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INDICE DE MATERIAS

LIBRO PRIMERO

OSTEOLOGIA
Págs.
CAPITULO PRIMERO. - Anatomía general . l
1. Idea general del esqueleto 2
2. Conformación exterior de los huesos 6
3. Conformación interior y arquitectura de los huesos 14
4. Estructura del tejido óseo . 19
5. V asos y nervios de los huesos 21
6. Osificación y desarrollo de los huesos 25
l. Osificación en general 25
11. Edificación de las piezas óseas 28
7. Leyes de la osificación 36
8. División del esqueleto 43
CAPITULO II. - Columna vertebral .::> 44
ARTÍCULO PRIMERO. - Vér_tebras cervicales, dorsales y lumbares 44
1. Caracteres comunes a todas las vértebras . 44
2. Caracteres propios de las vértebras de cada región 48
3. Caracteres propios de determinadas vértebras 56
ARTÍCULO II. - Vértebras sacras y coccígea:s 68
1. Sacro . 68
2. Cóccix. 78
ARTÍCULO III. - Columna vertebral considerada en su conjunto 81
1. Dimensiones . 81
2. Dirección. 82
3. Configuración exterior e interior 86
4. Desarrollo de la columna vertebral en general 93
CAPITULO III. - Esternón y costillas, tórax 98
ARTÍCULO PRIMERO. - Esternón 98
ARTÍCULO 11. - Costillas y cartílagos costales 103
1. Costillas óseas· o vertebrales . 104
2. Cartílagos costales o costillas esternales 110
ARTÍCULO 111 . - Tórax en general 111

CAPITULO IV. - Cabeza ósea 119


ARTÍCULO PRIMERO. - Huesos del cráneo 119
1. Frontal o coronal 120
2. Etmoides. u7
3. Esfenoides. 134
4. Occipital . 149
4 OSTEOLOGÍA

Cuadro que indica, con relación a la talla, la longitud de los huesos


largos de los miembros
HOMBRES

PERONÉ TIBIA FÉ)IUR TALLA HÚMERO RADIO CÚBITO

318 319 392 1,530 2 95 213 227


323 324 398 1,552 298 216 231
328 330 404 1,571 302 219 235
333 335 410 1,590 306 239
--
%2.2

338 340 416 1,605 3°9 225 243


344 346 49•)
1,623 313 229 246

349 35 1 4�8 1,634 316 232 24 9


353 357 434 1,644 320 236 253
358 362 440 1,654 324 239 257
363 368 446 1,666 328 243 260

368 373 453 1,677 332 246 263


373 378 460 1,686 336 249 266
378 383 467 1,697 340 252 270
383 389 475 1, 710 344 25 5 273

388 394 482 1,730 348 258 276


393 400 490 1 ,754 :>-
3-· 261 280
398 4°5 49 7 1,767 356 264 283
403 410 5º4 1,785 360 26'¡- 287
408 415 512 1,812 364 2¡0 290
413 420 519 1,830 368 2 73 293
Coeficientes medios para todos los huesos de una longitud inferior
a las cifras más bajas de este cuadro:
x4,82
1
4,88
1
3,9
1 X
1 5,25
1
7,11

Coeficientes medios para todos los huesos de una longitud superior


1 6,66

a las cifras más altas de este cuadro:


x4,37
1
4,32
1
5 ,53
1 X
1 4,93
1
6,70
1
6,26

mética, resolver el problema siguiente, que surge a cada paso, tanto en antropolo­
gía como en medicina legal: teniendo a mano algunos huesos o un solo hueso de
los miembros, el húmero, por ejemplo, de un sujeto desconocido, determinar la
talla de éste.
A este fin, se han confeccionado cuadros en donde se encuentran indicadas,
comparativament� a la talla, la longitud de las diferentes partes del esqueleto y la
de los huesos más importantes de los miembros superior e inferior, cuadros que,
como se comprende, permiten reconstituir rápidamente la talla según la longitud de
los huesos.
En Francia se han utilizado sucesivamente los cuadros de ÜRFILA, ToPINARD y
RoLLET. MANOUVRIER ha reanudado el estudio de las mediciones efectuadas en Lyon
por RoLI.ET, considerando que son las que ofrecen mayores garantías de exactitud,
y después de haber eliminado las causas de error, que hacían incorrectos los cuadros
anteriores, ha elaborado los cuadros adjuntos.
En éstos todas las cifras que ocupan una misma línea horizontal se correspon-
14 OSTEOLOGÍA

3. Conformación interior y. arquitectura de los huesos

Vistos y en estado fresco los huesos tienen un tinte unas veces rojizo,
otras ceo, debido a la presencia, en su espesor, de una substancia
blanda y diversamente colorada (véase más adelante), de­
nominada medula. Esta substancia está contenida en ca­
vidades de tamaño muy diversos que circunscriben lá-
5 minas de substancia dura, la substancia ósea o tejido
óseo propiamente dicho.

1.0 Diferentes variedades de tejido óseo. - La


substancia ósea propiamente dicha es de color blanque­
cino y consistencia leñosa, y se presenta, según los pun­
tos en que se examina, bajo tres aspectos diferentes, for­
mando así tres variedades, que son: tejido compacto,
tejido esponjoso y tejido reticular.
a:) El tejido compacto (fig. 5, 3) está formado por
laminillas óseas, inmediatamente aplicadas unas contra
otras sin cavidades intermedias.
/3) El tejido esponjoso (fig. 5, 1), formado también
--3 por laminillas de diferentes orientaciones que entran
únicamente en contacto con ciertos puntos, por lo cual
6--·· ....,.. 6
dejan entre sí un sistema de pequeñas cavidades en las
que se acumula la medula ósea. En este estado de or­
ganización el tejido óseo aparece interiormente hueco a
manera de una esponja; de ahí su denominación de te­
jido esponjoso.
y) Por último, el tejido reticular o areolar (figu­
ra 5, 2) no es más que una variedad del tejido espon­
joso, en la cual los tabiques óseos están más espaciados
y, por consiguiente, son más grandes las cavidades in­
termedias.
Estas tres variedades de aspecto que presenta el te­
jido óseo, compacto, esponjoso y areolar, resultan sim­
plemente de una disposición arquitectónica diferente de
la substancia ósea. La estructura íntima del tejido, como
muestra la histología, es en todos los casos la misma.
Veamos ahora cómo se distribuyen las diferentes varie­
dades del tejido óseo en cada uno de los tres grupos de
Frc. 5 huesos, largos, anchos y cortos.
Corte longitudinal
de la tibi"a. 2.° Conformación interior y arquitectural de los
huesos largos. - Como ya sabemos, los huesos largos
l. epffisls (tejido esponjoso). -
2, diálisis (tejido reticular). - 3,
constan cada uno de una parte media, llamada cuerpo
diáfisis (tejido compacto). - 4. con­
ducto medular. - 5, vestiglo de la
o diáfisis, y de dos extremos más o menos engrosados, lla­
soldadura de la ep!fisls con la diáfl·
sis (línea diafi1oepifilaria). - 6, pe.
mados epífisis. Para formarse una idea exacta del modo
riostio. - 7, corte del cartílago de
Incrustación.
de constitución de cada uno de estos segmentos del hue­
so, basta practicar en éste un corte longitudinal que pase por su eje (fig. 5).
a) Epífisis. - Las epífisis aparecen formadas casi exclusivamente por tejido es­
ponjoso. Unicamente en la periferia, es decir, en la parte que confina con la su­
perficie exterior del hueso, el tejido esponjoso epifisario está cubierto por una del­
gada capa de tejido compacto. Esta cáscara periférica de tejido compacto falta, tan-
CAPITULO III

ESTERNON Y COSTILLAS, TORAX

Considerada en general, la vértebra, tal como acabamos de definirla, no ter­


mina lateralmente en el vértice de sus apófisis transversas. Por cada_ladQ_@_j)ro­
longaf! dos ar�os óseos llamados cosJilla�,_que describen una curva de concavidad
interna, se dirigen hacia la línea media anterior y en este punto se implantan de
nuevo a los lados de UE_a segunda columna ós�, el esternón, gue podemos conside­
rar, con MECKEL, como una_columna vertebral anterior (columna esternebralde la
anatomía comparada).

ten teóricamente eJLtoda la al_t11nt º�


Estos elemento_Lóseo§____complemeJ}_tªrios de las vértebras esternón v costillas, exis­
la columna vertebral; pero en el hombr� úni­
camente están bien desarrollados en la región media de esta columna, en donde cons·
tituyen, con las vértebras dorsales, un ancho recinto destinado a alojar el aparato
cardio.pulmonar,_eLt.árax..
Describiremos separadamente
1.º El esternón;
2. 0 Las costillas;
3. 0 El tórax.

ARTICULO PRIMERO

ESTERNON

Impar, medio y simétrico, es el esternón (de <rrepvov, pecho) u!!' h�s��no.


situado en la parte an.teriox:__dcl_� por dentro de las dos clavículas y de las
siete primeras costillas, las cuales vienen a apoyarse en sus bordes. Considerado en
la serie zoológica, co�ste siempre con el hombro y el pulmón, o dicho de otro
�modo, todos los vege�rados _que tienen esternón tieneE_ también hombro y pulm'?:1;
<lo_ntle_no hay hoJUbros_ni pulmones, no hay esternón (A. JuLIEN). Anotemos que la
recíproca no sería verdad, puesto que ciertos vertebrados que tienen pulmones y
hombros no tienen esternón.

l.º Disposición general.- El esternón, que los antiguos anatomistas compa­


raban a una espada de gladiador, está primitivamente formado por una serie de
piezas del todo independientes, superpuestas entre sí como las vértebras, y que desde
DE BLAINVILLE han recibido el nombre de esternebras. Las diferentes piezas ester­
nales se sueldan, en el curso del desarrollo, más o menos entre sí, de modo que,
en el adulto, el hueso ya no presenta más que tres segmentos, que de arriba abajo
son: 1.º, un segmento superior, que se designa indistintamente con los nombres
de empuñadura, mango, manubrio, prestérnum; 2. 0, un segmento medio, que cons-
CAPITULO IV

CABEZA OSEA

Situada encima de la columna vertebral y sostenida por el atlas, la cabeza es


la parte más elevada del esqueleto. Es así mismo la parte más importante y com·
plicada.
Se divide en dos porciones distintas: una de ellas fonna una caja ósea que
contiene el encéfalo, es el cráneo; la otra está destinada a alojar la mayor parte
de los órganos de los sentidos y a prestar apoyo a los órganos de la masticación,
es la cara.
Describiremos sucesivamente y en seis artículos distintos:
1.º Los huesos del cráneo;
2.º El cráneo en general;
3.0 Los huesos de la cara;
4.º La cara en general;
5.º Las regiones comunes al cráneo y a la cara;
6. 0 El cráneo desde el punto de vista antropológico.

ARTICULO PRIMERO

HUESOS DEL CRANEO

El cráneo (de XPavoc;, casco) ocupa la parte superior y posterior de la cabeza;


es una caja destinada a alojar y proteger la parte más noble del eje nervioso central,
el encéfalo. La caja craneal ofrece, por sus rela·
ciones con el encéfalo, una importancia particular.
Frontal
Ciertamente no hay otra región en el esqueleto que

{/)
interese en tan alto grado al anatomista, al fisió·
logo, al antropólogo y al clínico a la vez. .'"O
....
o
El cráneo está esencialmente constituido por
ocho piezas óseas.
De estos ocho huesos, cuatro son impares y si· �
:uados en la línea media. Se llaman, de delante Esfenoides
arrás: frontal, etmoides, esfenoides y occipital. Cua·
::ro son pares: los dos parietales y los dos tempo­ Occipital
.-ales. DIAGRAMA DE LOS HUESOS
Existen muchas veces, además de los huesos DEL CRÁNEO.
arados, huesecitos supernumerarios, en mayor o me·
:?Or número y más o menos desarrollados, llamados huesos wormianos, a los que de­
c..icaremos un párrafo especial.
EL CRÁNEO DESDE EL PUNTO DE VISTA ANTROPOLÓGICO

ARTICULO VI

EL CRANEO DESDE EL PUNTO DE VISTA ANTROPOLOGÍCO

Si bien es verdad que el cráneo humano (y con esta denominación de cráneo


hemos de entender aquí la cabeza ósea en su totalidad) ha sido estudiado en todos
los tiempos desde el punto de vista puramente descriptivo, como acabamos de ha­
cerlo, es relativamente reciente el estudio por los antropólogos de los cráneos com­
parativamente entre sí, no sólo en la clase de los primates, sino en toda la serie
animal, y se han esforzado en sacar de estos estudios comparativos caracteres propios
y diferenciales en relación con la especie, la raza, el sexo, la edad, etc.
Las primeras tentativas hechas en este sentido se remontan a DAUBENTON (1744),
BLUMENBACH (1775), CAMPER (1791) y PRICHARD (1807). Estos estudios de craneo­
logía comparada fueron reanudados y continuados en Francia por GEOFFROY SAINT­
HrLAIRE, CuvIER, FovrLLE, PARCHAPPE, SERRES, etc. En 1861, BROCA les dio un im­
pulso eficacísimo, y puede decirse que con él nació una ciencia nueva, la craneo­
metría.
A una ciencia nueva se hicieron naturalmente necesarios métodos nuevos y hasta
palabras nuevas. BROCA llenó también este doble vacío, creando una terminología
tan sencilla como expr:esiva y dotando a la craneología de métodos de estudio de
una precisión hasta entonces desconocida.
La antropología anatómica tiende a invadir cada vez más el terreno de la ana­
tomía descriptiva. Por esto se impone indicar sumariamente aquí los elementos del
estudio antropológico de la cabeza ósea, y las pocas páginas que se le han dedicado
permitirán leer, a los que se interesen por ello, las obras y memorias que van mul­
tiplicándose en las diversas ramas de la antropología.

l. Puntos craneométricos

Los puntos craneométricos, llamados también. puntos singulares, se dividen en dos


grupos: 1.°, los que están situados en la línea media y son impares; 2. 0, los que son
laterales y pares (véase fig. 290).

1.0 Puntos medios e impares. - Los puntos craneométricos situados en la línea


media son doce, y contados de delante atrás son los siguientes:
1.º El punto mentoniano o gnation o también punto sinfisiarto, que es el punto
más inferior y el más anterior del mentón óseo;
2.º El punto alveolar o prostion, que es el más anterior y más declive del
borde alveolar superior. Corresponde al punto medio situado entre los dos incisivos
medios y superi ores;
3.0 El punto espinal o subnasal, que ocupa el centro virtual de la espina
nasal anterior;
4.0 El nasion o punto nasal, situado en la raíz de la nariz, sobre la sutura na­
sofrontal, punto medio de la sutura nasofrontal;
5.0 La glabela, dilatación situada entre las dos crestas superciliares, substituida
a veces por una superficie plana y excepcionalmente por una sencilla depresión;
6. 0 El ofrion (de o</>p1J<;, ceja), situado en el punto medio del diámetro frontal
inferior o diámetro frontal mínimo (véase más adelante). Este punto sólo tiene hoy
un interés histórico.
LIBRO II

ARTROLOGIA

CAPITULO PRIMERO

ANATOMIA GENERAL

Las diferentes piezas del esqueleto que acabamos de describir en el precedente


libro no están aisladas, sino que se unen entre sí, de muy diferentes modos, Rªra
constituir lo que llamamos indistintamente junturas, articulaciones o artejos. FA!í,
pues, podemos definir por articulaciones el conjunto de partes, blandas y duras,
que constituyen la unión entre dos o más huesos próximos, y por Artrología (de
o.pOpov, juntura), llamada también Sindesmología (de <rvvóe<rµo<;, ligamento) la par­
te de la Anatomía que tiene por objeto el estudio de las articulacioneíl La artro­
logía ha adquirido en la enseñanza cada vez mayor importancia, y no sin justo
motivo; pues las articulaciones, con sus numerosas variedades, no interesan tan sólo
a los morfólogos, sino también a los fisiólogos y a los cirujanos: a los fisiólogos, por
el importante papel que desempeñan en la mecánica animal, y a los cirujanos, por
las diferentes afecciones que en ellas pueden desarrollarse y por las operaciones a que
aquéllas pueden obligar.

l. Definición, división

Desde el punto de vista puramente anatómico, en toda articulación hemos de


considerar: 1. 0, superficies óseas; 2.°, partes blandas interpuestas o interóseas,
3. 0, pa!_l:es blandas 1it];!a_da_s a su alr��dor o -periféric�s. Estas partes comunes a todas
las articulaciones ofrecen caracteres diferentes y particulares en las muy numero­
sas que existen en el esqueleto. Reducidas en la cabeza a una extremada simplici­
dad, van desarrollándose poco a poco en el tronco, para adquirir su mayor grado
de diferenciación en las extremidades. En efecto, en ellas encontramos, por una
parte, extremos óseos extensos y cubiertos de una capa cartilaginosa indestructi­
ble y, por otra parte, fuertes medios de unión, dispuestos alrededor de dichos ex­
tremos óseos y circunscribiendo con ellos una cavidad bañada por un líquido des­
tinado a favorecer el deslizamiento. Guán diferente es una articulación de esta ín­
dole_ de la unión de los huesos de la región cefálica, formada, bien por una simple
lámina cartilaginosa o conjuntiva que separa dos huesos contiguos, bien por un engra­
naje recíproco. En un caso, todo está admirablemente dispuesto para que los movi-
54 0 ARTROLOGiA

intercostal envía ordinariamente un ramo ascendente para la articulación costover­


tebral que está encima y un ramo descendente para la articulación costovertebral
que está debajo. Los nervios proceden de los intercostales.

5.° Caracteres particulares de algunas articulaciones costovertebrales. - De


entre las doce articulaciones costovertebrales, hay tres que presentan caracteres ana­
tómicos particulares, y son naturalmente las que ocupan los extremos de la serie:
la primera, la undécima y la duodécima, se articulan cada una de ellas únicamente
con una sola vértebra. Así, pues, las articulaciones en cuestión constituyen una sola
artrodia, y por esto tienen tan sólo una sinovial. Por lo demás, poseen, como me­
dios de unión, un ligamento anterior y un ligamento posterior, que recuerdan con
bastante exactitud los ligamentos homónimos de las articulaciones costovertebra­
les en general. Respecto del ligamento interóseo, es muy rudimentario hasta lle­
ga a faltar del todo; cuando existe, se desprende de la parte superior de la carilla
costal.

Movimientos. - (Véase más adelante, pág. 542.)

Múscuios motores. - (Véase más adelante, pág. 543.)

B. Articulaciones transversocostales

La articulación transversocostal es la unión de la tuberosidad de la costilla con


el vértice de la apófisis transversa correspondiente: es también una artrodia. No
existe esta articulación en las costillas undécima y duodécima, llamadas flotantes.

1.0 Superficies articulares. - Las superficies articulares correspondientes son:


1.º,po; parte de la tuberosidad. costal, una carilla circular y ligeramente conve­
xa; JI.º, por parte de la apófisis transversa, una carilla similar, redonda y ligera­
mente cóncava.
Estas carillas son verticales para las articulaciones transversocostales más ele­
vadas, y oblicuas de arriba abajo y de atrás a delante para las articulaciones in­
feriores. Están cubiertas, en toda su extensión, por una delgada capa de cartílago
diartrodial.
Hemos de añadir que las carillas costales no ocupan en todas las costillas
una situación uniforme, sino que se aproximan tanto más al borde inferior de la
costilla cuando más ésta se aproxima a la base del tórax. De esto resulta que
mientras las costillas superiores están al mismo nivel que las apófisis transversas
correspondientes,. las medias e inferiores rebasan hacia arriba el nivel de sus apó­
fisis transversas, tanto más cuanto más inferior es el sitio que ocupan. Esta dis­
posición se observa muy claramente cuando se examina un esqueleto por su cara
posterior.

2.0 Medios de unión. - Cuatro ligamentos costotransversos (llamados transver­


socostales por la mayoría de los autores) mantienen en mutua presencia la tube­
rosidad de la costilla y las apófisis transversas correspondientes. Llamaremos al pri­
mero, por su situación, ligamento ínteróseo, y distinguiremos los otros tres, por
la dirección que toman alejándose de la costilla, en posterior, superior e infe­
rior. A estos cuatro ligamentos, cuyo carácter común consiste en unir la costilla
con una apófisis transversa, añadiremos un quinto ligamento, que va de la costi­
lla a las láminas vertebrales, ligamento que designaremos con el nombre de ligamento
laminoco stal.
MÚSCULOS DE LA PIERNA 1149

ARTICULO III

MUSCULOS DE LA PIERNA

Los músculos de la pierna son en número de catorce, agrupados en tres regiones,


a saber:
1.• Región anterior;
2.• Región externa;
3.ª Región posterior.

l. Región anterior

La reg10n anterior comprende cuatro músculos, que son: el tibial anterior, el


extensor común de los dedos, el extensor propio del dedo gordo y el peroneo ante­
rior. Estos cuatro músculos descansan sobre la cara anterior del ligamento interóseo,
dentro del vasto espacio que se encuentra comprendido entre el borde anterior de la
tibia y el borde anterior del peroné.

1.º Tibia[ anterior


El más interno de la región, el tibia! anterior (fig. 1038, 1), es un músculo vo­
luminoso, prismático y triangular, extendido desde la extremidad superior de la
tibia hasta el borde interno del pie.

1.0 Inserciones. - Se inserta por arriba: 1.º, en la tubei:gsid�d- �nterior y en


l_ a tu��rosidad externa de la tibia, principalmente en el tubérculo, por lo común
muy voluminoso, que está situado entre ambas, el cual por este motivo lleva el nom­
bre de tubérculo d_g_l til2ial_ant�riQr; 2.0, en la cara externa de la tibia, en sus dos ter­
cios superiores; 3.0, en la parte interna del ligamento interóseo; 4. 0, en la cara pro­
funda de la aponeurosis tibial que lo cubre; 5.0, en el tabique fibroso que lo separa
del extensor común de los dedos.
De estas numerosas superficies de inserción los fascículos constitutivos del múscu­
lo se dirigen verticalmente hacia abajo y se insertan, en la parte inferior de la pierna,
en un tendón �esisteQ�-�l__sual Pª-sa poi: __d�bajo del ligamento anular_ anterior del
tarso (véase más adelante) y viene a insertarse a la vez en el primer cuneiforme y en
la extremidad posterior del primer metatarsiano.
Una bolsa serosa (bolsa del tibial anterior), que describiremos más adelante, favo­
rece el deslizamiento de este tendón.

2. 0 Relaciones. - Las relaciones del tibial anterior varían según la región donde
se le considera :
a) En la pierna está en relación: por delante, con la aponeurosis y la piel;
por detrás, con el ligamento interóseo; por dentro, con la tibia; por fuera, con el
extensor común de los dedos, primeramente, y, más abajo, con el extensor propio
del dedo gordo. La arteria tibial anterior, con sus dos venas y el nervio del mismo
nombre, está situada en la parte posterior y externa del tibial anterior, el cual
por esta razón se llama su músculo satélite.
/3) En el pie, el tendón del tibial anterior, separándose del ligamento anular,
se dirige oblicuamente hacia abajo y adentro. Por delante está en relación en toda
1198 MIOLOGÍA

externo y en el borde interno del pie y se confunde, en estos dos puntos, con los
bordes correspondientes de la aponeurosis plantar.

2.0 Aponeurosis del pedio. -Es una lámina muy delgada (fig. 1074, 11) que,
tendida sobre el pedio y la arteria pedia, separa estos elementos anatómicos de los
tendones de los músculos extensores largos, que están colocados más superficialmente.
Desde el punto de vista de sus inserciones, se fija por fuera en el borde externo
del pie y se confunde por dentro con la aponeurosis precedente, a nivel del tendón
del extensor propio del dedo gordo.

3.0 Aponeurosis dorsal profunda. - La aponeurosis dorsal profunda se extien­


de, por debajo del pedio, sobre el esqueleto de la cara dorsal del pie y en particu­
lar sobre los espacios intermetatarsianos. Está en relación sucesivamente con los múscu­
los intcróseos dorsales y la cara dorsal de los metatarsianos. Se la designa también, a
causa de su situación, con el significativo nombre de aponeurosis interósea dorsal.

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