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Universidad Católica

Anselmo Llorente y Lafuente.


Jorge Andrés Calderón Monge.
Curso: Antiguo Testamento

CAÍN (Génesis 4, 1-16)

SU PRESENCIA EN LA LITERATURA

Recensión

José E. Ramírez Kidd realiza un estudio bibliográfico y contextual del texto de Caín y
Abel, en el cual demuestra como por medio de la literatura se proyectan las realidades
sociales a través del crimen de Caín sobre Abel.

En primer lugar, J. Ramírez menciona como el texto de Génesis 4 ha impregnado la cultura


actual con dichos y manifestaciones artísticas. Dentro de los detalles de este pasaje se
sugiere que era un relato autónomo del texto actual, además, contiene ciertos rasgos
similares a los relatos anteriores con el pecado de Adán, característica que se da en un
esquema procesual: El delito de Adán y de Caín, luego el juicio por parte de Dios, la
sentencia y por último, el destierro de ambos por su pecado.

Menciona J. Ramírez a algunos otros autores cuya visión del pasaje bíblico llama la
atención, entre ellos A. Brieger, quien identifica dos momentos:

1. Religioso  el sacrificio.
2. Humano  el fratricidio.

Ambos momentos se relacionan por la muerte y entrega de un sacrificio, el primero hacia


Dios, el segundo hacia el propio Caín, con tal de satisfacer su deseo de venganza.

Sin embargo, el autor guarda un mayor interés por las conclusiones de A. Quinones y lo
que él llama: “La tragedia de la diferenciación”, basada en el momento del sacrificio, donde
Dios muestra preferencia por la ofrenda de Abel, “Pero a Caín y a su ofrenda él [Dios] no
la miró”. Por lo que no hubo un rechazo no solo de la ofrenda, sino también de la persona.

Por su parte, el texto no presenta la causa del rechazo, simplemente narra el hecho como tal
(“no la miró”), Caín había sido rechazado antes de cometer el delito, no después de ello. El
autor califica el hecho como una “injusticia divina”, y toma las palabras de John Steinbeck,
quien se refiere a Caín como la persona rechazada desde su niñez, y fruto de ello es el

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enojo, el resentimiento y, con ello, el delito de venganza, “estos dieciséis versículos son
una especie de historia de la humanidad en cualquier época, cultura o raza”1

Para llegar a un acercamiento de una posible respuesta concreta al hecho, J. Ramírez


recurre a la opinión inscrita en la literatura moderna y contemporánea, épocas en las que se
distinguen elementos muy propios de una sociedad abatida por las distintas circunstancias
sociales y políticas, cuyo sentimiento ha sido el del rechazo y la opresión.

En el tercer apartado, el autor menciona una amplia lista de obras del siglo XIX que
destacan el interés por Caín, temas que se desarrollan desde el año 1821 a 1921. De los
distintos autores J. Ramírez profundiza en aquellos que se refieren a las posiciones más
claras del análisis, esto en la duda sobre quién recae la responsabilidad de la muerte de
Abel, ¿Caín, el mismo Abel o Yahvé?.

El Caín de Byron: imagen de la Modernidad: Caín toma un papel de una existencia


consciente, no es sumiso ni pasivo, sino que desea conocer, característica propia de los
personajes del Romanticismo. Caín no puede aceptar más las imposiciones del
“Omnipotente tirano”, del cual Lucifer se refiere como aquel que se complace a si mismo
en la opulencia de su creación, pues es solo instrumento de su satisfacción.

Caín: símbolo de la rebelión ilustrada: Acontecimientos históricos como la Revolución


Francesa y la publicación de la Encyclopédie de d’ Alembert y Diderot, son manifestaciones
de una sociedad en busca del reconocimiento de sus derechos, su relación con Caín se da en
el hecho de la imposición de la ley: “la ley no es otra cosa que la voluntad de aquel que la
impone”, por eso toda persona tiene derecho a resistirse.

Caín: Nerval y Baudelaire: Muestra un dialogo entre Caín y Adoniram, el último


descendiente de Caín, este manifiesta el reclamo por una vida de amargura, marcada por la
ingratitud y la injusticia: “Antes de traer la muerte a la tierra, yo había experimentado la
ingratitud, la injusticia y las amarguras que corroen el corazón, (…) ¡Adán no me amó!,
Eva recordaba haber sido arrojada del paraíso por haberme traído al mundo, (…) todo

1
J. STEINBECK, East of Eden, New Ed., New York 2010, capitulo 24/2 (Cita del autor)

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era para su Abel”2. Por otra parte, Baudelaire desarrolla en su poema “Abel et Caín” una
diferenciación entre el bueno y el malo, los beneficios del amado y las maldiciones del
rechazado.

Caín: Unamuno y Brender: El primer autor hace referencia a la distinción de


personalidades, donde Abel es el simpático y amistoso, al contrario de Caín, quien era
rechazado, ambos habían crecido juntos como hermanos, pero separados por la indiferencia
social, Por su parte Brender, narra en su relato “Conflicto fraternal” como se dan las
preferencias a Abel por ser el hermano menor, donde a Caín le correspondían las tareas
difíciles de la vida y a su hermano lo fácil y llevadero; aun así no agradaba la figura de
Caín.

El Caín de Saramago: la individualidad que prescinde de toda autoridad: En esta obra


se hace una interpretación interesante sobre el momento del asesinato, en el cual Caín se
coloca frente a Dios y defiende su inocencia ante el acto cometido, pues culpa a Yahvé por
haberlo rechazado desde siempre y “la gota que derramó el vaso” fue su sacrificio mal visto
por Yahvé, es un reclamo del amor nunca recibido “Es muy sencillo, maté a Abel porque
no podía matarte a ti, pero en mi intensión estás muerto”3.

Camus: la herencia de los hijos de Caín: El autor hace notar la posición de Dios centrada
en sí mismo, en los rasgos de un poder absoluto y despótico responsable de todas las cosas,
pues él las creó. Caín será el héroe de la rebelión contra este poder y sus hijos mantendrán
su posición.

A modo de conclusión, J. Ramírez menciona como el hecho de la muerte de Abel en manos


de Caín es para la historia un acontecimiento fundacional, no porque se efectuara en los
inicios de la historia, sino porque dicha actitud aún perdura. Además, la tragedia de
diferenciación sigue viva en nuestra sociedad, unos reciben mayores beneficios que otros,
para esto la Revolución Francesa cambia el papel de Caín, de pecador a héroe que se rebela
contra la tiranía y la injusticia, un elemento muy presente en nuestros días. Estos hechos
seguirán enriqueciendo la cultura literaria, pues son un hecho real y constable de las
2
G. DE NERVAL, Voyage en Orient, Tome II, Paris 1851, 440 (Cita del autor)
3
J. SARAMAGO, Caín, Madrid 2010 (Cita del autor)

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relaciones humanas, las cuales se proyectan a través de diversas fuentes literarias históricas,
con tal de dar un realce significativo a una situación del pasado aún presente en la
actualidad.

Comentario.

El articulo escrito por José E. Ramírez Kidd se ha fijado en una situación muy particular: la
actitud de rebelión presente en el interior del ser humano en contra de la injusticia hacia sí
mismo. Llama la atención la precisión que ha tenido el autor por recurrir a distintas fuentes
y encontrar una realidad transversal entre ellas.

Claramente, la sociedad actual esta en una constante búsqueda de reconocimiento de sus


derechos, lo cual no es malo; sin embargo, se debe tener cuidado en la justificación de
alguno caprichos o beneficios individuales que son disfrazados de derechos. El texto de
Caín y Abel, desde una lectura superficial, suena trágico, mas no injusto. Sabemos que Dios
es misericordioso y el no hace distinción alguna entre sus hijos, sin embargo llamaba la
atención de preguntarse el por qué del rechazo de la ofrenda de Caín. Para ello el mismo
autor responde que Dios conoce el corazón del hombre y sus intenciones, del mismo modo
sucedió con Caín, quien posiblemente tenía otras intensiones sobre su sacrificio.

Por lo anterior se debe tener cuidado en la interpretación que se da al texto, pues en un


momento determinado nos podríamos colocar en el bando de Caín dejando de lado la
acción misericordiosa de Dios, cosa que se vive en nuestra sociedad dispuesta a la
revolución de los “tiranos”, lo que sucede a nuestro alrededor no se trata de un mera
diferenciación, sino del egoísmo, esta es la discrepancia, pues aunque es muy difícil actuar
con caridad, esto no significa que sea imposible.

Son tres las posibilidades en quien recae la culpa: Caín, Abel, Yahvé, a la luz de la historia
del ser humano, todas convergen en un devenir constante, lo importante es encontrar
soluciones claras y precisas donde no quede simplemente en señalar un culpable, sino en
actuar en favor de todos, con tal de alcanzar la justicia tan deseada a través de los siglos.

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