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EL IMPERIO CALDEO

A principios del siglo VI, la ciudad de Babilonia debía de ser la mayor del


mundo. Los arqueólogos han encontrado la puerta de Ishtar, una de las
entradas a la ciudad, decorada con ladrillos azules esmaltados con relieves, en
rojo y blanco, de toros y dragones. En una eminencia del terreno se levantaba
el palacio real, con una superficie de 52.000 metros cuadrados. La estancia
mayor era la sala del trono, que tenía 70 metros de largo y casi lo mismo de
ancho. Sus muros también estaban decorados con leones en ladrillos
esmaltados. Al parecer el rey mandó cubrir de tierra ciertas construcciones,
tras lo que se plantaron arbustos y flores. Eran los famosos Jardines
Colgantes de Babilonia. Al parecer los construyó para agradar a su esposa
meda, pero la tradición griega los atribuyó más tarde a la legendaria reina
Semíramis. También embelleció y amplió los templos, de los que había más
de cien. Marduk recuperó su categoría de dios principal.

En Babilonia se reunían comerciantes de todas las naciones. En sus escuelas


se enseñaba la ciencia acumulada desde los tiempos de los sumerios, tres mil
años atrás. Muchos griegos acudieron a estudiarla, y así fue como la cultura
griega asimiló la ciencia babilónica. Fueron los griegos los que llevaron a
occidente el sistema sexagesimal babilónico, en virtud del cual la
circunferencia tiene 360 grados, una hora tiene 60 minutos, etc. Pero la
ciencia por excelencia en Babilonia era la astronomía, y así la palabra
"caldeo" pasó a ser sinónimo de "astrónomo" y, más adelante, de "adivino".
Los astrónomos caldeos elaboraron un calendario lunar, formado por meses
lunares de 28 días. Para mantener la coherencia con el año solar establecieron
ciclos en los que algunos años tenían 12 meses y otros 13. Los griegos
adoptaron este calendario.

Mientras tanto Egipto disfrutaba todavía de una prosperidad amenazada por


Babilonia. Según Heródoto, Necao I quiso descubrir si podía pasarse del mar
Mediterráneo al mar Rojo bordeando África, para lo cual organizó una
expedición integrada por marinos fenicios para que lo comprobaran. Heródoto
cuenta que la expedición logró su propósito en un viaje de tres años. Él no da
crédito a la historia, pero la razón por la que no la cree es, de hecho, un buen
motivo para aceptar que es cierta. Al parecer, los marineros afirmaron a su
regreso algo que para Heródoto era sin duda una burda mentira: durante una
buena parte del viaje, el sol del mediodía estuvo al norte, en lugar de al sur
(como ciertamente sucede en el hemisferio sur).

Entre los griegos que estudiaron en Babilonia se encontraba Tales de


Mileto. Bajo la tiranía de Trasíbulo, Mileto había alcanzado un alto nivel de
vida basado fundamentalmente en el comercio y la industria textil. La ciudad
había fundado unas ochenta colonias, incluyendo la ciudad de Naucratis en
Egipto, y muchas otras en la costa del mar Negro, por aquel entonces
salpicada toda ella de colonias griegas. Esta prosperidad la convirtió también
en un gran centro artístico y cultural. Tales había nacido sobre 625, hijo de un
mercader acomodado. Tenía fama de meditabundo y despistado. Decían que
de joven se había caído en un pozo mientras caminaba distraído,
convirtiéndose en objeto de burla de sus conciudadanos. Estudió en Babilonia
y en Egipto, donde aprendió geometría y calculó la altura de las pirámides,
que nadie conocía a ciencia cierta. Para ello se basó, naturalmente, en el
llamado teorema de Tales, midiendo la sombra y comparándola con la de un
palo. Se cuenta que a su regreso a Mileto logró predecir una buena cosecha de
aceitunas, por lo que el invierno anterior se las arregló para comprar a bajo
precio todas las almazaras de la ciudad. Cuando su predicción se confirmó
obtuvo grandes beneficios al monopolizar la producción de aceite. Tales fue
un gran observador. Fue el primero en estudiar cómo el ámbar atrae pequeños
objetos tras ser frotado, así como una piedra negra que obtuvo en la ciudad
cercana de Magnesia, que tenía la propiedad de atraer el hierro. Se trata de los
primeros estudios sobre electricidad (ámbar en griego se dice elektron) y
magnetismo. Afirmó que el Universo se rige por leyes inmutables que nada
tienen que ver con dioses o demonios, sino que pueden ser conocidos
mediante la razón. Su línea de pensamiento fue el primer precedente del
razonamiento y el método científico moderno.

Hacía ya varias décadas que los


griegos habían entablado
relaciones comerciales con los
escitas que habitaban en la costa
norte del mar Negro. Es posible
que la península de Crimea deba
su nombre a los cimerios, que
entonces la ocupaban junto con
otras tribus escitas. Los griegos la
llamaban Quersoneso
Táurico, pues en ella habitaban
también los Tauros, que tal vez estuvieran allí antes de la llegada de los
escitas. Los primeros griegos en establecerse en esa zona habían sido los
milesios, en Panticapea, en la orilla del Bósforo Cimerio, el estrecho que
comunica con el lago Meotis (el actual mar de Azov), y por esta época
fundaron Teodosia, que fue un centro exportador de trigo durante los siglos
siguientes. Poco después, unos exiliados de la Heraclea Póntica (colonia
fundada recientemente por los mesenios) crearon una nueva colonia a la que
llamaron simplemente Quersoneso.

Durante la primera mitad del siglo, una nueva religión surgió en el actual Irán,
al sur del mar de Aral, más allá de las fronteras del Imperio Medo. Un
sacerdote llamado Zaratustra, también conocido por la versión griega de su
nombre, Zoroastro, afirmó que se le había aparecido Ahura-Mazda, el Señor
de la Sabiduría, quien le había encomendado la misión de predicar la verdad.
Si bien había muchos dioses, Ahura-Mazda era el más grande de todos, y el
único digno de adoración. No sólo representaba la verdad, sino también el
bien. Si en el mundo existe el mal ello es debido a que existe otro dios tan
poderoso como Ahura-Mazda, pero que personifica al mal y a la mentira. Su
nombre es Ahrimán, en perpetua lucha con Ahura-Mazda. Este conflicto
entre ambos dioses divide a todo el Universo. Los hombres buenos son
servidores de Ahura-Mazda, mientras que los malos están poseídos por
Ahrimán. Zaratustra tuvo muchos seguidores y propagó su religión, conocida
como Mazdeísmo o Zoroastrismo, por todo el territorio medo, reformando el
culto preexistente. Los sacerdotes medos, que paulatinamente fueron
adoptando el Mazdeísmo, eran llamados magos. Con el tiempo esta palabra se
extendió para referirse a cualquier poseedor de poderes sobrenaturales,
equiparándose a "caldeo".

En 600 la ciudad de Sición, situada al noroeste de Corinto, fue gobernada por


el tirano Clístenes. Mientras tanto, el rey lidio Aliates había acabado
definitivamente con los cimerios. La actitud de Lidia hacia las ciudades
griegas de Asia Menor no era tan amistosa como la de los frigios, pero sus
luchas contra los cimerios favorecieron a los griegos. Tales advirtió de la
amenaza que suponía Aliates y propuso una alianza de todas las ciudades
jonias, pero no fue escuchado y, una a una, todas las colonias griegas de Asia
Menor fueron cayendo bajo el dominio Lidio, a excepción de Mileto. Ahora el
reino de Lidia se extendía sobre toda la mitad occidental de Anatolia. El
río Halis marcaba al este la frontera con el Imperio Medo. La capital lidia fue
instalada en Sardes, a unos 80 kilómetros del mar Egeo. Era la primera vez
que unas ciudades griegas quedaban bajo dominio "bárbaro". No obstante el
yugo lidio fue ligero. Con el tributo que le rendían las ciudades griegas, Lidia
se enriqueció notablemente.

Mientras tanto, colonos griegos procedentes de la ciudad jonia


de Focea fundaron la ciudad de Marsella. El comercio griego se había ido
extendiendo por la actual Francia a través del Ródano, con lo que la cultura
celta empezó a mostrar influencias griegas, al igual que etruscas. Estas
relaciones no siempre fueron amistosas. Por esta época empezaron a
producirse incursiones celtas por el norte de Italia, causando estragos en
muchas ciudades etruscas. Los griegos de Cumas fundaron otra ciudad un
poco más al sur, también en la costa occidental. La llamaron "ciudad nueva",
o sea, Neápolis o Nápoles. Así los griegos reafirmaron su posición en la
Campania, por lo demás controlada enteramente por los etruscos.

Esparta estaba relativamente en paz. En el Peloponeso dominaba a Mesenia, y


su mayor enemiga, Argos, no se atrevía a provocarla. Sólo quedaba la región
conocida como Arcadia, cuyas ciudades principales eran Tegea y Mantinea,
que luchaban entre sí con frecuencia, y alguna vez tuvieron también conflictos
aislados con Esparta, pero ésta no quiso involucrarse seriamente en una guerra
que pudiera prolongarse como las guerras mesenias.

En 598 Nabucodonosor II, ante la negativa de Judá de rendirle tributo, asedió


Jerusalén. En el curso del asedio murió el rey Joaquim y fue sustituido por su
hijo adolescente Joaquín. A los tres meses de su reinado Jerusalén cayó.
Nabucodonosor II se llevó exiliados a Babilonia a Joaquín y a mil hombres de
la clase dirigente. No obstante respetó la ciudad y consintió que Sedecías, tío
de Joaquín y tercer hijo de Josías, ocupara el trono.

En 597 Chuang, señor del principado de Chu, derrotó al principado de Jin y se


puso a la cabeza de la confederación china. Poco después el estado de Wu
invadió a Chu con la ayuda de Jin.

En 595 murió el faraón Necao I, y fue sucedido por su hijo Psamético


II, quien dirigió una campaña militar contra Nubia, como prevención contra
un posible intento de recuperar el dominio de Egipto que había tenido poco
antes. No obstante Psamético II no trató de mantener un dominio permanente
sobre Nubia, pues Egipto no era entonces lo suficientemente fuerte para
lograrlo. Se limitó a reforzar la isla de Elefantina, junto a la primera catarata
del Nilo, que se convirtió así en el límite meridional de Egipto.

Mientras tanto las tensiones políticas en Atenas iban en aumento. La guerra


contra Megara duraba ya casi cuarenta años. Los nobles contemplaban con
inquietud cómo el tirano Periandro estaba destruyendo a las casas nobiliarias
de Corinto, así que pensaron que convenía hacer algunas concesiones.
En 594 se nombró arconte a Solón, con el encargo de revisar las leyes. Se
trataba de un noble, perteneciente a la antigua familia real, que se había
enriquecido con el comercio, pero contaba con una fama de inteligencia y
honradez con la que se había ganado la confianza del pueblo. Dicha confianza
resultó estar bien justificada, pues probablemente las reformas de Solón
fueron mucho más lejos de lo que la nobleza hubiera deseado.

Abolió todas las deudas, para que el pueblo pudiera empezar de nuevo. Acabó
con la práctica de esclavizar a la gente por deudas y liberó a los que ya habían
sido esclavizados. Los atenienses esclavizados que habían sido llevados fuera
de Atenas fueron liberados a costa del tesoro público. Instituyó tribunales
integrados por gente del pueblo a los que los ciudadanos podían apelar en
lugar de al Areópago. Pero la mayor revolución de Solón fue la de dividir a la
población según el censo. Los ciudadanos se dividían en cuatro clases
atendiendo exclusivamente a los impuestos que pagaban (no a sus títulos
nobiliarios). Instituyó una asamblea, constituida por ciudadanos de las cuatro
clases, con la potestad de elegir a los arcontes y a los miembros del Areópago,
si bien los arcontes sólo podían elegirse entre las dos primeras clases, y los
miembros del Areópago entre los de la primera exclusivamente. Así apareció
la primera democracia de la historia, es decir, la primera ciudad organizada
(no una tribu rudimentaria) en la que el pueblo elegía y controlaba
sistemáticamente a sus gobernantes.

Solón debió de tener unas inmensas dotes diplomáticas para llevar adelante su
proyecto. Para conservarlo, consideró como delito permanecer neutral ante
una revuelta. A diferencia de otros legisladores, jamás pretendió que sus leyes
hubieran sido dictadas por los dioses. Aceptó cuantas críticas se le hicieron.
Cuando le preguntaron si consideraba a sus leyes las mejores en sentido
absoluto, respondió que no, que sólo eran las mejores en sentido ateniense.
En 590, la ciudad de Crisa, cercana a Delfos, trató de apoderarse del oráculo,
lo que originó la Primera Guerra Sacra, en la que las ciudades vecinas se
unieron para defender a Delfos.

Ese mismo año, el principado chino de Lu inauguró el primer sistema de


reclutamiento, que no tardó en ser imitado por los principados más poderosos.
Hasta entonces la guerra había sido patrimonio de los nobles, mientras que
ahora la infantería formada por campesinos quitó importancia a los carros de
guerra. Esto destruyó los planteamientos heroicos de la nobleza y el prestigio
ritual cedió terreno frente al poder real. La organización social sufrió muchos
trastornos.

En 589 un tirano se hizo con el gobierno de Mitilene, la principal ciudad de la


isla de Lesbos. Se trataba de Pítaco, quien tiempo atrás había participado en
una rebelión contra un mal gobernante, pero se negó a asumir el poder, hasta
que le convencieron de que la única forma de garantizar que la ciudad tuviera
un buen gobierno era que él mismo aceptase la tiranía. Bajo su mandato la isla
floreció. Es la época de Safo, la primera poetisa conocida en la historia, cuya
obra no se conserva, pero los griegos la equiparaban a Homero. Los atenienses
habían establecido un puesto en Sigeo, cerca de donde había estado Troya, en
la parte asiática del Helesponto. El territorio era lesbio, y Pítaco envió una
expedición que expulsó a los atenienses de la zona.

El mismo año murió Psamético II y su hijo Haibria ocupó el trono de Egipto.


El nuevo rey continuó la antigua política egipcia de fomentar disturbios en el
Oriente Próximo como medida de seguridad. Haibria consiguió convencer a
Judá, Moab, Amón y Tiro para que se resistieran contra Nabucodonosor II,
prometiendo ayuda militar si fuera preciso. Judá y Tiro dejaron de pagar
tributo a Babilonia, lo que atrajo inmediatamente a Nabucodonosor II con su
ejército. Sin embargo, los presuntos aliados, incluido Egipto, dejaron en la
estacada a los rebeldes. El rey caldeo fue drástico. Saqueó Jerusalén y
destruyó el templo hasta los cimientos. El rey Sedecías fue capturado mientras
huía. Una cantidad ingente de judíos fue deportado a Babilonia y el gobierno
de la región quedó a cargo de Godolías, perteneciente a la nobleza Judía, pero
que no pertenecía a la familia real ni tuvo el título de rey, sino el de
gobernador de una provincia caldea. El reino de Judá había desaparecido. Tres
meses después Godolías fue asesinado. Los judíos comprendieron que
Nabucodonosor II vería eso como un intento de rebelión, por lo que muchos
de ellos emigraron a Egipto (llevándose a Jeremías contra su voluntad).

A continuación Nabucodonosor II se volvió contra Tiro, entonces gobernada


por el rey Etbaal III. En 587 asedió la ciudad, pero ésta resultaba más fácil de
defender que Jerusalén, pues los caldeos no disponían de una flota con la que
impedir que barcos fenicios abastecieran la ciudad. Este enfrentamiento
permitió al faraón Haibria reforzar su territorio. Creó una flota integrada por
marinos griegos y ocupó la isla de Chipre.

En 586 murió Periandro, el tirano de Corinto. Fue sustituido por un sobrino


que fue derrocado a los pocos meses, tras lo cual la nobleza recuperó el
dominio de la ciudad.

Poco después se produjo un enfrentamiento que hacía ya tiempo que se estaba


haciendo esperar: el reino lidio y el Imperio Medo trataron de extender sus
dominios uno a costa del otro con el fin de dominar toda el Asia Menor. Se
enfrentaron el 28 de mayo de 585. Es el primer hecho histórico del que
conocemos la fecha exacta, y ello se debe a que ese día hubo un eclipse de sol.
Los ejércitos quedaron tan aterrorizados que los reyes Aliates y Ciaxares
firmaron inmediatamente la paz, cada cual volvió a su patria y la frontera
natural marcada por el río Halis nunca más volvió a ser cuestionada. Por
cierto, Tales de Mileto se hizo famoso entre sus conciudadanos porque predijo
el eclipse (aunque casi lo acusan de brujería). Poco después, en 584 murió
Ciaxares y el Imperio Medo quedó en manos de su hijo Astiages. No se sabe
nada de él, lo que significa que no libró ninguna batalla, sino que gobernó
pacíficamente su imperio.

En 582 terminó la Primera Guerra Sacra. El ejército del tirano Clístenes logró


derrotar a Crisa, la ciudad que se había apoderado de Delfos. La ciudad fue
arrasada y se promulgó una maldición contra quien osara reconstruirla. Para
conmemorar la victoria, Clístenes instituyó los Juegos Píticos, que se
celebraban en Delfos cada cuatro años, en medio de cada Olimpiada. Mientras
el ganador de los Juegos Olímpicos recibía una guirnalda de hojas de olivo, el
premio en los Juegos Píticos era una guirnalda de hojas de laurel, pues el
laurel, al igual que el oráculo de Delfos, estaba consagrado a Apolo. Desde
entonces el laurel es símbolo de la gloria.

En 579 Pítaco renunció a la tiranía en Mitilene a los setenta años de edad. Fue


recordado por los griegos como un gobernante ejemplar.
En 578 el rey de Roma Lucio Tarquinio Prisco fue asesinado por hombres
pagados por los hijos del rey anterior, Anco Marcio (descontentos por no
haber heredado el trono). Sin embargo, un yerno de Lucio Tarquinio
reaccionó rápidamente y tomó el poder. El sexto rey de Roma fue Servio
Tulio. También era etrusco, y tal vez la historia del asesinato de Tarquinio
esconde un intento de rebelión de Roma contra la dominación etrusca. Sin
embargo, lo cierto es que el nuevo rey no favoreció en absoluto a los intereses
etruscos. Al contrario, formó una nueva Liga Latina por la que Roma se puso
a la cabeza de las demás ciudades del Lacio. La ciudad se extendió sobre dos
colinas más, el Esquilino y el Viminal, y las siete colinas fueron rodeadas por
una muralla (la muralla Serviana) que marcó los límites urbanos durante los
quinientos años siguientes.

Entre tanto las ciudades de la India iban prosperando. En el valle del Ganges
surgieron varias repúblicas aristocráticas gobernadas por oligarcas. Una de las
más importantes fue Sakya, cuya capital estaba en Kapilavattu. Contaba con
un parlamento de 500 miembros, dirigido por un presidente elegido
periódicamente. Otras de estas repúblicas se unieron en una confederación
liderada por los Vrji, de la que formaban parte también
los Videha, los Jñatrka, los Licchavi, y otros. La ciudad de Vaisali, capital
de los Licchavi, debió de ser una de las ciudades más ricas de la época.
También se formó el reino de Magadha, con capital en Girivraja. La ciudad
estaba estratégicamente situada en un valle, protegida por murallas de piedra
de 40 kilómetros.

La caída de Asiria

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