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Trastornos de la

comunicación y
deglución en adultos

Universidad san Sebastián


Valdivia, Chile
2015
Índice
Primera parte: Bases neurobiológicas de la comunicación
1. Comunicación, lenguaje, habla: Conceptos básicos
2. Sistema nervioso: Conceptos básicos
3. Irrigación cerebral
4. Control neuromotor del habla
5. Alteraciones en el control neuromotor del habla
Segunda parte: Trastornos de habla en el adulto
6. Disartria: Definición y características clínicas
7. Tipos de disartrias
8. Evaluación de las Disartrias.
9. Intervención de las Disartrias.
10. Apraxia del Habla: Definición y características clínicas.
11. Evaluación de la Apraxia del Habla.
12. Intervención de la Apraxia del Habla.
Tercera parte: Trastornos de lenguaje en el adulto.
13. Afasia: definición.
14. Tipos de clasificación.
15. Clasificación de Boston: Definición y características clínicas.
16. Escalas de severidad.
17. Trastornos asociados.
18. Evaluación de las Afasias.
19. Intervención de las Afasias.
Cuarta parte: Trastornos de la deglución.
20. Anatomía de la deglución.
21. Fisiología de la deglución.
22. Fisiopatología de la deglución.
23. Disfagia: Evaluación.
24. Disfagia: Intervención.
Primera parte

Bases
neurobiológicas de la
comunicación
Primera parte

I. Comunicación, lenguaje y habla:


Conceptos básicos
Comunicación

Antes de comenzar el estudio de las bases funcionales del habla y los trastornos
relacionados a ella, es necesario distinguir los componentes que intervienen en este
proceso, así como también definir el concepto de comunicación y caracterizar su
desarrollo en el ser humano, ya que precisamente es ésta función la cual ha permitido
que el ser humano se caracterice como la única especie capaz de desarrollar estos
complejos sistemas de intercambio de información basados en una diversidad de
signos (orales, escritos, gestuales, etc).

Esta capacidad, propia del ser humano, se debe en gran parte a un complejo, propio y
único desarrollo evolutivo de su sistema nervioso, el cual ha permitido al cerebro
desarrollarse a lo largo de la evolución del hombre, permitiendo el desarrollo de
diversas capacidades entre las cuales encontramos la comunicación. A lo largo de un
período de miles de años, en el cerebro humano se han creado una representación y
una organización nuevas de las estructuras y los procesos mentales cuyo resultado es
lo que podemos denominar el sistema nervioso de comunicación humano (1.a),
aspecto que se abordará más adelante.

I-. Comunicación
En la literatura podemos encontrar distintas definiciones en relación a la
comunicación, distinguiéndolo como un “proceso intencional que tiene por objetivo
compartir información por medio de un sistema de símbolos. Esta puede ser verbal
(usando símbolos lingüísticos en forma oral o escrita) o no verbal (usando símbolos no
lingüísticos gestos, dibujos o expresión facial). Se compone de 5 niveles: fonológico,
sintáctico, morfológico, léxico-semántico y pragmático” (2).
La comunicación, incluye todo proceso en el cuál la conducta de un ser humano actúa
como estímulo sobre la conducta de otro ser humano, en forma verbal, no verbal,
interindividual o intergrupal.
Al considerarse como un proceso intencional de compartir información, podemos
inferir que ante determinadas alteraciones o patologías que afecten la comunicación,
se verá afectada la calidad de vida del individuo, dificultando la transmisión de
información por un determinado canal comunicativo. Sin embargo, no siempre se
afectan todos los canales comunicativos y por ende, existiría la posibilidad de
restablecer este proceso en base a un canal conservado, ya sea verbal o no verbal.

Cuadro 1.1
Sistemas y habilidades involucradas en la comunicación

A-. Lenguaje:
“Complejo y dinámico sistema convencional de signos que es usado para pensar y
comunicar. Puede ser oral o escrito” (2). El lenguaje es una capacidad o facultad
extremadamente desarrollada en el ser humano; un sistema de comunicación más
especializado que los de otras especies animales, a la vez fisiológico y psíquico, que
pertenece tanto al dominio individual como al social y que nos capacita para abstraer,
conceptualizar y comunicar.

B-. Habla: “Acto motor que tiene por finalidad la producción de sonidos significativos
para la transmisión del lenguaje” (2).

Ambos son pilares fundamentales del proceso comunicativo y como especialistas


debemos ser capaces de diferenciar entre uno y otro, ya que las alteraciones de cada
uno llevarán a cuadros patológicos distintos, con distintas características y distintas
manifestaciones. Ambas habilidades, demuestran el complejo sistema evolutivo del
cerebro y el desarrollo de este único sistema nervioso de comunicación humano.
Primera parte

II. Sistema Nervioso: Conceptos básicos


Sistema nervioso

El habla y el lenguaje son dependientes de procesos que ocurren en el sistema


nervioso central. Por este motivo, el conocimiento de las estructuras y funciones
básicas del sistema nervioso humano, es un prerrequisito esencial para el
entendimiento de las bases anatómicas, fisiológicas y patológicas de las alteraciones
de la comunicación humana (31).

El sistema nervioso relativo a la comunicación humana es una organización y


representación nueva de procesos neurales y estructuras que permiten a los seres
humanos realizar ésta función a un nivel de complejidad única en el mundo animal.
Motivo por el cual, se considera esencial que los especialistas del habla y lenguaje
tengan un conocimiento general sobre neurología y afecciones neurológicas para
participar en el tratamiento de los trastornos en la comunicación (2).

I-. Sistema nervioso


Anatómicamente, el sistema nervioso humano (S.N), se
divide en dos grandes partes: Sistema Nervioso Central
(SNC) y Sistema Nervioso Periférico (SNP). El SNC
también llamado neuroeje, está constituido por el
encéfalo y la médula espinal. El Encéfalo a su vez, se
divide en cerebro, cerebelo y tronco encefálico. El SNP
está formado por dos tipos de nervios; los nervios o
pares craneales y los nervios espinales junto con sus
ganglios. Los nervios del SNP ponen en conexión al
cerebro y la médula espinal con estructuras periféricas
como los músculos, glándulas y los órganos (1.a). La
descripción detallada de estos componentes se realiza Figura 2.1 (1)

tanto en la figura 2.1, como en el cuadro 2.1. Sistema Nervioso Central (SNC)
Cuadro 2.1
Representación
esquemática del
sistema nervioso y
sus distintos
componentes

A-. Sistema nervioso central


El Sistema nervioso central, incluye al cerebro (sustancia gris y blanca de los
hemisferios cerebrales), al cerebelo, al tronco encefálico y a la médula espinal.

A.1-. Cerebro
El cerebro pesa entre 1250 y 1400 gramos y se calcula
que está formado por unos 15 billones de neuronas más
las células gliales (3). En su totalidad incluye distintas
estructuras, las cuales se definen en base a una serie de
parámetros. Unos de los más generales corresponde a
los hemisferios cerebrales. Estos, forman la mayor parte
del encéfalo y están separados por una misma cisura
sagital profunda en la línea media, la cisura longitudinal
del cerebro, esta, contiene un pliegue de la duramadre y
las arterias cerebrales anteriores. En la profundidad de la
Figura 2.2
cisura, una gran comisura: el cuerpo calloso, conecta los Cuerpo calloso
dos hemisferios a través de la línea media (figura 2.2) (3).
Hemisferios cerebrales
Cada hemisferio presenta distintas funciones. Desde este punto de vista funcional,
existe una lateralidad en sus funciones. El hemisferio izquierdo se relaciona al control
motor del hemicuerpo derecho, al lenguaje y al procesamiento analítico en la mayor
parte de los individuos. En cambio, el hemisferio derecho se relaciona con el control
motor del hemicuerpo izquierdo, metáforas, habilidades musicales y con el humor.
Además se relaciona con la regulación de características paralingüísticas como el
acento y con las propiedades de entonación (3).

Figura 2.3 (4) Figura 2.4 (4)

Hemisferio Izquierdo Hemisferio derecho


Pensamiento lógico Pensamiento creativo
Pensamiento convergente: Pensamiento divergente:
Se busca con ayuda de la lógica una solución Se siguen caminos que van en diferentes
que pueda probarse inequívocamente, que es direcciones. Llegando así a respuestas múltiples
correcta o falsa. Trabaja de Forma lógica,, que pueden ser todas correctas y adecuadas.
coherente, analítica y racional. Procesa ocurrencias, fantasías e intuiciones.
Suscita curiosidad, experimentación, asunción
de riesgos, flexibilidad mental y pensamiento el
metafórico.
Procesa información oída, escrita y el lenguaje Procesa información no verbal, las imágenes,
corporal melodías, las entonaciones, así como también,
las informaciones espaciales

Tabla 2.1: Tabla de comparación de funciones de ambos Hemisferios cerebrales


Corteza cerebral
La superficie externa del cerebro,
recibe el nombre de corteza
cerebral (neocorteza o córtex), y
representa, dos tercios de la masa
encefálica total (2500 cm3),
principalmente gracias a la
formación de pliegues o
circunvoluciones los cuales se
separan en base a surcos o cisuras, Figura 2.5
Lóbulos cerebrales: Frontal – Temporal – Parietal -
logrando aumentar el área de la Occipital

corteza cerebral. Para facilitar la descripción se acostumbra a dividir cada hemisferio


en lóbulos que se denominan de acuerdo a los huesos craneanos debajo de los cuales
se ubican (3).

Dos grandes hendiduras (cisuras)


dividen el cerebro en cuatro secciones
o lóbulos (Figura 2.5). Cada lóbulo es
responsable de una función principal,
así como también de funciones
secundarias denominadas funciones
corticales superiores. La corteza
cerebral es la responsable del análisis,
integración y síntesis de orden
Figura 2.6
superior de los impulsos nerviosos
Lóbulos y cisuras de la corteza cerebral
que llegan desde la periferia (3).

Por otra parte, también podemos identificar una organización cerebral funcional, a
través de la cuál podemos reconocer, distintas zonas, asociadas a sus respectivos
lóbulos cerebrales y a funciones inherentes y propias de cada una de ellas. En base a
esto se plantea que cada lóbulo tendría una función general o principal específica, la
cual estaría mediada por esta organización funcional del cerebro (Tabla 2.2).
Lóbulo Función principal
Frontal Control voluntario de movimientos de todo el cuerpo

Temporal Audición o análisis de señales acústicas

Parietal Percepción y elaboración de sensaciones somestésicas (sensaciones conscientes


del cuerpo, incluyendo, tacto, presión y posición en el espacio

Occipital Visión

Tabla 2.2: Principales funciones de los lóbulos cerebrales

En base a lo antes descrito se han diseñado mapas cerebrales, identificando cada una
de estas zonas funcionales del cerebro, las cuales se describen en la figura 2.7 y 2.8.

Figura 2.8 (6)


Organización funcional del cerebro
Lóbulo frontal
Dentro del lóbulo frontal,
delante de la cisura central
se encuentra el área motora
primaria y detrás de la ella se
encuentra la corteza
somatosensorial primaria
(Lóbulo parietal). Estas dos
circunvoluciones, se conocen
como corteza sensitivo-
motora y trabajan
conjuntamente para
controlar los movimientos
voluntarios en el lado
Figura 2.9 (6)
opuesto del hemisferio en
Área motora primaria
cuestión. (3).

En el área motora primaria, Las áreas del cuerpo están representadas en forma
invertida en la circunvolución precentral. Comenzando desde abajo hacia arriba:
deglución, lengua, maxilares, labios, laringe, párpado y cejas, dedos, manos, muñeca,
codo, hombro y tronco etc (homúnculo motor: Figura 2.9 y 2.10).

Figura 2.10
Corteza motora
Anterior al área motora se encuentra el área motora suplementaria, la cuál cumple un
papel primordial en el lenguaje, pues es la responsable en parte de iniciar la actividad
motora (3). También encontramos la corteza premotora, la cual, es responsable de
almacenar programas de actividad motora reunidos como resultado de la experiencia
pasada; es decir programa la actividad motora primaria. Se cree que la corteza
prefrontal, que es la que ocupa la mayor parte de las circunvoluciones frontal superior,
media e inferior, está vinculada con la constitución de la personalidad del individuo,
regula la profundidad de los sentimientos y está relacionada con la determinación de
la iniciativa y el juicio del individuo (3).

Figura 2.11 (3)


Lóbulo frontal: organización funcional

Lóbulos temporales
Su función principal se relaciona al análisis de señales auditivas. Las fibras viajan desde
los pares craneales, a través del tronco cerebral y del tálamo a la corteza auditiva en
este lóbulo, realizando numerosas conexiones intermedias en su trayecto.
La elaboración y análisis de estos impulsos nerviosos se realizan en el área asociativa
auditiva localizada en la zona posterior de la segunda circunvolución temporal superior
(Área de Wernicke). Esta tarea se lleva a cabo por múltiples asociaciones cortico-
corticales y cortico-subcorticales, que relacionan los estímulos auditivos con estímulos
procedentes de otros sistemas sensoriales. En esta función son importantes los
sistemas de memoria organizados a modo de redes neuronales dentro de los lóbulos
temporales y de las estructuras subcorticales de sustancia gris y sustancia blanca (3).
Lóbulos parietales
Su función principal se relaciona a la
percepción y elaboración de sensaciones
somestésicas. Al igual que con el control
motor por parte de los lóbulos frontales, la
somestesia se organiza en el lado opuesto
al lado del cuerpo implicado. Las
sensaciones somestésicas alcanzan la
circunvolución postcentral o corteza
somatosensorial. Aquí las sensaciones
somestésicas se analizan, elaboran y
Figura 2.13
conectan con múltiples estímulos que SNC: Encéfalo y médula espinal
Figura 2.12
llegan desde otras zonas del cerebro (3). Corteza somatosensorial primaria

La región parietal asociada a esta función es al área somestésica primaria, ubicada en


la región posterior de la cisura central o de Rolando. En ella la mitad opuesta del
cuerpo está representada de forma invertida: faringe, lengua, cara,..., dedos, mano,
brazo, tronco, muslo,.., pierna, pie. La porción de una parte del cuerpo en particular se
relaciona con su importancia funcional y no con su tamaño.

Lóbulos occipitales
Si principal función se relaciona a la visión. La retina del ojo recibe los estímulos
visuales que se transmiten por medio del nervio óptico hacia el Tálamo, y después
hacia la corteza visual primaria en el lóbulo occipital. Aquí los impulsos se perciben
como destellos de luz sin sentido. Para darles sentido, la información dentro del
sistema visual debe ser analizada más profundamente, elaborada y conectada con
estímulos procedentes de otras regiones del cerebro, así como de los sistemas de
memoria. Este análisis de orden superior se realiza en la corteza de asociación visual
primaria, sobre las superficies lateral y medial del lóbulo occipital (3).

Sustancia gris subcortical


Estos cuerpos neuronales desempeñan una variedad de funciones sensoriales,
motoras y de integración. Estas estructuras incluyen el diencéfalo y los Ganglios
Basales (3). El Diencéfalo está formado por el tálamo y el hipotálamo, así como por sus
conexiones. El Tálamo es la estación de transito principal en la ruta que se inicia en las
sensaciones periféricas y termina en las áreas de asociación de la corteza, posee por lo
menos, dos funciones adicionales, ambas relevantes para el lenguaje (3). Estas tienen
que ver principalmente con su participación o relación con los procesos atencionales y
de memoria. Como las funciones verbales dependen en condiciones normales de la
actividad atencional y mnésica, lesiones en el tálamo se relacionan a síndromes
afásicos.

En relación a los Ganglios


Basales, se sabe que a pesar
de que el tálamo es la
principal estructura
subcortical responsable de
la transmisión e integración
sensorial, el núcleo caudado
y el núcleo lenticular
trabajan en el control y la
integración motora,
principalmente por ser
Figura 2.14 (3)
parte del sistema Ganglios basales

extrapiramidal, el cuál regula, modula, modifica, acelera, retrasa y aumenta o reduce


en amplitud la ejecución de la actividad motora voluntaria ejercida por la vía piramidal.
Lesiones de los ganglios basales pueden generar alteraciones en esta regulación del
control motor, generando trastornos de habla. Aunque de igual forma, las lesiones de
los ganglios basales pueden relacionarse a alteraciones presentes en los síndromes
afásicos, por ejemplo, pequeñas lesiones bilaterales de ganglios basales causan con
frecuencia un habla hipofónica (3).
Sustancia Blanca subcortical
Las áreas de sustancia gris subcortical son los responsables de organizar, integrar,
analizar y sintetizar los impulsos nerviosos. Sin embargo, estas zonas no funcionan en
forma aislada del resto del cuerpo, y por ende, se encuentran conectadas
preferentemente con otros grupos de sustancia gris por medio de vías formadas por
fibras nerviosas que constituyen la sustancia blanca del cerebro.
Una determinada agrupación de cuerpos neuronales en conjunto con sus vías de
conexión se denomina red neuronal. Las funciones cognitivas más complejas se llevan
a cabo a través de múltiples redes neuronales. Por esto, cualquier lesión en estas redes
neuronales puede interferir una función cognitiva y producir síndromes
neuroconductuales como la Afasia (3).

Sistema límbico
El sistema límbico es una
compleja red de estructuras
corticales y subcorticales
(sustancia gris y sustancia
blanca) que regula las
emociones.
Figura 2.15
Sistema límbico

Los componentes principales de este sistema incluyen el uncus, la circunvolución


parahipocámpica, el hipocampo, el fórnix o trígono (importante vía de asociación), los
cuerpos o tubérculos mamilares (región Talámica), el tracto mamilotalámico y la
circunvolución cingular (que se extiende por encima del cuerpo calloso).
Estrechamente unidos al sistema límbico se encuentran el hipotálamo, la amígdala y la
corteza asociativa frontal (Figura 2.12).

Los recuerdos, el deseo de producir lenguaje, los sentimientos y la diversidad emotiva


del pensamiento, están todos mediados por el sistema límbico. Los sistemas
anatómicos necesarios para las funciones cognitivas, como el lenguaje los conceptos
espaciales, la comprensión del significado en la vida, entre otras, se encuentran unidos
íntimamente al sistema límbico (3).
A.2-. Cerebelo
El término cerebelo significa <cerebro pequeño>
siendo realmente es una estructura mucho más
pequeña, que pesa una octava parte del cerebro.
El cerebelo se sitúa a modo de techo sobre el
tronco cerebral. Tiene el aspecto de una pequeña
naranja encajada en forma de cuña en la unión
entre la médula espinal y el cerebro. Está formado
por una capa superficial de sustancia gris y una
profunda de sustancia blanca y núcleos Figura 2.16 (4)
Cerebelo
cerebelosos. Está compuesto de dos grandes
masas laterales, los hemisferios cerebelosos (que deben diferenciarse de los
hemisferios cerebrales) y por una estrecha porción entre ambos, el vermis (1.a).

El cerebelo es el responsable de la
integración o coordinación de los
grupos musculares distribuidos por
todo el cuerpo. Para funcionar de
forma natural, la actividad motora
debe fluir siguiendo el ritmo suave,
regular, acompasado y coordinado;
el cerebelo mantiene este ritmo
(3). La lesión del cerebelo puede
dar lugar a un tipo específico de
trastorno motor del habla, que en
la clasificación clásica de los tipos
Figura 2.17 (1.a)
de disartria se denomina disartria Imagen medial hemisferio derecho, tronco encefálico y cerebelo

atáxica (ver capítulo tipos de disartria). El cerebelo también puede desempeñar una
función en el procesamiento cognitivo a través de sus conexiones con la corteza
prefrontal lateral (1.a).
Figura 2.18 (6)
Imagen medial
hemisferio derecho,
tronco encefálico y
cerebelo
A.3-. Tronco encefálico
El tronco cerebral y sus sub-estructuras
no se visualizan directamente a menos
que se realice una sección en los
hemisferios cerebrales de manera que
se puedan observar las estructuras
internas del encéfalo. Sus estructuras
superiores se agrupan para quedar
incluidas en el interior del cráneo. En
algunos textos el diencéfalo está
Figura 2.19
considerado como una parte del tronco Tronco encefálico

encefálico. Sin embargo, la neuroanatomía actual separa el diencéfalo y solamente


incluye tres estructuras (1.a). Desde el segmento rostral al caudal, las tres estructuras
del tronco encefálico son: Mesencéfalo / Protuberancia anular / Bulbo raquídeo.

Mesencéfalo
El mesencéfalo constituye la
porción más cefálica del
tronco, de una longitud
aproximada de 2.5 cm.
Comunica al puente y el
Figura 2.20 (9)
cerebelo con estructuras Mesencéfalo

diencefálicas, tras pasar por la abertura que existe en la tienda del cerebelo
(escotadura tentorial). Es atravesado por un estrecho canal, el acueducto cerebral y
esta constituido principalmente por los Pedúnculos Cerebrales, que en número de dos,
unen los hemisferios cerebrales con el tronco encefálico (Figura 2.21, 2.23 y 2.25).
Funcionalmente cumple distintos roles entre los cuales se encuentra mediar los
reflejos auditivos y visuales y regular la vigilancia cortical. Además contiene los núcleos
de los pares craneales III (Motor ocular motor) y IV (Troclear) (10).
Figura 2.21 (8)
Sección transversal del mesencéfalo

Figura 2.22 (7)


Tronco encefálico: Vista postero-lateral
Mesencéfalo – Colículos – Cuerpo geniculado
Protuberancia o puente
Porción ensanchada del tronco
encefálico que se ubica entre el
bulbo raquídeo y el mesencéfalo.
Yace ventralmente al cerebelo y
constituye un verdadero "puente"
de comunicación entre ambos
hemisferios cerebelosos. Es una Figura 2.23 (9)
Protuberancia o puente
estructura cuboidea con sus 6
lados prácticamente definidos, más ancha que alta, aprox. 25 mm de altura y 30 mm
de ancho. Limita inferiormente con el bulbo y por superior presenta un surco
denominado surco ponto-peduncular, que lo separa del Mesencéfalo (Figura 2.21, 2.23
y 2.25). Contiene los núcleos de los pares craneales V, VI, VII y VIII, además de las fibras
reguladoras sensitivo-motoras (10).

Figura 2.24 (7)


Tronco encefálico: Vista anterior
Bulbo o médula oblongada
Presenta límites propios del Sistema Nervioso y Óseos.
-. Límite óseo: consiste en una línea
que va entre, el margen superior del
arco anterior del Atlas con el
margen superior de su arco
posterior. Este límite, al ser un poco
arbitrario, se describe como un
límite aproximado, porque no Figura 2.25 (9)
Bulbo o médula oblongada
siempre ocurre así.
-. Limite Sistema Nervioso: aunque no existe un límite macroscópico preciso, se
considera que el bulbo raquídeo se continúa inferiormente con la médula espinal en
un punto inmediatamente superior a la salida de las raíces anteriores y posteriores del
primer nervio espinal, en las proximidades del nivel del foramen magnum.
-. Una pequeña porción inferior está metida en la parte superior del canal medular
-. La mayor parte de él está en el interior del cráneo, recostado (en íntima relación)
sobre el Clivus (corresponde al dorso de la silla más la parte basilar del hueso
occipital), no alcanzando a llegar a la sutura occipitoesfenoidal. Por lo tanto, el bulbo
presenta una curvatura hacia adelante que se corresponde con la curvatura cervical
estudiada embriológicamente.
-. Por la cara posterior tiene relación con la Cisterna Magna que es una ampliación del
espacio subaracnoídeo, ubicada por debajo del cerebelo.
-. El límite hacia el puente está delimitado por el Surco Bulbo-Pontino.
-. Su límite con la médula espinal está dado por una línea que pasa en el punto donde
se encuentra la Decusación Motora (esta decusación de las pirámides corresponde a
las fibras motoras que pasan de un lado al otro) (10).
-. Contiene los núcleos de 4 pares craneales: IX – X – XI - XII. Además regula la
respiración, la fonación, el latido cardíaco y la tensión arterial. En el Bulbo se
encuentra el centro cardiorespirtorio (Figura 2.21, 2.23 y 2.25).
Figura 2.26 (7)
Tronco encefálico: Vista posterior
A.4-. Médula espinal
La médula espinal es una especie de cordón blanco,
ligeramente aplastado en sentido anteroposterior,
de unos 45 cm de longitud y cuyo diámetro medio
se acerca a 1 cm (Figura 2.26) (11). Conecta el
cuerpo con el sistema nervioso central y regula los
reflejos. Discurre por la columna vertebral
transmitiendo impulsos nerviosos de la periferia al
cerebro para su análisis posterior y del cerebro a la
periferia para producir respuestas (Figura 2.27) (11).
Por la parte superior se continúa con el bulbo
raquídeo; por la inferior con un conjunto de fibras,
el filum terminale, de unos 25 cm de longitud. No es
un cordón regular. Presenta dos engrosamientos, Figura 2.27
Sistema nervioso central
uno arriba (engrosamiento cervical) y otro abajo Encéfalo y Médula espinal

(engrosamiento lumbar). Su superficie esta recorrida por surcos que resultan visibles
en una sección transversal:
- Por detrás un surco posterior poco marcado y a cada lado del mismo un surco
lateral posterior.
- Por delante un surco medio anterior
mucho más profundo y a cada lado del
mismo un surco lateral anterior.
De cada surco lateral parte un conjunto de
filamentos nerviosos; los que salen del lateral
posterior se agrupan en manojos para formar a
uno y otro lado, una raíz dorsal. Los que salen
del lateral anterior constituyen a uno y otro
Figura 2.28 (4)
lado una raíz ventral. Así nacen, a cada lado de Médula espinal
la médula espinal, treinta y un haces dorsales y 31 haces ventrales. La porción medular
de la que parten raíces de un mismo nivel se denomina mielómero.
La médula espinal contiene por lo tanto
31 mielómeros. Toda raíz dorsal, después
de un cierto ensanchamiento, el ganglio
espinal, se une a la correspondiente
ventral para formar el nervio espinal
(Figura 2.29) (11).
Una sección transversal de la médula
espinal nos permite observar en ella una
zona central de sustancia gris en forma de Figura 2.29 (12)
Médula espinal
<<H>>, otra periférica de sustancia blanca
y en el centro un fino conducto, el llamado central o del epéndimo, que la recorre
totalmente. Dicha sustancia gris comprende a cada lado, un asta anterior más gruesa,
una zona perienpedimidaria y un asta posterior más fina. Por su parte, la sustancia
blanca está formada también a cada
lado por un cordón anterior, otro
lateral y otro posterior; tan solo este
último se diferencia claramente, pues
los otros dos se comunican por delante
del asta anterior, por lo que a veces se
habla de un cordón anterolateral
(Figura 2.29)(11).
Figura 2.30 (13)
Médula espinal: Corte transversal
La médula posee tractos que
proporcionan vías de conducción en sentido bidireccional, las ascendentes llevan
información al encéfalo y las descendentes regresan la información procesada hacia el
resto del cuerpo. Estas vías transmiten sensaciones del tacto, presión, estado de los
músculos y también posee una parte voluntaria somática, para el movimiento (Figura
2.35)(14).
B-. Sistema nervioso periférico
El Sistema nervioso periférico está formado
por los nervios o pares craneales y los nervios
espinales. Estos pueden ser motores o
sensoriales. Las fibras sensoriales reciben
estímulos de los órganos receptores
periféricos tacto, presión, dolor, calor y frío) y
transmiten información hacia los hemisferios
del cerebro. El conjunto de fibras nerviosas
situadas fuera de la médula espinal se conoce Figura 2.31
como nervios, raíces nerviosas o troncos Sistema Nervioso central y periférico

nerviosos (3).

División motora somática: Axones motores que conectan el encéfalo y la médula


espinal con los músculos esqueléticos.

División motora visceral o autónoma: Células y axones que inervan los músculos lisos,
cardíaco y las glándulas. Recibe la información de las vísceras y del medio interno, para
actuar sobre los músculos, glándulas y vasos sanguíneos. A diferencia del sistema
nervioso somático y central, es de carácter involuntario, activándose principalmente
por centro situados en la médula espinal, tronco cerebral e hipotálamo. Transmite
impulsos desde el sistema nervioso central hasta la periferia estimulando los aparatos
y los órganos periféricos (16).
Entre las funciones del sistema visceral o autónomo encontramos:
- Contracción y dilatación de vasos sanguíneos.
- Contracción y relajación del músculo liso.
- Control frecuencia y fuerza cardíaca.
- Acomodación visual.
- Secreción de glándulas exocrinas y endocrinas: Permite regulación de
digestión, circulación sanguínea, respiración y el metabolismo.
B.1 Nervios espinales
Discurren desde la Médula espinal, presentándose en pares.
(31 pares), los cuales reciben su nombre de acuerdo a la
región medular de la cual provienen (figura 2.30):
- 8 cervicales.
- 12 dorsales.
- 5 lumbares.
- 5 sacros.
- 1 coccígeo.
Todos ellos son nervios mixtos, y establecen un
sistema de comunicación bidireccional entre la médula Figura 2.34 (12)
espinal y zonas de los brazos, piernas, cuello y tronco. Nervios espinales

Figura 2.35 (12)


Médula espinal y nervios espinales
La principal función de la M.E es proporcionar una red de conexiones que permitan la conducción de
estímulos nerviosos, convirtiéndolos impulsos sensoriales entrantes en impulsos motores salientes,
debido a que en su interior se encuentra una interneurona, que realiza la sinapsis, para que esto se lleve
a cabo dando origen al arco reflejo medular, que comprende los reflejos de retirada y tendinosos como el
rotuliano (14)
B.2 Pares craneales
Los nervios o pares craneales corresponden a 12 pares de nervios, los cuales
proporcionan inervación sensitivo-motora a la cabeza y el cuello incluyendo el control
de la sensibilidad general, especial y el control muscular voluntario e involuntario (a
excepción del décimo par que inerva también, estructuras torácicas y abdominales).
Como emergen del cráneo, se les denomina nervios craneales por oposición a los
nervios espinales que emergen de la columna vertebral (17).
Los nervios craneales funcionan como nervios espinales modificados. Como grupo,
tienen tanto componentes sensitivos como motores. Sin embargo, los nervios
individuales, pueden ser puramente sensitivos, puramente motores o mixtos (motores
y sensitivos). Los nervios craneales transportan seis modalidades distintas: tres
sensitivas y tres motoras (17). Estas modalidades son:
Sensitiva general: percibe tacto, dolor, temperatura, presión, vibración y
sensibilidad propioceptiva.
Sensitiva visceral: Percibe aferencias sensitivas de las vísceras, a excepción del
dolor.
Sensitiva especial: Percibe olfato, visión, gusto, audición y equilibrio.
Motora somática: Inerva musculatura que se desarrolla a partir de las somitas.
Motora branquial: Inerva músculos que se desarrolla a partir de los surcos
branquiales.
Motora visceral: Inerva las vísceras, incluidas las glándulas y todos los músculos
lisos.
Par Craneal Nombre
NC I N. Olfatorio
NC II N. Óptico
NC III N. Oculomotor
NC IV N. Troclear
NC V N. Trigémino
NC VI N. Abducens
NC VII N. Facial
NC VIII N. Vestíbulo-Coclear
NC IX N. Glosofaríngeo
NC X N. Vago
Tabla 2.3
NC XI N. Accesorio
NC XII Hipogloso Pares craneales
Tal como se explicaba anteriormente los pares craneales cumplen distintas funciones,
las cuales se detallan en la tabla 2.4.
Par craneal Función
N. Olfatorio Sensitivo especial para el olfato
N. Óptico Sensitivo especial para la visión
N. Oculomotor Motor somático para los músculos extraoculares, excepto los músculos
oblicuo superior y recto lateral
Inervación motora parasimpática para los músculos ciliar y constrictor de la
pupila
N. Troclear Motor somático para el músculo oblicuo superior
N. Trigémino Sensitivo general del rostro, la porción anterior del cuero cabelludo, los
ojos, los senos paranasales, las cavidades nasal y oral, los dos tercios
anteriores de la lengua, las meninges de las fosas craneales anterior y media
y la membrana timpánica externa.
Motor branquial para músculos de la masticación, los tensores del tímpano
y el velo del paladar y los músculos Milohioídeo y vientre anterior del
digástrico
N. Abducens Motor somático para el músculo recto lateral
N. Facial Sensitivo general de la piel del pabellón auricular por detrás del oído
externos y la membrana timpánica externa
Sensitivo especial para el gusto de los dos tercios anteriores de la lengua
Motor branquial para los músculos de la expresión facial
Parasimpático para glándula lagrimales, las glándulas submandibulares y
sublinguales y la mucosa oral y nasal
N. Vestíbulo- Sensitivo especial para el equilibrio
Coclear Sensitivo especial para la audición
N. Sensitivo general del tercio posterior de la lengua, la amígdala, la piel del
Glosofaríngeo oído, externo, la superficie externa de la membrana timpánica y la faringe
Sensitivo visceral del cuerpo carotídeo y del seno carotídeo
Sensitivo especial para el gusto del tercio posterior de la lengua
Motor branquial para el músculo Estilofaríngeo
Parasimpático para la glándula parótida y los vasos sanguíneos en el cuerpo
carotídeo
N. Vago Sensitivo general de un área pequeña que rodea el oído externo, las
meninges posteriores, la membrana timpánica externa y la laringe
Sensitivo visceral de la faringe, la laringe y las vísceras torácicas y
abdominales
Motor branquial para músculos faríngeos y laríngeos
Inervación parasimpática de músculos lisos y las glándulas de la faringe,
laringe, las vísceras torácicas, abdominales y el músculo cardíaco
N. Accesorio Motor branquial para el músculo Esternocleidomastoídeo y Trapecio
Hipogloso Motor somático para los músculos intrínsecos y extrínsecos de la lengua a
excepción del Palatogloso
Tabla 2.4 (17)
Funciones de los pares craneales
Figura 2.36 (17)
Vista basal del encéfalo y del tronco encefálico (seccionado)

En relación al habla, no todos los pares craneales tienen una injerencia directa. Entre
los pares craneales relacionados a este proceso encontramos al Trigémino (NC V),
Facial (NC VII), Glosofaríngeo (NC IX), Vago (NC X), Espinal accesorio (NC XI) e
Hipogloso (NC XII).
Bibliografía

1-. Murdoch, B. (2010): Acquired Speech and Languaje Disorders: A Neuroanatomical


and Functional Neurological Approach. United Kingdon: Wiley-Blackwell.

2-. Love, R. Webb, W. (2001). Neurología para especialistas del habla y el lenguaje.
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3-. Gonzalez, R y cols. (2006) Guía docente para curso de postgrado: Diagnóstico de los
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5-. Helm-Estabrooks, N. Albert, M. (2005). Manual de la Afasia y de terapia de la Afasia.


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6-. Henríquez. Tronco encefálico. Estructura externa. Obtenida de


http://www.med.ufro.cl/Recursos/neuroanatomia/archivos/pdf/apunte5.pdf

7-. Soriano, C. Guillazo, G. Redolar, D. Torras, M. Martinez, A. (2007). Fundamentos de


neurociencia: Biblioteca multimedia editorial UOC. Obtenida de
http://www.editorialuoc.com/extra_content/978-84-9788-537-9/

8-. NETTER, Frank H. (2000). Atlas de Anatomia Humana. Porto Alegre: Artmed

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11-. Breillon, M. (1992). Le systéme nerveux central. París: Doin editeurs

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http://thebrain.mcgill.ca/flash/a/a_01/a_01_cr/a_01_cr_ana/a_01_cr_ana.html

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Nervios craneales en la saludo y la enfermedad. Madrid: Editorial Médica
Panamericana-
Primera parte

III. Irrigación cerebral


Irrigación cerebral

El encéfalo recibe su irrigación


arterial a partir de dos pares de
vasos, las arterías carótidas internas
y las arterias vertebrales que se
interconectan en la cavidad craneal
para formar el circuito arterial o
polígono de Willis (Figura 3.1). Las
dos arterias vertebrales penetran en
la cavidad craneal a través del
agujero magno y se fusionan en la
zona inferior de la protuberancia
originando la arteria basilar (Figura
3.2). Las arterias carótidas internas
entran en la cavidad craneal a través
de los conductos carotídeos1.

I-. Arterias vertebrales.


Cada arteria vertebral se origina en la parte
inferior del cuello a partir de la primera
porción de cada arteria subclavia y ascienden a
través de los agujeros transversos de las
primeras seis vertebras cervicales para
penetrar en la cavidad craneal a través del
agujero magno, donde cada arteria vertebral
emite una pequeña rama meníngea. Más
adelante, las arterias vertebrales emiten tres
ramas adicionales antes de unirse entre sí y
dar lugar a la arteria basilar (figura 3.2)1:
- Una rama que se une a su homóloga contralateral originando la arteria espinal
anterior, que desciende por la fisura anterior de la médula espinal 1.
- La segunda rama es la arteria espinal posterior, que pasa posteriormente
rodeando el bulbo para descender sobre la superficie posterior de la médula
espinal en la zona de salida de las raíces posteriores. Existen dos arterias
espinales posteriores, una a cada lado1.
- Inmediatamente antes de la unión de las dos arterias vertebrales, cada una
emite una arteria cerebelosa posteroinferior 1.

II-. Arterias carótidas internas.


Las arterias carótidas internas
provienen las arterias carótidas
comunes y penetran al cráneo por el
conducto carotideo (Figura 3.1)3. Una
vez adentro de la cavidad craneal,
cada arteria carótida interna emite las
siguientes ramas: la arteria oftálmica,
la arteria comunicante posterior, la
arteria cerebral media y la arteria
cerebral anterior (Imagen 3.1)1.

A-. Arteria cerebral anterior (ACA).


Irriga la porción orbitaria y medial del lóbulo
frontal, y la cara medial del lóbulo parietal, el
área perforada anterior, el rostrum y el
cuerpo del cuerpo calloso, el septum
pellucidum, la parte inferior y rostral del
núcleo caudado y del putamen, y el brazo
anterior y rodilla de la cápsula interna 3.
B-. Arteria cerebral media (ACM)
Irriga la porción lateral de los giros orbitarios, y los lóbulos frontal, parietal, y temporal.
La ACM da origen a las arterias medias y laterales que irrigan gran parte del putamen,
el área lateral del globus pallidus, y la región adyacente a la cápsula interna (Imagen
3.4)3.

C-. Arteria comunicante posterior (ACP)


Esta arteria se une a las ramas posteriores de la arteria basilar. Da irrigación a la rodilla
y el tercio anterior del brazo posterior de la cápsula interna, la porción rostral del
tálamo, y a las paredes del tercer ventrículo (Imagen 3.1)3.

Cuadro 3.1
Arterias responsables de la irrigación cerebral

III-. Arteria cerebral posterior


Se inicia en la bifurcación basilar y a poca distancia de su origen se anastomosa con las
arterias comunicantes posteriores, con lo cual conecta la circulación cerebral anterior
con la posterior. Cada arteria cerebral posterior da lugar a ramas para el tronco
cerebral y ramas corticales.

A-. Ramas del tronco cerebral B-. Ramas corticales


-. Tálamo perforada. Alcanzan el lóbulo occipital e
-. Coroidea posteromedial. irrigan el hipocampo y la
-. Cuadrigémina. superficie medial e inferior de
los lóbulos temporal y
occipital.
Las ramas corticales de la arteria cerebral posterior se extienden ligeramente por las
superficies laterales de los lóbulos temporal y occipital donde se anastomosan con las
Arteria Cerebral Media. Por otra parte la arteria cerebral posterior termina formando
la arteria parietooccipital y la arteria calcaranina. Esta última irriga el área visual
primaria.

Circuito cerebral (Polígono de Willis )


El circuito cerebral o polígono de
Willis se forma en la base del
cerebro por la unión entre los
vasos vertebro-basilares y las
ramas de la arteria carótida
interna (figura 3.5). En esta unión
participa la arteria comunicante
anterior que conecta entre sí a la
Figura 3.5
arteria cerebral anterior izquierda Circuito cerebral o polígono de Willis.
con la derecha y las dos arterias comunicantes posteriores, una a cada lado, que
conectan la arteria carótida interna con la arteria cerebral posterior 1.

Este circuito, le permite a la sangre penetrar hacia cualquier lugar de ambos


hemisferios. Este sistema compensa la ↓ del flujo en caso de existir una oclusión o
bloqueo de las A. Carótida Interna o de la A. Vertebrales la sangre fluya hacia la línea
media. En resumen, el polígono de Willis constituye una válvula de seguridad del
cerebro que permite una circulación colateral (flujo por vía alternativa) si ↓ el flujo en
algún lugar específico.

De esta forma, el circuito cerebral queda formado por diversas arterias entre las cuales
encontramos, las siguientes: A. Comunicante anterior / A. Cerebral anterior izquierda /
A. Carótida interna izquierda / A. Comunicante posterior izquierda / A. Basilar / A.
Cerebral posterior derecha / A. Comunicante posterior derecha / A. Carótida interna
derecha / A. Cerebral anterior derecha
Bibliografía

1- Drake, L. Vogl, W. Mitchell, A. (2005). Gray anatomía para estudiantes. Madrid:


Elsevier.

2- NETTER, Frank H. (2000). Atlas de Anatomia Humana. Porto Alegre: Artmed.

3- Arana, A. Uribe, C. Muñoz, A. Salinas, F. Enfermedad cerebro vascular: Guía


clínica basada en la evidencia. Colombia: ASCOFAME.
Primera parte

IV. Control neuromotor del habla.


Control neuromotor del habla

La producción del habla necesita la acción de mecanismos superiores que se producen


en cada nivel de integración motora del sistema nervioso. Se pueden identificar cinco
niveles principales: Corteza cerebral / Núcleos subcorticales / Tronco encefálico /
Cerebelo / Médula espinal. En cada uno de estos cinco niveles del sistema nervioso
existen componentes del sistema motor que participan en el habla. Desde el punto de
vista clínico, el sistema de integración motora del cerebro relacionado con el habla se
puede dividir en tres subsistemas motores principales:
- Sistema piramidal.

- Sistema extrapiramidal.

- Sistema cerebeloso1.

I-. Sistema piramidal


Los movimientos voluntarios de los músculos que participan en el habla son
controlados por el sistema piramidal. En realidad el haz piramidal constituye la vía
voluntaria más importante para todo movimiento. Se compone del haz
corticoespinal, corticobulbar y corticopontino. El haz corticobulbar controla los
movimientos finos de los músculos distales de los miembros y los dedos. El haz
corticobulbar controla los pares craneales, muchos de los cuales se encargan de
inervar directamente los músculos del habla. El haz corticopontino se dirige hacia los
núcleos pontinos que a su vez proyectan al cerebelo. Los haces corticoespinal,
corticobulbar y corticopontinos se denominan vías cortífugas porque todas descienden
desde la corteza1.
A-. Haz corticoespinal (HCE).
Desciende desde la corteza
cerebral hasta diferentes partes
de la médula espinal. Comienza en
la corteza motora de los dos
hemisferios cerebrales,
generalmente en la circunvolución
precentral del cerebro o corteza
motora y en menor grado de la
circunvolución postcentral o
corteza somatosensorial (figura
2.8). Por lo tanto, las fibras
corticoespinales bilaterales
comienzan en los lóbulos frontales
y parietales del cerebro. Se les
Figura 4.12
considera como haces motores Haz corticoespinal.
descendentes primarios ya que se dirigen en forma descendente desde la corteza a la
médula espinal entremezclándose con los nervios espinales del SNP en diferentes
niveles de la médula. Los nervios espinales abandonan el neuroeje e inervan los
músculos de miembros y del tronco (Figura 3.1) 1.
El haz corticoespinal constituye algunos de los axones motores más largos del sistema
nervioso. Proporcionan una ruta directa para las órdenes motoras de las regiones
motoras corticales y permiten una rápida respuesta voluntaria a nivel del sistema
nervioso. Sin embargo, aún cuando se describa como parte de la vía de activación
motora estas fibras no son meramente motoras. Las fibras desembocan en varios
puntos a lo largo de las vías, donde forman sinapsis con interneuronas e influyen en
arcos reflejos y núcleos de las vías sensoriales descendentes 1.
El haz corticoespinal permite movimientos finos de músculos distales de miembros y
dedos. Está compuesto por el haz corticoespinal lateral y el haz corticoespinal anterior
o ventral.
A.1 Haz corticoespinal lateral.
Corresponde a casi el 90% del HCE. Estas fibras
decusan en la unión bulbo-medular del tronco
encefálico. Por esto se considera que presenta
una inervación contralateral1.

A.2 Haz corticoespinal anterior.


Corresponde aproximadamente al 10% de las
fibras del HCE. Estas fibras a diferencia del haz
corticoespinal lateral no decusan, continuando
su descenso ipsilateralmente 1. Figura 4.2
Haz corticoespinal.
Vías motoras descendentes.
Se inicia en las cortezas motoras
bilaterales y desciende hacia la
sustancia blanca subcortical en
fibras en forma de abanico
formando la corona radiada hasta
llegar a la cápsula interna donde
las fibras del HCE atraviesan el
miembro posterior de esta y las
fibras del haz corticobulbar por la
rodilla de la cápsula interna. Figura 4.3
Desde este punto, ambos grupos Haz corticoespinal: HCE lateral / HCE anterior.

de fibras avanzan hasta conectar con el pedúnculo cerebral del mesencéfalo o cerebro
medio. Posteriormente las fibras entran en el puente y se entremezclan con las fibras y
núcleos pontinos, proporcionando circuitos que reverberan a través del cerebelo y
devuelven los impulsos a la corteza cerebral estableciendo circuitos de regulación
cerebelosa. Luego las fibras cruzan la base del puente y llegan al bulbo, donde en la unión
bulbo-medular aproximadamente el 90% de las fibras decusa (HCE lateral). Las fibras
corticoespinales se unen al bulbo para formar las pirámides, de las cuales el haz piramidal
toma su nombre1.
Decusación.
El cruce del haz corticoespinal lateral derecho el izquierdo se conoce con el nombre de
decusación. La decusación lleva implícito que si una lesión interrumpe el curso de las fibras
antes de que estas se crucen, el efecto se producirá en el lado del cuerpo opuesto a la
localización de la lesión. Si el haz corticoespinal se interrumpe en el cerebro, el movimiento
voluntario de los miembros estará limitado en la parte contralateral del cuerpo. Por otra
parte, si se produce debajo de la decusación, la alteración el movimiento voluntario se verá
reflejado del mismo lado o ipsilateralmente1.
Parálisis, paresia y plejia.
La privación o a gran escala del movimiento se denomina parálisis y la parálisis
incompleta se denomina paresia. La parálisis completa o incompleta de un lado del
cuerpo se llama hemiparálisis o hemiplejia1. Esta información es muy importante ya
que ante hemiparesias o hemiplejias derechas con una lesión por sobre la decusación
indicaría una alteración del hemisferio izquierdo (zona responsable del lenguaje).

B-. Haz corticobulbar o corticonuclear (HCB).


El HCB corresponde a la vía voluntaria para los movimientos de los músculos del
habla, a excepción de los músculos respiratorios. Sus fibras comienzan con las fibras
corticoespinales a nivel de la corteza y terminan en los núcleos motores de los pares
craneales. A diferencia de los haces corticoespinales, los HCB se forman de diversas
fibras ipsilaterales y contralaterales. Los HCE y los HCB se separan a nivel del tronco
encefálico donde las fibras corticobulbares decusan en distintos puntos 1.
Simetría bilateral.
La mayoría de los músculos del habla de la línea media del rostro presentan una
simetría bilateral. Esto es a causa de la inervación bilateral producida por las fibras
corticobulbares. Todos los músculos simétricos del rostro, paladar, pliegues bucales y
diafragma trabajan de forma sincronizada la mayor parte del tiempo, mientras
realizamos distintas acciones como sonreír, masticar, deglutir, hablar, etc.
Ante lesiones corticobulbares, la inervación bilateral proporciona una válvula de
seguridad para el habla. La inervación de los miembros es en principio contralateral, no
bilateral, por esto, lesiones del HCE pueden producir parálisis unilaterales graves. En
cambio, lesiones de fibras corticobulbares no causan debilidad grave por la inervación
bilateral1.

Inervación contralateral y unilateral


Las regiones que
reciben mayores
impulsos unilaterales
son las más
paralizadas ante una
lesión unilateral. Los
músculos que
generalmente se ven
más afectados son los
de la parte inferior de
la cara y el trapecio1.
En general los núcleos
más complejos son los del Facial (Figura 3.6) que combina inervación bilateral con
inervación contralateral de la siguiente manera:
- Mitad superior rostro: Inervación mayormente bilateral.

- Mitad inferior rostro: Inervación mayormente contralateral.


C-. Haz corticopontino (HCP).
El haz corticopontino se proyecta desde la corteza hacia los núcleos pontinos en el
puente donde se entremezcla con las fibras y núcleos pontinos, proporcionando
circuitos que reverberan a través del cerebelo y devuelven los impulsos a la corteza
cerebral estableciendo circuitos de regulación cerebelosa.
D-. Motoneurona superior e inferior

D.1 Motoneurona superior


También se le llama primera
motoneurona o neuronas de
primer orden. Corresponde a
todas las vías que envían
axones desde la corteza
cerebral hasta las células del
asta anterior de la médula
Cuadro 4.24
espinal. Ninguna Motoneurona superior e inferior.

motoneurona superior sale del neuroeje. Estas, solo se localizan al interior del cerebro,
tronco encefálico y médula espinal. El haz piramidal, con su activación de las neuronas
motoras superiores puede ser considerado como la vía de activación directa o sistema
motor directo, debido a sus conexiones directas y a la gran activación que produce en
las motoneuronas inferiores (Cuadro 3.2 y figura 3.9) 1.

D.2 Motoneurona inferior.


Corresponde a las vías que envían axones a los nervios periféricos, es decir,
corresponde a los pares craneales y espinales. Se les denomina neuronas de segundo
orden. Charles Sherrington se refería a la motoneurona inferior como la “gran vía final”
(Cuadro 3.2 y figura 3.9) 1.

Cuadro 4.3
Motoneurona superior / Motoneurona inferior
II-. Sistema extrapiramidal.
El sistema extrapiramidal se compone de un conjunto complejo de núcleos motores
subcorticales llamados ganglios basales, junto con el núcleo subtalámico, la sustancia
negra, el núcleo rojo, el tronco del encéfalo, la sustancia reticular y las complejas vías
que interconectan estos núcleos1. Estos núcleos complementan la actividad del
Sistema Piramidal, participando en el control de la actividad motora cortical, como
también en funciones cognitivas4.
Su Función es mantener el balance, postura y equilibrio mientras se realizan
movimientos voluntarios. También controla movimientos asociados o involuntarios.
Por lo tanto, este sistema tiene por función el control automático del tono muscular y
de los movimientos asociados que acompañan a los movimientos voluntarios. Por
ejemplo, al hacer una flexión del muslo, voluntariamente se esta manejando el
miembro inferior derecho, y en forma involuntaria, todo el resto de la musculatura del
cuerpo hace mantener el equilibrio y el tono muscular, esto último es controlado por
el sistema extrapiramidal4.

Características.
Se llama sistema extrapiramidal ya que la mayoría de sus fibras descendentes no pasan
por las pirámides bulbares. Esta es una descripción anatómica muy utilizada por los
clínicos. A diferencia del sistema piramidal, éste es un sistema motor
filogenéticamente muy antiguo y esta formado por una serie de cadenas y circuitos
neuronales de mayor complejidad que el sistema piramidal, denominado Sistema
Neuronal Polisináptico. En el sistema extrapiramidal se van a distinguir:

Núcleos motores: Cuerpo Estriado (Núcleo caudado y el putamen), globo pálido,


núcleo subtalámico, núcleo rojo y núcleo negro.

Núcleos Integradores: Núcleos talámicos (centromediano), Núcleos Vestibulares,


Formación Reticular y el más importante es el Cerebelo. Estos núcleos (integradores)
programan las respuestas motoras de tipo automático y de tipo asociado, a los
movimientos voluntarios4.
Junto con la existencia de núcleos motores y centros de integración hay fascículos
(sustancia blanca) que se identifican como pertenecientes al sistema extrapiramidal,
los cuales están dispuestos para establecer un sistema de retroalimentación entre los
núcleos motores y los centros de integración. Entre estos fascículos vamos a identificar
a algunos como:

Asa lenticular: Nace en el globo pálido y desciende con fibras en dirección hacia el
tegmento del mesencéfalo y hacia el tálamo.

Fascículo Subtalámico: Une el globo pálido con el núcleo subtalámico4.

Hay otros Fascículos que van desde el cerebelo hacia el núcleo rojo y/o hacia el tálamo,
que pueden ser identificados. Otro Fascículo, es el que conecta el núcleo negro con el
putamen. Esta conexión es muy importante porque aquí se libera el neurotransmisor
dopamina que falla en el Parkinson. Esta enfermedad es un ejemplo como enfermedad
del sistema extrapiramidal, se caracteriza por alteración del tono muscular, temblor y
rigidez. Además, existen fascículos descendentes que van en dirección hacia la médula
espinal (sustancia gris), que pertenecen a este sistema 4.
Los fascículos más importantes son:
- F. Reticuloespinal Medial y lateral.

- F. Rubroespinal.

- F. Vestibuloespinal Lateral.

- F. Vestibuloespinal Medial.

- Fascículo Tectoespinal.

- F. Olivoespinal.

1-. Tracto Rubroespinal.


Es la principal vía motora del mesencéfalo. Se considera como un Tracto Corticoespinal
Indirecto. Va desde el núcleo rojo a la médula espinal. Ocupa una posición en el cordón
lateral de la ME, muy cerca del Tracto Corticoespinal Lateral. Envía la mayor parte de
sus eferencias a la Oliva Inferior. Su función es facilitar las Motoneuronas Flexoras e
inhibir las Extensoras.
2-. Tracto vestíbulo espinal lateral.
Desciende en forma ipsilateral en el puente, bulbo y Médula Espinal.. Su función es
facilitar a las Motoneuronas Extensoras e inhibir las Flexoras.

3-. Tracto vestíbulo espinal medial Sus fibras se unen al Fascículo Longitudinal Medial,
ipsi y contralateralmente. Termina en la médula espinal. Participa en el control de la
posición de la cabeza. Su función es estimular a las Motoneuronas Flexoras e inhibir
las Extensoras.

4-. Tracto ponto retículo espinal Se origina en el grupo medial de los núcleos
reticulares pontinos. Ocupa una posición en el cordón anterior de la ME. Su función es
estimular a las Motoneuronas Extensoras e inhibir las Flexoras.

5-. Tracto retículo espinal Se origina en el grupo lateral de los núcleos reticulares. La
mayoría de sus fibras descienden en forma ipsilateral. Se ubica en el Cordón Lateral de
la médula.

4.1 Tracto Retículo-Espinal Medial: Se origina en el puente. Estimula Neuronas


Motoras Extensoras e inhibe las Flexoras.

4.2 Tracto Retículo-Espinal Lateral: Se origina en el bulbo. Estimula a las


Motoneuronas Flexoras e inhibir las Extensoras.

Todas las conexiones que pertenecen al sistema extrapiramidal tienen como función
actuar sobre la motoneurona ubicada en los núcleos de la sustancia gris medular y los
núcleos de los nervios craneanos motores, a nivel del tronco encefálico. Estos
fascículos del sistema extrapiramidal, interactúan con la vía motora voluntaria o
sistema piramidal, el cual tiene un recorrido directo desde el córtex cerebral hasta las
motoneuronas 4.
Figura 4.94.
Fascículos descendentes del sistema extrapiramidal

A-. Vía de activación indirecta.


Duffy, propone el concepto de vía de activación indirecta del sistema extrapiramidal y
su papel en el control del movimiento. Este autor hace una distinción entre la vía de
activación indirecta y los circuitos de control de los ganglios basales y del cerebelo.
Esto lo centra principalmente en el hecho de que tanto el cerebelo como los Ganglios
Basales no son fuentes de estímulo directas para la motoneurona inferior, mientras
que la vía de activación indirecta enviaría impulsos directos sobre la motoneurona
inferior y algunos núcleos de los pares craneales 5.

Según este mismo autor, la vía de activación indirecta se forma por múltiples vías
cortas e interconexiones entre la corteza y la motoneurona inferior. En todo caso, es
claro que aún quedan muchas interrogantes acerca de la vía extrapiramidal por
contestar, pues, falta conocimiento acabado acerca de su funcionamiento 6.
Según Duffy, la vía de activación indirecta está compuesta de numerosas vías cortas e
interconexiones de estructuras situadas entre el origen de la vía en la corteza y su
terminación en la motoneurona inferior. Entre los cuales encontramos el tracto
reticuloespinal, el tracto vestibuloespinal y el tracto rubroespinal1 (Tabla 3.1).

Tabla 4.11
Principales componentes de la vía de activación indirecta del sistema extrapiramidal

Función.
Control motor para regular los reflejos y mantener la postura y la tonicidad. El control
es subconsciente involuntario y requiere de la integración de numerosos músculos. Su
efecto parece ser inhibidor, mientras que el sistema de activación directa es
facilitador. En el habla este sistema probablemente inhibe interferencias con el
movimiento de determinados músculos para que se mantenga la velocidad, intensidad
y dirección de movimiento. En general, una lesión en la vía de activación indirecta
afecta el tono de los músculos y a los reflejos. Normalmente se ocasiona en conjunto
con lesiones en la vía de activación directa, es decir, con el sistema piramidal 1.

B-. Ganglios basales.


Se establece que el sistema extrapiramidal está constituido por conjunto complejo de
núcleos motores subcorticales llamados ganglios basales1, los cuales en conjunto con
otras estructuras componen esta intrincada red neuronal. Los ganglios basales
corresponden a núcleos de sustancia gris subcorticales. Estos núcleos, en conjunto con
el cerebelo, reciben información desde la corteza cerebral, que luego de integrarla y
procesarla la envía al tálamo, el cual la trasmite de vuelta a áreas específicas de la
corteza cerebral para así influir en el control motor7.
En relación a los ganglios
basales se distinguen
generalmente tres
estructuras o partes
principales:
-.Núcleo caudado.
-.Núcleo lenticular:
Putamen / Globo pálido.
El núcleo caudado y el
núcleo lenticular
trabajan en el control y
Figura 4.1022
la integración motora, Ganglios basales

principalmente por ser parte del sistema extrapiramidal. Lesiones de los ganglios
basales pueden generar alteraciones en esta regulación del control motor, generando
trastornos de habla. Aunque de igual forma, las lesiones de los ganglios basales
pueden relacionarse a alteraciones presentes en los síndromes afásicos, por ejemplo,
pequeñas lesiones bilaterales de ganglios basales causan con frecuencia un habla
hipofónica8.

Función.

A nivel funcional los ganglios basales se relacionan a otras estructuras que se


encuentran cerca de la formación reticular del mesencéfalo, entre las cuales
encontramos el subtálamo, la sustancia negra y el núcleo rojo. La sustancia reticular en
sí misma se considera como parte del sistema extrapiramidal subcortical. El sistema
extrapiramidal se asocia con los movimientos estereotipados gruesos. Tiene más
influencia sobre los músculos proximales (de la línea media), que sobre los músculos
distales (periféricos). Se
encarga de mantener el
tono y la postura
adecuada. Aún cuando el
haz piramidal se halle
destruido, este sistema
permite que una persona
pueda comer y caminar.
Probablemente, es de
fundamental
importancia para
cambiar la expresión
facial al hablar, en tanto
que el habla misma sería
Figura 4.11 (6)
básicamente el resultado
Ganglios basales: relaciones funcionales con otras
de la acción del haz estructuras

piramidal1.
Las funciones de los ganglios basales no han sido totalmente dilucidadas y estas, se
han descrito, principalmente en base a inferencias en relación a las lesiones de estos.
Así pues, se piensa que los ganglios basales participan de forma importante en el
control motor, en especial, en la iniciación de movimientos y mantención de
movimientos continuados1. Influyendo particularmente en:
- Movimientos relacionados con la postura.

- Movimientos automáticos.

- Movimientos voluntarios que requieren destreza.

- Ejecución automática de acciones motoras aprendidas (tocar instrumentos, escribir a


mano, etc).
De este modo, ante alteraciones a nivel de los ganglios basales se generan trastornos
del movimiento, los cuales en la literatura, por lo general se denominan discinesias (dis
= trastorno / cinesia = movimiento). Estos trastornos engloban toda una gama de
posturas extrañas y pautas de movimiento inusuales, los cuales se describen más
adelante1.

Tabla 4.27
Tabla comparativa entre el sistema piramidal y el extrapiramidal.
III-. Sistema cerebeloso.
Es el tercer subcomponente del sistema motor que influye en el habla. Al interactuar
con los sistemas piramidal y extrapiramidal, además de la sustancia reticular del tronco
encefálico, el cerebelo facilita gran parte de la coordinación motora del habla1.

Función.
Las conexiones que el
cerebelo tiene con otras
partes del sistema
nervioso central son
importantes para el
desarrollo de sus
funciones. A través de
estas conexiones el
cerebro recibe y envía
impulsos eferentes y
aferentes y cumple con
su función primaria, la
coordinación sinérgica de Figura 4.126
Cerebelo: Relación funcional con otras estructuras.
músculos y grupos
musculares. Se define la sinergia como la acción cooperativa de los músculos.

La labor principal del cerebelo consiste en asegurar la coordinación fina de los


músculos. Concretamente, el cerebelo, junto con otras estructuras del sistema
nervioso mantiene la postura y equilibrio adecuados al caminar, así como los
movimientos secuenciales de la deglución, para vestirse o para escribir. También guía
la producción de movimientos rápidos, alternados, repetitivos como los que se
utilizan al hablar y en los movimientos suaves. El movimiento voluntario, sin la ayuda
del cerebelo, es incoordinado, desorganizado y torpe. El defecto motor del sistema
cerebeloso se denomina asinergia o disinergia. Asinergia es una falta de coordinación
en los músculos agonistas y antagonistas 1.
Papel del cerebelo en la producción del habla.
El subsistema motor cerebeloso ejerce una influencia muy importante en la función de
otros sistemas motores involucrados en el mecanismo de producción del habla. El
hecho de que el cerebelo desempeñe un papel importante en la sinergia de
movimientos alternados rápidos y la coordinación muscular fina, sugiere que
interactúa de forma crucial con las fibras corticobulbares para proporcionar el control
motor preciso y especialmente rápido que se necesita en la producción del habla 1.

La participación del cerebelo en el habla dice relación con su naturaleza


retroalimentadora, que es posible gracias a sus conexiones aferentes y eferentes.
Además, una vez que el acto motor se desencadena, el sistema cerebeloso coordina
los movimientos y entrega una regulación constante y simultánea mediante
mecanismos propioceptivos; de esta forma, controla el grado de contracción muscular
tanto antagonista como agonista, permitiendo la regulación necesaria para la precisión
de los movimientos del habla. Para esto, existen tres áreas reconocibles dentro de esta
estructura: áreas auditivas, táctiles y visuales, las que se proyectan hacia regiones de la
misma índole en el cerebro. Desde éstas, se originan fibras que retornarán al cerebelo.
Se puede concluir que el cerebelo actúa como un modulador crítico de la función
neuronal aumentando o disminuyendo los impulsos sensoriales y motores 6. Por medio
de sus circuitos de retroalimentación aferente y eferente, asegura un nivel deseado de
actividad neural en las partes motoras del sistema nervioso (1.b). Dichas funciones
están organizadas en tres vías cerebelosas: la vestibulocerebelosa, que lleva la
información sobre el equilibrio proveniente de los núcleos vestibulares; la
espinocerebelosa, encargada de transportar la información propioceptiva y la vía
cortico-ponto-cerebelosa, que permite que la corteza cerebral controle e influya en la
actividad del cerebelo, posibilitando a este último coordinar y regular las actividades
involuntarias6.
IV-. Sistema funcional del habla.
Paralelo a lo anteriormente planteado, Duffy (2005) entrega una organización
funcional distinta del sistema de control motor del habla (Figura 3.14), la cual sería útil
en caso de una lesión, para comprender de mejor manera los componentes
involucrados en ella y no sólo su ubicación. Desde este punto de vista, el sistema
motor se divide de la siguiente manera: Vía final común (VFC) / Vía de activación
directa / Vía de activación indirecta / Circuito de control.

Vía final común.


Es el mecanismo periférico por el cual se media la actividad motora, que está formado
por los nervios craneales, que inervan los músculos relacionados con la fonación,
resonancia y articulación, y por los nervios espinales, que inervan los músculos
relacionados con la respiración. Esta vía se asocia a la motoneurona inferior y tiene
como principal función la estimulación de la contracción y del movimiento muscular.

Vía de activación directa


La vía de activación directa, también llamada sistema piramidal, se conecta
directamente con la vía final común. A diferencia de Love y Webb (2001), en ésta se
identifican tan sólo dos tractos: tracto corticobulbar y tracto corticoespinal, los cuales
constituyen la motoneurona superior. Su rol se enfoca en el control consciente, y por
ende, en los movimientos voluntarios.

Vía de activación indirecta.


La vía de activación indirecta, también llamada sistema extrapiramidal, se relaciona
con el estado subconsciente. Las actividades musculares automáticas incluyen la
postura, el tono y los movimientos que sostienen y acompañan al movimiento
voluntario.

Circuito de control.
El circuito de control se refiere al cerebelo y otras estructuras reguladoras,
específicamente: pedúnculos cerebelosos, formación reticular, núcleo rojo, núcleos
pontinos, núcleo de la oliva inferior, tálamo y corteza cerebral. Su función apunta a la
integración y coordinación de la ejecución de movimientos directos.
Programación motora

Además, Duffy hace


referencia a una quinta
división, la llamada
programación motora,
que integra los
conceptos de
planeamiento y
programación de los
procesos, cuyo sustrato
neuroanatómico consiste
Figura 4.14
en el hemisferio Sistema funcional del habla
dominante (corteza
somatosensorial, corteza premotora, corteza motora suplementaria e ínsula) y el
circuito de control (sistema límbico, hemisferio derecho, tálamo y formación reticular).
Este nivel se encarga de la formulación y recuperación de los comandos motores para
la producción de segmentos fonéticos y sílabas, además de determinar las tasas y
patrones de tensión y prosodia, basándose en la información acústica y el feedback.

La participación conjunta de estas estructuras permite el funcionamiento adecuado de


los procesos motores básicos (PMB: Cuadro 3.5)) que ejercen el habla: respiración,
fonación, articulación, resonancia y prosodia. En consecuencia, el trabajo apropiado y
coordinado de los sistemas anteriormente descritos es lo que permite que el habla se
produzca en forma fluida.
Bibliografía

1-. Love, R. Webb, W. (2001). Neurología para especialistas del habla y el lenguaje.
Madrid: Panamericana.

2-. Soriano, C. Guillazo, G. Redolar, D. Torras, M. Martinez, A. (2007). Fundamentos de


neurociencia: Biblioteca multimedia editorial UOC. Obtenida de
http://www.editorialuoc.com/extra_content/978-84-9788-537-9/ el 20 de Febrero de
2011.

3-. Cuadrado, M.L. Arias, J.A. Palomar, M.A. Linares, R. La vía piramidal: Nuevas
trayectoria. REV NEUROL; 32: 1151-8].

4-. Matamala. Grandes vías eferentes. Obtenida de


http://www.med.ufro.cl/Recursos/neuroanatomia/archivos/pdf/apunte15.pdf.

5-. Duffy, J. (2005). Motor Speech Disorders: Substrates, Differential Diagnosis, and
Management,. EEUU: Editorial Elsevier Mosby.

6-. Bahamonde, c y cols. (2007). Estandarización de parámetros cuantificables de habla


en adultos. Seminario de investigación. Escuela de Fonoaudiología. Universidad de
Chile.

7-. Henriquez. Cerebro interno. Obtenida de


http://www.med.ufro.cl/Recursos/neuroanatomia/archivos/pdf/apunte10.pdf

8-. Helm-Estabrooks, N. Albert, M. (2005). Manual de la Afasia y de terapia de la


Afasia. Madrid: Editorial Panamericana.
Primera parte

V. Alteraciones en el control
neuromotor del habla.
Alteraciones en el control neuromotor
del habla

La producción del habla necesita la acción de mecanismos superiores, los cuales


forman parte de este sistema funcional del habla descrito por Duffy 1. Clínicamente, el
sistema de integración motora del cerebro relacionado con el habla se divide en tres
subsistemas motores principales: Piramidal / Extrapiramidal / Cerebeloso 2. Cualquier
alteración en estos subsistemas, incidirá directamente en el rendimiento
comunicativo.

I-. Sistema piramidal.


Este sistema motor (Imagen 4.1)
constituye la vía voluntaria más
importante para todo movimiento.
Controla los movimientos voluntarios
de los músculos del habla, en base a la
inhibición o estimulación de las
motoneuronas. Específicamente, actúa
sobre la motoneurona del hasta ventral
de la médula espinal (tanto el haz
corticoespinal lateral como el haz
corticoespinal anterior participan en el
control de la motoneurona inferior),
función que permite explicar el hecho
de que ante lesiones de motoneurona
superior, en una primera etapa
encontremos parálisis espásticas,
debido a que se libera la motoneurona
inferior (MNI) del control de la
motoneurona superior (MNS)3.
A-. Parálisis de motoneurona superior.
Las lesiones en cualquier parte del haz corticoespinal producen parálisis espástica2, la
cual se ve reflejada en una serie de características:

A.1 Hipertonía.
Aumento del tono muscular, aumentando la dureza de los músculos afectados y la
resistencia a la movilización pasiva. Suele producirse por lesión de las motoneuronas
descendentes4. Se puede identificar moviendo un miembro hasta su ángulo máximo
(examen de amplitud de movimiento)2. Se debe diferenciar de la rigidez ya que
constituyen signos distintos y forman parte de cuadros diferentes. La diferencia entre
ellas radica en que en la espasticidad existen alteraciones en los reflejos miotáticos,
mientras que en la rigidez estos son normales 4.

A.2 Reflejo extensor muscular.


Aumento de tono o tensión, que resiste la flexión de la articulación. Se aprecia en el
examen de amplitud de movimiento (moviendo un miembro hasta su ángulo máximo2.

A.3 Signo de navaja.


Resistencia al movimiento pasivo de un músculo tras haber flexionado bruscamente
una articulación, con un posterior desvanecimiento de esta resistencia (1.b). Es un
fenómeno parecido al que se produce cuando intentamos abrir o cerrar una navaja
(25). Generalmente se presenta en los casos en que la articulación está extendida que
cuando está flexionada. Lo más común es que se produzca un lapso corto de falta de
tono, a continuación una reconstitución rápida del tono y más tarde una liberación
repentina a medida que se mueve la articulación 2.

A.4 Hiperreflexia.
Exageración de los reflejos de estiramiento muscular. Se puede comprobar la acción
refleja a nivel de las articulaciones provocando el estiramiento de los tendones. Esta
acción exterioriza la exageración de los reflejos de estiramiento muscular 2.
La parálisis espástica, hipertonía e hiperreflexia generalmente se asocian a una lesión
del haz piramidal, en especial a lesiones del haz corticoespinal. Sin embargo,
generalmente, afecta también a los haces corticobulbares pudiéndose observar signos
de espasticidad en los músculos del habla de la línea media, así como también en los
músculos distales de los miembros. Los músculos de habla espásticos pueden ser
débiles, lentos y limitados en su amplitud de movimiento 2.

A.5 Signos de confirmación diagnóstica.


Además de la espasticidad, hipertonía e hiperreflexia existe una serie de signos que
permiten confirmar la alteración de la motoneurona superior. Entre estos
encontramos, los siguientes:

Signo de Babinsky (Signo plantar extensor)


Consiste en un signo reflejo de los dedos de los
pies, los cuales normalmente ante un estímulo
fuerte en la planta del pie, se encogen o se retira
el pie. Sin embargo, ante lesiones espásticas, se
genera una respuesta patológica llamada signo
de Babinsky positivo3. Consiste en una extensión
hacia arriba del dedo mayor y una apertura en
abanico del resto de los dedos (imagen 4.1). Este
signo reflejo anormal, resultado de una lesión
corticoespinal, surge de la liberación de la
inhibición cortical. Permite confirmar lesiones de motoneurona superior de tipo
espástica. Es más fiable en adultos que en niños, ya que se establece que se
estabilizaría aproximadamente a los dos años 2.

Clonus.
Serie sostenida de contracciones rítmicas o espasmos musculares al mantener el
tendón de un músculo extendido. Este signo se evalúa estirando el tendón de Aquiles a
nivel del tobillo. La presencia de un número escaso contracciones clónicas (Clonus
abortivo) carece de importancia clínica, en cambio si se mantiene, se considera un
signo patológico.
Reflejos cremastéricos y abdominales superficiales
Al igual que el signo de Babinsky, se denominan
reflejos superficiales ya que los producen
receptores cutáneos. En cambio los reflejos
extensores musculares son considerados reflejos
profundos ya que los producen órganos
terminales receptores situados en la profundidad
de los tendones. Se producen por estímulos
táctiles en los cuadrantes abdominales o la
superficie interior del muslo respectivamente. La
respuesta abdominal normal consiste en una
contracción del ombligo hacia el cuadrante estimulado. Una respuesta cremastérica
normal es la elevación del testículo ipsilateral en el hombre como respuesta a la
estimulación del muslo. La ausencia de estos reflejos indica una lesión de
motoneurona superior 2.

II-. Motoneurona inferior.


Ante lesiones en un nervio craneal o periférico, en los núcleos celulares del asta
anterior de la médula espinal o en los axones de los pares craneales, antes de que
abandonen el tronco encefálico, los impulsos no alcanzarían los músculos. Este
fenómeno se denomina denervación, la cual genera como resultado entre otras
alteraciones, una pérdida del tono muscular o hipotonía, la cuál se da como
consecuencia de alteraciones en la MNI (parálisis de motoneurona inferior)2. Entre sus
características, encontramos las siguientes:

A-. Hipotonía.
Corresponde a una disminución del tono muscular y una disminución de la resistencia
al movimiento pasivo, como consecuencia de una alteración de la motoneurona
inferior. Genera como resultado, que los músculos inervados por los nervios craneales
o periféricos se vuelvan blandos o flácidos y pierden su contorno redondeado habitual,
motivo por el cual a este tipo de parálisis se les llama parálisis fláccida 2.
B-. Atrofia.
Pérdida de masa muscular que se genera en algunas ocasiones como consecuencia de
la parálisis de motoneurona inferior. Los músculos que sufren atrofia, muestran cierto
grado de degeneración debido a la denervación que los afecta. Este proceso (de
degeneración), se puede apreciar clínicamente gracias a ciertos signos, cuya presencia
indicaría la alteración de motoneurona inferior. Entre ellos encontramos las
fibrilaciones y fasciculaciones, los cuales se describen en la literatura como trastornos
eléctricos en las fibras musculares denervadas 2.

B.1 Fibrilaciones.
Contracciones finas de fibras musculares simples. Estas por lo general se pueden
observan a través de la electromiografía (EMG), excepto quizás en la lengua donde
podrían ser visibles a la observación clínica2. Sin embargo, tiende a ser poco probable
esta última aseveración.

B.2 Fasciculaciones.
Contracciones de grupos de fibras musculares, los cuales son fácilmente detectables a
través de la práctica en los músculos esqueléticos a través de la piel. Se pueden
observar claramente en los músculos de cabeza y cuello, así como también en otros
músculos del cuerpo. Se pueden ver especialmente en una parte relativamente grande
de masa muscular de la lengua si se encuentran afectados los músculos bulbares. No
tienen por sí mismas un efecto directo sobre el habla, sino que sirven como signo de la
enfermedad de la motoneurona inferior2.
C-. Hiporreflexia.
Disminución de las respuestas reflejas normales accionadas a través de los
componentes sensoriomotores del arco reflejo ocasionadas por la alteración de la
MNI. La reducción de respuesta se denomina Hiporreflexia. La falta total de reflejos se
conoce como arreflexia.

D-. Unidad motora.


Entidad estructural y funcional compuesta por una célula del asta anterior o una
neurona de nervio craneal, sus axones periféricos y ramas, cada fibra muscular
inervada por esas ramas y la unión mioneural2. Se pueden producir lesiones en
diversos puntos de la unidad motora, las cuales al generarse producen signos de lesión
de motoneurona inferior.
III-. Sistema Extrapiramidal.
Tal como se describe en el capítulo anterior, el sistema extrapiramidal se compone de
un conjunto complejo de núcleos motores subcorticales llamados ganglios basales,
junto con el núcleo subtalámico, la sustancia negra, el núcleo rojo, el tronco del
encéfalo, la sustancia reticular, las complejas vías que interconectan estos núcleos
(1.b), además de la vía de activación indirecta descrita por Duffy (2005). Estos núcleos
complementan la actividad del Sistema Piramidal, participando en el control de la
actividad motora cortical, como también en funciones cognitivas5.

A-. Vía de activación indirecta.


Se relaciona con el estado subconsciente. Las actividades musculares automáticas
incluyen la postura, el tono y los movimientos que sostienen y acompañan al
movimiento voluntario. En general, las afecciones de la vía de activación indirecta
tienen como consecuencia alteraciones a nivel de los músculos y los reflejos, los cuales
normalmente se manifiestan en conjunto con lesiones en la vía de activación directa,
es decir, en el tracto piramidal.
B-. Ganglios basales.
Las alteraciones a nivel de los
ganglios basales generan
trastornos del movimiento, los
cuales se denominan discinesias
(dis = trastorno y cinesia =
movimiento). Estos trastornos
engloban toda una gama de
posturas extrañas y pautas de
movimiento inusuales que
dominan el tronco y las
extremidades2. Estos, también
se pueden ver reflejados en los
mecanismos faciales y del habla,
resultando en una grave y típica
disartria cuyos síntomas Imagen 5.4
dependerán del tipo de Ganglios basales Núcleo caudado / Núcleo
lenticular.
discinesias implicadas6. Entre estas, aquellas que producen síntomas motores del
habla son:

B.1 Temblores.
Movimientos sin un sentido determinado, que representan acciones rítmicas,
oscilatorias e involuntarias. Normalmente se dividen en normales o fisiológicos y
anormales o patológicos (Temblor en reposo / Temblor de intención) 2.

Temblor fisiológico o de acción.


Temblor fino que se genera al tratar de mantener una postura. Estos temblores
generalmente van de 4 a doce ciclos por segundo y no son no patológicos. Un ejemplo
de estos se da al tratar de mantener las manos en una determinada postura 2.
Temblor en reposo.
Temblor característico de la enfermedad de Parkinson. Se describe como temblores de
3 a 6 oscilaciones por segundo que afectan los miembros y las manos al estar en
reposo. Estas también pueden afectar la voz (14% de los pacientes: Love y Webb,
2001) formando parte de la compleja sintomatología de la disartria hipocinética de la
Enfermedad de Parkinson.

Temblor de intención.
Generalmente se presentan asociados a alteraciones cerebelosas Corresponde a
temblores asociados al movimiento, los cuales se intensifican en la medida que este
concluye2.

B.2 Corea.
Movimientos rápidos, al azar, hipercinéticos que siguen un movimiento normal. Tanto
los movimientos del habla, faciales y respiratorios, como los de las extremidades
resultan afectados. Generalmente son síntomas de un trastorno hereditario llamado
“Corea de Huntington” además de otros trastornos extrapiramidales 2.

B.3 Atetosis-
Movimientos lentos, temblorosos contorsionados e irregulares. Generalmente se
observan en extremidades, rostro, cuello y tronco. Estos, interfieren directamente con
las acciones finas y controladas de la laringe, lengua, paladar, faringe y mecanismo
respiratorio. Al igual que la mayoría de los movimientos involuntarios desaparecen
durante el sueño 2.

B.4 Distonías.
Corresponden a posturas estáticas distorsionadas por exceso de tono en determinadas
partes del cuerpo. Las posturas discinéticas son lentas extrañas, a veces grotescas y
pueden desarrollar movimientos contorsionados, giros y torsiones. Es común
encontrar disartrias, principalmente por las alteraciones a nivel laríngeo. Otras afectan
al rostro, lengua, labios, paladar y mandíbula 2.
B.5 Mioclonías.
Corresponden a contracciones musculares abruptas o breves, pueden ser normales o
patológicas y en el caso de estas últimas pueden también afectar al habla. Se describen
como movimientos de 10 a 50 oscilaciones por minuto aunque pueden ser más
rápidos. Se pueden dar normalmente cuando una persona se encuentra a punto de
dormirse. En el caso de los mioclonus patológicos pueden afectar los miembros, al
tronco (es lo más común), musculatura facial, mandíbula, laringe y faringe 6.

B.6 Discinesias orofaciales o discinesias tardías.


Corresponden movimientos anormales limitados a la boca, rostro, mandíbula y lengua.
Se producen muecas bruscas, se fruncen los labios, torsiones linguales, etc. Estos
movimientos generalmente alteran el habla en especial, la articulación 6.
IV-. Sistema Cerebeloso.
El cerebelo tiene como principal función
la coordinación sinérgica de músculos y
grupos musculares, considerando
sinergia como la acción cooperativa de
los músculos. Su labor principal es
asegurar la coordinación fina de los
músculos. Junto a esta cumple una serie
Imagen 5.5
Cerebelo
de funciones junto con otras estructuras del sistema nervioso como mantener la
postura y equilibrio adecuados al caminar, así como los movimientos secuenciales de
la deglución, para vestirse o para escribir. También guía la producción de movimientos
rápidos, alternados, repetitivos como los que se utilizan al hablar y en los movimientos
suaves. El movimiento voluntario, sin la ayuda del cerebelo, es incoordinado,
desorganizado y torpe.

Las lesiones cerebelosas o en las vías cerebelosas se manifiestan por medio de la falta
de coordinación de movimientos voluntarios y con frecuencia en posturas adoptadas
voluntariamente. Los signos clínicos generalmente se presentan en la misma parte del
cuerpo en que se produjo la lesión cerebelosa (Lesiones de la MNS producen efectos
contralaterales /Lesiones cerebelosas producen efectos ipsilaterales.

A-. Ataxia.
Primer signo de lesión cerebelosa. Corresponde a una falta de coordinación general
de los actos motores. Generalmente se describe un ritmo fluctuante y posturas
anormales. El paciente logra compensar el andar atáxico parándose o caminando con
los pies muy separados (Base de sustentación ampliada). También asociado se señala
que produce una descomposición de los movimientos, es decir, se segmenta un acto
motor por partes (como si lo realizara un robot), este es considerado un movimiento
atáxico2.
B-. Dismetría.
Capacidad de realizar movimientos segmentarios pasando de un punto a otro en el
espacio en forma adecuada al deseo de la persona o de lo que se le solicita (26).
Corresponde a la incapacidad para estimar la distancia, fuerza y velocidad de los
movimientos. El paciente puede detenerse antes de realizar un movimiento o puede
excederse en la realización del acto motor 2. Para evaluar esta capacidad disponemos
de distintas pruebas:
- Prueba índice – nariz: el paciente debe tocar la punta de su nariz con ambos dedos
índices en forma alternada.

- Prueba índice – índice: el paciente debe tocar con la punta de su dedo índice el dedo
índice del examinador, primero con una mano reiteradamente y luego con la otra
extremidad7.

C-. Disdiadocosinecia o adiadocosinesia.


Corresponden a la capacidad de realizar movimientos alternos sucesivos 7. La
disdiadocosinecia y la adiadocosinecia corresponden a la incapacidad de realizar
movimientos alternados rápido (Parcialmente o ausencia de estos movimientos
respectivamente). Se pueden evaluar a través de distintas pruebas:
- Realizar movimientos similares al atornillar una ampolleta.

- Movimiento de pronosupinación de la mano sobre el muslo.


- Prueba de contacto alternado y sucesivo del pulgar con cada uno de los dedos de la
mano.

D-. Rebote
Incapacidad para verificar la contracción de los músculos flexores y provocar la
contracción rápida de extensores. Puede indicar la falta de movimientos
diadococinéticos finos7.

E-. Hipotonía.
La hipotonía tal como se describe anteriormente, corresponde a una disminución del
tono muscular y una disminución de la resistencia al movimiento pasivo. En las
alteraciones cerebelosas se puede presentar como signo clínico, observándose una
debilidad de los músculos del cuerpo y la ausencia de un tono norma l7.
F-. Temblor de intención.
Temblor generalmente asociado a alteraciones cerebelosas. Corresponde a temblores
asociados al movimiento, los cuales se intensifican en la medida que este concluye 2. No se
observan en reposo. Puede ser observado durante todas las actividades que se realizan
para la exploración de la función cerebelosa7.

G-. Discinergia.
La sinergia se describe como una adecuada coordinación de músculos agonistas y
antagonistas durante un movimiento. Implica un balance de contracción-relajación
muscular de los extensores y flexores durante un movimiento segmentario. La disinergia
provoca el temblor de acción o intencional, y la descomposición del movimiento durante
estas maniobras al realizar cambios de posición solicitados. Se puede evaluar pidiendo al
paciente que realice círculos imaginarios en el espacio con el dedo índice, con toda una
mano, con ambas manos y con los pies incluso 7.
Bibliografía

1-. Duffy, J. (2005). Motor Speech Disorders: Substrates, Differential Diagnosis, and
Management,. EEUU: Editorial Elsevier Mosby.

2-. Love, R. Webb, W. (2001). Neurología para especialistas del habla y el lenguaje. Madrid:
Panamericana

3-. Matamala. Vías Eferentes. Obtenido de


http://www.med.ufro.cl/Recursos/neuroanatomia/archivos/pdf/apunte15.pdf

4-. Ojeda, J.L. Icardo J.M. (2004). Neuroanatomía humana: Aspectos funcionales y clínicos.
Mexico DF. Masson.

5-. Matamala. Grandes vías eferentes. Obtenida de


http://www.med.ufro.cl/Recursos/neuroanatomia/archivos/pdf/apunte15.pdf

6-. Webb, W. Adler, R. (2010). Neurología para el logopeda. Barcelona: Elsevier, Masson.

7-. Leyton, J. (2005). Manual de consulta Examen funcional vestibular. Santiago.

8-. Imagen tomada de Reflejos neurológicos Blogspot. Obtenida de


http://reflejosneurologicos.blogspot.com/

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