Está en la página 1de 3

Nombre: Leidy Paola Salguero Benavides Clase: Historia de América III

Halperin Donghi, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza Editorial, S. A.,
1969.
Tulio Halperin Donghi fue un historiador argentino que se destacó en el estudio de la historia argentina y en
general latinoamericana, especialmente para el periodo de independencias. Obtuvo su doctorado en Historia
por la Universidad de Buenos Aires, asimismo ejerció como docente en dicha institución, también en la
Universidad de la Plata y en la Universidad de Berkeley (entre otras destacadas). Entre su trabajo sobresalen
de forma especial textos como “Revolución y guerra: formación de una élite dirigente en la Argentina
criolla”; “Una nación para el desierto argentino” y finalmente “Historia contemporánea de América
Latina”.
En “Historia contemporánea de América Latina” Donghi busca ofrecer una historia de la América Latina
que parta de la crisis de independencias (siempre en relación con el pasado colonial con sus repercusiones e
influencias) y que observe las transformaciones ocurridas a partir de este fenómeno, intentando siempre
comprender los diversos procesos que aparecen como raíces casi que explicativas de la realidad
contemporánea de la región. Por medio de un método que pretende encontrar lo unitario por medio del
entendimiento de lo fragmentario se dispone a desentrañar el carácter histórico de los procesos seguidos por
los diversos países que conforman América Latina. Es entonces, a grandes rasgos, una investigación que se
propone brindarle al lector una posible comprensión de la actualidad latinoamericana por medio del análisis
de sus raíces históricas.
En cuanto a la estructura del texto, este se encuentra divido en tres grandes partes. La primera parte, dedicada
al estudio del paso del orden colonial al neocolonial, ocupa tres capítulos; la segunda, que estudia el orden
neocolonial, esta conformada por dos capítulos y la tercera, que da muestra del agotamiento del orden
neocolonial, también tiene dos capítulos. Cada una sigue un orden cronológico que parte del estudio del
orden colonial y culmina con una evaluación más reciente que se ubica en el siglo XX.
Ahora bien, en el presente trabajo solo se hará referencia a las dos primeras partes que son las que abarcan,
a grandes rasgos, el siglo XIX. Se debe tener presente que el autor parte de una interesante afirmación según
la cual, en América Latina, con la ruptura del pacto colonial se da paso a un nuevo orden, en el cual se
presentan reminiscencias del anterior y se da una especie de tensión, pero al mismo tiempo
complementariedad entre las ideas que querían dejar atrás el pasado tradicional y las que querían entrar de
lleno en la “modernidad”. Dicho nuevo orden no beneficiará a los territorios latinoamericanos, sino que
fortalecerá el dominio que sobre ellos ejercían las metrópolis que ostentaban el poderío económico para el
momento. Sumado a ello, la respuesta dada a este segundo pacto o nuevo orden por parte de los territorios
latinoamericanos se enfocó en la búsqueda de nuevas soluciones que lograran un equilibrio ante la
desigualdad y prácticamente que dependencia (principalmente) económica que se presentaba. Es así como
se produce el marco de conformación de una América Latina profundamente desigual entre sus mismos
territorios y claramente a nivel mundial, lastre que por demás aún hoy sigue cargando y trata de solucionar
con precariedad.
Ahora bien, en la primera parte, “Del orden colonial al neocolonial” específicamente en el primer capítulo,
el autor da cuenta del legado colonial, mostrando las continuidades que se presentaron con el paso de un
viejo orden al otro más reciente. Señala cómo se siguió presentando una dependencia a nivel económico
frente a otros territorios, conservándose sin mucha diferencia las tradicionales actividades económicas de la
colonia: la minería, la agricultura y en menor medida las actividades artesanales. Muestra a su vez cómo la
riqueza producida por estas actividades siguió sin beneficiar a los territorios productores en cuestión sino a
entes externos. De igual manera da cuenta de cómo a nivel social se mantuvo una diferenciación racial y de
castas, y asimismo señala la continuidad en la deficiencia en materia de comunicaciones y transportes.
Lo que hace interesante su análisis en este capítulo, es que después de una descripción general de la situación
a nivel latinoamericano pone en perspectiva cómo se dio esta transición hacia un nuevo orden en los
territorios particulares que conforman la región, dando cuenta de las diferencias entre los distintos procesos
y sus complejidades respectivas. En añadidura, es de destacar la mención que hace del caso brasileño, que
le da herramientas de comparación con el conjunto y dota a su estudio de un campo de análisis mas amplio
que le permite llegar a nuevas conclusiones. Finalmente, el que señale de forma especifica las continuidades
que se presentaron con el pasado colonial, permite entender como a lo largo del periodo estudiado no es
posible ignorar las numerosas herencias dejadas por el antiguo orden, señalando su vigencia y relevancia en
el desenvolvimiento de los procesos posteriores.
Ya en el capitulo dos, se ocupa de responder a la pregunta de por qué se produjo la crisis de la independencia,
aventurando como hipótesis la reformulación del pacto colonial, siendo las luchas por la independencia las
luchas por un nuevo pacto; también la crisis y debilidad de la metrópoli y su incapacidad desde el siglo
XVIII para mantener un control adecuado de sus colonias. Sin embargo, es cuidadoso en señalar las
complejidades del proceso en cada territorio, para lo cual hace un estudio de cada caso particular, incluyendo
también el ejemplo brasileño. A grandes rasgos, en palabras del autor, es posible percibir el agotamiento del
orden colonial para la generalidad de América Latina, el antiguo modelo se perfilaba como inviable y la
búsqueda de nuevos modelos se hacía cada vez más necesaria.
En el capítulo tres se ocupa de señalar el proceso de larga espera para la consolidación del nuevo orden,
ubicándola en un periodo que va de 1825 a 1850. ¿Por qué se dio esta larga espera? Es la pregunta que el
autor busca responder en esta sección. Algunas de las respuestas que aventura dan cuenta de una inadecuada
interpretación de la realidad creada después de las independencias, con la instauración de modelos liberales
que se quedaban en la letra, pero nunca llegaban cabalmente a la práctica y que tampoco plantaban cara a
las necesidades de la sociedad del momento. Sumado a estos factores se encuentra el estancamiento
económico producido por el modelo escogido, el cual impidió que se lograra la estabilidad económica
suficiente. Finalmente se encuentra la inestabilidad política existente, pues fue este un periodo de gran
efervescencia y debilidad en cuestiones políticas.
Dando paso a la segunda parte, “El orden Neocolonial” en el capitulo cuatro da cuenta de la consolidación
del nuevo pacto que marcaba el cambio de las relaciones entre las metrópolis o nuevas potencias y la región.
Con este nuevo orden, se da paso a un periodo en el que América Latina se transforma, a partir de mitad del
siglo XIX, en productora de materias primas para los centros de la nueva economía industrial a la vez que
se constituye como consumidora de la producción industrial de esas áreas. ¿Cómo fue posible que se
instaurara este nuevo modelo? Algunas de las respuestas que señala el autor son la disminución progresiva
de la resistencia hacia ese “nuevo orden” y la identificación con ese modelo por parte de los sectores
económica y socialmente dominantes, dándose una reorientación del liberalismo al progresismo,
acompañado generalmente pero no siempre, por una simpatía hacia soluciones políticas autoritarias.
En el capitulo cinco muestra la madurez del orden neocolonial, señalando cómo en el proceso se acentuó la
dependencia hispanoamericana hacia las fuerzas hegemónicas; también la búsqueda por los mismos
territorios latinoamericanos por construirse ideologías identitarias y la especie de equilibrio que se produjo
después de la inestabilidad casi que caótica del periodo de lucha por las independencias y la consolidación
incipiente de cada uno de los Estados de la región. Da cuenta, a grandes rasgos, de las nuevas problemáticas
que surgen a partir del nuevo estado de cosas, las nuevas ideologías políticas en disputa por el poderío (siendo
diferente y con matices característicos según el territorio que se estudie); y la continuidad de aspectos
heredados del antiguo orden y su reincorporación o, incluso en algunos casos, consolidación en el nuevo.
Para finalizar, de forma general, en estas dos partes es posible entrever los cambios que hicieron posible la
transición hacia un nuevo orden, producto de la configuración de un “nuevo pacto colonial” entre América
Latina y las potencias que se perfilaban como hegemónicas. También es posible entender la configuración
de este nuevo orden y su expresión en los distintos territorios que conforman América Latina. Para finalizar
quiero destacar la importancia que tiene la tesis de Donghi según la cual América Latina se convierte en
productora de materias primas para las economías industriales y en consumidora de la producción de estas
como muestra del surgimiento de un nuevo pacto u orden. Entender la configuración de este nuevo pacto es
fundamental para comprender la realidad actual del territorio, que hoy sufre las consecuencias de la adopción
de tal modelo. Asimismo, su propuesta interpretativa puede ser útil en la búsqueda de nuevas soluciones que
remedien la situación desfavorable de Latinoamérica partiendo de la adecuada comprensión de su realidad
histórica.

También podría gustarte