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DECRETO AD GENTES SOBRE LA ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA

JHONATAN LONDOÑO GONZÁLEZ


1° TEOLOGÍA
MISIONOLOGÍA

CAPÍTULO I La Iglesia es misionera por naturaleza y toma su origen en la misión del Hijo en el designio de Dios
Padre y el Espíritu Santo es quien anima la tarea misionera de la Iglesia.
La actividad misionera tiene un profundo carácter escatológico ya que se desarrolla entre la primera
PRINCIPIOS DOCTRINALES venida del Señor y la Segunda Venida

CAPÍTULO II
La obra misionera tiene como uno de sus fines llevar al conocimiento la Persona de Jesús, esto a su
vez es motivo de impulso de animación misionera, pues muchos hombres y mujeres aún hoy
LA OBRA MSIONERA desconocen la Buena Nueva del Evangelio de Jesús, por eso la tarea de la obra misionera tiene como
base fundamental el anuncio de la Salvación, este anuncio parte desde la experiencia del testimonio
cristiano y se enmarca dentro de una comunidad determinada que es la receptora de la actividad
misionera.
CAPÍTULO III

El proceso de maduración que sigue la obra de implantación de Iglesias nuevas en los nuevos grupos
LAS IGLESIAS PARTICULARES humanos y el puesto que ocupan en la actividad misionera de las iglesias particulares los obispos,
sacerdotes, misioneros, religiosos y seglares que siguen siendo parte del pueblo de Dios se ponen al
servicio del pueblo y de la sociedad civil.

CAPÍTULO IV La tarea de ser misioneros es encomendada a todo discípulo que participa del llamado de Cristo a ser
misionero del Padre. Todo misionero debe consolidar una espiritualidad que vaya conforme a la obra
del Evangelio. Es de aclarar que también se necesita una clara formación doctrinal y apostólica para
LOS MISIONEROS poder hacer un apostolado misionero integral.

CAPÍTULO V
Los trabajos de los predicadores del Evangelio y los auxilios de los demás cristianos hay que dirigirlos
y aunarlos de forma que todo se haga con orden en los diversos campos de la actividad y la
ORDENACIÓN DE LA ACTIVIDAD cooperación misionera, entran aquí las directrices que se emanan para el desarrollo misionero de cada
MISIONERA jurisdicción eclesiástica tanto a nivel local, regional, nacional, continental etc.
CAPÍTULO VI El concilio anima a todos los cristianos a que asuman su propia responsabilidad en la difusión del
evangelio. El deber de ser misionero es una tarea que corresponde a cada cristiano que encarna en su
ser el sentido profundo de la misión, esto debe ser no solo a nivel personal sino también comunitario,
LA COOPERACIÓN es decir que es un deber de toda la comunidad eclesial.

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