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CONDUCTA DEL CEREBRO

11-8-2020 FRENTE A LAS ADICCIONES


Universidad Metropolitana de Educación Ciencias y Tecnología
Faculta de Ciencias de La Salud

Arauz James, Guerrero Argelis, Ríos Enolith, Pérez Milagros, Rodríguez


Alfredo.
Profesor: Magíster. Ivan Samaniego
argelis.guerrero@hotmail.com james44931993@gmail.com
mstephany0297@gmail.com nicolerios860@gmail.com

Resumen
Universidad Metropolitana de Educación Ciencias y Tecnología
Faculta de Ciencias de La Salud

¿La adicción es una enfermedad?

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción es una


enfermedad cerebral, igual que otros trastornos neurológicos o psiquiátricos
reconocidos, como son la enfermedad de Alzheimer o la esquizofrenia.
Además, la equipara a otras enfermedades crónicas, como la diabetes, la
hipertensión arterial, el asma o el cáncer.

La adicción se caracteriza por:

 Incapacidad para mantener la abstinencia


 Pérdida del control de los impulsos
 Deseo intenso o ansia de consumo de sustancias (craving)
 Dificultad para reconocer las consecuencias derivadas del consumo
 Respuestas emocionales disfuncionales en las relaciones
interpersonales

Al igual que otras enfermedades crónicas, la adicción cursa a menudo con


recaídas. Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad es progresiva y puede
derivar en discapacidad irreversible y/o muerte prematura. Es una enfermedad
neurológica y necesita ser tratada por profesionales. Los pacientes adictos son
enfermos recuperables y tras un tratamiento adecuado puede rehabilitarse
completamente.

Las Drogas y el Cerebro

Las drogas interfieren con la forma en que las neuronas envían, reciben y
procesan las señales que transmiten los neurotransmisores. Algunas drogas,
como la marihuana y la heroína, tienen la capacidad de activar neuronas
porque su estructura química es similar a la de un neurotransmisor natural del
organismo. Esto permite que se adhieran a las neuronas y las activen. Si bien
estas drogas imitan las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las
neuronas de la misma manera que un neurotransmisor natural y hacen que se
envíen mensajes anormales a través de la red.
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Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las neuronas
liberen cantidades anormalmente altas de neurotransmisores naturales o que,
al interferir con los transportadores, eviten el reciclamiento normal de estas
sustancias químicas del cerebro. Esto también amplifica o altera la
comunicación normal entre las neuronas.

Partes del cerebro que por afectadas por las drogas

Las drogas pueden alterar zonas importantes del cerebro que son necesarias
para funciones vitales y pueden impulsar el consumo compulsivo que identifica
a la drogadicción. Las zonas del cerebro afectadas por las drogas incluyen:

 Los ganglios basales: que cumplen una función importante en las


formas positivas de motivación, incluidos los efectos placenteros de
actividades saludables como comer, interactuar socialmente o tener
actividad sexual, y también participan en la formación de hábitos y
rutinas. Estas zonas constituyen un nodo clave en lo que a veces se
denomina el "circuito de recompensas" del cerebro. Las drogas generan
hiperactividad en este circuito, lo que produce la euforia que se siente al
consumirlas; pero cuando la presencia de la droga se repite, el circuito
se adapta y disminuye su sensibilidad, lo que hace que a la persona le
resulte difícil sentir placer con nada que no sea la droga.
 La amígdala extendida: cumple una función en las sensaciones
estresantes como la ansiedad, la irritabilidad y la inquietud, las cuales
son características de la abstinencia una vez que la droga desaparece
del sistema y motivan a la persona a volver a consumir la droga. A
medida que aumenta el consumo de la droga, este circuito se vuelve
cada vez más sensible. Con el tiempo, una persona con un trastorno por
el consumo de drogas no las consume ya para lograr un estado de
euforia sino para aliviar temporalmente ese malestar.
 La corteza prefrontal: dirige la capacidad de pensar, planificar, resolver
problemas, tomar decisiones y controlar los propios impulsos. Esta es
también la última parte del cerebro en alcanzar la madurez, lo que hace
que los adolescentes sean los más vulnerables. Los cambios en el
equilibrio entre este circuito y los circuitos de recompensa y de estrés de
los ganglios basales y la amígdala extendida hacen que una persona
que sufre de un trastorno por el consumo de drogas busque la droga en
forma compulsiva y tenga menos control de sus impulsos.

Algunas drogas, como los opioides, también afectan otras partes del cerebro,
tal como el tronco del encéfalo, que controla todas las funciones indispensables
para la vida, entre ellas la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño, lo que
explica por qué las sobredosis pueden reducir sustancialmente la respiración y
causar la muerte.
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Neurobiología de Las Adicciones

La dependencia de sustancias es una enfermedad del sistema nervioso central


(SNC), debido a una disfunción neurobiológica de estructuras cerebrales
mesencefálicas, límbicas y corticales y de circuitos cerebrales implicados en la
motivación y la conducta. Los circuitos que intervienen en la memoria y el
aprendizaje pueden jugar un papel decisivo en la enfermedad adictiva. La
asociación repetida del efecto reforzador de las sustancias de abuso, con
determinados estímulos ambientales o internos, induce un poderoso efecto de
condicionamiento, no sólo a la propia sustancia, sino también a las señales que
predicen su posible disponibilidad.
Dichas señales (estímulos condicionados) pueden por si mismas producir
liberación de dopamina en las sinapsis del sistema límbico y disparar estados
de craving, búsqueda y auto-administración de la sustancia de la cual se ha
desarrollado dependencia. La enfermedad adictiva puede tener su inicio en
cualquier etapa de la vida y debutar con cualquier sustancia, con juego
patológico, o incluso con una adicción al trabajo. Posteriormente se pueden ir
añadiendo otras conductas adictivas químicas o comportamentales con un
agravamiento progresivo de la enfermedad y un ensombrecimiento de su
pronóstico, a menos que su evolución se detenga, bien sea mediante un
tratamiento especializado o bien por los propios medios de la persona afectada,
sin embargo, suele persistir una tendencia a sustituir unas conductas adictivas
por otras y también hacia la recidiva y también a sustituir una conducta adictiva
por otra. El desarrollo tardío de los circuitos implicados en las emociones, la
capacidad de razonamiento y el control inhibitorio de respuestas inapropiadas
podría explicar la elevada propensión.

Factores Neurobiológicos en las conductas Adictivas

El alcohol y otras drogas son sustancias químicas, que modifican el


funcionamiento de determinados sistemas de neurotransmisión y circuitos
cerebrales, produciendo cambios cognitivos, emocionales, motivacionales y
conductuales. Su administración aguda produce cambios transitorios, que
revierten cuando finaliza su efecto farmacológico. Sin embargo, su consumo
crónico puede dejar una importante huella en la memoria emocional y puede
remodelar las conexiones y vías neuronales, produciendo cambios de larga
duración en el funcionamiento cerebral y dejando a la persona más vulnerable
hacia el reinicio de su consumo.
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Todas estas drogas activan el circuito de la recompensa cerebral, que incluye


determinadas estructuras del sistema límbico, utilizando los mismos
mecanismos fisiológicos que los reforzadores naturales (agua, comida,
conducta sexual). Cuanto más intensos hayan sido los efectos reforzadores de
una determinada sustancia, más persistentes van a ser también los recuerdos
relacionados con ella y más imperiosa la necesidad o el deseo de
experimentarlos de nuevo. Un deseo imperioso que puede dispararse en
determinadas situaciones y que también puede poner en marcha
comportamientos automáticos de búsqueda y consumo de dicha sustancia. El
consumo reiterado de sustancias va creando un “estado de necesidad” que va
adquiriendo preeminencia sobre otros intereses y aficiones y, a la vez, un
deterioro progresivo de la capacidad de auto-control sobre su auto-
administración. Pero, además, se producen cambios en la manera de pensar,
opiniones, actitudes y motivaciones relacionados con la sustancia o sustancias
de abuso (de la que la persona es consumidor, abusador o dependiente), de
manera que la persona tiene unas actitudes cada vez más favorables hacia el
consumo de la sustancia, de la cual ha desarrollado cierto grado de
dependencia. Por tanto, además de convertirse en adicto (fisiológico), se
convierte también en adepto (psicológico), anticipando solamente las posibles
ventajas y efectos positivos del consumo de la sustancia y considerando que
cualquier ocasión puede ser apropiada para consumirla. Se produce por tanto
un cambio importante en la “mentalidad” de la persona, que puede llegar a ser
tan irracional, pero emocionalmente tan intenso como el que se puede producir
en un proceso de enamoramiento, durante cuya “luna de miel” la persona
amada queda revestida de un manto protector en el que la idealización y el
deseo pueden neutralizar cualquier resquicio de duda, convirtiendo así a la
persona amada en totalmente ideal.
Neurobiología de la Adicción Tanto en el enamoramiento como en la adicción al
alcohol o a otras drogas se producen cambios cognitivos, emocionales y
motivacionales que tienen un claro fundamento neurobiológico, relacionado con
el circuito de la recompensa cerebral. De hecho, en ocasiones, la pasión
amorosa puede generar también una adicción hacia la pareja y dicha adicción
interpersonal puede ser la puerta de entrada al mundo del alcohol y otras
drogas. Algunas personas se han iniciado en el consumo de drogas de la mano
de otras con la cuales tenían una relación adictiva. O bien se han
descontrolado en el abuso de drogas, tras la muerte o separación de dicha
persona. Por tanto, el trasfondo neurobiológico de las relaciones
interpersonales adictivas y el de las conductas adictivas (tanto químicas como
comportamentales), pueden tener muchos aspectos comunes y, en
consecuencia, se podría hablar de una enfermedad adictiva que puede tener
manifestaciones cambiantes, a lo largo de la vida de cada persona. A largo
plazo, la conducta de consumo de sustancias puede llegar a ser problemática,
bien sea de manera ocasional, con intoxicaciones aisladas, o también de
manera habitual, con un deterioro progresivo en las diversas áreas de
funcionamiento: laboral, familiar, social, económico, legal, académico, deportivo
y de la salud corporal y mental.
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La persona que ha desarrollado dependencia de una sustancia dedica cada


vez más tiempo a pensar en cuestiones relacionadas, tales como buscar la
sustancia, conseguir dinero para poder adquirirla, auto-administrársela y
recuperarse de sus efectos, procurando disimularlo en aquellas situaciones en
las que los demás se lo pueden censurar o en las que no está permitido. Todos
estos pensamientos rumiativos y comportamientos repetitivos de búsqueda y
consumo de la sustancia van a ocuparle cada vez más tiempo, de manera que
la persona tiende a abandonar progresivamente sus responsabilidades
(laborales, familiares, etc.) y también sus actividades ocupacionales o
recreativas que antes eran importantes para él, e incluso sus amistades y
familiares, en un proceso de aislamiento progresivo, ya que el consumo
reiterado de la sustancia se ha convertido en su mayor y casi su única
prioridad.
Puede ser que, al pasar del tiempo, la persona adicta tome conciencia de que
el consumo de aquella sustancia le está perjudicando y tal vez decida
abandonar o reducir su consumo. Sin embargo, si ha desarrollado
dependencia, se va a encontrar con dificultades para controlar y reducir su
consumo, ya que la dependencia cursa también con un deterioro de la
capacidad de auto-control sobre el consumo de la sustancia. Es posible que la
única alternativa realista sea entonces abandonar su consumo, es decir,
abstenerse de la sustancia de manera continuada, pero tras un período inicial
de pocas semanas, lo más probable es que reinicie el consumo, el cual
rápidamente volverá a ser excesivo o problemático, entrando entonces en
ciclos en los que se alternan períodos de abstención con episodios de recaída
que configuran el círculo característico de la adicción.

El Circuito de la recompensa Cerebral


Se han realizado estudios con animales los cuales han evidenciado que los
efectos reforzadores del alcohol y las otras drogas tienen un sustrato
neurobiológico común que es el efecto de liberación de dopamina en el núcleo.
Las neuronas dopaminérgicas (DA), que provenientes del área tegmental
ventral se proyectan hacia estructuras límbicas y de la corteza frontal,
presentan una activación física en respuesta a los estímulos reforzadores
primarios, como son comida, agua o estímulos relacionados con la conducta
sexual.
es decir, aquellos que tienen una importancia capital para la supervivencia (del
individuo, o bien de la especie y que juegan un papel decisivo en el aprendizaje
motivacional, tanto de las conductas apetitivas de aproximación, como de las
consumatorias Dicho efecto de activación física de las neuronas, que para los
estímulos reforzadores primarios desarrolla rápidamente tolerancia o
habituación, tiene sin embargo un comportamiento diferente cuando se trata de
sustancias psicoactivas, ya que los estímulos apetitivos para dichas sustancias
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siguen actuando como activadores dopaminérgicos, e incluso pueden hacerlo


de manera creciente.

Cuando el sistema dopaminérgico se sensibiliza y Por tanto, a diferencia del


fenómeno de la “saciedad”, que se produce tras una conducta consumatoria
relacionada con los reforzadores naturales (agua, comida, actividad sexual), las
drogas producen efectos apetitivos o incentivos que pueden inducir un deseo
aumentado, tras un primer consumo, que se acompaña de dificultad para
controlar dicho consumo, cuando la persona presenta sensibilización del
sistema dopaminérgico.
El denominado circuito de la recompensa cerebral, se compone de estructuras
relacionadas con el sistema dopaminérgico meso-límbico, en conexión directa
con otros sistemas de neurotransmisión, como son el sistema opioide
endógeno, serotoninérgico y GABAérgico, entre otros.
¿Es posible tratar con éxito la adicción?
Sí, la adicción es un trastorno tratable. Las investigaciones sobre la ciencia de
la adicción y el tratamiento de los trastornos por el consumo de drogas han
llevado a la creación de métodos basados en la investigación que ayudan a las
personas a dejar de consumir drogas y retomar una vida productiva, un
proceso al que se llama recuperación.
¿La adicción se cura?
Al igual que sucede con otras enfermedades crónicas, como el asma o algunas
enfermedades cardíacas, el tratamiento de la drogadicción por lo general no
constituye una cura. Pero es posible manejar la adicción en forma satisfactoria.
El tratamiento permite que las personas contrarresten los efectos perjudiciales
de las drogas en el cerebro y el comportamiento y recuperen el control de su
vida.

Medicamentos y dispositivos que ayudan a tratar las adicciones

Hay varios medicamentos y dispositivos que pueden ser útiles en distintas


fases del tratamiento para ayudar al paciente a dejar de consumir drogas,
continuar con el tratamiento y evitar las recaídas.
 Tratamiento de la abstinencia. La primera vez que un paciente deja de
consumir drogas puede experimentar varios síntomas físicos y
emocionales, entre ellos inquietud o insomnio, depresión, ansiedad y
otros trastornos de salud mental. Ciertos medicamentos y dispositivos de
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tratamiento alivian estos síntomas, lo que hace más fácil dejar de


consumir drogas.
 Ayuda para continuar con el tratamiento.
Ciertos medicamentos de tratamiento y algunas aplicaciones móviles se
usan para ayudar al cerebro a adaptarse gradualmente a la ausencia de la
droga. Estos tratamientos actúan en forma lenta para prevenir los deseos
intensos de la droga y tienen un efecto calmante en los sistemas del
organismo. Pueden ayudar a los pacientes a enfocarse en la ayuda
psicológica profesional y otras psicoterapias relacionadas con el tratamiento
contra las drogas.
 Ayuda para evitar las recaídas. La ciencia nos ha enseñado que los
factores de estrés relacionados con el consumo de drogas (como la
gente, los lugares, las cosas y los estados de ánimo) y el contacto con
las drogas son los desencadenantes más comunes de una recaída. Los
científicos han creado terapias para interferir con estos factores
desencadenantes y ayudar a los pacientes a continuar su recuperación.
Medicamentos Usados para tratar las adicciones

APIOIDES NICOTINA ALCOHOL

Tratamientos de reemplazo de Naltrexona


Metadona nicotina (disponibles en forma
de parches, inhaladores o
goma de mascar)

Buprenorfina Bupropión Acamprosato

Vareniclina Disulfirám
Naltrexona de liberación
prolongada

Lofexidina
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Conclusión
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Referencias Bibliográficas

Fuente: Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas; Institutos Nacionales de la


Salud; Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. 2018
Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias.
Trastornos mentales y de uso de sustancias. https://www.samhsa.gov/
trastornos. Publicado el 20 de junio de 2014.
Guardia J, Surkov S, Cardús M. Neurobiología de la adicción. En: Pereiro
Gómez C, (Ed.). Manual de adicciones para médicos especialistas en
formación. Madrid: DGPNSD; 2010. p. 37-130.
J Guardia, SI Surkov, M Cardús - Trastornos adictivos, 2011 Madrid.
libro: El Cerebro Ético
autor: Michael Gazzaniga

libro: La Vida secreta de la mente


Autor: Mariano Sigman

Página web NIDA: Instituto Nacional sobre el abuso de drogas de


Estados Unidos. https://www.drugabuse.gov/es.Abuso de
Drogas de Estados Unidos 
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