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HISTORIA EMPRESARIAL COLOMBIANA

Esta área de investigación, la historia empresarial colombiana propone hacer un recorrido


por las diferentes etapas del desarrollo social y económico en las distintas regiones de
Colombia y estudiar cada una de las formas de producción de la vida material,
características de las empresas y empresarios y motivar a la creación de nuevas empresas, a
la vez que a la proyección de los nuevos retos que enfrenta la apertura económica y la
globalización mundial buscando la proyección de nuevos emprendedores.

OBJETIVO
presentar la evolución del país en cuanto al desarrollo empresarial obtenido con los
continuos cambios económicos, políticos, sociales y culturales, visualizar la importancia de
las empresas en el desarrollo microecomico y macroeconómico del país, así mismo generar
la inquietud y despertar la iniciativa en cada uno de los lectores por la tarea de iniciar
procesos de desarrollo productivo que redunden en beneficio y compromiso social para la
nación.

ASI SE TEJIÒ LA ECONOMIA


La economía se ha configurado históricamente con la actividad de mazamorreros (mineros
artesanales), el comercio basado en el oro, el crédito y las operaciones de las casas de banca
y la agricultura de autosubsistencia. Sus bases en el siglo XX fueron la industria
antioqueña, el café en el eje cafetero y el suroeste de Antioquia, un comercio centralizado,
la agricultura de pequeños propietarios, los cultivos de exportación, la minería y la
ganadería.

La minería regional
EL PASO DEL REY MIDAS
ACTIVIDADES ECONOMICAS DEL SIGLO XI
Sal, plata, carbón, Marmato, Supía, El Zancudo, son riquezas empobrecidas. El oro ha sido
todo, el mineral por excelencia en el noroccidente colombiano.
Como tierras de oro se conocían estos territorios. Los españoles entraron allí a mediados
del siglo XVI, por Buriticá, Frontino y Ebéjico y siguieron luego por Caramanta, Marmato,
Supía y Cartago, buscando el oro de los indios, quienes explotaban minas de veta en estos
lugares y de aluvión en casi todos los ríos y quebradas. Algunos españoles se quedaron
explotando estos yacimientos, dando lugar a las primeras fundaciones en la región: Arma,
Remedios, Cáceres, Zaragoza, Supía, Anserma, San Jerónimo, Santa Fe de Antioquia,
Rionegro, Marinilla, Caramanta, Marmato.

VETADA LA VETA, REINA EL ALUVIÓN


La minería de veta decayó muy rápidamente (finales del siglo XVII). Exigía conocimientos
técnicos para la construcción de los socavones y el trabajo de muchos esclavos e indios, con
lo cual se elevaban los costos de la explotación; además los aluviones, fáciles de explotar,
atrajeron todos los recursos monetarios; en los primeros años del siglo XIX casi el 80% del
oro de Antioquia provenía de aluviones.
Contrario a la minería de veta que exigió el montaje de una mina o establecimiento,
localizado geográficamente y una inversión inicial de dinero, el mazamorreo sólo
necesitaba del meneo de una batea redonda de madera para lavar las mazamorras del lecho
de los ríos y quebradas y recoger el oro en polvo. Los mazamorreros o barequeros
invadieron todo el territorio durante el siglo XIX extrayendo casi todo el oro que se
producía en la región y apenas en el último cuarto de este siglo se vino a recuperar la
minería de veta.
La minería del oro era, pues, fundamentalmente aluvial, y esta condición fue base para el
desarrollo del comercio, la agricultura y la colonización. Laboraban en ella numerosos
mineros, sueltos en su mayoría, mazamorreros y pequeños productores independientes,
desparramados por toda la antigua Provincia de Antioquia quienes obtenían el oro en polvo
de las fuentes aluviales y lo utilizaban para pagar las mercancías que les vendía el
comerciante. La agricultura procuraba los medios de vida básicos para la subsistencia de
mineros y comerciantes y muy parcialmente abastecía el mercado.
Los mineros debían pagar el impuesto de quintos por el oro que sacaban —3% del
producto, desde finales del siglo XVIII. Tenían, además, que amonedar el metal para
poderlo exportar. La quintada y amonedada se realizaba en las Cajas Reales de Santa Fe de
Antioquia y en la Casa de Moneda de Popayán o Santa Fe de Bogotá. En el caso de la
Provincia de Antioquia, esta contribución era cancelada básicamente por los comerciantes,
según Cédula Real de 1675, la cual reconoció que la mayor parte del oro que recogieron los
mazamorreros iba a parar a manos de los comerciantes.

AUGE Y REFORMAS
Finalizadas las guerras de Independencia se vivió un gran auge. Los tratantes invirtieron en
negocios de comercio, en tierras para colonizar y en minas de aluvión y de veta; llegaron
también varios ingenieros europeos que impulsaron la colonización e introdujeron
conocimientos científicos y técnicos que significaron un gran avance en la actividad minera
y un aumento en su producción. Junto a esta expansión de la minería crecieron la actividad
comercial y la agricultura en la región.
Nuevos métodos químicos, metalúrgicos, geológicos y mecánicos aumentaron la eficiencia
en la explotación minera. Jean B. Boussingault introdujo la amalgamación para mejorar la
pureza del oro en las minas de Marmato; Tyrrell Moore divulgó el uso del molino de
pisones o cornish mill, de la pólvora, de la rueda hidráulica y de otros avances químicos y
técnicos en la explotación de las minas de veta y en el tratamiento del oro. Fue posible así
volver a explotar minas que habían sido abandonadas en el norte y noroeste de Antioquia
(Remedios, Santa Rosa, Cáceres, Zaragoza, entre otros) y en Caldas (Marmato, Supía) y
explotar otras (Anorí, Amalfi, San Pedro, Yarumal, Frontino, Abejorral, Sonsón, Titiribí).
El Zancudo, la empresa minera más grande y organizada durante el siglo XIX, es reflejo
indiscutible del avance técnico de esos años.
Negocio de comerciantes más que de mineros siguió siendo la minería en el siglo XIX. Lo
novedoso fue la organización de empresas mineras de relativo tamaño separadas de las
operaciones comerciales y de la agricultura. Sin embargo se articulaban los diferentes
negocios en la misma sociedad o Casa de negocios, de suerte que la minería suministraba el
oro para las operaciones mercantiles con el exterior y los demás centros comerciales del
país.
Se desarrollaron empresas mineras que explotaron las minas de veta, con ingenieros
extranjeros en algunas de ellas (Eduardo Walker, Carlos S. de Greif, Tyrrell Moore),
quienes se vincularon al desarrollo empresarial y a la colonización en Caldas y Antioquia.
Con las reformas del medio siglo —leyes aprobadas entre 1847y 1850—se modificó el
régimen de exportación del oro. Se podía exportar libremente, sin amonedar, de manera que
los comerciantes pudieron enviar el oro directamente hacia Europa (Londres, Liverpool,
Paris y Bremen); un viejo anhelo de los antioqueños, quienes veían en la amonedación un
medio de control de su oro por parte de los importadores de Santa Fe de Bogotá. No fue
tanto la reforma que abolió la esclavitud. Fue la reforma que impulsó la minería y la
vinculó con el comercio de importación y exportación, estimulando la colonización hacia el
sur y el surgimiento de centros comerciales importantes, pues el oro era el dinero mundial y
negocios más rentables eran los vinculados con sus transacciones mercantiles. En cuarenta
años se duplicó la producción de oro gracias al auge minero de la segunda mitad del siglo.
Fue el resultado del incremento de las compañías mineras, de la inversión de capital en
tecnologías más productivas y del aumento de mazamorreros.
Con las compañías extranjeras como la Frontino and Bolivia Company, la Compañía a del
Nechí, la Compañía Francesa de Segovia, la Wastern Andes Mining Company Colombian
Corporation, dice Poveda Ramos, se trabajaban cerca de 4 mil minas por parte de “10.000
mineros permanentes u ocasionales”; la producción pasó de cerca de tres toneladas anuales,
“teniendo en cuenta la gran evasión de metal que se exportaba de contrabando en aquella
época”, a más de cuatro toneladas y media por año, a finales del siglo XIX. Además, se
estableció la Casa de Moneda en Medellín por iniciativa de Marceliano Vélez en 1862; la
plata se empezó a explotar, se organizaron varios laboratorios de fundición, ensaye y
separado de metales y dos años más tarde se promulgó el Código de Minas del Estado de
Antioquia.

EMPRESARIOS DEL SIGLO XIX

AMADOR FERNANDEZ, CARLOS COROLIANO


Empresario antioqueño (Medellín, 1835 - octubre 13 de 1919). Carlos Coriolano Amador
fue uno de los protagonistas de la etapa preindustrial de la historia empresarial colombiana,
puente de unión entre los siglos XIX y XX. Sus múltiples negocios, producto de su espíritu
visionario y emprendedor, le convirtieron en un agente clave del desarrollo económico del
país; no obstante, en su tiempo muchos no lo consideraron así, como lo deja entrever su
sobrenombre: "El burro de oro". Hijo de Sebastián José Amador López, acomodado
comerciante de origen cartagenero, quien ocupó la gobernación de la provincia de
Antioquia en 1851, Coriolano Amador aprendió sobre comercio en los almacenes de la
familia, actividad que combinaba con las clases en el Colegio de Antioquia. Luego estudió
en Jamaica y en Londres. Fue autodidacta en derecho civil, comercial y minero, el cual
aplicó con destreza. Era un pleitómano sagaz y, arriesgado. Contrajo matrimonio con
Lorenza Uribe Lema, hija del acaudalado y prestigioso político José María Uribe Restrepo,
gobernador y varias veces senador por la provincia de Antioquia. Incursionó en la política
regional: fue concejal de Medellín y diputado de Antioquia en representación de los
liberales. Al finalizar el siglo XIX era considerado como el inversionista y empresario más
rico del país.
Tempranamente manifestó su afán de lucro. Se destacó como administrador y accionista
principal de la Sociedad Minera de El Zancudo y Sabaletas, de la Sociedad Minera de Los
Chorros, de las que construyeron el puente de Jericó sobre el río Cauca (Puente iglesias) y
la plaza de mercado cubierta de Guayaquil, y de la Empresa Colombiana del Telégrafo
Eléctrico. Emprendió la construcción de la vía carreteable de Santa Elena, que comunicó a
Medellín con Rionegro, y, la de diferentes acueductos v alcantarillados de Medellín.
Realizó negocios de urbanización y comercio de artículos importados. Montó haciendas
cafeteras, trilladoras de café y cereales, una de las primeras fábricas de chocolate de
Medellín, un banco, una ladrillera, además de otras haciendas ganaderas en Jericó y
Cartago. Amador se inscribe, pues, dentro de un patrón de máxima diversificación
económica, común a la mayoría de los negociantes del país en cl siglo XIX. Pasó del nivel
agrícola, ganadero y minero al industrial, mostrando una actitud positiva frente a la
mecanización y la tecnificación. Fruto de su tendencia asociativa fue su apoyo con capital a
muchos proyectos considerados "descabellados" en su época. Amador incursiona en la
minería como nunca antes se había hecho en el país, aun conociendo los posibles riesgos.
Pensó en grande en lo relacionado con inversiones, herramientas, maquinarias,
administración, trabajo y técnica. Esto favoreció el desarrollo de la capacidad inventiva de
otros empresarios y, operarios. En las empresas de minería de veta, sentó por primera vez
las bases de una administración sistemática y de una inversión racionalizada en pro del
máximo rendimiento financiero.
La empresa minera de El Zancudo, dedicada a explotar las vetas de oro y plata en la
localidad de Titiribí (Antioquia), fue la más memorable obra de Amador. Como su mayor
accionista, lideró la reforma y modernización del establecimiento, hasta llevarlo a su
máximo desarrollo por medio de la aplicación de sistemas alemanes de extracción y
beneficio de minerales por fundición. Para tal efecto trajo a varios técnicos europeos en
metalurgia, dando origen así a los primeros montajes semifabriles a gran escala en la
región: Sabaletas y Sitioviejo, modelos usados más adelante en el montaje de la Ferrería de
Antioquia o Ferrería de Amagá, en cuya junta directiva también estuvo. En el decenio de
1880 El Zancudo ya era la empresa más grande, sin importar el tipo, de cuantas habían
existido en Colombia; sobrepasaba a la Ferrería de Pacho, a la empresa textil de Samacá, a
la Cervecería Bavaria y a la Ferrería de Amagá. En 1887, El Zancudo contaba con 1200
trabajadores directos, más de 300 mulas y cerca de 70 minas en explotación. Siendo
director de la Sociedad, Amador gestó en 1883 la creación del Banco del Zancudo. Por otra
parte, Amador urbanizó el barrio comercial de Guayaquil, proyecto que demandó
considerables capitales para adecuar terrenos v montar la ladrillera de Belén. La edificación
más importante del sector fue su plaza de mercado (1894), la obra civil más grande
realizada hasta ese momento en la ciudad. Amador se constituyó así, en pionero de la
industria de la construcción a gran escala en Medellín. Viajaba a Europa con frecuencia, en
busca de tecnología. El 19 de octubre de 1899, día que estalló la guerra de los Mil Días,
llegó a Medellín procedente de Francia, con el primer automóvil que vino a Colombia.
Gustaba del lujo y las novedades, contradiciendo de esta manera la imagen estereotipada de
los empresarios antioqueños del siglo pasado, frugales y austeros. Los palacios Amador,
contratados con arquitectos extranjeros (Felipe Crosti y Carlos Carré) fueron durante
muchos años las casas más lujosas de Medellín. Cuando murió, en 1919, su fortuna quedó
dividida entre numerosas hijas y yernos; uno de ellos, César Piedrahita, siguió
administrando y acrecentando algunas empresas, en especial las agrícolas. Los
experimentos empresariales y fabriles de Amador sirvieron a numerosos ingenieros de la
Escuela de Minas de Medellín, técnicos y trabajadores, como taller de práctica en el
interesante y novedoso manejo de la industrialización del país en la segunda década de este
siglo.
LOS COMERCIANTES ANTIOQUEÑOS
Los empresarios antioqueños, generalmente mineros y comerciantes, empezaron a
destacarse por primera vez en el país cuando tuvieron la oportunidad de vivir cómodamente
de los empleos burocráticos que la naciente república les dio en reconocimiento a sus
servicios y contribuciones a la guerra de independencia. También fueron beneficiados con
adjudicaciones de monopolios, privilegios y concesiones de tierras. A partir de entonces
iniciaron la inversión de capitales por todo el país en el montaje de las más variadas
empresas. Antes de ser exportados, los capitales de Antioquia estuvieron destinados a la
minería o a las actividades agropecuarias y comerciales de la provincia.
La minería antioqueña, el principal renglón económico, estuvo bastante atrasada en
tecnología, pero fue la base originaria de otras actividades y empresas. El desarrollo
bancario del primer período republicano en Antioquia, por ejemplo, fue resultado directo de
la minería y del activo comercio centrado en el oro, el elemento preponderante de las
exportaciones del Estado prácticamente hasta que en el decenio de 1890 se empezara a dar
la gran expansión del café
Los comerciantes y empresarios paisas habían sido distribuidores del mercado nacional
desde el siglo XVIII, pero a partir del XIX aumentaron su cobertura y las más prósperas
firmas llegaron incluso a abrir sucursales en Europa. Tal fue el caso, por ejemplo, de Luis
Santamaría y Manuel Vélez Barrientos. Años después, a partir de los decenios de 1830 y
1840, proliferaron las asociaciones con capital extranjero, con lo cual los antioqueños
pudieron aprovechar los adelantos de la tecnología, para cambiar la minería de aluvión por
la de veta, con lo que se aumentó considerablemente el potencial producto.
José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra, "El Becerro de Oro" o "El Campesino
Millonario" es junto con Marco A. Restrepo "El Rey de la Leña", Carlos Coriolano Amador "El Burro
de Oro", y Gonzalo Mejía "El Fabricante de Sueños'; miembro del selecto grupo de personajes que
ha dado vida al mítico prototipo del empresario antioqueño, pragmático, hábil e ingenioso para
hacer dinero. Caso único en la historia de Colombia, se dice que llegó a ser más solvente que todo
el gobierno de su época. La manera sencilla como un campesino de origen humilde acumuló y
administró una de las mayores fortunas del siglo XIX y principios del XX, lo ha convertido en un
personaje de leyenda.
Don Pepe Sierra nació en 1848 en Girardota, bella población situada al norte de Medellín, famosa
por sus trapiches, el aguardiente de contrabando, los gallos de pelea y el santuario del Señor
Caído. A la endogamia entre los Sierra se atribuyeron los desequilibrios mentales en varios
miembros de la familia. La educación de don Pepe no sobrepasó el silabario, la suma y la resta.
Pero eso no importó. Ya anciano y rico, contestó a quien pretendió enseñarle la ortografía de la
palabra "hacienda": "Mire, joven, yo tengo setenta haciendas sin h, ¿y usted, cuántas tiene con
h?".
Según su nieto y biógrafo Bernardo Jaramillo Sierra (Medellín: Bedout, 1947), inició la acumulación
de fortuna en la juventud, trabajando duro en el campo en la cría de ganado, siembra de caña y
fabricación de panela; la consolidó en la madurez con el remate de las rentas; y finalmente la
invirtió en bienes raíces. La expansión de su patrimonio se dio en el siguiente orden: Valle de
Aburrá, Calle Real (Carrera 7a.), Sabana de Bogotá y Valle del Cauca. Don Pepe siempre tuvo claro
que con una economía inflacionaria como la colombiana, lo único que engordaba eran los lotes de
terreno y el ganado que pastaba en ellos.
A los catorce años tuvo su primera parcela. La araba de día y en las noches de luna. Sábados y
domingos era arriero; subía panela a San Pedro, porque en tierra fría la pagaban mejor, y bajaba
papa a Girardota y Copacabana. La yunta fue su único juguete; los gallos de pelea y los bueyes se
convirtieron en su símbolo del lucro. "Hasta ya viejos los bueyes dan plata engordándolos",
repetía. A los veinte años contrajo matrimonio con Zoraida Cadavid y a los veintiocho tenía en su
haber varios hijos naturales y cuatro legítimos, muchas haciendas que se extendían entre Itagüí y
Barbosa, y el control de los precios de la panela y de la vara de tierra en el Valle del Aburrá.
En 1886 pasó a residir en Medellín. Allí fundó varias sociedades como "La Cuarta Compañía",
dedicada a la cría de ganado y a la siembra de extensos cañaduzales para abastecer de melaza a
sus fábricas de aguardiente, ya prósperas en todo el departamento. La sobreproducción de los
alambiques se evacuaba a través de la organización de intempestivas fiestas en los pueblos,
concertadas con los curas y los alcaldes, quienes prestaban santo para procesión y plaza para la
corrida de toros, a cambio de participación en las ganancias. El eficiente manejo que hizo de esta
compañía le dio renombre a don Pepe en Antioquia como negociante creativo y habilidoso.
El primer viaje a Bogotá lo realizó en 1888. Fue el principio de una residencia de 26 años en la
capital, donde se inició como apostador y gallero en los bajos fondos de San Victorino y terminó en
la Calle Real, en medio de los bancos y de los opulentos. Casó a su hija. Clara con un hijo del ex
presidente Rafael Reyes, pisó con frecuencia las alfombras del Palacio de San Carlos y llegó a ser el
mayor propietario de tierras y ganado de la Sabana. Rápidamente desapareció la timidez del
campesino, convencido de ser el único capaz de sacar de apuros a los paupérrimos gobiernos de
su época. Los presidentes Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos y Jorge Holguín, José Manuel
Marroquín, Rafael Reyes, Ramón González Valencia y Carlos E. Restrepo estuvieron en su lista de
clientes. Don Pepe nunca participó abiertamente en la política partidista, pero en la primera
página de su libreta de cuentas y apuntes estampó el lema del régimen nuñista: "Regeneración o
catástrofe".
Inició la conquista de Bogotá con el remate de la renta de degüello de ganado y el cuero de
Cundinamarca, pero luego se sintió casi con derechos perpetuos sobre las rentas, lo cual le granjeó
enemigos y problemas. Don Pepe aprovechó la coyuntura económica de su época, caracterizada
por la permanente crisis que al fisco nacional produjeron las rebeliones internas. Durante la
Regeneración, luego de la guerra civil de 1885, el problema tocó fondo. Rafael Núñez intentó
solventar las finanzas públicas a través de la reactivación del remate y monopolios estatales, de
abundante emisión de papel moneda de curso forzoso y de la colocación de bonos y libranzas en
el mercado. Los remates eran el medio para procurarse anticipos de individuos particulares. Estos
generalmente eran muy solventes, dado que se les exigían garantías económicas (hipotecas,
fianzas, depósitos monetarios anticipados) a cambio del privilegio de gozar de las seguras
utilidades producidas por tales monopolios. Vertiginosamente él se convirtió en el más fuerte
rematador y prestamista a nivel nacional, con base en un simple sistema administrativo de
negocios, pero con una intrincada red de agentes diseminada por todo el país, encargados de
negociar -con especuladores particulares y gobiernos locales- la adjudicación de las apetecidas,
jugosas y hasta insólitas rentas, como aquella del monopolio del hielo en Panamá, establecida en
el gobierno de Reyes.

GRUPOS ECONÓMICOS DEL SIGLO XX EN COLOMBIA


A lo largo de la historia de Colombia, los grupos económicos han tenido gran importancia para la
economía nacional. Éstos han logrado importantes desarrollos en diversos sectores de la
economía que los han llevado a ser protagonistas de la historia del país.
El siglo XX se caracterizó por la aparición de los grandes grupos económicos que existen
actualmente. Empresarios como Alejandro Echavarria, Manuel Mejia Jaramillo, Carlos Ardila Lulle,
Manuel Carvajal Sinisterra, Jimmy Mayer, Eduardo Santos, Hernando Caicedo Caicedo, Fernando
Mazuera, Julio Mario Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento Angulo han dejado huella en sectores
como las bebidas, la construcción, la industria editorial, la industria cafetera, entre otras.
En el país, los cuatro grupos económicos más destacados en la actualidad son:
Organización Ardilla Lulle: Su líder ha sido Carlos Ardilla Lulle. Sus inicios están relacionados con el
mundo de las bebidas gaseosas; posteriormente incursionó en los negocios de la cerveza, los
textiles, los medios de comunicación, la industria azucarera, entre otros. Actualmente, en el sector
de las bebidas, hace presencia con Postobón (Gaseosas Posada Tobón S.A); en el sector
agroindustrial con Incauca S.A, Ingenio Providencia S.A., Banamal S.A., Cipreses de Colombia S.A.,
Industrias Forestales Doña María Ltda, Sucromiles S.A., C.I.M. (Sociedad Comercializadora
Internacional de Azucares y Mieles S.A.); en el sector textil con Coltejer (Compañía colombiana de
tejidos), Textiles Rionegro y Cia. Ltda.; en el sector de comunicaciones con RCN radio, RCN
televisión, Sonolux (Industria Electro Sonora S.A.); en el sector financiero con Coltefinanciera S.A.;
y en otros sectores con Peldar S.A., Líquido Carbónico Colombiana S.A. LIQUID, Crown colombiana
S.A, Los Coches (Distribuidora Los Coches La Sabana S.A)., Tapas la Libertad S.A, Iberplast
(Industria Iberoamericana de Plásticos), Edinsa (Empresa de Distribuciones Industriales S.A). y
Atlético Nacional de Medellín.
Grupo Santo Domingo: Liderado por Julio Mario Santo Domingo, este grupo económico tuvo sus
inicios en los años 70 en la industria cervecera, en la cual, actualmente, tiene una posición
predominante en el país con la cervecera Bavaria. Igualmente, posee una participación importante
en industrias cerveceras de otros países latinoamericanos. Durante su historia, ha hecho presencia
con empresas y organizaciones en distintos sectores como el financiero y de seguros con
Bancoquia, Invercrédito y Colseguros, en el de transporte aéreo con Avianca, en el de las
telecomunicaciones con Caracol, Celumovil y el Espectador, entre otros.
El Grupo Luis Carlos Sarmiento Angulo: Este grupo económico, liderado por Luis Carlos Sarmiento
Angulo, tuvo sus inicios en el sector de la construcción; sin embargo, ha sido en el sector
financiero ?con el Grupo Aval, conformado por los Bancos de Bogotá, Occidente y Popular y las
corporaciones de ahorro y vivienda Ahorramás y las Villas? donde se ha consolidado como uno de
los grupos económicos más importantes del país. Tiene, igualmente, participación en otros
sectores como el de las pensiones y cesantías (Porvenir S.A), las telecomunicaciones (Cocelco), las
fiduciarias (Fidubogotá), los seguros y el leasing, el mercado de valores, etc.
El Sindicato Antioqueño: Surgió como resultado de un proceso de concentración de capital
antioqueño para controlar amenazas provenientes de otros competidores. Su desarrollo se ha
dado en sectores como el financiero, de seguros, la construcción, el comercio y, principalmente,
en cementos y alimentos Sus negocios más importantes están representados en empresas como
Suramericana, Cementos Argos, Noel - Zenú, Colcafé, Acerías Paz del Rio, Fabricato y Tejicondor,
Cadenalco y la Compañía Nacional de Chocolates. Su expansión al sector financiero se produjo con
la compra del Banco de Colombia, el cual, tras la fusión con el BIC, se convirtió en Bancolombia
Carlos Ardila Lülle

Carlos Ardila Lülle (Bucaramanga, 1931), es un empresario e industrial colombiano, fundador y


promotor de la Organización Ardila Lülle, que conglomera grandes empresas Colombianas, entre
ellas RCN Televisión.
Organización Ardila Lülle
Bebidas
Sector Comunicaciones
Sector Agroindustrial
Sector Financiero

Sector Automotriz
Sector deportivo

Biografía Nació en la ciudad de Bucaramanga, Dpto de Santander, Colombia el 4 de julio de 1931.


Su primaria la realizó en Zapatoca, Santander. A sus quince años concluye sus estudios secundarios
en el Colegio San Pedro Claver, el cuál es dirigido por Jesuitas y se traslada de la ciudad para
estudiar la carrera profesional de Ingeniero Civil en la Facultad de Minas de la Universidad
Nacional de Colombia en Medellín de la cuál es Egresado en 1951. Su gran fortuna la empezó a
forjar con el negocio de las bebidas gaseosas, a la que se vinculó a través de la empresa de
gaseosas LUX (hoy parte de la gran empresa Postobon S.A. ) de la que llegó a ser inicialmente
Gerente de Planta ; Al encomendársele a nivel industrial la expansión de esta compañía en la
ciudad de Cali, labora igualmente en el área de Desarrollo y Promoción comercial de nuevos
sabores (en este sector del área de las gaseosas en 1954 tiene un gran éxito al dirigir y acompañar
el proceso de desarrollo de la bebida gaseosa con sabor a Manzana una de las primeras en el
mundo con ese sabor, el cuál es hoy un producto bandera de Postobón junto a la bebida gaseosa
[soda kola champagne] Colombiana ; Ante este particular hecho el Dr Ardila ha manifestado sentir
especial afecto por ese logro como aporte para esta industria) y ante su éxito comercial con
gaseosas LUX da paso en la paulatina adquisición de las acciones de esa compañía para acto
seguido adquirir Postobon (y unificar así ambas empresas) de la que llegaría a ser nombrado
presidente en 1968 escenario desde el cuál daria inicio al especial aglutinamiento de las empresas
de bebidas gaseosas en Colombia comprando, durante las décadas finales del pasado siglo XX,
otras compañías dedicadas a la elaboración de este mismo tipo de productos en otras regiones en
Colombia todo ello bajo la misma dirección y cobertura empresarial de Postobón S.A. ; Posterior a
su gran éxito comercial con las empresas de bebidas no alcohólicas invierte en compañías que
tienen directa relación con las materias primas de las gaseosas e invierte en Ingenios Azucareros y
con este notable fortalecimiento y control corporativo el Dr. Ardila configura la formación de todo
un grupo empresarial en el que posteriormente sus inversiones se concentrarían en el área de los
textiles y de los medios de comunicación (radio, tv, discos) inicialmente adquiriendo la empresa
radial de cobertura nacional Radio Cadena Nacional RCN en 1972 a la que paralelamente luego
añadiría en 1978 una programadora de televisión bajo la misma plataforma, en este caso RCN t.v.,
que se convertiría en 1998 en un destacado canal privado de tv con señal abierta sobre el
territorio Colombiano y adicionalmente desarrollaría en 2008 un nuevo y alterno canal de t.v. de
señal por cable denominado NTN24; Adquirió Coltejer en 1978 empresa que se mantuvo como
líder del sector textil en el Departamento de Antioquia y en Colombia y a la cuál evitó una casi
inminente liquidación al poder venderla[4] en el 2008 al grupo empresarial mexicano Kaltex
Suramérica S.A. dándole de esta forma una continuidad tanto a la ya representativa marca de esa
empresa, emblema del sector textil, y de igual forma logrando conservar la estabilidad de los
empleados de esa compañía. Con toda esta diversificación corelacionada en inversiones , el Dr.
Ardila continua actuando decididamente con grandes inversiones y especiales desarrollos
industriales (como por ejemplo la generación de energía alternativa y la producción de alcohol
carburante) y así mismo ha logrado colocar a su grupo empresarial, conocido hoy en día
internacionalmente como Organización Ardila Lülle, en una posición privilegiada financiera e
industrialmente tanto que hoy en día es uno de los cuatro más importantes en todo Colombia
junto al Grupo Empresarial Bavaria en cabeza de Julio Mario Santo Domingo, el grupo financiero y
de construcción Grupo AVAL de Luis Carlos Sarmiento Angulo y el Grupo Empresarial Antioqueño
(GEA) conocido en Colombia como Sindicato Antioqueño.
Ardila ha sido igualmente distinguido en Colombia por el Gobierno Nacional con la condecoración
Orden de la Gran Cruz de Boyacá (máxima distinción otorgada a nivel civil en Colombia) y el mérito
de haber sido elegido como El Empresario del Siglo XX en Colombia por los principales decanos y
académicos en el área de Administración de Empresas , y ha tenido el Honor de recibir la carta de
naturaleza Española de manos del mismo Rey de España Don Juan Carlos I de Borbón; Es también
Catalogado como uno de los hombres más ricos de Latinoamérica al punto de haber figurado en
varias ocasiones en la prestigiosa Lista Forbes, su patrimonio empresarial se estima cercano a los
1.000 millones de dólares.
Organización Ardila Lülle Tras posicionar su empresa en el sector de bebidas, Carlos Ardila Lülle
funda y consolida la organización empresarial Ardila Lülle, hoy integrada por más de 80 compañías
que generan más de 40.000 puestos de trabajo en el país.
La Organización Ardila Lülle está integra por gran variedad de compañías dedicadas a la
producción y transformación de bienes y servicios en sectores tan diversos como las
comunicaciones, bebidas, entretenimiento, entre otros.
Bebidas Postobón
Sector Comunicaciones RCN Televisión
RCN Radio
RCN Entretenimiento
TV Colombia
Nuestra Tele Noticias 24 Horas
Teletoon
Sector Agroindustrial Incauca
Ingenio Providencia
Bananal S.A.
Industrias Forestales Doña María S.A.
Sucromieles S.A.
Sociedad Comercializadora Int. de Azúcares y Mieles S.A.
Sector Financiero Coltefinanciera S.A.
Sector Automotriz Los Coches S.A. Concesionario de General Motors en Colombia.
Sector deportivo Corporación Deportiva Club Atlético Nacional. Adquirido en el año 1995.

JULIO MARIO SANTO DOMINGO


(Panamá, 1924 es un industrial colombiano miembro de la familia Santo Domingo de Barranquilla,
[cita requerida] en la Costa Atlantica de Colombia. Está en la lista de World Billionaries de la
revista Forbes]el hombre más rico de Colombia en 2010 con una fortuna personal de US$6.000
millones, es accionista principal del Grupo Empresarial Bavaria y de Valórem, con la cual controla
más de 100 compañías alrededor del mundo, entre ellas Caracol Televisión y el periódico El
Espectador.
En 2005 realizó una transacción financiera en la cual Cervecería Bavaria S.A. se fusionó con la
compañía surafricana SAB Miller. En esta fusión Santo Domingo adquirió el 15,1% de SAB Miller,
convirtiéndose así en el segundo accionista de la segunda cervecera más grande del mundo.
Es hijo del industrial don Mario Santo Domingo, pionero de la aviación comercial Colombiana, y de
doña Beatriz Pumarejo. Se casó dos veces, la primera vez con la aristócrata brasileña Edyala Braga,
con quien tuvo a Julio Mario Santo Domingo Braga fallecido, y la segunda vez con samaria Beatriz
Dávila (familiares lejanos), con quien tuvo a Alejandro Santo Domingo Dávila, quien se prepara
para administrar los negocios de su padre, y a Andrés Santo Domingo Dávila, quien se inclinó por
las artes y la música.
La hija de Julio Mario Santo Domingo, Jr. se llama Tatiana y es la actual novia del príncipe Andrea
Casiraghi de Mónaco.
Julio Mario Santo Domingo vive en Park Avenue en Nueva York, tiene una residencia en París y una
isla privada en Barú, Colombia.
Muchas de las empresas que hacían parte del Grupo Santo Domingo, en las que fueron invertidos
los recursos de Bavaria, debieron ser vendidas a inversionistas extranjeros (Avianca, Reforestadora
de Pereira, Caracol Radio, Celumóvil, entre otras).
El magnate empresarial Julio Mario Santo Domingo no solo era dueño de la cervecería Bavaria
(empresa que fusionó con la sudafricana SABMiller), sino también de otra gama de empresas muy
conocidas en Colombia como la aerolínea Avianca, vendida al empresario Germán Efromovich,
dueño del grupo Synergy; la empresa de telecomunicación Celumóvil, vendida a la estadounidense
Bellsouth y hoy en día propiedad de la española Telefónica Movistar; la empresa de internet y
televisión TV Cable, cuyo actual dueño es el magnate mexicano Carlos Slim Helú; Sofasa, una
ensambladora de automóviles Renault y Toyota; la sede colombiana de la empresa Aluminios
Reynolds; y la empresa de transportes aéreos por helicóptero Helicol.
Hoy en día, en asociación con el grupo Sanford, Santo Domingo es el dueño de dos empresas
dedicadas a la producción de materias primas, Biofilm S.A. y Propilco S.A. Otras empresas que
todavía están a nombre de Valórem o del grupo Santo Domingo son el diario El Espectador, la
revista Cromos y el canal de televisión Caracol Televisión.
Portafolio de Empresas Sector Medios de Comunicación Caracol Televisión
GenTV Canal8
Caracol TV Internacional
Novelas Caracol
El Espectador (Comunican S. A.)
Cine Colombia
Inversiones Cromos S. A.
Sector IndustrialSABMiller (Segundo mayor accionista)
Biofilm S.A
Refocosta S.A
Sector Servicios [editar]Almagran S.A
Almacenar S.A

LUIS CARLOS SARMIENTO ANGULO


La vida del ingeniero LUIS CARLOS SARMIENTO ANGULO se confunde con la de la Organización que
lleva su nombre y de la cuál es su creador e impulsor principal: la más grande firma urbanizadora y
constructora de Colombia.
Bachiller a los 15 años de edad e ingeniero civil de la Universidad Nacional a los 21, sus
calificaciones le brindaban la oportunidad de una beca para proseguir sus estudios en los Estados
Unidos. Pero llevaba varios meses trabajando para Santiago Berrío González, ingeniero antioqueño
y se había casado con la señorita Fanny Gutiérrez en enero de 1955. Su grado reciente le permitía
el ascenso a una subgerencia, por lo cuál decidió quedarse y desde su cargo supervisó obras como
la construcción de carreteras, entre ellas la de Bogotá a Choachí y la de Cúcuta al Catatumbo, así
como de los tramos del Ferrocarril del Atlántico entre Gamarra y San Alberto, y entre La Dorada y
Puerto Nare.
El 13 de junio de 1956 fue una fecha clave en la fijación del destino de este joven ingeniero
bogotano, el penúltimo de nueve hermanos, que ya había ganado experiencia profesional en
múltiples frentes, trabajando en firmas constructoras desde sus épocas de estudiante, para
ayudarse económicamente.
Ese día, una pandilla de bandoleros armados, que decían tener móviles políticos, secuestraron y
dieron muerte a Santiago Berrío González. Ese asesinato se produjo en el sector donde Berrío
inspeccionaba personalmente la marcha de las obras que hicieron posible la conexión ferroviaria
entre el litoral Atlántico y la capital de la República; y llevó a la liquidación de la empresa
contratista. Sarmiento fue encargado, a pedido de los socios y herederos familiares, de la
liquidación correspondiente. Con el dinero de las prestaciones sociales como capital, por un
monto de diez mil pesos, tomó la determinación de trabajar por cuenta propia.
A fines de 1956, Sarmiento Angulo abrió su primera oficina en el edificio Henry Faux de la Avenida
Jiménez, frente al templo de San Francisco y a la Gobernación e Cundinamarca. El arriendo
costaba cien pesos mensuales, y ello hacía tolerable que fuese solamente de 15 metros cuadrados
y no tuviese vista a la calle. Para obtener trabajo, analizó las licitaciones abiertas y eligió algunas
orientadas a la construcción de obras públicas, que por ser pequeñas o estar localizadas en sitios
en donde imperaba la violencia política, no alentaban la presentación de ofertas por parte de los
grandes contratistas. Esta táctica le funcionó y obtuvo su primer contrato: la construcción del
Colegio María Auxiliadora, en Villapinzón, Cundinamarca. A medida que llegaban mas contratos,
Sarmiento necesitaba mayor capital y decidió gestionar un primer préstamo bancario en el hoy
desaparecido Banco de los Andes por la suma de $4.000.oo, el cual le fue negado.
Transcurridos tres años, y habiéndose enfrentado a 18 contratos de toda clase de obras, como
alcantarillados, acueductos, redes telefónicas y de energía, construcción y pavimentación de calles
en Bogotá, construcción de escuelas, plantas industriales y vivienda en serie por contratos con la
Caja de Vivienda Militar y la Caja de Vivienda Popular, Sarmiento juzgó aconsejable crear una
Organización para ensanchar el radio de sus labores y para ello invitó a sus amigos y compañeros
de carrera René Salazar y Enrique Santamaría a participar como socios de su naciente empresa.
Tenía para entonces 2 oficinas con vista en el edificio Henry Faux.

PRIMEROS AVANCES
La experiencia de la Organización fue enriqueciéndose en materia de obras públicas y de vivienda
y comenzó a pensarse en una urbanización por cuenta propia, lo que imponía contar con recursos
más amplios de capital. Sarmiento había invertido parte de sus primeros ahorros, por consejo de
su hermano Arturo, pionero del cultivo del algodón nacional, en comprar una finca en la región de
Codazzi, cuyo desarrollo se iniciaba; tenía 350 hectáreas pero apenas 50 desmontadas. Viajaba
todos los fines de semana que podía, e invertía en ella lo que producían las cosechas. Ya se había
trocado la proporción inicial, y la finca tenía 300 hectáreas en cultivos cuando decidió venderla en
1961. La Organización había elegido un terreno de diez fanegadas y procedió a negociarlo. El
propietario propuso que le comprasen el 40 por ciento del lote, con opción de un año sobre el
resto. Aceptó las condiciones, y en las cuatro fanegadas que así obtuvo había que proceder a
construir lo m ás pronto posible.
Surgió entonces la idea de utilizar el sistema, recientemente establecido por el Gobierno, de
financiación compartida de vivienda, llamado Plan P-3. Consistía en que el valor de una casa se
costeara por partes iguales entre tres, el Instituto de Crédito Territorial, la firma urbanizadora cuya
intervención aprobara esa entidad oficial, y el comprador, concediéndole a éste último un plazo de
diez años para pagar su saldo por mensualidades. La Organización había adelantado ya estudios
para urbanizar el lote, y Sarmiento solicitó a ICT ser considerado para la primera concesión de
contratos P-3, la cuál le fue adjudicada para la construcción de 100 casas. Eran casas de dos pisos,
con sala-comedor y cocina en la primera planta, tres alcobas y baño en el segundo piso. Aquellas
casas se vendieron a $33.000, con cuota inicial de $11.000.
Al año Sarmiento compró las seis fanegadas restantes, utilizándolas para 200 viviendas más. La
urbanización recibió el nombre de El Paseo.
URBANIZAR
La Organización acometió urbanizaciones que abrieron al desarrollo diversos sectores capitalinos.
Cuando se inició, en 1966 la Urbanización Las Villas, en terrenos sobre la antigua carretera a Suba,
parecía muy retirada del centro. El proyecto se financió con los recursos obtenidos como fruto de
las urbanizaciones anteriores y de otros contratos, pues seguían aceptándolos en frentes muy
variados. Era su obra No. 55.
En 1968 se aplicó por segunda vez el sistema P-3 en la Urbanización San Andrés, con financiación
parcial del ICT y de otras soluciones de crédito. Hasta 1969, la Organización ejecutó, además de
sus propios proyectos, obras por cuenta de terceros, tanto en el ramo de las obras públicas como
en el de la vivienda. Los últimos contratos públicos fueron entre otros, la construcción de un
sector de la avenida 68, desde la Avenida 1° de Mayo hasta la Carretera del Sur, la construcción de
la Avenida Ciudad de Quito, desde la calle 63 hasta la calle 68, con la canalización del río Salitre en
ese mismo sector.
POR CUENTA PROPIA
Para 1969, la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo Ltda, ya instalada en su sede del Edificio
Internacional, concentró su capacidad económica y de trabajo en actividades autofinanciadas, y
mas tarde como accionista de otras empresas. Es así como en 1970, la OLCSAL fue socia fundadora
de la Compañía de Seguros Alfa, en 1973 de la Corporación de Ahorro y Vivienda Las Villas, y en
1974 de la Corporación Financiera de los Andes. Asimismo contribuyó al desarrollo y progreso del
Banco de Occidente y de los Almacenes de Depósito Al-Occidente, desde 1972.
En segunda década de labores, la firma había multiplicado el número de urbanizaciones que hoy
integran barrios muy populosos de Bogotá: Villa Adriana, Villa Sonia, Villa Luz, Villa del Rosario,
Villa Claudia, Villa del Prado, Villa del Río, Villa de Magdala y muchas otras más.
La actividad urbanizadora de la firma se intensificó desde septiembre de 1972, cuando fue
establecido el sistema de Unidades de Poder Adquisitivo Constante, UPAC. Para entonces, en el
país se crearon diez grandes entidades crediticias para estudiar solicitudes con destino a la
vivienda familiar. La OLCSAL fue la primera en vender una urbanización por el sistema UPAC, Villa
Sonia, y aunque se expresaron en su momento y se continua criticando mucho la figura, sin duda
se debe reconocer que las UPACs dieron una importante solución a una necesidad social del
momento.
Para 1978, las estadísticas disponibles, publicadas por el Centro Nacional de Estudios de la
Construcción, CENAC, mostraban como el Instituto de Crédito Territorial y la Caja de Vivienda
Popular, adelantaban alrededor de 13.000 unidades de vivienda en Bogotá. El sector privado, por
su parte, estaba construyendo para la misma época 12.500 soluciones de vivienda. De las
viviendas dirigidas a las clases medias, 2.200, o sea cerca del 60% correspondía a programas de la
OLCSAL.
Durante los años ochenta y parte de los noventa, la Organización continuó su labor en el sector,
con la construcción de dos desarrollos de interés social: Villa de los Sauces y Villa de los Alpes,
dirigidas a satisfacer la demanda de vivienda de los sectores mas populares de la capital. Luego
vino la construcción de 8 complejos mas de vivienda, incursionando en el concepto de vivienda
multifamiliar. En esos años se edificaron las urbanizaciones: Villa de Aranjuez, Villas del
Mediterráneo, Villa Mayor, Villa del Pilar, Villas del Madrigal, Villa del Río, Villas de Granada y
Bulevar Las Villas.

LA CRISIS DE LA CONSTRUCCIÓN
La construcción era, hasta la mitad de los noventa uno de los motores de la economía colombiana,
pero en 1996 comenzó a debilitarse y se redujo el número de licencias otorgadas para construir.
Los tipos de interés subieron hasta un 50% en 1998, dificultando la financiación de la actividad. El
número de desempleados se disparó alcanzando el 20,1% en 1999 y la cartera de créditos del
sistema financiero comenzó a deteriorarse, especialmente las de las Corporaciones de Ahorro y
Vivienda.
En 1999 el terreno construido disminuyó a 5,7 millones de metros cuadrados frente a los 14
millones construidos en 1995, lo que supuso un descenso del 59,2% con respecto a 1995 y un
40,4% menos que lo edificado durante todo 1998 (Departamento Administrativo Nacional de
Estadística - Dane).
Muchas de las empresas de construcción entraron en concordato y la gran mayoría quebraron y
debieron ser liquidadas. La construcción se paralizó, pero la OLCSAL le hizo frente a la crisis gracias
al respaldo que tenía en el sector financiero y redireccionó su camino dedicándose a las obras de
urbanismo de conjuntos residenciales y comerciales construidos y a la construcción y adecuación
de las oficinas de Bancos y Corporaciones, actividad que continúa desarrollando hasta hoy.
EL BANQUERO
En 1994 la OLCSAL fue sometida a un proceso de reconversión para separar sus diferentes
actividades: construcción, finanzas y telecomunicaciones: La construcción siguió en cabeza de la
OLCSAL a través de la Empresa Viviendas Planificadas S.A.; creó un holding encargado del manejo
de su negocio financiero, Grupo Aval Acciones y Valores S.A., una sociedad de carácter comercial,
y en cuanto a las comunicaciones, fundó en 1994 una compañía de telefonía celular "Cocelco " la
cuál vendió seis años después, en el año 2000, a la firma estadounidense BellSouth Corp.
La incursión en el sector financiero de Luis Carlos Sarmiento Angulo se remonta a 1972, cuando la
OLCSAL adquiere el Banco de Occidente y los Almacenes de Depósito Al-Occidente. Hoy en día
cuenta con Fiduciaria de Occidente, Leasing de Occidente, Valores de Occidente, Banco de
Occidente Panamá S.A. and Occidental Bank and Trust International, Nassau y Corficolombiana.
El 13 de octubre de 1972, la OLCSAL se constituye en socia fundadora de la Corporación de Ahorro
y Vivienda Las Villas (desde el año 2000 Banco AV VILLAS), y en 1974 de la Corporación Financiera
de los Andes. Desde su creación, AV VILLAS se especializa en la financiación del sector de la
construcción y participa de manera integral como fuente de capital tanto para el constructor como
para el comprador final de inmuebles. A principios del año 2.000 se fusiona, absorbiendo a la
Corporación de Ahorro y Vivienda Ahorramas, entidad que había sido creada en diciembre de
1.972.
En 1987 el Banco de Bogotá entra a formar parte de las empresas de propiedad de la OLCSAL
consolidando su desarrollo y proyección dentro del sistema financiero. En 1990, a la luz de la
reforma financiera (Ley 45 de 1990), el Banco de Bogotá establece nuevas filiales en Colombia
como son: Fiduciaria Bogotá, Leasing Porvenir y Fondo de Pensiones y Cesantías Porvenir.
Posteriormente adquiere el 76% del Banco del Comercio, el cuál se fusiona con el Banco de
Bogotá, incorporando así con este proceso a la Compañía de Bolsa del Comercio (actualmente
Valores Bogotá S.A) y al Banco del Comercio Panamá. Este último más adelante se convertiría en
Leasing Porvenir Panamá.
En 1996, el Gobierno Nacional coloca en venta sus acciones del Banco Popular. Así, el 21 de
noviembre de 1996, la OLCSAL, a través de la Sociedad Popular Investment Ltda. adquiere el
banco. Desde ese momento, comienza su etapa de privatización, de cambio de esquemas para
adaptarse a nuevas políticas administrativas y comerciales.
A finales de 1998 el Banco de Bogotá compra el 24.95% de las acciones en circulación en la
Corporación Financiera de los Andes (CORFIANDES) y la Corporación Financiera Colombiana
adquiere el 98.98% de la Corporación Financiera Santander (CORFISANTANDER); posteriormente
en febrero la Corporación Financiera Colombiana se fusiona respectivamente con
INDUFINANCIERA y en marzo con CORFIANDES y CORFISANTANDER.
GRUPO AVAL
El 7 de enero de 1994, se constituyó la sociedad "Administraciones Bancarias S.A.", la cuál,
después de varios cambios, recibió, en enero de 1998, el nombre de "Grupo Aval Acciones y
Valores S.A.", el cuál conserva hasta hoy.
El Grupo controla, entre otras, cinco de las entidades: Banco de Bogotá, Banco de Occidente,
Banco Comercial AV Villas, Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Porvenir y Leasing
de Occidente.
La crisis económica, que alcanzó su punto álgido en 1999 cuando la economía se contrajo en un
histórico 4,29 por ciento, provocó la liquidación y fusión de unas 70 financieras y un salvamento
gubernamental de hasta 6.000 millones de dólares, desde que empezó en 1998.
Contrario al camino seguido por banqueros colombianos de entregar el control de sus firmas a
grandes jugadores mundiales o abrazar el salvamento del gobierno, Sarmiento nunca optó por
vender alguna de sus financieras, ni siquiera en la ola de compras desatada por los dos mayores
bancos de España.
Los resultados de esa política no podían ser mejores. Las entidades que conforman el portafolio de
inversiones de Grupo Aval, han estado siempre ligados a una política sana de reinversión de
dividendos y administraciones conservadoras y ortodoxas. Aún en las circunstancias adversas por
la que atraviesa la economía colombiana, el consolidado de las instituciones financieras
subordinadas del Grupo Aval, arroja uno de los mejores resultados del sistema financiero
colombiano.
FUNDACIÓN LUIS CARLOS SARMIENTO ANGULO
En 1993, Luis Carlos Sarmiento Angulo decide fundar una entidad sin ánimo de lucro que lleva su
nombre y cuyo objetivo era canalizar las múltiples donaciones que Sarmiento y su familia hacían
en diferentes frentes, en apoyo a las comunidades menos favorecidas.
Es así como, en su Consejo de Administración, tienen asiento el propio Sarmiento, quien lo
preside, su señora y sus hijos, vinculándolos de esta manera al aporte social que, en el entendido
de su fundador, debe hacer al país todo colombiano. Cabe anotar, que a diferencia de muchas
entidades de objeto similar, que perciben un porcentaje de las utilidades de las empresas de los
grupos económicos, Sarmiento decidió que todos los recursos para ejecutar los programas de la
Fundación provinieran de su propio peculio y del de su familia; lo anterior, sin perjuicio de los
programas de inversión social que adelanta por separado, cada una de las entidades de Grupo
Aval, y de aquellos que hace de manera personal el Doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo.

GRUPO ANTIOQUEÑO
CARLOS ENRIQUE PIEDRAHITA, JOSE ALBERTO VELEZ, DAVID BOJANINI,JORGE LONDOÑO

Cuatro líderes empresariales antioqueños encabezan la proyección y transformación de las


empresas de uno de los grupos más grandes del país: el Grupo Empresarial Antioqueño.
A finales de los años 70, cuando en el país se empezaron a dar tomas hostiles de compañías
nacionales, los inversionistas antioqueños decidieron, para protegerse, hacer un entrecruzamiento
accionario entre empresas emblemáticas, como la Nacional de Chocolates, Suramericana y Argos.
Con esta estrategia de enroque nació lo que hoy se conoce como el Grupo Empresarial
Antioqueño, GEA, un conjunto de empresas líderes en los sectores financiero, de alimentos y
cementero.
En los últimos 15 años, el GEA –antes conocido como el Sindicato Antioqueño–, ha tenido una
profunda transformación y hoy se puede considerar como uno de los grupos de capital
colombiano privado más grande del país. En la última década, muchas de sus empresas han
multiplicado varias veces sus ingresos y se han proyectado internacionalmente.
¿En qué consistió el cambio? En la década anterior era un conglomerado multiactividad, donde
cada una de las empresas tenía inversiones en negocios distintos a su actividad propia, y que tenía
una infinidad de empresas en casi todos los sectores de la economía. Esto evolucionó a la
estructura que tiene hoy, con nortes muy claros en tres grupos enfocados en los negocios
financiero, cementero y de alimentos. Esta evolución tuvo protagonistas que trazaron el camino y
otros que han consolidado la estrategia. Entre los primeros están Nicanor Restrepo, en el negocio
financiero y de seguros; Fabio Rico, en alimentos, y Adolfo Arango y Juan Manuel Ruiseco, en
cementos. Todos ellos considerados como los decanos y patriarcas que le permitieron al GEA
crecer y ganar mercado. Ahora, las responsabilidades están en manos de cuatro protagonistas del
cambio.
En alimentos
A principios de esta década, el negocio de alimentos facturó US$310 millones. Para este año, las
ventas superarán los US$2.100 millones, siete veces más que hace ocho años, de los cuales cerca
de US$500 millones corresponderán a los negocios en el exterior, que hace ocho años solo
llegaban a US$45 millones. Hoy exportan a 70 mercados con filiales en 11 países que
corresponden a su región estratégica: desde Perú hasta la comunidad hispana en Estados Unidos.
Carlos Enrique Piedrahita ha liderado este proceso de crecimiento a través de dos estrategias: una,
la organización de las empresas, bajo el modelo del Grupo Nacional de Chocolates, donde las 40
compañías filiales de los negocios cárnico, galletas, chocolates, café, helados y pastas están bajo
una misma línea y con una clara apuesta a la innovación. La otra ha sido en la estrategia de
adquisición de empresas. “Del año 2000 hacia acá se han realizado 12 adquisiciones de empresas,
cuatro fusiones en cuatro países distintos, dos escisiones y se tienen 14 compañías nuevas en
nueve países”, explica Piedrahita. Hacia delante, el objetivo es consolidarse y tener una mayor
actividad en los mercados internacionales.
En cemento
José Alberto Vélez ha liderado la historia reciente de Argos, una metamorfosis en el negocio que
se resume en dos palabras claves: consolidación e internacionalización. En 2005, integró ocho
cementeras de distintas regiones en torno a una sola empresa y una marca. Lo mismo hizo con las
industrias de concreto y las de transporte. Pero no fue la única tarea.
Buscó nuevos horizontes para el negocio y fortaleció la expansión que se había iniciado en
Centroamérica, el Caribe y Venezuela, donde aún está por resolverse un problema jurídico con la
planta. Con la compra de dos concreteras, entró a Estados Unidos. “Desde 2003, los ingresos se
han duplicado. Para este año se esperan ventas por más de US$2.000 millones”, agrega Vélez.
Mientras este proceso se da, Vélez está apuntando hacia nuevos negocios estratégicos para
Inversiones Argos, como el de energía, en el que quedará con más del 30% de Colinversiones,
firma que ha reenfocado hacia sector energético y es uno de los principales jugadores del país en
la generación térmica.
El financiero
David Bojanini y Jorge Londoño encabezan la estrategia en el negocio financiero del GEA.
David Bojanini, quien llegó a la presidencia de Suramericana de Inversiones en 2006, tiene el reto
de continuar el proceso de crecimiento de la compañía, que en los últimos diez años pasó de tener
activos por $806.521 millones, a $9,1 billones a junio de este año, mientras su patrimonio
aumentó de $685.763 millones, a $8,7 billones, en el mismo periodo. Hacia el futuro tiene claro su
norte: “Suramericana de Inversiones busca llegar a un patrimonio de $30 billones al finalizar el año
2017. Se impulsará el crecimiento orgánico dentro de Colombia y se proyectan algunas
adquisiciones. A nivel internacional también buscará realizar adquisiciones, particularmente en los
países en donde ha identificado mayor afinidad”, explica Bojanini.
Por su parte, Jorge Londoño ha liderado un rápido crecimiento de Bancolombia, en el que
Suramericana y Argos tienen el control. Es el banco más grande del país –vía crecimiento orgánico
y fusiones como la del BIC y Conavi– que lo ubican entre los 20 bancos más grandes de
Latinoamérica. “Nuestros retos en 2008: la incorporación de Banco Agrícola, entidad que tuvo en
2007 un comportamiento superior a nuestras expectativas, en parte del Grupo Bancolombia.
Además, seguiremos impulsando la bancarización en nuevos segmentos de la población”, dice
Londoño.

Grupo Empresarial Antioqueño


Grupo Empresarial Antioqueño (GEA, “grupo del negocio de Antioquia“), también conocido como
Sindicato Antioqueño, es a Colombiano conglomerado compuesto cerca alrededor 125 compañías,
la mayor parte de basaron en el departamento de Antioquia.
Aunque legalmente no existe el discurso de tal entidad, se mira comúnmente como el primer
Colombian keiretsu. Es “controlado” por tres compañías: Cementos Argos (cementos),
Suramericana de Inversiones (financiero), y Grupo Nacional de Chocolates (alimento). El grupo, a
través de estas compañías, tiene 10.000 accionistas La renta 2007 de GEA asciende a 5.5% de
Colombia producto interno bruto.

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