de objeto.

Los seres humanos enferman cuando, a consecuencia de obstáculos externos o de un defecto

OM
interno de adaptación, se les deniega la satisfacción de sus necesidades eróticas en la realidad.
Como consecuencia, se refugiarán en la enfermedad para hallar con su auxilio una satisfacción
sustitutiva de lo denegado. Dicha huida se consuma por la vía de la involución (regresión), el
regreso a fases anteriores de la vida sexual que no carecieron de satisfacción. Esta regresión es
doble:
1. Temporal: la libido, la necesidad erótica, retrocede a estadios de desarrollo anteriores en el

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tiempo
2. Formal: para exteriorizar esa necesidad se emplean los medios originarios y primitivos de
expresión psíquica (condensación y desplazamiento).
Ambas clases de regresión apuntan a la infancia y se conjugan para producir un estado infantil
DD
en la vida sexual.
También puede suceder que, frente al incumplimiento del deseo, sobrevenga un
extrañamiento respecto de la realidad en donde el individuo se retira a su mundo de fantasía, que
le procura satisfacción y cuyo contenido, en caso de enfermar, traspone en síntomas.
LA

Una dificultad del psicoanálisis – Freud


El narcisismo humano ha sufrido hasta ahora tres grandes ofensas por parte de la investigación
FI

científica:
1º. Ofensa cosmológica: el hombre creía que la Tierra se encontraba en el centro del Universo y
esto provocó una tendencia a sentirse dueño y señor del mundo. La destrucción de esta
ilusión narcisista se enlaza a los descubrimientos de Copérnico.


2º. Ofensa biológica: el hombre se consideró como soberano de todos los seres que poblaban la
Tierra, y comenzó a abrir un abismo entre él y ellos. Las investigaciones de Darwin y la de sus
precursores y colaboradores pusieron fin a esta exaltación del hombre. El hombre no es algo
distinto del animal ni algo mejor que él; procede de la escala zoológica y está próximamente
emparentado a unas especies, y más lejanamente, a otras.
3º. Ofensa psicológica: el hombre, aunque exteriormente humillado, se siente soberano de su
propia alma. El yo confía en que todo lo que sucede en su alma llega a su conocimiento, por
cuanto la consciencia se encarga de anunciárselo. Y cuando no ha tenido noticia ninguna de
algo, cree que no puede existir en su alma. Sin embargo, sucede en ciertas enfermedades y en
las neurosis, que el yo se siente a disgusto, ya que tropieza con limitaciones de poder dentro
de su propia casa, dentro del alma misma. Surgen pensamientos, de los que no se sabe de

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dónde vienen, sin que tampoco sea posible rechazarlos. Tales pensamientos indeseables
parecen incluso ser más poderosos que los sometidos al yo.
El psicoanálisis descubre que una propia parte de la vida anímica del yo se ha sustraído a su
conocimiento y a la soberanía de su voluntad. Los instintos sexuales se han rebelado y han
seguido su propio camino para sustraerse al sometimiento. El yo no tiene idea de cómo lo han
logrado ni de qué caminos han seguido; sólo el resultado de tal proceso, el síntoma, que el yo
siente como signo de enfermedad, ha llegado a su conocimiento. Pero no lo reconoce como
una derivación de sus propios instintos rechazados ni sabe que es una satisfacción sustitutiva

OM
de los mismos.

Las dos tesis del psicoanálisis:


1. La vida pulsional de la sexualidad no puede ser totalmente domada.
2. Los procesos anímicos son inconscientes, y sólo mediante una percepción incompleta y poco
creíble llegan a ser accesibles al yo y sometidos por él.

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Estas tesis equivalen a la afirmación de que el yo no es dueño y señor de su propia casa. Y
representan el tercer agravio inferido a nuestro amor propio; un agravio psicológico. Por tanto, no
es de extrañar que el yo no acoja favorablemente las tesis psicoanalíticas y se niegue a darles
crédito.
DD
Seminario 2 - Psicología y metapsicología – Lacan
La psicología de Freud era abordada como la psicología de lo consciente. La metapsicología
LA

significa más allá de la psicología de lo consciente, se produce un descentramiento del sujeto


donde lo inconsciente es lo que pasa a regir la vida del sujeto (“revolución copernicana”).

La Psicología del “yo” eran un grupo de psicoanalistas que igualaban al yo con la consciencia.
FI

Buscaban que el yo pudiera dominar al inconsciente, manejar lo irracional, lo pasional. Planteaban


que los procesos psíquicos son conscientes; que el saber y el conocimiento son precisos y
presentes a la consciencia inmediata.
Lacan plantea que el psicoanálisis de Freud es metapsicología, tiene que ver con el


inconsciente. Siempre hay algo que escapa al saber, un saber no sabido. Siempre algo se va a
escapar de la consciencia. Los procesos psíquicos son inconscientes. El yo manejando todo lo que
ocurre en el psiquismo es una ilusión.
La verdad viene del inconsciente, cuando emerge el inconsciente, cuando se produce un fallo,
ahí surge la verdad; pero siempre se dice a medias ya que hay algo irrepresentable. La verdad en
estado naciente es un efecto de verdad que luego desaparece; cuando la consciencia intenta
comprenderlo, desaparece.
Lacan critica la idea de que el yo sea transparente, el hecho de creer que cuando hablo sé
exactamente lo que digo, que sepa todo lo que me pasa. Para el psicoanálisis no se puede saber
todo lo que se dice ni decir todo lo que se sabe.

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Critica al yo como lugar de saber y lugar autónomo. El yo se tiene que acomodar a la verdad
que le viene del ello, en vez de que el yo busque dominarlo.

Menón tiene como una de sus metas o propósitos interrogar la relación entre la doxa (opinión)
y la episteme (ciencia, forma de conocimiento científico). La primera se caracteriza como una
forma de conocimiento parcial, limitado, provisorio y centrado más que nada en las apariencias. Se
diferencia y opone a la episteme que permite formular un conocimiento “superior” y que puede
conocer la verdad, los fundamentos de “las cosas”, ser explicativo, objetivo, organizado

OM
sistemáticamente, y que goza de rigurosidad, exactitud. Todo eso, le permite a la episteme,
descubrir las verdades generales de un modo tal que éstas valen para siempre.
Sin embargo, cuando Sócrates pregunta acerca de si la episteme puede cubrir todo el campo de
la experiencia, o si existe una ciencia de la virtud (de la areté), si por ejemplo, se puede enseñar a
alguien a gobernar virtuosamente los asuntos de la ciudad, de la polis; se llega a la conclusión de
que este arte (del buen gobernar) no se ha aprendido en ninguna academia, ni ha sido transmitido

.C
de padres a hijos. Es decir, no hay ciencia de lo político o lo que es similar No hay episteme de la
virtud. Sin embargo, tampoco se trata de mera opinión. Hay, una “tercera vía”, que Lacan nombra
como la ortodoxa u opinión verdadera, la cual permite alcanzar la verdad de otro modo.
Esta ortodoxa no es un conocimiento (saber generalizable) sino que implica poder responder
DD
en el momento adecuado, en el momento debido a un acontecimiento singular. Esta opinión
verdadera está presente no sólo en el ejercicio del “arte de gobernar” sino también en la
experiencia del análisis y “guiando” las intervenciones del analista en el orden de la interpretación,
de la construcción. Se encuentra entonces, un procedimiento y una modalidad presente en la
experiencia analítica que no es equivalente al de la ciencia pero tampoco equiparable a la
LA

pseudociencia o mera opinión.


FI

El psicoanálisis y la epistemología. Encuentros y desencuentros a la luz de una revisión


bibliográfica desde una postura psicoanalítica – Mateus
Según Popper, el criterio de falsación consiste en que el teórico debe buscar y hallar casos o
instancias refutadoras en los cuales su hipótesis central no sea aplicable; una hipótesis científica


genuina no puede ser omnicomprensiva, deben existir siempre excepciones a la ley general y son
justamente dichas anomalías las que hacen verosímil a una teoría. Siguiendo esta línea de
pensamiento, el psicoanálisis no cumple con el requisito para ser considerado como una ciencia,
ya que en ningún caso la hipótesis del inconsciente como lugar desde donde el sujeto se
manifiesta es falsa, por lo tanto el psicoanálisis y el analista siempre tienen la razón.
A todo esto se le suma según Popper el criterio de la no validación empírica en la medida en
que no es un conjunto de proposiciones que sistematizan, explican y prevén ciertos fenómenos
observables. Para ser ciencia debe satisfacer los mismos criterios lógicos que las teorías de las
ciencias naturales y sociales: debe poder deducir de sus proposiciones determinadas
consecuencias que doten a la teoría de un contexto definido. Las nociones freudianas no son

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susceptibles de validación empírica, ya que se le podrían atribuir los mismos efectos a otras causas
y la explicación sería igualmente válida.

Imre Lakatos, un discípulo popperiano, plantea que el valor científico de una teoría es
independiente de la mente que la crea o la comprende, que su valor científico depende solamente
del apoyo objetivo que prestan los hechos a esta teoría. De esta manera se puede repensar la
situación del psicoanálisis porque si bien es cierta la irrefutabilidad del inconsciente desde la visión
popperiana, se puede explicar que las formaciones del inconsciente son un apoyo objetivo de la

OM
teoría, al igual que los efectos de la clínica freudiana.
Se podrá considerar científica o un PIC a una teoría que cumpla con determinados requisitos:
1. Plan heurístico: conjunto de reglas metodológicas, implícitas o explícitas, que se aplican a una
investigación y en la construcción de una teoría, las cuales deben indicar cómo conseguir el
progreso y cómo evitar el retroceso o el estancamiento.
Estas reglas deben servirle al investigador para crear un centro firme o núcleo duro.

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2. Centro firme: está compuesto por hipótesis centrales que se consideran válidas e irrefutables
por decisión metodológica.
3. Cinturón protector: compuesto por hipótesis auxiliares.
Si definimos el plan heurístico como el arte de poder sostener una discusión y producir nuevos
DD
hechos que hayan sido ignorados, se puede decir que el psicoanálisis es heurístico, ya que el
inconsciente fue desconocido o no advertido hasta la aparición de Freud. Continuamente se
enfrenta con determinados hechos, como que si las pacientes le mienten, que no le alcanza el
principio del placer para explicar lo que ocurre en el masoquismo, etc.
Su centro firme sería el hecho de considerar al inconsciente como lugar de alojo del sujeto
LA

como tal, y el cinturón protector estaría conformado por las teorías sobre los mecanismos
defensivos, las formaciones del inconsciente, etc. Las cuales son discutibles e inclusive han sido
reformadas por ejemplo por Lacan.
FI

Según Ricoeur, la teoría analítica no debe compararse con una teoría de explicación causal-
natural, sino que debe compararse a una teoría de la motivación histórica. No se trata de cumplir
con la exigencia epistemológica de un material compuesto por “casos” clínicos observados por
investigaciones independientes sino que el material psicoanalítico es una secuencia de hechos


donde es posible distinguir ciertos tipos en las semejanzas entre caso y caso.

Habermas distinguió entre:


• Ciencias culturales e históricas: sus observaciones son irrepetibles, singulares.
• Ciencias naturales: sus observaciones son impersonales y presentan configuraciones
recurrentes.
Habermas criticó que Freud tomara prestada de las ciencias físicas la epistemología positivista y
la aplicara al psicoanálisis.

El filósofo de la ciencia Michael Polanyi critica el “objetivismo” en ciencia, sosteniendo que es


un engaño y un falso ideal. Según Polanyi, la creencia según la cual la ciencia consistiría en el

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descubrimiento de leyes naturales impersonales y eternas, ajenas al compromiso y la pasión del
hombre, es insostenible. A diferencia de Popper (y Lakatos), Polanyi creía que la pasión y el
compromiso intelectuales establecen y preservan la verdad científica.

Una de las críticas de ciertos científicos con respecto a la teoría psicoanalítica es que no es
verificable. Esto es una crítica empirista, a lo cual Lacan responde diciendo que existe una
diferencia no contemplada entre exactitud y verdad.
Lacan dice que el problema de la ciencia es dejar por fuera lo que concierne a su supuesto
“objeto de estudio”, al sujeto. Objetiviza, cosifica, olvidándose de la instancia del inconsciente que

OM
se burla de la medición y la exactitud.
Lo que busca el psicoanálisis es escuchar el discurso del sujeto del inconsciente allí donde
reside el verdadero sustrato del mismo.

La clínica psicoanalítica produce efectos, efectos de cura, en muchos casos; esto le da una

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consistencia particular que le permite el sostenerse como un quehacer con respecto al mal-estar
del sujeto. En términos de valor científico de actualidad, sin querer concluir que el psicoanálisis
sea una ciencia o no, el psicoanálisis avanza, por la vía de la rigurosidad, la coherencia y la
pertinencia.
DD
¿Qué es un autor? – Foucault
Foucault propone prescindir del escritor, del autor, para estudiar la obra misma.
LA

Un nombre de autor ejerce una función clasificatoria ya que permite reagrupar un cierto
número de textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros. Además efectúa una puesta en
relación de los textos entre ellos. El nombre de autor funciona para caracterizar un cierto modo de
ser del discurso: para un discurso, el hecho de tener un nombre de autor, indica que dicho
FI

discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, sino que se trata de una palabra que debe
recibirse de cierto modo y que debe recibir, en una cultura dada, un cierto estatuto.
El nombre de autor manifiesta y caracteriza el modo de ser de cada texto, los recorre, los
recorta. Instaura un cierto grupo del discurso y su modo de ser singular. El autor es la figura


ideológica gracias a la cual se conjura la proliferación del sentido.

Para Foucault, los fundadores de discursividad son autores que no sólo son los autores de sus
obras, de sus libros, sino que produjeron algo más: la posibilidad y la regla de formación de otros
textos. Freud y Marx establecieron una posibilidad indefinida de discurso ya que no sólo hicieron
posible un cierto número de analogías, sino que hicieron posible, también, un cierto número de
diferencias. Abrieron el espacio para algo distinto a ellos y que sin embargo pertenecen a lo que
fundaron.
El “regreso a” caracteriza las instauraciones de discursividad. Para que haya regreso primero
tiene que haber olvido. Se regresa al texto mismo, al texto en su desnudez, y al mismo tiempo, se
regresa a lo que está marcado como ausencia, como laguna en el texto. El regreso tiene que

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redescubrir esa laguna y esa falta. Este regreso, que forma parte del discurso mismo, no deja de
modificarlo; se trata de un trabajo de transformación de la propia discursividad. Rexaminar los
textos de Freud modifica el psicoanálisis mismo y los de Marx el marxismo.

Foucault dice que es tiempo de estudiar los discursos ya no sólo en su valor expresivo, en sus
transformaciones formales, sino en las modalidades de su existencia; los modos de circulación, de
valoración, de atribución, de apropiación de los discursos, que varían con cada cultura y se
modifican al interior de cada una de ellas.

OM
Existen dos vías para retornar a un autor:
1. Volver a los detalles que se pasaron de alto
2. Volver desde otro lugar, con otros recursos, a las lagunas, puntos oscuros, sin desatender lo
que dice el texto
Se cuestiona al autor como autor expresando un sentido, también se cuestiona la idea de

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escritura como expresión del sentido ya que expresa algo más de lo que el autor quiere decir. La
idea de escritura llevó a la idea de muerte del autor como autor que está expresando un sentido.
Foucault plantea que al leer al autor, se tiene distintas lecturas de lo que escribió; se rompe
con la escritura inmortal. Lo más importante pasa a ser el lector y no el autor. El sentido es una
DD
construcción a partir de la lectura y hay distintas posibilidades de producir sentido.
Antes existía una idea de obra como unidad y una idea de autor como dueño de la obra
concebida como totalidad. Se produce un pasaje de la obra a la intertextualidad; no habrá un
único texto, sino muchos. Un texto va a ser leído no como un sentido en sí mismo sino como un
texto que remite a otros textos.
LA

Foucault acentúa la operación de retorno: volver a leer al autor para producir algo diferente.
Para retornar se debió haber producido un olvido que será aquello que se reconstruye a partir del
retorno al texto. Al estar perdido el sentido originario, se pueden producir nuevos sentidos.
FI

Nietzsche, Freud, Marx – Foucault


El lenguaje ha hecho nacer dos clases de sospechas:


1. El lenguaje no dice exactamente lo que dice. El sentido que se atrapa y que es


inmediatamente manifiesto no es en realidad sino un sentido menor, que protege y encierra
otro sentido más fuerte y el sentido “de debajo”.
2. El lenguaje desborda su forma propiamente verbal, y hay muchas otras cosas en el mundo
que hablan y que no son lenguaje.

Marx, Nietzsche y Freud nos pusieron en presencia de una nueva posibilidad de interpretación,
cambiando la naturaleza del signo, y modificado la manera como el signo en general podía ser
interpretado.

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A partir del siglo XIX, los signos se han sobrepuesto en un espacio mucho más diferenciado,
según una dimensión de profundidad, entendiendo por ella no la interioridad sino, al contrario, la
exterioridad.
La interpretación ha llegado a ser una tarea infinita. Los signos se encadenan en una red
inagotable, infinita, porque hay una apertura irreductible. Lo inacabado de la interpretación, el
hecho de que ella sea siempre recortada y que permanezca en suspenso al borde de ella misma, se
encuentra analógicamente en Marx, Nietzsche y Freud, bajo forma del rechazo del comienzo.
Si la interpretación no puede acabarse nunca es porque no hay nada que interpretar. No hay

OM
nada de absolutamente primario que interpretar ya que, en el fondo, todo es ya interpretación;
cada signo es en sí mismo no la cosa que se ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros
signos. La interpretación se apodera de una interpretación ya hecha, que debe invertir, revolver,
despedazar a golpes de martillo.
La interpretación se encuentra ante la obligación de interpretarse ella misma al infinito; de
proseguirse siempre. De allí se desprenden dos consecuencias importantes:
1. La interpretación será la interpretación por el “quién”; no se interpreta lo que hay en el

.C
significado, sino quien ha planteado la interpretación. El principio de la interpretación no es
otro que el intérprete.
2. La interpretación debe interpretarse siempre ella misma y no puede dejar de volver sobre ella
DD
misma. Se tiene un tiempo de la interpretación que es circular.
La muerte de la interpretación consiste en creer que hay signos que existen originariamente,
primariamente. La vida de la interpretación, al contrario, es creer que no haya sino
interpretaciones.
LA

• Se pierde la idea de lo profundo y predomina la superficie para pensar qué pasa en el plano
significante
• La interpretación se transforma en algo infinito, ya que no hay un sentido primero. Hay un
hueco en el origen
FI

• La interpretación se interpreta a sí misma. No hay un signo que tenga una interpretación


previa. La interpretación precede al signo.
• El tiempo de la interpretación es un tiempo circular ya que continuamente se pasa sobre el
mismo lugar, se vuelve a releer el signo. La interpretación se resignifica al volver a pasar por


el mismo lugar. Se pierde la idea tradicional del signo.

El modelo pulsional – Masotta


La pulsión en Freud remite por una parte a los avatares y la historia del gran modelo pulsional,
pero simultáneamente remite a la doctrina delas pulsiones parciales.
El gran modelo pulsional construye un primer modelo de pulsiones de conservación y de
pulsiones sexuales. Más tarde, Freud introduce un nuevo modelo de pulsiones: pulsiones de vida y
pulsiones de muerte.

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En el primer modelo pulsional, la sexualidad se distinguiría de la necesidad biológica, lo que
pertenece al Eros de lo que pertenece a la relación del organismo y su medio. Freud irá levantando
el dualismo de las pulsiones de conservación versus pulsiones sexuales. Esta oposición era la base
del conflicto psíquico; el Yo ejerce la represión contra la sexualidad (primer modelo de defensa).
La sexualidad freudiana señalaba ya sus diferencias con el saber médico y el sentido común: la
referencia a la primera infancia, el trauma de seducción, el esbozo de los conceptos de fantasía y
Edipo.
Hasta ahora el modelo teórico se basa en la oposición de pulsiones sexuales y no sexuales, las

OM
pulsiones estas últimas yoicas o de conservación. Pero plantear que en el Yo reside libido, no sólo
todo quedaría “reducido al sexo”, sino que trastabilla el gran modelo pulsional.
La libido se deposita fundamentalmente sobre el Yo humano, y para Freud ese Yo tiene que ver
con “cuerpo sexuado”. Libidinizado el yo, ya no hay lugar para las pulsiones no sexuales.

En la medida en que el narcisismo lo obligaba a reconocer que también el yo era presa de la

.C
libido, Freud se veía arrastrado a un monismo que no solamente lo ponía en contradicción con su
propio modelo de las pulsiones, sino que por añadidura lo obligaba a una polémica contra el
monismo de su discípulo Jung. El monismo de Jung era desexualizante; la sexualidad que para Jung
manifestaba la libido era la genitalidad del adulto, en el niño la libido de manifestaba ajena a toda
DD
erogeneidad corporal.
El dualismo es epistemológicamente imprescindible: para no perder la probabilidad de
determinar a lo sexual en tanto tal es preciso distinguirlo de un campo de pulsiones y tendencias
no sexuales.
Cuando, inevitablemente, su teoría de las pulsiones vigente se viene abajo, reemplaza el
LA

antiguo dualismo por la oposición entre la libido del Yo y la libido objetal. Freud sigue sosteniendo
que recaen en el Yo simultáneamente componentes no libidinales, especie de “interés” no
libidinal, de egoísmo. Lo que está en juego en el vacío dejado por Freud del lado de las tendencias
no libidinales del Yo, no es sino la relación del narcisismo con la agresividad.
FI

En Freud la agresividad abarca a todas las acciones. En los Tres ensayos la agresividad aparece
como componente que se suma a la sexualidad y la libido: en las conductas de cortejo, de galanteo
masculinas, ligadas por lo mismo a la actividad del macho y la genitalidad. Pero simultáneamente


aparece referida a la idea de una crueldad arcaica, reliquia del deseo canibalístico. Ligada por lo
mismo a la oralidad, pero también a la analidad, donde se constituye la pareja de la pasividad y la
actividad.
El yo odia, persigue todo objeto indiferentemente de que le signifique una frustración de la
satisfacción sexual o de la satisfacción de las necesidades de la conservación.
La niña suma motivos para separarse de la madre cuando ésta ejerce la prohibición de las
satisfacciones libidinales, que con la limpieza y los primeros cuidados ella misma había alentado. El
niño ataca relativamente al padre para contrarrestar el gesto de castigo y la prohibición del
incesto. Más tarde, por la imaginación, la introyección de las figuras castigadoras constituyen el
Superyó.

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Lo que está en juego es la castración; la guerra de los sexos. Para Freud, el primer coito
enfurece a la mujer, ella tiene que hacer ahí la experiencia concreta de la diferencia de los sexos.
El hombre, debido a que la libido se halla adherida a su sexo, no carece de razones para temerle.
Freud dice que, sin saberlo, el cortador de trenzas realiza un acto de castración del genital
femenino. Esto remite a una fuerte identificación paterna, “adoptando entonces el sujeto el papel
del padre, ya que a éste había atribuido el niño la castración de la mujer”.
Freud encuentra cómo en todos los casos el incremento de la actividad y la agresividad se
corresponde con el predominio del narcisismo, existiendo una conexión entre narcisismo y
agresividad. En el sadismo “su satisfacción se acompaña de extraordinario placer narcisista, ya que

OM
ofrece al yo la realización de sus más arcaicos deseos de omnipotencia”. La agresividad es básica y
no resulta del contraataque: Freud afirma la existencia de una hostilidad fundamental, como
acontecimiento primero.

Freud dice que impulsos hostiles y el odio son originarios en el hombre; el sentimiento primario

.C
entre los hombres es el odio y no el amor.
Para acercarnos al problema de la elección de neurosis, Freud distingue dos niveles:
1. El nivel de las etapas del desarrollo libidinal, el cual remite a la doctrina de las zonas
erógenas, la oralidad, la analidad, la genitalidad, ordenadas según un desarrollo temporal
DD
necesario (fijación, regresión)
2. El nivel de las etapas del desarrollo el Yo. Freud dice que hay que introducir, interpolar, entre
el autoerotismo y la elección de objeto una nueva etapa: el narcisismo, “en el cual ha sido
efectuada ya la elección de objeto, pero el objeto coincide todavía con el propio yo”.
El narcisismo puede entendérselo como el encuentro de las funciones sintéticas del Yo
LA

humano con la libido, o bien, la captura de las primeras por la segunda.


Existe una discordia entre la línea de la “evolución del yo” y el nivel del desarrollo de la libido,
planteada por Freud como una falla de la correlación temporal: la evolución del Yo se superpone
mal a la evolución de la libido, la primera se adelanta a la segunda. “Tal anticipación obligaría, por
FI

la acción de las pulsiones del yo, a la elección del objeto en un período en que la función sexual no
ha alcanzado aún su forma definitiva”. En el momento en que un yo adelantado sale a la búsqueda
del objeto sexual, el sujeto no se ve aún genitalizado, acusa el atraso de la erogeneización
corporal. Aborda el objeto entonces pregenitalmente, con lo que puede: según el modo de la
analidad. Las exigencias del sadismo y la hostilidad anal embragan el acceso al objeto. “Es el odio


el precursor del amor”.


Balint señala correctamente que a partir de Abraham la literatura psicoanalítica caracteriza al
amor genital en términos negativos: como post-o no-ambivalente. Sugiereque tal caracterización
se tiñe de moral: no se lo entiende solamente por lo que no es, sino por lo que no debe ser (no
debe haber vestigios de carácter oral, sádico, anal, de la fase fálico y del complejo de castración).
Balint explica que la gratitud por la satisfacción genital en la relación con el compañero no
determina lo que está en juego en el amor. Es necesario un plus, algo más. Se entra en el terreno
de la definición positiva. Es necesario: idealización, ternura y una forma especial de identificación.

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El sueño de la inyección de Irma – Lacan
Lacan retoma a Freud para poder explicar lo simbólico, lo imaginario y lo real (tres registros) en
el sueño de la inyección de Irma.
En dicho sueño, lo imaginario permite la escena del sueño. Lacan lo encuentra en los
diferentes personajes como una fragmentación del yo de Freud; en la escena en que Freud esta
con su mujer, él se ve a sí mismo; este personaje constituye el yo fundamental de Freud, el yo de
la vigilia. También se encuentra en la triada femenina conformada por Irma, la esposa de Freud y

OM
la otra paciente, y en la triada masculina de Otto, Leopoldo y el doctor M.
El primer final del sueño es de carácter imaginario ya que Freud intenta sacarse la
responsabilidad de no haber curado a su paciente enferma, este cumplimiento de deseo es de
orden consciente perteneciente al yo.
Pero Lacan plantea un segundo final que pertenece al orden de lo simbólico, encontrando
dicho registro en la palabra solución la cual remite tanto a la solución química que permitiría la

.C
cura de la paciente de Freud, así como a la solución de un problema, del enigma de los sueños, el
que para Lacan seria el deseo inconsciente de Freud, deseo de encontrar la cura para la neurosis a
través del análisis e interpretación de los sueños. Esta cura la encuentra en la palabra que es lo
simbólico por excelencia.
DD
Por ultimo lacan plantea el registro de lo real. Es aquello a lo que no se tiene acceso, no puede
ser dicho ni representado por lo simbólico ni por lo imaginario debido a que no pertenece al
ámbito de la realidad. Lo real remite a aquello que no cesa de no inscribirse, pero que emerge
como una sensación de desgarro, de angustia y de goce. Es lo más íntimo y a la vez lo más ajeno
del sujeto.
LA

En el sueño, la visión de la garganta de Irma representa el encuentro con lo real, las cadenas
asociativas conducen a la sexualidad y muerte los cuales son irrepresentables a nivel inconsciente.
Para Lacan, la garganta de Irma es el misterio del goce femenino, aquello que no se puede
representar, que está más allá del principio de placer. Este encuentro con lo real produce espanto,
FI

sorprende, angustia, compromete a Freud, lo conmueve porque excede sus posibilidades de


representación y produce una fragmentación imaginaria del yo de Freud ya que el encuentro con
lo real no permite mantener la integridad.


Carta a la madre de un homosexual – Freud


La homosexualidad no se la puede considerar como una ventaja, pero tampoco es nada de lo
que haya que avergonzarse. No es un vicio, ni un signo de degeneración, y no puede clasificarse
como una enfermedad; más bien es una variación de la función sexual, originada en una detención
del desarrollo sexual.
No se puede garantizar la “cura” de la homosexualidad, es decir reemplazarla por la
heterosexualidad. En cierto número de casos se logran despertar los gérmenes frustrados de las
tendencias heterosexuales que están presentes en todo homosexual, pero en la gran mayoría de
los casos esto no es posible. Es cuestión de la edad, personalidad y autodefinición que tenga el

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individuo. En tales casos, lo que se puede hacer en análisis es intentar traerle armonía, paz mental
y plena eficiencia, independiente de que cambie o no cambie.

La feminidad – Freud
La feminidad consiste en la predilección por metas pasivas. A su vez, puede ser necesaria una
gran dosis de actividad para alcanzar una meta pasiva.

OM
El psicoanálisis no pretende describir qué es la mujer, sino indagar cómo deviene, cómo se
desarrolla la mujer a partir del niño de disposición bisexual.
Los dos sexos parecen recorrer de igual modo las primeras fases del desarrollo libidinal.
En la fase fálica, el niño sabe procurarse sensaciones placenteras de su pequeño pene, y
conjuga el estado de excitación de este con sus representaciones de comercio sexual. Lo propio
hace la niña con su clítoris. Parece que en ella todos los actos masturbatorios tuvieran por teatro

.C
este equivalente del pene, y que la vagina, genuinamente femenina, fuera todavía algo no
descubierto para ambos sexos.
En la fase fálica de la niña el clítoris es la zona erógena rectora. Pero no está destinada a seguir
siéndolo; con la vuelta hacia la feminidad el clítoris debe ceder en todo o en parte a la vagina su
DD
sensibilidad y con ella su valor, y esta sería una de las dos tareas que el desarrollo de la mujer
tiene que solucionar, mientras que el varón, con más suerte, no necesita sino continuar en la
época de su madurez sexual lo que ya había ensayado durante su temprano florecimiento sexual.
El primer objeto de amor del niño es la madre, quien lo sigue siendo también en la formación
del complejo de Edipo y, en el fondo, durante toda la vida. También para la niña el primer objeto
LA

será la madre; pero en la situación edípica es el padre quien ha devenido objeto de amor para la
niña, y en un desarrollo de curso normal ella encontrará, desde el objeto-padre, el camino hacia la
elección definitiva de objeto. Por lo tanto, con la alternancia de los períodos la niña debe trocar
zona erógena y objeto, mientras que el niño retiene ambos.
FI

El extrañamiento respecto de la madre se produce bajo el signo de la hostilidad, la ligazón-


madre acaba en odio. La niña hace responsable a la madre de su falta de pene y no le perdona ese
perjuicio.
En el niño, el complejo de castración nace después de que, por la visión de unos genitales


femeninos, se enteró de que el miembro tan estimado por él no es complemento necesario del
cuerpo. Entonces se acuerda de las amenazas que se atrajo por ocuparse de su miembro, empieza
a prestarles creencia, y a partir de ese momento cae bajo el influjo de la angustia de castración,
que pasa a ser el más potente motor de su ulterior desarrollo. El complejo de castración de la
niña se inicia, asimismo, con la visión de los genitales del otro sexo. Nota la diferencia y se siente
gravemente perjudicada, entonces cae presa de la envidia del pene, que deja huellas imborrables
en su desarrollo y en la formación de su carácter. Se aferra por largo tiempo al deseo de llegar a
tener un pene, cree en esa posibilidad hasta una edad inverosímilmente tardía, y aun en épocas
en que su saber de la realidad hace mucho desechó por inalcanzable el cumplimiento de ese
deseo, el análisis puede demostrar que se ha conservado en lo inconsciente y ha retenido una
considerable investidura energética.

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El descubrimiento de su castración lleva a la niña a tres orientaciones del desarrollo:
1. Inhibición sexual o neurosis: la niña ve estropearse el goce de su sexualidad fálica por la
influencia de la envidia del pene. La comparación con el varón, tanto mejor dotado, es una
afrenta a su amor propio; así renuncia a la satisfacción masturbatoria en el clítoris.
Ahora prevalece la pasividad, la vuelta hacia el padre se consuma con ayuda de mociones
pulsionales pasivas. El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es, originariamente, el
deseo del pene que la madre le ha denegado y ahora espera del padre. Sin embargo, la
situación femenina sólo se establece cuando el deseo del pene se sustituye por el deseo del

OM
hijo, y entonces el hijo aparece en lugar del pene.
Con la trasferencia del deseo hijo-pene al padre, la niña ha ingresado en la situación del
complejo de Edipo. La hostilidad a la madre experimenta ahora un gran refuerzo, siendo la
rival que recibe del padre todo lo que la niña anhela de él. El complejo de Edipo del niño,
dentro del cual anhela a su madre y querría eliminar a su padre como rival, se desarrolla
desde luego a partir de la fase de su sexualidad fálica. Bajo la impresión del peligro de perder

.C
el pene, el complejo de Edipo es abandonado, reprimido, en el caso más normal radicalmente
destruido, y se instaura como su heredero un severo superyó. Lo que acontece en la niña es
casi lo contrario. El complejo de castración prepara al complejo de Edipo en vez de
destruirlo; por el influjo de la envidia del pene, la niña es expulsada de la ligazón-madre y
DD
desemboca en la situación edípica donde permanece dentro de él por un tiempo indefinido,
sólo después lo destruye y aun entonces lo hace de manera incompleta.
2. Complejo de masculinidad: la niña mantiene su quehacer clorídeo y busca refugio en una
identificación con la madre fálica o con el padre. Lo esencial del proceso es que en este lugar
del desarrollo se evita la oleada de pasividad que inaugura el giro hacia la feminidad. La
LA

elección de objeto será una homosexualidad manifiesta.


3. Feminidad normal: se le adjudica un alto grado de narcisismo, que influye también sobre su
elección de objeto, ya que para la mujer la necesidad de ser amada es más intensa que la de
amar. La vergüenza la atribuimos al propósito originario de ocultar el defecto de los genitales.
FI

Cuando la elección de objeto puede mostrarse libremente, se produce a menudo siguiendo el


ideal narcisista del varón que la niña había deseado devenir. Si ella ha permanecido dentro de
la ligazón-padre, elige según el tipo paterno.
Frente al nacimiento de un hijo; sólo la relación con el hijo varón brinda a la madre una


satisfacción ilimitada, ya que puede trasferir sobre el varón la ambición que debió sofocar en
ella misma, esperar de él la satisfacción de todo aquello que le quedó de su complejo de
masculinidad. El matrimonio mismo no está asegurado hasta que la mujer haya conseguido
hacer de su marido también su hijo.

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Sobre la sexualidad femenina – Freud
La intensa dependencia de la mujer respecto de su padre no es sino la heredera de una
igualmente intensa ligazón-madre.
La bisexualidad resalta con mucha mayor nitidez en la mujer que en el varón. Este tiene sólo
una zona genésica rectora, mientras que la mujer posee dos: la vagina, propiamente femenina, y el
clítoris, análogo al miembro viril. Durante muchos años la vagina es como si no estuviese, y acaso
sólo en la época de la pubertad proporciona sensaciones. La genitalidad en la infancia de la niña se
desenvuelve en torno al clítoris. La vida sexual de la mujer se descompone en dos fases, de las

OM
cuales la primera tiene carácter masculino; sólo la segunda es la específicamente femenina. Por
tanto, en el desarrollo femenino hay un proceso de trasporte de una fase a otra, que carece de
análogo en el varón. Otra complicación nace de que la función del clítoris viril se continúa en la
posterior vida sexual de la mujer de una manera muy cambiante.
Las condiciones primordiales de la elección de objeto son idénticas para todos los niños. Pero al
final del desarrollo el varón-padre debe haber devenido el nuevo objeto de amor. Al cambio de vía

.C
sexual de la mujer tiene que corresponder un cambio de vía en el sexo del objeto.
La niña reconoce el hecho de su castración y, así, la superioridad del varón y su propia
inferioridad, y surgen tres orientaciones de desarrollo:
1. Universal extrañamiento respecto de la sexualidad. Al compararse con el varón, queda
DD
descontenta con su clítoris, renuncia a su quehacer fálico y, con él, a la sexualidad en general,
así como a buena parte de su virilidad.
2. Retiene la masculinidad amenazada; la esperanza de tener alguna vez un pene persiste hasta
épocas tardías, es elevada a la condición de fin vital, y también persiste la fantasía de ser a
pesar de todo un varón. Este complejo de masculinidad puede terminar en una elección de
LA

objeto homosexual manifiesta.


3. Implica rodeos para terminar desembocando en la final configuración femenina que toma al
padre como objeto y así halla la forma femenina del complejo de Edipo.
Así, el complejo de Edipo es en la mujer el resultado final de un desarrollo más prolongado; no es
FI

destruido por el influjo de la castración, sino creado por él, y es frecuente que la mujer nunca lo
supere. Por eso son más pequeños y de mejor alcance los resultados culturales de su
descomposición. Esta diferencia en el vínculo recíproco entre complejo de Edipo y complejo de
castración imprime su cuño al carácter de la mujer como ser social.


La fase de la ligazón-madre exclusiva, llamada preedípica, reclama una significación muchísimo


mayor en la mujer, que no le correspondería en el varón.
Serie de las motivaciones que el análisis descubre para el extrañamiento respecto de la madre:
omitió dotar a la niñita con el único genital correcto, la nutrió de manera insuficiente, la forzó a
compartir con otro el amor materno, no cumplió todas las expectativas de amor y, por último,
incitó primero el quehacer sexual propio y luego lo prohibió.
Entonces, la intensa ligazón de la niña pequeña con su madre debió de hacer sido muy
ambivalente, y justamente por esta ambivalencia, con la cooperación de otros factores, habrá sido
esforzada a extrañarse de ella; vale decir: el proceso es, también aquí, consecuencia de un
carácter universal de la sexualidad infantil.

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¿Cómo puede en tal caso el varoncito conservar incólume su ligazón-madre? Porque le resulta
posible tramitar su ambivalencia hacia la madre colocando en el padre todos sus sentimientos
hostiles.

Las metas sexuales de la niña junto a la madre son de naturaleza tanto activa como pasiva, y
están comandadas por las fases libidinales que atraviesan los niños.
Las primeras vivencias sexuales y de tinte sexual del niño junto a la madre son de naturaleza
pasiva. Es amamantado, alimentado, limpiado, vestido por ella, que le indica todos sus

OM
desempeños. Una parte de la libido del niño permanece adherida a estas experiencias y goza de
las satisfacciones conexas; otra parte se ensaya en su re-vuelta a la actividad. Primero, en el pecho
materno, el ser-amamantado es relevado por el mamar activo. En los otros vínculos, el niño se
contenta con la autonomía, o sea, con el triunfo de ejecutar él mismo lo que antes le sucedió, o
con la repetición activa de sus vivencias pasivas en el juego; o bien efectivamente convierte a la
madre en el objeto respecto del cual se presenta como sujeto activo.

.C
Con el extrañamiento respecto de la madre a menudo se suspende también la masturbación
clitorídea. El tránsito al objeto-padre se cumple con ayuda de las aspiraciones pasivas.

En el desarrollo sexual femenino hallamos en acción las mismas fuerzas libidinosas que en el
DD
varón y, en ambos casos, durante cierto tiempo se transita por idénticos caminos y se llega a
iguales resultados. Luego, factores biológicos desvían a esas fuerzas de sus metas iniciales.
LA

La significación del falo – Lacan


En este texto Lacan desarrolla el falo como significante. El significante es el orden más
importante ya que va produciendo significación, llenará el lugar vacío que es el significado. Los
efectos del significado son siempre producidos por el significante, pero no se puede hablar de
FI

completud ya que el significante siempre producirá algo que escapa al significado. Funciona
independientemente del sentido, no hay correlación entre significante y significado. Hay una
primacía del significante por sobre el significado. El campo del significante es el campo de lo
simbólico. Tiene sus propias leyes:
• Metáfora: sustitución de un significante por otro y esta sustitución produce una significación


que no existía previamente, produce una significación nueva. No hay nada a priori que
asemeje los significantes. Mediante la metáfora las podamos comparar.
• Metonimia: tiene que ver con la conexión palabra-palabra. Se desplaza de una palabra a la
otra sin dar nunca un sentido, una significación.
La significación del falo es la producción que ese falo como significante deja, por ejemplo, un
síntoma.

Se ubica a la función del falo en el campo significante. El falo funciona como el significante que
remite a eso que no está, funciona como ausencia. Aquello que no se tiene es lo que se le
demanda al otro como prueba de amor. Hay una demanda insaciable.

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Se busca al otro como causa del deseo, como alguien que me puede dar lo que me falta. El falo
podría ubicarse en el medio de la relación entre el hombre y la mujer como aquello que los une
pero también los separa.
La castración funciona cuando el niño se da cuenta de que la madre no lo tiene. Nadie lo tiene
pero alguien podría tenerlo (padre de la horda). Inscribir algo simbólicamente pasa por ésta lógica
del falo y la castración, la cual explica el funcionamiento del deseo. Algo queda por fuera.
El falo marca un límite de lo más allá del falo: lo femenino. Ante la privación aparece la órbita
del parecer: la mascarada. La mujer aparecería en el lugar del falo, pero detrás de la máscara no

OM
hay nada, la máscara tapa un vacío. Ostentar lo que no se tiene es propio de una posición
femenina.
El lugar de cada sujeto en la relación sexual se define en relación al falo y al deseo, hay una
posición simbólica en relación al falo. El hombre se piensa como dador de lo que no se tiene y la
mujer como ser lo que no es. A partir de confrontarse con la palabra del otro, con el inconsciente,
nos encontramos con el deseo del otro, no con el falo.

.C
Hay algo más allá de lo fálico y es el goce femenino, el goce del Otro. Este goce es
inconmensurable a la lógica del falo y la castración. El falo marca el límite entre lo que se puede
inscribir y lo inconmensurable.
DD
El falo aparece velado, ausente, no se puede decir directamente sino a través de un velo. Esto
que no se puede decir tiene que ver con el orden del deseo.
En la medida en que hablamos, tenemos la necesidad biológica, la demanda y el deseo. Pero el
objeto que demandamos ya no es el objeto de deseo. La demanda es siempre demanda de otra
cosa. Es siempre demanda de amor. Lo que aparece como prueba de amor es el don que se
LA

inscribe como aquello que no se tiene. Lo no decible es lo que no se da, lo imposible de dar: el
falo. Se da algo que no se tiene. Se produce la ilusión de algo ausente que se podría entregar.
El falo es el significante que funciona como significado. Aparece como el significante de la
lógica de que hay algo que se puede inscribir a partir de que hay algo primordial que se perdió.
FI

El falo aparece como significante de deseo. Es la demanda de amor en el otro.

Seminario 5 – El deseo y el goce – Lacan




El deseo está instalado en una relación con la cadena significante y se plantea y propone de
entrada en la evolución del sujeto como demanda.
El fantasma inconsciente está dominado, estructurado, por las condiciones del significante.
Rivière analiza un caso específico de una mujer que tenía una vida profesional independiente,
libre; pero que sin embargo se manifestaba mediante la asunción correlativa y llevada al máximo,
de sus funciones femeninas.
En esta mujer, nos encontramos en presencia de la necesidad de evitar por parte de los
hombres una venganza motivada por la subrepticia sustracción llevada a cabo por su parte de la
fuente del propio símbolo de su potencia. El sentido de su relación con las personas demuestra

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estar dado, guiado, dominado, por la preocupación de evitar el castigo y la venganza de los
hombres.
Cada vez que había demostrado su potencia fálica, se precipitaba en una serie de acciones, sea
de seducción o incluso de procedimiento sacrificial, hacerlo todo por los demás, adoptando así en
apariencia las formas más elevadas de la entrega femenina, como si dijera “pero vean ustedes, no
lo tengo, el falo, soy mujer y pura mujer”. Se ponía una máscara especialmente en sus acciones
profesionales son hombres; estaba cualificada, pero de pronto adoptaba, como en una especie de
evasión, una actitud excesivamente modesta, incluso ansiosa, acerca de la calidad de lo que había

OM
hecho, desarrollando así en realidad todo un juego de coquetería que le servía para engañar a
quienes hubieran podido resultar ofendidos frente a lo que en ella se presentaba
fundamentalmente como agresión, como necesidad y goce de la supremacía propiamente dicha,
estructurada a partir de la historia de la rivalidad, primero con la madre, después con el padre.
En éste ejemplo vemos que de lo que se trata en un análisis, en la comprensión de una
estructura subjetiva, es siempre de algo que nos muestra al sujeto comprometido en un proceso

.C
de reconocimiento.
De esta necesidad de reconocimiento, el sujeto es inconsciente y por ello necesitamos situarla
en la alteridad del lugar del significante por el que el ser se divide con respecto a su propia
existencia.
DD
El destino del ser humano está esencialmente vinculado a su relación con un signo de ser. En
cuanto existencia, el sujeto se encuentra constituido de entrada como división, porque sus ser ha
de hacerse representar en otra parte, en el signo, y el propio signo está en un tercer lugar.
Lacan habla de una tríada para abordar la constitución del sujeto respecto al falo. M, la madre,
es el primer objeto simbolizado, y su ausencia o su presencia se convertirá para el sujeto en el
LA

signo del deseo al que se aferrará su propio deseo, y que hará o no de él, no simplemente un niño
satisfecho o no, sino un niño deseado o no deseado.
P, el término del padre, en tanto que es aquel significante mediante el cual el propio
significante es instituido en cuanto tal.
FI

Si hay identificaciones posibles, si el sujeto llega en lo vivido a darle tal o cual sentido a lo que
le es dado por su fisiología humana particular, ello se estructura siempre en esta relación triádica
constituida en el plano del significante.
El análisis del caso de Gide muestra a un niño cuya madre deja en una posición totalmente


insituada frente a ella.


El punto de viraje decisivo en el que la vida de Gide recupera sentido y constitución humana,
debe localizarse en su identificación con su prima.
Después de haber atravesado el primer piso donde está la madre de esta prima, a quien
encuentra en brazos de su amante, es cuando tropieza con su prima llorando. En adelante se
consagró a proteger a esa chica, pero también a la madre de ella, quien había llevado a cabo con él
una tentativa de seducción.
En el momento de la seducción se había convertido en el niño deseado, y por otra parte había
huido horrorizado porque nada le había proporcionado el elemento de aproximación y de
mediación que hubiera hecho de eso algo distinto de un trauma. Sin embargo, se había

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encontrado por primera vez en posición de niño deseado. Esta situación nueva será, en cierto
modo, para él, una salvación.
En este lugar donde antes había un agujero, ahora hay un lugar, pero nada más, porque en este
lugar él se esquiva, no puede ocuparlo al no poder aceptar el deseo del que es objeto. Por otra
parte, su yo no deja de identificarse, para siempre y sin saberlo, con el sujeto de cuyo deseo es
ahora dependiente. Se enamora para siempre de aquel niño deseado que había sido.
Lo que se ha sustraído en el plano de lo que para él se convierte en su Ideal del yo, a saber, el
deseo del que es objeto y que no puede soportar, lo asume para sí mismo, y se enamora para

OM
siempre de aquel chico acariciado que, por su parte, no quiso ser.

Con respecto a la sexualidad, no hay ninguna determinación biológica, siendo el significante


con su vinculación con el inconsciente lo que posibilita pensar en el desencuentro que genera la
relación sexual. Eso nos permite pensar que las funciones humanas están vinculadas con lo
simbólico. Son funciones de la palabra cuyo soporte es el sujeto, pero que lo sobrepasan en su

.C
particularidad.
En la obra aparecen personajes que van a representar funciones a las cuales el sujeto se
presenta alienado. El sujeto es el soporte, pero las funciones van más allá de la particularidad de
él. Son determinadas de manera simbólicas.
DD
Sexualidad y poder. Sexualidad y soledad y la ética del cuidado de sí como práctica de
libertad – Foucault
LA

Foucault propone que hay dos modos de abordar la genealogía del sujeto: una consiste en
examinar las construcciones teóricas modernas, mientras que la otra implica el estudio de las
instituciones que han hecho de ciertos sujeto objetos de saber y de dominación: los asilos, las
prisiones, etc.
FI

Foucault habla de la existencia de cuatro tipos de técnicas:


1. Técnicas de producción: permiten producir, transformar y manipular las cosas.
2. Técnicas de significación o comunicación: permiten utilizar sistemas de signos.
3. Técnicas de dominación: permiten determinar la conducta de los individuos, imponer ciertas


finalidades o ciertos objetivos.


4. Técnicas de sí: permiten a los individuos efectuar, por sí mismos, determinado número de
operaciones sobre su cuerpo, su alma, sus pensamientos y sus conductas, y de esta manera
producir en ellos una transformación.
Si se quiere analizar la genealogía del sujeto en la civilización occidental, se deben tener en
cuenta no sólo las técnicas de dominación, sino también las técnicas de sí, las cuales implican una
serie de obligaciones de verdad: hay que descubrir la verdad, ser iluminado por la verdad, decir la
verdad. El cristianismo propuso un nuevo modo de aprehensión de sí como ser sexual.

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Los tres grandes principios de moral sexual (monogamia, reproducción como única función de
la sexualidad y descalificación general del placer sexual), rasgos que definirían la moral cristiana en
relación con la sexualidad, ya existían en el mundo romano antes de la aparición del cristianismo.
Fueron los habitantes del mundo romano (es decir, los habitantes del mundo desde el punto de
vista de los europeos) los que comenzaron, mucho antes del cristianismo, a inculcar estos
principios. Por lo tanto, el cristianismo no es responsable de todas estas prohibiciones,
descalificaciones y limitaciones de la sexualidad de las que con frecuencia se le hace responsable.
Sin embargo, lo que el cristianismo sí ha aportado a esta historia de la moral sexual son nuevas

OM
técnicas, un conjunto de nuevos mecanismos de poder para inculcar estos nuevos imperativos
morales, entre ellos la pastoría.
La pastoría tiene que ver con la existencia de una categoría de individuos que, en la sociedad
cristiana, desempeñan el papel de pastor en relación con los demás individuos que son para ellos
sus corderos o su rebaño. Dicho poder posee determinadas características:
• Se opone al poder político tradicional habitual, en la medida en que no se ejerce sobre un

.C
territorio: el pastor reina sobre una multiplicidad de individuos.
• Tiene como función procurar el bien de aquellos por los que vela. No es un poder triunfante,
es un poder benefactor.
• Su carácter moral esencial es ser entregado, sacrificarse para satisfacer las necesidades del
DD
rebaño. El buen pastor es el que acepta sacrificar su vida por sus ovejas.
• Es un poder individualista. El buen pastor es capaz de velar por cada individuo en particular,
uno a uno. No es un poder global.

La existencia del poder pastoral trajo para el hombre ciertas consecuencias:


LA

1. Salvación obligatoria: no se deja al individuo la libertad de elegir si quiere salvarse. Todo


individuo debe procurar su salvación. El poder pastoral tiene autoridad para obligar a la gente
a hacer lo necesario para salvarse.
2. Vigilancia y control continuo: esta salvación obligatoria únicamente se consigue aceptando la
FI

autoridad de otro. Cada una de las acciones que realizamos deberá ser conocida o podrá ser
conocida por el pastor, que tiene autoridad de decir “sí” o “no”.
3. Obediencia absoluta: el pastor puede imponer a los individuos su voluntad porque, en el
cristianismo, el mayor mérito consiste en ser obediente; esta es la condición fundamental de


las demás virtudes. Es un sistema de obediencia generalizada y la famosa humildad cristiana


no es otra cosa que la forma, interiorizada, de esta obediencia en donde se reconoce en la
voluntad del otro, la voluntad misma de Dios.

La pastoría ha conllevado toda una serie de técnicas y procedimientos que conciernen a la


verdad y a la producción de la verdad, ya que un conocimiento de la interioridad de los individuos
es una exigencia absoluta para el ejercicio de la acción pastoral cristiana.
El cristiano está obligado a recurrir a su pastor para realizar la confesión exhaustiva y
permanente, la cual producirá una verdad, que era desconocida para el pastor, pero también era
desconocida para el propio sujeto. Esta producción de verdad es la que constituirá el lazo
permanente del pastor con su rebaño y con cada uno de sus miembros. La verdad, la producción

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de la verdad interior, la producción de la verdad subjetiva, es un elemento fundamental en el
ejercicio de pastor.
Con respecto a la sexualidad, el cristianismo produjo una concepción de la carne cristiana no
como un mal absoluto del que debíamos desembarazarnos, sino como la perpetua fuente, en el
interior de los individuos, en el interior de la subjetividad, de una tentación que corría el riesgo de
conducir al individuo más allá de los límites establecidos por la moral dominante, a saber, el
matrimonio, la monogamia, la sexualidad reproductiva y la limitación y la descualificación del
placer. La técnica de interiorización, de toma de conciencia, de vigilancia de uno mismo por sí

OM
mismo, con relación con sus debilidades, con su cuerpo, con su sexualidad, con su carne,
constituye la aportación fundamental del cristianismo en relación con la historia de la sexualidad.
El problema no es la relación con los otros, sino la relación de uno consigo mismo o, más
precisamente, el de la relación entre la voluntad y la expresión involuntaria.
La libido es el resultado de la voluntad cuando ésta excede los límites que Dios inicialmente ha
fijado. La lucha espiritual debe consistir en dirigir sin cesar nuestra vista hacia lo bajo o hacia lo

.C
inferior, a fin de descifrar, entre los movimientos del alma, los que provienen de la libido.
La ética sexual no solamente se trata de aprender reglas de un comportamiento sexual
conforme a la moral, sino también de examinarse sin cesar para interrogar al ser libidinal en sí.
La ética sexual pasó de la cuestión de la relación con los otros y del modelo de la penetración al
DD
de la relación consigo mismo y al problema de la erección: entiendo por tal el conjunto de
movimientos internos que se operan desde eso casi imperceptible que es el primer pensamiento,
hasta el fenómeno final, pero todavía solitario, de la polución.

Abordaje de la sexualidad en Oriente: se intenta definir a la sexualidad como un arte; arte de


LA

producir un tipo de placer que se pretende que sea lo más intenso, lo más fuerte o lo más
duradero posible. A esto se le llama arte erótico.

Abordaje de la sexualidad en Occidente: a finales del siglo XIX se produjo un doble fenómeno:
FI

1. Freud mostró que el desconocimiento de sí mismo por parte del sujeto fue el punto de
partida del psicoanálisis y que consistía en un desconocimiento de su deseo, de su sexualidad.
(Además de esto, gracias a Freud, y después, gracias a toda una serie de movimientos
políticos, sociales y culturales diversos, se volvió a hablar de aquello que estaba condenado al


silencio).
2. Al mismo tiempo surgía un “sobresaber” cultural, social, científico y teórico sobre la
sexualidad. La superproducción del saber teórico sobre la sexualidad adoptó de forma rápida
y temprana una forma científica.
En Occidente se pretende mantener un discurso científico sobre la sexualidad, se busca una
ciencia sexual sobre la sexualidad de la gente, pero no sobre su placer, sobre qué es lo que hay
que hacer para que el placer sea lo más intenso posible (arte erótico), sino que se pregunta cuál es
la verdad de lo que es en el individuo, su sexo o su sexualidad: verdad del sexo y no intensidad del
placer.

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Imitación e insubordinación de género – Buttler
El “ser” se establece, se instituye, circula y se confirma. No es una actuación de la que se puede
tomar una distancia radical, ya que es un juego profundo y físicamente incorporado, y este “yo” no
representa su sexualidad como un papel. Más bien, a través del juego repetido de esta sexualidad
el “yo” es reconstituido como un “yo” determinado (homosexual, heterosexual, hombre, mujer,
etc.); paradójicamente, es la repetición de este juego la que también establece la inestabilidad de
la categoría que la constituye. Ya que si el “yo” es un sitio de repetición, es decir, si sólo alcanza la
apariencia de identidad a través de una cierta repetición de sí mismo, entonces el yo está siempre

OM
desplazado por la repetición que lo sostiene. Si siempre hay una compulsión a repetir, la
repetición nunca consigue por completo la identidad. Que haya necesidad de una repetición indica
que la identidad no se obtiene por sí misma, requiere ser instituida una y otra vez, ya que corre el
riego de ser des-instituida en cada intervalo.
La sexualidad siempre excede toda actuación, presentación o narrativa, por lo cual no es
posible derivar una sexualidad de una presentación de género dada. No hay líneas directas,

.C
expresivas o causales entre el sexo, el género, la presentación de género, la práctica sexual, la
fantasía y la sexualidad. Ninguno de estos términos captura o determina al resto. Una parte de lo
que constituye la sexualidad es justamente lo que no aparece y lo que, hasta cierto grado, nunca
puede aparecer.
DD
Todo género es un tipo de personificación y aproximación, no hay un género original o primerio
sino que el género es un tipo de imitación que no tiene un original, que produce la noción de
original como efecto y consecuencia de la imitación misma. La “realidad” de las identidades
heterosexuales es constituida de un modo performativo mediante una imitación que se coloca
como el origen y el fundamento de todas las imitaciones. La heterosexualidad está siempre en
LA

proceso de imitar y aproximarse a su propia fantasmática idealización, y de fracasar. Precisamente


porque está destinado al fracaso y sin embargo se empeña en alcanzar el éxito, el proyecto de la
identidad heterosexual es impulsado hacia una interminable repetición. Estas identidades
consolidadas de “hombre” y “mujer”, son efectos teatralmente producidos que fingen ser los
FI

fundamentos, los orígenes, la medida normativa de lo real.


Un género no es una actuación que un sujeto elija, sino que es performativo (construcción de la
subjetividad), ya que constituye como un efecto al sujeto que parece expresarlo. Es una actuación
coercitiva (refrena, reprime) ya que jugar fuera de la ley con las normas heterosexuales genera


ostracismo, castigos y violencia.

Lo que forma un estilo erótico y/o una presentación de género es un conjunto de


identificaciones psíquicas. El sujeto está constituido internamente por Otros de géneros
diferenciados y por lo tanto nunca obtiene, como un género, de sí mismo su identidad.
Si cada actuación se repite para instituir el efecto de la identidad, entonces cada repetición
requiere un intervalo entre los actos, por así decirlo, durante el cual el riesgo y el exceso
amenazan con alterar la identidad que se está constituyendo. El inconsciente es ese exceso que
permite e impugna cada actuación y que nunca aparece del todo en la actuación misma.

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El interés por el psicoanálisis – Freud
El interés psicológico
Las operaciones fallidas, las acciones casuales y los sueños en las personas normales; a la vez
que los ataques convulsivos, delirios, visiones, ideas y acciones obsesivas en las neurosis; nunca
habían sido objeto de la psicología porque en ellas no se veía sino unos resultados de
perturbaciones orgánicas o deficiencias anormales en la función del aparato anímico. El
psicoanálisis consiguió demostrar que todas esas cosas se pueden llegar a entender mediante
unos supuestos de naturaleza puramente psicológica. El mayor peso probatorio es proporcionado

OM
por los fenómenos normales, sin embargo, el psicoanálisis muestra que los procesos normales y
los patológicos obedecen a las mismas reglas.

Las operaciones fallidas, o sea, el olvido de las palabras y nombres familiares, así como de
designios, los deslices en el habla, la lectura y la escritura, el extravío de cosas, su pérdida, ciertos
errores cometidos a pesar de un mejor saber, o en numerosos gestos y movimientos habituales;
todo eso ha sido muy poco valorado por la psicología, se lo clasificó como “distracción” y se lo

.C
derivó de la fatiga, del desvío de la atención o del efecto colateral de ciertos estados patológicos
leves. Pero la indagación analítica muestra que las operaciones fallidas poseen un sentido y una
tendencia; se produce un conflicto psíquico en virtud del cual la tendencia subyacente es
DD
esforzada a apartarse de la expresión directa y empujada por vías indirectas. Los análisis de las
operaciones fallidas son a menudo muy fáciles y se realizan con rapidez ya que la ocurrencia
inmediata aporta su explicación.
La evitación de displacer resulta el motivo más frecuente para sofocar un propósito que luego
es constreñido a conformarse con su figuración mediante una operación fallida. La memoria es
LA

parcial y proclive a excluir de la reproducción todas las vivencias a las que adhiere un afecto
penoso.

La interpretación de los sueños dio inicio al destino del psicoanálisis de afirmarse en oposición
FI

a la ciencia oficial. Es su piedra fundamental de trabajoy sus resultados constituyen la contribución


más importante del psicoanálisis a la psicología. El estudio psicoanalítico de los sueños ha
inaugurado una perspectiva sobre una psicología de lo profundo no vislumbrada hasta ese
momento.


El trabajo del sueño reclama el interés del psicoanálisis en dos direcciones principales:
1. Porque señala procesos novedosos como la condensación y el desplazamiento.
2. Porque muestra la existencia de una censura, una instancia examinadora que decide si una
representación aflorante tiene permitido alcanzar la consciencia.
El sueño pasa a ser el arquetipo normal de todas las formaciones psicopatológicas. Quien
comprenda al sujeto penetrará también el mecanismo psíquico de las neurosis y psicosis.

El interés del psicoanálisis para las ciencias no psicológicas


Las interpretaciones del psicoanálisis son traducciones de un modo de expresión ajena al modo
familiar para nuestro pensamiento. Esta interpretación es análoga al desciframiento de una
escritura figural antigua, como los jeroglíficos egipcios.

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El lenguaje del sueño es el modo de expresión de la actividad anímica inconsciente. Pero lo
inconsciente habla más de un dialecto. (Interés para la ciencia del lenguaje)

La filosofía se ha ocupado repetidas veces del problema de lo inconsciente, pero sus


exponentes han adoptado dos posiciones:
1. El inconsciente es algo místico, no aprehensible ni demostrable, cuyo nexo con lo anímico
permanece en la oscuridad.
2. Lo anímico es lo consciente y algo inconsciente no puede ser anímico ni objeto de la

OM
psicología.
Tales manifestaciones se deben a que los filósofos apreciaron lo inconsciente sin tener noticia
de los fenómenos de la actividad anímica inconsciente, o sea sin vislumbrar en cuánto se
aproximan los fenómenos inconscientes a los conscientes ni en qué se diferencian de estos.
La filosofía también puede recibir incitación del psicoanálisis convirtiéndose ella misma en su
objeto. Las doctrinas y sistemas filosóficos son la obra de un reducido número de personas de

.C
sobresalientes dotes individuales, y sólo el psicoanálisis permite proporcionar una psicografía de la
personalidad. Así es capaz de deducir de una manera más o menos certera, a partir de la obra del
artista, su personalidad íntima, que tras ella se esconde. (Interés filosófico)
DD
El psicoanálisis logró probar que en el niño existen intereses y quehaceres sexuales. Desde la
sexualidad infantil surge la normal del adulto a través de una serie de procesos de desarrollo,
composiciones, escisiones y sofocaciones, que casi nunca se producen con la perfección ideal y por
eso dejan como secuela las predisposiciones a que la función involucione en estados patológicos.
De esta manera se descubre que la contracción de neurosis expresa una perturbación de la función
LA

sexual.
La sexualidad infantil permite discernir otras dos propiedades que revisten significatividad para
la concepción biológica:
1. La sexualidad infantil revela estar compuesta por una serie de pulsiones parciales que
FI

aparecen anudadas a ciertas regiones del cuerpo (zonas erógenas).


2. La sexualidad infantil sufre un primer apuntalamiento en las funciones de la nutrición y
excretoras, que sirven a la conservación de sí.
(Interés biológico)


El psicoanálisis, desde su mismo comienzo, se vio llevado a perseguir los procesos de desarrollo
y génesis de los síntomas para poder eliminarlos.
El psicoanálisis descubrió que existe una continuidad entre la psique infantil y la del adulto,
pero también notó las trasmudaciones y los reordenamientos que sobrevienen en ese camino. Se
corroboró lo importante que son las impresiones de la niñez, en particular las de la primera
infancia, para toda la posterior orientación de un hombre.
De las formaciones anímicas infantiles nada sucumbe en el adulto a pesar de todo el desarrollo
posterior. Lo que en el material psíquico de un ser humano permaneció infantil, reprimido como
inviable, constituye el núcleo de su inconsciente, y creemos poder perseguir, en la biografía de
nuestros enfermos, cómo lo inconsciente, sofrenado por las fuerzas represoras, está al acecho

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para pasar al quehacer práctico y aprovecha las oportunidades cuando las formaciones psíquicas
más tardías y elevadas no consiguen sobreponerse a las dificultades del mundo real. (Interés para
la psicología evolutiva)

El psicoanálisis ha hecho una comparación de la infancia del individuo humano con la historia
temprana de los pueblos. También es posible transferir a productos de la fantasía de los pueblos
(mitos, cuentos tradicionales) la concepción psicoanalítica obtenida a raíz del sueño.
Mediante una lectura psicoanalítica, analizando las situaciones psicológicas primitivas de las

OM
que surgieron las impulsiones para sus creaciones, se logra comprender los orígenes de las
grandes instituciones culturales: la religión, la eticidad (educación de valores humanos), el
derecho, la filosofía.
Toda la historia de la cultura muestra los caminos que los seres humanos han emprendido para
la ligazón de sus deseos insatisfechos, bajo las condiciones cambiantes, y alteradas por el progreso
técnico, de permisión y denegación por la realidad. El principio de la evitación de displacer rige el

.C
obrar humano hasta el momento en que es relevado por otro principio mejor, el de la adaptación
al mundo exterior. (Interés para la historia de la cultura)

El psicoanálisis descubrió que el arte permite apaciguar deseos no tramitados tanto en el


DD
propio artista creador como en su lector o espectador. Lo que el artista busca en primer lugar es
autoliberación, y la aporta a otros que padecen de los mismo deseos retenidos al comunicarles su
obra. Las fantasías de deseo se convierten en obra de arte mediante una refundición que mitigue
lo chocante de esos deseos, oculte su origen personal y observe unas reglas de belleza que
soborne a los demás con unos incentivos de placer.
LA

El arte constituye el reino intermedio entre la realidad que deniega los deseos y el mundo de
fantasía que los cumple. (Interés para la ciencia del arte)

El psicoanálisis descubre la participación que las constelaciones y los requerimientos sociales


FI

tienen en la causación de la neurosis. Las fuerzas que originan la limitación y la represión de lo


pulsional por obra de yo surgen de la docilidad hacia las exigencias de la cultura. (Interés
sociológico)


Cuando los educadores se hayan familiarizado con los resultados del psicoanálisis hallarán más
fácil reconciliarse con ciertas fases del desarrollo infantil y, entre otras cosas, no correrán el riesgo
de sobrestimar las mociones pulsionales socialmente inservibles o perversas que afloren en el
niño. Una violenta sofocación desde afuera de unas pulsiones intensas en el niño nunca las
extingue ni permite su gobierno, sino que consigue una represión en virtud de la cual se establece
la inclinación a contraer más tarde una neurosis. El psicoanálisis puede enseñar cuán valiosas
contribuciones a la formación del carácter prestan estas pulsiones asociales y perversas del niño
cuando no son sometidas a la represión, sino apartadas de sus metas originarias y dirigidas a unas
más valiosas (sublimación). Las mejores virtudes del hombre se han desarrollado como unas
formaciones reactivas y sublimaciones sobre el terreno de las peores disposiciones
(constitucionales). La educación debería poner un cuidado extremo en no cegar estas preciosas

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fuentes de fuerza y limitarse a promover los procesos por los cuales esas energías pueden guiarse
hacia el buen camino. (Interés pedagógico)

Análisis profano. Conversaciones con una persona imparcial – Freud


La mayoría de los médicos practican el tratamiento analítico sin haberlo estudiado ni
comprendido, ya que reciben en las aulas una educación casi opuesta a lo que exigiría una

OM
preparación al psicoanálisis. Su atención es orientada hacia hechos anatómicos, físicos y químicos,
de cuya exacta comprensión e influencia apropiada depende el éxito de la intervención médica. El
estudio de las funciones psíquicas superiores no interesa a la Medicina; este es el objeto de otra
distinta facultad: la Psiquiatría. Ella se ocupará de las perturbaciones de las funciones anímicas,
pero lo hará buscando las condiciones físicas de las perturbaciones psíquicas y tratándolas como
otros motivos de enfermedad.

.C
El ejercicio del análisis es mucho menos peligroso que el de un médico. Al lado de los traumas
que la vida ha ocasionado al sujeto y han motivado su enfermedad, nada significa la torpeza
analítica. Sólo queda el hecho lamentable de haber sometido al paciente a un tratamiento
inapropiado que no ha podido serle beneficioso.
DD
Exijo que no pueda ejercer el análisis nadie que no haya conquistado, por medio de una
determinada preparación, el derecho a una tal actividad. Que tales personas sean o no médicos
me parece secundario. También, todos los análisis deben estar precedidos por un diagnóstico
médico.
LA

Freud dice que existen tres intereses que corresponden a:


1. Los enfermos: para el enfermo es indiferente que el analista sea o no médico, lo que le
interesa es que el analista posea cualidades personales que le hagan merecedor de confianza
y haya adquirido aquellos conocimientos y experiencias que le capacitan verdaderamente
FI

para el cumplimiento de su labor. Lo prejuicios profesionales no encuentran en los enfermos


el menor eco, mostrándose siempre dispuestos a aceptar la curación, cualquiera que sea su
procedencia
2. Los médicos: a un médico que ejerza el psicoanálisis se le debería exigir que esté


familiarizado con el aspecto anímico de la enfermedad, y de esta manera se extendería la


educación médica a un trozo de la preparación para el análisis, prolongando así los años de
estudio. Por otro lado, la enseñanza psicoanalista comprende asignaturas ajenas al médico y
con los que no suele tropezar en su actividad profesional. Es injusto e ilógico obligar a los
estudiantes psicoanalistas a dar el inmenso rodeo que supone el estudio completo de la
carrera médica.
3. La ciencia: si los representantes de diversas ciencias del espíritu han de estudiar el
psicoanálisis para aplicar sus métodos y puntos de vista a su propio material científico, no les
bastará atenerse a los resultados reseñados en la literatura analítica. Habrán de aprender a
comprender el análisis sometiéndose por sí mismos a uno.

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Análisis terapéutico: psicoanálisis al que asisten los pacientes por cuestiones neuróticas.
Análisis didáctico: psicoanálisis al que se someten los psicoanalistas que deseen dedicarse a dicha
profesión. Esta es una de las tres patas fundamentales para la formación de los psicoanalistas. Más
allá de que si se estudió o no medicina. Las otras patas son el estudio de la teoría y el análisis de
control.

Conferencia 16 – Psicoanálisis y Psiquiatría – Freud

OM
El discurso médico estudia al síntoma como una enfermedad. Desde la psiquiatría se toma de la
vida del paciente sólo lo que puede conducir a formular un diagnóstico que remita a una
enfermedad.
En tanto para el psicoanálisis, el síntoma remite al sujeto y al inconsciente; oculta un conflicto
psíquico. La pulsión de vida y la pulsión sexual entran en conflicto y para convivir realizan una

.C
transacción. Cuando ésta transacción es muy forzada, se produce el síntoma.
La diferencia entre el psicoanálisis y la psiquiatría radica en cómo cada uno estudia al síntoma.
Pero Freud aclara que no existe contradicción entre ambas disciplinas sino que “son los psiquiatras
los que se resisten al psicoanálisis y no la psiquiatría”.
DD
El sentido de los síntomas – Freud
Todo síntoma posee (como los actos fallidos y los sueños) un sentido propio y una íntima
LA

relación con la vida psíquica del enfermo.


El sentido de un síntoma reside en una relación del mismo con la vida íntima del enfermo.
Cuanto más individualizado se halla un síntoma, más fácil resulta establecer dicha relación.
Cuando nos hallamos ante una idea desprovista de sentido o de un acto sin objeto, debemos
FI

descubrir la situación pasada en la que tales ideas o actos poseyeron sentido y objeto. Cada
enfermo presenta sus condiciones individuales, sus fantasías, que a veces son opuestas en los
diversos casos.
Freud opina que no existe diferencia fundamental entre las dos categorías de síntomas:


individuales y típicos.

Psicoanálisis y medicina – Lacan


El lugar del psicoanálisis en la medicina, actualmente, es marginal y extra-territorial. Es
marginal debido a la posición de la medicina respecto al psicoanálisis, al que admite como una
ayuda externa. Es extra-territorial por obra de los psicoanalistas quienes tienen sus razones para
querer conservar esta extra-territorialidad.

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Quisiera considerar ese lugar del psicoanálisis en la medicina desde el punto de vista del
médico y el rapidísimo cambio que se está produciendo en la función del médico y en su
personaje.
Al considerar la historia de la medicina a través de las épocas, el gran médico, el médico tipo,
era un hombre de prestigio y autoridad.
Las funciones del organismo humano siempre fueron objeto de una puesta a prueba de
acuerdo con el contexto social. Al médico se le ofrecen en el laboratorio ya constituido, créditos
sin límites que empleará para reducir esas funciones a montajes equivalentes que tengan estatuto

OM
de subsistencia científica. El médico ya no tiene nada de privilegiado en la jerarquía de ese equipo
de científicos diversamente especializados en las diferentes ramas científicas. La colaboración
médica será considerada bienvenida para programar las operaciones necesarias para mantener el
funcionamiento de tal o cual aparato del organismo humano en condiciones determinadas.
El médico es requerido en su función de científico de la fisiología, pero sufre también otros
llamados. El mundo científico vuelca en sus manos gran número de “agentes terapéuticos nuevos”

.C
químicos o biológicos, que coloca a disposición del público, y le pide que los distribuya y los ponga
a prueba. ¿Dónde está el límite en que el médico debe actuar y a qué debe responder? A algo que
se llama la demanda. Es el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la
posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica.
DD
Cuando el enfermo es remitido al médico o cuando lo aborda, no espera de él pura y
simplemente la curación. Viene a veces a demandar que lo autentifique como enfermo; en
muchos otros casos viene para demandar que lo preserve en su enfermedad, que lo trate de modo
que le viene a él, el que le permitirá seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad.
Hay una falla entre la demanda y el deseo. Cuando cualquiera nos pide algo, esto no es para
LA

nada idéntico, e incluso a veces es opuesto, a aquello que se desea.


El efecto que tiene el progreso de la ciencia sobre la relación de la medicina con el cuerpo es
una falla epistemo-somática y lo que está excluido de la relación epistemo-somática es la
dimensión del goce. Un cuerpo está hecho para gozar, gozar de sí mismo.
FI

Entonces encontramos dos puntos de referencia: la demanda del enfermo y el goce del cuerpo.
Aquí interviene la teoría psicoanalítica al plantear que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje.
Hay un deseo porque hay inconsciente, es decir lenguaje que escapa al sujeto en su estructura


y sus efectos, y hay siempre a nivel del lenguaje algo que está más allá de la conciencia, y es allí
donde se sitúa la función del deseo. Por eso es necesario hacer intervenir el lugar del Otro, en
todo lo que concierne al sujeto. El lugar del Otro es el campo donde se ubican esos excesos de
lenguaje cuya marca lleva el sujeto y que escapan a su dominio. Es en ese campo donde se hace la
junción con el polo del goce.
Lo que indico al hablar de la posición que puede ocupar el psicoanalista es la de aquel que tiene
que responder a una demanda de saber, aunque sólo se pueda hacerlo llevando al sujeto a
dirigirse hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda.

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Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología – Lacan
Toda sociedad contiene leyes de derecho o de costumbres que contemplan los grados de
agresión que definen los crímenes. No existe sociedad sin ley (punitiva, tradicional o escrita, de
costumbres o derechos). Toda sociedad tiene una ley (de costumbres o de derecho) que instala
una articulación entre castigo-crimen-ley. Hay una relación entre crimen-ley-castigo.
Lacan coincide con Baratta al plantear que cada sociedad se define por sus crímenes. Crimen y
criminal son concepciones sociológicas.

OM
Objeto de la criminología: verdad del crimen (en su aspecto policíaco) y verdad del criminal (en
su aspecto antropológico).
El psicoanálisis planea que no existen los instintos criminales y reivindica la autonomía de una
experiencia irreductiblemente singular. Se orienta por el lado de la responsabilidad, darle al sujeto
la posibilidad de responsabilizarse por sus actos.
Aún somos testigos de la herencia freudiana, los dos crímenes más aborrecidos continúan

.C
siendo el parricidio y el incesto. Hay una doble prohibición: no matarás a tu padre (hijo), no
reintegrarás tu producto (madre).
DD
El porvenir de una ilusión – Freud
Freud destaca dos aspectos fundamentales de la cultura que están relacionados porque ambos
ponen en juego lo pulsional:
1. Relación de humano con la naturaleza (con los bienes)
LA

2. Regulación de las relaciones entre los hombres


Se puede hablar de un progreso en la cultura en el primer aspecto pero no en el segundo, ya
que en la cultura hay una gran minoría que impone las leyes a una gran mayoría.
FI

Toda cultura funciona sofocando, reprimiendo y organizando los destinos de las pulsiones.
Siempre hay un descontento (malestar) del hombre en la cultura, que se pone en juego como
agresividad hacia ella. Lo decisivo para pensar la cultura es que si ésta produce un sacrificio que
tiene que ver con la sofocación de las pulsiones, en donde el individuo renuncia a lo individual por


el bien social, la cultura tiene que compensar al individuo de alguna manera para que ésa
agresividad que genera no la destruya. De esta manera, Freud busca pensar en una educación que
privilegie el racionamiento por sobre lo pulsional. Hay que pensar más que una educación para la
ilusión, en una educación para la realidad, una educación de los límites, la ley y la prohibición.

Existen dos medios:


1. Medios compulsivos: la cultura fuerza y demanda que el sujeto actúe de determinada
manera.
2. Medios compensatorios: la cultura produce cierto mecanismo que satisface las pulsiones.
La frustración se produce cuando no se satisface una pulsión. La prohibición es la norma que
prohíbe la realización de la pulsión y la privación es el resultado de ésta prohibición.

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Si el individuo es enemigo de la cultura, con la formación del superyó pasa de ser enemigo a
portador de la cultura. Se ingresa a la cultura a partir del complejo de Edipo (estructura que nos
relaciona con la cultura). Se produce el ingreso a un tipo de funcionamiento simbólico, leyes,
prohibiciones.
Los preceptos culturales (bienes) producen cierta satisfacción. Cumplir con un ideal cultural
produce cierta satisfacción narcisística, y las creaciones artísticas producen satisfacción sustitutiva.
La religión como productor de satisfacciones participa de ambos medios, tanto compulsivos
como compensatorios.

OM
La cultura se arma para defender al individuo de los peligros de la naturaleza. Asimismo, los
dioses serán la pareja parental que protege al niño del peligro. Esto se correlaciona con la figura
del padre protector que nos protege enteramente de todos los peligros. Se va asociando a la idea
de castigo y de un padre que asegura el destino de que el niño estará siempre protegido. En esto
radica la religión como una ilusión.

.C
Toda enseñanza demanda cierta creencia. La creencia científica fundamenta sus contenidos, si
no son ciertos, se los deja de lado. Se puede repetir el proceso de la verdad.
Las creencias religiosas persisten porque se trasmite de generación en generación y está
prohibido cambiarlas. No se fundan en la razón. Hay que aceptarlas tal como son. Se sostienen en
DD
la ilusión de que hay alguien que puede protegernos de todo tipo de peligro.
Si hay algo prohibido por la cultura, existe la ilusión de que alguien queda exento de ésta
prohibición, se produce la ilusión de completud. La cultura genera un malestar y también genera la
idea de que alguien tiene todo el saber. Una ilusión de un saber sin límites. La ilusión del autor
radica en que cree tener todo el saber sobre lo que escribió. Freud dice que siempre hay algo que
LA

no se sabe.
FI

Dostoievski y el parricidio – Freud


En la personalidad de Dostoievski, se distinguen cuatro fachadas: el literato, el neurótico, el
pensador ético y el pecador.
Lo más atacable en Dostoievski es el pensado ético. Ético es quien reacciona frente a la


tentación interiormente sentida, sin ceder a ella. Pero quien alternativamente peca, y luego, en su
arrepentimiento, formula elevados reclamos éticos, no ha realizado la renuncia, que es lo esencial
de la eticidad. Se parecería a los bárbaros que como penitencia a sus asesinatos, pagaban una
multa, con lo cual esta última era directamente una técnica para posibilitar el asesinato.
En el criminal hay dos rasgos esenciales: el egoísmo sin límites y la intensa tendencia
destructiva; el desamor, la falta de valoración afectiva del otro, es el rasgo común a ambos. Sin
embargo, en Dostoievski vemos lo contrario: su gran necesidad de amor y su enorme capacidad de
amar, exteriorizada esta en manifestaciones de extrema bondad.
Se incluye a Dostoievski entre los criminales por su elección temática literaria, marcados por
caracteres violentos, asesinos y egoístas, lo que indica la existencia de tales inclinaciones en su
interior; además de su manía del juego, y también el abuso sexual cometido contra una niña

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inmadura. La fuerte pulsión destructiva de Dostoievski, que fácilmente lo habría convertido en un
criminal, en el curso de su vida se dirigió sobre todo hacia su propia persona (hacia dentro, en
lugar de hacia afuera) y así se expresó como masoquismo y sentimiento de culpa. Pero también
poseía rasgos sádicos, que se exteriorizaban en su irritabilidad, manía martirizadora, intolerancia
aun hacia las personas amadas, y también salían a la luz en la manera en que trataba a sus lectores
como autor. En las pequeñas cosas era sádico hacia afuera; en las cosas mayores, sádico hacia
adentro, y por lo tanto masoquista, o sea el más blando, manso y solícito de los hombres.
La epilepsia de Dostoievski se la considera como un síntoma de su neurosis, que, por lo tanto,
debía clasificarse como histeroepilepsia, vale decir, histeria grave. La “reacción epiléptica” le

OM
permitía tramitar por vía somática masas de excitación que no puede liquidar psíquicamente;
deviene así un síntoma de la histeria. En una epilepsia orgánica, la vida anímica padece de una
perturbación de afuera, ajena a ella; mientras que en una epilepsia “afectiva”, la perturbación es
expresión de la vida anímica misma.
Es sumamente probable que la epilepsia de Dostoievski fuera del segundo tipo. Aunque no se

.C
lo puede probar de modo riguroso, la hipótesis más probable es que sus epilepsias comenzaron
tras la vivencia del asesinato del padre.
Se puede deducir que los primeros ataques de Dostoievski tenían una intencionalidad de
muerte: le asaltaba un sentimiento como si debiera morir enseguida, y de hecho le seguía un
DD
estado que se parecía en todo a la muerte efectiva. Temía dormirse de noche y caer en un estado
de muerte aparente. Estos ataques significan una identificación con un muerto o con alguien que
todavía vive y cuya muerte se desea. El ataque tiene así el valor de una punición. Uno ha deseado
la muerte de otro, y ahora uno mismo es ese otro y está muerto. En el caso de los muchachos, ese
otro es por regla general el padre, y el ataque (que se denomina histérico) es entonces un
LA

autocastigo por haber deseado la muerte del padre odiado.


El temprano síntoma de los “ataques de muerte” puede comprenderse como una
identificación-padre del yo, consentida por el superyó a modo de castigo. “Tú has querido matar a
tu padre para ser tú mismo el padre. Ahora eres el padre, pero el padre muerto”. Ambos, yo y
FI

superyó, siguen desempeñando el papel del padre. La relación entre la persona y el objeto-padre
se ha mudado, conservando su contenido, en una relación entre yo y superyó.
Para Dostoievski, el criminal es casi como un redentor que ha tomado sobre sí la culpa que los
otros habrían debido llevar. Después que él ya ha asesinado, no hace falta asesinar; por lo tanto,


es preciso estarle agradecido, ya que de lo contrario uno mismo habría debido asesinar.
La angustia frente al padre es lo que vuelve inadmisible el odio a él. De los dos factores que
reprimen (desalojan) el odio al padre, el primero, la angustia directa frente al castigo y la
castración, ha de llamarse normal; el refuerzo patógeno parece venir sólo de la angustia ante la
actitud femenina. Por tanto, una fuerte disposición bisexual se convierte en una de las condiciones
o refuerzos de la neurosis. Puede suponérsela en Dostoievski, y una de sus formas posibles de
existencia se muestra en el valor que tuvieron para su vida sus amistades con hombres, en su
conducta raramente tierna hacia sus rivales en el amor, y en su notable comprensión para
situaciones sólo explicables por una homosexualidad reprimida.

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El juego era para él también una vía de autocastigo. Si las pérdidas los habían llevado a él y a su
mujer a la miseria más extrema, extraía de ahí una segunda satisfacción patológica. Podría
insultarse, humillarse ante ella, exhortarla a despreciarlo, conmiserarla por haberse casado con él.
El “vicio” del onanismo es sustituido por la manía del juego, derivación esta que se trasluce en
la insistencia sobre la apasionada actividad de las manos.

El texto literario es considerado por Freud como un indicio similar a las formaciones del
inconsciente ya que señala el camino hacia el saber no sabido del sujeto. La literatura ha servido

OM
en la teoría psicoanalítica para indicar la verdad subjetiva que subyace en el sujeto portador de
esas formaciones.

Parricidio
• En el discurso jurídico es un hecho evidente, real (cuando algo no puede resolverse en
lo simbólico aparece lo real)

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• En el discurso del psicoanálisis es un hecho evidente pero no operante, es subjetivo y
mediado por lo simbólico.
• En los mitos tiene que ver con el asesinato y la devoración del padre, mito que está
como orden fundante de toda sociedad. Implica un sentimiento de culpa.
DD
La responsabilidad moral por el contenido de los sueños – Freud
El contenido manifiesto es una mera fachada, no vale la pena someterlo a un examen ético ni
LA

considerar sus violaciones de la moral seriamente. No obstante, las ideas oníricas latentes deben
pasar por una severa censura antes de que se les conceda acceso al contenido manifiesto. ¿Cómo
es posible que esta censura fracase tan rotundamente en los sueños manifiestamente inmorales?
Los sueños inmorales son fruto de impulsos de igual naturaleza: incestuosos y perversos, o
FI

deseos homicidas y sádicos. Frente a algunos de esos sueños el soñante reacciona despertándose
angustiado; en tal caso, la situación demuestra que la censura ha dejado de actuar, el peligro fue
advertido demasiado tarde y el despliegue de angustia viene a representar el sucedáneo de la
deformación omitida.


Pero la mayoría de los sueños resultan ser, una vez anuladas las deformaciones impuestas por
la censura, satisfacciones de deseos inmorales: egoístas, sádicos, perversos, incestuosos.
¿En preciso asumir la responsabilidad por el contenido de nuestros sueños? El sueño
frecuentemente también contiene enérgicas reacciones contra los deseos inmorales, en forma de
los “sueños de castigo”. La censura onírica no sólo puede manifestarse en deformaciones y en
despliegues de angustia, sino que también puede anular por completo el contenido inmoral,
sustituyéndolo por otro de índole punitiva, pero que aún permite reconocer el primero. El
narcisismo del hombre debería conformarse con el hecho de que la deformación onírica, los
sueños angustiosos y los punitivos representan otras tantas pruebas de su esencial moral.
Desde luego, es preciso asumir la responsabilidad de nuestros impulsos oníricos malvados.

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En sentido metapsicológico, esto reprimido y malvado, no pertenece al yo (siempre que yo sea
un ser moralmente intachable), sino al ello; pero sería vano tratar de separarlos.

La agresividad en psicoanálisis – Lacan


La agresividad comprende a la pulsión de muerte la cual es constitutiva del ser humano. Esta
pulsión es una aporía dentro del discurso analítico y dentro del corazón humano, es irresoluble.

OM
La agresividad es un modo de representación de la pulsión de muerte, es el mudamiento entre
lo real y lo imaginario sin mediación de lo simbólico. Si no se libidiniza al otro, se lo destruye; lo
simbólico apacigua, es fundamental.
La palabra: mata a la cosa, y crea (palabra).

En la Tesis I, Lacan sitúa la agresividad como experiencia constitutiva del sujeto. La agresividad

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en el campo conceptual del psicoanálisis tiene un carácter constitutivo, devela a la pulsión de
muerte, estructural en el narcisismo. Pulsión de muerte que no implica necesariamente
destrucción (ver Massotta o el mismo Freud). La pulsión de muerte no admite una lectura o
explicación conductista, ni biologícista de la agresividad; nos lleva al orden simbólico que es
DD
constitutivo.

La Tesis II hace referencia a la imago del cuerpo fragmentado (castración, mutilación,


desmembramiento, dislocación, destripamiento, devoración, etc.). En el estadio del espejo, el niño
ante su reflejo como una totalidad, que es una anticipación a la coordinación neurológica del
LA

cuerpo real, anticipa un contraste con la incompletud del cuerpo, contraste que es experimentado
como una tensión agresiva entre la imagen especular y el cuerpo real, ya que la completud de la
imagen parece amenazar al cuerpo con retornar a la desintegración y fragmentación. Así pues,
identificarse con la imagen especular pone en juego una relación ambivalente con el semejante y
FI

ello implica que se pone en juego erotismo y agresión. Esta agresión erótica como fundante estará
presente en las futuras identificaciones, forma esencial del narcisismo; de allí que del amor a uno,
puede deslizarse a su opuesto “agresión suicida narcisista”.
Este cuerpo fragmentado se muestra regularmente en los sueños cuando la moción del análisis


toca cierto nivel de desintegración agresiva del individuo.

La Tesis III da cuenta de la relación entre agresividad y la técnica analítica, que tiene que ver
con la reacción terapéutica negativa (diferencia con la mayéutica). Lacan dice que hay que poner
en juego al agresividad del sujeto para con el analista, ya que esas intenciones forman la
transferencia negativa que es nudo inaugural del drama analítico.
El paciente realiza una transferencia imaginaria sobre el analista de una de las imagos más o
menos arcaicas. Se debe intentar evitar que la intención agresiva del paciente encuentre el apoyo
en una idea actual de la propia persona del analista suficientemente elaborada para que pueda
organizarse en esas reacciones de oposición, denegación, ostentación y mentira.

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La Tesis IV habla de la correlatividad entre agresividad e identificación narcisista que
determina la forma del yo. La relación erótica en que el individuo humano se fija en una imagen
que lo enajena a sí mismo, tal es la energía y la forma en donde toma su origen esa organización
pasional a la que llamará su yo.

En la Tesis V, Lacan relaciona la noción de agresividad con la "neurosis moderna" y el


"malestar de la civilización", que se relaciona con lo mencionado en la Tesis III, cuando menciona
el cuerpo fragmentado y las sociedades avanzadas. Hace una referencia a Hegel cuando habla de

OM
la agresividad en la ontología demostrada en la lógica amo (tirano) y esclavo, donde la agresividad
queda del lado de la explotación; también se remite a Darwin al hablar de la “supervivencia del
más fuerte”, reafirmando el precepto de agresividad=fortaleza.

Criminología crítica y crítica del derecho penal – Baratta

.C
Para comprender la criminalidad de debe estudiar la acción del sistema penal que la define y
que reacciona contra ella, comenzando por las normas abstractas hasta llegar a la acción de las
instancias oficiales (policía, jueces, instituciones penitenciarias que la aplican).
DD
La “criminalidad”, el “criminal”, son conceptos construidos y caracterizados por la realidad
social en la que se encuentran, se construyen mediante la experiencia, mediante los procesos de
interacción que la caracterizan.

Baratta toma las líneas de pensamiento del interaccionismo simbólico (labelling approach) y de
LA

etnometodología para dar cuenta de la criminología.


Postula que la sociedad está constituida por la interacción entre los individuos que la
componen, es decir que la sociedad no es una realidad que pueda ser conocida sobre el plano
objetivo, sino como producto de una “construcción social”, obtenido gracias a un proceso de
FI

definiciones y de tipificaciones por parte de individuos y de grupos diversos.


La criminología positiva, y en buena parte la criminología liberal contemporánea, piden de
prestado al derecho y a los juristas sus definiciones del comportamiento criminal, y estudian este
comportamiento como si su cualidad criminal existiese objetivamente.


Sin embargo, Baratta postula que la coordinación de los comportamientos en relación con
ciertas normas debe considerarse como una operación problemática. La acción es el
comportamiento al cual le ha sido atribuido un sentido o un significado social dentro de la
interacción. Esta atribución de significado que “transforma” el comportamiento en acción se
produce según algunas normas. Hay normas sociales generales (normas éticas o jurídicas) pero
también hay normas o prácticas interpretativas, que determinan la interpretación y la aplicación
de las normas generales a las situaciones particulares; estas normas están en la base de cualquier
interacción social y determinan el “sentido de la estructura social”.

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No es el comportamiento por sí mismo el que desencadena una distinción entre “normal” y
“desviado”, sino que es su interpretación la que hace de este comportamiento una acción
provista de significado. La simple desviación objetiva respecto a un modelo o a una norma no es
suficiente. Para que la definición de desviación en el plano del sentido común se produzca “con
éxito”, es decir, que se le adose al individuo una responsabilidad moral y una reacción social
correspondiente, se deben tener en cuenta tres categorías que corresponden con las elaboradas
por la ciencia jurídica y que determinan la imputación de un delito a un sujeto:
1. El comportamiento debe infligir la routine, alejándose de los modelos de las normas

OM
establecidas (violación de la norma).
2. Si el autor hubiese querido, podría haber actuado conforme a las normas (voluntad).
3. El autor sabía lo que estaba haciendo (conciencia).
De esta manera se puede ver que el proceso de definición en el plano del sentido común
corresponde a lo que se produce en el ámbito jurídico. En el sistema jurídico, no se da una
solución de continuidad entre los procesos de definición formal y los procesos de definición y de

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reacción informal. Por un lado, las definiciones informales preparan a veces las definiciones
formales y, por el otro, los resultados concretos de las definiciones formales no se deben
solamente a la acción de las instancias oficiales que ellos provocan.
DD
La pregunta relativa a la naturaleza del sujeto y del objeto en la definición de los
comportamientos se puede orientar en dos direcciones:
1. Al estudio de la formación de la “identidad” desviada y de lo que se define como “desviación
secundaria”, es decir el efecto de la aplicación de la etiqueta de “criminal” (o también de
“enfermo mental”), sobre la persona a quien se adosa la etiqueta.
LA

2. Al estudio del problema de la definición, de la constitución de la desviación como cualidad


atribuida a comportamientos y a individuos en el curso de la interacción. Dar cuenta del
problema de la distribución del poder de definición, es decir, estudiar las agencias de control
social.
FI

La intervención del sistema penal, y especialmente las penas que privan de libertad, en lugar de
ejercer un efecto reeducativo sobre el delincuente, determinan una consolidación de la identidad
de desviado del condenado y su ingreso en una verdadera y propia carrera criminal. Se produce un


cambio que tiene lugar en el momento en que se le introduce en el estatus de desviado; un


cambio en la identidad social del individuo.

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El paradigma etiológico y el paradigma de control (labelling approach) son incompatibles
El paradigma etiológico puede identificarse en esta pregunta: ¿Cuáles son las condiciones que
pueden atribuirse al comportamiento desviado? Las implicaciones de este paradigma son:
• Un sistema objetivo y objetivamente reconocible de normas preconstituidas.
• Existencia de dos clases distintas de comportamientos y de sujetos: los normales y los
desviados.
• Destinación “técnico-intervencionista” de la teoría, típica de la criminología positivista, de
utilizar la concurrencia de los factores de la desviación para intervenir sobre ellos

OM
modificándolos (correccionalismo).

Por el contrario, el paradigma de control (labelling approach) parte de la problematización de


la pretendida validez de los juicios sobre la desviación. Implica las preguntas:
• ¿Cuáles son las condiciones de la intersubjetividad de la atribución de significados en general,
y particularmente de la desviación (como significado atribuido a comportamientos y a

.C
individuos)? Esta pregunta brinda la dimensión de la definición.
• ¿Cuál es el poder que confiere una validez real a ciertas definiciones? Esta pregunta brinda la
dimensión del poder.
DD
LA
FI


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