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Enfoque de derechos de infancia + gobiernos locales = la fórmula con la que todos ganamos

La Convención sobre los Derechos del Niño establece entonces los parámetros o estándares a
alcanzar para que los niños, niñas y adolescentes sobrevivan, se desarrollen y tengan las
oportunidades de alcanzar todo su potencial. Significa que estos estándares no son solamente algo
que debe implementarse en políticas y leyes, sino también en el comportamiento cotidiano
de padres, madres, profesores, médicos y en general de todas las personas que interactuaran con
los niños y niñas.

El enfoque de derechos de la infancia es entonces aquel que adoptan los gobiernos, centros
educativos, hospitales… y también gobiernos locales que consideran a los niños y
niñas participantes activos y titulares de derechos, personas en toda la extensión de la palabra.
Personas que, por su proceso de crecimiento, tienen necesidad y por tanto derechos que difieren
del de resto de los seres humanos. Pasan así de ser receptores pasivos de acciones a poder exigir
el cumplimiento de sus derechos y a tener la capacidad para participar en aquellos temas que les
afectan. Frente al enfoque de la caridad, ve a los niños como seres humanos sujetos de derechos,
con opiniones y capaces de participar. Implica que los niños y niñas no dependen de la caridad
para ver cubiertas sus necesidades, ya que los Estados (a todos sus niveles) tienen la obligación de
cubrirlas.

De esta manera hablar de trabajar con enfoque de derechos de infancia implica tener en
consideración tres elementos clave:

promueve el ejercicio efectivo de los derechos de los niños y niñas;

utiliza las normas y principios de la Convención y otros instrumentos de derecho


internacionales como guía para orientar los comportamientos, acciones, programas, leyes y
políticas;

desarrolla la capacidad de los niños y niñas, como titulares de derechos, de reclamar sus derechos,
así como la de los garantes de derechos para cumplir sus obligaciones hacia la infancia.

Dos gráficos para entender este enfoque: el arco y la mesa

Dos formas de representar visualmente esta teoría son los gráficos del arco y la mesa. El primero
muestra un arco con dos lados: el izquierdo representa al titular de los derechos (por ejemplo, un
niño o niña) y el derecho, al portador de deberes (el Estado o los agentes del Estado). Para formar
un arco fuerte, como base de una sociedad estable, ambos lados deben apoyarse entre sí: el titular
de deberes debe cumplir con los derechos de sus ciudadanos y el titular de derechos debe
reclamarlos y exigir cuentas al titular de deberes.
Cualquiera que esté algo familiarizado con la Convención sobre los Derechos del Niño ha
escuchado que los derechos de la infancia se sostienen en cuatro principios básicos: la no
discriminación, el interés superior del niño, la garantía del derecho a la vida, la supervivencia y el
desarrollo y la participación. Trabajando bajo un enfoque de derechos, además, cobran
protagonismo otros los artículos de la convención: hacer realidad los derechos (Art. 4) y la
orientación a la familia (art. 5).

En el gráfico de la mesa, los puntos de apoyo de dicha mesa están representados por estos
principios básicos del enfoque de derechos. Es una forma visual de recordar que estos artículos
son clave en un enfoque basados en los derechos del niño. A la hora de diseñar una política,
programa o proyectos específicos hay que preguntarse: ¿está la mesa estable? ¿Son estables
todos los elementos? Es decir, ¿se han considerado los seis artículos clave de la Convención?
 

El papel de las Ciudades Amigas de la Infancia

A la hora de entender este enfoque a nivel local cobra protagonismo la iniciativa Ciudades Amigas
de la Infancia (Child Friendly Cities), impulsada por UNICEF a nivel internacional para apoyar a
los gobiernos locales en su rol de garante de los derechos de los niños y niñas en las ciudades,
pueblos y comunidades. En España, dicha iniciativa busca impulsar el compromiso de los gobiernos
locales con el cumplimiento de los derechos de las niñas, los niños y adolescentes y apoyar a los
gobiernos locales en la implementación de la Agenda 2030.

Para garantizar que una Ciudad Amiga de la Infancia cumple los parámetros fundamentales, debe
cumplir tres objetivos:

Unos resultados demostrables, basados en datos, para la infancia dentro de varias áreas de
objetivos a fin de garantizar un enfoque global de los derechos de la infancia.

La participación significativa e inclusiva de los niños, niñas y adolescentes.


El compromiso demostrable para erradicar la discriminación contra los niños, niñas y adolescentes
en las políticas y las acciones del gobierno local que forma parte de la iniciativa.

Metas, resultados y buenas prácticas

¿Cómo traducir esa teoría en práctica, y trabajar en el marco de la Agenda 2030 y los ODS en tu
municipio de manera exitosa? Estos son las cinco esferas de objetivos generales que promueven
las Ciudades Amigas de la Infancia, definidas en su Marco para la Acción, para que los gobiernos
locales identifiquen sus metas o resultados:

1. Cada niño, niña y adolescente es valorado, respetado y tratado justamente dentro de sus
comunidades.  

Esta primera esfera incluye las medidas relacionadas con la lucha contra la discriminación y/o el
racismo (atención a niños migrantes, integración de niños migrantes o población gitana) o por la
diversidad en la orientación sexual.

Ejemplos de buenas prácticas: el proyecto de itinerarios locales de Oviedo, galardonado en los


Inspire Awards en la categoría de no discriminación y equidad; el vídeo de los consejos locales de
Canarias en apoyo a la infancia refugiada, o los numerosos ejemplos de cooperación entre los
gobiernos locales y la sociedad civil para la recepción e inclusión de menores migrantes o
solicitantes de asilo; por ejemplo el proyecto de apoyo a jóvenes ex-tutelados para encontrar
alojamiento y empleo de la Asociación Marroquí para la Integración de los Migrantes en Málaga.

2. Las voces, necesidades y prioridades de cada niño y niña se escuchan y se consideran en las
normativas y políticas públicas, en los presupuestos y en todas las decisiones que les afectan. 

Aquí entraría toda medida cuyo fin sea la promoción de una participación infantil real y
significativa en la toma de decisiones a nivel del gobierno local. Y dicha participación engloba
varias áreas: desde la información, pasando por el Consejo de Infancia, hasta rendición de cuentas
o la creación de espacios inclusivos de participación.

Ejemplos de buenas prácticas: los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Puerto del


Rosario (Canarias) gestionados por la infancia, o el Plan de Movilidad Sostenible Arcadia2030 de
Pola de Laviana, en Asturias, para el que también se ha contado con la participación de los niños,
niñas y adolescentes del municipio. El proyecto “Educación en Justicia” de Vícar (Almería) consta
de sesiones informativas y mesas redondas para acercar la justicia a los más jóvenes explicándoles
su funcionamiento y la responsabilidad penal que adquieren a partir de los 14 años.

3. Todos los niños y niñas tienen acceso a servicios esenciales de calidad. 


Todas las medidas orientadas a garantizar una atención médica integral y preventiva (incluyendo
salud mental), educación (fracaso escolar, brecha digital, refuerzo escolar, etc.), apoyo nutricional,
desarrollo y educación de la primera infancia, justicia y apoyo a la familiar, pobreza (ayudas de
emergencia, becas escolares o comedor,) parentalidad positiva, etc.

Ejemplos de buenas prácticas: Durante la emergencia por la pandemia han cobrado


protagonismo todas las medidas tomadas por los gobiernos locales para evitar el impacto de la
crisis en la pobreza infantil, como comedores públicos, ayudas económicas a las familias o
programas para aliviar la brecha digital.

4. Todos los niños y niñas viven en entornos seguros y limpios. 

Las medidas deben estar orientadas a la protección de los niños y niñas contra la explotación,
violencia y abuso, así como a fomentar el diseño urbano seguro y con perspectiva de las
necesidades de la infancia, movilidad activa que promueva la autonomía, áreas/parques verdes,  y
libre de la contaminación y residuos.

Ejemplos de buenas prácticas: Nuestro cuaderno para la acción local incluye propuestas para una


planificación urbana sostenible con mirada de infancia, y recoge varios proyectos de planificación
urbana que han contado con la participación de los niños y niñas.

Además está el proyecto I´m city  de Mislata para impulsar rutas escolares seguras, premiado en
los Inspire Awards en la categoría de entornos seguros y limpios, o “Caminos Escolares”, o la
iniciativa de la Puebla de Cazalla, Sevilla, que busca que los niños y niñas se desplacen desde sus
domicilios hasta los centros educativos con la mayor seguridad. Y, además, otros proyectos como
la campaña por el medioambiente del Consejo de Infancia de Lebrija (en Sevilla) o la propuesta del
Consejo Asesor Infantil de Carrión de los Condes (Palencia) para convertirse en el primer pueblo de
España en eliminar las bolsas de plástico de los establecimientos.

5. Todos los niños y niñas tienen la oportunidad de disfrutar de la vida familiar, el juego y el ocio. 

En este último bloque incluímos las medidas relacionados con actividades sociales, deportivas y
culturales, y que fomenten los lugares seguros para que los niños y niñas puedan reunirse con sus
amigos y jugar.

Ejemplos de buenas prácticas: En época de pandemia, son cruciales las medidas destinadas a
crear entornos protectores y seguros para que la infancia y adolescencia vean garantizado su
derecho al juego al mismo tiempo que su seguridad frente al virus: en nuestro cuaderno de acción
local ofrecemos algunas pautas sobre cómo hacerlo.

Otros ejemplos son las iniciativas para crear patios igualitarios e inclusivos en diferentes
municipios de la geografía española, o la escuela deportiva “Cártama Adapta” en Cártama, Málaga,
cuya meta es fomentar la integración de niños y niñas adolescentes con discapacidad de la
localidad y la igualdad de oportunidades.

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