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Estructuras de Señorío, Método

Comparativo y Transición al
Capitalismo

Laura da Graca

El objeto de este estudio es la existencia y grado de desarrollo


de la diferenciación social campesina en distintas formas de
señorío castellano, las cuales se someterán a comparación con el
objeto de contribuir al problema general de las condiciones de
posibilidad de procesos acumulativos en el feudalismo tardío.1 Por
diferenciación social se entiende, de acuerdo al criterio de Lenin,
el conjunto de contradicciones internas del campesinado, es decir,
el surgimiento de un sector de labradores enriquecidos que tiende
a convertirse en capitalista a costa de otro sector que tiende a la
pérdida de los medios de producción y que acabará vendiendo a los
primeros su fuerza de trabajo; existe diferenciación social cuando
la dinámica capitalista surge de los productores directos, lo cual
presupone cierto grado de emancipación de restricciones feudales
como condición de posibilidad, según la formulación de Lenin del
llamado “capitalismo desde abajo”.2
Este criterio ha sido aplicado por los historiadores marxistas
británicos a la primera fase de la transición en Inglaterra, donde
se constata el crecimiento y protagonismo de campesinos
enriquecidos en un contexto de liberalización de restricciones
feudales, resultado de la conmoción que representa el levantamiento

1
El presente trabajo sintetiza problemas tratados en DA GRACA, L. Poder
político y dinámica feudal. Procesos de diferenciación social en distintas formas
señoriales. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2009.
2
LENIN, V. I. El desarrollo del capitalismo en Rusia. Buenos Aires: 1969, y El
programa agrario de la socialdemocracia en la primera revolución rusa de 1905-
1907, In: Obras Completas, vol. 13, Buenos Aires: Cartago, 1960.

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de 1381, tras el cual se desarrolla un proceso emancipatorio que
posibilita la acumulación.3 Rodney Hilton ha probado el aumento
del tamaño de la tenencia del grupo enriquecido en las décadas
siguientes a la revuelta, comparando información de 1341 y
1477 en un dominio de Leicester; este incremento, que implica
el pasaje de economías domésticas a granjas protocapitalistas, se
relacionaría con la posibilidad de desarrollo de un mercado de
tierras tras la declinación del control señorial, que obstaculizaba
ese tráfico, y la virtual desaparición de la condición servil, que
prohibía al campesino villein comprar tierras.4 El crecimiento de
un sector campesino acomodado entre fines del XIV y fines del
XV, y la centralidad del intercambio de tierras como mecanismo
de diferenciación social había sido señalado con anterioridad
por Tawney, quien observaba también en el periodo procesos
de reagrupamiento y cercamiento de la tenencia por parte del
grupo campesino enriquecido.5 Christopher Dyer documenta
en un dominio de Worcester la resistencia organizada al pago de
rentas durante el siglo XV, proceso que implica una redistribución
del ingreso a favor de los tenentes, lo cual habría permitido la
formación de capital aldeano. Este proceso tiene como condición
de posibilidad el declive del tribunal señorial como instrumento de
coerción, que se verifica después de 1381 incluso en las áreas que
no participaron del levantamiento, lo que demuestra el alcance de
los efectos de la lucha de clases sobre las transformaciones sociales.6

3
DOBB, M. Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. Buenos Aires: Siglo XXI,
1975, cap. 2; HILTON, R. The decline of serfdom in medieval England. Londres:
Melbourne Macmillan, 1969.
4
HILTON, R. The economic development of some Leicestershire estates in the 14th
and 15th centuries. Oxford: Oxford Univ. Press, 1947.
5
TAWNEY, R. H. The agrarian problem in the sixteenth century. London:
Longmans & Co., 1912. pp. 72-97.
6
DYER, Ch. Lords and peasants in a changing society. The estates of the bishopric
of Worcester, 680-1540. Cambridge: Cambridge University Press, 1980. Entre
los historiadores que siguen la línea de la escuela de Birmingham WHITTLE,
J. The Development of Agrarian Capitalism. Land and Labour in Norfolk 1440-
1580. Oxford: Oxford University Press, 2000.

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En Castilla no se produce en el siglo XV una emancipación de
la servidumbre, entendido este concepto en el sentido de dominio
político (en grados diversos) sobre la persona. Al contrario, el
siglo XV ha sido considerado un periodo de recuperación y
feudalización plena, que se manifiesta en un incremento general
del volumen de renta. Se constata, no obstante, cierto desarrollo
de procesos acumulativos, aunque este no es un rasgo general
sino una situación que varía según la forma específica de señorío:
ciertas estructuras coercitivas resultan más favorables que otras
para el desarrollo de la diferenciación social; estas estructuras se
manifiestan en las modalidades específicas de gestión del señorío,
que involucran en mayores o menores grados a sectores no feudales
y a sectores tributarios. Estas particulares estructuras de clase de
los sistemas de gestión condicionan la práctica campesina; se trata
precisamente de establecer los mecanismos concretos por los que
las formas políticas, constitutivas del modo de producción feudal,7
inciden sobre la evolución y estructura interna de las comunidades.
Estos mecanismos se descubren en el estudio empírico de la
práctica social, y se valoran en el análisis comparativo.

El problema de la comparación

La comparación no es una práctica difundida entre los


historiadores de enfoque socioeconómico. Para el caso de la
Edad Media castellana los estudios comparativos provienen de
la historiografía positivista, que privilegia la comparación de
normas; entre los historiadores no positivistas predominan los

7
Se sigue el criterio de ANDERSON, P. El Estado Absolutista. México: Siglo
XXI, 1987, conclusiones. Sobre la centralidad de las formas políticas en
sociedades precapitalistas LUPORINI, C. “Crítica de la política y crítica de la
economía política de Marx”. In: MARRAMAO, G. et al. Teoría marxista de la
política. México: Pasado y Presente , 1981, y LUKÁCS, G. Conciencia de clase.
In: Historia y conciencia de clase. México: Grijalbo, 1969.

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estudios monográficos centrados en un dominio o un concejo,
los cuales no establecen comparaciones con otras formas sociales.
El comparativismo en cambio ha tenido desarrollo fuera de la
disciplina, en los modelos de la sociología histórica. En muchos
de esos estudios el método comparativo sirve para cuestionar
la generalidad de un modelo, lo cual puede resultar fructífero
cuando se trata de contrastar una teoría cuya validez depende de la
observación de resultados uniformes; tal el caso de la explicación
que atribuye el cambio a la demografía, desbaratada por Brenner en
base a un principio comparativo básico (observación de tendencias
demográficas iguales en x e y; resultados sociales distintos en x e
y).8 En otros casos el método tiene un alcance más limitado, por
ejemplo en los estudios sobre las vías de transición agraria, donde
se comparan diversas regiones para concluir que éstas informan
sub-variantes. Aquí el examen de otros casos y o z no aporta a la
comprensión de x, cuya singularidad se establece en el contraste
con un modelo previo (por ejemplo, las vías transicionales de
Lenin).9 El problema se relaciona con las variantes del método
comparativo. Entre los muchos criterios de clasificación posibles
el más visible opone la comparación ordenada en base a casos de
estudio a la que se realiza en base a variables. En los trabajos de
la sociología histórica predomina la primera opción: se estudia
un caso, luego otro, luego un tercero, y se exponen al final las
diferencias. Esta tendencia puede obedecer a la identificación del
ordenamiento por variables con estudios técnicos, aunque también
se relaciona con la naturaleza de la evidencia empírica utilizada,
consistente en fuentes secundarias o de segunda mano. Esta
limitación de la sociología histórica enfrenta al comparativista con
el problema de qué material seleccionar, cómo tratar la diversidad

8
BRENNER, R. Estructura de clases agraria y desarrollo económico en la
Europa preindustrial. In: ASTON, T. H. y PHILPIN, C. H. E. (eds.). El debate
Brenner. Barcelona: Crítica, 1988.
9
BYRES, T. Capitalism from above and capitalism from below. London: Macmillan
Press, 1996.

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de interpretaciones, etc., lo que determina el método comparativo
a seguir: el ordenamiento por variables exige descender a un nivel
de especialización que no se condice con los requerimientos de
síntesis de estos estudios, ni con las posibilidades de manipulación
del sociólogo o el economista; es de notar que los estudios de la
sociología histórica utilizan mayormente bibliografía general
(historias nacionales, etc.), lo cual naturalmente conduce a ordenar
la comparación en base a casos de estudio. La generalización que
estos trabajos practican se presenta así como síntesis de estudios
generales, lo que en muchos casos implica renunciar a conocer por
las diferencias. Otros estudios de la sociología histórica, ordenados
también por casos, practican sin embargo la comparación, como
puede verse por ejemplo en la obra de Barrington Moore. Aquí
el orden en que se presentan los casos es fundamental, ya que las
conclusiones de un caso de estudio determinan las variables que
se analizarán en el siguiente. Por ejemplo, se ha establecido que
la autonomía de la nobleza y la aniquilación del campesinado
son factores cruciales para la evolución de Inglaterra hacia la
democracia; el siguiente caso, Francia, tendrá como punto de
partida evaluar si esos fenómenos se verifican, y en qué grado, con
lo cual la especificidad del caso acabará estableciéndose en forma
negativa (no hay cercamientos, no hay una nobleza de tipo burgués,
etc.). La especificidad se resuelve, así, en referencia a otro caso que
deviene típico-ideal.10 Este procedimiento anula la posibilidad de
evaluar un desarrollo histórico particular, del cual podrían seguirse
otros elementos de causalidad.
Estas modalidades de comparación han sido en gran parte
superadas por el estudio comparativo de Chris Wickham Framing
the Early Middle Ages,11 que al tiempo que comprende un arco

10
MOORE JUNIOR, B. Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia.
El señor y el campesino en la formación del mundo moderno. Barcelona: Península,
1973.
11
WICKHAM, Ch. Framing the early Middle Ages. Europe and the Mediterranean
400-800. Oxford: Oxford University Press, 2005.

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espacio temporal similar por su amplitud al de los grandes estudios
de la sociología histórica procede a una comparación empíricamente
fundada, propia de un historiador. El estudio empírico, a su vez,
no se orienta a la comparación de normas sino al examen de la
práctica social. Este es sin dudas el gran mérito de la obra y la
razón por la que debe considerarse un hito historiográfico. En el
estudio de Wickham la comparación tiene como objeto principal
refutar hipótesis generales mediante el contraste con otros casos,
a fin de desmantelar construcciones elaboradas desde paradigmas
localistas y establecer causalidades e hipótesis generales a partir de
la identificación de similitudes: la existencia de patrones comunes
en un extenso conjunto de sociedades permite no sólo desbaratar
explicaciones localistas sino postular algo general: el predominio
de campesinos libres en la mayor parte de Europa Occidental en
la temprana Edad Media, producto de la involución del estado (y
no de fenómenos particulares de cada lugar como por ejemplo la
Reconquista). El análisis de las diferencias, en cambio, no está al
servicio de la construcción de hipótesis generales, limitándose a
la refutación de paradigmas (tal como lo ejemplifica el modelo de
Brenner) o a establecer sub-variantes.12 El estudio comparativo
de Chris Wickham, en suma, tal como el mismo autor concede,
aunque representa un gran avance, no ha logrado postular
afirmaciones generales a partir de las diferencias.13
Esto es lo que se intentará a continuación: se procederá a un
análisis comparativo de la existencia y desarrollo de la diferenciación
social en distintas estructuras señoriales, contrastando variables
con el objeto de obtener hipótesis generales a partir del registro de
las diferencias.

12
El método comparativo de la obra Framing the Early Middle Ages ha sido
analizado en DA GRACA, L. Reflexiones metodológicas sobre el estudio
comparativo de Chris Wickham, Edad Media, Revista de Historia, n. 9, 2008.
13
WICKHAM, Ch. The problem of comparison, Historical Materialism.
Research in Critical Marxist Theory. vol. 9, 1, 2011.

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Diferenciación social y estructuras de coerción en
Castilla en la Baja Edad Media

Tomaremos como unidades de comparación tres formas


básicas de gestión señorial que pueden entenderse como subtipos
del modo feudal de producción, en tanto implican variaciones en
las modalidades de gestión política: a) el señorío concejil, que se
corresponde con los grandes concejos de realengo y de particulares
del sur del Duero, b) el señorío solariego o no concejil y c) la
behetría, con alto grado de difusión en el norte del Duero. La
diferencia entre estas formas se encuentra en las estructuras de
clase que constituyen en cada caso el sistema político que efectiviza
la coerción. Mientras el señorío nobiliar o solariego presenta
una estructura de clase plenamente señorial y personalista, sin
incidencia de otras fuerzas políticas, en concejos existen otras
instancias de mediación que conectan al señor con el productor
directo tributario.14 Los concejos se definen como señoríos
colectivos de la aristocracia villana sobre las aldeas del alfoz; la
institución concejil, dominada por el sector específico de caballeros
villanos, aparece como instancia intermedia o subsistema entre el
ámbito de aplicación de sus atribuciones jurisdiccionales y el poder
superior, que impide la instrumentalización del concejo por parte
de la elite urbana dirigente. La especificidad del sector de caballeros
y de su funcionalidad en la gestión de los grandes concejos no tiene
equivalente en el señorío nobiliar y de behetría, donde aun cuando
existe proyección sobre espacios jurisdiccionales amplios los
sistemas organizativos se inscriben en la lógica señorial (vasallática
o clientelar) sin constituir subsistemas autónomos dominados por

14
Esta taxonomía básica ha sido planteada por MONSALVO ANTON, J. M.
Poder político y aparatos de estado en la Castilla bajomedieval. Consideraciones
sobre su problemática. Studia Historica. Historia Medieval, n. IV, 2, 1986. El
autor sin embargo no toma en cuenta la behetría, que aquí agregamos siguiendo
su criterio general.

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sectores sociales con intereses diferenciados. La especificidad de
los caballeros villanos, a la vez, está dada por su origen campesino,
que determina la proximidad social con los miembros de esa clase.
El sistema concejil, por último, implica altos grados de autonomía
en los concejos rurales, dominados por sectores tributarios
aldeanos. En cuanto a la behetría, se trata de una forma señorial
que predomina entre el Cantábrico y el Duero, y cuyos rasgos
esenciales son a) la presencia de numerosos señores (los diviseros o
naturales) ejerciendo derechos sobre un mismo lugar de señorío, lo
que determina una estructura con múltiples extractores de renta,
al menos hasta el siglo XIV; b) la posibilidad, para los labradores,
de elegir señor libremente o entre los miembros de un linaje y c)
la presencia jurisdiccional del rey, que detenta en las behetrías la
justicia superior. Esta concurrencia de fuerzas sociales expresa una
estructura original, cuyo rasgo distintivo es la disputa continua entre
fracciones de clase con intereses contradictorios, potenciada por la
facultad de elección de señor que tienen los pobladores. Al igual que
en el señorío solariego o no concejil, las estructuras organizativas
de la behetría responden a la lógica señorial que controla a la
población a través de sus agentes directos, generalmente hidalgos
y escuderos adscriptos a los bandos en pugna, y que escasamente
delega funciones coercitivas en sectores tributarios, cuyas luchas se
orientan a la obtención de mayor autonomía.15
Se comparará entonces la existencia y desarrollo de procesos
de diferenciación social en las comunidades tributarias de estas tres
formas de señorío, tomando para el señorío concejil el ejemplo de
Avila, Zamora y Piedrahíta; para la behetría, Becerril de Campos y
otras behetrías aledañas, y para el señorío nobiliar documentación
de la casa de Velasco y relevamientos generales.

15
Un ejemplo de estas luchas en OLIVA HERRER, R. H. Memoria colectiva y
acción política campesina: las behetrías de Campos hacia las Comunidades. Edad
Media. Revista de Historia, n. 4, 2001.

270
Por último, desde el punto de vista del método comparativo,
se recurre al contraste por variables antes que a la yuxtaposición
sucesiva de casos. Esas variables no provienen de la sublimación
de un caso de estudio, como suele ocurrir en los grandes estudios
comparativos, sino del examen de las elaboraciones clásicas sobre
la diferenciación social, propuestas centralmente por Lenin y el
marxismo británico.
Comenzaremos por una de las variables centrales para el estudio
de la estructura social de las comunidades campesinas, según la
perspectiva de Lenin: la composición de la renta. Al respecto pueden
apuntarse algunas notas generales. El ámbito de señorío nobiliar se
caracteriza por la importancia relativa de la explotación directa;
por la generalización del sistema de arriendo; por el predominio
de la renta en especie; por la vigencia de prestaciones de trabajo.
Ninguno de estos caracteres puede aplicarse al área de concejos,
donde predomina el tributo en dinero y no se registran servicios
en trabajo. El predominio de la renta en dinero y la ausencia de
rentas territoriales implican en principio mayores posibilidades
de actuación para los tributarios, en tanto éstos pueden decidir su
dedicación productiva y emprender una especialización al menos
parcial de su economía. La renta en dinero, por otro lado, impulsa
por principio la realización mercantil del producto y el contacto
de los productores con el mercado, lo cual favorece la tendencia
a la transformación de estos últimos en productores simples de
mercancías, criterio que ha subrayado Lenin, siguiendo a Kautsky
y a Marx,16 y que ha sido aplicado por Kosminsky y Dobb al caso
de Inglaterra.17

16
LENIN, V. I., op. cit., cap. 2; MARX, 8 vol., México: Siglo XXI, 1990,
III/8, XLVII; KAUTSKY, K. La cuestión agraria. Estudio de las tendencias de
la agricultura moderna y de la política agraria de la socialdemocracia. París: Ruedo
ibérico, 1970, cap. 2.
17
KOSMINSKY, E. A. Studies in the agrarian history of England in the thirteenth
century. Oxford: Blackwell, 1956; DOBB, M. Del feudalismo al capitalismo y
Respuesta. In: HILTON, R. (ed.). La transición del feudalismo al capitalismo.
Barcelona: Crítica, 1987.

271
En behetrías el aspecto más saliente del sistema tributario
es el predominio de tributos de hospitalidad, considerados
especialmente gravosos y abusivos, y el alto grado de arbitrariedad
en la imposición de rentas, que se deriva del fuerte nivel de
conflictividad y violencia que implica el carácter mutable de esta
forma señorial y que en algunos casos se expresa en la imposición de
prestaciones de trabajo, lo cual supone una sociedad relativamente
homogénea y débilmente organizada.18
Junto al problema de la composición de la renta deben
considerarse los sistemas de reparto del tributo, que permiten una
aproximación a la tasa de explotación relativa. En la Baja Edad
Media las comunidades se encuentran estratificadas; el origen de
esta estratificación se remonta tal vez al momento de conformación
institucional de las comunidades. Esto tiene un reflejo en el
establecimiento de cuantías (una estimación del nivel de fortuna de
cada contribuyente), por lo cual cada tributario paga en principio
de acuerdo a lo que tiene. Este principio se encuentra firmemente
establecido en concejos desde el siglo XIII,19 mientras en behetrías
y en el ámbito de señorío predominan tributos uniformes o
individuales hasta el siglo XIV, lo que pude interpretarse como
el reflejo de una sociedad poco estratificada al momento de la
imposición de las obligaciones.20 En el siglo XV el reparto por
cuantías se generaliza. Sin embargo, los sistemas de reparto varían
según la forma de señorío. Mientras en behetrías y lugares de señorío
predominan los sistemas de reparto proporcionales a la cuantía de
los contribuyentes, en concejos se institucionaliza el sistema de
reparto por cáñamas o tramos de riqueza. Este sistema establece

18
La diferenciación social de las comunidades determina según Dobb su “grado
de explotabilidad”, condicionando en el caso inglés la implantación de una
“segunda servidumbre”, DOBB, M. Estudios…, op. cit., cap. 2.
19
ASENJO GONZALEZ, M. Segovia. La ciudad y su tierra a fines del
medioevo. Segovia: Diputación Provincial de Segovia, 1986. p. 468: se trata
de un documento de 1256 que alude a pecheros enteros, medieros, cuarteros,
octaveros, etc.
20
MARTINEZ DIEZ, S. I. Libro Becerro de las Behetrías. 2 vols., León: Centro
de Estudios e Investigación San Isidoro, 1981. passim.

272
un máximo imponible más allá del cual el tributo no varía; de esta
manera los más ricos del padrón realizan una ventaja diferencial,
eximiendo de tributos una proporción significativa de sus bienes.21
El sistema proporciona así un mecanismo de enriquecimiento,
en tanto implica una importante reducción de la tasa de renta y
mayor disponibilidad del excedente para los tributarios situados
en la escala superior del padrón. El sistema de reparto por cáñamas
actúa además sobre las posibilidades de acumulación, ya que
estimula la ampliación de la tenencia por parte del pechero rico,
por cuanto las nuevas tierras que éste adquiera quedarán exentas
de renta. Al respecto se ha comprobado que los mayores pecheros
de concejos ampliaban la tenencia a través de la compra de tierras
a otros campesinos, llegando incluso a monopolizar ese mercado.22
Se observan asimismo prácticas campesinas especulativas, como
el mecanismo de concentrar la titularidad de los bienes en un solo
miembro de la familia, liberando de rentas tenencias sustanciales
que quedan integradas en una única unidad fiscal, cuyas nuevas
dimensiones, dada la existencia de un máximo imponible, no
modifican la cantidad a pagar.23

21
Puede verse un padrón y la diferencia entre el tributo y la cuantía para caa escala
del padrón en DEL SER QUIJANO, G. Documentación medieval en archivos
municipales abulenses. Avila: diciones de la Obra Cultural de Caja de Ahorros
de Avila, 1998, Bonilla de la Sierra, doc. 25 (en adelante Archivos Municipales
Abulenses); sobre las quejas de los tributarios medios acerca del sistema de
reparto ASENJO, Segovia, Apéndice documental; sobre la forma específica en
que se reparte el tributo a las aldeas LUIS LÓPEZ, C. Documentación medieval
de Piedrahíta: estudio, edición crítica y fuentes. vol. I (1372-1477). Ávila: Ediciones
de la Institución “Gran Duque de Alba”, 2007, doc. 36, 40 a 45, 48 a 53, 56, 59
a 61, 64, 68 a 73, 76 a 82.
22
SANTAMARIA LANCHO, M. Del concejo y su término a la comunidad
de ciudad y tierra: surgimiento y transformación del señorío urbano de Segovia
(S.XIII-XVI). Studia Histórica. Historia Medieval, vol. III, n. 2, 1985.
23
Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, Real Academia de Historia, I.
Madrid: Impr. de la real casa, 1861; II, Madrid: Impr. de la real casa, 1863; III,
Madrid: Impr. de la real casa, 1866; IV, Madrid: Impr. de la real casa, 1882; V,
Madrid: Impr. de la real casa, 1903. “De dos o tres pecheros que eran de ante tornan
se en uno”, Cortes de Burgos de 1453, pet. 5.

273
Otro contraste entre los sistemas de reparto de las distintas
formas de señorío es el desigual criterio respecto a la exención por
pobreza. El sistema tributario de concejos establece una cuantía
mínima imponible, contemplando la existencia de personas que no
alcanzan un nivel mínimo de fortuna y que por este motivo quedan
excluidas de la obligación de tributar.24 La exención de tributos
de sectores empobrecidos favorece su empleo como asalariados,
apareciendo además esta forma de explotación como un régimen
en principio compatible con el sistema de renta, al nutrirse de
sectores desplazados de la tributación y por ende fuera del interés
del señor. A su vez, la exención otorga ventajas al empleador, que
cuenta con dependientes de cuyas obligaciones no debe hacerse
cargo y a quienes podrá subordinar plenamente.
En lugares de behetría predomina en cambio la tributación
indiscriminada, sin que se reconozca nunca la calidad de exentos
a los sectores empobrecidos.25 El hecho implica menores
posibilidades de desarrollo de otro régimen socioproductivo, ya
que no se consuma la salida del productor del sistema tributario,
que favorece la circulación del trabajo como mercancía.
En base al estudio de los padrones de concejos, la
información sobre tasación de bienes y los niveles de fortuna que
los contemporáneos atribuyen a los pecheros más ricos, se ha
calculado que éstos explotan parcelas de más de 40 has. y poseen
entre 200-500 cabezas de ganado, lo cual concuerda con la riqueza
de un campesino yeoman.26 En behetrías, según información

24
LUIS LOPEZ, C. y DEL SER QUIJANO, G. Documentación medieval del
Asocio de la Extinguida Universidad y Tierra de Avila. Avila: Institución Gran
Duque de Alba, 1990, doc. 8.
25
MARTINEZ DIEZ, S. I. op. cit., passim; OLIVA HERRER, H. R.
Ordenanzas de Becerril de Campos (circa 1492). Transcripción y estudio. Palencia:
Institución Tello Téllez de Meneses, CECEL-CESIC, Diputación de Palencia,
2003, p. 141, FERNANDEZ MARTIN, P. Las ventas de las villas y lugares de
behetría, Anuario de Historia Económica y Social, I, 1968, p. 261.
26
ASENJO GONZALEZ, M. op. cit., apéndice documental; DEL SER
QUIJANO, G. op. cit., doc. 25. Sobre los niveles de fortuna de campesinos

274
bibliográfica los sectores más prósperos del campesinado no llegan
a reunir 20 has., y sólo excepcionalmente alcanzarían fortunas
de 30 has., mientras la propiedad de ganado nunca supera las
100 cabezas.27 Las explotaciones de los sectores enriquecidos de
behetrías se mantienen mayormente dentro de los límites de una
economía doméstica, mientras las de los pecheros ricos de concejos
necesariamente requieren mano de obra adicional, según las
estimaciones de los especialistas en sistemas agrarios, que sitúan
en 25 hectáreas el umbral a partir del cual se requiere trabajo
asalariado, y en 40 has. las dimensiones que suponen el predominio
de esta forma de explotación por sobre el trabajo familiar.28
En concejos se observan prácticas sociales específicas del sector
campesino acomodado tendientes a obtener la exención tributaria.
Las variadas posibilidades de promoción estamental afectan el
desarrollo de procesos acumulativos, puesto que la evasión de
tributos o su exención legal implican para la economía campesina
la disposición de los excedentes anteriormente apropiados como
renta y la posibilidad de desarrollo de otro régimen de producción

yeomen DYER, Ch. Niveles de vida en la Baja Edad Media. Barcelona: Crítica,
1991, p. 186. Perfiles completos de este sector en DYER, Ch. Were there any
capitalists in fifteenth-century England? In: Everyday Life in Medieval England.
London: Hambledon, 1994.
27
OLIVA HERRER, R. H. La Tierra de Campos a fines de la Edad Media.
Economía, sociedad y acción política campesina. Valladolid: Secretariado de
Publicaciones e Intercambio Editorial/Universidad de Valladolid, 2002.
28
ALLEN, R. Enclosure and the yeomen. The agricultural development of the south
midlands. 1450-1850. Oxford: Oxford University Press, 1992, p. 50; LENIN,
V. I. op. cit., cap. 2, divide al campesinado en los siguientes grupos: los que
cultivan entre 5 y 10 desiatinas (campesinos pobres); entre 10 y 25 (campesinos
medios); entre 25 y 50, y los que cultivan más de 50. Los dos últimos grupos
corresponden a campesinos acomodados. 1 desiatina= 1,0925 hectáreas.
Según Furió el campesino acomodado, considerado en general, detenta entre
10 y 40 has.; el autor no considera la diferencia cualitativa que implican estos
niveles, FURIÓ, A. Las elites rurales en la Europa medieval y moderna. Una
aproximación de conjunto. In: RODRÍGUEZ, A. (ed.). El lugar del campesino.
En torno a la obra de Reyna Pastor. València: Universitat de València y CSIC,
2007.

275
entre aquellos que se sustraen del sistema tributario. Se ha
establecido el menor nivel de explotación relativa del campesino
enriquecido con respecto a sus vecinos en el área concejil. Las
desigualdades se acrecientan cuando el campesino rico consigue
liberarse totalmente de pagar. Esta posibilidad, que se manifiesta
en un conjunto de prácticas, se basa en relaciones de tipo clientelar
con las autoridades urbanas: con el favor de los caballeros villanos
los campesinos enriquecidos integran sus bandos-linaje; se hacen
pasar por excusados suyos; se presentan como sus allegados;
son quitados de los padrones; son armados caballeros por otros
caballeros; consiguen prestado el equipo militar; entablan pleitos
de hidalguía, cuya resolución en gran parte depende del gobierno
local, donde pueden fraguarse los datos.29
En behetrías no se observan estas posibilidades de promoción
social y estamental. Al contrario, la relación de los campesinos
prósperos con el sector privilegiado es hostil y conflictiva, lo que se
relaciona con el papel de los grupos de privilegio, principalmente
hidalgos y escuderos, que predominan en los cargos concejiles y
de gestión y participan activamente en la lucha de bandos, aspecto
ligado al carácter mutable de la behetría. El privilegio de Juan II de
1454, según el cual todos los vecinos deben tributar, incluidos los
hidalgos recientemente llegados al lugar, obedece a la necesidad de
pacificar los lugares e impedir la actuación de múltiples clientelas de
hidalgos en las localidades de behetría;30 se deduce que son pocas

29
CHACON GOMEZ MONEDERO, F. A. Colección diplomática del concejo
de Cuenca (1190-1417). Cuenca: Publicação de governo estadual ou província,
1998, doc 194 (1412) y 197 (1413); DEL SER QUIJANO, G. op. cit., doc. 9,
12, 17; Cortes de los antiguos reinos…, op. cit., Cortes de Burgos de 1453, pet. 2;
Cortes de Madrigal de 1476, pet. 7; Cortes de Valladolid de 1440, pet. 23.
30
El privilegio en FLORANES, R. Apuntamientos curiosos sobre behetrías,
In: Colección de documentos inéditos para la historia de España. Madrid: La viuda
de calero, 1872, tomo XX. pp. 407-475. Los contenidos se reiteran en las
Ordenanzas de Becerril de Campos, 51 (1501), donde se regula extensamente
el problema de los privilegios de hidalgos y escuderos y se intenta mitigar la
influencia de estos sectores.

276
las posibilidades de exención tributaria y promoción estamental
para tributarios ricos, cuyos reclamos en relación a este problema
concuerdan con los de tributarios medios del área de concejos,
tendientes a elevar la tasa de renta de los sectores acomodados.31
En concejos la proximidad social entre tributarios ricos
y caballeros se manifiesta también en la participación de los
primeros en el gobierno urbano: los campesinos ricos normalmente
son regidores y alcaldes en pequeños concejos (por ejemplo
Mombeltrán o Villatoro) y ocupan regidurías en grandes concejos
urbanos como Segovia o Sepúlveda. En Piedrahíta desempeñan
generalmente el cargo de mayordomo de concejo y el de fiel,
y dominan absolutamente los concejos aldeanos, llegando en
algunos casos a constituir concejos cerrados, según se observa en
aldeas de Segovia.32 En behetrías en cambio los oficios concejiles
están en manos de hidalgos y escuderos o personas ajenas al sector
tributario, que por lo general responden a los bandos nobiliarios
que se disputan el señorío sobre el lugar.33 Los lugares de behetría,
además, constituyen núcleos independientes no integrados en
alfoces, lo que reduce la posibilidad de actuación autónoma de
los tributarios. Se constata un alto grado de intervención señorial
sobre la elección de los oficios, al igual que sucede en el ámbito
de señorío nobiliar o no concejil, donde el señor normalmente

31
ASENJO GONZALEZ, M. op. cit., p. 481 cita documentación sobre los
reclamos de pecheros medios al respecto.
32
BARRIOS GARCIA, A.; LUIS CORRAL, F.; RIAÑO PEREZ, E.
Documentación medieval del Archivo Municipal de Mombeltrán, Ávila: Ediciones
de la Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Avila, 1996, doc. 158; LUIS
LOPEZ, C. Colección Documental del Archivo Municipal de Piedrahíta (1372-
1549). Avila: Ediciones de la Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Avila,
1987, II, doc. 8; ASENJO GONZALEZ, M. op. cit., p. 493 n. 195. Ofrece
datos al respecto MONSALVO ANTÓN, J. M. La participación política de
los pecheros en los municipios castellanos de la Baja Edad Media. Aspectos
organizativos. Studia Historica. Historia Medieval, VII, 1989.
33
OLIVA HERRER, H. R. op. cit., pp. 162-163; pp. 190-191.

277
designa directamente a los oficiales o coloca criados suyos.34 Las
modalidades que se observan en behetrías, donde los criados del
señor llegan a sustituir a los oficiales en funciones, expresan una
forma extrema de gestión del señorío según describe Weber la
administración patrimonial: los “funcionarios” son reclutados de
entre los dependientes y servidores domésticos, cuya obediencia
incondicional se basa en la fidelidad que surge del vínculo personal,
sin llegar a constituir una administración política.35
Las divergencias señaladas reflejan desiguales niveles de
organización política de los tributarios en cada forma señorial.
En el área de concejos el estado de los pecheros constituye una
institución relativamente poderosa, con participación directa en
el gobierno urbano y con incidencia política indirecta mediante
la apelación a la monarquía, además de dominar los concejos
rurales. Este superior nivel organizativo implica un mayor
protagonismo campesino en la vida económica y política de la
comunidad, y por ende mejores condiciones para el desarrollo de
procesos de diferenciación social, en tanto éstos suponen que un
sector del campesinado conduce la dinámica de transformación,
la cual depende del grado de autonomía de la pequeña producción
campesina. Esta autonomía es particularmente patente en los
concejos aldeanos, cuya subordinación al concejo cabecera es
bastante relativa; esto se manifiesta en la capacidad de autogobierno

34
MOXÓ, S. de. Los señoríos: cuestiones metodológicas que plantea
su estudio. AHDE, XLIII, 1973; ALVAREZ LLOPIS, E.; BLANCO
CAMPOS, E.; GARCIA DE CORTAZAR, J. A. Documentación medieval de
la Casa de Velasco referente a Cantabria en el Archivo Histórico Nacional, Sección
Nobleza, II. Santander: Fundación Marcelino Botín, 1999, doc. 281. Sobre la
gestión mediante criados ver el conflicto que describe y documenta OLIVA
HERRER, R. H. Libertad de behetría y ofensiva señorial a fines del medioevo:
la señorialización de la behetría de Osorno de Yuso. Historia, Instituciones,
Documentos, n° 27 (2000).
35
WEBER, M. Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica,
1992. pp. 771-776.

278
de los concejos rurales, que llegan incluso a elaborar su propia
normativa con independencia de las regulaciones urbanas.36
Otra variable a comparar es la posibilidad de aprovechamiento
de comunales, que favorece la posibilidad de una especialización
ganadera.
El acceso campesino al usufructo de comunes varía según la
forma de señorío. En el área concejil los comunales son libres; en
el ámbito de señorío se comparten con el señor, lo que estimula su
apropiación y conversión en propiedad eminente. Se confirma una
mayor injerencia señorial en ámbitos de señorío y behetría, donde
se observa la invasión sistemática de tierras comunales por parte
del señor sin que esto implique transformaciones en las relaciones
sociales, ya que las tierras apropiadas generalmente se entregan
en arriendo a los tributarios.37 Esta transformación no genera la
figura del arrendatario capitalista sino la del “rentero”, asociada
a un mayor grado de explotación y dependencia dominical. El
conflicto por la ocupación de comunales en concejos involucra
generalmente a caballeros villanos o señores comarcanos, y los
litigios se resuelven a favor de los tributarios, confirmándose
frecuentemente la restitución de los bienes.38 La monarquía protege
a las comunidades porque éstas constituyen su base impositiva; el
éxito de las causas judiciales se relaciona entonces con la tipología
señorial. En behetrías y señorío no concejil, en cambio, la derrota
de las comunidades en los pleitos por ocupación señorial de

36
Archivos Municipales Abulenses, Navarredonda de Gredos, 1, contiene
ordenanzas aldeanas.
37
ALONSO MARTIN, M. L., PALACIO SANCHEZ-IZQUIERDO,
M. L.: Jurisdicción, gobierno y hacienda en el señorío de abadengo castellano en el
siglo XVI. Edición y estudio de las informaciones de Carlos V de 1553, Madrid:
Editorial Complutense, 1993, passim.
38
BARRIOS GARCIA, A; CASADO QUINTANILLA, B; LUIS LOPEZ,
C; DEL SER QUIJANO, G.: Documentación del Archivo Municipal de Avila
(1256-1474), Avila: Institución Gran Duque de Alba, 1988, doc. 36, 39 a 42, 46
a 52, 54, 56, 61, 65, 69 a 71, 81, 104, entre otros.

279
comunales es lo más frecuente, presentándose la usurpación de
comunales como un bloqueo a las posibilidades de acumulación de
los sectores más prósperos.39
El estudio del cuaderno de acuerdos del concejo aldeano
de Navarredonda de Gredos, del ámbito concejil de Piedrahíta,
permite apreciar otros aspectos relacionados a la problemática
de los comunales. Se observan prácticas que involucran a los
miembros más destacados de la aldea, la mayoría oficiales o
allegados y parientes suyos. Estos sectores acomodados realizan
trueques y negociaciones con el concejo aldeano, a través de los
cuales consiguen reagrupar sus posesiones, emprender cultivos
intensivos, mantener tierras ocupadas en los comunales y cerrar
al aprovechamiento colectivo las posesiones en régimen de campo
abierto.40 De esta manera los sectores enriquecidos realizan
cercamientos, previo reagrupamiento de sus posesiones a través del
trueque, obteniendo derechos de pasto exclusivos o la posibilidad
de sustraerse de las reglamentaciones colectivas. Estos cercamientos
se realizan a través de la negociación con las autoridades aldeanas
(por ejemplo cediendo al concejo una tierra a cambio de un
permiso para cercar otra), y tienen como condición de posibilidad
la autonomía relativa del concejo aldeano respecto al núcleo
urbano, un rasgo tipológico de los concejos como señoríos. Las
heredades cercadas posibilitan el desarrollo de especializaciones
productivas como la producción de lana o de cultivos industriales
como el lino, que pudieron abastecer de materias primas a una
industria rural de paños, cuyo desarrollo se confirma en el área;

39
ALVAREZ LLOPIS, E., BLANCO CAMPOS, E. y GARCIA DE
CORTAZAR, J. A: Colección diplomática de Santo Toribio de Liébana. 1300-
1515. Santander: Fundación Marcelino Botín, 1994, doc. 294; PORRO, N.:
En el ocaso de las behetrías. Apéndice documental. CHE, XLV-XLVI, 1967,
doc. IV.
40
DEL SER QUIJANO, G. op. cit., Navarredonda de Gredos, doc. 1, problema
estudiado en DA GRACA, L. Intercambio de tierras y otras prácticas agrarias
en concejos castellanos (siglo XV). Anales de la Universidad de Alicante. Historia
Medieval, n. 14, 2003-2006.

280
esta industria dispersa incipiente probablemente se alimentaba de
los sectores desplazados del acceso a los comunales por el proceso
de cercamientos campesinos detectado en el área, que disminuyen
la posibilidad de acceso directo a la subsistencia para una parte de
la población.
En tanto favorece un proceso de singularización y
privatización de la tenencia y correlativa desposesión campesina, el
concejo aldeano aparece cumpliendo funciones de la acumulación
originaria. Esto se apoya en el alto grado de autonomía del concejo
rural en el ámbito concejil, que permite a los aldeanos perpetrar
estas prácticas sin interferencia del control señorial y urbano,
problema que aparece denunciado en los documentos.41
Los mercados locales presentan rasgos específicos según se
trate del ámbito de concejos, behetría o señorío no concejil. Se
observan diferencias en el tipo de conflictividad con respecto a
la venta de los excedentes en los mercados locales: en behetrías y
en lugares de señorío, donde predomina el tributo en especies, el
señor realiza la renta en los mercados locales, por lo que éstos se
presentan como lugares potencialmente conflictivos. En concejos,
en cambio, el predominio de la renta en dinero implica una menor
intervención del señor sobre las prácticas de comercialización
locales. Constituye un ejemplo el caso de la villa de Potes, del
ámbito de señorío, que mantiene un pleito con el monasterio de
Liébana a raíz de que los monjes venden en la villa de Potes el
vino que obtienen de los censos que tienen en el lugar, y lo hacen a
menores precios que los productores locales, ocasionando su ruina.
Las reglamentaciones proteccionistas de las comunidades son
aquí avasalladas por el señor, que transgrede la prohibición local
de introducir vino foráneo.42 En concejos, en cambio, donde rige
la misma normativa, no se produce enfrentamiento sistemático

LUIS LOPEZ, C. op. cit., 39 (1488), 61 (1499), 65 (1499).


41

42
ALVAREZ LLOPIS, E., BLANCO CAMPOS, E. y GARCIA DE
CORTAZAR, J. A. op. cit., doc. 336. Las ordenanzas de Potes, que el
monasterio pasa por alto, en PEREZ-BUSTAMANTE, op. cit.. pp. 204-205.

281
con el señor, pues éste no realiza la renta en los mercados locales.
Contrariamente, las reglamentaciones proteccionistas favorecen
a los sectores que producen para el mercado, ya que les permite
imponer precios monopólicos; el sobreprecio aparece aquí como
una de las fuentes de enriquecimiento de los sectores campesinos
acomodados. La organización institucional favorece entonces
la ganancia por vía comercial de los acumuladores. Se observan,
además, prácticas mercantiles nuevas, como la regatonía a gran
escala, todo lo cual demuestra la creciente mercantilización de la
economía del campesino rico.43 Otro elemento a contrastar es la
vigencia de franquicias a la circulación, que constituye un estímulo
al desarrollo de procesos acumulativos. Todos los lugares analizados
del ámbito concejil cuentan con ferias y mercados francos.44 Esta
liberalización parcial del comercio no se concreta, en general, en
behetrías, donde en los pocos casos donde existen privilegios de
exención de impuestos éstos no son respetados por el señor, cuya
actuación se caracteriza por la apropiación de las atribuciones de
la monarquía (por ejemplo, la apropiación de la alcabala).45 En
lugares de señorío se observa un mayor grado de liberalización que
en behetrías, aunque significativamente menor que en concejos.46
Por último, para evaluar la polarización social resta analizar las
relaciones de los miembros de la comunidad tributaria entre sí, que
hemos entrevisto en el caso del concejo aldeano de Navarredonda
de Gredos y que analizaremos ahora en términos más generales.
Una de las formas de vinculación económica interna es el arriendo

43
Cortes de los antiguos reinos…, op. cit., Cortes de Palenzuela de 1425, pet. 34,
entre otros.
44
LADERO QUESADA, M. A. Las ferias de Castilla. Siglos XII-XV. CHE,
LXVII-LXVIII, 1982; OLIVA HERRER, H. R. op. cit., doc. 18, 23, 45 y 46.
45
OLIVA HERRER, R. H. Memoria colectiva…, op. cit., p. 67 y p. 72 n. 62.
46
Se deduce la ausencia de franquicias en GARCIA DE CORTAZAR, J. A.
Documentación medieval de la Casa de Velasco…, op. cit., doc. 221 (1440). Un
panorama de las ferias en lugares de señorío en YUN CASALILLA, B. Sobre la
transición al capitalismo. Junta de Castilla y León: 1987. pp. 82-86.

282
de tierras entre campesinos. Esto se confirma abundantemente en
concejos.47 En behetrías y señorío, en cambio, las referencias son
escasas, o relativas a arriendos ente hidalgos y campesinos;48 por
otro lado, donde predomina el sistema de arriendo como forma
principal de ingreso señorial, el eventual subarriendo de la parcela
tiene como limitación la obligación de satisfacer la renta en especie
establecida por el señor, lo que implica un condicionamiento a la
dedicación productiva y al desarrollo de relaciones económicas
libres entre campesinos.
La relación de arrendamiento a veces encubre la práctica del
préstamo, lo que nos introduce al problema del endeudamiento
entre campesinos. La información es muy copiosa en concejos,
donde se observan pedidos de moratorias a la monarquía por
parte de campesinos con tierra insuficiente. Estos documentos
hacen referencia a la pobreza de los deudores y a la riqueza de los
acreedores, lo cual expresa un proceso de diferenciación social.49 Si
bien en algunos casos la monarquía concede moratorias, en otros se
observa la ejecución de los bienes del deudor,50 para lo cual existen,
además, métodos concretos.51 Aquí el endeudamiento constituye
un mecanismo de ampliación de la tenencia, un problema que se
denuncia además en las reuniones de Cortes,52 donde abundan
también las referencias a la usura practicada por campesinos.53 En

47
Por ejemplo Ordenanzas de Avila, doc. 18, ley 14, Ordenanzas de Zamora,
Ordenanzas de la Tierra, I, 1, 8, 10, 11, 14, 16, 33.
48
OLIVA HERRER, H. R. op. cit., Ordenanzas de Becerril de Campos, 50, p.
195.
49
SAEZ SANCHEZ, C.: Colección diplomática de Sepúlveda (1076-1485), II.
Segovia: 1991, doc. 156, 170, 171, 172, 174, 177.
50
CASADO QUINTANILLA, B. Documentación Real del Archivo del Concejo
Abulense (1475-1499). Avila: 1994, doc. 68.
51
CANTERA MONTENEGRO, E. Una familia de prestamistas y
arrendadores judíos en tiempos de la expulsión: los Soto de Aranda del Duero.
Espacio, Tiempo y Forma, III, 12, 1999. p. 20.
52
Cortes de los antiguos reinos… op. cit., Cortes de Toledo de 1480, pet. 94.
53
Id., Cortes de Madrid de 1453, pet. 35; Id., Cortes de Toledo de 1480, pet. 53;

283
ámbitos de señorío y behetría se observa otro tipo de situación: los
acreedores suelen ser hidalgos o allegados al señor, y las referencias
documentales mencionan únicamente la pobreza generalizada
de los vecinos, de lo cual se deduce la debilidad de un proceso de
acumulación en el interior de la comunidad tributaria.54
El indicador más importante de la existencia de procesos de
diferenciación es el empleo de trabajo asalariado. En el ámbito de
concejos se constata el empleo regular y constante de trabajadores
asalariados, mayormente adultos con residencia aparte o alojamiento
temporal, cuya jornada laboral se encuentra claramente definida y
el salario establecido en términos que oponen al empleador y al
obrero, según se sigue de la normativa que contempla descuentos
en el jornal.55 La forma social del empleo de dependientes no
puede adscribirse al ámbito de la familia ni a modalidades
domésticas de explotación, expresando en cambio una relación
de antagonismo. El empleo de asalariados por parte de pecheros
ricos se realiza crecientemente bajo modalidades económicas,
orientadas a la obtención de beneficio y con interferencia cada vez
menor de la instancia política, que interviene fundamentalmente
para garantizar el disciplinamiento de la mano de obra, una de las
funciones del estado en los comienzos de la relación del capital,
y para regular la competencia por la mano de obra disponible.
Se confirma entonces un proceso de diferenciación social en los
términos de Lenin, que acentuaba el surgimiento de una relación
antagónica dentro del campesinado.
En los lugares de señorío y behetría analizados el empleo de
jornaleros no es la forma más difundida de trabajo dependiente.

Id., Cortes de Valladolid de 1537, pet. 117.


54
GARCIA DE CORTAZAR, J. A. Documentación medieval de la Casa de
Velasco…, op. cit., doc. 280, 281; OLIVA HERRER, H. R. op. cit., Ordenanzas
de Becerril de Campos. pp. 204-207.
55
LADERO QUESADA, M. F. La ciudad de Zamora en la época de los Reyes
Católicos. Economía y gobierno. Zamora: 1991, Apéndice documental: Ordenanza
de la Obreriza; RIAZA, R. Ordenanzas de Ciudad y Tierra. AHDE, XII, 1935.

284
Predominan, en cambio, otras figuras: criados, mozos, paniaguados,
etc., mayormente jóvenes que viven con el empleador y que pueden
considerarse en el ámbito del trabajo familiar.56 La circulación de
criados entre las familias es una práctica extendida, y se observa
asimismo la indistinción social entre quienes toman criados y
quienes los ceden; la normativa incluso establece distinciones entre
el empleo de sirvientes y de obreros: en el ámbito señorial de la
casa de Velasco, por ejemplo, se prohíbe a los moradores judíos
tener servidores cristianos en sus casas, aunque se les permite
emplear asalariados; la norma evidentemente se orienta a reprimir
la sociabilidad entre los dos grupos, la cual tiene una expresión
en el vínculo de servicio.57 En el caso de los lugares de behetría,
el contexto en que aparecen los criados, y la mención constante
a su corta edad sugiere también que la práctica de la adopción
se encuentra muy extendida, lo cual podría relacionarse con los
efectos de la violencia señorial sobre la demografía.58
La diferencia fundamental entre los dependientes que aparecen
en behetrías y los de grandes concejos está dada por último por
su funcionalidad. En el área concejil el pechero rico destina su
producción al mercado con el objeto de obtener beneficios; el
asalariado participa entonces de la producción de valores de
cambio. En behetrías no se constata el mismo tipo de vínculo con
el mercado. El asalariado, al igual que los otros dependientes, está
destinado a reproducir el consumo de la economía doméstica; su

56
OLIVA HERRER, H. R. op. cit. Ordenanzas de Becerril de Campos, cap. 20,
24, 35, 47, 56; PEREZ BUSTAMANTE, R. El régimen municipal de la villa
de Potes a fines de la Edad Media. Altamira: 1979-80; GARCIA LUJAN, J. A.
Una minoría urbana en el estudio nobiliario de los Velasco: los judíos a través de
las ordenanzas del primer conde de Haro (1431-1476). Apéndice documental,
en Tolède et l’expansion urbaine en Espagne (1450-1650). Actas du colloque
organisé par la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha et la Casa de
Velázquez. Madrid: 1991.
57
GARCIA LUJAN, J. A. op. cit., Apéndice documental.
58
OLIVA HERRER, H. R. op. cit. Ordenenzas de Becerril de Campos, doc. 24,
27, 29, 35, 47, entre otros.

285
trabajo se inscribe entonces en la producción de valores de uso.

Conclusiones

Las prácticas analizadas se relacionan con características


estructurales de cada forma señorial. Al respecto se han distinguido
diferentes modalidades de coerción, que implican sistemas políticos
con estructuras de clase específicas. En concejos la coerción se
efectiviza mediante el señorío colectivo de las oligarquías urbanas,
con jurisdicción sobre amplios alfoces de cuyo control directo el
titular se desentiende. Gran parte de la práctica social conducente
a procesos acumulativos tiene como condición de posibilidad
esta forma de gestión señorial: el sistema de cáñamas se apoya
en las estructuras administrativas que sustentan la extracción del
excedente y los mecanismos de recaudación; las prácticas específicas
de los pecheros mayores (evasión tributaria, fraude en la tasación de
bienes, préstamo con interés, exención de dependientes, formación
de cercados sobre el ager abierto, etc.) dependen del protagonismo
del sector en la gestión de la renta, de su proximidad social con el
sector dirigente de caballeros, del peso político de sus estructuras
organizativas, del control de los concejos rurales, de la autonomía
de los concejos rurales respecto al núcleo principal y de la prioridad
que tiene el ámbito concejil para la monarquía, que se traduce en la
concesión de ferias y mercados francos, protección de comunales,
limitación de las atribuciones del grupo dirigente, correlación de
fuerzas favorable frente a la intromisión de otros poderes, etc.
En behetrías el dominio político sobre los productores se
ejerce en forma directa: el señor aplica la coerción por sí mismo y
a través de agentes vinculados a él personalmente, lo cual también
se observa en el ámbito de señorío nobiliar. En las primeras etapas
de existencia de la behetría como forma de señorío predomina
una estructura de múltiples extractores individuales de renta, que
concretan su dominio a través de la exigencia in situ de tributos

286
de hospitalidad, de carácter gravoso y continuidad relativa hasta la
época moderna. El aumento tendencial del número de diviseros, que
es un rasgo del sistema político pues se deriva de la multiplicación de
los linajes con derechos en las behetrías, conlleva un aumento de la
tasa de renta e implica la no evaluación de la capacidad contributiva
de los pecheros, lo cual convierte la sobreexplotación en un rasgo
estructural, y la behetría en una forma a largo plazo inviable, lo
cual se confirma en la debilidad organizativa y económica de las
comunidades de behetría en épocas tardías.
El sistema político en el siglo XV se caracteriza por la
actuación de fracciones de clase con intereses contradictorios,
cuyo dominio tiene carácter mutable, de lo cual se deriva una
situación de conflictividad internobiliar continua por el señorío
de la behetría y el protagonismo de sus agentes a nivel local,
principalmente hidalgos y escuderos o dependientes personales
extraños a las comunidades, cuya presencia se comprueba incluso
en núcleos agrarios de escasa entidad poblacional. Nuevamente
la práctica social, que en este caso obstaculiza la diferenciación
social, tiene relación con los caracteres descriptos. El control de
los concejos locales por parte de sectores ajenos al campesinado
responde a la necesidad de los bandos en pugna de imponerse en
el lugar, para lo cual apelan a sus clientelas de hidalgos y escuderos,
que reproducen el conflicto a escala local, o aun a sus dependientes
personales, que llegan a sustituir a los oficiales legítimamente en
funciones; lo mismo se aplica a la gestión de la renta, mayormente
en manos de sectores hidalgos, que monopolizan su arrendamiento;
la apropiación sistemática de comunales y propios, al igual que el
robo, el saqueo y la violencia directa sobre los productores es la
forma en que se manifiesta la lucha por la imposición del señorío;
el desconocimiento por parte del señor de eventuales franquicias
otorgadas por la monarquía se inscribe en el marco del combate
señorial por la apropiación de la jurisdicción regia; la división de
las comunidades en parcialidades, que multiplica la violencia a nivel
local y estimula el enfrentamiento entre vecinos, obstaculizando el

287
desarrollo de la lucha de clases, responde a la facultad de elección
de señor.
Las particulares estructuras de clase condicionan en cada
caso la práctica campesina de la cual depende el desarrollo de la
diferenciación social. Este último proceso, que expresa la dinámica
del sistema, puede considerarse entonces lógicamente conectado
con la estructura del feudalismo en sus diversas variantes.
Estas consideraciones conducen al problema general de las
condiciones de posibilidad de un proceso de diferenciación social.
La literatura especializada ha vinculado esas condiciones al declive
del feudalismo. Brenner ha llevado este planteo a su formulación
extrema, al negar toda posibilidad de acumulación en sociedades
dominadas por una lógica precapitalista.59 Dobb y Hilton
argumentaron en cambio que la diferenciación social acompaña
la desintegración del feudalismo (Kosminsky incluso plantea que
la acumulación tiene un primer desarrollo dentro del modo de
producción feudal), y que se desplegará plenamente en la medida
en que los productores logren liberarse del control señorial, proceso
que se verifica en la Inglaterra del siglo XV y que es producto de
la lucha de clases. (En el caso de Castilla la redistribución de la
renta a favor del campesino se confirma parcialmente cuando
los pecheros ricos se sustraen del sistema tributario mediante la
exención o liberan de renta prácticamente la totalidad de sus bienes,
constituyendo un régimen de producción simple de mercancías.)
La esencia del planteo se encuentra en la obra de Lenin, que asocia
las condiciones de la diferenciación social al grado de influencia de
las instituciones señoriales, que es nulo en Norteamérica, donde
se daría la expansión plena de la diferenciación social, y débil en
las regiones de Rusia donde se constata la descomposición del
campesinado.
En la Castilla del siglo XV, tal como hemos planteado al inicio
de este estudio, no se verifica una declinación de la servidumbre.

59
BRENNER, R. The Low Countries in the Transition to Capitalism. Journal
of Agrarian Change, 1, n. 2, 2000.

288
Se constata, no obstante, un proceso avanzado de diferenciación
social en algunas áreas. Estas áreas no se caracterizan por una
situación de feudalización débil; al contrario, corresponden a las
estructuras de señorío de mayor volumen de renta, más sólidamente
implantadas y con más amplio desarrollo jurisdiccional: los
grandes concejos de realengo y de particulares del sur del Duero.
Se ha considerado a la behetría como la forma señorial que más
obstáculos presenta a la diferenciación social. No hay sin embargo
entre las especies de señorío castellano una estructura política de
mayor inestabilidad: el señorío singular aparece sujeto a principios
electivos y a definición constante entre múltiples poderes y no
comprende la justicia superior, concretándose además el dominio
sobre núcleos agrarios independientes y de escaso volumen de
renta. Los intentos señoriales por forzar la conversión en solariego,
por obtener derechos de justicia en el lugar o por imponer nuevas
rentas remiten incluso a los periodos de concentración de violencia
que los historiadores describen cuando refieren la implantación
del señorío banal; también en behetrías la imposición del señorío
superior se produce en un contexto de lucha de clases y conflicto
internobiliario. Las condiciones de posibilidad de la diferenciación
social no responden entonces al grado de consolidación de las
estructuras feudales, ni suponen tampoco necesariamente su
debilitamiento. Son las estructuras específicas de coerción las que
interfieren la práctica social de las comunidades o proporcionan a
los productores directos la autonomía necesaria para desarrollar
procesos de diferenciación social, autonomía que en otras regiones
se alcanza mediante la lucha de clases, como lo ilustra el caso de
Inglaterra. La acumulación se presenta entonces como un proceso
contingente, que puede desarrollarse en sociedades plenamente
feudalizadas, aunque bajo ciertas condiciones, en nuestro caso
una forma de gestión del señorío cuyo rasgo principal es el
protagonismo político del campesinado. Esta conclusión surge
del análisis comparativo, que ha puesto en evidencia un conjunto
de contrastes, a partir de los cuales hemos obtenido una hipótesis

289
general, conociendo a través de las diferencias.

Bibliografía

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