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UNIVERSIDAD DE HUANUCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITIAS

RESEÑA LITERARIA DE LA OBRA INTERVENCION


PSICOLOGICA DE LA CONDUCTA SUICIDA”

CURSO : ORATORIA

DOCENTE : ISABEL SAYRE ALVARADO

ALUMNO : FRANK ANDERSON JANAMPA DELGADO.

CICLO : II

OCTUBRE 2021

HUANUCO – PERU
DEDICO ESTE TRABAJO A
LA MEMORIA DE MIS
PADRES QUE ME
INCULCARON POR EL
CAMINO DEL BIEN Y LA
JUSTICIA
INDICE

- DEDICATORIA

- INDICE

PRESENTACION

CAPITULO I
I.- MARCO CONCEPTUAL DE LA CONDUCTA SUICIDA
II.- SUICIDIO Y ENFERMEDAD MENTAL

CAPITULO II
III.- MITOS, TÓPICOS Y REALIDADES DEL SUICIDIO
- EL QUE SE QUIERE MATAR NO LO DICE
- EL SUICIDIO NO SE PUEDE PREVENIR PORQUE OCURRE
POR IMPULSO.
- LOS SUICIDAS SON ENFERMOS MENTALES
- EL SUICIDIO SE HEREDA.
- EL TEMA DEL SUICIDIO DEBE SER TRATADO CON CAUTELA
POR LOS PROBLEMAS SOCIOPOLÍTICOS QUE OCACIONA.

IV.- INTERVENCION PSICOLOGICA CON EL SUICIDA


V.- PREVENCION DEL SUICIDIO

VI.- CONCLUSIONES
VII.- MENSAJE
PRESENTACION
La muerte de un ser querido produce dolor en las personas cercanas; si
la muerte es por suicidio, el dolor y la conmoción son inmensos. Si,
teóricamente, la vida es el don más preciado que posee el ser humano,
¿cuáles pueden ser los motivos que llevan a una persona a poner fin a su
existencia? De hecho, el suicidio es ya la primera causa de muerte violenta en
España, pues supera incluso el número de muertes producidas por los
accidentes de tráfico.
Pero no siempre se produce la muerte tras el intento suicida. La
conducta suicida puede presentarse en el curso de una enfermedad física,
psiquiátrica, o como una decisión cuando se asocian multitud de estresores,
impotencia y desesperanza. La consecución del objetivo de morir depende de
una serie de factores que se comentan en esta obra.
En este libro se dan claves para poder actuar desde el punto de vista
psicológico, con la persona en riesgo de cometer suicidio, con sus familiares
(durante y después de la consumación, o no, del suicidio), se dan sugerencias
de evaluación y sobre todo de intervención, basándose en los estudios
disponibles de los últimos años. Se comentan aspectos que se han tratado con
menos profundidad en otros manuales como la nota suicida, la autopsia
psicológica, la actuación con menores, con personas mayores, en el ámbito
escolar, y la prevención que se puede llevar a cabo desde las esferas afectiva,
laboral, educativa, personal y familiar.
Los autores quieren destacar la labor de todos aquellos que dedican su
esfuerzo y sus conocimientos profesionales para ayudar a las personas que
intentan acabar con sus vidas: los servicios de emergencias, tendiendo su
mano para que se agarren a ella, y los diferentes servicios hospitalarios
(urgencias, cuidados intensivos, traumatología, rehabilitación, psiquiatría,
psicología, etc.) continuando con los cuidados multiprofesionales que
necesitan. También queremos recodar a aquellos familiares que han perdido a
alguno de sus seres queridos de esta forma, o que tienen la incertidumbre de si
volverán a intentarlo en cualquier momento y puedan llegar a lograrlo. Y a
aquellos que alguna vez han intentado autolesionarse, a los que han logrado
superar esa idea y a todos los que aún siguen en el esfuerzo diario, a veces
titánico, de aferrarse a la vida. A los estudiantes, interesados en la ayuda a los
demás. En todos vosotros pensábamos cuando redactábamos este libro.
RESUMEN DE LA OBRA

CAPITULO I

I.- MARCO CONCEPTUAL DE LA CONDUCTA SUICIDA

Concepto y tipificación: ideación suicida, intento de suicidio, suicidio


consumado, conductas para suicidas.
Suicidio viene de dos raíces latinas: "su" y "caedo", matar a sí mismo.
Esto nos proporciona una definición del suicido como una decisión deliberada o
intencional de acabar con la vida de uno mismo. La palabra suicidio es
inadecuada porque omite el papel del sufrimiento personal. El sujeto se mata a
sí mismo, pero realmente lo que quiere es acabar con ese sufrimiento
interminable al que no ve salida. Algunos autores proponen el cambio de la
palabra suicido por la de "penacidio" que significaría matar la pena o matar el
sufrimiento.
Tomando como base en estudios recientes sobre intervenciones
eficaces específicamente destinadas a la conducta suicida, este libro pretende
aproximarnos de forma actualizada a las diversas variables que pueden ser las
moduladoras para el incremento de riesgos o de la protección hacia la ideación
o tentativa suicida.
Precisamente debido a la multicausalidad de este fenómeno de
detección de factores que puedan pronosticar una mayor o menor
vulnerabilidad a las tentativas o conductas suicidas se convierte en una labor
imprescindible para todas aquellas personas que directa o indirectamente
investigan sobre este problema de salud pública mundial. Todo ello con el
objetivo final de poder realizar intervenciones eficaces y programas de
prevención adecuados que puedan minimizar el impacto de variables
psicológicas, culturales y sociales sobre todo los colectivos de riesgo y en
especial sobre los jóvenes, como uno de los colectivos más vulnerables.
Actos instrumentales relacionados con el suicidio.
Se refiere a una conducta potencialmente autolesiva en la que hay
evidencia de que la persona no tiene la intención de morir sino que ésta
deseaba usar la apariencia de desear quitarse la vida para obtener algo (p. ej.,
buscar ayuda, castigar a los demás o recibir atención). La investigación sugiere
que estas conductas están basadas en diferentes formas de intento, y los actos
instrumentales relacionados con el suicidio se asocian con dificultad para
regular las emociones o intentar ganar la atención a través de estas conductas
pero sin
intención de morir.
El fenómeno suicida engloba muy diversas realidades, que se pueden
entender como comportamiento suicida, como la realización de conductas de
riesgo, cuando llevan aparejadas una idea de autodestrucción, consciente o no,
para la persona.
Hay suicidios en los que no se detecta un claro factor desencadenante
pero hay una situación adversa mantenida; en este sentido hay más trastornos
psiquiátricos y más factores familiares negativos, y se emplean métodos de
más alta letalidad, con peor pronóstico.
Por otro lado hay intentos de suicidio más impulsivos y menos
premeditados, con un claro factor desencadenante, con métodos de menor
letalidad, y cuya pretensión está más enfocada a producir un cambio en el
ambiente. Aunque se aprecie un cierto componente manipulador no se debe
restar importancia al intento, que se vuelva a repetir o que se consume en
algún momento.

II.- SUICIDIO Y ENFERMEDAD MENTAL

Se estima que el riesgo de suicidio a lo largo de la vida en adultos con


Trastorno Depresivo Mayor es un 15% superior en pacientes psiquiátricos
ingresados. Los sujetos con TDM son 22 veces más propensos a consumar el
suicidio, especialmente cuando también tienen trastornos psiquiátricos
comórbidos y otros trastornos médicos como trastornos psicóticos y trastornos
por abuso de sustancias. La mayoría de los sujetos con TDM están en
situación de alto riesgo para suicidarse durante los primeros años del curso de
su enfermedad. De aquellos que intentan suicidarse, la mayoría lo hacen en los
primeros tres meses de un episodio depresivo y en los cinco años siguientes a
la aparición de su depresión.
Puede haber otras dificultades psicológicas relacionadas con una
evolución hacia el suicidio:
-El abuso de alcohol y otras sustancias puede ser considerado como el intento
de suprimir la angustia. Sólo el 20-40% de los pacientes suicidas continúa con
tratamiento ambulatorio tras su hospitalización psiquiátrica. El abandono del
tratamiento es otro factor de riesgo para el suicidio.
-Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) tras intentos de violación,
catástrofes naturales, guerras... En algunas personas también se ha observado
tendencia a conductas autodestructivas. La probabilidad de suicidio se
incrementa cuando el paciente depresivo tiene antecedentes de victimización y
actualmente sufre de TEPT. Meichembaum, (2006) ha constatado el aumento
del riesgo de suicidio entre los veteranos de guerra, especialmente en aquellos
que tenían sentimientos de culpa, refugiados con antecedentes de exposición a
trauma grave, víctimas de
maltrato en la infancia, víctimas de violencia de género, sujetos con abuso de
sustancias, víctimas de daño cerebral traumático. De hecho, entre las mujeres
maltratadas, del 49 al 66% tienen antecedentes de intentos de suicidio, y
aproximadamente una de cada cuatro o cinco supervivientes de violación
considera el suicidio en algún momento después de la agresión.
-En la esquizofrenia la tentativa puede producirse en el curso de la
enfermedad. Las alucinaciones o delirios pueden empujar a formas de suicidio
variopintas tales como: precipitación, ahorcadura en lugares insospechados,
suicidio con hacha, autoapuñalamiento múltiple con cuchillo de cocina o
tijeras. En estos casos los suicidios graves ocurren cuando las personas se
están readaptando socialmente y también al salir de la institución psiquiátrica.
La ansiedad incrementa el riesgo de suicidio precoz en el curso de una
depresión mayor. Muchos estudiosos observaron que la incidencia de
conductas suicidas aumenta con trastornos de ansiedad, sobre todo,
combinados con un trastorno del estado de ánimo; aumentan el riesgo más que
un trastorno del estado de ánimo solo. Los niveles estables de desesperanza
también incrementan el riesgo a largo plazo.
Rector et al. (2008) indican que el riesgo de suicidio es mayor en los
puntos de transición. Los porcentajes de suicidio son más prevalentes en el
primer mes tras el ingreso en prisión; o en la primera semana de un ingreso
psiquiátrico; y los suicidios relacionados con el duelo ocurren inmediatamente
después de la muerte del ser querido.
Las personas con diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad
(TLP) que consuman el suicidio han realizado otros intentos anteriores,
también aparecen otros factores de riesgo como trastorno afectivo
concomitante, niveles elevados de desesperanza, antecedentes familiares de
suicidios consumados o de conducta suicida, antecedentes de abuso sexual y
niveles elevados de impulsividad y rasgos antisociales. La afectividad
negativa era un predictor de la conducta suicida más determinante que la
impulsividad. Se han encontrado factores de riesgo específicos: la
impulsividad, historia de abuso de sustancias, comorbilidad con trastornos
afectivos y patología dual, ideación suicida e intentos recientes de suicidio.

III.- MITOS, TÓPICOS Y REALIDADES DEL SUICIDIO


Hay muchos mitos acerca del suicidio y de la conducta suicida que se
transmiten de generación en generación, y que aún siguen escuchándose
incluso en algún ambiente académico. Algunos ejemplos de estos mitos se
plasman en el siguiente cuadro:
Cuadro 1.1. Mitos sobre el suicidio.

- EL QUE SE QUIERE MATAR NO LO DICE


Criterio científico: de cada doce diez personas que se suicidan, nueve de
ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus
intenciones de acabar con su vida.
- EL SUICIDIO NO SE PUEDE PREVENIR PORQUE OCURRE POR
IMPULSO.
Criterio científico: Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia
una serie de síntomas que han sido definidos como síndrome
presuicidial y la existencia de de fantasias suicidas, todo lo que puede
ser detectado a su debido tiempo y evitar se lleven a cabo sus
propósitos.
- LOS SUICIDAS SON ENFERMOS MENTALES
Criterio científico: El trastorno sicológico es un factor de vulnerabilidad
ante este tipo de conductas pero no caben dudas de que todo suicida
no tiene porque presentar trastornos psicológicos subyacentes.
- EL SUICIDIO SE HEREDA.
Criterio científico: No esta demostrado que el suicidio se herede, aunque
se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan
terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la
predisposición a padecer determinada enfermedad mental, como por
ejemplo, los trastornos efectivos y las esquizofrenias. Además, se
produce una imitación de respuestas ante situaciones similares.

- EL TEMA DEL SUICIDIO DEBE SER TRATADO CON CAUTELA POR


LOS PROBLEMAS SOCIOPOLÍTICOS QUE OCACIONA.
Criterio Científico: El tema del suicidio debe ser tratado de igual forma
que otras causas de muerte, evitar las noticias sensacionalistas y
aquellos manejos que provoquen la imitación de esa conducta.

IV.- INTERVENCION PSICOLOGICA CON EL SUICIDA


El suicidio como urgencia/emergencia
Para la Asociación Médica Americana, urgencia es toda aquella
condición que, en opinión del paciente, su familia o quien quiera que asuma la
responsabilidad de la demanda, requiere una asistencia sanitaria inmediata.

Se considera como emergencia a aquella situación urgente que pone en


peligro inmediato la vida del paciente.
El objetivo general durante el manejo de las crisis es estabilizar
psíquicamente a la persona y ayudarla a recuperar el mayor nivel de
funcionalidad posible. Se trata de disminuir y reducir los síntomas, así como
evitar que se haga daño a sí mismo (autolesiones o suicidio) o a los demás.
Los dispositivos a los que puede acudir una persona en crisis suicida
son los servicios de urgencia y los Centros de Salud Mental (CSM). Los
profesionales que atienden al paciente en una situación de crisis deben decidir
el ámbito de tratamiento necesario (evaluar si se debe proceder o no al ingreso
hospitalario); para ello deberán tenerse en cuenta factores como gravedad de
la sintomatología, la opinión del paciente y del apoyo disponible en su entorno
familiar.
Cuando un paciente esté vinculado a un recurso asistencial concreto
(CSM, Hospital de día, Servicios de Hospitalización Psiquiátrica, o incluso el
psicólogo o psiquiatra privado...) la crisis debiera atenderse en ese mismo
dispositivo asistencial con la finalidad de garantizar la continuidad asistencial y
la coherencia del mensaje que se da al paciente. Si se atiende en urgencias
debe garantizarse una correcta derivación a los dispositivos asistenciales que
se consideren más adecuados. La derivación debe incluir la coordinación entre
los profesionales de los diferentes servicios para favorecer la continuidad
asistencial y la coherencia del proyecto terapéutico, y acompañar al paciente
en el itinerario asistencial entre servicios.
Las características de la crisis, el apoyo que el paciente puede recibir del
entorno familiar o de amistades y la consistencia o no del vínculo terapéutico
con el equipo que le está tratando influyen enormemente en las decisiones
terapéuticas: ofrecer un contacto intensivo, organizar un programa de
asistencia ambulatoria, seguir con el tratamiento pautado o desarrollar un
proceso de tratamiento más estructurado.
El riesgo suicida es un elemento importante que debe valorarse. Cuando
está presente la ideación suicida hay que valorar si existe un riesgo agudo o
crónico. La ideación suicida y las autolesiones pueden deberse a varios
motivos: puede representar un intento de gestionar emociones insoportables,
de finalizar un estado disociativo, de llamar la atención, de expresar su ira e
intentar castigar a alguien, o un intento serio de acabar con su vida.

Papel crítico de las intervenciones inmediatas

La intervención inmediata en el curso de la intentona suicida es la que tiene


una mayor probabilidad de éxito. Los servicios de emergencias son un lugar
propicio para intervenir en la reducción de los intentos suicidas en los jóvenes.
Los jóvenes con intencionalidad suicida suelen hacer intentos repetidos para
lograr sus propósitos y la mayoría de ellos tienen una necesidad sustancial de
servicios de salud mental adicionales. El 50% de los jóvenes suicidas son
remitidos para
seguimiento, pero el 77% nunca acudirá a esas sesiones y de aquellos que
acuden a las sesiones, muchos no van a completar el tratamiento. En base a
estos retos clínicos, Asarnow y sus colaboradoras desarrollaron el programa
SAFETY, un programa para la intervención en crisis en adolescentes y jóvenes
que intentan suicidarse. Con este programa lograron una reducción del 50% de
los intentos de suicidio. Uno de los componentes claves del programa SAFETY
es la educación familiar.

V.- PREVENCION DEL SUICIDIO

Alrededor de un millón de personas se suicidan cada año, siendo una de


las tres principales causas de muerte en todo el mundo. Cada cuarenta
segundos en el mundo muere una persona que se mata a si misma, se dice
que en Europa es cada nueve minutos, lo que afecta también a sus familiares y
amigos. Por cada persona que completa un suicidio, veinte personas o más
pueden intentar suicidarse. Para amigos y familiares afectados por el suicidio o
intento de suicidio, el impacto emocional puede durar muchos años. Además,
en casi el 90% de estos casos la persona sufría algún tipo de trastorno mental.
Como se puede desprender de estos datos el suicidio es un problema que
debe ser tenido en cuenta en cualquier política de salud pública, sobre todo
cuando hablamos de programas cuyo objetivo es la prevención, porque con ello
estamos salvando vidas.

Tenemos que aclarar que se entiende por programas de prevención del


suicidio, pues diremos que son aquellos programas que incluyen la detección e
intervención sobre poblaciones de riesgo junto a amplios programas de
formación de profesionales de atención primaria, otros profesionales u otros
agentes capaces de intervenir en el reconocimiento del problema, pues un
ejemplo muy significativo de este último es un programa de detección precoz y
prevención de depresiones.
Ya existe cantidad considerable de estudios científicos donde se detecta
que el suicidio es el resultado de complejas interacciones de los diversos
factores de riesgo y los factores de protección, con lo cual sugieren que deben
ponerse en marcha una amplia gama de actividades preventivas centradas en
la interactividad de estos factores de riesgo para posiblemente alcanzar una
reducción en la población de riesgo de las tasas de suicidios a largo plazo.

Finalmente podemos decir que la prevención del suicidio es una


realidad, que pueden plantearse programas de prevención de esta conducta y
que dichos programas deben centrarse en mantener y aumentar el
funcionamiento adecuado en contextos interpersonales y sociales asi como en
disminuir las condiciones de vulnerabilidad bioñógica, psicológica, social y
cultural asociadas al suicidio.

VI.- CONCLUSIONES
Algunas instituciones internacionales y diversos investigadores nos dicen
que las estadísticas por esta causa pueden ser mucho mayores de lo que
realmente se refleja en los datos ofrecidos debido a factores de carácter
religioso, cultural o político en algunos países.

Como hemos podido comprobar son diversas las investigaciones que


nos han demostrado que el suicidio es un gravísimo problema de salud pública
a nivel mundial.

Se detectan unas tasas de prevalencia del suicidio muy altas en Europa


y la tendencia en general es al alza, sobre todo en el colectivo de adolescentes
y jóvenes entre 13 y 25 años, que hoy día constituye uno de los grupos de
mayor riesgo. Pues esta tendencia en alza se refleja sobre todo en algunos
países europeos como por ejemplo España, donde es la segunda causa de
muertes en jóvenes después de los accidentes de transito, siendo este
colectivo uno de los mas vulnerables a la influencia de los diferentes factores
psicosociales que promueven ideas o conductas de suicidio. Una posible
explicación tiene que ver con las numerosas fuentes de estrés asociada a los
notables cambios fisiológicos y psicosociales que conlleva esta etapa de la vida
que les hace mas vulnerables a este tipo de conductas mas que cualquier otro
colectivo.

Cuando hablamos de vulnerabilidad veremos que acuñaron el término


“vulnerabilidad cognitiva” dentro de la vulnerabilidad psicosocial para referirse a
factores de riego cognitivo que preceden la aparición de psicopatología .
Diremos que uno de estos factores que inciden, no solo en la vulnerabilidad
hacia el suicidio, sino también a otro tipo de trastornos como la depresión, la
ansiedad o el estrés es la percepción sobre la incapacidad o capacidad de
controlar o intervenir sobre aquellas situaciones negativas con las que el
individuo se va encontrando a lo largo de su vida, siendo este aspecto una
variable mediadora clave entre exposición a eventos vitales e impacto de los
mismos sobre el individuo.

Por otra parte, diversos trabajos han demostrado que la actitud favorable
hacia el suicidio correlaciona positivamente tanto con la ideación como con la
tentativa suicida, considerándola como un factor con alto poder predictivo del
comportamiento suicida en los adolescentes y jóvenes.
Si el hombre no pudiera matarse sin necesidad no sería hombre. Ser
hombre podemos decir es poder y también saber morir. La propia dialéctica del
amo y el esclavo, donde hay muerte y lucha por el reconocimiento, abre la
posibilidad de angustia y suicidio: riesgo voluntario de y sobre la propia vida.

El griego clásico consideraba que si se sufre de lago, es necesario que


exista un objeto para que ese sufrimiento exista. El sujeto de las sociedades
posmodernas simplemente sufre, quizá porque el mismo ha internalizado que
es el objeto verídico de su sufrimiento. Sufrimiento perpetuo y sin objeto,
acompañado de depresión: una vida regia al suicidio. Hay algunos que siempre
han elogiado el suicidio heroico como glorioso y memorable. La muerte,
entiéndase la muerte voluntaria o aceptada en pleno conocimiento de causa,
era para Hegel la manifestación de la suprema libertad, por lo menos de la
libertad abstracta del individuo irremediablemente aislado.

No se puede a ciencia cierta determinar las causas del suicidio por lo


que futuras investigaciones deben de encaminar hacia la búsqueda de
descubrir las causas sobre el suicidio y fundamentalmente visibilizar un
comportamiento, la conducta suicida, que mata cada día a más gente y a
edades cada vez más tempranas en nuestra sociedad, a la que orgullosamente
la llamamos Sociedad del Bienestar.

VII.- MENSAJE

Esta es una obra que deja una impresión bastante fuerte en el lector,
asimismo es un mensaje a las autoridades, Psicólogos, médicos y familias de
tratar de luchar y buscar las formas de aminorar el gran número de suicidios
que conllevan a incógnitas que no podemos esclarecer en cuanto a las causas.

El tema de la prevención en la conducta suicida ha estado olvidado


también porque se ha creído durante mucho tiempo que cuando alguien tenía
ideación suicida era algo que no había que prestarle mucha atención porque
"desaparecería por sí mismo", cuando no es así. En muchas ocasiones el
objetivo de prevenir debe modificarse a reducir el riesgo de conducta suicida,
pero puede ser suficiente para impedir algunas conductas de extrema
gravedad.

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