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REVOLUCIONES EN
AMÉRICA LATINA EN
EL SIGLO XX
Trabajo Fin de Grado
Grado en Historia
Oviedo
Junio 2019
Índice
Introducción ........................................................................................... 2
El neopopulismo .......................................................................... 10
Colombia .............................................................................................. 20
Perú ...................................................................................................... 27
Brasil .................................................................................................... 34
MST ............................................................................................ 36
Conclusiones ......................................................................................... 39
Bibliografía........................................................................................... 42
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Introducción
El marco cronológico escogido ha sido el siglo XX, ya que fue un periodo de especial
agitación agraria dentro del continente, principalmente en la segundad mitad del siglo.
Además, el movimiento campesino latinoamericano continua vigente en la actualidad. La
amplitud territorial hace que la horquilla geográfica sea de una magnitud inasumible, por
lo que, dada la extensión que debe de tener el proyecto quedará constreñida únicamente a
tres casos prácticos, Brasil, Perú y Colombia. Para poder llevar a cabo un análisis óptimo
sobre el campesinado y los movimientos sociales en América Latina sería necesario
analizar cada caso de forma individual, ya que en cada uno de ellos actúan diferentes
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variables. Aun así, la elección de estos tres países se debe principalmente a que son
representativos de la situación campesina en Latinoamérica debido a sus contextos tan
variados, a pesar de sus aparentes similitudes. En cada uno de estos tres países han tenido
lugar una serie de movilizaciones campesinas dentro de sus fronteras a lo largo de su
historia, por lo que nos centraremos en un movimiento concreto en cada caso. Esto se
realizará de forma cronológica. Comenzando con Colombia y los movimientos campesinos
que se remontan a las protestas de las bananeras en los años treinta y la posterior formación
en los años cuarenta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En
segundo lugar, se verá Perú y el movimiento campesino que se produjo en La Convención
a mediados de 1960. Finalmente, el caso más reciente tiene su génesis en Brasil durante
los años ochenta, es el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, conocido como
MST.
Las fuentes utilizadas han sido íntegramente bibliográficas. Aun así, se ha llevado a
cabo un recorrido desde las primeras teorizaciones de Marx y la denominada Antigua
Tradición de Estudios Campesinos, pasando por los grandes teóricos de la cuestión agraria
y el resurgir de esta gracias la Nueva Tradición de Estudios Campesinos, hasta llegar a las
publicaciones más recientes de la revista Sem Terra, que a día de hoy sirve de altavoz para
dar a conocer la situación del proletariado agrario brasileño.
Otros teóricos también han dado una perspectiva diferente a la conceptualización del
campesinado. Para el sociólogo polaco, Theodor Shanin, los campesinos son un conjunto
de pequeños productores agrícolas cuyo trabajo es realizado de manera familiar. Además,
cuentan con unos medios de producción poco complejos. La producción está destinada
principalmente a autoabastecer sus necesidades, así como cumplir con los deberes
contraídos con las elites económicas y políticas. En esta definición, Shanin nos aporta un
rasgo esencial, y es la relación que tiene el campesinado con su unidad de producción que
es la familia, pero también con el resto de la comunidad campesina.
Sin duda un elemento que diferencia a las sociedades agrarias del resto es su modo
de explotación, el cual puede variar dependiendo de la estructura. A. Stinchombe propone
diferentes formas de organización del trabajo en las comunidades campesinas, las cuales
serán determinantes a la hora de articular las relaciones sociales de la comunidad. La
primera de ellas es el sistema de hacienda, donde se combinan las pequeñas parcelas para
el autoconsumo del trabajador con las grandes propiedades pertenecientes generalmente a
un terrateniente, cuya producción está destinada a los intercambios de carácter comercial.
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Otra estructura sería la tenencia de tamaño familiar, que tiene dos variantes en las cuales
el campesino puede ser propietario de la tierra o simplemente un arrendatario de la misma.
De gran relevancia es en la actualidad el sistema de plantación, donde la propiedad de la
tierra está en manos de empresas multinacionales, los trabajadores son proletariado
agrícola y el total de la producción va destinada al mercado. El último de estos modelos de
explotación es el sistema de rancho, donde primaría la ganadería frente a la agricultura y
los trabajadores serian asalariados (Stinchcombe, Sevilla Guzmán 1983:61).
Únicamente serán motivo de reseña las discusiones teóricas que se han realizado a
partir del siglo XIX por autores cuyas contribuciones a la tradición intelectual de los
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estudios campesinos han tenido mayor relevancia. Estas se detallarán de forma somera, tan
solo se recogerán los puntos principales y las líneas ideológicas que vertebraron sus
estudios.
Otras obras del filósofo alemán también nos pueden aportar información sobre la
cuestión campesina, títulos como El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, La guerra
civil en Francia o Las luchas de clases en Francia nos llevan a diversas consideraciones
acerca del campesinado como clase. Marx entiende la propiedad parcelaria como un modo
de producción integrado por campesinos, los cuales son una “clase en si” ya que viven bajo
situaciones económicas similares que los distinguen de otras clases, tienen una serie de
intereses comunes, unas formas de vida análogas y comparten cultura, empero, con escasa
interacción entre ellos como consecuencia de este modo de producción que los aísla a unos
de otros. Esto tiene como consecuencia directa la ausencia de una lucha conjunta en pos
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de una serie de intereses comunes, efectuándose así la lucha de clases y constituyéndose
como “clase para sí”, extendiendo el conflicto de la esfera laboral a la política (Hobsbawm,
Alavi 1976:53).
“En los países capitalistas, aun en aquellos de industria más desarrollada, quedan
todavía, junto a las empresas capitalistas agrícolas e industriales, numerosas
manifestaciones de tipo artesano y campesino, basas en el régimen de producción
simple de mercancías” (Luxemburgo, en Sevilla Guzmán 1990:207)
De gran interés para la cuestión campesina son las aportaciones realizadas por
Friedrich Engels, para quien la pequeña explotación agrícola era de un residuo histórico de
un modo de producción caduco, y al igual que Marx, consideraba que ineluctablemente
desaparecería, ya que la gran explotación capitalista sustituiría a la pequeña propiedad
campesina. Una de las características del campesinado es la propiedad individual, mediante
la cual está unido al capital comercial, financiero e industrial (Colino Sueiras 1983:60),
por lo que para liberarlo de este el primer paso sería finalizar con su estatus socio-
económico.
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como modo de producción es transferir los medios de producción a los productores como
propiedad colectiva:
“En nuestro partido no hay lugar para el campesino que quiere que le eternicemos
su propiedad parcelaria, como no hay tampoco para el pequeño maestro artesano
que quiere eternizarse como maestro.” (Engels, en Colino Sueiras, 1983:60).
Engels atacó tanto a los socialistas franceses, como Jaurès y Lafargue, como a los
miembros del SPD, ya que mientras que estos pretenden un acercamiento a los pequeños
campesinos alemanes, Engels aboga por establecer relaciones con los trabajadores
asalariados de las grandes explotaciones capitalistas, el proletariado agrícola. Mientras que
Marx, durante su etapa final, llegó a considerar importante atraer al campesinado a la lucha
proletaria, Engels que terminaría desapareciendo gracias al desarrollo de las fuerzas
productivas en la agricultura al tratarse esta de residuo histórico.
Dentro de las corrientes que abordan la cuestión agraria, destacan los planteamientos
teóricos del marxismo agrario, cuyo origen se encuentra en la obra de Engels, de 1884, El
origen de la familia, la propiedad y el Estad. Sin embargo, los principales constructores
de este marco teórico acerca del campesinado son Lenin, a través de su análisis sobre cómo
se forma el mercado nacional, El desarrollo del capitalismo en Rusia, y Karl Kautsky con
su obra La cuestión agraria. Ambos autores pretendían explicar la evolución y
funcionalidad de la agricultura dentro del capitalismo, ya que creían que la teoría marxista
era poco prolifera en este ámbito.
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producción agrícola capitalista denominados “saqueo del trabajo”. No será hasta la
revolución de 1905 cuando cambie su pensamiento acerca del campesinado y vea que el
sector agrario ruso se semejaba más al modelo de supervivencias feudales que al modelo
de producción capitalista, pudiendo así llegar a ser un aliado de la causa socialista.
En 1899 Karl Kautsky elabora La cuestión agraria donde tomó como ejemplo
Alemania para explicar la penetración del capitalismo en la agricultura. Kautsky ve en la
concentración de producción la eliminación de la producción de bienes de escaso valor
añadido, esto en la agricultura supondría la aniquilación del campesinado y la polarización
del mismo en proletariado rural y capitalismo agrario, lo que se conoce como teoría de la
polarización (Sevilla Guzmán 1990:212).
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Al igual que Lenin, Kautsky también duda del papel que desempeñará el
campesinado en proceso hacia el socialismo. Planteaba que este podría llegar a ser
contraproducente ya que era visto como una fuerza conservadora, por lo que los socialistas
concluyeron que era mejor neutralizar al campesinado que movilizarlo (Alavi, Shanin
1988:47).
El neopopulismo
Un punto clave dentro del análisis que hace Chayanov de las pequeñas explotaciones
familiares agrícolas es que las sitúa como un modelo productivo que no se asemeja a la
agricultura capitalista a pesar de estar en un ambiente económico dominado por la
economía de mercado. Por lo tanto, la economía campesina no puede analizarse con los
conceptos de la economía clásica, así que es necesario crear una metodología propia para
el estudio del modo de producción campesino. Asimismo, también subraya que no por no
tratarse de un modelo económico no capitalista es feudal.
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pueden llegar a competir con la agroindustria; cuyos trabajadores son mano de obra
asalariada, lo que ha llevado a esta última a retirarse en muchas ocasiones y dejar la
producción a los propietarios la actividad agraria (Shanin 1988:45). En este ámbito de
trabajo la lógica capitalista fracasa porque no es capaz de entender cuál es el método de
trabajo empleado por las pequeñas familias agrícolas, las cuales cuentan con una mano de
obra flexible integrada tanto por los miembros de la estructura familiar como por vecinos
de dicha explotación que se prestan de forma desinteresada a la cooperación.
Dentro de las obras del autor ruso, destaca Le teoría de la economía campesina, en
la que pretende explica cómo desarrollar la economía campesina familiar mediante tres
acciones: la formación de cooperativas rurales, los óptimos diferenciales y la cooperación
vertical (Shanin 1988:150). En esta última se aboga por una optimización de las unidades
productivas frente a la maximización de las mismas. Lleva a cabo una defensa del
cooperativismo rural en el cual imperase una democracia de base desde abajo donde el
campesinado regulase sus propias fórmulas de acción para mantener y garantizar la
socialización del trabajo.
Como hemos visto, los planteamientos teóricos acerca de la relación del sistema
económico capitalista con el campesinado y el devenir de este han sido diversos. Mientras
que a finales del siglo XIX e inicios del XX se especulaba con la posible desaparición del
pequeño campesino o su conversión en proletariado agrícola, vemos como a día de hoy
sigue perviviendo la pequeña unidad agrícola de carácter familiar gracias a las resistencias
anteriormente señaladas y que son inherentes a este modelo de producción. El proceso de
globalización y deslocalización empresarial ha traído consigo un aumento de la
expropiación de tierras y la conversión de pequeños propietarios en proletariado rural,
principalmente en aquellas zonas menos desarrolladas económicamente, como es el caso
de América Latina. Paralelamente a este hecho los terratenientes locales han llevado a cabo
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una progresiva apropiación ilegal de las tierras comunales, lo que ha dado lugar al aumento
de campesinos sin tierra. A pesar de estas situaciones que tiene lugar en la actualidad es
significativo el número de pequeñas explotaciones de carácter familiar que resisten a día
de hoy y su importancia tanto como actor económico como social, siendo en la mayoría de
los casos la voz del descontento con la situación del campesinado y en última instancia
instigadores movimientos sociales de base campesina.
Movimientos campesinos
La segunda etapa hará referencia al siglo XIX, caracterizado por la consolidación del
modo de producción industrial en detrimento de la agricultura, que pasa a ocupar un
segundo plano en la actividad comercial. Finalmente, una tercera etapa, ya en el siglo XX,
que es la industrialización de la agricultura, momento en el que esta queda totalmente
supeditada al capital. Las relaciones de producción capitalista tienen como primer espacio
de actuación el ámbito rural, pasan al mundo urbano donde penetran en el artesanado;
siendo allí donde el capitalismo lleve a cabo su perfeccionamiento y consolidación, para
finalmente apoderarse de toda la vida social (Amin, Vergopoulos 1980:22).
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caracterizaban por el aislamiento, aunque en ocasiones se organizaban en pequeñas
comunidades. La causa de las protestas era una alteración de las condiciones habituales en
las que se desarrollaba la vida de la comunidad (Guillem Mesado 2003:9), aunque debemos
de tener en cuenta que generalmente hay insatisfacciones más profundas que aquellas
expresadas en la protesta mayoritaria (Pérez Yruela 1979:249). Los métodos empleados
para reivindicar eran principalmente violentos y desorganizados, no obstante, llegaban a
formarse estructuras más complejas de forma coyuntural, las cuales desaparecían una vez
había finalizado las reivindicaciones. Estas iban dirigidas a los propietarios tanto laicos
como eclesiásticos hasta la consolidación de los Estados en la Edad Moderna. A finales de
la Edad Moderna e inicios de la Contemporánea las protestas tendrían como principal
motivo el brusco cambio económico que se produjo al pasar de una sociedad tradicional a
una donde prima el capitalismo, el paso de una economía de autoconsumo a una economía
de mercado (Pérez Yruela 1979:251). La respuesta a estos sucesos era o la atención de las
quejas presentadas o la represión mediante la violencia.
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que únicamente un líder externo puede dirigir las sublevaciones aprovechándose del
descontento y la inexperiencia del campesinado (Wolf, en Pérez Yruela 1979:266). Aquí
se abriría un debate histórico, en el que novamos a profundizar, donde se discute acerca de
la necesidad de la clase trabajadora de un dirigente del exterior que encabece la lucha.
Dentro del campesinado, será el proletariado rural el grupo en el que más fácilmente
podría desarrollarse la iniciativa para la acción colectiva, ya que su situación de trabajo es
similar a la del proletariado industrial, pero este tiene una serie de dificultades. Una de
ellas es su situación de extrema pobreza, lo que le hace tener una gran dependencia del
propietario, pues es de este de quien estriba su subsistencia. La otra es la dificultad que
tiene proletariado agrícola para adquirir una clara conciencia de clase (Pérez Yruela
1979:261). Para que esto último ocurra los trabajadores deben pasar un proceso individual
de autoreconocimiento de que su situación es similar a la de cada uno de sus compañeros.
Será en este grupo social en el que se apoyaran partidos y sindicatos para llevar a cabo las
reivindicaciones.
Una tendencia que se puede incluir dentro de los movimientos de carácter agrícola
es el milenarismo y los movimientos campesinos de carácter utópico, muy ambiguos
respecto a los cambios que se producirán y cómo estos se llevarán a cabo. Todos ellos
tienen un trasfondo de insatisfacción con el presente. Además, cuentan con una base
religiosa y consideran próxima la venida del fin del mundo cuya consecuencia será la
transformación absoluta de la vida de las personas. Estos grupos milenaristas solían estar
dirigidos por un líder carismático. El milenarismo no es un movimiento revolucionario per
se puesto que carece de un ideario revolucionario, de una metodología de actuación y de
una estructura sólida acerca de cuál será la sociedad resultante tras dichos cambios
(Guillem Mesado 2003:78).
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autoridades. Pero estos bandoleros no pretendían erradicar los motivos por los que se
producían las injusticias, por lo que no se puede decir que inicialmente son reformistas, no
revolucionarios (Hobsbawm 2018:148). Sin embargo, el bandolerismo puede acabar
convertido en movimiento revolucionario cuando se convierte en un símbolo de resistencia
contra los atropellos cometidos contra los trabajadores rurales. El bandolerismo social ha
ido evolucionando a lo largo del siglo XX y los sistemas agrarios modernos capitalista ya
no son las sociedades tradicionales campesinas por lo que dejan de producir bandidos
sociales (Hobsbawm 2018:147).
Pero ¿cuál ha sido el resultado obtenido por las distintas movilizaciones campesinas?
El éxito de las protestas campesinas se debe a que han contado con el apoyo de otros
sectores en la lucha contra un enemigo común. Aun así, a pesar del triunfo de dichas
movilizaciones este no ha hecho que el campesinado recupere una posición predominante
en la sociedad ni ocupe el poder, sino que sus éxitos han repercutido a pequeña escala
cambiando únicamente la situación a nivel local o regional. Es cierto que el campesinado
en otras ocasiones ha logrado cambiar el orden social, pero siempre con la ayuda
determinante de otras clases sociales. Además, las transformaciones sufridas son fruto del
cambio generalizado y de las decisiones tomadas por otros sectores respecto al
campesinado, no de este mismo (Pérez Yruela 1979:271).
Una vez planteados estos enfoques sobre el tema, veamos cómo se han desarrollado
los movimientos campesinos en América Latina, cuáles han sido sus etapas, motivos, y
formas de lucha y como se han abordado estas cuestiones desde el ámbito teórico. Además,
debe hacerse una breve mención a la compleja relación de Estados Unidos con América
Latina, la cual ha condicionado las movilizaciones que se produjeron en esta última.
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este periodo la tierra se convirtió en un recurso muy valioso y los precios de los productos
agropecuarios tenían un rendimiento económico constante, fundamentalmente los bienes
de exportación. Por lo que en este momento la lucha campesina se da esencialmente por la
propiedad de la tierra (Rubio Vega 2017:16). Durante esta etapa diferentes corrientes de
izquierda tienen su auge, como es el caso de los partidos de corte maoísta o trotskista, pero
estos fueron violentamente reprimidos por la implantación dictaduras, generalmente
militares.
Una de las causas por las que durante el periodo de los noventa resurge el
movimiento campesino es el debilitamiento de los grupos sindicales urbanos de la década
anterior (Petras 2000:33). A esto debe añadirse la decepción con los movimientos de los
ochenta ya que consideraban que estos habían tenido la oportunidad de ser revolucionarios
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y se quedaron en una mera transición democrática (Petras 2000:129), llegando muchos de
ellos a virar progresivamente hacia coaliciones parlamentarias de centro-izquierda
Dentro de las acciones extraparlamentarias que tienen lugar en América Latina las
más importante de todas ellas es la formación de grupos campesinos de autodefensa
armada los cuales no se deben confundir con guerrilla, aunque se puede dar el paso de la
primera a la segunda. Los grupos de autodefensa protegen intereses de carácter meramente
local mientras que la guerrilla tiene unos horizontes más amplios de transformación social.
Esta forma de actuar ha intentado ser controlada por los gobiernos y oligarcas mediante
innovación tecnológica y estrategia militar, como el cercamiento y hostigamiento con
contraguerrillas, como en el caso de las Contras en Nicaragua. Casi todas las guerrillas de
Sudamérica que han podido perdurar están formadas en su mayoría por población
campesina, por ejemplo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Perú; donde más del 90% de sus miembros son
de base agraria, o las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) en Venezuela
(Hobsbawm 2018:308-309).
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Pero no solo se lleva a cabo una lucha a través de la vía extraparlamentaria, sino que
diversos sindicatos y organizaciones de base campesina han intentado que tengan lugar
transformaciones el ámbito rural. A pesar de que estas actúan únicamente dentro del ámbito
nacional progresivamente hay una mayor interacción gracias a instituciones como la
Coordinadora Latinoamérica de Organizaciones del campo (CLOC) o a Vía Campesina
que fomentando una lucha campesina de carácter internacionalista.
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consiguiente reparto de la tierra de una manera equitativa, ya que esto evitaría tensiones
sociales que llegado cierto momento pretendan llevar a cabo una revolución con el fin de
acabar con el sistema económico imperante (Le Coz 1976:149). Además, uno de los
motivos principales de esta dominación es la necesidad de buscar mercados donde colocar
el superávit de capital y exceso de producción, y la salida más habitual se halla en
Latinoamérica.
Por otro lado, desde la historiografía más actual, estarían las teorías agrupadas bajo
el individualismo metodológico, dentro de las cuales distinguimos las aportaciones
norteamericanas con la Teoría de la Acción Colectiva y la Teoría de la movilización de
recursos. En Europa se elabora la Teoría de los Nuevos Movimientos Sociales (Esteve
2020:330), la cual se centra el ámbito cultural, ya no operan factores económicos sino
elementos identitarios como la cultura o el género, ya que la clase deja de ser el eje
articulador, estos movimientos serian transclasistas y socioculturales. Algunos autores
consideran que este tipo de interpretaciones permiten análisis profundos respecto a las
formaciones de identidad, pero debemos situarlas en un marco más amplio que es el
económico ya que es la columna vertebradora del poder y la sociedad. Por ello son
indisociables los movimientos de carácter agrario en América Latina y las fuerzas
económicas.
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modelos de cambio social ocurridos en otros países tienen dentro de Sudamérica. La otra
es la asombrosa divergencia entre lo que suponen dichos modelos en sus respectivos países
de aplicación y el contexto de Latinoamérica en el cual se proyectan. Las ideologías que
aplica América Latina no fueron diseñadas para este entorno por lo que se lleva a cabo una
readaptación de las mismas que las puede llegar a hacer difícilmente reconocibles
(Hobsbawm 2018:53).
Colombia
A pesar de este intento por mantener las explotaciones agrícolas de carácter familiar,
Colombia ha sido uno de los países de Latinoamérica en el que mayor presencia han tenido
las multinacionales estadounidenses llegando a suponer más de la tercera parte de las
empresas extranjeras que hay en el país. Estas estaban enfocadas esencialmente en la
extracción de materias primas para su comercialización en mercados internacionales.
Desde comienzos del siglo XX la zona de la costa del Pacífico al Caribe estuvo ocupada
por la United Fruit Company, esta franja de territorio se dedicó el monocultivo de bananas
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llegando Colombia en 1929 a ser el tercer productor de bananas del mundo. Además,
dichas empresas han estado condenadas por financiación de grupos armados ilegales,
tráfico de drogas y violaciones a los derechos humanos, como es el caso de Chiquita Brands
(Fajardo Sánchez 2011:7).
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huelga de trabajadores y la formación de grupos campesinos de autodefensa (Hobsbawm
2018:236).
Será durante este periodo de decrecimiento económico cuando tenga lugar el auge
del Partido Liberal, lo que intensificó la agitación campesina. Además, en esta década,
durante el gobierno de López Pumarejo, se intenta llevar a cabo una reforma social basada
en el apoyo popular. Dentro de este proyecto de reforma destaca la Ley de 1936 la cual
reconoció los derechos de los colonos además de establecer que toda tierra que no se
cultivase en un periodo de más de diez años pasaría a ser propiedad del Estado (Hobsbawm
2018:239). Ya en la década de los cuarenta el movimiento campesino perdió el apoyo del
gobierno que fue fuertemente presionado por la oligarquía terrateniente, por ello revirtió
la Ley de 1936 y volvió a dar el control de las tierras a los grandes propietarios.
Dentro del Partido Liberal destaca la figura de Jorge Eliecer Gaitán quien iba a ser
presidente de Colombia, pero su asesinato en 1948 lo impidió. Esto dio lugar a numerosos
disturbios en la capital del país los cuales se extendió a otras zonas, este momento se
denomina popularmente como Bogotazo. Dicho suceso desató un periodo conocido como
La Violencia, que es el proceso de pudrimiento de la vida social, política y económica del
país, que desembocó en una guerra civil entre conservadores y liberales, a pesar de que
esta no se había declarado oficialmente.
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La violencia eclipsó los movimientos campesinos y después de acabar la guerra civil,
en 1953, continuaba presente en gran parte del país. A pesar de ello en diversas zonas
rurales de Colombia el Partido Comunista tomó el control llegando incluso a formarse
cantones independientes. Los núcleos comunistas más significativos se encentraban en
Tolima, la zona de Cauca y la zona noreste, en los Llanos Orientales. Desde las montañas
centrales hacia las llanuras y la cuenca del Amazonas se fueron instalando grupos
campesinos independientes afines al comunismo. Estas zonas fueron, y continúan siendo,
base para el adiestramiento guerrillero debido a su difícil accesibilidad. La relativa
autonomía de estas áreas hace que resulten atractivas para el campesinado, aunque su gran
debilidad era que su proyección y horizonte político se centraba completamente local sin
pretensiones de superar estos niveles de administración.
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producción en el campo mediante la tecnificación y desarrollo acelerado del capitalismo
(Jaimes Galvis 2016:21). Otra medida de la administración Lleras Restrepo fue la creación,
entre 1966 y 1967, de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), la cual
tuvo un notable avance hasta 1971, dicha organización lideró numerosas ocupaciones de
tierras.
Podemos resumir las medias de la Reforma Agraria colombiana entre 1962 y 1982
del siguiente modo: 34.918 familias campesinas percibieron un total de 648.234 hectáreas
pertenecientes al Fondo Agrario Nacional, a razón de 18.5 hectáreas en promedio. También
se hizo entrega de 2.111.236 hectáreas carentes de dominio a 27.933 familias, lo que sería
aproximadamente 75.5 hectáreas por unidad de producción. El Censo Agropecuario de
1970 estimaba en 800.000 las familias sin tierra, lo que indicaría que la reforma agraria
sólo benefició al 4.36 % de las familias potenciales para adjudicación de tierras por la
Reforma Agraria. (Arango Restrepo 1986:175)
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bibliográfica precisa ya que es un movimiento que a día de hoy continúa en plena
efervescencia social y política.
Durante el gobierno de Rojas Pinilla, este pide a las guerrillas campesinas que
entreguen las armas, asegurando que se llevará a cabo una amnistía a todos aquellos que
hayan participado en la lucha armada. Sin embargo, los campesinos comunistas de
Cundinamarca, Tolima, Santander, Antioquia y el Huila, se niegan a entregar sus armas
continuando con su proceso de crecimiento y consolidación, aumentando la fuerza del
movimiento mediante la anexión de guerrillas liberales cercanas a su zona de influencia
(Pataquiva 2009:158).
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constituyéndose en Repúblicas Independientes con una alta capacidad de acción
(Pataquiva 2009:160). Estas zonas comenzaron a preocupar al gobierno colombiano que
empezó a centrar su atención en ellas para llevar a cabo un control de las mismas y erradicar
el movimiento que allí se había asentado.
Las FARC-EP llevan a cabo una defensa de los derechos de los campesinos
asentados en los territorios de los terratenientes por ello sus acciones tiene lugar en ámbito
rural. Una de las primeras actividades, quizá una de las más importante, se produce en julio
de 1964 cuando aprueban el "Programa agrario de las guerrillas". En este se plantea la
lucha por una reforma agraria revolucionaria que erradique las bases de la propiedad
latifundista y entregara la tierra al campesino garantizando las condiciones para su
explotación económica. Permitiendo desde un comienzo ver que la organización armada
da prioridad a la tierra como elemento fundamental de su lucha (Pataquiva 2009:162).
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Acuerdos de La Uribe, este acuerdo buscaba el compromiso de un alto el fuego tanto por
parte de las FARC-EP como de las autoridades gubernamentales y paramilitares.
Perú
Otro de los casos prácticos seleccionado para poder ver la actividad revolucionaria
del campesinado en América Latina es Perú. Al igual que en Brasil en Perú nos
encontramos con diferencias internas dentro del territorio, mientras que en Brasil la zona
sur es más productiva que la zona norte, aquí se aprecia una evidente distinción entre la
zona costera y las zonas de la interior. A pesar de que las revoluciones campesinas tienen
un esencial factor de clase, en Perú el componente étnico es de vital importancia dado el
significativo número de población indígena en las zonas rurales. Pero si algo caracteriza el
movimiento campesino en Perú es la desmedida violencia con la que este se ha intentado
tanto llevar a cabo como controlar. A diferencia de Colombia donde nos encontramos una
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fuerte presencia del bipartidismo, en Perú proliferaban los diferentes partidos creados a
partir de escisiones, especialmente en el ámbito de la izquierda.
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ilegal debido a su actitud de franca oposición al desmontaje de las reformas iniciado por el
nuevo gobernante.
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Dentro del Partido Comunista de Perú - Bandera Roja surgieron dos escisiones, el
Partido Comunista de Perú - Patria Roja (PCP-PR) y el Partido Comunista de Perú -
Sendero Luminoso (PCP-SL). Este último fue fundado por el profesor universitario
peruano Abimael Guzmán, popularmente conocido como Presidente Gonzalo, en los
inicios de los setenta, pero desarrolló su actividad de forma más intensa en los años ochenta
cuando declaró la guerra al Estado de Perú. Sendero Luminoso reclutó para sus filas a
campesinos, pero también actuó duramente contra estos, así como contra infraestructuras
públicas y dirigentes sindicales. La violencia se extendió notablemente en el mundo rural,
por lo que se encontraban más en una situación de guerra que de reivindicación agraria lo
cual fue contraproducente y debilitó la lucha campesina. El objetivo del Sendero Luminoso
era acabar con las instituciones estatales consideradas burguesas y sustituirlas por un
régimen revolucionario campesino comunista cercano al concepto maoísta de Nueva
Democracia.
El caso de La Convención.
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El movimiento campesino de La Convención, provincia al norte del departamento
de Cuzco, fue el más importante en la década de los setenta dentro de Perú y quizá en todo
América Latina (Sereni, 1974:267).
Esta zona se caracteriza por la abundancia de tierras dominadas por las grandes
haciendas donde se pretendía desarrollar la producción mediante el arrendamiento laboral
de carácter neofeudal. En esta zona la mayoría de los campesinos son indios provenientes
del altiplano. Aun en los sesenta las mediciones sobre la extensión del territorio y el censo
sobre la población eran realmente deficientes y se consideran tan solo aproximaciones. De
vital importancia para entender el posterior desarrollo económico de la zona es la epidemia
de malaria de los años treinta que afecto a un 65,5% de la población (Sereni 1974:272), y
que haría de la escasez de mano de obra el principal problema de la agricultura. Debe
resaltarse el aislacionismo cultural y económico en el que se encontraba esta región, esto
se debe en gran parte a las deficientes comunicaciones que la conectaban con el reto del
país (Sereni 1974:263), lo que hizo que se insertase en la economía mundial hasta casi
finales del XIX.
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escasez de mano de obra, por ello se intentó atraer a indios de las zonas más selváticas para
trabajar la tierra.
Los arrendires estaban sujetos a la tierra durante un periodo estimado entre nueve y
diez años, durante el primer año no se realizaban pagos de renta y tampoco durante el
periodo dedicado por los campesinos a acondicionar el terreno. La renta, llamada canon,
era variable pues aumentaba si la tierra se volvía más productiva. El canon de arriendo se
realizaba tanto a través de pagos monetarios como en trabajo. Además, este tipo de contrato
carece de garantía ya que podrían ser expulsados del territorio en cualquier momento si así
lo decidía el propietario.
Los trabajos que debían hacer para la hacienda eran muy diversos. Un ejemplo de
estos es la palla, que es la obligación de proporcionar una mujer recolectora de hoja de
coca para cada cosecha de coca. El maquipura o huata faena que es trabajo anual de un
mes aproximadamente sin retribución económica alguna. Además, el campesinado tenía el
deber de proveer a la casa del patrón de servicio doméstico femenino durante un periodo
de tiempo limitado, por el cual no recibiría ningún tipo de salario (Sereni 1974:284).
Dentro de sus obligaciones económicas estaba el herbaje que era una tasa sobre el ganado
que tenían los arrendires, así como pago por madera y otras materias primas que se
encontraban dentro de la hacienda. El trato vejatorio era muy usual, como el caso de la
carimba, que consistía en marcar a fuego a los campesinos las iniciales del propietario de
la hacienda, como si de ganado se tratase (Hobsbawm 2018:133),
32
momento álgido del movimiento fue en 1962 cuando comienzan a producir las primeras
escisiones dentro de movimiento comunista entre aquellos más ortodoxos y los que
consideraban que estos eran demasiado moderados y buscaban una lucha armada mediante
guerrillas.
Dentro de este último grupo destaca el revolucionario trotskista, Hugo Blanco cuyo
lema era “tierra o muerte”. Blanco creó la Federación Departamental de Campesinos un
grupo de autodefensa armado. Los sectores más moderados consideraban que la propuesta
de Blanco podría ser contraproducente y traer la represión. La ocupación de la tierra y
expulsión de los hacendados, aunque permitiendo la permanencia de los administradores,
se debe bastante a las iniciativas de carácter trotskista, aunque los marxistas ortodoxos
también la aceptaban (Hobsbawm 2018:208).
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marcha a otras tierras no era una opción contemplada. Por ello la organización colectiva
como forma de protesta vino dada desde fuera, por el Partido Comunista en 1934.
Brasil
En la agricultora brasileña conviven diversos tipos agricultores. Por ello desde los
distintos sectores del campesinado se lleva a cabo una lucha por la Reforma Agraria en
Brasil. Ejemplo de ello son organizaciones como Movimento de Mulheres Camponesas
(MMC), Pastoral da Juventude Rural (PJR), Coordenaçao Nacional das Comunidades
Quilombolas (CONAQ), Movimento dos Pequenos Agricultores (MPA) y el Movimento
dos Trabalhadores Sem Terra (MST). Centremos nuestra atención en este último en que ya
que es este el que en la actualidad tiene mayor poder de movilización.
Las revoluciones campesinas no son un fenómeno actual en Brasil, sino que cuentan
con un importante recorrido, además las luchas pasadas han servido de inspiración para los
movimientos campesinos vigentes en la actualidad. A inicios del siglo XX la empresa
estadounidense Brasil Railway Company fue la encargada de construir el ferrocarril desde
Sao Paulo a Rio Grande do Sul. Para ello las tierras fueron asoladas y muchos de los
trabajadores rurales se quedaron sin sus tierras a causa de la expropiación lo que provocó
masivas protestas en el mundo agrario. También en esta época nos encontramos con
importantes actuaciones del bandolerismo social que fueron duramente reprimidos, como
en el caso de los cangaçeiros.
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de corte marxista. Otro movimiento es el del Movimento dos Agricultores Sem Terra
(MASTER) apoyados por el Partido Trabalhista Brasileiro (PTB). En 1963 nació la
Confederação Nacional dos Trabalhadores na Agricultura (CONTAG) (Mançao Fernandes
2000:33-35). Pero con el golpe militar de 1964 y la implantación de la dictadura todas estas
agrupaciones fueron borradas del panorama político y la situación del campesinado
empeoró aún más debido a las medidas económicas de corte liberal tomadas por el
régimen. En 1969 se creó la guerrilla de Araguaia integrada por varios militantes del
Partido Comunista Brasileño (PCB) de tendencia maoísta. La guerrilla llevó a cabo la
ocupación de tierras de la región de Tocantis, durante varios años tuvo lugar una guerra de
guerrillas hasta finalmente ser desarticulados por el ejército en 1974.
La primera Ley Agraria se promulgó en 1964 bajo la dictadura militar. Está afectaba
principalmente a latifundistas y grandes propietarios, pero no se llegó a aplicar. Con la
llegada de la democracia en 1985 se creó un Ministerio de la reforma agraria y el primer
Plan de la Reforma Agraria, pero de las medidas que se pretendían llevar a cabo solo se
cumplieron un en un 10%.
MST
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apoyo fundamental para la creación del MST es la Iglesia de base, a través de la Comisión
Pastoral de la Tierra (CPT) muy vinculada; a la ya mencionada Teología de la liberación.
La lucha principal del MST se centra en el reparto de las tierras improductivas de los
latifundios irregulares. Pero este tiene un trasfondo mayor ya que no es un movimiento que
busque la mera supervivencia del proletariado agrícola sino la plena transformación de la
sociedad. Es evidente el reparto desigual de tierras ya que veinte latifundistas tienen la
misma propiedad que 3.300.000 pequeños agricultores, el 0,9% controlan el 44% de las
tierras mientras que el 90% solo tienen el 21% (Arnáez, Arjona 2002:29).
Los motivos por los que se inició la actuación del MST fueron varios. Por un lado,
el incumplimiento de las promesas del presidente Fernando Collor; entre 1990 y 1992,
quien había asegurado que daría tierras al campesinado. Por otro lado, la llegada al poder
de Fernando Henrique Cardoso muy vinculado a las fuerzas políticas derechistas y
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conservadores además de sus relaciones con las multinacionales y el Banco Mundial. Otro
motivo fue la desmoralización sufrida tras la derrota del Partido de los Trabajadores (PT)
en las elecciones presidenciales de 1995. Muchos miembros del MST abogaban por una
política más radical, activa y directa que la desarrollada por el PT. Además, consideraban
que las condiciones en el campo eran ya favorables para dar comienzo a las ocupaciones
(Petras 2000:38). Si bien es cierto que el MST ha manifestado su apoyo al ex presidente
brasileño Lula da Silva, entendiendo que este sería un articulador de cambios económicos
y sociales en Brasil, nunca se ha mostrado dependiente de ningún partido, sindicato, ONG
o institución religiosa manteniendo así en todo momento su autonomía.
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movimientos sociales de América Latina demuestra la suerte que suelen correr los lideres
únicos de un movimiento, la muerte, la traición al movimiento o el personalísimo.
El MST recibe una gran influencia de la revolución cubana. Por ello no solo llevan
a cabo una conquista de la tierra, sino que se encargan de otro tipo de cuestiones sociales
como es la salud de sus miembros o la formación educativa y política de estos.
Conclusiones
La pretensión inicial de este trabajo era llevar a cabo un estado de la cuestión acerca
de la situación del campesinado en América Latina. El cual ha sufrido a lo largo del pasado
siglo XX, y continua a día de hoy, un proceso de cambio significativo debido a la
penetración del capitalismo en sus estructuras. Con el deseo de conocer cuáles han sido las
repuestas a tal fenómeno se ha elaborado un breve análisis de los movimientos campesinos
que han tenido lugar, y aún perviven en la actualidad, en los países de Brasil, Perú y
Colombia.
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ha producido una mayor relación entre los campesinos, llegando a tomar plena conciencia
de su situación de opresión y subordinación para con los poderes económicos y políticos.
En otros casos son agentes externos como partidos políticos o sindicatos los que se
acercan al mundo rural y facilitan esta conexión y movilización. Esto nos llevará a otra de
las grandes cuestiones acerca del movimiento campesino y es si realmente es necesaria la
presencia de un líder carismático externo al campesinado que facilite su movilización y
cohesión. Teniendo en cuanta los casos anteriormente analizados vemos que ninguno de
los precursores de los movimientos campesinos más significativos es un trabajador de la
tierra, bien sea como propietario o jornalero. En el caso de Colombia el histórico líder de
las FARC, Pedro Antonio Marín, más conocido como Manuel Marulanda o Tirofijo, si
procedía de una familia campesina, de tradición liberal, pero este no había trabajado nunca
como campesino, sino que desempeñó diversos empleos en el ámbito urbano. Similar es la
situación de Abimael Guzmán dirigente de Sendero Luminoso quien era profesor de
filosofía en la Universidad de Lima. En Brasil nos encontramos con Joao Pedro Stedile, el
rostro más conocido del MST, es licenciado en economía y mantiene una fuerte trayectoria
ligada a los movimientos sociales y la política ya que también es miembro del Partido de
los Trabajadores.
En el caso de Brasil no puede considerarse a Stedile como un líder único, sino que
la dirección del MST ha optado por un liderazgo conjunto evitando así que se reproduzcan
los errores que han tenido lugar dentro de la lucha campesina en Latinoamérica, como es
el del personalismo. Además, esta bifurcación de la dirección dificultará que se lleven a
cabo asesinatos contra los máximos dirigentes del movimiento ya que desde las esferas de
poder se ha producido una autentica persecución con el fin de acabar con la cabeza visible
para así desarticularlo.
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bidireccional y en casos como los de Colombia y Brasil, especialmente en este último, se
ha llevado a cabo una persecución al campesinado tanto por parte de las autoridades
gubernamentales, como de forma privada por terratenientes y grandes propietarios que
también han propiciado la articulación de grupos armados para acallar la protesta
campesina.
Uno de los síntomas más significativos que se ha podido apreciar dentro del
campesinado latinoamericano, especialmente en Perú, es la penetración de la corriente
maoísta un muchos de los partidos políticos y sectores agrarios. Pasando así de una deriva
presoviética a acercarse más a los postulados de Mao los cuales tenían una clara óptica
campesinista. También ha tenido una influencia significativa el Movimiento 26 de Julio y
la Revolución Cubana de 1959, la cual ha servido de inspiración y horizonte a los
movimientos campesinos en Sudamérica. Esta es sin duda un paradigma de cambio social
encumbrado a través de una revolución de carácter socialista que es a la que los países
latinoamericanos han aspirado desde mediados del siglo XX.
No se pueden abordar los problemas del campesinado en América Latina sin insertar
a este en el sistema económico mundial dentro del cual requiere especial mención su
relación con Estados Unidos. Los intentos del país anglosajón por llevar a cabo acuerdos
de libre comercio con el resto del continente han sido constantes pues es conocedor de las
ventajas económicas que estos supondrían como es el caso de la fallida Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA) de 1994. Actualmente los intercambios comerciales se
rigen por los Tratados de Libre Comercio entre América Latina y Estados Unidos los cuales
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son desiguales y la balanza se inclina favorablemente al lado estadounidense (FAO 2012).
Por este motivo se han desarrollado numerosas organizaciones internaciones de carácter
comercial; de las cuales ha quedado excluido Estados Unidos, como son la Comunidad
Andina (CAN), Mercado Común del Sur (Mercosur) o el Foro para el Progreso de América
del Sur (Prosur).
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