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418
RETICENCIA.
PÓLIZA.
DENUNCIAS Y DECLARACIONES.
PLAZOS.
PRIMA.
CADUCIDAD.
DETERMINACIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN.
DISPOSICIONES GENERALES
SEGUROS DE PERSONAS.
REASEGUROS.
CONTRATO DE SEGURO
SECCION I
“CONCEPTO Y CELEBRACION”
DEFINICION
ART.1 Hay contrato de seguro cuando el asegurador se obliga, mediante una prima o cotización,
a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto.
Es positivo que nuestra Ley de Seguros contenga una definición del contrato de seguros, pues ello
permite una correcta identificación de la relación contractual de que se trata, lo que implica
diferenciarla claramente de otras que pueden presentar características similares o parecidas,
evitando así que la definición del contrato de seguro quede sujeta “a la concepción circunstancial
que pueda dar la doctrina y, en su caso, a la jurisprudencia”
Para el art. 1 en cuestión, hay contrato de seguro cuando, mediante una prima o cotización, el
asegurador se obliga a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida, si ocurre el evento
previsto.
Vemos así que parece como primer elemento configurativo del contrato de seguro – la prima.
Este art. 1 habla también de la ocurrencia del evento previsto – que ocasiona un daño,
obviamente al interés asegurado, lo que en definitiva configura la ocurrencia de un siniestro y
además, implícitamente, la existencia de un riesgo que fue causa del mismo.
El art. 1 del proyecto de la Ley general de Seguros, que preparara en su momento el Dr. Isaac
Halperin, cuando establecía que: “el seguro es un contrato por lo que el asegurador, mediante
pago de una prima o cotización, se obliga a indemnizar al asegurado, por el daño que sufra en
razón de un siniestro causado por el riesgo asumido, o a pagarle un capital o una renta al
producirse un hecho atinente a la vida humana.”
Por su parte Morandi, definía al contrato de seguro diciendo: “hay contrato de seguro cuando el
asegurador se obliga mediante una prima o cotización a resarcir dentro de los limites convenidos,
OBJETO
ART. 2 El contrato de seguro puede tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés
asegurable, salvo prohibición expresa de la ley.
Este art. 2 guarda, sin dudas, relación con el art. 60 de la Ley de Seguros, en cuanto este último
dispone que “puede ser objeto de estos seguros cualquier riesgo si existen interés económico
lícito de que un siniestro no ocurra”.
RIESGO: CONSCEPTO
Para Halperin – Morandini, el riesgo es una eventualidad prevista en el contrato de seguros “hay
riesgo respecto a un sujeto siempre que la situación económica no sea previsible, o por los menos
no lo sea con un mínimo de certidumbre”.
Stiglitz, define al riesgo como la probabilidad o posibilidad de que se produzca un evento dañoso -
que configure el siniestro – previsto en el contrato y que da lugar a que el asegurador este
obligado a resarcir el daño sufrido por el asegurado o a cumplir con la prestación convenida.
Stiglitz, expone que frente a la eventualidad de que se produzca un riesgo, “las partes acuerdan
(tienen en vista) que, mediante el pago de una prima o cotización a cargo del asegurado, el
asegurador elimine las consecuencias derivadas de la eventualidad de su realización (siniestro)
comprometiéndose, en este caso, a resarcir el daño o a cumplir la prestación acordada”. Y
concluye el citado autor señalando que “esa es la materia (objeto) del contrato de seguro”.
Este art. 2 de la Ley de Seguros, tras establecer que el contrato de seguros puede tener por objeto
“toda clase de riesgo”, agrega dos condiciones: que haya un interés asegurable de parte del
asegurado y que no exista una prohibición expresa de parte de la Ley.
El concepto de interés asegurable está dado por el art. 60 de la Ley de Seguros, cuando habla del
“interés económico licito de que un siniestro no ocurra”.
Meilij y Barbato señalan que el interés asegurado nace de una relación de naturaleza económica
entre el asegurado y la cosa o el bien asegurado que se encuentran amenazados por el riesgo
previsto, aunque en última instancia el interés del asegurado es mantener la integridad de tales
cosas o bienes.
El interés asegurable de un asegurado puede estar asegurado por una cosa mueble o inmueble,
con un derecho, con el cumplimiento de una obligación – en los seguros de caución por ejemplo –
con una ganancia esperada o incluso con un patrimonio, como ocurre con los seguros de
responsabilidad civil.
El art. 2 de la Ley de Seguros prescribe que el contrato de seguro puede tener por objeto toda
clase de riesgo si existe interés asegurable, salvo prohibición expresa de la ley.
Una clase de seguros vedados por la ley serían los referidos a personas bienes o intereses
asegurables de jurisdicción nacional, cuyo aseguramiento en el exterior está prohibido por la ley
12988.
Otros seguros prohibidos por la ley serian, por ejemplo, los de vida de menores de 18 años cuando
sus beneficios no fueran sus ascendientes, descendientes, cónyuges o hermanos a su cargo o los
de muerte de los interdictos y menores de 14 años.
INEXISTENCIA DE RIESGO
Por tal razón, el art. 3 de la Ley de Seguros establece la nulidad del contrato de seguro si al
momento de su celebración el siniestro ya se hubiese producido o hubiera desaparecido la
posibilidad de que se produjera.
SINIESTRO: CONCEPTO
El siniestro es la realización del riesgo asumido por el asegurador, que cause el daño previsto – en
el seguro de intereses – o a la consecuencia en la persona del asegurado y que se produce durante
la vigencia material del seguro. El siniestro es el acontecimiento con cuyo acaecimiento halla
fundamento la obligación del asegurador a indemnizar.
Babarto lo define como “el supuesto del hecho de naturaleza incierta (al menos en el “cuando”)
que si se concreta como hecho real, pone en movimiento la actividad del asegurador encaminada
a determinar si están reunidos los requisitos para que su prestación principal resulte exigible”.
Por su parte Meilij y Barbato definen al siniestro como “acontecimiento al que está condicionado
el cumplimiento de la prestación debida por el asegurador y que configura mediante la realización
del riesgo previsto en el contrato”.
Barbato señala que antes de producirse el siniestro, solo había riesgo, es decir, la probabilidad de
que ocurriese un hecho futuro e incierto que provocase un daño en el interés asegurado, entonces
riesgo y siniestro pasan a ser dos momentos distintos dentro de los cuales se desarrolla la relación
asegurativa.
Stiglitz define “el siniestro es el evento dañoso configurativo de uno se los elementos del riesgo
(juntamente con la posibilidad) a cuya verificación se halla subordinada, en principio, la obligación
principal asumida por el asegurador”
Conclusión:
Según se puede advertir del texto de ese art. 3 de la Ley de Seguros, la simple producción del
siniestro o la desaparición de la posibilidad de que este ocurra a la fecha de celebración del
contrato de seguro, determinan la nulidad del mismo.
Para dicho art. 3 de la Ley de Seguros, la nulidad del contrato de seguro se produce solamente si al
tiempo de su celebración el siniestro se hubiese producido o fuera imposible que se produzca, sin
que el conocimiento por parte del asegurador de la cesación del riesgo o del asegurado de la
producción del daño tenga influencia alguna en tal nulidad.
De acuerdo a lo que establece la segunda parte del art. 3 de la Ley de Seguros, es posible que las
partes en un contrato se seguro puedan acordar que la cobertura que el mismo ofrezca
comprenda un periodo anterior a su celebración y para este supuesto, dicho artículo prevé que “el
contrato es nulo solo si al tiempo de su conclusión el asegurador conocía la imposibilidad de que
ocurriese el siniestro o el tomador conocía que se había producido”.
NATURALEZA
Propuesta. La propuesta del contrato de seguro, cualquiera sea su forma, no obliga al asegurado ni
al asegurador. La propuesta puede supeditarse al previo conocimiento de las condiciones
generales.
El contrato de seguro es un contrato consensual por dos razones: una es porque el art. 1142 del
código Civil se establece claramente cuáles son los contratos reales, entre los que no se halla el
contrato de seguro, la otra razón – es que la propia Ley de Seguros, en su art. 4, expresamente así
lo establece.
El contrato de seguro es de naturaleza comercial y por ende prima en él, el principio de la buena fe
que es común a todo tipo de contrato y en tal sentido no está de más recordar que el artículo
1198 de Código Civil prescribe que “los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de
buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender,
obrando con cuidado y previsión”.
Obsérvese que el primer párrafo del art. 4 se señala que los derechos y obligaciones de las partes
empiezan desde que se ha celebrado la convención “a un ante de emitir la póliza” y según la
doctrina nacional más autorizadas, las obligaciones que tiene el asegurador de emitir la póliza en
los términos del art. 11 de la Ley de Seguros, no altera de ninguna forma el carácter consensual del
contrato.
PROPUESTA: CONCEPTO
Como lo señala claramente la segunda parte del art. 4 de la Ley de Seguros, la propuesta no obliga
ni al asegurable ni al asegurador hasta tanto ella no sea formalmente aceptada por este último y el
silencio del asegurador no puede considerarse como aceptación de la misma sino, por el contrario,
como rechazo de ella.
La tercera parte de este art. 4 consagra una excepción al principio antes del mencionado de que la
propuesta no obliga a las partes y ellos.
En este supuesto, el asegurador no rechaza la propuesta de prorroga que le ha sido sometida por
el asegurado, este se considera como aceptada, sin embargo, la norma en cuestión prescribe, en
su última parte, que esta disposición no es aplicable a los seguros de persona.
Lo dispuesto por este art. 4 en su tercera parte es aplicable únicamente a los casos de propuesta
de prórroga de contrato de seguro.
SECCION II
“RETICENCIA”
Art. 5. Toda declaración falsa o toda reticencia de circunstancias conocidas por el asegurado, aun
hechas de buena fe, que a juicio de peritos hubiese impedido el contrato o modificado sus
condiciones si el asegurador hubiese sido cerciorado del verdadero estado del riesgo, hace nulo el
contrato.
El asegurador debe impugnar el contrato dentro de los tres meses de haber conocido la reticencia
o falsedad.
RETICENCIA: CONCEPTO
El título de esta sección 2 es “Reticencia”, aunque luego el art. 5 habla de dos circunstancias o
conceptos distintos: por un lado, de “toda declaración falsa” y por otro lado, de “toda reticencia
de circunstancias conocidas por el asegurado”
Según la primera reticencia qué es “el efecto no decir sino en parte, o de dar a entender
claramente y de ordinario con malicia, qué se oculta o se calla a lo que debiera o pudiera decirse,
según la segunda, reticencia es “la figura qué consiste en dejar incompleta una frase o no acabar
de aclarar una especie, dando, sin embargo a entender el sentido de lo que no se dice, y a veces
más de lo que se calla.
En la reticencia el asegurable está guardando para si una información que él conoce – tomando
una postura, en cierta forma, pasiva o negativa, en cambio, en la falsa declaración, el asegurable
falta a la verdad en forma activa o positiva, manifestando como cierto algo que él sabe que no es.
Está claro entonces que estamos frente a dos conceptos distintos, lo que ocurre es que luego,
como veremos a continuación en los art. 6, 7, 8 y 10 de la Ley de Seguros se refieren solamente a
supuestos de reticencia y no hablan para nada de la falsa declaración.
¿Cuál es la razón de ser de la normativa contenida en este art. 5, Halperin – Morandi cuando sobre
este tema remarcaban que el asegurador debe conocer todas las circunstancias que rodean e
Y es por tal razón que el asegurable tiene no solo el deber de informar al asegurador las
condiciones de riesgo y del interés que pretende asegurar, sino también declararle el estado de
riesgo del mismo y si la declaración del asegurado es falsa o reticente.
Dentro de la normativa del art. 5 de la Ley de Seguros, procede la nulidad del contrato de seguro,
aunque la reticencia o a la falsa declaración no hayan tenido influencia en la producción del
siniestro, porque la norma en cuestión busca proteger el equilibrio económico con el contrato de
seguro y entonces, verificada la inexactitud, la nulidad del seguro es procedente.
Dentro del régimen del art. 5 de la Ley de Seguros, la nulidad del contrato de seguro por reticencia
o falsa declaración requiere el juicio de peritos, quienes son los que deben determinar si tal
reticencia o falsa declaración “hubiese impedido el contrato o modificado sus condiciones, si el
asegurador hubiese sido cerciorado del verdadero estado del riesgo”, de forma tal que esta
prueba pericial se constituye en una “prueba legal” que obliga y es vinculante para el juez y que no
puede ser cumplida por ningún otro medio probatorio.
Finalmente, corresponde señalar que de acuerdo a las prescripciones del art. 5 de la Ley de
Seguros, el “asegurador debe impugnar el contrato” dentro de los tres meses a partir que
conocido la reticencia o la falsa declaración, plazo este que funciona como uno de caducidad y que
vencido el mismo, el asegurador pierde el derecho de invocarlo en el futuro.
Stiglitz, analizando este tema, enseña que “impugnar el contrato significa declarar, con expresión
de fundamentos, la voluntad de que el contrato se anule como presupuesto de admisibilidad de
una ulterior pretensión judicial” y que tal impugnación “debe constituir un acto recepticio” pues
“como se trata de un presupuesto de admisibilidad de un ulterior pretensión o excepción de
anulabilidad del contrato, su envío debe ser acreditado para el caso de ser negado en juicio el
cumplimiento de la referida formalidad.
“Impugnar” el contrato de seguro dentro de los tres meses no implica necesariamente que el
asegurador deba hacerlo judicialmente, sino que basta con que dentro de tal plazo alegue o
invoque la reticencia o la falsa declaración notificándosela formalmente al asegurado, lo que de
alguna forma esta corroborado por los textos de los art. 6 y 7 de la Ley de Seguros, en lo que luego
y refiriéndose a la reticencia, utilizan los términos “alegada” y” se alegase”.
Una situación que podría dar lugar a dudas sería el caso en el que el asegurado haya incurrido en
reticencia o falsa declaración, pero el asegurador conociese el verdadero estado del riesgo.
Me parece que la respuesta a esta pregunta debería ser negativa por dos razones.
La primera es que lo que justifica la nulidad del seguro es el efectivo desconocimiento que pudo
tener el asegurador del riesgo que se le ofrece y no la conducta omisiva del asegurado, ya que si el
asegurador conocía el riesgo en cuestión estaba en perfectas condiciones de poder determinar sin
no tomaba el seguro o si lo hacía, en qué condiciones.
La segunda es lo que dispone el art. 15 de la Ley de Seguros, es decir, que el “asegurador no puede
invocar las consecuencias desventajosas de la omisión o del retardo de una declaración, denuncia
o notificación, si a la época en que debió realizarse tenía conocimiento de las circunstancias a las
que ellas se refieren.
Conocimiento y conducta del tercero. Art. 129. En el seguro de vida de un tercero se tomará en
cuenta el conocimiento y la conducta del contratante y del tercero.
Incontestabilidad. Art. 130. Transcurridos tres años desde la celebración del contrato, el
asegurador no puede invocar la reticencia, excepto cuando fuere dolosa.
Denuncia inexacta de la edad. Art. 131. La denuncia inexacta de la edad sólo autoriza la rescisión
por el asegurador, cuando la verdadera edad exceda los límites establecidos en su práctica
comercial para asumir el riesgo.
Edad mayor: Cuando la edad real sea mayor, el capital asegurado se reducirá conforme con
aquélla y la prima pagada.
Edad menor: Cuando la edad real sea menor que la denunciada el asegurador restituir la reserva
matemática constituida con el excedente de prima pagada y reajustar las primas futuras.
FALTA DE DOLO
Art. 6. Cuando la reticencia no dolosa es alegada en el plazo del artículo 59, el asegurador, a su
exclusivo juicio, puede anular el contrato restituyendo la prima percibida con deducción de los
gastos, o reajustarla con la conformidad del asegurado al verdadero estado del riesgo. En los
seguros de vida el reajuste puede ser impuesto al asegurador cuando la nulidad fuere perjudicial
para el asegurado, si el contrato fuere reajustable a juicio de peritos y se hubiera celebrado de
acuerdo a la práctica comercial del asegurador. Si el contrato incluye varias personas o intereses,
se aplica el art. 45
RETICENCIA: NO DOLOSA
El citado art. 6 prescribe “Cuando la reticencia no dolosa es alegada en el plazo del artículo 59, el
asegurador, a su exclusivo juicio, puede anular el contrato restituyendo la prima percibida con
deducción de los gastos, o reajustarla con la conformidad del asegurado al verdadero estado del
riesgo”. La normativa del art.6 de la Ley de Seguros se aplica solamente a los casos de reticencia
no dolosa o también a los de declaración falsa no dolosa.
Buscando el verdadero sentido de la normativa de este art. 6 , aunque en el mismo se habla solo
de reticencia dolosa y no de declaración falsa dolosa, debemos tomar en cuenta que el título de la
pauta de que para el legislador, ambos conceptos están englobados en un solo: reticencia.
Esto parece ser una interpretación razonable porque, en definitiva, ambos conceptos, como ya se
vio precedentemente, apuntan a una suerte de engaño al asegurador por parte del asegurado, sea
por omitirle información, sea por formularle una declaración falsa que lo priva a aquel de una
adecuada visión del riesgo ofrecido y le impide entonces hacer una correcta avaluación del mismo
y decidir técnica y razonadamente su aceptación o no, y en caso afirmativo, en qué condiciones.
Es decir, que si la reticencia fue solamente culposa, el asegurado puede, si el asegurador así lo
decide, obtener la devolución de la prima menos los gastos o mantener la cobertura pagando el
reajuste de primas que correspondan, soluciones ambas que resultan razonables, dentro de un
marco de equidad y buena fe, y en buena medida favorables para el asegurado – quien de esa
forma recuperaría parte de la prima pagada o podría mantener la cobertura abonando la que
corresponde al real riesgo asumido por el asegurador-
La última parte del artículo que ahora nos ocupa prescribe que si el contrato incluye varias
personas o intereses, “se aplica el art. 45”.
Este art. 45 de la Ley de Seguros está referido a la agravación del riesgo y establece, básicamente,
que cuando un contrato en el que se ha verificado tal situación – agravación del riesgo –
comprende a una pluralidad de intereses o personas y la agravación afecta solo a parte de ellos, el
Art.7 En los seguros de vida cuando el asegurado fuese de buena fe y la reticencia se alegase en
el plazo del art. 5, después de ocurrido el siniestro, la prestación debida se reducirá si el contrato
fuese reajustable conforme al art. 6
Este art. 7 contempla una situación particular en los seguros de vida: el asegurado incurrió en
reticencia o falsa declaración, pero lo hizo de buena fe y el asegurador la alega dentro del plazo
establecido en el ya antes mencionado art. 5 – dentro de los tres meses de haberla conocido –
pero después de haber “ocurrido el siniestro”.
En este supuesto, el art. 7 prevé que la prestación debida será reducida si el contrato fuese
reajustable conforme a lo que prescribe el art. 6, es decir, y como ya se ha visto al comentar esta
última norma, si el reajuste fuera procedente a juicio de perito y se hubiera celebrado de acuerdo
a las prácticas comerciales del asegurador.
DOLO Y MALA FE
Art. 8. Si la reticencia fuese dolosa o de mala fe, el asegurador tiene derecho a las primas de los
períodos transcurridos y del período en cuyo transcurso invoque la reticencia o falsa
declaración.
RETICENCIA: DERECHO A LAS PRIMAS EN LOS CASOS DE DOLO O MALA FE DEL ASEGURADO
En este artículo se prevé el caso de que la reticencia o falsa declaración hayan sido dolosa o de
mala fe, estableciendo en este supuesto que el asegurador tiene derecho a las primas de los
periodos transcurridos y del periodo en cuyo transcurso se invoque la reticencia o falsa
declaración.
Art. 9. En todos los casos, si el siniestro ocurre durante el plazo para impugnar, el asegurador no
adeuda prestación alguna, salvo el valor de rescate que corresponda en los seguros de vida.
Este artículo prevé el caso en el que el siniestro ocurre durante el plazo para impugnar el contrato
y en tal supuesto este art. 9 prevé que el asegurador no adeudara prestación alguna, salvo en caso
de los seguros de vida en que el asegurado tiene derecho al valor del rescate que le pudiera
corresponder de acuerdo a las condiciones de la póliza.
Este articulo merece dos reflexiones con el objeto de poner bien en claro sus alcances.
La segunda reflexión que me cabe es que, en la parte de este art. 9 referida al seguro de vida, se
presenta una cierta contradicción con lo que dispone el art. 7, referido a los seguros de vida en los
que el asegurado actuó de buena fe.
Lo que dispone el art.9 de la Ley de Seguro se refiere a los casos previstos en el art.8 – reticencia
dolosa o de mala fe – es decir, que no sería aplicable a los supuestos en los que el asegurado actuó
de buena fe, ya que en este supuesto habrá que recurrir a los que dispone el ya citado art. 7.
Art. 10. Cuando el contrato se celebre con un representante del asegurado, para juzgar la
reticencia se tomarán en cuenta el conocimiento y la conducta del representado y del
representante, salvo cuando este actúe en la celebración del contrato simultáneamente en
representación del asegurado y del asegurador.
En el seguro por cuenta ajena se aplicarán los mismos principios respecto del tercero asegurado
y del tomador.
Un representante puede incurrir en reticencia o falsa declaración con conocimiento de lo que está
haciendo porque fue correcta y debidamente informado por su representado – el futuro
asegurado – de las características de riesgo que debía proponer al asegurado, las que por decisión
propias las oculto total o parcialmente a este último al momento de presentar la propuesta del
seguro, en este caso podríamos decir que se trata de una reticencia o falsa declaración personal
del representante.
Pero podría ocurrir también que este representante presente las características del riesgo al
asegurado porque así le fueron informadas engañosamente por su representado, con
conocimiento o no de aquel, en este supuesto siempre habría reticencia o falsa declaración del
asegurado de la que su representante ha sido participe activo o pasivo, según tuviese
conocimiento o no de la información engañosa en cuestión.
Y en ambos casos la situación del art. 10 de la Ley de Seguro me parece justa, equitativa y
razonable, porque si nos atenemos a la razón legal de la nulidad del contrato de seguro por
reticencia o falsa declaración conforme lo establecido por el art. 5 de la Ley de Seguro.
En cualquiera de los dos supuestos antes visto, si los peritos determinaran que el asegurador de
haber cometido el verdadero estado de riesgo no hubiera celebrado el contrato o lo hubiera
hecho en distintas condiciones, el seguro será nulo.
PÓLIZA.
SECCION III
“POLIZA”
Art. 11. El contrato de seguro sólo puede probarse por escrito; sin embargo, todos los demás
medios de prueba serán admitidos, si hay principio de prueba por escrito.
Póliza. El asegurador entregará al tomador una póliza debidamente firmada, con redacción clara
y fácilmente legible. La póliza deberá contener los nombres y domicilios de las partes; el interés
la persona asegurada; los riesgos asumidos; el momento desde el cual éstos se asumen y el
plazo; la prima o cotización; la suma asegurada; y las condiciones generales del contrato. Podrán
incluirse en la póliza condiciones particulares. Cuando el seguro se contratase simultáneamente
con varios aseguradores podrá emitirse una sola póliza.
En la práctica, la prueba capital de la celebración del contrato es la póliza que emite el asegurador
y en la que figuran las condiciones, términos, exclusiones y límites del seguro.
Un tema interesante que se puede plantear es si celebrado el contrato ocurre un siniestro antes
de que el asegurador le haya entregado la póliza al asegurado, pues ante la falta de la misma
pueden surgir dudas con respecto a los alcances de la cobertura, condiciones de la misma, etc.
Frente a una situación de ese tipo creo que el primer elemento que ayudara a clarificar esas dudas
será la propuesta que presento el asegurador y que normalmente debería contener la información
básica del seguro proponente por el proponente.
La segunda parte de este art.11 establece la obligación para asegurador de entregar al tomador
una póliza debidamente firmada y con redacción clara y fácilmente legible.
Este art. 11, como se vio, obliga al asegurador a entregar una póliza “con redacción clara”, pero no
establece ninguna sanción para el supuesto, que el asegurador viole esta última obligación y emita
una póliza, por ejemplo, que contenga clausulas ambigús u oscuras.
El art.11 de la Ley de Seguros establece que la póliza deberá tener las condiciones generales del
contrato y que también podrán incluirse en ella condiciones particulares.
Las condiciones generales, son aquellas que regulan en forma genérica el riesgo cubierto por la
póliza y que contienen las normas básicas destinadas a las relaciones entre el asegurador y
asegurado emergentes del contrato de seguro que han celebrado.
Generalmente en las condiciones generales de las pólizas que se utilizan en nuestro mercado y
que han debido ser aprobadas previamente por la SSN conforme lo dispone el art.23 de la Ley
20.091.
Stiglitz, define a las condiciones generales como aquellas normas, reglas, preceptos, estipulaciones
o clausulas adoptadas o creadas por el asegurador para disciplinar la relación entre él y la de la
otra parte – asegurado o tomador - y a la que esta última adhiere.
Por su parte, en las condiciones particulares se establecen los elementos específicos y singulares
de cada contrato como debe ser, en nombre del asegurador y del asegurado o asegurados y
domicilios, la descripción del interés asegurado, la vigencia del seguro, la prima, las sumas
aseguradas, las franquicias que pudieran resultar aplicables.
Las pólizas contempla con el denominado “frente de póliza”, en el que, entre otras cosas, se deben
consignar los datos o la información requerida por la autoridad de control según se detalla a
continuación.
Normalmente en las pólizas, en sus condiciones generales, se incorpora una clausula en la que se
precisa que las partes contratantes se someten a las disposiciones d la Ley de Seguros y a las de la
respectiva póliza y que en caso de discordancia entre las condiciones generales y las particulares,
predominan estas últimas.
El art. 11 concluye previendo que cuando el seguro se contratase simultáneamente con varios
aseguradores podrá emitirse una sola póliza.
En estos supuestos estamos en los casos de los llamados coaseguros, que es una figura que no
está expresamente definida en la Ley de Seguros.
El texto de las pólizas deberá ajustarse a los artículos 11, segunda parte, y 158 de la Ley
17.418, y acompañarse de opinión letrada autorizada.
La autoridad de control cuidará que las condiciones contractuales sean equitativas.
Las pólizas deberán estar redactadas en idioma nacional, salvo las de riesgo marítimo, que
podrán estarlo en idioma extranjero.
A continuación dicha Resolución en su art. 25.1, que el asegurador entregara al tomador y/o
asegurado una póliza debidamente firmada, con redacción clara y fácilmente legible – 25.1.1 – que
deberá contener un frente de póliza con membrete de la aseguradora conteniendo, como mínimo,
los siguiente datos:
Fecha de emisión.
Nombres, CUIT, CUIL o DNI y domicilios de las partes contratantes (Respecto al domicilio
se tendrá en cuenta lo dispuesto por el artículo 16 de la Ley Nº 17.418). Cuando el
asegurado y el tomador sean personas distintas, deberá aclararse en qué carácter
participan cada uno de ellos.
El interés o la persona asegurada.
Riesgos asumidos con mención de las sumas aseguradas en cada riesgo.
Fechas de inicio y fin de vigencia de la cobertura.
Cuadro de liquidación del premio, detallando la prima y los restantes conceptos que lo
componen, de acuerdo con lo dispuesto en el punto 26.1.6.
Franquicias para cada cobertura (en caso de corresponder).
Enunciar las cláusulas adicionales, Anexos y Anexo I de exclusiones a la cobertura.
Carencias para cada cobertura (en caso de corresponder).
En caso de renovación, mencionar el Número de Póliza que renueva.
Consignar: "Esta póliza ha sido aprobada por la Superintendencia de Seguros de la Nación
por Resolución/Proveído Nº ………….".
Insertar en forma destacada: "Cuando el texto de la póliza difiera del contenido de la
propuesta, la diferencia se considerará aprobada por el asegurado si no reclama dentro de
un mes de haber recibido la póliza".
La Resolución en cuestión establece, entre otras cosas:
25.1.1.3. El comprobante previsto en el Anexo I de la Resolución Nº 21.999, en los seguros
de Vehículos Automotores y Remolcados.
25.1.1.4. En todo Anexo I que integre la póliza se consignarán, en forma clara y destacada,
todas las exclusiones que se estipulen a la cobertura, haciendo expresa referencia del
mismo en el frente de la póliza.
25.1.1.5. Las pólizas cuya vigencia sea inferior a un año y que fueran prorrogadas
mediante endosos, al cumplirse un año del inicio de su vigencia original no podrán
renovarse mediante un nuevo endoso, debiéndose emitir una nueva póliza con la
numeración que corresponda a dicha fecha.
El art. 25.1.1.2 de la citada Resolución detalla a continuación cuáles son las condiciones
contractuales que debe contener la póliza.
La Resolución antes referida establece además, en el art. 25.1.1.3, entre otras cosas, que:
En el art. 25.3, la Resolución que en cuestión contiene toda la normativa muy concisa respecto de
los certificados de incorporación en las pólizas colectivas y el art. 25.4, en relación con la anulación
de las pólizas.
Una póliza flotante, también denominada “de abono” – cabria responder que es una forma de
contratar seguros amparando el transporte de mercaderías, principalmente marítimos, aunque
también se utiliza para los terrestres, a través de una sola póliza que va a amparar todos los
embarques que el asegurado haga o reciba durante su vigencia, dentro de los límites establecidos
en ella en relación con el tipo de mercaderías, lugares de carga y descarga, medios de transporte,
viajes a realizar, condiciones y límites de cobertura, exclusiones, primas aplicables.
Como funciona:
Si bien las pólizas flotantes muchas veces tienen una vigencia anual, en muchos casos ellas
son por plazo indeterminado, es decir, que tienen vigencia hasta tanto alguna de las
partes no decida rescindir el contrato de seguro que los vincula de acuerdo a las
previsiones del art. 18 de la Ley de Seguros.
El asegurado se obliga a denunciar al asegurador todos los embarques que reciba o haga.
Normalmente, al emitirse la póliza flotante, el asegurador no debe pagar prima alguna, ya
que las primas se van generando cuando dicho asegurado va denunciando cada embarque
e indicando, entre otras cosas, las mercaderías transportadas y su valor, lugares de carga y
descarga, medio transportador, en este momento, el asegurador, en base a la declaración
recibida de su asegurado y a las condiciones que sobre prima establece la póliza flotante y
a facturar lo que correspondiese a ese viaje en concepto de la prima.
Art. 12. Cuando el texto de la póliza difiera del contenido de la propuesta, la diferencia se
considerará aprobada por el tomador si no reclama dentro de un mes de haber recibido la
póliza.
Esta aceptación se presume sólo cuando el asegurador advierte al tomador sobre este derecho
por cláusula inserta en forma destacada en el anverso de la póliza.
La impugnación no afecta la eficacia del contrato en lo restante, sin perjuicio del derecho del
tomador de rescindir el contrato a ese momento.
Podría suceder qué emitida la póliza, ésta presente diferencias respecto al contenido de la
propuesta que había presentado con anterioridad el asegurable y este artículo 11 resuelve los
problemas qué que se podrían derivar de una situación cómo la antes relatada en base a los
siguientes preceptos normativos:
Si el tomador del seguro una vez que ha recibido la póliza no reclama dentro del mes las
diferencias, que presente la póliza respecto a la propuesta se considerarán cómo
aceptadas por dicho tomador
Esta aceptación se presume solamente si en el frente de la póliza “en el anverso de la
póliza” el asegurador le advierte al tomador, en forma destacada, las consecuencias de
que no reclame dentro de los 30 días de recibidas la póliza con motivo de las diferencias
que presente esta con la propuesta original
La impugnación no afecta la validez del contrato en todo lo que no sea materia de reclamo
por parte del tomador sin perjuicio de qué tomador tiene derecho a rescindir el contrato
en ese momento.
A partir de la sanción de la ley 22 400 que rige la actividad de los productores asesores de seguros,
cambio fundamentalmente el rol del antiguo productor o agente de seguro, previsto en el artículo
53 de la ley seguros quien dejó de ser un simple intermediario y pasó a ser un verdadero
profesional del seguro cuya obligaciones no se limitan solamente a acercar a los asegurables o
asegurados a los aseguradores para la celebración de un contrato de seguro, sino que además
Art. 13. La transferencia de las palizas a la orden o al portador importa transmitir los derechos
contra el asegurador; sin embargo pueden oponerse al tenedor las mismas defensas que podrían
hacerse valer contra el asegurado referente al contrato de seguro, salvo la falta de pago de la
prima si su deuda no resulta de la póliza.
El asegurador se libera si cumple sus prestaciones respecto del endosatario o del portador de la
póliza.
Seguros de personas
En la práctica aseguradora de nuestro país las pólizas son siempre nominativas, es decir, que en
ellas siempre se indica el nombre del tomador de la misma o del asegurado cuando este último
reúne el doble carácter de tomador del contrato de seguro y a la vez titular del interés asegurable
que el mismo ampara.
Lo cierto es que de acuerdo a lo que prevé dicho art. 13, las pólizas pueden ser implícitamente
nominativas, a la orden o al portador, excepto las de personas que deben ser exclusivamente
nominativas.
Art. 14. El asegurado tiene derecho, mediante el pago de los gastos correspondientes, a que se
le entregue copia de las declaraciones que formuló para la celebración del contrato y copia no
negociable de la póliza.
Se supone que el asegurado que solicita copias de su propuesta – “las declaraciones que formulo
para la celebración del contrato” – de la póliza de seguro, es porque ha extraviado estos
documentos, se los han robado o se han destruidos. Este artículo se refiere a las llamadas pólizas
nominativas.
Dentro del especial contexto de buena fe del contrato de seguro, no hay razón alguna para que el
asegurador no le entregue copia de la documentación mencionada en el citado art. 14 al
asegurado que si se solicite, quien deberá soportar los costos que ellos representen – los que
obviamente no revestirán mayor importancia –
DENUNCIAS Y DECLARACIONES.
SECCION IV
“DENUNCIAS Y DECLARACIONES”
CUMPLIMIENTO
Art. 15. Las denuncias y declaraciones impuestas por esta ley o por el contrato se consideran
cumplidas si se expiden dentro del término fijado. Las partes incurren en mora por el mero
vencimiento del plazo.
Está claro en este artículo que las denuncias o declaraciones que las partes estén legal o
convencionalmente obligadas a hacer, se consideran como cumplidas en el momento en que las
mismas son expedidas con independencia de la fecha en que sean efectivamente recibidas por la
parte a la cual están destinadas.
En el segundo párrafo de la primera parte de este artículo, se consagra otro principio importante
como lo es el de la mora automática para el caso en que una de las partes haya dejado de cumplir
en término con la formulación de denuncias o declaraciones que la ley les impone. Esto implica
lógicamente que no se requiere una intimación previa para el cumplimiento de los actos previstos
en este artículo.
La última parte de este artículo sienta un principio basado en la buena fe, que siempre está
presente en toda declaración asegurativa, el asegurador no puede invocar las consecuencias
desventajosas o el retardo en una declaración, denuncia o notificación, si a la época en que debía
realizarse tenía conocimiento de las circunstancias alas que ellos se refieren.
SECCION V
“COMPETENCIA Y DOMICILIO”
COMPETENCIA
Domicilio. El domicilio en el que las partes deben efectuar las denuncias y declaraciones
previstas en la ley o en el contrato es el último declarado.
Normalmente en las pólizas qué se utilizan en nuestro mercado, debidamente aprobadas por la
Superintendencia de Seguros de la Nación, cómo lo prescribe el artículo 23 de la ley 20.091,
incorpora una cláusula por la cual son competentes para intervenir en acciones derivadas del
contrato de seguro, los tribunales de lugar en el que la póliza fue emitida, lo que parece una
solución razonable, ya que el asegurado a ido aún determinado asegurador, a celebrar el
correspondiente contrato de seguro y en ese lugar dónde este último emite la póliza
correspondiente.
PLAZOS.
SECCION VI
“PLAZO”
PERIODO DE SEGURO
Art. 17. Se presume q el período de seguro es d 1 año salvo 1 x la naturaleza del riesgo la prima
se calcule x tiempo distinto.
Tal vez el término “periodo de seguro” no sea el más apropiado para precisar el concepto que el
mismo representa o intenta representar, “periodo de seguro”, es en realidad, el plazo de duración
del contrato de seguro establecido en la póliza respectiva que lo instrumenta dentro del cual,
ocurrido el hecho previsto en el mismo, el asegurador se obliga a resarcir el daño sufrido por el
Lo cierto es que en materia de duración o plazo del contrato de seguros, rige el principio de la
autonomía de la voluntad, y las partes pueden convenirlo libremente de acuerdo a las
características del interés asegurable, del riesgo que se pretende proteger o incluso de las
necesidades del asegurado y de las posibilidades y requerimiento técnico del asegurador.
Si aseguro mi automóvil, normalmente, la cobertura que tomo será por 6 meses o un año, incluso
a veces se ven en el mercado pólizas mensuales con renovación, lo mismo ocurrirá cuando
aseguro mi casa, aunque en estos casos tengo la opción, que muchas aseguradoras ofrecen, de
qué el plazo sea por ejemplo de 3 años, probablemente con un costo de prima total inferior, lo
que me simplificara al final de día un ahorro. Pero si yo viajo al exterior por un mes y aseguro mi
equipaje, la cobertura será por ese periodo. Y cuándo se importan mercaderías, sea por vía
marítima o vía aérea, la vigencia del contrato de seguro será durante el tiempo que demande el
transporte, con las características que ya señalé precedentemente de qué estas pólizas cubren de
depósito a depósito.
Art. 18. La responsabilidad del asegurador comienza a las doce horas del día en el que se inicia la
cobertura y termina a las doce horas del último día del plazo establecido, salvo pacto en
contrario
Cláusula de rescisión.
No obstante el plazo estipulado, y con excepción de los seguros de vida, podrá convenirse que
cualquiera de las partes tendrá derecho a rescindir el contrato sin expresar causa. Si el asegurador
ejerce la facultad de rescindir, deber dar un preaviso no menor de quince días y reembolsará la
prima proporcional por el plazo no corrido. Si el asegurado opta por la rescisión, el asegurador
tendrá derecho a la prima devengada por el tiempo transcurrido, según las tarifas de corto plazo.
La normativa prevista en el segundo párrafo de este art. 18 de la Ley de Seguros – si así lo han
convenido ambas partes, cualquiera de ellas tiene el derecho a rescindir el contrato de seguro que
los vinculaba sin indicación de causa.
En muchos artículos de la Ley de Seguros vemos norma que establecen el derecho de las partes a
rescindir el contrato de seguro a consecuencia de determinadas causas, como por ejemplo, en los
casos siguientes:
Sin embargo, este art. 18 de la Ley de Seguros prevé, en su segundo párrafo, que no obstante el
plazo de duración del contrato de seguro que las partes hayan acordado, y salvo en los casos de
seguros de vida, las partes tendrán el derecho a rescindir dicho contrato en cualquier momento y
sin indicación de causa, si ello así ha sido convenido expresamente en el mismo.
Podría suceder que el asegurado, después de haber celebrado el contrato de seguro con un
asegurador determinado obtuviese información que pusiera en duda la solvencia del mismo,
frente a tal situación se presenta entonces como una solución razonable y justa el derecho del
Algo parecido podría ocurrirle al asegurador en el caso en que después de haber celebrado el
contrato de seguro con el asegurado recibiese noticias que pusieran en duda la seriedad de este
último, creándole así una suerte de “riesgo moral” que justifique su decisión de rescindir el
contrato sin invocar causa.
El art. 18, segundo párrafo, de la Ley de Seguros, nos coloca rente a un supuesto de rescisión
unilateral de un contrato que es propio de los contratos de tracto sucesivo, como lo es el de
seguro, en el que cualquiera de las partes, si así se ha convenido, podrá extinguir para el futuro la
relación contractual que la vinculaba con la otra, previa notificación formal de su decisión y
conforme a lo que dicha norma establece:
Si quien ejerce el derecho a rescindir sin causa es el asegurador, este deberá dar un
preaviso no menor de quince días y reembolsara la prima proporcional por el plazo no
corrido.
Si quien ejerce tal derecho es el asegurado, no le es requerido a este a dar un preaviso
como en el supuesto anterior y entonces el asegurador tendrá derecho a percibir la prima
devengada por el tiempo transcurrido según las tarifas de corto plazo.
PRORROGA TACITA
Art. 19. La prórroga tácita prevista en el contrato, sólo es eficaz por el término máximo de un
período de seguro, salvo en los seguros flotantes.
Cuando el contrato se celebre por tiempo indeterminado, cualquiera de las partes puede
rescindirlo de acuerdo al artículo 18. Es lícita la renuncia de este derecho de rescisión por un plazo
determinado, que no exceda de cinco años. Las disposiciones de este párrafo no se aplican al
seguro de vida.
Por su parte, renovar un contrato se seguro implica, en cambio, que al vencimiento de su vigencia
se lo renueva, es decir, se celebra un nuevo contrato.
Lo cierto es que cuando hay una prorroga dl contrato se seguro original hay un único contrato, en
cambio, cuando se lo renueva nos vamos a encontrar con dos contrato, uno de vencido y otro de
renovado.
Tanto en el caso de prorroga tacita como el de renovación tacita y aunque la ley no lo prevea
expresamente, debería establecerse claramente en la póliza que dicha prorroga o renovación
tacita se producirá en forma automática al vencimiento de la vigencia del seguro, salvo que el
asegurado, dentro de un plazo razonable – por ejemplo, treinta días antes de finalizar la vigencia -
, manifieste su intención de no prorrogar o no renovar el contrato original.
Desde el punto de vista operativo, la prorroga tacita del contrato de seguro tiene la ventaja de que
puede ser instrumentada por el asegurado mediante la emisión de un simple endoso a la póliza
original, en el que se modifique solamente la vigencia del contrato de seguro.
El inconveniente, siempre desde el punto de vista operativo, es que la prorroga tacita se podrá
utilizar por un solo periodo, de acuerdo a lo que el art.19 de la ley de seguro.
Art. 20. La liquidación voluntaria de la empresa aseguradora y la cesión de cartera aprobada por
la autoridad de contralor, no autorizan la rescisión del contrato.
La normativa en el presente art. 20 de la ley de seguro establece que la liquidación voluntaria del
asegurador ni la cesión de cartera aprobada por la Superintendencia de Seguros de la Nación,
autorizan la rescisión del contrato de seguro que la entidad aseguradora haya celebrado con sus
asegurados.
La liquidación voluntaria del asegurador o la cesión de cartera debería siempre permitirle a los
asegurados la posibilidad de rescindir por esa causa sus contratos de seguros que los vinculaban
con un asegurador, cuya confiabilidad y capacidad para el cumplimiento de sus futuras
obligaciones, al menos siempre podrá estar envuelta en un marco de dudas y sospechas.
SECCION VII
Art. 21. Excepto lo previsto para los seguros de vida, el contrato puede celebrarse por cuenta
ajena, con o sin designación del tercero asegurado. En caso de duda, se presume que ha sido
celebrado por cuenta propia.
Cuando se contrate por cuenta de quien corresponda o de otra manera quede indeterminado si
se trata de un seguro por cuenta propia o ajena, se aplicarán las disposiciones de esta sección
cuando resulte que se aseguró un interés ajeno.
En los contratos de seguro pueden haber tres figuras, a saber: tomador, asegurado y asegurador _
y en los seguros de vida una cuarta figura, el beneficiario, que es quien percibirá el capital o la
renta a pagar por el asegurador en caso de muerte el asegurado_.
Dentro de ese contrato, el asegurado será el legítimo titular del interés que se pretendió cubrir a
través del mismo y el asegurador será quien asume, mediante el cobro de la prima
correspondiente, la obligación de resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el
evento previsto en el contrato.
Si quien propone y contrata el seguro es, al mismo tiempo, el legítimo titular del interés
asegurable, las figuras de tomador y asegurado se confunden y estamos entonces frente a lo que
se denomina el seguro por cuenta propia.
Pero cuando ambas figuras_ tomador y asegurado_ están disociadas, es decir, cuando el tomador
que celebra un contrato de seguro no es el legítimo titular del interés asegurable, nos
encontramos con lo que se denomina, el seguro por cuenta ajena.
Según Morandi, el seguro por cuenta ajena puede ser de tres tipos, de acuerdo a quien lo
contrate:
uno es el caso del seguro contratado por un tercero determinado, es decir, cuando el
tomador sabe de antemano quien es o quien será el asegurado y así se lo declara al
asegurador,
otro es el supuesto del contratado por cuenta de tercero, esto es, cuando no se indica en
el contrato de seguro quien es el asegurado, pero se excluye toda posibilidad de que lo sea
el tomador.
finalmente está el contratado por cuenta de quien corresponda, que es cuando no se
indica en la póliza de seguro quien es el asegurado porque el tomador no sabe quién lo
En el seguro por cuenta ajena el tomador contrata un seguro cubriendo intereses que no son
propios, asumiendo entonces frente al asegurador el carácter de contratante, debiendo cumplir
así con todas sus obligaciones, incluyendo la de abonar la prima pertinente.
Con todo, hay algo esencial en el seguro por cuenta ajena: el tomador debe informarle al
asegurador que está cubriendo un interés que no es suyo, que es de otra persona y de esta forma
darle la oportunidad de prestar su consentimiento o no a la celebración de un contrato de seguro
de características propias y que, en alguna medida, rompe los moldes clásicos que exigen que
quien contrata un seguro detente un legítimo interés asegurable.
Este art. 21 de la Ley de Seguros establece que salvo para los seguros de vida, el contrato puede
celebrarse por cuenta ajena, con o sin designación del tercero asegurado.
Si hubiese dudas respecto a si el seguro contratado es por cuenta propia o por cuenta ajena, el art.
21 establece la presunción de que el mismo lo ha sido por cuenta propia.
Art. 22. El seguro por cuenta ajena obliga al asegurador aun cuando el tercero asegurado
invoque el contrato después de ocurrido el siniestro.
SEGURO POR CUENTA AJENA: DERECHO DEL ASEGURADOR A INVOCAR EL CONTRATO AUN
DESPUES DE HABER OCURRIDO EL SINIESTRO
DERECHOS
Art. 23. Cuando se encuentre en posesión de la póliza, el tomador puede disponer a nombre
propio de los derechos que resultan del contrato.
Esta solución que consagra la norma antes referida es justa y equitativa, pues impide que un
tomador de un seguro por cuenta ajena pueda terminar percibiendo una indemnización derivada
de un siniestro que afecto al verdadero titular del interés asegurado, obteniendo de esa forma un
enriquecimiento indebido.
Art. 24. Los derechos que derivan del contrato corresponden al asegurado si posee la póliza. En
su defecto no puede disponer de esos derechos ni hacerlos valer judicialmente sin el
consentimiento del tomador.
En la práctica, si ocurre un siniestro que afecta a un interés asegurado bajo un seguro por cuenta
ajena, el tomador tendrá derecho a percibir la indemnización si tiene en su poder la póliza y el
asegurado_ si el asegurador así lo solicito_ previamente dio consentimiento a ello, conforme lo
hemos visto precedentemente al comentar el art. 23 de la Ley de Seguros. Si el asegurado no da su
consentimiento, el asegurador no le podrá pagar la indemnización al tomador, a riesgo de tener
que devolver a pagarle nuevamente la misma a aquel.
En el párrafo anterior se vio como la Ley de Seguros tiende a proteger los derechos del tomador
del contrato de seguro por cuenta ajena, derechos estos que le podían corresponder en virtud de
Lascano Quintana y Pomes opinan que el art. 25 de la Ley de Seguros le confiere a dicho tomador
`` no solo el derecho de retener la póliza, sino también el derecho a cobrarse del seguro todo lo
que el asegurado le deba por la operación original que los vinculo, con prelación tanto respecto
del asegurado cuanto de los acreedores de este’’.
Art. 26. Para la aplicación del art.10, no se podrá alegar q el contrato se celebró sin
conocimiento del asegurado, si al tiempo d concertarlo no se hizo saber al asegurador q se
actuaba por cuenta d tercero.
Como se vio precedentemente al comentar el art. 10 de la Ley de Seguros, este prescribe que
cuando el contrato de seguro se celebra con un representante del asegurado, para juzgar la
reticencia se tomaran en cuenta el conocimiento y la conducta del representado.
Lo que prescribe ahora este art. 26, es que a los fines de aplicar la normativa prevista en el ya
mencionado art. 10, si al momento de celebrarse el contrato de seguro el tomador no le informo
al asegurador de que actuaba por cuenta ajena, no se podrá alegar que dicho contrato fue
celebrado sin conocimiento del asegurado.
PRIMA.
SECCION VIII
“PRIMA”
OBLIGACION AL PAGO
En el seguro por cuenta ajena, el asegurador tiene el derecho a exigir el pago de la prima al
asegurado, si el tomador ha caído en insolvencia.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la prima constituye el equivalente matemático del
riesgo que ha asumido el asegurador_ esto es lo que se denomina prima pura, neta, teórica, de
riesgo o técnica_ y entonces, si la prima fijada es insuficiente, se estará comprometiendo el
equilibrio técnico entre riesgo y prima, lo que, a la postre, pondrá en peligro la solvencia del
asegurador y la posibilidad de que sus asegurados sean debidamente indemnizados en caso de
ocurrir siniestros a su cargo.
Esta prima pura, neta, teórica, de riesgo o técnica, se calcula sobre bases técnico-matemáticas, de
estadísticas y de experiencia siniestral, tomando en cuenta la posibilidad, intensidad y también la
frecuencia de los riesgos que se pretenden asegurar y así calculada.
Nos referimos específicamente a que las contribuciones (prima o cotización, según el tipo
societario del asegurador), hechas por cada asegurado conforme a su riesgo, van a formar el
``fondo de primas’’, del cual el asegurador extraerá las cantidades necesarias para hacer frente
económico tiene el asegurado, en el sentido de que lo prometido por el asegurador en el contrato
(indemnización cuando se produzca el riesgo previsto), podrá efectivizarse cuando el evento se
verifique.
La segunda parte de este primer párrafo del art. 27 establece que en los casos de seguros por
cuenta ajena_ los previstos en los arts. 21 a 26 de la Ley de Seguros_ el asegurador tiene derecho
a exigir el pago de la prima al asegurado cuando el tomador ha caído en insolvencia.
La segunda parte de este art. 27 de la Ley de Seguros establece la posibilidad de que el asegurador
compense sus créditos contra el tomador.
Art. 28. Salvo oposición del asegurado, el asegurador no puede rehusar el pago de la prima
ofrecido por tercero, con la limitación del artículo 134.
El asegurador ``tampoco podrá rehusar el cobro, si el tercero puede ser perjudicado por el
rechazo´´, dando entonces como ejemplo los casos del acreedor hipotecario o prendario, del
acreedor ejecutante del derecho del tomador, el titular del derecho de prenda sobre la póliza,
etcétera. Y en similar sentido Lascano Quintana y Pomes sostienen que, en caso de oposición del
asegurado al pago del tercero, su postura prosperara ``siempre y cuando el tercero no ostente un
interés legítimo en el cumplimiento de la obligación´´.
La normativa de este art. 28 está limitado a lo que establece el art. 134 de la Ley de Seguros, o sea
que solo se halla facultado a pagar la prima por el asegurado el tercero beneficiario a título
oneroso _ es decir que no goza de tal derecho el beneficiario a título gratuito ni un tercero_.
LUGAR DE PAGO
Art. 29. La prima se pagará en el domicilio del asegurador o en el lugar convenido por las partes.
El lugar de pago se juzgará cambiado por una práctica distinta, establecida sin mora del
tomador; no obstante, el asegurador podrá dejarla sin efecto comunicando al tomador que en lo
sucesivo pague en el lugar convenido.
El art. 747 del Código Civil, esto es que ``El pago debe ser hecho en el lugar designado en la
obligación. Si no hubiese lugar designado y se tratase de un cuerpo cierto y determinado deberá
hacerse donde este existía al tiempo de contraerse la obligación. En cualquier otro caso, el lugar
de pago será el del domicilio del deudor al tiempo del cumplimiento de la obligación´´.
El art. 29 de la Ley de Seguros, en su primera parte, establece que la prima debe pagarse en el
domicilio del asegurador o en el lugar en que las partes hayan acordado, es decir, que si no hay
acuerdo expreso de ellas sobre el lugar en que la prima debe ser abonada, la misma debe ser
pagada en el domicilio del asegurador.
El lugar de pago se considerara cambiado por una práctica distinta y así, si el asegurador va a
cobrar la prima al domicilio del tomador, ello modifica el lugar de pago previsto en la primera
parte del artículo en cuestión.
Sin embargo, agrega la última parte del art. 29, que el asegurador podrá dejar sin efecto el cambio
de domicilio derivado de esa práctica, comunicándole al asegurado que el futuro debe pagar en el
lugar convenido.
EXIGIBILIDAD DE LA PRIMA
Art. 30. La prima es debida desde la celebración del contrato, pero no es exigible sino contra
entrega de la póliza, salvo que se haya emitido un certificado o instrumento provisorio de
cobertura.
En caso de duda, las primas sucesivas se deben al comenzar cada período de seguro.
Crédito tácito
La entrega de la póliza sin la percepción de la prima hace presumir la concesión de crédito para
su pago.
Coincidiendo con el carácter consensual del contrato de seguro, este art. 30 establece que la
prima se debe desde la celebración del contrato pero que no es exigible hasta que se entregue al
asegurado la póliza o un certificado o instrumento provisorio de cobertura.
La doctrina coincide, en general, en que la prima debe pagarse en dinero salvo pacto en contrario.
Cuando la prima se abona con cheque, el pago se considerara efectuado cuando los fondos
ingresen a la cuenta del asegurador, aunque habrá que reconocerle efecto retroactivo al día del
depósito si tenía provisión de fondos.
La última parte del art. 30 de la Ley de Seguros prevé el caso en el que el asegurador le entrega la
póliza al asegurado sin percibir la prima correspondiente y, en este caso, la norma antes citada,
establece que debe presumirse que el asegurador le ha concedido al asegurado plazo para su
pago.
PRIMA: UNICOS SISTEMAS HABILITADOS PARA EL PAGO DE LOS PREMIOS DE LAS POLIZAS DE
SEGUROS
Lo cierto es que la doctrina nacional más autorizada ha reconocido que aunque el pago tardío de
la prima rehabilita la cobertura que ofrecía la póliza, tal rehabilitación es solamente para el futuro,
sin que la recepción de la prima en mora por parte del asegurador_ aun sin reservas_ implique
purgar la suspensión de la cobertura que existió hasta ese momento.
el pago tardío de la prima no deja sin efecto los efectos negativos operados para el
asegurado, pues dicho pago no tiene efectos retroactivos respecto de los hechos
producidos durante tal mora y sus consecuencias son solo para el futuro, careciendo el
asegurado de derecho al cobro de la indemnización pertinente. (CCiv. Y Com. Fed., Sala I,
``Lawsa S.A. c. Sud América Cia. De Seguros´´, LA LEY, 2000-C,518.
la rehabilitación de la cobertura suspendida por falta de pago de la prima del seguro opera
hacia el futuro toda vez que el efecto del pago no purga la mora.
(CNCom., Sala A, ``Lanari, Alberto N.c. Medina Artolas, Mario M.,``LA LEY 2002-C,61.
Las obligaciones, funciones y deberes que la ley 22.400 les impone a los asesores productores de
segures están contenidas, básicamente, en el art. 10 de la citada ley y en relación con el tema que
ahora ocupa, diría que ellas son las siguientes:
Para con los asegurables y asegurados, las de ilustrarlos en forma detallada y exacta sobre
los alcances del respectivo contrato de seguro que se intenta celebrar o que se ha
celebrado, de asesorarlos a los fines de obtener la mejor cobertura, de verificar que la
póliza que se emita refleje la cobertura pretendida, de ejecutar con la debida de los
asegurables o asegurados en relación con sus funciones y de asesorar al asegurado
durante la vigencia de la póliza de sus derechos, cargas y obligaciones, especialmente en
los casos de eventuales siniestros.
Para con los aseguradores, las de informarlos sobre la identidad de los asegurables o
asegurados y de sus antecedentes y solvencia moral y material, y sobre las condiciones y
estado del riesgo y de cualquier modificación futura de la que hubieran tenido
conocimiento, cobrar las primas cuando estuviesen autorizados a hacerlo y rendir los
cobros en los plazos previstos y si no lo están entregar o girar a la entidad aseguradora el
importe de las primas recibidas en un plazo que no podrá ser superior a setenta y dos
Y uno de los problemas que suelen presentarse en los casos en los que los productores asesores
de seguros cobran las primas de los asegurados o incluso cuando las retienen indebidamente y en
estos casos se plantea la cuestión de si el asegurado habrá cumplido o no con el pago puntual y en
termino de dichas primas y si podrá o no aplicarse la sanción prevista tanto en el art. 31 de la Ley
de Seguros, como así también en la Cláusula de Cobranza del Premio, es decir que el asegurador
no será responsable por el siniestro ocurrido antes del efectivo y puntual pago del premio.
Si el productor asesor de seguros dio al asegurado elementos para hacerle creer razonablemente y
de buena fe que estaba investido de facultades suficientes, el asegurador no puede afirmar
falsedad de esa actuación, ya que la misma fue consecuencia de su propia conducta por acción u
omisión. (Conf. CNCom., Sala A, fallo del 29/6/1998, en autos ``Altilio, Marcelo Victor c. Inca S.A.
Cia. de Seguros S.A. y otros´´.
Art. 32. Cuando la rescisión se produzca por mora en el pago de la prima, el asegurador tendrá
derecho al cobro de la prima única o a la prima del período en curso.
El art.32 prescribe que cuando la rescisión se produce por mora en el pago de la prima, el
asegurador tiene derecho a percibir la prima única o la prima del periodo en curso y como lo
señalan Lascano Quintana y Pomes, el incumplimiento por parte del asegurado de la obligación
principal a su cargo_ el pago de la prima_ con lleva la sanción prevista en la norma en cuestión que
funciona como una suerte de compensación única por los daños y perjuicios que su mora género,
sin perjuicio, por supuesto, de la suspensión de la cobertura prevista en el primer párrafo del art.
31 de la Ley de Seguros.
PRIMA: PLAZO PARA PAGAR LA DIFERENCIA DE PRIMA EN CASO DE REAJUSTE POR RETICENCIA
NO DOLOSA O DE BUENA FE EN LOS SEGUROS DE VIDA
En estos casos, este art. 33 prescribe que la diferencia de la prima que corresponda deberá
pagarse dentro del mes de comunicada al asegurado, plazo este que podría modificarse por
acuerdo de partes ya que el antes mencionado art. 33 no es uno de los inmodificables.
Art. 34. Cuando el asegurado ha denunciado erróneamente un riesgo más grave, tiene derecho a
la rectificación de la prima por los períodos posteriores a la denuncia del error, de acuerdo a la
tarifa aplicable al tiempo de la celebración del contrato.
Cuando el riesgo ha disminuido, el asegurado tiene derecho al reajuste de la prima por los
períodos posteriores, de acuerdo a la tarifa aplicable al tiempo de la denuncia de la disminución.
PRIMA: REAJUSTE POR DENUNCIA ERRONEA DEL RIESGO O DISMINUCION DEL MISMO
Dos supuestos:
A continuación, al comentar los arts. 37 a 45, se verá en detalle la normativa de la ley de Seguros
sobre el tema de la agravación del riesgo y sus consecuencias, por lo que me remito a lo que a
continuación se expondrá sobre ello.
CADUCIDAD.
SECCION IX
“CADUCIDAD”
CADUCIDAD CONVENCIONAL
Art. 36. Cuando por esta ley no se ha determinado el efecto del incumplimiento de una carga u
obligación impuesta al asegurado, las partes pueden convenir la caducidad de los derechos del
asegurado si el incumplimiento obedece a su culpa o negligencia, de acuerdo al siguiente
régimen:
a) Si la carga u obligación debe cumplirse antes del siniestro, el asegurador deberá alegar la
caducidad dentro del mes de conocido el incumplimiento.
Cuando el siniestro ocurre antes de que el asegurador alegue la caducidad, sólo se deberá la
prestación si el incumplimiento no influyó en el acaecimiento del siniestro o en la extensión de
la obligación del asegurador;
b) Si la carga u obligación debe ejecutarse después del siniestro, el asegurador se libera por el
incumplimiento si el mismo influyó en la extensión de la obligación asumida.
Efecto de la prima
Una obligación y una carga: mientras una obligación otorga siempre a la parte que sufre los
efectos de su incumplimiento la posibilidad de resolver el contrato o exigir su cumplimiento, la
carga únicamente le brinda a quien sufrió tal incumplimiento el derecho de liberarse de sus
propias obligaciones sin exigirle al incumplidor el cumplimiento de su carga.
Ley de seguros, en este art.36 que comento, utiliza los términos ``carga u obligación’’ como
sinónimos o al menos equivalentes y que entonces, en definitiva, las cargas u obligaciones en el
contrato de seguro terminan siendo aquellas normas que imponen al asegurado determinados
deberes de conducta al tiempo que establecen, para el caso de incumplimiento de las mimas, una
sanción que, normalmente, se traduce en la caducidad de sus derechos indemnizatorios o de
indemnidad en el caso de un seguro de responsabilidad civil.
Son cargas u obligaciones establecidas expresamente en la Ley de Seguros, por ejemplo, las de:
SECCION X
Art. 37. Toda agravación del riesgo asumido que, si hubiese existido al tiempo de la celebración,
a juicio de peritos hubiera impedido el contrato o modificado sus condiciones, es causa especial
de rescisión del mismo.
Hay agravación del riesgo cuando con posterioridad a la celebración del contrato de seguro,
sobreviven alteraciones en las circunstancias que originariamente lo rodeaban que determinan un
aumento tanto en la probabilidad como en la intensidad de riesgo tomando.
Stiglitz señala que hay agravación del riesgo cuando con posterioridad a la celebración del
contrato se seguro, respecto de las circunstancias declaradas por el asegurado en su momento,
sucede una ``alteración trascendente que aumente ya sea la probabilidad, ya sea la intensidad del
riesgo tomado a cargo del asegurador´´.
La agravación del riesgo_ es la ceca de la moneda_ ocurre después de que el contrato se seguro
fue celebrado por las partes y significa una modificación en las condiciones originales del estado
del riesgo propuesto por el asegurado que, de haber sido conocidas en un primer momento por el
asegurador, hubieran impedido el contrato o modificado sus condiciones.
el tomador tiene la obligación de denunciar la agravación del riesgo causada por un hecho
suyo, ``antes que se produzca´´ y las debidas a un hecho ajeno, ``inmediatamente después
de conocerlas´´_ art.38_
si la agravación proviene de un hecho del tomador, la cobertura queda suspendida a partir
de ese momento y el asegurador deberá notificar su decisión de rescindir el contrato de
seguro en el plazo de 7 días_ art. 39_.
si la agravación proviene del hecho de un tercero ajeno al tomador o este debió permitirlo
o provocarlo por razones ajenas a su voluntad, el asegurador tendrá un plazo de 30 días
con 7 días de preaviso, para notificarle su decisión de rescindir el contrato de seguro_ art.
40, primera parte_.
en este último supuesto, si el tomador omite denunciar la agravación del riesgo, el
asegurador quedara liberado de responsabilidad si se produce un siniestro, salvo que
aunque haya incurrido en la omisión sin culpa o negligencia o el asegurador hubiese
tenido conocimiento de la agravación_ art. 40, segundo párrafo_.
si la agravación ha desaparecido o el asegurador no ejerce su derecho a rescindir el
contrato de seguro dentro de los plazos antes previsto, tal derecho se extingue_ art. 42_.
la rescisión del contrato requiere la declaración en tal sentido del asegurador, dirigida al
asegurado o beneficiario de la póliza, sin necesidad de interpelación o acción judicial
alguna.
las sanciones previstas en los arts. 37 y 39 a 41, pueden ser modificables solamente a
favor del asegurado.
DENUNCIA
Art. 39. Cuando la agravación se deba a un hecho del tomador, la cobertura queda suspendida.
El asegurador, en el término de siete días, deberá notificar su decisión de rescindir.
Art. 40. Cuando la agravación resulte de un hecho ajeno al tomador o si éste debió permitirlo o
provocarlo por razones ajenas a su voluntad, el asegurador deberá notificarle su decisión de
rescindir dentro del término de un mes y con un preaviso de siete días. Se aplicará el artículo 39
si el riesgo no se hubiera asumido según las prácticas comerciales del asegurador.
c. Efectos de la rescisión
Art. 38. El tomador debe denunciar al asegurador las agravaciones causadas por un hecho
suyo, antes de que se produzcan; y las debidas a un hecho ajeno, inmediatamente
después de conocerlas.
Art. 39. Cuando la agravación se deba a un hecho del tomador, la cobertura queda
suspendida. El asegurador, en el término de siete días, deberá notificar su decisión de
rescindir.
Art. 40. Cuando la agravación resulte de un hecho ajeno al tomador o si éste debió
permitirlo o provocarlo por razones ajenas a su voluntad, el asegurador deberá notificarle
su decisión de rescindir dentro del término de un mes y con un preaviso de siete días.
Si el tomador omite denunciar la agravación, el asegurador no está obligado a su
prestación si el siniestro se produce durante la subsistencia de la agravación del riesgo,
excepto que:
la rescisión
Art. 42. El derecho a rescindir se extingue si no se ejerce en los plazos previstos, o si la
agravación ha desaparecido.
EFECTOS DE LA RESCISION
Si la agravación fue comunicada en debido tiempo, el asegurador tiene derecho a percibir la prima
proporcional al periodo de cobertura corrido, en cambio se la comunicación no fue hecha
oportunamente, el asegurador tendrá derecho a percibir la prima por el periodo de seguro en
curso.
Una es que el asegurador no ejerza su derecho dentro de los plazos previstos por la ley.
La otra es que la agravación del riesgo haya desaparecido, es decir, que el riego haya
retornado a su estado anterior, estaríamos entonces frente a una renuncia tacita de tal
derecho.
AGRAVACION EXCUSADA
Art. 43. Las disposiciones sobre agravación del riesgo no se aplican en los supuestos en que se
provoque para precaver el siniestro o atenuar sus consecuencias o por un deber de humanidad
generalmente aceptado.
Consagra dos excepciones al derecho del asegurador, a rescindir el contrato de seguro por
agravación del riesgo: una es cuando este último se produce para precaver un siniestro o atenuar
sus consecuencias y la otra es cuando esta originado en un deber de humanidad generalmente
aceptado.
Halperin - Morandi dan los siguientes ejemplos de las excepciones antes mencionadas:
Art. 44. Las disposiciones de esta sección son también aplicables a la agravación producida entre
la presentación y la aceptación de la propuesta de seguro que no fuere conocida por el
asegurador al tiempo de su aceptación.
SECCION XI
DENUNCIA
El asegurador puede requerir prueba instrumental en cuanto sea razonable que la suministre el
asegurado. No es válido convenir la limitación de los medios de prueba, ni supeditar la
prestación del asegurador a un reconocimiento, transacción o sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada, sin perjuicio de la aplicación de las disposiciones legales sobre cuestiones
prejudiciales.
El artículo en cuestión establece un plazo de tres días para que el asegurado o derechohabiente
denuncie el siniestro y por aplicación del principio del art. 28 del Código Civil, dichos días deben de
computarse como corridos y no como hábiles.
Este plazo de 3 días corridos puede ser ampliado por acuerdo de partes.
DENUNCIA DEL SINIESTRO: INTERVENCION DEL ASEGURADOR DENTRO DEL PLAZO PREVISTO EN
EL ARTÍCULO 46
Este art. 46, en la segunda parte de su primer párrafo, prevé que el asegurador no podrá alegar
retardo en la denuncia del siniestro si intervino en el mismo dentro del plazo allí previsto, sea para
llevar a cabo tareas de salvamento o para verificar el daño y entonces uno se podría preguntar qué
sucedería en el caso de que el siniestro, por sus características, fuera del dominio público
Con respecto a la denuncia en los casos de siniestros que afecten vehículos automotores, la
Superintendencia de Seguros de la Nación ha dictado la Resolución 30.506/2005 estableciendo
que las entidades aseguradoras autorizadas para operar en los seguros de ``vehículos
Automotores y/o Remolcados´´ deberán utilizar los formularios de denuncia de siniestro que
obran como Anexos I Y II de dicha Resolución.
Uno es el art. 5º, en el que se establece que los ``asegurados o terceros reclamantes que
pretendan el pago de los siniestros que correspondan en cumplimiento de los contratos
de seguros suscriptos con las entidades aseguradoras, cuyo importe a indemnizar sea
superior al cincuenta por ciento (50%) del valor del mercado del vehículo siniestrado,
deberán informarlo al Registro Seccional de la Propiedad del Automotor que
correspondiere, en la forma en que lo determine la Dirección Nacional de los Registros
MORA. SANCION
Este art.47 establece la sanción que le corresponde al asegurado que incumple con la carga u
obligación que le impone el primer párrafo del art. 46 y que consiste en la pérdida de su derecho a
ser indemnizado, salvo que acredite caso fortuito, fuerza mayor o imposibilidad de hecho sin culpa
o negligencia de su parte.
Reconoce algunas excepciones que surgen del citado artículo y otras de diferentes disposiciones
de la ley 17.418, como por ejemplo:
Seguros, importa su renuncia a las causales de liberación conocidas con anterioridad que sean
incompatibles con esa participación - art.79.
Art. 48. El asegurado pierde el derecho a ser indemnizado si deja de cumplir maliciosamente las
cargas previstas en el párrafo 2º del artículo 46, o exagera fraudulentamente los daños o emplea
pruebas falsas para acreditar los daños.
De suministrar al pedido del asegurador, la información necesaria para que este verifique el
siniestro.
Ahora este art. 48 sanciona al asegurado que ha dejado de cumplir ´´maliciosamente´´ con las
cargas u obligaciones previstas en el segundo párrafo del art. 46 o que exagera fraudulentamente
los daños o utiliza pruebas falsas, con la pérdida de su derecho a ser indemnizado.
La prueba de la malicia del asegurado en cumplir con las cargas u obligaciones previstas en el art.
46, segundo párrafo o en la exageración fraudulenta del daño o en la utilización de pruebas falsas
segunda parte del mencionado artículo va a recaer en el asegurador que las invoque como causal
de la pérdida del derecho del asegurado a ser indemnizado.
SECCION XII
EPOCA DE PAGO
Art.49. En los seguros de daños patrimoniales, el crédito del asegurado se pagará dentro de los
quince días de fijado el monto de la indemnización o de la aceptación de la indemnización
ofrecida, una vez vencido el plazo del artículo 56.
En los seguros de personas el pago se hará dentro de los quince días de notificado el siniestro, o
de acompañada, si procediera, la información complementaria del artículo 46, párrafos segundo
y tercero.
Este art. 49 establece que en los seguros patrimoniales, la indemnización al asegurado se pagara
dentro de los 15 días de que se haya fijado el monto de la indemnización o aceptada la que le haya
ofrecido el asegurador, una vez vencido el plazo del art. 56 de la Ley de Seguros y el mero
vencimiento de dicho plazo sin que el asegurador lo haya abonado hace que este incurra en mora
automáticamente.
Supongamos que ocurre un siniestro de daños patrimoniales_ un incendio por ejemplo que
ocasiona una pérdida total del interés asegurado_ y el asegurado lo denuncia en tiempo y forma y
pasan los 30 días previstos en el art. 56 de la Ley de Seguros sin que el asegurador le solicite
información o documentación complementaria o directamente no le niegue su derecho a ser
indemnizado.
En este caso, a partir del vencimiento de esos 30 días, se tendrá por reconocido el derecho del
asegurado a ser indemnizado y el asegurador tendrá 15 días para pagar la indemnización
pretendida por el asegurado en su denuncia.
una diferencia es que el plazo para el pago del crédito del asegurado o de sus
derechohabientes no es de 15 días `` una vez vencido el plazo del art. 56´´, como ocurre en
los seguros patrimoniales, sino que es solamente 15 de notificado el siniestro
la otra diferencia es que, como ya lo adelante precedentemente, en los seguros de
personas no se aplica el plazo de 30 días de art. 56 de la Ley de Seguros para que el
asegurador se pronuncie sobre el derecho del asegurado a ser indemnizado.
MORA
La preceptiva de este artículo se presente como razonable y justa ya que el asegurador que deja
de cumplir voluntariamente sus obligaciones emergentes de un contrato de seguro que
libremente ha celebrado con un asegurado, no podría invocar, dentro de pautas de equidad y
buena fe, un supuesto convenio que le permita exonerarse de las responsabilidades que surjan de
su mora en el cumplimiento de tales obligaciones.
Stiglitz opina que una cláusula exonerativa de responsabilidad por mora del asegurador constituye
un abuso de la posición dominante, una fractura inequitativa del principio conmutativo, una
aplicación de los derechos del asegurador o si se prefiere, la supresión de los derechos del
asegurado.
PAGO A CUENTA
Art. 51. Cuando el asegurador estimó el daño y reconoció el derecho del asegurado o de su
derechohabiente, éste puede reclamar un pago a cuenta si el procedimiento para establecer la
prestación debida no se hallase terminado un mes después de notificado el siniestro. El pago a
cuenta no ser inferior a la mitad de la prestación reconocida u ofrecida por el asegurador.
Cuando la demora obedezca a omisión del asegurado, el término se suspende hasta que éste
cumpla las cargas impuestas por la ley o el contrato.
Nos podemos encontrar con que en la práctica, ocurrido un siniestro_ y piénsese, por ejemplo, en
un devastador incendio que haya afectado a un importante establecimiento comercial o industrial,
provocando daños de gran magnitud en edificios, instalaciones y mercaderías_ la determinación
de los daños sufridos a consecuencia del mismo puede llevar un tiempo a veces prolongado y
mientras tanto, el asegurado se puede ver apremiado por recibir, con cierta prematura, una ayuda
económica de parte de su asegurador que le permita paliar las consecuencias del evento siniestral
y minimizar las consecuencias dañosas que resulten del mismo.
Yo diría que, salvo en casos de siniestros que presenten características muy complejas o que no
presenten circunstancias especiales, transcurrido un mes desde la denuncia del mismo un
asegurador diligente debería estar razonablemente en condiciones de reconocer o no el derecho
del asegurado o del derechohabiente a ser indemnizado y, en tal supuesto, estimar
prudentemente la extensión del daño a cargo de su póliza, con lo cual quedaría expedito el camino
para el pago a cuenta.
En el segundo párrafo de este art. 51 se establece que cuando la demora en la liquidación del
siniestro obedezca a omisiones del asegurado, ``el termino se suspende hasta que este cumpla las
cargas impuestas por la ley o el contrato´´
SECCION XIII
EPOCA
Art. 52. Cuando el siniestro sólo causa un daño parcial, ambas partes pueden rescindir
unilateralmente el contrato hasta el momento del pago de la indemnización.
SINIESTRO PARCIAL: RESCISION DEL CONTRATO DE SEGURO POR DECISION UNILATERAL DE LAS
PARTES
En efecto, este art. 52 de la Ley Suprema otorga a ambas partes el derecho a rescindir
unilateralmente el contrato de segur que las vinculaba sujeto a dos condiciones:
una es que el siniestro que haya afectado al interés asegurado sea parcial, es decir, que no
se trate de una pérdida total, y
la otra es que tal derecho debe ser ejercido por las partes `` hasta el momento del pago de
la indemnización´´.
Concluye este art. 52 - en su último párrafo_ estableciendo que si las partes cuando ocurre un
siniestro parcial no ejercen el derecho a rescindir el contrato de seguro que los vinculaba, el
asegurador solo responderá en el futuro por el remanente, salvo pacto en contrario.
“NULIDAD”
Es una situación de invalidez del acto jurídico, que debido a su propia ineficacia, deja de producir
sus efectos, retrotrayéndose al momento de su celebración. El acto entonces una vez que es
declarado nulo, es como si nunca hubiera existido.
Para que una norma o acto sean nulos se requiere de una declaración de nulidad, expresa o tácita.
También es necesario que el vicio que lo afecta sea coexistente a la celebración del mismo.
Tiene por fundamento, proteger intereses que resultan vulnerados por no cumplirse las
prescripciones legales al celebrarse un acto jurídico o dictarse una norma o acto administrativo o
judicial.
Hay dos artículos del Código Civil que vamos a relacionar con nuestro curso. El artículo 953 nos
muestra, los actos y hechos que interpretados en el sentido contrario de la norma, nos define
cuales son los actos nulos .El segundo el 954 nos dice cuales son los vicios de la voluntad que
hacen anulables los actos jurídicos.
Art. 953. El objeto de los actos jurídicos deben ser cosas que estén en el comercio, o que por un
motivo especial no se hubiese prohibido que sean objeto de algún acto jurídico, o hechos que no
sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se
opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que perjudiquen los derechos de un
tercero. Los actos jurídicos que no sean conformes a esta disposición, son nulos como si no
tuviesen objeto.
Este artículo es central en el tema de nulidad que tratamos porque nos dice al final que los actos
jurídicos que no sean conformes a esta disposición, son nulos.
Cuando el objeto de los actos jurídicos sean cosas que no estén en el comercio,
Que por un motivo especial se hubiese prohibido que sean objeto de algún acto jurídico.
Hechos que sean imposibles.
Hechos ilícitos.
Hechos contrarios a las buenas costumbres.
Hechos prohibidos por las leyes
Hechos que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia,
Hechos que perjudiquen los derechos de un tercero.
Art. 954. Podrán anularse los actos viciados de error, dolo, violencia, intimidación o simulación.
El asegurador debe impugnar el contrato dentro de los tres meses de haber conocido la
reticencia o falsedad.
El contrato de seguro, como todo contrato presidido por la buena fe, puede ser modificado o
anulado por vicios de la voluntad producidos en el momento de su celebración.
No todo ocultamiento es reticencia. Para que la reticencia sea efectiva debe consistir en una
mentira u ocultamiento anterior a la celebración del contrato y trascendente para el mismo, esto
es que la mentira u ocultamiento llevaron al asegurador a un error en la manifestación de su
voluntad, de haber sabido la real condición del riesgo no lo hubieran aceptado o le hubiera
cobrado una extra prima.
Es importante entender que el asegurador no tiene obligación alguna de realizar una inspección de
riesgo antes de la celebración del contrato. La inspección previa es para el asegurador una
facultad, no una obligación. Esto implica que el asegurado que concurrió en reticencia no puede
alegar la inexistencia de la inspección previa para exculpar su conducta.
En caso de seguros sobre las personas el reajuste puede ser obligatorio para el Asegurador, si la
nulidad fuere perjudicial al Asegurado (Art. 6 LS)
El asegurador puede hacer nulo el contrato, pero con el derecho a las primas percibidas (Art. 8 LS)
El riesgo constituye el punto central del seguro, el elemento alrededor del cual giran todos los
aspectos de la relación asegurado- asegurador.
Es precisamente para ampararse de los riesgos que los amenazan, que las personas recurren al
seguro, a fin de neutralizar los perjuicios también económicos, provocados por el acaecimiento del
hecho temido.
Nulidad del contrato que exonere al asegurador por su mora. (Art. 50 LS)
Nulidad del contrato celebrado con la intención de enriquecimiento por parte del
asegurado. (Art. 62 LS)
Si la suma asegurada supera notablemente el valor actual del interés asegurado, el asegurador o el
tomador pueden requerir su reducción.
Nulidad del contrato celebrado con la intención de enriquecimiento por parte del
asegurado en los casos de pluralidad de seguros. (Art. 68 LS)
El asegurado no puede pretender en el conjunto una indemnización que supere el monto del daño
sufrido. Si se celebró el seguro plural con la intención de un enriquecimiento indebido, son nulos
los contratos celebrados con esa intención; sin perjuicio del derecho de los aseguradores a percibir
la prima devengada en el período durante el cual conocieron esa intención, si la ignoraban al
tiempo de la celebración.
SECCION XIV
AUXILIARES: FACULTADES
Art. 53. El productor o agente de seguro, cualquiera sea su vinculación con el asegurador,
autorizado por éste para la mediación, sólo está facultado con respecto a las operaciones en las
cuales interviene, para:
b) Entregar los instrumentos emitidos por el asegurador, referentes a contratos o sus prórrogas;
En la práctica, los alcances de este artículo de la Ley de Seguros han sido modificados por la
normativa contenida en la ley 22.400 sancionada el 11/8/1981, la que estableció el ``Régimen de
los productores asesores de seguros´´ y que introdujo cambios importantes en la normativa
prevista por el antes referido art. 53 de la Ley de Seguros.
La ley 22.400 requiere su inscripción previa en el registro especial que, con tal fin, ella creo y que
puso a cargo de la Superintendencia de Seguros de la Nación, quienes deseen obtener tal
inscripción, deberán cumplir con los requisitos previstos en el art. 4º de dicha ley y en su
reglamentación.
En materia de las retribuciones que habrán de recibir por la intermediación, art. 5º de la ley
22.400 establece que ellos percibirán las comisiones que acuerden con el asegurador, salvo en que
la autoridad estime la fijación de máximos o mínimos.
El art. 6º prescribe que el derecho del productor asesor a cobrar la comisión se adquiere cuando la
entidad aseguradora percibe efectivamente el importe de la prima o, proporcionalmente, al
percibirse cada cuota en aquellos seguros.
Régimen de sanciones a los asesores productores de seguros para los casos en que ellos violen las
obligaciones, funciones y deberes que dicha ley impone.
Art. 54. Cuando el asegurador designa un representante o agente con facultades para actuar en
su nombre se aplican las reglas del mandato. La facultad para celebrar seguros autoriza también
para pactar modificaciones o prórrogas, para recibir notificaciones y formular declaraciones de
rescisión, salvo limitación expresa. Si el representante o agente de seguro es designado para un
CONOCIMIENTO EQUIVALENTE
Art. 55. En los casos del artículo anterior el conocimiento del representante o agente equivale al
del asegurador con referencia a los seguros que está autorizado a celebrar.
SECCION XV
Art. 56. El asegurador debe pronunciarse acerca del derecho del asegurado dentro de los treinta
días de recibida la información complementaria prevista en los párrafos 2º y 3º del artículo 46.
La omisión de pronunciarse importa aceptación.
Dentro del régimen legal previsto en la Ley de Seguros, el tomador tiene la carga u obligación
especifica prevista en el art. 46.
Frente a esta carga u obligación que la ley le impone al asegurado - denuncia en termino del
siniestro y suministro de la información necesaria para evaluar el siniestro - el legislador le ha
impuesto también una suerte de carga u obligación al asegurador, la que está contenida en este
art. 56 y que consiste en que el mismo debe pronunciarse acerca del derecho del asegurado a ser
indemnizado dentro de los treinta días de recibida la información complementaria prevista en los
párrafos segundo y tercero del articulo 46 y que en el caso de que omita hacerlo dentro de dicho
plazo, tal omisión importa aceptación.
Art. 57. Son nulas las cláusulas compromisorias incluidas en la póliza. La valuación del daño
puede someterse a juicio de peritos.
Como se ha visto, este art. 57 de la Ley de Seguros establece que son nulas las clausulas
compromisorias incluidas en la póliza pero que la valuación del daño puede someterse a juicio de
peritos.
El termino ``clausulas compromisorias´´ está referido a aquellas cláusulas que dificultan o limitan
las posibilidades del asegurado de iniciar una acción judicial contra un asegurador que ha
declinado responsabilidad frente a un siniestro determinado.
SECCION XVI
“PRESCRIPCION”
TERMINO
Art. 58. Las acciones fundadas en el contrato de seguro prescriben en el plazo de un año,
computado desde que la correspondiente obligación es exigible.
Cuando la prima debe pagarse en cuotas, la prescripción para su cobro se computa a partir del
vencimiento de la última cuota. En el caso del último párrafo del artículo 30, se computa desde
que el asegurador intima el pago.
Interrupción
Los actos del procedimiento establecido por la ley o el contrato para la liquidación del daño
interrumpe la prescripción para el cobro de la prima y de la indemnización.
Beneficiario
En el seguro de vida, el plazo de prescripción para el beneficiario se computa desde que conoce
la existencia del beneficio, pero en ningún caso excederá de tres años desde el siniestro.
PRESCRIPCION. PLAZO
Stiglitz en su trabajo publicado en LA LEY, 2005-F, 379, titulado El plazo de prescripción del
contrato de seguro, analizaban la posibilidad de que el art. 50 de la Ley de Defensa del
Consumidor 24.240, al establecer un plazo de prescripción de 3 años para ``las acciones y
sanciones emergentes de la presente ley´´, pudiera haber modificado el previsto en el art. 58 de la
Ley de Seguros para las acciones fundamentales en el contrato de seguro.
La conclusión de los mencionados autores fue que `` no resulta de aplicación el plazo prescriptivo
del artículo 50 de la ley 24.240, porque el mismo se encuentra expresamente previsto en la ley
Prescripción: interrupción
Por su parte, en el tercer párrafo de este art. 58 se establece que los actos del procedimiento
establecidos en la ley o el contrato para liquidar el daño a consecuencia de un siniestro,
interrumpen la prescripción, tanto para el cobro de la prima como para el de la indemnización.
Es decir que en la práctica, ocurrió un evento siniestral que afecte al interés asegurado y el
asegurador designa un liquidador para la determinación y ajuste de los daños, esos actos que
llevara a cabo dicho liquidador va interrumpiendo el plazo de la prescripción para el cobro de la
prima o de la indemnización según corresponda.
Cuarto párrafo del artículo que nos ocupa está referido al seguro de vida y entonces en él , el plazo
de prescripción para el beneficiario se computa desde que conoce la existencia del beneficio, pero
en ningún caso ``excederá de tres años desde el siniestro´´.
De la Ley de Seguros consagra la el plazo anual de prescripción para las acciones que derivan del
contrato de seguro, plazo este comienza a correr ``desde que la obligación es exigible´´
El tema puede pasar por saber, con precisión, desde que momento la obligación es exigible y la
respuesta dependerá, como se verá a continuación, de diversas circunstancias fácticas.
Con respecto a la exigibilidad del pago de la prima, el tema ya ha sido analizado precedentemente
al comentar el art. 30 de la Ley de Seguros.
Con relación al tema del pago de la indemnización que debe efectuar el asegurador a
consecuencia de un siniestro y el momento a partir del cual dicha obligación se torna exigible,
existe si un principio básico en la Ley de Seguros que nos va a servir para evaluar este tema que
nos ocupa y es el que consagra su art. 49 al establecer que en ``los seguros de daños
patrimoniales, el crédito del asegurado se pagara dentro de los quince días de fijado el monto de
la indemnización o de la aceptación de la indemnización ofrecida, una vez vencido el plazo del
articulo 56´´, mientras que el los ``de personas el pago se hará dentro de los quince días de
notificado el siniestro, o de acompañada, si procediera, la información complementaria del
artículo 46, párrafos segundo y tercero´´.
Una alternativa seria cuando ocurre un siniestro de daños patrimoniales - excluyendo uno de
responsabilidad civil - y el asegurado lo denuncia y pasan 30 días previstos en el art. 56 de la Ley
de Seguros sin que el asegurador le solicite información o documentación o le niegue su derecho a
ser indemnizado, entonces, a partir de los 15 días de vencido tal plazo de 30 días, la obligación del
asegurador se habrá tornado exigible y de allí comenzaría a correr el plazo de prescripción anual.
Otra alternativa que se puede presentar seria cuando ocurre un siniestro similar, asegurado lo
denuncia y el asegurador, haciendo uso del derecho que le confiere el art. 46 de la Ley de Seguros,
segunda y tercera parte, le solicita información y documentación complementaria, la que es
completada por el asegurado a su debido tiempo.
A partir de ese momento comienzan a correr los 30 días para que el asegurador se pronuncie
sobre el derecho del asegurado y aquí pueden suceder tres cosas: el asegurador guarde silencio al
vencimiento de dicho plazo, que decline responsabilidad o que ofrezca el pago de una
indemnización determinada al asegurado.
Si dentro de los 30 días el asegurador guarda silencio, dejando vencer el plazo del art. 56, a partir
de ese momento comienzan a correr los 15 días para pagar la indemnización y transcurridos los
mismos sin que el asegurador indemnice a su asegurado, la obligación se habrá tornado exigible y
comenzara a correr el plazo anual de prescripción.
El asegurador fijo el monto de la indemnización y este fue aceptado por el asegurado, a partir de
ese momento empieza a correr los 15 días para el pago de la misma y al vencimiento de dicho
plazo la obligación sería exigible y de allí en más comenzaría a correr el plazo de prescripción que
establece el art. 58 de la Ley de Seguros.
El plazo de prescripción prevista en el ya referido art. 58 puede ser suspendido en los términos del
art. 3986 del Código Civil, ya que la vigencia de dicha norma en el campo del derecho mercantil
está consagrada por lo que dispone el art. 844 del Código de Comercio.
En los seguros marítimos el plazo de prescripción está previsto en el art. 468 de la Ley de
Navegación.
ABREVIACION
El plazo de la prescripción no puede ser abreviado. Tampoco es válido fijar plazo para interponer
acción judicial.
El art. 844 del Código de Comercio prescribe que la prescripción mercantil está sujeta a las reglas
establecidas por el Código Civil, salvo disposición en contrario prevista en los artículos siguientes.
``las acciones derivadas del contrato de seguro marítimo prescriben por el transcurso de un año.
Este término comienza a correr, a) Para la acción de cobro de la prima, a partir de su exigibilidad,
b) Para la acción de avería: 1º) si se trata del buque a partir de la fecha del accidente, si se trata de
efectos, a partir de la fecha de la llegada del buque o, en su caso, de la fecha en que debió llegar o,
si el accidente fue posterior a esa fechas, a partir de la del respectivo accidente´´.
La segunda parte de este articulo prescribe la invalidez de cualquier clausula contenida en una
póliza por la cual se pretenda que el derecho del asegurado a iniciar una acción judicial queda
limitado a que la misma sea iniciada dentro de un plazo determinando.
Desde el vencimiento de los plazos fijados en los artículos 458, 459, 461 y 464, según corresponda,
la acción derivada del pago de la contribución de avería común o del salario de asistencia o de
salvamento o de la responsabilidad por daños a terceros a partir del día del pago´´.
SECCION I
“DISPOSICIONES GENERALES”
Art. 60. Puede ser objeto d estos seguros cualquier riesgo si existe interés económico lícito d q
un siniestro no ocurra.
La normativa de este art. 60 está íntimamente relacionada con la del art. 2º de la mencionada ley
que dispone que el contrato se seguro puede tener por objeto toda clase de riesgo siempre que
exista interés asegurable y salvo prohibición expresa de la ley.
Para no pecar de repetitivo respecto al tema del objeto del contrato de seguros, me remito a lo
expuesto precedentemente al comentar el citado art. 2º, párrafo 31, en relación con el concepto
de riesgo me remito también a lo dicho antes de ahora en el párrafo 32 que antecede y respecto
del interés económico licito de que un siniestro no ocurra - es decir in interés asegurable - remito
ahora al amable lector a lo ya expuesto en el precedente párrafo 33.
Art. 61. El asegurador se obliga a resarcir, conforme al contrato, el daño patrimonial causado por
el siniestro sin incluir el lucro cesante, salvo cuando haya sido expresamente convenido.
Medida. Responde sólo hasta el monto de la suma asegurada, salvo que la ley o el contrato
dispongan diversamente.
Este art. 61 de la ley de seguro consagra la obligación del asegurador de resarcir los daños
patrimoniales sufridos por el asegurado causados por un siniestro, sin incluir el lucro cesante.
En primer lugar, el artículo en cuestión habla de resarcir los daños patrimoniales sufridos por el
asegurado “conforme al contrato “, es decir, de acuerdo a sus condiciones de cobertura, términos,
exclusiones y límites. En otras palabras, el asegurador no va a indemnizar cualquier daño sufrido
por el asegurado sino solamente aquellos que se ajusten a la cobertura ofrecida por el respectivo
contrato de seguro y hasta los límites allí establecidos.
Ya se vio al comentar el art. 4 de la ley de seguros que una de las características del contrato de
seguro es su naturaleza indemnizatoria, que consiste en la obligación del asegurador de
indemnizar los daños que puede sufrir el asegurado a consecuencia de un siniestro que afecte el
interés asegurado, lo que constituye una obligación de “dar una suma de dinero”.
Al comentar el art.109 de la ley de seguro, veremos que en los seguros de responsabilidad civil, la
obligación del asegurador de resarcir se convierte en la de mantenerlo indemne por cuanto deba a
un tercero reclamante.
Este articulo habla del daño patrimonial sufrido por el asegurado “causado por el siniestro “y esto
nos lleva a formular algunas reflexiones sobre los temas de lo que es para nosotros un siniestro y
de lo que representa el concepto de la causalidad respecto del mismo, tema estos que
analizaremos a continuación.
Este art.61 segunda parte de la ley de seguro establece que la suma asegurada en la póliza
representa la responsabilidad máxima del asegurador.
Por ejemplo y referido al tema que nos ocupa, en la póliza de seguro de uso común en nuestro
mercado leemos que ella cubre determinados riesgo de responsabilidad civil con los siguientes
alcances: “la suma asegurada estipulada de común acuerdo entre el asegurador y el asegurado
representa el límite máximo por acontecimiento que el asegurador pagará en concepto de
daños, gastos y costas del litigio”.
Se entiende por acontecimiento todo evento que pueda ocasionar uno o más reclamos producto
de un mismo hecho generador.
Como se ve, según lo establece la referida cláusula, en este caso la póliza determinada cual será la
responsabilidad máxima del asegurador por cada “acontecimiento”, es decir por cada “evento”
que pueda ocasionar uno o más reclamos a consecuencia de un mismo hecho generador.
Y se lee también en esa póliza antes referida una cláusula en la que se establece que el asegurado
participará en cada siniestro con un deducible equivalente al 10% de la o las indemnizaciones que
se acuerde con el o los terceros o que resulten de sentencia judicial incluyendo honorarios, costos
e intereses a su cargo.
El tema de la casualidad es uno de los grandes temas en el campo del Derecho en general y en
particular en el de los seguros, esto es, determinar cuál ha sido la causa que pudo haber
provocado el siniestro, es decir, un daño o pérdida al interés asegurado y a partir de allí,
establecer si se está ante un riesgo cubierto o no por la póliza que oportunamente emitió el
asegurador.
Hay daños o pérdidas en los cuales determinar su causa no ofrece demasiadas dificultades ni
problemas como, por ejemplo, cuando nos encontramos con una casa que ha sufrido un incendio
y que presenta los daños o las pérdidas propias de la acción del fuego - o del agua utilizada para
apagarlo.
En este ejemplo podremos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la causa del siniestro fue el
fuego.
Pero muy a menudo, las causas de un siniestro no se presentan con la claridad del ejemplo dado
precedentemente y es aquí entonces en que comienza a tener un rol decisivo el tema de la
causalidad en el campo del Derecho de Seguros.
El Código Civil establece el régimen de imputabilidad de las consecuencias de los hechos, según
estas sean inmediatas, mediatas o causales, prescribiendo que:
Las consecuencias inmediatas de los hechos libres le son imputables al autor de ellos -
art.903 del Código Civil.
Las consecuencias mediatas son también imputables al autor del hecho cuando éste las
hubiese previsto y cuando empleando su debida atención y conocimiento haya podido
preverlas – art.904 C.Civil.
Que las consecuencias causales no son imputables al autor del hecho sino cuando
debieron resultar según las miras que tuvo al ejecutar el hecho – art.905 C.Civil.
El camino para precisar el concepto de la verdad formal lo marcó Morandi cuando decía que en
estos casos nos hallamos ante a una tarea analítica en la que se deben conjugar criterios de
razonabilidad, objetividad y flexibilidad de criterios en el análisis y evaluación de todos los
elementos y circunstancias que rodean cada caso.
El carácter indemnizatorio del contrato de seguro hace que el asegurado no pueda obtener un
lucro a consecuencia de la ocurrencia del siniestro y es así que este art. 61 de la Ley de Seguros
expresamente establece que la obligación del asegurador de indemnizar excluye el lucro cesante,
salvo en los caso en que las partes expresamente así lo hayan convenido.
Así, por ejemplo, se puede asegurar una fábrica contra el riesgo de incendio y ocurrido este la
misma puede estar sin operar un largo lapso de tiempo hasta que se efectúen las reparaciones
necesarias para ponerla nuevamente en condiciones de reiniciar sus tareas. Como consecuencia
de esa interrupción del negocio, derivada de un incendio, es decir un riesgo cubierto, las partes
pudieron haber contratado una cobertura adicional que cubriera el lucro cesante o la pérdida de
beneficios sufrida por el asegurado a consecuencia del evento siniestral en sí, además de los
daños materiales a su establecimiento fabril es decir los derivados de la paralización de la
actividad de su fábrica.
El eje del problema pasa, sin duda, por lo que dispone el art. 622 del Código Civil cuando referido a
las obligaciones de dar sumas de dinero prescribe: ``El deudor moroso debe los intereses que
estuviesen convenidos en la obligación, desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses
convenidos, debe los intereses legales que las leyes especiales hubiesen determinado. Si no se
hubiere fijado el interés legal, los jueces determinaran el interés que debe abonar, si las leyes de
procedimiento no previeren sanciones para el caso de inconducta procesal maliciosa del deudor
El daño por lucro cesante debe ser indemnizado por el asegurador, cuando ese daño se
produce, no por el robo del interés asegurable en sí mismo, sino por efecto de la mora del
asegurador en el pago de indemnización - en este caso el pago hubiese posibilitado al
actor adquirir otro vehículo cuya explotación como remise habría generado la ganancia no
obtenida. (Conf. CNCom., Sala D, 16/6/2004, en autos `` Gazzero, Juan C. c. Sud América
Terrestre y Marítima Cia. de Seguros S.A´´)
Es procedente la indemnización en concepto de privación de uso del rodado que resultó
destruido a raíz de un accidente, pues si bien las partes habían pactado en la póliza que
dicho rubro no sería indemnizado por la aseguradora aunque fuera consecuencia de un
hecho cubierto, la estipulación en cuestión no puede regir cuando el asegurador incurrió
en mora, ya que el mismo deberá resarcir al asegurado de los mayores daños derivados de
su incorrecto proceder. (CNCom., Sala D, del 3/4/2005, autos ``Scaravelli, D.M.c.
ZurichIguazuCia. de Seguros´´, LA LEY, del 28/6/2005.
FRANQUICIAS: INTRODUCCION
Y uno de esos límites a la obligación del asegurador de indemnizar el daño sufrido por su
asegurado es el que resulta de la incorporación en la respectiva póliza de seguro de una franquicia,
es decir, de una parte del daño que, en caso de ocurrir un evento siniestral amparado por el
contrato de seguro, deberá ser tomado en cuenta para determinar el derecho del asegurado a ser
indemnizado - `` franquicias condicionales´´ o ``simples´´ - o para fijar el monto de la
indemnización - ``franquicias condicionales´´,``absolutas´´ o ``deducibles´´.
¿Cuáles con las razones por las cuales los aseguradores suelen incorporar en sus pólizas las
llamadas ``franquicias´´?
``El descubierto obligatorio´´, existiría cuando el asegurado conserva siempre a su cargo una cierta
parte del daño, independientemente de su intensidad y extensión.
Halperin- Morandi señalan que tanto la franquicia como el descubierto obligatorio cumplen una
función análoga, si bien presentan algunas diferencias en relación con el pago de la prima que se
abone en cada caso y con los alcances de la indemnización a cargo del asegurador, en los casos de
una franquicia deducible.
La causa por la cual una parte del daño es soportado por el asegurado es distinta en un caso y en
el otro.
En el descubierto obligatorio la causa es un infraseguro que deriva de una decisión del asegurado,
de una disposición legal o de la autoridad de control, en cambio en la franquicia deducible la
disminución de la indemnización es la consecuencia de una estipulación especifica de la póliza y
que puede provenir ya sea de una decisión tomada libremente por el asegurado o por el
asegurador o incluso también por la autoridad de control.
Art. 62. Si la suma asegurada supera notablemente el valor actual del interés asegurado, el
asegurador o el tomador pueden requerir su reducción.
Nulidad
SOBRESEGURO: CONCEPTO
El sobreseguro se da cuando el valor real del interés asegurado es superior a la suma asegurada o
como lo dice este art. 62 en su primer párrafo, cuando la suma asegurada ``supera notablemente
el valor actual del interés asegurado´´.
Reflexiones preliminares
Una, es que el uso del término ``notablemente´´ presenta sin duda un gran margen de
incertidumbre en cuanto a poder definir con precisión cuando la diferencia entre la suma
asegurada y el valor asegurable tiene la envergadura suficiente como para que las partes puedan
requerir la reducción de la prima o incluso determinar la nulidad del seguro en el supuesto del
segundo párrafo de este art. 62.
Va a requerir que situaciones de este tipo sean analizadas y resueltas dentro un marco de
razonabilidad y buena fe, sin dejar de lado las circunstancias que pueden rodear cada caso en
particular.
La otra reflexión está referida a la utilización del término ``actual´´ en relación con el valor del
interés asegurado ``el valor actual del interés asegurado´´
Para darle un sentido claro a este artículo, su redacción adecuada debió de haber sido, por
ejemplo, ``si durante la vigencia del seguro la suma asegurada supera notablemente el valor del
interés asegurable´´.
La diferencia entra la suma asegurada y el valor asegurable del interés asegurado puede provenir
de varias causas y puede existir tanto al momento de la contratación del seguro como durante su
vigencia.
En efecto, puede haber habido un error de valuación sin ánimo doloso de parte del asegurado al
contratar el seguro, pero también a veces, durante su vigencia, los bienes que están asegurados
El segundo párrafo de este art. 62 prevé el caso en que la suma asegurada supera el valor
asegurable y el contrato fue celebrado `` con la intención de enriquecerse indebidamente´´, en
este caso la norma citada establece que el contrato de seguros es nulo y si el asegurador no
conocía esa intención dolosa del asegurado, tiene derecho a percibir el total de la prima
correspondiente a la vigencia de la póliza durante la cual adquirió tal conocimiento.
No cualquier exageración en el valor asegurable que se traslade a la suma asegurada que figure en
la póliza debe ser calificada de doloso, ya que puede haber errores de buena fe por parte del
asegurado.
VALOR TASADO
Art. 63. El valor del bien a que se refiere el seguro se puede fijar en un importe determinado, que
expresamente se indicará como tasación. La estimación será el valor del bien al momento del
siniestro, excepto que el asegurador acredite que supera notablemente este valor.
VALOR TASADO
El art. 63 de la Ley de Seguros establece que las partes pueden convenir que el valor del bien al
que se refiere el contrato de seguro se fije en un importe determinado que se indicará en forma
expresa como ``tasación´´ y que el mismo será tomado como el valor del bien al momento del
siniestro a los fines de determinar las eventuales indemnizaciones asegurativas que correspondan,
salvo que en tal oportunidad el asegurador demuestre que el mismo supera notablemente el valor
real del bien a ese momento.
Los contratos de seguros con valor tasado tienen una utilización bastante acotada de nuestro
mercado, a los seguros marítimos, a los animales_ ver art. 107 de la Ley de Seguros_ y a los sobre
joyas y obras de arte.
Sin embargo el artículo en cuestión, en su segunda parte, presenta una excepción al principio
antes mencionado de que el valor tasado será considerado como el valor del bien al momento del
siniestro y ello ocurre en el caso en el que ``el asegurador acredite que supera notablemente ese
valor´´.
De todas formas, la prueba de que el valor ``de tasación´´ supere notablemente el valor real del
bien asegurado al momento del siniestro, recaerá sobre el asegurador quien invoca tal
circunstancia.
Art. 64. Si el contrato incluye una universalidad o conjunto de cosas, comprende las cosas que se
incorporen posteriormente a esa universalidad o conjunto.
Pero yendo al caso previsto específicamente en este artículo - universalidad de cosas - una póliza
de seguro podría cubrir bajo un mismo contrato un conjunto de muebles, mercaderías de distinto
tipo, ganado contra el mismo riesgo - como dicen Halperin-Morandi_ o como contra diversos
riesgos.
En realidad, entrarían dentro de esa figura de los contratos de seguros que incluyen una
universalidad o conjunto de cosas, aquellos que se instrumentan a través de las llamadas pólizas
flotantes.
SOBRESEGURO
Art. 65. Si al tiempo del siniestro el valor asegurado excede del valor asegurable, el asegurador
sólo está obligado a resarcir el perjuicio efectivamente sufrido; no obstante, tiene derecho a
percibir la totalidad de la prima.
Dicha normativa sería aplicable solamente a los casos de sobre seguro no doloso porque si el
asegurado hubiese tenido la intención de enriquecerse indebidamente, el seguro sería nulo como
se establece en su segunda parte, y en consecuencia, carecería de derecho a ser indemnizado.
En este supuesto, la norma que nos ocupa establece que el asegurador estará obligado a resarcir
solamente el perjuicio efectivamente sufrido por el asegurado - es decir sin tomar en cuenta la
suma asegurada -pero sin embargo tendrá derecho a percibir la totalidad de la prima.
Este principio de la proporcionalidad del pago indemnizatorio en el caso del infraseguro se funda
en un principio de equidad y al mismo tiempo en las condiciones técnicas que toda contratación
de un seguro requiere, esto es la equivalencia o correspondencia que debe existir entre el riesgo
asumido por el asegurador y la prima abonada por el asegurado.
Se ha visto ya que el principio que establece el citado art. 65 de la Ley de Seguros, en su segundo
párrafo y que consagra la aplicación de la llamada ``Regla proporcional´´, admite pacto en
contrario.
Es el caso en el que el valor asegurable sea superior al valor asegurado y ocurra un siniestro que
no presente la pérdida total del bien asegurado, el asegurador va a indemnizar el total de los
daños sufridos por el mismo sin tomar en cuenta la existencia del infraseguro.
El pacto en contrario se instrumenta a través de una cláusula que otorga la cobertura que se
conoce como ``a primer riesgo´´ por la cual, en los casos en que exista un ``descubierto´´, es decir,
cuando el valor asegurado sea inferior al asegurable, el asegurador indemnizará a su asegurado sin
recurrir a la aplicación de la mencionada `` Regla Proporcional´´, para lo cual, como lo indican
Halperin- Morandi, dicha cláusula requiere una prima mayor porque también lo será la intensidad
del siniestro que eventualmente habrá de soportar el asegurador.
Stiglitz, por su parte, agrega un ejemplo más como razón de ser de esta forma asegurativa ``a
primer riesgo´´: cuando se trata de un edificio que por sus características de construcción no sería
susceptible de una pérdida total.
El seguro ``a primer riesgo´´ puede presentar dos modalidades: ``absoluto´´ y ``relativo´´
En el primer caso -``a primer riesgo absoluto´´ - el asegurador indemnizará el daño sufrido por el
asegurado hasta el importe de la suma asegurada, sin tomar en cuenta el valor del interés
asegurado al momento del siniestro.
En el segundo caso ``a primer riesgo relativo´´_ existe un valor declarado previamente por el
asegurado al celebrar el contrato y entonces el asegurador indemnizará el daño sufrido por el
interés asegurado en caso siniestro hasta la suma asegurada pero solamente si al ocurrir el evento
siniestral el valor del interés asegurado no excediese al previamente declarado al momento de
concluir el contrato de seguro.
VICIO PROPIO
Art. 66. El asegurador no indemnizará los daños o pérdidas producidos por vicio propio de la cosa,
salvo pacto en contrario.
Un vicio propio en una cosa implica que la misma presenta una falla o un defecto oculto que están
latentes y que no se exteriorizan normalmente o a simple vista pero que, en un momento
determinado, pueden provocar un daño a la misma, a otras cosas e incluso también a personas.
El vicio propio o el defecto latente en una cosa puede provenir de un error de diseño de la misma,
de una falla o deficiencia en su fabricación o armado o, incluso, pensando en los seguros de
animales, en un defecto congénito del mismo que, a través del tiempo, pudiera culminar con su
muerte o con su incapacidad total y permanente.
En mi opinión, debemos distinguir entre un daño que ha sido causado por un vicio propio de la
cosa de aquel que ha sido fruto de la naturaleza propia de la misma.
Pero en estos dos últimos ejemplos la causa eficiente del siniestro han sido agentes externos, que
si bien estaban en la mercadería, no eran propios de su naturaleza intrínseca.
Meilij y Barbato también consideran que el vicio propio no constituye propiamente un riesgo y que
esta fuera de su verdadero significado, agregando que en él no se observa el alea ni la
incertidumbre, por su parte Stiglitz también participa de la idea de que el vicio propio, al ser un
acontecimiento necesario, no puede constituir un riesgo asegurativo.
“PLURALIDAD DE SEGUROS”
NOTIFICACIÓN
Art. 67. Quien asegura el mismo interés y el mismo riesgo con más de un asegurador, notificará sin
dilación a cada uno de ellos los demás contratos celebrados, con indicación del asegurador y de la
suma asegurada, bajo pena de caducidad, salvo pacto en contrario.
Seguro subsidiario
Puede estipularse que uno o más aseguradores respondan sólo subsidiariamente o cuando el daño
exceda de una suma determinada.
Este artículo, en su primer párrafo, prevé el caso de que quien asegure el mismo interés
asegurable y riesgo con más de un asegurador, estará obligado a notificar a cada asegurador las
existencia de todos los contratos de seguros celebrados, indicando los nombres de los
aseguradores involucrados y las sumas aseguradas, la sanción que prevé este art. 67 de la Ley de
Seguros en el caso en el que quien asegure no cumpla con la carga u obligación que el mismo le
impone es la caducidad de sus derechos a ser indemnizados, salvo que exista un pacto en
contrario al respecto.
La razón de ser de esta obligación impuesta al asegurado reconoce básicamente dos causas: la
primera, es el lógico interés que tienen los aseguradores de conocer la existencia de otros seguros
que cubran los mismos riesgos por ellos asumidos respecto de un idéntico interés asegurable, lo
que puede crear o agravar el llamado ``riesgo moral´´ y la segunda, es la efectiva protección del
principio indemnizatorio_ que es de la esencia del contrato de seguro_ previniendo la posibilidad
de que un asegurado pueda percibir, a través de la contratación de seguros múltiples,
indemnizaciones que excedan el verdadero valor de los daños efectivamente sufridos por él a
consecuencia de un siniestro.
``Bajo pena de caducidad, salvo pacto en contrario´´. Si bien el artículo en cuestión no expresa
claramente cuales con los alcances de la pena de caducidad, creo que debe interpretarse,
razonablemente, que esta pena de caducidad está referida a la pérdida de los derechos del
asegurado a ser indemnizado en caso de siniestro, bajo cualquiera y todas las pólizas afectadas por
la pluralidad de seguros.
debe existir una identidad entre el tomador del seguro y el interés asegurado, es decir,
que en todos los contratos, el asegurado, el interés asegurable y el riesgo cubierto deben
ser los mismos.
debe haber además identidad del riesgo asegurado.
se debe tratar de distintos aseguradores ya que si se trata de varios seguros cubriendo el
mismo riesgo con el mismo asegurador, no estaríamos ante el supuesto de pluralidad de
seguros.
Como ya se ha visto precedentemente, para que haya una ``pluralidad de seguros´´ en los
términos del ya citado art. 67 primer párrafo de la Ley de Seguros, se deben dar determinados
requisitos y cuando todos ellos no se dan, no habrá pues una genuina `` pluralidad de seguros´´.
Cuando hay dos o más pólizas cubriendo un mismo riesgo pero sin cumplir los antes mencionados
requisitos, nos encontraremos con un caso de doble seguro.
Halperin-Morandi consideran al doble seguro como aquel en el que la suma de todas las pólizas
excede el valor asegurable, circunstancia esta que hace aplicable la solución prevista por el art. 69
de la Ley de Seguros, esto es que el asegurado que no conocía la existencia de otro anterior,
puede solicitar la rescisión del más reciente o la reducción de la suma asegurada, inmediatamente
de conocido y antes del siniestro.
Meilij y Barbato, ``En términos generales, podemos concluir que, en sentido estricto, la expresión
``doble seguro´´ corresponde a aquellos casos en los que la duplicidad de coberturas del mismo
interés y riesgo por distintos aseguradores se produce por ignorancia de las partes´´.
En consecuencia, debe de tenerse muy en claro que una cosa es la pluralidad de seguros -cuando
se dan todos los requisitos previstos en el primer párrafo del art. 67 de la Ley de Seguros -y otra
bien distinta es el doble seguro - es decir, cuando no se dan dichos requisitos.
El tema en realidad esta adecuadamente resuelto en el segundo párrafo de este art. 67 de la Ley
de Seguros, el que establece lo siguiente:
O dicho en otras palabras significa que habrá un asegurador que indemnizará hasta determinado
importe en caso de siniestro y en exceso de dicha suma, el o los restantes aseguradores
procederán a indemnizar tal excedente en las proporciones que correspondan y siempre hasta la
concurrencia de la indemnización debida bajo el contrato y teniendo en cuenta lo establecido por
el art. 68 de la Ley de Seguros.
NULIDAD
Art. 68. El asegurado no puede pretender en el conjunto una indemnización que supere el monto
del daño sufrido. Si se celebró el seguro plural con la intención de un enriquecimiento indebido,
son nulos los contratos celebrados con esa intención; sin perjuicio del derecho de los aseguradores
a percibir la prima devengada en el período durante el cual conocieron esa intención, si la
ignoraban al tiempo de la celebración.
CELEBRADOS EN IGNORANCIA
Art. 69. Si el asegurado celebra el contrato sin conocer la existencia de otro anterior, puede
solicitar la rescisión del más reciente o la reducción de la suma asegurada al monto no cubierto
por el primer contrato con disminución proporcional de la prima. El pedido debe hacerse
inmediatamente de conocido el seguro y antes del siniestro.
Si los contratos se celebraron simultáneamente, sólo puede exigir la reducción a prorrata de las
sumas aseguradas.
Este es en realidad un caso de doble seguro, cuando por ignorancia o desconocimiento del
asegurado este contrata un seguro cubriendo un determinado interés asegurable contra iguales
riesgos, sin conocer la existencia de otro anterior celebrado por un tomador por cuenta ajena.
Aquí, en principio, se aplicaría lo que dispone el primer párrafo de este art. 69 de la Ley de
Seguros, es decir, el asegurado tendría el derecho de solicitar la rescisión del seguro más reciente
o pedir la reducción de la suma asegurada, pero este derecho debe ejercerlo ``inmediatamente de
conocido el seguro y antes del siniestro´´.
SECCION III
SINIESTRO: PROVOCACION POR DOLO O CULPA GRAVE DEL ASEGURADO O BENEFICIARIO COMO
EXIMENTE DE RESPONSABILIDAD DEL ASEGURADOR
Morandi puntualizó que la razón legal de la liberación de responsabilidad del asegurador en los
casos de siniestros en los que había culpa grave del asegurado - y por supuesto también dolo, es
que la ley debe proteger al asegurador - y agregaría, también a la comunidad de alea -del proceder
doloso o gravemente negligente de dicho asegurado, pues ello implica la eliminación del riesgo
DOLO: CONCEPTO
El concepto de dolo, dentro del campo del Derecho de Seguros, creo que ha sido claramente
definido por Stiglitz cuando señala que ``La noción del dolo excluido de cobertura es la que
corresponde con los elementos configurativos del dolo delictual, que es aquel que evidencia la
intención del agente de provocar el evento que derivara el daño. De lo que se sigue que la
conducta dolosa del sujeto importa querer el resultado del acto, consecuencia necesaria e
inescindible de la acción, pues obra con conocimiento y deliberación, a sabiendas y con intensión
de dañar´´.
La doctrina distingue el dolo directo del dolo eventual, ya que en el primer caso la acción
se dirige a causar el daño, mientras que en el segundo la acción no se ejecuta para
causarlo, aunque el autor del hecho desdeña que lo pueda causar.
En el dolo directo el resultado es querido inmediatamente por el autor quien actúa para
provocar el daño.
En el dolo directo, según lo describe el Código Civil, es menester la voluntad concreta de
dañar, en el dolo eventual esta voluntad o intención de dañar no existe, pero el sujeto no
descarta que pueda producirse el daño y a pesar de ello, continua adelante, en el dolo
eventual no se actúa para dañar, sino que el sujeto obra aunque se presente la posibilidad
de un resultado dañoso, que no descarta, como cuando para ganar una carrera
automovilística continua su marcha a pesar de hallar en su camino a una persona que
puede herir con su vehículo y afronta el riesgo de así hacerlo.
El dolo eventual se caracteriza por el asentimiento del autor al resultado delictivo que se
presenta como probable.
Hay dolo indirecto o eventual cuando el sujeto no tiene la voluntad concreta de dañar,
pero no descarta que se pueda producir el daño y a pesar de ello continua adelante.
Barbato señalaba que la culpa grave debía representar una negligencia o imprudencia
anormal, para lo cual se deberá tomar en cuenta la conducta del `` asegurado medio´´ de
la actividad que se trate.
Stiglitz considera que la culpa grave es una imprudencia o una impericia extrema, es no
prever lo que normalmente todos prevén, es omitir los cuidados más elementales, es dejar
de lado la diligencia más pueril y los conocimientos más elementales o comunes.
Halperin – Morandi enseñan que la culpa grave se configura cuando la persona menos
previsoria omite una diligencia elemental.
Perucchi define la culpa grave como una conducta groseramente negligente y que era
dable suponer que, obrando de esa manera, el daño se iba a producir.
Pasemos ahora a reseñar algunos fallos en lo que se ha tratado la culpa grave, al menos dentro del
campo del Derecho de Seguros:
La última parte del ya citado at. 70 consagra una excepción al principio de que el asegurador
queda liberado de responsabilidad por culpa grave o dolo del asegurado: cuando los actos han
Finalmente debe señalarse que la exclusión de cobertura, tanto por dolo como por culpa grave,
solamente se aplica a los hechos u omisiones cometidos en forma personal por el asegurado, por
lo que la misma no puede ser invocada por el asegurador cuando tales hechos u omisiones son
cometidos, por ejemplo, por los dependientes del asegurado salvo pacto contrario incorporado en
forma expresa en la respectiva póliza.
Art. 71. El asegurador no cubre los daños causados por hechos de guerra civil o internacional, o
por motín o tumulto popular, salvo convención en contrario.
El artículo en cuestión no define los conceptos de guerra civil o internacional o de motín o tumulto
popular.
Cláusula de interpretación:
Se entienden por tales hechos dañosos originados en un estado de guerra (declarado o no) con
otro u otros países, con la intervención de fuerzas organizadas militarmente (regulares o
irregulares y participen o no civiles).
Se entienden por tales los hechos dañosos originados en un estado de lucha armada entre
habitantes del país o entre ellos y fuerzas regulares, caracterizado por la organización militar de
los contendientes (participen o no civiles), cualquiera fuese su extensión geográfica, intensidad o
duración y que tiendan a derribar los poderes constituidos u obtener la secesión de una parte del
territorio de la Nación.
3. Hechos de rebelión:
Se entiende por tales los hechos dañosos, originados en un alzamiento armado de fuerzas
organizadas militarmente (regulares o irregulares y participen o no civiles), contra el Gobierno
Se entienden equivalente a los de rebelión, otros hechos que encuadren en los caracteres
descriptos, como ser: revolución, sublevación, usurpación del poder, insurrección,
insubordinación, conspiración.
Se entienden por tales los hechos dañosos originados en el accionar de grupos (armados o no) que
se alzan contra las autoridades constituidas del lugar, sin revelarse contra el gobierno nacional, o
que se atribuyen los derechos del pueblo, tratando de arrancar alguna concesión favorable a su
pretensión. Se entiende equivalente a los de sedición otros hechos que encuadren en los
caracteres descriptos, como ser, asonada, conjuración.
Se entienden por tales los hechos dañosos originados a raíz de una reunión multitudinaria
(organizada o no) de personas, en la que uno o más de sus participantes intervienen en desmanes
o tropelías, en general sin armas, pese que algunos las emplearen. Se entienden equivalente a los
hechos de tumulto popular otros hechos que encuadren en los caracteres descriptos, como ser,
alboroto, alteración del orden público, desórdenes, disturbios, revuelta, conmoción.
6. Hechos de vandalismo:
Se entienden por tales los hechos dañosos originados por el accionar destructivo de turbas que
actúan irracional o desordenadamente.
7. Hechos de guerrilla:
Se entienden por tales los hechos dañosos originados a raíz de la acciones de hostigamiento o
agresión de grupos armados irregulares (civiles o militarizados), contra cualquier autoridad o
fuerza pública o sectores de la población. Se entiende equivalentes a los hechos de guerrillas, los
hechos de subversión.
8. Hechos de terrorismos:
Se entienden por tales los hechos dañosos originados en el accionar de una organización siquiera
rudimentaria que, mediante la violencia en las personas o en las cosas, provoca alarma, atemoriza
o intimida a las autoridades constituidas o a la población o a sectores de estas, o a determinadas
actividades. No se considera hechos de terrorismo a aquellos aislados o esporádicos de simple
malevolencia que no denotan algún rudimento de organización.
9. Hechos de huelga:
No se tomará en cuenta la finalidad gremial o extra gremial que motivó la huelga, así como
tampoco su calificación de legal o ilegal.
a. El cierre de establecimiento de trabajo dispuesto, por uno o más empleadores o por entidad
gremial que los agrupa (reconocidas o no oficialmente).
II. Atentado, depredación, devastación, intimidación, sabotaje, saqueo u otros hechos similares, en
tanto encuadren en los respectivos caracteres descriptos en el apartado I, se consideran hechos de
guerra civil o internacional, de rebelión, de sedición o motín, de tumulto popular, de vandalismo,
de guerrilla, de terrorismo, de huelga o de lock-out.
III. Los hechos dañosos originados en la prevención o represión por la autoridad o fuerza pública
de los hechos descriptos seguirán su tratamiento en cuanto a su cobertura o exclusión del seguro.
En diciembre del 2001 se desarrollaron en el Gran Buenos Aires hechos de violencia colectiva y
saqueos en establecimientos comerciales, especialmente supermercados, que provocaron daños y
pérdidas de diversas características y magnitudes que generaron, además de la preocupación de
dichas manifestaciones de violencia provocan, algunas dudas sobre los alcances de las coberturas
de las pólizas que tenían contratadas los establecimientos afectados.
Los episodios de violencia colectiva a los que me he referido precedentemente culminaron con
diversos destrozos y la sustracción de mercaderías y bienes en los establecimientos comerciales,
sustracción esta que bien podría encuadrarse entonces bajo la segunda definición de saquear, esto
es, entrar en un lugar robando cuanto se halla.
Cuando se ve entonces, para dicha Cláusula el término saqueo mientras se encuadre dentro de los
conceptos descriptos en la misma, se considerara o equiparara a ellos.
SECCION IV
OBLIGACION DE SALVAMENTO
Art. 72. El asegurado está obligado a proveer lo necesario, en la medida de las posibilidades, para
evitar o disminuir el daño y a observar las instrucciones del asegurador. Si existe más de un
asegurador y median instrucciones contradictorias, el asegurado actuará según las instrucciones
que aparezcan más razonables en las circunstancias del caso.
Violación
Si el asegurado viola esta obligación dolosamente o por culpa grave, el asegurador queda liberado
de su obligación de indemnizar en la medida que el daño habría resultado menor sin esa violación.
El art. 72, en su segundo párrafo, prevé el supuesto en el que el asegurado viole las obligaciones
que le impone el primer párrafo de dicho artículo, es decir, proveer de lo necesario, en la medida
de sus posibilidades, para evitar el siniestro, disminuir sus consecuencias y observar las
instrucciones del asegurador.
En este caso, en el que el asegurado viole esta obligación dolosamente o por culpa grave, el
asegurador quedara liberado de responsabilidad en la medida en que el daño hubiese resultado
menor sin esa violación.
Art. 73. El asegurador está obligado a reembolsar al asegurado los gastos no manifiestamente
desacertados realizados en cumplimiento de los deberes del artículo 72, aun cuando hayan
resultado infructuosos o excedan de la suma asegurada.
Reembolso infraseguro
Si los gastos se realizan de acuerdo a instrucciones del asegurador, éste debe siempre su pago
íntegro y anticipar los fondos si así le fuere requerido.
Este art. 73 dispone que el asegurador se encuentra obligado a reembolsar al asegurado los gastos
no manifiestamente desacertados incurridos en cumplimiento de la obligación que le impone el
anterior art. 72, aun cuando hayan resultado infructuosos o excedan la suma asegurada.
La equidad, la buena fe, y el sano y correcto equilibrio entre las contraprestaciones reciprocas de
las partes vinculadas por un contrato de seguro, justifican pues, sin lugar a dudas, esta obligación
La obligación de reembolso que el art. 73 le impone al asegurador está sujeta a una condición: que
los gastos de salvamento en que haya incurrido el asegurado en cumplimiento de la obligación que
le impone el art. 72 de la Ley de Seguros no hayan sido `` manifiestamente desacertados´´.
El segundo párrafo de este art. 73 prevé el caso en que exista un infraseguro, es decir, de que el
valor asegurable exceda la suma asegurada, en cuyo caso el asegurador deberá reembolsar los
gastos incurridos por el asegurado de acuerdo a las proporciones indicadas en el art. 65, segundo
párrafo de la Ley de Seguros, es decir, aplicando la llamada ``Regla Proporcional´´, sobre el infra
seguro y la aplicación de dicha regla, me remito a lo expuesto precedentemente en el parágrafo
190.
ABANDONO
Art. 74. El asegurado no puede hacer abandono de los bienes afectados por el siniestro, salvo
pacto en contrario.
ABANDONO: CONCEPTO
Morandi `` el asegurado no tiene derecho de abandonar las cosas que hayan quedado o hayan sido
salvadas y exigir del asegurador la suma que aseguro sobre ellas, salvo pacto en contrario´´ y
agregaba ``o que se prevea en el contrato la entrega de las cosas o sus restos al asegurador´´.
Con esta normativa Morandi acerba tres elementos para conceptualizar el instituto del abandono:
primero existía un siniestro que había provocado daños en el interés asegurable, segundo el
asegurado tenía derecho entonces a exigir al asegurador el pago de la suma asegurada y tercero,
se preveía la entrega de las cosas siniestradas o sus restos al asegurador para obtener así que el
asegurador le indemnice ``la suma que aseguro´´.
El abandono al que se refiere el art. 74 de la ley de Seguros, o sea, el derecho que tiene el
asegurado, similar al que tendría en un seguro marítimo, de transferirle al asegurador los restos de
la cosa asegurada que han sufrido un siniestro, en el caso que haya ocurrido lo que he
denominado ``siniestros mayores´´ y percibir entonces el total de la suma asegurada.
Art. 75. El asegurado podrá hacerse representar en las diligencias para verificar el siniestro y
liquidar el daño; es nulo todo pacto en contrario. Los gastos de esta representación serán por
cuenta del asegurado.
La verificación de los siniestros y la liquidación de los daños resultantes del mismo estaban
principalmente en manos de los liquidadores de siniestros o avería porque, en muchos casos,
especialmente en siniestros de poca monta o por ejemplo en los que afectan a los cascos de los
automotores asegurados, los aseguradores recurren a los llamados inspectores - independientes o
dependientes del mismo - quienes realizan esas tareas o a veces ellos mismos cuentan con ``
Centros de atención al cliente´´ en los que se llevan a cabo esa tareas por su propia cuenta.
Pero esas excepciones, yo diría que en la mayoría de los casos en los que están involucrados
siniestros cubiertos por pólizas de daños patrimoniales, lo normal es que el asegurador nomine a
un liquidador de siniestros o averías para que verifique el evento siniestral, determine sus causas,
la extensión del daño y proceda a si liquidación en los términos del respectivo contrato de seguro.
La actividad de los liquidadores se siniestros o averías está regulada en nuestro país por la
Resolución Nº 26.385/1998 y complementarias dictadas oportunamente por la Superintendencia
de Seguros de la Nación que establece entre cosas que:
Un punto importante a tener en cuenta es que el informe del liquidador de siniestros o averías
que designa el asegurador frente a la ocurrencia de un siniestro denunciado por el asegurado
tiene como objeto, fundamentalmente, verificar la efectiva producción del mismo, sus causas y
consecuencias, la determinación del monto de los daños y la liquidación de los mismos en función
de las condiciones de la cobertura que ofrece la póliza, pero ese informe o liquidación que
produce el liquidador de siniestros o averías, no compromete al asegurador puesto que el mismo
es únicamente un elemento de juicio para que este pueda pronunciarse acerca del derecho del
asegurado a ser indemnizado y por supuesto, tampoco obliga a este último ni afecta sus legítimos
derechos bajo el contrato de seguro que lo vincula con el primero.
Art. 76. Los gastos necesarios para verificar el siniestro y liquidar el daño indemnizable son a cargo
del asegurador en cuanto no hayan sido causados por indicaciones inexactas del asegurado. Se
excluye el reembolso de la remuneración del personal dependiente del asegurado. Se podrá
convenir que el asegurado abone los gastos por la actuación de su perito y participe en los del
tercero.
Este articulo completa las escasas normas de la Ley de Seguros en materia de verificación y
liquidación de siniestros, precisando que los gastos necesariamente incurridos para ello `` son a
cargo del asegurador en cuanto no hayan sido causados por indicaciones inexactas del
asegurado´´.
Art. 77. El asegurado no puede, sin el consentimiento del asegurador, introducir cambio en las
cosas dañadas que haga más difícil establecer, la causa del daño mismo, salvo que se cumpla para
disminuir el daño o en el interés público.
El asegurador sólo puede invocar esta disposición cuando proceda sin demoras a la determinación
de las causas del siniestro y a la valuación de los daños.
Violación maliciosa
Con el fin de que el asegurador pueda cumplir con tales objetivos y dentro de un contexto de
buena fe, el asegurado no debería cambiar las cosas dañadas ni el escenario del siniestro para
permitirle de esa forma llevarlas a cabo adecuadamente.
Es por eso que este art. 77 de la Ley de Seguros establece que, ocurrido un siniestro, el asegurado
sin el consentimiento del asegurador no puede introducir cambios en las cosas dañadas que hagan
más dificultosa la determinación de su causa.
Art. 78. Cuando el monto de los daños se determina por peritos de acuerdo a lo convenido por las
partes, el peritaje es anulable si se aparta evidentemente del real estado de las cosas o del
procedimiento pactado. Anulado el peritaje, se valuarán judicialmente los daños, previa pericia
que se practicará de acuerdo a la ley procesal.
Valuación judicial: La valuación judicial reemplazará el peritaje convencional siempre que los
peritos no puedan expedirse o no se expidan en término.
Este art. Contempla el caso en el que las partes han acordado determinar convencionalmente los
daños sufridos por el interés asegurable en forma pericial, es decir extrajudicialmente. En este
caso, este artículo de la Ley de Seguros prevé dos posibilidades: una, que el peritaje se aparte
evidentemente del real estado de las cosas y el otro, que se aparte del procedimiento pactado, y
en ambos casos el peritaje es nulo.
Al declararse nulo el peritaje, dice el artículo en cuestión, el monto de los daños se valuará
judicialmente, `` previa pericia que se practicará de acuerdo a ley procesal´´.
Art. 79. La participación del asegurador en el procedimiento pericial de la valuación de los daños
del artículo 57, importa su renuncia a invocar las causales de liberación conocidas con anterioridad
que sean incompatibles con esa participación.
SECCION V
“SUBROGACION”
SUBROGACION
Art. 80. Los derechos que correspondan al asegurado contra un tercero, en razón del siniestro, se
transfieren al asegurador hasta el monto de la indemnización abonada. El asegurado es
responsable de todo acto que perjudique este derecho del asegurador.
El art. 767 del Código Civil establece que el pago con subrogación tiene lugar cuando lo hace un
tercero a quien se le transmiten todos los derechos del acreedor.
Llambías, comentando este artículo, definía al pago son subrogación como aquel que realiza o
satisface un tercero y en virtud del cual este sustituye al acreedor en la relación que tenía con su
deudor y que se trata de una institución compleja.
Como lo establece el ya citado art. 767 en su segundo párrafo, la subrogación puede ser legal o
convencional, según resulte de una disposición legal_ como el caso del art. 80 de la Ley de
En efecto, hay tres razones elementales que la doctrina señala para justificar esta normativa legal
por la cual el asegurador tiene el derecho de recuperar del tercero responsable las
indemnizaciones que le haya pagado a su asegurado a consecuencia de la ocurrencia de un evento
siniestral cubierto por la póliza que él emitió en su momento.
Art. 81. Cuando no exista el interés asegurado al tiempo de comenzar la vigencia de la cobertura
contratada, el tomador queda liberado de su obligación de pagar la prima; pero el asegurador
tiene derecho al reembolso de los gastos más un adicional que no podrá exceder del cinco por
ciento de la prima.
Este art.81 de la Ley de Seguros, en sus párrafos, prevé dos supuestos distintos de inexistencia de
interés asegurado: uno cuando el mismo no existe al momento en que comienza la vigencia de la
cobertura que otorga el contrato de seguro y el otro cuando la inexistencia se produce después de
que comenzó dicha cobertura – segundo párrafo –
Si en el plazo que media entre la celebración del contrato y el comienzo efectivo de la cobertura
deja de existir el legítimo interés asegurado del tomador - sea porque la cosa asegurada se perdió
a consecuencia de un siniestro anterior, por que haya habido un cambio en el titular del interés o
porque la cosa asegurada se haya vendido – el contrato carecerá de razón de ser ya que falta un
elemento esencial al mismo cual es el interés asegurable y ante esta circunstancia, según lo
establece el primer párrafo del art. 81 de la Ley de Seguros, el tomador queda liberado de su
Art. 82. El cambio del titular del interés asegurado debe ser notificado al asegurador quien podrá
rescindir el contrato en el plazo de veinte días y con preaviso de quince días, salvo pacto en
contrario.
El adquirente puede rescindir en el término de quince días, sin observar preaviso alguno.
Si el asegurador opta por la rescisión, restituir la prima del período en curso en proporción al plazo
no corrido y la totalidad correspondiente a los períodos futuros.
La notificación del cambio de titular prevista en el párrafo primero se hará en el término de siete
días, si la póliza no prevé otro. La omisión libera al asegurador si el siniestro ocurre después de
quince días de vencido este plazo.
La normativa que consagra este artículo está vinculada al hecho de que el contrato de seguro, por
una parte, no es un título de crédito destinado a circular como tal en el circuito comercial o
financiero y por la otra, tiene la particular característica de ser intuitu personae, es decir, uno de
los elementos substanciales que le interesan al asegurador es conocer al momento de la
contratación del contrato de seguro quien será el titular del interés asegurado y evaluar así el
riesgo moral que él le puede presentar, de forma tal que el interés asegurable va a determinar
dependiendo, en buena medida, de la persona de su titular.
Art. 83. El artículo 82 se aplica a la venta forzada, computándose los plazos desde la aprobación de
la subasta. No se aplica a la transmisión hereditaria, supuesto en el que los herederos y legatarios
suceden en el contrato.
CAMBIO DEL TITULAR DEL INTERES ASEGURADO: VENTA FORZADA Y SUCESION HEREDITARIA
Las disposiciones del art. 82 en materia de cambio de titular del interés asegurado se aplican a las
ventas forzadas, en cuyo caso los plazos previstos en el art. 82 comienzan a correr desde el
momento en que fue aprobada judicialmente la subasta
En los casos de transmisión hereditaria no se aplica la normativa del precedente art. 82, ya que
“los herederos y legatarios suceden en el contrato”
“HIPOTECA – PRENDA”
HIPOTECA - PRENDA
Art. 84. Para ejercer los privilegios reconocidos por los artículos 3110, Código Civil, y art.3 de la ley
12.962 (decreto 15.348 de 1946), el acreedor notificará al asegurador la existencia de la prenda o
hipoteca y el asegurador, salvo que se trate de reparaciones, no pagará la indemnización sin previa
noticia al acreedor para que formule oposición dentro de 7 días.
En tal sentido la norma en cuestión establece que para que el acreedor prendario o hipotecario,
pueda ejercer los privilegios que le reconoce las normas antes citadas, él debe notificar al
asegurador de la existencia de la prenda y la hipoteca y entonces este último, salvo que se trate de
reparaciones, no le pagará al asegurado la indemnización que le pudiera corresponder en caso de
siniestro, sin previa notificación al acreedor para que este pueda formular dentro de los 7 días, la
oposición a la que eventualmente pudiera tener derecho.
Meilij y Barbato presentan una alternativa no prevista en el art. 84 de la Ley de Seguros pero que,
en la práctica aseguradora, se puede presentar con cierta frecuencia cuando se aseguran bienes
hipotecados o prendados y en la póliza respectiva figuran la existencia del gravamen y el nombre
del acreedor, en estos casos, en opinión de los citados autores, el asegurador también debe
Creo que la solución que propugnan los respetados autores, dentro del contexto de buena fe del
que el contrato de seguro está especialmente imbuido, es absolutamente razonable, equitativa y
en definitiva ajustada a la razón legal de la norma en cuestión.
En el caso en que fuera notificado el acreedor por el asegurador, de que procede una
indemnización sobre el bien gravado que ha sufrido un siniestro, pueden darse dos alternativas
según prescribe el ya citado art. 84 de la Ley de Seguros:
Que el acreedor dentro del plazo de siete días se oponga a que el pago indemnizatorio sea
hecho al asegurador, en cuyo caso y salvo acuerdo de partes, el asegurador deberá
consignar judicialmente la suma debida y el juez resolverá lo que corresponda por
procedimiento sumario.
Que haya vencido dicho plazo sin que el acreedor haya manifestado oposición, en cuyo
caso el asegurador quedara en libertad de pagarle la indemnización correspondiente a su
asegurado.
SEGURO DE INCENDIO
DAÑO INDEMNIZABLE
Art. 85. El asegurador indemnizar el daño causado a los bienes por la acción directa o indirecta
del fuego, por las medidas para extinguirlo, las de demolición, de evacuación, u otras análogas.
La indemnización también debe cubrir los bienes asegurados que se extravíen durante el
incendio.
El diccionario de la Real academia Española, en su t. IV, p. 742, se define al incendio como “Fuego
grande que abrasa lo que no está destinado a arder; como edificios, mieses, etc”.
Tenemos así una definición idiomática para tomar como punto de partida siendo: el fuego el que
Halperin – Morandi señalaban que existen incendio cuando una cosa no destinada a comunicarse
por el fuego es dañada por éste o por el calor del fuego hostil; como se ve esta definición
conceptualmente guarda cierta similitud con el diccionario de la lengua española.
Por su parte Meilij y Barbato definen genéricamente al incendio diciendo que es un fuego de
importante magnitud y fuera de control que afecta a cosas que no estaban destinadas a arder.
Este artículo establece que el asegurador indemnizará los daños materiales causados los bienes
asegurados por la acción directa o indirecta del fuego.
Es decir que se debería establecer con toda precisión jurídica que el asegurador indemnizará los
daños causados a los bienes asegurados que sean consecuencia inmediata del fuego.
En nuestro mercado se encuentre, en muchas de las pólizas de incendio una cláusula, en sus
Condicione Generales, que establecen que se entiende por fuego y que cubre el asegurador a
consecuencia del mismo, por ejemplo, “el asegurador indemnizará los daños materiales causados
a los bienes objeto del seguro por acción directa o indirecta del fuego, rayo o explosión.
Se entiende por fuego toda combustión que origine incendio o principio de incendio.”
Las Condiciones Generales mencionadas precisan cuales son los daños indirectos a cargo del
asegurador:
cualquier medio empleado para extinguir, evitar o circunscribir la propagación del daño;
salvamento o evacuación inevitable a causa del siniestro,
destrucción y/o demolición ordenada por autoridad competente;
consecuencia del fuego y demás eventos amparados por la póliza ocurridos en las
inmediaciones;
la indemnización por extravío durante el siniestro, comprende únicamente los que se
produzcan en ocasión del traslado de los bienes objeto del seguro con motivo de las
operaciones de salvamento.
hechos de tumulto popular, huelga y lock- out, incluidos los hechos de terrorismo
originados en los referidos acontecimientos – inc. a-;
otros hechos de vandalismo, terrorismo, malevolencia, aunque no se origine en las
circunstancias indicadas precedentemente y siempre que no formen parte de hechos de
guerra civil o internacional, rebelión, sedición, o guerrilla –inc b-;
impacto de aeronaves, vehículos terrestres, y sus parte componentes y/o cargas
transportadas – inc c-
humo que provenga, además del incendio ocurrido en el bien asegurado o en las
inmediaciones, desperfectos en el funcionamiento de cualquier aparato que forme parte
Art. 86. El asegurador no responde por el daño si el incendio o la explosión es causado por
terremoto.
Los daños causados por explosión o rayo quedan equiparados a los de incendio.
Halperin _ Morandi, analizando este tema opinan que cuando excluye el incendio causado por u
terremoto, no sólo no se cubre el causado directa e indirectamente por el mismo, sino también el
que el terremoto es causa ocasional, sobre todo si se tiene en cuenta que el terremoto, por sí solo,
no causa incendio, sino que provoca hechos que lo causan.
EXPLOSIÓN Y RAYO: LOS DAÑOS PRODUCIDOS POR ESTOS EVENTOS SE EQUIPARAN A LOS DEL
INCENDIO
El diccionario de la Lengua Española en donde, en su t. III, p. 602, se define a la explosión como “la
acción de reventar con estruendo, un cuerpo continente por rebasar los límites de resistencia de
sus paredes al esfuerzo producido por la dilatación progresiva, una vez y otras no, por la súbita
transformación en gases del cuerpo”.
A modo de ejemplo el tanque de un compresor de aire puede explotar por un exceso de presión o
por una falla estructural del mismo sin que haya habido de por medio fuego. En cambio, un tanque
contenido nafta puede explotar a consecuencia de la acción del fuego que transforma el estado
líquido en gaseoso y éste, al expandirse, es lo que provoca la explosión de aquél. Por eso, como
dice Halperin – Morandi, no puede afirmarse que la explosión sea siempre un incendio rápido de
substancias explosivas.
Respecto al Rayo, el Diccionario de la Lengua Española, lo define como “chispa eléctrica de gran
intensidad producida por descarga entre dos nueves o entre una nube y la tierra”
Miliji y Barbato definen al rayo como una descarga eléctrica que se produce en la atmósfera a
causa del elevado valor que alcanza la diferencia de potencia entre las distintas zonas de una nube
tormentosa o entre esta u la tierra.
Los daños provocados por una explosión son fácilmente detectables y si bien los que pudieron
ocasionar la caída de un rayo también lo puede ser, la prueba de la causa de estos últimos no
siempre resulta tan sencilla pasa el asegurado, sobre quien recae la carga de la prueba de que el
siniestro fue causado efectivamente por la caída de una rayo.
MONTOS DE RESARCIMIENTO
b) Para las mercaderías producidas por el mismo asegurado, según el costo de fabricación; para
otras mercaderías, por el precio de adquisición. En ambos casos tales valores no pueden ser
superiores al precio de venta al tiempo del siniestro;
c) Para los animales por el valor que tenían al tiempo del siniestro; para materias primas, frutos
cosechados, y otros productos naturales, según los precios medios en el día del siniestro
d) Para el moblaje y menaje del hogar y otros objetos de uso, herramientas y máquinas, por su
valor al tiempo del siniestro. Sin embargo, podrá convenirse que se indemnizará según su valor
de reposición.
El inc. a) de este artículo 87 prevé que en el caso de edificios, el monto del resarcimiento debido
por el asegurador en el caso de una incendio cubierto por el contrato de seguro que vinculaba con
su asegurado se determinará por el valor de dicho edificio a la época del siniestro, salvo que se
haya pactado su reconstrucción.
Si bien la norma en cuestión parece clara en los papeles, en la práctica nos podremos preguntar
cómo se determinará el valor del edificio a la época del siniestro.
En tal sentido me pareciera preferible la solución del inc. a) del proyecto de seguros de Halperin,
que partía del costo usual de la construcción con una disminución “por vetustez, uso u otras
causas”.
En el supuesto de animales, el inc. c) del artículo que se comenta a continuación, prevé que el
monto del resarcimiento a cargo del asegurador corresponderá al valor de los mismos al tiempo
del y para las materias primas, frutos, cosechas y otros productos naturales, según los precios
medios en el día del siniestro.
Finalmente el último inciso de este artículo, el d), establece que para la determinación del
resarcimiento respecto del moblaje y menaje del hogar y otros objetos de uso herramientas,
maquinas, se tendrá en cuenta su valor a la fecha del siniestro, aunque podrá convenirse su valor
de reposición.
Vemos entonces que en dichas pólizas que el monto del resarcimiento se calculará sobre las
siguientes bases:
En nuestro mercado las pólizas contienen definiciones de los bienes que pueden estar asegurados
bajo las mismas:
por edificios o construcciones se entiende los adheridos al suelo en forma permanente, sin
exclusión de parte alguna; las instalaciones unidas a ellos con carácter permanente se
considerarán como construcciones en la medida que resulten un complemento de los
mismos y sean de propiedad del dueño del edificio o construcción;
por contenido general se entiende las maquinarias, instalaciones, mercaderías y demás
efectos correspondientes a la actividad del asegurado;
por maquinaria se entiende todo aparato o conjunto de aparatos que integran un proceso
de elaboración, de transformación y/o de acondicionamiento, vinculado a la actividad del
asegurado;
Por instalaciones se entiende tanto o las complementarias de los procesos y de su
maquinarias, como las correspondientes a los locales en los que se desarrolla la actividad
del asegurado, excepto las instalaciones unidas al edificio o construcciones y que sean un
complemento de los mismos según se indica ut supra;
Por mercaderías se entiende las materias primas a y productos en elaboración o que se
hallen terminados, correspondientes a los establecimientos industriales y las mercaderías
que se hallen a la venta o en exposición o depósitos en establecimientos comerciales;
Por suministros se entiende los materiales que sin integrar un producto posibilitan la
realización del proceso de elaboración o comercialización;
LUCRO ESPERADO
Art. 88. Cuando en el seguro de incendio se incluye el resarcimiento del lucro cesante no se
puede convenir su valor.
Cuando respecto del mismo bien se asegura el daño emergente con un asegurador, y con otro
asegurador por el lucro cesante u otro interés especial expuesto al mismo riesgo, el asegurado
debe notificarles sin demora los diversos contratos.
Podría ocurrir que en un establecimiento fabril tenga una póliza que lo cubra contra el riesgo de
incendio y que ocurriendo el mismo, dicho establecimiento quiere quede paralizado y sin poder
operar durante el lapso de tiempo que demanden las reparaciones necesarias para ponerlo
nuevamente en condiciones de volver.
Este artículo 88 de la ley de seguros prevé entonces una alternativa: que el asegurado puede
asegurar su establecimiento fabril contra el riesgo de incendio y además, en forma expresa, tomar
una cobertura adicional amparando también el lucro cesante derivado de la paralización de su
fábrica a consecuencia de dicho evento siniestral, condicionando esta contratación a los
requisitos.
Uno de ellos que es que el Valor del lucro cesante no se puede convenir, lo que es perfectamente
razonable y entendible desde el momento en que la naturaleza jurídica del contrato de seguro es
netamente indemnizatoria y el asegurado no puede pretender un beneficio de acaecimiento de un
siniestro, si no la justa indemnización que se corresponda por el perjuicio efectivamente sufrido
por él. En otras palabras, ocurrido un siniestro de incendio con una cobertura adicional por lucro
cesante, la suma asegurada que figure en la póliza solamente representará la responsabilidad
máxima y del asegurador y el asegurado deberá demostrar la efectiva extensión del lucro cesante
sufrido y hasta ese momento tendrá derecho a ser indemnizado, en la medida en que no supere
dicha suma asegurada.
El otro requisito es que el asegurado, cuando asegure el daño emergente con un asegurador y el
lucro cesante con otro, debe notificarles ha dicho no aseguradores “ sin demora de los diversos
contratos”.
En base a lo expuesto y a la cláusula usualmente utilizada en las pólizas que se utilizan en nuestro
mercado, si la falta de notificación de la coexistencia de ambos seguros (incendio y lucro cesante)
no fue notificada ambos aseguradores y este incumplimientos no derivó en la ocurrencia del
siniestro ni en la extensión de los daños, difícilmente se podrá sostener con éxito en sede judicial
que el asegurado ha perdido su derecho a ser indemnizado por tal omisión formal.
GARANTÍA DE RECONSTRUCCIÓN
Art. 89. Cuando se conviene la reconstrucción o reposición del bien dañado, el asegurador tiene
derecho a exigir que la indemnización se destine realmente a ese objeto y a requerir garantías
suficientes. En estas condiciones el acreedor hipotecario o prendarlo no puede oponerse al
pago, salvo mora del deudor en el pago de su crédito.
El artículo en cuestión, en su primera parte, se utiliza los términos “reconstruir por reponer”, lo
que evidentemente tienen distintos significados.
En efecto, reconstruir es volver a construir algo que sea destruido total o parcialmente, una la por
ejemplo, mientras que reponer es reemplazar una cosa que se ha perdido o que se ha dañado
totalmente por otra.
Halperin –Morandi señalan algunas diferencias que habría entre lo que sería una cláusula con
valor de reconstrucción y otra con valor a nuevo, ya que en opinión del citado autores, el primer
caso habría una opción de pago en especie y en el segundo una obligación de reemplazo, es decir
que sería una obligación de hacer.
Tal vez este tema, en las prácticas se halla superado con la incorporación en las pólizas de incendio
que se utiliza en el mercado de la cláusula denominada “reconstrucción y/o reparación y/o
reposición” en la que mediante el pago de una extra prima se conviene que el asegurador en caso
de siniestro reconstruirá, reparará o repondrá las cosas siniestradas sin tomar en cuenta su estado
anterior de vetustez de acuerdo a las prescripciones de los artículo 87, inc. d) y 89 de la ley de
seguros.
La cláusula en cuestión tiene un ámbito de aplicación en cierta forma restringido ya que se aplica
solamente a:
En el capítulo II, en su artículo 1, se define la cobertura que otorga esta cláusula y se establece que
el asegurador, conforme a las especificaciones y condiciones establecidas en la misma, “Extiende
su responsabilidad emergente de la presente póliza, con respecto a los daños indemnizables, hasta
el monto del valor a nuevo al momento en que el asegurador apruebe el presupuesto de
reconstrucción y/o reparación y/o reposición con reinstalación, de todos los bienes asegurados
que a este efectos se indican en las condiciones particulares”.
SEGUROS DE LA AGRICULTURA
PRINCIPIO GENERAL
Art. 90. En los seguros de daños a la explotación agrícola, la indemnización se puede limitar a los
que sufra el asegurado en una determinada etapa o momento de la explotación tales como la
siembra, cosecha u otros análogos, con respecto a todos o algunos de los productos, y referirse a
cualquier riesgo que los pueda dañar.
SEGURO DE LA AGRICULTURA
El espectro de la cobertura que presenta este artículo es bien amplio ya que se refiere, en forma
genérica, a los seguros de daños a la explotación agrícola aunque luego, a continuación, en función
de la ampliación de la aplicación del principio de la autonomía de la voluntad, establece que le
indemnización puede limitarse a los daños que sufra el asegurado en determinadas etapas de la
explotación, a ciertos productos y cualquier riesgo que pueda afectar dicha explotación.
Técnicamente la naturaleza jurídica de los seguros agrícolas debería asimilarse a los seguros de
ganancia esperada porque lo que el asegurado indemniza, de ocurrir el evento siniestro al previsto
en la póliza, es en realidad una pérdida consistente en lo que el asegurado ha dejado de ganar a
consecuencia del mismo.
Alguno de los principales tipos de seguros agrícolas que se comercializan en nuestro país son los
siguientes:
Seguro de granizo, en el cual el asegurador indemniza los daños que hayan sufrido las
plantas en pie de las sementeras a consecuencia directa e inmediata de la caída de
granizo.
Seguro de granizo con adicionales, en donde el asegurador indemnizará, no sólo los daños
provocados por la acción directa del granizo, sino también los provocados por otros
riesgos que se pueden presentar en la actividad agrícola tales como el incendio, las
heladas, lluvias fuertes, vendavales, etcétera.
Seguro multirriesgo, en donde el asegurador cubre la merma en el rendimiento del cultivo
a consecuencia de determinados fenómenos climáticos como inundación, vendaval,
granizo y heladas y la indemnización a cargo de la póliza se determina por la diferencia
entre la producción estimada y convenida en la misma y el efectivamente obtenido al
concluir la cosecha. De vuelos de agricultura.
SEGUROS DE AGRICULTURA: LA COBERTURA BÁSICA QUE SUELEN OFRECER LAS PÓLIZAS
MULTIRRIESGO
Riesgo cubierto: el asegurador indemnizará hasta el máximo indicado en la póliza los
daños causados, exclusivamente, por fenómenos climáticos, biológicos o incendios
provocados por causa humana no imputable a un hecho intencional del asegurado, sus
GRANIZO
PRINCIPIO GENERAL
Art. 91. El asegurador responde por los daños causados exclusivamente por el granizo a los
frutos y productos asegurados, aun cuando concurra con otros fenómenos meteorológicos.
GRANIZO: CONCEPTO
Con el transcurso del tiempo esas gotas de agua van ganando dimensión, pierden sustentación y
comienzan a caer arrastrando en su camino y en la caída hacia la tierra, a otras gotas de agua que
encuentra en su camino y en la caída los pequeños trozos de hielo van aumentado su grosor al
adherirse a ella finas capas; la velocidad de la caída del granizo varía de forma proporcional no
Este art. 90 de la Ley de Seguros establece que el asegurador responde por los daños causados
exclusivamente por la acción del granizo en los intereses asegurados, aun cuando concurran con
otros fenómenos meteorológicos.
CÁLCULO DE LA INDEMNIZACIÓN
Art. 92. Para valuar el daño se calculará el valor que habrían tenido los frutos y productos al
tiempo de la cosecha Si no hubiera habido siniestro, así como el uso a que pueden aplicarse y el
valor que tienen después del daño. El asegurador pagará la diferencia como indemnización.
Para la evaluación de los daños a cargo del asegurador, según lo dispone el citado artículo 92,
sintéticamente se debe proceder de la siguiente forma:
Se deberá calcular el Valor que habría tenido los frutos y productos al tiempo de la
cosecha si no hubiera ocurrido el siniestro;
se deberá hacer lo propio con el Valor de lo mismo después del siniestro y en tal sentido
normalmente las pólizas prevén, respecto de este punto, que dicho Valor estará
determinado por el término medio del rendimiento General de las plantaciones más
inmediatas a las mañanas que no hubiesen sido afectadas por el granizo;
El asegurador pagará la diferencia que resulten, sujeto por supuesto a los deducibles que
puedan contener la póliza, habitualmente esto es un 6%, y al infraseguro que pudiera
existir y teniendo en cuenta que la misma cubre sólo la cantidad que efectivamente
disminuida pero no la cantidad de la cosecha.
Art. 93. La denuncia del siniestro se remitirá al asegurador en el término de tres días, si las
partes no acuerdan un plazo mayor.
Le artículo que ahora nos ocupa prevé que las parte pueden acordar un plazo mayor, lo que es
atendible por las características de los riesgos asumido y la distancia que muchas veces separa a
los agricultores de los centros poblados, aunque hoy por hoy, con el desarrollo de las
POSTERGACIÓN DE LA LIQUIDACIÓN
Art. 94. Cualquiera de las partes puede solicitar la postergación de la liquidación del daño hasta
la época de la cosecha, salvo pacto en contrario.
El art. 94 de la Ley de Seguros establece, que las partes pueden solicitar la postergación de la
liquidación del daño hasta la época de la cosecha, salvo pacto en contrario.
La normativa que consagra este artículo es razonable porque a menos que el granizo haya
provocado una pérdida irreversible y total de la cosecha, dentro de la mecánica prevista del art. 92
para el cálculo de la indemnización, debería esperarse a levantar la cosecha para conocer así con
exactitud su valor después del daño y de allí en más, practicar la correspondiente liquidación y
determinación el monto de la indemnización a cargo de la póliza.
Art. 95. El asegurado puede realizar antes de la determinación del daño y sin consentimiento del
asegurador, sólo aquellos cambios sobre los frutos y productos afectados que no puedan
postergarse según normas de adecuada explotación.
La última parte de este artículo concluye diciendo que los trabajos que el asegurado puede realizar
conforme a lo que se ha visto precedentemente, son aquellos que no pueden postergarse según
las normas de adecuada explotación”.
Esta fórmula genérica que ofrece el artículo pare absolutamente razonable teniendo en cuenta las
características que pueden presentar los distintos intereses asegurados (trigo, maíz, soja o uva),
que pueden requerir determinadas tareas específicas para preservarlos y disminuir las
consecuencias del evento siniestral que los afectó y como bien lo dice Halperin – Morandi, el
significado y alcance de esta fórmula van a depender de la clase de cultivo, de su estado al tiempo
del siniestro o del siniestro o de los cambios introducidos por el asegurado.
Art. 96. En caso de enajenación del inmueble en el que se encuentran los frutos y productos
dañados, el asegurador puede rescindir el contrato sólo después de vencido el periodo en curso,
durante el cual tomó conocimiento de la enajenación.
La disposición se aplica también en los supuestos de locación y de negocios jurídicos por los que
un tercero adquiere el derecho a retirar los frutos y productos asegurados.
En los seguros de granizo cuando se vende el inmueble en que se encuentran los intereses
asegurados o en los casos de locación o de otros contratos por los cuales un tercero adquiere el
derecho de retirarlos, el derecho del asegurador, de alguna forma, queda restringido ya que
solamente puede rescindir el contrato de seguro en esos casos después de vencido el período en
curso durante el cual tuvo conocimiento de la venta, locación o del contrato por el cual el tercero
podía retirar los frutos y productos asegurados.
HELADA
Helada. Régimen
Art. 97. Los artículos 90 a 96 se aplican al seguro de daños causados por helada.
Una, que la humedad relativa del aire sea superior al 60%, pues de lo contrario no habrá
suficiente agua en la atmosfera para depositarse en la superficie y,
La otra, que el viento no sea intenso, pues de lo contrario el agua no podría depositarse.
Por sus características a este seguro ele aplica la normativa contenida en los anteriores arts. 90ª
96 de la ley de seguros referidos al riesgo de granizo.
SECCION X:
SEGURO DE ANIMALES
Art. 98 Puede asegurarse cualquier riesgo que afecte la vida o salud de cualquier especie de
animales.
La primera es que la mencionada norma se refiere a “cualquier especie animal” , con lo cual, su
normativa no queda limitada solamente a la ganadería por ejemplo, sino a cualquier clase de
animal sea doméstico o no, más allá de que normalmente esta cobertura apunta, casi con
exclusividad, a asegurar a animales de raza, especialmente vacunos, ovinos o caballares
destinados a la reproducción o caballos o yeguas destinados, por ejemplo a carreras, hipismo o
polo.
SEGURO DE MORTALIDAD
Indemnización
Art. 99. En el seguro de mortalidad de animales, el asegurador indemnizar el daño causado por
la muerte del animal o animales asegurados, o por su incapacidad total y permanente si así se
conviene.
Este artículo, pese a que esta precedido de la denominación “seguro de mortalidad” y el mismo
habla del “seguro de mortalidad de animales, prevé específicamente que el asegurador
indemnizará al asegurado el daño causado por la muerte del animal o animales asegurados, “o por
sus incapacidad total o parcial, si así se conviene”.
En definitiva este seguro, aunque como se la miasma califica de “mortalidad “, en general, cubre la
muerte del animal pero también su incapacidad total y permanente si las partes así lo han
convenido.
Este artículo prevé también que el asegurador deberá indemnizar al asegurado el daño causado
por la “incapacidad total o permanente si así se conviene”.
Las pólizas que se utilizan en nuestro mercado suelen establecer los límites dentro de los cuales el
animal estará asegurado (un haras, una cabaña, un hipódromo, un stud, etc.) incluyendo su
transporte dentro de lugares prefijados con las correspondientes operaciones de carga y descarga.
DAÑOS NO COMPRENDIDOS
La primera excusión que reconoce específicamente este art. 100 es cuando se han producido
daños derivados de epidemias o enfermedades por las causales el asegurado tienen derecho a una
indemnización del Estado, aun en el caso de que hubiese perdido tal derecho a consecuencia de
una violación a normas de policía sanitaria.
La segunda exclusión está referida a los daños provocados por incendio, explosión, inundación y
terremoto.
Por último la tercera exclusión está vinculada a los daños ocurridos durante o en ocasión del
transporte de los animales, incluyendo su carga o descarga.
SUBROGACIÓN
Art. 101. En la aplicación del artículo 80 el asegurador se subrogará en los derechos del
asegurado por los vicios redhibitorios que resulten resarcidos.
Según lo define el artículo 2164 de Código Civil, los vicios redhibitorios son aquellos “defectos
ocultos de las cosas, cuyo dominio, uso o goce se transmitió por título oneroso, existentes al
tiempo de la adquisición, que la hagan impropia para su destino, si de tal modo se disminuye el
uso de ella que al haberlos conocido el adquirente, no la había adquirido, o había dado menos por
ella”.
Una interpretación ajustada a derecho que consagre indiscutible y sólidos principios de justicia,
buena fe y equidad es la que indica que el asegurador que indemnice los daños derivados de la
muerte de un animal por él asegurado, se subroga en todos los derechos de su asegurado contra
el tercero que provocó el daño, incluyendo los derechos de este contra aquél por los vicios
redhibitorios que resulten resarcidos.
DERECHO DE INSPECCIÓN
Art. 102. El asegurador tiene derecho a inspeccionar y examinar los animales asegurados en
cualquier tiempo y a su costa.
No solo e los seguros de animales, sino en todos los seguros patrimoniales, el asegurador tiene el
derecho a inspeccionar el riesgo asumido para verificar su estado.
Tal vez este derecho a inspeccionar y verificar el riesgo presente una característica o un relieve, y
especial en lo que hace al aseguramiento de animales en donde el estado de los mismos, las
condiciones medioambientales en las que viven, los cuidados que reciben y también las exigencias
a las que a veces son sometidos, so todos elementos importantes a tomar en cuenta por un
asegurador prudente que trata de mantener un adecuado control sobres el riesgo asumido,
protegiendo, en definitiva, no solo sus propios intereses, sino también los de la comunidad del
alea.
Art. 103. El asegurado denunciará al asegurador dentro de las 24 horas, la muerte del animal y
cualquier enfermedad o accidente que sufra, aunque no sea riesgo cubierto.
El art. 103 acorta el plazo a 24 hs desde la muerte del animal; este acortamiento del plazo para
formular la denuncia, en la relación con los tres días que prevé el art. 46, tiene su explicación en el
hecho de que, muerto el animal, su cadáver comienza de inmediato un proceso de
descomposición lo que exige tomar con premura las medidas de higiene y sanitarias que son de
imaginar, lo que incluye la rápida sepultura del mismo, cuando no su cremación en determinados
casos de graves enfermedades epidémicas.
Teniendo en cuenta las razones que justifican este plazo tan corto de 24 hs., unido a la necesidad
de que el asegurador tenga la posibilidad de verificar el siniestro, es aconsejable que el asegurado
utilice el medio más rápido y que a la vez le permita quedar documentado del envío como ser un
telegrama o una carta documento, o incluso en los tiempos que corren un e-mail; sería
Las pólizas en uso en nuestro mercado generalmente le otorgan un plazo al asegurador d 48 hs.
Antes que el asegurado pueda disponer del cadáver del animal muerto.
ASISTENCIA VETERINARIA
Art. 104. Cuando el animal asegurado enferme o sufra un accidente, el asegurado dará
inmediata intervención a un veterinario, o donde éste no exista, a un práctico.
El artículo en cuestión no prevé una sanción para el caso de que el asegurado incumpla la carga u
obligación que el mismo le impone, aunque de cierta manera la sanción esta indirectamente
prevista en el siguiente art. 105 de la ley de seguros.
Frente al incumplimiento de la carga u obligación que este art. 104 le impone al asegurado en caso
de enfermedad o accidente del animal asegurado, corresponde recurrir a lo que establece el ya
citado art. 72 es su segundo párrafo, es decir que si el asegurado viola dolosamente o por culpa
grave la obligación de salvamento, el asegurador quedará liberado de su obligación de indemnizar
“en la medida que el daño habría resultado menor sin esa violación”.
Art. 105. El asegurado pierde el derecho a ser indemnizado si maltrató o descuidó gravemente al
animal, dolosamente o por culpa grave especialmente si en caso de enfermedad o accidente no
recurrió a la asistencia veterinaria (artículo 104) excepto que su conducta no haya influido en la
producción del siniestro ni sobre la medida de la prestación del asegurador.
En realidad este art. 105 guarda relación con el art. 72 de la ley de Seguros referido a la carga u
obligación de salvamento porque, en definitiva, el art. 105 le está imponiendo al asegurado la
carga u obligación de no maltratar al animal ni descuidarlo gravemente y si ello ocurriese, éste
pierde el derecho a ser indemnizado salvo que su conducta no haya influido en proporción del
siniestro ni en la medida de la prestación a cargo de la póliza.
Vale pena resaltar que la sanción que establece este artículo 105 requiere que el asegurado haya
actuado con dolo o culpa grave, por lo que estos conceptos nos remitimos, a los expuesto
precedentemente al comentar el art. 70 de la ley de seguros.
Art. 106. El asegurado no puede sacrificar al animal sin consentimiento del asegurador, excepto
que:
Según, las circunstancias sea tan urgente que no pueda notificar al asegurador. Esta urgencia se
establecerá por dictamen de un veterinario, o en su defecto, de dos prácticos.
Sin embargo el art. 106 prevé dos casos en los que no se requiere la autorización del asegurador
para sacrificar el animal:
Uno es cuando el sacrificio es decidido por la autoridad pública; el otro es cuando existen
circunstancias de urgencia que no hacen posible obtener la autorización del asegurador y
en este supuesto, tal urgencia debe ser establecida por el dictamen de un veterinario o en
su defecto de dos prácticos.
La última parte de este art. 106 establece que si el asegurador ordena el sacrificio del animal
enfermo o accidentado y el asegurado no lo permite, este pierde el derecho al a indemnización del
mayor daño causado por esta negativa. Obsérvese que la sanción prevista en esta última parte del
artículo no le hace perder el derecho al asegurado de ser indemnizado sino solamente en relación
los mayores daños resultantes de su negativa.
INDEMNIZACIÓN. CÁLCULO
Art. 107. La indemnización se determina por el valor del animal fijado en la póliza.
Para la ley de seguros, según el texto de su art. 107, se está frente a una póliza con su valor
tasado, por lo que sobre este tema nos remitimos a le expuesto precedentemente al comentar el
art. 63 de la ley de seguros.
Art. 108. El asegurador responde por la muerte o incapacidad del animal ocurrida hasta un mes
después de extinguida la relación contractual, cuando haya sido causada por enfermedad o lesión
producida durante la vigencia del seguro. El asegurado debe pagar la prima proporcional de tarifa.
El asegurador no tiene derecho a rescindir el contrato cuando alguno de los animales asegurados
ha sido afectado por una enfermedad contagiosa cubierta.
La primera parte del art. 108 de la ley de seguros, establece que el asegurador en caso de muerte,
o incapacidad de animal ocurrida hasta un mes después de la concluida la vigencia del seguro,
cuando ésta haya sido causada por enfermedad o lesión producida durante tal vigencia y en tal
supuesto, el asegurado de pagar la prima proporcional al período extendido.
La segunda parte del artículo que nos ocupa le niega al asegurador le niega al asegurador el
derecho de rescindir el contrato cuando alguno de los animales asegurados ha sido afectado por
una enfermedad contagiosa cubierta.
Creo que es una solución que se enmarca dentro de la buena fe de la que el contrato de seguro
esta imbuido, ya que no sería equitativo ni justo que habiendo varios animales asegurados, frente
a la enfermedad cubierta de uno de ellos y el riesgo de que la misma se extienda a los otros, el
asegurador haciendo uso del derecho que, por ejemplo le confiere el art. 18 segunda parta de esta
ley, rescinde el contrato sin causa y deje sin cobertura a su asegurado (y sin posibilidad practica de
que este pueda obtener otras coberturas con otro asegurador).
SECCION XI:
ALCANCES
Art. 109. El asegurador se obliga a mantener indemne al asegurado por cuanto deba a un tercero
en razón de la responsabilidad prevista en el contrato, a consecuencia de un hecho acaecido en
el plazo convenido.
Del propio texto del art. 109 de la ley de seguros se está frente a un seguro de responsabilidad civil
que presenta las siguientes características:
Un seguro tomado a favor del eventual responsable del daño causado, tiene por objeto la
protección del patrimonio de aquel, sin perjuicio de lo que luego establecen los artículos 116
primer párrafo y 118de la ley del seguro (este último en relación con la citación en garantía) el cual
será motivo de análisis al momento de comentar dichas normas.
Mantener indemnidad a una persona es mantener las sin daño alguno y entonces, si la obligación
del asegurador fuera esa, es decir mantener indemne al asegurado, esto es sin ningún daño,
implicarían que debería indemnizar o hacerse cargo de todas las consecuencias derivadas de la
responsabilidad en que incurrió dicho asegurado aunque con ello excediera la suma asegurada
(este es el límite máximo de responsabilidad del asegurador bajo su póliza) pues, de lo contrario,
el asegurador no estarían cumpliendo con la obligación de indemnidad que habría asumido.
Al artículo 109, el que debe ser evaluado en consonancia con lo que prescribe a continuación en el
artículo 118 en el sentido que la obligación de indemnidad que compromete al asegurador lo es
“en la medida del seguro”, es decir de acuerdo a sus condiciones, términos, limitaciones y
exclusiones de la póliza.
Stiglitz – Stiglitz, afirma que una vez caracterizado seguro de responsabilidad civil como un
contrato que tiene una finalidad resarcitoria modeladas por el llamado “ principio
indemnizatorio”, añade que corresponde “ acotar el ámbito de la presentación debida por el
asegurador, sobre la base del perjuicio o destrucción del interés por el siniestro (medida del daño)
y de la suma asegurada (cobertura asumida)”, para concluir y finalmente remarcando, “ la regla
Si bien el artículo 109 prescribe que el asegurador mantendrá indemne al asegurado por cuanto
éste le deba a un tercero, la doctrina nacional más autorizada ha señalado, que la normativa de
dicho artículo, es aplicable no sólo a los reclamos por responsabilidad civil extracontractual sino
también lo fundado responsabilidad civil contractual.
a) El pago de los gastos y costas judiciales y extrajudiciales para resistir la pretensión del tercero.
Cuando el asegurador deposite en pago la suma asegurada y el importe de los gastos y costas
devengados hasta ese momento, dejando al asegurado la dirección exclusiva de la causa, se
liberará de los gastos y costas que se devenguen posteriormente;
b) El pago de las costas de la defensa en el proceso penal cuando el asegurador asuma esa
defensa.
El artículo 110, en su inciso a), preside que “ la garantía del asegurador comprende también el
pago de los gastos y costas judiciales y extrajudiciales para resistir la pretensión del tercero”, para
llegar a en la segunda parte del mismo, que el asegurador puede exoneradas de la obligación de
pagar y el importe de los gastos y costas devengados en la defensa de un reclamo judicial contra el
asegurado, depositando en pago la suma asegurada más dichos gastos en fin y costas y dejándole
a dicho asegurado la dirección exclusiva del juicio.
Los gastos de defensa son: desembolso realizado para evitar un siniestro o para reducir sus
consecuencias, por lo que su naturaleza jurídica resulta equivalente a los “gastos de salvamento”
previstos en el artículo 72, y de allí pues que estos gastos de defensa sean a cargo del asegurador,
aunque con el pago de indemnización debida al tercero se exceda el total de la suma asegurada.
Parece justo y equitativo que el asegurador tenga que hacerse cargo de la sentencia que se dicte
contra su asegurado (en la medida del seguro) tenga entonces el derecho a “dirigir del proceso”
pues, en definitiva, estará defendiendo sus propios intereses además de los de su asegurado.
Halperi- Morandi afirman que a la “carga del asegurado corresponde la obligación de asumir esa
dirección” y que si bien la ley de seguros no lo dispone expresamente, ello resulta de la función del
seguro de responsabilidad civil (artículo 109), de la extensión de la obligación de indemnizar a los
gastos de defensa (artículo 110, inc. a) y de las disposiciones complementarias establecidas de
artículos 111 párrafo segundo y tercero, 115 y 116 párrafos segundo y tercero.
Stiglitz, ha hecho un minucioso estudio de este tema “de la dirección del proceso”, inclinándose
por el derecho del asegurador de dirigir el proceso fundado en que:
Para concluir el desarrollo de este tema es útil señalar que, normalmente, en las pólizas de
responsabilidad civil que se utilizan en nuestro mercado, sus condiciones generales, suele haber
un articulado específicamente referido al llamado “dirección del proceso” que, en líneas
generales, establece lo siguiente:
En caso de demanda judicial contra el asegurado éste debe dar aviso fehaciente y por
escrito al asegurador de la demanda promovida, a más tardar el día siguiente hábil de
notificado y entregarle, simultáneamente, la cédula, las copias y demás documentos
objeto de tal notificación;
El asegurador deberá asumir o declinar la defensa del asegurado y se entenderá que la
asume sino la declina mediante avisos de fehaciente y por escrito enviado al asegurador
dentro de los tres días hábiles de recibía la información antes mencionada;
En caso de que la asuma, el asegurador indicará el nombre del o de los abogados que
representarán y patrocinarán al asegurado y éste queda obligado a suministrar, sin
demora los antecedentes y elementos de prueba que disponga y a otorgar, en favor de los
abogados indicados, el poder para el ejercicio de la representación judicial, entregando el
respectivo instrumento antes del vencimiento del plazo para contestar la demanda y a
cumplir con los actos procesales que las leyese pongan personalmente su cargo;
Cuando la demanda o demandas excedan la suma asegurada, el asegurado podrá, a su
cargo, participar también en la defensa con el profesional o profesionales que designe a
tal efecto, siendo en este caso la costa vinculadas a tal intervención, exclusivamente a su
cargo;
El asegurador, era, en cualquier tiempo, declinar la defensa del asegurado (sin perjuicio de
lo dispuesto por los artículos 110 y 111);
La obligación de abonar el monto reclamado, por supuesto hasta el límite de la suma asegurada,
más los gastos de defensa, lo que incluye los honorarios y costas judiciales, aunque con la
indemnización de ambos conceptos se exceda el total de la suma asegurada.
Al no menciona nada de los intereses, no se puede negar que los mismos, dentro de sanas pautas
de razonabilidad jurídica, debe seguir la misma suerte que los gastos de defensa y de igual forma
en que estos últimos son a cargo del asegurador, aún por encima de la suma asegurada, los
intereses devengados en el juicio pertinente deben correr la misma suerte, aun cuando con tal
pago se exceda la suma asegurada.
Siguiendo el principio de Indemnidad, “de ahí que el asegurador deba asimismo los intereses, no
sólo porque se harán en mora sino también porque retuvo ese capitalismo sobre él durante ese
lapso, goce que se compensa con los intereses. Sería injusto que el asegurador conserve el goce
del capital debido al tercero y el asegurado debiera pagar los intereses: el cumplimiento del
artículo 116, segundo párrafo y ejecución del artículo 50 en conjunción con el 49”.
El ya citado artículo 110, en la segunda parte del inciso a), establece, que si el asegurador deposita
“el pago” en el juicio que el tercero damnificado le siguen a su asegurado la suma asegurada y el
importe de los gastos y costas devengado hasta ese momento. (dejando a partir de ese momento
la dirección exclusiva del proceso en manos del asegurado, “ se libera de los gastos y costas que se
devengan posteriormente”.
Hay que preguntarse si ese depósito en pago es efectivamente un pago total y definitivo.
Stiglitz, explicar cuál es el enfoque jurídicamente correcto, y ajustado a la buena fe, la equidad y a
la justicia, cuando expone:
En consecuencia, si la demanda del tercero fuera rechazada íntegramente, el único que tendría un
legítimo derecho a hacerse con todos los fondos depositados en quien lo depositó, esto es el
asegurador y nunca el actor perdidoso del juicio.
Debemos hacer una aclaración previa: la garantía de indemnidad que otorgan mencionado artículo
110 incluye el pago de los gastos y costas para resistir la pretensión del asegurado (se supone en
una acción civil por daños y perjuicios) pero también las costas judiciales incurridas en el proceso
penal que se le pueda haber iniciado al asegurado a consecuencia de un siniestro cubierto por la
póliza, por ejemplo las lesiones causadas a un tercero con motivo de un accidente de tránsito,
pero solamente cuando el asegurado asuma la defensa.
El derecho de defenderse juicio penal importa reconocer la facultad del asegurado de elegir
libremente el profesional que lo habrá de defender y por ende, la ley ha establecido que, sólo el
caso en que el asegurador, se hubiese hecho cargo de la defensa, recién en ese supuesto la
garantía de indemnidad que prevé el artículo 110, inciso B) incluye esas costas.
Art. 111. El pago de los gastos y costas se debe en la medida que fueron necesarios.
Regla proporcional
Si el asegurado debe soportar una parte del daño, el asegurador reembolsará los gastos y costas
en la misma proporción.
Rechazo
Las disposiciones de los artículos 110 y del presente se aplican aun cuando la pretensión del
tercero sea rechazada.
SEGURO DE RESPONSABILIDAD CIVIL: LOS GASTOS Y COSTAS DEBEN HABER SIDO NECESARIOS
La primera parte el artículo al establecer que los gastos y costas en la medida en que fueron
necesarios, consagró principio de indudable equidad, buena fe y razonabilidad, nadie podría
pretender que el asegurador deba pagar los gastos de o costas innecesarios en los que puede
haber incurrido intempestivamente el asegurado sin conocimiento ni conformidad de aquel.
Una situación que en la práctica profesional se presentará en más de una oportunidad es cuando
el asegurado, bajo una póliza de responsabilidad civil, al recibir la notificación de que la demanda
de un tercero, en lugar de darle aviso de inmediato a su asegurador para que éste asuma la
dirección del proceso, contesta el directamente la demanda con sus abogados y cita luego en
garantía de asegurador, con lo que entre otras cosas, está generando los honorarios de sus
abogados que, no sólo son innecesarios, sino que además se originan en el incumplimiento de una
carga, como se vio precedentemente la ley impone: entregar la dirección del proceso al
asegurador.
Un adecuad interpretación de esta norma, basada no solo en la preceptiva de los artículos antes
citado sino también en sensata razones de justicia, equidad y buena fe, que debe ser que el
asegurador deberá abonar los gastos y costas en la misma proporción en la que él debe soportar
una parte del daño.
La solución que ofrece el segundo párrafo del artículo 111 resulta de la aplicación de la llamada
regla proporcional la que consagra el segundo párrafo del artículo 65 al establecer la figura del
infraseguro, es decir que si el Valor asegurado es inferior al Valor asegurable, el asegurador sólo
indemnizará el daño en la proporción que resulte de ambos valores.
La aplicación práctica de la normativa prevista en este segundo párrafo del artículo 111, se da en
aquellos casos en los que el reclamo del tercero excede la suma asegurada establecido en la póliza
por lo que el asegurador solamente estará eventualmente obligado a indemnizar hasta el límite de
la suma asegurada, más la parte proporcional de las costas y gastos judiciales incluyendo
intereses, quedando entonces del resto de la eventual condena y de las costas y gastos del
asegurado.
Si el asegurador propone una transacción que es aceptada por el reclamante en uno por el
asegurado, en este caso la eventual responsabilidad máxima del asegurador que resulte de una
sentencia final quedará limitada al importe de dicha frustrada transacción. (se ven algunas
cláusulas sobre el tema que establecen por ejemplo, que si con motivo de un reclamo el
asegurado no acepta o impide de alguna forma llegara una razonable conciliación o transacción
con el reclamante en base a una propuesta formulada a este por asegurador y como consecuencia
de ello se inician acciones judiciales que culminan en una sentencia que excede el monto de la
propuesta antes mencionada, la responsabilidad del asegurado quedará limitada exclusivamente y
por todo concepto, al monto oportunamente ofrecido y que hubiera permitido su momento una
razonable conciliación o transacción, todo ello sin perjuicio de que el asegurador opte por realizar
el depósito de la suma asegurada en los términos del artículo 110).
SEGURO DE RESPONSABILIDAD CIVIL: PAGO DE LAS COSTAS Y GASTOS DEL JUICIO CUANDO LA
PRETENSIÓN DEL TERCERO ES RECHAZADA
En cuanto al párrafo de este art.111, prescribe que las disposiciones del art. 110 de dicha ley son
aplicables aún en el caso en que la pretensión del tercero sea rechazada.
Esta normativa es justa, equitativa y ajustada a derecho ya que los gastos y costas incurridos para
resistir el reclamo del tercero tiene la naturaleza jurídica de un gasto de salvamento destinado a
evitar el siniestro de disminuir sus consecuencias y entonces vemos ahora que la solución que
consagra este cuarto párrafo del art. 111 es coincidente con la del art. 73 del al ley de seguros
cuando establece que el asegurador está obligado a reembolsar los gastos no manifiestamente
desacertados en que haya incurrido el asegurado en cumplimiento de la carga que impone el art.
72 “obligación y salvamento”- “aun cuando hayan resultado infructuoso o excedan la suma
asegurada”.
PENAS
Art. 112. La indemnización debida por el asegurador no incluye las penas aplicadas por
autoridad judicial o administrativa.
Se refiere a las multas que tanto los jueces como la administración pública puedan aplicar ala
asegurado por violación a determinadas normas de la ley que resulten aplicable en cada caso.
A primera vista no parecería que no hay dudas que el seguro de responsabilidad por el ejercicio de
una industria o comercio, comprende también la responsabilidad de las personas con funciones de
dirección, es decir sus directores o gerentes o de los socios o sus administradores en el caso de
sociedades colectivas.
Este art. 113, al hablar genéricamente de que el seguro de responsabilidad civil emergente del
ejercicio de una industria o comercio comprende las personas con funciones de dirección, debe
ser interpretada en un sentido amplio, es decir que la misma se refiere tanto a las
responsabilidades contractuales como extracontractuales, o incluso amabas en conjunto.-
Es que las responsabilidades emergentes del ejercicio de una actividad industrial o comercial
pueden ser tanto de naturaleza contractual como extracontractual.
Cuando una fábrica contamina y provoca daños a sus vecinos o a las propiedades aledañas, esa
responsabilidad será extracontractual; pero cuando un comercio me vende un producto, artefacto
electrónico o una maquinaria defectuosa, su responsabilidad será de naturaleza contractual ya
que resulta del cumplimiento de un contrato de compraventa
En síntesis el art. 113 establece que en los seguros de responsabilidad allí referidos , la cobertura
que ofrecen los mismos incluyen también a la de las personas con funciones directivas, sean que la
responsabilidad civil original sea de naturaleza contractual o extracontractual.
La normativa legal que determina la responsabilidad civil de los directores de sociedades anónimas
está contenida, básicamente, en el art. 274 de la Ley De Sociedades Comerciales 19.550
“Los directores responden ilimitada y solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y los
terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el criterio del artículo 59, así como por la
violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo,
abuso de facultades o culpa grave.”
Los directores tiene la posibilidad de quedar exentos de responsabilidad que dicha norma les
impone en los caso en que “el director que participó en la deliberación o resolución o que la
conoció, si deja constancia escrita de su protesta y diera noticia al síndico antes que su
responsabilidad se denuncie al directorio, al síndico, a la asamblea, a la autoridad competente, o
se ejerza la acción judicial”.
SEGURO DE RESPONSABILIDAD CIVIL: LAS ACCIONES PUEDEN SER EJERCIDAS CONTRA LOS
DIRECTORES Y GERENTES SEGÚN LA NORMATIVA DE LA LEY DE SOCIEDADES
Según la ley de sociedades existen dos clases de acciones de responsabilidad contra los directores
de sociedades anónimas, las que operan también contra gerentes y síndicos:
Estas coberturas son otorgadas solamente sobre base de reclamos o “Claims Made” .
En segundo lugar, estas pólizas de D&O , normalmente, ofrecen dos coberturas a saber:
Como se comprende bajo la cobertura A, los asegurados son los propios directores o gerentes de
la sociedad tomadora del seguro mientras que en el caso de la Cobertura B, el asegurado es la
propia sociedad que ha tomado la póliza y que ha pagado las indemnizaciones debidas pos sus
directores y gerentes.
Otra característica que presentan estas pólizas es que cubren la responsabilidad civil de los
directores y gerentes aunque ella derive de su culpa grave.
Art. 114. El asegurado no tiene derecho a ser indemnizado cuando provoque dolosamente o por
culpa grave el hecho del que nace su responsabilidad.
Con pequeñas diferencias de redacción de este art. 114 de la ley de seguros referidos a los seguros
de responsabilidad civil en particular, consagra el mismo principio contenido en el art. 70 para los
seguros de daños patrimoniales en general: el asegurado no tiene derecho a ser indemnizado
cuando provoque con dolo o culpa el hecho del que nace su responsabilidad.
La última parte del ya citado art. 70 de la ley de seguros, referidos a la “provocación de siniestro”,
en su parte final establece una excepción al principio de que el asegurador queda liberado de
responsabilidad por culpa grave del asegurado: cuando los actos han sido cometidos para precaver
el siniestro o atenuar sus consecuencias o por un deber de humanidad generalmente aceptado.
Y como esta excepción no parece en el texto del art. 114, nos podríamos preguntar si dicha norma
general del art. 70, podría ser aplicada por extensión también a la normativa del art. 114, desde el
momento en que ambas normas se refieren a un tema en común: la liberación de responsabilidad
del asegurador en los caos en que el siniestro es provocado por la culpa grave o dolo del
asegurado.
Entendemos que dentro de pautas de razonabilidad, buena fe y equidad esta normativa contenida
en la última parte del art. 70 sería también aplicable a lo que dispone el art. 114.
La ley de seguros nada dice expresamente en torno a este tema, pero el art. 118 de la misma, tras
consagrar la figura de la citación en garantía del asegurador, establece que la sentencia que se
dicte contra su asegurado, hará cosa juzgada y que la misma será ejecutable “contra él en la
medida del seguro”.
Podríamos decir que, como regla general, los contratos rigen las relaciones jurídicas entre los
otorgantes y como dice el art 1199 del Código Civil, los mismos no pueden oponerse a terceros, ni
invocarse por ellos.
El citado art. 118 de la ley de seguros establece una excepción al principio del art. 1199 del Código
Civil y permite que un tercero que ha sufrido un daño provocado por un asegurado amparado bajo
una póliza de seguro de responsabilidad civil, puedan tener un derecho contra el asegurador de
este último, pese a haber sido ajeno a la relación contractual que los vinculaba a través de la
citación en garantía que consagra e antes citado art. De la ley 17 418.
Sin embargo, este derecho que le otorga a un tercero que ha sufrido un daño provocado por un
asegurado bajo una póliza de responsabilidad civil, tiene un límite establecido por el ya
mencionado art. 118 de la ley de seguros: tal derecho y la responsabilidad de ejecutar un
sentencia dictada contra el asegurado causante del daño es “en la medida del seguro”
Como el ya citado art. 114 habla exclusivamente de la culpa grave o del dolo del asegurado y no
hace referencia a la del conductor no propietario, en alguna oportunidad, haciéndose una lectura
un tanto particular de dicha norma, se llegó a la conclusión que un asegurador citando en garantía
no podría eximirse d responsabilidad por la culpa grave o dolo de dicho conductor no propietario¸
aun en el supuesto en el que en la póliza, al referirse a la culpa grave, se extendiese el carácter de
asegurado a dicho conductor.
Las pólizas actualmente utilizan en nuestro mercado, debidamente aprobadas por la autoridad de
control, establecen expresa y claramente que:
Conforme a lo antes expuesto no encontramos con el fallo de la cámara Civil, Sala D del
11/3/2005, en autos “Franco, A c. Robles, M y otros”, en el que se resolvió que era válida la
cláusula contractual que libera al asegurador en caso de culpa grave del conductor del vehículo
DENUNCIA
Art. 115. El asegurado debe denunciar el hecho del que nace su eventual responsabilidad en el
término de tres días de producido, si es conocido por él o debía conocerlo; o desde la
reclamación del tercero, si antes no lo conocía. Dará noticia inmediata al asegurador cuando el
tercero haga valer judicialmente su derecho.
Al igual que en el caso del art. 46, la razón de ser de la carga que le impone el art. 115 al
asegurado, se funda en la necesidad que tiene el asegurador de tomar de inmediato conocimiento
de la ocurrencia de un hecho que pueda generar la eventual responsabilidad de aquél, a fin de
verificarlo, determinar su verosimilitud y si se corresponde con la cobertura que ofrece su póliza,
reunir los elementos de prueba que puedan resultar útiles en el caso de un futuro juicio contra
dicho asegurado.
La primera es que el plazo de tres días se refiere a días corridos, es decir que comprende
los laborales y feriados ;
La segunda reflexión es que dicho plazo comienza a correr desde el momento en que el
asegurado conoció el hecho u omisión que pudo generar su responsabilidad, o debía
conocerlo, es decir desde el momento en el que actuando con prudencia y con la
diligencia exigida por la naturaleza de las circunstancias que rodearon su actuación y en
función de su persona, tiempo y lugar, razonablemente tuvo que haber conocido la
existencia de un hecho u omisión que podría generar su responsabilidad.
En la segunda parte de este art. 115 se le impone una segunda carga u obligación al asegurado: la
de dar inmediata noticia al asegurador cuando e tercero haga valer judicialmente sus derechos.
Aquí ya no hay un plazo de tres días como en el caso del conocimiento del hecho o de la omisión
que pudo haber generado su responsabilidad, aquí la noticia debe ser dada de inmediato al
asegurador para que este pueda adoptar las medidas necesarias para ejercer la dirección del
proceso y defender, los derechos del asegurado, dentro de los plazos perentorios e
improrrogables que significan la notificación de una demanda judicial.
Un tema que pude dar lugar a dudas, es que este at. 115 de la ley de seguros no establece sanción
o él en el caso en que incumpla las cargas y obligaciones.
En nuestra practica aseguradora local el problema no ofrece demasiadas dificultades pues en las
pólizas de responsabilidad civil, se incorporan normalmente una cláusula o previsión por la cual el
incumplimiento de las obligaciones y cargas impuesta al asegurado por ley de seguros y por el
CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA
Art. 116. El asegurador cumplirá la condenación judicial en la parte a su cargo en los términos
procesales.
Reconocimiento de responsabilidad
Este art. 116 primera parte de la ley de seguros impone al asegurador la obligación de cumplir la
condena en la parte a su cargo, normativa esta que se condice plenamente con lo que luego
establece el art. 118 tercer párrafo, cuando, tras determinar que la sentencia que se dicte contra
el asegurado hará cosa juzgada contra el asegurador citado en garantía, agrega que será en la
medida del Seguro.
En el art. 116, en su segundo párrafo, segunda parte prevé el caso de que se celebren
transacciones con el tercero damnificado con intervención del asegurador, y en estos caso la
mencionada norma establece que dicho asegurador entrega los fondos que correspondan según el
contrato, en término útil para el cumplimiento de la obligación asumida.
Si bien el contrato no lo precisa, debe aceptarse que la entrega de fondos deberá ser hecha al
tercero damnificado reclamante quien, como se verá al comentar el art. 117, tiene privilegio sobre
la suma asegurada y sus accesorios y entonces si el asegurador le entrega los fondos al asegurado
no quedaría liberado de responsabilidad.
De la misma forma y por las mismas razones que el asegurado no puede reconocer su
responsabilidad, tampoco puede transar sin la anuencia de su asegurador.
Par Halperín- Morandi, la sanción que correspondería aplicar en estos casos es la del art. 72 de la
ley de seguros, es decir que si el asegurado viola esta obligación dolosamente o por culpa grave, el
asegurador queda liberado de su obligación de indemnizar en la medida que el daño habría
resultado menor sin esa violación.
CONTRALOR DE ACTUACIONES
Art. 117. El asegurador puede examinar las actuaciones administrativas 0 judiciales motivadas o
relacionadas con la investigación del siniestro y constituirse en parte civil en la causa criminal.
Este artículo repite textualmente lo que establece el art. 46 tercer párrafo de la ley de seguros, por
lo que podría haber sido omitido.
La norma en cuestión y desde el punto de vista práctico es muy importante y útil ya que le permite
el asegurador, a través de sus profesionales, poder examinar las actuaciones administrativas o
judiciales motivadas o relacionadas con la investigación de un siniestro.
La última parte del artículo, cuando se refiere a que el asegurador pueda constituirse incluso en
parte civil en la causa criminal, evidentemente debe interpretarse que ello podría ocurrir
solamente cuando hubiese previamente indemnizado a su asegurado y actúe en consecuencia por
vía de la subrogación prevista en el art. 80 de la ley de seguros.
Art. 118. El crédito del damnificado tiene privilegio sobre la suma asegurada y sus accesorios,
con preferencia sobre el asegurado y cualquier acreedor de éste, aun en caso de quiebra o de
concurso civil.
Cosa juzgada
La sentencia que se dicte hará cosa juzgada respecto del asegurador y será ejecutable contra él
en la medida del seguro. En este juicio o en la ejecución de la sentencia el asegurador no podrá
oponer las defensas nacidas después del siniestro.
También el asegurado puede citar en garantía al asegurador en el mismo plazo y con idénticos
efectos.
EL Código Civil, en su art. 3875, define al privilegio como el derecho dado por la ley a un acreedor
para ser pagado con preferencia a otro y esto es lo que sucede en este primer párrafo del art. 118
de la ley de seguros cuando se establece que el crédito del damnificado tiene privilegio sobre la
suma asegurada y sus accesorios, con preferencia sobre el asegurado y cualquiera de sus
acreedores, aun en el caso de quiebra o concurso civil.
Creemos que la normativa antes citada, unida a la figura de la citación en garantía prevista en el
segundo párrafo de este art. 118 y sus efectos consagrados en el tercer párrafo del mismo, la
sentencia que se dicte contra el asegurado hará cosa juzgada y será ejecutable contra el
asegurador en la medida del seguro, y a lo que dispone el anterior art. 116 ya comentado,
conforman el sistema jurídico sobre el cual se estructura la obligación de indemnidad que asume
el asegurador frente a su asegurado de responsabilidad civil, porque la forma de materializar tal
indemnidades es , justamente, pagándole a la víctima los daños por él sufridos y por los cuales el
asegurado es responsable.
Halperin- Morandi, por su parte sintetizan los alcances de la normativa contenida en este primer
párrafo del art. 118 de la ley de seguros de la siguiente forma:
El segundo párrafo del art. 118, en su primer parte, prevé que el damnificado podrá citar en
garantía al asegurador hasta que se reciba la causa a prueba derecho este que también tiene el
asegurado.
En la segunda parte de este segundo párrafo del art. 118 se establece además que para el caso en
el que el damnificado decida citar en garantía al asegurador, debe iniciar la demanda ante el juez
del lugar del hecho o del domicilio del asegurador.
Si se dicta sentencia firme contra el asegurado y aceptada ésta la citación, el tercero damnificado
podrá exigir el cumplimiento de la misma tanto al autor del acto ilícito que le ocasionó un perjuicio
un perjuicio con este último, ello será solamente viable en la medida del seguro.
Uno puede imaginarse que cuando el tercero damnificado que ha obtenido un fallo favorable en
un juicio en el que citó en garantía al asegurador del causante del daño, dicho tercero
normalmente ejecutará en primer lugar la sentencia contra el asegurador, pero la experiencia
profesional nos demuestra que, a veces, ocurre lo contrario y que es contra el propio asegurado,
generalmente cuando se trata de una sociedad comercial o industrial de reconocida capacidad
económica y financiera y expuesta, a mayor medida, a las consecuencias que un rápido embargo y
ejecución, contra quien se ejecuta en primer término la misma.
Este párrafo tercero segunda parte del art. 118 contiene una normativa que es de singular
importancia en cuanto establece que “en el juicio o la ejecución de sentencia el asegurador no
podrá oponer las defensas nacidas después del siniestro”.
Va a ser:
Nos podríamos preguntar si las franquicias, como un supuesto de fracción del riesgo no cubierto
por el seguro, como señala Stiglitz, serían o no aplicables también en los casos de seguro de
responsabilidad civil, especialmente cuando el asegurador es llevado a juicio a través de una
citación en garantía.
Está claro que cuando el asegurador es citado en garantía, la sentencia que se dicte en su contra el
asegurado será ejecutada contra aquél, “en la medida del seguro”, por lo que la franquicia
deducible, que forma parte de la medida del seguro, será oponible al tercero, principio, éste que
por otra parte, se funda entre otras cosa en:
Lo que dispone el art. 1199 del Código Civil, cunado establece que los contratos no pueden
oponerse a tercero, no invocarse por ellos salvo en el supuesto de los art. 1161 y 1162 de
dicho código.
Que el seguro de responsabilidad civil protege la integridad del patrimonio del asegurado
y no se trata de un seguro en favor de un tercero.
En que la relación jurídica contractual asegurativa vincula exclusivamente al asegurado
con el asegurador, quien podrá oponerle al primero todas la defensas nacidas con
anterioridad al siniestro, entre ellas la franquicia, conforme lo establece el ya citado art.
118 tercera parte de la ley de seguros.
PLURALIDAD DE DAMNIFICADOS
Puede ocurrir que un hecho generador de la responsabilidad del asegurado ocasione daos
a diversas personas y entonces el art. 119 prevé dos cosas:
La indemnización que deba el asegurado se distribuirá a prorrata entre los damnificados;
Existiendo dos o más acciones iniciadas por los eventuales damnificados, estas se
acumularán para ser resueltas por el juez que previno, e una sentencia única.
SEGURO COLECTIVO
Es común en nuestro mercado asegurador que una empresa trate con un seguro colectivo de
personas, de vida o de accidentes personales, de vida o de accidentes personales, en beneficio de
sus dependientes o de personas que de alguna forma estén vinculadas a ella.
Es común que se establezca que ocurrido un evento siniestral cubierto por la póliza, se cite al
contratante para que invoque su derecho al cobro preferentemente e la indemnización que
corresponda y en caso que lo acredite, percibirá la indemnización en la medida de su interés ý el
saldo que pueda existir se abonará a los beneficiarios; si el contratante no acredita se derecho al
cobro preferentemente de la indemnización, esta será abonada directamente a los beneficiarios y
en caso de desacuerdo entre las partes , el asegurador consignará judicialmente dicha
indemnización.
SEGURO DE TRANSPORTE
Art. 121. El seguro de los riesgos de transporte por tierra se regirá por las disposiciones de esta
ley, y subsidiariamente por las relativas a los seguros marítimos. El seguro de los riesgos de
transporte por ríos y aguas interiores se regirá por las disposiciones relativas a los seguros
marítimos con las modificaciones establecidas en los artículos siguientes.
Ámbito de aplicación
El asegurador puede asumir cualquier riesgo a que estén expuestos los vehículos de transporte,
las mercaderías o la responsabilidad del transportador.
El contrato de transportador terrestre está legislado en los art. 162 a 206 del Código de Comercio
y en relación con el tema de la responsabilidad del transportista terrestre, que la misma está,
básicamente, establecida en el art. 172 que establece lo siguiente: “Durante el transporte corren
por cuenta del cargador, no mediando estipulación contraria, todos los daños que sufrieron los
efectos, provenientes de vicio propio, fuerza mayor o caso fortuito. La prueba de cualquiera de
estos hechos incumbe al acarreador o comisionista de transporte”.
La norma antes citada consagra “la teoría del riesgo”, es decir que el transportador es responsable
de cualquier daño o pérdida que sufra la mercadería transportada salvo que los mismos
provengan de coso fortuito o fuerza mayor o vicio propio de la cosa, siendo la prueba del eximente
y su relación causal con el daño o pérdida a su cargo, cualquier cláusula incorporada en una carta
de porte o un contrato de transporte que pretenda establecer otros eximentes de responsabilidad
La indemnización que debe abonar el transportador en caso de pérdida o daño en las mercaderías
transportadas, será trazada por peritos según el valor que tendrían los efectos ene el tiempo y
lugar de la entrega y con arreglo a l designación que ella se hubiese hecho en la carta de porte, con
lo cual esta normativa implica una suerte de limitación a la responsabilidad del transportador
relacionada al valor de las cosas siniestradas, lo que excluye el eventual lucro cesante que pueda
haber sufrido el dueño de los efectos dañados o perdidos.
El art. 121 establece que asegurador puede asumir cualquier riesgo a que estén expuestos los
vehículos de transporte, las mercaderías o la responsabilidad del transportador.
Las pólizas que cubren el transporte de mercaderías por vía terrestre, suelen amparar los riesgos
de pérdida o daño físico a los bienes objeto del seguro durante su transporte terrestre, cuando
tales daños o pérdidas son consecuencia de:
Estas pólizas suelen tener diversas exclusiones de cobertura por las cuales el asegurador no
indemnizará las pérdidas o averías causadas por:
Cuando el asegurado por acción u omisión provoca el siniestro con dolo o culpa grave
a. Culpa del cargador o destinatario, salvo que se pruebe una conducta razonablemente
justificable en las circunstancias del caso;
d. Demora, acción de la humedad y/o temperatura vicio propio, merma, mal acondicionamiento o
embalaje deficiente;
i. Transmutaciones nucleares;
j. Hechos de guerra civil o internacional, terrorismo, guerrilla rebelión, motín, tumulto popular;
l. Rotura, abolladuras, derrame, contacto con otra mercadería y mojadura (a menos que sean
consecuencias de un siniestro cubierto).
Se dictó la ley 24.653 sobre transporte automotor de cargas, que en su art. 10 estableció la
obligación de contratar determinados seguros obligatorios de acuerdo a la siguiente normativa:
SEGUROS OBLIGATORIOS. Todo el que realice operaciones de transporte debe contar con los
seguros que se detallan a continuación, para poder circular y prestar servicios.
a) De responsabilidad civil: hacia terceros transportados o no, en las condiciones exigidas por la
normativa del tránsito;
2. El que realiza la operación de transportes con cargo al dador de carga, si ésta no esta asegurada
según el punto anterior. En tal caso el remitente declarará su valor al realizar el despacho, sobre
cuyo monto aquél percibirá la correspondiente tasa de riesgo y hasta dónde responderá. No se
admitirá reclamo por mayor valor al declarado.
Las pólizas que se emitan en base a esta resolución, cubrirán entonces responsabilidad del
transportista por pérdidas o daños ocurridos durante el transporte, que sean causados por
colisión, vuelco, desbarrancamiento o choque del vehículo transportador con objetos móviles o
fijos, y también contra incendios y explosión del vehículo transportador.
Art. 122. El asegurador no responde de los daños si el viaje se ha efectuado sin necesidad por rutas
o caminos extraordinarios o de una manera que no sea común.
En este art. 122 los daños sufridos por las mercaderías aseguradas deben ser consecuencia de que
el viaje se realizó sin necesidad por rutas o caminos extraordinarios. Las pólizas que se utilizan en
nuestro mercado contienen una previsión específica por la cual no cubrirá los daños o pérdidas a
los bienes objeto del seguro cuya causa haber realizado el viaje, sin necesidad, por roturas o
caminos extraordinarios o de manera que no sea común, siguiendo así los lineamientos del art
121.
Debe entenderse que se está refiriendo a los seguros de transporte de mercaderías, las que
normalmente pueden asegurarse por viaje, lo que implica que el asegurador cubrirá tales efectos
durante su traslado desde un punto a otro según se previó en el documento de transporte.
Cuando sea por tiempo, nos hallamos ante las que se denominan “pólizas flotantes”.
ABANDONO
Art. 124. Cuando se trate de vehículos de transporte terrestre, el abandono sólo será posible si
existe pérdida total efectiva. El abandono se hará en el plazo de 30 días de ocurrido el siniestro.
Para los medios de transporte fluvial y de aguas interiores se aplican las reglas del seguro
marítimo.
Cuando se analizó el art. 74 el asegurado no puede hacer abandono de los bienes por el siniestro,
salvo pacto en contrario.
Lo cierto es que cuando hablamos de abandono tenemos que tener en cuenta que el abandono es
una figura típica del derecho marítimo, término que engloba dos institutos totalmente distintos y
con distintos ámbitos de aplicación.
Uno de esos institutos está referido a la facultad que, tiene el armador de limitar su
responsabilidad, salvo que exista culpa de su parte, al valor que tenga su buque al final del viaje en
que tales hechos hayan ocurrido, más los fletes brutos, los pasajes percibidos y los créditos
nacidos a su favor durante el mismo o de poner a disposición de los acreedores el valor del buque
más los valores antes referidos, dentro de los tres meses de ocurrida la expedición.
El otro instinto es la acción de abandono que implica la transferencia irrevocable del asegurador
de todos los derechos que tenga el asegurado sobre el bien vinculados al interés asegurable a
partir del momento de la notificación del abandono al asegurador”. Siendo este el abandono al
que se refiere el art.74 de la ley de seguros, es el derecho que tiene el asegurado, de transferir al
asegurador los restos de la cosa asegurada que ha sufrido un siniestro y percibir entonces el total
de la suma asegurada.
Art. 125. Cuando el seguro se refiere a la responsabilidad del transportador respecto del
pasajero, cargador, destinatario o tercero, se entiende comprendida la responsabilidad por los
hechos de sus dependientes u otras personas por las que sea responsable.
Es el caso en que el transportador haya tomado una póliza de transporte que además cubra su
responsabilidad civil frente a daños o perjuicios que puedan sufrir pasajeros, cargador
destinatario, con motivo del cumplimiento de los respectivos contratos que sean celebrados.
Conforme a lo que establece el art. 1113 del Código Civil, la obligación de quien ha causado un
daño se extiende a los daños que causaren los que están bajo su dependencia.
Estas coberturas de transportista terrestre, aéreo y por agua, de carga o de pasajeros, se otorgan a
través de específicas pólizas de responsabilidad civil, las que tienen en cuenta los riesgos que cada
modo de transporte encierran.
Art. 126. Cuando se trate de mercaderías salvo pacto en contrario, la indemnización se calcula
sobre su precio en destino, al tiempo en que regularmente debieron llegar. El lucro esperado
sólo se incluir si media convenio expreso.
Medio de transporte
En las condiciones generales para el seguro de transporte terrestre y/o aéreo de bienes, en la
cláusula 9 se establece que, salvo disposición expresa en las condiciones particulares, la
indemnización se calcula sobre el precio de los bienes en destino al tiempo en que regularmente
debieron llegar, el que se considera como valor asegurable y que se deducirán del precio los
gastos no incurridos.
Por último el articulo analizado, agrega, que el lucro esperado, solo se incluirá si media convenio
expreso.
Las partes pueden convenir que el asegurador no responde por los daños causados por simple
culpa o negligencia del cargador o destinatario.
Este art. Establece que el asegurador no indemnizará los daños sufridos por las mercaderías
aseguradas que sean consecuencia de la naturaleza intrínseca de las mismas, vicio propio, mal
acondicionamiento, merma, derrame, o embalaje deficiente.
La merma en una carga, proviene de la propia naturaleza de la cosa asegurada, como por ejemplo
los granos que pierden peso durante el transporte. Se trata de una tradicional causal de exclusión
ya que no se trata de una pérdida o daño accidental y fortuito, si no de producción necesaria en
razón de las características del producto transportado.
De acuerdo a las condiciones generales en su cláusula 8 inc. m , excluye de la cobertura que otorga
la póliza los daños causados por rotura, abolladura, derrame, contacto con otras mercaderías y
mojadura a menos que sea consecuencia de un siniestro cubierto.
Se establece que si debe responder si los daños mencionados, o pérdidas obedecen a demora u
otras consecuencias inmediatas de un siniestro cubierto.
El tercer párrafo del art. 127 establece que las partes pueden convenir en que el asegurado no
responda por los daños o pérdidas que pueden sufrir las cosas transportadas por simple culpa o
negligencia del cargador o destinatario. Nuevamente nos encontramos frente al principio de la
autonomía de la voluntad, que en este caso apunta a restringir la responsabilidad del asegurador.
CAPITULO III:
SEGURO DE PERSONAS
SECCION I:
Vida asegurable
Art. 128. El seguro se puede celebrar sobre la vida del contratante o de un tercero.
Los menores de edad mayores de 18 años tienen capacidad para contratar un seguro sobre su
propia vida sólo si designan beneficiarios a sus ascendientes, descendientes cónyuge o
hermanos, que se hallen a su cargo.
Halperin-Morandi definen a los seguros de vida y a los accidentes personales como aquellos que
garantizan el pago de un capital o de una renta cuando se produce el hecho que afecta la
existencia, la salud o el vigor del asegurado, que si bien se puede traducir en el pago de una suma
de dinero, las prestaciones a cargo del asegurador están siempre subordinadas a hechos
directamente vinculados a la persona de aquel y a las persona que lo hayan convenido.
Los seguros de personas que la prevé pueden presentar diversas modalidades como por ejemplo:
El seguro de muerte, es decir cuando la prestación a cargo del asegurador se efectiviza con
el fallecimiento del asegurado.
Si es sobre la vida del contratante, es decir, del asegurado se puede pactar que el capital o la renta
en caso de muerte se abone a un tercero sobreviviente, determinado o determinable al momento
de producirse el evento; si el seguro de vida es de muerte de un tercero, se requiere el
consentimiento escrito de dicho tercero cuya vida se asegura.
En lo referido a los seguros de vida existiendo reticencia o falsa declaración no dolosa, como lo
establece el artículo 6, el reajuste puede serle impuesto al asegurador si la nulidad es perjudicial
para el asegurado sujeto a que el contrato sea reajustable a juicio de peritos y que haya sido
celebrado conforme a las prácticas comerciales del asegurador.
Conforme lo establece el artículo 129 a los efectos de determinar la reticencia o falsa declaración y
sus eventuales efectos, se tomaran a demás en cuenta el conocimiento y la conducta del contrate
y el tercero.
INCONTESTABILIDAD
Art. 130. Transcurridos tres años desde la celebración del contrato, el asegurador no puede
invocar la reticencia, excepto cuando fuere dolosa.
Art. 131. La denuncia inexacta de la edad sólo autoriza la rescisión por el asegurador, cuando la
verdadera edad exceda los límites establecidos en su práctica comercial para asumir el riesgo.
Edad mayor
Cuando la edad real sea mayor, el capital asegurado se reducirá conforme con aquélla y la prima
pagada.
Edad menor
Cuando la edad real sea menor que la denunciada el asegurador restituir la reserva matemática
constituida con el excedente de prima pagada y reajustar las primas futuras.
El artículo 131 consagra un régimen específico diferente al del artículo 5, estableciendo que la
denuncia inexacta de la edad no da lugar a la nulidad del contrato por reticencia o falsa
declaración, sino a su rescisión si es que el asegurador decide ejercer el derecho que le
corresponde el primer párrafo del artículo 131 (que el asegurador tiene derecho a rescindir el
contrato en caso de denuncia inexacta de edad, pero sólo en el caso en que la verdadera edad
excediera los límites establecidos por su práctica comercial)
Los hechos o circunstancias que pueden significar una agravación del riesgo originalmente
asumido por el asegurador pero que no esté específicamente previsto en la póliza, no es necesario
ni obligatorio que el asegurado se lo denuncie y su omisión no le implica sanción alguna; por el
contrario, si en la póliza figuran como motivos de agravación de riesgo especialmente previstos en
las mismas y ellos no son denunciados, se estará frente al incumplimiento de una carga que la ley
le impone.
CAMBIO DE PROFESIÓN
Art. 133. Los cambios de profesión o de actividad del asegurado autorizan la rescisión cuando
agravan el riesgo de modo tal que de existir a la celebración, el asegurador no habría concluido
el contrato.
En este artículo pen su primera parte, se contempla el supuesto el en que el asegurado haya
cambiado su profesión o actividad original que desarrollaba al momento de la contratación del
seguro y que esa nueva profesión o actividad significases una agravación del riesgo original que de
haberse conocido por el asegurador, hubiese significado que este declinara la aceptación del
riesgo propuesto por lo que no se habría celebrado el contrato de seguro, en cuyo caso dicho
asegurador podrá rescindir el contrato.
En caso de haber existido tal cambio cuando se celebró el contrato de seguro, el asegurador lo
hubiera concluido mediante una prima mayor, la suma asegurada se reduce a la prima pagada.
RESCISIÓN
Este artículo consagra específicamente sólo el derecho del aseguradora rescindir el contrato de
seguro sin limitación alguna, después de su primer período.
Es decir que transcurrido el primer período del seguro de vida, el asegurado puede libremente,
incluso sin indicación de causa, rescindir el contrato en cualquier momento.
El asegurador tendrá derecho a rescindir el contrato de seguro tan solo en los casos en los que la
ley expresamente lo autoriza, es decir como lo establece el art. 134 por falta de pago de la prima.
SUICIDIO
Art. 135. El suicidio voluntario de la persona cuya vida se asegura, libera al asegurador, salvo
que el contrato haya estado en vigor ininterrumpidamente por tres años.
La palabra suicidio vine del latín sui caeder, es decir matarse a uno mismo y el Diccionario de la
Lengua Española lo define como la acción o efecto de suicidarse, esto es quitarse violenta y
voluntariamente la vida.
Si se pretende interpretar literalmente este artículo, podríamos llegar a la conclusión de que todo
suicidio de un asegurado llevado a cabo antes de que se cumplan los tres años de vigencia
ininterrumpida del contrato, liberaría siempre de responsabilidad al asegurador porque, por su
naturaleza, el suicidio supondría un acto voluntario del suicida y entonces estaríamos siempre
ante el supuesto de exclusión previsto en el art. 135, es decir en el suicidio voluntario.
El concepto de voluntariedad, al que se refiere el art. 135 de la ley de Seguros, es el que emerge
del ordenamiento jurídico y no del de la ética, de las ciencias biológicas, de la psicología o de la
psiquiatría y que corresponde recurrir al art. 897 del Código Civil, en cuanto éste establece que los
hechos se juzgan voluntarios, si son ejecutados con discernimiento intención y liberta, por lo que
aunque se demostrase que al momento de provocar su suicidio el asegurado se encontraba
Cuando se trata de una persona no declarada insana se debe presumir, mientras no se pruebe lo
contrario, fue voluntario y entonces sean los beneficiarios del seguro los que tendrán a su cargo la
prueba del carácter de involuntario del suicidio, si es que quieren destruir esa presunción legal.
El problema del suicidio tiene importantes connotaciones humanas, que exceden ese marco y que
no pueden ser dejadas de lado, sino se quiere correr el riesgo de resoluciones contrarias, entre
otras cosas, la buena fe que debe primar con especial trascendencia en toda relación asegurativa y
sobre todo cuando se trata de un seguro de vida.
Un tema que también puede generar dudas es si sería posible que una póliza de vida se excluyese
de manera total la responsabilidad del asegurador, es decir, que este no fuera responsable, sea
que el suicidio resultase ser voluntario o no.
El art 135 es modificable solo a favor del asegurado, de acuerdo a su régimen del art 158, por lo
que una exclusión de cobertura para el caso de suicidio “involuntario” , (el caso de alteraciones de
funciones fundamentales de su vida), sería una modificación que no sería a favor del asegurado,
sino en contra de él.
En el caso que proceda la liberación de responsabilidad, del asegurador por tratarse de un suicidio
voluntario, este debe reintegrar a los herederos del asegurado el valor de rescate, conforme lo
dispone el art 140 de la ley de seguros.
Art. 136. En el seguro sobre la vida de un tercero, el asegurador se libera si la muerte ha sido
deliberadamente provocada por un acto ilícito del contratante.
Pierde todo derecho el beneficiario que provoca deliberadamente la muerte del asegurado con
un acto ilícito.
En el primer caso, es decir un seguro de vida sobre la vida de un tercero, si la muerte del tercero
ha sido causada deliberadamente por un acto ilícito del contratante, es decir, quien tomo el
contrato de seguro, el asegurador queda liberado de responsabilidad.
En el segundo caso prevé el supuesto de un seguro de vida tomado por un asegurado que muera a
consecuencia de un acto ilícito y deliberado del beneficiario; en este caso el beneficiario pierde
todo derecho a ser indemnizado.
Entre ambas normas hay una diferencia importante en cuanto a las consecuencias del acto ilícito
que concluye con la muerte del tercero del asegurado.
Art. 137. El asegurador se libera si la persona cuya vida se asegura, la pierde en empresa criminal
o por aplicación legítima de la pena de muerte.
El concepto de participación del asegurado en un empresa criminal debe ser evaluado con un
criterio amplio en el sentido de que dicho asegurado puede haber sido el autor del delito,
cómplice, partícipe necesario o incluso haber intervenido en su preparación.
Sobre la pena de muerte es importante recordar que el art. 18 de la Constitución Nacional abolió
para siempre la pena de muerte por causa políticas y en el art 5 del Código Penal se establece
como penas aplicables bajo el mismo: reclusión, prisión, multa o inhabilitación, pero no la pena de
muerte.
Art. 138. Transcurridos tres años desde la celebración del contrato y hallándose el asegurado al
día en el pago de las primas, podrá en cualquier momento exigir, de acuerdo con los planes
técnicos aprobados por la autoridad de contralor que se insertarán en la póliza:
Seguro saldado
La conversión del seguro en otro saldado por una suma reducida o de plazo menor;
Rescate
La prima de riesgo, o natural: sirve para hacer frente a los siniestros del año y la prima de
ahorro que sumada a los interés acumulados habrá de constituir la llamada reserva
matemática¸ la que en consecuencia, tiene su origen en la llamada prima de ahorro,
siendo su constitución diferentes según se trate del tipo de seguro y las modalidades que
presente el seguro contratado.
SEGURO DE VIDA: DERECHO DEL ASEGURADO PASADO LOS TRES AÑOS DE VIGENCIA DEL
SEGURO
El artículo en cuestión en su primera parte le otorga añ asegurado pasado tres años desde la
celebración del contrato y que se halle al día en el pago de las primas, conforme con los planes
técnicos aprobados por la autoridad de contralor que figuran en la póliza, el derecho a optar entre
un seguro saldado o un rescate.
En la opción del seguro saldado, el asegurado podrá convertir se su seguro original en otro con
Una suma asegurada reducida a un plazo menor, pero con la prima saldada, es decir, íntegramente
paga.
En la opción rescate, el asegurado tiene derecho a rescindir el contrato con el pago de una suma
determinada, por parte del asegurador que se denomina valor de rescate y será fijado en
proporción al número de años de vigencia del contrato y las primas pagadas, menos una suma que
se establecerá en cada caso de acuerdo con lo que establezcan los planes técnicos aprobados
insertos en la póliza.
CONVERSIÓN
Art. 139. Cuando en el caso del artículo precedente el asegurado interrumpa el pago de las primas
sin manifestar opción entre las soluciones consignadas dentro de un mes de interpelado por el
asegurador, el contrato se convertirá automáticamente en un seguro saldado por una suma
reducida.
Transcurrido tres años de la vigencia del contrato, si el asegurado interrumpe el pago de las
primas, el contrato se juzgará rescindido, el asegurador lo interpela y si aquel dentro de los treinta
días no opta entre las alternativas que le ofrece la normativa del art. 138, entonces el contrato se
convertirá en forma automática, en un seguro salado por una suma menor.
Este artículo establece que cuando se produzca esta liberación de responsabilidad del asegurador
después de transcurridos tres años, se aplica lo dispuesto en el art. 9.
Este artículo está referido a los casos de reticencia, previendo que cuando el siniestro ocurre
durante el plazo para impugnar, tres meses, el asegurador no adeuda prestación alguna salvo el
valor de rescate que corresponda los seguros de vida.
PRÉSTAMO
Art. 141. Cuando el asegurado se halla al día en el pago de las primas tiene derecho a un
préstamo después de transcurridos tres años desde la celebración del contrato; su monto
resultará de la póliza. Se calculará según la reserva correspondiente al contrato, de acuerdo a los
planes técnicos del asegurador aprobados por la autoridad de contralor.
Préstamo automático
Se puede pactar que el préstamo se acordará automáticamente para el pago de las primas no
abonadas en término.
REHABILITACIÓN
Art. 142. No obstante la reducción prevista en los artículos 138 y 139, el asegurado puede, en
cualquier momento, restituir el contrato a sus términos originarios con el pago de las primas
correspondientes al plazo en el que rigió la reducción, con sus intereses al tipo aprobado por la
Este artículo se establece con el fin de estimular la previsión, la posibilidad de que el asegurado,
que haya optado por alguna de las alternativas que brindan los art. 138 y 139, de la ley de seguros
de rehabilitar el contrato de seguro restituyéndolo a sus términos originales, para cual deberá
pagar las primas que correspondan al plazo durante el cual estuvo vigente la reducción con más
los intereses correspondientes que hayan establecido, en su momento, la Superintendencia de
Seguros de la Nación, conforme al plan oportunamente aprobado.
EN BENEFICIO DE TERCERO
Art. 143. Se puede pactar que el capital o renta a pagarse en caso de muerte, se abone a un
tercero sobreviviente, determinado o determinable al momento del evento.
Excepto el caso en que la designación sea a título oneroso, el contratante puede revocarla
libremente aun cuando se haya hecho en el contrato.
En cuanto al art. 143, establece el principio de que el asegurado puede pactar que el capital o la
renta, en caso de su muerte, se abone a un tercero sobreviviente, o que sea determinable al
momento del evento.
La designación del beneficiario puede ser a título, gratuito o bien oneroso, teniendo distintos
efectos cada uno:
- si es a título gratuito, siendo el más común, ya que está íntimamente vinculada a la finalidad
intrínseca del seguro sobre la vida en caso de muerte, ya que en estos casos, normalmente, el
capital o la renta vana aparar a una persona querida en los sentimientos del asegurado, cuyas
necesidades desea proveer en el futuro al instituirla como beneficiario de dicho capital.
- finalmente, la última es que salvo que la institución de beneficiario sea a título oneroso, el
asegurado contratante podrá revocarla libremente, aunque dicha institución se haya hecho en
contrato.
Art. 144. Los herederos legítimos del asegurado tienen derecho a la colación o reducción por el
monto de las primas pagadas.
Con respecto al art. 144 establece que los herederos legítimos del asegurado contratante tienen
derecho a la colación o reducción por el monto de las primas pagadas, ósea, exigir del beneficiario
la devolución de las sumas que integran su legítima ( parte que le corresponde por ley de la
herencia ), por el monto de las sumas pagadas.
La reducción por su parte es el derecho que tienen los herederos de pedir que se reduzca la
participación asignada a uno de los partícipes cuando resulte que éste hubiera recibido un
excedente de la cantidad que la ley le permite disponer.
Art. 145. Designadas varias personas sin indicación de cuota parte, se entiende que el beneficio
es por partes iguales.
Designación de hijos
Cuando se designe a los hijos se entiende los concebidos y los sobrevivientes al tiempo de
ocurrido el evento previsto.
Designación de herederos
Cuando se designe a los herederos, se entiende a los que por ley suceden al contratante, si no
hubiere otorgado testamento; si lo hubiere otorgado, se tendrá por designados a los herederos
instituidos. Si no se fija cuota parte, el beneficio se distribuir conforme a las cuotas hereditarias.
Lo común y habitual sea que el nombre del o los beneficiarios figure positivamente indicado en la
póliza, al igual que la cuota parte que le van a corresponden a cada uno de ellos.
En su art. 145, contiene ciertas reglas que ayudan a resolver los problemas emergentes de la falta
de designación o cuando la misma se torne ineficaz o quede sin efecto, o en los caso en que ella se
presente incompleta o dudosa en cuanto a sus exactas alcances o no se han establecido las cuota
partes que le corresponderán a cada uno de los beneficiarios.
El primer párrafo del art. 145 establece el caso en que se designan varias personas sin indicación
de cuota parte y en este supuesto la ley establece que se entiende que el beneficio es por partes
iguales.
El segundo párrafo del artículo citado prescribe que cuando en la póliza se designa como
beneficiarios a los hijos, se entiende que ellos son los concebidos y sobrevivientes al tiempo de
ocurrido el evento previsto.
Puede ocurrir que una póliza figuren como beneficiarios, en forma genérica, los herederos del
asegurado en su tercer párrafo, establece que los beneficiarios serán aquellos quienes por la ley
suceden al contratante, si no hubiera otorgado testamento y, si lo hubiera otorgado, se tendrán
como tales a los designados como herederos instituidos en el mismo.
El último párrafo del artículo prevé la hipótesis de que se haya designado beneficiario en la póliza,
o que por cualquier circunstancia tal designación se torne ineficaz o quede sin efecto; en este
supuesto de ley, en la norma antes referida, establece que se entiende que se designó a los
herederos.
La prestación debida por el asegurador en ningún caso pasará a formar parte del acervo
hereditario, es decir, que los herederos dicha percibirán estación al título propio y no a través de la
sucesión.
El código civil establece en el artículo 3279 que: la sucesión es la transmisión de los derechos
activos y pasivos que componen la herencia de una persona muerta, a la persona que sobrevive, a
la cual la ley o el testador llama para recibirla. El llamado a recibir la sucesión se llama heredero en
este código.
El artículo 3280 prescribe que la sucesión se denomina legítima cuando solo es deferida por la ley
y testamentaria cuando lo es por voluntad del hombre manifestada en testamento valido.
Heredero es la persona que de acuerdo testamento o a la ley, está llamada para recibir los
derechos activo y pasivo que correspondían a una persona fallecida.
FORMA DE DESIGNACIÓN
Art. 146. La designación de beneficiario se hará por escrito sin formalidad determinada aun
cuando la póliza indique o exija una forma especial. Es válida aunque se notifique al asegurador
después del evento previsto.
La designación del beneficiario en un acto unilateral del asegurado que no requiere la conformidad
de aquel ni del asegurador, ya que se trata de un alto personal suyo.
La designación de beneficiarios solamente requiere que sea hecha por escrito y firmada por el
asegurado, sin ningún tipo de formalidad más allá de que quien realizarlo la designación tenga
constancia de ello.
Puede entonces surgieron de la propuesta firmada, que presentó el asegurado, de una nota una
carta escrita del asegurador notificándole al asegurador de su decisión o incluso puede hacerse
testamentaria mente en cuyo caso queda sujeto a la validez del mismo.
La designación es válida aunque se notifique al asegurador después del evento previsto, es decir
después de la muerte del asegurado.
Art. 147. La quiebra o el concurso civil del asegurado no afecta al contrato de seguro. Los
acreedores sólo pueden hacer valer sus acciones sobre el crédito por rescate ejercido por el
fallido o concursado o sobre el capital que deba percibir si se produjo el evento previsto
Del art.147 ha establecido que se excluye del haber de liquidarse por la quiebra o concurso civil al
mundo seguro y entonces, el único derecho que tienen los acreedores en caso de quiebra o
concurso civil del asegurado al amparo de dicha norma, es el de hacer valer sus acciones sobre el
crédito por el rescate ejercido por el asegurador fallido o concursado respecto del capital que
tenga derecho a percibir de haberse producido el evento previsto en la póliza de seguro.
ÁMBITO DE APLICACIÓN
Art. 148. Las disposiciones de este capítulo se aplican al contrato de seguro para el caso de
muerte, de supervivencia, mixto, u otros vinculados con la vida humana en cuanto sean
compatibles por su naturaleza.
SEGURO DE VIDA: ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LAS NORMAS DE LA LEY DE SEGUROS SOBRE LOS
SEGUROS DE VIDA
Este artículo establece que la norma prevista en el ya mencionado capítulo III es aplicable para el
seguro de muerte, de supervivencia o cualquier otro vinculado con la vida humana en cuanto
resulte compatible con su naturaleza, lo que incluye también aquellos contratado por una forma
de seguro colectivo y también a los de reciente personal.
SECCION II:
Toda lesión corporal que pueda ser determinada por los médicos, de una manera cierta
sufrida por el asegurado independientemente de su voluntad, por la acción repentina,
violenta de un de un agente externo, incluyendo: asfixiar o intoxicación por vapores o
gases; asfixia por inmersión u obstrucción en el aparato respiratorio que no provenga de
una enfermedad; intoxicación o envenenamiento por ingestión de sustancias tóxicas o
alimento en mal estado consumido en lugares públicos, adquirido en mal estado;
quemadura por cualquier accidente salvo las que expresamente se excluyen; carbunclo,
tétano u otras infecciones microbianas de origen traumático; rabia, luxaciones articular y
distensiones rotura musculares, peligrosas y viscerales causadas por esfuerzos repentino,
excepto lumbalgia, varices y hernia.
Lesiones corporales producidas directa y exclusivamente por causas externas, violentas y
fortuitas, ajenas a toda otra causa e independientemente de la voluntad del asegurad,
experimentadas dentro de los 180 días del suceso o accidente .
Art. 150. El asegurado en cuanto le sea posible, debe impedir o reducir las consecuencias del
siniestro, y observar las instrucciones del asegurador al respecto, en cuanto sean razonables.
PERITAJE
Art. 151. Cuando el siniestro o sus consecuencias se deben establecer por peritos, el dictamen
de éstos no es obligatorio si se aparta evidentemente de la real situación de hecho o del
procedimiento pactado. Anulado el peritaje la verificación de aquellos extremos se hará
judicialmente.
SECCION III:
SEGURO COLECTIVO
TERCERO BENEFICIARIO
Los seguros colectivos no se trata de un tipo o clase de seguro en sí, sino de una forma de
contratación de seguros de vida o de accidentes personales, combinada que en algunos casos,
según la práctica argentina y lo que dispone el art. 120, se equiparan de alguna forma con los
seguros de responsabilidad civil en donde el tomador es contratante y cada uno de los integrantes
del grupo los asegurados.
Las características de los seguros colectivos de vida se podían sintetizar de la siguiente manera:
En las pólizas colectivas de vida que habitualmente se utiliza en nuestro mercado se establece
respecto a la designación de beneficiarios, básicamente, lo siguiente:
Que la designación del beneficiario se debe hacer por escrito en su solicitud individual o
en cualquier otra comunicación;
Designadas varias personas sin indicación de proporciones, se entenderá que el
beneficiario es por partes iguales;
Si un beneficiario fallece antes que el asegurado, su pare acrecerá la de los demás si los
hubiere en proporción a sus respectivas asignaciones;
Cuando se designe hijos se entiende los concebidos y los sobrevivientes al momento del
evento;
Si el asegurado no designó beneficiarios o ella por cualquier causa resultó ser ineficaz,
ellos serán los herederos;
Todo asegurado podrá cambiar al beneficiario o beneficiarios por el designados, salvo que
dicha designación haya sido onerosa;
Art. 154. El contrato fijará las condiciones de incorporación al grupo asegurado que se producirá
cuando aquellas se cumplan.
Si se exige examen médico previo, la incorporación queda supeditada a esa revisación. Esta se
efectuará por el asegurador dentro de los quince días de la respectiva comunicación.
Se debe tratar de empleadas del contratante que se encuentran en servicio activo a esa
fecha.
Los empleados deben solicitar su incorporación a la póliza utilizando los formularios que le
proporcionará el asegurado, dentro de los treinta días desde la fecha en que sea
asegurable.
Los que en el futuro se incorporen al servicio del contratante.
Art. 155. Quienes dejan de pertenecer definitivamente al grupo asegurado, quedan excluidos del
seguro desde ese momento, salvo pacto en contrario.
Renuncia del asegurado a continuar en el seguro, salvo que se trate de uno obligatorio;
Cesantía o retiro voluntario del empleo;
Rescisión o caducidad de la póliza;
Falta de pago de la prima en los plazos previstos en el contrato de seguro
Clausulas específicas:
Art. 156. El contratante del seguro colectivo puede ser beneficiario del mismo, si integra el
grupo y por los accidentes que sufra personalmente, sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo
120.
También puede ser beneficiario el contratante cuando tiene un interés económico 1icito
respecto de la vida o salud de los integrantes de grupo, en la medida del perjuicio concreto.
El contratante de un seguro colectivo puede ser también beneficiario del mismo si forma parte del
grupo, y por los accidentes que sufra personalmente, sin perjuicio de lo que dispone el art. 120 de
la ley de seguros.
El art. 156 prescribe que puede ser beneficiario el contratante cuando tenga un interés lícito
respecto de la salud o la vida de los integrantes del grupo, en la medida del perjuicio concreto.
REASEGUROS.
TITULO II:
REASEGURO
Art. 159. El asegurador puede, a su vez asegurar los riesgos asumidos, pero es el único obligado
con respecto al tomador del seguro.
Seguro de reaseguro
Los contratos de retrocesión u otros por los cuales el reasegurador asegura, a su turno los
riesgos asumidos, se rigen por las disposiciones de este Título.
Art. 160. El asegurado carece de acción contra el reasegurador. En caso de liquidación voluntaria
o forzosa del asegurador, el conjunto de los asegurados gozará de privilegio especial sobre el
saldo acreedor que arroje la cuenta del asegurador con el reasegurador.
Art. 161. En caso de liquidación voluntaria o forzosa del asegurador o del reasegurador, se
compensarán de pleno derecho las deudas y los créditos recíprocos que existan, relativos a los
contratos de reaseguro.
Crédito a computarse
La compensación se hará efectiva teniendo en cuenta para el cálculo del crédito o débito la
fecha de rescisión del seguro y reaseguro, la obligación de reembolsar la prima en proporción al
tiempo no corrido y la de devolver el depósito de garantía constituido en manos del asegurador.
RÉGIMEN LEGAL
Art. 162. El contrato de reaseguro se rige por las disposiciones de este Título y las convenidas
por las partes.