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1. En las formulaciones de Kuhn inconmensurable equivale a (teorías) no comparable(s). Esta
(supuesta) imposibilidad de comparación entre una y otra es lo que impide o dificulta concluir
inequívocamente sobre la verdad o falsedad de una y/u otra. Esta dificultad puede ser, para
nosotros, también una virtud. Inconmensurable hace sinonimia con incomparable. Y se trata
de una relación. Dicho término está articulado a otras nociones propias de este autor:
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• Es distinguible, en el desarrollo o historia de la ciencia períodos normales y períodos de
crisis. Estos últimos son los que “producen” o preceden a las revoluciones científicas.
• Los avances, conflictos y despliegues de los descubrimientos científicos permiten
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“comprobar” que éstos “tienen” una estructura. Es decir, las revoluciones científicas no
pueden considerarse tomando en cuenta elementos aislados. Debe reconocerse en ellas
una estructura.
• Los frecuentes debates entre los autores, promotores o partidarios de distintas teorías
científicas, dan a conocer que entre distintas teorías la relación es inconmensurable, y que
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2. En matemáticas la raíz cuadrada de dos sirve para nombrar la relación entre el lado y la
diagonal de un cuadrado. Se trata de un número irracional (en sentido matemático), ya que
es imposible arribar a un resultado exacto de la raíz cuadrada de dos. Siempre habrá un
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“resto”, una distancia con la “exactitud cero”, que en algunos casos será en exceso, y en otros
en defecto. En esta instancia, inconmensurable no es imposibilidad de comparación, sino una
suerte de falla en la misma que impide alcanzar el cero o la exactitud.
4. Lo inconmensurable en Lacan se remite a su análisis sobre el texto del Menón, en donde llega
a la conclusión de que para “entender” la teoría y la técnica analítica en la doctrina freudiana
no podemos guiarnos y quedar atrapados en los espejismos del registro imaginario, o en la
oposición dual real-imaginario. Por el contrario es necesario distinguir la incidencia del orden
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En el campo del psicoanálisis, lo reprimido primordial es inconmensurable (es irrepresentable)
para la consciencia.
Hay algo más allá del principio de placer que es inconmensurable con dicho principio.
Para Lacan, lo inconmensurable es lo real, lo que no se puede describir. La repetición es el
encuentro fallido con lo real.
• El abandono de una visión de verdad, de que los cambios de paradigmas nos acercan a la
verdad.
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en cuestión. Freud llamó represión a este proceso, y lo consideró probado por la indiscutible
existencia de la resistencia.
La inconciabilidad de la pulsión para con el yo del enfermo era el motivo (fuerza impulsora) de
la represión; y las fuerzas represoras eran los reclamos éticos del individuo. El cumplimiento del
deseo inconciliable, o la persistencia del conflicto, habrían provocado un alto grado de displacer;
este displacer era ahorrado por la represión, constituyéndose como uno de los dispositivos
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protectores de la personalidad anímica.
En los histéricos y neuróticos ha fracasado la represión; han desterrado de la conciencia y del
recuerdo al deseo inconciliable, ahorrándose en apariencia una gran suma de displacer, pero la
moción de deseo reprimida perdura en lo inconsciente, buscando ser activada; y luego se las
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arregla para enviar dentro de la conciencia una formación sustitutiva, desfigurada y vuelta
irreconocible, de lo reprimido, a la que pronto se anudan las mismas sensaciones de displacer que
uno creyó ahorrarse mediante la represión. Esa formación sustitutiva de la idea reprimida (el
síntoma) es inmune a los ataques del yo defensor, y en vez de un breve conflicto surge ahora un
padecer sin término en el tiempo. En el síntoma cabe comprobar, junto a los indicios de la
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desfiguración, un resto de semejanza con la idea originariamente reprimida; los caminos por los
cuales se consumó la formación sustitutiva pueden descubrirse en el curso del tratamiento
psicoanalítico del enfermo, y para su restablecimiento es necesario que el síntoma sea trasportado
de nuevo por esos mismos caminos hasta la idea reprimida. Si lo reprimido es devuelto a la
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conciencia el conflicto psíquico puede hallar, con la guía del médico, un desenlace mejor que el
que le procuró la represión.
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sueño”.
Las operaciones fallidas (al igual que los síntomas) expresan impulsos y propósitos que deben
ser relegados de la conciencia, o que directamente provienen de mociones de deseos y complejos
reprimidos. Tomar nota de ellas, puede llevar a descubrir lo escondido en la vida anímica. Por su
intermedio el hombre deja traslucir de ordinario sus más íntimos secretos. Si sobrevienen con
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particular facilidad y frecuencia lo deben a su insignificancia y nimiedad.
Al igual que en el sueño, las mociones de deseo de la infancia reprimidas son las que han
prestado su poder a la formación de síntoma, sin lo cual la reacción frente a traumas posteriores
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habría discurrido por caminos normales. Estas mociones serán calificadas como sexuales.
La pulsión sexual del niño es independiente de la función de la reproducción, a cuyo servicio se
pondrá más tarde. Obedece a la ganancia de diversas clases de sensación placentera (placer
sexual). La principal fuente del placer sexual infantil es la apropiada excitación de ciertos lugares
del cuerpo particularmente estimulables (zona erógena). Como en esta primera fase de la vida
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direcciones principales:
1. Las pulsiones singulares se subordinan al imperio de la zona genital, por cuya vía toda la vida
sexual entra al servicio de la reproducción.
2. Gracias a la elección de objeto, ahora en la vida amorosa todos los componentes de la pulsión
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interno de adaptación, se les deniega la satisfacción de sus necesidades eróticas en la realidad.
Como consecuencia, se refugiarán en la enfermedad para hallar con su auxilio una satisfacción
sustitutiva de lo denegado. Dicha huida se consuma por la vía de la involución (regresión), el
regreso a fases anteriores de la vida sexual que no carecieron de satisfacción. Esta regresión es
doble:
1. Temporal: la libido, la necesidad erótica, retrocede a estadios de desarrollo anteriores en el
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tiempo
2. Formal: para exteriorizar esa necesidad se emplean los medios originarios y primitivos de
expresión psíquica (condensación y desplazamiento).
Ambas clases de regresión apuntan a la infancia y se conjugan para producir un estado infantil
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en la vida sexual.
También puede suceder que, frente al incumplimiento del deseo, sobrevenga un
extrañamiento respecto de la realidad en donde el individuo se retira a su mundo de fantasía, que
le procura satisfacción y cuyo contenido, en caso de enfermar, traspone en síntomas.
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científica:
1º. Ofensa cosmológica: el hombre creía que la Tierra se encontraba en el centro del Universo y
esto provocó una tendencia a sentirse dueño y señor del mundo. La destrucción de esta
ilusión narcisista se enlaza a los descubrimientos de Copérnico.
2º. Ofensa biológica: el hombre se consideró como soberano de todos los seres que poblaban la
Tierra, y comenzó a abrir un abismo entre él y ellos. Las investigaciones de Darwin y la de sus
precursores y colaboradores pusieron fin a esta exaltación del hombre. El hombre no es algo
distinto del animal ni algo mejor que él; procede de la escala zoológica y está próximamente
emparentado a unas especies, y más lejanamente, a otras.
3º. Ofensa psicológica: el hombre, aunque exteriormente humillado, se siente soberano de su
propia alma. El yo confía en que todo lo que sucede en su alma llega a su conocimiento, por
cuanto la consciencia se encarga de anunciárselo. Y cuando no ha tenido noticia ninguna de
algo, cree que no puede existir en su alma. Sin embargo, sucede en ciertas enfermedades y en
las neurosis, que el yo se siente a disgusto, ya que tropieza con limitaciones de poder dentro
de su propia casa, dentro del alma misma. Surgen pensamientos, de los que no se sabe de
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de los mismos.
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Estas tesis equivalen a la afirmación de que el yo no es dueño y señor de su propia casa. Y
representan el tercer agravio inferido a nuestro amor propio; un agravio psicológico. Por tanto, no
es de extrañar que el yo no acoja favorablemente las tesis psicoanalíticas y se niegue a darles
crédito.
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Seminario 2 - Psicología y metapsicología – Lacan
La psicología de Freud era abordada como la psicología de lo consciente. La metapsicología
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La Psicología del “yo” eran un grupo de psicoanalistas que igualaban al yo con la consciencia.
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inconsciente. Siempre hay algo que escapa al saber, un saber no sabido. Siempre algo se va a
escapar de la consciencia. Los procesos psíquicos son inconscientes. El yo manejando todo lo que
ocurre en el psiquismo es una ilusión.
La verdad viene del inconsciente, cuando emerge el inconsciente, cuando se produce un fallo,
ahí surge la verdad; pero siempre se dice a medias ya que hay algo irrepresentable. La verdad en
estado naciente es un efecto de verdad que luego desaparece; cuando la consciencia intenta
comprenderlo, desaparece.
Lacan critica la idea de que el yo sea transparente, el hecho de creer que cuando hablo sé
exactamente lo que digo, que sepa todo lo que me pasa. Para el psicoanálisis no se puede saber
todo lo que se dice ni decir todo lo que se sabe.
Menón tiene como una de sus metas o propósitos interrogar la relación entre la doxa (opinión)
y la episteme (ciencia, forma de conocimiento científico). La primera se caracteriza como una
forma de conocimiento parcial, limitado, provisorio y centrado más que nada en las apariencias. Se
diferencia y opone a la episteme que permite formular un conocimiento “superior” y que puede
conocer la verdad, los fundamentos de “las cosas”, ser explicativo, objetivo, organizado
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sistemáticamente, y que goza de rigurosidad, exactitud. Todo eso, le permite a la episteme,
descubrir las verdades generales de un modo tal que éstas valen para siempre.
Sin embargo, cuando Sócrates pregunta acerca de si la episteme puede cubrir todo el campo de
la experiencia, o si existe una ciencia de la virtud (de la areté), si por ejemplo, se puede enseñar a
alguien a gobernar virtuosamente los asuntos de la ciudad, de la polis; se llega a la conclusión de
que este arte (del buen gobernar) no se ha aprendido en ninguna academia, ni ha sido transmitido
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de padres a hijos. Es decir, no hay ciencia de lo político o lo que es similar No hay episteme de la
virtud. Sin embargo, tampoco se trata de mera opinión. Hay, una “tercera vía”, que Lacan nombra
como la ortodoxa u opinión verdadera, la cual permite alcanzar la verdad de otro modo.
Esta ortodoxa no es un conocimiento (saber generalizable) sino que implica poder responder
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en el momento adecuado, en el momento debido a un acontecimiento singular. Esta opinión
verdadera está presente no sólo en el ejercicio del “arte de gobernar” sino también en la
experiencia del análisis y “guiando” las intervenciones del analista en el orden de la interpretación,
de la construcción. Se encuentra entonces, un procedimiento y una modalidad presente en la
experiencia analítica que no es equivalente al de la ciencia pero tampoco equiparable a la
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genuina no puede ser omnicomprensiva, deben existir siempre excepciones a la ley general y son
justamente dichas anomalías las que hacen verosímil a una teoría. Siguiendo esta línea de
pensamiento, el psicoanálisis no cumple con el requisito para ser considerado como una ciencia,
ya que en ningún caso la hipótesis del inconsciente como lugar desde donde el sujeto se
manifiesta es falsa, por lo tanto el psicoanálisis y el analista siempre tienen la razón.
A todo esto se le suma según Popper el criterio de la no validación empírica en la medida en
que no es un conjunto de proposiciones que sistematizan, explican y prevén ciertos fenómenos
observables. Para ser ciencia debe satisfacer los mismos criterios lógicos que las teorías de las
ciencias naturales y sociales: debe poder deducir de sus proposiciones determinadas
consecuencias que doten a la teoría de un contexto definido. Las nociones freudianas no son
Imre Lakatos, un discípulo popperiano, plantea que el valor científico de una teoría es
independiente de la mente que la crea o la comprende, que su valor científico depende solamente
del apoyo objetivo que prestan los hechos a esta teoría. De esta manera se puede repensar la
situación del psicoanálisis porque si bien es cierta la irrefutabilidad del inconsciente desde la visión
popperiana, se puede explicar que las formaciones del inconsciente son un apoyo objetivo de la
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teoría, al igual que los efectos de la clínica freudiana.
Se podrá considerar científica o un PIC a una teoría que cumpla con determinados requisitos:
1. Plan heurístico: conjunto de reglas metodológicas, implícitas o explícitas, que se aplican a una
investigación y en la construcción de una teoría, las cuales deben indicar cómo conseguir el
progreso y cómo evitar el retroceso o el estancamiento.
Estas reglas deben servirle al investigador para crear un centro firme o núcleo duro.
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2. Centro firme: está compuesto por hipótesis centrales que se consideran válidas e irrefutables
por decisión metodológica.
3. Cinturón protector: compuesto por hipótesis auxiliares.
Si definimos el plan heurístico como el arte de poder sostener una discusión y producir nuevos
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hechos que hayan sido ignorados, se puede decir que el psicoanálisis es heurístico, ya que el
inconsciente fue desconocido o no advertido hasta la aparición de Freud. Continuamente se
enfrenta con determinados hechos, como que si las pacientes le mienten, que no le alcanza el
principio del placer para explicar lo que ocurre en el masoquismo, etc.
Su centro firme sería el hecho de considerar al inconsciente como lugar de alojo del sujeto
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como tal, y el cinturón protector estaría conformado por las teorías sobre los mecanismos
defensivos, las formaciones del inconsciente, etc. Las cuales son discutibles e inclusive han sido
reformadas por ejemplo por Lacan.
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Según Ricoeur, la teoría analítica no debe compararse con una teoría de explicación causal-
natural, sino que debe compararse a una teoría de la motivación histórica. No se trata de cumplir
con la exigencia epistemológica de un material compuesto por “casos” clínicos observados por
investigaciones independientes sino que el material psicoanalítico es una secuencia de hechos
donde es posible distinguir ciertos tipos en las semejanzas entre caso y caso.
Una de las críticas de ciertos científicos con respecto a la teoría psicoanalítica es que no es
verificable. Esto es una crítica empirista, a lo cual Lacan responde diciendo que existe una
diferencia no contemplada entre exactitud y verdad.
Lacan dice que el problema de la ciencia es dejar por fuera lo que concierne a su supuesto
“objeto de estudio”, al sujeto. Objetiviza, cosifica, olvidándose de la instancia del inconsciente que
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se burla de la medición y la exactitud.
Lo que busca el psicoanálisis es escuchar el discurso del sujeto del inconsciente allí donde
reside el verdadero sustrato del mismo.
La clínica psicoanalítica produce efectos, efectos de cura, en muchos casos; esto le da una
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consistencia particular que le permite el sostenerse como un quehacer con respecto al mal-estar
del sujeto. En términos de valor científico de actualidad, sin querer concluir que el psicoanálisis
sea una ciencia o no, el psicoanálisis avanza, por la vía de la rigurosidad, la coherencia y la
pertinencia.
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¿Qué es un autor? – Foucault
Foucault propone prescindir del escritor, del autor, para estudiar la obra misma.
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Un nombre de autor ejerce una función clasificatoria ya que permite reagrupar un cierto
número de textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros. Además efectúa una puesta en
relación de los textos entre ellos. El nombre de autor funciona para caracterizar un cierto modo de
ser del discurso: para un discurso, el hecho de tener un nombre de autor, indica que dicho
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discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, sino que se trata de una palabra que debe
recibirse de cierto modo y que debe recibir, en una cultura dada, un cierto estatuto.
El nombre de autor manifiesta y caracteriza el modo de ser de cada texto, los recorre, los
recorta. Instaura un cierto grupo del discurso y su modo de ser singular. El autor es la figura
Para Foucault, los fundadores de discursividad son autores que no sólo son los autores de sus
obras, de sus libros, sino que produjeron algo más: la posibilidad y la regla de formación de otros
textos. Freud y Marx establecieron una posibilidad indefinida de discurso ya que no sólo hicieron
posible un cierto número de analogías, sino que hicieron posible, también, un cierto número de
diferencias. Abrieron el espacio para algo distinto a ellos y que sin embargo pertenecen a lo que
fundaron.
El “regreso a” caracteriza las instauraciones de discursividad. Para que haya regreso primero
tiene que haber olvido. Se regresa al texto mismo, al texto en su desnudez, y al mismo tiempo, se
regresa a lo que está marcado como ausencia, como laguna en el texto. El regreso tiene que
Foucault dice que es tiempo de estudiar los discursos ya no sólo en su valor expresivo, en sus
transformaciones formales, sino en las modalidades de su existencia; los modos de circulación, de
valoración, de atribución, de apropiación de los discursos, que varían con cada cultura y se
modifican al interior de cada una de ellas.
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Existen dos vías para retornar a un autor:
1. Volver a los detalles que se pasaron de alto
2. Volver desde otro lugar, con otros recursos, a las lagunas, puntos oscuros, sin desatender lo
que dice el texto
Se cuestiona al autor como autor expresando un sentido, también se cuestiona la idea de
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escritura como expresión del sentido ya que expresa algo más de lo que el autor quiere decir. La
idea de escritura llevó a la idea de muerte del autor como autor que está expresando un sentido.
Foucault plantea que al leer al autor, se tiene distintas lecturas de lo que escribió; se rompe
con la escritura inmortal. Lo más importante pasa a ser el lector y no el autor. El sentido es una
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construcción a partir de la lectura y hay distintas posibilidades de producir sentido.
Antes existía una idea de obra como unidad y una idea de autor como dueño de la obra
concebida como totalidad. Se produce un pasaje de la obra a la intertextualidad; no habrá un
único texto, sino muchos. Un texto va a ser leído no como un sentido en sí mismo sino como un
texto que remite a otros textos.
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Foucault acentúa la operación de retorno: volver a leer al autor para producir algo diferente.
Para retornar se debió haber producido un olvido que será aquello que se reconstruye a partir del
retorno al texto. Al estar perdido el sentido originario, se pueden producir nuevos sentidos.
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Marx, Nietzsche y Freud nos pusieron en presencia de una nueva posibilidad de interpretación,
cambiando la naturaleza del signo, y modificado la manera como el signo en general podía ser
interpretado.
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nada de absolutamente primario que interpretar ya que, en el fondo, todo es ya interpretación;
cada signo es en sí mismo no la cosa que se ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros
signos. La interpretación se apodera de una interpretación ya hecha, que debe invertir, revolver,
despedazar a golpes de martillo.
La interpretación se encuentra ante la obligación de interpretarse ella misma al infinito; de
proseguirse siempre. De allí se desprenden dos consecuencias importantes:
1. La interpretación será la interpretación por el “quién”; no se interpreta lo que hay en el
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significado, sino quien ha planteado la interpretación. El principio de la interpretación no es
otro que el intérprete.
2. La interpretación debe interpretarse siempre ella misma y no puede dejar de volver sobre ella
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misma. Se tiene un tiempo de la interpretación que es circular.
La muerte de la interpretación consiste en creer que hay signos que existen originariamente,
primariamente. La vida de la interpretación, al contrario, es creer que no haya sino
interpretaciones.
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• Se pierde la idea de lo profundo y predomina la superficie para pensar qué pasa en el plano
significante
• La interpretación se transforma en algo infinito, ya que no hay un sentido primero. Hay un
hueco en el origen
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pulsiones estas últimas yoicas o de conservación. Pero plantear que en el Yo reside libido, no sólo
todo quedaría “reducido al sexo”, sino que trastabilla el gran modelo pulsional.
La libido se deposita fundamentalmente sobre el Yo humano, y para Freud ese Yo tiene que ver
con “cuerpo sexuado”. Libidinizado el yo, ya no hay lugar para las pulsiones no sexuales.
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libido, Freud se veía arrastrado a un monismo que no solamente lo ponía en contradicción con su
propio modelo de las pulsiones, sino que por añadidura lo obligaba a una polémica contra el
monismo de su discípulo Jung. El monismo de Jung era desexualizante; la sexualidad que para Jung
manifestaba la libido era la genitalidad del adulto, en el niño la libido de manifestaba ajena a toda
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erogeneidad corporal.
El dualismo es epistemológicamente imprescindible: para no perder la probabilidad de
determinar a lo sexual en tanto tal es preciso distinguirlo de un campo de pulsiones y tendencias
no sexuales.
Cuando, inevitablemente, su teoría de las pulsiones vigente se viene abajo, reemplaza el
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antiguo dualismo por la oposición entre la libido del Yo y la libido objetal. Freud sigue sosteniendo
que recaen en el Yo simultáneamente componentes no libidinales, especie de “interés” no
libidinal, de egoísmo. Lo que está en juego en el vacío dejado por Freud del lado de las tendencias
no libidinales del Yo, no es sino la relación del narcisismo con la agresividad.
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En Freud la agresividad abarca a todas las acciones. En los Tres ensayos la agresividad aparece
como componente que se suma a la sexualidad y la libido: en las conductas de cortejo, de galanteo
masculinas, ligadas por lo mismo a la actividad del macho y la genitalidad. Pero simultáneamente
aparece referida a la idea de una crueldad arcaica, reliquia del deseo canibalístico. Ligada por lo
mismo a la oralidad, pero también a la analidad, donde se constituye la pareja de la pasividad y la
actividad.
El yo odia, persigue todo objeto indiferentemente de que le signifique una frustración de la
satisfacción sexual o de la satisfacción de las necesidades de la conservación.
La niña suma motivos para separarse de la madre cuando ésta ejerce la prohibición de las
satisfacciones libidinales, que con la limpieza y los primeros cuidados ella misma había alentado. El
niño ataca relativamente al padre para contrarrestar el gesto de castigo y la prohibición del
incesto. Más tarde, por la imaginación, la introyección de las figuras castigadoras constituyen el
Superyó.
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ofrece al yo la realización de sus más arcaicos deseos de omnipotencia”. La agresividad es básica y
no resulta del contraataque: Freud afirma la existencia de una hostilidad fundamental, como
acontecimiento primero.
Freud dice que impulsos hostiles y el odio son originarios en el hombre; el sentimiento primario
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entre los hombres es el odio y no el amor.
Para acercarnos al problema de la elección de neurosis, Freud distingue dos niveles:
1. El nivel de las etapas del desarrollo libidinal, el cual remite a la doctrina de las zonas
erógenas, la oralidad, la analidad, la genitalidad, ordenadas según un desarrollo temporal
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necesario (fijación, regresión)
2. El nivel de las etapas del desarrollo el Yo. Freud dice que hay que introducir, interpolar, entre
el autoerotismo y la elección de objeto una nueva etapa: el narcisismo, “en el cual ha sido
efectuada ya la elección de objeto, pero el objeto coincide todavía con el propio yo”.
El narcisismo puede entendérselo como el encuentro de las funciones sintéticas del Yo
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la acción de las pulsiones del yo, a la elección del objeto en un período en que la función sexual no
ha alcanzado aún su forma definitiva”. En el momento en que un yo adelantado sale a la búsqueda
del objeto sexual, el sujeto no se ve aún genitalizado, acusa el atraso de la erogeneización
corporal. Aborda el objeto entonces pregenitalmente, con lo que puede: según el modo de la
analidad. Las exigencias del sadismo y la hostilidad anal embragan el acceso al objeto. “Es el odio
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la otra paciente, y en la triada masculina de Otto, Leopoldo y el doctor M.
El primer final del sueño es de carácter imaginario ya que Freud intenta sacarse la
responsabilidad de no haber curado a su paciente enferma, este cumplimiento de deseo es de
orden consciente perteneciente al yo.
Pero Lacan plantea un segundo final que pertenece al orden de lo simbólico, encontrando
dicho registro en la palabra solución la cual remite tanto a la solución química que permitiría la
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cura de la paciente de Freud, así como a la solución de un problema, del enigma de los sueños, el
que para Lacan seria el deseo inconsciente de Freud, deseo de encontrar la cura para la neurosis a
través del análisis e interpretación de los sueños. Esta cura la encuentra en la palabra que es lo
simbólico por excelencia.
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Por ultimo lacan plantea el registro de lo real. Es aquello a lo que no se tiene acceso, no puede
ser dicho ni representado por lo simbólico ni por lo imaginario debido a que no pertenece al
ámbito de la realidad. Lo real remite a aquello que no cesa de no inscribirse, pero que emerge
como una sensación de desgarro, de angustia y de goce. Es lo más íntimo y a la vez lo más ajeno
del sujeto.
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En el sueño, la visión de la garganta de Irma representa el encuentro con lo real, las cadenas
asociativas conducen a la sexualidad y muerte los cuales son irrepresentables a nivel inconsciente.
Para Lacan, la garganta de Irma es el misterio del goce femenino, aquello que no se puede
representar, que está más allá del principio de placer. Este encuentro con lo real produce espanto,
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La feminidad – Freud
La feminidad consiste en la predilección por metas pasivas. A su vez, puede ser necesaria una
gran dosis de actividad para alcanzar una meta pasiva.
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El psicoanálisis no pretende describir qué es la mujer, sino indagar cómo deviene, cómo se
desarrolla la mujer a partir del niño de disposición bisexual.
Los dos sexos parecen recorrer de igual modo las primeras fases del desarrollo libidinal.
En la fase fálica, el niño sabe procurarse sensaciones placenteras de su pequeño pene, y
conjuga el estado de excitación de este con sus representaciones de comercio sexual. Lo propio
hace la niña con su clítoris. Parece que en ella todos los actos masturbatorios tuvieran por teatro
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este equivalente del pene, y que la vagina, genuinamente femenina, fuera todavía algo no
descubierto para ambos sexos.
En la fase fálica de la niña el clítoris es la zona erógena rectora. Pero no está destinada a seguir
siéndolo; con la vuelta hacia la feminidad el clítoris debe ceder en todo o en parte a la vagina su
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sensibilidad y con ella su valor, y esta sería una de las dos tareas que el desarrollo de la mujer
tiene que solucionar, mientras que el varón, con más suerte, no necesita sino continuar en la
época de su madurez sexual lo que ya había ensayado durante su temprano florecimiento sexual.
El primer objeto de amor del niño es la madre, quien lo sigue siendo también en la formación
del complejo de Edipo y, en el fondo, durante toda la vida. También para la niña el primer objeto
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será la madre; pero en la situación edípica es el padre quien ha devenido objeto de amor para la
niña, y en un desarrollo de curso normal ella encontrará, desde el objeto-padre, el camino hacia la
elección definitiva de objeto. Por lo tanto, con la alternancia de los períodos la niña debe trocar
zona erógena y objeto, mientras que el niño retiene ambos.
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femeninos, se enteró de que el miembro tan estimado por él no es complemento necesario del
cuerpo. Entonces se acuerda de las amenazas que se atrajo por ocuparse de su miembro, empieza
a prestarles creencia, y a partir de ese momento cae bajo el influjo de la angustia de castración,
que pasa a ser el más potente motor de su ulterior desarrollo. El complejo de castración de la
niña se inicia, asimismo, con la visión de los genitales del otro sexo. Nota la diferencia y se siente
gravemente perjudicada, entonces cae presa de la envidia del pene, que deja huellas imborrables
en su desarrollo y en la formación de su carácter. Se aferra por largo tiempo al deseo de llegar a
tener un pene, cree en esa posibilidad hasta una edad inverosímilmente tardía, y aun en épocas
en que su saber de la realidad hace mucho desechó por inalcanzable el cumplimiento de ese
deseo, el análisis puede demostrar que se ha conservado en lo inconsciente y ha retenido una
considerable investidura energética.
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hijo, y entonces el hijo aparece en lugar del pene.
Con la trasferencia del deseo hijo-pene al padre, la niña ha ingresado en la situación del
complejo de Edipo. La hostilidad a la madre experimenta ahora un gran refuerzo, siendo la
rival que recibe del padre todo lo que la niña anhela de él. El complejo de Edipo del niño,
dentro del cual anhela a su madre y querría eliminar a su padre como rival, se desarrolla
desde luego a partir de la fase de su sexualidad fálica. Bajo la impresión del peligro de perder
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el pene, el complejo de Edipo es abandonado, reprimido, en el caso más normal radicalmente
destruido, y se instaura como su heredero un severo superyó. Lo que acontece en la niña es
casi lo contrario. El complejo de castración prepara al complejo de Edipo en vez de
destruirlo; por el influjo de la envidia del pene, la niña es expulsada de la ligazón-madre y
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desemboca en la situación edípica donde permanece dentro de él por un tiempo indefinido,
sólo después lo destruye y aun entonces lo hace de manera incompleta.
2. Complejo de masculinidad: la niña mantiene su quehacer clorídeo y busca refugio en una
identificación con la madre fálica o con el padre. Lo esencial del proceso es que en este lugar
del desarrollo se evita la oleada de pasividad que inaugura el giro hacia la feminidad. La
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satisfacción ilimitada, ya que puede trasferir sobre el varón la ambición que debió sofocar en
ella misma, esperar de él la satisfacción de todo aquello que le quedó de su complejo de
masculinidad. El matrimonio mismo no está asegurado hasta que la mujer haya conseguido
hacer de su marido también su hijo.
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cuales la primera tiene carácter masculino; sólo la segunda es la específicamente femenina. Por
tanto, en el desarrollo femenino hay un proceso de trasporte de una fase a otra, que carece de
análogo en el varón. Otra complicación nace de que la función del clítoris viril se continúa en la
posterior vida sexual de la mujer de una manera muy cambiante.
Las condiciones primordiales de la elección de objeto son idénticas para todos los niños. Pero al
final del desarrollo el varón-padre debe haber devenido el nuevo objeto de amor. Al cambio de vía
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sexual de la mujer tiene que corresponder un cambio de vía en el sexo del objeto.
La niña reconoce el hecho de su castración y, así, la superioridad del varón y su propia
inferioridad, y surgen tres orientaciones de desarrollo:
1. Universal extrañamiento respecto de la sexualidad. Al compararse con el varón, queda
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descontenta con su clítoris, renuncia a su quehacer fálico y, con él, a la sexualidad en general,
así como a buena parte de su virilidad.
2. Retiene la masculinidad amenazada; la esperanza de tener alguna vez un pene persiste hasta
épocas tardías, es elevada a la condición de fin vital, y también persiste la fantasía de ser a
pesar de todo un varón. Este complejo de masculinidad puede terminar en una elección de
LA
destruido por el influjo de la castración, sino creado por él, y es frecuente que la mujer nunca lo
supere. Por eso son más pequeños y de mejor alcance los resultados culturales de su
descomposición. Esta diferencia en el vínculo recíproco entre complejo de Edipo y complejo de
castración imprime su cuño al carácter de la mujer como ser social.
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Las metas sexuales de la niña junto a la madre son de naturaleza tanto activa como pasiva, y
están comandadas por las fases libidinales que atraviesan los niños.
Las primeras vivencias sexuales y de tinte sexual del niño junto a la madre son de naturaleza
pasiva. Es amamantado, alimentado, limpiado, vestido por ella, que le indica todos sus
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desempeños. Una parte de la libido del niño permanece adherida a estas experiencias y goza de
las satisfacciones conexas; otra parte se ensaya en su re-vuelta a la actividad. Primero, en el pecho
materno, el ser-amamantado es relevado por el mamar activo. En los otros vínculos, el niño se
contenta con la autonomía, o sea, con el triunfo de ejecutar él mismo lo que antes le sucedió, o
con la repetición activa de sus vivencias pasivas en el juego; o bien efectivamente convierte a la
madre en el objeto respecto del cual se presenta como sujeto activo.
.C
Con el extrañamiento respecto de la madre a menudo se suspende también la masturbación
clitorídea. El tránsito al objeto-padre se cumple con ayuda de las aspiraciones pasivas.
En el desarrollo sexual femenino hallamos en acción las mismas fuerzas libidinosas que en el
DD
varón y, en ambos casos, durante cierto tiempo se transita por idénticos caminos y se llega a
iguales resultados. Luego, factores biológicos desvían a esas fuerzas de sus metas iniciales.
LA
completud ya que el significante siempre producirá algo que escapa al significado. Funciona
independientemente del sentido, no hay correlación entre significante y significado. Hay una
primacía del significante por sobre el significado. El campo del significante es el campo de lo
simbólico. Tiene sus propias leyes:
• Metáfora: sustitución de un significante por otro y esta sustitución produce una significación
que no existía previamente, produce una significación nueva. No hay nada a priori que
asemeje los significantes. Mediante la metáfora las podamos comparar.
• Metonimia: tiene que ver con la conexión palabra-palabra. Se desplaza de una palabra a la
otra sin dar nunca un sentido, una significación.
La significación del falo es la producción que ese falo como significante deja, por ejemplo, un
síntoma.
Se ubica a la función del falo en el campo significante. El falo funciona como el significante que
remite a eso que no está, funciona como ausencia. Aquello que no se tiene es lo que se le
demanda al otro como prueba de amor. Hay una demanda insaciable.
18
OM
hay nada, la máscara tapa un vacío. Ostentar lo que no se tiene es propio de una posición
femenina.
El lugar de cada sujeto en la relación sexual se define en relación al falo y al deseo, hay una
posición simbólica en relación al falo. El hombre se piensa como dador de lo que no se tiene y la
mujer como ser lo que no es. A partir de confrontarse con la palabra del otro, con el inconsciente,
nos encontramos con el deseo del otro, no con el falo.
.C
Hay algo más allá de lo fálico y es el goce femenino, el goce del Otro. Este goce es
inconmensurable a la lógica del falo y la castración. El falo marca el límite entre lo que se puede
inscribir y lo inconmensurable.
DD
El falo aparece velado, ausente, no se puede decir directamente sino a través de un velo. Esto
que no se puede decir tiene que ver con el orden del deseo.
En la medida en que hablamos, tenemos la necesidad biológica, la demanda y el deseo. Pero el
objeto que demandamos ya no es el objeto de deseo. La demanda es siempre demanda de otra
cosa. Es siempre demanda de amor. Lo que aparece como prueba de amor es el don que se
LA
inscribe como aquello que no se tiene. Lo no decible es lo que no se da, lo imposible de dar: el
falo. Se da algo que no se tiene. Se produce la ilusión de algo ausente que se podría entregar.
El falo es el significante que funciona como significado. Aparece como el significante de la
lógica de que hay algo que se puede inscribir a partir de que hay algo primordial que se perdió.
FI
El deseo está instalado en una relación con la cadena significante y se plantea y propone de
entrada en la evolución del sujeto como demanda.
El fantasma inconsciente está dominado, estructurado, por las condiciones del significante.
Rivière analiza un caso específico de una mujer que tenía una vida profesional independiente,
libre; pero que sin embargo se manifestaba mediante la asunción correlativa y llevada al máximo,
de sus funciones femeninas.
En esta mujer, nos encontramos en presencia de la necesidad de evitar por parte de los
hombres una venganza motivada por la subrepticia sustracción llevada a cabo por su parte de la
fuente del propio símbolo de su potencia. El sentido de su relación con las personas demuestra
19
OM
hecho, desarrollando así en realidad todo un juego de coquetería que le servía para engañar a
quienes hubieran podido resultar ofendidos frente a lo que en ella se presentaba
fundamentalmente como agresión, como necesidad y goce de la supremacía propiamente dicha,
estructurada a partir de la historia de la rivalidad, primero con la madre, después con el padre.
En éste ejemplo vemos que de lo que se trata en un análisis, en la comprensión de una
estructura subjetiva, es siempre de algo que nos muestra al sujeto comprometido en un proceso
.C
de reconocimiento.
De esta necesidad de reconocimiento, el sujeto es inconsciente y por ello necesitamos situarla
en la alteridad del lugar del significante por el que el ser se divide con respecto a su propia
existencia.
DD
El destino del ser humano está esencialmente vinculado a su relación con un signo de ser. En
cuanto existencia, el sujeto se encuentra constituido de entrada como división, porque sus ser ha
de hacerse representar en otra parte, en el signo, y el propio signo está en un tercer lugar.
Lacan habla de una tríada para abordar la constitución del sujeto respecto al falo. M, la madre,
es el primer objeto simbolizado, y su ausencia o su presencia se convertirá para el sujeto en el
LA
signo del deseo al que se aferrará su propio deseo, y que hará o no de él, no simplemente un niño
satisfecho o no, sino un niño deseado o no deseado.
P, el término del padre, en tanto que es aquel significante mediante el cual el propio
significante es instituido en cuanto tal.
FI
Si hay identificaciones posibles, si el sujeto llega en lo vivido a darle tal o cual sentido a lo que
le es dado por su fisiología humana particular, ello se estructura siempre en esta relación triádica
constituida en el plano del significante.
El análisis del caso de Gide muestra a un niño cuya madre deja en una posición totalmente
20
OM
siempre de aquel chico acariciado que, por su parte, no quiso ser.
.C
particularidad.
En la obra aparecen personajes que van a representar funciones a las cuales el sujeto se
presenta alienado. El sujeto es el soporte, pero las funciones van más allá de la particularidad de
él. Son determinadas de manera simbólicas.
DD
Sexualidad y poder. Sexualidad y soledad y la ética del cuidado de sí como práctica de
libertad – Foucault
LA
Foucault propone que hay dos modos de abordar la genealogía del sujeto: una consiste en
examinar las construcciones teóricas modernas, mientras que la otra implica el estudio de las
instituciones que han hecho de ciertos sujeto objetos de saber y de dominación: los asilos, las
prisiones, etc.
FI
21
OM
técnicas, un conjunto de nuevos mecanismos de poder para inculcar estos nuevos imperativos
morales, entre ellos la pastoría.
La pastoría tiene que ver con la existencia de una categoría de individuos que, en la sociedad
cristiana, desempeñan el papel de pastor en relación con los demás individuos que son para ellos
sus corderos o su rebaño. Dicho poder posee determinadas características:
• Se opone al poder político tradicional habitual, en la medida en que no se ejerce sobre un
.C
territorio: el pastor reina sobre una multiplicidad de individuos.
• Tiene como función procurar el bien de aquellos por los que vela. No es un poder triunfante,
es un poder benefactor.
• Su carácter moral esencial es ser entregado, sacrificarse para satisfacer las necesidades del
DD
rebaño. El buen pastor es el que acepta sacrificar su vida por sus ovejas.
• Es un poder individualista. El buen pastor es capaz de velar por cada individuo en particular,
uno a uno. No es un poder global.
autoridad de otro. Cada una de las acciones que realizamos deberá ser conocida o podrá ser
conocida por el pastor, que tiene autoridad de decir “sí” o “no”.
3. Obediencia absoluta: el pastor puede imponer a los individuos su voluntad porque, en el
cristianismo, el mayor mérito consiste en ser obediente; esta es la condición fundamental de
22
OM
mismo, con relación con sus debilidades, con su cuerpo, con su sexualidad, con su carne,
constituye la aportación fundamental del cristianismo en relación con la historia de la sexualidad.
El problema no es la relación con los otros, sino la relación de uno consigo mismo o, más
precisamente, el de la relación entre la voluntad y la expresión involuntaria.
La libido es el resultado de la voluntad cuando ésta excede los límites que Dios inicialmente ha
fijado. La lucha espiritual debe consistir en dirigir sin cesar nuestra vista hacia lo bajo o hacia lo
.C
inferior, a fin de descifrar, entre los movimientos del alma, los que provienen de la libido.
La ética sexual no solamente se trata de aprender reglas de un comportamiento sexual
conforme a la moral, sino también de examinarse sin cesar para interrogar al ser libidinal en sí.
La ética sexual pasó de la cuestión de la relación con los otros y del modelo de la penetración al
DD
de la relación consigo mismo y al problema de la erección: entiendo por tal el conjunto de
movimientos internos que se operan desde eso casi imperceptible que es el primer pensamiento,
hasta el fenómeno final, pero todavía solitario, de la polución.
producir un tipo de placer que se pretende que sea lo más intenso, lo más fuerte o lo más
duradero posible. A esto se le llama arte erótico.
Abordaje de la sexualidad en Occidente: a finales del siglo XIX se produjo un doble fenómeno:
FI
1. Freud mostró que el desconocimiento de sí mismo por parte del sujeto fue el punto de
partida del psicoanálisis y que consistía en un desconocimiento de su deseo, de su sexualidad.
(Además de esto, gracias a Freud, y después, gracias a toda una serie de movimientos
políticos, sociales y culturales diversos, se volvió a hablar de aquello que estaba condenado al
silencio).
2. Al mismo tiempo surgía un “sobresaber” cultural, social, científico y teórico sobre la
sexualidad. La superproducción del saber teórico sobre la sexualidad adoptó de forma rápida
y temprana una forma científica.
En Occidente se pretende mantener un discurso científico sobre la sexualidad, se busca una
ciencia sexual sobre la sexualidad de la gente, pero no sobre su placer, sobre qué es lo que hay
que hacer para que el placer sea lo más intenso posible (arte erótico), sino que se pregunta cuál es
la verdad de lo que es en el individuo, su sexo o su sexualidad: verdad del sexo y no intensidad del
placer.
23
OM
desplazado por la repetición que lo sostiene. Si siempre hay una compulsión a repetir, la
repetición nunca consigue por completo la identidad. Que haya necesidad de una repetición indica
que la identidad no se obtiene por sí misma, requiere ser instituida una y otra vez, ya que corre el
riego de ser des-instituida en cada intervalo.
La sexualidad siempre excede toda actuación, presentación o narrativa, por lo cual no es
posible derivar una sexualidad de una presentación de género dada. No hay líneas directas,
.C
expresivas o causales entre el sexo, el género, la presentación de género, la práctica sexual, la
fantasía y la sexualidad. Ninguno de estos términos captura o determina al resto. Una parte de lo
que constituye la sexualidad es justamente lo que no aparece y lo que, hasta cierto grado, nunca
puede aparecer.
DD
Todo género es un tipo de personificación y aproximación, no hay un género original o primerio
sino que el género es un tipo de imitación que no tiene un original, que produce la noción de
original como efecto y consecuencia de la imitación misma. La “realidad” de las identidades
heterosexuales es constituida de un modo performativo mediante una imitación que se coloca
como el origen y el fundamento de todas las imitaciones. La heterosexualidad está siempre en
LA
24
OM
por los fenómenos normales, sin embargo, el psicoanálisis muestra que los procesos normales y
los patológicos obedecen a las mismas reglas.
Las operaciones fallidas, o sea, el olvido de las palabras y nombres familiares, así como de
designios, los deslices en el habla, la lectura y la escritura, el extravío de cosas, su pérdida, ciertos
errores cometidos a pesar de un mejor saber, o en numerosos gestos y movimientos habituales;
todo eso ha sido muy poco valorado por la psicología, se lo clasificó como “distracción” y se lo
.C
derivó de la fatiga, del desvío de la atención o del efecto colateral de ciertos estados patológicos
leves. Pero la indagación analítica muestra que las operaciones fallidas poseen un sentido y una
tendencia; se produce un conflicto psíquico en virtud del cual la tendencia subyacente es
DD
esforzada a apartarse de la expresión directa y empujada por vías indirectas. Los análisis de las
operaciones fallidas son a menudo muy fáciles y se realizan con rapidez ya que la ocurrencia
inmediata aporta su explicación.
La evitación de displacer resulta el motivo más frecuente para sofocar un propósito que luego
es constreñido a conformarse con su figuración mediante una operación fallida. La memoria es
LA
parcial y proclive a excluir de la reproducción todas las vivencias a las que adhiere un afecto
penoso.
La interpretación de los sueños dio inicio al destino del psicoanálisis de afirmarse en oposición
FI
El trabajo del sueño reclama el interés del psicoanálisis en dos direcciones principales:
1. Porque señala procesos novedosos como la condensación y el desplazamiento.
2. Porque muestra la existencia de una censura, una instancia examinadora que decide si una
representación aflorante tiene permitido alcanzar la consciencia.
El sueño pasa a ser el arquetipo normal de todas las formaciones psicopatológicas. Quien
comprenda al sujeto penetrará también el mecanismo psíquico de las neurosis y psicosis.
25
OM
psicología.
Tales manifestaciones se deben a que los filósofos apreciaron lo inconsciente sin tener noticia
de los fenómenos de la actividad anímica inconsciente, o sea sin vislumbrar en cuánto se
aproximan los fenómenos inconscientes a los conscientes ni en qué se diferencian de estos.
La filosofía también puede recibir incitación del psicoanálisis convirtiéndose ella misma en su
objeto. Las doctrinas y sistemas filosóficos son la obra de un reducido número de personas de
.C
sobresalientes dotes individuales, y sólo el psicoanálisis permite proporcionar una psicografía de la
personalidad. Así es capaz de deducir de una manera más o menos certera, a partir de la obra del
artista, su personalidad íntima, que tras ella se esconde. (Interés filosófico)
DD
El psicoanálisis logró probar que en el niño existen intereses y quehaceres sexuales. Desde la
sexualidad infantil surge la normal del adulto a través de una serie de procesos de desarrollo,
composiciones, escisiones y sofocaciones, que casi nunca se producen con la perfección ideal y por
eso dejan como secuela las predisposiciones a que la función involucione en estados patológicos.
De esta manera se descubre que la contracción de neurosis expresa una perturbación de la función
LA
sexual.
La sexualidad infantil permite discernir otras dos propiedades que revisten significatividad para
la concepción biológica:
1. La sexualidad infantil revela estar compuesta por una serie de pulsiones parciales que
FI
El psicoanálisis, desde su mismo comienzo, se vio llevado a perseguir los procesos de desarrollo
y génesis de los síntomas para poder eliminarlos.
El psicoanálisis descubrió que existe una continuidad entre la psique infantil y la del adulto,
pero también notó las trasmudaciones y los reordenamientos que sobrevienen en ese camino. Se
corroboró lo importante que son las impresiones de la niñez, en particular las de la primera
infancia, para toda la posterior orientación de un hombre.
De las formaciones anímicas infantiles nada sucumbe en el adulto a pesar de todo el desarrollo
posterior. Lo que en el material psíquico de un ser humano permaneció infantil, reprimido como
inviable, constituye el núcleo de su inconsciente, y creemos poder perseguir, en la biografía de
nuestros enfermos, cómo lo inconsciente, sofrenado por las fuerzas represoras, está al acecho
26
El psicoanálisis ha hecho una comparación de la infancia del individuo humano con la historia
temprana de los pueblos. También es posible transferir a productos de la fantasía de los pueblos
(mitos, cuentos tradicionales) la concepción psicoanalítica obtenida a raíz del sueño.
Mediante una lectura psicoanalítica, analizando las situaciones psicológicas primitivas de las
OM
que surgieron las impulsiones para sus creaciones, se logra comprender los orígenes de las
grandes instituciones culturales: la religión, la eticidad (educación de valores humanos), el
derecho, la filosofía.
Toda la historia de la cultura muestra los caminos que los seres humanos han emprendido para
la ligazón de sus deseos insatisfechos, bajo las condiciones cambiantes, y alteradas por el progreso
técnico, de permisión y denegación por la realidad. El principio de la evitación de displacer rige el
.C
obrar humano hasta el momento en que es relevado por otro principio mejor, el de la adaptación
al mundo exterior. (Interés para la historia de la cultura)
El arte constituye el reino intermedio entre la realidad que deniega los deseos y el mundo de
fantasía que los cumple. (Interés para la ciencia del arte)
Cuando los educadores se hayan familiarizado con los resultados del psicoanálisis hallarán más
fácil reconciliarse con ciertas fases del desarrollo infantil y, entre otras cosas, no correrán el riesgo
de sobrestimar las mociones pulsionales socialmente inservibles o perversas que afloren en el
niño. Una violenta sofocación desde afuera de unas pulsiones intensas en el niño nunca las
extingue ni permite su gobierno, sino que consigue una represión en virtud de la cual se establece
la inclinación a contraer más tarde una neurosis. El psicoanálisis puede enseñar cuán valiosas
contribuciones a la formación del carácter prestan estas pulsiones asociales y perversas del niño
cuando no son sometidas a la represión, sino apartadas de sus metas originarias y dirigidas a unas
más valiosas (sublimación). Las mejores virtudes del hombre se han desarrollado como unas
formaciones reactivas y sublimaciones sobre el terreno de las peores disposiciones
(constitucionales). La educación debería poner un cuidado extremo en no cegar estas preciosas
27
OM
preparación al psicoanálisis. Su atención es orientada hacia hechos anatómicos, físicos y químicos,
de cuya exacta comprensión e influencia apropiada depende el éxito de la intervención médica. El
estudio de las funciones psíquicas superiores no interesa a la Medicina; este es el objeto de otra
distinta facultad: la Psiquiatría. Ella se ocupará de las perturbaciones de las funciones anímicas,
pero lo hará buscando las condiciones físicas de las perturbaciones psíquicas y tratándolas como
otros motivos de enfermedad.
.C
El ejercicio del análisis es mucho menos peligroso que el de un médico. Al lado de los traumas
que la vida ha ocasionado al sujeto y han motivado su enfermedad, nada significa la torpeza
analítica. Sólo queda el hecho lamentable de haber sometido al paciente a un tratamiento
inapropiado que no ha podido serle beneficioso.
DD
Exijo que no pueda ejercer el análisis nadie que no haya conquistado, por medio de una
determinada preparación, el derecho a una tal actividad. Que tales personas sean o no médicos
me parece secundario. También, todos los análisis deben estar precedidos por un diagnóstico
médico.
LA
28
OM
El discurso médico estudia al síntoma como una enfermedad. Desde la psiquiatría se toma de la
vida del paciente sólo lo que puede conducir a formular un diagnóstico que remita a una
enfermedad.
En tanto para el psicoanálisis, el síntoma remite al sujeto y al inconsciente; oculta un conflicto
psíquico. La pulsión de vida y la pulsión sexual entran en conflicto y para convivir realizan una
.C
transacción. Cuando ésta transacción es muy forzada, se produce el síntoma.
La diferencia entre el psicoanálisis y la psiquiatría radica en cómo cada uno estudia al síntoma.
Pero Freud aclara que no existe contradicción entre ambas disciplinas sino que “son los psiquiatras
los que se resisten al psicoanálisis y no la psiquiatría”.
DD
El sentido de los síntomas – Freud
Todo síntoma posee (como los actos fallidos y los sueños) un sentido propio y una íntima
LA
descubrir la situación pasada en la que tales ideas o actos poseyeron sentido y objeto. Cada
enfermo presenta sus condiciones individuales, sus fantasías, que a veces son opuestas en los
diversos casos.
Freud opina que no existe diferencia fundamental entre las dos categorías de síntomas:
individuales y típicos.
29
OM
de subsistencia científica. El médico ya no tiene nada de privilegiado en la jerarquía de ese equipo
de científicos diversamente especializados en las diferentes ramas científicas. La colaboración
médica será considerada bienvenida para programar las operaciones necesarias para mantener el
funcionamiento de tal o cual aparato del organismo humano en condiciones determinadas.
El médico es requerido en su función de científico de la fisiología, pero sufre también otros
llamados. El mundo científico vuelca en sus manos gran número de “agentes terapéuticos nuevos”
.C
químicos o biológicos, que coloca a disposición del público, y le pide que los distribuya y los ponga
a prueba. ¿Dónde está el límite en que el médico debe actuar y a qué debe responder? A algo que
se llama la demanda. Es el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la
posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica.
DD
Cuando el enfermo es remitido al médico o cuando lo aborda, no espera de él pura y
simplemente la curación. Viene a veces a demandar que lo autentifique como enfermo; en
muchos otros casos viene para demandar que lo preserve en su enfermedad, que lo trate de modo
que le viene a él, el que le permitirá seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad.
Hay una falla entre la demanda y el deseo. Cuando cualquiera nos pide algo, esto no es para
LA
Entonces encontramos dos puntos de referencia: la demanda del enfermo y el goce del cuerpo.
Aquí interviene la teoría psicoanalítica al plantear que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje.
Hay un deseo porque hay inconsciente, es decir lenguaje que escapa al sujeto en su estructura
y sus efectos, y hay siempre a nivel del lenguaje algo que está más allá de la conciencia, y es allí
donde se sitúa la función del deseo. Por eso es necesario hacer intervenir el lugar del Otro, en
todo lo que concierne al sujeto. El lugar del Otro es el campo donde se ubican esos excesos de
lenguaje cuya marca lleva el sujeto y que escapan a su dominio. Es en ese campo donde se hace la
junción con el polo del goce.
Lo que indico al hablar de la posición que puede ocupar el psicoanalista es la de aquel que tiene
que responder a una demanda de saber, aunque sólo se pueda hacerlo llevando al sujeto a
dirigirse hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda.
30
OM
Objeto de la criminología: verdad del crimen (en su aspecto policíaco) y verdad del criminal (en
su aspecto antropológico).
El psicoanálisis planea que no existen los instintos criminales y reivindica la autonomía de una
experiencia irreductiblemente singular. Se orienta por el lado de la responsabilidad, darle al sujeto
la posibilidad de responsabilizarse por sus actos.
Aún somos testigos de la herencia freudiana, los dos crímenes más aborrecidos continúan
.C
siendo el parricidio y el incesto. Hay una doble prohibición: no matarás a tu padre (hijo), no
reintegrarás tu producto (madre).
DD
El porvenir de una ilusión – Freud
Freud destaca dos aspectos fundamentales de la cultura que están relacionados porque ambos
ponen en juego lo pulsional:
1. Relación de humano con la naturaleza (con los bienes)
LA
Toda cultura funciona sofocando, reprimiendo y organizando los destinos de las pulsiones.
Siempre hay un descontento (malestar) del hombre en la cultura, que se pone en juego como
agresividad hacia ella. Lo decisivo para pensar la cultura es que si ésta produce un sacrificio que
tiene que ver con la sofocación de las pulsiones, en donde el individuo renuncia a lo individual por
el bien social, la cultura tiene que compensar al individuo de alguna manera para que ésa
agresividad que genera no la destruya. De esta manera, Freud busca pensar en una educación que
privilegie el racionamiento por sobre lo pulsional. Hay que pensar más que una educación para la
ilusión, en una educación para la realidad, una educación de los límites, la ley y la prohibición.
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OM
La cultura se arma para defender al individuo de los peligros de la naturaleza. Asimismo, los
dioses serán la pareja parental que protege al niño del peligro. Esto se correlaciona con la figura
del padre protector que nos protege enteramente de todos los peligros. Se va asociando a la idea
de castigo y de un padre que asegura el destino de que el niño estará siempre protegido. En esto
radica la religión como una ilusión.
.C
Toda enseñanza demanda cierta creencia. La creencia científica fundamenta sus contenidos, si
no son ciertos, se los deja de lado. Se puede repetir el proceso de la verdad.
Las creencias religiosas persisten porque se trasmite de generación en generación y está
prohibido cambiarlas. No se fundan en la razón. Hay que aceptarlas tal como son. Se sostienen en
DD
la ilusión de que hay alguien que puede protegernos de todo tipo de peligro.
Si hay algo prohibido por la cultura, existe la ilusión de que alguien queda exento de ésta
prohibición, se produce la ilusión de completud. La cultura genera un malestar y también genera la
idea de que alguien tiene todo el saber. Una ilusión de un saber sin límites. La ilusión del autor
radica en que cree tener todo el saber sobre lo que escribió. Freud dice que siempre hay algo que
LA
no se sabe.
FI
tentación interiormente sentida, sin ceder a ella. Pero quien alternativamente peca, y luego, en su
arrepentimiento, formula elevados reclamos éticos, no ha realizado la renuncia, que es lo esencial
de la eticidad. Se parecería a los bárbaros que como penitencia a sus asesinatos, pagaban una
multa, con lo cual esta última era directamente una técnica para posibilitar el asesinato.
En el criminal hay dos rasgos esenciales: el egoísmo sin límites y la intensa tendencia
destructiva; el desamor, la falta de valoración afectiva del otro, es el rasgo común a ambos. Sin
embargo, en Dostoievski vemos lo contrario: su gran necesidad de amor y su enorme capacidad de
amar, exteriorizada esta en manifestaciones de extrema bondad.
Se incluye a Dostoievski entre los criminales por su elección temática literaria, marcados por
caracteres violentos, asesinos y egoístas, lo que indica la existencia de tales inclinaciones en su
interior; además de su manía del juego, y también el abuso sexual cometido contra una niña
32
OM
permitía tramitar por vía somática masas de excitación que no puede liquidar psíquicamente;
deviene así un síntoma de la histeria. En una epilepsia orgánica, la vida anímica padece de una
perturbación de afuera, ajena a ella; mientras que en una epilepsia “afectiva”, la perturbación es
expresión de la vida anímica misma.
Es sumamente probable que la epilepsia de Dostoievski fuera del segundo tipo. Aunque no se
.C
lo puede probar de modo riguroso, la hipótesis más probable es que sus epilepsias comenzaron
tras la vivencia del asesinato del padre.
Se puede deducir que los primeros ataques de Dostoievski tenían una intencionalidad de
muerte: le asaltaba un sentimiento como si debiera morir enseguida, y de hecho le seguía un
DD
estado que se parecía en todo a la muerte efectiva. Temía dormirse de noche y caer en un estado
de muerte aparente. Estos ataques significan una identificación con un muerto o con alguien que
todavía vive y cuya muerte se desea. El ataque tiene así el valor de una punición. Uno ha deseado
la muerte de otro, y ahora uno mismo es ese otro y está muerto. En el caso de los muchachos, ese
otro es por regla general el padre, y el ataque (que se denomina histérico) es entonces un
LA
superyó, siguen desempeñando el papel del padre. La relación entre la persona y el objeto-padre
se ha mudado, conservando su contenido, en una relación entre yo y superyó.
Para Dostoievski, el criminal es casi como un redentor que ha tomado sobre sí la culpa que los
otros habrían debido llevar. Después que él ya ha asesinado, no hace falta asesinar; por lo tanto,
es preciso estarle agradecido, ya que de lo contrario uno mismo habría debido asesinar.
La angustia frente al padre es lo que vuelve inadmisible el odio a él. De los dos factores que
reprimen (desalojan) el odio al padre, el primero, la angustia directa frente al castigo y la
castración, ha de llamarse normal; el refuerzo patógeno parece venir sólo de la angustia ante la
actitud femenina. Por tanto, una fuerte disposición bisexual se convierte en una de las condiciones
o refuerzos de la neurosis. Puede suponérsela en Dostoievski, y una de sus formas posibles de
existencia se muestra en el valor que tuvieron para su vida sus amistades con hombres, en su
conducta raramente tierna hacia sus rivales en el amor, y en su notable comprensión para
situaciones sólo explicables por una homosexualidad reprimida.
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El texto literario es considerado por Freud como un indicio similar a las formaciones del
inconsciente ya que señala el camino hacia el saber no sabido del sujeto. La literatura ha servido
OM
en la teoría psicoanalítica para indicar la verdad subjetiva que subyace en el sujeto portador de
esas formaciones.
Parricidio
• En el discurso jurídico es un hecho evidente, real (cuando algo no puede resolverse en
lo simbólico aparece lo real)
.C
• En el discurso del psicoanálisis es un hecho evidente pero no operante, es subjetivo y
mediado por lo simbólico.
• En los mitos tiene que ver con el asesinato y la devoración del padre, mito que está
como orden fundante de toda sociedad. Implica un sentimiento de culpa.
DD
La responsabilidad moral por el contenido de los sueños – Freud
El contenido manifiesto es una mera fachada, no vale la pena someterlo a un examen ético ni
LA
considerar sus violaciones de la moral seriamente. No obstante, las ideas oníricas latentes deben
pasar por una severa censura antes de que se les conceda acceso al contenido manifiesto. ¿Cómo
es posible que esta censura fracase tan rotundamente en los sueños manifiestamente inmorales?
Los sueños inmorales son fruto de impulsos de igual naturaleza: incestuosos y perversos, o
FI
deseos homicidas y sádicos. Frente a algunos de esos sueños el soñante reacciona despertándose
angustiado; en tal caso, la situación demuestra que la censura ha dejado de actuar, el peligro fue
advertido demasiado tarde y el despliegue de angustia viene a representar el sucedáneo de la
deformación omitida.
Pero la mayoría de los sueños resultan ser, una vez anuladas las deformaciones impuestas por
la censura, satisfacciones de deseos inmorales: egoístas, sádicos, perversos, incestuosos.
¿En preciso asumir la responsabilidad por el contenido de nuestros sueños? El sueño
frecuentemente también contiene enérgicas reacciones contra los deseos inmorales, en forma de
los “sueños de castigo”. La censura onírica no sólo puede manifestarse en deformaciones y en
despliegues de angustia, sino que también puede anular por completo el contenido inmoral,
sustituyéndolo por otro de índole punitiva, pero que aún permite reconocer el primero. El
narcisismo del hombre debería conformarse con el hecho de que la deformación onírica, los
sueños angustiosos y los punitivos representan otras tantas pruebas de su esencial moral.
Desde luego, es preciso asumir la responsabilidad de nuestros impulsos oníricos malvados.
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OM
La agresividad es un modo de representación de la pulsión de muerte, es el mudamiento entre
lo real y lo imaginario sin mediación de lo simbólico. Si no se libidiniza al otro, se lo destruye; lo
simbólico apacigua, es fundamental.
La palabra: mata a la cosa, y crea (palabra).
En la Tesis I, Lacan sitúa la agresividad como experiencia constitutiva del sujeto. La agresividad
.C
en el campo conceptual del psicoanálisis tiene un carácter constitutivo, devela a la pulsión de
muerte, estructural en el narcisismo. Pulsión de muerte que no implica necesariamente
destrucción (ver Massotta o el mismo Freud). La pulsión de muerte no admite una lectura o
explicación conductista, ni biologícista de la agresividad; nos lleva al orden simbólico que es
DD
constitutivo.
cuerpo real, anticipa un contraste con la incompletud del cuerpo, contraste que es experimentado
como una tensión agresiva entre la imagen especular y el cuerpo real, ya que la completud de la
imagen parece amenazar al cuerpo con retornar a la desintegración y fragmentación. Así pues,
identificarse con la imagen especular pone en juego una relación ambivalente con el semejante y
FI
ello implica que se pone en juego erotismo y agresión. Esta agresión erótica como fundante estará
presente en las futuras identificaciones, forma esencial del narcisismo; de allí que del amor a uno,
puede deslizarse a su opuesto “agresión suicida narcisista”.
Este cuerpo fragmentado se muestra regularmente en los sueños cuando la moción del análisis
La Tesis III da cuenta de la relación entre agresividad y la técnica analítica, que tiene que ver
con la reacción terapéutica negativa (diferencia con la mayéutica). Lacan dice que hay que poner
en juego al agresividad del sujeto para con el analista, ya que esas intenciones forman la
transferencia negativa que es nudo inaugural del drama analítico.
El paciente realiza una transferencia imaginaria sobre el analista de una de las imagos más o
menos arcaicas. Se debe intentar evitar que la intención agresiva del paciente encuentre el apoyo
en una idea actual de la propia persona del analista suficientemente elaborada para que pueda
organizarse en esas reacciones de oposición, denegación, ostentación y mentira.
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OM
la agresividad en la ontología demostrada en la lógica amo (tirano) y esclavo, donde la agresividad
queda del lado de la explotación; también se remite a Darwin al hablar de la “supervivencia del
más fuerte”, reafirmando el precepto de agresividad=fortaleza.
.C
Para comprender la criminalidad de debe estudiar la acción del sistema penal que la define y
que reacciona contra ella, comenzando por las normas abstractas hasta llegar a la acción de las
instancias oficiales (policía, jueces, instituciones penitenciarias que la aplican).
DD
La “criminalidad”, el “criminal”, son conceptos construidos y caracterizados por la realidad
social en la que se encuentran, se construyen mediante la experiencia, mediante los procesos de
interacción que la caracterizan.
Baratta toma las líneas de pensamiento del interaccionismo simbólico (labelling approach) y de
LA
Sin embargo, Baratta postula que la coordinación de los comportamientos en relación con
ciertas normas debe considerarse como una operación problemática. La acción es el
comportamiento al cual le ha sido atribuido un sentido o un significado social dentro de la
interacción. Esta atribución de significado que “transforma” el comportamiento en acción se
produce según algunas normas. Hay normas sociales generales (normas éticas o jurídicas) pero
también hay normas o prácticas interpretativas, que determinan la interpretación y la aplicación
de las normas generales a las situaciones particulares; estas normas están en la base de cualquier
interacción social y determinan el “sentido de la estructura social”.
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OM
establecidas (violación de la norma).
2. Si el autor hubiese querido, podría haber actuado conforme a las normas (voluntad).
3. El autor sabía lo que estaba haciendo (conciencia).
De esta manera se puede ver que el proceso de definición en el plano del sentido común
corresponde a lo que se produce en el ámbito jurídico. En el sistema jurídico, no se da una
solución de continuidad entre los procesos de definición formal y los procesos de definición y de
.C
reacción informal. Por un lado, las definiciones informales preparan a veces las definiciones
formales y, por el otro, los resultados concretos de las definiciones formales no se deben
solamente a la acción de las instancias oficiales que ellos provocan.
DD
La pregunta relativa a la naturaleza del sujeto y del objeto en la definición de los
comportamientos se puede orientar en dos direcciones:
1. Al estudio de la formación de la “identidad” desviada y de lo que se define como “desviación
secundaria”, es decir el efecto de la aplicación de la etiqueta de “criminal” (o también de
“enfermo mental”), sobre la persona a quien se adosa la etiqueta.
LA
La intervención del sistema penal, y especialmente las penas que privan de libertad, en lugar de
ejercer un efecto reeducativo sobre el delincuente, determinan una consolidación de la identidad
de desviado del condenado y su ingreso en una verdadera y propia carrera criminal. Se produce un
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OM
modificándolos (correccionalismo).
.C
individuos)? Esta pregunta brinda la dimensión de la definición.
• ¿Cuál es el poder que confiere una validez real a ciertas definiciones? Esta pregunta brinda la
dimensión del poder.
DD
LA
FI
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