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8RhXYYC0B2YxmJkC - BEBRyInxycqGF3Td-Lectura Fundamental 2
8RhXYYC0B2YxmJkC - BEBRyInxycqGF3Td-Lectura Fundamental 2
Lectura fundamental
Procesamiento lingüístico y no
lingüístico
Contenido
Uno de los aspectos más importantes en lo que concierne a la adquisición del lenguaje en los bebés, es que
estos puedan hacer una separación entre los sonidos del habla que este pueda llegar a emitir, con los sonidos
que están en el entorno, es decir, aquellos que son externos a él. En ese sentido, (Gallardo y prieto, 2008
p.60) afirman que “los niños parecen haber nacido preparados para hacer eso y su percepción de los sonidos
del habla está mucho más desarrollada que su capacidad para producirlos”.
Los niños en edades tempranas no solo diferencian entre los sonidos emitidos por los seres humanos y
los demás, sino que se puede decir a través de la experiencia que reconocen las voces de las personas
que son allegadas a ellos. Ejemplo clásico a esto, lo podemos observar cuando el recién nacido
altera su conducta cuando en especial escucha la voz de su madre o de su cuidador, es importante
mencionar que las entonaciones dadas por las personas adultas van a influir en la emocionalidad del
bebé y a su vez en su comportamiento.
Desde pequeños nos insertamos en un entorno familiar y social particular; allí aprendemos su lenguaje
o el sistema de signos que impera; en tanto que ese sistema ya existía antes de nuestro nacimiento,
nos vemos obligados a adaptarnos a él; ejercerá en nosotros, por tanto, un “efecto coercitivo”,
(Borjas, 2007 p. 4).
En otras palabras, él bebé, se va adaptando al mundo poco a poco, el lenguaje es un factor importante
para lograr conocer el mundo nuevo y a su vez ir incorporándolo paulatinamente lo que le permite
integrarse de forma positiva. El bebé va percibiendo el mundo y los sentidos le ayudan en ese proceso.
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2. Inicios del procesamiento lingüístico y no lingüístico
Según (Gallardo y prieto, 2008), los bebés en la producción pre lingüística de sonidos, atraviesan
cinco etapas: a) Llanto reflejo y sonido vegetativo, b) risas y sonidos de gozo, c) juego vocal, d)
balbuceo reduplicado y e) balbuceo no reduplicado y jerga expresiva.
Cada uno de estas etapas resulta siendo decisiva e importante para el procesamiento de los
elementos lingüísticos y no lingüísticos en el niño. A continuación, se expone una tabla que permite
conocer de forma detallada cada una de las etapas.
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3. Figuras parentales en la adquisición del lenguaje en el niño
La influencia de los padres en las dinámicas para la adquisición del lenguaje en el niño es de suma importancia,
en especial, en las etapas que acabamos de observar. (Pérez y Salmerón, 2006 p. 7) consideran que, hacia
los seis meses comienza a producirse un diálogo vocal con el adulto: protoconversación.
El anterior concepto se caracteriza por diálogos y/o conversaciones muy arcaicas que realiza el bebé
en los cuales se identifica por sonrisas, contactos visuales y algunas alternancias de las expresiones
faciales. En otras palabras, son interacciones verbales enmarcadas en conversaciones, en las que
los padres, cuidadores u otros adultos que tienen contacto con los niños sobre interpretan sus
comportamientos y les conceden un carácter intencional que no existe.
La persona adulta, con un papel muy activo en estas interacciones, sobre interpreta la conducta
del bebé, las miradas, las sonrisas, las vocalizaciones, atribuyéndoles un significado que no tienen.
Responde a estas manifestaciones con un amplio repertorio de conductas: sonríe, hace carantoñas,
acaricia, le dice dulces palabras, canturrea canciones… Se convierte, así, en un estímulo, un objeto
muy interesante para los pequeños. Así mismo, el bebé descubre que es capaz de provocar reacciones
de los demás hacia su persona. (Montejano, 2017 p. 24)
Para (Gallardo y Prieto, 2008), los psicólogos evolutivos han caracterizado el intercambio adulto-
niño en estos meses de vida con distintos nombres, todos enfatizando el carácter momentáneo
de estas interacciones y la existencia de una acomodación mutua entre bebés y cuidadores. Se ha
bautizado este periodo con el nombre de “menos de un segundo”, acentuando con ello el carácter
sincrónico y fuera de la conciencia de los actuantes de estas primeras interacciones.
De igual manera, Bruner (1986) estudia la relación entre estos juegos y la adquisición del lenguaje. Este
autor emplea el nombre de formato para describir estas interacciones triangulares. En concreto, distingue
entre formatos de acción conjunta (situaciones en las que el adulto y el niño actúan conjuntamente sobre un
objeto), formatos de atención conjunta (situaciones en las que el adulto y el niño atienden conjuntamente a
un objeto y formatos mixtos (tienen la característica de la atención y la acción conjunta). En estos tres tipos
de formatos, el adulto y el niño se implican conjuntamente en la elaboración de procedimientos arbitrarios y
convencionales para asegurar el transcurso de la interacción.
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Para cumplir estos propósitos el formato es contingente (las respuestas de cada miembro de la
interacción dependen de la respuesta anterior del otro); es intencional (cada miembro se ha marcado
una meta y un conjunto de medios para conseguirla que definidos así, conforman un "argumento o
escenario"); implica una actividad abierta y conjunta, de estructura definida, ritualizada y sucesiva;
son de complejidad creciente (pueden hacerse tan variados y complejos como sea necesario); son
modulares en el sentido que pueden entenderse como subrutinas que se encajan en rutinas de mayor
complejidad y que pueden organizarse jerárquicamente; y, son asimétricos respecto del nivel de
conciencia de los miembros, el adulto sirve como modelo, organizador, controla la situación hasta que
el niño puede hacerlo por si sólo (Bruner, 1984).
Dado lo anterior, las expresiones que emite el niño en términos holofrástico, tendrán que ser
comprendidas a la luz del contento en el cual se desarrollan. Sumando a esto, la entonación en la que
se refiere dará la luz para vislumbrar la intención que tiene el niño, por lo que una sola palabra podrá
tener diferentes significados.
El niño, luego aprende una palabra la usará para designar otras cosas que d a su juicio tener un
tipo de relación. Según se ha demostrado (Sentis, Nessur y Acuña, 2009 p.6), la significación en
esta etapa no corresponde a la significación del adulto ni tampoco corresponde a las categorías
gramaticales que la gramática adulta describe. Estos hechos se confirman a través de dos fenómenos
de índole significativa, que demuestran que el uso temprano de las palabras en los niños pequeños
es diferente al empleo que hace el adulto. Estos fenómenos tienen que ver con los límites de las
categorías conceptuales que los niños les asignan a sus primeras palabras. Estas referencias pueden
ser más restringidas o más amplias que las que rigen las definiciones léxicas del uso del adulto, lo que
técnicamente se ha denominado sobre-extensión y restricción semántica
De pendiendo de lo que el niño exprese, casi siempre es posible poder interpretar el significado de lo
que este quiere decir, se encuentra una relación entre los posibles objetos, las funciones, las formas y
los diferentes sucesos que hacen parte de todo el conjunto de la situación evocada.
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En la etapa pre-lingüística los niños han percibido y experimentado que ellos y las demás personas
que los rodean inician y ejecutan acciones, y que él mismo, las personas que lo rodean y los
objetos pueden ser afectados por estas mismas acciones con distintos resultados, según sean las
características de cada una de estas acciones. En consecuencia, el desarrollo proposicional se
sustenta en el hecho de que la mayoría de las emisiones que el niño oye son claramente interpretables
en un contexto, requiriendo solamente el conocimiento del significado referencial de las palabras y el
conocimiento de las relaciones normales entre actores, acciones y objetos del mundo (Cole, 1980,
citado por Sentis, Nessur y Acuña, 2009 p.9)
Lo anterior, se relaciona con el concepto de habla telegráfica, existe en ellas una mayor información,
se presenta una relación más fuerte entre los objetos las situaciones o procesos que están
sucediendo. A su vez, se contempla la entonación y el oren de las mismas palabras en lo que el niño
quiere expresar.
En este momento aparecen también las primeras flexiones en los nombres (la distinción entre
número y género) y en los verbos (primero la persona, más tarde los modos indicativo e imperativo
y luego las flexiones de tiempo). Habitualmente, en niños que ya los utilizan, los verbos irregulares
sufren hiperregularizaciones (por ejemplo, rompido por roto), en algunos casos durarán hasta los
cinco o seis años. Aparecen los primeros sus de las preposiciones y los artículos, muchas veces
formando parte de expresiones aprendidas. También en torno a los dos años comienzan a usarse los
pronombres personales (yo y tú) y los posesivos correspondientes (Gallardo y prieto, 2008 p.64)
Los niños siguen avanzando en el proceso de la adquisición del lenguaje de forma acelerada, juega un
papel importante las nuevas experiencias que el niño va enfrentando, tanto en la familia como en el
colegio, estos escenarios serán propicios para generar mayores diálogos con sus interlocutores, en
especial con sus pares.
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También hay un progreso en lo que concierne al manejo de las relaciones espacio y tiempo básicos, tal
como son entendidas por los adultos. Esto implica una voluntad por parte de los niños por mejorar su
comprensión del habla, pues es necesario ser entendidos por los demás de forma correcta.
De los cuatro a los siete años podemos destacar la entrada en las experiencias preescolares,
implicando nuevas exigencias y nuevos modelos que el niño observa e imita activamente en
frecuentes juegos de adopción de roles. La interacción con los iguales aporta un estímulo continuo
para el desarrollo cognitivo. Aumenta el vocabulario y el significado de las palabras se enriquece. En
los pronombres, la distinción del género es clara y consistente a los cinco años; desde los seis o siete,
también lo es la del número (Gallardo y prieto, 2008 p.64).
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Referencias
Borjas, B. (2007) Lenguaje y Pensamiento. IESALC UNESCO Comunicación, Significación,
Lenguaje y Desarrollo Cognitivo, Filosofía del lenguaje. Caracas. Disponible en https://educrea.cl/wp-
content/uploads/2016/04/DOC-Lenguaje-y-Pensamiento.pdf
Bruner, J. (1986) El habla del niño. Aprendiendo a usar el lenguaje. Barcelona: Paidós.
Sentis, F., Nusser, C. & Acuña, X. 2009. El desarrollo semántico y el desarrollo de la referencia en
la adquisición de la lengua materna. Pontificia Universidad Católica de Chile. ONOMÁZEIN 20.
Santiago de Chile. Disponible en http://onomazein.letras.uc.cl/Articulos/20/N1_Sentis.pdf
Referencias de tablas
Tabla 1: Pérez, P. & Salmerón, T. (2006). Desarrollo de la comunicación y del lenguaje: indicadores de
preocupación. Pediatría Atención Primaria, VIII (32), 111-125. Disponible en http://www.redalyc.org/
pdf/3666/366638693012.pdf
Tabla 2: Gallardo, P. & Prieto, R. (2008). Pensamiento, lenguaje y comunicación: una perspectiva
psicopedagógica. Retrieved from https://ebookcentral.proquest.com
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