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Integrantes:
Cristhina Linares
Armando Morillo
Paola García
Damarys González
Anna Álvarez
Tutor: Yenny Alarcón
Capítulo II
Marco teórico
Antecedentes
Autores: Torres Velázquez, Laura Evelia, Garrido Garduño, Adriana Reyes Luna,
Adriana Guadalupe, Ortega Silva, Patricia
Temática: Tríada
Familia, Escuela y Comunidad Escolar.
Sub-Temática: Orientación Familiar
Autora:
Rivero, Mailen
Tutora: Dra. Mitzy Flores
Resumen”
Está investigación tuvo como propósito conocer las pautas de crianza que enseñan
los padres y
representantes a los niños y niñas de 2 a 3 años, en el “C.E.I Luisa del Valle Silva”.
Resumen:
Esta investigación estudia el proceso del desarrollo infantil integral con el objetivo
de avanzar en el proceso de validación de los instrumentos del Modelo Octogonal
Integrador de Desarrollo Infantil (León, 1995) ampliando la muestra a 737 Ss. en
cinco regiones, comparar el nivel de desarrollo integral y por área en una muestra
piloto de 295 Ss. Y establecer la asociación entre nivel de desarrollo y calidad del
organismo y ambientes reportada por sus padres. Para ello, se utilizó una
metodología cuantitativa, comparativa y relacional con diseño transversal, como
primer paso de un diseño secuencial. Los resultados ofrecen indicadores de
validación de los instrumentos utilizados: Escalas MOIDI y COA. Se confirmaron
diferencias significativas en el desarrollo infantil por período (infantes-preescolares
y escolares). Al considerar la edad como covariable, se encontraron diferencias
por nivel socioeconómico, nivel de instrucción de la madre y entidad. Como se
esperaba, no hubo diferencias por género. Se encontró una asociación
significativa entre las variables en estudio, aunque sólo explica el 2% de la
varianza. Los hallazgos se discuten en el marco de los avances de la especialidad
y la practica profesional latinoamericana.
Título: Estilos de Crianza Vinculados a Comportamientos Problemáticos de Niñas,
Niños y Adolescentes
Resumen:
Los postulados clásicos sostienen que los estilos parentales de los padres
juegan un rol fundamental en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los
hijos. Sin embargo, no existen estudios que den cuenta del impacto que tiene los
mismos sobre comportamientos problemáticos por los cuales se consulta a los
servicios de APS. Además, es tradición que estos servicios se dediquen a la
atención de trastornos mentales cuando las demandas cotidianas que se reciben
revelan que casi todos los consultantes manifiestan algún tipo de situación de
índole social, sea en forma de problema o conflicto psicosocial. Por lo que se
asume que esta visión de la atención de salud mental es insuficiente para dar
respuestas al conjunto de necesidades psicosociales siendo fundamental la
consideración de estos factores para provocar mayor impacto preventivo en
relación a los desórdenes mentales. A partir de aquí el presente estudio se propuso
describir y analizar las percepciones acerca de estilos de crianza (competencias
parentales) y comportamientos problemáticos en niñas, niños y adolescentes.
Asimismo, se buscó establecer vinculaciones entre dichas percepciones, los
comportamientos problemáticos y las dinámicas de las interacciones entre padres e
hijos con el fin de argumentar estrategias concretas de promoción de salud mental.
Para ello se llevó adelante un diseño correlacional. La muestra estuvo compuesta
por 120 familias que resultó en un total de 124 adultos y 132 niños entre 8 y 17
años. Tras la aplicación del inventario de Pautas de Crianza (Brussino y Alderete,
2001); Inventario de Percepción de Conductas Parentales (Merino, Cohen y Díaz,
2003); y Cuestionario de Evaluación de Relaciones Familiares Básicas (2012) se
establecieron correlaciones bivariadas a través el estadístico rho de Spearman.
Los resultados establecen que la connotación problemática de los hijos no
resulta del estilo de los padres sino por el contrario los comportamientos que
implican un riesgo para el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes y jóvenes
deviene de la ausencia de pautas de crianza perceptibles. Es decir, los hijos no
pueden determinar la predominancia de un estilo particular en los padres y
tampoco se da cuenta de que perciban en los padres los atributos positivos que
tradicional y culturalmente se atribuyen en una distribución de género. Junto a esto
se observó una conyugalidad disarmónica que interrumpe el desarrollo esperable
de las funciones parentales. Los hallazgos de este estudio subrayan la necesidad
de crear conciencia entre los padres respecto a su influencia en la salud de los
hijos, y de promover el desarrollo de herramientas concretas que regulen
conductas y estilos de crianza protectores. A tal fin se proponen líneas estratégicas
de intervención de promoción de salud mental de niñas, adolescentes y jóvenes,
con enfoque de derecho.
Resumen:
El presente estudio se centró en indagar el significado y uso de las prácticas de
crianza y la relación de estas con el maltrato infantil. Para ello, se partió del
reconocimiento de que en la dinámica familiar actual los niños son sujetos
vulnerables, en especial en un contexto cultural en el que durante muchos años se
ha dado la tendencia de la naturalización de la violencia en sus distintas
expresiones, incluso aquella que acontece en el espacio privado de la familia. El
maltrato, generalmente es usado por muchas familias como una forma de
contención de conductas y de modificación de ciertos comportamientos
considerados indeseables o inapropiados, lo cual se suma a la carencia de
otros recursos y herramientas personales para hacer frente a la labor disciplinaria
de los padres, en especial de las madres que asumen el rol protagónico en los
procesos de educación y formación de los hijos. Vemos así, que en la problemática
abordada confluyen diferentes elementos a considerar. Por un lado, la familia como
un espacio complejo y contradictorio donde se reproducen las mismas
desigualdades de la sociedad y, por el otro, las prácticas de crianza y el maltrato
infantil que culturalmente se han impuesto como un componente ideacional
distorsionado.
La metodología implementada se fundamentó en los presupuestos de la
investigación cualitativa, la cual permitió una profunda comprensión de los
significados subjetivos que las madres dieron a sus vivencias. Trabajamos con el
testimonio de dos madres de familias populares. Una de ellas, miembro de una
familia monoparental y otra, perteneciente a una familia nuclear. Se consideraron
las condiciones de vida a las que pertenecen por lo que esto representa como
factores de riesgo o protección. En general, se conoció de prácticas maltratadoras
en los grupos familiares de origen, así como de violencia intrafamiliar,
comunicación muy escasa o débil, ejercicio de la autoridad de manera jerárquica,
aplicación de disciplina punitiva, bajo tono emocional y ausencia de parentalidad
positiva, que ha tendido a replicarse en sus respectivos grupos familiares. Los
resultados obtenidos demostraron que dentro las prácticas de crianza asociadas al
maltrato están las acciones violentas y el abuso de los medios de corrección a
través de castigos físicos, maltrato verbal y psicológico.
Asimismo, se determinó que las principales conductas activadoras de la acción
disciplinaria de las madres están basadas en el estrés que estas experimentan,
dada la exposición a muchos factores detonantes, débil red de apoyo familiar y a la
ausencia de efectivos mecanismos de control emocional; seguidamente del
comportamiento y
desobediencia de los hijos. También se evidenciaron muestras de ciertas
conductas violentas en uno de los hijos de las madres entrevistadas, quien al estar
expuesto a violencia parental puede asumirla como aceptada en el campo de las
relaciones interpersonales.
Chillán-Chile 2011
Definiendo más características de un buen ambiente de crianza para dar una mejor
idea de ese y su importancia, es importante que las figuras paternas de un seno
familiar tengan la capacidad de demostrar afecto, amor y cariño a cada uno de sus
integrantes. No hacerlo traerá consecuencias futuras en el desarrollo de los más
pequeños.
Para una buena vida e inteligencia emocional, el niño debe sentirse en un hogar
abierto y seguro donde se sienta amado, un espacio que le ayude a pelear contra
los percances/problemas que este pueda experimentar en su desarrollo, además
de ayudar a aclarar las dudas creadas de la naturaleza curiosa del niño sobre si
mismo, el mundo y los que lo rodean.
Llegando así a la conclusión que gran parte de lo que un niño será en su vida, se
desarrolla en esta etapa, así que necesita asimismo de un buen ambiente para
lograr crecer exitosamente.
Hunt (2007) nos da una definición a lo que conocemos como un hogar toxico: “Una
familia disfuncional es donde el comportamiento inadecuado o inmaduro de uno de
los padres inhibe el crecimiento de la individualidad y la capacidad de relacionarse
sanamente los miembros de la familia” Por lo tanto, la estabilidad emocional y
psicológica de los padres es fundamental para el buen funcionamiento de la familia.
Padres deficientes: padres tóxicos, que, por alguna razón, sea que tengan
un problema de adicción o sufran algún tipo de enfermedad mental, entre
otras, no logran hacerse cargo de su hogar y los niños deben desempeñar
roles de personas adultas, lo que la convierte en una familia disfuncional.
Padre o madre ausente emocionalmente: se habla de un padre o una
madre que no ejercen ninguna función con sus hijos; simplemente confían
todo el cuidado de los niños en su pareja. La única presencia es física, no se
involucran en absoluto en la crianza y desarrollo de su hijo; generando en
ellos y la pareja, grandes vacíos y heridas emocionales.
5. Tipos de madre
La maternidad es un acontecimiento que definitivamente cambia la vida de una
mujer y muchas veces, las circunstancias y la propia falta de experiencia las llevan
a desarrollar ciertos tipos de comportamientos que les convierten en un tipo de
madre; Susana Carrasco, licenciada en Ciencias de la Comunicación, nos habla
acerca de los tipos de madre que existen y su participación en la crianza.
Mamá amiga: esta mamá que se comporta más como una amiga, lo que
suele ser especialmente común con las niñas. Le gusta que ellas inviten a
sus amigos a la casa, que les cuenten todos los detalles de su vida y se
comportan como adolescentes. Aunque puede parecer bueno, la realidad es
que no lo es tanto, porque la correcta crianza requiere tanto de la
complicidad como de la autoridad para crear un orden, como tocado
anteriormente.
Mamá competitiva: en estos casos, los temas del cuerpo y la edad influyen
mucho para que la mamá empiece a desarrollar envidia por la juventud y
belleza de sus hijas, lo que hace que surjan algunos comportamientos
competitivos y se dañe la relación. En algunos casos, pueden hasta
empezar a tratar mal a sus hijas, con crítica cruel, humillación, falta de
empatía y egocentrismo puro.
Mamá obediente: este tipo de mamá tiende a ceder a lo todo lo que pide su
hijo, quien poco a poco se vuelve más exigente, hasta convertirse en un
tirano. Como resultado, el niño crece sin límites, no sabe esperar ni tiene
tolerancia a la frustración, incluso puede maltratar a otros a su alrededor
porque está acostumbrado a obtener todo lo que quiere cuando lo pide.
Mamá ausente: dejan la crianza de sus hijos a terceros, como los abuelos o
los tíos, y los motivos de su ausencia son diversos, pero con frecuencia
buscan llenar el vacío emocional de sus hijos dándoles objetos materiales.
Nunca están presentes en los momentos más significativos de sus hijos y
por lo general, no les bridan un suficiente acompañamiento emocional.
6. Tipos de padres
1. Apego Seguro
Está caracterizado por la incondicionalidad, el niño sabe que su cuidador no va a
fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado, de acuerdo con Bowlby, este tipo
de apego depende en gran medida de la constancia del cuidador en proporcionar
cuidados y seguridad. Debe tratarse de una persona atenta y preocupada por
comunicarse con el niño.
2. Apego ambivalente
En psicología, “ambivalente” significa expresar emociones o sentimientos
contrapuestos, lo cual, frecuentemente genera angustia. El niño no confía en sus
cuidadores y tiene una sensación de inseguridad, de que a veces sus cuidadores
están y no están, lo constante en los cuidadores es la inconsistencia en los
cuidados y seguridad
Las emociones más frecuentes en este tipo de apego, son el miedo y la angustia
exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para calmarse cuando
el cuidador vuelve. Los menores necesitan la aprobación de los cuidadores y
vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente de
manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego.
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo asumen que no pueden contar con sus
cuidadores, eso les provoca sufrimiento, lo constante han sido conductas de sus
cuidadores que no han generado seguridad suficiente. Se conoce como “evitativo”
porque los bebés presentan distintas conductas de distanciamiento. Por ejemplo,
no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan sólo en sus juguetes y
evitan contacto cercano.
La despreocupación por la separación puede confundirse con seguridad, en
distintos estudios se ha mostrado que en realidad estos niños presentan signos
fisiológicos asociados al estrés, cuya activación perdura por más tiempo que los
niños con un apego seguro. Estos menores viven sintiéndose poco queridos y
valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los demás y
por lo mismo evitan las relaciones de intimidad.
4. Apego desorganizado
Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo, el niño muestra
comportamientos contradictorios e inadecuados. Lo constante en sus cuidadores
han sido conductas negativas o inseguras, hay quienes lo traducen en una
carencia total de apego. Se trata del extremo contrario al apego seguro. Casos de
abandono temprano, cuya consecuencia en el niño es la pérdida de confianza en
su cuidador o figura vincular, e incluso puede sentir constantemente miedo hacia
ésta.
Los menores tienen tendencia a conductas explosivas, destrucción de juguetes,
reacciones impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus
cuidadores y con otras personas.
8. Tipos de apego en la adultez
A cada estilo de apego le corresponden ideas y actitudes muy diferenciadas de
relación con el propio individuo, con sus parejas, y con los lazos afectivos. Cindy
Hazan y Phillp Shaver comprobaron que los adultos adoptan estilos de apego
característicos en el contexto de las situaciones afectivas. Los resultados de su
trabajo, “Attachment as an Organizational Framework for Research on Close
Relationships” indicaban de forma evidente que la distribución de los estilos de
apego entre individuos maduros coincide con la de los niños.
Y como dicho anteriormente, se pueden resaltar los mismos que en la niñez: el
apego seguro, apego ambivalente, apego evitativo, apego desorganizado.
1. Apego seguro
Como definido anteriormente, este tipo de apego se caracteriza en un adulto
seguro, que recibió una correcta compañía y apego en la niñez. Por lo tanto, este
adulto afrontara su vida y relaciones sin problemas, siendo abrirse a otros no un
impedimento, y también con independencia de sus relaciones interpersonales y los
vínculos afectivos.
2. Apego ambivalente
Las emociones más frecuentes en este tipo de apego, son el miedo y la angustia
exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para calmarse. De
adultos, el apego ansioso-ambivalente provoca, una sensación de temor a que su
pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la
manera que les gustaría con las personas, ya que esperan recibir más intimidad o
vinculación de la que proporcionan. Un ejemplo de este tipo de apego en los
adultos es la dependencia emocional.
3. Apego Evitativo
Los adultos con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con
las personas cercanas a él, esto debido a la carencia afectiva de sus cuidadores,
provocando sufrimiento en el adulto.Se producen sentimientos de rechazo de la
intimidad con otros y de dificultades de relación. Por ejemplo, las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.
4. Apego Desorganizado
Este es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el individuo
presenta comportamientos y deseos contradictorios e inadecuados. Suelen ser
personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que
rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. En otros casos,
este tipo de apego en adultos puede encontrarse en el fondo de las relaciones
conflictivas constantes.
10. Influencia de los padres sobre los patrones emocionales del niño
Los patrones de respuesta emocional, o patrones emocionales, son respuestas
aprendidas ante ciertos estímulos o situaciones. Es el resultado de todas las fases
vistas anteriormente. Estos patrones son hábitos de respuesta, cuya finalidad es
asegurar nuestro bienestar, bien sea ahorrando recursos cognitivos o evitando
riesgos. El problema se da cuando estos patrones de respuesta emocional no han
evolucionado o son inadaptativos.
Los padres tienen un papel clave en el desarrollo de aptitudes sirviendo de modelo
de sus hijos, pues las interacciones emocionales con el cuidador, además de
fomentar el desarrollo emocional del niño, influyen en la maduración y regulación
emocional del niño. Por lo tanto, como dicho anteriormente, si no se toma en serio
esto se puede llegar a la creación de patrones emocionales inadaptativos.
Un patrón de respuesta inadecuado en el individuo generará sentimientos
secundarios desagradables, como pueden ser el resentimiento o la frustración.
Para modificar estos patrones desadaptativos, se debe identificar la emoción
principal, para después poder gestionarla y entender qué nos quiere decir. De esta
manera podremos construir un sentimiento apropiado que conduzca a l infante a
responder adecuadamente a su entorno.
Las relaciones tóxicas son relaciones en las que ambas partes son incapaces, por
alguna razón, de impedir hacerse daño. Puede tratarse de una relación de pareja,
pero también de amistad, de trabajo, incluso de una relación familiar. Los signos
que deben alertar de que se está en una relación tóxica con frecuencia son
indirectos y subjetivos, lo que dificulta a las víctimas de alejarse de la relación
tóxica antes de que sea demasiado tarde.
Normalmente en este tipo de relaciones existen dinámicas de dominación-sumisión
donde una de las partes somete a su voluntad a la otra, que puede desarrollar un
apego ansioso hacia él/ella porque lo idealiza y sobrevalora.
Generalmente, una relación tóxica se establece entre dos tipos de personas, una
persona manipuladora (perverso narcisista), y una persona susceptible a la
culpabilidad, sensible y vulnerable, que sufre de dependencia afectiva y que
usualmente está volcada a los demás. Cuando dos personas con estas
características se encuentran, se produce una especie de red dañina en la que
quedan atrapados y de la que es muy difícil salir. Es importante tener presente que
los métodos utilizados por una persona tóxica para controlar a su pareja no
necesariamente son evidentes ni aparentes, ni siquiera para la pareja víctima.
Algunas conductas tóxicas:
Menosprecio y denigración. En una relación tóxica, una persona puede tener
la tendencia a denigrar y menospreciar constantemente a la persona con la
que está, ya sea pareja, amigo incluso familiar. El menosprecio se puede
dar a través del humor o las bromas, emitiendo juicios sobre las cualidades,
competencias o la personalidad del otro, o bien mediante la burla explícita,
implicando con esto que
todo lo que expresa la otra persona, sus ideas, sus creencias o sus deseos,
es algo estúpido. También puede hacerlo mediante la crítica discreta pero
intensa. Aun en los casos en que se logra confrontar a la persona que
denigra, ésta se muestra evasiva y disfraza su actitud diciendo que
simplemente está bromeando. Al lado de una persona que denigra, la
persona que creías ser habrá perdido poco a poco toda importancia. Te
vuelves banal, poco interesante, extremadamente inferior.
Intimidación y control mediante "mal carácter". En una relación tóxica, una
persona puede tender a mostrarse furiosa simplemente por recibir alguna
crítica o porque no se esté de acuerdo con algo de su persona, y podrá
permanecer molesta durante días. Esta es una forma que tiene de controlar
y chantajear emocionalmente. Nunca se sabe qué puede hacer que pierda
el control y se enoje. Las parejas de estas personas tienden a describir su
relación como constantemente estar cuidando no decir o hacer algo
inapropiado, pues es impredecible cuando la pareja de mal carácter puede
estallar en furia. Esta vigilancia e incapacidad para saber cuando su pareja
se enojará y por qué razón, desgasta emocional y físicamente su salud. Por
otra parte, la pareja de "mal carácter" tiende a responsabilizar a los demás
por sus enojos, que es su culpa que el grite e insulte. Este renegar de la
responsabilidad por su comportamiento disfuncional es un rasgo típico de
una relación tóxica.
Inducción de culpa. En una relación tóxica, una de las personas puede
inducir la culpa en el otro, y con esto, trata de obtener control. Cada vez que
hace algo que hace sentir mal a la otra persona, intentará hacerle sentir
culpable por la situación, por lo que la hace sentir mal. Esto puede ocurrir en
relaciones de pareja, pero también es frecuente en la relación de los padres
con sus hijos adultos. Es frecuente que los padres busquen poner a otro a
su lado para hacer más efectivo el hacer sentir culpable: por ejemplo,
cuando el padre llama al hijo para decirle lo mucho que está dolida su madre
por no haber asistido a la reunión familiar. Esta es una forma muy usual de
los padres para controlar tóxicamente a sus hijos. Como todos los
comportamientos y dinámicas tóxicos, inducir culpa tiene la finalidad de
controlar la conducta del control, de modo que el padre, el amigo o la pareja
haga lo que quiera.
Excesiva independencia, no tener en cuenta al otro. En una relación tóxica,
una de las personas de la relación puede llevar su independencia
demasiado lejos. Para
esta persona, compartir lo que hizo en su día o anunciar lo que va a hacer,
lo expone a que el otro lo controle, y por lo tanto a perder su independencia.
Esto necesariamente hace sentir insegura a la persona que está a su lado.
No solo se trata de que su comportamiento sea impredecible, sino que
tampoco se está seguro nunca de que esta persona esté comprometido
emocionalmente con uno, de que la relación que tiene con uno es una
prioridad en su vida. Incluso en los momentos en que se le pregunta
explícitamente acerca de su compromiso, si ama a su pareja, si la encuentra
atractiva, o si está comprometida en la relación, su respuesta tiende a ser
vaga, incluso defensiva, lo cual por un lado genera más inseguridad en la
otra persona, y tiene la finalidad de hacer que la otra persona siga haciendo
cosas para "ganarse" su compromiso. La ansiedad que genera todo esto,
necesariamente debilita emocionalmente a la persona víctima de tan
comportamiento y puede afectar tanto la salud física como la emocional.
Actitud utilitaria. Una relación tóxica puede ser entre dos personas de las
cuales una utiliza al otro para obtener lo que quiere, y la otra intenta
complacerlo constantemente sin nunca conseguirlo. Lo que hace tóxica este
tipo de relación es que sea una relación solo en un sentido, solo uno obtiene
beneficios, y el hecho de que la otra persona nunca saciara la necesidad del
otro de ser complacido. Las personas que utilizan a otros realmente
absorben la energía de los otros, y tienden a dejar a sus relaciones sin
encuentran a alguien más que puede hacer más por ellas.
Actitud posesiva y controladora. Las relaciones que tienen una confianza
deteriorada tienden a ser relaciones tóxicas en las que uno de los dos es
posesivo, y el otro sufre los celos y la desconfianza de su pareja. Si se deja
que simplemente pase el tiempo, las personas posesivas serán cada vez
más sospechosas y controladoras. Un ejemplo puede ser revisar el celular,
incluso el kilometraje del automóvil para asegurarse que no haya ido a algún
lugar que no debiera. Más que estar con alguien en una relación, estas
personas quieren poseerla. Los esfuerzos de su pareja de asegurarle su
fidelidad y compromiso serán en vano. Quedarse en una relación aceptando
el ser tratado como una persona no confiable tendrá como resultado el
perder cualquier espacio personal y propio.
Las consecuencias de dejar una relación tóxica pueden percibirse problemas de
autoestima y daño grave a la salud mental a largo plazo. Los afectados por la
relación tóxica son todos los miembros involucrados. En ocasiones estos
problemas pueden continuar percibiéndose incluso después de haber terminado la
relación.
Los traumas secundarios que genera el dejar atrás una relación tóxica pueden
manifestarse en forma de problemas de autoestima, autodaños físicos, trastornos
alimenticios, depresión y ansiedad. Además, también es posible que den pie a
nuevas relaciones tóxicas en el futuro.
En otros casos las personas comienzan a aislarse a sí mismas y pueden sentir que
no son capaces de continuar, pues arrastran una fuerte desesperanza.
Aunque superar una relación tóxica no es fácil, es posible hacerlo siguiendo
algunas claves:
Evitar el autoengaño. Es el principio para salir de una relación tóxica. Esto
quiere decir que es necesario reconocer que se está en una relación tóxica.
Para hacer esto se recomienda abrirse a aceptar las opiniones de amigos o
familiares sobre la relación, incluso cuando puedan estar equivocadas,
tenerlas en cuenta puede ayudar a evitar el autoengaño.
Identificar las conductas tóxicas de ambas partes. Identificar las conductas
tóxicas no es muy difícil, el problema radica en que las parejas tienden a
ignorarlas y justificarlas, siendo esta la razón por la que no las identifican
correctamente. Para poder hacer una identificación adecuada es necesario
ver las cosas desde otra perspectiva diferente a la usual.
Asimismo, se deben evitar justificaciones como por ejemplo “en el fondo es
buena persona” o “me cela porque me ama”, entre otras justificaciones que
hacen ver a las conductas tóxicas como conductas positivas.
Es indispensable aceptar que es posible vivir sin la persona con la que se
tiene la relación tóxica. De hecho, la incapacidad para aceptar esto suele ser
la principal razón por la que las personas pasan demasiado tiempo inmersas
en una relación tóxica. Es frecuente pensar que será imposible encontrar a
una persona mejor. A raíz de esto, las personas tienden a tolerar cosas que
en otras circunstancias no toleraría. Por ejemplo, si un hombre fue
abandonado por su padre de niño, podría desarrollar un miedo al abandono,
lo cual lo empujaría a tolerar de adulto el daño de su pareja para no ser
abandonado.
Encontrar soluciones a lo tóxico de la relación. Incluso las relaciones sanas
se pueden convertir en relaciones tóxicas cuando no se aplican antídotos a
los comportamientos tóxicos. Generalmente, los retos que tienen que
enfrentar las personas en las relaciones son problemas personales que se
arrastran desde el pasado, cuando estos retos no se superan, la toxicidad
empieza a florecer en la relación.
Comprender que el funcionamiento de una relación no depende de sólo una
persona. Es común que en una relación tóxica uno de los miembros busque
victimizarse y haga al otro responsable de todos los inconvenientes de la
relación. No se debe creer que solucionar los errores en una relación
depende de una sola persona, sino que la responsabilidad afectiva siempre
forma parte de todas las partes.
La Transición hacia la edad adulta es una etapa crítica del desarrollo durante la
cual los jóvenes dejan la niñez atrás y toman nuevos papeles y responsabilidades.
Es un periodo de transiciones sociales, psicológicas, económicas y biológicas, y
para muchos jóvenes implica retos emocionales exigentes y elecciones
importantes. En mayor grado, la naturaleza y la calidad de las vidas futuras de los
jóvenes dependen del éxito que tengan en la negociación a través de este periodo
crítico.
Los investigadores del desarrollo humano afirman que la transición a la vida adulta
no depende tanto de factores biológicos como de acontecimientos sociales, los
cuales procuran al joven la independencia necesaria para ser adulto. K. Schaie y S.
Willis (2003) señalan que son cinco los acontecimientos sociales que marcan el
inicio de la vida adulta: La finalización de la formación académica y profesional; el
trabajo y la independencia económica; el vivir independiente respecto de los
padres; el matrimonio; y tener el primer hijo. La adultez está caracterizada sobre
todo por factores sociales, y en consecuencia se considera maduro/adulto al sujeto
que es capaz de vivir independientemente, sin la necesidad de ser tutelado
emocional, social, afectiva y económicamente, aunque la independencia es más
una posibilidad que una realidad total.
En la adultez el cuerpo ha alcanzado la madurez sexual. Hay mayor homogeneidad
entre los compañeros. La mayoría ya ha acabado la pubertad. Durante esta etapa
llegan al 95% de su altura y peso de adulto.
Esta transición suele afectar mucho en adolescentes que aún no se siente
preparados o capaces de llevar una vida adulta e independiente.
La adultez comprende dos grandes etapas, en general:
La adultez temprana es el lapso inicial de la vida adulta, que oscila entre los
21 y los 40 años. Esta es la etapa en que finalizan los procesos de
crecimiento corporal, físico e intelectual, alcanzando la plenitud de sus
capacidades físicas hacia los 25-30 años, con gran agilidad, fuerza y
resistencia. En esta etapa florece el pensamiento social y reflexivo, abierto,
adaptable y que integra lógica, emoción e intuición. Socialmente, el adulto
joven asume una mayor carga de responsabilidades y de libertades, dando
sus primeros pasos firmes en la dirección profesional, ética y social que
definirá el resto de su vida. Los lazos afectivos y emocionales se hacen más
sólidos y la vida sentimental inicia un notorio asentamiento.
La adultez media en cambio es la meseta de la vida humana, que oscila
entre los
40 y 65 años de vida. Se la conoce también como “segunda adultez” y es
una etapa vital marcada por la autorrealización y una gran productividad en
términos intelectuales (y/o científicos, filosóficos o artísticos), dado que el
bagaje cultural adquirido en las etapas previas es suficiente para realizar
aportaciones significativas al mundo. En esta etapa se da también la
llamada “crisis de la edad media” en que el individuo se forja a sí mismo una
nueva inflexión de su personalidad, para hacer frente al declive en sus
capacidades físicas y sensoriales, que ya comienza a hacerse notorio, así
como la aparición de enfermedades tempranas. Esto suele ir de la mano de
la persecución de placeres más que la satisfacción de presiones sociales o
individuales, y en general se trata de una etapa de plena independencia,
que idealmente prepara al individuo para enfrentar la vejez.
También afecta mucho en la estabilidad, ya que al salir del hogar hay que buscar
un empleo estable que permita pagar todas las cuentas y las necesidades básicas,
los problemas que hay actualmente para conseguir un trabajo estable o la
competencia laboral que hay hoy en día. Es un largo proceso por el cual hay que
pasar y hay que estar preparados mentalmente tener claro que no todo podrá ir
perfecto, que como en cualquier cosa habrá momentos buenos y otros no tan
buenos, solo es cuestión de tener paciencia y no tratar de apresurar las cosas.
24. ¿Se puede aprender de una niñez tormentosa para una mejor
crianza/expectativa de vida?
Sinceramente se pueden aprender muchas cosas, ya que al crecer en ese entorno
tienes una clara idea de lo que alguien no debería tener y en todo caso que planear
tener hijos puedes superarte a ti mismo y dar lo mejor de ti para que tu hijo no
crezca en el mismo ambiente que lo hiciste tu, también todo depende de que tipo
de mala niñez estamos hablando porque eso influye bastante. Pero eso ayudar
también a los padres a entender mas a sus hijos porque pasaron por cosas que un
niño no debió haber pasado y ayuda con la comunicación y la confianza en la
relación padre/madre e hijo.
25. ¿Es posible combatir el pasado de una infancia tormentosa, para
crecer como un mejor adulto?
Los problemas que vivimos en la infancia pueden influir en nuestra calidad de vida
cuando seamos adultos. Cuando nuestros aprendizajes en la infancia son
experiencias dolorosas, se va conformando una parte de nuestra personalidad con
creencias negativas hacia nosotros mismos que van a influenciar en nuestro día a
día cuando seamos adultos y en muchas ocasiones van a ser la causa de no poder
avanzar en la vida de una forma sana y adecuada.
Debes tener en cuenta que cada caso es único, y por ello, si realmente sufres por
tu pasado, lo mejor es buscar el trato personalizado que los psicólogos te pueden
dar en su consulta. Sin embargo, a corto plazo puedes utilizar estas herramientas
que te ofrecemos a continuación.
1. Infórmate sobre los efectos del trauma psicológico
Esto es importante, ya que en la mayoría de los casos se da una concepción del
trauma excesivamente determinista y escorada hacia el pesimismo. Es cierto que
los traumas pueden contribuir a que de adultos tengamos varios problemas de
gestión emocional y de regulación de la atención, pero eso no significa que las
personas que han tenido una infancia difícil desarrollen sistemáticamente TEPT, ni
que este tipo de experiencias tenga que dejarnos marcados necesariamente.
De hecho, incluso en casos de grave violencia y de abusos en la infancia, hay
muchas personas que maduran hasta llegar a la etapa de la adultez sin problemas
mentales significativos y sin una inteligencia más baja de lo esperable.
¿Qué significa esto? Que en muchos casos, las personas con un pasado
complicado se enfrentan a estados de malestar generados por unas expectativas
de vida pesimistas y basadas en un problema que no está ahí. Es por eso que a la
hora de superar una infancia difícil es necesario tener claro que la totalidad o
buena parte de ese sentimiento de malestar puede surgir de una ficción.
2. Cambia de círculos sociales
En la medida de lo posible, hay que procurar alejarse de las personas que en el
pasado nos hicieron sentir mal y que en el presente no tienen ninguna intención de
ayudarnos. De este modo, las situaciones que nos recuerden a los eventos
traumáticos aparecerán con menor frecuencia.
3. Lleva una vida social activa
Romper el aislamiento es una buena manera de romper con la rumiación, es decir,
la propensión a ceder ante los pensamientos recurrentes que se terminan
convirtiendo en obsesiones.
Lo bueno de tener una vida social activa es que contribuye a vivir el presente y
alejarse de esos recuerdos que vuelven una y otra vez. Construir vida en el aquí y
el ahora es una buena solución para evitar que la mente rellene ese hueco con
elementos pertenecientes a los tiempos pasados.
Por otro lado, después de pasar una temporada en compañía de amistades y de
seres queridos, no es necesario autoimponerse esta estrategia. Y es que los
recuerdos generadores de malestar, por muy intensos que sean en un principio,
pueden perder vigor a gran velocidad si nos acostumbramos a no invocarlos con
frecuencia durante varios meses seguidos.
4. Cuídate
Muchas veces, el paso por situaciones ultrajantes hace que de manera automática
fijemos nuestra idea del Yo a todo el malestar y la vulnerabilidad sufrida en el
pasado. Esto puede hacer que actuemos como si no importásemos en absoluto, es
decir, nos tratamos del mismo modo en el que nos trató la vida. Si esas situaciones
complicadas aparecieron durante la infancia, además, hay posibilidades de que no
hayamos conocido otra versión de nosotros mismos que no sea la del rol de
víctima.
Para romper este círculo vicioso es necesario obligarnos a tomar en serio nuestro
propio bienestar. Esto implica comer bien, hacer ejercicio, llevar una buena higiene
personal y dormir bien, entre otras cosas. Dicho de otra forma, hay que dedicar
esfuerzos a demostrarnos a nosotros mismos el potencial que hay en uno mismo,
aunque en un principio no apetezca. De este modo, esas creencias ligadas a la
propia autoimagen irán cambiando hasta conseguir que la autoestima mejore
significativamente y, con ello, nuestras expectativas también lo hagan.
5.Busca ayuda profesional
Hay casos en los que, por mucho esfuerzo y empeño que se ponga en ello, se
avanza muy poco en la superación de los traumas y los problemas vividos en la
infancia.
Esto no se debe a que falte fuerza de voluntad, sino a algo mucho más simple: del
mismo modo en el que esas alteraciones mentales emergen de la influencia de
nuestro entorno, para salir de esa clase de atolladeros emocionales hace falta que
alguien nos ayude desde fuera. Y ese alguien debe ser un profesional de la salud
mental.
Bases legales
La investigación realizada toma como bases legales para llevarse a cabo los
consecuentes artículos parte de diferentes leyes para sustentarse y ubicarse en un
marco legal. Las leyes mencionadas son las siguientes:
Artículo 79 Los jóvenes y las jóvenes tienen el derecho y el deber de ser sujetos
activos del proceso de desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las
familias y la sociedad, creará oportunidades para estimular su tránsito productivo
hacia la vida adulta y, en particular, para la capacitación y el acceso al primer
empleo, de conformidad con la ley.
Artículo 4-A.
Principio de Corresponsabilidad
El Estado, las familias y la sociedad son corresponsables en la defensa y garantía
de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, por lo que asegurarán con
prioridad absoluta, su protección integral, para lo cual tomarán en cuenta su interés
superior, en las decisiones y acciones que les conciernan.
Artículo 6
Participación de la sociedad
La sociedad debe y tiene derecho de participar activamente para lograr la vigencia
plena y efectiva de los derechos y garantías de todos los niños, niñas y
adolescentes. El Estado debe crear formas para la participación directa y activa de
la sociedad en la definición, ejecución y control de las políticas de protección
dirigidas a los niños, niñas y adolescentes.
Artículo 8
Interés Superior del Niños, Niñas y Adolescentes
El Interés Superior del Niños, Niñas y Adolescentes es un principio de
interpretación y aplicación de esta Ley, el cual es de obligatorio cumplimiento en la
toma de todas las decisiones concernientes a los niños, niñas y adolescentes. Este
principio está dirigido a asegurar el desarrollo integral de los niños, niñas y
adolescentes, así como el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías.
Parágrafo Primero. Para determinar el interés superior de niños, niñas y
adolescentes en una
situación concreta se debe apreciar:
a) La opinión de los niños, niñas y adolescentes
b) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de los niños, niñas y
adolescentes y sus deberes.
c) La necesidad de equilibrio entre las exigencias del bien común y los derechos y
garantías del niño, niña o adolescente.
d) La necesidad de equilibrio entre los derechos de las personas y los derechos y
garantías del niño, niña o adolescente.
e) La condición específica de los niños, niñas y adolescentes como personas en
desarrollo.
Parágrafo Segundo. En aplicación del Interés Superior de Niños, Niñas y
Adolescentes, cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de los niños,
niñas y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros.
Artículo 10
Niños, niñas y adolescentes sujetos de derecho
Todos los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho; en consecuencia,
gozan de todos los derechos y garantías consagrados en favor de las personas en
el ordenamiento jurídico, especialmente aquellos consagrados en la Convención
sobre los Derechos del Niño.
Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida libre de violencia
Artículo 4-3 y 4
3. Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a servicios
sociales de atención, de emergencia, de protección, de apoyo y acogida y de
recuperación integral. En cada estado y municipio se crearán dichos
servicios, con cargo al presupuesto anual. La atención que presten dichos
servicios deberá ser: permanente, urgente, especializad y multidisciplinaria
profesionalmente y los mismos serán financiados por el Estado.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de
la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido,
la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a
igual protección social.
Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al
menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción
elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser
generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función
de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y
el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas
las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de
las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá
de darse a sus hijos.
Hipótesis
Si se aplican una serie de charlas a los alumnos de Media general del Instituto
Latino, entonces sus conocimientos acerca de los patrones de crianza mejorarán
efectivamente.