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LOS CIMBORRIOS

DEL DUERO

- Trabajo Fin de Grado -

Autor:
Alberto José Gundín Lorenzo

Tutor:
Enrique Rabasa Díaz

Madrid, Enero 2022

Universidad Politécnica de Madrid


Escuela Técnica Superior de Arquitectura
La originalidad consiste en volver al origen;
así pues, original es aquello que vuelve
a la simplicidad de las primeras soluciones.

Antonio Gaudí
Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

INDICE

I. Introducción

Tema y motivación

Objetivos

Estado de la cuestión

Metodología

II. Estudio histórico

Origen del cimborrio en la arquitectura prerrománica

La evolución peninsular del cimborrio

Antecedentes y consecuentes

III. Forma y construcción

Cúpulas y tambores

Intradós. Nervios y gallones

Extradós. Escamas

Torrecillas

Pechinas

Huecos. Iluminación

IV. Conclusiones

V. Referencias

Anexo

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I. Introducción

El cimborrio (del latín ciborĭum) surgió en la arquitectura altomedieval como


solución de mejora que permitiría iluminar la zona central del templo, dando a
su vez, más relevancia al crucero, dotando de un nuevo escenario al culto en el
altar mayor, precisamente en el entorno donde se situaban los fieles y realizaban
buena parte de las celebraciones litúrgicas de la catedral.

Dicho elemento es una elevación en la intersección entre dos naves con cu-
biertas a una misma altura, sobre-elevando el tramo común a ambas. Hoy en día,
no hay una división clara entre el concepto de cimborrio y cúpula; por ejemplo,
el Monasterio del Escorial, se ha denominado tradicionalmente, y aún hoy, cim-
borrio a la cúpula, cuando realmente no lo es.

TEMA Y MOTIVACIÓN

El tema tratado en esta investigación me atrae desde siempre, ya que soy de


Zamora y, por suerte, es una de las ciudades con más patrimonio románico en
España. La catedral de Zamora en concreto, es una construcción muy particular,
dado que, durante el transcurso de la historia, ha sufrido varias modificaciones
que han hecho de dicho templo un conjunto de unión de diferentes épocas y es-
tilos muy bien homogeneizado.

Dentro de todo el conjunto constructivo, cabe destacar un elemento muy poco


común y de gran importancia, el cimborrio. Es algo que, tanto en el exterior,
como en el interior, causa fascinación por su singularidad, y, por tanto, es motivo
de observación y estudio.

Es bien sabido que no es el único de la zona; en una población muy cercana


a Zamora, en el municipio de Toro, aparece otro elemento constructivo de seme-
jantes características en la colegiata de Santa María la Mayor, y otro más en la
catedral de Salamanca. Antes de empezar el trabajo me preguntaba por el hilo
de unión que pudiera haber entre ellos.

La investigación se hará a través de este conjunto de cimborrios situados en


la cuenca del rio Duero, y sus afluentes, a su paso por Castilla y León. Para ello,
lo primero que se realizará es un estudio histórico, contextualizando el origen y
el desarrollo evolutivo, para poder ubicar nuestros casos de estudio. Conjunta-
mente se procederá a una investigación donde se desarrollará una comparación
de las formas, junto con un análisis constructivo de cada uno de ellos. Así se

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quiere llegar a unas conclusiones finales, donde se expongan las características


comunes que los relacionan y aquellas que los diferencian, así como una base
propia para juzgar las hipótesis existentes.

OBJETIVOS

La finalidad ha sido definir la relación de los cimborrios elegidos entre sí y


con otros casos. Eso implica la reunión de lo anteriormente escrito sobre el tema,
y la crítica de esos textos y de las representaciones que los acompañan.

Para hacer posible la crítica de los trabajos anteriores y las comparaciones


pertinentes, se han realizado levantamientos. Pero el estudio no se ha propuesto
como objetivo obtener un modelo 3D acabado, lo que sería especialmente difi-
cultoso en estos casos, sino una información tridimensional suficiente para hacer
posible la crítica productiva de la información ya existente a día de hoy.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

Se han buscado los textos e ilustraciones históricas, como las pertenecientes


al siglo XIX realizadas por Vicente Lampérez y Romea, y recopiladas en su libro
Historia de la Arquitectura Cristiana Española (1930), quien fue arquitecto,
miembro de la Real Academia de la Historia de España y director de la Escuela
de Arquitectura de Madrid, y los dibujos realizados por José María Avrial y
Flores, pintor y escenógrafo español perteneciente a la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando. Más tarde Luis Menéndez-Pidal, arquitecto restaurador,
sobrino del filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal, realizará dibujos a
mediados del siglo XX. La última representación existente, será la llevada a cabo
por Valentín Berriochoa Sánchez-Moreno en 1985-1986, doctor arquitecto y
antiguo profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Para conseguir dicha
información, nos pusimos en contacto con él a través del correo electrónico, y
nos facilitó los planos del estudio de su tesis. Llama la atención que de los cimbo-
rrios de la catedral de Salamanca y de Zamora, se disponga de cierta información
gráfica y, sin embargo, no ocurra así con el cimborrio de Toro.

A día de hoy, casi no se ha realizado ninguna documentación centrada sobre


el detalle y estudio constructivo de los cimborrios, solamente el arquitecto y es-
critor Leopoldo Torres Balbás, a principios del siglo XIX, da algunos comenta-
rios en su libro Sobre monumentos y otros escritos (1922).

En cuanto al origen y evolución, existen diferentes hipótesis y controversias


entre arquitectos e historiadores. Camille Enlart o Josep Puig i Cadafalch, dicen

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que su origen está en el Sur de Francia, región del antiguo Ducado de Aquitania.
No obstante, Vicente Lampérez y Romea o Manuel Gómez-Moreno, manifiestan
que la inspiración no se produce de origen francés, sino con un origen bizantino
(Torres Balbás 1922). Poco después, otras hipótesis menos apoyadas dicen que
su origen está en la influencia de la arquitectura musulmana (Carrero Santamaría
2015). Por último, la teoría más reciente, compatible a su vez con las citadas
anteriormente ya que el origen del cimborrio santiagués puede ser bizantino,
aquitano, etc. es la realizada por Miguel Sobrino González, indicando que los
cimborrios castellanos estarían intentando imitar el aspecto del primer cimborrio
de la catedral románica de Santiago de Compostela (Sobrino 2005).

A finales del siglo XIX, principios del XX, se muestra mucho interés por parte
de arquitectos e historiadores a los cimborrios del Duero, ya que en esa época
había una necesidad y una gran preocupación por certificar el origen netamente
español de muchos de los elementos que componían la arquitectura de la penín-
sula, pero a posteriori se va perdiendo esa motivación de búsqueda y solo hay
estudios puntuales, como el libro realizado por Javier Ibáñez y Begoña Alonso,
El cimborrio en la arquitectura hispánica medieval y moderna (2021), donde se
desarrolla un estudio histórico de los cimborrios en la península ibérica (Ibáñez,
Alonso 2021), o diversas actas recogidas en los Congresos Nacionales de Histo-
ria de la Construcción.

METODOLOGÍA

El proceso de investigación se ha basado en dos partes diferenciadas a nivel


técnico, pero unidas a la vez por su carácter común.

La primera de ellas, es un estudio histórico y evolutivo de los cimborrios reali-


zado a través de la lectura y análisis de: libros, enciclopedias, actas de congresos,
publicaciones oficiales de revistas, informes, tesis doctorales, etc. para obtener
dicha información se han empleado diversas bases informáticas: Biblioteca Uni-
versitaria de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Archivo General de
la Administración en Alcalá de Henares (AGA), contacto directo con autores,
búsqueda online, etc.

La segunda parte es la más compleja a la hora de ejecutarse ya que se han


generado varias dificultades en su proceso. Para comenzar, se ha efectuado un
levantamiento fotogramétrico empleando el programa digital Metashape; con la
ayuda de un distanciómetro y una cámara fotográfica digital, se realizó presen-
cialmente en los tres edificios la toma de datos necesaria. Para conseguir la auto-

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rización necesaria se habían enviado escritos a las pertinentes diócesis, ya que


se requería asistir a lugares no permitidos normalmente, como, por ejemplo, la
subida a las cubiertas de los templos o fotos en lugares determinados. A la hora
de realizar dichas fotos se encontraron problemas añadidos a los previsibles, por
falta de visualización global de los cimborrios; para paliar estos inconvenientes,
en el caso de la parte exterior de la catedral de Salamanca, se recurrió a la utili-
zación de la información proveniente de Google Earth.

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II. Estudio histórico

ORIGEN DEL CIMBORRIO EN LA ARQUITECTURA PRERROMÁNICA

Son muchos los casos históricos en los que el tipo oscila entre la planta central
y la basilical o longitudinal. La relevancia del crucero supone un compromiso
entre ambas. A los aspectos simbólicos se han unido otras explicaciones. Como
suele suceder en la historia de la arquitectura y de la construcción, cuando se
perpetúa una forma es porque contiene diversas ventajas.

Según la hipótesis de Sobrino (2005), en los edificios de planta basilical las


cubiertas se resolvían con una o dos aguas a diferentes alturas, que desalojan el
agua a ambos lados. Posteriormente, cuando se impone la planta en cruz, la inter-
sección entre las naves longitudinales en el crucero, producen un problema claro,
las limahoyas (fig. 1).

Fig. 1. Esquema de soluciones de cubierta con planta en cruz (Sobrino 2005, 1020)

Las limahoyas reúnen toda el agua de la unión de dos faldones, por lo tanto,
si hay alguna obstrucción en los canales de desagüe, el agua será trasladada a un
lugar poco deseado, por ejemplo, a una esquina, donde surgirán posteriormente
las humedades (fig. 2) (Sobrino 2005, 1019).

Según esto, el cimborrio surgiría como solución para evitar las limahoyas, y
conseguir así, que los encuentros entre los dos faldones fuesen resueltos por
limatesas, mucho más fáciles de llevar a cabo y de mantener.

Fig. 2. Limahoya con humedad en


esquina (Sobrino 2005, 1019)

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LA EVOLUCIÓN PENINSULAR DEL CIMBORRIO

La arquitectura altomedieval cristiana peninsular empezó a experimentar con


la construcción de volúmenes prismáticos sobre la intersección de las naves lon-
gitudinales de las iglesias, que eran ventajosas desde un punto de vista técnico,
pues evitaban los encuentros cóncavos entre los faldones de la cubierta a una
misma altura, las limahoyas (Sobrino 2005). Incluso algunos de ellos se levan-
taron sin relación alguna con el interior del templo donde se construyeron (Ibá-
ñez, Alonso 2021, 15).

Estos cuerpos permitían en su interior soluciones simples, pero una vez que
se incorporan las trompas angulares para el vuelo sobre los rincones interiores,
empiezan a adoptar formas mucho más complejas con una solución diferente en
el interior y en el exterior. Formadas por un cerramiento la mayoría de las veces
abovedado, desarrollado en el interior de un prisma exterior de planta cuadrada,
con naturaleza envolvente. Los grandes costes de la construcción, así como las
abundantes dificultades técnicas que se debían salvar para levantar este tipo de
estructuras, cuando no eran realmente necesarias en los templos, harán que se
terminen transformando en “estructuras de prestigio” (Ibáñez, Alonso 2021, 15-
17).

En efecto, la gran renovación del cimborrio se empezará a producir en la ar-


quitectura románica posterior, gracias a la introducción de las trompas angulares
(fig. 3) definidas como una porción de bóveda semicónica seccionada, que sobre-
sale entre dos muros intersecados, y que permite la transición de dos estructuras
portantes de diferente trazado geométrico. Dichas trompas se apoyan en los arcos
torales con sus vértices por encima del nivel de las claves (fig. 4), siendo el con-
junto de los cuatro arcos, el sistema que soporta una cúpula. Esta mejora permi-
tirá el cambio de los trazados en planta cuadrada de la parte perteneciente al cru-
cero del templo, que empezarán a ochavarse en el interior. Ya que del octógono
al círculo hay poca diferencia, dicho ochovamiento del crucero permite poner
encima una bóveda semiesférica que tiene varios huecos abiertos en su base y
otro en la zona superior, un óculo. Esta solución se desarrolla en el interior de
un prisma de planta octogonal, que en algunas ocasiones sirve de base para ele-
var sobre él otros pisos de la misma forma, perforados por huecos de medio
punto para la entrada de luz al interior del edificio (Ibáñez, Alonso 2021, 27-28).

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Fig. 3. Trompa angular (Viollet-Le-Duc Fig. 4. Arco toral (Viollet-Le- Duc 1879, Tomo 4, 35)
1879, Tomo 9, 312)

Como nos dice Ibáñez Fernández (2021) entre los diversos cimborrios con esta
composición, destaca el de la catedral de San Pedro de Jaca (Huesca), realizado
a finales del siglo XI (fig. 5). Se trata de una estructura de carácter básico, con
forma circular, donde sus nervios se apoyan en los puntos medios del octógono,
y en cuya base solo hay una única apertura, de forma circular, para permitir la
entrada de luz. Posteriormente, dicha hueco de iluminación quedará tapado al
construirse en el siglo XVIII una nueva capilla mayor por encima del nivel de la
cubierta.

Fig. 5. Catedral de San Pedro de Jaca (Ibáñez, Alonso 2021, 30)

Los cimborrios de la iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos en Olmos de Ojeda


(fig. 6) y el monasterio de Santa María la Real en Mave (fig.7), ambas situadas
en la provincia de Palencia y levantadas a mediados del siglo XII, muestran un
proceso más desarrollado en una estructura doble, con una solución cupulada
contenida en un prisma de planta cuadrada. Sus bases tienen cuatro vanos de
iluminación, todos ellos de medio punto y abiertos en los dos ejes principales del
edificio (Ibáñez, Alonso 2021, 31).

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Fig. 6. Iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos Fig. 7. Monasterio de Santa María la Real de
(Ibáñez, Alonso 2021, 33) Mave (Ibáñez, Alonso 2021, 35)

El de la iglesia de San Pedro del castillo de Loarre (Huesca) (fig. 8), levanta-
do a finales del siglo XI, no es realmente un cimborrio ya que se eleva sobre los
arcos torales perimetrales. En este caso se muestra un pequeño cambio, debido
a que las trompas angulares no son continuas, son dobles, con un perfil interior
ochavado de planta cuadrada, que adopta esa misma forma al exterior. Sus apo-
yos tienen cuatro huecos de iluminación con forma circular, situados en el centro
de cada lado de la base. La mayor novedad se encuentra en la semiesfera situada
encima de algo parecido a unas pechinas clásicas, la cual, se levanta en el interior
de un prisma de planta octogonal (Ibáñez, Alonso 2021, 33).

Auténticos cimborrios, como el de la iglesia de Nuestra Sra. de la Anunciada


de Urueña (Valladolid) (fig. 9), levantado a finales del silgro XI, adquieren este
mismo modelo, con una construcción de grandes apoyos, en las que las trompas
angulares se alternan con los huecos de iluminación, mediante unas superficies
semejantes a un cono; sobre ella se sostiene una cupula que se desarrolla en el
interior de un prima de planta octogonal (Ibáñez, Alonso 2021, 33-35).

Fig. 8. Iglesia de San Pedro del Castillo de Fig. 9. Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada
Loarre (Ibáñez, Alonso 2021, 37) de Urueña (Ibáñez, Alonso 2021, 39)

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Los primeros cimborrios de planta octogonal, ochavados en el interior, con


planta cuadrada en el exterior surgen a través de esta evolución peninsular; no
obstante, se sigue el proceso de desarrollo de otras construcciones, como la igle-
sia de San Miguel de Almazán (Soria) (fig. 10), construida en el último tercio
del siglo XII. Es una estructura formada por dos soluciones diferentes, una octo-
gonal en el interior, y otra cuadrada en el exterior; que se terminará posterior-
mente en época barroca (fig. 11).

En el interior la bóveda está constituida por ocho nervios; de cada punto medio
de un lado del octógono salen dos de ellos que van en direcciones distintas, de
manera que se cruzan formando una estrella de ocho puntas. Entre ellos hay cas-
quetes que no tienen una forma definida, con huecos circulares, y en el centro de
la estrella hay una linterna (Ibáñez, Alonso 2021, 41-44). Evidentemente recuerda
a las bóvedas de arcos cruzados de la mezquita de Córdoba, estilo de la arquitec-
tura musulmana del siglo X.

Fig. 10. Iglesia de San Miguel de Almazán Fig. 11. Sección transversal (Ibáñez, Alonso 2021, 45)
(Ibáñez, Alonso 2021, 46)

ANTECEDENTES Y CONSECUENTES

La popularidad del camino de Santiago en Europa desde el siglo XI, favoreció


la expansión de estas cúpulas hacia la Península Ibérica, siguiendo la antigua Vía
Romana de la Plata. De los tres cimborrios del Duero, también denominados
cimborrios leoneses o castellanos, el más antiguo y precursor es el de la catedral
de Zamora, construido en la década central del siglo XII. Posteriores a él, son el
cimborrio de la catedral vieja de Salamanca construido a lo largo de los siglos
XII y XIII, y el cimborrio de la colegiata de Santa María la Mayor de Toro,
levantado en el último tercio del siglo XII. El cual, intenta imitar al cimborrio de
Salamanca, pero con algún empeoramiento en su arquitectura, por ejemplo, la
falta de algunos elementos estructurales como son los frontispicios o el uso de
diferentes materiales empleados en la composición, como el ladrillo en la cubier-

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ta. De forma tardía se unió a este conjunto, la cubierta de la sala capitular de la


catedral vieja de Plasencia, iniciada a finales del siglo XII, comienzos del XIII y
concluida en el siglo XIV.

Existen grandes controversias e hipótesis entre historiadores y arquitectos so-


bre la procedencia de dichas construcciones, por ejemplo, Camille Enlart o Josep
Puig i Cadafalch, afirman que la presencia de los cimborrios gallonados tiene su
origen en el sur de Francia, región del antiguo Ducado de Aquitania, ya que en
dicha zona pueden encontrarse iglesias con estructuras muy semejantes, al me-
nos desde el exterior: la iglesia de Saint-Étienne de la Cité de Périgeux (fig. 12),
la iglesia de Choer Saint-Front de Périgueux (fig. 13), la iglesia de San Honorato
de Arlès (fig. 14), la iglesia de Fénioux de Charente-Inférieure (fig. 15), el cam-
panario de la catedral de Notre Dame la Grande de Poitiers (fig. 16) y la abadía
de las Damas de Saintes (fig. 17).

Fig. 12. Saint-Étienne de Perigeux Fig. 13. Iglesia de Choer Fig. 14. Iglesia de San Hono-
(Verneilh-Puyraseau 1851, 339) Saint-Front (Verneilh- rato (Torres Balbás 1922, 116)
Puyraseau 1851, 327)

Fig. 15. Iglesia de Fénioux Fig. 16. Catedral de Notre Dame Fig. 17. Abadía de las Damas de
(Torres Balbás 1922, 117) la Grande. Saintes.
(https://m.arteguias.com) (https://www.france-voyage.com)

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Las torres centrales están rodeadas de cuatro torrecillas, con una división de
ordenes de ventanas entre columnas y las mismas imbricaciones en la cubierta,
también denominadas escamas. La mayoría de las cúpulas citadas anteriormente
tienen en la parte superior un cuerpo en forma de campanario, por ello, para en-
contrar cúpulas aparentes al exterior, trasdosadas de piedra, hay que irse al Peri-
gord, donde los arquitectos del Angoumois levantaron sobre pechinas tambores
abiertos por ventanas, decorados con arquerías que sostienen cúpulas esféricas,
por ejemplo, la catedral de Angoulême (fig. 18) y la iglesia de Saint-Amant-de-
Boixe (fig. 19), ambas ubicadas en Charente, distrito de Angoulême.

Fig. 18. Catedral de Angoulême Fig. 19. Saint- Amant-de-Boixe


(Torres Balbás 1922, 115) (Torres Balbás 1922, 116)

No obstante, arquitectos e historiadores como Vicente Lampérez y Romea o


Manuel Gómez-Moreno dicen que, la inspiración no se obtiene con un origen
francés, sino con un origen oriental durante el periodo del Imperio bizantino de
la segunda Edad de Oro: iglesia de los Santos Apóstoles en Salónica (fig. 20),
iglesia de Santa María dell'Ammiraglio, también llamada Martorana, en Palermo
(fig. 21) y la catedral de Amalfi (fig. 22).

Fig. 20. Iglesia de los Santos Fig. 21. Iglesia de Santa María Fig. 22. Catedral de Amalfi.
Apóstoles de Salónica. dell'Ammiraglio (Torres Balbás (https://rutacultural.com)
(https://www.pinterest.es) 1922, 115)

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La bóveda bizantina está construida con una sola hoja de ladrillos y piedras
porosas, con trasdosado al exterior y, sólo en algunas ocasiones, con elementos
cerámicos y relleno de tierra o yeso, por lo tanto, es mucho más ligera, flexible
y sirve también como aislante térmico. Dichas bóvedas en el arranque interior
de los gallones sobre el círculo determinado por las pechinas, introducían huecos
de iluminación ocupando las caras de este elemento, careciendo de tambor. Sirva
como ejemplo destacado, la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla (fig. 23)
que, a su vez, es una cúpula gallonada consecuencia de la resolución de una bó-
veda mediante nervios. Otros ejemplos semejantes serían: la iglesia de los Santos
Sergio y Baco (fig. 24), la cual, fue el modelo de inspiraron para la construcción
de Santa Sofía por lo que también es conocida con el nombre de “Pequeña Santa
Sofía”, la iglesia de Santa Irene (fig. 25) y la iglesia de San Salvador de Cora
(fig. 26), todas ellas ubicadas en Estambul.

Fig. 23. Sección longitudinal de Santa Sofía de Constantinopla Fig. 24. Iglesia de los Santos
(https://www.arquitecturapura.com) Sergio y Baco.
(https://www.pinterest.es)

Fig. 25. Sección longitudinal de la Iglesia de Santa Irene Fig. 26. Iglesia de San Salvador de
(http://composicion.aq.upm.es) Cora (Carrero Santamaría 2015, 26)

Más tarde, Hersey Carl y Elie Lambert incorporarán una procedencia y una
cultura más, dado que, a su entender, la influencia en la idea y articulación del
cimborrio de la catedral de Zamora, era de origen islámico, del tramo previo al
mihrab de la gran mezquita de Kairuán (figs. 27 y 28), con una cúpula avenerada

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sin nervios, carente de escamas y crestas exteriores, y con un doble registro cua-
drangular y octogonal de estrechas ventanas, mientras que la Catedral de Sala-
manca tenía una influencia más aquitana por su forma exterior en forma de flecha
(Carrero Santamaría 2015, 25).

Fig. 27. Mezquita de Kairuán (Carrero Santamaría Fig. 28. Interior de la cúpula de la Mezquita de
2015, 25) Kairuán (Carrero Santamaría 2015, 26)

Según la hipótesis más reciente de Sobrino González (2005), los cimborrios


estarían intentando imitar el aspecto del primer cimborrio de la catedral románica
de Santiago de Compostela (figs. 29 y 30), construido por el primer arzobispo
Diego Gelmírez durante el siglo XII, para proteger, señalar y destacar visual y
simbólicamente, la tumba del Apóstol Santiago.

Fig. 29. Dibujo de la cabecera de la catedral de Santiago Fig. 30. Crucero primitivo de la
de Compostela realizado por Vega y Verdugo (c. 1656-1657) catedral de Santiago de Compostela.
(https://sobredos.com) Interpretación de Miguel Sobrino de la
idea de Conant (Sobrino 2005, 1022)

Respecto a la configuración de nervios radiales con gallones, propio de las


cúpulas gallonadas, probablemente tuvieran precedentes, pero en cualquier caso
hubo otras posteriores, incluso en un caso tan alejado del románico y del mudéjar
como es Brunelleschi. A dicho arquitecto se le hace referencia la Capilla Pazzi
(figs. 31 y 32) y la Sacristía vieja de la Basílica de San Lorenzo (figs. 33 y 34),
ambas construidas a mediados del siglo XV en Florencia, Italia.
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Fig. 31. Sección de la Capilla Pazzi Fig. 32. Capilla Pazzi


(http://composicion.aq.upm.es) (https://es.wikipedia.org)

Fig. 33. Sección de la Sacristía vieja Fig. 34. Sacristía vieja de la Basílica de San Lorenzo
de la Basílica de San Lorenzo (https://es.wikipedia.org)
(http://composicion.aq.upm.es)

A este conjunto de cimborrios cabe mencionar, aunque se unió de manera


tardía, el cimborrio de la antigua sala capitular de Plasencia (figs. 35 y 36), situa-
do en la Catedral de Plasencia, Cáceres (fig. 37), también conocido como Torre
del Melón, el cual, concluye una de las páginas más brillantes del románico del
Duero. Lo que distingue al cimborrio placentino respecto de los cimborrios cas-
tellanos anteriores, es la acusada inclinación del remate exterior de la cubierta,
la planta octogonal del tambor y la composición del friso de ventanas, donde los
ejes principales no coinciden con los vanos, sino con los apoyos. Por desgracia,
es un elemento que con el paso del tiempo ha sufrido diversas reconstrucciones
y rehabilitaciones, por lo cual, se ven alteradas algunas de sus partes como por
ejemplo las discontinuidades que muestran las escamas de la flecha o la diferen-
cia visible que aparece en la esquina sureste, a la que se le adosa una estancia
triangular, identificando varias épocas constructivas, siendo la parte baja del mu-
ro reformada, o incluso rehecha en la época moderna, y la parte superior, de épo-
ca medieval. Algo poco común en la construcción de los cimborrios castellanos,

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lo cual hace diferenciarse del resto, es el zuncho de hierro que recorre el tambor
embutido a la altura del arranque de los arcos interiores (Sobrino 2018). Esta so-
lución técnica, no corresponde al siglo XIII, pero otras construcciones poste-
riores del siglo XVI, como por ejemplo la cúpula de San Pedro en el Vaticano
de Roma (fig. 38), tiene tres zunchos de hierro mediante barras enlazadas por
cuñas o pestillos, que se colocaron durante el proceso constructivo. Según la
hipótesis de Gema López, pudieron tener una función de ayudar a la fábrica en
la retracción del mortero. Estaban colocados, uno en la linterna, y los otros dos
en la zona de arranque de la cúpula, situación parecida a la de la capilla de Pla-
sencia. Su función estructural es dudosa y no aporta grandes ayudas (figs. 39 y
40) (Manzanares López 1998, 287).

Fig. 38. Cúpula de San Pedro, Roma Fig. 39. Estabilidad. Según el Parere,
(Manzanares López 1998, 286) 1743 (Manzanares López 1998, 291)

Fig. 40. Pesos y empujes resistidos por los zunchos. Según el Parere,
1743 (Manzanares López 1998, 290)

Según la hipótesis de Miguel Sobrino, el cimborrio que hoy cubre la sala capi-
tular, podría haber estado colocado sobre el crucero de la catedral vieja debida a
la idéntica relación en anchura de dicha sala capitular y de la nave central del
templo de 760 cm (25 pies) (fig. 41). El desmontaje y la recolocación de cons-
trucciones pétreas, entre los siglos XV y XVI, fueron muy frecuentes, por ello,
el movimiento tan brusco del cimborrio no sería nada imposible ni inusual (So-
brino 2018, 36-37).

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Fig. 35. Sección de la sala capitular Fig. 36. Planta de la sala capitular
de Plasencia (Lampérez 1930, 136) de Plasencia (Lampérez 1930, 137)

Fig. 37. Planta de la Catedral de Fig. 41. Planta hipotética de la catedral medieval de Plasencia
Plasencia (Lampérez 1930, 110) situando el cimborrio en el crucero. Autor: Javier Rodríguez
Callejo (Sobrino 2018, 39)

Según la hipótesis de Eduardo Carrero, la fuerza visual que ejercen los cim-
borrios del Duero terminó por hacerles llegar a la categoría de cita. Y así nos los
encontramos, representados en varias piezas escultóricas (Carrero Santamaría
2015, 28). El primero se esculpió en el relieve procedente de San Leonardo de
Zamora, hoy en The Cloisters Collection, del Metropolitan Museum de Nueva
York (fig. 42). Una escena apocalíptica cubierta por una moldura formada por
una hilera de tres cimborrios. Éstos tienen la cubrición de escamas, las crestas
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que separan los gajos, las torrecillas angulares, el tambor con sus ventanas abier-
tas y, en los laterales, incluso los frontispicios. Lógicamente, el conjunto forma
parte de un juego plástico a través de la reinterpretación del escultor, pero no hay
duda de que se inspiró en las imágenes de las catedrales y sus cimborrios. La se-
gunda pieza son los restos de un posible tímpano que pertenece a las obras tardo-
románicas de la catedral de León y hoy se exhibe en el Museo Catedralicio y
Diocesano (fig. 43). La obra escultórica es uno de los cimborrios del Duero: tam-
bor, torrecillas angulares, frontispicios y una cubierta cónica de escamas con
crestas que recuerda a la Torre del Gallo (Carrero Santamaría 2015, 28-29).

Fig. 42. San Leonardo de Zamora. The Fig. 43. Catedral de León. Restos escultó-
Cloisters, Metropolitan Museum of Art, ricos. Museo Catedralicio y Diocesano
Nueva York (Carrero Santamaría 2015, 29) (Carrero Santamaría 2015, 29)

Dicho cimborrio salmantino, también está referenciado en la portada abierta


de la fachada occidental de la catedral de Ciudad Rodrigo, denominada el Pórtico
de la Gloria (figs. 44 y 45), formando un gran registro de cimborrios, que cierra
la línea de capiteles de las jambas (Carrero Santamaría 2015, 29-30).

El cuarto y último elemento hace referencia a una pieza situada en la puerta


de Santa Ana, la fachada occidental de la Catedral de Notre-Dame de París (fig.
46). Está compuesta de una mezcla de elementos escultóricos copiados por los
talleres del arquitecto y arqueólogo francés Eugène Viollet-le-Duc, hallándose
los restos originales en el Musée National du Moyen Age, en París. Se trata de
una copia de los cimborrios formado por un tambor articulado por ventanas, a su
vez rodeado por cuatro torrecillas angulares con sus tambores divididos en un
orden de arcos sobre columnas y todo ello cubierto por una bóveda de plementos

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

ahusados y trasdosados al exterior (Carrero Santamaría 2015, 30-31).

Fig. 44. Catedral de Ciudad Rodrigo. Pórtico de la Gloria. Fig. 45. Detalle de la fachada
(https://www.romanicodigital.com/) (Ibáñez, Alonso 2021, 57)

Fig. 46. Notre-Dame de París. Restos de


la portada sur de la fachada occidental.
Musée National du Moyen Âge
(Carrero Santamaría 2015, 31)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

III. Forma y construcción

CÚPULAS Y TAMBORES

El conjunto de los denominados Cimborrios del Duero (fig. 47) muestra una
serie de semejanzas y diferencias de carácter individualizado entre ellos, que a
su vez los hacen singulares respecto a los cimborrios anteriores.

Fig. 47. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata Santa María la Mayor de Toro
(Imagen del autor 15.10.21)

La principal característica común entre los tres elementos, es la composición


de una cúpula gallonada, semiesférica en Zamora y Toro, pero con forma de arco
apuntado en Salamanca; dividida con una estructura de ocho arcos que se entre-
cruzan en la clave, y dieciséis nervios que dan ligereza y solidez, a la vez que
embellecen con su claroscuro. Toda ella apoyada sobre arcos torales y pechinas,
de planta octogonal ochavada en el interior, pero con planta cuadrada en el exte-
rior. Esta construcción sirve de base para un tambor cilíndrico dividido en dieci-
seis ventanas guarnecidas con arcos sobre columnas, que en el interior apean la
cornisa, y a su vez, reciben por dentro y por fuera el mismo orden. El cimborrio
de Zamora (fig. 48), está constituido por un solo vano que se trasdosa al exterior
en una complexión maciza, dando una singular visión de gajos cubiertos de esca-
mas, mientras que los cimborrios de Salamanca (fig. 49) y Toro tienen dos vanos
de altura sin trasdosarse. En el exterior todos ellos tienen sobre los ángulos de
esquina, cuatro torrecillas coronadas cada una de ellas con una cubierta adosada
a la principal, con sus respectivos tambores perforados por arcos, con o sin co-

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

lumnas, y adheridos al tambor principal, contrarrestan los empujes que el mismo


recibe y producen estabilidad, mediante su peso a las pilas torales. A la altura de
la cúpula, en medio de cada frente exterior, aparece un frontispicio, conocido en
el románico francés como lucarne, que no solo armoniza estéticamente, sino que
ejerce una carga estructural en el tambor. Dicho elemento constructivo solamen-
te está presente en el cimborrio de la Catedral de Zamora y en el de la catedral
vieja de Salamanca. Dichos templos, presentan a su vez en el exterior una carac-
terística decoración de escamas en sentido descendente, con una separación entre
ellas de crestas elevadas, coincidentes con los nervios interiores de la cúpula
gallonada. El cimborrio de la colegiata de Toro no posee dicha decoración en su
cubierta al estar compuesta por teja plana de ladrillo.

Fig. 48. Alzado y sección del cimborrio de la catedral de Zamora, según Luis Menéndez Pidal,
en su libro “Restauración del cimborrio y de las cubiertas pétreas en la catedral de Zamora”
(Ibáñez, Alonso 2021, 50)

Fig. 49. Alzado y sección del cimborrio de la catedral vieja de Salamanca, Fundación Santa
María la Real / G. Lalanda (Ibáñez, Alonso 2021, 52)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

INTRADÓS. NERVIOS Y GALLONES

Un nervio es un elemento constructivo formado por un segmento de arco cón-


cavo saliente en el intradós de una bóveda o cúpula. Además de ejercer una fun-
ción en el proceso constructivo, es un elemento estructural lineal que sirve para
transmitir las cargas a través de él, concentrando los empujes en lugares puntua-
les del asiento y permitiendo el apoyo sobre columnas en lugar del propio muro.
Una técnica constructiva similar, era la utilizada por los árabes en sus estructu-
ras, denominada bóveda de nervios cruzados. Estaba formada por ocho nervios
no radiales que se entrecruzan con forma de estrella y descansan sobre diferentes
bases que, al no acabar las claves de estos arcos en el centro de la bóveda, deja-
ban en ella un hueco poligonal que permitía la inclusión de un óculo u otra bó-
veda de menor tamaño. El ejemplo documentado más antiguo de la arquitectura
musulmana es el de la Capilla de Villaviciosa en la Mezquita de Córdoba (fig.
50), llevada a cabo por Abderramán II hacia el 960.

Fig. 50. Capilla de Villaviciosa. Mezquita de Córdoba.


(https://www.diocesisdecordoba.com)

Un gallón es un elemento ornamental de forma curva, y la yuxtaposición de


dichos cuerpos forma lo que se denomina cúpula gallonada. Los espacios que se
originan entre los nervios constituyen estos gajos o plementos, una especie de
losa curva de piedra que tienen una función secundaria de relleno y cerramiento.

Los tres cimborrios tienen el mismo número de nervios y gallones, en compo-


sición radial y entrecruzados en una clave tallada en piedra, diferente en cada
uno de ellos, siendo la de Zamora una forma floral compleja bañada en color
ocre, la de Salamanca una forma floral simple sin ningún color adicional y la de
Toro una forma circular sencilla sin decoración ni color. A la hora de determinar
el número de hojas que definen dichas cúpulas, nos encontramos con dos grupos
diferenciados, el primero formado solamente por la catedral zamorana, com-

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

puesto por un único casco trasdosado desde el intradós al extradós, sin ningún
tipo de relleno, es decir, la misma piedra, y un segundo grupo formado por los
cimborrios de la catedral vieja salmantina y la colegiata toresana con dos cascos,
diferenciando el intradós y el extradós con relleno entre medias, de piedra y mor-
tero de cal para el primero, y madera y ladrillo para el segundo.

A través del levantamiento fotogramétrico, y una vez superpuestas todas las


secciones por los nervios de cada uno de los cimborrios (figs. 51, 52 y 53), se
observa que no todos ellos tienen forma semicircular, dado que el cimborrio de
Salamanca tiene una sección en forma de arco apuntado. Del mismo modo, nin-
guno de sus nervios está separado a una misma distancia, dado que, en Salaman-
ca y Toro los coincidentes con las torrecillas muestran la separación mayor con
un ángulo de 24º en ambas, y de los restantes, el menor es de 21º; en Toro dicho
ángulo, corresponde al del nervio izquierdo de la torrecilla. En Zamora, la distan-
cia entre sus nervios oscila entre 24º y 22º, sin ningún orden establecido en su
composición (fig. 54).

ZAMORA SALAMANCA TORO

8 nervios / 8 nervios / 8 nervios /


Nº DE NERVIOS
16 gallones 16 gallones 16 gallones
Y GALLONES
trasdosados trasdosados trasdosados

distancia
DISTANCIA diferente distancia diferente distancia
aproximada entre
ENTRE NERVIOS entre sus nervios entre sus nervios
todos sus nervios

SECCIÓN DE
semicircular arco apuntado semicircular
LA BÓVEDA

COMPOSICIÓN
SI SI SI
RADIAL

SI NO SI
CLAVE
forma floral forma floral forma circular
CENTRAL
compleja simple sin decoración

1 casco 2 cascos 2 cascos


HOJAS DE LAS
trasdosado al rellenos de piedra rellenos de madera
BÓVEDAS
exterior sin relleno y mortero de cal y ladrillo

Tabla 1. Cuadro resumen de los nervios y gallones. Intradós.

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Fig. 51. Catedral de Zamora (Imagen y levantamiento del autor 04.01.22)

Fig. 52. Catedral Vieja de Salamanca (Imagen y levantamiento del autor 04.01.22)

Fig. 53. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Imagen y levantamiento del autor 04.01.22)

Fig. 54. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro.
Comprobación en AutoCAD de nervios, gallones y clave central (Imagen del autor 05.01.22)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

EXTRADÓS. ESCAMAS

Las escamas que aquí encontramos son elementos de revestimiento de los


paramentos externos que pueden tener diferentes formas a la hora de ser talladas,
y que al estar de forma contrapeada favorecen el desagüe de las aguas de lluvia.
Tanto la cúpula central de los cimborrios, como las cuatro torrecillas adosadas
en las esquinas, poseen las mismas imbricaciones, coronadas por una bola de
piedra maciza en Zamora, una veleta de bronce en forma de gallo en Salamanca
(fig. 55), dando su nombre característico a dicho cimborrio, y una cruz de hierro
en Toro. Cabe mencionar la relación que tienen con las imbricaciones en las
cubiertas de los templos del sur de Francia, región del antiguo Ducado de Aqui-
tania, por ejemplo, el campanario de la iglesia de Fénioux en Charente-Inférieure
(fig. 56), con una colocación entre las hiladas de forma contrapeada y una orien-
tación en sentido descendente.

Fig. 55. Veleta de bronce en forma de gallo. Fig. 56. Campanario de la iglesia
Catedral Vieja de Salamanca. Dibujo: José de Fénioux. Charente-Inférieure
Yárnoz (Arqνitectνra Nº 36 1922, 136) (Torres Balbás 1922, 117)

En la catedral zamorana dichas escamas son semicirculares y en la salmantina


semióvalos, por el contrario, la toresana no posee ningún tipo de escama al tener
una cubierta de tejas planas de ladrillo. Según su naturaleza se diferencian dos
tipos: las talladas junto con la dovela antes de colocarse en la cúpula, como ocu-
rre en la catedral de Zamora, y las talladas posteriormente una vez colocadas en
la cúpula, hecho realizado en la catedral vieja de Salamanca (Torres Balbás
1922). Dicho origen del nombre viene denominado por su forma y aspecto, re-
cordando el escamado natural de un pez.

En su disposición exterior se utiliza una separación elevada en las aristas de-


nominada crestas, con forma de arquillos y coincidentes con los gallones interio-

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

res en la de Zamora, con forma de hojas encorvadas y botones en la de Salaman-


ca, sin embargo, en Toro no hay ninguna división ya que su cubierta es de teja
(figs. 57 y 58). Se observa que las escamas no siempre se corresponden a la
división de dovelas, ya que algunas de ellas están separadas por un junta.

Fig. 57. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro.
Líneas de los crochets (Imagen del autor 08.12.21)

Fig. 58. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro.
Detalle de las juntas de las escamas (Imagen del autor 02.01.22)

ZAMORA SALAMANCA TORO

TIPO DE tejas planas


semicirculares semióvalo
ESCAMA de ladrillo

crestas de hojas
TIPO DE crestas con
encorvadas y X
SEPARACIÓN arquillos
botones

tallada junto tallada posterior


NATURALEZA X
con la dovela a la dovela

cubierta de
TRASDOSADO pétreo flecha poligonal
carpintería

veleta con forma


CORONACIÓN bola de piedra cruz de hierro
de gallo de bronce

Tabla 2. Cuadro resumen de las escamas. Extradós.

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

TORRECILLAS

Las torrecillas de estos cimborrios probablemente sirven de contrarresto a los


empujes de la cúpula, que por su propio peso cargan sobre las pechinas y dan
una mayor firmeza a los pilares del crucero. Además de su función estructural,
tienen un papel importante en la decoración y forma exterior, estando adosadas
en los ángulos de esquina del tambor de la cúpula. Como punto negativo es con-
siderable indicar el aminoro que ejercen a la iluminación interior de la cúpula,
ya que, por su situación semejante con algunas de las ventanas situadas en el
tambor, anulan parcialmente la entrada de luz correspondiente a dichos huecos,
oponiéndose a una de las funciones principales de los cimborrios.

Los tres cimborrios poseen el mismo número de torrecillas (fig. 59) sin ningu-
na escalera interior, aunque no todos tienen el mismo número de vanos de altura,
la de Zamora compuesta por un solo vano y la de Salamanca y Toro dos, siendo
semejantes al tambor principal del cimborrio. Dichos elementos a su vez están
cubiertos por unas cúpulas exentas a la principal, con sus respectivos tambores
perforados por arcos, con o sin columnas.

En medio de cada uno de los cuatro frentes exteriores de los cimborrios de


Zamora y Salamanca, aparecen unos frontispicios con un orden de arcos sobre
parejas de columnas en la parte inferior, y rematados por un prisma triangular,
que no solo armonizan estéticamente la composición, sino que probablemente
además ejerzan una carga estructural en el tambor.

Fig. 59. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata de Santa María la
Mayor de Toro (Imagen del autor 08.12.21)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

ZAMORA SALAMANCA TORO

Nº DE 4 torrecillas 4 torrecillas 4 torrecillas


TORRECILLAS 1 nivel 2 niveles 2 niveles

casco gallonado casco esférico


casco gallonado
CORONACIÓN chapitel murete alzado
chapitel cónico
semiesférico sin cúpula

arcos sobre parejas arcos sin ordenes arcos sin ordenes


TAMBOR de columnas sin solo decoración sin solo decoración sin
escalera interior escalera interior escalera interior

Tabla 3. Cuadro resumen de las torrecillas.

PECHINAS

Una pechina es un elemento estructural y constructivo formado por los frag-


mentos de la esfera que definen los arcos perimetrales, y que se utiliza como
superficie de transición entre una planta cuadrada definida por las embocaduras
de la intersección de las naves, y una planta circular de la imposta de la cúpula,
el tambor (López Mozo et al. 2013, 555). Según la hipótesis de Ana López Mozo,
los arcos perimetrales pueden seguir cualquier directriz, ya sea de medio punto,
escarzana o apuntada, y la sección diagonal puede ser recta o curva, permitiendo
situar a diferentes alturas la base de la cúpula, con su respectiva imposta que se
resuelve en la última hilada, teniendo el resto una irregularidad entre sus alturas
(López Mozo et al. 2013, 563). Dichas secciones diagonales son decisivas para
la configuración de los lechos, diferenciando primero los lechos troncocónicos
inclinados, característicos de las pechinas clásicas renacentistas en una bóveda
semiesférica, formando hiladas horizontales paralelas, cuyo vértice se encuentra
en el centro. Y segundo, las pechinas compuestas por lechos planos, formando
hiladas curvas no horizontales, sino inclinadas. Este tipo de lechos se asemejan
a un arco que cada vez se va haciendo más ancho.

Las pechinas sobre las que se elevan las tres linternas (figs. 60, 61 y 62), no
forman exactamente triángulos esféricos. Al construirlas debieron de colocarse
los sillares tan sólo escuadrados, labrando la superficie una vez colocados, por
ello se explica su relativa continuidad superficial (Torres Balbás 1922, 100). Di-
chas pechinas en Salamanca y Zamora están situadas sobre los arcos torales
mientras que en Toro se encuentran enrasadas a distinto nivel de los arcos. La
superficie no es esférica en ningún caso, pero la sección se parece más a la de
una esfera en Toro. Las líneas de junta están sobre planos más o menos perpendi-

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

culares a esa sección en Zamora y Salamanca, pero son horizontales en Toro.


Puede suponerse una semejanza con otras probablemente formadas por lechos
planos (López Mozo et al. 2013) en las dos primeras, y con las comunes en Toro.

Fig. 60. Catedral de Zamora (Imagen y levantamiento del autor 02.01.22)

Fig. 61. Catedral Vieja de Salamanca (Imagen y levantamiento del autor 02.01.22)

Fig. 62. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Imagen y levantamiento del autor 02.01.22)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

ZAMORA SALAMANCA TORO

pechinas enrasadas
TIPO DE APOYO pechinas enrasadas pechinas enrasadas
a distinto nivel de los
EN LOS ARCOS sobre arcos torales sobre arcos torales
arcos torales

JUNTAS inclinadas inclinadas horizontales

POSIBLES
planos planos troncocónicos
LECHOS

Tabla 4. Cuadro resumen de las pechinas.

HUECOS. ILUMINACIÓN

El cimborrio en su definición tanto estructural, como estética y funcional,


cabe destacar la importancia que tienen las ventanas y su disposición a la hora
de dar luz y ventilación en la zona donde se encuentran, por ello, la composición
de los huecos de iluminación en los vanos del tambor determina parte de la es-
tructura.

El cimborrio de la catedral de Zamora, el más antiguo y precursor de los tres,


solo tiene un vano de iluminación con dieciséis aberturas, mientras que el de la
catedral Vieja de Salamanca y el de la colegiata de Toro, tienen dos vanos de
iluminación con dieciséis aberturas por vano, es decir, un total de treinta y dos
(fig. 63). Además de verse influenciado el total de huecos de iluminación por el
número de alturas de los vanos, una consecuencia directamente negativa, citada
anteriormente, es que las torrecillas obstruyen la iluminación de cuatro de las
ventanas.

Fig. 63. Catedral de Zamora. Catedral Vieja de Salamanca. Colegiata de Santa María la Mayor de Toro
(Imagen del autor 08.12.21)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Aunque se desconoce el origen y finalidad, cabe mencionar una observación


peculiar realizada en la catedral salamantina, ya que, en el primer vano del tam-
bor, aparecen cuatro ventanales ciegos, tapidos por piedra.

ZAMORA SALAMANCA TORO

16 ventanas 32 ventanas 32 ventanas


4 anuladas por 8 anuladas por 8 anuladas por
Nº DE
las torrecillas las torrecillas las torrecillas
VENTANAS
4 ciegas (tapidas)
TOTAL = 12 TOTAL = 20 TOTAL = 24

1 altura 2 alturas 2 alturas


Nº DE ALTURAS
16 ventanas 16 ventanas 16 ventanas
DE VANO
por vano por vano por vano

TIPO DE arquivoltas arquivoltas de arquivoltas de


ARCO apuntadas medio punto medio punto

TIPO DE capiteles corintios capiteles corintios capiteles corintios


COLUMNA simplificados estilizados simplificados

TIPO DE lisas de doble rasgadas de arco lisas de doble


VENTANA arco apuntado de medio punto arco apuntado

Tabla 5. Cuadro resumen de los huecos e iluminación.

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IV. Conclusiones

([LVWHQ GLIHUHQWHV YHUVLRQHV TXH PXHVWUDQ OD UHSUHVHQWDFLyQ JUiILFD GH ORV
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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Fig. 65. Sección longitudinal. Catedral Vieja de Salamanca (Berriochoa 1985-1986, 17)

Fig. 66. Sección transversal. Catedral Vieja de Salamanca (Fundación Santa Mª la Real, Salamanca, 258)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Fig. 67. Sección longitudinal. Catedral vieja de Salamanca (Fundación Santa Mª la Real, Salamanca, 258)

Otros autores como José María Avrial y Flores realizaron dibujos que mues-
tran elementos erróneos: las escamas en forma de flecha apuntada de Zamora y
la cubierta de las torrecillas semejante a un cono “deformado” de Salamanca. A
esto se suma las dimensiones mal realizadas entre algunas de las partes de ambos
cimborrios como la relación entre el tamaño de los frontispicios y torrecillas,
respecto a las ventanas del tambor, siendo estas mucho más pequeñas en la reali-
dad (figs. 68 y 69).

Estas indefiniciones gráficas contribuyen a poner el acento solo en la aparien-


cia superficial, no a la realidad de la forma. Si a esto se une una ausencia de aná-
lisis constructivo, es fácil suponer que se trata de un elemento repetido de manera
muy semejante.

Fig. 68. Catedral de Zamora (Avrial y Flores 1850, Lámina 6)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Fig. 69. Catedral vieja de Salamanca (Avrial y Flores 1850,


Lámina 56)

Los denominados Cimborrios del Duero, se relacionan entre si principalmente


por su cercanía en la ubicación territorial a lo largo del cauce del rio Duero (fig.
70), junto con la proximidad del periodo en el que se construyeron, comprendido
entre mediados del siglo XII y principios del XIII. En un primer momento, los
tres cimborrios pueden parecer composiciones similares por tener varios elemen-
tos característicos diferentes al resto. Por ejemplo, las cuatro grandes torrecillas
adheridas en las esquinas del tambor o los frontispicios situados en la mitad de
cada lado. Pero una vez estudiados en detalle, son muy diferentes entre sí.

Fig. 70. Mapa territorial de España. Ubicación de Zamora, Salamanca y Toro


(Imagen del autor 05.01.22)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Como visión general, citaré en orden cronológico los cimborrios mostrando


sus diferencias; tanto las que son evidentes, como las que necesitan de un análisis
más específico de cada de sus partes, para llegar a una hipótesis propia.

El cimborrio de la catedral de Zamora, el más antiguo y precursor de los tres,


tiene una bóveda semiesférica con un tambor de un solo vano de altura. Los hue-
cos de dicho tambor y los de las torrecillas, muestran un orden de arcos sobre
parejas de columnas. Posterior a él, es el cimborrio de la catedral vieja de Sala-
manca, que continua la misma idea de grandes torrecillas en las esquinas (fig.
71) como solución para contrarrestar los empujes que el propio tambor genera y
evitar que se abra. A su vez conservan los frontispicios en medio de cada lado
que también ejercen carga estructural sobre el tambor (fig. 72). Existen algunas
diferencias como la sección de la bóveda en forma de arco apuntado con un tam-
bor de dos vanos de altura, donde sus arcos no tienen ningún orden, solo deco-
ración. Por último, el cimborrio de la colegiata de Santa María la Mayor de Toro,
trata de seguir el modelo de los dos anteriores. Mantiene las cuatro torrecillas,
los dos vanos de altura en su tambor, con arcos sin ningún orden, solo decoración
como ocurre en la salmantina y se vuelve a la forma de la bóveda semiesférica
zamorana. Se observan diferencias en su arquitectura, como la ausencia de los
frontispicios, siendo estos, una de las innovaciones que presentaban los dos ante-
riores respecto al resto de los cimborrios. La cubierta es de teja en vez de piedra
con imbricación de escamas y las pechinas pasan a estar formadas por lechos
troncocónicos, en lugar de lechos planos como ocurre en las dos anteriores. Cabe
mencionar como punto común en los tres cimborrios, la gran altura de los tam-
bores respecto a la cúpula.

Fig. 71. Detalle en planta acotado de la sección por la torre- Fig. 72. Detalle de frontispicio y torre-
cilla. Catedral vieja de Salamanca (Arqνitectνra Nº 36 1922, cilla. Catedral de Zamora (Avrial y
134) Flores 1850, Lámina 5)

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Por lo tanto, se intuye que fueron diferentes autores, equipos o tradiciones los
que realizaron los diseños de los cimborrios del Duero, con un intento de copia
desde un punto de vista formal. Se muestran claras diferencias a la hora de su
definición, y por ello se deduce que tenían distintos conocimientos y procedi-
mientos constructivos.

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

V. Referencias

Arqνitectνra, Revista Nacional de Arquitectura Nº 36, Madrid: Órgano Oficial de


la Sociedad Central de Arquitectos, COAM, abril 1922. 128-176.

AVRIAL Y FLORES, José María, 1850. Zamora. Año de 1850: Cuaderno de vistas to-
madas del natural, Zamora: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

BERRIOCHOA SÁNCHEZ-MORENO, Valentín, 1987. La Catedral de Salamanca. Tesis


(Doctoral), E.T.S. Arquitectura (UPM).

CARRERO SANTAMARÍA, Eduardo, 2015. “Fuentes para el cimborrio de la Catedral


de Zamora. Tan lejos, tan cerca”, Studia Zamorensia, Nº. 14 Segunda etapa, Uni-
versitat Autónoma de Barcelona, UNED Zamora. 19-32.

Fundación Santa María la Real, Románico Digital, Enciclopedia Online


Zamora: https://romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/ZAMORA.pdf
Salamanca: https://romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/salamanca_SALAMANCA.pdf
Toro: https://romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/zamora_TORO.pdf

IBÁÑEZ FERNÁNDEZ, Javier y Begoña Alonso Ruiz, 2021. El cimborrio en la arqui-


tectura hispánica medieval y moderna, Madrid: Instituto Juan de Herrera. 27-62.

LAMPÉREZ Y ROMEA, Vicente, 1930. Historia de la Arquitectura Cristiana Españo-


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LÓPEZ MOZO, Ana, Miguel Ángel Alonso Rodríguez, José Calvo López y Enrique
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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Anexo

Catedral de Zamora.

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Catedral Vieja de Salamanca. Torre del Gallo.

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Los Cimborrios del Duero | Alberto José Gundín Lorenzo

Colegiata de Santa María la Mayor de Toro.

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