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enrique camino brent

Nació en Breña, Lima el 22 de julio de 1909. Su familia pertenecía a la clase


aristocrática limeña, cuyas raíces anglo-hispanas, también formaban antecedentes
artísticos. Inició sus estudios en el colegio de la Recolecta y los culminó en
nuestra Señora de Guadalupe (1923-1926)
En 1922, demostrando su vocación por las artes, ingresa siendo aún un niño de 13
años, a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, que estuvo a punto de dejar
ante la insistencia paterna, por lo cual el propio Daniel Hernández, solicitó su
permanencia en la ENBA

En 1930 ingresó a la Escuela de Ingenieros de Lima, a estudiar Arquitectura que


fueron seguidos junto a los de Pintura; en la ENBA fue discípulo de Daniel
Hernández y luego de José Sabogal.

Destacó por sus especialidades condiciones naturales para la pintura, por lo que
fue invitado por Sabogal para integrar su selecto grupo de alumnos, siendo el más
joven de ellos.

Sus viajes al interior del país más que un recorrido de propaganda, fue la
búsqueda del paisaje como tema nacional, y también son resaltantes sus estudios
en Santiago de Pupuja sobre la técnica de cerámica local.

Fue director de la Escuela de Bellas Artes de Huamanga, y donde antes también


desempeñó labores docentes. Muere en Lima de una hemorragia cerebral en
1960.

La persistencia del retrato, como medio de status burgués también se observa en


la obra de Camino Brent, sus primeros esbozos son retratos, que cruzan perfectas
combinaciones de una fuerte resonancia pictórica

El insigne pintor peruano (1909-1960) dejó un invaluable legado artístico artísticos


en la corriente que propugnara su maestro José Sabogal. A 70 años de su muerte,
destacamos su imborrable marca “Escalera Roja" (Cusco, 1954), una de las obras

del pintor indigenista Enrique Camino Brent. (Fuente: Enrique Camino Brent /
Pinacoteca Ignacio Merino)
"Escalera Roja" (Cusco, 1954), una de las obras del pintor indigenista Enrique
Camino Brent. (Fuente: Enrique Camino Brent / Pinacoteca Ignacio Merino)

El niño, de níveos botines de becerro y medias de algodón, le sonríe a la caja de


los hermanos Lumière. Sus rizos amarillos y suavemente ondulados caen sobre
un delicado conjunto de terciopelo azul. Tiene 3 años y en el pie de foto se lee:
“Enriquito Camino Brent – Medalla de oro”. Abalorios y lentejuelas metálicas
mediante, el niño estaba siendo fotografiado en su calidad de ganador del
concurso de belleza infantil que organizaba la Sociedad Italiana de Beneficencia y
Cultura de Lima. Descendiente por rama paterna de ilustres militares que lucharon
por la independencia americana y, por su madre, de tres padres fundadores de los
Estados Unidos, su aspecto nórdico le hacía ganar concursos de belleza que
coqueteaban peligrosamente con la eugenesia. Claro, era 1912 y en la llamada
‘república aristocrática’ esas conductas estaban normalizadas. Dando muestras de
que a él le importaba más la savia artística que las ramas de su árbol genealógico,
solo 12 años después de ver la luz en una casona de Breña ingresó a la Escuela
Nacional de Bellas Artes. Y todo indica que su desempeño era sobresaliente
porque cuando sus padres lo quisieron sacar, intervino su primer maestro, Daniel
Hernández, para solicitarles por escrito que no lo hicieran. Pronto el joven pintor
se distanció del academicismo de Hernández y fue poblando su universo con
motivos pictóricos peruanos. Como los del maestro José Sabogal, que también lo
hizo su pupilo. Todo lo cual gatilló esa travesía estética que consistía en capturar
las tonalidades más hondas de nuestros Andes. Como estudiaba paralelamente
arquitectura, el primer Camino Brent ya presenta una marcada preocupación por la
estructura monumental de plazas, zagüanes y callejuelas escondidas. Otras
veces, sus lienzos están repletos de ese vacío metafísico que remite a Vallejo. Y
en todos los casos su proyecto plástico está repleto de paredes que se doblan en
medio de una riqueza artesanal alimentada por sus infatigables viajes por todo el
Perú. Hasta alinearse en la primera fila del indigenismo junto a Julia Codesido,
Teresa Carvallo y Alicia Bustamante, con Sabogal a la cabeza. “Camino Brent es
la figura excéntrica del indigenismo. Empezando por las arquitecturas hiperbólicas
que llevó de su pintura a las propias edificaciones que él diseñaba con
estilizaciones peculiares. Y culminando en los escritos provocadores que
procuraban separar al arte popular de lo popular mismo, para integrarlo a una
nueva cultura de refinamientos mestizos. Y, a su manera, revolucionarios:
interesaría un análisis complejo de la insólitamente moderna imagen del torito de
Pucará, utilizada como carátula para la recopilación de escritos de José Carlos
Mariátegui denominada ‘peruanicemos el Perú’, nada menos”, dice el estudioso
Gustavo Buntinx.Enamorado de los pueblos y paisajes de Tinta, Arequipa, Cusco,
Trujillo y Chachapoyas, también paseó su arte por los Estados Unidos, México,
Guatemala, Ecuador y Marruecos. Resulta altamente significativo que nos legara
ese espléndido mural que se luce en el primer edificio del Ministerio de Educación.
Y que haya sido maestro de la Escuela Nacional de Bellas Artes, del Politécnico
José Pardo y director de la Escuela de Bellas Artes y Artesanía en la Universidad
de Huamanga hasta sus últimos días, cuando un tumor maligno alojado en el
cerebro lo arrebató de este mundo. Será precisamente en Ayacucho cuando pinte
a Efraín Morote Best, uno de los responsables del “descubrimiento” del mito de
Inkarri, y el del imaginero Joaquín López Antay. “El ‘artista popular’ parecía
adquirir así, por fin, un nombre propio, un rostro definido, una producción
reconocible y reconocida. En este cuadro histórico encontraba su culminación toda
la serie de obras indigenistas inspiradas en la imaginería andina. Camino Brent
virtualmente asimila el oficio del artesano al del pintor. E inscribe el lugar histórico
que en 1975 le cabría ocupar a ese artífice huamanguino cuando recibe el Premio
Nacional de Cultura, en desmedro de los artistas ‘eruditos’. Con gran escándalo.
Un parteaguas. Poeta y profeta”, sentencia Buntinx. “EL COMERCIO”

Enrique Camino Brent es un pintor profeta de las bellas artes muy reconocido a
nivel mundial, fue unos de los más destacados pintores por sus bellas pinturas y
trabajos viajo ´por todo el mundo y también recosido por sus obras, es un ejemplo
a seguir para aquellas personas que les gusta la pintura. La persistencia del
retrato, como medio de status burgués también se observa en la obra de Camino
Brent, sus primeros esbozos son retratos, que cruzan perfectas combinaciones de
una fuerte resonancia pictórica. A pesar de pertenecer al grupo de los
Indigenistas, Camino Brent supo dar a su obra una línea personal, enmarcada por
el paisaje arquitectónico, sin necesidad de ser realistas o identificar sus pinturas
con la campiña rural y también por la representación de la imagen del indio
delimitada solo por el uso de una fuerte paleta y en su obra madura por los colores
terrosos

A la postre, aceptó la dirección de la Escuela de Bellas Artes y Artesanía de la


Universidad de Ayacucho (1957) y la ejerció hasta su muerte. Fue pródigo en
lucimiento, pues su color es rutilante, alegre, siempre decorativo, acompañado con
su sinfonía cromática llamativa al escenario de sus composiciones, llenas de
movimiento y contrastes.

Debido a su precoz talento artístico, Enrique Camino Brent sería el miembro más
joven del primer núcleo indigenista peruano, agrupado en torno a la figura de José
Sabogal. A los veintiocho años de edad, en 1937, era ya designado profesor de la
Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima y emprendía un viaje de estudios al sur
del país. En el Cuzco y su región captó motivos lugareños como esta Plaza mayor
de Paucartambo, con miras a su segunda exposición en la capital, que marcó la
consolidación de su estilo personal. Al momento de presentarla, en junio de 1938,
la respuesta aprobatoria de parte de la crítica local fue unánime e inmediata.
Algunos comentaristas llegarían incluso a señalar a Camino Brent como el
verdadero continuador de Jorge Vinatea Reinoso (1900-1931), notable pintor
prematuramente desaparecido, pues como él había logrado sintetizar a su modo la
refinada técnica pictórica del maestro académico Daniel Hernández con los
postulados programáticos nacionalistas de Sabogal (1).

Consecuencia de esa muestra consagratoria fue la invitación cursada al pintor


para exponer en la galería Witcomb de Buenos Aires. Llevaría entonces una
versión resumida de aquel conjunto, en medio de un clima de creciente
intercambio cultural entre la región andina del Perú y la Argentina (2). Dicha
exhibición, abierta entre julio y agosto de 1939, fue recibida con entusiasmo por la
prensa bonaerense, que percibió en la pintura de Camino Brent un definido
carácter, “cuyo contenido emocional la opone a todo lo retórico y la sitúa en lo más
vivo y auténtico de nuestra América” (3). El catálogo reunía tres grandes núcleos
temáticos referidos a los departamentos de Puno, Ica y Cuzco, el último de los
cuales –compuesto por ocho cuadros correspondientes a la capital incaica y sus
alrededores– incluía la presente obra, adquirida en noviembre por acuerdo de la
Comisión Nacional de Bellas Artes (4).

Pocas piezas como esta sintetizan mejor la celebrada vertiente paisajística de


Camino Brent. Situado en el extremo oriental del departamento del Cuzco, el
pueblo de Paucartambo constituye una de las puertas de entrada a la selva del
sur. Allí el pintor trazó una amplia panorámica de la plaza principal, solo
comparable por su ambición compositiva con la vista contemporánea de los
Portales de Ocongate (colección privada, Lima), otra comarca de la periferia
cuzqueña. Ambas obras evidencian el creciente interés de Camino por la
arquitectura y el urbanismo populares, que será constante a lo largo de su
trayectoria. Esa característica fue ya advertida por algunos comentaristas del
momento como Carlos Raygada, quien llegó a calificarlo como “uno de los más
afortunados intérpretes pictóricos” de la arquitectura tradicional, pero sobre todo
enfatizaba el “sentido decorativo” y el virtuosismo técnico dominantes en el estilo
del artista (5).

Esos rasgos quedan manifiestos en la personal interpretación que Camino Brent


ensaya sobre esta plaza serrana, donde incluso las figuras, fuertemente
estilizadas –una pastora y dos alpacas–, se integran a un cuidado esquema
compositivo de apariencia más bien escenográfica. Para lograrlo el pintor recurre a
un colorido intenso, puro y contrastado, que busca recrear la neta luminosidad
atmosférica andina, y se ve potenciado por su peculiar modulación rítmica de las
masas espaciales. Esta no solo abarca las ondulaciones del suelo y las
pronunciadas curvaturas de los volúmenes arquitectónicos, sino que se traslada a
la imponente montaña tutelar del fondo e incluso a las nubosidades del cielo. Todo
parece fundirse dentro de una misma dinámica vital, como si se tratase de
sincronizadas formaciones naturales, para sugerir así una perfecta empatía entre
el hombre y la tierra, esa armónica simbiosis que vincularía secularmente a las
culturas tradicionales del Perú con su entorno geográfico.
por Luis Eduardo Wuffarden

1—Véase, por ejemplo: “Dos exposiciones recientes: Bernardo Rivero y Enrique


Camino B.”, Turismo, Lima, a. 13, nº 128, junio de 1938, [s.p.]; y Raygada, 1938.

2—Este activo circuito de interacción cultural es estudiado de manera exhaustiva


en el reciente libro de Elizabeth Kuon Arce; Rodrigo Gutiérrez Viñuales; Ramón
Gutiérrez y Graciela María Viñuales, Cuzco-Buenos Aires. Ruta de intelectualidad
americana (1900-1950). Lima, Fondo Editorial de la Universidad San Martín de
Porres, 2009. Véase una referencia específica a la exposición de Camino Brent y
su catálogo en las páginas 310 y 405 del citado volumen.

3—[Sin firma], La Nación, Buenos Aires, reproducido en El Comercio, Lima, 13 de


agosto de 1939, sección segunda, p. V.

4—El cuadro es remitido al Museo de Bellas Artes mediante carta fechada el 20


de noviembre de 1939, en que se comunica la adquisición de parte del Presidente
de la Comisión Nacional de Bellas Artes.

5—Raygada, 1938.

1945. JOCHAMOWITZ, Alberto, “El arte en el Perú” en: Perú en cifras 1944-1945.
Lima, Ediciones Internacionales, p. [899], reprod.

Enamorado de los pueblos y paisajes de Tinta, Arequipa, Cusco, Trujillo y


Chachapoyas, también paseó su arte por los Estados Unidos, México, Guatemala,
Ecuador y Marruecos. Resulta altamente significativo que nos legara ese
espléndido mural que se luce en el primer edificio del Ministerio de Educación. Y
que haya sido maestro de la Escuela Nacional de Bellas Artes, del Politécnico
José Pardo y director de la Escuela de Bellas Artes y Artesanía en la Universidad
de Huamanga hasta sus últimos días, cuando un tumor maligno alojado en el
cerebro lo arrebató de este mundo.

Será precisamente en Ayacucho cuando pinte a Efraín Morote Best, uno de los
responsables del “descubrimiento” del mito de Inkarri, y el del imaginero Joaquín
López Antay. “El ‘artista popular’ parecía adquirir así, por fin, un nombre propio, un
rostro definido, una producción reconocible y reconocida. En este cuadro histórico
encontraba su culminación toda la serie de obras indigenistas inspiradas en la
imaginería andina. Camino Brent virtualmente asimila el oficio del artesano al del
pintor. E inscribe el lugar histórico que en 1975 le cabría ocupar a ese artífice
huamanguino cuando recibe el Premio Nacional de Cultura.

Enrique camino Brent fue unos más destacado y reconocido por sus obras a
modalidad tan fluida y segura de aplicar el color, de ejecutar las líneas, de
organizar la composición, de imaginar sus escenas, como la natural sobriedad en
el uso de los más necesarios elementos dentro de la obra y la distorsión original d
sus figuras, hacen de la pintura de camino Brent, una de las más atractivas.

El sol de brujas.

El balcón dorado.

El zaguán

El Sermón.

Retrato de Coco Mcedo.

Desembarque en el Lago Titicaca.

La Chomba.

Zaguán Cusqueño

Calleja de Xauen.

Vista de Taos.

Ventana de Tristán. “LA REPUBLICA”

Debido a su precoz talento artístico, Enrique Camino Brent sería el miembro más
joven del primer núcleo indigenista peruano, agrupado en torno a la figura de José
Sabogal. A los veintiocho años de edad, en 1937, era ya designado profesor de la
Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima y emprendía un viaje de estudios al sur
del país. En el Cuzco y su región captó motivos lugareños como esta Plaza mayor
de Paucartambo, con miras a su segunda exposición en la capital, que marcó la
consolidación de su estilo personal. Al momento de presentarla, en junio de 1938,
la respuesta aprobatoria de parte de la crítica local fue unánime e inmediata.
Algunos comentaristas llegarían incluso a señalar a Camino Brent como el
verdadero continuador de Jorge Vinatea Reinoso (1900-1931), notable pintor
prematuramente desaparecido, pues como él había logrado sintetizar a su modo la
refinada técnica pictórica del maestro académico Daniel Hernández con los
postulados programáticos nacionalistas de Sabogal (1).

Consecuencia de esa muestra consagratoria fue la invitación cursada al pintor


para exponer en la galería Witcomb de Buenos Aires. Llevaría entonces una
versión resumida de aquel conjunto, en medio de un clima de creciente
intercambio cultural entre la región andina del Perú y la Argentina (2). Dicha
exhibición, abierta entre julio y agosto de 1939, fue recibida con entusiasmo por la
prensa bonaerense, que percibió en la pintura de Camino Brent un definido
carácter, “cuyo contenido emocional la opone a todo lo retórico y la sitúa en lo más
vivo y auténtico de nuestra América” (3). El catálogo reunía tres grandes núcleos
temáticos referidos a los departamentos de Puno, Ica y Cuzco, el último de los
cuales –compuesto por ocho cuadros correspondientes a la capital incaica y sus
alrededores– incluía la presente obra, adquirida en noviembre por acuerdo de la
Comisión Nacional de Bellas Artes (4).

Pocas piezas como esta sintetizan mejor la celebrada vertiente paisajística de


Camino Brent. Situado en el extremo oriental del departamento del Cuzco, el
pueblo de Paucartambo constituye una de las puertas de entrada a la selva del
sur. Allí el pintor trazó una amplia panorámica de la plaza principal, solo
comparable por su ambición compositiva con la vista contemporánea de los
Portales de Ocongate (colección privada, Lima), otra comarca de la periferia
cuzqueña. Ambas obras evidencian el creciente interés de Camino por la
arquitectura y el urbanismo populares, que será constante a lo largo de su
trayectoria. Esa característica fue ya advertida por algunos comentaristas del
momento como Carlos Raygada, quien llegó a calificarlo como “uno de los más
afortunados intérpretes pictóricos” de la arquitectura tradicional, pero sobre todo
enfatizaba el “sentido decorativo” y el virtuosismo técnico dominantes en el estilo
del artista (5).

Esos rasgos quedan manifiestos en la personal interpretación que Camino Brent

ensaya sobre esta plaza serrana, donde incluso las figuras, fuertemente

estilizadas –una pastora y dos alpacas–, se integran a un cuidado esquema

compositivo de apariencia más bien escenográfica. Para lograrlo el pintor recurre a

un colorido intenso, puro y contrastado, que busca recrear la neta luminosidad

atmosférica andina, y se ve potenciado por su peculiar modulación rítmica de las

masas espaciales. Esta no solo abarca las ondulaciones del suelo y las

pronunciadas curvaturas de los volúmenes arquitectónicos, sino que se traslada a

la imponente montaña tutelar del fondo e incluso a las nubosidades del cielo. Todo

parece fundirse dentro de una misma dinámica vital, como si se tratase de

sincronizadas formaciones naturales, para sugerir así una perfecta empatía entre

el hombre y la tierra, esa armónica simbiosis que vincularía secularmente a las

culturas tradicionales del Perú con su entorno geográfico.

Su pintura expresionista sub-realista. la modalidad tan fluida y segura de aplicar al

color, de ejecutar las líneas, de organizar la composición, de imaginar sus

escenas, como la natural sobriedad en el uso de los más necesarios elementos

dentro de la obra, y la distorsión original de sus figuras, hacen de la pintura de

camino Brent, una de las más atractivas. Fue también excelente ceramista,

propulsor de la cerámica artística de pieza única. Sus obras han logrado ubicarse

entre las más representativas de América, Cuadros suyos se encuentran en


museos y colecciones ñarticulares de Perú, Argentina, Estados Unidos de

Norteamérica y Europa entre otras partes del mundo. En sus viajes de

conocimiento y experiencia, recorrió muchos países de Europa; Marruecos en el

norte de África donde pinta escenas de Xauen en 1955; América casi en su

totalidad, realizando algunos cuadros muy hermosos de Taos en Nuevo

México.Dado su arte tan original y su posibilidad de observación para captar lo

más representativo del carácter de las gentes y las costumbres de los pueblos, la

Corporación Nacional de Turismo del Perú, le encomendó la realización de un

cuadro típico de cada lugar en que hubiera un hotel turístico para el decorado de

su ambiente más atractivo. Esta consigna que Camino Brent “defendía la creación

auténtica y condenaba la exótica manifestación de lo indígena, que no

representaba ningún valor en lo artístico o histórico”. También se recogen

testimonios de, por ejemplo, Bernardo Morawski, rector de la Universidad de

Huamanga durante su reapertura: “Ayacucho estará siempre unido a Enrique

Camino Brent como el lugar donde forjó sus última obras, intelectuales y

materiales, como maestro, estudioso y artista. Aquí, en esta tierra, a la que vino en

misión de deber y de cultura, rindió sus últimos frutos”. poeta y profeta

“Camino Brent es la figura excéntrica del indigenismo. Empezando por las

arquitecturas hiperbólicas que llevó de su pintura a las propias edificaciones que él

diseñaba con estilizaciones peculiares. Y culminando en los escritos provocadores

que procuraban separar al arte popular de lo popular mismo, para integrarlo a una

nueva cultura de refinamientos mestizos. En la colección podemos encontrar su

correspondencia, principalmente con su esposa; documentos de la reapertura de


la Universidad de Huamanga; bocetos; fotografías y negativos de diferentes

etapas de su vida, su estudio, su taller y sus cuadros; catálogos de exposiciones;

artículos académicos; recortes de periódicos; entre otros. “Allí se puede ver la

dedicación de mi padre al arte en todos sus sentidos”, señala el Dr. Federico

Camino Sus trabajos de camino brent eran exitosos a nivel mundial debido a

esfuerzo y perseverancia logro obtener muchas cosas positivas para su vida

El colegio Enrique Camino Brent está asociado con organizaciones que comparten

una pasión por la excelencia en la educación y entienden la diferencia que la

educación de calidad marca para los estudiantes y sus comunidades. Esto ofrece

a nuestros estudiantes la oportunidad de interactuar con alumnos de otras

escuelas, locales e internacionales, en actividades académicas, culturales o

deportivas. A través de estas afiliaciones, compartimos las mejores prácticas y el

desarrollo profesional en todos los niveles a través de una red de soporte.

La institución, está orientada en la formación integral, el desarrollo humano y el

fortalecimiento de las capacidades de liderazgo de los estudiantes. Inspirados en

nuestro proyecto de desarrollo institucional, tenemos como prioridad, brindar una

enseñanza de calidad a través de destacados profesionales de la educación,

ofreciendo las herramientas necesarias para un desempeño exitoso en el futuro,

alcanzando los más altos estándares de calidad educativa.

Nivel Inicial
El nivel ofrece un ambiente especial y personalizado para niños de 3 a 5 años de

edad. Contamos con ambientes seguros y apropiados para sentar las bases de la

autonomía, aprendizaje, creatividad e indagación en nuestros estudiantes.

Nuestra propuesta pedagógica ofrece un plan de estudios bilingüe. Promovemos

la investigación a través de proyectos transdisciplinarios con el objetivo de

despertar la curiosidad natural por aprender, fomentar la toma de decisiones,

descubrir el uso de recursos de indagación, resolver problemas cotidianos y

generar la responsabilidad a través de la voluntad y la perseverancia.

Nivel Primaria

Nos preocupamos por brindar ambientes motivadores que aseguren la

participación libre, espontánea y cooperativa de nuestros estudiantes a través de

programas académicos, formativos, orientados al desarrollo de habilidades y

actitudes que le permitan actuar con suficiente autonomía, responsabilidad,

tolerancia, sensibilidad s En este nivel buscamos consolidar los elementos del

perfil para que, de esta manera, logremos constituir en cada uno de nuestros

estudiantes el ser Líderes en la comunidad.

Nivel Secundaria

En pos de este objetivo se ha diseñado una estructura curricular con altos

estándares académicos y con asignaturas innovadoras que tienden a apoyar a

nuestros estudiantes en su desarrollo y en su formación personal que debe ser

integral y exigente. “LUIS EDUARDO WUFFARDEN”.


FERNANDEZ DELGADO MARIA ANACELI.

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