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La ruptura de las cadenas de suministro: ¿un efecto Covid 19 o de una

deslocalización cortoplacista?
Ramón Rosales Linares
r.rosales@catalejovirtual.com

Uno de los efectos económicos que la pandemia Covid 19 más estragos está produciendo
en el mundo es la ruptura de las cadenas globales de suministro. Estando aun inmersos en
el control sanitario del virus, no se avizora en el corto plazo una mejoría en la fluidez de
los suministros por lo que la logística ha pasado de ser una función operativa para
convertirse en un elemento estratégico en las empresas. Hoy, cualquiera sea la decisión
que se adopte para garantizarse los suministros que necesitan las operaciones, tendrá
consecuencias de mediano y largo alcance. De allí que resulte estratégico lo que ahora se
haga o lo que se deje hacer en materia de las operaciones de compra y distribución., por
lo que bueno es reflexionar con serenidad y evitar la superficialidad en la gestión de las
cadenas de suministro.
Como señala el profesor Hitendra Chaturvedi de la Universidad Estatal de Arizona (*) un
efecto látigo se manifiesta con vehemencia en los flujos de mercancías interrumpidos por
el Covid 19. Pequeñas acciones realizadas en la muñeca que sostiene el látigo tiene
efectos en el extremo de este. Cuan largo sea el látigo, así será el tiempo en que se
requiera para disipar su efecto. Desde la logística de las materias básicas hasta la de los
insumos que se emplean en las fabricaciones y en los ensamblajes de los bienes que
finalmente se deben trasladar a los puntos de acceso (ventas) para los consumidores, el
látigo está actuando y según diversas fuentes se estima que esto se mantendrá por lo
menos un año más.
La interdependencia de los países, construida por la globalización, es de tal magnitud y
complejidad que colocar un producto en un anaquel para la venta final requiere el
concurso de numerosos agentes distribuidos en la amplia geografía mundial. Por ejemplo
el producto iPhone, buque insigne de la Apple, demanda el concurso de casi doscientos
proveedores ubicados en cincuenta países que deben enviar sus respectivas fabricaciones
a las dos compañías que se dedican a ensamblar los productos finales, Foxconn y
Pegatron. Foxconn el principal ensamblador de iPhone, dispone de bases para el
ensamblaje en nueve ciudades de China, además de ensamblar también en la India, Brasil,
Hungría, Eslovaquia, República Checa y Malasia.
La coordinación por parte de Apple de su extensa red de proveedores es manejada desde
su cuartel general Cupertino, California en los Estados Unidos, en donde además se realiza
la función medular de diseño de productos. También la coordinación de la fase de
distribución posterior al ensamblaje del producto final se realiza desde Cupertino y es una
gestión enteramente digitalizada.
Para una empresa de las dimensiones de Apple, la primera en el mundo en capitalización
bursátil, decidir dónde fabricar es casi un asunto de usar un “algoritmo” apropiado, pero
para un pequeño o mediano fabricante de algún producto intermedio que depende de la
logística tanto para proveerse como para entregar sus pedidos, cualquiera sea la decisión
adoptada para enfrentar la pandemia tendrá consecuencias vitales para el negocio. No
hacer nada ahora o adoptar una decisión que altere su inserción en cadenas de suministro
puede significar o bien decretar su sobrevivencia o bien propiciar su desaparición como
firma productiva, si no ahora, más adelante. Sobre todo en momentos de altísima
incertidumbre sobre cuándo y cómo se arribará al tan nombrada “nueva” normalidad.
Muchos actores económicos están jugando “al calamar”, emulando la famosa serie de
Netflix, particularmente en mercados hipercompetitivos.
Antes del Covid 19, la decisión de fabricar algún componente necesario para la producción
regular de la empresa, o adquirirlo a un proveedor, local o internacional, era también una
cuestión de aplicar “un algoritmo”. Calcular costos para cada opción y decidir por la más
económica. Mano de obra barata y la continua disminución de los fletes de transporte
alimentaban la deslocalización de fábricas desde los países llamados desarrollados hacia
los que poseen mano de obra barata y abundante. La globalización progresiva llevó para
Asia y para las maquiladoras en México y otros países fábricas sin que se hiciera evidente
en el corto plazo el efecto de un látigo como el que se siente hoy por la interrupción
abrupta de las cadenas de suministro. Lo que ha hecho el coronavirus en este y otros
aspectos de la economía es revelar la fotografía de cómo esta está estructurada. Al igual
que el paciente que se somete a exámenes para ubicar fuentes de malestar de su salud,
hoy la abrupta pandemia nos lleva a examinar el posicionamiento de las firmas en las
redes de suministro global.
Acuciados por los desabastecimientos provocados por el Covid 19 hoy se ha puesto en la
agenda de las compañías globales revertir la deslocalización previa a la pandemia. En los
Estados Unidos e incluso en varios países de Europa, son los propios gobiernos los que
presionan para repatriar fábricas, temerosos de los riesgos económicos, pero también
sociales y políticos de quedarse sin suministros. Al respecto son emblemáticas las
recomendaciones que al presidente Biden le ha formulado el grupo de trabajo que él
designó al llegar a la Casa Blanca para atender las vicisitudes de la pandemia en la
industria manufacturera estadounidense. En el informe respectivo (**) se plantea, entre
otras acciones, la construcción de cadenas de suministro resilientes, basándose en una
reconstrucción de la manufactura a partir de la pequeña y mediana empresa y de usar
más activamente el rol del gobierno como actor de mercado. Por supuesto estas
recomendaciones se inscriben en la geoeconomía que impregna las relaciones geopolíticas
en el mundo de hoy y del futuro, particularmente teniendo como telón de fondo las
relaciones comerciales China-Estados Unidos que hoy afectan la mismísima seguridad
nacional del país norteamericano.
Reflexionando sobre lo descrito hasta ahora pareciera que la función de logística requiere
de una reingeniería en el mundo de entes productivos que hoy luchan por sobrevivir a la
pandemia. Podríamos empezar el trabajo preguntándonos acerca de la posición jerárquica
y la experticia de los responsables de las compras y los despachos las empresas. Si los
“logísticos” están muy lejos de los centros de decisión estratégico es hora de subirlos en el
organigrama, asegurándose de que cuenten con la experticia y la infraestructura necesaria
para competir glocalmente.

(*)https://azbigmedia.com/business/heres-how-to-overcome-supply-chain-challenges-
and-move-forward/
(**)https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/06/100-day-supply-chain-
review-report.pdf?

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