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Universidad Nacional de Asunción

Facultad Politécnica

LICENCIATURA EN CIENCIAS INFORMÁTICAS


ASIGNATURA: ADMINISTRACIÓN III

CASO: Concepto de los Norteamericanos y de los Japoneses sobre los objetivos

Una visita a las oficinas centrales que uno de los principales bancos japoneses tiene en Estados Unidos
ofrece ideas muy interesantes. Según lo previsto, los funcionarios de alto rango son ciudadanos japoneses,
los gerentes de nivel medio y otros empleados son norteamericanos (muchos eran de nacionalidad
norteamericano-japonesa). Pero en este caso el banco tenía dos vicepresidentes que eran estadounidenses,
contratados de otras instituciones bancarias.

En una entrevista con los vicepresidentes norteamericanos, les pregunté que opinaban de trabajar para
el banco japonés. “Nos tienen confianza, nos permiten participar en las decisiones y nos pagan bien.
Estamos contentos.” “Son ustedes muy afortunados”, proseguí, pero si hubiera algo que pudieran cambiar,
¿qué sería eso?. La respuesta fue inmediata, lo cual me reveló que era algo que les molestaba: “Estos
japoneses simplemente no entienden los objetivos y eso nos saca de quicio.”

Después entrevisté al presidente del banco, un ciudadano japonés que había sido asignado, con carácter
temporal, de las oficinas de Tokio para dirigir la operación en Estados Unidos, y le pedí su opinión
respecto a los dos vicepresidentes norteamericanos:”Están trabajando duro, son leales y profesionales.
Pienso que están realizando una magnífica labor”, fue la respuesta. Cuando le pregunté si había alguna
cosa que le gustaría cambiar en ellos, me contestó;”Estos norteamericanos simplemente no parecen ser
capaces de entender los objetivos.”
Dado que ambas partes se acusaban mutuamente de incapacidad de comprender los objetivos, era
necesario realizar más entrevistas y aclarar la situación. Una segunda tanda de entrevistas exploró más a
fondo la cuestión. Primero el vicepresidente norteamericano expuso en los siguientes términos su punto
de vista: “Tenemos una batalla sin tregua con el presidente. Simplemente no podemos lograr que nos
especifique una meta en el desempeño. Tenemos todos los informes y cifras necesarios, pero no
conseguimos metas específicas por parte de el. No nos dice el incremento de ingresos en un volumen de
prestamos o que decremento porcentual de los costos de operación espera que obtengamos en un mes,
trimestre o año. ¿Cómo podemos saber si estamos cumpliendo bien nuestro cometido si no contamos con
metas concretas que buscar?”

Y en esto tiene toda la razón, puesto que todas las grandes compañías y oficinas gubernamentales de
Estados Unidos dedican gran parte de su tiempo a fijar objetivos medibles de desempeño. En todas las
escuelas de administración se enseña a los estudiantes norteamericanos a tomar metas globales y
convertirlas en objetivos mesurables del desempeño. La administración por objetivos, la planeación y
evaluación de programas y el análisis de costo-beneficio figuran entre las herramientas básicas del control
en la moderna administración de Estados Unidos.

Cuando volví a entrevistar al presidente japonés, me explicó: “Si tan solo lograse que estos
norteamericanos comprendieran nuestra filosofía de las actividades bancarias. Entender lo que el
negocio significa para nosotros: cómo deberíamos tratar con los clientes y los empleados, cuales
deberían ser nuestras relaciones con las comunidades locales a las cuales damos servicio, cómo
deberíamos afrontar a la competencia y cuál ha de ser nuestro papel en el mundo en general. Si pudieran
compenetrarse de todo esto, sabrían por sí mismos cuál sería el objetivo apropiado en cualquier
situación, sin importar si es extraordinario o nuevo, y yo nunca tendrán que darles órdenes o fijarles una
meta.”

Desarrollar
1. Explique la diferencia entre los conceptos norteamericanos y japoneses sobre los objetivos
que se mencionan en este caso.

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