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La teoría monetaria moderna, la crisis del


capitalismo financiarizado y la catástrofe de
las políticas económicas de austeridad
SinPermiso entrevista a Randall Wray
Analista económico – Tomado de www.sinpermiso.com

Durante los días 8 y 9 de Noviembre se celebró en Atenas la conferencia


organizada por el Levy Economics Intitute bajo el rótulo: “La crisis de la
Eurozona, Grecia y la experiencia de la austeridad”. El Levy Economics
Institute representa uno de los centros académicos que con mayor rigor ha
descrito la crisis económica mundial y su concreción en la Eurozona. Esto le ha
llevado a acertar en sus predicciones económicas y a ir tomando mayor peso
tanto académico como político y en los medios de comunicación. Desde el Levy
se ha desarrollado también la llamada Teoría Monetaria Moderna, un
penetrante conjunto de hipótesis científicas que viene a sostener, entre otras
cosas, que la soberanía monetaria de un Estado le permite poder aumentar el
gasto público e incurrir en déficit casi tanto como se esté dispuesto a hacer
políticamente, ya que como emisor de moneda, nunca podrá quedarse sin ella.
Uno de los máximos exponentes –y creador en buena medida de este
enfoque— es el profesor Randall Wray, antiguo discípulo de Hymann Minsky
con el que coincidimos en Atenas y que amablemente nos concedió su tiempo
para la entrevista que sigue, realizada para Sinpermiso por nuestros
colaboradores, los jóvenes economistas Laura De La Villa y Ayoze Alfageme.

Las conferencias dieron para mucho y no fueron pocos los acertados análisis y
las propuestas para solucionar el embrollo al que se ha llevado a los países de
la Eurozona. Pero quizá se podría resumir con las propias palabras de quien
nos concede esta entrevista: “Lo difícil no es encontrar la solución económica al
problema, lo difícil está en encontrar la disposición política para arreglarlo”.

El trabajo de Keynes es fundamental para el desarrollo de la Teorís Monetaria


Moderna. ¿Puedes describir cuáles son las principales aportaciones de este
autor?

Si se quiere resumir la Teoría General de Keynes, que es su libro más


importante, diría lo siguiente: Las empresas producen tanto producto como
creen que serán capaces de vender, y dan trabajo a la cantidad de
trabajadores que esas empresas creen que necesitarán para producir la
cantidad de producto que piensan vender.

Esta es la esencia que podría resumir la Teoría General, y, resulta que es un


punto de vista totalmente diferente del de la visión ortodoxa de la economía. Ya
que la economía ortodoxa cree que, por ejemplo, el desempleo es causado
porque los salarios son demasiado altos, por lo que la solución serían menores
salarios. Keynes dice: no; tienes desempleo porque las empresas no quieren
emplear más trabajadores ya que no creen que puedan vender más productos.
Desde este punto de vista, la solución al desempleo es que tu tienes que
incrementar la cantidad de producto que las empresas pueden vender antes de
que ellas comiencen a incrementar el empleo. No hay nada que resolver en el
mercado de trabajo: la producción no depende del mercado de trabajo;
depende de lo que las empresas piensen que pueden vender.

Otra diferencia importante de Keynes tiene que ver con la noción del dinero,
muy distinta de la de los economistas ortodoxos. ¿Cuál es esa noción del
dinero con la que Keynes trabaja?

El dinero es siempre crédito, IOU [I owe you: pagaré], y el sistema monetario es


siempre un sistema de créditos y débitos. Una vez más, esta visión es
completamente diferente de la visión de los economistas ortodoxos, la cual es
históricamente falsa. Tan lejos como retrocedamos, siempre encontramos que
el dinero es IOU, un crédito. Existe la fantasía de que hubo un tiempo en que
teníamos la mercancía-dinero, que es la idea de que si tu tienes una moneda
de oro, el valor de esa moneda está determinado por la cantidad de oro que
contiene, pero esto es falso. Ahora sabemos que las monedas circulaban
normalmente muy por encima de su valor en oro. Sabemos que en la corte, si
volvemos a los tiempos antiguos, el valor de las monedas era determinado por
la corte, y el valor era nominal, no real. Por lo que el valor de la moneda vale
por lo que el emisor de esa moneda le da como valor, y no por la cantidad de
oro que contiene. Así que esta visión de que tenemos algo llamado dinero-
mercancía es falsa.

Las monedas siempre fueron emitidas como pagarés, como créditos de la


corona, y su valor se determina por el valor que dijese la corona.

Si miras en todas las monedas, nunca está escrito una libra y nada más. Está
la fotografía de un rey en un lado y probablemente un figura mística en el otro
lado, y vale lo que el rey dice que vale, y son aceptadas por el rey como pago
conforme a ese valor declarado. Eso es lo que determina su valor, no el oro.

La pregunta que suscita inmediatamente esta explicación es: ¿si no había nada
que soportara el valor de las monedas, por qué eran aceptadas?

Las monedas son siempre redimibles o reembolsables, tal y como lo es un


pagaré, un crédito. La redención consiste en que cualquier emisor de un
pagaré debe aceptarlo como pago o reembolso. Esta es la ley fundamental de
un pagaré, y es cierta para cualquier emisor de pagarés. Los bancos aceptan
como pago sus propios créditos o pagarés cuando tu devuelves un préstamo,
por lo que el banco crea un pagaré cuando concede un préstamo y acepta
como pago lo que llamamos una demanda de depósito, aceptando de vuelta el
mismo pagaré, cuando pagas el préstamo. En ese punto, este pagaré se cruza
en las hojas de sus balances.
Con el Estado pasa lo mismo: emite un pagaré al que nosotros llamamos
moneda, y lo acepta de vuelta como pago. La mayoría de pagos que hacemos
al Estado son impuestos, pero en el pasado eran tasas, multas, diezmos y
tributos o tarifas. Lo que respalda la aceptación de la moneda es la promesa de
que será aceptada en los pagos al Estado, normalmente impuestos. Por eso
decimos nosotros que “los impuestos impulsan el dinero”. En otras palabras, es
el sistema tributario el que está detrás de la moneda, es lo que le da valor. La
gente aceptará esa moneda al menos hasta el valor de pago que tengan que
hacer en impuestos, y probablemente bastante más que eso.

Otro autor fundamental para entender la Teoría Monetaria Moderna es Hyman


Minsky, quien dedicó gran parte de su trabajo a realizar una interpretación del
trabajo de Keynes alejada de la síntesis neoclásica del “keynesianismo
bastardo”, aunque también desarrolló sus propias ideas. ¿En qué puntos fue el
trabajo de Minsky más allá del trabajo del propio Keynes?

Definitivamente el trabajo de Minsky va más allá de lo explicado en la Teoría


General. En ésta Keynes dice que los detalles monetarios quedan en segundo
plano. Esto lo deja claro en el libro y se centra en la teoría de la demanda
efectiva y en una teoría de la inversión y en cómo la inversión impulsa la
demanda (esta es la idea del multiplicador económico, que se ha convertido en
uno de los principios básicos en economía). Al ser la inversión impulsora del
sistema económico, la teoría de keynesiana del ciclo económico es una teoría
del modo en que la inversión determina el ciclo económico. La inversión está, a
su vez, determinada por las expectativas a largo plazo, y éstas son realmente
volátiles. Por lo que cuando las expectativas son bajas, la inversión desciende
y nos encontramos con una depresión.

Esta es una versión muy resumida de la teoría del ciclo económico de Keynes.
Lo que Minsky añade a esto es una teoría financiera de la inversión. Si leéis
la Teoría General, os daréis cuenta enseguida de que [Keynes] deja fuera
cómo se financia la inversión. Lo que Minsky aporta a esta teoría del ciclo
económico es la teoría financiera de la inversión, cuyo núcleo es la célebre
Hipótesis de Inestabilidad Financiera.

Es verdad que Keynes había hablado antes sobre la financiación de la


inversión, pero no en la Teoría General. Así que, de algún modo, Minsky volvió
atrás para recuperar la teoría financiera de Keynes y actualizarla para la
situación en que él mismo vivió, ya que el sistema financiero había
evolucionado mucho desde los tiempos de Keynes. En resolución: la mayor
aportación de Misnky es su actualización la teoría financiera.

Minsky habló en sus últimos trabajos de un “capitalismo de gestores del


dinero”; otros han introducido el neologismo “financiarización” para referirse al
mismo proceso. ¿Cómo podemos analizar desde su perspectiva la creciente
importancia de las finanzas en las dos últimas décadas, y qué tiene que ver eso
con la actual crisis global?

En el último trabajo de Minsky, de algún modo, volvió a las ideas de su tutor de


tesis doctoral, [el economista austriaco Joseph Alois] Schumpeter. Schumpeter
tenía un enfoque por etapas de la evolución de la historia económica, de
acuerdo con el cual los bancos eran los éforos de la economía. También
desarrolló una teoría de la innovación para dar cuenta del cambio en el proceso
productivo. Minsky recogió todas estas ideas y elaboró su propio enfoque,
porque Schumpeter sólo llegó a prestar atención a la parte no financiera de la
innovación, mientras que Minsky se concentró en las innovaciones financieras.

El resultado arrojó una perspectiva analítica en la que las innovaciones


financieras determinaban el paso de una etapa a otra. Se puede decir que
Minsky adaptó laS ideas de Schumpeter a otra realidad, y sacó unas
conclusiones diferentes. En el enfoque de Misnky, en el capitalismo temprano
se configuró la etapa comercial del capitalismo: unos pocos bancos
comerciales eran las instituciones financieras dominantes de la economía y
suministraban financiación a corto plazo para cubrir los pagos de la masa
salarial y los vencimientos a corto de los préstamos.

Después, en los primeros años del siglo XX, se desarrolló el “capitalismo


financiero”, un término acuñado por Hilferding y Veblen, y se desarrolló la teoría
del ciclo económico empresarial. Ese capitalismo financiero colapsó con la
Gran Depresión. La mejor interpretación de ese proceso la ogreció el libro
[clásico] de John K. GalbraithThe Great Crash, en donde se describía la
financiarización, la manipulación, la corrupción y la especulación que llevaron al
desplome. En la visión de Minsky, 1929 fue el final de la etapa del capitalismo
financiero. Se salió de la Segunda Guerra Mundial con la entrada en una nueva
etapa del capitalismo, a la que él llamó Welfare State Manager, o de gestión del
Estado de Bienestar, conocido en Europa como el Estado Democrçatico y
Social de Derecho de la socialdemocracia de postguerra.

Una etapa del capitalismo en la que las finanzas casi no tienen importancia y
en la que el sistema financiero fue drásticamente reducido y severamente
regulado, y en la que fueron estrictamente separadas la banca de inversión y la
banca comercial (al menos, en los Estados Unidos). Se acumuló gran cantidad
de deuda pública, por lo que las carteras de inversión se mantuvieron seguras
y se tenía un gran Estado capitalista donde el gobierno jugaba un papel muy
importante en punto a mantener alta la demanda agregada.

Esta estapa del capitalismo fue, y por mucho, la mejor época del capitalismo en
términos de crecimiento económico y estabilidad: no hubo una sola crisis
financiera en dos dos décadas. Pero, como solemos decir, la estabilidad
[capitalista] es desestabilizadora, y un tipo de capitalismo realmente estable
fomenta innovaciones financieras que van haciendo el sistema más y más
frágil, hasta que encontramos que el capitalismo se convierte en lo que Minsky
llamó Money Manager Capitalism o Capitalismo de los Gestores del Dinero. En
buena medida, eso es un regreso al capitalismo financiero.

Así que retrocedimos en el tiempo hasta principios del siglo XX. Y cosechamos
prácticamente el mismo resultado: ellos tuvieron el 29 y nosotros tenemos el
2007, cuando ocurrió el colapso financiero mundial. La diferencia con el
capitalismo financiero es que ahora tenemos bancos centrales y un gran sector
público. Es básicamente por eso por lo que no hemos entrado en una gran
depresión (todavía).

En los treinta, así pues, se apuntó al corazón del sistema financiero para
combatir la depresión…

Así es. En los años treinta matamos al sistema financiero y pusimos brida a los
financieros, con lo que no pudieron levantarse: les llevó más de treinta años
recuperarse y crear otra gran crisis financiera. El problema ahora es que, en
vez de derrocarlos, cerrar las grandes instituciones financieras, reformar el
sistema financiero, etc. etc, ahora les hemos dicho que vuelvan a lo mismo y
que lo hagan otra vez. Por lo que probablemente nos dirigimos a un nuevo
colapso. Las dos grandes diferencias serían: ahora tenemos un gran Estado y
grandes Bancos Centrales, y ahora no hemos tocado un pelo al sistema
financiero

De manera resumida, ¿cuáles serían los puntos más importantes de la Teoría


Monetaria Moderna (TMM)?

La TMM comienza con la descripción del gasto público y explica por qué un
Estado soberano que emite su propia moneda no es como un hogar, una
empresa o un Estado que no emite su propia moneda. Las opciones políticas
de un Estado que emite su moneda son completamente diferentes.

El caso es que, desde los 60, se ha impuesto en la opinión pública la idea


convencional de que un Estado es como un hogar: esa falsa idea se ha
convertido en un lugar común. Ahí teneís a Obama, sirviéndose tan tranquilo de
esta analogía de mal sentido común, y diciendo que el Estado, lo mismo que
cualquier hogar privado, no puede incurrir continuamente en déficit, lo cual es
completamente falso.

Continuemos con el enfoque de los balances sectoriales usado en la TMM.


¿Podrías explicar de qué se trata y cómo desde esta visión la austeridad no
tiene ningún tipo de sentido?

Al final todo se resumen en que los balances deben cuadrar. La idea de que la
austeridad, que busca reducir el déficit presupuestario, es buena para la
economía carece de cualquier tipo de sentido. No hace falta ser un keynesiano
para entender que si recortas el presupuesto público y aumentas los
impuestos, te estás empujando a la recesión. Esta es una idea keynesiana muy
sencilla.

El volumen del déficit presupuestario del Estado tiene que ser consistente con
los balances de los otros dos sectores (sector privado interno o nacional y
sector exterior). Esto nunca ha estado en cuestión. Lo que se sugiere ahora es
que, si el Estado lo quiere realmente, puede reducir su déficit, lo cual no es
cierto. Tu no puedes reducir tu déficit presupuestario, a menos que algo ocurra
en uno de los otros dos balances, o en ambos. En definitiva, que el
comportamiento de los otros balances te permita hacerlo.
De hecho es muy poco probable que al tratar de reducir el déficit público, los
otros dos balances se muevan en la dirección correcta. Si reduces el déficit
presupuestario aumentando impuestos y recortando el gasto público, para
algunos países puede significar una mejora en la cuenta corriente,
probablemente se importe menos y puede que se exporte algo más, siempre a
costa de frenar su economía. Lo más probable es que el sector privado se
mueva en la dirección que no deseas, porque cuando este sector se asusta,
prefiere ahorrar más y gastar menos, pero no pueden ahorrar más si el
gobierno está reduciendo su déficit presupuestario. El déficit público es el modo
por el cual el sector privado ahorra. Así que esta fórmula de la austeridad no va
a funcionar.

Cuando entiendes que el sector privado en su conjunto normalmente quiere


tener superávit –quieren gastar menos y ahorrar más— y acumular riqueza
financiera, entonces se torna claro que tienes que ser un país como Alemania,
que siempre puede tener un superávit por cuenta corriente, o si no, tienes que
incurrir siempre en déficit público. O lo uno o lo otro. Estados Unidos no puede
tener un superávit comercial, por lo que tenemos un gran déficit público, que
debe ser al menos tan grande como para cubrir al sector privado y al déficit por
cuenta corriente.

En tiempos normales, en los EEUU el déficit debe ser del 6% del PIB, que es
un gran déficit. Muchos economistas ortodoxos, bueno no muchos, pero sí
muchos keynesianos ortodoxos aceptarían un 6% de déficit en malos tiempos,
pero piensan que, en condiciones normales, eso es demasiado.

Desde esta perspectiva queda claro el fracaso de las políticas practicadas en


los países de la zona euro como Grecia o España…

Yo no pondría el énfasis en los países de forma individual. Una vez entiendes


la TMM y el enfoque de los balances sectoriales, diría que todo lo establecido
es incorrecto.

Se divorció a cada país de su propia moneda (por eso no culpo a los países de
manera individual, ya que eso ya estaba hecho), y una vez ahí, ya no fueron
nunca más emisores de moneda, fueron usuarios de una moneda: perdieron el
espacio político para hacer lo que un Estado emisor de moneda puede hacer.
Con lo que no se puede decir que debían haber hecho esto o aquello;
simplemente no podían.

El segundo punto es que cuando tu creas una unión monetaria, sabes que
dentro de la unión, por cada país que tenga un superávit comercial debe haber
al menos otro incurriendo en déficit para compensarlo. Se estableció un
sistema en el que, a través de la eurozona, los balances deben cuadrar. Es
cierto que se podría tener un superávit contra el resto del mundo; sin embargo,
esto no va a ocurrir; no, al menos, con un volumen significativo. Porque Europa
es demasiado grande y se enfrenta al mismo problema que EEUU y al mismo
problema con que se encontrará China en los próximos cinco años. El mundo
no es suficientemente grande como para que la Eurozona tenga un superávit
comercial suficientemente grande.
La demanda mundial no es ni de lejos tan grande para que la Eurozona sea un
exportador neto…

Además, debe competir con 2 mil millones más de trabajadores que se han
unido a la fuerza de trabajo mundial en India y China. No solo no hay suficiente
demanda; es que no puede competir tampoco basándose en los salarios.
Ahora mismo, cualquier cosa que en Europa se pueda fabricar, China lo puede
hacer mucho más barato, y mientras siga habiendo más o menos un libre
mercado comercial, no hay modo de poder competir con China. Simplemente,
no hay modo de que Europa pueda llegar a ser un exportador neto. De modo
que los superávits exportadores serán en contra de los Estados miembros de la
Eurozona.

En la Unión Monetaria Europea, su mayor economía, Alemania, quiere tener


siempre, continuamente, un superávit comercial, y seguro que lo querrá en el
futuro y que actuará en consecuencia. Ese superávit es muy grande: el 6% de
su PIB. Por lo que, siendo Alemania un 40%, más o menos, del total de la
economía de la Eurozona, y sabiendo que solo el 50% de una economía puede
estar en superávit, y que, por lo tanto, el otro 50% tiene que estar en déficit, se
ve claro que se tendrá a unos cuantos países de la Eurozona incurriendo
perpetuamente en déficit comercial.

Supongo que con esto ya está el fracaso asegurado. Una vez has cedido el
espacio para tu política fiscal y teniendo presentes los balances de los tres
sectores, no hay modo de que el sector privado de los países de la periferia
pueda tener un superávit. Justamente es lo contrario. Habéis tenido un gran
déficit del sector privado, una gran acumulación de deuda privada y una gran
crisis financiera. No se puede tener un déficit comercial y un sector privado
ahorrando, a menos que se incurra en un fuerte déficit público.

Así que un déficit del 10% del PIB en los países de la periferia debería ser la
norma. Igual que en EEUU lo normal es un déficit del 6%. Vuestro déficit debe
ser mayor, porque tenéis esa gran economía alemana que insiste en tener un
perpetuo superávit comercial. Entonces, si tenéis un gran déficit comercial y el
sector privado queriendo ahorrar, el sector público debe incurrir en déficit, pero
tenéis una restricción política que os impide poder hacerlo: el sistema no
debería poder funcionar.

Bueno, ¿qué ha estado pasando entonces?

Durante la última década, los españoles han estado dispuestos a incurrir en un


déficit privado y acumularon un gran montón de deuda, peor que en los EEUU.
Lo que tenemos, pues, es una economía que incurrió de manera insostenible
en un déficit del sector privado. Luego está Italia, que solía tener un gran
superávit privado, pero estuvieron dispuestos a reducirlo considerablemente.
Aquí está otro punto que le permitió a Alemania continuar con su gran
superávit. Los españoles dispuestos a comprar, Italia reduciendo su ahorro
para comprar más y enviando toda la producción a Alemania. Por otro lado
estaba Grecia, una pequeña economía, incurriendo en un gran déficit exterior y
el gobierno incurriendo en déficits mucho mayores de los que habían
reconocido, igual que Italia. Con esta situación podías ir tirando un tiempo, pero
no demasiado, ya que era insostenible. Y sigue siendo insostenible, ya que
nada ha cambiado realmente.

Durante las conferencias, entre otras, se han presentado dos soluciones. La


propuesta de Jörge Bibow, con la creación de un Tesoro público Europeo, que
emita bonos y reparta la recaudación entre los Estados miembros de la
Eurozona en proporción a su PIB. Por su parte, Robert Parentau presentó la
opción de emitir por parte de los gobierno lo que llamó Títulos G, una especie
de bonos estatales, con cero por ciento de intereses, transferibles para hacer
pagos, pero denominados en euros y que serían utilizados para financiar
programas de creación de empleo. ¿En tu opinión, cuáles serían las mejores
soluciones?

Las dos propuestas van en la dirección correcta. El plan de Bibow es tener una
autoridad fiscal central que financie la construcción de infraestructuras públicas,
y que todos los países obtengan un 3% de su GDP. Por lo que sería una
financiación de infraestructuras y consumo desde la autoridad central que
incurriría en déficit. Por lo que los países se evitarían el tener esos déficits, ya
que el gasto viene de la autoridad central. Gastaría deficitariamente, emitiría
bonos y no sería la deuda de las naciones individuales, sería la deuda de la
Unión Monetaria Europea. Es un plan en la buena dirección, pero el 3% del PIB
no es suficiente, si no se resuelve el problemón que significa tener a Alemania
con un superávit comercial de 6%. De media, necesitarás un 6% del PIB como
déficit para cubrirlo: el 3% no es suficiente.

También estimularía la economía en Alemania, porque ellos también recibirían


ese 3% del PIB, y Bibow espera que esto pueda presionar los salarios al alza y
puede que también la inflación y hacer así a los otros países más competitivos
y, al final, puede que también reducir el superávit comercial alemán.

En cualquier caso, ese 3% no es suficiente, y con total certeza no es suficiente


cuando estás en una depresión económica. Se necesita un déficit mayor, y una
inversión sólo en infraestructuras no es suficiente. Si eres una sociedad
envejecida, necesitarás también infraestructuras públicas para facilitar el
cuidado de las personas mayores. Necesitarás hogares para los ancianos, un
mejor transporte público que las personas mayores puedan usar, más
hospitales, etc. Todo esto será necesario, y se puede usar el plan de Bibow
para comenzarlo.

Pero no será suficiente, porque necesitáis empleos y solo con la construcción


de infraestructuras no se pueden crear empleos bastantes. Si tienes un
desempleo del 30% en Grecia o de más del 25% en España, esto no se
resuelve con infraestructuras. Necesitas un garantizador de empleo o
empleador de último recurso (Job Guarantee o Employer of Last Resort), y
debe ser financiado por una autoridad fiscal sin restricciones que pueda
financiar pleno empleo en todos los países.
La propuesta de Parentau era usar eurobonos para mucho que para
infraestructuras, haciendo posible que una autoridad central financie el gasto
necesario. Probablemente también necesitáis una autoridad central que,
además de gastar, pueda recaudar impuestos de manera centralizada en la
Unión Monetaria. En EEUU, la autoridad fiscal central gasta y recauda
impuestos por un montante en torno al 20-25% del PIB, pero la autoridad fiscal
Europea gasta y recaude menos del 1% del PIB. Sería necesario aumentarlo al
10%, y con esa autoridad fiscal incurriendo en déficit, igual que en Washington.

Seguramente conoces la Modesta Proposición para la Eurozona presentada


por Yannis Varoufakis, Stuart Holland y tu colega Jamie Galbraith. Si
consideramos atractiva esta propuesta, entre otras cosas, es porque propone
recuperar el crecimiento y competitividad de las economías de la periferia
mediante la inversión del Banco Europeo de Inversiones financiado con sus
propios fondos, sin restricciones presupuestarias, pero de una manera
centralizada, atendiendo a los desajustes comerciales de los países. Por otra
parte, no implica cambios institucionales importantes en la Eurozona, por lo que
sería de implementación inmediata. ¿Qué opinas de esta propuesta?

En los EEUU tenemos una unión monetaria, tenemos el dólar. Tenemos


estados miembros, 50, y no tenemos dudas de que hay algunos con déficits
comerciales y otros con superávit, pero no recogemos los datos. Podrías
hacerlo, pero sería algo complicado. El punto importante es que te puedes
imaginar que Nueva York será un exportador neto y Mississippi será un
importador neto. Tenemos también doce Bancos Centrales por distritos y, en
substancia, en Europa tenéis lo mismo con Bancos Centrales del Banco
Central Europeo. Pero vuestro Bancos Centrales están en cada nación.

Se puede seguir recolectando los datos y ver cómo van los flujos desde Italia,
España o Grecia hacia Alemania. Nuestros Bancos Centrales están repartidos
a través de toda la unión. Podríamos hacerlo como en Europa y ver cómo van
los flujos de dinero desde Mississipi hacia New York y después compensar el
desajuste. Pero no nos fijamos en esto.

Nos fijamos en la pobreza, niveles de educación, desempleo y vemos que hay


diversidad, igual que en Europa. Tenemos regiones que son pobres regiones
que son ricas, o regiones con mayor nivel de educación y otras con menor. Por
lo que tenemos el mismo tipo de diferencias que podéis ver entre Portugal y
Alemania.

En definitiva, nosotros gastamos más en Mississippi y vosotros debéis gastar


más en Portugal. Debéis tener una autoridad fiscal central, la cual es el
Parlamento Europeo, con capacidad de gastar en Portugal. En realidad eso ya
se hace, pero el problema es que el presupuesto para hacerlo es menos del
1% del PIB de la Eurozona, que está muy lejos de lo que se necesita.

El punto relevante para esto no es si Alemania tiene un superávit comercial; el


punto relevante es qué nivel de pobreza hay en Portugal o en España y decidir
gastar más allí para crear empleos, aumentar el nivel de educación o crear más
infraestructuras públicas.
Así es como se debería lidiar con este problema. Esta es mi visión. En lugar de
decir que se debe transferir dinero. Si nosotros decimos que vamos a transferir
dinero de Nueva York a Mississippi, automáticamente estamos enfrentándolos.
¿Quién en Nueva York dice “¡Sí, quiero enviar dinero a Mississippi!”?. Nadie
quiere hacerlo. Creo que ese el modo equivocado de encarar el problema. Así
se enfrentará a los alemanes con los griegos, y ya se odian entre ellos. Se
debe olvidar la idea de las transferencias, y seguro que políticamente no debéis
llamarlo así.

En EEUU es la derecha la que habla de transferencias de riqueza entre


Estados. Desafortunadamente solía ser la derecha, pero ahora también en la
izquierda hay quien dice: “tenemos que subir los impuestos a los ricos para
dárselo a los pobres”. Esto es incorrecto, tu no necesitas captar impuestos de
los ricos para dárselo a los pobres; simplemente necesitas gastar más dinero
en los pobres. Puede que tengas que subir los impuestos a los ricos, porque
son demasiado ricos. Pero no se deben unir los dos problemas, ya que
inmediatamente se está creando un problema político entre las dos partes. Los
ricos dirán que no se les suban los impuestos a ellos para dárselo a los pobres,
que son demasiado vagos como para trabajar.

Lo único que hay que hacer es decir que hay gente pobre a la que necesitamos
mejorar sus condiciones de vida. Y después, si se quiere, debatir si subir los
impuestos a los ricos, si los ricos tienen demasiado dinero y se necesita
recaudar más de ellos. Se debe tener el debate de este modo, en lugar de
seguir la lógica de sacar dinero a los ricos para dársela a los pobres, ya que es
falsa. No se necesita tomar nada de los ricos para gastar más en los pobres.

Edición N° 00378 – Semana del 22 al 28 de Noviembre de 2013

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