Es cierto que lo que en general todo individuo preocupado por
su cuerpo busca es un cuerpo armonioso y agradable estéticamente, mas esto no es sinónimo de cuerpo saludable. Un cuerpo saludable es aquel que recibe de los alimentos ingeridos un cuidadoso balance nutricional, es decir, que recibe aquellos nutrientes que ese singular organismo necesita para funcionar. Esto es algo que nutricionistas, deportólogos y médicos en general se cansan de repetir dado que es habitual el consumo de dietas de todo tipo actualmente. Puede que sea beneficioso tratar de alcanzar un cuerpo o peso ideal pero si esto no se realiza con cierto nivel de responsabilidad personal, las consecuencias pueden ser nefastas. Cuando hablamos de responsabilidad queremos decir lo siguiente: cada uno sabe qué es saludable y qué no en cuanto a los alimentos pero muchas veces en el afán de perder kilos perdemos la referencia de lo que es un cuerpo saludable y con buen peso y lo que es un cuerpo demasiado flaco. Es importante que esa referencia esté marcada por un profesional idóneo y no por personajes extraídos de la farándula u otros medios de comunicación.
Punto de Equilibrio
Quizás esto que estamos diciendo suena un tanto exigente. Es que
encontrar la manera de que sea posible disfrutar del comer pero a la vez evitar los excesos (hacia arriba y hacia debajo de la balanza) es sumamente complicado.
La clave puede estar en saber escuchar al médico especialista sin
dejar de intervenir marcando cuáles son nuestras preferencias al momento de sentarse a la mesa o abrir la heladera ante un antojo. Este punto de equilibrio entre lo que queremos comer y lo que podemos comer es muy difícil de alcanzar, o mejor dicho, muy difícil de sostener. Puede que un día logremos este equilibrio nutricional pero al día siguiente de repente ante un antojo recurrimos a alimento con grasas o con exceso de azúcar. Bueno, esto no es tan terrible si tenemos en claro que ese balance nutricional no está pensado como una dieta acotada en tiempo sino como un plan de alimentación, como un estilo de vida que nos acompaña siempre y del que podemos salirnos para luego regresar. El pensarlo así muchas veces tranquiliza, dado que nos permite salirnos por ejemplo los fines de semana (en la cena o en la merienda) y luego retomar la alimentación o el plan de todos los días.
Lo buscado en los planes alimenticios con un buen balance nutricional es
que el sujeto pueda mantener mas o menos estables los niveles de nutrientes que se incorporan al organismo evitando en lo posible grasas saturadas y azúcares en exceso. Equilibrio Emocional
Una búsqueda que intente sólo mantener un buen balance nutricional
sin prestar atención al estado global del sujetosuele ser (sobre todo en casos complejos) irreal. Es que es sumamente habitual que los atracones o la falta de ingesta de alimentos se de asociada a algún desajuste emocional. Es por esto que se sugiere en muchas ocasiones acompañar el proceso de adelgazamiento o de normalización del peso con una consulta psicológica. No es igual buscar un equilibrio en nuestra alimentación una vez que ya mas o menos estamos cerca de nuestro peso normal que cuando estamos muy desfasados respecto de ese peso. Además los temas vinculados al cuerpo a veces están vinculados a trastornos del esquema corporal más complejos (bulimia, anorexia, obesidad) por lo que el abordaje de la problemática debe realizarse de modo interdisciplinario.