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La informalidad laboral en Perú tiene efectos negativos en el crecimiento económico, la productividad y la paz social. Aunque ha disminuido recientemente, sigue siendo alta, por lo que se necesitan medidas para reducirla. Mejorar la normativa laboral y aumentar la fiscalización y productividad de los trabajadores podrían ayudar a formalizar el mercado laboral. También es importante mantener un crecimiento económico sólido y sostenido que incentive a las empresas a expandirse formalmente.
La informalidad laboral en Perú tiene efectos negativos en el crecimiento económico, la productividad y la paz social. Aunque ha disminuido recientemente, sigue siendo alta, por lo que se necesitan medidas para reducirla. Mejorar la normativa laboral y aumentar la fiscalización y productividad de los trabajadores podrían ayudar a formalizar el mercado laboral. También es importante mantener un crecimiento económico sólido y sostenido que incentive a las empresas a expandirse formalmente.
La informalidad laboral en Perú tiene efectos negativos en el crecimiento económico, la productividad y la paz social. Aunque ha disminuido recientemente, sigue siendo alta, por lo que se necesitan medidas para reducirla. Mejorar la normativa laboral y aumentar la fiscalización y productividad de los trabajadores podrían ayudar a formalizar el mercado laboral. También es importante mantener un crecimiento económico sólido y sostenido que incentive a las empresas a expandirse formalmente.
La informalidad gremial perjudica de forma negativa el aumento económico, la
productividad de los trabajadores y la paz social (dificulta la entrada al crédito y, al minimizar la recaudación tributaria, induce una menor cobertura y calidad en la provisión de bienes y servicios públicos). En Perú, si bien la informalidad gremial se ha moderado en los últimos años en un entorno de más grande dinamismo económico, todavía se conserva en niveles altos, lo cual indica que se necesita tomar actividades para reducirla y acotar sus efectos perniciosos. De manera general, hace falta mejorar la normatividad bajo la que opera el mercado de trabajo en Perú para subsanar los recursos que inhiben la contratación formal. Además, se necesita robustecer la fiscalización gremial y levantar la productividad de los trabajadores. Este archivo tiene varias propuestas específicas para atacar el problema de la informalidad gremial, hechas con información recogida en entrevistas a especialistas en el asunto. Su ocasional utilización necesitará crear consensos, para lo que se tendrá que comunicar correctamente los beneficios que tienen la posibilidad de obtener para millones de individuos que en la actualidad permanecen haciendo un trabajo en condiciones precarias. De forma extensa, la zona informal de la economía engloba a los individuos, organizaciones y transacciones que se hacen al margen de las reglas legales y las obligaciones tributarias establecidas para regular la actividad económica. A partir del punto de vista gremial, la informalidad involucra el establecimiento de interacciones de trabajo que no cumplen, parcial o enteramente, las regulaciones vigentes. Ejemplificando, este caso pasa una vez que una compañía incumple las obligaciones legales que tiene para con sus trabajadores, como por ejemplo el pago de un sueldo igual o más grande al mínimo, los aportes que debería hacer para los esquemas de defensa contra el desempleo, pagos a la estabilidad social y al sistema de pensiones, vacaciones, entre otros. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ANALIZAR EL TEMA ESCOGIDO? Es fundamental debido a que la informalidad tiene efectos perniciosos sobre el incremento económico y la paz de los individuos, siendo la más fundamental la reducción de la productividad de los trabajadores. La iniciativa aquí es que los trabajadores informales, que laboran en organizaciones informales, hacen sus ocupaciones en condiciones precarias y con bajo equipamiento, lo cual perjudica su manejo. Dicho de otro modo, 2 trabajadores idénticos (con las mismas habilidades, enseñanza y habilidades) y que hacen la misma actividad poseen diferente rendimiento dependiendo de las condiciones para trabajar que encuentren en su centro de trabajo. Además, se conoce que la informalidad es la manera distorsionada con la que una economía excesivamente reglamentada responde tanto a los choques que confronta como a su potencial de incremento. Hablamos de una contestación distorsionada ya que la informalidad implica una asignación de recursos deficiente que conlleva la pérdida, al menos parcial, de los beneficios que da la legalidad: la defensa policial y judicial, la entrada al crédito formal, y la función de participar en los mercados de todo el mundo. Por intentar de evadir el control del estado, muchas organizaciones informales siguen siendo pequeñas empresas con un tamaño inferior al óptimo, usan canales irregulares para obtener y repartir bienes y servicios, y deben usar recursos una y otra vez para encubrir sus ocupaciones o sobornar a burócratas públicos. Por otro lado, la informalidad induce a las organizaciones formales a utilizar en forma más intensa los recursos menos dañados por el sistema normativo. En las naciones en desarrollo en especial, esto quiere decir que las organizaciones formales poseen un uso menos exhaustivo de mano de obra de la que les correspondería tener según la dotación de recursos de la nación. Además, la zona informal crea un elemento externo negativo que se añade a su impacto adverso sobre la eficiencia: las ocupaciones informales usan y congestionan la infraestructura pública sin contribuir con las ganancias tributarios necesarios para abastecerla. Pues la infraestructura pública complementa el aporte del capital privado en el proceso de producción, la realidad de un sector informal de enorme tamaño involucra un menor incremento de la productividad. ANTECEDENTES El valor de examinar la composición del mercado gremial en términos de la exclusión formal-informal radica en que, a partir de los años noventa, del 40 % al 50 % de las actividades en las naciones latinoamericanos permanecen en el área informal (Tokman y Délano, 2001, García, 2009). Entonces, si alrededor de la mitad de los trabajadores permanecen empleados en ocupaciones con baja productividad, poseen empleos inestables y salarios bajos, es bastante posible que el desarrollo económico del territorio y de cada país de América Latina se encuentren condenados al estancamiento. Antecedente de nombrar los enfoques teóricos empleados para examinar la informalidad gremial, vale la pena discutir sobre los esfuerzos encontradas para definirla, puesto que en el intento se ha llegado a definiciones normativas, sin conseguir un criterio inequívoco de lo cual es, permeando las maneras de cuantificarla. Entonces, si alrededor de la mitad de los trabajadores permanecen empleados en ocupaciones con baja productividad, poseen empleos inestables y salarios bajos, es bastante factible que el desarrollo económico del territorio y de cada país de América Latina se encuentren condenados al estancamiento. Previo a nombrar los enfoques teóricos empleados para examinar la informalidad gremial, vale la pena discutir sobre los esfuerzos encontradas para definirla, puesto que en el intento se ha llegado a definiciones normativas, sin conseguir un criterio inequívoco de lo cual es, permeando las maneras de cuantificarla. Recuperado: https://quepasaenchile.files.wordpress.com/2011/08/de-la-informalidad-a- la.pdf PLANTEAMIENTO DE PROBLEMÁTICA – Sueldos en Empresas. Las causas que argumentan la informalidad gremial resultan muy diversas y, por consiguiente, además las probables resoluciones que se logren proponer. De forma general, hay 3 vías por medio de las cuales promover la formalización gremial: cambiar la normatividad gremial intentando encontrar que favorezca la formalización, mejorar la fiscalización gremial, y mejorar la productividad de los trabajadores. Ejemplificando, en la situación de los ceses colectivos, las causales para su aplicación son difusas, por lo cual su invocación por una compañía está sujeta a la interpretación de la autoridad pertinente. Una optimización aquí podría ser cambiar la normatividad para conceptualizar de forma concreta los recursos que justificación su aplicación, lo cual disminuiría la discrecionalidad de las autoridades y favorecería la flexibilidad del mercado de trabajo. Además de eso, podría evaluarse bajar el mínimo. Llevar a cabo salarios mínimos diferenciados por sectores productivos. En la actualidad, el sueldo mínimo es de S/ 1250 mensuales, aplicable, de forma general, a cada una de las ocupaciones productivas. No obstante, la heterogeneidad de la productividad existente a grado de sectores provoca que la aplicación generalizada de un sueldo mínimo exclusivo haga ciertos inconvenientes. De esta forma, hay sectores en donde la productividad gremial es bastante baja, por lo cual el sueldo mínimo no actúa como un “piso” y torna poco llamativo contratar formalmente al trabajador. La iniciativa de llevar a cabo salarios mínimos diferenciados está dirigida a moderar la contratación informal en esas ocupaciones en donde el sueldo mínimo presente resulta inconsistente con la productividad gremial promedio del sector. Su grado de dificultad como investigación procede a ser enorme, ya que esta fuera de ser una problemática actual, es una situación la cual ha prosperado y crecido hasta el día de hoy. ANÁLISIS DE INFORMALIDAD La informalidad viene siendo el mayor decible por parte de la economía peruana, pues esta parte de las mismas normas económicas que muchos políticos, empresas y grupos promueven dentro del país. Se tiene que implementar normas las cuales le den un al estado, trabajador y empresa, valor de conservar un aumento económico elevado y sostenido para minimizar la informalidad gremial. Además de mejoras en normatividad, fiscalización y productividad, un factor primordial en el fomento a la formalización gremial es conservar un incremento económico fundamental y sostenido. Un elevado y sostenido dinamismo del poder adquisitivo de los individuos se traduce en más grande demanda y ventas para las organizaciones. Si estas prevén que el progreso de la demanda se mantendrá en el futuro, se ven alentadas a expandir su capacidad de producción y aquello necesita de inversión y de un incremento de las nóminas. Las unidades productivas formales y, en especial, por las organizaciones enormes y medianas (que provocaron 2 tercios de las novedosas plazas formales). Esta prueba, en un lapso en el cual la normatividad gremial no resaltó claramente por tender a promover la formalización gremial, sin embargo, en el cual sí ha sido claro el elevado y constante desarrollo de la economía peruana, indica que se necesita conservar un aumento económico fundamental y sostenido que lleve más que nada a las organizaciones de más grande tamaño que tienden a dar posiciones formales a producir trabajo. Al final, aunque no por esto menos fundamental, es imprescindible alzar la productividad del trabajador promedio. La productividad está relacionada, ejemplificando, con el grado educativo, con la cobertura y calidad de los servicios de salud, con el desarrollo de la infraestructura y de procesos o productos innovadores. Por consiguiente, se necesita avanzar secundando las mejoras en todos dichos puntos. La más grande productividad resultante permite insertarse en el área formal de la economía puesto que beneficia el huya de regulaciones laborales que tienen la posibilidad de ser restrictivas, entre ellas el sueldo mínimo. Estas mismas regulaciones tienen que ir de la mano con una exigencia por parte de las empresas hacia los trabajadores, claro sin olvidar el aspecto ergonómico y humano, pues estos promueven de manera determinante la estadía y perseverancia de dichos colaboradores. Sin embargo, se debería potenciar las metodologías de detección de informalidad. La Superintendencia Nacional de Fiscalización Gremial (SUNAFIL) y el Ministerio de Trabajo, las entidades fiscalizadoras, inician sus inspecciones, primordialmente, por las denuncias que realizan los trabajadores. No obstante, la fiscalización puede ser más proactiva. Ejemplificando, se podría evaluar la consistencia entre lo cual consume de electricidad por trabajador (por trabajador comunicado a la gestión tributaria, SUNAT) una cierta compañía de cierto sector beneficioso y lo cual consume de electricidad por trabajador una organización tradicional del mismo sector beneficioso. Una diferencia positiva y significativa podría estar ocultando trabajadores no reportados a SUNAT y que, por consiguiente, fueron contratados de forma informal, lo cual demandaría una inspección gremial. De forma más general, parece haber cualquier espacio para hacer creaciones en el sistema de detección por medio del trabajo de indicadores indirectos. El Estado publicite a las organizaciones que solo emplean personas en condiciones formales y que solo trabajan con proveedores que realizan lo mismo. Podría ser un premio para estas organizaciones que el público conozca cuáles son, favoreciendo de esta forma en alguna medida sus ventas. En la misma línea, se podría evaluar además la conveniencia (y si es probable implementar) de que el Estado se encuentre prohibido de contratar a unidades productivas que no tengan a todos sus empleados en condiciones formales o que tengan alguna sentencia en contra que se encuentre relacionada con cualquier asunto gremial, aunque esta se encuentre apelando. CONCLUSIONES. No es una labor simple minimizar la informalidad gremial. No lo es pues es compleja, heterogénea; no lo es ya que probables resoluciones tienen la posibilidad de afrontar la resistencia por parte de la sociedad, más que nada si se comunican de forma inadecuada; no lo es ya que es preciso empoderamiento para comenzar a resolver el problema. Estas medidas buscan generalmente mejorar la normatividad bajo la que opera el mercado de trabajo en Perú y de esta forma subsanar los recursos que inhiben la contratación formal, robustecer la fiscalización gremial, y alzar la productividad de los trabajadores. El efecto de estas propuestas va a ser más grande si se utilizan en un ámbito de dinamismo económico sostenido que anime a las organizaciones a contratar trabajadores formalmente. REFERENCIAS. o Tokman, V y Délano, M. (2001). De la informalidad a la modernidad. Santiago de Chile: Oficina Internacional del Trabajo. o De Soto, H. (1998). El otro sendero: la revolución informal. Bogotá: Editorial La oveja negra. o Cimoli, M., Primi, A. y Pugno, M. (2006). Un modelo de bajo crecimiento: la informalidad como restricción estructural. Revista de la Cepal, 88, 89-107.
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