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Introducción

Después de un período prolongado en que el fenómeno de la adicción a drogas se


ha vuelto prioritaria como medida de salud mental, organizaciones privadas y públicas,
junto con el apoyo de orientaciones desde diferentes posturas ideológicas, se han
organizado en torno a la ejecución de acciones en pos de la sensibilización, prevención,
tratamiento, recuperación, integración e inclusión social, en personas con consumo
problemático de drogas y/o alcohol, o en familiares/personas significativas de estos
persona en cuestión.

Chile es uno de los pocos países del mundo con una línea técnica normativa que
cubre gran parte de los aspectos relacionados con prevención, tratamiento y
rehabilitación de drogas, tanto en el área de política nacional y organización de servicios
en el área de tratamiento y rehabilitación, como en la línea de evaluación y acreditación
de comunidades terapéuticas (SENDA – MINSAL, 2012).

El reconocimiento del problema del consumo de drogas y las consecuencias


derivadas de este consumo, ha acrecentado la mirada del fenómeno como problema
público de salud, reevaluando la antigua mirada de control de tráfico de estupefacientes.
Así mismo se invita desde los diferentes estudios realizados en la población consumidora
de drogas, de entender la problemática del consumo de sustancias como un fenómeno
dado desde diferentes matices intrínsecos de la persona y extrínsecos, mediados por la
variedad y la combinación de variables, otorgándole mayor índice de complejidad en la
medida en que se acrecientan las consecuencias a niveles biológicos, psicológicos y/o
sociales, donde se debe de responder de forma integral.

Teniendo noción de la integralidad de la persona, vista ésta como un ser inserto en


un medio social, caracterizada como un ser físico, biológico, psicológico y social, con una
cultura sustentada en las bases de la socialización familiar y comunitaria con otras
personas, nace la prioridad de construir un modelo de ayuda centrado en él/ella, con
redes de servicio operativas y articuladas en cada uno de los niveles de participación
social o accionar social que ésta pudiera tener. Esta prioridad permitiría que las
actividades de los programas de tratamiento puedan ser diseñadas y ejecutadas en una
variedad de ambientes, formatos, tiempos y complejidades.

Esta necesidad de redes de apoyo debe estar integrada por la propia persona, su
familia y su comunidad de pares, organizada bajo los principios de la autoayuda y
complementada por los distintos equipos interdisciplinarios en los diferentes niveles de
atención en salud; los miembros de las distintas organizaciones de la sociedad civil tales
como: organizaciones comunitarias y sociales de autoayuda, iglesias, comunidades
terapéuticas, clubes deportivos, etc. La articulación de todos estos recursos permitirá
generar un nuevo espacio social donde la persona afectada tendrá la posibilidad de
observarse y reorientar su vida.

Hasta el año 2000 el S.S.M.S.O carecía, a nivel secundario, de atención en esta


materia y de acuerdo a los antecedentes de SENDA y de las unidades de atención
primaria, resultaba imperioso contar con una unidad de tales características.

Es por todo lo anterior que con fecha 02 de febrero del 2001, comenzó a operar la
Unidad de Tratamiento de Adicciones, de nivel secundario del Servicio de Salud
Metropolitano Sur Oriente, en el Hospital Padre Hurtado hasta la fecha actual, que busca
responder de manera articulada a estas reorientaciones y reformulaciones personales de
los conflictos presentes en el consumo de sustancias, su abuso y dependencia.
Marco Teorico y Conceptual

Qué entendemos por Adicción

Según las definiciones teóricas sobre las adicciones, se entienden estas como
conductas compulsivas que tienden a repetirse a través de un tiempo prolongado y que
generan alteraciones en las áreas psicológicas, biológicas y sociales en la persona. Si
bien estas alteraciones son visualizadas subjetivamente como positivas, generalmente
debido al uso prolongado de ellas generan graves deterioros en las áreas señaladas.

El programa cuenta con una visión comprensiva de la adicción que da


preponderancia la persona por sobre su consumo. Se intervendrá tanto de manera grupal
como de manera individual, tratando de profundizar en las causas psicológicas, biológicas
y sociales que facilitan o exponen a la persona al consumo. Desde esta perspectiva la
adicción es vista como la expresión de una problemática mayor en el usuario, que por lo
general responde a variables sociales, familiares, emocionales y afectivas no resueltas,
entre otras, del ciclo vital de cada persona. En este mismo sentido Donovan (1988)
considera una adicción como una pauta de conducta compleja y compulsiva que además
de lo ya expuesto, se caracteriza por una serie de componentes biológicos, psicológicos,
sociológicos y conductuales. Así, lo que hace que el individuo lleve a cabo este tipo de
conductas es la implicación subjetiva a continuar realizándola y una disminución de la
habilidad para ejercer un control personal sobre ella, de forma que la conducta se sigue
emitiendo a pesar del impacto negativo en su funcionamiento físico, psicológico y social y
de tener disponibles otras fuentes alternativas de reforzamiento positivo. (Citado en
García, 1994).

La conducta adictiva tiene como función otorgar una relativa estabilidad personal
hacia la aparición de algunos síntomas asociados a la deprivación como lo pueden ser
malestares físicos en general, ansiedad de consumo y deterioro en las relaciones
sociales o en la participación comunitaria. Mientras que el síntoma se traduce como la
alertaobjetiva/subjetiva sobre algo anómalo y amenazante que altera el bienestar físico,
psicológico y/o social de la persona, la sustancia sirve como método paliativo frente al
malestar.
La droga aparece también como una oportunidad de aliviar el malestar subjetivo de
la persona, otorgando una forma rápida de consecución del placer y una eficaz forma de
paliar lo displacentero.

La adicción desde lo biológico

Tratando de responder al qué de la droga mantiene al sujeto adherido a ella,


enfocamos nuestra atención a lo biológico, La neurobiología ha explicado que existe el
sistema de recompensa, una configuración neuronal que adhiere a la dependencia, a la
impulsividad y a la motivación por la búsqueda del placer. La alteración del sistema de
recompensa y la ausencia de un eficaz control inhibitorio, a nivel fisiológico, prepondera
al sujeto de mantener y retener el ciclo de la adicción, esto explica su permanencia y
dificultad de la extinción del consumo pero no así responde a la pregunta del por qué la
elección de la sustancia.

La fisiología demostró que existe mayor predisposición en algunos persona a ser


dependientes de algunas sustancias, más aún si generaciones pasadas tienen historias
de dependencias con sustancias específicas. Aun así esto no implica como causa para el
consumo y la adicción propiamente tal. Estudios recientes han explicitado que a pesar de
éste fenómeno, el consumo abusivo de una o varias sustancias en persona
predispuestos, aumenta claramente el riesgo a que continúen con el consumo tanto por
los procesos biológicos que alteran las sustancias como por los de reforzamiento por su
consumo. Y esto se explica porque existen receptores específicos para las drogas de
abuso, más presentes en personas con generaciones pasadas con consumo de
sustancias, pero que facilitan que cualquier persona pueda convertirse en adicto frente al
uso continuado de ellas. Las alteraciones que producen las sustancias a nivel cerebral
explicarían las anomalías encontradas a nivel de la corteza orbifrontal, relacionada con la
conducta impulsiva, y a nivel de la circunvolución anterior del cíngulo, relacionada con la
deshinibición. Ambas alteraciones podrían responder de cierta medida a la naturaleza
compulsiva de la administración de la droga en los adictos o en la incapacidad para
controlar las ansias de consumir cuando se encuentran expuestos a la misma.
Aunque esto es cierto, no se puede responder desde aquí solamente a la
adicción. La aparición de dopaminacomo respuesta a la interacción del sujeto con las
drogas, impulsan a la persona a mantener la permanencia de este neuroquimico en el
organismo a través del consumo compulsivo de estas sustancias y no de otra manera,
aun cuando los riesgos provenientes de las mismas sean observables, como las pérdidas
laborales, el abandono familiar, el desgaste emocional, la ausencia de autocuidado, entre
otras cosas.

La adicción desde lo Psicológico

Khantzian propone la hipótesis de que las drogas, y la elección particular de alguna


de ellas, suponen algún grado de especificidad psicofarmacológica (REFERENCIA). Así
se puede observar que los opiáceos atenúan sentimientos de cólera o violencia, mientras
que el OH o algunos depresores del sistema nervioso central alivian los sentimientos de
aislamiento, vacío y ansiedad. Khantzian llamó a este proceso “la automedicación del
self” y sitúa su atención en la incapacidad de las personas por regular afectos, sobretodo
en la infancia temprana, en donde pueden llegar a suceder múltiples dificultades en la
internalización de los procedimientos de autocuidado entregados por los padres. El
proceso de autocuidado o autosustento, nace en la forma en que los padres cuidan y
protegen al niño/a, y en cómo se forja la relación entre ambos. Al ser inexistentes las
practicas apropiadas de cuidado y sustento, la persona carece de una internalización de
estas prácticas, lo que arremete en contra de la regulación del autoestima o las
relaciones personales, influenciando en los niveles de autocuidado de la persona
(REFERENCIA)

Kernberg(REFERENCIA) describe diversas dinámicas objetales tras el consumo


de las sustancias: Por un lado en las depresiones puede sustentar la ausencia de una
imagen parental, o bien a una madre más bondadosa en las conductas del borderline, o
bien puede alimentar un sentimiento de grandiosidad en el narcisista. Todo depende de la
historia previa del paciente, sus vinculaciones afectivas y el tipo de relaciones que
sustente.
Según Johnson los individuos adictos no son capaces de satisfacer sus
necesidades de dependencia de forma adecuada en una relación humana y se muestran
excesivamente dependientes para evitar la sensación de soledad. Se busca la
permanencia del objeto en cuestión mediante cualquiera de las actividades compulsivas
elegidas; se elige una adicción en particular en función del entorno y del género, y esta
además puede cambiar cuando las condiciones ambientales varían.

Johnson habla de la dificultad de los niños de introyectar los objetos, la dificultad


de hacer parte de sí mismo a los padres y madres; sus relaciones se vuelven dificultosas,
sobre todo si se entiende en la necesidad de desentenderse de las relaciones parentales,
de la búsqueda de la independencia de ellos pero al mismo tiempo, al no existir dentro de
la persona esta madre buena o este padre normativo, vuelven al sujeto dependiente de
ellos, inhabilitando su independencia por la necesidad de la presencia de estos seres en
su vida. La inexistencia del objeto produce dificultades en la capacidad de usar las
prohibiciones típicas del super yo, generando conductas compulsivas e impulsivas, se
vuelven intolerantes para sí mismo y para los demás. Por ende responden en conductas
adictivas, como forma de sustentar esta carencia de normas y reglas.

Así el uso de una adicción es semejante a los desórdenes de personalidad


borderline y/o narcisistas de Kernberg. En el narcisismo la falta de capacidad para tolerar
la soledad se resuelve con una dependencia en un conjunto interno organizado de
fantasias idealizadas que permite al individuo ser indiferente a las idas y venidas de las
relaciones reales. En un individuo con personalidad borderline, la inestabilidad afectiva
activa una necesidad constante y desesperada de ser consolado y tranquilizado por una
persona idealizada. Pareciera ser que en la adicción la relación no es con fantasías
internas idealizadas ni con personas idealizadas, sino que es con una conducta adictiva
idealizada. El individuo se aferra a la conducta adictiva como medio de evitar la
experiencia interna de abandono.

Anudando las teorías expuestas anteriormente se puede llegar a la conclusión de


que la persona a la que nos enfrentamos es una persona que no se explica desde el
placer de la consecución de la droga, sino que más bien puede responder sensitivamente
al incentivo de la droga (nivel biológico), o bien puede responder a la falta de habilidad
para responder a la demanda de los estados afectivos, intentando huir de estos estados
afectivos hacia los estados alterados producto de la droga, o bien también, estar
respondiendo a la falta de capacidad para usar las relaciones internas o externas, lo que
devendría en la necesidad constante de conductas adictivas como objetos transicionales.

La impotencia/indefensión es considerada como un estado afectivo clave en los


modelos psicoanalíticos. Dodes (1990) sugiere que la impotencia intolerable es el
resultado del trauma psíquico de sentirse abrumado por cualquier estado afectivo que
cada individuo encuentre como más problemático. Entonces, Khantzian, sugiere en su
modelo de automedicación, que las drogas cumplen la función de evitar ciertos afectos
intolerables. La persona adicta queda frente a la elección entre el sometimiento impotente
a la autoridad interna o externa, o la rebeldía desafiante contra ella, ya que es incapaz de
manejar los afectos de otro modo.

Las perspectivas expuestas son explicaciones frecuentes, coincidentes y


complementarias, ya que en uno u otro momento una de estas dinámicas puede aparecer
de forma más destacada como fuerza motivacional.

La adicción desde lo social

Desde lo social podemos ver algunos acercamientos con el consumo de ciertas


sustancias. Dada la normalización del consumo de algunas de estas sustancias en los
diferentes planos sociales se observa que en alguas celebraciones o eventos tanto
familiares como culturales existe una tendencia a celebrar con alcohol (OH) y bebidas de
fantasía. Es una dinámica común y que posibilita que alguno de sus integrantes tenga sus
primeros acercamientos con el consumo en este tipo de instancias, debido a la tendencia
o a la presión/influencia social; siempre que se tenga acceso a una alternativa de acción,
la elección de ésta puede ser fuertemente mediada por la mayoría y cómo esta mayoría
se desenvuelve. El término influencia social tiene mucho sentido en los primeros
acercamientos con la sustancia en este tipo de planos. Conceptos como persuasión,
conformidad social, aceptación social u obediencia influyen favorablemente en personas
participantes de grupos sociales, para tomar la alternativa de acción que todos toman.
Otro punto importante a la hora de entender a éste sujeto es cómo él se
desenvuelve en los entornos sociales más próximos. Así es como también ponemos ojo a
las relaciones familiares del sujeto, de sus alianzas y conflictos. Para ello debemos
entender que la familia es una de las áreas de observación importantes dentro del
tratamiento, pues se constituye en la modalidad social más antigua del implicado,
asícomo el sistema primario de intervención y modificación de la persona, unificándose
como un sistema natural del mismo y extendiéndose a través del tiempo en las
generaciones venideras como sustrato cultural, normativo y social.

En la actualidad las familias tienen múltiples configuraciones y como familia están


sometidas a grandes presiones y demandas, mayores que en casi toda la historia del ser
humano. Además de sus funciones de reproducción y de socialización, podemos
encontrar que tienen que seguir jugando un papel económico fundamental. Aparte de ser
un espacio de amor, de afecto, hoy día es el único espacio de pertenencia real del ser
humano y donde se vive la intimidad.

Entonces, esta configuración social primaria y natural media entre las exigencias
sociales a gran escala y la tarea de promoción de conductas adaptativas. No es raro
pensar que bajo estas condiciones, y observando de frente las exigencias sociales, la
familia sea un eje fundamental en la construcciones de “barreras resilientes” para afrontar
estos niveles de exigencias, el estrés ocasionado por la lucha entre ideales y realidades,
por parte de la persona como ser individual. Es así como vemos que la resolución del
enfrentamiento frente a estas exigencias sociales por parte de la familia, va favoreciendo
o no la construcción y mantención de la integridad física, social y psicológica de las
personas, otorgando espacios apropiados o no de desenvolvimiento de éstas, el
cumplimiento de las tareas de cada ciclo vital, el orden o desorden conductual, niveles de
resilencia adecuados, catastros de conductas pro sociales o disociales, entre otras
manifestaciones conductuales, llegando incluso a responder de cierta manera la
mantención de conductas adictivas, la búsqueda de métodos paliativos frente a la
sintomatología familiar/individual o pseudo automedicaciones.

La introyección del constructo familiar, sus normas y reglas, sus refuerzos y estilos
de afianzamiento familiar, supondrán preguntas nuevas que responder a futuro por parte
de cada uno de los participantes de estas familias. Entender a ellas supondrá un mejor
manejo a nivel terapéutico del usuario.

Los familiares significativos son los artífices de la construcción de variables


normativas en nuestros pacientes; apoyan o tratan de enmendar la ausencia de normas
integradas, el comportamiento casi infantil de las personas que mantienen una adicción,
la constante búsqueda de justificaciones de sus actos y actitudes, y la búsqueda de
sedantes frente al dolor, apoyando lasdificultades primarias del plano familiar y en cómo
estás dificultades influyeron en la construcción de los parámetros adecuados de
comportamiento social.

Estudios relacionados a la importancia de las familias en el proceso de


drogadicción, señalan dos fenómenos recurrentes dentro del apartado disfuncional de
ellas. El primer fenómeno recurrente en pacientes adictos en relación a su familia tiene
directa sintonía con la ambigüedad de los roles parentales. En palabras sencillas se
puede observar que durante el crecimiento de estos persona recurrentes de drogas o
alcohol existe una figura materna (madre, hermana mayor, hermana menor, abuela u otra
persona que efectúe el rol materno) que se enfoca en la sobreprotección del niño,
efectuando disonancias en cuanto al límite del yo. Primariamente la madre del niño
efectúa acciones que a pesar de ser muy permisivas en una mirada superficial, en
profundidad inhabilitan constantemente al niño, impidiendo que este tome decisiones y
sepa de consecuencias de sus actos, tome responsabilidades provenientes a su edad, se
exprese emocionalmente, o, en definitiva, cumpla cada objetivo específico de su ciclo
vital. La madre construye a un niño con una identidad del yo difuminada, en donde todo
acto que efectúa está correlacionado con necesidades de la madre. Dentro de este
mismo fenómeno aparece la figura del padre (padre, hermano mayor, hermano menor,
abuelo, tío u otra persona que pueda cumplir la función paterna) que se mueve de
manera periférica en la familia. Es un ente ajeno a la realidad familiar y ocasionalmente
hace acto de presencia efectuando un rol exageradamente punitivo y castigador.

Normas altamente exageradas por parte del padre, normas superficialmente


permisivas por parte de la madre, generan un contrato implícito en donde el niño tiende a
revelarse en contra del padre y defender a la madre para ganarse su respeto y cariño.
Casi tal cual como un Edipo no resuelto, solo que el contrato con la madre supone una
dependencia absoluta del niño con ella debido a su constante inhabilitación, o bien, su
castración constante.

El segundo fenómeno también muy recurrente es el de la codependencia. El


usuario adicto de sustancias tiende a generar en la familia ciertas irregularidades que
suponen la enfermedad de ella. Así el usuario adicto se vuelve el índice de un sistema
familiar desgastado y enfermo, y que enferma producto del impacto de la adicción.
Paradójicamente esta enfermedad del adicto produce ciertos vicios familiares que llevan a
la mantención y fortalecimiento de las conductas adictivas del paciente.

La codependencia se define como un ciclo de patrones conductuales e ideas


disfuncionales, que producen dolor y que se repiten de manera compulsiva en respuesta
a la relación alienante que se produce con una persona adicta o enferma. Con la
aparición de una enfermedad, como la adicción, las relaciones familiares se van haciendo
cada vez más disfuncionales debido al constante deterioro de la salud familiar. Así se
puede observar que los niveles de comunicación que existen son confusos e indirectos,
volviendo el tema de la enfermedad en un taboo familiar. Esta disfunción comunicacional
se vuelve un estilo de vida que desgarra la regularidad y el contacto social de los
participantes familiares. Se ven alteradas también las normas familiares, que con el
tiempo se van volviendo cada vez más confusas, rígidas e injustas con los miembros de
la familia. También se observa que los roles de los integrantes de la familia se van
distorsionando y van generando actitudes irregulares que fomentan la creación de nuevas
codependencias o bien mayor nivel de generar vinculaciones enfermas en el futuro.

Ambos fenómenos se vuelven fundamentales en el proceso de tratamiento de


nuestros persona y son temas a tener en consideración. La disfuncionalidad en las
relaciones parento filiales se pueden tratar y sanar durante el proceso terapéutico de los
persona, mientras que diversos estudios señalan que la codependencia acaba en la
desaparición de las conductas adictivas. Nosotros como Unidad entendemos que para
realizar un adecuado proceso de rehabilitación social, el usuario debe intentar mantener
relaciones afectivas cercanas “sanas”, o al menos poder recuperar estas relaciones
afectivas. Esto es importante dentro del proceso “ambulatorio”, el contar con un sustento
emocional que impida, a nivel afectivo o actitudinal, las ambigüedades, las normas
extremadamente punitivas o cualquier conducta que refuerce la sensación de “dolor” del
usuario y propicie recaídas. Se espera que la recomposición del vínculo familiar propicie
mayores factores protectores en los persona y un sustento emocional mayor en el
encuentro con el otro como ego auxiliar.

El camino del consumo

Ya entendemos la construcción de esta persona y sus preponderantes sociales y


culturales que forjan la asimilación de una sustancia desde el la necesidad de
automedicación, sustento necesario para solventar exigencias internas o externas
idealizadas, fuera de las capacidades reales de esta persona que se enfrenta a una lucha
que dificilmente ganary que en base a su fragilidad personal,los factores de riesgo se
acrecientan..

Entendemos los primeros acercamientos desde un plano neurobiológico como


predisponente a la consecución de una dependencia; una configuración predeterminada
que no responde al primer acercamiento ni la continuidad de la sustancia dentro de la
vida de la persona, pero que si funciona como factor de riesgo frente al consumo.
También entendemos este vacío emocional, esta necesidad de regulación afectiva y este
comportamiento adictivo/compulsivo que busca más que el placer por la droga la
necesidad de “soporte base” para enfrentar lo caótico de las exigencias del mundo
externo e interno de la persona.

Entendemos también a estas familias nucleares, a su constructo cultural, a la


formas de comunicación y vinculación con este sujeto, a las exigencias a las que se ve
enfrentadas, a los roles y subsistemas que se arman dentro de la misma, y cómo estos
desembocan en este sujeto apoyando ciertos recursos o desfavoreciendo otros.

Lo que no ha quedado explicitado en este marco teórico es el ámbito del consumo,


los pasos hasta donde se vuelve conflictiva la aparición de una sustancia o no.
Debemos entender que las formas de consumo se configuran de la siguiente
manera:

1. Consumo Experimental
En el consumo experimental no se tiene claridad en torno a los efectos de las
drogas, lo que se busca es la experiencia. Está fuertemente influenciado por
características sociales y primordialmente se da en fiestas o en los fines de
semana.

2. Consumo Ocasional
Se entiende como un consumo presente en instancias grupales, ya no hay
desconocimientos de los efectos y probablemente se busquen ciertas sensaciones
placenteras. El individuo desarrolla una vida normal y estas aproximaciones al
consumo se efectúan cuando aparece la ocasión, no se planifica ni se fuerza la
búsqueda de la droga, aunque sí el ambiente de relaciones personales en las que
se fluctúa o participa está presente la gente que provee la sustancia.

3. Consumo Habitual
Cuando se habitúa un consumo, la sustancia aparece más normalizada dentro de
la cotidianidad de la persona. Se consume en diferentes situaciones, ya sea en
grupo o individual. Se ha familiarizado con precios, calidad y efectos. Se instala el
hábito del consumo y ya no necesita intermediadores para conseguir la sustancia.

4. Consumo Abusivo
En la etapa de consumo abusivo se observa que no solo se mantiene el consumo
en grupo, sino que nace la necesidad de mantener el consumo en instancias
individuales. El consumo también se vuelve más selectivo, se intenta mantener
solo una sustancia, se evalúa con mayor precisión la calidad, problablemente se
expone a mayores factores de riesgo y comienzan a aparecer dificultades en
ámbitos familiares o laborales.

5. Consumo Dependiente
El consumidor dependiente utiliza las drogas en mayor cantidad. Presenta
dificultades para controlar el uso de ellas. Empiezan a aparecer signos de
desmotivación personal y/o social. Empiezan a aparecer sintomatología de
abstinencia. Hay presencia de problemas físicos asociados y se fuerza a aumentar
las dosis para tener efectos parecidos.

En la medida que la sustancia se vuelve cotidiana se comienzan a observar


diferentes signos y síntomas en que la sustancia modifica capacidades personales a nivel
físico, mental o social, y además deteriora la capacidad de sentir efectos parecidos con la
misma dosis. Según la OMS en su catálogo de las enfermedades médicas (CIE – 10) se
observan ciertos trastornos mentales asociados al consumo de sustancias psicoactivas.
Ellas son:

1. Consumo Perjudicial
Patrón de consumo de una sustancia que provoca daños a la salud física o
psicológica. Los daños deben ser causados por la sustancia misma, por las formas
de uso o por las consecuencias sobre el equilibrio psicológico. Las personas con
este diagnóstico reciben a menudo críticas por ello y experimentan consecuencias
sociales adversas de variados tipos, aunque el solo hecho que una forma de
consumo sea criticada por el entorno, no es por sí misma indicativa de consumo
perjudicial. Este tipo de consumo afecta a la salud física o mental del individuo.

2. Dependencia
Se trata de un conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y
cognoscitivas en el cual el consumo de una droga, o de un tipo de ellas, adquiere
la máxima prioridad para el individuo, mayor incluso que cualquier otro tipo de
comportamiento de los que en el pasado tuvieron valor más alto.

Un síntoma claro en la dependencia es el deseo de ingerir alguna sustancia


psicotrópica, legal o ilegal, alcohol o tabaco. La recaída en el consumo de una
sustancia después de un periodo de abstinencia lleva a la instauración más rápida
del resto de las características del síndrome de lo que sucede en individuos no
dependientes.
La dependencia está caracterizada por un deseo intenso o vivencia compulsiva a
consumir una sustancia, disminución en la capacidad para controlar el consumo de
la misma, unas veces para controlar el inicio del consumo y otras para detenerlo o
disminuir la cantidad consumida. Aparición de síntomas somáticos de un síndrome
de abstinencia cuando el consumo de la sustancia se reduzca o cese, se confirman
por el conjunto de síntomas característicos de la sustancia o por el consumo de la
misma sustancia que lo provoca con la intención de aliviar los síntomas; Requiere
un aumento progresivo de la sustancia para lograr el mismo efecto que
originalmente producían dosis más bajas.

Además, según los últimos estudios, se han ido asociando comorbilidades


psiquiátricas que se pueden explicar como deterioros asociados al consumo perjudicial o
dependiente, o bien como base de un trastorno previo que efectúa como factor de riesgo
frente al acceso a drogas y/o posterior adicción a ella.

Según CIE – 10:

● Trastornos mentales orgánicos


● Esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastorno de ideas delirantes
● Trastornos de humos (afectivos)
● Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes o
somatomorfos.
● Trastornos del comportamiento asociados a disfunciones fisiológicas y a
factores somáticos.
● Trastornos de personalidad y del comportamiento del adulto
● Retraso Mental
● Trastornos del desarrollo psicológico
● Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en
la infancia y la adolescencia
Según DSM – IV:

● Trstornos del estado de ánimo


● Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
● Trastornos de ansiedad
● Trastornos de personalidad
● Delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognoscitivos.
● Trastornos disociativos
● Trastornos somatomorfos
● Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados
● Trastornos de inicio de infancia, la niñez o la adolescencia
● Trastornos mentales debidos a enfermedades médicas.

Desde el plano de los riesgos asociados, entenderemos que las áreas afectadas
(Biológico, Psicológico y Social) manifiestan deterioros que comprometen la efectiva
participación por parte del usuario en estas instancias. Se entenderá entonces que este
deterioro biopsicosocial es un factor de riesgo cuando su compromiso tiene tildes
moderados o graves. Para poder evaluar de mejor manera esta magnitud de complejidad,
se utilizará la siguiente tabla de evaluación propuesta por SENDA:
El fin del programa terapéutico será abordar estas instancias mermadas por
las desregulaciones en el plano Biológico, psicológico y social a fin de reducir el
compromiso de estas áreas, reparar en alguna de ellas y efectuar una adecuada
reinserción en el plano social.

Qué entendemos por Patología Dual

La patología dual representa la asociación cruzada (coexistencia o


comorbilidad) de dos situaciones clínicas: por un lado la presencia de una
patología de carácter mental o de personalidad, y por el otro el uso patológico de
sustancias tóxicas. Al hacer la revisión conceptual del principio de comorbilidad
psiquiátrica nos encontramos con la primera categorizaciòn que genera el origen
del término patología dual: el dual diagnostic (o diagnóstico dual); Este término no
aparece constituido dentro de los manuales nosológicos de patologías mentales,
pero está reconocido por la comunidad de profesionales de la salud mental como
la presencia en pacientes de sintomatologías provenientes de dos trastornos
psiquiátricos diferentes. Y no es de extrañar la recurrencia del uso de este término
dada la predilección de las actuales nomenclaturas psiquiátricas en dividir los
conceptos diagnósticos en entidades específicas y restringidas, en vez de
observarlas a un nivel más amplio.

En definitiva la concepción del criterio “dual” en la terminología propia de la


salud mental, conlleva a cuestionar el fenómeno de las etiquetas diagnósticas que
durante años son aborrecidas por los movimientos alternativos como la contra
psicología o la anti psiquiatría, ya que lo dual manifiesta claramente que es posible
que un cuadro diagnóstico de carácter “específico” puede llevar también
especificaciones sindromáticas de otro cuadro diagnóstico “específico”.

Frente a tales motivos, pareciera ser que a medida que pasan los años y la
evolución del conocimiento en torno a las enfermedades mentales, el término dual
pasa a ser una asociación cruzada entre trastornos, mostrándose así como la
existencia simultanea de diferentes sintomatologías que manifiestan la presencia
tanto de un trastorno mental en intersección con un trastorno adictivo.
La unidad de tratamiento de adicciones lo entenderá como la presencia de
asociaciones cruzadas entre patologías (mentales, biológicos y adictivos),
intentando mostrar la vinculación que trasciende la observación rígida del trastorno
y que interactúa en el curso de uno de los ejes diagnósticos al del otro eje: es
decir, es probable que el deterioro psiquiátrico habrá de poner en riesgo la
situación de autoprotección frente al consumo y viceversa, el aumento de factores
de riesgo o el aumento de las instancias de consumo, dosis incluidas, va a
provocar deterioros en los cuadros psiquiátricos de base, o bien la aparición de
sintomatología positiva o negativa en correlación con un cuadro psicopatológico
que deteriora la estabilidad mental de la persona, e inclusive deterioros cognitivos
que influenciarán en la pérdida de habiliades ya adquiridas, daños neuronales, u
otro tipo de patologías médicas

La definición del cuadro psicopatológico asociado al consumo con


comorbilidad psiquiátrica será entendido de la siguiente manera:

“Patología dual será la asociación cruzada que existe entre dos cuadros clínicos
claramente diferenciables: por un lado la presencia de un trastorno mental y por el
otro la existencia de un problema con drogas y sus derivados”

Dentro de este apartado comienza la discusión entre qué cuadros o ejes


clínicos si son apropiados para entenderlos dentro de la definición dual, nosotros
entenderemos lo siguiente como eje de observación y tratamiento:

- Presencia de trastornos de eje I (psicóticos,afectivos y/o ansiosos), eje II


(cuadros graves de personalidad: Limitrofes, antisociales) Eje III (Deterioro
cognitivo, LOC)
- Uso inadecuado, perjudicial o el abuso patológico de sustancias tóxicas.
- Consecuencias del cuadro dual:
o Deterioro personal o social
o Duración, pronostico y gravedad del cuadro
o Relación de influencia reciproca de ambos ejes (categoría
diferencial)
o Funcionamiento vital del paciente.

En definitiva podemos entender la delimitación diferencial de la siguiente manera:

- En torno al eje psicopatológico, entenderemos la patología dual como la


presencia de trastornos psicóticos crónicos, cuadros ansiosos y/o trastornos
afectivos. También aparecen cuadros psicopatológicos de la personalidad.
- Lo que no entenderemos desde el eje psicopatológico como patología dual
serán los cuadros reactivos transitorios, los cuadros inducidos por
abstinencia, los síndromes transitorios reactivos a eventos vitales
estresantes.
- En torno al eje del consumo, entenderemos la psicopatología dual el uso y
abuso patológico de una sustancia, o bien la sintomatología asociada a la
dependencia de sustancias tóxicas.
- En cuanto a consecuencias atenderemos al deterioro vital grave, deterioro
grave de funciones cognitivas entre otros.
- No entenderemos como patología dual el uso puntual de tóxicos o el uso de
sustancias sin abuso patológico, con efectos directos sobre la estabilidad
mental.

Para mayores claridades en torno al origen del trastorno dual y la


preponderancia clínica, algunos estudios consultados proponen determinar la
relación etiológica entre ambos cuadros, teniendo en cuenta la siguiente tipología
diagnóstica:

● Trastorno psiquiátrico primario: (3 posibilidades)


o La conducta de consumo de la sustancia puede considerarse como
una forma de automedicación para el trastorno psiquiátrico, lo que
alienta a la búsqueda de determinadas sustancias concretas que
eliminan o alivian una determinada sintomatología.
o El consumo de sustancias puede constituir un mecanismo de
afrontamiento aunque este puede tener una connotación
desadaptativa.
o Los síntomas de un trastorno psiquiátrico pueden convertirse en
factores de riesgo para el desarrollo de una dependencia de
sustancias.
● Trastorno por uso de sustancias primario: (3 contextos)
o Asociadas a las manifestaciones agudas de la intoxicación
o Asociadas a las manifestaciones agudas de la abstinencia
o Asociadas a un consumo sostenido de sustancia

En los dos primeros contextos aparecen síntomas psiquiátricos puntuales durante


el consumo o retirada de la sustancia. Se trata de conjuntos de síntomas
psiquiátricos que dan lugar al diagnóstico de un síndrome mental transitorio
inducido por la relación con la sustancia, situación que no corresponde ni
constituye a un cuadro dual.

Ya el tercer contexto alude a síndromes psiquiátricos producidos por los efectos


permanentes a nivel funcional o estructural, de la sustancia en el sistema nervioso
central. Este consumo prolongado puede ocasionar una alteración permanente del
SNC que da como resultado un síndrome psiquiátrico que persiste mucho tiempo
después de desaparecer las manifestaciones agudas del uso de sustancia.

Metodología

Principios de intervención

Antes de poder esclarecer los principios y supuestos asociados al


tratamiento del carácter intensivo de nuestro plan de intervención, hemos de
considerar las dificultades en el abordaje y tratamiento.

El primer eje a tener en consideración es la caracterización de los pacientes ya


que estos presentan diferentes dificultades clínicas que entorpecen el manejo de
las problemáticas asociadas y dificultan el buen pronóstico del tratamiento:

- Efecto psicotomimético de las sustancias


- Menor cumplimiento terapéutico
- Mayor tasa de recaídas y hospitalizaciones
- Refractariedad relativa al tratamiento neuroléptico
- Aumento de agresividad
- Mayor incidencia de problemas legales y sociales
- Inicio más temprano de la enfermedad mental
- Denigración y exclusión social.

Toda consecuencia del consumo, estas dificultades estarán presentes junto al


siguiente eje de observación: La falta de formación y recursos. Debido a las
características de la patología dual, en la que se unen dos patologías graves,
suelen ser pacientes conflictivos, manipuladores y que generan una gran
frustración entre los profesionales, lo cual se une a la falta de formación
especializada por parte de estos. Además de esto, el hecho de las carencias de
recursos asistenciales y la baja adherencia de estos cuadros por lo dificultoso que
son, generalmente tienden a ser rechazados de algunos dispositivos
especializados.

Después de tener nociones sobre lo disruptivo de estos cuadros, damos a


conocer los ejes que preponderan la visión de la UTA a la hora de intervenir.

o La mirada Integrativa

En la actualidad la mayor parte de los autores y profesionales defienden que el


tratamiento de la patología dual debe tener un carácter integral. Esto ya que
ambas áreas, psiquiátricas y adictivas, presentan formas de tratamiento similares
es posible efectuar un abordaje integral para el tratamiento de los trastornos
duales.

El planteamiento básico del carácter integral es el de observar y adecuar las


intervenciones de cada profesional a las necesidades del usuario, siempre
manteniendo en consideración el carácter inslusivo del dispositivo.
El tratamiento en general es comunitario, psicológico individual, grupal y familiar,
con recursos convencionales, psiquiátricos y farmacológicos, con predominio de
técnicas de alta contención y recurso humano intensivo. Así se incorpora lo mejor
de cada alternativa de intervención en combinación de los siguientes elementos:

- Psicoterapia (individual, grupal, familiar)


- Tratamiento psiquiátrico farmacológico
- Técnicas cognitivo conductuales (Entrenamiento en habilidades sociales,
desarrollo de estrategias de afrontamiento, modificación de distorsiones
cognitivas, modificación de conductas que mantienen el consumo)
- Psicoeducación (Consumo de drogas, sintomatología psiquiátrica,
psicofármacos, consecuencias de los trastornos duales)
- Ingresos hospitalarios.
- Técnicas de prevención de recaídas
- Terapias ocupacionales y recreativas
- Rehabilitación psicosocial.

La mirada integral manifiesta la necesidad de ofrecer una estrategia terapéutica


que abarque cada área afectada por el consumo. Requiere de una
multidisciplinariedad en el abordaje profesional, aspectos generales de
intervención y aspectos específicos de cada profesional que interviene.

o Modelo Integrativo Supraparadigmático

A través de los años se ha discutido sobre la eficacia de las intervenciones


psicoterapéuticas; los modelos de abordaje psicológico tienden a
sobredimensionar las técnicas interventivas y el modelo en cuestión por sobre la
persona y la construcción interna de ella. Así en caso de que el paciente no logre
los resultados esperados es una dificultad intrínseca de él, por no adecuarse al
modelo, más que del modelo interventivoque no es flexible y que tiende a la
autoperpetuidad por parte de algunos clínicos, sobreatendiendo y sobrevalorando
los aportes del enfoque y subvalorando los aportes de otros enfoques y algunas
evidencias adversas (Robinson, Berman y Neimeyer, 1990). Estos sesgos
interventivos llaman a constatar la necesidad de síntetizar el conocimiento propio
de la intervención en psicología y de potenciar los efectos de la psicoterapia.

Frente a tal necesidad, Roberto Opazo (1992) muestra un revisión de los


paradigmas interventivos más eficaces, validados y relevantes hasta la actualidad,
dando a entender que la comunión de ellos propondría una mejora en el qué hacer
interventivo y terapéutico con los persona, pacientes o clientes de los programas.
Este modelo rescata 6 paradigmas de entendimiento de la persona (Biológico
(Maturana, 1990), Ambiental – Conductual (Skinner, 1953), Cognitivo (Ellis, 1977),
Afectivo (Greenberg&Safran, 1984), Inconsciente (Freud, 1948) y Sistemico
(Bateson, 1972)) los cuales se organizan alrededor del SELF que es el eje
integrador del Sistema Psicológico de la persona (Guajardo, S/F).

Esta configuración se ampara bajo lo que Opazo llama Modelo Integrativo


Supraparadigmático, que busca entender a la persona bajo estos 6 paradigmas en
concordancia con el Sistema Self, que se convierte en el eje rector de la
construcción de identidad y personalidad de la persona.

La psicóloga TexiaBejer (2010), menciona que el modelo integrativo


supraparadigmático es cuantitativamente más eficaz que la mayor parte de las
técnicas de comprensión de la persona adicta gracias a la facultad que tiene el
modelo de predecir conductas y potenciales de cambio en la persona bajo la
aplicación medible y observable de la Ficha de Evaluación Clínica Integral (FECI).
Este cuestionario de autoreporte es una autodescripción explicita de autoimagen,
autoestima y expectativas de eficacia personal. Además describe formas de
procesar información, modalidades de autocontrol y su administración conductual.
A través de 19 escalas clínicas es posible entender a la persona desde su
autoreporte que responde al análisis de la persona de la siguiente manera:

1. Personalidad (E.P.Q de Eysenck, 1970): Evalúa Neuroticismo (Nivel


continuo de emocionalidad/labilidadvs estabilidad emocional; e intensidad,
control y procesos emocionales) Entendida como Predisposición biológica a
la inestabilidad emocional; Introversión – Extroversión (Orientación del
sujeto hacia el mundo y capacidad de relacionarse con el ambiente);
Psicoticismo (Grado de psicopatía, agresividad, terquedad e impulsividad
de la persona) indicador de impulsividad; Mentira/Deseabilidad (Muestra de
pautas de conductas aprobadad socialmente)
2. Autoimagen: Dos polos de elección Fisicamente atractivo/poco atractivo;
Honesto/Deshonesto; Seguro/Inseguro; Simpático/Antipático;
Responsable/Irresponsable; Estable/Inestable; Inteligente/Poco Inteligente;
Trabajador/Flojo; Exitoso/Fracasado.
3. Autoestima.
4. Autoeficacia: Grado de desempeño a nivel social, sexual, relaciones de
pareja, intelectual y laboral.
5. Asertividad (IAR Rathus, 1973)
6. Satisfacción de Pareja: Comunicación, amor mutuo, vida sexual, rlación con
las respectivas familias de origen, intereses comunes, capacidad para
manejar dificultas y conflictos, procedimiento de toma de decisiones,
manejo de dinero, capacidad para entretenerse juntos, vida social conjunta,
valores comunes y fidelidad)
7. Satisfacción de necesidades, Necesidades básicas, necesidades sexuales,
necesidad de ser querido, necesidad de logro, necesidad de prestigio,
necesidad de compañía y contacto social, necesidad de esparcimiento,
necesidad de saber, necesidad de amor de pareja, necesidad de
trascendencia.
8. Ansiedad (Atención – concentración, memoria, mareos, diarreas,
transpiración de manos, onicofagia, temblor de manos, bruxismo, comer en
exceso, sequedad bucal, ideas obsesivas, fatiga fácil, miedos fóbicos,
angustia, insomnio, pesadillas, cefaleas, taquicardia, hipocondría,
impotencia, frigidez, eyaculación precoz) y Depresión (Atención –
concentración, fatiga, insomnio, exceso de sueño, llanto, pena,
aburrimiento, culpa, desanimo, ideas de suicidio, baja capacidad par
disfrutar, reacción frente a la frustración con tristeza, felicidad en el
momento actual)
9. Alexitimia (TAS Taylor et al, 1985): Dificultad para identificar sentimientos y
diferenciarlos de las sensaciones corporales o fisiológicas que acompañan
la actividad emocional; Dificultad para describir sentimientos de los demás;
Estilo de pensamiento orientado a lo externo.
10. Tolerancia a la Frustración: Tensión, Rabia, Tristeza, Desanimo y Pena.
11. Irracionalidad Cognitiva: Grado de autosabotaje
12. Perfeccionismo: Grado de autoexigencia
13. Ansiedad Social: Grado de Malestar Social
14. Conductas sociales: Repertorio personal de conductas sociales adecuadas.
15. Vulnerabilidad Biológica: Grados de alteraciones orgánicas.

Cada una de estas escalas responde a la conformación paradigmática de la


persona en torno al SELF. Cada escala analiza y difunde información sobre cómo
es la funcionalidad de la persona en el marco Biológico, Inconsciente, Ambiental –
Conductual, Cognitivo, Afectivo y Sistémico. Y esto más la medición del Sistema
SELF dan como conclusión las orientaciones de intervención en favor de la
mejoría de la persona.

Opazo (1997) señala que además de los 6 paradigmas de la persona, el SELF


contiene otras 6 funciones de evaluación que orientan el desempeño de cada
paradigma:

1. Toma de Conciencia: Capacidad cognitivo/vivencial de la experiencia.


2. Identidad: Capacidad de definirse a sí mismo desde las variables
Autoimagen – Autoestima – Autoeficacia.
3. Significación:Capacidad de dar una traducción personal de la experiencia
adquirida
4. Autoorganización: Flexibilidad/rigidez ante el cambio
5. Búsqueda de Sentido: Entendimiento personal del aquí y ahora de la
persona, y probabilidades de trascendencia.
6. Conducción de Vida: Autosustentación, metas y proyecciones a largo plazo.
Es así como se entendería la construcción de la persona, a través de la auto
percepción y la retrolimentación de su actuar con el ambiente.

El SELF configura y reconfigura en la medida en que se desenvuelve en la


relación con los demás paradigmas (Biológico, Afectivo, Inconciente y Cognitivo).
Este SELF con los demás paradigmas dan una mirada de cómo es la persona.
Pero esta persona no se autosustena, modifica ni se explica sin tener la noción de
que se encuentra dentro de un ambiente que estimula ciertos patrones
conductuales y que retroalimenta el desempeño de ésta persona a través de las
consecuencias que genera su actuar social.
El Dr. Humberto Guajardo (S/F) en coordinación con la Universidad de Chile,
posterior a la aplicación de la FECI a persona del programa CREA CHILE,
muestra las características de los persona consumidores de sustancias en Chile;
Cuáles son las mayores dificultades y deficiencias que vivencia este tipo de
población, cuál es común denominador a nivel familiar/sistémico/ambiental de la
persona, cuáles son los objetivos de intervención en este tipo de pacientes y cuál
es la percepción de sí mismo que mantienen, constantemente, las personas
consumidoras o policonsumidoras de drogas y/o alcohol. Es necesario tener en
consideración que el siguiente recuadro solo responde a la población masculina y
que sería necesario evaluar a la población femenina para realizar comparaciones.
o Ocupación Humana

Las personas que mantienen un consumo abusivo de drogas y quienes son


adictas manifiestan un desequilibrio ocupacional, ya que su rutina se centra y
ejecuta en torno al consumo, lo que interfiere en el desarrollo normal de otras
actividades. Se refleja un abandono de las actividades de la vida diaria, incluyendo
el cuidado personal, alimentación, higiene, seguridad en sí mismo y descanso
(Celso Teixera, 2008). Los hábitos asociados con abuso de sustancias constituyen
un factor externo que impide que la persona tenga un rendimiento a la altura
deseada, siendo las áreas de tiempo libre y el trabajo las más afectadas. En lo que
respecta al tiempo libre, la persona adicta comienza a dedicar cada vez más
tiempo a la búsqueda, adquisición y al consumo de la droga. La persona adicta
tiene dificultades en la identificación de actividades placenteras fuera del
consumo, por lo que es necesario que equilibre muchas veces nuevas actividades,
especialmente de ocio y distracción, que le satisfagan, lo que impactará
positivamente en su proceso de disminuir su adicción. Frente a esta realidad, es
necesario el entrenamiento en habilidades sociales, lo que ayuda también en la
activación de nuevas redes sociales con el fin de obtener nuevos amigos,
reemplazando los grupos centrados en el consumo de drogas (Bonder, 2004).

El efecto de las drogas y el alcohol en el rendimiento de las personas en el


trabajo es de gran importancia e involucra altos costos económicos no sólo para el
individuo, sino también para la sociedad. Los efectos son por lo general el
ausentismo laboral, accidentes, licencias médicas prolongadas y disminución de la
productividad, seguido de la falta de comprensión de la mayoría de los
empleadores hacia estas conductas. Las ocupaciones relacionadas con el trabajo
se interfieren en razón de que muchas personas terminan perdiendo sus puestos
laborales producto de su adicción, a la vez, ven alteradas sus habilidades
psicomotoras, cognitivo vas y afectivas que les impiden ser eficientes en su
desempeño laboral, como por ejemplo, disminución de la atención y
concentración, la capacidad de alerta y de resolución de problemas, la gestión del
tiempo y la responsabilidad con su rol. Con respecto al área de desempeño del
trabajo, como este tiene un sentido económico y social muy importante, la persona
adicta se esfuerza mucho por poder mantenerlo, lo que es necesario de considerar
a la hora de orientar en el tipo de tratamiento más adecuado.

La participación efectiva en las actividades de la vida diaria, también es


valorada por las personas, especialmente en aquellas que cumplen roles de
cuidado de otros, como son quienes tienen hijos y desean fuertemente volver a
cumplir rutinas satisfactorias junto a su familia. Grande es el desafío para poder
cumplir con las exigencias propias del modelo económico y social. No menor es
también lograr efectivamente administrar el hogar en cuanto a gestión económica
y planificación de las rutinas, lo que impacta positivamente a la hora de volver a
ser reconocido como jefe o jefa de hogar

Los trastornos cognitivos son frecuentes en pacientes adictos, por lo tanto


requieren de evaluación y estimulación constante dada las características de su
patología, la cual en ocasiones produce déficit progresivos de las funciones
cognitivas, físicas y alteraciones del comportamiento que repercuten en las
actividades de la vida diaria.

Para poder realizar una evaluación y posterior tratamiento, se usará como


base el modelo de Discapacidad Cognitivo de Allen y el Modelo de Ocupación
Humana.
El Modelo Ocupación Humana (Kielhofner 1985), entiende al ser humano como
un sistema abierto:

- El ambiente es la situación física, social y cultural en la cual el sistema


opera. 
- El intake es el estímulo procedente del ambiente (personas, objetos,
eventos). 
- El troughput es el proceso de análisis, elaboración de esta información por
parte de nuestro organismo y la organización de una conducta ocupacional.
- El output es nuestro comportamiento ocupacional.

El sistema es dinámico, debe ser continuamente reorganizado para responderá a


las demandas personales y del grupo social a lo largo del espectro de la vida.

Para explicar cómo cada humano  motiva, organiza y ejecuta el comportamiento


ocupacional, el MOHO divide la organización interna del sistema  a través de tres
niveles jerarquizados. Las partes internas del sistema son: 

- Volición: compuesto por los elementos estructurales de la motivación.


Respondería a la pregunta ¿cómo se motiva la conducta ocupacional?
- Habituación: su estructura incluye componentes que ordenan el
comportamiento en hábitos y patrones ocupacionales.
- Ejecución: organiza el repertorio de habilidades.

Una vez analizada la parte interna del sistema tendríamos que detenernos en
el análisis del ambiente. El MOH propone realizar una diferenciación entre el
ambiente físico o material que incluye los espacios naturales y artificiales, y los
objetos que en ellos disponemos (artefactos y materiales de la vida diaria);el
ambiente social, el de la interacción entre las personas y las tareas que realizan
(proyectos y actividades de la vida diaria); y la cultura.  Estos estratos representan
una jerarquía ambiental que influye en la selección de nuestros espacios de
relación y los desempeños ocupacionales subsecuentes:
 

La cultura determina los grupos sociales disponibles y valorados; los grupos


seleccionan y organizan las tareas propias de los miembros de pertenencia; las
tareas dictan qué objetos serán utilizados y de qué manera. 

Las características y demandas del ambiente condicionan nuestra elección y, a


su vez, la elección es  un acto volicional: la causalidad personal determina el
grado de desafío que un persona espera encontrar en el ambiente y la
configuración de  valores e intereses determinan el tipo de ambiente que será
atractivo para la persona. 

o Marco de Discapacidad Cognitiva de Allen

Claudia Allen, ha desarrollado una teoría que se centra fundamentalmente en


las inhabilidades cognitivas para desempeñar las actividades de la vida diaria, en
el que una limitación en la capacidad para procesar la información, afecta
notoriamente el rendimiento del individuo. No obstante, la limitación dependerá del
nivel cognitivo en que se encuentre y el daño que la patología haya provocado.
El propósito principal es identificar las capacidades remanentes, para luego
proporcionar una estrategia de intervención que permita utilizarlas como base para
la adaptación a su discapacidad.

Este es un modelo dinámico y sistemático que posibilita analizar de acuerdo


a la patología que presenta el paciente, las limitaciones observables y medibles,
para luego determinar en qué nivel cognitivo funciona, básicamente permite
determinar las capacidades remanentes, ayudando posteriormente a la persona a
adaptarse a sus disfunciones
Allen propone seis niveles cognitivos que definen las demandas del
procesamiento de información de las actividades normales de la vida, como así
también considera tres dimensiones del procesamiento de la información
(capacidad cognitiva), como estadío de un modelo de procesamiento de dicha
información, que se necesitan evaluar en cada uno de los seis niveles cognitivos
jerárquicos.

1. Señales sensoriales
Todo procesamiento de la información comienza con un estimulo
sensorial  que proviene del ambiente. Allen identifica dos procedencias de señales
sensoriales que captan y sostienen la atención. Estos pueden ser producidos en el
mundo interno de la persona (indicadores sublímales y propioceptivos) o aquella
que resultan del ambiente (indicadores táctiles, auditivos, visuales, simbólicos
complejos).

2. Señales sensorio-motoras

Son los procesos interpretativos que siguen a los indicadores sensoriales, se


refieren a los objetivos implícitos al ejecutar una acción. Estos pueden no
concordar con los objetivos explícitos de una actividad dada. Las personas
ejecutan una actividad con diversos objetivos en mente que van desde el simple
placer por el movimiento, pasando por un interés en los efectos de sus acciones,
hasta el interés por lograr un producto final de alta calidad. En los niveles
cognitivos mas primitivos, una persona puede ser capaz de comprender solo los
movimientos involucrados en una actividad y no así los objetivos que deberían ser
esperados de alguien con capacidades cognitivas mas altas. Es importante
reconocer que la incapacidad de comprender los objetivos y expectativas
tradicionales refleja una limitación que deben ser compensadas desde dentro de la
estructura de la actividad.
3. Acciones motoras

Las acciones motoras son el estadio final del modelo de procesamiento de


información, son provocados por indicadores sensoriales, generados por
asociaciones sensorio-motoras y observadas en la ejecución de la actividad.
Existen dos tipos de asociaciones motoras:

A. Espontánea (auto iniciada)


B. Imitativas (copiada o espiada de otra persona).

A continuación se detalla la situación funcional de los pacientes y como estos


se desempeñan, en cada uno de los niveles cognitivos descritos por Allen, con su
respectiva actividad:

✔ Nivel 1 - Reflejo
La atención está dirigida a estímulos internos subliminales tales como hambre,
gusto y olfato y no responde, generalmente, a estímulos externos.

No hay objetivo o razón, para que ejecuten acciones motrices, estas acciones


(mínimas) están limitadas para seguir directrices (próximas al reflejo) de palabras
tales como, “gira”, “come” “bebe”, es decir sigue indicaciones de una sola palabra,
debido a la escasez o ausencia de intenciones y acciones motoras posibles, el
paciente pose poca capacidad cognitiva para  capitalizar e intentar modificar las
actividades  Es poco realista para intentar modificar actividades.

✔ Nivel 2 - Movimiento
Se atenderá a la estimulación propioceptiva de los músculos y articulaciones,
que se obtiene para los movimientos corporales familiares propios de cada uno.

El objetivo de ejecutar una acción motriz, generalmente sencilla y de carácter


repetitivo, es el placer de sus efectos sobre el cuerpo. Las acciones motrices
están limitadas a la capacidad de imitar, aunque inexactamente, una directriz de
un solo paso solamente si ello lleva consigo el uso de un patrón motor grueso
(próximo a o reflejo) muy familiar.

✔ Nivel 3 - Acciones repetitivas


La atención se dirige a las sensaciones táctiles y a los objetos familiares
que pueden ser manipulados. El objetivo de realizar una acción motriz está
limitado al descubrimiento de los efectos que las acciones de cada uno tienen
sobre el entorno. Estas acciones se repetirán para verificar que los resultados
obtenidos sean similares. Las acciones motrices están limitadas por la capacidad
de seguir una directriz sencilla de un solo paso sobre una tarea muy familiar, que
pueda ser demostrada para que el individuo la siga, es poco realista esperar o
pensar que el individuo puede aprender nuevas conductas.

✔ Nivel 4 - Producto final


Se dirige a estímulos tanto táctiles como visuales y se mantiene
mediante actividades de corta duración. El objetivo al ejecutar una acción motriz
es percibir las relaciones de causa-efecto entre un estímulo tangible y una
respuesta deseada. A este nivel, el paciente puede aprender procesos de dos o
tres pasos que tengan resultados visibles y predecibles.

Las acciones motrices están limitadas a la capacidad de seguir un proceso


motor muy conocido, que permita alcanzar objetivos también familiares.
A pesar del delirio cognitivo, el paciente se muestra menos confuso, ya que las
actividades son ejecutadas con un resultado específico en mente.

✔ Nivel 5 - Variaciones
La atención se fija y se mantiene sobre las propiedades de interés de los
objetos concretos. El objetivo de la acción motriz es explorar los efectos de la
misma sobre los objetos físicos, e investigar estos efectos mediante los ensayos y
la resolución de problemas por ensayo – error. Las acciones motrices serán
exploratorias, con el fin de producir efectos de interés sobre objetos materiales, y
se extenderán según la capacidad de seguir procesos concretos de cuatro o cinco
pasos. El individuo es capaz de aprender haciendo.

✔ Nivel 6 - Pensamiento abstracto


La atención esta capturada por indicadores abstractos y simbólicos, el
propósito es usar el objetivo abstracto para reflejar sobre el posible rango de
acción, incluyendo reconsideración de antiguos planes y creación de nuevos.

La acción motora espontánea o exploratorias son aquellas que eran solo


planeadas de antemano y en la cuales no existen restricciones para su
desempeño. El aprendizaje usa el pensamiento simbólico y el razonamiento
deductivo y puede ser generalizado a situaciones nuevas. Este nivel representa la
ausencia de discapacidad cognitiva lo que indica que para compensar limitaciones
cognitivas no se requiere adaptaciones en las actividades.

Teóricamente no hay incapacidad cognitiva, por lo que el individuo es


totalmente funcional e independiente.

o La Entrevista Motivacional

La entrevista motivacional de Miller es descrita como una intervención directiva


que pone su foco de atención directamente en el paciente, para suscitar el cambio
de comportamiento, ayudándolo a explorar y resolver la ambivalencia que le
genera su problema. La entrevista se da en un ambiente de conversación
constructiva sobre las posibilidades del cambio de comportamiento, se busca que
el clínico interventor mantenga una escucha activa y empática con las dificultades
y experiencias del usuario, propiciando el entendimiento y minimizando las
resistencias de éste. La idea de instalar estas bases de colaboración con el
usuario sirven para implementar estratégias y técnicas que se utilizan para
entender y comprender los valores de la persona, sus objetivos y su relación con
el problema de la adicción, y así se puede promover la motivación para el cambio
proveniente del paciente.

El método es confrontacional, pero no desde el espacio del terapeuta sino que


desde la mirada del paciente. Es él quien se enfrenta a sí mismo y efectua
correcciones en su mirada de las circunstancias, aumentando la probabilidad del
cambio y promoviendo otras condiciones que lo van a reforzar. Desde el terapeuta
es implícita la necesidad de alentar al usuario a analizar los conflictos y
contradicciones de su discurso, altamente frecuentes en los problemas de
adicciones, y, mediante un resumen periódico de lo entendido, y luego de darle
tiempo para reflexionar, se insta a que la motivación por el cambio aumente. Se
centra entonces en la resolución de la ambivalencia existente en las conductas no
saludables y prepara el terreno para el trabajo terapéutico. Además de entender
los motivos de la mantención de la conducta problema.

o El Enfoque Transteórico del Cambio

En 1984 Prochaska y DiClemente formularon una hipótesis en donde definían


los procesos de cambio de conducta como una seguidilla de etapas o procesos
más o menos estandarizados, tanto en los cambios espontáneos como en
aquellos que hay intervención de un profesional terapéutico.

Este modelo fue inicialmente utilizado para predecir el abandono del


tabaquismo en fumadores, pero sin embargo en los últimos años el modelo ha ido
adquiriendo consistencia y ha sido aplicado en un alto espectro de áreas.

A grandes rasgos el Enfoque Transteórico del Cambio concibe la adquisición


de nuevos patrones conductuales o modificación de algunos, como un proceso
relacionado con una serie de 5 estadios. Estos estadios tienen la particularidad de
ser dinámicos y están vinculados directamente con 3 instancias:

o Los proceso de cambio: situados como lo que la gente piensa y hace para
cambiar su conducta.
o El balance de decisión: La evaluación entre Pros y Contras del cambio
o La Autoeficacia: Confianza y capacidad para conseguir el cambio.

Cada etapa del cambio supone primero que todo un repaso por estas 3
instancias de evaluación y conciencia de malestar en torno a una conducta
determinada. Según los autores el proceso del cambio supone el traslado por las
siguientes etapas:

● Precontemplación es el estado en el cual la gente no tiene intención de


cambiar. La gente puede estar en este estado porque está desinformada o
poco informada sobre las consecuencias de su conducta, o porque ha
intentado cambiarla varias veces y está desmoralizada porque no ha sido
capaz. Tanto los desinformados como los que están poco informados
tienden a evitar leer, hablar o pensar en su conducta de riesgo.

● Contemplación es el estado en el cual la gente tiene intención de cambiar


en los próximos seis meses. Están suficientemente advertidos de los pros
del cambio pero también tienen muy en cuenta los contras. Este balance
entre costos y beneficios puede producir una profunda ambivalencia que
puede hacer que la gente se mantenga en este estado durante largos
periodos de tiempo. A menudo, este fenómeno se caracteriza como
contemplación crónica o procastinación.

● Preparación es el estado en el cual la gente tiene la intención de cambiar


en el futuro próximo, generalmente medido como el próximo mes.

● Acción es el estado en el cual la gente ya ha realizado modificaciones


específicas en su estilo de vida en el curso de los seis meses pasados.
Debido a que la acción es observable, el cambio de conducta ha sido, a
menudo, equiparado con la acción.Sin embargo, no todas las
modificaciones de conducta se pueden equiparar con la acción. La gente
debe atenerse a los criterios que los médicos y los profesionales deciden
que son suficientes para reducir el riesgo de enfermedad.

● Mantenimiento es el estado en el cual la gente se esfuerza en prevenir las


recaídas. Están menos tentados y tienen mucha más autoeficacia que la
gente en el estado de acción. Se estima que este estado dura desde seis
meses a cinco años.

Además de estos 5 estadios del cambio, y de su flexibilidad, existen 2 estadios


más que completan el círculo del cambio actitudinal y conductual del proceso
adictivo, estos estadios son:

o Recaída: que es un proceso esperable dentro de todo cambio de conducta,


pero que es crítico en la verdadera presencia de la motivación al cambio.
En este estadio se espera que el usuario retome mayor conciencia y
confianza en que sus actitudes y actividades diarias motivaran, con el paso
del tiempo, el cambio de conducta. Así que este es un proceso crucial del
cambio y se espera que el usuario del programa evite la dramatización y
potencie la concientización de su recaída, utilizándola como modelo de
aprendizaje.

o Finalización: Este es un estado en el cual los individuos no tienen tentación


y sí un cien por cien de autoeficacia. No importa si están deprimidos,
ansiosos, aburridos, solos, enfadados o estresados, ellos están seguros de
que no volverán a su antiguo hábito. Es lo mismo que si nunca hubieran
adquirido el hábito.

Procesos del cambio

Además de los estadios motivacionales, se espera que cada persona pueda


tener nociones en torno al cómo se produce el cambio en cada uno de ellos, para
este fin los autores proponen que el cambio se instala en la persona después de
haber vivenciado procesos en 2 áreas. Estas técnicas de concientización son
sumamente importantes para el mantenimiento de la Abstinencia de la conducta
problema.

Procesos Psicológicos: Los procesos psicológicos son aquellos que buscan


cambios en la forma en que la gente piensa y siente sobre su hábito.

- Aumenta la percepción del problema: Relacionado con la conciencia de


conducta problema

- Shock Emocional: Relacionado con la fuerte reacción emocional asociada a


situaciones estresantes producidas por la conducta problema

- Percepción de conductas alternativas para calmar la ansiedad

- Reevaluación personal: Relacionado con la medición de las consecuencias


relevantes asociadas al cambio de la conducta problema.

- Reevaluación del entorno próximo: Conciencia de impacto que tiene la


conducta

Procesos Conductuales: Son aquellos que involucran cambios personales a la


hora de cambiar aspectos de su conducta problema:

- Promover conductas satélites: Cambios en estilo de vida de la persona. Son


la adquisición de conductas saludables que apoyan el hecho de volver a
rehabilitarse.

- Condicionamiento contrario: Se busca promover conductas sustitutivas a


nivel conductual antes efectuar la conducta adictiva.

- Control de estimulos: Evitar estimulos relacionados con su consumo o que


le animen a consumir.

- Manejo de refuerzos: Relacionado con la forma en que el usuario se


refuerza a sí mismo a dejar de consumir. También aquí pueden existir
terceros que motiven el cambio.
- Relaciones de ayuda: Se espera lograr la confianza adecuada en los otros
más cercanos y la aceptación de su ayuda.

Este modelo aporta grandes contribuciones a los programas de tratamiento de


drogas. El primero de ellos es que adopta un enfoque que identifica a los
consumidores según su etapa de motivación al cambio y proporciona
intervenciones específicas según esta etapa concreta. Esto ayuda a incrementar la
relevancia de los objetivos a las necesidades del cliente, Segundo, el modelo es
capaz de describir diferencias de significado en términos de preparación al
cambio, es decir que aumenta el nivel de conciencia de enfermedad y el de la
necesidad de “sanarse” de cada usuario.

Entre la entrevista motivacional y el modelo del cambio

Una vez conocidos ambos marcos conceptuales y teóricos propuestos con


anterioridad, debe existir una correlación entre ambos modelos para para sacar
provecho a la conciencia y motivación por el cambio. Para ello es necesario
conocer ciertos conceptos útiles a tener en consideración:

1. La preparación: En ambos modelos se busca incitar el movimiento hacia el


cambio en base a un compromiso consigo mismo frente a la decisión que
tome el usuario. Se trabaja la idealización de usuario y sus expectativas, así
se propone trabajar en base a pequeños pasos que aumenten la sensación
de autoeficacia a través de las estrategias más efectivas para el cambio.
2. La ambivalencia:Se presenta como un estado normal dentro del plano
terapéutico. Es una situación compleja de entender desde el exterior,
sobretodo cuando se observa que la mantención de la conducta solo
supone problemas para el usuario. Pero desde la posición empática del
terapeuta es posible entender que el comportamiento “problemático” es una
estabilidad, es necesario reforzar la significación la droga como un aspecto
negativo o que podría traer consecuencias desalentadoras. Se insta a que
sea el usuario quien tome conciencia de las dificultades, tratando siempre
de trabajar esta ambivalencia desde la conversación, la balanza entre
aspectos positivos y negativos de la mantención de estas conductas, entre
otras cosas.
3. La resistencia:La resistencia al cambio es vista como una conducta que
surge cuando el clínico pierde la congruencia demostrable con el paciente.
En la resistencia el paciente está tratando de proteger su autoestima, sus
valores personales o una opinión particular, que expresa una creencia
central atesorada por el paciente. Responder constructivamente a la alianza
dañada por la mala comunicación y la confusión es particularmente
importante en los estadios tempranos de la entrevista.

Además es necesario tener conciencia de estos principios básicos que debe


adquirir cada terapeuta:

a. Expresar empatía:La escucha empática es el principio fundamental que


asegura que el clínico se mantenga en sintonía con las necesidades y
aspiraciones del paciente. Su práctica reforzada considerablemente por el uso
de la escucha reflexiva, implica tanto comentarios de resumen para garantizar
la paridad con el cliente, como de enunciados más complejos, que permiten al
clínico resaltar elementos del dilema del paciente que llevarán a la resolución
de la ambivalencia.
b. Evidenciar discrepancias:En la exploración de los valores personales del
cliente y las aspiraciones para el futuro, puede surgir un estado particular de
malestar, a éste se le denomina discrepancia. Puede generarse del contraste
entre lo que la persona quiere de la vida y la naturaleza autodestructiva de la
problemática de las adicciones. En la entrevista motivacional, este tipo de
situaciones no es vista como un problema que debe evitarse, sino como algo
que puede ser un catalizador para el cambio, que le permite ver a los
pacientes cómo el problema puede estar en contravía con lo que es
importante para ellos y sus esperanzas para el futuro.
c. Avanzar con las resistencias:este principio pone de relieve la necesidad de
evitar las argumentaciones no constructivas que se asemejen a una batalla de
voluntades. Respetar las decisiones del paciente y, al mismo tiempo,
aceptarlas es una forma de mostrarles respeto. En ningún momento le serán
impuestas al paciente otras situaciones que él no haya contemplado.
d. Potenciar la autoeficacia:El concepto de autoeficacia está directamente
relacionado con la autoestima; Consiste en creer en las capacidades o
habilidades propias para llevar a cabo un tarea de forma exitosa. Enfatizar y
creer en la responsabilidad de uno mismo ante el propio cambio ayuda a
fomentar la autoeficacia. Potenciar el sentimiento de autoeficacia y la actitud
de cambio en el paciente es fundamental en la entrevista motivacional.

Dentro de la entrevista también se observan los aportes de Carl Rogers a la hora


de poder efectuar una verdadera alianza terapéutica:

- Estadiar: Ante todo se busca tener nociones sobre el estadio motivacional


en el que se encuentra el usuario, así planificar las intervenciones en el
aumento de la concienca del cambio y preparar el camino hacia la discusión
en torno a las discrepancias.
- Preguntas abiertas: Se busca conocer en totalidad lo que el paciente tiene
que decir, se evitan las preguntas cerradas fomentando que el paciente se
explaye y abarque todos los ámbitos que pueda dentro de una sola
pregunta. También con esto se busca no interrumpir ni difuminar las
respuestas del paciente con ideas preconcebidas por parte del terapeuta.
- Escucha reflexiva: Demostrarle al paciente que se le escucha y se le presta
atención, fomenta una sana y fuerte relación terapéutica. Se insta a repetir
lo que el paciente dice para así sumergir al paciente dentro de su propio
marco lingüístico y reflexivo incitando la exploración del contenido de su
mensaje.
- Reestructuración positiva: Observar las dificultades y autodesalentaciones
del usuario permiten al terapeuta tomar lo mejor de lo peor. En otras
palabras se busca la resignificación de situaciones comprometedoras o
conflictivas del paciente a fin de rehabilitar el autoestima y el sentido de
autoconfianza del mismo.
- Resúmenes: fomenta la sensación de escucha activa, pero al mismo tiempo
sirve para mostrar al paciente su propio discurso. Se utiliza generalmente
avocado hacia el énfasis e resaltar las ambivalencias del discurso,
describiendo lo que el paciente plantea sin exponer lo que el terapeuta
piensa.
- Afirmaciones de automotivación: El terapeuta debe intentar que el paciente
argumente motivaciones para el cambio, fomentando la conciencia del
problema, las preocupaciones asociadas, la intención real del cambio y el
optimismo/esperanza de mejores situaciones posterior a la extinción de
conductas problema.

A modo de resumen, la entrevista motivacional es una terapia centrada en


la disposición actual del paciente hacia el cambio de conductas problemas. Desde
el plano profesional se busca potenciar la autoeficacia a través de una escucha
activa y empática, tratando de comprender la situación actual del paciente “como
sí” fueramos nosotros los que la vivenciaramos.

En esta entrevista se busca incentivar la autodeterminación en la


consecución de objetivos personales, además de incentivar la búsqueda de
alternativas de acción, potenciar la motivación y mantención de las acciones
realizadas. Y por sobre todo si las conductas problemas aparecen nuevamente
(recaídas) deben ser tomadas desde la naturalidad y el aprendizaje, a fin de
mantener el autoestima y evitar la culpabilización del paciente.

o MODELO BIOPSICOSOCIAL
El Modelo biopsicosocial progresa entre las décadas de los 50 y 60 por
George Engel, quién establece un nuevo modelo con una mirada integral a
diferencia de otros de la época. Nace desde la comprensión en que el contexto
biológico, psicológico y social influyen en el estado de salud y bienestar de las
personas, por lo que responde a un sistema que se compone de diversos
elementos, siendo dinámico e interdependientes entre ellos. Los elementos que
componen el modelo son biológico, psicológico y social, considerando que estos
son igualmente importantes a la hora de considerar el estado de salud general de
las personas.

Este modelo se considera ampliamente en los ámbitos de la salud, no


quedando exento del área de tratamiento en adicciones. Actualmente, se
considera una de las estrategias principales en la intervención con personas que
padecen trastornos adictivos y otras patologías psiquiátricas, entendiendo la
complejidad de su intervención. El trastorno adictivo conlleva una serie de
conductas que se debe considerar en la intervención, entre ellas, predominan la
pérdida de control en el uso de sustancias adictiva, síntomas de abstinencia y

tolerancia, además de la alteración de la rutina ocupacional, entre otras. Todo este


conjunto de alteraciones, complejizan la intervención de manera individual, lo que
desafía a los profesionales a trabajar en equipo, otorgando una intervención
integral desde el modelo biopsicosocial.

El componente biológico, responde a la causa orgánica o fisiológica que


condicionan la conducta adictiva, surgiendo estudios y teorías que buscan
fundamentar desde esta perspectiva. El componente psicológico fundamenta
desde los aspectos emocionales, capacidad de autocontrol del individuo, la
expectativa y función del consumo. Mientras que el componente social enfoca su
mirada en la familia y los determinantes sociales que predominan ya sea nivel
socioeconómico, cultura, religión etc.

Frente a los diversos estudios generados para la intervención del ser


humano como tal, el modelo biopsicosocial viene a dar respuesta a la necesidad
integral de las personas, dejando de lado la mirada reduccionista causa -efecto del
modelo biomédico como único centro de intervención.

El modelo biopsicosocial en el área de adicciones permite la construcción


de la problemática y diagnostico del individuo desde una mirada holística,
contando con una valoración interdisciplinaria y una planificación conjunta de la
intervención. Esto permite estimular a los profesionales el trabajo en equipo,
planificar objetivos en comunes y participar de todo el proceso de intervención del
individuo.

Algunas de las acciones propias del modelo, nos permiten establecer una
adecuada vinculación de equipo e individuo- familia, conocer los factores
protectores y de riesgo dentro del entorno en el que se desenvuelve la persona,
diagnóstico integral, intervención acorde a las necesidades y problemáticas
establecidas, objetivos, metas y logros. Por último, existe un seguimiento final que
asegure el bienestar de la persona.

o Modelo de competencias.

El lograr la integración social de personas con patología dual con consumo


problemático de drogas. Es una tarea compleja, principalmente por el perfil del
usuario(a), debido a que sus habilidades de aprendizaje se ven limitadas
producto de su consumo y enfermedad psiquiátrica.

Teniendo en cuenta esta realidad, el modelo de competencia, permite adquirir y


desarrollar habilidades y actitudes que facilitan la integración social. A través de la
identificación de recursos cognitivos y no cognitivos, tanto en los contextos
familiares, comunitarios y laborales

Este modelo se asienta en un modelo pedagógico y educacional, cuyo objetivo de


transmisión de conocimiento y aprendizaje, se basa en el logro de habilidades,
destrezas y competencias que permitan hacer frente a diversas problemáticas
principalmente con el consumo de drogas (habilidades para desarrollarse con el
entorno, afrontar dificultades, resistir a la presión social, toma de decisiones etc. ).

El desarrollo de competencias es un proceso que se retroalimenta a sí mismo y


por tanto constituye un círculo virtuoso. Una mayor dotación de competencias
proporciona mayores probabilidades para afrontar con existo los problemas y
decisiones a nivel social, familiar y personal.

Teniendo en cuanta las características de este modelo, permite el lograr que


nuestros persona (a), adquieran las habilidades sociales necesarias, con el
objetivo de lograr una reintegración social. Fundamental para sostener los
cambios logrados en el tiempo.

o Integración Social

Se entenderá como integración social aquel proceso con diferentes niveles de


intensidad donde se busca que la persona pueda desarrollarse plenamente y
logren una aceptación y consideración como ciudadano sujeto de derechos y
deberes.
La integración social es lo contrario a la exclusión social, la cual deja al margen
a grupos y personas en la vida económica y social de una comunidad.

Al ser la integración social un concepto interactivo, implica que los cambios


tanto del sujeto como de la sociedad, permite la contribución de los afectados y de
la comunidad, permitiendo una equiparación de oportunidades, logrando la
igualdad y plena participación de las personas con consumo problemático de
drogas en la vida y en desarrollo social.

La equiparación de oportunidades se entiende como el proceso en el cual los


diversos sistemas de la sociedad se ponen a disposición de todos (as) las
personas que componen una sociedad igualitaria. En especial en aquellas
personas con desventajas sociales.
Principios de Equiparación de Oportunidades.

- Principio de integración como reconocimiento de las necesidades y


potenciales específicos de cada individuo o grupo social.
- Principio de accesibilidad como condición necesaria para que las personas
vulnerables disfruten de oportunidades sociales equiparables a las de sus
conciudadanos.
- Principio de participación y autonomía como reconocimiento del derecho de
todas las personas a participar de la vida social, económica y cultural de su
comunidad.

Estos principios nos permiten tener claridad sobre las condiciones necesarias,
que facilitan la integración social de un individuo.

Para tener claridad sobre lo que se debe considerar en una persona


socialmente integrada es lo siguiente:
1. Que logre el tener cubiertas sus necesidades básicas, entendiendo que
las condiciones de vida sean dignas en el ámbito de vivienda, salud,
educación y recursos económicos.
2. Que su sistema de relaciones sean adecuadas, es decir que estas
relaciones les permita desarrollar vínculos afectivos sanos y por tanto
sentirse parte de la comunidad.
3. Que desarrolle una serie de actividades permitiendo ser reconocido
socialmente, es decir participar abiertamente de espacios públicos, de
ocio, comunitarios etc.

o Prevención de recaídas

Existen distintas definiciones de recaída, y todas ellas se refieren al retorno


del usuario después de un período inicial de abstinencia (entre 1 a 3 meses) al
consumo de la sustancia que era objeto de la dependencia (Graña y García, 1998;
Tejero, Trujols y Casas, 1993).

Puede considerarse a la prevención de recaídas como un componente del


tratamiento de los comportamientos adictivos que se implementa en fases, y que
requiere en todo momento de la adecuada disposición motivacional y de la activa
participación de los persona para modificar su comportamiento adictivo y su estilo
de vida, y para mantener y amplificar los cambios conseguidos durante el
tratamiento (Gorsky, 2000; Marlatt, Parks y Witkiewitz, 2002; McGovern, Wrisley y
Drake, 2005; Prochaska y DiClemente, 2005).

o Modelo cognitivo-conductual de G. A. Marlatt

Desde la perspectiva conductual-cognitiva, en los comportamientos


adictivos (desadaptativos) están implicados los mismos procesos de aprendizaje
de los comportamientos no adictivos (adaptativos). Puesto que el desarrollo de un
comportamiento adictivo es un proceso de aprendizaje, el cambio en esos
comportamientos puede visualizarse como la extinción de la combinación de la
conexión entre la búsqueda de placer y/o la reducción del dolor con el consumo de
sustancias, y ayudar al usuario a construir un nuevo repertorio de
comportamientos de afrontamiento que reemplacen a los comportamientos
adictivos en la búsqueda del placer y el alivio del dolor. (Marlatt, Parks y
Witkiewitz, 2002). Congruentemente con esta visión, Marlatt define a la recaída
como “un obstáculo o retroceso en el intento que hace una persona para cambiar
o modificar una conducta concreta” (Tejero, Trujols y Casas, 1993, p. 300).
Obviamente esta definición promueve una visión optimista del fenómeno de la
recaída. Marlatt (1993) resalta los efectos pragmáticos pesimistas que se derivan
de la definición de recaída como un retorno a la enfermedad. Al respecto afirma,
“las conductas de la recaída se equiparan con el surgimiento de los síntomas que
señalan la reactivación de la enfermedad subyacente, al igual que la aparición de
la fiebre y escalofríos sirve de señal de recaída en la malaria. El hecho de
conceder una especial importancia a la causa interna conlleva el mensaje implícito
que no se puede hacer nada para evitar la aparición de los síntomas; ¿cómo se
puede prevenir la aparición de la fiebre? Este enfoque tiende a ignorar la influencia
de los factores psicológicos y situacionales como determinantes potenciales en el
proceso de la recaída. También refuerza la noción que el individuo que
experimenta una recaída es una víctima desamparada de las circunstancias, que
se hallan fuera de su control” (p. 139; énfasis añadido). Marlatt (Marlatt, Parks y
Witkiewitz, 2002; Tejero, Trulos y Casas, 1993) ha indicado que en el proceso de
la recaída interactúan factores cognitivos que se interrelacionan en la respuesta
cognitiva y emocional asociada al consumo inicial de la sustancia, que ese autor
denomina Efecto de la Violación de Abstinencia (EVA).

o Perspectiva de género

El género agrupa todos los aspectos psicológicos, sociales y culturales de


la feminidad y de la masculinidad (aquellos que le son asignados de manera
diferencial a cada sexo por su cultura) y que son interiorizados por cada persona.
Unas características que trascienden las diferencias entre los sexos, centrada
exclusivamente en aspectos biológicos.

La identidad de género, lo que consideramos como propio o característico


de lo femenino o lo masculino, no es algo natural, sino una construcción cultural
que se modifica con el paso del tiempo, que condiciona de manera importante los
comportamientos, las actitudes y percepciones de las personas y que establece
diferencia en el poder y la autoridad de hombres y mujeres. Nacer hombre o mujer
implica vivir en contextos culturales con posiciones y recursos desiguales, así
como distintos valores, creencias y actitudes.

La división de genero imparte en cada sociedad asigna a hombres y


mujeres roles o papeles sociales diferentes y determina un conjunto de pautas de
comportamiento obligado, permitidos y prohibidos, a las que deben ajustarse a
cada uno de este grupo. Estas pautas de comportamiento son trasmitidas y
reproducidas a través de distintos espacios de socialización, fundamentalmente la
familia, la escuela y los medios de comunicación social.

Aunque la división de los roles femenino y masculino varía entre


sociedades y en distintos momentos históricos, existe un modelo hegemónico
(tradicional) de división de genero del trabajo. Un modelo que asigna a los
hombres la responsabilidad en el trabajo productivo, relacionado con lo social y
externo a la familia y a las mujeres en la crianza de los hijos y el cuidado del
hogar (el ámbito privado) y que incluye una serie de atributos y características
diferentes para hombres y mujeres:

- Las mujeres son afectivas, maternales, intuitivas, sumisas, dependientes,


personas que se preocupan de los demás.

- Los hombres son racionales, dominantes, fuertes e independientes.


Esta división de roles implica que los hombres disfruten más de poder y
reconocimiento social, mientras que las mujeres quedan relegadas al ámbito de lo
privado, a la invisibilidad y a la falta de proyección social.

o Género y salud.

La perspectiva de género ayuda a comprender una de las grandes


paradojas existentes en relación con la salud, como es el hecho de que las
mujeres viven más, pero su estado de salud es peor que el de los hombres.
Mientras que el peor estado de salud de las mujeres se relaciona en gran medida
con una posición social más desfavorecida, la menor esperanza de vida de los
hombres se asocia con hábitos más insanos y prácticas de riesgo y otras causas
en la edad media de su vida. ( VERBRUGGE, LM. 1989)

Las atribuciones que se realizan de los roles femeninos y masculino,


condicionan muchas de las conductas relacionadas con la salud. Las mujeres se
preocupan más y aplican más autocuidados a su salud que los hombres. Del
mismo modo, si de analizan algunas de las principales causas de muerte en las
sociedades desarrolladas (comportamientos que conducen a lesiones por
accidentes, violencia, consumo de tabaco, de alcohol y drogas ilegales, etc.), es
posible comprobar la presencia de diferencias de género en estas conductas
relacionadas con la salud.

El impacto del género en la salud, son las implicaciones negativas que el


modelo tradicional de masculinidad tiene sobre la salud de los hombres (Artazcoz,
L y Borrell, C. 2007). Si bien la masculinidad puede parecer un factor promotor de
la salud, que ofrece un mayor acceso a un amplio abanico de recursos, lo cierto
es que la identidad masculina implica asumir riesgos para la salud, un
condicionante del comportamiento. Asimismo, la sociabilización en el estereotipo
de masculinidad significa resistencia a admitir debilidades, lo que suele asociarse
con una escasa atención a los mensajes de promoción de la salud y con un menor
uso de los servicios sanitarios cuando estos son necesarios (Cameron, C y
Bernardes, D 1998)

Cabe destacar el hecho de que el modelo tradicional de sociabilización


diferenciado de hombres y mujeres coexiste con un nuevo modelo contemporáneo
de identidades y roles femeninos y masculinos. Esta convergencia o coexistencia
temporal de modelos de sociabilización de género provoca que entren en conflicto
los ideales de feminidad y masculinidad y la puesta en práctica de estas
identidades, lo que incrementa la vulnerabilidad (Velasco, S. 2006)

Un ejemplo claro de las repercusiones que este conflicto de roles tiene en


la salud lo podemos encontrarlo en la modificación del comportamiento de
muchas mujeres, que para procurar ajustarse a la moderna definición de rol
femenino asumen conducta de riesgo (como de tabaco, alcohol u otras drogas),
que hasta no hace mucho tiempo eran características del rol masculino.

o Intervención con perspectiva de Género

La OMS define patología dual como la co-ocurrencia de un trastorno por


sustancias psicoactivas y un trastorno psiquiátrico en un mismo individuo (WHO,
2010, en Ibañez). Esta premisa conlleva la importancia del diagnóstico de
comorbilidad psiquiátrica en los programas de tratamiento en alcohol y drogas, no
sólo por la mayor prevalencia de patologías psiquiátricas en consumidores de
drogas, sino ante todo por la diferenciación de éstos perfiles a través de
instrumentos clínicos y las implicancias sobre la intervención.

Algunos principios para el tratamiento de pacientes duales, establecen que


se debe evaluar el deterioro cognitivo y funcional, específicamente las
dimensiones ASSAM PPC-2R, como una guía u orientación para determinar el
dispositivo más adecuado de atención. En este sentido será importante identificar
un cuadro de intoxicación y/o complicaciones asociadas a la abstinencia, si existe
compromiso de conciencia, problemas médicos, como abordaje inicial. Cuando se
logra la estabilización de un cuadro agudo, es posible intervenir otras necesidades
basadas en la evaluación del nivel de riesgo asociado al consumo. Se requiere
conocer la historia clínica del paciente, esto es, la trayectoria de consumo, la
sintomatología observada, los periodos de abstinencia, así como también, la
asociación que hace el paciente respecto a los síntomas y el consumo de drogas.

Es conocido que el logro terapéutico está asociado a diversas variables de


la triada sujeto- drogas-contexto, y con ello, la relevancia de que el abordaje de la
problemática de consumo sea integral, teniendo presente siempre el marco de
referencia del paciente. Cuando intentamos aproximarnos a los procesos de
cambio, establecemos algunas condiciones básicas, dadas principalmente por
aquello que quiere lograr, mejorar, desarrollar o modificar el paciente. Esto quiere
decir, que en cada intención cognitiva de cambio existen sistemas motivacionales,
los cuales reflejan aquello que el usuario ve como problemático, en concomitancia
a lo que otros significativos consideran como problema. El tratamiento de
pacientes duales, requiere de forma permanente intervenciones basadas en el
enfoque motivacional, puesto que está centrado en las necesidades del paciente,
en los procesos de cambio, en fomentar la autoeficacia, y por sobre todo, en la
evolución de la sintomatología clínica (pronóstico), mediante la posibilidad de
intervenir en el logro de una mayor apertura psicológica, conciencia del problema y
de las dificultades que el consumo de drogas conlleva. Entendemos, a su vez, que
considerar el marco de referencia del paciente, no sólo implica identificar aquello
que el usuario desea cambiar, sino también sus necesidades y el contexto en que
se desenvuelve.

La incorporación del enfoque otorgado por el estudio de los determinantes


sociales en salud ha permitido comprender que cada grupo humano es diferente
en tanto sus necesidades, motivaciones, percepciones y conductas asociadas a la
salud, poniendo de manifiesto la relevancia de conocer en profundidad los
distintos grupos que componen nuestra sociedad y planear estrategias de salud
pública que se adapten a las particularidades de dichos grupos (World Health
Organization, 2008, en Bernales). Como indica Bernales, en este contexto, el
desafío para los profesionales de la salud ya no está solo en conocer las
patologías y el tratamiento adecuado de las mismas, el gran desafío hoy es
conocer a las comunidades y diseñar estrategias específicas, que se adapten a
necesidades específicas. Al respecto, en el documento de la 62ª Asamblea
Mundial de la Salud, se insta a los estados miembros, en el punto 9, “… a que
elaboren sistemas de información sanitaria y capacidad de investigación para
seguir y medir la salud de las poblaciones nacionales, y utilicen y, si fuera
necesario, mejoren los sistemas existentes, con datos desglosados, por ejemplo,
por edad, sexo, origen étnico, raza, casta, ocupación, educación, ingresos y
empleo, donde lo permita la legislación nacional y el contexto, de modo que
puedan detectarse las inequidades sanitarias y pueda medirse el impacto de las
políticas sobre la equidad sanitaria “.

Por ello es importante que los programas de tratamiento, en sus prácticas


de intervención, incorporen el mirar la problemática de consumo desde una
perspectiva de género, validando cada vez más las diferencias y las necesidades
específicas de cada población o grupo objetivo.

o Género y Consumo.

En lo que se refiere al tratamiento con consumo problemático de drogas,


desde SENDA se ha promovido el desarrollo de intervenciones terapéuticas
diferenciadas tomando en cuenta la variable género. Como ejemplo de esto, para
favorecer el acceso, la adherencia y los resultados de los programas de
tratamiento para población femenina, en el año 2004 se organizó el seminario
nacional: “Mujeres y consumo de drogas. Desafíos para su tratamiento”, en el que
se socializó el documento “Mujeres y tratamiento de drogas”, que contiene las
orientaciones técnicas para la incorporación de la variable de género en el
tratamiento y rehabilitación de mujeres con problemas de drogas. Teniendo en
cuenta lo anterior es necesario conocer si existen diferencias epidemiológicas al
momento de intervenir, tanto por sexo como por grupos culturales.
Según un informe emitido por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la
Droga y el Delito, aun cuando suele excluirse a la mujer de algunos estudios de
investigación y omitirse los análisis por sexos, aludiendo a problemas
metodológicos porque la fisiología femenina es más compleja que la masculina, a
nivel mundial se observa que, aunque la prevalencia del consumo de sustancias
ilícitas puede ser menor en las mujeres que en los hombres, ellas son más
propensas a consumir fármacos (tanto prescritos como por venta ilícita), y los
niveles de intensidad y frecuencia de consumo son más elevados –esta realidad
se observa en las mujeres mayores de América del Norte y Europa.

Al respecto, en nuestro país, los resultados del Décimo Primer Estudio


Nacional de Drogas en Población General, realizado el 2014 y publicado en julio
de 2015, indica que la prevalencia de consumo en el último año respecto de
diversas sustancias es diferenciada según sexo.

La prevalencia diaria de tabaco detiene el descenso mostrado a lo largo de


la década pasada, llegando a un 22,7%, observándose un aumento significativo en
mujeres pasando de un 20,1% en 2012 a un 22,2% en 2014, equiparándose las
prevalencias de consumo respecto a hombres.

En el caso de la marihuana se observa que la diferencia entre hombres y


mujeres es estadísticamente significativa, así también se observa en el consumo
de alcohol en el cual la desagregación del consumo por sexo muestra que el
aumento se da en mayor medida en mujeres respecto a hombres 10 frente a 6,1
puntos porcentuales, a pesar de lo anterior el consumo continua siendo
significativamente mayor en hombres. Para cocaína y pasta base, el consumo se
da mayormente en varones, siendo la diferencia de 2,2 para varones v/s 0,6 para
mujeres en caso de cocaína y de 0,8 en hombre y 0,1 en mujeres en caso de
PBC.

De allí es necesario pensar, diseñar y ofrecer un tratamiento diferenciado


para hombres y mujeres y ofrecer planes de tratamiento y rehabilitación para
población mixta adulta incorporando la variable de género, es decir, ofrecer
tratamiento diferenciado considerando las necesidades y características
particulares de la población femenina y la masculina.

De lo anterior se desprende la necesidad de trabajar con Enfoque con


Perspectiva de Género, entendiendo que el género hace referencia a que cada
cultura construye sus propias ideas en cuanto a lo que significa ser mujer y ser
hombre. Un estudio sobre relatos de vida en mujeres plantea que la multiplicidad
de referentes de género puede dar pie a la confusión y al conflicto y, por tanto,
experimentarse como un riesgo de perder la identidad propia y sus referentes. Las
mujeres tienden a organizar la narración de su historia en torno a la trayectoria de
pareja y, en función de ella, dan cuenta de otros ámbitos de su vida. A diferencia
de los hombres, que organizan su historia en torno a sus recorridos profesionales,
laborales o políticos. Para las mujeres los temas recurrentes siguen siendo la
responsabilidad y cuidado de los hijos, la armonía de la pareja, la reproducción de
la vida cotidiana a través de la asunción de las responsabilidades domésticas, el
cuidado afectivo de la pareja.

Según Romero et al (en Conace 2007), un problema de adicción en una


mujer representa un reto a los estereotipos culturales y sociales definidos como
expectativas aceptables o normales en relación a la feminidad (ser controlada,
sumisa, guardiana de la moral y los valores sociales), por lo tanto, hay una
especial amenaza a su rol femenino tradicional y se considera que han perdido
respetabilidad en todas las áreas de su vida. En privado es vista como una mala
madre y una esposa irresponsable, en público, es percibida como fuera de control
de su situación doméstica y/o laboral y también como una mujer no confiable. Esta
realidad entorpece que la mujer solicite tratamiento, ya que siente vergüenza y
sentimientos de culpa porque se interpreta su situación como un fracaso en su rol
femenino, identificándose además que algunas dificultades para que una mujer
demande o se mantenga en tratamiento, a diferencia de un hombre, es el cuidado
de los hijos y el hogar, el que la mayoría de las parejas también consumen, tienen
menor apoyo familiar que los hombres, la adicción esta en una etapa de mas
gravedad cuando acuden a solicitar ayuda (Portillo).
Respecto de los hombres, algunos estudios han demostrado que las
creencias respecto a lo que es considerado masculino, estarían influenciando de
manera importante sus percepciones y conductas asociadas a salud y enfermedad
(Courtenay, 2000b, en Bernales).

Tradicionalmente el género masculino impone a los hombres un rol de


trabajador y proveedor del hogar, un hombre debe trabajar y sostener
económicamente a su familia, procurando que su mujer y sus hijos no tengan
necesidades materiales (Olavarría, 2009, en Bernales). En este contexto, algunos
estudios han demostrado que la conceptualización de salud y enfermedad que
poseen algunos hombres está relacionada con su capacidad de trabajo, un
hombre se considera saludable si puede cumplir con sus responsabilidades
laborales, y consecuentemente se autodefine como enfermo cuando presenta
algún malestar que no le permite continuar con sus funciones (Ross, 2000,
Sobralske, 2006, en Bernales). Adicionalmente el solicitar ayuda o mostrarse
vulnerable en presencia de algún malestar físico o alguna enfermedad, estaría
asociado a lo femenino, un hombre es capaz de resistir/aguantar su propio dolor
postergando la consulta en salud (Courtenay, 2000b, de Keijzer, 2003 en
Bernales). A lo anteriormente descrito se suma que el imaginario masculino alude
a que el hombre debe tomar más riesgos, situación que estaría relacionada con
valores sociales asociados a la valentía y al coraje. Bajo este precepto algunos
hombres mantendrían algunas conductas que pondrían en riesgo su propia salud,
tales como conducción de automóviles a gran velocidad, consumo de alcohol en
grandes cantidades, consumo de droga, situación que se confirma en el caso de
Chile en que los hombres presentan mayor prevalencia de conductas de riesgo
tales como consumo de alcohol y tabaco (Bernales).

o Propuesta específicas de intervención

Al proponer un Plan de Intervención Individual es necesario tener en cuenta que


los hombres suelen presentar mayor prevalencia de trastornos psicóticos,
bipolares, ansiedad generalizada y policonsumo, además de perdida en el
cumplimiento de roles asignados, afectando su autoestima, por lo que la
intervención debe tomar en cuenta esta variable a trabajar.

Las mujeres suelen presentar trastornos afectivos, de ansiedad y TEPT,


mayor riesgo de realizar intentos suicidas o suicidios consumados,
automedicación y consumo compulsivo. Además el consumo refuerza en ellas la
imagen de vulnerabilidad, por lo que la intervención debe propender a la
integración social, acceder a empleo, a educación y por tanto una mayor
independencia.

Como se señala en los textos revisados, es de relevancia reconocer que el


género es un hecho diferencial y que se requiere entregar atención terapéutica a
través de un programa personalizado y estructurado que considere las variables
de identidad y normas de género, como marco teórico a la base, incorporando
actividades terapéuticas que posibiliten la conciencia del problema personal, en un
contexto social y cultural en donde tanto el hombre como la mujer, han adquirido
pautas y comportamientos socialmente aceptados, pero no necesariamente afines
a sus necesidades de autonomía y desarrollo personal.

Algunas estrategias propuestas para incorporar son:

● Considerar en el diseño el añadir como instrumento durante las entrevistas


de ingreso la evaluación del compromiso biopsicosocial a través de un
instrumento diferenciado para población femenina y para población
masculina.

● Tomar en cuenta las variables de salud física, sexual y reproductiva,


trabajando con los persona y usuarias la necesidad de evaluación médica
según sexo.

● Se ha podido constatar al realizar las entrevistas de ingreso y durante el


proceso de diagnóstico e intervención, que existe diferenciación en las
variables psicosociales, comprobando lo que se indica en los textos y
material de estudio, lo que implica implementar formas de trabajo
diferenciadas.

● En las usuarias vemos antecedentes de haber sido víctimas de maltrato


infantil, negligencia y abuso sexual, así también menos años de
escolaridad, trabajos precarios sin capacitación, ejercicio de comercio
sexual como forma de trabajo, múltiples parejas. Muchas veces la crianza
de los hijos es realizada de manera uniparental, perdida de la tuición de los
hijos a raíz del consumo, asociado al castigo social de ser mujer que
consume.

● En los hombres se observa mayor escolaridad y capacitación, que les


permite acceder a trabajos más estables, lo que conlleva a dedicar muchas
horas a lo laboral, con desgaste físico y consumo asociado a ello, con
despreocupación por el cuidado de la salud. Menos tiempo a la vida en
familia con desvinculación afectiva. Suelen haber iniciado la vida laboral a
temprana edad, por lo que la identidad está puesta en el proveer.

● Esto implica con las usuarias enfocar el trabajo en la reparación de su


historia, en la habilitación como persona y fomentar el término de los
estudios y la capacitación para la autovalencia.

● Con los persona el trabajo se enfoca en la preocupación por la salud, la


conexión emocional y mejorar las relaciones con su pareja e hijos.

Se propone entonces trabajar:

A nivel Individual en recolectar información de manera paulatina y progresiva en


relación a los propios tiempos y espacios. Recabar información respecto a las
percepciones, sentimientos, conductas y consecuencias en función del sexo.

A nivel Familiar, la valoración de los estereotipos específicos presentes en la


familia, el estigma de la drogodependencia, el modelo de género en la familia,
entre otras.
A nivel Grupal, en lo posible, establecer grupos diferenciados, de tal forma que
sea un espacio de identificación, enriquecimiento y apoyo; a nivel grupal
específicamente con mujeres, desde una perspectiva motivacional facilita el
trabajo de determinados procesos que a nivel individual están más limitados,
permite el desarrollo de una reflexión sobre el propio estado activada por iguales,
aumenta el compromiso hacia el cambio de conducta, es un potente motivador al
cambio, permite amplificar la conciencia del problema y de las dificultades que el
consumo les genera en la evolución de la sintomatología clínica. A su vez, permite
integrar mujeres consumidoras con diferente tipo de patología psiquiátrica, facilita
la asistencia más continua a la intervención individual, y la integración del material
trabajado a ese nivel.

A nivel Grupal con Mujeres Embarazadas: reflexionar sobre la influencia de los


estereotipos de género en la vivencia de la maternidad y explorar las vivencias del
embarazo y del parto.

En términos generales aprender a reconocer recursos personales, explorar los


mandatos de género, desarrollar estrategias de prevención de recaídas, esto es
aprender a identificar, reconocer y manejar los deseos de consumo, así como la
sintomatología ansiosa o depresiva asociada, trabajar en el desarrollar habilidades
relacionales, aumentar el nivel de conciencia sobre las propias dificultades,
retroalimentar los logros, visualizar los aspectos positivos y negativos de la
conducta de consumo actual, observando las posibles consecuencias si mantiene
la conducta de consumo, cómo se era antes de tener el hábito perjudicial y
resaltar los valores realmente importantes para la vida de cada paciente.
Objetivos del programa

Objetivo General:

Brindar Tratamiento ambulatorio, integral e intensivo a personas que presenten


Trastornos por uso de sustancias y comorbilidad psiquiátrica y/o médica, pertenecientes
a las Comunas: La Granja, San Ramón y La Pintana.

Objetivos Específicos:

● Acoger de manera oportuna las demandas de atención de los persona (as)


que presenten trastorno por uso de sustancia y comorbilidad médica y/o
psiquiátrica, referidas desde las redes internas y externas del Hospital
Padre Hurtado.
● Priorizar la evaluación integral de la condiciones psicológicas, sociales,
ocupaciones, médicas y psiquiátricas del usuario (a) a fin de especificar con
exactitud el plan de trabajo a desarrollar.
● Apoyar en la estabilización de las comorbilidades psiquiátricas y/o médicas
que presenten los persona (as) a través de la adherencia al plan
farmacológico entregado por médico o psiquiatra..
● Diseñar un plan de tratamiento individual de acuerdo a las características y
necesidades del usuario (a).
● Realizar evaluación de las necesidades de integración social de los persona
(as) programa, siendo incluidos en los objetivos a trabajar durante el
tratamiento.
● Apoyar en la recuperación de roles y funciones previas al diagnóstico de
trastorno por uso de sustancias
● Fomentar las adquisición de roles y funciones, a nivel social y familiar del
usuario (a), a fin de apoyar la reintegración social
● Anexar al usuario (a) con redes de apoyo que promuevan integración social
.
● Apoyo en el desarrollo y mantenimiento de habilidades de prevencion de
recaidas a fin de fortalecer los periodos de abstinencia

● Favorecer la integración de un tercero significativo que participe


directamente en el proceso de rehabilitación, según las necesidades del
usuario (a)
● Apoyar en la visualización de las redes de apoyo que existen para la
atención de urgencia frente a la desestabilización psiquiátrica y médica
● Facilitar la continuidad de cuidado de personas en el ámbito socio-
comunitario
● Realizar seguimiento del proceso terapéutico para afianzar la mantención
de los logros alcanzados, enfatizando en la prevencion de recaida, controles
en dispositivos de salud , apoyo social , ámbito laboral u otras áreas de
desempeño ocupacional del usuario (a).l
● Sostener las competencias adquiridas en el programa, durante el proceso
de seguimiento

Roles y Funciones de los profesionales

o Psicólogos (Barbara Luna (33 horas) y Jorge Gutiérrez(44 horas))

Entre las funciones del psicólogo en la Unidad de Tratamiento de Adicciones


del Hospital Padre Hurtado, (se encuentran) son:

o Evaluar y diagnosticar a los persona (Evaluación y diagnóstico


psicológico de los persona)
o Realizar psicoterapias individuales
o Realiza evaluacion clinica
o Realizar psicodiagnostico y psicometria
o Colaborar en diagnóstico de comorbilidad psiquiátrica
o Realizar intervenciones familiares en Co – Terapias
o Realizar psicoterapias grupales
o (Participar en intervenciones psicosociales de grupo)
o Participar de las intervenciones familiares grupales
o Realizar visitas domiciliarias
o Realizar intervencion clinica domiciliaria
o Coordinar funcionamiento Técnico del Programa
o Participar de reuniones técnicas del equipo de tratamiento de
Adicciones.
o Participar de reuniones clínicas del equipo de Salud Mental del
hospital
o Realizar intervencion en crisis … desarrollar la idea…
o Realizar entrevista y evaluacion a personas hospitalizadas a traves
de enlaces

o Trabajador Social Claudia Leiva (33 horas)

Entre Sus funciones se son encuentra:

o Evaluar y diagnosticar a nivel social y familiar


o Colaborar en diagnóstico de comorbilidad psiquiátrica
o Realizar intervenciones familiares en Co – Terapia
o Desarrollar y ejectuar taller multifamiliar
o Participar en intervenciones psicosociales de grupo
o Participar de visitas domiciliarias
o Participar de reuniones técnicas del equipo de Tratamiento de
Adicciones
o Participar de reuniones clínicas del equipo de Salud Mental del
hospital
o Coordinación y derivación a la Red Asistencial.
o Técnico en Rehabilitación Leonardo Espinoza (44 horas)

El técnico en rehabilitación efectúa un rol importante dentro del marco


interventivo, sobre todo por su constancia en las intervenciones, la proximidad con
la cual se relaciona con los persona y la experticia en el ámbito de la prevención
de factores de riesgo en adicciones, lo que le impulsa a efectuar claridades en el
cómo proceder frente a estas situaciones de riesgo, clarificar la conciencia de
enfermedad, técnicas de control de ansiedad y potenciar la adherencia a
tratamiento.

Entre sus funciones se encuentra:

o Realizar entrevista de acogida.


o Realizar y/o participar en intervenciones psicosociales de grupo
o Efectuar psicoeducaciones individuales y familiares
o Realizar visitas domiciliarias
o Participar de reuniones técnicas del equipo de tratamiento de
adicciones
o Participar de reuniones clínicas del equipo de Salud Mental del
hospital
o Realizar visitas a pacientes hospitalizados
o Realizar rescates telefónicos de los persona.

o Terapeuta Ocupacional Paola Fonseca (22 horas)

En el perfil básico de los pacientes con trastornos por el uso reiterado de


sustancias, se encuentra un actor fundamental: la falta de estructura de la vida
diaria. La implementación de la terapia ocupacional dentro del margen de las
adicciones viene a sopesar estas carencias personales, generando una estructura
interna para efectuar actividades básicas de la vida diaria, complementar los
espacios de tiempo libre con actividades gratificantes, apoyar a los persona con el
cumplimiento de sus responsabilidades, efectuar rehabilitación social; en definitiva
a mejorar la autonomía y la autoeficacia, generando a través del tiempo un camino
hacia una vida independiente, satisfecha y productiva. El modo de proceder de los
terapeutas ocupacionales está en generar y programar actividades útiles
(ocupaciones), a fin de que estas tengan sentido e importancia en la vida de estas
personas, permitiendo mayores aproximaciones a la habituación de conductas de
autocuidado y cuidado personal de otros, de efectuar actividades laborales y
potenciar el uso adecuado del tiempo de ocio, pocas veces instalado en nuestros
pacientes.

Entre las funciones del terapeuta ocupacional se encuentra:

o Evaluación y diagnóstico ocupacional de los persona


o Colaborar en diagnóstico de comorbilidad psiquiátrica
o Realizar y/o participar en talleres grupales
o Evaluación y tratamiento de actividades ocupacionales
o Participar de visitas domiciliarias en caso de ser necesario
o Participar en intervenciones familiares
o Participar en reuniones técnicas del equipo de tratamiento de
adicciones.

o Psiquiatras Ricardo Garcia y Juan Pedro Suarez(6 horas en total)

Los médicos psiquiatras serán los encargados de efectuar la segunda parte de


la evaluación integral. Mientras que el equipo de tratamiento efectuará potenciar la
conciencia de enfermedad y aumentar la adherencia a tratamiento, el médico
psiquiatra efectuará tanto el apoyo farmacológico para enfrentar las ansiedades
asociadas a la abstinencia, como la evaluación física y psicológica que ayudarán
al equipo de tratamiento a enfocar las intervenciones en el reparo de las
dificultades personales del usuario en esas áreas.

Entre las funciones de estos profesionales se encuentran:


o Realizar exámenes físicos
o Realizar Hipótesis Diagnósticas desde el CIE – 10
o Derivar a la realización de exámenes complementarios
o Realizar controles mensuales o semanales según cada caso
o Realizar anamnesis del paciente
o Solicitar exámenes básicos (perfil bioquímico, hemogramas, orina y
VIH)

Posibilidades de implementar un programa en un Hospital.

Este espacio es una instancia de reflexión en torno a la importancia de la


implementación de programas de tratamiento especializado en espacios
hospitalarios. Cabe mencionar que el programa de tratamiento de adicciones lleva
instalado dentro del Hospital Padre Hurtado alrededor de 13 años, en los cuales
han existido ciertas modificaciones estructurales y profesionales que han llevado a
exponer la idea que el tipo de perfil situado dentro de estos espacios de salud
secundarios sea más complejo que el de los espacios primarios. Esta idea no ha
de ser tomada a la ligera pues si bien los índices de intervención en programas de
adicciones sitúan las expertices desde el ámbito ambulatorio básico, la idea de
que los perfiles más complejos estén situados en contextos sanitarios secundarios
media la integralidad de la intervención.

El Hospital siempre contará con más recursos farmacológicos y


profesionales que un consultorio, por ende permitiría una evaluación integral de
todos los ámbitos físico del usuario (evaluación de posibles daños hepáticos,
desnutrición, isquemias cerebro cardiovasculares, deterioro ocular o
gastrointestinal, entre otros) por ende la presencia de programas de carácter
intensivos en hospitales supone un sustento mayor a la hora de la intervención, no
solo por la presencia psiquiátrica como comúnmente se observa por parte del
resto de la comunidad, sino que por la especialidad médica, que puede suponer la
salvación del delgado límite entre la gravedad y la estabilidad de estos persona,
deteriorados a través del tiempo por el uso indiscriminado de sustancias.

Criterios de Ingreso Perfil del Usuario

Perfil de Usuario:

o Hombres y Mujeres mayores de 18 años que presenten Trastornos por


Consumo de una o más sustancias ilícitas (Dependencia Según CIE – 10,
Rangos Moderados a Severos en el DSM 5) y un compromiso
BioPsicoSocial moderado a severo;
o El perfil del consumo será el siguiente:
o Alcohol: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM – 5) TC
Alcohol SEVERO con 6 o más criterios + Aplicación del AUDIT 11
o Marihuana: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM – 5)
TC Marihuana Moderado a Severo con 4 o más criterios.
o Estimulantes: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM –
5) TC Estimulantes Moderado a Severo con 4 o más criterios.
o Alucinógenos: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM –
5) TC Alucinógenos Severo con 6 o más criterios.
o Inhalantes: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM – 5)
TC Inhalantes Leve a Severo con 2 o más criterios.
o Opiaceos: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de Dependencia, (DSM – 5)
TC Opiaceos Moderado a Severo con 4 o más criterios.
o Sedantes, Hipnóticos, Ansiolíticos: (CIE – 10) F1.x2 Síndrome de
Dependencia, (DSM – 5) TC Sedantes, Hipnóticos y Ansiolíticos
Moderado a Severo con 4 o más criterios.
o Debe existir en el Paciente la presencia de comorbilidad psiquiátrica como
los Trastornos Afectivos, Cuadros Psicóticos, Cuadros Ansiosos, Trastornos
Neurocognitivos o Trastornos de Personalidad.

o En caso de presentar comorbilidad psiquiátrica o física severa, esta primero


será atendida como primer objetivo de tratamiento , de modo que el
consultante se encuentre en condiciones mentales y físicas apropiadas
para una adecuada participación en las actividades del programa.
o La red de apoyo (intra o extra familiar) debe estar presente o ser
recuperable , de modo que proporcione apoyo y contención necesaria para
la adherencia inicial al plan de tratamiento.
o Estado Motivacional Contemplativo, voluntariedad y factibilidad de
asistencia a las actividades del programa, en forma diaria.
o En el caso de estar trabajando contratado se evaluará la gestión de licencia
médica previa intervención con psiquiatra o médico tratante.
o En caso de ser puérpera y/o de tener niños/niñas pequeñas a cargo, se
evaluará flexibilidad horaria.
o En caso de tener dificultades económicas, se evaluará flexibilidad horaria.
o En caso de ser Mujeres Embarazadas, se evaluará flexibilidad horaria.
o Frente a Dificultades de Desplazamiento, se evaluará flexibilidad horaria.
o En caso de mantener compromisos Legales o Reuniones con Otras Redes
de Apoyo, se adaptará el proceso de tratamiento para cumplimiento de
obligaciones pertinentes.

¿Qué hacer frente a la demanda?

El principal problema de los pacientes con adicciones supone la dificultad de


evaluar si la motivación de tratamiento se debe producto de una sensibilización
momentánea o en consecuencias graves por deterioro familiar. Ante este primer
encuentro se debe:

- Evaluar urgencia,
- Evaluar pronostico
- Proponer ingreso
- Evaluar expectativas
- Evaluar motivación inicial
- Mostrar dispositivos que también efectúan tratamiento
- Evaluar redes de apoyo

En caso de que no existieran cupos en el programa cada usuario pasará a


permanecer en una lista de espera que avanzará a medida que se liberan cupos
formales o informales. En caso de que la evaluación de urgencia sea demasiado
grave, se efectuarán contenciones y hora psiquiátrica que compense al usuario
siempre que existan cupos disponibles. En caso de que la urgencia no quepa
dentro de los cupos ni formales ni informales, se realizará una interconsulta con
urgencia al Hospital Barros Luco u Hospital Sotero del Rio a fin de evaluar de
mejor manera la urgencia psiquiátrica o tóxica.

Priorización de Lista de ESPERA

- Necesidad de Regular Atención Psiquiátrica en caso de Posible


Descompensación
- Riesgos Vitales por cuadro Médico Secundario o Primario al consumo de
sustancias
- Similitud del Perfil del usuario con el Perfil de Ingreso.

Algunos márgenes de ingreso al programa:

o Ausencia de cupos: Son 16 los cupos asociados a la UTA, de estar todos


asignados se evaluará el ingreso por sobrecupo, de existir la posibilidad y
contemplando los criterios de calidad pertinente.
o En caso de no existir ninguna de estas dos instancias (cupos formales o
sobrecupos) se evalúa la urgencia de la intervención y se deriva a un
espacio más propicio para su requerimiento (COSAM – COMUNIDAD
TERAPÉUTICA).
o No cumplimiento del perfil: El usuario tiene Trastorno por Consumo de
Alcohol Leve, Consumo Perjudicial de alguna sustancia o bien no posee
una comorbilidad psiquiátrica ni un compromiso biopsicosocial
moderado/severo, su consumo es circunstancial (fines de semana, fiestas,
etc), existe ausencia de motivación inicial de tratamiento, sensación por
parte del usuario de obligatoriedad de tratamiento por parte de familia,
serán motivo de evaluación del ingreso y derivación a dispositivo más
óptimo frente a su dificultad.

Duración del plan de tratamiento

El tiempo estimado para lograr los objetivos del proceso de tratamiento


corresponde a la necesidad de cada persona. Se sugiere una duración
aproximada de 8 meses a un año, con una frecuencia de asistencia de 4 a 5 días
por semana, con 3 a 4 horas de permanencia cada vez, y una concentración de 2
a 4 intervenciones grupales y/o individuales por día a desarrollar en horario diurno.

o Etapas del plan de tratamiento

El plan de tratamiento se estructura en etapas, con una duración determinada que


pretenden abordar la progresión de objetivos terapéuticos específicos.

Fase 1: Ingreso y Acogida

La duración de esta primera fase es de aproximadamente 15 a 20 días. Contempla


el diagnóstico integral del problema que incluye los aspectos clínicos del consumo,
estado de salud mental y psiquiátrico, junto con la valoración del compromiso
biopsicosocial de la persona afectada por el consumo, el abordaje del proceso de
desintoxicación inmediato, contención emocional y apoyo a profundización de la
motivación al cambio.

Criterios de logro para el avance de fase:

● Disminución del patrón de consumo e iniciación de la abstinencia


● Aumento de estado motivacional.
● Logro de una conciencia de enfermedad o problemática.
● Adherencia al tratamiento logrando una asistencia regular a las actividades
planificadas.

Prestaciones y Objetivos específicos

o Entrevista de Ingreso (psicólogos):

La entrevista de ingreso busca ser un punto de inicio en lo que la relación entre


programa – usuario refiere. En esta primera instancia se busca ser una vinculación
como programa con la persona consultante. Es una entrevista privada de carácter
confidencial, que está fuertemente orientada a la recepción y acogida de los
consultantes. Se vuelve fundamental entregar información concreta y real acerca
del funcionamiento del programa, su funcionamiento lógico, los profesionales
adheridos, algunas de las etapas del proceso de tratamiento. Así también es
preponderante solicitar la mayor cantidad de información del consultante, para
tener un poco la idea de dónde viene y cuál es la mejor opción de tratamiento para
él.

o La evaluación Inicial:

La evaluación inicial busca responder a las necesidades de un programa de


entender el cuadro personal con el que se presenta el consultante, definir a este
sujeto oculto, delimitar el plan de acción y dar luces al camino terapéutico a seguir
por parte del equipo. Esta evaluación inicial se efectuará dentro de las primeras
semanas de ingreso del consultante al plan de tratamiento, se efectuarán
diferentes intervenciones profesionales para finalizar con la acogida a cargo del
técnico en rehabilitación.
La evaluación inicial buscará iniciar el diagnóstico clínico del compromiso
biopsicosocial del consultante. Por eso la importancia de las entrevistas de todos
los profesionales del equipo. Se evaluará entonces el patrón de consumo, la
frecuencia e intensidad del consumo. Alteraciones o cambios de este patrón se
presentarán como consecuencias del tratamiento. También se buscará indagará la
relación del individuo con su medio, incluidos su sistema familiar, social y laboral,
con el fin de identificar factores protectores y de riesgo en cada una de estas
áreas. Se evaluarán con anticipación y también a través del tratamiento, las
expectativas de cambio, qué espera el consultante de un programa terapéutico y
cuáles espera que sean sus cambios personales. Se instará también a identificar
posibles alteraciones psiquiátricas o trastornos psicológicos concomitantes que
requieran una interconsulta a evaluación con especialista.

Entre las intervenciones a realizar se encuentran:

● Evaluación Motivacional y Adherencia (psicólogo Jorge Gutiérrez)


● Evaluación Patrón de Consumo (técnico en rehabilitación Leonardo
Espinoza)
● Evaluación Familiar– Social (trabajador social Claudia Leiva)
● Evaluación Ocupacional (terapeuta ocupacional Sebastián Alfaro)
● Evaluación Médica Psiquiátrica (psiquiatra Ricardo García y Juan Pedro
Suarez)

o La Pre Acogida (Consulta de Salud mental individual de acogida a cargo de


técnico en rehabilitación Leonardo Espinoza)

La última intervención de la fase inicial viene a mostrar la intención del


programa de efectuar una estrategia terapéutica que sostenga las necesidades del
consultante. Pero además requerirá delimitar las intervenciones a lo largo del
proceso terapéutico, esclarecer las exigencias del programa, las normas y reglas,
los deberes y derechos del usuario, los criterios para avance de fase, los criterios
para egreso.

Esta parte del proceso inicial, a cargo del Técnico en Rehabilitación del
programa, buscará desarrollar la imagen general del programa e instalarla en el
consultante. También dará pie para que el usuario comience con las estrategias
conductuales para controlar el consumo, la evaluación de los factores de riesgo,
iniciar el desarrollo de estrategias de manejo de abstinencia y síndromes de
privación, afianzar el proceso de adherencia al tratamiento y la disponibilidad al
cambio personal, focalizar la idea de vincularse con personas o grupos de
personas que proporcionen un efector protector en el consultante y reforzar la
motivación al cambio personal a través del dialogo y la discusión, se busca una
aproximación a las razones para el cambio.

Fase 2: Proceso

Etapa intermedia cuya duración es de aproximadamente 3 a 8 meses,


dependiendo de las necesidades de cada usuario, se aboca principalmente al
abordaje de los factores psicológicos, familiares y sociales que intervienen en el
inicio y mantención del consumo problemático. También se centra en el apoyo al
proceso de desintoxicación a mediano y largo plazo, la prevención de recaídas,
junto con la evaluación de intereses, habilidades, y competencias
socioocupacionales y apoyo al desarrollo de ellas.

Criterios para avance de fase:

o Logros específicos en términos motivacionales: la probabilidad de que una


persona inicie, continúe y se comprometa con una estrategia
específica para cambiar.Se tildan las intervenciones a estadiar al usuario
al proceso de Actuación,este es el estadio en que se produce la
modificación de la conducta. La idea es que las personas logren un objetivo
concreto en un tiempo determinado. Este estadio es el más difícil para la
persona y requiere de un tiempo mínimo de adecuación que los estudios
sitúan en alrededor de tres a seis meses
o Cuando ocurra cualquier cambio en relación a las variables señaladas, que
disminuya el riesgo en la persona, tales como variaciones en el patrón de
consumo (logro de abstinencia), cambios favorables en las relaciones
familiares y de pares, en la situación ocupacional, en su situación legal y en
el estado de la salud mental y física.
o Alcance de la totalidad de los objetivos planteados. La persona se encuentra
en condiciones de integrarse al medio de manera satisfactoria. Se aprecia la
decisión por consolidar un cambio favorable en su estilo de vida. Es
importante que esta sea una impresión compartida entre el equipo, la
persona que egresa del plan de tratamiento y su familia.

Prestaciones recomendadas y objetivos específicos:

Consulta salud mental individual

● Entrevista de carácter individual orientada a brindar un espacio al usuario en


tratamiento, a cargo de Terapeuta Ocupacional, Trabajador Social y
Técnico en Rehabilitación.
● Realizar contención en momentos de crisis o posible recaída.
● Entregar y recibir información del usuario respecto del proceso y sus
dificultades.
● Promover la mantención y fortalecimiento del vínculo terapéutico.
● Puede efectuarse de forma semanal o cada quincenal según objetivo a
trabajar

Consulta médica individual


● Evaluación médica que contempla la realización de la anamnesis del
paciente. Evaluación a cargo de Psiquiatra o Médico General
● Realizar el examen físico del paciente.
● Generar una Hipótesis Diagnóstica con los criterios del CIE10.
● Solicitar Exámenes complementarios si es necesario.
● Definir un Plan de tratamiento farmacológico que incluye controles
esporádicos.
● Realizar derivaciones a especialidad en caso que el paciente lo necesite.
● Realizar solicitud de exámenes (perfil bioquímico, hemograma, orina y VIH).
● Se evalúa si se requieren exámenes de mayor complejidad como: EEG,
TAC, ECG, niveles hormonales, entre otros.
● Puede efectuarse quincenal o mensualmente según lo estime el médico
tratante

Consulta psicológica individual

● Entrevista de carácter individual orientada a la contención y la expresión de


la emoción.
● Potenciar el manejo en prevención de recaídas.
● Determinar los factores psicológicos que puedan estar afectando el
tratamiento.
● Puede ser semanalmente

Psicoterapia individual

● La psicoterapia individual tiene por objetivo, poder conocer más acerca de la


historia de vida del paciente.
● Comprender su manera de ver y enfrentar el mundo ante situaciones
problemáticas y no problemáticas.
● Identificar factores de riesgo y vulnerabilidad en el paciente.
● Fortalecer sus capacidades y aquellos factores que resultan protectores
(recursos).
● Trabajar en la elaboración de experiencias que han resultado traumáticas, y
que han llevado en muchas ocasiones a iniciarse en el consumo de drogas.
● Puede ser semanalmente o quincenal según requerimiento del usuario.
Visitas Domiciliarias e intervención comunitaria

● Realizar intervenciones terapéuticas tanto individuales como familiares, en


el domicilio del paciente.
● Evaluar situación social de la familia.
● Realizar rescate domiciliario de ser necesario.
● Puede ser mensual o bimensual

Intervención psicosocial de Grupo

● Intervenciones centradas en la ayuda mutua y a desarrollar conductas de


consideración hacia los otros.
● Fomentar la participación grupal
● Desarrollar competencia para el análisis de situaciones y la toma de
decisiones que afectan a preocupaciones colectivas.
● Potenciar las habilidades de trabajo en equipo.
● Puede ser diario según el perfil del usuario

Los talleres psicosociales están definidos de la siguiente manera:

o Evaluación Fin de Semana (1 vez por semana a cargo de Psicólogo


Jorge Gutiérrez 120 minutos)

Busca chequear la planificación de objetivos planteados tanto en el taller de


prevención de recaídas y el de planificación de fines de semana. Se busca evaluar
junto a los persona los errores vs los logros obtenidos.

o Talleres Psicoeducativos (2 veces por semana a cargo de Psicólogo


Jorge Gutiérrez– Técnico en rehabilitación Leonardo Espinoza 100 –
120 minutos)
Los talleres psicoeducativos buscan potenciar el aprendizaje de temáticas que
guarden relación con el consumo de sustancias ilícitas. Se espera orientar la
recopilación de información por parte de los persona respecto de las variadas
temáticas que guarden relación con el tema de la adicción. Se busca desarrollar
en los persona una disposición activa en la relación a la participación y la
expresión de sus opiniones frente a variadas temáticas. El objetivo primordial es
incentivar el aprendizaje y profundización de contenidos relevantes para el
proceso.

o Psicoterapia Grupal (2 veces por semana a cargo de Psicólogo Jorge


Gutiérrez – Psicóloga Barbara Luna 120 minutos )

La psicoterapia de grupo está concebida desde la modalidad de los grupos de


autoayuda, donde la identificación entre los miembros del grupo resulta
fundamental. También se busca potenciar el compañerismo y una actitud empática
entre los miembros del grupo, fomentar la construcción deexperiencias de vida
similares, además de instalar el dialogo y la búsqueda de apoyo mutuo como
baluartes del proceso intervenido.

Cada actividad de psicoterapia grupal estimulará el chequeo personal de la calidad


del sueño, la sensación personal del desarrollo del día, las emociones presentes
hasta el momento, que tal ha estado la abstinencia de sustancias y cuáles son las
expectativas de la semana que mantienen los participantes del grupo.

o Taller de Estimulación Cognitiva (1 vez por semana a cargo de


Terapeuta Ocupacional Paola Fonseca120 minutos)

El taller de Estimulación Cognitiva tiene por fin favorecer el funcionamiento


cognitivo asociado a desempeño. Se busca usar la mayor cantidad de
capacidades intelectuales de la persona para impulsar nuevas formas de tomar
decisiones, juzgar situaciones, realizar inferencias, extraer conclusiones o
formarse opiniones. Es una instancia que invita a meditar, madurar ideas,
reflexionar, fomentar la memoria en la elección de alternativas eficaces y deliberar.
También dentro del proceso de taller se buscará el desarrollo de competencias
laborales de la persona desde el autoconocimiento, el desarrollo de habilidades y
el cambio actitudinal.

o Espacio de Arte Terapia (1 vez por semana a cargo de Psicóloga


Barbara Luna 150 minutos)

La implementación de este espacio trata de ser una instancia en el que el arte se


utiliza como medio complementario tanto para el diagnóstico y tratamiento de la
persona mediante actividades de trabajo visual, manual y corporal. Cabe entender
que toda proposición artística, desde el enfoque del arte terapia, representa una
expresión personal sin los tapujos convencionales. Es una muestra limpia y
autentica de los hechos importantes de cada usuario, así como de su experiencia
de vida. Su complementación con el resto de los participantes que sustentarán
otras dimensiones de significación y de identificación con la obra.

También será un espacio de descarga emocional/tensional, lo que permitirá dar


paso a un restablecimiento del organismo frente a la incorporación de nuevos
patrones de comportamiento. En este espacio se busca potenciar:

o Capacidades emocionales: Paciencia, lo que permite reducir niveles de


ansiedad, la expresión y canalización asertiva de emociones, el
autoconocimiento, el autocontrol, la autoestima, entre otros.
o Capacidades sociales o relacionales: conciencia de grupo, habilidades
relacionales y comunicacionales, coordinación.
o Capacidades cognitivas: se potencia la creatividad, la organización de
contenidos internos, memoria, percepción y aprendizaje.

o Planificación Fines de Semana y Prevención de recaídas (2 veces


por semana a cargo de Terapeuta ocupacional Sebastián Alfaro y
Técnico en rehabilitación Leonardo Espinoza 120 minutos)

Espacio que busca estructurar de forma acertada cada actividad del fin de
semana. Incluye dos intervenciones que sustentan la adquisición de la conciencia
de los riesgos asociados a actividades que propicien una recaída. El fin de ambas
intervenciones es planificar un fin de semana con actividades concretas de
carácter recreativo, fortalecimiento o recomposición de vínculos familiares o bien
con objetivos específicos básicos propuestos por la persona.

o Taller de Reintegración Social (1 vez por semana a cargo de


Trabajadora social Claudia Leiva 120 minutos)

Este espacio es una instancia de interacción directa con los contextos sociales
más próximos. Así el espacio socioeducativo potenciara el desarrollo de
competencias sociales que favorezcan la inclusión social desde las 3 dimensiones
del individuo: Personal, Familiar y Comunitaria.

o Taller Multifamiliar (2 veces al mes a cargo de Trabajador Social


Claudia Leiva 120 minutos)

El taller multifamiliar permitirá a los profesionales establecer un diagnóstico


de la dinámica familiar del paciente. Esto propicia el plantear líneas de
intervención que permitan que la familia se constituya en un agente protector para
el paciente, acoger sus inquietudes y angustias al momento de iniciar tratamiento
y establecer alianzas estratégicas que nos permitan lograr la abstinencia de
drogas en pacientes, fomentando el cambio en el patrón familiar que mantiene el
círculo adictivo.

Fase 3: Preparación para el Egreso.

Esta etapa es la preparación para el egreso del programa terapéutico y


corresponde principalmente al periodo denominado integración socio ocupacional.
En esta instancia se buscará fortalecer los cambios terapéuticos y se profundizará
en los aspectos vinculados a las alternativas reales de integración, con énfasis en
la vinculación a redes de apoyo personal e institucional.
Se mantendrán actividades de intervención individual y grupal:

1. Psicoterapia Individual: La psicoterapia individual tendrá por objetivo (e vez


por mes)
a. Fortalecer e integrar lo aprendido y vivenciado durante el periodo de
tratamiento
b. Profundizar en repercusiones o ideas asociadas al alta y comenzar a
realizar el cierre de proceso
c. Potenciar la conciencia lograda respecto de los factores que llevaron
a generar la adicción y el manejo que debería haber logrado frente a
esto
d. Fortalecer las capacidades de la persona y potenciar los recursos
personales para su vida futura.

2. Psicoterapia Grupal: Desarrollar los mismos objetivos mencionados


anteriormente, pero ampliado al grupo de pares.

Motivos de egreso del programa terapéutico:

o Alta Terapéutica: Término del proceso terapéutico de acuerdo a lo


planificado y a la coevaluación del equipo de tratamiento junto al usuario.
También se considerará esta alta cuando aparezca la disminución de la
intensidad del consumo, o bien cambios en la modalidad de consumo. Se
evaluarán los logros adquiridos observando el desarrollo de los niveles de
integración a nivel social, familiar, académico o laboral. Se puede evaluar
continuidad de cuidados en otro dispositivo interno o externo al hospital.
o Abandono: se considera abandono del plan de tratamiento una vez que el
usuario no asiste a actividades del programa durante un tiempo de 2
semanas, sin ser esta ausencia comentada previamente, con algún
terapeuta, o frente a la inaccesibilidad de comunicación por parte del equipo
y el usuario, en las visitas de rescate.
o Alta Administrativa: Se considerará alta administrativa del programa cuando
el usuario no cumpla con los compromisos adquiridos dentro del contrato
terapéutico, no pudiendo volver a solicitar apoyo del programa al menos
durante 6 meses. También se considerará esta alta si el usuario fallece o si
el usuario efectúa cambio de domicilio, siendo inaccesible su participación
dentro del programa terapéutico.
o Derivación: se realizará la derivación de un usuario cuando se observe que
otro dispositivo de tratamiento se adecua mejor a las necesidades
particulares de tratamiento para él o ella.
o Alta Voluntaria: Ápice de suma importancia dentro del margen de la Ley
20.584 que exige el MINSAL. Cualquier usuario dentro de un contexto
hospitalario podrá solicitar el egreso o alta voluntaria dentro de su plan de
tratamiento. Situación que será considerado como alta por abandono dentro
de los registros de SISTRAT.

Fase 4: Seguimiento

Corresponde a un período postratamiento o de seguimiento de a lo menos tres


meses posterior al egreso del plan, en el cual se realizan entrevistas con un
frecuencia mensual, llamada telefónica, visita domiciliaria o control en la unidad,
con el propio consultante o con un familiar próximo, para evaluar la mantención de
los cambios terapéuticos logrados al egreso, es decir mantención abstinencia,
ajuste biopsicosocial: actividad en ejecución (trabaja, estudia regularmente); red de
apoyo próxima (con quién reside, vinculaciones con la familia), además de ofrecer
estrategias de apoyo en el caso de presentarse dificultades.
Las actividades de seguimiento serán solo para casos que hayan sido egresados
con Alta Terapéutica o bien con Derivación, para cada caso existirá un protocolo a
seguir:

Seguimiento Casos en Derivación:

- 3 meses
- Al menos un contacto con red de derivación para saber continuidad de caso
- Al menos un contacto con el usuario derivado para conocer situación actual

Seguimiento Casos Alta Terapéutica

- 1 año de seguimiento
- Primer mes 1 contacto con el usuario (telefónico o presencial)
- Segundo mes 1 contacto con el usuario (telefónico o presencial)
- Tercer mes 1 citación en programa para intervención individual
- Posterior a la intervención individual se realizará seguimiento cada 3 meses
con al menos 1 citación al programa o 1 contacto telefónico o visita
domiciliaria.

Aspectos Técnicos

o Profesionales

En la UTA actualmente desempeñan labores los siguientes profesionales:

1. Jorge Luis Gutiérrez, Psicólogo 44 hrs. Coordinador de Programa


2. Leonardo Espinoza, Técnico en Rehabilitación 44 hrs.
3. Barbara Luna, Psicóloga 33 hrs.
4. Claudia Leiva, Trabajadora Social 33 hrs.
5. Paola Fonseca, Terapeuta Ocupacional 22 hrs.

Además, como apoyo Médico Psiquiátrico la Unidad de Psiquiatría Comunitaria ha


puesto a disposición del programa los siguientes profesionales:
1. Ricardo García, Médico Psiquiatra 3 hrs
2. Juan Pedro Suarez, Médico Psiquiatra 3 hrs.

Consideraciones Especiales
o Registro Clinico
Diariamente el profesional que atiende registrará en la ficha clínica del paciente la
o las intervenciones realizadas con las personas. Adicionalmente las atenciones
serán registradas semanalmente por el coordinador del programa en el Sistema de
Registro de Atenciones del SENDA (SISTRAT). Cabe destacar que las fichas
específicas del SISTRAT (Diagnostico, Avances, TOP, Ficha de Integración
Social) serán rellenadas por todos los profesionales según especialidad (Dg y
Avances Psicologos, TOP Tecnico en Rehabilitación, Ficha Integración
Trabajadora social o Terapeuta Ocupacional)

o Consideraciones VIH – SIDA o ETS

Si dentro de la entrevista de ingreso, o durante el tratamiento, el usuario o usuaria


en cuestión manifiesta padecer alguna enfermedad de transmisión sexual, o bien
se considera que mantiene conductas sexuales de riesgo, se hará necesario una
evaluación médica con psiquiatra tratante para dar consentimiento al Test de
Elisa. Si el resultado fuese positivo, el médico deberá realizar interconsulta a
Unidad de Infectología del Hospital. De ser negativo el resultado, la UTA
beneficiará intervenciones relacionadas con el cuidado preventivo y manejo de
conductas de riesgo en el ámbito sexual.

o Consideraciones Mujeres Embarazadas Perfil Ambulatorio

Frente a la problemática del consumo abusivo en mujeres embarazadas en


el marco ambulatorio, no nos será posible exigirle la participación intensiva que
requiere el programa terapéutico. Será necesario evaluar el nivel de compromiso
biopsicosocial que mantiene la usuaria, evaluar a nivel obstétrico el nivel de
compromiso que puede existir a nivel gestacional. El trabajo será realizado
específicamente por psicólogos, trabajador social y psiquiatras. El psicólogo
evaluará constantemente la motivación para tratamiento en programa ambulatorio,
evaluando constantemente la conciencia de enfermedad y los riesgos presentes
del consumo en el niño o niña en gestación. La trabajadora social deberá hacer
seguimiento constante del caso en cuestión, apoyar en la conciencia de
enfermedad y en la consecución de redes de apoyo obstétrico. El psiquiatra por
otro lado hará las evaluaciones correspondientes en términos posológicos de
apoyo, exámenes de laboratorio y seguimiento médico en salud y deterioro físico
de la usuaria en cuestión.

o Consideraciones Mujeres Embarazadas en contexto de


Hospitalización

Frente a este caso se realizará el análisis de la problemática asociada al


consumo, nivel de consumo, etapa de motivación, acompañamiento en
hospitalización y motivación a tratamiento de usuaria.

Se realizará acompañamiento por psicólogo, trabajadora social y técnico en


rehabilitación, se realizarán las gestiones para conseguir un cupo de tratamiento
en alguno de los programas específicos de mujeres aledaños a la comuna de
residencia de la usuaria en cuestión.

o Consideraciones Laborales

En caso de que el usuario se encuentre trabajando se le recomendará


licencia médica con la consideración de una participación más activa dentro del
programa. No será aval de derivación si usuario responde a ambas instancias,
aunque si se sostiene que en la evaluación diagnóstica del usuario su lugar de
trabajo es inapropiado por la cantidad de factores de riesgo que aparecen en ese
lugar, y además de esto el usuario se niega a aceptar la licencia médica como
recurso protector, se podrá evaluar la derivación del usuario a un espacio
terapéutico más apropiado.

o Reuniones Técnicas Clínicas

Se buscará implementar reuniones clínicas de análisis de caso cada 15


días en pos de tener claridad de las actividades realizadas con cada usuario y
potenciar las temáticas a intervenir en las actividades grupales e individuales con
cada usuario. Y también, cada 15 días se realizará una reunión de carácter técnico
que incentivará la construcción de nuevos conocimientos en diferentes áreas o
bien delimitar espacios de intervención profesional en la matriz del marco lógico
del programa.

o Cobertura y Perfiles

Actualmente el programa de la Unidad de Tratamiento de Adicciones


contempla 15 cupos para tratamiento intensivo, de carácter grave o moderado en
el compromiso biopsicosocial, que tenga vínculos familiares presentes o
recuperables a través del tiempo, que presente una residencia domiciliaria entre
las comunas de San Ramón, La Granja y/o La Pintana; con presencia de
comorbilidad psiquiátrica, trastorno del consumo de sustancias, dependencia de
sustancias o graves sintomatologías asociadas ala deprivación de sustancias;
Estadio motivacional situado en la contemplación y/o sensación egodistónica del
uso de sustancias.

Informalmente se podrán sostener 5 cupos más para potenciar las


intervenciones y propiciar mayores apoyos al nivel comunitario de la unidad de
psiquiatría.

o Autocuidado
Se planificarán actividades relacionadas con el cuidado del equipo
terapéutico asociado a la promoción de conductas de resguardo profesional,
trabajo en equipo, actividades recreativas y/o capacitación. Estas serán
efectuadas cada 2 meses y contemplará una o varias actividades relacionadas con
la mejora del trabajo en equipo y la mejora de las intervenciones hacia la persona.

o Participación en Redes

Se efectuarán constantes contactos con otras redes de tratamiento a fin de


aunar criterios de intervención, apoyo en casos clínicos, derivación y rederivación.
La unidad de tratamiento de adicciones del hospital padre hurtado, actualmente
participa de estas redes de trabajo:

- Red integración social de alcohol y drogas


- Red integración social de La Pintana
- Comité Clínico

o Derechos y Deberes

La UTA se compromete a respetar los acuerdos adquiridos dentro de la


LEY 20.584 del MINISTERIO DE SALUD. Se adjunta Anexo donde se evalúan
tales medidas.

o Intervención en tiempos de pandemia


Debido al contexto pandémico ha surgido la necesidad de implementar cuidados
sanitarios adicionales producto de la irrupción del virus SAR-COV2. Dicha
situación nos ha impuesto el desafío de adaptarnos a esta nueva realidad, llena de
complejidades y obstáculos, para la ejecución de un tratamiento eficaz orientado a
la rehabilitación de nuestros usuarios. Dicho esto, se han implementado medidas
para la adaptación de nuestras actividades programáticas con protocolos de
convivencia que entrega la autoridad sanitaria en el “plan paso a paso”, este es
una estrategia gradual para enfrentar la pandemia según la situación sanitaria de
cada zona de nuestro país. 
Medidas de la UTA HPH
En virtud de las medidas del plan paso a paso, que exige una estructura de
funcionamiento acorde a los 5 pasos que entrega el antes mencionado plan, entre
los que se avanza y retrocede, acorde a la situación sanitaria de cada territorio. 

Estos son:
 Restricción
 Transición
 Preparación
 Apertura Inicial
 Apertura Avanzada

Por lo antes descrito, se exige para el funcionamiento de nuestro programa:


 Regulaciones de aforo y de operación de las actividades para reducir las
aglomeraciones, sobre todo en espacios cerrados, y se norma de acuerdo
al tamaño (m2) u otras características del lugar.
 El Pase de Movilidad seguirá otorgando mayores libertades y la
diferenciación de aforos en reuniones particulares y espacios públicos.
Además, desde el 1 de noviembre, se exigirá Pase de Movilidad propio para
los mayores de 12 años y habrá restricciones en transporte público
interurbano como buses y aviones.
 Se mantienen y refuerzan las medidas de autocuidado como exigencia de
uso de mascarilla y distancia física, y se refuerza el llamado a mantener
medidas como el lavado de manos, la ventilación de espacios y la
responsabilidad individual de testearnos y aislarnos oportunamente ante la
presencia de síntomas o sospecha de contagio.
Por lo tanto, los talleres y/o actividades grupales se realizarán con un aforo
máximo de 7 personas, incluyendo a el o los miembros equipo terapéutico
responsables de dicha actividad.
Las sesiones individuales de intervención se realizarán en el box de atención en la
UTA, resguardando debidamente las condiciones de distanciamiento y ventilación
de dicho espacio. De ser determinado por la autoridad sanitaria, un mayor nivel de
resguardo sanitario, dichas intervenciones se realizarán utilizando las tecnologías
de comunicación adecuadas para dicho propósito, es decir sesiones por video
llamadas, o en caso de no ser posible lo anterior, por medio del teléfono
convencional 
          

o Satisfacción usuaria

Se propiciará un espacio de evaluación personal de la persona en torno a las


prestaciones del equipo de adicciones. Estas evaluaciones constarán de una
pauta integrativa que se hará presente cada 3 meses dentro del proceso del
usuario y una vez al finalizar el proceso personal. Se adjunta Anexo.

o Infraestructura

Con motivo de propiciar mayores intervenciones a nivel grupal e individual, la


Unidad de Psiquiatría Comunitaria propicia al programa terapéutico de adicciones
2 box de atención individual y 1 box amplio de intervenciones grupales. Se
encuentran en Anexos
Bibliografía

▪ Alarcón M, Ana M et al. Salud intercultural: elementos para la construcción de sus


bases conceptuales, Revista Médica Chile 2003; 131: 1061-1065

▪ Bernales Silva, Margarita et al. La necesidad del dolor y el síntoma: vivencias de


salud y enfermedad en hombres chilenos

▪ Comisión Nacional contra las Adicciones, Gobierno Federal de México, 2012.


Recomendaciones con Enfoque Intercultural para la Prevención del Consumo de
Alcohol y Alcoholismo en Comunidades Indígenas. Primera edición

▪ CONACE, 2007. Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes Julio 2007.


Mujeres y tratamiento de drogas. Guía de asesoría clínica para programas de
tratamiento y rehabilitación en drogas en población específica de mujeres adultas
▪ Galindo Villarroel, Carola. Drogas e Interculturalidad. Video de clase, Curso PUC.

▪ Rohlfs I., Borrell,C, Anitua, C. Artazcoz,L. Colomer,C. Escribá, V. García-


Calvente,M. Yacer,A. Mazarrasa, L. Pasarín, M.I. Peiró,R. Valls-Llobet,C.”La
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▪ OMS Manual de capacitación: género y derechos en salud reproductiva

▪ Romero, P.; Gómez, C.; Medina-Mora, M. Las mujeres adictas: de la descripción a


su construcción social. Trabajo presentado en la Reunión del Grupo de Consulta
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Montevideo, Uruguay. En Conace 2007.

▪ SENDA. Décimo Primer Estudio Nacional de Drogas en Población General, 2014.


Observatorio Chileno de Drogas Servicio Nacional para la Prevención y
Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, SENDA Ministerio del Interior y
Seguridad Pública Gobierno de Chile Santiago, Chile, Julio de 2015.
▪ Mariana Vergara. Género y tratamiento de adicciones. Video de clases, Curso PUC.

▪ 62ª ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD, 22 de mayo de 2009- Reducir las


inequidades sanitarias actuando sobre los determinantes sociales de la salud.
Protocolo Rescate
Protocolo Rescate
Si los usuarios no dan aviso de ausencias ya sea vía telefónica o
personalmente a algún integrante del equipo terapéutico, se
realizará rescate.

Vía Visita
Rescate
Telefónica Domiciliaria

Vía Telefónica: Llamar a los números de contacto obtenidos en la entrevista de ingreso, una vez
logrado el contacto con un familiar y/o con el usuario se deberá indagar sobre el porqué de la ausencia,
acordar con el usuario cuando se presentará nuevamente y consignarlo en su ficha clínica
Visita Domiciliaria: Se acudirá a domicilio registrado en entrevista de ingreso con el fin de indagar
ausencias al programa de tratamiento. Se debe motivar a que el usuario retome participación. En caos
de no encontrarse el usuario, se conversará con personas cercanas que se encuentren en el domicilio y
se le entregará una citación con el profesional pertinente para que se acerque a la UTA lo más pronto
posible.

Se realizarán 3 rescates, si el usuario no se presenta al programa ni a las horas


acordadas, se desvinculará del programa terapéutico

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