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Las conferencias dieron para mucho y no fueron pocos los acertados análisis y
las propuestas para solucionar el embrollo al que se ha llevado a los países de
la Eurozona. Pero quizá se podría resumir con las propias palabras de quien
nos concede esta entrevista: “Lo difícil no es encontrar la solución económica al
problema, lo difícil está en encontrar la disposición política para arreglarlo”.
Otra diferencia importante de Keynes tiene que ver con la noción del dinero,
muy distinta de la de los economistas ortodoxos. ¿Cuál es esa noción del
dinero con la que Keynes trabaja?
Si miras en todas las monedas, nunca está escrito una libra y nada más. Está
la fotografía de un rey en un lado y probablemente un figura mística en el otro
lado, y vale lo que el rey dice que vale, y son aceptadas por el rey como pago
conforme a ese valor declarado. Eso es lo que determina su valor, no el oro.
La pregunta que suscita inmediatamente esta explicación es: ¿si no había nada
que soportara el valor de las monedas, por qué eran aceptadas?
Esta es una versión muy resumida de la teoría del ciclo económico de Keynes.
Lo que Minsky añade a esto es una teoría financiera de la inversión. Si leéis
la Teoría General, os daréis cuenta enseguida de que [Keynes] deja fuera
cómo se financia la inversión. Lo que Minsky aporta a esta teoría del ciclo
económico es la teoría financiera de la inversión, cuyo núcleo es la célebre
Hipótesis de Inestabilidad Financiera.
Una etapa del capitalismo en la que las finanzas casi no tienen importancia y
en la que el sistema financiero fue drásticamente reducido y severamente
regulado, y en la que fueron estrictamente separadas la banca de inversión y la
banca comercial (al menos, en los Estados Unidos). Se acumuló gran cantidad
de deuda pública, por lo que las carteras de inversión se mantuvieron seguras
y se tenía un gran Estado capitalista donde el gobierno jugaba un papel muy
importante en punto a mantener alta la demanda agregada.
Esta estapa del capitalismo fue, y por mucho, la mejor época del capitalismo en
términos de crecimiento económico y estabilidad: no hubo una sola crisis
financiera en dos dos décadas. Pero, como solemos decir, la estabilidad
[capitalista] es desestabilizadora, y un tipo de capitalismo realmente estable
fomenta innovaciones financieras que van haciendo el sistema más y más
frágil, hasta que encontramos que el capitalismo se convierte en lo que Minsky
llamó Money Manager Capitalism o Capitalismo de los Gestores del Dinero. En
buena medida, eso es un regreso al capitalismo financiero.
Así que retrocedimos en el tiempo hasta principios del siglo XX. Y cosechamos
prácticamente el mismo resultado: ellos tuvieron el 29 y nosotros tenemos el
2007, cuando ocurrió el colapso financiero mundial. La diferencia con el
capitalismo financiero es que ahora tenemos bancos centrales y un gran sector
público. Es básicamente por eso por lo que no hemos entrado en una gran
depresión (todavía).
En los treinta, así pues, se apuntó al corazón del sistema financiero para
combatir la depresión…
Así es. En los años treinta matamos al sistema financiero y pusimos brida a los
financieros, con lo que no pudieron levantarse: les llevó más de treinta años
recuperarse y crear otra gran crisis financiera. El problema ahora es que, en
vez de derrocarlos, cerrar las grandes instituciones financieras, reformar el
sistema financiero, etc. etc, ahora les hemos dicho que vuelvan a lo mismo y
que lo hagan otra vez. Por lo que probablemente nos dirigimos a un nuevo
colapso. Las dos grandes diferencias serían: ahora tenemos un gran Estado y
grandes Bancos Centrales, y ahora no hemos tocado un pelo al sistema
financiero
La TMM comienza con la descripción del gasto público y explica por qué un
Estado soberano que emite su propia moneda no es como un hogar, una
empresa o un Estado que no emite su propia moneda. Las opciones políticas
de un Estado que emite su moneda son completamente diferentes.
Al final todo se resumen en que los balances deben cuadrar. La idea de que la
austeridad, que busca reducir el déficit presupuestario, es buena para la
economía carece de cualquier tipo de sentido. No hace falta ser un keynesiano
para entender que si recortas el presupuesto público y aumentas los
impuestos, te estás empujando a la recesión. Esta es una idea keynesiana muy
sencilla.
El volumen del déficit presupuestario del Estado tiene que ser consistente con
los balances de los otros dos sectores (sector privado interno o nacional y
sector exterior). Esto nunca ha estado en cuestión. Lo que se sugiere ahora es
que, si el Estado lo quiere realmente, puede reducir su déficit, lo cual no es
cierto. Tu no puedes reducir tu déficit presupuestario, a menos que algo ocurra
en uno de los otros dos balances, o en ambos. En definitiva, que el
comportamiento de los otros balances te permita hacerlo.
De hecho es muy poco probable que al tratar de reducir el déficit público, los
otros dos balances se muevan en la dirección correcta. Si reduces el déficit
presupuestario aumentando impuestos y recortando el gasto público, para
algunos países puede significar una mejora en la cuenta corriente,
probablemente se importe menos y puede que se exporte algo más, siempre a
costa de frenar su economía. Lo más probable es que el sector privado se
mueva en la dirección que no deseas, porque cuando este sector se asusta,
prefiere ahorrar más y gastar menos, pero no pueden ahorrar más si el
gobierno está reduciendo su déficit presupuestario. El déficit público es el modo
por el cual el sector privado ahorra. Así que esta fórmula de la austeridad no va
a funcionar.
En tiempos normales, en los EEUU el déficit debe ser del 6% del PIB, que es
un gran déficit. Muchos economistas ortodoxos, bueno no muchos, pero sí
muchos keynesianos ortodoxos aceptarían un 6% de déficit en malos tiempos,
pero piensan que, en condiciones normales, eso es demasiado.
Se divorció a cada país de su propia moneda (por eso no culpo a los países de
manera individual, ya que eso ya estaba hecho), y una vez ahí, ya no fueron
nunca más emisores de moneda, fueron usuarios de una moneda: perdieron el
espacio político para hacer lo que un Estado emisor de moneda puede hacer.
Con lo que no se puede decir que debían haber hecho esto o aquello;
simplemente no podían.
El segundo punto es que cuando tu creas una unión monetaria, sabes que
dentro de la unión, por cada país que tenga un superávit comercial debe haber
al menos otro incurriendo en déficit para compensarlo. Se estableció un
sistema en el que, a través de la eurozona, los balances deben cuadrar. Es
cierto que se podría tener un superávit contra el resto del mundo; sin embargo,
esto no va a ocurrir; no, al menos, con un volumen significativo. Porque Europa
es demasiado grande y se enfrenta al mismo problema que EEUU y al mismo
problema con que se encontrará China en los próximos cinco años. El mundo
no es suficientemente grande como para que la Eurozona tenga un superávit
comercial suficientemente grande.
La demanda mundial no es ni de lejos tan grande para que la Eurozona sea un
exportador neto…
Además, debe competir con 2 mil millones más de trabajadores que se han
unido a la fuerza de trabajo mundial en India y China. No solo no hay suficiente
demanda; es que no puede competir tampoco basándose en los salarios.
Ahora mismo, cualquier cosa que en Europa se pueda fabricar, China lo puede
hacer mucho más barato, y mientras siga habiendo más o menos un libre
mercado comercial, no hay modo de poder competir con China. Simplemente,
no hay modo de que Europa pueda llegar a ser un exportador neto. De modo
que los superávits exportadores serán en contra de los Estados miembros de la
Eurozona.
Supongo que con esto ya está el fracaso asegurado. Una vez has cedido el
espacio para tu política fiscal y teniendo presentes los balances de los tres
sectores, no hay modo de que el sector privado de los países de la periferia
pueda tener un superávit. Justamente es lo contrario. Habéis tenido un gran
déficit del sector privado, una gran acumulación de deuda privada y una gran
crisis financiera. No se puede tener un déficit comercial y un sector privado
ahorrando, a menos que se incurra en un fuerte déficit público.
Así que un déficit del 10% del PIB en los países de la periferia debería ser la
norma. Igual que en EEUU lo normal es un déficit del 6%. Vuestro déficit debe
ser mayor, porque tenéis esa gran economía alemana que insiste en tener un
perpetuo superávit comercial. Entonces, si tenéis un gran déficit comercial y el
sector privado queriendo ahorrar, el sector público debe incurrir en déficit, pero
tenéis una restricción política que os impide poder hacerlo: el sistema no
debería poder funcionar.
Las dos propuestas van en la dirección correcta. El plan de Bibow es tener una
autoridad fiscal central que financie la construcción de infraestructuras públicas,
y que todos los países obtengan un 3% de su GDP. Por lo que sería una
financiación de infraestructuras y consumo desde la autoridad central que
incurriría en déficit. Por lo que los países se evitarían el tener esos déficits, ya
que el gasto viene de la autoridad central. Gastaría deficitariamente, emitiría
bonos y no sería la deuda de las naciones individuales, sería la deuda de la
Unión Monetaria Europea. Es un plan en la buena dirección, pero el 3% del PIB
no es suficiente, si no se resuelve el problemón que significa tener a Alemania
con un superávit comercial de 6%. De media, necesitarás un 6% del PIB como
déficit para cubrirlo: el 3% no es suficiente.
Se puede seguir recolectando los datos y ver cómo van los flujos desde Italia,
España o Grecia hacia Alemania. Nuestros Bancos Centrales están repartidos
a través de toda la unión. Podríamos hacerlo como en Europa y ver cómo van
los flujos de dinero desde Mississipi hacia New York y después compensar el
desajuste. Pero no nos fijamos en esto.
Lo único que hay que hacer es decir que hay gente pobre a la que necesitamos
mejorar sus condiciones de vida. Y después, si se quiere, debatir si subir los
impuestos a los ricos, si los ricos tienen demasiado dinero y se necesita
recaudar más de ellos. Se debe tener el debate de este modo, en lugar de
seguir la lógica de sacar dinero a los ricos para dársela a los pobres, ya que es
falsa. No se necesita tomar nada de los ricos para gastar más en los pobres.